Praga Fin. 23

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PRAGA Cuando el matemático John P. Newman, Asesor de Investigación Científica de los Estados unidos, se acercó a aquel balcón extrañamente anodino y casi profiláctico, perdido en una zona de guerra en Praga, pensó que la historia, referida en principio por los dos generales del Reich que encabezaban la resistencia en Berlín, se acercaba descabelladamente a la inverosimilitud. —¿No hay nadie más en este lugar?—preguntó. —Nadie, profesor. Nadie, excepto aquél extraño uruguayo que participó en las olimpiadas de 1928—contestó el más joven de los generales mientras lo conducían escaleras arriba, hacia la buhardilla ubicada en el último piso de un edificio abandonado en la peor zona de Praga, uno de los pocos lugares seguros que quedaban en los territorios ocupados por Alemania. “¿Pero cómo es qué un uruguayo pasa de Amsterdam a Praga?, y lo más importante, ¿Qué demonios hace en un lapso de diez años perdido al otro lado de su hemisferio de

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PRAGA

Cuando el matemtico John P. Newman, Asesor de Investigacin Cientfica de los Estados unidos, se acerc a aquel balcn extraamente anodino y casi profilctico, perdido en una zona de guerra en Praga, pens que la historia, referida en principio por los dos generales del Reich que encabezaban la resistencia en Berln, se acercaba descabelladamente a la inverosimilitud. No hay nadie ms en este lugar?pregunt. Nadie, profesor. Nadie, excepto aqul extrao uruguayo que particip en las olimpiadas de 1928contest el ms joven de los generales mientras lo conducan escaleras arriba, hacia la buhardilla ubicada en el ltimo piso de un edificio abandonado en la peor zona de Praga, uno de los pocos lugares seguros que quedaban en los territorios ocupados por Alemania. Pero cmo es qu un uruguayo pasa de Amsterdam a Praga?, y lo ms importante, Qu demonios hace en un lapso de diez aos perdido al otro lado de su hemisferio de origen? pens, Newman. Y despus se dijo: Cmo es qu yo termin aqu, en esta parte del mundo? Cuando el oficial de mayor rango que haba permanecido en silencio durante todo el camino de Checoslovaquia -el antiguo punto en el que se esconda- a Praga introdujo la llave en la chapa del apartamento 16, Newman tuvo un breve y fugaz sentimiento de pnico. Acaso a esto se reducir mi vida de ahora en adelante? pens, esconderme y huir como una rata ayudado por agentes secretos, periodistas y escritores por todo el territorio ocupado?, y cuando los dos generales entraron a la pequea y oscura buhardilla, el profesor permaneci por un segundo petrificado a la orilla de aquel umbral, incapaz de dar un slo movimiento, perdido en ensoaciones vagas, sosteniendo la Enciclopedia Algebraica Oxford de 1924, con ambas manos, apretndola contra su pecho hasta que los dedos de ambas manos quedaron blancos como gusanos.El oficial de mayor rango lo noto y se lo quedo mirando como si estuviera frente a un fantasma en lugar de un derrotado y avejentado asesor cientfico. Entonces el alemn joven dijo pase por favor, profesor, y acto seguido se dirigi al fondo y descubri apenas un poco la manta oscura que cubra la ventana que daba a un balcn gris desde el que se poda ver al fondo los edificios mancillados de Praga. Cul es la historia? pregunt Newman. Se deschaveto, dijo el ms joven. Perdi el juicio, dijo el segundo. Perdi el juicio porque esto es el mundo, y esto es el siglo XX. Despus, el primer general sac un cigarrillo de su uniforme y procedi a encenderlo.

