Pragmática del diálogo (ficha de cátedra)

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Ficha de cátedra para Análisis del Texto Teatral I. Departamento de Artes Dramáticas (IUNA) 1 NOCIONES DE ANALISIS DEL DISCURSO Funciones del lenguaje: K. Buhler distinguía tres funciones (de expresión, de apelación y de representación). R. Jakobson (1963) les añadió otras tres, correspondiendo las seis a los diferentes polos del esquema de la comunicación. La función emotiva, centrada en el emisor del mensaje, se manifiesta por exclamaciones, interjecciones, evaluaciones, etc. La función conativa, centrada en el destinatario, se manifiesta por el impertivo, las interrogaciones, etc. La función referencial, centrada en el contexto, apunta a representar el mundo (narración, exposición, etc.) La función fática, centrada en el canal, en el contacto con el destinatario, se manifiesta en fórmulas como "Hola!, Me escucha?, etc.". La función metalingüística, centrada en el código, permite hablar de este código ("Por la palabra X yo entiendo...") En cuanto a la función poética, centrada en el mensaje, está en la base de la poesía, los slogans, los proverbios... toda vez que emplea los signos tanto por sus significantes como por sus significados. Se considera que cada texto tiene una función dominante: referencial, para un diario, fática, para las conversaciones de rutina, etc. Una distinción muy usual en la actualidad, opone dos funciones básicas: una transaccional, centrada en la transmisión de información, y otra interaccional, centrada en el establecimiento y preservación de las relaciones sociales (Brown y Yule, 19839 Esta última división coincide en buena parte con la que distingue entre las funciones ideacional e interpersonal (Halliday, 1970). Actos de Habla: La teoría de los "Speech Acts" surge en 1962 con la publicación de doce conferencias de J.L. Austin, How to do Things whit Words, cuyo título encierra la hipótesis principal de la teoría: "decir", es, sin duda, transmitir a otro ciertas informaciones acerca del objeto de que se habla, pero es también "hacer", es decir, intentar actuar sobre el interlocutor e incluso sobre el mundo circundante. En lugar de oponer la palabra a la acción, como suele hacerse, conviene entender que la palabra misma es una forma y un medio de acción. En la fuente de la teoría austiniana está el descubrimiento de la existencia de un tipo particular de enunciados, los enunciados performativos, que tienen la propiedad de poder cumplir, dadas ciertas condiciones, el acto que ellos

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NOCIONES DE ANALISIS DEL DISCURSO

Funciones del lenguaje: K. Buhler distinguía tres funciones (de expresión, de apelación y de representación). R. Jakobson (1963) les añadió otras tres, correspondiendo las seis a los diferentes polos del esquema de la comunicación. La función emotiva, centrada en el emisor del mensaje, se manifiesta por exclamaciones, interjecciones, evaluaciones, etc. La función conativa, centrada en el destinatario, se manifiesta por el impertivo, las interrogaciones, etc. La función referencial, centrada en el contexto, apunta a representar el mundo (narración, exposición, etc.) La función fática, centrada en el canal, en el contacto con el destinatario, se manifiesta en fórmulas como "Hola!, Me escucha?, etc.". La función metalingüística, centrada en el código, permite hablar de este código ("Por la palabra X yo entiendo...") En cuanto a la función poética, centrada en el mensaje, está en la base de la poesía, los slogans, los proverbios... toda vez que emplea los signos tanto por sus significantes como por sus significados. Se considera que cada texto tiene una función dominante: referencial, para un diario, fática, para las conversaciones de rutina, etc. Una distinción muy usual en la actualidad, opone dos funciones básicas: una transaccional, centrada en la transmisión de información, y otra interaccional, centrada en el establecimiento y preservación de las relaciones sociales (Brown y Yule, 19839 Esta última división coincide en buena parte con la que distingue entre las funciones ideacional e interpersonal (Halliday, 1970).

