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Transcript of Por SANTlAGO MATALLANA VENTURA - mapa.gob.es · o diez horas de faena, nunca superior en la...

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MADRID NUMERO 19-56 H OCTUBRE 1956

M

PEQUENOS REGADIOSPor SANTlAGO MATALLANA VENTURA

In^enirro A^rbnomo.

llcl Institu[o Aacionnl de Colonización.

Fotos I. N. C.

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IMPLAHIACION DE PEQUENOS REGADIOS

Son bien conocidos los numerosos pequeños regadíos queen estos años se han implantado ; la emuladara pugna queunos ptteblos con otros y estos y aquellos labradores hanido estableciendo, movidos primero por inaplazables nece-sidades familiares y por razones de tipo económico mástarde.

De siempre, las clásicas labranzas castellanas, desde lasencilla labor del pegujalero, que casi. no dispone de fuerzaanimal ni de terreno, a la del agricultor acomodado, pasan-do por el labriego de vunta o par y medio, han orientadostts explotacirnies agrícolas hacia el secano^ total, con predo-minio absoluto del cereal sobre la leguminosa o los forrajes,dando lugar a un desequilibrio antieconómico y, como con-secuencia, a frecuentes fracasos. Las espigas siempre pu-dieron más que la hacienda, producte,ra magnífica de lanaso de carnes, donŭnaron a la viña e incluso a la huerta, cluetantos jornales absorbe y proporciona tarea en momentoscle paro obligado.

Nuestra guerra hizo enfocar el preblema de otra mane-ra. La patata o la alubia f ueron intervenidas, de jaron deser de libre adquisición, al mismo tiempo que la venta de laternera y el cordero era negocio por demás lucrativo y cluelos productos hortícolas alcanzaron valcres desconocidoshasta el momento actual, imponienclo todo esto una varia-ción en la conducta y haciendo surgir la necesidad de lahuerta.

Primero fué el antiguo pozo, medio seco, o cegado deltodo, que, limpio otra vez, volvió a proporcionar cantidadesmás o menos grandes de agua y, más tarde, otros que enlas cercanías se abrieron con éxito. Así, este o aquel parajese pobló de agujeros y el verde estival del regadío y de lahuerta fué cambiando el monótono y viejo panorama delsecano.

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El valor yve alcanzan actualmente los pruductos hortícolas trae consigo ]a

implantación de nuevos regadíos.

El desconocimiento del riego.

Este nue^-o camino también tuvo, y tienc, sus campos deabrojos y de espinas. No siempre se halló agua donde pa-recía iml^osible que no fuera abunclante y en lugares llenosde juncos y carrizos, que se tenían por indicio seguro, setroPezó con piedra dura, >nientras que en otros sitios, en quela gente dttdaba del éxito, se encontró abundante venero. Esdecir que, sobre estas ccsas que tan octtltas van, es difícildeterminar, y acertar sobre todo.

Pero los fracasos no paran acluí ; hay otro tipo de derro-ta que puede y debe preverse. En zonas de secano tradicio-nal no basta disponer de agua ; es preciso algo más : sabersi es apta para el riego y conocer hasta dónde se huede lle-gar. Muchos agricultores han pecaclo de un exceso de fan-tasía; abrieron sus pozos y encontraron agua pronto y singrancíes dificultades, echand^ las campanas a vuelo, pensan-do regar dos o tres hectáreas, sin previo aforo del caucíaldisponible y sin la experiencia de los momentos en que los

rnanantiales están bajos y más escasean las a^uas. ^in en-comendarse a Dios ni al diablo, labraron, nivelarou, traza-ron caceras, llegaron incluso a sembrar, para c^ue luego elagua alcanzara sólo a fertilizar una ^^edueña parte clel te-rreno ya preparado.

Se deduce de lo expuesto la g-ran utiliclad de aclarar biencuánta superficie es posible re^ar con un volumen determi-nado, de mcdo que la realidad vaya de acuerclo con los pro-vectos que nttestros a^ricultores conciban.

Dos modestos sistemas de elevación.

