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PREGÓN DE LASEMANA SANTA

YECLA

Pronunciado por

D. Juan-Zadí Muñoz Cañavateel 25 de marzo de 2012,

en la Basílica de la Purísima.

PRESENTACIÓNMe permito la licencia de dedicar unas palabras a nuestros padres Benito y María,

quienes han sabido transmitirnos e inculcarnos desde muy temprana edad el respeto porlas tradiciones cristianas, por nuestra Semana Santa, por nuestra Cofradía de la Oracióndel Huerto, como así se lo transmitieron a ellos, siendo continuadores de esa tradiciónfamiliar que Zadí ha sabido recoger como testigo, trabajando de forma inusitada e ilusionada,con gran esfuerzo y esmero. Reflejo y digno representante de un gran grupo de cofradesque día tras día trabaja por las procesiones de Yecla, muchos de ellos aquí presentes.

El cometido de presentar al pregonero de este año supone una tarea compleja, pesea lo que puedan presuponer, resumir en unas breves líneas su perfil no supone, en estecaso, una simple exposición, una mera relación de sus méritos y trabajos, sino realizar unejercicio retrospectivo que viene a reflejar la tenacidad y por qué no decirlo la actitudesperanzadora de un cofrade incansable que siempre ha tenido como último cometidoel engrandecimiento de nuestras procesiones.

Zadí nace en Yecla en mayo de 1962, es el mayor de siete hermanos del matrimonioformado por Benito y María. Casado con Pilar Verdú, padre de tres sobrinos míos (Zadí,Rocío y Elena). Tras realizar el bachillerato en el Instituto José Martínez Ruiz “Azorín” iniciasus estudios de Derecho en la Universidad de Murcia. En la actualidad ejerce la abogacíacon despacho propio en nuestra ciudad, tras su paso por la empresa privada desempeñandodiferentes puestos directivos. Sobre su formación académica habría que añadir que posee:

- Certificado de Aptitud Pedagógica por el I.C.E. Universidad de Murcia 2008.- Certificado habilitador de la Consejería de Educación, Ciencia e Investigación de la

C.A.R.M. para impartir diversas materias en Enseñanza Secundaria Obligatoria (E.S.O.),Bachillerato y Formación Profesional.

- Aprobado sin plaza en dos concurso-oposición para profesor de secundaria en laespecialidad de “Formación y Orientación Laboral” año 2008 y 2010.

A su amplia formación complementaria en áreas de la educación y jurídica, señalarque es colaborador habitual en prensa y revistas locales, como El Faro de Yecla, Siete DíasYecla, El Yeclano Ausente, revista Patrono de la Ciudad de Yecla, con artículos de diferentetemática y centradas especialmente en Yecla.

A buen seguro que el pregón que va a realizar es un pregón cercano, muy yeclano,nos hará partícipe de sus experiencias, nos dará una lección magistral de la vivencia delas tradiciones que representa la Semana Santa, su compromiso social, su compromisocristiano, su compromiso con Yecla. Pues no en vano su vinculación con las Cofradías yHermandades lo llevó a involucrarse de manera directa desempeñando diversos cargosdentro de nuestra Semana Santa:

- Vicepresidente del Cabildo Superior de Cofradías Pasionarias de Yecla. (1982), siendoPresidente del mismo D. Juan Jesús Azorín.

- Vocal de propaganda del Cabildo Superior de Cofradías Pasionarias de Yecla (2001),

siendo Presidente del Cabildo D. Alberto Muñoz.- Vicepresidente y Presidente de la Cofradía de la Oración del Huerto, durante veinte

años.- En la actualidad está inmerso en la nueva Cofradía, recientemente fundada, la de

Jesús Despojado de sus Vestiduras.Son innumerables los proyectos realizados bajo su dirección en la Cofradía de la

Oración del Huerto, como la reorganización de la Banda de Cornetas y Tambores en elaño 1981, ampliación de túnicas de raso en 1983, carrico nato en el año 1985, restauracióntrono 1988, la renovación de túnicas de terciopelo año 1992, la ampliación de cetros porel Taller de Orfebrería Orrico de Valencia en el año 1992, el nuevo Paso de la Cruz Triunfantetambién ese mismo año, la restauración de las imágenes por Mariano Spiteri en el año1995, la adquisición del Estandarte bordado en oro en el año 1997, la aprobación canónicade los Estatutos de la Cofradía en 1997.

Son muchas las vivencias y anécdotas que se agolpan en los recuerdos de mi infancia,siempre relacionadas con mi hermano, como las horas que Zadí solía dedicar en losensayos con la Banda de la Oración del Huerto en el Paseo del Cementerio o en laCooperativa del Vino junto con la Banda de Santa María Magdalena. El acompañarle a lacasa de Silvio Azorín, maestro de gran precisión en las medidas, que hacía sonar el “CarricoNato“, en aquellas noches de invierno en cuyas horas previas había estado dedicado a laejecución de los “Carricos” que vemos desfilar en nuestras procesiones. El tiempo quededicó a la histórica Exposición que se realizó en la Iglesia de San Francisco en junio de1988, cuando subía con mis hermanos por las diferentes estancias que componían laIglesia llegando hasta el campanario para ir colocando las banderas en cada una deventanas de la fachada principal. La gestión que tuvieron que realizar él y mi madre conlos Reyes Magos para que me trajeran la corneta que recibí en una noche del cinco deenero, y que guardo con mucho celo y cariño. La visita que realicé con él y mi madre unanoche a la Iglesia de San Francisco, en cuya nave cerca de la puerta principal y en laentrada que da acceso a la capilla se encontraban realizando la restauración del trono dela Oración del Huerto, ahora de la Cruz Triunfante, junto a un numeroso grupo de cofrades.Los viajes realizados con él a talleres de imagineros como los de Antonio Labaña en elBarrio de San Andrés en Murcia y Mariano Spiteri en Jumilla. Las costosas salidas de lacarroza por la puerta del Hospitalico, y las continuas entradas al mismo para realizarcualquier menester siempre buscando las llaves de este Templo en la casa de Paco Roses.Un sin fin de experiencias que no detallaré más, pero en los que siempre el pregonero deeste año estaba ahí.

Para finalizar y no extender más mi presentación y dar paso al pregonero diré queZadí es cofrade, nieto, sobrino, hijo, hermano, primo, tío, padre y amigo de muchoscofrades de nuestra ciudad.

Manuel Muñoz Cañavate

PREGÓN

A mis padres, María y Benito, que supierontransmitirme el amor a la Semana Santa

desde mi más tierna infancia, como a todos mis hermanos.

A mi mujer, Pilar, y a mis hijos Zadí, Rocío y Elenaque comparten conmigo esta hermosa tradición

en el día a día.

A todas las cofradías de Yecla, verdaderaspregoneras de nuestra singular Semana Santa.

“La nueva evangelización es cosa de todos” Benedicto XVI.

Marcha procesional lenta, años sesenta, “sanjuaneros”. Con el pregonero firme sobreel atril -en homenaje a la semana Santa de su infancia y al Nazareno del Año Juan PérezSilvestre-.

Hazme una cruz sencilla, carpintero...sin añadidos 

ni ornamentos... que se vean desnudos 

los maderos, desnudos

y decididamente rectos:los brazos en abrazo hacia la tierra, 

el astil disparándose a los cielos.Que no haya un solo adorno 

que distraiga este gesto:este equilibrio humano 

de los dos mandamientos... sencilla, sencilla... 

hazme una cruz sencilla, carpintero (1)

En este sublime enclave, justo en la vertical de la cúpula de nuestra emblemáticaBasílica, tan familiar para los yeclanos del último siglo, también para el ahora pregonero,

yo, humilde nazareno de nuestras procesiones, ofrezco mi pregón a todos los que durantegeneraciones entregaron su ilusión, su fe, su esfuerzo desinteresado y anónimo, su vidaentera por transmitirnos este legado de arte y fe sin parangón en nuestro mundo cristiano.

La memoria de todos anima mi emocionado corazón. Sé que Ellos, con enormecariño, me van a ayudar a pasar este trance difícil pero muy hermoso de pregonar laPasión del Nazareno por las calles de la Hécula de Castillo Puche, la Yécora de Baroja, laYecla de Azorín, nuestra Yecla del alma.

Diego Soriano, Silvio Azorín, José Soriano Jover, Antonio Quintanilla, Juan Jiménez,Juan Puche, Juan Jesús Azorín y tantos otros. Cuántas horas de tertulia ilusionada yaleccionadora. Sé que os tengo a mi lado aquí y ahora. A vosotros dedico mi pregón.

