Presencia Misionera Feb.2014
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VISITADORES DE ENFERMOS
Un cordial saludo misionero a todos
los visitadores de enfermos que nos
sigue en nuestra página web. Que Dios
de la misericordia les colma de gracias
para poder manifestar su presencia
amorosa a los enfermos, en este
nuevo año 2014. Es verdad que cada
uno tiene la capacidad para HACER
algo para los enfermos, pero para SER
instrumento de Fe y de la misericordia
de Dios que exige mucho más, pocos
lo pueden hacer. Por eso quisiera
compartir con ustedes algunas
reflexiones sobre la figura de
“visitador de enfermos” o como lo
llamamos en ADEAM, “Animadores
de Enfermos”
Según el Diccionario de la Real
Academia, "Visitador" es el que visita
habitualmente a alguien. En este caso,
"Visitador de Enfermos" es el que visita
de manera habitual a los enfermos o
por costumbre, por vocación o
compromiso.
Así pues. ¿Quiénes somos?
Visitador de los Enfermos, Miembro
de un equipo de Pastoral de la Salud,
que en nombre de toda la Comunidad
Parroquial, PROMUEVE el servicio
sanador como un hecho comunitario y
compromiso real y efectivo de toda la
Parroquia.
Entre sus principales tareas: tiene
que sensibilizar y mentalizar a toda la
Parroquia; promover cauces para que
la Parroquia conozca a sus Enfermos,
se acerque a ellos y les acompañe en
su enfermedad; conocer el mundo de
los enfermos y desempeñar de manera
adecuada, su servicio sanador;
distribuir la comunión a los enfermos
y animarles a vivir su fe
compartiéndola gozosamente con los
demás; asegurar una atención y ayuda
a los mismos.
El "Visitador de Enfermos" es un
"ENVIADO POR LA IGLESIA". No
visita a título personal.
A través de él, es, en efecto,
Jesucristo, por su Iglesia, el que
atiende, escucha y ama al enfermo.
El saber que nuestra visita
compromete a la Iglesia, debe dar a
nuestros contactos con los enfermos,
una mayor seriedad, apertura y
respeto, así como fidelidad y
constancia.
Aquí cabría el preguntarnos: ¿Me he
lanzado solo a esta aventura? ¿Soy
consciente de que lo hago en nombre
de la Iglesia?
Pensemos que estamos encargados
de un servicio Eclesial, cuyo cometido
es bien preciso, nos diferencia de otros
visitadores de enfermos.
Nuestra misión específica consiste
en: "visitar a las personas enfermas en
nombre de la comunidad cristiana" a
la que pertenecemos y que delega en
nosotros este servicio.
El contacto de Jesús con el dolor y
la enfermedad y su relación con los
enfermos, es algo que se repite
insistentemente en los Evangelios, algo
habitual en su vida pública. Por eso es
también uno de COMPROMISOS DE
FE, que practican muchos cristianos
Este año desde nuestra oficina de
ADEAM en OMP queremos visitar las
parroquias empezando con aquellas
donde está presente nuestros
delegados de las misiones. En las
visitas, trataremos de suscitar esa
inquietud y de orientar, agrupar y
formar a las personas con esa
vocación, con el fin de que lleven a
cabo con la mayor eficacia posible, el
acompañamiento y la atención a los
enfermos de sus comunidades
parroquiales. Su meta es lograr que en
todas las Parroquias haya grupos
preocupados por la Pastoral de la
Salud, para que todos los enfermos se
encuentren suficientemente atendidos
y acompañados en estos momentos
difíciles de la vida.
Esperamos de ofrecerles algunas
orientaciones, para hacer que estas
visitas sean provechosas, tanto para
los que las realizan, como para los que
las reciben.
Nos fijaremos puntualmente en la
figura del VISITADOR, sana del
ENFERMO y en su entorno
FAMILIAR, después de considerar
brevemente la actitud de JESÚS en una
situación de crisis, de preocupación y
de angustia de sus discípulos. Por eso
invitamos a todos los visitadores a
una meditación profunda del
evangelio de Lucas 24, 13-35,
COMO EL TEXTO ORIENTADOR
Son muy numerosas las ocasiones en
las que Jesús se hace presente e
interviene en situaciones de angustia y
preocupación, de dolor, enfermedad y
muerte. en su manera de actuar
tenemos que buscar luz para nuestra
actuación con los enfermos. Según
aparece en el texto elegido para la
reflexión:
- Los discípulos han recibido un duro
golpe, un serio contratiempo, tenían
puesta toda su confianza en Jesús, de
pronto se quedan sin Él.
