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Presentación Obra de Conocimiento
¡ESCUELA RURAL: UNA REFLEXIÓN PARA PENSAR EL RELEVO GENERACIONAL!
Luz Janeth Agudelo Parrado
Maestría: Educación: Desarrollo Humano
2015
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Fluirán de nuevo los ríos puros, los sonidos silenciosos que nos cuentan los caminares de un manojo de manos inocentes proveedoras de sabiduría del quehacer labrado. Alegrías difundidas en una sonrisa pura, que guarda en su más profundo sentimiento el amor a la vida, al paisaje de los sueños con esperanzas de alcanzar los retos forjados del trajinar de un día tras día, del recoger, del cosechar las ilusiones de las flores blancas de la paz, del rojo vivo, producto de un esfuerzo colectivo, que invita a descubrir en los sentidos, del sabor, la fragancia y la identidad, los amargos y los dulces momentos que inspiran en los otros un disfrute pleno de energía, fortaleza y un trasmitir de momentos de historias lejanas, provenientes de la mejor semilla “yo” un ser humano lleno de sabiduría, cultura y tradición.
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CONTENIDO
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REFLEXIÓN
CONTENIDO
INTRODUCCIÓN
PROBLEMATIZACIÓN
LA ESCUELA RURAL DESDE LO HUMANO
JUSTIFICACIÓN
LA ESCUELA UN RETO DESDE LA NOSTALGIA
Maestro y Escuela un asunto vital para el Campo
DISTINTAS VISIONES DE RURALIDAD
La ruralidad desde la Educación
FACTOR TURÍSTICO
MARCO EPISTÉMICO
VIVENCIAS
FUNDAMENTO TEÓRICO
ESCUELA Y ARRAIGO CULTURAL
LÓGICA DEL MARCO (NUEVA RURALIDAD)
Breve visión sobre ruralidad en Colombia
RELATO INTERPRETATIVO
TESTIMONIO DE RELEVO
METÓDICA
RECOMENDACIONES
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
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INTRODUCCIÓN
La obra ¡ESCUELA RURAL: UNA REFLEXIÓN PARA PENSAR EL RELEVO
GENERACIONAL!, parte de la preocupación que le asiste a la autora, relacionada con su
propia vivencia sobre el tema en cuestión, inspirada en nostalgias y sentires personales,
subjetivos si se quiere, de la escuela rural en ese entorno denominado campo, donde el maestro se
erige en factor determinante en la formación del sujeto, mediante la trasmisión de experiencias y
acontecimientos que constituyeron su desarrollo personal y profesional, y por tanto impregnadas
de su propia sensibilidad, de la cual se colige el siguiente interrogante: ¿QUE REFLEXIÓNES
ALREDEDOR DE LA ESCUELA RURAL, PUEDEN INFERIRSE COMO
ARGUMENTO VÁLIDO PARA BUSCAR EL RELEVO GENERACIONAL EN LA
ESTRUCTURA CAMPESINA?
A través de investigaciones, estudios, autores, entrevistas y diálogos con campesinos, docentes,
alumnos y funcionarios, además de hechos experimentados se intentará dar respuesta al
interrogante y despejar las incógnitas que gravitan en su acepción conceptual.
La obra de conocimiento está directamente relacionada con el campo de indagación, más
específicamente en la línea de educación y desarrollo humano. Se vincula con la línea del grupo
de investigación “Educación y desarrollo humano. Productos asociados a las tendencias:
pensamiento pedagógico y educación, sociedad, desarrollo”.
Más allá de una abstracción educativa, su fenomenología está asociada a la auto observación,
retomando vivencias, valores practicados e incorporados a diversos comportamientos de la
comunidad, entre los que destacan la solidaridad, los conceptos de escuela y maestro como ejes
representativos y orientadores en la zona rural.
El estudio acude metodológicamente al análisis de autores que por medio de sus aportes teóricos
abordan de manera análoga experiencias matizadas por añoranzas y nostalgias, las cuales
confrontadas con la realidad propia permitan resignificar el acto de educar recuperando al
alumno, la escuela y al campesino en ese trasegar histórico que da testimonio de una escuela y
un maestro idóneo en el hacer y quehacer de educar al campesino. “Educación y desarrollo
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humano. Productos asociados a las tendencias: pensamiento pedagógico y educación,
sociedad, desarrollo. (Fecha: 30/05/2013)”.
1. PROBLEMATIZACIÓN
Esta obra de conocimiento busca generar respuestas a la pregunta:¿QUE
REFLEXIÓNES ALREDEDOR DE LA ESCUELA RURAL PUEDEN INFERIRSE PARA
GARANTIZAR EL RELEVO GENERACIONAL EN LA ESTRUCTURA CAMPESINA?
La investigación se centra en la necesidad de incentivar el Relevo Generacional en el Campo, a
través de la sostenibilidad del desarrollo rural y ambiental de las regiones, concretamente el
departamento del Quindío, valorado desde la escuela, la familia campesina y su entorno, toda
vez que es evidente el abandono del campo por parte de los jóvenes, a causa de las escasas
posibilidades para mantenerse ligados a la agricultura de manera sostenible, puesto que al no
contar con una parcela propia para cultivar, o carecerse de los medios de producción, fácilmente
y como consecuencia lógica se produce la migración hacia centros urbanos, la vinculación a
grupos armados y la participación en actividades ilícitas, dada las condiciones históricas de
vulnerabilidad de los campesinos y la dinámica del conflicto armado.
No es de poca monta indagar sobre experiencias concretas y exitosas de relevo generacional que
se centren en mantener viva la cultura campesina no obstante la literal invasión del pensamiento
urbano, de las cuales rescatar tanto la cooperación público-privada, como las relaciones
productor-consumidor en un marco de comercio justo que hayan logrado intervenir en la
generación de un mayor nivel de sostenibilidad económica, social e inter-generacional.
Con esas consideraciones, es importante analizar la evolución experimentada por la escuela y el
campo, a través de diálogos con maestros y campesinos, que desde su óptica hayan visualizado el
olvido paulatino al que viene siendo sometido su entorno, a la par del desmedro de la escuela
rural, por la pérdida del enfoque y estilo que denotaba en otras épocas.
Hablar de factores desestabilizadores en esta realidad incluye, entre otros no menos
preponderantes, la disminución hasta el agotamiento total de la población estudiantil habida
cuenta del carácter flotante de los educadores que trae consigo la ausencia de sentido de
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pertenencia por su trabajo y la nula pretensión de liderazgo comunitario capaz de alterar el sentir
que ser campesino o trabajar la tierra es sinónimo de pobreza, mientras que vivir en la ciudad es
sinónimo de modernidad, progreso y riqueza.
Otra de las causas lo constituye el hecho que las familias campesinas en su afán de mejorar la
calidad educativa de sus hijos abandonan la escuela, matriculándolos en los centros educativos
urbanos, situación que lleva a que los educadores rurales no logren cumplir con el mínimo de
cupos para sus clases, mientras años atrás las aulas se caracterizaban por los sobrecupos.
Al perderse la posibilidad que niños y jóvenes se formen en el campo, se malgasta la oportunidad
que desde su infancia tengan el arraigo de la tierra y la esencia de ser campesino, influyendo para
que las nuevas vivencias de lo urbano, le generen sentimientos de vergüenza, desarraigo y
desprecio; motivados en muchas ocasiones por las estimulaciones verbales de sus padres
“estudie para que a usted no le toque como a mi” y las tentaciones que tienen en las ciudades, los
alejan de su entorno, quedando como axioma irrefutable que el campo se esté quedando solo, o
en su defecto produciéndose un envejecimiento de la población.
Si bien podría presumirse que la generación de relevo, dados los niveles alcanzados por la
educación en todos los ámbitos del conocimiento, en el sector rural esa premisa no se cumple o lo
hace con toda clase de tropiezos, lo que no contribuye a la tecnificación y mejoramiento de la
economía del sector, con el peligro evidente de afectación para la seguridad alimentaria de la
región.
Pese a los ingentes esfuerzos de distintas entidades que han implementado programas de relevo
generacional estas no parecen haber recibido la respuesta esperada de los jóvenes, si se tiene en
cuenta que dichos programas no articulan las variables que tienen más peso en la decisión de los
jóvenes, para quienes la concentración de la propiedad y la violencia, contribuyen a generar un
escenario de crisis que se evidencia en la disminución de las áreas sembradas, con una
consecuente pérdida de productividad, ya que la disminución de dichas áreas no ha estado
acompañada de un aumento de la productividad en los sembrados que subsisten.
Este contexto, es el que obliga a pensar en una transformación al interior de la educación rural en
Colombia, puesto que el país experimenta a un proceso de “desagriculturización” que además del
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menoscabo de la enseñanza en el campo trae consigo aparejado el aceleramiento de las
migraciones, la disminución de las áreas sembradas, la reducción de los cultivos temporales y en
el aumento de las importaciones de alimentos, que como en el caso del Quindío pasó de
productor a comprador.
1.1 LA ESCUELA RURAL DESDE LO HUMANO
La visión desde la infancia da cuenta de una escuela rural rodeada de docentes que promovían el
respeto por el otro, por la naturaleza, en jornadas de clase programadas con base en la
naturalización y el acatamiento a comportamientos ligados al reconocimiento del entorno.
Los padres enseñaban a trabajar, amar el campo, a ser responsables y con compromiso, se
estudiaba en centros educativos rurales, donde incluso los docentes vivían en las escuelas, las
condiciones eran muy agradables, de relaciones de vecindad muy estrechas, colaboración y
solidaridad entre ellos, las tradiciones eran muy acentuadas y practicadas. Siempre se hacían
convites para las diferentes actividades y necesidades de la comunidad rural.
La escuela era el mejor de los lugares para compartir, estudiar con agrado y aprender lo
concerniente al entorno. Las instituciones incentivaban ante la llegada de funcionarios la huerta
escolar, el embellecimiento de los alrededores del centro educativo, donde alumnos y padres eran
parte activa en los requerimientos para mantenerla.
Hoy la práctica de los valores según José María Parra Ortiz (2003) y su experiencia en el aula
denota serios desajustes puesto que “Los conflictos en los sistemas de valores se producen al
intentar adaptar los principios de la moral tradicional a la sociedad actual, ignorando que un
modelo social cambiante y de gran heterogeneidad cultural como el presente, exige la creación de
un esquema de valores propio”, situación que contradice la realidad si se tiene en cuenta que la
juventud actual, enfrentada a nuevos espacios y ambientes, es más autónoma e independiente,
hasta el punto de trasformar de manera abrupta principios que se inculcaban desde el ámbito
educativo con apego al mundo que los rodea, como un bien supremo de estabilidad y
conveniencia.
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Ante esa disyuntiva de cambio, “Escuela rural: una reflexión para pensar el Relevo Generacional
en el Campo”, se enfoca en estudiar las causas de esas transformaciones en la escuela rural, de
sus entornos poblacionales y explicar cómo los contextos ambientales, valores y familia han
venido mutando considerablemente hasta llegar al escenario de una escuela rural con docentes de
muy buenas potencialidades y centros educativos con adecuada infraestructura, pero cada día con
menos alumnos.
Niños y jóvenes campesinos todavía son una representación importante pero su desplazamiento
del campo a la ciudad ha dejado de lado su historia, cultura y tradición, hasta convertirse en
vivencias de añoranza que en el tiempo se enaltecen y extrañan. Es por eso que se trae a colación
el segmento de “El deber de recordar de la Planilla Educativa de la Facultad de Educación
de la Universidad de Manizales. En cuanto afirma que “El conocimiento por un pueblo de su
historia forma parte de su patrimonio y, por ello, se deben adoptar medidas en aras del deber de
recordar, que incumbe al Estado las pruebas relativas a las violaciones y para facilitar su
conocimiento. Esas medidas deben estar encaminadas a preservar del olvido la memoria
colectiva”.
Con ese derrotero primario, la obra se orienta a describir lo percibido, anidado y hoy se añora,
que lamentablemente en la actualidad no se aplica en niños y jóvenes, pudiendo argumentarse
que se asiste a la pérdida de una esencia escolar que promovía, valores, comportamientos y
formación para ser grandes personas desde lo humano.
Se evoca entonces a ese docente entregado a un entorno rural, al maestro que era el centro y el
respeto de toda una comunidad rural. Según la CEPAL (1977) “El rol del docente abarca al
menos tres sectores de rol: a) Hacia la institución que lo designo, b) Hacia el público y la materia
prima (los niños) en cuyo proceso directo de transformación trabaja, c) Hacia la sociedad
nacional en la que se inserta desde esa posición que ocupa”.
Por su parte para Paulo Freire (1968)
“El maestro debe de ser el ente que lleve a los aprendices a pensarse la sociedad en la cual están desarrollando su proceso de aprendizaje, deben de construir desde los conocimientos previos que estos llevan al aula de clase, ya que son ellos un reflejo visible y fiable de las realidades sociales. Por su parte el aprendiz debe construir el conocimiento como un acto político, desde la relación con el maestro y los demás aprendices dentro del aula, para pasar
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de ser seres sociales pasivos a seres sociales activos, críticos y pensantes de la sociedad en la que están sumergidos. El pensamiento crítico dentro del aula no puede llevar a sus entes a ser seres negativos, por el contrario el negativismo debe de estar totalmente alejado del pensamiento crítico para no sesgar la mirada a lo positivo que se está viviendo y poder seguir construyendo desde la realidad”
Retomando lo que define la CEPAL y lo que Paulo Freire expone como rol del Maestro, y desde
la propia visión experiencial, se coincide con Freire cuando afirma que el maestro debe llevar al
aprendiz a pensarse la sociedad. Se establece una gran brecha en los dos conceptos, uno
caracterizado desde lo humano y el otro desde lo establecido por las normas educativas. El
alumno y en especial el del campo, debe ser visto más como constructor de sociedad, artífice de
la riqueza que tiene innata de su entorno cultura y tradición.
Otra posición es ofrecida por Joan Soler Mata (2008), en su análisis del modelo del maestro rural
del siglo XIX, del que dice es un “maestro incompleto” para una escuela incompleta.