CIGUEI^'ALES ^" NORIAS.

El caso más sencillo y elemental es el clásico del produc-tor que dispone de un minítsculo huerto, de un simple agu-jero con agua casi a flor de tierra y, por tocío mecanisrru^elevador, cle un rítstico ci^iietial. En este caso, el esftterzc^suele ser desproporcionado a los resultados y, más de unavez, falta agua y otras muchas se calculan mal las propiasfuerzas, quedando sin riegc algunos rodales, donde la pa-tata, la alubia o la hortaliza se van agostando para perdersc^definitivamente. "Quien mucho abarca, poco aprieta", dicE^un refrán, y con escasa agua y elevación diaria, tras ochoo diez horas de faena, nunca superior en la práctica y encondiciones normales a ao ó 22.000 litros, es l^^oca la super-ficie que puede dcn^inarse bien. En Medina del Campo tu-vimos ocasión de observar un caso extraordinario, elevandc^con este artefacto, a más de seis metros, en ttna tarea so-brehumana y que prol>nrcionaba muy pobre resultados, apesar de tan insostenible esfuerzo. Queremos indicar ccnesto que ínlicamente cabe admitir tal procedimiento en casc^de extrema modestia, para alturas de uno a dos tnetro^como máximo y como escalón intermedio hasta que sea ^>n-sible adquirir la más sencilla y barata de las norias.

^1ás general, y por tanto de importancia mayor, son lasclásicas elevaciones con noria de cangilones, y por ello má^numerosas también las desilusiones, bien por juzgar edui-^-ocadamente las necesidades de los cultivos o la cantidad

cle agua dispc^nible, y con trecuencia debidc^ a una deficieiit^•^^lección del dispositivc^ elevador. Estcs nieca^iismos son n^tt^variados y diferentes, ya que en el cf^mer^^^if^ se encuentr^^n^lescíe la b^mha a nlan^^ v la nf^ria clc ii^ani^-e1a, cf^n 3.^ef^

La azada rs elemento d^ imprescintíible uso en muchas tareas típicas del regadío.

litrf>s hora de rendimientf^, a utra^ especiales, que lle^an,l^ara escasas alturas, a ^5.eoo litros hora. y todas se fabri-cau con abundancia de modelcs y tipos.

Fl cttadro que figttra a continuacióii nos da idea de ]c^^raudales íltiles elevables, teniendo en cuenta las hérdicla^<<uc reducen la rapaci.dad real de los can^il^nes, se^íin las^lifererites profundidacles a c^tie el a^ua se enctientra y par^i1u, modelos rn^i^ frectientec de tloria^ mrn^idas hor ttna sc^l,^^ aballería niavor.

C:^t^nt^i. ur: :^<,c:^ r-i.r.^ :^^^i.i^. cf^^ r^iui_^.

\^cura arrJevaciGu I,ih^us por LiU^os pur

- hora ^eKnndo^f etros

3 ^b.uoo -11.(^q h

i^ i ;.tx^u ^u, i^>.;o0 3^z it^.oot^ ,

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La escala anterior nos presenta, con claridad, algunosrendimientos corrientes y la consideramos más racional quela faeilitada en ocasi^^nes por alguna casa constructora, queno presta a la altura cíe elevación tocía la atención que me-rece, estableciencí^,^ rendimientos hcrarios qtte, a veces, noIlegan a ser alcanzados en la realidad.

Es aconsejable que el agriculter, al encargar el sistemade elevación a la fábrica o al taller, prescincía un poco delnúmero comercial, que no responde en todas las marcas aidénticos tipos, y envíe con su nota de pedido, como datosfttndamentales, la altura del agua en el pozo durante las

Una vieja caballería es suficiente, en ocasioives, para accionar la noria y elevar

el agua con que regar parcelas de escasa superficie.

meses de estiaje, en los casos que esto es posible, bicn pordisponerse ya de aquél o por e^istir otros tan próximos quepermitan asimilar su c^heriencia, indicando el caudal hora-rio o por segundo, deducidc apro^imadamente de los aforos.o de cálculos realizados al ag^rtar el 1^^>zo^ para su mejor e^-cavación, y detallan^lo tambien la clase y caliclad de ganadoqtte desea emPlcar para accionar la noria, las dimensiones delpozo y cuantos antecedentes ayttden a fcrmar claro juiciode las necesidades del caso. ^

-^-

Como detalle, hareinos constar ^lue, en general, la nu-nzeración y rendimientos de las norias fabricadas más co-iníinn^ente son las si^-uientes :

\úmero t.-lle 6.00o a 6.Soo litros horas, con cangilones de 4 litros.