* Jesús les sale al paso, les pregunta:
"¿Qué os pasa?".
Les deja que le cuenten sus miedos,
sus temores...
Les escucha y les ayuda a que se
abran.
- El enfermo se encontraba optimista
y con fuerzas.
La enfermedad es para él un
contratiempo serio.
Se siente necesitado de ayuda y
preocupado.
Se encuentra desconcertado y lleno
de dudas.
El Visitador debe salir, ir a su
encuentro, visitarle.
Debe interesarse por su estado con
delicadeza.
Debe ayudarle a orar, traerle
serenidad y optimismo.
- Los discípulos se sienten fracasados,
angustiados.
Piensan que lo que han vivido antes se
terminó.
Se van de Jerusalén y de la comunidad
para olvidar.
Buscan la seguridad, la paz.
* Jesús les deja que hablen, que se
desahoguen, que se quejen. Les
escucha pacientemente, todo el
tiempo que hace falta. Sintoniza con
ellos y asume la experiencia que viven.
Ilumina su situación desde la fe, a la
luz de la palabra de Dios.
Les conforta y aviva su fe.
Comparte la mesa y se les manifiesta.
Les fortalece y salen a comunicar esta
experiencia de Jesús a los Apóstoles.
El visitador de los enfermos ha de
meditar en profundidad este texto. En
él, Jesús nos da lo principal de su
mensaje:
-LA PALABRA.- Deja a los discípulos
que hablen. ..y luego El, comienza por
la escritura.
-LA EUCARISTÍA.- Jesús no solamente
da, sino que se da El mismo. Ante
esto, el visitador ha de fijarse también
y preguntarse: ¿Qué son para mí la
Palabra y la Eucaristía?
Cómo me ayudan en mi misión de
miembro de un equipo? Antes de la
visita, en ese día, ¿me he parado más
en meditar la Palabra y fortalecido
con el Cuerpo del Señor?.
El enfermo también lo está pasando
Siente molestias, dolores,
preocupaciones. . .
Ha tenido que dejar muchas cosas:
trabajo, compañías, diversiones. . .
Está dependiendo de otros, le tienen
que ayudar, piensa que es una carga
para su familia, le falta seguridad, paz,
confianza. .
De momento necesita desahogarse y si
observa prisa se cerrará.
El Visitador debe imitar a Jesús, debe
escuchar con paciencia, sin prisas,
debe sintonizar con el enfermo, debe
llevar serenidad, seguridad, confianza.
Debe iluminar con la fe esta situación,
debe darle confianza para no quejarse.
Estos pasos deben darse a lo largo de
los distintos encuentros, con enfermos
y no necesariamente en el primer
contacto.
No debe agobiarse, porque no
aparezcan expresiones de fe, ni tener
prisa por introducir la palabra de Dios.
El tiempo de Dios no es el tiempo de
los hombres, ni su lógica es la nuestra.
La paciencia de Dios es infinita. Hemos
de aprender de Él.
Hay que dejar obrar a Dios.
Recordemos algunas de las cualidades
más importantes:
- Mucha prudencia y no menos
paciencia y serenidad.
- Comprensión y respeto tanto hacia
el enfermo, como hacia la familia. -
Acercarse a él con actitud humilde,
con sencillez, con naturalidad,
inspirando confianza.
- Saber escuchar, saber callar, saber
hablar, ser el amigo bueno que le da
conversación, si la necesita, que está
en silencio, si cree que esto le ayuda.
- Estar dispuesto a dar, a ayudar, a
entregarse, pero también a recibir. No
olvidemos que los enfermos nos
evangelizan
-Vinculación con la parroquia,
asociación, grupo. ..Y actuar según las
líneas programadas.
- Hacer presente en el mundo de los
enfermos la fuerza humanizadora y
salvadora de Jesús y no contentarse
sólo con una línea sacramentalista o
caritativo-social.
La dimensión espiritual es importante
porque, en la parroquia se hace
meditación y contemplación que es
fundamental en el campo de la salud.
Así podemos entender que los
enfermos también tienen un lugar
predilecto en el proyecto de Dios.
En su mensaje para la XXII Jornada
Mundial del Enfermo, que se celebra
el 11 de febrero, memoria litúrgica de
Nuestra Señora de Lourdes, sobre el
tema: "La fe y la caridad, el Papa
Francisco nos recuerda que la Iglesia
reconoce en los enfermos "una
presencia especial de Cristo sufriente y
dice que nosotros también debemos
dar la vida por los hermanos".