Posición esta no ajena a la realidad que viven los hijos de los campesinos en el sector rural, ya
que si se compara con la educación urbana es incompleta en todos sus aspectos y posibilidades
tecnológicas, planta docente y estructura curricular. Por el contrario, si esos entornos fueran bien
utilizados desde lo educativo podría potencializar la sabiduría practica y ser oportunidad de
mejores condiciones de vida sin tener que abandonar el campo.
Desde la indagación personal, el campo y los entornos educativos rurales deberían ser parte de
un proceso de formación nueva, sin embargo la rueda del cambio no parece haberlos alcanzado
toda vez que desde hace 50 años posiblemente no se han producido investigaciones que permitan
visualizar nuevas tendencias formativas que rescaten a los sujetos con sus tradiciones, cultura y
valores.
Antes y ahora, el papel del maestro en el campo ha sido fundamental para que niños y jóvenes
crezcan en valores, logren establecerse de manera profesional, conformen una familia o hagan
parte solidaria de un mismo esquema educativo. A manera de reminiscencia se recuerda una
escuela que infundía amor por los entornos rurales sin rechazar cualquier posibilidad de
desarrollo y bienestar, por concebir exclusivamente al ciudadano como la única alternativa para
crecer y triunfar.
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La obra pues se centra en indagar y demostrar que el modelo educativo sostenido ya no es
pertinente para las nuevas generaciones, pues se está en presencia de transformaciones constantes
e impactantes, siendo necesario revisar el modelo existente para volver al rescate de ese sujeto
campesino que sin desconocer la valides de las innovaciones incorporadas a un mundo
estremecido por los cambios, recupere al sujeto campesino como un emporio de cultura y
tradición.
Así las cosas, buscando corregir omisiones y apatía, este escrito acude a diálogos y
conversaciones que reviven otra época, en cuya oratoria se escuche a los trasmisores de historia,
como legado cultural a las nuevas generaciones, respecto a sus ambientes, lo que extrañan y lo
que les hace falta. No se han escuchado las voces de los campesinos, del docente, del alumno de
tiempo pretérito en sus comentarios de un mundo escolar que además de evocar, haga la
semblanza de un maestro rural que por lo rígido no menos comprometido con su causa, capaz de
infundir respeto pero a la vez identificado de manera altruista con la situación personal y grupal
de sus alumnos, por eso la exploración invita a quienes nos escucha para que contribuyan a
construir, con base en lo que el alumno rural requiere y el maestro ofrezca, un nuevo modelo de
educación que concilie el ayer y el presente hasta fortalecer un referente pedagógico que
reconsidere el sentido de pertenencia y la adaptación del niño y el joven en el campo, sin abjurar
de la tecnología y el modernismo.
El escuchar la voz del ayer posiblemente puede mostrar las rutas para validar entre diálogos y
conversaciones la posibilidad de una escuela rural, una transformación que no desconozca la
historia y que se haga viva y latente en los entornos actuales educativas.
Al respecto bien vale la pena mencionar al autor Abraham Magendzo K. (2005):
“La escuela, como institución social y cultural junto a las políticas agrícolas promotoras del desarrollo, han sido los vehículos más expeditos hacia la transformación del mundo rural tradicional al mundo rural moderno, desencadenando con ello profundos procesos de transculturización de los campesinos. De esta forma, hoy en día hablar de escuela rural y de campesinos resulta complejo y difícil de definir por las múltiples externalidades que han intervenido y desdibujado el medio rural. Primero, el mercantilismo, luego la modernización y ahora la globalización, representan fuertes corrientes que penetraron los tejidos sociales y que han modificado los modos de pensar, sentir y actuar”.
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Cuando se habla de la educación rural de épocas anteriores, a manera de diagnóstico de sus
sujetos, cabe mencionar que el adolescente de entonces era sumiso, obediente, aconductado y
ceñido a las reglas. Involucrado desde la escuela y en su núcleo familiar a las labores del campo.
En épocas de cosecha, sin replicar la autoridad implícita de padre y madre apoyaba las labores de
casa o campo. Además de obediente, era respetuoso de la naturaleza y de las condiciones
familiares, un joven inocente, sin malicia, discreto y con conocimiento de todo lo que el entorno
le ofrecía.
Por su lado, el Maestro se destacaba por ser rígido, líder, con conocimiento del campo,
comprometido en la formación de un alumno inspirado en el terruño. Desde mi subjetividad
recuerdo un docente feliz, admirado por su comunidad, respetado y a la hora de tomar decisiones
la máxima autoridad del sector. El docente de ayer a diferencia de hoy, era menos capacitado,
pero no menos influyente. Hoy vemos un docente más preparado y con mejores herramientas
para educar niños y jóvenes, al día en las transformaciones, que si su ética se lo permitiera podría
formar sin desligar al educando de su órbita campesina.
La escuela y el docente, parte integral de las añoranzas personales, son factor fundamental en el
desarrollo de toda comunidad rural. Se podría pensar en aprovechar las potencialidades de estos
docentes preparados para desde un ambiente campesino proyectar transformaciones en niños y
jóvenes, sin sustraer de sus mentes la cultura y tradición, y que a partir de diálogos y comentarios
coadyuven a levantar un contexto que con sus capacidades y juventud siembren nuevas
posibilidades de desarrollo y bienestar en el sector rural.
Sobre el particular, Rodrigo Parra Sandobal (1980) expone que:
“Muy pocos temas dentro del sector educativo generan un consenso tan amplio sobre su importancia, sobre la necesidad y urgencia de realizar estudios en profundidad, como el de los maestros. Esta situación tiene, por supuesto su génesis en razones de tipo social y político. La actividad de los maestros afecta directamente a una buena proporción de la sociedad, la calidad de la enseñanza, sus costos, sus carencias son temas de frecuente discusión, los maestros se han organizado sindicalmente y ejercen presiones. Sin embargo, es paradójica la poca importancia que se le ha dado en Colombia al estudio del maestro en el área de las Ciencias Sociales. Por eso parece necesario detenerse un momento a mirar qué se sabe sobre ellos como actores sociales y, sobre todo, a pensar en lo que es necesario saber para obtener una comprensión básica de su problemática profesional y de sus interacciones con la sociedad en que trabajan”.
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En el contexto etnográfico la obra de investigación propone invitar a que el maestro sea
escuchado desde su propia experiencia, pues como lo plantea Parra Sandobal (1980): “En
realidad no son muy numerosos los trabajos encontrados sobre el maestro y su relación con la
sociedad colombiana. La mayor parte de la información contenida en los estudios sociales se
encuentra en trabajos sobre temas más generales en los que se incluye al maestro como un
elemento del desarrollo del país, cuyas características históricas de múltiples deficiencias tanto
cuantitativas como cualitativas lo convierten en un obstáculo para dicho proceso”, que por
ejemplo es lo que destaca el trabajo de la Misión Economía y Humanismo del Banco de la
República (1958), o el Banco Mundial, Desarrollo económico de Colombia, (1970).
Idea de Campo, Quizás de manera bucólica, el campo es silencio, es calma, paisaje, naturaleza
con un fondo de riqueza verde. El campo escenario de ambientes, solidaridad de prácticas de
conservación y cuidado para su conservación. Campo lleno de esperanza, de posibilidades, es el
medio donde se produce vida, oxigeno y vida.
Formas de Educar, Más allá de la reminiscencia y con un enfoque realista, la escuela en su
espíritu formativo y la forma de educar era más autoritaria, exigente. Las lecciones se debían
memorizar y repetir hasta la saciedad, pues era axioma indiscutible que lo que se aprendía no se
olvidaba. En el hoy se le agregaría la autocritica, la reflexión y nuevas posturas de lo aprendido
para avanzar en la creación o ampliación del conocimiento y así evitar el estancamiento de
saberes solo aprendidos y no procesados.
Era una forma de educar para que el joven memorizara, pero también para recordar sobre el
medio en una forma de aprendizaje visual. Era clase magistral y las lecciones se daban al frente y
con ejercicios en el tablero. Hoy es llenar cartillas, es copiar y transcribir según escuela nueva. El
contacto es más alumno - texto, antes era alumno - docente y tablero.
Por eso en sus estudios sociales Rodrigo Parra Sandobal (1980) aduce:
“Las orientaciones teóricas, los énfasis disciplinarios y las metodologías usadas muestran una amplia dispersión, tal vez como efecto o como síntoma de la falta de continuidad de los estudios. No ha existido un estudio general que sirva de guía para organizar los trabajos subsiguientes con arreglo a sus planteamientos, ni un esfuerzo de priorizar las necesidades de investigación en este campo con propósitos ya sea académicos o de política educativa los
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estudios de mayor relieve no han tenido un seguimiento posterior que profundice, critique o amplíe sus resultados”.
Frente a este pronunciamiento, la obra propone estudiar a profundidad lo que piensa y vive o ha
vivido el maestro en el medio rural y desde este contexto poder sugerir nuevas tendencias en la
educación del niño y joven del campo. Es así como el mismo Parra afirma que:
“Paradójicamente, el gran ausente teórico en el análisis del maestro (con pocas y honrosas excepciones), es el análisis social desde el punto de vista de las ideas pedagógicas, de sus formas de aplicación y de sus consecuencias en la enseñanza y en la formación de imágenes, actitudes y conductas en el alumno. Las metodologías empleadas varían desde estudios etnográficos con énfasis descriptivo pasando por análisis de datos secundarios, encuestas originales sobre poblaciones restringidas, sobre grupos representativos de modelos teóricos o representativos de unidades poblacionales urbanas, hasta análisis con técnicas cuantitativas de mayor sofisticación. No existe un censo de maestros que permita sacar conclusiones con mayor grado de cobertura poblacional o extraer muestras con mayor rigor para realizar estudios más específicos y profundos”.
Relación de la escuela con el campo: La escuela era el eje central de la vereda, se concentraban
todas las situaciones y vivencias de la población y del entorno. Era la imagen amable dentro de
un ambiente verde, las relaciones eran estrechas. Tenía directa relación con el hábitat e incluso
disponía espacios destinados para implementar cultivos a escala menor. El campo llegaba a la
escuela a introducir sus conocimientos a través de sus campesinos para que esos cultivos no solo
embellecieran el entorno educativo de los alumnos, sino que era un complemento en la
alimentación de los alumnos. Es así como se retoma el texto de Complejidad, caos y educación
de Carlos Calvo Muñoz (2009) el cual argumenta:
“Se informa de una investigación etnográfica sobre la educación informal en escolares chilenos, rurales y urbano marginales, de Educación General Básica. Se caracterizan y comparan las modalidades educativas formal, no formal e informal. Se señala que es erróneo caracterizar a la educación informal como asistemática, refleja y espontánea, pues esconde sus potencialidades, marginándola del estudio académico y de la práctica profesional. Se llama la atención sobre la capacidad de esos niños para aprender en ambientes informales, que contrastan con el bajo rendimiento escolar, panificado e intencionado, que los convierte en futuros desertores y marginados sociales”.
Se conformaba un sujeto, había formas y actividades diferentes: La imagen en el recuerdo es
la de un sujeto que se conformaba y sostenía con valores muy bien cimentados. Un sujeto
formado para el trabajo y con los conocimientos requeridos para lograr defenderse en un colegio
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y luego en una tecnología o universidad. Se formaba un sujeto no simplemente sumiso sino que
acataba las reglas, tal vez un poco limitado para la creatividad dado que su formación estaba
dirigida a la actividad asignada. Las actividades fuera del currículo asignado eran las
complementarias desde la escuela, donde no se descartaban las prácticas de instalación, cultivos
de pan coger y desde el colegio proyectos productivos en lo que concernía al área de producción
agrícola, pecuaria y en lo humano el área de promoción social.
El aprendizaje informal es polifacético: no se reduce a uno solo por vez, sino a varios
simultáneamente. La simultaneidad se relaciona con la sinergia y el carácter transdisciplinario del
saber. Lamentablemente el aprendizaje polifacético disminuye hasta casi desaparecer por la
influencia de la escuela, donde es despreciado, ignorado o negado. Sin embargo, para comprobar
su presencia y potencialidad basta observar a los niños y, por qué no, a los adultos, cuando juegan
entusiasmados: la concentración fluye sin esfuerzo, los sentidos registran todos los pormenores,
la razón infiere y la intuición ilumina. Mientras juega es uno con el juego, las fronteras se
desperfilan y la dicotomía epistemológica entre sujeto y objeto desaparece, la atención es
omnidireccional, atenta a todo y a nada en particular, gracias a lo cual no se extravía en la
complejidad caótica del contexto. Quien juega, medita, como dice el mismo Calvo Muñoz (2009)
Por el contrario, la escuela, orientada por modelos lineales y causales, no puede incluir el
aprendizaje polifacético en su propuesta educacional, limitando la potencialidad educativa de las
propuestas de reforma de los sistemas educacionales en marcha en muchos países. No puede
hacerlo porque se lo impide la orientación epistemológica cartesiana que la sustenta, a pesar que
el aprendizaje polifacético forma parte del currículum nulo.
El aprendizaje polifacético es axiológico porque es relacional y contextual. El niño aprende a
medida que elige criterios para ordenar los estímulos; no razona formalmente ni se ocupa en
limpiar sus argumentos del “ruido” ambiental o de intereses caprichosos. Cuando elige, juega;
cuando juega, elige, sin orden aparente ni conciencia de estar delineando un método para
responder mejor a los desafíos que le plantean las situaciones complejas que vive; más tarde
volverá para comprobar, una y mil veces, en distintos contextos y con diferentes exigencias, hasta
que su misma eficacia o inutilidad le canse y vaya por otro. Evita dicotomizar, excepto cuando no
tiene elección.
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2. JUSTIFICACIÓN
Este documento, no obstante su conocimiento intrínseco, intenta analizar la importancia
de la escuela, por medio de las propias reflexiones y añoranzas referenciadas. Asimismo, busca
generar respuestas a la pregunta ¿QUE REFLEXIÓN SURGE ALREDEDOR DE LA
ESCUELA RURAL, QUE PERMITEN PENSAR EL RELEVO GENERACIONAL?
La investigación pues se centra en la necesidad de propiciar el Relevo Generacional en el
Campo, definido como la sostenibilidad del desarrollo rural y ambiental de un país, valorado
desde la escuela, la familia campesina y su medio ambiente. Relevo que plantea; que y en qué
contexto y si hace referencia a la zona campesina, el arraigo de la tierra y la esencia de ser
campesino, los niveles de riesgo para la seguridad alimentaria y la continuidad de la tradición
cultural en el Quindío.