Número 2.-D^e t2.ooo a t2.5oo litros horas, con cangilones de 6 litros.

N'úmero 3.-I)^e 2t.ooo a 22.000 litros hora, con caugilones de 8 litros.

Número 4.-D^e 28.00o a 30.000 litros hora, con cangilones de to litros.

Los datos anteriores se refieren a norias con alttu-as me-clias de elevación de cinco a seis metros, accienada la pri-inera por tu^ simple borriquillo y por una sola caballeríainayor las restantes, estando cíotadas todas ellas de una pa-lanca o varal de cuatro a cinco metros.

Según la noria que se utilice, variará la secci^^n íitil delpozo, pudienclo ccnsiclerarse como mínimas las climensionesc^ue a continuaci6n exponen^os :

Drtilr^sroNia nLL 1^ozo.

?^TOria del número t :

Largo ...,..... ._..... .. ._...... ......

Ancho . _ _.......

Noria dcl númcro 2:

Largo .._ .......... ..... .......................Aucho ..

Noria del númcro 3:

Largo .. . _., _........Ancho .

Noria del númetro .}:

L;trgo _Ancho _

i'3oñ ,o

i';o

0^85

i'^oo'^^o

2'40i'oo

La calidad del agua.

^ntes cle hasar adelante, debe rccorciarse también queno toclos los ^^oz^^s l>rc^lx^rcionan a^ua a^^ta hara regar ^^hacer constar que hen^os trol^ezad^^ en ocasiones con resul-

-^-

tados^ desalentadore^, consecuencia ^le la iuala calidad de tanfundaniental elemento.

Una temperatura eacesivanientc baja del a^ua, infei-i^^^ra io^O para Castilla y cn riegos de verano, requerir<< un s^^leamiento previo, especialnlentc cuando se trata de planta^de huerta, sietupre inás delicadas y exigentes.

La causa furldainerltal de esta clase de tracasos raclicaen la cantidad ^- clase de las sale^ que contieiie el agua ^•que son nocivas para los cultivcs, pudiendo calificarse demuy buenas ac^uéllas en ^lue existe nienos de o' ^ gran^o^por litr^^^; de aceptables, cuando^ oscilan de ^ a 1'5 gramo^s.y de inadmisibles si pasan de los dos grainos por litro. Enge^ieral se toleran mejor las de nattii-aleza caliza: son ir^^i^peli^ro^sas cuande apai-ecen cloruros o sttlfatos, y entera-mente rechazables si se eiicuentra carb^tiat^^ s^^dicc^, aunduese trate de caiitidací inuti^ reducida.

Un an^lisis previo, utilizando, i^or ejen^plo, los serviciosque prestan los I_aboratorios de las Jef.aturas A^ronómicasProvinciales, ^^eriiiitir^i cerciorarse en extremo taii impor-tailte y hrcceder con entera se^uridad ant^^ de^^ realizar ga^-tos 5- trabajos.

Cantidades de ,agua ,precisas.

Por otra l^arte, cada cultiv^^ tiene diferentes necesidade^éle agua ^-, sentad^^ esto, cs f<icil con^l^robar cínu^^ el terreno, la o^rientación ^nás o menc^s torraj^ra it hurtícola de laalternativa, la intensidad del re^adío, unid^^ a la hericia cl^^lre^-ad^^:r, al clima ^^, dentrc^ de éste, a la cuantía y clistribtición de las lluvia^, etc., serán in^hortantes raz^^ne^ que ha-ráu uscilar, entre mu_^^ am^^lio^ límites, la jx^^ihle superficicre^-able.

