Ya en 1928 se hablaba de un gran canal para resolver los problemas de agua de la Ribera llevando agua desde el Pirineo. La escasez de agua, las sequías, y la necesidad de desarrollo de una agricultura y una industria alimentaria justificaban este interés.

Tras desechar diferentes opciones de embalse en los años 70, fue a finales de los 80 cuando se optó por una obra doble: el embalse de Itoiz para recoger y almacenar agua… y el Canal para transportarla.

Itoiz nacía con la misión de asegurar el abastecimiento de agua en los próximos siglos a la Comunidad Foral y “por y para” los regadíos de la Ribera.

En el año 1996, el objetivo era transformar en regadíos más de 59.000 hectáreas gracias al agua llevada por el Canal.

El Canal debía haber sido una obra cuyo coste tuviera que asumir, íntegramente, Navarra: porque toda el agua de Itoiz se concedió, por parte de la Confederación Hidrográfica del Ebro, al Gobierno Foral; y porque el Canal discurre solo por nuestra tierra, y sin ningún aprovechamiento en otras Comunidades Autónomas.

Pero el Gobierno de España, el del Partido Popular presidido por José María Aznar, decidió apostar por la Ribera. Y se comprometió para aliviar a Navarra en la financiación de esta obra.

Para ello, se creó la sociedad pública CANASA, participada al 60% por el Gobierno central y en un 40% por el Foral. Una sociedad pública financiada al 50% por aportaciones de los Gobiernos y por recursos propios – obtenidos de abastecimientos urbanos, regantes y generación de energía -.

La generosidad financiera del Gobierno de España no limitó las competencias forales, que incluyen la planificación de las zonas regables, así como los canales secundarios y proyectos hasta la toma en las parcelas. Estas competencias permitieron al Gobierno de Navarra, en 2010, paralizar el Canal en Pitillas y no continuar hacia la Ribera, desviándolo hacia Tierra Estella en lo que se denominó “ampliación de la primera fase”.

En un siglo XXI que se anuncia seco y cálido, Navarra no tendrá problemas de abastecimiento de agua gracias al tándem Itoiz-Canal de Navarra. Un binomio que iba a ser mejorado con la segunda fase, al abordarse y solucionarse los problemas de consumo urbano… y mejorar la rentabilidad de la obra. Y es que, con la segunda fase terminada, la rentabilidad se triplicaría.

La Ribera logrará desarrollarse económicamente si necesita menos grandes gastos en agua y energía. El Canal podrá llevar a los regadíos y a los grifos de sus ciudadanos agua de calidad y más barata. Y sin depender energéticamente, como ocurre ahora con muchos regadíos que toman agua del Ebro.

Para ese desarrollo pleno, necesitamos un Canal de dimensiones suficientes; y eso pasa por alejarnos de las obsesiones del actual Gobierno de Navarra por reducirlas.

Esta obra fue licitada en 2014 con un presupuesto de casi 122 millones de euros (sin IVA). Y tendría que haber estado terminada… pero falta mucho para verla. El retraso provocará sobrecostes; y, CANASA no recibirá los pagos de la obra ejecutada, con lo que se incrementarán sus actuales problemas financieros.

Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra entraron en lo relativo al Canal movido por demasiados prejuicios. Y paralizaron toda la obra para su “revisión”, provocando un retroceso notable. Comenzó una campaña de manipulaciones sobre cifras de superficies de riego y consumos de agua que pretendían señalar al Canal como “innecesario”. Se vaciaron de técnicos los equipos del Departamento y de sociedades públicas… para politizarlos. Se hablaba de otras alternativas… pero sus propios estudios llegaron a la conclusión de que el Canal era la única opción. Entonces, pretendieron disminuir hectáreas regadas por el canal, o hacerlo más pequeño (¿quién no recuerda aquello del “tubico”?).

Todos estos intentos del cuatripartito por parar o reducir el Canal han contando siempre con la firme oposición del PP: tanto desde Navarra con la presidenta Ana Beltrán, como desde el Congreso y el Senado con José-Cruz Pérez Lapazarán, como desde el Ministerio encabezado por Isabel García Tejerina.

El Partido Popular ha trabajado codo con codo con los regantes en la defensa del Canal. Permanentes reuniones con el Gobierno de España, mociones en el Parlamento de Navarra e iniciativas en el Senado… No hemos cejado en nuestro empeño y no vamos a parar ni un minuto.

El Gobierno Foral dilató los plazos para la contratación de la redacción del proyecto de la segunda fase, tratando de justificar así su propia inoperancia.

Por eso, sigue siendo necesaria, y más que nunca, la fuerza del PP en la defensa del Canal de Navarra.