La frase manida, repetida hasta el cansancio sobre el olvido del campo colombiano, tiene relación
con la problemática central de Colombia, con los obstáculos que se ciernen para categorizarnos
como pueblo, nación, país, república, y hasta semánticamente con el concepto de patria. Es decir,
un territorio gobernado sin excluir a ninguna fracción de su población, con un estado garante de
los derechos, un estado que actúe realmente como facilitador de la convivencia, la equidad, la
paz, la democracia, las libertades.
Lamentablemente tales enunciados se quedan en la palabra, o tal vez en la demagogia oficial pues
el olvido del campo es la expresión más clara de un proyecto de país que no se concreta, de una
sociedad que no pacta, de una perpetua confrontación que tiene de fondo histórico la acumulación
violenta de tierras.
Desde el choque violento que significó el mal llamado descubrimiento de América, pasando por
la colonia, la guerra de independencia tuvo este telón de fondo, el control de la tierra, de las
riquezas naturales. No se consolida una república moderna, así fuese un momento propicio para
materializar las ideas de la revolución francesa: la libertad, la igualdad, la fraternidad,
inspiradoras para los revolucionarios independentistas. Pudo más el choque de intereses, que no
se tramita democráticamente entre latifundistas conservadores y artesanos y comerciantes
progresistas.
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Siempre hemos vivido esa paradoja entre el discurso y la praxis, incongruencia siempre presente
en la vida política y social de Colombia. Tampoco se afianzó la república liberal y poco eco tuvo
el populismo, que fue una caricatura y menos una alternativa socialista y nunca, prácticamente
nunca hemos vivido una democracia real, destellos democráticos.
Desde tiempos inmemoriales se manifiestan el control de las tierras, el destierro de aborígenes y
comunidades campesinas, el arrasador despojo. Nunca una independencia real, siempre hemos
vivido en un marco de dependencia, del imperio español, de Inglaterra, de Estados Unidos, y hoy
de las corporaciones privadas transnacionales que han capturado la independencia de las
instituciones del gobierno mundial, la ONU misma, y los estados de cada país. Hoy los TLC son
la manera de controlar nuestro desarrollo propio, la autonomía económica, la soberanía sobre
nuestro territorio y sus riquezas.
La dependencia, el despojo de los territorios, el narcotráfico como negocio que financia la guerra,
enriquece locamente y corrompe la vida social y las instituciones, son el trasfondo de una
negociación con las guerrillas que parece que llegará a acuerdos, que de lograrse permitirá
expresar y concertar en un ambiente más democrático las propuestas.
Y hoy con énfasis especial, cuando se actualizan los Planes de Ordenamiento Territorial, decimos
que es posible vivir distinto, que es urgente y necesario respetar nuestras comunidades y sus
culturas, preservar la base natural, respetar el agua como bien común y derecho humano, y
garantizar nuestra soberanía alimentaria. En todos los municipios debemos hacer respetar el
territorio campesino, la vida y la economía campesina y reivindicar sus derechos.
Surgen por doquier los paros agrarios y sus propuestas, todas relacionadas con el respeto a la
ruralidad, a la agricultura familiar, a la minería ancestral y al respeto por sus economías tejidas
alrededor del café, la papa, el arroz, la caña, la panela, la cebolla, el maíz y la leche. Paros que
rechazan las leyes y normas que privatizan bienes comunes como las semillas y especies propias,
el agua y los territorios e ilegalizan las actividades productivas sustento de estas comunidades.
Frente a ese estado de cosas, se aboga por una educación pertinente e inclusiva que identifique y
entienda lo rural, el pensamiento del campesino, sus aspiraciones, sus conceptos de escuela y de
desarrollo, que ayude al niño y joven campesino a ubicarse en el mundo desde el conocimiento,
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la sociedad, la producción y el espacio que ocupa el sector rural en el desarrollo nacional. Una
educación universal, que realce y valore lo rural, pero sin desconocer sus interrelaciones con lo
urbano.
Se propende entonces por una educación con calidad para que la gente viva mejor en su espacio
rural y se transforme de acuerdo a la realidad agrícola. La escuela, urbana o rural, tiene que
facilitarles el desarrollo de habilidades de creación e innovación y darles, con los elementos
actuales de las tecnologías, herramientas para entender el mundo en su complejidad, el papel de
la ciencia, pues no se puede dejar a los campesinos aislados, convirtiéndolos en personajes de
museo. Pensar, exclusivamente, en ofrecerles formación desde los procesos prácticos agrícolas es
mantenerlos en lo preindustrial, sin que logren modernizarse y perdiéndole el ritmo a la
tecnología. Una formación sólo técnica se pierde por el avance rápido de la tecnología y se
vuelve deleznable.
Es importante analizar los diferentes momentos que han trasegado la escuela y el campo, a través
del contacto directo con maestros y campesinos, que visualizan como el hábitat rural está siendo
olvidado. De la misma forma como la escuela rural, ha perdido su enfoque y estilo que tenía en
otras épocas.
Hablar de una mejor educación es construir una alternativa que potencie los saberes de la
comunidad rural, a través de Proyectos Pedagógicos Productivos, en donde la vida del niño y
joven rural entre al aula y se convierta en método y contenido de aprendizaje. La producción se
entiende desde una perspectiva integral, en la que se articulan los procesos pedagógicos a la
producción de bienes materiales, académicos, sociales, culturales y afectivos. Para ello se
requiere problematizar y transformar los modelos educativos flexibles rurales, tales como Escuela
Nueva y otros, además de posibilitar unas mejores condiciones de vida para las familias
campesinas.
Es también apoyar los procesos de formación de maestros para el campo de las escuelas
normales, dándoles un trato diferencial con respecto a las otras instituciones educativas, en
cuanto a recursos humanos, financieros...
18
Hoy en el campo se observan campesinos labrando la tierra entre 60 y 70 años de edad, con
problemas de salud, económicos y sin relevo. Las escuelas igual que el campo tiende a quedarse
solas y por ello se hace necesario buscar desde los trayectos de añoranza, lecturas, diagnósticos e
indagaciones, las posibles respuestas, que nos permitan motivar o abrir el camino para que desde
la ¡ESCUELA RURAL: UNA REFLEXIÓN PARA PENSAR EL RELEVO
GENERACIONAL! se eduque a los jóvenes y niños para que continúen con el amor hacia la
tierra.
En la actualidad cada vez se hace más difícil, la situación y las condiciones de las familias
campesinas, hay una crisis que es necesario analizar, explorando al interior de las diferentes
instituciones públicas y privadas que intervienen en los programas y estrategias para el agro
buscando deducir ¿Cómo están leyendo el campo y la escuela rural?, visto que en ella la Política
Agropecuaria del Ministerio de Agricultura, determina que existen verdaderas falencias dentro de
los pilares institucionales, entre ellos el factor humano y educativo, asimismo asume que “Para
alcanzar los objetivos de crecimiento económico sostenible, el Plan Nacional de Desarrollo 2010-
2014 ha definido tres grandes pilares: 1) la innovación; 2) las políticas de competitividad y
productividad; y 3) el impulso a las locomotoras para el crecimiento y la generación de empleo”
(PLAN NACIONAL DE DESARROLLO 2010-2014 “Prosperidad para todos). Con lo anterior
se interpreta que existen protuberantes vacíos para la formación de los niños y jóvenes del campo
y la forma en que trasciende en la zona rural.
Si desde las políticas nacionales, gubernamentales y municipales no se incluye como eje
fundamental lo educativo y la formación del joven en su entorno, será difícil recuperar el relevo
generacional y no habrá con quién desarrollar los diferentes proyectos agrícolas que se
estructuren en el marco de las políticas agropecuarias. Dentro de los planes estratégicos solo se
muestran las problemáticas de productividad en los diferentes renglones productivos; pero en
dónde está plasmado ese “campesino de Hacha y Machete”, que ha entregado su vida labrando la
tierra.
Cabría preguntarse; ¿dónde está la inversión para recuperar desde lo humano y con formación
educativa desde lo rural, la sostenibilidad de esa familia campesina, con vocación, tradición y
cultura arraigada?
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Para ello nos remitirnos a otra lectura del Departamento Nacional de Planeación, DNP,
“Finalizando el año 2010, en cuyo texto se aborda la construcción de un modelo de ruralidad
pensado desde las lógicas del capital. El campo propuesto en el Plan Nacional de Desarrollo,
PND, es funcional al mercado, principalmente externo, recogiendo lo hecho por Álvaro Uribe en
sus administraciones. El modelo de ruralidad que expone el texto para estos cuatro años, no es de
“reforma agraria”, como lo quiso hacer creer el Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Juan
Camilo Restrepo, sino que evidencia la otra cara de la moneda, es decir, la descampesinización
del campo por un modelo de campo sin campesinos”
Con esos antecedentes, se justifica la investigación como quiera que busca una mejor educación
para el campo, en la que se destaquen la definición de una política pública para la educación
rural, que abarque como fundamental la contextualización cognitiva y cultural de la educación:
asumir la pertinencia del conocimiento como punto de partida y de llegada, y que sin mayores
disquisiciones induzca a la recomprensión del papel de la escuela, hoy llamado centro educativo,
desde la coordenada de un planteamiento educativo en perspectiva de territorio que permita la
dinamización de las potencialidades comunitarias en clave regional.
Otro aspecto a tener en cuenta se refiere a la investigación para la nueva ruralidad desde y con las
comunidades: hay que reconocer la deuda social que tienen las universidades, ya que sin
investigación será muy complejo que la educación, el medio rural pueda enfrentar los múltiples
problemas y retos derivados del actual cambio de época.
Y por último, la necesidad de plantear una nueva formación de maestros para la nueva ruralidad,
una formación hacia una educación humanista, hacia los derechos humanos, hacia la generación
de competencias laborales generales y específicas que tengan relación directa con las
potencialidades humanas, productivas y sociales de las comunidades y del territorio regional.
En conclusión, es abordar una política pública que tenga en cuenta las ruralidades del país, los
planteamientos de la nueva ruralidad, la investigación y el cambio en la formación de los
formadores.
La lectura a la que se hace referencia, reafirma las directrices que de años atrás se han venido
estableciendo para el desarrollo del sector agrario, resultando importante traer a colación la
20
reflexión que hace Freddy Ordoñez, en su artículo “un campo sin campesinos en las bases del
Plan Nacional de Desarrollo 2010 – 2014”, donde vislumbra un panorama desolador en el sector
rural, con un alto grado de preocupación por los pocos niños y jóvenes encontrados en los
predios rurales que por lo regular realizan sus estudios en la zona urbana, lo que está ocasionando
el traslado del campo a la ciudad, dejando un problema aun mayor; la reducción de la mano de
obra.
De la forma como se concibe hoy el campo y la escuela, no se podrán plantear nuevos proyectos
de ayuda que recuperen el Relevo Generacional. Se debería por tanto empezar por repensar la
escuela y el valor de la familia para el campesino.
Anteriormente los padres y maestros eran sujetos influyentes para que los jóvenes y niños desde
las labores asignadas, sintieran y disfrutaran con las diferentes labores la tierra y las actividades
en la escuela. En la actualidad se sanciona por la ley constitucional, si un niño o joven menor de
18 años desempeña actividades laborales.
La incierta situación del campo se ve reflejada en el artículo de opinión del periódico La Crónica
del Quindío del 22 de enero de 2014, donde analizan como el censo agropecuario solo es un
diseño estadístico, que no plasma cual es la profundidad de la problemática rural, para ellos
arroja como resultado alarmante que 6.558 caficultores el (37.6%), cambiaron su explotación
agropecuaria por el turístico.
Por medio de este primer informe, podemos definir que en el Quindío no se están generando
productos de consumo básico y con ello queda en riesgo la seguridad alimentaria. Igualmente
que se han desplazado lo cultivos tradicionales y la imagen arquitectónica, dejando la tradición y
la cultura, por la oportunidad de obtención de ingresos. Este censo en ningún punto analiza el
aspecto educativo, la tradición y la situación de la familia campesina.
La importancia radica en indagar sobre la relación escuela campo.
Sería importante en esos datos estadísticos dar una mirada para examinar dónde está ese real
campesino y preguntarle a él por qué está abandonando el campo. A los niños y jóvenes
indagarle cuál es la vocación y los intereses de hoy. Estos datos permitirían ver si existirá relevo
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generacional, para dar garantía de que la cultura y la tradición campesina sigan vigentes o solo
será cuestión de un pasado para recordar.
Es importante reflexionar sobre la situación en la cual el agro se encuentra, los niños y los
jóvenes no debieran plantearse en las políticas gubernamentales como estrategias sino como
prioridad, ya que constituyen un factor esencial para sostener la tradición, la cultura y generar el
sentido de pertenencia.
Pero la realidad observada es otra, las instituciones como se ha discutido en el mismo consejo de
desarrollo Rural “CONSEA” del departamento del Quindío, se están planteando proyectos
amarrados a las políticas agropecuarias que vienen desde el nivel nacional, desconociendo y sin
entrar en un estudio bien a fondo sobre la problemática del presente y del futuro de la escuela y
de la familia campesina, no se toma en cuenta la disminución de la población joven y la pérdida
del sentido de pertenencia por el campo.
Una gran preocupación de este estudio es cómo reimplantar en los jóvenes la pasión por la tierra,
cómo tener las aulas rurales llenas de estudiantes y lograr que los padres fomenten en ellos la
tradición campesina, evitando que emigren hacia las ciudades en busca de oportunidades.
Estos antecedentes convocan a que los estudios y estrategias en el ámbito agropecuario, se
destinen a mirar a ese campesino del ayer y desde allí poder definir la práctica agropecuaria y con
las nuevas tendencias, mutar a un agro desde unas categorías de campo y escuela, que permitan
rescatar lo humano, la tradición, la cultura y al joven, el cual viene siendo el futuro del sector
agrario en este caso para el departamento del Quindío.