Actos de Habla: La teoría de los "Speech Acts" surge en 1962 con la publicación de doce conferencias de J.L. Austin, How to do Things whit Words, cuyo título encierra la hipótesis principal de la teoría: "decir", es, sin duda, transmitir a otro ciertas informaciones acerca del objeto de que se habla, pero es también "hacer", es decir, intentar actuar sobre el interlocutor e incluso sobre el mundo circundante. En lugar de oponer la palabra a la acción, como suele hacerse, conviene entender que la palabra misma es una forma y un medio de acción. En la fuente de la teoría austiniana está el descubrimiento de la existencia de un tipo particular de enunciados, los enunciados performativos, que tienen la propiedad de poder cumplir, dadas ciertas condiciones, el acto que ellos denominan, es decir, de "hacer" algo por el simple hecho de "decirlo": enunciar "Te prometo ir", es, ipso facto, cumplir un acto, el de prometer. Pero también se puede prometer por otros medios, p.ej., diciendo simplemente "Iré". Al lado de los performativos explícitos, J.L. Austin reconoce entonces la existencia de performativos implícitos (o "primarios"), y poco a poco todos los enunciados quedarán dotados de fuerza ilocucionaria o ilocutoria; o mejor dicho, todos los enunciados amalgaman, para Austin, tres tipos de actos llamdos, respectivamente, "locutorios" (actos de "decir algo"), "ilocutorios" (actos efectuados "diciendo algo") y "perlocutorios" (actos efectuados "por el hecho de decir algo"). También Austin clasifica los diferentes tipos de "desventuras" (infelicities: fracasos, reveses y errores) que pueden afectar a los actos ilocucionarios, así como una propuesta de inventario y clasificación de estos mismos actos. J.R.Searle (1979) distinguirá entre 1) los actos ilocutorios (que corresponden a las diferentes acciones susceptibles de ser realizadas a través del lenguaje: prometer, ordenar, agradecer, criticar, etc.; 2) las fuerzas o valores ilocutorios (componentes de un enunciado que le permiten funcionar como un acto particular, combinándose con el

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contenido proposicional propio de ese enunciado); y 3) los verbos ilocutorios, unidades léxicas que permiten designar los diferentes actos en una lengua dada (por ejemplo: el verbo "ordenar" designa, en castellano, el acto de orden realizado por un enunciado como "Cierra la puerta", en el cual el valor de orden entra en composición con un contenido proposicional particular. Por lo demás, J.R. Searle revisa la clasificación propuesta por J.L. Austin, distinguiendo él mismo cinco grandes categorías de actos de lenguaje: los asertivos, los directivos, los promisivos, los expresivos y los declarativos. Ahonda igualmente en la cuestión de las condiciones de éxito (felicity) que un enunciado debe reunir para poder alcanzar su meta ilocutoria.

Máxima conversacional:Según H. P. Grice (1979), todo ser razonable involucrado en un intercambio comunicativo obedece a un principio muy general llamado principio de cooperación (Cooperative Principle o CP), que Grice define del siguiente modo: "Que su contribución conversacional corresponda a lo que exigen de usted la meta o la dirección aceptables del intercambio hablado en el que está inmerso". Este principio muy general engloba unas cuantas máximas o reglas más específicas: 1) Reglas de cualidad: "Que su contribución sea verídica" (o sea: "No afirme lo que cree que es falso. No afirme aquello de lo que no tiene pruebas"). 2) Reglas de cantidad: "Que su contribución contenga tanta información como la requerida (por las miras coyunturales del intercambio). Que su contribución no contenga más información de la requeridad". 3) Regla de relación: (o pertinencia) "Hable del asunto en juego (be relevant)". 4) Reglas de modalidad: "Sea claro" (es decir: "Evite ser oscuro o ambigüo; sea breve; sea metódico").

Máximas conversacionales e implicaturas:Aún estando formuladas como consignas de codificación, en realidad estas máximas se conciben sobre todo para dar cuenta de los procesos de decodificación y, más precisamente, de la manera en que los destinatarios en caso de transgresión aparente de una máxima, reconstruyen ciertas implicaturas conversacionales * cuyo mecanismo de engendramiento (Armengaud, 1981) puede resumirse así: "El locutor ha dicho P. Se presume que el locutor observa las reglas. Ahora bien, decir P constituye una transgresión de una de las reglas. Pero si el locutor piensa Q, entonces ha querido a la vez observar las reglas y decir P. El locutor sabe que su alocutario es capaz de este razonamiento. En síntesis, él ha implicitado Q. " Desde este ángulo, la implicatura aparece como una suerte de hipótesis que alguien construye a fin de normalizar un enunciado aparentemente transgresor.Así pues, las máximas conversacionales pueden ser "violadas" o "burladas", con intenciones y efectos variables. Pueden también entrar en conflicto unas con otras en los casos de doble vínculo (por ejemplo, la máxima de cualidad con la máxima de cantidad, cuando el locutor vacila entre una información vaga pero segura y una información más precisa pero también una más incierta).