El Papa habla de esperanza, "porque
en el plan de amor de Dios, incluso en
la noche del dolor se abre la luz de la
Pascua", y de coraje "para hacer frente
a cualquier adversidad en su
compañía, unidos a Él".
El Santo Padre recuerda también que
Jesús tomó sobre sí la enfermedad y el
sufrimiento, transformándolos a la luz
de "una vida nueva en plenitud" que
cambia las experiencias negativas en
positivas.
Así, pues, siguiendo el camino de
Cristo, que se entregó por amor,
también nosotros "podemos amar a
los demás como Dios nos ha amado,
dando la vida por nuestros hermanos",
subraya el Papa. Además, "la fe en
Dios bueno - escribe el Pontífice - se
convierte en la bondad, la fe en Cristo
crucificado se convierte en fuerza de
amar hasta el final e incluso a nuestros
enemigos".
Acercándonos con ternura "a aquellos
que están necesitados de atención -
continúa el Santo Padre - llevamos la
esperanza y la sonrisa de Dios en las
contradicciones del mundo". Una
generosa entrega a los demás que se
convierte en el estilo de nuestras
acciones.
Y María es el modelo cristiano "para
crecer en la ternura, en la caridad
respetuosa y delicada". "La Santísima
Virgen, madre de los enfermos y de
los que sufren, permanece "al lado de
nuestras cruces y nos acompaña en el
camino hacia la resurrección y la vida
plena", asegura el Papa.
Además, para el Pontífice la Cruz "es la
certeza del amor fiel de Dios por
nosotros", que "nos invita a dejarnos
contagiar por este amor, nos enseña a
mirar siempre a los demás con
misericordia y amor, especialmente a
los que sufren, a los que necesitan
ayuda".
Por último, el papa Francisco exhorta
a vivir esta Jornada Mundial de los
Enfermos "en comunión con
Jesucristo" apoyando a los que cuidan
de los enfermos y los que sufren.
La celebración anual de la Jornada
mundial del enfermo tiene como
objetivo manifiesto, sensibilizar al
Pueblo de Dios y, por consiguiente, a
las varias instituciones sanitarias
católicas y a la misma sociedad civil,
ante la necesidad de asegurar la mejor
asistencia posible a los enfermos:
ayudar al enfermo a valorar, en el
plano humano y sobre todo en el
sobrenatural, el sufrimiento; hacer que
se comprometan en la pastoral
sanitaria de manera especial las
diócesis, las comunidades cristianas y
las familias religiosas; favorecer el
compromiso cada vez más valioso del
voluntariado, recordar la importancia
de la formación espiritual y moral de
los agentes sanitarios y, por último,
hacer que los sacerdotes diocesanos y
regulares, así como cuantos viven y
trabajan junto a los que sufren,
comprendan mejor la importancia de
la asistencia religiosa a los enfermos."
(Carta al Card. Angelini, 13 de Mayo
de 1992)
Monición de entrada - Misa Jornada
de enfermos.
Todos, en nosotros mismos, en
nuestros familiares o en los miembros
de nuestra sociedad vivimos las
consecuencias de la enfermedad que
nos recuerda nuestra fragilidad y
debilidad. Considerando las
limitaciones y las necesidades del
hombre, alguien lo ha definido como
un ser que sufre. En el Evangelio
vemos cómo Jesús está siempre cerca
de los que sufren: «Expulsa a los
demonios y cura a los enfermos» (Mt
8, 16). En los discípulos de Cristo «no
hay nada verdaderamente humano
que no tenga resonancia en su
corazón» y la enfermedad de los otros
ha de suscitar en nosotros los mejores
sentimientos de solidaridad. «Quién
desfallece que no desfallezca yo?» (2
Co 11, 29), escribía san Pablo y san
Ignacio de Antioquía exhortaba a
soportar las enfermedades de todos,
pues servir a los enfermos es servir a
Cristo: «Estuve enfermo y me
visitaron» (Mt 25, 36). Sería
lamentable que lo mismo que Jesús al
paralítico de la piscina, tuviéramos
que oír a algún enfermo: «No tengo a
nadie» (Jn 5, 7). Que esta Eucaristía
sea un encuentro, sincero y de amor,
con nuestro hermano enfermo.
Que la Virgen María, salud de los
enfermos les acompañe durante su
celebración de la jornada mundial de
los enfermos, que siga otorgando su
protección amorosa a los que se hallan
heridos en el cuerpo y en el espíritu, e
interceda por los que cuidan de ellos.
Reciben mi atento saludo misionero,
Hna. Rosemary (Secretaria Nacional
de ADEAM)