En la Revista Semana “EL GIRO DEL EJE CAFETERO – LA TRADICIONAL REGIÓN
CAFETERA DEL PAÍS BUSCA HOY NUEVAS OPCIONES”. Revela que la región cafetera
quedó en el pasado, en ese remoto nostálgico que hoy con mis intereses e interrogantes de
indagación ¡ESCUELA RURAL: UNA REFLEXIÓN PARA PENSAR EL RELEVO
GENERACIONAL! se identifica con los sentires que desde hace 150 años se representaban en
trabajo, tradición e historia cafetera, estos sentimientos se están quedando en el baúl de los
recuerdos más recónditos, donde solo interesa recordar a aquellos que quieren revivir su infancia
y adolescencia en el campo, es transcendental remover esa gran historicidad que debería ser el
22
alimento para cada plan de desarrollo que involucre las nuevas posibilidades en los escenarios
educativos y en el desarrollo de la familia campesina.
El deseo es de movilizar, como desde la pregunta que el ex parlamentario y ex ministro de
agricultura en el mandato de Virgilio Barco, Gabriel Rosas Vega ha planteado, “¿Seguirán las
nuevas generaciones con el negocio del café?” y en su aparte responde que “posiblemente no”,
debido a el envejecimiento de la población que disminuye las capacidades de laboriosidad y
dedicación.
Otro de los problemas atenuantes es la falta de políticas que impidan la salida de las nuevas
generaciones del campo, y lo que se identifica con la obra, la falta de estímulos afectivos que
promuevan el interés de los sucesores de las familias en continuar siendo participes de los
entornos rurales y sus diferentes actividades agrícolas.
Si logramos que el niño y el joven se enamoren de los sabores, aromas, paisaje y riqueza natural,
sin sacarlo del entorno rural, conseguiremos inducirlo para que en su desarrollo personal e
intelectual logre sentir satisfacción y la total realización de que en su vivencia en el campo,
puede alcanzar su desarrollo y bienestar personal, familiar, y productivo.
Por lo anterior, considero que la obra es de interés legítimo como proyecto de investigación en la
maestría, toda vez permite reflexionar sobre la escuela y el campo de ayer y hoy, validándolos
desde mis trayectos, basada desde referentes teóricos, entrevistas, diagnósticos, de sujetos que
desde similar perspectiva han vivenciado estos aconteceres y transformaciones, en los cuales se
apoya este proyecto educativo, pretendiendo en un futuro no lejano, generar eventos que
impacten los sistemas educativos desde las aulas rurales. Este estudio ¡ESCUELA RURAL:
UNA REFLEXIÓN PARA PENSAR EL RELEVO GENERACIONAL!, busca una nueva
ruralidad con oportunidades productivas y sostenibles en el tiempo y el espacio.
23
3.1 “LA ESCUELA UN RETO DESDE LA NOSTALGIA”
Como ya se ha explicado, este proyecto se nutre del propio interés por encontrar caminos que
lleven a recuperar el relevo generacional por medio de la educación direccionada en la escuela
rural. En esa búsqueda, además de un ejercicio de introspección se acudió al referente teórico-
práctico de una serie de autores expertos en dicha temática, lo que necesariamente condujo a
recapitular acciones y momentos desde la época de 1980 para analizar la familia campesina en su
contexto y la visión de niños y jóvenes sobre la escuela rural.
Durante esa década las normas familiares y educativas se establecían con alto criterio de
autoridad, formando seres humanos sumisos y responsables ante las decisiones y órdenes de los
adultos, lo que generaba un nivel de respeto asumido hasta cierto punto con temor y no con
criterio de libre expresión y albedrío, pero que como paradoja no se oponía al desarrollo
individual pese a estar circunscrito al predominio familiar y colectivo.
En esa época cobran valides las palabras “la letra con sangre entra ”, locución que daba cuenta de
imposición como lección de disciplina escolar, como otras modalidades de castigo trasladados
desde la familia a la escuela en el sector rural, donde la manifestación más recurrente de los
padres era y es en la actualidad “si no estudia, aquí en el campo hay mucho que trabajar” o
“estudie mijo para que no sea un lungo (colombianismo para jornalero o trabajador del campo)
como yo” trasmisiones expresivas que vendieron la idea de desprecio, desapego y de vergüenza
hacia el campo.
En el lapso comprendido entre 1980 y 1996, los alumnos solo eran receptores de conocimiento,
quedaban marcados para toda la vida y no solo en el ámbito académico, puesto que las
actividades de campo complementarias, les permitía compenetrar con los aromas y placeres que
la tierra y la naturaleza ofrecía. No era impedimento que el estudiante pudiera desarrollar
actividades de campo y utilizar herramientas que él en la finca ancestral desde muy temprano
aprendía a dominar.
La escuela rural a pesar de sus diferencias con relación a la educación urbana, era apetecida y
nadie quería salir o perder su cupo, era el mejor de los ambientes donde se podía aprender. El
24
docente eran el centro y personaje más importante en la vereda, a quien las familias de la vereda
acudían para que les diera la mejor orientación.
Los pupitres metálicos se compartían con compañeros de estudio, recibiendo lecciones
solemnes en tablero verde y tiza blanca; salones con numerosos estudiantes donde su interés
principal era aprender a leer, escribir y en especial memorizar las operaciones matemáticas y si
era del alcance de los padres llegar a la básica secundaria.
La educación secundaria era importante para los jóvenes en la zona rural. En el Quindío es
preciso tocar el caso de la Concentración Rural Agrícola Baudilio Montoya, la cual tenía como
enfoque la educación a partir de un entorno rural, social y pecuario, donde los jóvenes se
organizaban alrededor de la Asociación de Futuros Agricultores de Colombia y su administración
era acompañada por la orientación de docentes que amaban el campo y se caracterizaban por
compartir todos los procesos, mañana, tarde y noche.
Esta Institución Educativa se instauró con los lineamientos que se vinculan con “La Escuela
Normal Rural Agropecuaria y de Campesinas en Colombia 1934-1974”, donde se planteaba que
“La educación rural en Colombia es reciente; su creación se ubica en el periodo denominado
República Liberal (1930-1946) durante el anterior régimen de la República Conservadora (1888-
1930), se dieron indicios de educación para la población rural, pero solamente en el campo de la
instrucción primaria, mediante la cual era relevante un tipo de capacitación para las labores
agrícolas. En particular, durante el primer gobierno de Alfonso López Pumarejo (1934-1938),
uno de los gobiernos de la República Liberal, se adelantó una reforma educativa cuyos puntos
básicos al decir de los autores Sáenz, Saldarriaga y Ospina (1997) estuvieron signados por tres
elementos: Democratización, Modernización y laicización”
Si se compara la Concentración Rural Agrícola Baudilio Montoya (Calarcá, Q.) de 1984 a la
actual, se han presentado innumerables transformaciones; para esa época podíamos decir que el
80 o 90 por ciento de los estudiantes eran provenientes del sector rural y uno de los requisitos era
ser hijo de caficultores, administradores o provenientes del sector rural.
Era más de saber y conocer, que los estudiantes pudieran generar desde sus habilidades
descubiertas ideas de producción y negocio; o en su defecto para ser aplicadas en sus fincas.
25
Formación de vital importancia ya que estas áreas permitían aprendizajes orientados para
desempeñarse en la vida.
En la actualidad por las mismas transformaciones experimentadas en el sector rural, este centro
ha cambiado sus porcentajes de ingreso de jóvenes del área rural, siendo el 80% o 90%,
estudiantes provenientes de la zona urbana. Datos obtenidos provisionalmente en el año 2011 en
la escuela de padres. Esto ocasionado por la deserción de un alto número de niños y de jóvenes de
las fincas, que en muchas ocasiones están en manos de administradores con un promedio de uno
o dos hijos o lo más preocupante sin niños, además son familias flotantes que no cuentan con una
estabilidad laboral, lo que conlleva a que los ingresos de alumnos sean parciales.
Esta auto – eco biografía, invita a desarrollar una investigación desde el mismo sujeto que la
propone, para dar respuesta a las condiciones de la escuela del ayer comparados con la escuela
del hoy y su calidad escolar, enmarcadas en proyectar la vocación de los jóvenes hacia el campo
e indagar las motivaciones sugeridas por sus padres, en el hoy con relación al pasado, y las
expectativas del futuro; y así sugerir como posibles inquietudes las transformaciones favorables o
desfavorables para el sector rural quindiano.
Al hablar de educación y sector rural el concepto de desarrollo hace parte de las definiciones
esenciales. Es necesario identificar y definir conceptual y operativamente el conjunto de niveles
de gestión que comprende el desarrollo y en particular el desarrollo rural. Este ha sido entendido
como un proceso de transformación de las sociedades rurales y sus unidades territoriales,
centrado en las personas, participativo, con políticas específicas dirigidas a la superación de los
desequilibrios sociales, económicos, institucionales, ecológicos y de género, que busca ampliar
las oportunidades de desarrollo humano (Novoa Barrero (2008).
La dimensión humana del desarrollo postula que las personas son el fin último del desarrollo y el
principal medio para lograrlo El potencial de cada persona es el recurso fundamental para el
desarrollo de un país, una región o un territorio. Para que la población rural pueda desplegar al
máximo su potencial debe estar en condiciones de acceder a los bienes y servicios básicos, entre
ellos la educación y la capacitación. La educación de la población debe orientarse no sólo a
cumplir con expectativas e intereses individuales, sino hacia objetivos de bienestar común y de
26
desarrollo: lograr que la población rural se comprometa en un proyecto mayor de desarrollo
sostenible.
Uno de los pilares fundamentales hacia la productividad y competitividad del campo colombiano
es fortalecer la educación de la población para que mejore su calidad de vida y reciba una
formación acorde con la vida rural. Para ello, el país debe crecer en capital humano y evitar que
para educarse, nuestros niños y jóvenes tengan como única opción abandonar el campo. Es por es
por esta razón que desde sus inicios, la política de La Revolución Educativa ha puesto sus
esfuerzos en llevar una educación de mayor alcance y mejor calidad a los colombianos de las
zonas rurales, en especial a quienes habitan las regiones más apartadas.
Si se remonta en el tiempo, se observa como en el período 2002-2007 se desarrolló en el país, en
27 entidades territoriales, la primera fase del Proyecto de Educación Rural (PER) que benefició a
780 mil niños y jóvenes de más de 700 municipios con capacitación de docentes y con materiales
para modelos educativos flexibles. Otros logros de este proceso son los siguientes:
- Se puso en práctica una educación con modelos adecuados a las condiciones de vida de la
población rural. Se adoptaron, probaron y evaluaron alternativas para educación preescolar
escolarizada y no escolarizada, e igualmente, una versión de Escuela Nueva para población
afrocolombiana y dos modelos de educación media rural.
- Se demostró que con los modelos flexibles es posible aumentar significativamente el número de
alumnos que entra al sistema y garantizar su permanencia, a diferencia de lo que ocurre en
establecimientos de características similares que emplean modelos tradicionales (Mineducación,
Al Tablero 2008)
- Se conformaron y operaron 12 alianzas departamentales con participación de administraciones
municipales y entidades públicas y privadas.
- La cobertura de la educación básica rural pasó de 68.6% a 98%.
La razón de ser de esta política educativa para los pobladores del campo responde a criterios de
27
equidad y pertinencia. Es por ello que se da a los niños y jóvenes campesinos, indígenas y
afrocolombianos que aún no están en el sistema educativo una oferta más amplia, mejor
distribuida y más acorde con sus realidades. Esto hará que quieran y puedan ingresar a la escuela
y que se queden porque les gusta, les ofrece posibilidades de volverse más capaces, más
productivos, más competentes, mejores ciudadanos; en últimas, porque les sirve para vivir mejor
en cualquier medio.
Es indispensable continuar trabajando con las Secretarías de Educación, las administraciones
locales, las familias y diversos agentes educativos con fin de seguir mejorando la organización y
la dotación de los establecimientos y sus sedes, y elevar la formación de los docentes y directivos
para que sean mejores maestros y gestores de sus establecimientos y en últimas, para se sientan
más satisfechos en su trabajo.
Otro aspecto importante clave para la educación rural es mejorar la conectividad de las escuelas
para que alumnos y docentes accedan a la información y el conocimiento. Para ello, se pretende
formar a los jóvenes en competencias laborales de modo que logren un ingreso satisfactorio a la
vida laboral (Al tablero No 45/2008)
El mismo desarrollo de la investigación se apoya de experiencias como las que se perciben de la
encuesta sobre “Educación y Desarrollo Rural” (Argentina), donde algunos de sus resultados
identifican que “La educación en el ámbito rural tiene una serie de características y
problemáticas que le son propias. Muchas de las diferencias con respecto al ámbito urbano surgen
de la mayor incidencia de la pobreza, la alta proporción de población no escolarizada, la menor
tradición escolar y la falta de infraestructura. A estos factores deben sumarse las limitaciones que
entraña la dispersión poblacional para lograr una completa cobertura de los niños en edad escolar.
Estas condiciones adversas plantean un desafío para la política educativa, que debe cumplir un rol
compensador para asegurar el pleno derecho a la educación” (Bruniard, Otros, 2005).
A diferencia de lo que presenta la encuesta en Argentina, el departamento del Quindío goza de
infraestructura física adecuada, es aquí donde se cuestiona la permanencia de los niños.- jóvenes
en el campo. También arroja como problemática, el suministro de los restaurantes escolares, lo
que aquí a través de los programas de suplementos alimenticios por el ICBF, no ha sido ausente
para atender poblaciones escolares de escasos recursos.
28
Hacia el 2001, la zona cordillerana del Quindío estaba sometida a unas condiciones difíciles de
orden público, más de 200 familias beneficiarias de los programas de reforma agraria luchaban
por tratar de implementar programas productivos que les generaran buenos ingresos y que les
permitieran satisfacer sus necesidades básicas.
La característica de estas familias estaba definida por una composición de 6 personas, con
promedio de tres o cuatro jóvenes y niños, la gran mayoría se encontraban realizando su grado
en básica primaria, donde los centros educativos se componían de dos docentes con 50 a 60
niños.
Pero lo sorprendente en este caminar vivencial fue cuando los niños – jóvenes fueron
desapareciendo, de la zona o veredas, asistían un tiempo a clase y volvían y no regresaban sin
ninguna explicación. Finalizando el 2001 y a principios de 2002, se empezaron a hacer frecuente
las muertes de algunos jóvenes, como también de sus padres, haciéndose habitual mujeres con
sus hijos al frente de sus fincas, así como la misma deserción de los niños a los centros
educativos rurales.