Fn cada c^»narca ^e irol^onc ui^ níuner^, distinti^^ de rie-

gos }^ ^^^^líimenes }^, ^^^^r ell^, etl el cuaclr^^ qtte fi^;-ura a conti-

nuación se rec^^^en datos de la Re^ión (^;entral para ^^^lanta^

uluy c^»nunes, cuyas may^^res esigencias de a^ia suelen

ccit^cidir con agost^, mes c^ue, unid^> a juli^, crm 1^5 de

ill^3\11]^(^ COI^Stlill0.

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AGUA :VECESARIA PAR:A lli VI?RSOS Ci7T.T1 VOS.

I' I,:1 \ "I'.\ ^

CONtiUMO D1: AOUA kN ItI. Ad0 CO.^*tiUMU Uk AOUA kN AOUSTU

N ŭ mero de \'olumcn Número de \"olumen ^

riegos total, m^; rirgos total, m^3

^taíz forrajero ............... q 7.000 2 Lóoo

11^tbtas .............. .......... 7 S.;oo 3 >.aoo

I'atatas ....................... j 3.;0_, ,; >.IOn

IZemolacha azucarcra...... 8 y.ioo 3 '•Oa^

11fa!fa ...................... to 7.000 ,i ^.4ott

Ilortalizas ..................... Ifi t2.Hcw .í t.zoo

Vo'umen aproximado de carla riego: 75o metros cúbicos.

Señalada el ag-ua indispensable, es fácil conocer los vo-lílnlenes mensuales ^lue exige una determinada rotación, va-riable segíin la influencia de cada Planta en una bectárea-tiho rchresentativa de la realidací de] terreno. Yeru todavíaes rnás sencillo realizar los cliversos razonamientos a base^íe una planta Ilniy conocida, ecino, por ejemplo, la patata,^obre todo hor c^^l^carnos en concliciones claralnente desta-vorables y consenuir ^iue cuanto se c^pon^a ten^-a n^ás fiier-za y sirva hara c^mvencer m^is v^nejor a los nnevos re^an-tes. Ccn los dat^^s anteri^^res es hosible calcular, apro^ima-danlente, l^or el a;-ricult^^r nienos aficionado a l^^s níilnero^la l^osible suherficic re^able, y juz^-ar si se dislxme clel a^uanecesaria para los culti^-c^s c^ue se clesea implantar, lle^and^ ta dedncir el renclin^ientu de la n^^ria, las instalaciones pre-cisas y los trabaj^^s complementarios.

Cada planta exi^e cliferente níln^er« cle rie^os y volíi-menes mtry distintos, variando tulos y otros con los cliferen-tes meses clel año, v en Castilla, como se ha indicado, sttelcser generalmente a^osto el due requiere utilizar niás a^^ua.Hemos e^puestc ya que no se a^nsiderarán hlantas como larenlolacha o la alfalfa, ^lue l^recisan rie^os voltuninosos, ni^^tras de tipo bortíc^la, dne obli^an tan^bién a eluplear can-tidades eonsiclerables, hlanteanclo el problema para la pata-ta ^^ l^ara terrenos de consisteiicia media, con poderes ab-;orbentes comprendidos entre el 4o y el ^}S por roo. Esta^^lanta, en tierras cíe tal tipo. necesita. un^^IS años ccn otros.

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de cinco a siete riegos, principalmente durante el veranu.et7ipleando en cada uno 70o metros cíibicos por hectárea, depromedio-7o litros por metro cuadrado-, o alrededo^r dei i metres cíibicos por tablar o cantero, si éstos tienen, com^

\4odelo de depúsito circular, en hormig^^u, tipo muy corriente en los pequeño^

rega díos.

en algunas zonas salmantinas área y media, poco más o me-nos. Durante el mes de agosto el consumo es má^imo ; sonimprescindibles dos riegos y casi siempre se dan tres ; esdecir, que coincide el momento de más necesidad c^n el ins-tante en que las aguas están bajas.