A Tí Stmo. Cristo de la Agonía que presides este altar, en tu Cruz y en la Urna comoSanto Cristo del Castillo, patrono de nuestra ciudad. A ti Jesús de la Oración en el Huertoque inspiras mi vida desde mi más tierna infancia. Y al Stmo Cristo de la Humildad cuyapróxima llegada a Yecla, espero con tanta ansiedad.

Con la Venia sr. Párroco, d. José Antonio, consiliario del Cabildo Superior y Rectorde este Augusto Templo. Ilmas. Autoridades Civiles, amigo Marcos. Nazareno del Año,Juan Pérez Silvestre. Estimados amigos del Cabildo, con Paco Muñoz al frente, y de todasmis queridísimas cofradías, cuyos estandartes hoy me abrazan y arropan, especialmenteel de mi Oración del Huerto. Amigos y familiares de Yecla, Murcia, Badajoz, Barcelona,Madrid y Sevilla, que habéis querido hoy acompañarme en este importante acontecer demi vida.

Era una tarde de verano, mediados los sesenta, aquel niño no tendría más detres o cuatro años, subía silencioso la escalera que separaba su casa del cuarto dondeguardaban los instrumentos de la banda de judíos de la Oración del Huerto. Hacía muchocalor, sería agosto. De pronto entre un sinfín de cajas allí guardadas descubre, con emoción,un enorme tambor, de los de verdad, con su caja de metal dorado, sus aros de maderaroja y amarilla, las palomillas metálicas. Los palillos, que apenas sus manitas podíanabrazar, comenzaron a golpear la piel del preciado tambor. Su mente infantil, por momentos,se traslada a las procesiones que unos meses antes había vivido con gran intensidad. Veía,como en presente, las capas de raso azul de los judíos, blancas para los cabos, manguitosdorados, medias, polainas y cascos de penacho rojo, la trompeta de pistones que tanemocionantes saetas tocaba, el callejón de la zaranda, el rincón del “parrancano” en losensayos de primavera. De pronto en la niebla de su pensamiento va apareciendo muypoco a poco, como en el difuminado de una película, cada vez con mayor nitidez, laimagen de María, su madre, que con el cariño que siempre demostraba y demuestra losorprendía devolviéndolo a la realidad. No podría volver a ver esos instrumentos hastameses después, cuando en los soportales de su casa de la calle Forte serían repartidos enalegre algarabía, trompetas y tambores a los jóvenes que ese año saldrían con la banda.Como en tantas otras de la época, los “mortericos”, el Ecce Homo, los sanjuaneros. Sumadre le contaba como ella y la inolvidable abuela Josefa, en la precariedad de aquellosaños, preparaban dulces y pastas en el horno de Zenón para el mayordomo de la cofradía

de ese año.

Ese mismo niño que con bote de metal, pedido en la tienda de Antoñico Díaz o deAmparo, participaba en aquellas procesiones que en su calle se organizaban con los amigosde infancia. Qué niño yeclano de aquella época no ha tocado el tambor, ¡con granmarcialidad!, sintiéndose auténtico romano con pechinas por las calles entonces tranquilasy sin tráfico, cuando la primavera yeclana alboreaba y las vísperas de la Semana Santaponían la ilusión y la impaciencia en los corazones de cualquier pequeño enamorado desus procesiones.

Ese mismo niño que en furtivas visitas a casa de su abuelo Zadí, en la corredera detantos recuerdos, del diablo, de los caramelos, de tantas procesiones y encuentros familiares,en algún descuido de la abuela Piedad, subía con sus primos y ¡con el miedo en el cuerpo¡a la última planta de la casa a ver y tocar ese estandarte de tan “antiquísimos siglos”, unaauténtica reliquia, pensábamos, con la pintura de un Angel y Jesús en el Huerto. Eseestandarte una de cuyas cintas pronto llevaría, fuertemente sujeta en procesión, a puntode cumplir los seis años y poder ¡por fin! conseguir túnica a su medida en los repartos decasa de Rafael Ortín, era el año 68, y que ya ininterrumpidamente lo vincularía a losdesfiles procesionales hasta el presente.

De llevar esa cinta de estandarte pronto pasó a desfilar en el centro de la cofradía,de ahí a una fila con cetro y, de pronto, en plena y triste decadencia de nuestra S. Santase sorprendió una tarde de jueves santo, en plena procesión, con una enorme cruz deguía dorada, cruz que apenas podía sujetar por el peso y por la endeblez del muchacho,abriendo cofradía y abriendo procesión, a veces, para su sorpresa, sin nadie que le indicarapor donde debía transcurrir el trayecto procesional, teniendo que intuirlo. Eran añosdifíciles, crisis económica, cambios políticos, agnosticismo acusado, abandono de lareligión y también, claro está, de las procesiones. Bajo el capuz las lágrimas surtían confrecuencia y se deslizaban por unas mejillas tristes, muy tristes y a veces incluso enrabietadas.Las mismas que rápidamente se emocionaban cuando de pronto comenzaban a sonar lasmarchas de la banda de “Morterico”, que iba detrás, puesto que la suya de los albañileshabía desparecido. En esos momentos se enardecía, se entusiasmaba, por su mentepasaban ideas, ilusiones, alegrías, euforia, proyectos de futuro.

Avanzan los años de adolescencia y aquel niño, con el corazón y la vida aún amedio escribir, se va alejando de la iglesia. Este abandono fue evidente durante ciertotiempo. Pero, llegada la Semana Santa la sangre volvía a hervir en sus venas de adolescente,la cofradía y la túnica eran sagradas en su familia, -hasta ocho trajes se preparaban yplanchaban con esmero por María, la madre, siempre la madre-. Hoy son muchas máspor el inmenso número de nietos. Seguían siendo años difíciles, tiempos de decadenciaprocesional, que culminaron de forma inusitadamente grave al sufrir en propia carnecómo la Oración del Huerto no salía en las procesiones de cierto y triste año, mediadoslos setenta, a pesar de las ayudas y el ánimo que Juan Jesús Azorín, entonces presidentedel Cabildo, intentaba transmitirles.

Aún recuerdo el enorme pesar y la gran tristeza de la familia toda, especialmente deBenito, el padre, tiempo después nombrado Nazareno del Año, en 1989, por sus años depresidente y por toda una vida vistiendo la túnica de la Oración del Huerto, ejemplo paramuchos cofrades; al año siguiente de haber ostentado, este mismo título, el inolvidableJosé María Muñoz, asimismo, cofrade ejemplar siempre delante de su Nazareno con latúnica y capuz de morado terciopelo hasta su muerte. Para muchos de nosotros, enaquellos años, verdaderos ejemplos a seguir por la constancia de toda una vida vistiendola túnica de capuchino.

Recuerdo como para mí aquella ausencia en las procesiones de ese triste año fueun acicate que me hizo ver muy clara y definitivamente mi compromiso personal paracon la cofradía y con la semana santa, y que la Oración del Huerto nunca más volveríaa sufrir aquella situación, que ya siempre estaría en su sitio procesional, en su privilegiadolugar aperturando nuestras sagradas procesiones.

“Tenemos que hallar, que descubrir, la trayectoria necesaria de nuestra vida”, nosdice el filósofo Ortega y Gasset. “No andes errante y busca tu camino”, nos apunta elpoeta León Felipe.

Bien es verdad que mi incorporación a labores organizativas y directivas con másintensidad se demoró algún año. Fue en la semana santa de 1981 cuando decidí refundarnuestra banda de cornetas y ocuparme más de lleno de los proyectos ilusionantes quecomenzaban a surgir. Fue aquel mismo año cuando el amigo Juan Jesús, me ofreció contan solo 19 años incorporarme a la vicepresidencia del Cabildo Superior, a pesar de mijuventud y de mi residencia en Murcia, puesto que allí estaba estudiando; cargo que aceptécon gran ilusión. En mi cofradía año tras año se iban incorporando niños y adolescentesilusionados y trabajadores, muchos “hijos del gremio” de la albañilería, entre ellos mishermanos pequeños que, confieso, me sufrieron mucho, lo indecible, en los múltiples“recados cofrades” que yo les encargaba. Unos y otros fueron aprendiendo y consolidándosey, hoy día, son una realidad al frente de la extraordinaria Oración del Huerto, a la cabezade la cual se halla Alfonso Ibañez, “rescatado” de la entonces banda infantil de lossanjuaneros, de la que era todo un cabo de tambores y bastante bueno. Hoy presidentede mi cofradía. ¡Qué recuerdos!