Las madres en su angustia en el 2002, empezaron a expresar con desespero e impotencia lo que
venía sucediendo dentro y fuera de sus grupos familiares, pero ante todo dieron a conocer que las
muertes y desapariciones eran obra de grupos al margen de la ley, los cuales de una forma astuta
y convincente, endulzaban a los niños y jóvenes para que hicieran parte de sus filas y
comparativamente con las pocas posibilidades y oportunidades que les ofrecía el campo.
Es así como entre la impotencia y el miedo surgió la idea, convertida en estrategia, de desarrollar
los programas educativos no con las madres, sino con sus niños y jóvenes planteando un proyecto
productivo alrededor del fortalecimiento de su desarrollo como sujetos desde una visión desde lo
humano. Lo anteriormente expuesto, presenta subjetividades desde una exterioridad que
involucra la intersubjetividad de los sujetos vivenciales en una época de crisis de orden social,
que paso por varios sucesos, los cuales algunos no se lograron superar, generando en el agente
externo un involucramiento experiencial y de dolor que movilizó lo más profundo de sus
sentires.
29
En “La Condición Postmoderna”, de Jean -Francois Lyotard, (1987) en el campo “La Función
Narrativa y la Legitimación del Saber”, presenta como lazo la gran responsabilidad que se tiene,
primero como educadores y posteriormente como investigadores ante el compromiso ético con la
humanidad.
Es en este contexto que a través de diferentes lecturas surge la necesidad de estudiar la escuela y
la injerencia en el relevo generacional y su incidencia de la permanencia o no en el sector
agrícola, toda vez que este sector por muchos años ha sido generador de trabajo, de familias
estables en las veredas; pero la misma condición, los cambios estructurales y el hecho de que las
zonas se hayan vuelto centros turísticos, ha permitido un cambio en el tipo de contratación para
el caso de los administradores, limitando el potencial admitido en número de hijos, ante los
problemas para tener condiciones optimas para sostenerlos y también que su sentido de
pertenecía ha disminuido notablemente. El joven prefiere estar y estudiar en la zona urbana, que
hacer parte de una institución educativa rural.
La mentalidad de los jóvenes ha sido absorbida por las tecnologías y las nuevas opciones que se
dan con la nueva modernidad, correlacionados con los avances tecnológicos y la comunicación
virtual que ha transformado y alterado el concepto de campo.
Este proceso en las fincas ha significado nuevas expresiones productivas y las condiciones
económicas, lo que no permite darle un garantía y estabilidad a las familias, volviéndolas
nómada flotantes, no tienen nuevas alternativas, para ellos no es rentable una finca que no genere
progreso o sostenibilidad.
La comunidad rural actual se preocupa más por hacer dinero para sí mismos, se ha generado una
cultura y esquema de producir para obtener mayores ingresos, olvidándose del compartir y ser
solidarios con su propio entorno.
Antes el campesino era respetuoso, muy colaborativo con sentido de pertenencia hacia el campo
y su escenario natural, responsable y comprometido; y la escuela rural su mayor orgullo porque
eran sus hijos los que allí se educaban, en sus palabras para que tuvieran un mejor futuro y no les
tocara quedarse en el campo. Su sueño era asimilar su profesión y comportamiento como el del
profesor. Aspecto positivo en cuanto al deseo de ver sus hijos superados y con una profesión,
30
aunque muy claro tenían que no era tan fácil conducirlos hasta dicho propósito por sus
condiciones económicas y la poca facilidad para poder lograr cubrir estadía y estudios.
En las miradas realizadas y compartidas con el campesino del hoy se podría definir, como aquel
sujeto que se dejo permear por las nuevas tendencias de la modernidad, siendo su mayor aliciente
salir de su entorno rural y proyectar su vida económica en la ciudad. Es un sujeto sin conciencia
de la riqueza natural que tiene y que debe cuidar, solo su ideal es implementar cultivos extensivos
que les generen buenos ingresos, es aislado y no tienen un sentido arraigado de la solidaridad y
de las prácticas comunitarias.
Es sorprendente que no solo como sujetos se aíslan, su núcleo familiar como sus predios, son
cerrados, cada finca se tapona con cercas vivas a la mirada de sus vecinos. Hay una acentuada
desconfianza por el otro, en cuanto a su composición parental, están integradas por un mínimo de
hijos y por lo regular si hay facilidad de acceso, los niños y los jóvenes se educan en la ciudad.
Pues manifiestan que el nivel educativo en los centros educativos rurales es más bajo y no se
iguala con los rendimientos de la formación educativa urbana.
No se trata de descartar la opción del campo, sino de analizar los cambios producidos, factor en
que se centra la obra de investigación, lo que induce a reflexionar sobre las condiciones actuales
con relación a los años anteriores y plantear interrogantes y alternativas que movilicen los
conceptos y sujetos del ayer y del hoy, para lograr la sostenibilidad y permanencia de la escuela
rural y el futuro del campo.
3.1.1 Maestro y Escuela un asunto vital para el campo: El diagnóstico del docente de hoy se
centra en su comodidad, no es comprometido ni se identifica con el campo, por ende no lo siente
como suyo, es desinteresado con respecto a los movimientos sociales y comunitarios que allí se
desarrollan, no ceden más tiempo de lo permitido en su contrato laboral, muchos de ellos solo lo
asumen como una oportunidad para poder escalafonar y luego ubicarse en la zona urbana.
Sin temor a equivocarse, los docentes que ingresan al sector educativo son enviados al sector
rural en condición de conejitos de india, diseñada su permanencia en el sector para experimentar
y tener periodos de prueba, de adaptación y acoplamiento a la práctica educativa.
31
En definición se concursa en educación y por la situación de desempleo así no sea un profesional
idóneo para el campo, sin una estructura de formación pensamiento y sentido de pertenencia
hacia estos entornos, lo importante es ubicarse laboralmente y obtener un ingreso.
Se podría decir que la educación rural ha tenido poca importancia desde la década de los 70,
pues este sector ha sido deshumanizado desde la política educativa, pasándose de manera abrupta
de la época en la cual la ética y compromiso del docente rural era inigualable, a una instancia
alejada del sentido de sensibilidad en contradicción a lo que debiera ser una adecuada educación
para niños y jóvenes del campo, en donde los educadores transformaron su sentido de
humanidad, por el de lograr ingreso ante una ubicación laboral. Sin importar a quién y cómo
educar.
3.2 DISTINTAS VISIONES DE RURALIDAD
Del latín rurālis, rural es un adjetivo que hace referencia a lo perteneciente o relativo a la vida en
el campo. Lo rural, por lo tanto, es aquello opuesto a lo urbano (el ámbito de la ciudad).
Un campo es pues un terreno extenso que se encuentra fuera de los poblados. La tierra laborable,
los sembrados y los cultivos forman parte del campo y, por lo tanto, del ámbito rural.
El paisaje rural suele incluir grandes extensiones de tierra y actividades propias de
la agricultura o la ganadería. Si la vida urbana está vinculada al sector económico de servicios o a
la actividad industrial, el mundo rural incluye el ordeñe de las vacas, la siembra de plátano y
frutales, por citar solamente estos dos, o la cría de ganado, entre otras actividades.
Región rural es aquella que se caracteriza por la inmensidad de espacios verdes que la componen
y que por esta razón está destinada y es utilizada para la realización de actividades agropecuarias
y agroindustriales, entre otras.
Generalmente, las zonas rurales se encuentran ubicadas geográficamente a importante distancia
respecto de las zonas urbanas, de las cuales por supuesto no solo difieren en cuanto a los espacios
para el verde que proliferan en las primeras y escasean en las segundas, sino también en los usos
32
y costumbres, la forma de vida y en la concepción del tiempo que ostentan los que habitan en un
lugar y en el otro.
De esa diferenciación clásica se deduce un choque entre las grandes extensiones de campo fértil
contra las enormes construcciones llamadas edificios, la gente del campo y la gente de la ciudad
se diferencian por como piensan, sueñan y de manera simple como visten, usualmente, los
primeros se visten más de acuerdo para los trabajos forzados que deben realizar cotidianamente,
en tanto, en la ciudad, la gente suele vestirse como a muchos les gusta decir siguiendo la moda
que impone el consumismo imperante en ese momento.
En América Latina, bajo cuya influencia no escapa Colombia, las definiciones de “rural” son las
que se suelen usar para definir la población rural y sus características asociadas, como pobreza
rural, educación rural, empleo rural, juventud rural, mujeres rurales, etc. Estas definiciones de
“urbano”, y por descarte de “rural”, datan en su mayoría de los años sesenta y obedecen a
criterios muy diferentes de un país a otro. Han contribuido a una subestimación de lo “rural”,
identificando a América Latina como un continente muy urbanizado, lo cual a su vez ha afectado
muchas decisiones de políticas públicas y de asistencia internacional, generando un sesgo “anti-
rural” (urban bias) en los planes y programas para la región (CEPAL, 2011).
Por otro lado, las áreas rurales han cambiado fuertemente en las últimas décadas y hoy se habla
de fenómenos como nueva ruralidad, áreas periurbanas y “rururbanas”, desperfilamiento de los
límites entre lo rural y lo urbano, aumento de los flujos de personas y bienes entre las áreas
rurales y urbanas y también en el otro sentido, aumento de las interrelaciones de todo tipo entre
ambas áreas, etc.
América Latina ha tenido una larga tradición de trabajos y discusiones sobre la sociología rural
que han conformado una visión sobre el campesinado, el latifundio y las relaciones entre ambos.
Esta literatura y pensamiento estuvieron fuertemente influenciados por los escritos de Chayanov
(véase, Schejtman, 1980). Por varias décadas, aquello formó la base de dónde partían los
esfuerzos para entender la economía rural.
Hubo un fuerte remesón entre los economistas rurales de la región cuando Klein (1992) mostró,
sobre la base de la ronda de censos de población de 1980, que el empleo principal de un 24% de
33
la población rural de América Latina no era la agricultura y que esta diversificación de los
empleos rurales hacia actividades no agrícolas era un fenómeno creciente. Actualmente, el
empleo rural no agrícola se estima en torno al 35% (véase entre otros Köbrich y Dirven, 2007).
El trabajo de Klein fue paralelo a una serie de investigaciones que se estaban haciendo en otros
continentes y que apuntaban en la misma dirección: una proporción no menor de los habitantes
rurales tienen como empleo principal una ocupación no agrícola y una proporción aún mayor de
sus ingresos proviene de fuentes no agrícolas. En 1998, el International Food Policy Institute
(IFPRI) organizó un taller internacional con un grupo pequeño de investigadores sobre el así
llamado RNFE (rural non-farm employment, después también utilizado como rural non-farm
economy) y temas afines (microempresas rurales, agroindustrias, geografía económica).
Lo anterior llevó a una serie de trabajos, talleres y seminarios en América Latina sobre el tema
del ERNA e IRNA (respectivamente empleo rural no agrícola e ingresos rurales no agrícolas).
Varios de los análisis resultantes fueron publicados en un número especial del World
Development (2001) y luego traducidos al español en CEPAL/BID/FAO/RIMISP (2004). Esta
corriente de investigaciones hizo derrumbar la percepción que había prevalecido hasta entonces
que “rural” era igual a “agrícola” y “agrícola” era igual a “rural”.
El mundo rural es una dimensión con el mayor número de contradicciones, complejidades,
conflictos y confusión en las políticas públicas.
Para aportar a una visión del mercado y el mundo rural, resulta de enorme utilidad revisar los
fundamentos de enfoques que subyacen a las diversas aproximaciones de las estrategias de
desarrollo.
En primera instancia una aproximación o precisión, mejor, de lo que se entiende por rural, luego
una relación de los elementos que hacen que los nuevos enfoques de desarrollo se orienten hacia
una economía territorial, de ella se desprenden los
ejes alrededor de los cuales gira la tarea de reflexión y planeación de la economía rural.
Dos definiciones se han impuesto al momento de definir las competencias de las estrategias
rurales. Una de orden económico sectorial, que establece una identidad entre economía rural y
34
economía agrícola, en su sentido más amplio. De allí se desprende una definición que establece
que el mundo rural es aquel que sirve de hábitat a la agricultura y sus encadenamientos y que está
compuesta por los agentes económicos que participan de estos mercados, por lo que se desprende
que la economía rural está sobredeterminada por la economía agrícola, haciéndose una sola.
Otra definición, más formal, se orienta por consideraciones demográficas, referidas a la forma
que adquiere la distribución espacial de la población. Si la densidad es baja, se trata de población
dispersa, o si se reside en centros de menor tamaño, conforman un espacio rural.
No necesariamente estas dos concepciones se complementan. La visión sectorial de la agricultura
ha tendido a incorporar otros vínculos de encadenamiento que hace que su cobertura sea extra
rural.
Otras visiones sobre lo rural tienen raíces en dimensiones culturales y políticas. La ruralidad es
aceptada como una forma de vida, una cosmovisión y una cultura, normalmente marginal o
excluida de las corrientes más dinámicas del desarrollo, que privilegia la economía urbana,
terciaria e industrial.
Finalmente, una visión extrema de lo rural está inmersa en la acepción del desarrollo rural, como
estrategia de desarrollo. Allí se ha impuesto la idea de que el desarrollo rural es una estrategia de
atención a poblaciones marginadas, empobrecidas, inviables, vulnerables, desarticuladas,
dispersas y de alto riesgo; es decir, poblaciones rurales. Si bien esta definición no es formal, está
en el centro de las estrategias de desarrollo rural en la casi totalidad de nuestros países.
La preocupación de (re)pensar las definiciones parte del supuesto que los sistemas de
clasificación actualmente vigentes engloben, bajo la categoría de “rural”, conjuntos que están
lejos de ser homogéneos, con las consecuentes dificultades e imprecisiones al momento de la
cuantificación o caracterización. Como se verá más adelante, la sencilla pregunta, ¿qué se
entiende por “rural”? tiene más de una respuesta, según sean los criterios utilizados en la
definición (CEPAL, 2011).
Este aspecto de imprecisión no fue percibido como un problema durante largo tiempo. No
obstante, en años recientes, se viene señalando las limitaciones de la definición y la necesidad de
instalar un debate que proponga clasificaciones superadoras. En el ámbito académico de los
35
propios países de la región así como en algunos organismos internacionales han surgido críticas a
la validez de las definiciones.