Si a est^^ añadimas qtte un cultivador, en re^aclios de estetipo, donde el anua escasea, ^^ronto hace mila^ros y manejamódttlos muv alejados de los zo ó z^ litros por se^undo, re-comendables en grandes re^adíos, lle^and^ a trabajar e^^muchas ocasiones con la mitad, ccmprendem^^s <<tte rie^-oscle 700.000 litros por hectárea suponen-además de mucha^horas de elevación, con pozos no excesivamente l^rofund^^sy tma noria de tipo corriente que, como pro^i^edic, podrá Po-ner a nuestro alcance 2?.000 litros a la h^^ra-un trabajode unas doce horas y bien claro se ^-e, sin necesidad de más

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jttstificación, que no serán muchos los pozos qtie hermitiránesto, y menos los ^anados que lo to^leren en momentos que,por coincidir con la recolección de cereales y leí;-utninosasde secano, son de verdadero a^obio y e^igen lar^;as jorna-das y duras tareas.

Tocío esto se ahrecia en la realidad, y tan escasas sonlas harcelas de una hectárea regadas, como nttmerosas lasque tienen 40, ^o ^^ ^^o áreas y se riegan con la ayuda denoria y fuerza animal.

Necesidad de la alberca.

Otro problema que suele í^resentarse deriva del agna quese eleva y de la dtte debe manejarse. La noria elegicía nosl^rol^orciona alredeclor de seis litros por segtmclo, y l^ara re-í;ar es preciso manejar casi dos veces esa cifra, realidad quen^^s obliga a construir albercas y depósitos donde ir almace-nanda el agua y hacer posible más tarde regar con una cier-t a continuicíad, con agua m^ís templada y aireada ; es decir,en mejores condiciones y con más eficaz aprovechamientocl^^l trabajo.

No es preciso construir g^randes estanques caPaces derontener los volúnienes má^imos, pues, sobre ser caro, esenteramente innecesario. Bastará muchas veces con dispo-nrr de agua í^ara rc^ar con n^ás intensidad, sin interrttp-^^i^"^n, í^ara mejor funcionan^iento de la noria durante dos otres horas, tiemho clue no debe ser sobrehasado, l^ues losregadores se cansan y ejecutan mal la operación. 1?sto, uni-^lo al hecho de c^mtinuarse elevand^^ mientras se riega, setraduce en la ^^osil^^ilidad de construir dep6sitos más redu-cicíos y sencillos. Con el módiilo de io litros por se^tndo,unrmal en estos re^aclíos, que hen^os admitido crnno cerrien-te, aunqtie en al^;unas rebiones, como en el Orbi^o leonés,^^l hombre muy acostumbrado y práctico nianeja caudalescasi increíbles de cuatro ^^ cinco litms pcr se^ttndo, y contres horas de rie^-o, es preciso construir la alberca y darlaen el caso que ^^enin^os presentando una cahacidad de ^}^

metros cíibicos aproximadamente, como puede deducirse t^t-cilmente viendo que en dichas horas se eleva Utl caudal de

e , en este

3 X 6 X 3•^ = 64.800 litros

mismo tiempo se gastará regandc

3 X Io X 3•^ = io8•oo0 litrus

siendo obligado por ello almacenar de 4o a^5.000 litros sise quiere trabajar eficaz y cc^modamente, sin cortas paradasque alteren el ritmo del trabajo, encarezcan la elevación por

l^)onde e^cas^^a la picdra o el ladrillo, se euiplea wuchas veces, p^ara ta construc-ciúu de albercas, el hormigón armado.

el tiempc^ perdido o pongan en pelig-ro tma parte cle la eose-cha al realizar ttna distribución a cíestiempa del agua. Esbuena práctica no escantimar el volumen de la balsa, puesse trata de un factor de fundamental importancia, por 1^,que un ahorro cualquiera puede transformarse en eí futur^^en pérdidas di^nas de consideración.