Newman fue hasta el balcn y mir hacia abajo y vio a aquel hombrecillo, una planta abajo, al borde de su balcn, sentado en una mesedora, con una manta de patrones cuadrados cubrindole las piernas, absorto en la contemplacin de Praga y sus edificios derruidos y bombardeados, completamente ajeno a todo lo dems. Cuando terminaron las olimpiadas, dijo el segundo general, recibi un telgrafo de Uruguay. Era de su novia que rompa con l. Las razones por las que lo dejaba no eran claras, slo le dijo que se marchara a Mxico que cuando regresar al Uruguay ella no estara all. Y el uruguayito se deschaveto. S qued en Amsterdam, dej de comer y todos pensaron que estara bien, que ya se le pasara, pero en cambio se hizo adicto al opio y empez a pintar, cuadros expresionistas en los que aparecan dedos y labios, labios de mujeres, y en Amsterdam pronto adquiri notoriedad porque se rumoraba que las pinturas del uruguayo no eran trabajos aislados, es decir, no eran pinturas individuales sino que en conjunto formaban un todo que se iba agrandando y ensanchando. Entonces un periodista alemn lo encontr en el 34, lo trajo a Berln y aqu le consigui un mecenas. Cuando estall la guerra hace dos aos el periodista nos contacto, le conseguimos este lugar, trajimos sus cuadros y sus pinturas, pero el hombre apenas come y por eso no puede pintar. Ya veo, dijo Newman, y sigui mirando hacia abajo a aquel hombre.

y pens en Dora, su hermosa Dora perdida en algn lugar de Checoslovaquia y deseo que las clulas de la resistencia la hubieran localizado y estuviera, tal vez, en una buardilla podrida. Y pens tambin en lo extrao de los eventos que sucedan en el mundo, en ese espacio de tiempo, y en las posibilidades del orden formal que imperaban en la naturaleza, orden que haba sido puesto en entredicho recientemente por Einstein. Y mientras los dos generales fumaban, haciendo slo un poco de tiempo antes de marcharse,pens que los eventos recientes, slo revelaban el origen incierto y desmedido de todas las cosas, una suerte de historia secreta, en la que nada tiene sentido y los elementos

Profesor, est bien. Est usted bien?

Al principio cuando el matematico john p. newman, asesor de investigacion cientifica de los estados unidos se acerco a aqu{el balcn extraamente anodino y casi profilactico perdido en una zona guerra pens que la historia, referida en principio por Cral. p Newman, de la divisin de investigacin fsica del reich era, a todas luces descabellada. la cuestin, si la mente distraida ahora por los eventos casi cataclismicos que ocurrian en berln, en el frente ruso y en el atlantico, no lo rebasaban, se amoldaba o casi a la inevrosimilitud. los hombres de ciencia trabajan con datos, con cifras, tesis que son o no comprobables. pero era 1934 y no hacia mucho tiempo el maestro einstien, otro odiado por el reich, haba demostrado -casi- que todo era incomprobable y reltivo y tal situacin no quedaba mucho ms margen de error. pero en aquella buardilla unida en pariz, luego de la ocupacin y de que nadie lograra salir se encontr todos los das a las 9 de la maana tres horas desous de la rutina que el horror haba sido incapaz de modificar, observando al interior de aquella ventana en donde la poeta sophie P o d o g, se asomaba, durante horas en las que no haca nada ms que fumar y observar hacia abajo, con la mirada ms profunda y azul que el profesor haba visto nunca, una mirada que en cierta manera nada deca qpero que en un apecto m,s profundo poda representar la tristeza infinita del mundo. Y la poeta adolescente que en mucho tiempo segn las historias que haba escuchado en boca de sus colegas del colegio de Praga, dejo de escribir cuando se entero de que su obra era traducida al aleman y al catalan. pero lo que ms asustaba al profesor era que cada da que pasaba era mucho ms notorio que alemania iba a caer, mucho ms pronto que tarde, y la enbajada no habra sus puertas y cuando los bombardeos aliados calleron la noche del 14 de junio en berlin, a unos doscientso kilometros de su edificio el profesor von bicke se lamento profundamente porque haba perdido, porque era inevitable que la logica mtematica encontrara los recovecos que esconden el alma humana, por poner un ejemplo, en la ecuacin del mal, y esto era lo unica que el profesor saba mientras miraba de lejos la ciudad en llamas, que todo es futil y la melancolia de la que ya hablaban los frances ses se apoderaria de su cuerpo en los aos que el quedaban porque esta es la nica certeza que encierran todas las cosas. enbajadas

Pero como nunca antes la literatura me pareci tener un fin y un medio practico. Sinceramente haba algo en aquel remolino de palabras que se perdan cada vez ms, en el fondo de mi mente.

un grupo de oficiales de la Wehrmacht