La búsqueda de alternativas para proponer modificaciones a la definición de rural partió de
analizar las definiciones en uso, para luego considerar las consecuencias de una posible
redefinición y las restricciones que implicaría su operacionalización.
No se encontró una definición universal de “rural”, ni tampoco definiciones oficiales compartidas
por todos los países; ni siquiera los de una misma región o bloque de países. Varían sea porque se
prefieren criterios administrativos, geográficos o porque los límites cuantitativos de corte difieren
de un país a otro. Inclusive, en algunos países, la definición no se ha explicitado.
Mas allá de las precisiones para su determinación, en términos de cantidad de personas,
disponibilidad de servicios o localización espacial, se trata de una categoría asociada a una
clasificación dicotómica en urbano-rural. Los criterios de discriminación establecen límites
estrictos entre una u otra clase. En la realidad, más que una dicotomía, existe un continuo urbano-
rural, ya que se observan variaciones progresivas desde los extremos de comunidades de tipo
ideal, urbano y rural.
No existe una línea natural o un punto de quiebre, sino que los cambios suelen ser graduales. Este
último aspecto es particularmente significativo. Todo el conjunto de datos que elaboran los
sistemas estadísticos y, en consecuencia, los indicadores socio-económicos que se construyen a
posteriori, se agrupan actualmente según dos grandes criterios de distribución espacial: en
unidades territoriales político administrativas y en urbano/rural. La primera, sin duda, responde a
las necesidades de la gestión pública y a las decisiones del sector privado. En cambio, la
desagregación deLas variables e indicadores según el criterio urbano/rural, aparece como una
excesiva simplificación de los patrones actuales de ocupación del espacio.
Entre las mayores limitaciones están los alcances de las definiciones. En efecto, las definiciones
oficiales en uso contienen, en si mismas, limitaciones para brindar una imagen clara del ámbito
“rural” en la región. Ofrecen también dificultades al momento de las comparaciones entre países
e inclusive, en ocasiones, entre regiones de un mismo país. Pero, principalmente no dan
36
respuestas adecuadas a la formulación y monitoreo de políticas de desarrollo rural y a otros
aspectos de la gestión y asignación de recursos.
3.2.1 La ruralidad desde la Educación: En algunos discursos académicos y oficiales se
defienden el argumento sobre el carácter universal de la educación, y la inexistencia de rasgos
diferenciadores entre la educación rural y urbana. En este trabajo se sostiene y reclama, con base
en experiencias propias en el campo de la formación de docentes y de investigación, el derecho a
hablar de una educación rural, con rasgos claramente diferentes de la educación que se desarrolla
en contextos urbanos, que reivindican la identidad de lo rural, aún en los nuevos tiempos.
Pero cuando se respalda ese derecho a hablar de la identidad rural, no se está afirmando de
ningún modo que lo rural de hoy mantiene los rasgos definitorios del pasado como ámbito
aislado, ensimismado, tradicionalista, de estructura social elemental, fácilmente distinguible por
su simple contraposición con lo urbano. Al contrario, se reconoce que los cambios de épocas
también alcanzan lo rural y van más allá de lo físico o funcional, hasta tocar elementos
estructurales que según Barbero (2001) se relacionan con nuevos modos de experimentar la
pertenencia al territorio y de vivir la identidad. En efecto, la cultura tradicional rural, como otros
escenarios de la sociedad actual, se encuentra en procesos de reconfiguración profunda, producto
de nuevas maneras de valorar lo rural desde lo urbano.
Posada (1997) tipifica estos cambios como “desruralización”, equivalente a decir “urbanización
de lo rural”, lo cual supone un cambio en la noción misma de ruralidad. Para Posada (1997) los
cambios o mutaciones que está sufriendo lo rural, están asociados a la connotación del espacio en
sí, en el cual las actividades rurales se diversifican dejando de lado la producción agropecuaria
como principal vocación de uso, para dar paso a nuevas y variadas formas de estructuras de vida
social asociadas al consumo del espacio para el ocio y recreación al aire libre (tales como
agroturismo, turismo verde, ecoturismo, entre otros). Estas nuevas estructuras de estilos de vida
rural se generan desde los centros urbanos, cuyos efectos se dejan sentir en el modo de vida de la
población campesina.
En relación al estudio de la calidad de los procesos pedagógicos en las escuelas rurales, estos
debe partir del análisis las prácticas sociales, vale decir de las prácticas educativas.
37
En otras palabras, para abordar la calidad de dichos procesos ellos no puede hacerse al margen
del contexto donde se desarrollan; el tema de la práctica pedagógica rural debe emprenderse a
partir de la referencia de la cultura escolar.
La cultura escolar comprende imaginarios, discursos, creencias, valores, hábitos y formas de
hacer las cosas, asumidas por comunidades pedagógicas para afrontar condiciones, exigencias y
limitaciones similares en el transcurso de los años. La cultura escolar se revela como
consecuencia de los discursos oficiales legitimados de forma subyacente y desde la subjetividad
de la experiencia cotidiana. Esta cultura se reproduce a través de la transmisión, a los nuevos
profesores, de aquellas soluciones históricamente generadas, compartidas y en cierta forma
legitimadas, por las comunidades pedagógicas, configurando el marco de referencia del
aprendizaje ocupacional (Hargreaves, 1996).
Puede entonces, afirmarse que las culturas pedagógicas en el medio rural son distintas de las
culturas pedagógicas urbanas, puesto que son diferentes las condiciones y problemas a enfrentar
el proceso educativo.
Para promover cambios en las prácticas pedagógicas de la escuela rural, se debe empezar por
tratar de entender los aspectos relacionados con las mismas. Es decir, lo que hace el docente y por
qué lo hace, ello implica indagar acerca de la cultura en la cual el docente participa. Ahora bien,
cabe preguntarse ¿Cuáles pautas definen la cultura asociada a la práctica pedagógica en las
escuelas rurales?.
En general se puede señalar que la escuela rural tiende a propiciar en los niños campesinos
procesos de elaboración o construcción de conocimientos y saberes, mientras las metodologías
pedagógicas aplicadas revelan patrones pedagógicos centrados en el aprendizaje por
ejercitación/repetición constante y sistemática.
Este patrón puede ser corroborado con solo examinar los cuadernos de niños y jóvenes, en los
cuales el error es corregido por el docente, pero sin la posibilidad de reelaboración para la
consolidación progresiva de la competencia. En dicha práctica el docente actúa como único
proveedor de información, y el mensaje oral es el medio privilegiado, siendo común en el aula
una serie de prácticas típicas como son el copiado estilo escrito/dictado por el docente, la
38
repetición a coro, el trabajo guiado en el pizarrón (mientras otros niños permanecen sin
actividad). Dentro de esta práctica el docente regula el ritmo del aula por los alumnos más
avanzados; supeditando el trabajo escolar a modelos con escasas posibilidades de trabajo
independiente. El tiempo de aprendizaje es reducido al ámbito escolar y supeditado a la
metodología aplicada por el docente. En general, domina una cultura pedagógica en el aula en la
cual el silencio, se alterna con la repetición o completación grupal de frases, en forma oral,
seguido por una consecuente pasividad del niño durante gran parte de jornada escolar, la cual
contrasta con la hiperactividad en períodos de receso.
Estos patrones pedagógicos van dirigidos a reforzar las pautas tradicionales exigidas como
respeto a las reglas que controlan y regulan la modalidad operativa de la clase.
Esta práctica pedagógica, en el aula rural, es subsidiaria de un currículo estructurado en torno a
una gran cantidad de contenidos, a menudo desvinculados estos del mundo cotidiano de los
niños, así como de modelos de expresión y comportamiento ajenos a sus referencias culturales.
Teniendo en cuenta las instancias de planificación del currículo, no es difícil entonces, constatar
cómo la propuesta curricular de educación básica se torna extraña para los niños rurales en cuanto
a los objetos y contenidos presentes, así como también los códigos y representaciones dominantes
en dichas propuestas (Mendoza, 2004) .
Esto ocurre porque los contenidos curriculares no son significados, ni significativos, en el campo
interactivo donde se desarrolla el niño, por tanto no resultan tan fácilmente superados por la
actividad asimilativa.
Pero además, la puesta en comunicación de las formas de vida tradicionales rurales con otras
culturas más globales, en especial por influencia de los medios de comunicación social, ha
venido provocando un hibrido cultural, desplazando las fronteras entre lo tradicional de lo
moderno, entre lo local y lo global. No obstante, aunque los nuevos mapas, como afirma Barbero
(2001), son mapas de poblaciones a medio camino entre el pueblo campesino y el barrio citadino.
Las culturas campesinas cobran hoy mayor importancia estratégica en la medida en que ayudan a
enfrentar el trasplante puramente mecánico de otras culturas del mundo; en otras palabras, la
cultura campesina constituye una referencia para hacer resistencia a la pretendida universalidad
de la modernización.
39
Desde esta perspectiva, lo rural se reivindica, recuperando la importancia del lugar, tan
seriamente marginado de los procesos y discursos de globalización. El lugar como experiencia de
una localidad con algún grado de enraizamiento y conexión con la vida diaria –aunque su
identidad sea construida y nunca fija-, continúa siendo primordial en la vida social, y el
sentimiento de pertenencia sustenta la defensa del lugar como proyecto.
En los ámbitos rurales –en tantos lugares concretos- el conocimiento constituye maneras
específicas de otorgarle sentido al mundo. Es por ello necesario, entonces, impulsar procesos de
reforma, modernización, mayor eficiencia y productividad del agro a través de un
aprovechamiento y uso intensivo de los recursos existentes, a fin de obtener mejores resultados.
Pero antes, deben interpretarse los fenómenos de la vida rural, en función del rescate y
fortalecimiento de la cultura, los valores, creencias, expresiones sociopolíticas, manifestaciones
artísticas y, en suma, la cosmovisión y autoconcepto del habitante rural.
En este contexto, se puede y debe seguir hablando de educación rural, no solo por razones
estratégicas de seguridad alimentaria; sino además, por razones ecológicas en lo pertinente al uso
del espacio y los recursos; por razones culturales en tanto preservación del patrimonio intangible
que distingue la sociedad; y, por razones éticas de desarrollo y autorrealización del habitante del
campo.
Hoy día se acepta la emergencia de una nueva ruralidad. La educación rural sigue revelando la
misma problemática del pasado, corroborándose la incapacidad del Estado, la sociedad y la
institución escolar para desarrollar mecanismos que permitan ir reconfigurando la oferta a la luz
de los nuevos referentes.
3.3 FACTOR TURÍSTICO
Precisamente por ser en la práctica el resultado de una crisis de gran envergadura como lo fue la
producción cafetera, para una población que históricamente se acostumbró a vivir de los
dividendos que dejaba el café como el principal producto de exportación del país, es que el
panorama del turismo en el Quindío ha tenido connotaciones específicas, diferente al de otras
regiones como el Valle del Cauca. Sin llegar a considerar que esta actividad ya se ha consolidado
40
y tiende a fortalecerse sin retorno, puede afirmar que sí refleja un proceso de afianzamiento, aun
sin que las autoridades departamentales o municipales hayan logrado darle el apoyo decidido en
todos sus planes.
Sin embargo, las cifras sobre el turismo en el país reseñan que este Departamento se ha venido
erigiendo como el segundo captador de turistas a nivel nacional.
En estas circunstancias, la nueva ruralidad se ve reflejada en un creciente cambio en el uso del
suelo rural a favor del turismo, apoyado en un creciente número de fincas cafeteras, que han
dejado de lado esta actividad económica para centrar sus esfuerzos por la atracción de visitantes,
interesados en conocer algunos de los lugares más hermosos del país, por todo lo que ha
representado en el pasado la cultura del café, que va más allá de la mera comercialización del
producto y tiene que ver con tradiciones de los pobladores, con la dieta alimenticia, con la
democratización de la tenencia de la tierra, con la belleza del paisaje, las tradicionales labores
lúdicas de sus habitantes, las expresiones en el folclore y la música.
Renunciar a toda esta tradición no es fácil, y varias fincas cafeteras dedicadas al ecoturismo
siguen cultivando el producto en sus predios, explicando a los visitantes las bondades de esta
cultura, máxime cuando esta región, con otras, han entrado a hacer parte del Paisaje Cultural
Cafetero, como patrimonio mundial por parte de la UNESCO, que compromete al Estado
Colombiano en la conservación y preservación del mismo.
Valga decirse que un paisaje cultural es una parte del territorio, resultado de la acción humana y
su influencia sobre factores naturales. El paisaje es el resultado de un proceso histórico natural y
cultural de relaciones de una comunidad con un medio ambiente determinado.
Valorar la cultura cafetera, de tal manera que se contribuya a su conservación, sostenibilidad,
integridad y autenticidad como paisaje evolutivo (vivo).
Apreciar la cultura cafetera, el sentido de lugar, la cohesión social, la belleza escénica; albergar a
la población; estimular las actividades productivas locales; igualmente se busca contribuir a la
continuidad de la caficultura; fortalecer la denominación de origen del café de Colombia;
contribuir a la protección de la biodiversidad, a la protección del agua y al uso racional del suelo.
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A esta fisonomía, se une la audacia propia de los nativos, de reconocer su realidad y encontrar
alternativas oportunas, realistas y de convicción. Ante tal situación, “los caficultores entendieron
que existe una propensión social manifiesta hacia el patrimonio natural y rural, que se
complementa con el nuevo estilo de vacaciones imperantes en la sociedad colombiana en la
medida que se desarrolla, es decir, aquellos lapsos cortos y fuera de temporada, como los fines de
semana. Es así como el agroturismo curiosamente aparece como una fuerza contraria a la fuerza
“natural” que se produce en los países en vía de desarrollo, donde cada vez se experimenta más
una separación espacial y social de la agricultura.
“Los caficultores generaron una de las opciones turísticas más atractivas en Colombia; sus fincas
cafeteras. Centenares de fincas han sido adaptadas para invitar a turistas y complacer a los
aficionados a la ecología y del medio ambiente, como del descanso absoluto, y fueron miles las
personas que aceptaron la invitación y visitan la región cada semana” (Ramírez Vallejo, 2002).