E] volumen anterior será menor si el reaador sabe tra-bajar con menos cantidad de agua, o si se riega cíurant^^nlenos tiempc,, durante dos horas, por ejemplo, con suficien-te separación para dar lu^rar a que cle nuevo se llene la al-

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berca, haciendo posible un riego en la mañana y otro en latarde cuando nlenos intenso es el calor.

Pero en el caso considerado los tres rie^os precisos en<^.g^oste suponen ttn ^asto de ^. roo tnetros cúbicos, ctrya ele-vación huede hacerse cómodamente utilizando norias accio-iiadas hor ttna sola caballería. Se ve, no obstante, lo difícil^aue resulta regar una hectárea : la gran canticíad de agua

'^tr^ tip^ d^^ noria, mccanismo scucillo y íitil ^^n l^s ^^^•^^n^^ii^^^ rr^^a^líoc.

^^ue se l^recisa; 1<1 l^utentc^ n^>ria clc ^ltte hay ^lu^ disl^oner;c^l consi^lerahle tientho clue es obli^ad^ dedicar ; el esfuerzo^íe] ^anaclo mular cle trabaje, y las reservas de a^ua qu^•^>ara trabajar bien ha^^ c^tte acunn^lar.

Valor del agua.

Otro fact^^r iuncíamental clue debc tenerse muy presentc^^^; el coste clel a^ua, como detalle para marcar la con^-enien-cia de la i_mplantación. En una zona reg-ada hor a^ua de hie.^l coste es reducicl^>, las tarifas son t^lerables, y para I^^^li^-ersos canales de la re^i^^^n del l^ttero, hor ejetnplo, suelc^^er corricnte una cifra mázi^na de 30o pesetas hr,r hectárea

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para los cultivos que requieren mayores volúmenes de agua.Por el contrario, cuando hay que elevar mediante noria, e]coste es sensiblemente más alto, surgiendo como intermedioel caso en que se utilizan motores de gasolina o grupos moto-bomba eléctricos.

A pesar de la considerable variabilidad de esta clase defactores, creemos con^-eniente exponer algunas cifras adap-

Cuando la ^elevacióu con noria resulta cara o la superficie regable es grande,es corrient^° emplear grupos motobombas de gasolina o^eléctricos.

tadas al momento por que pasamos, pues siemhre es posibley fácil acoplar los precios que hoy se dan a lcs valores quejornales, obradas o prodttctos alcancen cuando llegue lanormaliclacl.

Una caballería sttele trabajar de ochc a doce horas dia-rias, y con el tipo de noria estudiado eleva como máximoalrededor de 25o metros cítbicos de agtta en pozos cíe la pro-fundidad admitida^inco a seis metros-, con un gasto de8o pesetas para pago de caballería }^ gañán y de ccho a diezpesetas más en concepto de amortización y conservación delpozo, mecanismo, acequias, etc., así como de otros pequeñosy variables desembolsos. Todo ello se traducirá en que elmetro cítbice de agua resulta a o'36 pesetas, y como el riego

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de una hectárea de patata, caso que venimos consideraiido,precisa de 3.50o metros cúbicos al ai7o, el coste total cíelagua será de r.25o pesetas, cifra que para la remolachaazucarera se transforma en z.^oo y para la huerta en nlásde 4.600, siencío valores relativos que n^uchas veces auinen-tan debido a obtenerse dos cosechas dentro del año, a unmenor rendin^iento del ganaclo, al estado y condiciones del

Eu las proviucias de Ciudad Real y parte de Toledo es corrieute el sistema deelevación conocido por "arte y maroma", muy parecido a la clásica noria.

rnecanismo elevador, al n^a^^or coste de la fuerza aninlal, asuperiores necesidades de agtta, etc.

Justifica esto la tendencia a realizar pequeilas instala-ciones que permitan colocar mctores y bombas eléctricas,no obstante la actual escasez de los elementos iniprescincli-bles, especialmente hilo de cobre, pues, aparte de disponerpara otras labores de las vuntas, tan escasas hov con^o so-metidas a un trabajo torzado, se reduce el citadr, gasto anuala cifras rnenos altas, obteniéndc^se ttn coste para el rnetrocúbico de a^ua due puede oscilar entre 18 a 2o céntimos, yIlena con frecuencia a valores lnás reducidos, al mismo tien^-po que si abunda el agua pue<le autnentarse considerablemen,te el terreno regable. ^

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:?n ^ugare, donde el agua no abunda convien^e revestir de cetuento acequiasy regueras.