Es en este mismo año cuando una enorme puerta se abre en mi vida de cofrade, alconocer a un grupo de jóvenes extraordinarios, desde entonces ya amigos para siempre,“hasta la tumba”, que diría el poeta. Jóvenes que, como yo, sentían la necesidad, eldeseo, la ilusión de vivir los doce meses del año con intensidad las emociones de estafiesta tan enriquecedora para el que la conoce y en ella profundiza.

Vicente Albert, Paco Muñoz, Luis Azorín, Jose M. Martí, Luis Palao, M. Angel Yague,Pedro Isidro y tantos otros, fueron un descubrimiento en mi vida de cofrade que aún hoyme sigue marcando y enriqueciendo a pesar del transcurso de tantos años y de tantosa c o n t e c e r e s e n n u e s t r a s v i d a s f a m i l i a r e s y p r o f e s i o n a l e s .

Tertulias, viajes a congresos de Semana Santa regionales y nacionales, visitas a talleresde escultores, bordadores, orfebres, videos de procesiones, audiciones de música,excursiones donde cantábamos con emoción el Stabat Mater subiendo las rampas de la

Giralda de Sevilla, o por las cuevas francesas de Beterràn, muy cerca de la ciudad deLourdes, ante la expectación atónita y absorta de tantos turistas que nos observaban congran curiosidad y enorme sorpresa. Los caminos que circundan el monte Arabí fueronasimismo testigos de procesiones inverosímiles.

“Estáis locos” decían algunos en nuestra ciudad. “En pleno agosto con semana santa”,espetaban otros.

Charlas, a veces hasta altas horas de la madrugada, que nos complacían y que forjaronuna amistad irreductible en el tiempo y, a la vez, una motivación extraordinaria para que cada uno en nuestras respectivas hermandades iniciara su resurgir: Túnicas nuevas,restauración de tronos, -¡cuántas noches de frío, Señor!-, reorganización de bandasmusicales y a la vez, en el Cabildo Superior, haciendo lo propio, volvieron los pregones,la revista de semana santa, la contratación de bandas y reorganización de las propias; yomismo dirigía y ensayaba la de mi cofradía, tras su refundación, con un excelente grupode jóvenes, de los que siempre guardaré extraordinario recuerdo y un gran cariño. Deella formaban parte también cuatro de mis hermanos, ¡siempre mis hermanos!, dos deellos todavía en nuestro querido y familiar gremio de la construcción en Yecla, otroprofesor de universidad en Badajoz, el cuarto, profesional de la banca en tierras catalanas.Pero todos, como mis hermanas, aún hoy, firmes e ilusionados en el atrio cada juevessanto con la túnica de su Oración del Huerto. Asimismo otros muchos hijos de albañiles,hoy, directivos de esta gran cofradía, con mi amigo Alfonso al frente.

Aquellos años fueron, sin ninguna duda, para la semana santa yeclana actual, elinicio del ascenso de los primeros peldaños de una escalera “como la de aquel niño,tiempo atrás, en busca del preciado tambor”, ahora en busca de unas procesiones dignasde la Muy Noble Ciudad de Yecla; peldaños que a día de hoy se siguen subiendo y quehan permitido la concesión del conocido Título de Fiestas de Interés Turístico Regionaly Dios quiera que, pronto también, de carácter Nacional, si Cabildo y Autoridades lo tienena bien y suben los peldaños que hicieren falta, allí donde deban hacerlo.

¡Yecla, ha llegado tu hora! Pronto tus trece templos anunciarán con el secularbronce de sus campanas los grandes y emotivos días que nos aguardan. Desde el volteogeneral del imponente campanario de esta iglesia que hoy nos acoge, hasta el repiqueteosencillo, menudo, metálico, casi cristalino de la campanita del Hospitalico, de las monjasencerradas o del asilo, como nos recodara con tanto cariño literario nuestro inmortalAzorín, del que, el académico Vargas Llosa dijera recientemente que jamás iniciaba unviaje sin alguna de sus obras; a través de ellas el virtuoso premio nobel conoce, muy bien,el alma de nuestra ciudad.

Dichos templos acogerán la liturgia de la Pasión de nuestro Señor de Nazaret yabrirán sus puertas, salvo los que por larga, pendiente y deseada restauración, a veces porun insuficiente interés de las instituciones de las que, el Patrimonio Arquitectónico deYecla, es un eterno, secular y resignado sufridor, recordemos el templo barroco de s.Francisco, o aquellos que por decisión de la Curia -santa Bárbara o san Roque-, tienencerradas sus puertas. O la Iglesia del Salvador, con su restauración eternamente inconclusa,hoy excelso museo de semana santa, muy visitado por yeclanos y forasteros.

Cuando a finales de siglo XIX los grandes arquitectos Francisco Villar y Antonio Gaudísupervisaban en Barcelona la colocación de las primeras piedras de ese original templo

de la Sagrada Familia, ahora bendecido por el Papa en 2010 como Basílica Menor, Yeclaveía cumplido su sueño de consagrar la Basílica de la Purísima, después de un siglo deobras y sacrificio de todo un pueblo, diseñada por los arquitectos José López y JerónimoRos.

¡Que sería de la fe y la religiosidad popular sin estos magníficos templos donde nosreunimos los católicos a celebrar la eucaristía y a confraternizar en las grandes festividadescomo la semana santa, y que sería también de nuestra fe de cofrades sin el evangeliohecho carne de imágenes por los escultores durante los últimos siglos, desde laContrarreforma, el Concilio de Trento y el barroco! Arquitectura e imaginería se fundenpara proporcionarnos el marco idóneo con el que conmemorar las celebraciones másimportantes del calendario cristiano.

La Iglesia necesita de los artistas. “Nosotros necesitamos de ustedes” dijo Pablo VI,bajo las bóvedas de la Capilla Sixtina, en un inolvidable encuentro con un grupo de ellosen 1964.

En estos templos y en estos días, las misas se nutren de multitud de feligreses, semultiplica exponencialmente el número de comuniones, los viacrucis de viernes cuaresmalse viven ya, como los triduos, oficios de tinieblas y septenarios, con intensa devoción.Pronto los oficios religiosos colmarán las necesidades espirituales de tantos yeclanos yla tan necesitada paz espiritual. Los monumentos de Jueves Santo presentarán al Rey deReyes, al Cristo Redivivo, en su relicario, especial y ricamente ataviado para estos días.Monumentos antaño visitados por matrimonios, cogidos del brazo, con la tradicionalmantilla española, costumbre hoy desaparecida, inmortalizada por Azorín en la Voluntad.En mi casa siempre será conservada en lugar destacado una fotografía de esta entrañabletradición con mis suegros Joaquín y Conchita cogidos del brazo, por este mismo atrio dela Purísima, con la mantilla espléndidamente llevada por la que fue mi segunda madre.

Cabildo y cofradías despliegan desde Miércoles de Ceniza y durante toda laCuaresma una intensa actividad cultural y devocional, que en los últimos años suele darcomienzo con el Sermón de la Siete Palabras organizado con piadosa exquisitez por lacofradía de la Agonía, al que siguen multitud de actos que engrandecen la cultura y la fede nuestro pueblo, en una ciudad tradicionalmente rica por lo numeroso de sus actividadesa lo largo del calendario anual. Actividades, algunas, necesitadas de más participacióncofrade. El cofrade nace y se hace, por transmisión familiar o por inclinación y vocaciónpersonal, a menudo desde su más tierna infancia. Por ello las hermandades debemoscuidarles, darles formación y apostolado, transmitirles la ilusión necesaria para que esosniños que con ternura e inocencia comienzan a vestir la túnica desde una temprana edadechen raíces en la cofradía, y lo hagan asimismo sus hijos y los hijos de éstos, en esacadena humana que es la vida de una hermandad. Las directivas tienen que ser comprensivascon cada tipo de capuchino, el constante y de diario, o el que solo acude una vez al añoa las procesiones. Todos son dignos hermanos de nuestras sagradas cofradías, todoscumplen su misión en esta muestra de evangelización, caridad y cultura.

Y hoy, aquí, el pregón, en este Domingo de Pasión con el que anunciamos atoque de corneta y tambor una conmemoración bimilenaria, dos mil veces repetida, laPasión del Nazareno, la cruel tortura del Flagelado, la ejecución de la pena de muerte del

Inocente por el más vil método que en Derecho Romano se contemplaba para loscondenados por delitos más graves, la crucifixión. La que padeció y siguen padeciendotantos cristos vivos en nuestro hoy presente.Como nos recordaba hace unos años mi querido d. Miguel Ortuño: “La semana santa noes solo recuerdo, también actualización, el hombre del siglo XX y el de cualquier época,necesita revivir el drama del Gólgota. Necesita para la afirmación de su ser, saborear ladulzura del perdón, la eficacia del amor y la amargura, a veces no comprendida, deldolor”.