Ahora Bien, el turismo rural en el Quindío ha ido surgiendo como opción complementaria a la
actividad agrícola debido a que proporciona fuentes de ingresos adicionales para las regiones,
siendo un motor para su desarrollo. Hay varias definiciones que resultarían pertinentes
paradefinir este concepto pero en esta ocasión se destaca la de Pérez (2010) quien establece que
el turismo rural es: “toda la gama de actividades y amenidades provistas por campesinos y
personas rurales para atraer turistas a su área, para así generar un ingreso extra para sus
negocios”.
El desarrollo del turismo rural no se da sólo por la lucha del campesinado o por el surgimiento de
la nueva ruralidad, sino porque emprendedores rurales supieron identificar nuevas oportunidades
de negocio que no se habían identificado antes y que brindarían a las regiones ventajas
significativas El turismo rural, desde la perspectiva agropecuaria y de desarrollo rural de Barrera
(1998), permite que en las regiones haya diversificación, creación de empleos con mayor
inclusión a las mujeres y a los jóvenes, revalorización del patrimonio cultural e incremento de los
ingresos, entre otras cosas, por lo cual se considera impulsador de desarrollo.
Pero demos una mirada al Quindío. Éste, cuya capital es Armenia, se encuentra ubicado en la
parte centro occidental de Colombia, contando con una superficie de 1.845 km² y con una
población de aproximadamente 600.000 habitantes, de los cuales el 87% vive en las zonas
42
urbanas y el 13 % en las rurales. La economía de esta región ha girado en torno al cultivo y
comercialización del café, seguida por la prestación de servicios, las actividades agropecuarias y
la industria (Gobernación del Quindío, 2008).
Esta nueva forma de turismo como actividad económica para la región se empezó a evidenciar en
los años noventa bajo el contexto socio-económico que vivía la zona, ya que la crisis del café
obligó a buscar actividades emergentes que pudieran ser consideradas como alternativas para la
generación de ingresos, logrando que este elemento autóctono de la región se explotara, no
solamente de manera agrícola, sino también de manera cultural.
De acuerdo con María Claudia Campo (2013), coordinadora general de la Ruta del Café, la crisis
cafetera llevó a que se rompiera el pacto cafetero a finales de los años 80, haciendo que los
agricultores disminuyeran sus ingresos y tuvieran que pensar en vender sus casas de hombres
acaudalados para recuperarse. Se descubre que no sólo los directamente afectados con la crisis
buscaron alternativas para salir de ésta, sino que el Gobierno mismo intentó crear otras
actividades económicas que ayudaran a estabilizar el panorama que se estaba viviendo en el
departamento. Según Gloria Inés Escobar (2013), coordinadora del área de turismo de la Cámara
de Comercio de Armenia y Quindío, fue así como nació el turismo rural en el Departamento
principalmente bajo una idea del Secretario de Turismo, Luis Fernando Ramírez Echeverry,
quien al ver que el Parque del Café estaba próximo a abrir sus puertas, decidió congregar
terratenientes cuyas fincas cumplían con ciertas características que permitían ser explotadas
turísticamente.
Al tener la necesidad de buscar alternativas para la generación de ingresos, el departamento del
Quindío comienza a percatarse de que su cultura es un componente importante para el desarrollo
económico al ser un factor diferenciador. Por esta razón, la valoración del paisaje cafetero
adquiere un papel importante debido a que la tierra se considera elemento representativo de la
cultura. Los recursos naturales, culturales y sociales del territorio se aprovechan para diseñar
productos en función de brindar experiencias turísticas, siendo ésta la nueva fuente de ingresos
(Duis, 2011). Aquí entra nuevamente en juego la noción de paisaje cultural mencionada con
anterioridad.
43
Conviene destacar que el turismo rural se ha desagregado en modalidades, donde cada una de las
cuales enfatiza en diferentes características que un turista podría buscar a la hora deseleccionar
un destino. En el caso de Quindío, existe una combinación de varias de estas modalidades que
definen en cierta medida el atractivo que posee la región, destacándose el agroturismo y el
turismo cultural. La primera comprende “experiencias con las actividades productivas cotidianas
de los campesinos” (Pérez, 2010), lo cual ocurre cuando los turistas tienen la oportunidad de
visitar, por ejemplo, los cultivos de café y hacer parte de ciertos pasos del proceso de producción.
Por otro lado, las manifestaciones culturales propias del territorio permiten ver que el atractivo de
esta zona se aumenta por la posibilidad de encontrar formas de turismo cultural.
La mezcla de naturaleza, paisaje y cultura es lo que ha puesto a la zona cafetera en la mira de los
interesados en el tema, tanto para los estudiosos de los diferentes campos que conciernen al
turismo como para quienes ven una oportunidad de negocio en él.
Hay que tener en cuenta que hay ciertas condiciones que deben cumplir las zonas turísticas para
considerarse óptimas, las cuales puede decirse que se cumplen en el caso de Quindío. En la
actualidad, este departamento cuenta con una infraestructura física y de servicios apropiada, la
cual incluye infraestructura vial y aeroportuaria que permite el fácil acceso a la región, oferta de
alojamiento en las zonas rurales y urbanas que en temporada alta alcanzan una ocupación del
100%, y cubrimiento casi total de servicios públicos, particularmente en energía eléctrica y agua
potable. Adicionalmente, tiene estrategias institucionales para divulgar las actividades turísticas
que ofrece, capacidad logística para la prestación de los servicios de turismo como el recurso
humano y agencias de viajes, información estadística sobre la región y un inventario de sitios
turísticos y de los eventos que se realizan (Gómez, Restrepo, & González, 2004).
Todo lo mencionado se puede ver reflejado en las iniciativas que ha tenido el Quindío a lo largo
de los años. En 1995, la Federación Nacional de Cafeteros creó el Parque Nacional del Café en el
municipio de Montenegro, el cual se considera pionero en la modalidad de turismo rural. Está
conformado por el Museo Nacional del Café y por atracciones mecánicas como el teleférico que
buscan propiciar dinamismo y diversión a los visitantes, rescatando aspectos como los
gastronómicos y arquitectónicos relacionados con el pasado cultural del café (Parque Nacional
del Café, 2013).
44
Luego, en 1999 en Quimbaya, se inauguró el Parque Nacional de la Cultura Agropecuaria
(Panaca), orientado a promover el aprendizaje sobre las costumbres del campo, al permitirles a
las personas interactuar con los animales y la naturaleza. Adicionalmente, existen otras
actividades turísticas en la región como lo son el Valle del Cocora, la reserva del Parque Nacional
Natural de los Nevados, el Jardín Botánico( Mariposario) de Calarcá y el Museo Quimbaya de
Armenia (Gómez, Restrepo, & González, 2004).
Es importante resaltar que los parques temáticos ubicados en la zona Occidental del
Departamento de Quindío se consideran los principales atractivos en términos de turismo rural.
Esto ocurre debido a que llevan una cantidad considerable de turistas al año, impulsando a su vez
una mayor actividad económica para las fincas cafeteras. Al analizar lo anterior, es posible
concluir que el turismo rural se ha convertido en una fuente importante de progreso y desarrollo
para la región.
De lo anterior se deduce que el turismo no es un tema ajeno al departamento del Quindío, sino
que está posicionado desde hace varios años y constituye un proceso para su desarrollo contando
en la actualidad con infraestructura, medios de transporte, actividades de recreación y lugares de
alojamiento adecuados.
Queda para el Quindío concretamente profundizar sobre los diferentes problemas que representan
estas dinámicas de nueva ruralidad o multifuncionalidad del medio rural, pues sin duda la
utilización del espacio rural para nuevas actividades económicas, representan igualmente
desequilibrios ambientales, educativos por físico desplazamiento de la tradicional escuela rural y
la cantidad de retos hasta el momento desconocidos. Sí vale la pena subrayar que su mejor
justificación está relacionada con que las dinámicas permitan sobrellevar la crisis económica en
que se debaten los pobladores de estas regiones: la riqueza que genera el turismo en el campo
debe servir para mejorar las condiciones económicas no solo de quienes invierten sus capitales en
esta actividad del ocio y la recreación, sino, igualmente, en mejorar los estándares de vida de
quienes realizan el trabajo cotidiano y garantizan con su eficacia que cada vez afluya un mayor
número de turistas.
Patrones de vida que no pueden sustraerse de la educación, incluyendo para el efecto en
programas y planes gubernamentales de la región una educación de calidad que coadyuve en el
45
fomento turístico y su estabilización, contribuyendo a la vez al progreso y el crecimiento
económico de la población rural.
Una escuela de calidad no es algo abstracto, concierne a los gobiernos, a las familias y al
rendimiento en los estudios. Para que la escuela rural sea de calidad debe ser capaz de atraer y
retener a todos los educandos (Lakin y Gasperini, 2003) con las características que distinguen a
una escuela de calidad: buenas infraestructuras, gratuidad, transporte, materiales educativos
adecuados, comedor y actividades extraescolares, además de un clima de centro que se percibe
por medio de los siguientes parámetros.
Alumnado: Si los alumnos están motivados es porque comprenden que sus profesores les
atienden en sus necesidades, les ayudan en sus aprendizajes, existe un buen ambiente académico
y el entorno social y familiar deben colaborar en esta percepción.
La asistencia y el progreso educativo de los alumnos de la escuela rural son dos de los mejores
parámetros de la eficacia de la misma.
Profesorado: La calidad de la enseñanza depende, en gran manera, del número suficiente de
docentes, su formación y su motivación. Es necesario que las escuelas rurales estén provistas del
suficiente número de educadores con cualificación especial y, en cualquier caso, debe ser igual a
la de otras zonas. Para evitar el alejamiento y la desmotivación de este colectivo deberá tener
incentivos profesionales y personales que equilibren la distancia y la falta de oportunidades que
existe en las zonas rurales respecto a las urbanas.
El asentamiento del profesorado en la zona rural en la que enseña es un factor relevante en la
calidad educativa porque establece unos lazos más duraderos con la comunidad, a la vez que
evita la interinidad, factor desestabilizador por lo que representa de falta de experiencia y
cualificación.
Igualmente importante es la fortaleza ética y moral, así como el grado de satisfacción que tienen
en su desempeño. Un docente debe estar satisfecho profesional y económicamente para avanzar
en su labor.
46
Conocer la lengua y costumbres locales es un factor muy relevante para el éxito educativo, ya que
le acerca a sus alumnos y al entorno dónde se desenvuelven.
Núcleo familiar: Una familia que apoya las actividades escolares de sus niños y jóvenes facilita
el proceso de aprendizaje y el éxito académico de los mismos, siendo fundamental la
alfabetización de los padres. Los hijos de padres analfabetos tienen un 50% menos de
probabilidades de asistir a la escuela (UNESCO, 2005), y el fracaso escolar es mayor. Lo mismo
sucede en cuanto a la salud de los educandos: a menor nivel educativo de los padres, mayores
posibilidades de sufrir algún tipo de enfermedad.
La familia es la responsable de la seguridad de sus miembros en el trayecto, entre la escuela y su
hogar. Si existe seguridad las posibilidades de mejorar la asistencia y el rendimiento de los
alumnos es mayor. Igualmente es importante su responsabilidad en la nutrición adecuada, la
liberación de tareas domésticas y la ayuda en las tareas escolares.
La intervención de la familia en la organización y gestión escolar aumenta las posibilidades de
éxito de los escolares, pues su familia se involucra en la mejora de su aprendizaje.
Las administraciones: Es necesario que los gobiernos de los países, pero no sólo estos, se en
iniciar y desarrollar mejoras para conseguir una educación rural de calidad. El primer paso es
dedicar los suficientes recursos económicos para las zonas rurales que equilibren sus deficiencias
y diferencias con las zonas urbanas. Estos recursos deben invertirse en una educación básica de
calidad y que ofrezca una igualdad de oportunidades para todos y a lo largo de toda la vida, para
lo que es necesario que se planifique un modelo educativo formal y no formal con la suficiente
flexibilidad que permita poder acceder o continuar en uno u otro sistema.
Las infraestructuras: Un capítulo importante de las inversiones necesarias para una escuela
rural de calidad se debe destinar a la creación de escuelas y a su mantenimiento. Las escuelas
bien construidas y dotadas son un aliciente importante en el proceso de enseñanza-aprendizaje. El
espacio suficiente, mobiliario adecuado, iluminación, servicios de higiene y salud, zonas al aire
libre y de actividades lúdicas, así como la cercanía a la residencia de los alumnos son elementos
indispensables para que sea considerada una “escuela acogedora” (UNESCO,2000).
47
El informe de la UNESCO (2008) basado en un estudio del Instituto de Estadística de la
UNESCO (IEU) titulado A View Inside Primary Schools mostró las importantes disparidades que
se dan entre las escuelas de zonas urbanas y las de comarcas rurales. En algunos países, sólo el
27% de las escuelas rurales tiene electricidad. Sólo la mitad aproximadamente de las escuelas
rurales cuentan con servicios higiénicos suficientes y menos de 4% tienen teléfono. En
Los directores de los centros escolares rurales señalan que más o menos 70% de los alumnos
acuden a escuelas que necesitan una rehabilitación importante, o incluso su reconstrucción total,
como sucede en el Quindío en la época post-terremoto.
Los autores del estudio señalan que es urgente destinar más recursos a las escuelas rurales. Sin
embargo, no basta con reparar los edificios de las escuelas para ofrecer a todos los niños y
jóvenes la oportunidad de que desarrollen al máximo sus posibilidades educativas, también es
necesario adoptar medidas específicas para mejorar el contexto en el que aprenden, así como las
condiciones de trabajo de los educadores.
Los materiales educativos: Si las infraestructuras son escasas en los centros educativos rurales,
los recursos y materiales también lo son. Es frecuente encontrar aulas sin libros, tableros, mapas,
atlas, material de escritura, incluso sin material para el profesorado.
Para que haya una educación de calidad es necesario que las escuelas estén dotadas de todos los
materiales citados así como un centro de recursos, que pueda ser utilizado por varios centros de la
zona, y que posea biblioteca de lectura y consulta, y otros materiales necesarios para acercar el
medio rural al mundo, como publicaciones periódicas, radio, material informático, conexión a
Internet, etc., es decir, todo aquello que haga más cercano y fácil el aprendizaje de los alumnos y
los saque del aislamiento que impera en muchas zonas rurales.