*Implicaturas (implícito, inferencia):Dado el enunciado "Hace calor", puede que signifique lisa y llanamente que hace calor. Pero en contexto comunicativo en frecuente que la verdadera significación de ese enunciado sea, según los casos, y entre otras: "Abre la ventana", "Apaga la calefacción", "Puedo sacarme el saco?", "No tengo nada más interesante que decir"... La mayoría de los enunciados poseen, pues, aparte de su contenido explícito, uno o varios contenidos

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implícitos, que vienen a incorporarse al precedente y hasta pueden desviarlo en provecho propio en caso de un "tropo* implicativo", es decir, cuando en contexto el contenido implícito supera al explícito (Kerbrat-Orecchioni, 1986).Expuesto, presupuesto, sobreentendido: La literatura semántica y pragmática menciona numerosas variedades de contenidos implícitos (inferencias*, implicaciones e implicaturas, alusiones e insinuaciones, etc.) Entre las distinciones más importantes mencionemos la que establece O. Ducrot (1972) entre presupuesto y sobreentendido, dos tipos de contenidos implícitos que se oponen al contenido explícito o expuesto: por ejemplo, un enunciado como "Pedro dejó de fumar" es portador de las informaciones siguientes: 1) "Pedro, actualmente, no fuma": se trata de lo expuesto, que corresponde a "aquello cuyo anuncio es el objeto confeso de la enunciación"; 2) "Pedro, antes, fumaba": se trata de lo presupuesto, que aún estando, como lo expuesto, realmente inscripto en el enunciado (por cuanto descansa sobre el marcador "dejar de"), sin embargo no es presentado como el verdadero objeto del decir; y eventualmente además, 3) "Harías bien en hacer lo mismo", contenido sobreentendido que no se actualiza sino en ciertas circunstancias enunciativas particulares.

*Tropo:Los tropos (del griego tropos, "desvío, torsión") son "figuras" por las que se le hace tomar a una palabra una significación que no es precisamente la significación propia de esta palabra". (Dumarsais, 1968). Constituyen una subclase de las figuras de retórica, las figuras de significación de P. Fontanier, sustentadas en una transferencia de sentido.Para Dumarsais, "cada tropo difiere de otro tropo, y esta diferencia particular consiste en la manera en que una palabra se aparta de su significación propia". Según la naturaleza de la relación entre sentido "primitivo" y sentido "tropológico" (en otros términos: sentido "propio" o "literal" versus sentido "derivado" o "figurado"), distinguiremos diferentes tipos de tropos, y en particular: la metáfora ("tropo de tropos", según G. Genette) que descansa sobre una relación de analogía percibida entre los dos objetos correspondientes a los dos sentidos; la metonimia, que descansa sobre una relación de contigüidad referencial (metonimias del instrumento, del efecto, del continente, del lugar, del signo...); y la sinécdoque, que descansa sobre una relación de inclusión (relación de parte a todo, o inclusión de clases en las sinécdoques de género y especie), comprendiendo cada una de estas tres grandes categorías diferentes subclases. A estos "tropos propiamente dichos o en una sola palabra", Fontanier agrega los "tropos en varias palabras o impropiamente dichos", entre los cuales se encuentra la lítotes y la hipérbole, la alegoría, la ironía, etc.La pragmática contemporánea se interesa también por el mecanismo que posibilita la interpretación del tropo, mecanismo complejo, puesto que implica las operaciones siguientes: 1) identificación del sentido primitivo ("propio", en caso de tropo lexicalizado, "literal" en caso de tropo no lexicalizado), 2) inadecuación contextual comprobada de ese sentido primero, y promoción de la búsqueda de un sentido derivado más adecuado, 3) identificación del "verdadero" sentido, es decir, del sentido que corresponde supuestamente a la intención comunicativa del locutor. Las dos últimas operaciones se realizan sobre la base de cierto número de índices (paratextuales o contextuales), y el cálculo interpretativo exige la movilización de ciertos saberes previos así como la intervención de ciertas máximas conversacionales. Pero no siempre le es posible al receptor responder a estas tres preguntas: Hay tropo?, Cuál?, cuál es exactamente el sentido derivado?; puede ocurrir que el tropo "fracase" (que se identifique mal el sentido

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derivado o no se lo identifique en absoluto).Los tropos, nos dice Fontanier (1968), prestan a las ideas "una forma ajena que las disfraza sin ocultarlas": el camuflaje del verdadero sentido debe desembocar normalmente en su revelación.