Obras complement,arias.

Las obras reseñadas precisan tc^davía de otros detalle^^ ^ue muchas veces suponen f uertes desembolsos, muy varia-hles entre unas y c^tras parcelas, por ser el terreno quien lo^

-1^-

impone. 5e precisa preparar el suelo, nivelarlo u abancalar-lo, trazar algunas pequeñas acequias, etc. La nivelación sue-le hacerse con sencillas arrobaderas de tracción anin^al, y elcoste de la n^isma varía hoy entre 2.00o y q..ooo pesetas lahectárea; si es preciso abancalar, los gastes san n^ucho másconsicíerables, hasta el punto de que en este tipo de regadíusólo sea aconsejable cuando coincidan circunstaucias mu^^Eavorables de terreno, clima, media, ete. ]_as acc^7uias enestos riegos, donde el agtta no abunda, es con^^eniente cons-truirlas de f^tbrica, o al menos revestirlas de cemento, y co-rrientemente, j^or falta de práctica, y por n^^ recurrirse atécnic^ especializado alguno, se trazan mal y obliga la e^-periencia del primer aña a realizarlas de nuevo, inodificandosu recorrido o sus caraeterísticas, con los consi;;uientes tras-t^>rnos y gastcs.

Coste de la transformación..

Para abrir los ojos a productores no itliciados en estaclase de trabajos, y que, en general, no saben lo que la trans-farmación puede costar, e insistiendo en la justificación dadaal empleo de precios, el coste de la implantación de un re-gadío ccn agua elevada, en una hectárea, puede calcularsepor término medio del siguiente mado :

Pc,etas

PO80 ;

I:xcavación en tierra franc:^ (z'^o X z'a^ X 6'001, 30'00metros cúbicos, a 3o pesetas . ................................ c^On

Revestimiento con mampostcría cn seco (q'oo X 6'00X o'40), 20'6o metros ^^úbicos, a So pesetas............ i.(i5n

Albirr ĉ^ dc .to'oo mrtr^>s cíibicos útibes (to'a^

X 5^^ h ^'^5) ^

Excavación dc cimieutos (223'.to ,>. 0'6o x o'60) y sole-ras (9'0o j^; 4'0o Y, o'qo), 2q'bo metros cúbicos, a!; gesetas ........................................................... ii u

Muros dc mampostería con mort^°ru ^lc z^o kilogramos

de cemento (^8'0o X o'^o ^^'z>) y solera de idénticafábrica (9'00 ^C ^'oo `< o'qo), ,;^'9o mctros cúbicos,a i 6o pesetas ...................................................... ;. i o0

13nhuido int:rior, con mortero, rlc aoo kilogramos ^lc

Pesetas

cementu ( 26'0o X i'25 Y 9^ X 4^00)^ 68'3o metroscuadrados, a 2o pesetas . . _....... _... _ ........

Arqueta, compuertas, etc .. _ _ _ _ .... ... _ .t.39o

500

ll1'ec^nrnisrr>ro ^el^ti^a^lor:

!^dçuisición, transporte e instalación d^e la noria, in-cluída plataforma, para 22.000 litros-hora de rendi-

mi_nto ............_ _ ..... ........... I 5.000

()br^a,s cornpl'^^rn,entayŭis:

Nivelaciiin (tauto alzado) ....... _ 3.000

Trazado y revestitlo de acequias, too metros, a 4o pe-setas ............... _ _ _ _ . . .... . ....... 4.000

Detallcs dc acabado ..... _ _ _ .... ...................... ^}oo

'I'oT.u... . . . . .. . .......................... 32. z9o

Este valor ímicamente puede tolerarse para superficiesde una hectárea como mínimo; pero en cuanto la escasez deagua oblig-ue a disminuir la extensión regable, el coste uni-tario de la transtormación aumenta por reducirse tan sólu,de manera sensible, lcs gastos que representan la alberca yla preparaciún del terreno. Influye esto tanto, que la mejo-ra puede llegar a ser antieconómica, incluso en circunstan-cias favorables, ya que la amortización de capitales de estetipo invertidos en parcelas pequeñas no puede hacerse másque en un considerable número de años y suponiendo queel mercado siga absorbiendo y remunerande suficientemente los diversos productos.