En una sociedad como la nuestra que por ignorancia, tal vez comodidad, tambiénpor egoísmo o hipocresía, es incapaz de erradicar en muchos lugares del mundo la tortura,la cruel pena de muerte, el homicidio de niños indefensos en el seno de sus madres. Unasociedad que huye de la vejez y de la muerte, que la oculta, que la rehuye, que no aceptael sufrimiento, que crea y promociona la eutanasia activa como falsa panacea de unamuerte digna. Hace unos años Juan Pablo II nos decía que “una vida que está llegando asu fin no es menos valiosa que una que está comenzando… El moribundo merece elmayor respeto y la atención más solícita”.

Una sociedad que mira con ojos entreverados al que es diferente. Que considera ala familia tradicional como una institución caduca, siendo como es, en palabras del mismoy añorado Pontífice: “La base de la sociedad y el lugar donde las personas aprendemospor vez primera los valores que nos guían durante toda la vida”.

Una sociedad que ataca a la Iglesia Católica, sin el más mínimo pudor, sin recato,con gran publicidad y mofa, a veces. Que abomina de esta institución que, con dos milaños de historia, forma parte de la esencia más profunda de nuestra civilización y sin lacual, hoy, no seríamos lo que somos. Una civilización europea que se sostiene, según losgrandes filósofos, en cuatro pilares fundamentales: La Filosofía Griega, el Derecho Romano,las revoluciones de los últimos siglos, y la Iglesia Católica, nuestra Iglesia.

Una sociedad que promueve un racionalismo nihilista y relativista, donde todo vale,donde el diálogo fe y razón se pretende que sea imposible, siendo perfectamentecompatibles, en palabras de Carol Woytila “son como dos alas con las cuales el espírituhumano se eleva hacia la contemplación de la verdad”.

Iglesia que, afortunadamente para el mundo de la cultura, atesora grandísimas obrasde arte, por lo cual es criticada asimismo por algunos sectores, a pesar de que éstas seancompartidas y disfrutadas por toda la sociedad, pasando además por alto,intencionadamente, la ingente labor social, educativa, humanitaria, que realiza a travésde casi 20.000 sacerdotes -solo en España-, cientos de instituciones religiosas, -muchasde ellas educativas y asistenciales- como las residencias de ancianos atendidas por monjitassin remuneración económica de ningún tipo. ONGs como Cáritas que con miles devoluntarios el pasado año atendió en España a dos millones de personas en sus másbásicas y primarias necesidades. ¿Cuánto costarían a las arcas del Estado estos servicios?

Las cofradías yeclanas no son una excepción en este sentido con el fondo de solidaridadque han constituido y las actividades que realizan durante el año para recaudar fondospara los más necesitados.

Bien es verdad, y ello hay que reseñarlo con firmeza y rotundidad, que nuestrasociedad, antes que Caridad, lo que necesita es más Justicia Social, ya lo decía hace

muchas décadas Pio XI, en la encíclica Quadragésimo Anno: “Que se reduzca la diferenciaentre los ricos y los necesitados”, así podríamos evitar que no haya tantos seres humanosal otro lado de la frontera de la dignidad, en la más absoluta pobreza.

Jesús el hijo de una pobre y modesta judía nazarena, MARÍA, que en Yeclaprocesionamos y veneramos bajo las advocaciones de la Esperanza, Alegría, DulceNombre, Dolorosa, Inmaculada Concepción, Soledad, Dolorosa al pie de la Cruz, Angustias. Madre del Hijo Amado que sufrió tortura de azotes, en un terrible vía crucis cargado conel “stipes” romano y pena de muerte, ante el jadeo ensordecedor de una Jerusalem quelo aclamaba con Palmas y Ramos para después entregarlo a la cruz a través de un procesojudicial manifiestamente irregular, muy estudiado por cierto en la literatura jurídica actual,con etapas en el sanedrín judío, casa de Anás y Caifás, al alba en el pretorio de Pilatos,después ante Herodes y de nuevo devuelto, sobre las once de la mañana, al gobernadorromano, que, a pesar de las recomendaciones de su esposa Claudia Prócula, simbólicamente,se lava las manos, como vemos en nuestro carroza del Ecce Homo, entregándolodefinitivamente al centurión romano, ya condenado.

En 1933, un grupo de juristas judíos, revisó en Jerusalem el proceso judicial dePilatos, rectificando la sentencia y rehabilitando al Cristo Hombre.

Jesús, siempre Jesús, que con tu muerte voluntariamente aceptada redimiste almundo, ha llegado tu hora en esta Yecla procesionista que te quiere y venera en diciembreen los típicos belenes y ahora, ante la llegada del primer plenilunio primaveral, en losdesfiles pasionales de esta Noble Ciudad levantina que conmemora con una usanza muypeculiar con caracteres barrocos, coloristas, de suaves perfumes; alegres y bulliciosos enunas procesiones, tristes y compungidos en otras, siempre con exquisita musicalidad. Quésería de ellos sin nuestras fabulosas bandas: Asociación de Amigos de la Música, Oracióndel Huerto, San Pedro, romanos del Ecce Homo y Cristo de la Agonía, Sanjuaneros,Magdalena, Cristo de la Caída y Angustias. Músicos todos con mayúsculas que, con partiturao sin ella, y con desinteresado esfuerzo, váis dando alabanzas a Nuestro Señor a lo largode los desfiles pasionales emocionando los corazones de los cofrades penitentes y detodo el pueblo, a veces poniendo “los vellos de punta” a los que, bajo el capuz, marchamosa vuestros sones con nuestros titulares por las calles de Yecla.

Semana Santa levantina, en estilo y esculturas, pero con importantes influencias deCastilla, no podía ser menos: Procesión de las Siete Palabras del Cristo de la Sangre y elPerdón, o Penitencial del Lunes Santo.

Semana Santa también con fuerte influjo andaluz por las aportaciones de marchasmusicales y de importantes obras escultóricas de célebres imagineros de aquellas tierrasdel sur.

Una Semana Santa que hunde sus raíces, en la nebulosa de los tiempos. Ya enépoca de Felipe II se hace constar fehacientemente la existencia de cofradías y hermandades.Posteriormente en el siglo XVII se realizan procesiones de penitentes ataviados con túnicay rostro cubierto; y en el XVIII los tradicionales sermones del Descendimiento y de laSoledad en la tarde del Viernes Santo atestiguan los muchos siglos que contemplan estatradición religiosa multisecular en nuestra muy noble ciudad.

Bien es verdad que si analizamos el origen de nuestros desfiles pasionales, con unaestructura similar a la actual, tenemos que acudir a la segunda mitad del XIX y especialmenteal último tercio del mismo con la restauración de la monarquía borbónica, que dotó deestabilidad a la nación y a la semana santa la posibilidad de un desarrollo relevante. EnYecla las cofradías, vinculadas a gremios, se organizaron y progresaron, aun con altibajos,hasta llegar al momento presente de gran esplendor, con la incorporación de nuevasprocesiones, cofradías y hermandades y un buen número de imágenes, orgullo de losamantes del arte en nuestra ciudad, gran parte de las cuales se encuentran, hoy día, enel Museo de la Iglesia Vieja, asimismo orgullo para Yecla y los yeclanos, no en vano esuno de los museos más visitados de la ciudad, sobre todo por multitud de forasteros quemarchan maravillados tras su visita. Museo, por cierto, necesitado de más apoyo e inversiónpública por la riqueza artística que atesora bajo las góticas naves de la antigua Rectoríadel Salvador, amén de una actividad cultural, bibliográfica y promocional de la queabsolutamente carece, la cual, como Liborio Ruiz en su día publicara, es fundamental enun establecimiento museístico que quiera considerarse como tal.

O, apunto yo, aunque solo fuere por razones de economía y promoción turísticade la ciudad.

Siempre recordaré la tarde noche del 16 de marzo del año 2000 cuando un nutridogrupo de amigos de todas las cofradías yeclanas y cabildo, lamentablemente con escasísimosmedios pero una enorme ilusión, acondicionábamos el museo que al día siguiente iba ainaugurarse. Curiosa casualidad del destino, justo 64 años después de que ese mismotemplo, en la misma tarde noche y casi a la misma hora, sucumbiese pasto de las llamascon su inmenso patrimonio artístico incluido, como gran parte del acervo artístico yreligioso de la ciudad, en aquella triste primavera del treinta y seis, donde hasta 142imágenes se perdieron para siempre.