*Inferencia: Este término se utiliza en el análisis del discurso para dar cuenta de las operaciones que permiten extraer sentido implícito de los actos de discurso, aquel que es producido por el sujeto hablante y el que es reconstruido (o producido) por el destinatario. El locutor, conscientemente o no, puede implicitar sentido en los enunciados que produce, y esto con fines estratégicos. Al destinatario le toca extraer el sentido implícito de los enunciados apoyándose sobre los diferentes componentes del contexto. Sentido implicitado por el locutor e implícitos extraidos por el interpretante no coinciden necesariamente. Según la importancia de esta coincidencia se puede evaluar el grado de intercomprensiónde un acto de comunicación. Pero aquí la inferencia participa en más de un proceso de interpretación que de producción de los enunciados.Si definimos la inferencia como un proceso interpretativo que consiste en poner en relación lo dicho explícitamente con otra cosa distinta de los dicho, se pueden determinar diferentes tipos de inferencia según la naturaleza de esa "otra cosa" sobre la cual se apoya el sujeto interpretante para construir el sentido implícito de los actos de comunicación: 1) la inferencia contextual, cuando el sujeto interpretante se apoya en los enunciados que rodean el enunciado objeto de examen perteneciente a una conversación o a un texto escrito: este caso se produce, por ejemplo, en ocasión de la lectura de un título de periódico, título que es comprendido en relación con los sobretítulos, los subtítulos o las fotos que lo rodean; 2) la inferencia situacional (o interaccional, Charadeau, 1993), cuando el sujeto interpretante acude a los datos de la situación; interpretará por ejemplo la constatación "Acá hay mucha diversión" como una llamada al orden si el que habla es, en la oficina, el superior jerárquico del que interpreta; 3) la inferencia interdiscursiva, cuando el sujeto interpretante se ve llevado a movilizar un saber preconstituido que se encuentra en lo que Sperber y Wilson llaman "memoria conceptual" (1989) de los sujetos; a este tipo de inferencia se recurre cuando se quier comprender los afiches publicitarios, por ej. el eslogan "Maggi hace la sopa de tus abuelas" no puede ser comprendido si no se moviliza cierto número de creencias existentes en una sociedad dada sobre lo que representan las abuelas. C. Kerbrat-Orecchioni, por su parte, recoge la denominación "inferencias praxeológicas", que comprende "las informaciones presupuestas o sobreentendidas por el enunciado de tal o cual hecho diegético que, en nombre de cierta "lógica de las acciones" (las cuales se organizan en "scripts", "frames", "macroestructuras" y otros "praxeogramas"), implica necesaria o eventualmente la realización de otras acciones, necesaria o eventualmente correlacionadas" (1986). Este tipo de inferencia incluye a la vez inferencias situacionales e interdiscursivas.

Turno de habla:Es la contribución de un locutor dado en un momento dado de la conversación; esta noción equivale a las llamadas "réplicas" en el teatro. Los turnos de habla de los diferentes locutores se encadenan según un sistema de alternancia. En análisis conversacional, el turno de habla constituye la unidad esencial de organización de las producciones orales dialogadas.

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Reglas de alternancia de los turnos de habla en la conversación (H.Sacks, E. Schegloff y J. Jefferson, 1978) o "turn talking", son las reglas cuya aplicación permite evitar los silencios y reducir las superposiciones de habla: 1) El locutor que dispone del turno selecciona al locutor siguiente por índices de naturaleza sintáctica, prosódica, gestual y/o postural. 2) Si en el momento en que deja la palabra no ha seleccionado a nadie, un sucesor puede autoseleccionarse. En este caso, si dos candidatos al turno arrancan superponiéndose, el que adquiere los derechos sobre el turno arrancan superponiéndose, el que adquiere los derechos sobre el turno es el primero en haberse autoseleccionado. 3) Si el locutor en curso no atribuye el turno y nadie se autoselecciona, el locutor a quien le tocaba el turno continúa. El turno de habla es una "realización interactiva" (Bange, 1992), no sólo a causa de las reglas de alternancia y asignación que lo rigen sino en su misma construcción, como lo expresa la noción de ajuste (orientación o formateo) en función del receptor (recipient design) que designa los aspectos múltiples por los que el locutor construye su turno a fin de ajustarse a sus interlocutores (Sacks, Schegloff y Jefferson, 1978). Diferentes tipos de incidentes que pueden producirse en el funcionamiento del sistema de turnos. En primer lugar, las superposiciones de habla (overlaps), casi siempre rápidamente resueltas por abandono de uno de los concurrentes, o, al contrario, los blancos (gaps) en el momento del pase de turno. La alternancia puede verse afectada también por interrupciones. Estas pueden deberse a la interpretación errónea de un fin de turno cuando sólo se trata de un punto de transición en el interior de éste; en cambio, pueden efectuarse en tanto tales, y por consiguiente sin existir indicio alguno de abandono del turno por parte del locutor que está hablando. Señalemos que la definición precisa de estos dos tipos de incidentes plantea diferentes problemas: por ejemplo, el de los reguladores, producidos a menudo en superposición, o el de las tomas de palabra tributarias de lo que E. Schegloff (2000) llama "acceso condicional al turno" (conditional access to the turn), como los soplados o las producciones a coro. La cuestión de los turnos de habla revela, por último, toda su complejidad en el momento en que la situación de interlocución deja de ser dual. En efecto, las situaciones con participantes múltiples ven multiplicarse los casos de intrusión (el locutor A, a quien pertenece el turno, selecciona al locutor B, pero el que continua es el locutor C), y de construcción colaborativa de los turnos de habla por parte de locutores diferentes (Sacks, Kerbrat-Orecchioni y Plantin, 1995). Con el aumento del número de participantes, aumentan también los casos de negociación de los turnos.