El resumen de todo lo indicado, se condensa en la con-veniencia de empezar por poco, contar con un primer aiiude tanteo que nos marque las disponibilidades dc agua y n^^spresente, c<^n la rudeza de la realidad, alguna de las diticul-tades que es preciso vencer para poder en a^ios sucesivos irllenando los baches, e^tendiendo o reduciendo el cultivo deplantas determinadas, introduciendo nuevas prácticas, lo-grando alcanzar firmeza suficiente para que el éxito lo ten-gamos asegurado.

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Ventajas de los pequeños regadíos.

^i el particular es el nlás directamente interesad^^ en estaclase de obras, no menos ha de estarlo la colectividad, pues,sin gastos ni conflictos para el Estado, se transforman enregadío considerables superficies, ya due parcela a parcela

I,os pequeŭos regadíos representan una posibilidad de nuevos cultivos yue tienengran importancia eu la cconomía familiar.

y hectárea a hectárea, en los cientos de pueblos donde exis-ten aguas subterráneas hasta ahora parcial o enteratnente^^erdidas, se llegan a stunar extensiones que en las ítltimosañ^^s han representado, sin duda, la creación de riquezas tanconsiderables como las derivadas de zonas cruzadas por ca-

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nales y acequias que, ademíis de ser costosas l^ara la naci^^n,^^rolx^rcionarán beneficio5 a mu^- largo plazo ; a>n probleiuas^le transporte }^ de tnercadc ; con necesidades de prepararhombres aptos y disponer de ellos ; con e^izí-encias de ntí-cleos urbanos o de caminos ; con dificultades sanitarias y^^tras preocupaciones qtte en estos pequeños re;-adíos no e^is-ten nunca y hacen posible una inniediata prcducción y dis-l^^^sici^^n de l^rodttetos fundatnentales en la alin^entación ta-niiliar.

La importancia de este esfuerzu es proverbial, y lo inis-n^o las naciones en gnerra que aquellas que viven en la paz,;e han preocul^ado, y descle Francia y Alemania, cttltivandosus parques, a los Estado^s Unidos, con sus "IInertos de laVictoria", creades en zonas rurales de recreo o en los alre-dedores de las escuelas, y ctryo nútnero pasa ya de z8 millo-nes-con escasas áreas en unos sitios y con m^ís gran<lese^tensiones en otros-, sin olvidar los llamados "Jardinesdc Vitaminas", de Bucarest, han nlovilizad^^ una ricluczaenorme con miles de pequeñcs impulsos. En Iapaña sc harealizado un estuerzo tan considerable que, en las pro^-in-cias dc Castilla, raro se^rá el pueblo donde no se han abiertohozos, y en ciertas comarcas manchegas es hosible afirn^arque el 8o por ioo de los labradores han creado tin pedueñc^re^adío con su trabajo y en numerosas ocasiones con laayuda del Ministerio de Agricultura, a través del Institutu>\acional de Colonización, completando y mejo^rando sus cs-l^lotaciones agrícolas, asegttrando tarea en éh^ca de acti-^-idad escasa y, de rechazo, cubriendo sus necesidades tanii-liares en productos y aumentando considerablemente sus in-^resos.

I?,1 Instituto Nacicnal de Coloniración ha colaborado ccmau^ili^s económicos durante quince años, para transforn^arcle secano en regadío alrededor de i 53.00o hectáreas. I?stoda idea de como los pequeños regadíos se han ido extendien-cí^^ y se continíian instalando.

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