Desfiles pasionales de Yecla, fe, tradición y fervor popular, como el que ostenta lanueva Procesión de las Siete Palabras.

Las Siete Palabras de Cristo en la Cruz fueron recopiladas por vez primera por unmonje cisterciense en el siglo XII. Pero fue en el XVI cuando se impulsó notablemente sudifusión. Desde entonces se propagó la costumbre de predicar el tradicional "Sermón delas Siete Palabras" en la mañana o mediodía del Viernes Santo. Palabras que Yecla pregonala noche de viernes de Dolores, desde el año 2006 a lomos de un caballo desde el templode san Nicolás hasta el de la Basílica, atravesando parte del antiguo barrio judío de laciudad, como bien precisara Liborio Ruiz, con dos sencillos pero elegantes tronos, laVirgen del Dulce Nombre y esa excelente talla del Cristo de la Misericordia de LozanoRoca, recientemente restaurado por Penélope Santa, portados a hombros de mujeres yhombres de la Yecla cofrade, al frente de Luis Palao y su amplio y entusiasta equipo. Nuevaprocesión que ha agrandado el tamaño de nuestra Semana Santa y dotado de peculiaridadpor representar una claro desfile pasional castellano, acompañado por una ingente ycuriosa multitud de yeclanos que reza el Padre Nuestro a su finalización bajo el interiorde la cúpula vidriada de nuestra basílica, que concibiera Jerónimo Ros para orgullo denuestra pueblo.

Yecla empieza a procesionar, se acercan los días grandes. El sábado de dolores,

Sábado de Perdón en nuestra ciudad, desde el año 2007, parte del moderno templo des. José Artesano el Cristo de la Sangre y el Perdón que es llevado a hombros por devotosde la parroquia por las calles del entorno y alumbrado por el tercio de nazarenos de sucofradía, acompañada de las marchas procesionales de diversas agrupaciones musicales.Cristo Flagelado, ensangrentado por la mano del hombre, de gran devoción y adoraciónen su parroquia, no en vano los días previos celebra un solemne triduo en su honor.Imagen anónima de principios del s.XX, una de las salvadas en 1936, hace poco restauradapor Paco Rovira. Joven pero multitudinaria procesión penitencial del Stmo Cristo de laSangre y del Perdón, a la que se suman muchísimos yeclanos que recorren el entorno,rezando y acompañando a la cofradía que con tanto entusiasmo y fe dirigen AgustinSoriano y Paco Ruiz, con un objetivo muy claro, el de “ayudar a los que se acercan a vivirla fe en Cristo, alimentándose de la eucaristía y el sacramento de la caridad, movidos porla devoción al Cristo de la Sangre y del Perdón”, junto a un Jesús que perdona, y que, porello, no vino a llamar a justos sino a pecadores como nos relata el evangelio de san Lucas.

Domingo de Ramos. “El que no estrena, no tiene mano”.Los niños de Yecla comienzan a vivir este día tan especial de espléndido amanecer

primaveral en esta tierra de la altiplanicie murciana, “enclave entre varios reinos, alto enel cruce de caminos”, esta magnífica tierra de contrates, de brisas mediterráneas y fríoscastellanos, acogedora, laboriosa, emprendedora, abierta, con una emoción contenidaante los días grandes que se avecinan. Desde el miércoles previo las madres y abuelascompran la palma en el mercadillo tradicional en el que artesanos de la vecina y cofradeciudad de Elche venden sus productos de palma lisa o artísticamente rizada, para que eldomingo Yecla se convierta en la Jerusalem bulliciosa que recibe a Jesús a lomos de laburrica, en esta procesión fuertemente impulsada bajo la presidencia de Pedro Sorianoque adquirió esta imagen hace unas décadas al escultor de Alcantarilla, Aburquerque.

Mi cariño y mención especial a mi madre que cada año, sin faltar uno solo, noscompraba a todos los hermanos, siete, la preciada palma, con la que después, al igual quehiciera su madre con ella, la entrañable abuela Josefa, nos fabricara esos anillos y pulserasque tanto gustaba a los nietos. Como ahora se hace en casa con mis hijos.

La historia fotográfica de mi familia podría resumirse en la foto anual en este mismoatrio al acabar la procesión de palmas de cada año, con todos los hermanos, al igual quese hacía cada febrero con el Pan Bendito de s. Blas.

Lunes Santo.El incienso, tradicional perfume hebreo, inunda las calles de la vieja Yecla a los sones

del carrico nato, la carraca y la campana, tras la bandera Vexila, el Libro de Reglas de laHermandad y la previa Venia que el secretario solicita al párroco para procesionar a losSantos Titulares, en un ritual de una sobriedad y exquisitez propios de esta cofradía jovenpero señera en nuestra semana santa. La Pontificia, Real y Hospitalaria, presidida hoy porel amigo Lorenzo; para mí también de Pepito, cofundador y “alma mater” de la misma,gran y laborioso cofrade, con el que este pregonero tuvo la suerte de viajar, también encompañía de otro trabajador infatigable de nuestra Semana Mayor , Luis Azorín, alcongreso nacional de cofradías de Salamanca, en un otoño de finales de la década“ochentina”, y de donde tras un paso por Zamora para conocer esa espléndida S. Santa

castellana, este pregonero propuso e insistió a José Manuel para que el Lunes Santoyeclano perfumara su recorrido procesional con un pebetero llevado a hombros, a lo cualel presidente accedió con una condición, que fuésemos yo y un grupo de amigos los queportáramos el dicho catafalco. Fue así como durante varios años fui cofrade de estahermandad, como lo fue mi amigo Paco, hoy presidente del cabildo, también portadordel pebetero inaugural de la cofradía, y otros cofrades hoy aquí presentes.

El incienso purifica el recorrido de las andas de la Dolorosa y el Cristo de la Salud,llevados ambos a hombros por fervorosos portapasos perfectamente ataviados, comodebe ser, con la túnica de su hermandad.

La noche primaveral, las empinadas calles, el rezo de los misterios gloriosos delrosario, los motetes que desgrana la coral en la misteriosa y medieval noche yeclana,cuando frente a frente Madre e Hijo enfrentan sus miradas, con resignación, para quesucediera lo que ya estaba dicho en las Escrituras.

El sonido ronco del tambor, el bronce de la campana, la esquila, la carraca, las notasdel carrico nato de Silvio, la multitud, los rezos, el oro de las andas, el incienso flotando,los penitentes de pesadas cadenas y arbóreas cruces; todo conforma un escenario muyparticular de penitencia y arte, protagonizada por una cofradía novel, de solo tres décadas,pero con una solera reconocida por miles de yeclanos que cada fresca noche de primaverala acompañan con fe e ilusión, si la traicionera climatología lo permite.

Martes Santo.Niños, farolicos, luz y artesanía para el Cristo Yacente de los comerciantes que con

excelsa solemnidad es trasladado por setenta portapasos con elegante y devota composturapara que comparta, con el pueblo todo, los días de pasión en su basílica, verdadero corazónde la Yecla procesionista en esos días.Luces de inocencia en la gran noche del martes santo yeclano. Familias enteras acompañanal Cristo muerto de Francisco Teruel en una procesión única en España, y de la que elcatedrático Melgares Guerrero, pregonero en este mismo atril en 1982, ¡parece que fueayer!..., dijera que respondía a un ritual pagano de limpieza y purificación mediante elfuego del recorrido a realizar con posterioridad.Una marea humana de ilusión, farolicos por millares, de los más diversos materiales,muchos de ellos realizados por jóvenes discapacitados de AMPY. Algarabía infantil pero,a la vez, solemnidad en el tercio nazareno y en su señorial trono de andas, tallado por unartesano yeclano ausente. Túnicas majestuosas, únicas en España, diseñadas por ConchitaCamarasa y realizadas por Virginia Ivars, y estandarte emblemático para nuestra semanasanta con un bordado inigualable en el rostro de Jesús.

Con un, cada vez más, multitudinario besamanos final al pie de este mismo altar antela sonrisa siempre perenne del inolvidable Antonio Quintanilla, hoy de su emocionadahija Mª Dolores.

“Dejad a los niños venir a mí y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino delos cielos”. Evangelio de san Mateo.