Formación discursiva:La noción de formación discursiva fue introducida por M. Foucault y reformulada posteriormente por M. Pêcheux en un marco de análisis del discurso. Foucault, al hablar de formación discursiva en Arqueología del saber, quiso apartarse de unidades tradicionales como "teoría", "ideología", "ciencia", y designar conjuntos de enunciados referibles a un mismo sistema de reglas históricamente determinadas: "Llamaremos discurso a un conjunto de enunciados en tanto corresponde a la misma formación discursiva" (1969). Con Pêcheaux, la noción ingresó en el análisis del discurso. Dentro del marco teórico del marxismo althusseriano, Pêcheaux sostenía que toda "formación social", caracterizable por cierta relación entre clases sociales, implica la existencia de "posiciones políticas e ideológicas que no son obra de individuos sino que se organizan en formaciones vinculadas entre sí por relaciones de antagonismo, alianza o dominación". Estas formaciones ideológicas incluyen "una o varias formaciones discursivas

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interrelacionadas que determinan lo que puede y debe ser dicho (articulado en forma de arenga, sermón, planfleto, exposición, programa, etc.) a partir de una posición dada en una coyuntura dada (Haroche, Henry y Pêcheaux, 1971). En la década de 1970 la noción de formación discursiva comienza a ser modificada, en el sentido de no identidad consigo mismo. La formación discursiva se muestra entonces inseparable del interdiscurso, lugar donde se constituyen los objetos y la coherencia de los enunciados correspondientes a una formación discursiva: "Una formación discursiva no es un espacio estructural cerrado puesto que se ve constitutivamente invadida por elementos provenientes de otros lugares (de otras formaciones discursivas) que se repiten en ella, suministrandole sus evidencias discursivas fundamentales (por ejemplo, en forma de "preconstruidos" y de "discursos transversos".

Intertextualidad:Este término designa a la vez una propiedad constitutiva de todo texto y el conjunto de las relaciones explícitas o implícitas que un texto o un grupo de textos determinado mantiene con otros textos. En la primera acepción, es una variante de interdiscursividad.INTERTEXTUALIDAD Y TRANSTEXTUALIDADLa noción de intertextualidad fue introducida por J. Kristeva (1969) para el estudio de la literatura: con ella, destacaba el hecho de que la "productividad" de la escritura literaria redistribuye, disemina... textos anteriores dentro de un texto; habría que pensar, pues, el texto como "intertexto". Concepción prolongada por R. Barthes: "Todo texto es un intertexto; otros textos son presentados en él, en niveles variables, bajo formas más o menos reconocibles (...). El intertexto es un campo general de fórmulas anónimas cuyo origen es rara vez localizable, de citas inconscientes o automáticas, presentadas sin comillas" (1973).G. Genette (1982) prefirió hablar de transtextualidad, confiriendo así a "intertextualidad" un valor más restringido. Su tipología de las relaciones transtexuales distingue:

la intertextualidad, que supone la presencia de un texto dentro de otro (por cita, alusión, plagio): "Por mi parte, defino la intertextualidad, de manera restrictiva, como una relación de copresencia entre dos o más textos, es decir, eidéticamente y frecuentemente, como la presencia efectiva de un texto en otro. Su forma más explícita y literal es la práctica tradicional de la cita (con comillas, con o sin referencia precisa); en una forma menos explícita y menos canónica, el plagio (en Lautréaumont, por ejemplo), que es una copia no declarada pero literal; en forma todavía menos explícita y menos literal, la alusión, es decir, un enunciado cuya plena comprensión supone la percepción de su relación con otro enunciado al que remite necesariamente tal o cual de sus inflexiones, no perceptible de otro modo: así, cuando Mme. des Loges, jugando a los proverbios con Voiture, le dice: «Éste no vale nada, ábranos otro», el verbo abrir (en lugar de «proponer») sólo se justifica y se comprende si sabemos que Voiture era hijo de un comerciante de vinos. En un registro más académico, cuando Boileau escribe a Luis XIV: Au récit que pour toi [e suis prét d'entrependre,le erois voir les rochers accourir pour m'entendre*,estas rocas móviles y atentas parecerán absurdas a quien ignore las leyendas de Orfeo y de Anfión. Este estado implícito (y a veces completamente hipotético) del intertexto es, desde hace algunos años, el campo de estudio privilegiado de Michael Riffaterre, que define en principio la intertextualidad de una manera mucho más amplia que yo, y, a lo que parece, extensiva a todo lo que llamo transtextualidad. " (Genette, 1989, 10)

la paratextualidad, que concierne al contorno del texto propiamente dicho, su periferia (títulos, prólogos, ilustraciones, encarte, etc.)

la metatextualidad, que remite a la relación de comentario de un texto por otro. la architextualidad, mucho más abstracta, que pone un texto en relación con las

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diversas clases a las que pertenece (determinado poema de Baudelaire se encuentra en relación de architextualidad con la clase de los sonetos, la de las obras simbolistas, la de los poemas, la de las obras líricas, etc.)

la hipertextualidad, que abarca fenómenos como la parodia, el pastiche...INTERTEXTUALIDAD E INTERTEXTOA menudo se emplea "intertexto" para designar un conjunto de textos ligados por relaciones intertextuales; se dirá, por ejemplo, que la literatura de la Pléiade en el siglo XVI y la literatura grecolatina forman un "intertexto". D. Maingueneau (1984) hace una distinción entre intertextualidad e intertexto: el intertexto es el conjunto de los fragmentos convocados (citas, alusiones, paráfrasis...) en un corpus dado, mientras que la intertextualidad es el sistema de reglas implícitas que subyacen en este intertexto, el modo de cita juzgado legítimo en la formación discursiva, el tipo o el género de discurso al que pertenece ese corpus. De ese modo, la intertextualidad del discurso científico no es la misma que la del discurso teológico; por añadidura, varían de una época a otra. Se puede distinguir una intertextualidad interna (entre un discurso y los del mismo campo discursivo*) y una intertextualidad externa (con los discursos de campos discursivos distintos, por ejemplo entre un discurso teológico y un discurso científico).En el uso se tiende a emplear intertexto cuando se trata de relaciones con textos fuente precisos (cita, parodia...) e interdiscurso para conjuntos más difusos: se dirá más bien "La palabra se ejerce en un vasto interdiscurso".

*Campo discursivo:Introducido por D. Maingueneau (1983), conjuntamente con las de universo discursivo y espacio discursivo, esta noción -que no carece de relaciones con la teoría de los "campos" desarrollada por el sociólogo P. Bourdieu (1976)- es solidaria del principio de primacía del intediscurso sobre el discurso.En el universo discursivo, es decir, en el conjunto de discursos que interactúan en una coyuntura dada, el analista del discurso se ve llevado a recortar campos discursivos donde un conjunto de formaciones discursivas (o de posicionamientos) se encuentran en relación de competencia en sentido amplio, se delimitan recíprocamente: por ejempli, las diferentes escuelas filosóficas o corrientes políticas que se enfrentan, de modo explícito o no, en determinada coyuntura para detentar el máximo de legitimidad enunciativa.

Registro:En sociolingüística, el término registro fue difundido por C. Ferguson (1982) para designar una variedad aislable de una lengua empleada en situaciones sociales definidas (Auger, 1997)

Bibliografía: -Diccionario de análisis del discurso (bajo la dirección de Patrick Charadeau y Dominique Maingueneau) Buenos Aires: Amorrortu, 2005-Genette, Gerard. Palimpsestos. La literatura en segundo grado. Traducción Celia Fernández Prieto. Madrid: Alfaguara, 1989.