Miércoles santo.Día grande para Yecla. No hay desfiles pasionales, pero la pasión va por dentro. La

olivera de la Oración del Huerto ya ha llegado -dice Pepito-. El laurel lo traen ahora. Las

cofradías van apareciendo en el transcurso del día. Al caer la tarde el ajetreo aumenta,flores, cetros, estandartes, cruces de guía, palios, baterías, escaleras, herramientas. Elpárroco pasea con deleite por las naves laterales sin perder detalle. El pueblo se acercacon curiosidad a contemplar el montaje de los tronos. La ilusión va creciendo pormomentos. La intensidad del trabajo cede por unas horas a la celebración penitencial, tannecesaria para el cristiano. Acaba la misma y el trabajo se intensifica aún más, si cabe.¡Déjame la escalera, toma los alicates! ¿Han traído ya los dátiles de la Oración del huerto?Guárdame los siete como es tradición. La basílica va pareciendo el más extraordinariomuseo de semana santa de toda España.

La cúpula y las neoclásicas columnas lo contemplan todo en silencio desde hace 134años.

Unos se incorporan por vez primera a sus cofradías, otros…ya no estarán más, esteaño se han marchado para siempre, están allí con Él, verán las procesiones desde el balcónceleste.

¡El laurel de san Juan está más verde que otros años. Ya han subido al Cristo de laAgonía a su trono! Avanza la noche, llegan músicos de bandas yeclanas que han actuadoen procesiones de ciudades limítrofes. ¡Otra olivera, hay otra olivera! dice alguien, -es ladel Prendimiento, claro, también sucedió en Getsemaní-. Las tertulias surgen por losrincones de la iglesia, las columnas escuchan, pacientes y cómplices, los comentarios deunos y otros. Alguien sale a fumar a la calle. Los tronos van perfilándose. El palio de laEsperanza está ya instalado. El Cristo de la Buena Muerte está precioso, comentan. De lacapilla de las Angustias brota un suave perfume de claveles y la mirada resignada de lavirgen barroca más bella de Salzillo. El Nazareno la acompaña en la girola. Se ultimanempujadores. ¿Te queda alguna túnica? El Cristico se ve al fondo en la joya plateada quele sirve de trono. ¿Has visto el Descendimiento?, comenta algún curioso, es el mismísimoCristo de los Estudiantes de Sevilla. Los floristas laboran sin descanso, rosas, gladiolos,calas, azucenas, claveles, anturius inundan la iglesia de una dulce y peculiar fragancia quesolo esa noche puede percibirse en Yecla. La Cleofás la traen mañana sus mujeresportapasos, -apunta alguien que contempla los últimos retoques de la Caída y la Verónica-. ¿Has visto qué maravilla el nuevo san Pedro de las Negaciones?, está junto al Amarradoy el Ecce Homo. ¡Han traído ya al Despojado, por fin ha llegado de Sevilla!, apunta alguiencon ironía.

Qué gran museo. Parece el de la iglesia Vieja, pero en las naves de esta majestuosacatedral neoclásica, que diría mi querida profesora Concha Palao.

Otro año más la madrugada se ha echado encima, el sueño, implacable, marca laretirada.

Mañana la gran Procesión de Pasión del Jueves Santo Yeclano.Las ricas empanadas están dispuestas en los obradores y en los miles de hogares

yeclanos, dando un aroma especialmente “semanasantero” a estos entrañables días.La emoción, la ilusión de un nuevo año. Tanto esfuerzo, trabajo, reuniones, actividades

litúrgicas, culturales y protocolarias, algunos disgustos, muchas alegrías, ensayos de bandascon frío indescriptible y esfuerzo, a veces, poco reconocido.

La Eucaristía como sacramento, núcleo esencial de la santa misa, va a ser instituidapor los siglos de los siglos en la Última y Santa Cena de Jesús. Asimismo el Lavatorio de

Pies, símbolo antropológico del cristianismo, acredita el amor del Galileo, que lleva acabo el trabajo  más humilde, el más bajo quehacer del mundo, a fin de hacernos dignosde sentarnos a su mesa, y que implica una exigencia en la vida de todos los cristianos.

Llegó el gran día. Procesión de la Pasión de nuestro señor. La Oración del Huerto delos albañiles, el Prendido de Labaña, las Negaciones de Pedro con ese bello Cristo de lasmonjas encerradas, el Azotado, Pilatos con el Ecce Homo de tantas devociones, Ntro.Padre Jesús Nazareno de los comerciantes, La Magdalena, San Juan, la Verónica, la Caída,Jesús Despojado de sus Vestiduras, histórico día éste de jueves santo, - después de 77 añosvuelve a las calles de Yecla nuestra cofradía de la Hiel y el Vinagre-. El Cristico adorandoa su cruz, el Stmo Cristo de la Agonía que nos preside hoy y siempre, el sevillano Cristode la Buena Muerte, las Cinco Llagas con su magnífica talla del Cristo de la Misericordia,la bella, dulce y resignada Dolorosa de Salzillo -que llegara a Yecla hace 248 años porencargo franciscano, un 28 de enero, costeada por todo el pueblo y bendecida en laentonces ermita del Niño con solemne procesión bajo palio y fuegos artificiales- y, cerrandoel desfile de Pasión, nuestra sevillana Sra. de la Esperanza en su trono de plata y palio decielo y verde.

Gran noche de pasión en Yecla, magníficas bandas de música, tronos de cotizadosartesanos, miles de capuchinos. Completo Vía Crucis de arte y fe popular, por las bientrazadas calles de la Yecla del XIX. Salzillo, Esteve Bonet, Casanova, Torregrosa, Teruel,Ponsoda y Bravo, Lozano Roca, Labaña, Ramón Cuenca, Francisco Rovira. Imagineríalevantina, murciana y valenciana, junto a la barroca andaluza de Ramos Corona, ManuelMartín, Pizarro, Alvarez Duarte o José San Juan. Bordados y orfebrería, asimismo, murcianos,castellanos, valencianos y andaluces, conforman un cortejo barroco, colorista, de suavesperfumes primaverales, de gran vistosidad estética y, para algunos, de profunda fe. Tambiénde un poso de arte y cultura incuestionables.

La mayor parte de cofradías y Hermandades yeclanas participan en este multitudinarioy distinguido cortejo. Cofradías que portan encima de sus tronos y carrozas al mismo Dioshecho hombre, a un Jesús “que se deja conquistar por el humilde y rechaza la arroganciadel orgulloso”, sabias palabras de Carol Woytila que deberían hacernos meditar a todossobre la innecesariedad de la competencia excesiva entre unas cofradías y otras, y hacernospensar que todas somos una y la misma, una gran hermandad de cristianos y cofradesque evangeliza con imágenes y que ama profundamente nuestras procesiones. Los últimosserán los primeros, nos apunta el evangelio. Cofradías que han de evangelizar hacia elexterior en los cortejos procesionales, y al interior de cada cofrade con humildad y caridad,como nos advirtiera el cardenal Fray Carlos Amigo recientemente en su histórica visitaa nuestra ciudad.

La luna de Nissan da fe, desde su privilegiado enclave, de todo lo acontecido estanoche de intensas emociones en nuestra Yecla del alma.

Procesión del Silencio.Jueves de anochecida, en la iglesia del antiguo Hospital de Caridad unos nazarenos

hacen promesa de silencio ante el Cristo de la Paz antes de encender sus hachones decera. Silencio y meditación.

Yecla a oscuras, solo iluminada por la fe de los penitentes y la luz que irradia el Cristode la Paz a hombros de devotos que con promesa o sin ella, llevan a Jesús crucificado y

muerto. La paz que irradia su rostro y su mensaje de salvación para el humillado, elsufriente, el hambriento, el necesitado de dignidad, es en esta noche de oscuridad medievalyeclana el centro de la predicación en el rezo de las catorce estaciones que llevaron alGalileo del pretorio al calvario. Noche intimista y de profundizar en la fe. La oscuridadinvita a la reflexión y a la oración. Jesús nos habla con su silencio llenándonos de pazinterior. Los violines y sus “Saetas del Silencio” son un exquisito detalle musical en estaprocesión participativa donde el pueblo acompaña todo el recorrido al cortejo en penumbray oración.

Cofradía del Cristo de la Paz, tantos años presidida por el nazareno del año de nuestrapasada semana santa, y “alma mater” de la misma, el bueno de Antonio Rubio.

Solo un año he portado a hombros a este Cristo de la Paz en compañía de Fernando,amigo madrileño, que vino “ex profeso” a Yecla a esta procesión de penitencia yrecogimiento y que, junto a Paco Muñoz, “metimos” el hombro a fondo para llevar anuestro Cristo y ganarnos su paz eterna.

“Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré”, evangelio deMateo.

Yo te sigo, Señor, yo soy vestidode negro silencioso y centenario.

No alcanzo a ver siquiera tu sudarioni el perfil de tu cuerpo suspendido.

Un antifaz me salva del olvidoque es vivir el afán de lo diario.

Y hoy soy en la ladera del Calvarioaquello que seré, que siempre he sido.

Yo te sigo, Señor, que nadie quieraindagar el porqué de mi camino

ni el sueño que mi pecho conmemora.

Porque una vez me hirió la primavera.Te sigo porque sí, para que un trino

me descorra las puertas de la aurora... (2)

Procesión del Calvario.La ciudad despierta con un sol resplandeciente, anuncio de una mañana luminosa

y primaveral de Viernes Santo.¡Hay que acudir con premura, la procesión está saliendo, pronto será la cortesía! Las

calles adyacentes al ayuntamiento son un río de creyentes y no creyentes que quierenrememorar esta antiquísima tradición.

Jesús sube lentamente hacia el Calvario, al pie de la renacentista torre de la antiguaRectoría del Salvador, hoy nuestro Museo. La madre cobija su amargura bajo verde palioy va al Encuentro del Hijo. El pueblo busca la plaza, mira la hora, espera ansioso.

Recuerdo de los Autos Sacramentales medievales la Cortesía es un sencillo y emotivoritual que simboliza y rememora el encuentro en la calle de la Amargura (IV Estación delvía crucis). El brazo del viejo nazareno yeclano saluda hasta tres veces a su Madre. LaVirgen de la Esperanza se inclina otras tantas en señal de solemne cortesía. Breve instantepero de intensa expectación. Las vetustas arcadas de la plaza consistorial, con su antigüedadde cuatro siglos, contemplan en silencio un año más el fervor del pueblo todo mientrasla torre renacentista vigila desde su altura la perfecta ejecución del ritual. Si las piedrashablaran nos relatarían como a finales del XIX nuestros antepasados de fe sencilla y robustaasistían con la misma expectación que nosotros, en este mismo lugar y a la misma horaa rememorar las tradiciones ancestrales de su pueblo.

El colorido de rasos, terciopelos, capuces y enorme gentío inunda la plaza. Todo elmundo toma posiciones para contemplar el tradicional acontecimiento.Es un sencillo y emotivo ceremonial grabado con emoción en mi retina desde mi mástierna infancia visto, siempre, entre una ingente muchedumbre y un río de capuces, desdelos arcos de la lonja presto a recomenzar la procesión por la corredera, puesto que micofradía, la Oración del Huerto, era la primera en salir. Capuces al cielo, cruz guía y farolas,estandarte, carrico nato, banda, ajetreo multicolor, nervios, emoción, río de gentes,delegados de procesiones, todo en marcha de nuevo. El cristo de la Oración comienzasu vía crucis reconfortado por el Ángel. Los apóstoles, como nosotros, cristianosacomodados, dormitan al pie del olivo. Las marchas comienzan de nuevo a sonar, lacorredera rebosa, los niños esperan los ansiados caramelos, la ciudad entera se encuentracon su solemne procesión del Calvario. Le siguen el Prendimiento, las Negaciones dePedro, el Amarrado, Pilatos y el Ecce Homo, la bella estampa de Jesús Nazareno, Sta Mºde Magdala, San Juan el joven discípulo, la Santa Faz - vero icono-, Cristo de la Caída, elJesús Despojado de nuevo en su alegre y bulliciosa calle corredera después de tantasdécadas de ausencia; el barroco y valenciano Cristico Adorando a la Cruz, el Stmo CristoAgonizando, el de la Misericordia en su Santa Lanzada con Longinos atravesando su santocostado, el neobarroco Cristo de la Buena Muerte, la Virgen de las Angustias luciendoesplendorosa en la soleada mañana del gran Viernes Santo yeclano,-todo un lujo de artey sensibilidad del italo murciano Salzillo-, y Nuestra Sra. de la Esperanza sevillana yyeclana, en sus trazos, que cierra este solemne desfile pasional; completo y barroco víacrucis levantino de luz, color, música, solemnidad, flor, perfumes, luminosidad , caramelos,orden, fe, por un trazado muy popular que transcurre por la entrañable corredera hastasu retirada en el amplio atrio de nuestra basílica catedralicia, recorriendo las bien trazadascalles de los siglos XVIII y XIX, donde se encuadran preciosas estampas de los pasos enlas fachadas de diversas casas solariegas y en especial de la casa palacio de los Ortega, ola caja de ahorros. Estas modernas y bien trazadas calles yeclanas asisten con la mismaexpectación que hace siglos a este gran drama sacro de la Redención, con un completísimoevangelio hecho carne de madera y unas músicas, bien lo sabemos, de una brillanteznunca antes vivida en nuestras procesiones.

Un valeroso lirio despojadosobre la loma de las desventurasaguarda proyectar por las alturasla sombra del madero iluminado.

Ya está el Verbo divino preparadocon el despojo de las vestiduras,libre de las mundanas ataduras,

ya está dispuesto para ser clavado.

La noche negra ya dejó en el Huertopor la rendija del dolor profundo,el corazón de Dios al descubierto

Fuente de vida y de amor fecundoHoy tiene que brillar en el desierto

alzada como un sol la Luz del Mundo. (3)

Procesión del Santo Entierro.“Cosumatum est”.Es la hora nona. El velo del Templo se rasga. Cristo ha muerto en la cruz. En la parte

alta de la misma consta, por prescripción de Pilatos, la causa de su condena: JesúsNazareno Rey de los Judíos. Muchos se burlan de él, exactamente igual que en la actualidad.Uno de los ladrones que le acompañan en el Gólgota le dirige una humilde petición, llenade fe, “señor acuérdate de mi cuando estés en el reino de tu padre”. Muchos de nosotroshacemos como el ladrón, oramos, pedimos, a veces con hipocresía, casi siempre condeslealtad al Mensaje.

“En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”, es la promesa del Salvadora aquel buen ladrón que compartía sacrificio en el monte de la Calavera en la primaveradel año 33 de nuestra Era.

“Consumatum est”.“El stipes y el patibulum” han quedado vacíos, aunque muchos en esta nuestra sociedad

sigan sufriendo la pena de tantas cruces en los múltiples pesares de nuestra vida cotidiana.Comienza la más solemne procesión de nuestra Semana Santa. La basílica rebosante

de yeclanos y de gentes llegadas de los más diversos lugares de la comarca acoge bajola bóveda celeste de Muñoz Barberán y de su cúpula inmaculada, entre sus amplias navesy en la girola, ante la contemplación muda y absorta de sus seculares y neoclásicascolumnas, a capuchinos, músicos, manolas, autoridades, clero, católicos y no católicos,curiosos e interesados en el arte y el espectáculo que supone un desfile procesional deesta envergadura con dieciséis pasos procesionales, buen número de ellos portados ahombros.

Las calles rebosan respeto y expectación, los pequeños renuncian al caramelo. En laYecla procesionista Cristo ha muerto y va a ser enterrado como un yeclano más en sunicho de san Francisco.

Acompañado en el cortejo por los pasos de la Verónica, Dolorosa al pie de la Cruz,San Pedro, Vera Cruz, Santa Mª de Cleofás de reciente incorporación -portando unaimagen del yeclano y presidente de la cofradía Antonio García y llevada por setentamujeres portapasos- ¡Qué elegancia! En su cruz de la Misericordia lanceado por un

longinos inconsciente y mandado. Derramando su preciosísima sangre en la bella talladel sevillano Manuel Martín que con tanto cariño llegó a Yecla, de la mano de sus jóvenesy entusiastas cofrades, al frente de Angel Muñoz. Descendido por Nicodemo y José en esebello, armonioso y espectacular conjunto escultórico de Manuel Ramos. Trasladado alsepulcro ante la mirada de esa María de Magdala de bello rostro y dulce tristeza, salidade la gubia del mismo maestro sevillano. Inerte en los brazos de la madre, en ese preciosoy desconocido Cristo que Salzillo talló para Yecla, porque nuestra ciudad, desde 1764,tiene una virgen del murciano inmortal, pero también un Cristo, preciosa imagen del hijode Dios hecho carne yerta, serenamente fenecida, gran obra de arte que pasa desapercibidaante la belleza de la Madre en este conjunto escultórico único en el arte religioso denuestro país.

También lo vemos yacente camino de su nicho, como cualquier yeclano que va arecibir sepultura en camposanto. Acompañado por multitud de devotos, alumbrantes ymanolas ataviadas con tradicional mantilla española, con las luctuosas marchas fúnebresy la solemne y dulce “Caridad del Guadalquivir” que tan brillantemente interpretan lasbandas de música. Acompañado de Juan, el joven y amado discípulo, y María de Magdalacon sus peculiares y originales portadores de hábito cisterciense. Nuestro Cristo Yacentede los comerciantes recibe sepultura ante la presencia de su desolada madre a hombrosde sus portapasos que lo despiden en respetuoso y doloroso silencio, con una solemnidadcomo solo en Yecla sabemos realizar, por ello la singularidad de algunas de nuestrascentenarias procesiones. Cofradías, clero, autoridades, pueblo todo, rinde pleitesía ydespide en su sepulcro del barroco templo franciscano, hoy día en horas bajas, -ahora yasabemos que por poco tiempo-, a nuestro Señor, ante la mirada triste, compungida,resignada de la Madre que desde ese momento inicia una procesión elegante, sobria,selecta y muy yeclana, la de la Soledad.

Una brisa de tristeza, nostalgia y recogimiento recorre las entrañas de los miles deyeclanos allí concitados que ven a la Madre como asciende la calle de s. Francisco en esedistinguido, señorial y aristocrático cortejo, con el sutil balanceo de su palio, con esesonido acompasado, elegante, majestuoso y triste a la vez, y con la sensación de muchoscofrades que comienzan a sentir que “esto” empieza a tocar fin.

Pedro Muñoz, como antes lo hiciera su tío Paco o el hermano de éste Alberto Muñoz,apunta las estrofas de este Stabat Mater que en el siglo XIII compusiera Jacopone Datodi,y que en nuestra ciudad se convierte en un acompasado canto coral de gran tradición ysolemnidad en las últimas décadas. Son miles los yeclanos que asisten y se contagian dela solemne majestuosidad de esa noche por las calles de s. Francisco y Hospital hastaarribar a la bonita y barroca iglesia de Ntra Sra de los Dolores del antiguo y Santo Hospitalde Caridad.

Dios quiere que algunos nos vayan faltando cada año en los grupitos corales que seforman en la procesión, algunos antes de tiempo. Ley de vida, triste ley de vida en estanoche de entierro en Yecla.

La orquestina y sus músicos acompasan al apuntador y a la inmensa masa coral queacompaña a la Madre en su Dolor, a la modesta nazarena que solo tres décadas antes dabaa luz en un mísero pesebre al niño Dios y que hoy presencia su prematuro funeral. Porduro que fuere, lo dicho en las Escrituras, debía de cumplirse.

Yo me reitero autor del “sacrilegio”, con muchos amigos cofrades de Yecla, de haberlo

cantado en la Giralda de Sevilla, en las cuevas francesas de Beterran, en los desiertoscaminos del Arabí, y en tantos sitios…, eso sí, con enorme emoción y respetuosa veneracióna esta tradición secular de nuestra semana santa.

La virgen ha entrado en el Hospitalico, tras la plática de despedida.Paradisi Gloria Amen.

Es domingo. Amanece la mañana con un espléndido cielo azul, preludio de unamañana de transparencias, luminosidad, gozo y grandes emociones en la que la Yeclaprocesionista y cristiana celebra con gran alborozo la Resurrección de nuestro Señor. Denuevo las arcadas del s. XVI y la torre vigía y renacentista del Salvador, nuestro preciadomuseo, dan fe de un Encuentro realizado desde el s. XIX. De nuevo la calle concejalSebastián Pérez recibe, como salón principal de la ciudad, el multitudinario reencuentrode yeclanos que esperan ansiosos la llegada de los romanos del Resucitado precediendoa la imagen, esbelta y juvenil de este cristo de José Manuel Molina, que este año anunciagráficamente nuestra S.Santa, preludio de un Encuentro de plenitud y gozo. La caída delmanto de la virgen de la Alegría y la salida del diablico, personaje que en 1958 ideara Juanel “jardinero”, auspiciado por la gran cofradía de la madera, ha convertido a esta procesiónyeclana en los últimos 55 años en la procesión del diablo.

Un diablo que es vencido por la Resurrección de Jesús, y que no solo encuentra a suMadre esta mañana de alegrías, también lo hace con el santo Tomás de Spiteri, la Magdalenade Ramos Corona , acompañados por la Cruz Triunfante, san Pedro, santa Mª Salomé,santa Mª Magdalena, Santiago Apóstol -por primera e histórica vez en nuestra semanasanta-; y la imagen del propio satanás vencido por el arcángel san Miguel que, desde haceunas décadas, se incorporara a nuestra procesión enriqueciéndola con imaginería deestilos artísticos muy diferentes, lo que, a pesar de lo que alguien pudiera pensar, la dotade una riqueza y una variedad digna de reconocimiento nacional. También San Juan consus sanjuaneros y Santa Mª de Cleofás. Los caramelos fluyen de cualquier lugar, a vecescon una violencia innecesaria, las músicas se tornan festivas, los nazarenos mantienenla compostura, la elegancia, el buen desfile, a pesar de que todo en Yecla invita a la alegríay al júbilo. Los cascos de los romanos del Ecce Homo brillan con especial fulgor, comogustaban a Silvio su autor, los sanjuaneros corren con el diablo, porque en Yecla el diabloexiste, “es verdad” se dicen los más pequeños, “no, es alguien que se disfraza”, apuntanlos más adolescentes, mientras, a los mayores, nos hace reflexionar sobre el concepto delBien y del Mal, aunque a veces no sepamos con certeza donde están el uno y el otro.

La virgen de la Alegría, con esa cara de joven guapa y murciana, salida de la gubiade Antonio Labaña, cierra, junto al Resucitado, el desfile multicolor, elegante, mediterráneo,multitudinario en sus tramos tradicionales de la calle Corredera y España, y que certificaque en nuestra ciudad la Semana Santa está más viva que nunca, a pesar de las dificultadesde nuestra difícil historia presente y de los padecimientos que en ocasiones tengamos quesufrir los humanos, superados en este día glorioso por nuestro Señor Resucitado.

Pueblo de Yecla, autoridades, curia y sobre todo cofrades, capuchinos, músicos,manolas y portapasos, saquemos nuestros desfiles de Pasión a las calles, enseñoreemosnuestra ciudad con el evangelio hecho imagen, con esta historia de fe y salvaciónreproducida por nuestras seculares vías y plazas. Escuchemos con deleite las magníficasmarchas procesionales y transportémonos por unos días a la Jerusalem bíblica con unos

desfiles tan peculiares como los que esta tierra yeclana ofrece a lugareños y a los muchosforasteros que nos visitan.

Ya concluyo, diciéndoles que estas palabras han surgido de lugares ocultos de miinfancia, de mi juventud y madurez, del reino más profundo y sincero de mis sentimientos.Pido perdón con sincera humildad por las faltas que haya podido cometer. Perdón deeste capuchino de a pie que gusta vestir la túnica para ocultar su rostro y sus emociones,que sigue emocionándose año tras año cuando cada paso procesional sale por el pórticode nuestra basílica hacia el atrio iniciando una nueva estación de penitencia, que gustade arreglar carrozas, limpiar cetros, preparar baterías, vestir a sus hijos desde la más tiernainfancia para inculcarles ese amor a esta bendita tradición que él tuvo la dicha de recibirde sus padres y que le ha enriquecido como persona y como cristiano, con la emociónsiempre a flor de piel cuando, en la lejanía, los tambores y trompetas nos anuncian cadaaño que otra primavera ha llegado, que otra semana santa está por escribirse con letrasde oro en esta ciudad cristiana y procesionista.

Aliento y exhorto a todos, a pesar de las muchas dificultades presentes, a vestir latúnica un año más. Al Real Cabildo y a las diecinueve cofradías, -con sus cuarenta tronos-, verdaderas y auténticas pregoneras de nuestra Semana Santa, a que salgan a las callesde Yecla a contar con imágenes y con grande ilusión, la Pasión, Muerte y Resurreccióndel Nazareno, hijo de la humilde y venerada María.

Que disfrutemos de estos desfiles procesionales únicos en estos Días Grandes que seavecinan en nuestra ciudad, y que el vibrante sonido de una emocionante marchaprocesional nos haga a nosotros y al gran pueblo de Yecla, en algún momento, sentir que“tocamos” de verdad el cielo.

He dicho.Yecla marzo 2012.

(1) León Felipe.(2) Enrique Barrero Rodríguez.(3) Vicente Carpena Gil.