El currículum escolar: Una de las mayores dificultades que encuentran los diseñadores de un
currículo escolar para la escuela primaria en un contexto rural es la adecuación del mismo a la
población a la que se dirige. Con demasiada frecuencia, lo que se hace es una adaptación del
currículo concebido para las zonas urbanas a las áreas rurales. Con lo que supone de contenidos y
competencias ajenos al contexto rural.
48
Un buen currículo adaptado al mundo rural debe abarcar las necesidades básicas de aprendizaje
del mundo rural y estar adaptado a las necesidades del contexto. (Lakin y Gasperini, 2003).
Los recursos: Pero nada de lo anteriormente citado se puede llevar a cabo sólo con buena
voluntad, pues la provisión de recursos económicos para conseguir estas metas son de vital
importancia.
La ayuda mundial a la financiación de una educación básica para todos parece haberse estancado
con la recesión económica, y los países en vías de desarrollo no pueden hacer frente a los gastos
que genera la educación de su población rural. Muchas veces esta situación se intenta paliar con
convenios entre países o con entidades a nivel mundial (UNESCO, Banco Mundial, ONG) que
aportan otras formas de ayuda, como es el caso de la formación del profesorado y de técnicos
sanitarios o de programas de desarrollo rural en el que se incluye la educación. No es un buen
panorama para la educación de las zonas rurales, pero no por ello se debe abandonar el objetivo.
4. MARCO EPISTÉMICO
Desde la propia autoecobiografia inspiradora, plasmada en la nostalgia y añoranzas del amor
infundido por el trasegar en el campo y en sus pasajes naturales, afloran angustias y preguntas
que llevan a la preocupación de buscar en diferentes lecturas cargadas de sentido, todos los
aconteceres de ese primer referente que se encuentra colmado de sentido en la obra. Es así como
se evidencia que el campo y el campesino no han sido valorados lo suficiente, se ha generado
ausencia en sus entornos en la cual radica la pregunta ¿QUÉ REFLEXIÓN SURGE
ALREDEDOR DE LA ESCUELA RURAL, QUE PERMITAN PENSAR EN EL RELEVO
GENERACIONAL?.
4.1 VIVENCIAS
Participar como extensionista de diferentes programas a nivel departamental con la Federación
Nacional de Cafeteros, facilitó estar en contacto directo día a día con el campo, el campesino y
su entorno rural.
49
Pero además, como testigo de excepción pude observar aún desde niña, cada una de las
transformaciones ,primero en mi condición de alumna de colegio rural y luego como funcionaria
para la educación, con la práctica de modelos de extensión para los campesinos; lo que me
mueve a insistir en variables que hagan que el campo sea valorado. Por eso la añoranza hace
parte primordial de la obra; intensión personal que se hace posible a partir de los recuerdos,
momentos estos que resaltan los trayectos recorridos en momentos históricos que me han
definido con compromiso, alma y pasión por la vida del campo, su entorno y su gente.
Lamentablemente muchos autores en sus argumentos generales sobre el campo no incluyen el de
concebir el Relevo Generacional como estrategia fundamental, dejando de lado su verdadero
sentido. Debe existir claridad en la idea de ruralidad, pues se sigue ignorando el campo como
expresión social y productiva, siendo indispensable rescatar los sujetos que vivieron allí, sus
valores y cultura.
A continuación se traen a colación lecturas que ampliarán conceptos sobre la evolución de la
educación, los jóvenes y la ruralidad, que definirán cuestionamientos e interrogantes en cuanto a
las formas como se han leído y se siguen leyendo estas categorías.
4.2 FUNDAMENTO TEÓRICO
“EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL SISTEMA EDUCATIVO”. AÑOS 80 Y 1993
“Época que marcó por completo la educación en Colombia, y rompió un hito que muchos
gobernantes jamás realizaron. la Educación para adultos fue un programa diseñado por el
Presidente de la República Belisario Betancourt con su programa CAMINA (Campaña de
Instrucción Nacional) que tuvo dentro de sus principales lineamientos el
(Plan Nacional de Alfabetización Participativa); fortalecido por su antecesor Virgilio Barco
Vargas. Además, la vinculación de algunos medios de comunicación como: la Radio y Televisión
fueron elementos de gran alternativa educativa e instructiva a campesinos y personas de bajos
recursos” (Decreto 1633 DE 1983).
50
Que importante fue acercar estas formas de educar mediante la televisión y la radio, muchos
campesinos y en especial mujeres lograron aprender lo más básico, pues sus condiciones
económicas y sus dificultades de acceso realmente les impedían una educación presencial. Fue
una buena alternativa en su momento, pero de igual forma seguía siendo incompleta y aislada a
los requerimientos de la comunidad educativa campesina.
La educación nocturna para adultos también fue otra alternativa de aprendizaje, los grupos
estaban conformados no solo por población adulta de la zona urbana, sino por trabajadores de
campo que después de cumplir las labores de jornaleros, asistían con gran dificultad a sus clases.
Era admirable el esfuerzo con el cual asistían, tratando de educarse para poder tener según ellos
una mejor opción de trabajo y poder continuar con la secundaria. En el proceso desertaron
muchos y en especial cuando eran épocas de cosecha en otros departamentos, allí se perdía el
ritmo de aprendizaje y para los que volvían debían iniciar de nuevo.
La educación desde sus inicios ha sido una forma de colonización, introduciendo conocimientos
para cumplir con las metas políticas educativas y de desarrollo, pero para los de afuera, más no
para dar cumplimiento a los requerimientos de una población con su propio estilo de vida como
es el campesino. Con respecto a la vocación, esta debe iniciar desde la básica primaria, un niño
en su infancia asimila más fácil los conocimientos impartidos y va proyectado su perfil
profesional, en este caso formación para el campo.
Un adolescente ya está definido y en los dos últimos años de secundaria como se planteo en la
reforma educativa, selecciona su vocación. Recuperar el relevo generación no será fácil porque su
influencia educativa ha sido más desde el modernismo y la tecnología. Para la gran mayoría de
ellos escoger la vocación agrícola los avergüenza y no lo ven como una profesión rentable.
A continuación encontraremos una lectura que explica como el “Siglo XX se inicia con una
reforma a la educación y divide la enseñanza así: primaria (urbana y rural) y secundaria en
técnica y clásica. La educación primaria queda a cargo de los departamentos y es gratuita pero no
obligatoria y la secundaria queda a cargo de la nación. Se establece la diferencia entre personal
administrativo y docente, se crean los secretarios de educación departamental y se organiza el
sistema de supervisión. En 1930 se reglamenta que todo niño debe recibir un mínimo de
educación obligatoria. En 1941 se fundan algunas escuelas vocacionales agrícolas”7.
51
Es difícil interpretar como desde el siglo XX las reformas educativas no han centrado su atención
a la educación rural con políticas educativas que se centran realmente en la importancia que debe
tener la población rural y en especial su formación educativa, es entendible hoy del porque de las
desventajas educativas y decrecimiento de la sostenibilidad de la población en el campo. Han
sido reformas educativas débiles y sin norte definido desde sus inicios, en lo concerniente en dar
una adecuada formación educativa a la población campesina. Por muchos años se convirtió en el
motor de desarrollo y sostenibilidad en cuanto a la materia prima del país, en la producción de
alimentos y otros productos que le han dado un alto nivel de reconocimiento al país.
De igual forma no se desconoce los esfuerzos que ha venido realizando la “Nobel de Educación
Vicky Colbert”. Nos remite a un modelo educativo “Escuela Nueva” que ha sido la opción de
mejorar los niveles educativos en la población escolar del campo. Colbert dio a conocer el atraso
en que se encontraban las escuelas rurales y desde allí, unida a otros expertos diseñaron el
modelo que proponía dejar las clases magistrales y la memorización, permitiéndoles a los
alumnos desde las lecturas y ejercicios contenidos en las cartillas de escuela nueva se centraran
en la construcción de conocimiento.
Un aporte muy importante de la Nobel Colbert hace, es que “Está convencida de que mejorar la
educación es la única forma de lograr que el país progrese y considera que lo que se necesita
es usar metodologías que, como la suya han probado su efectividad”. Queda demostrado que la
educación y en este caso la rural, con unas nuevas revisiones se pueden hacer ajustes para
rescatar a ese sujeto histórico en los planes de estudio y aprovechando la metodología de
“Escuela Nueva” alimentar los nuevos requerimientos en especial la recuperación del Relevo
Generacional en el Campo.
Por otra parte, podemos citar a Rafael Gómez Henao en la lectura “POBLACION Y CALIDAD
DE VIDA EN EL SIGLO XX” donde se analiza la categoría de “CAMPO”, quien hace unos
comparativos con respecto al estado de ruralidad del país “Para 1960, Colombia era todavía un
país rural. Con cerca de 14,3 millones de habitantes, más del 54% vivían fuera de las cabeceras
municipales; sólo una ciudad, Bogotá, sobrepasaba el millón de personas. La población que
habitaba en poblados con más de 200.000 habitantes llega sólo a 3.500.000 personas, asentadas
en cuatro grandes capitales. Para 1972 la situación es bien diferente: Colombia es ya un país
urbano con un desarrollo acelerado de sus ciudades. Con 21 millones de habitantes, de las cuales
52
poco más del 40% viven en el campo; en cabeceras con más de un millón de personas, cerca de
3.300.000; y en ciudades con más de 200.000 viven ya 6.200.000, casi un 80%más que en 1960”
Es preocupante analizar los datos si entre los años 60 y 75 se dio un cambio expansivo en cuanto
a la ocupación urbana, donde el país ya fue iniciando la pérdida de espacio rural, que podemos
decir 54 años después. Hoy se ve lo rural más con estilos de vida urbana, se ven cambios notables
en infraestructura, tecnología y en el comportamiento humano. Para redefinir lo rural lo
centraron no en el cuidado, la conservación de la cultura y la tradición, sino en el desarrollo
turístico, en buscar otra alternativa económica para compensar el ingreso económico ante las
diferentes crisis del sector agrícola.
Con respecto a lo antes mencionado se le incorpora el censo poblacional que nos dice que “A
comienzos de la década de los años sesenta el crecimiento demográfico de Colombia parecía
incontenible. El censo de población de 1964 revelaba que entre 1951 y dicho año se había
operado una sensible aceleración en el ritmo de crecimiento poblacional. El incremento anual que
en el periodo inmediatamente anterior se aproximaba a veintidós personas por cada mil habitantes
ascendió a treinta y dos por mil. De acuerdo con esas tendencias el país llegaría a contar con 35
millones de habitantes en 1985 y con cerca de 56 millones a finales del siglo XX. La
preocupación se centraba en el vertiginoso proceso de urbanización. La mayoría de las ciudades
vieron duplicar su población en los 13 años comprendidos entre 1951 y 1964 y algunas como
Bogotá, Cali, Medellín. Bucaramanga, Y Manizales en un lapso de diez años duplicaron la
población. La mitad de este incremento de población provenía del torrente migratorio. En las
grandes ciudades el desempleo abierto llegaba al 13% en 1967, y el subempleo al 18% con
tendencias al aumento. El desorden social en los centros urbanos era visible. La llamada
marginalidad se extendía en todas las ciudades del país y el clima de inconformidad iba en
aumento, cuestionando políticamente las formas de organización social y económica dominantes”
La zona urbana y la rural eran consideradas seguras. El desarrollo ha generado diferentes
problemas, entre ellos la delincuencia juvenil, debido a la falta de una adecuada formación
familiar y en valores.
Lo anterior se ve reflejado en el consejo de política social, desarrollada a principios del 2014 en
el departamento del Quindío, donde el centro del menor infractor ubicado entre Armenia y
53
Montenegro tiene sobrepoblación. En esta reunión se discutió la importancia de revaluar la ley de
no trabajo para el menor, situación que desde el Ministerio no fue acogida por ser
inconstitucional.
Lo cual tanto en lo rural como urbano, el niño y el joven debe estar educándose, pero desde mi
punto de vista, involucrado en el desarrollo de habilidades laborales cómodas a su edad que les
generen sentido de pertenecía por el entorno que los rodea y disminuyan los estados agresivos y
de desorden que ocasionan conflictos sociales. Sería un aporte bien interesante mas desde lo
rural, involucrar al niño y al joven en prácticas que fortalezcan el sentido por el campo.
Otra gran problemática la constituye la inseguridad en el campo, la población siente temor, en la
actualidad disfrutar de un paisaje o de la belleza arquitectónica en la parte baja del departamento
es complicado debido a la desconfianza existente entre vecinos y visitantes. En la época de los
60 y 70 “Era necesario entonces crear en el campo condiciones sociales y económicas que
permitieran, de una parte, absorber, su crecimiento demográfico y retener la población dentro de
sus límites y, de otra, animar el desarrollo industrial incrementando en el campo la demanda por
bienes manufacturados a través de la generación de empleo y el mejoramiento del ingreso. Se
implantó con este propósito la Reforma Agraria y se idearon toda suerte de mecanismos para
evitar los éxodos rurales. Se llegó en esos momentos a extremos ingenuos de establecer retenes a
las entradas de las ciudades para impedir el acceso de los campesinos, y hasta hubo autoridades
bien intencionadas que regresaban en trenes y camiones a los inmigrantes llegados a las
estaciones de transporte. Todas estas medidas resultaron infructuosas”
Es de reconocer los esfuerzos que han realizado los gobiernos por tratar de implementar
programas que detengan el éxodo de la población campesina hacia la ciudades, pero es el mismo
gobierno que al no implementar sistemas educativos acordes a las necesidades del campesino, los
ha llevado a buscar alternativas laborales y económicas en las ciudades. Es a partir de allí que se
aumentó la población y los índices de desempleo en las ciudades. La Reforma Agraria, se puede
establecer que fue uno de los salvavidas que se creó para motivar la entrega de tierra, a aquellas
familias o población, que deseará volver al campo y en diez o doce años pudieran tener la
propiedad.
54
La gran dificultad que presentó la implementación de Reforma Agraria, fue que los que se
inscribían para el acceso a la tierra resultaban ser no de vocación agropecuaria, es decir, los que
un día se fueron ya se habían acomodado en las ciudades y no deseaban regresar al campo, es por
eso que los ocupantes de la tierra fueron personas que desconocían del manejo y labores de los
cultivos. Además recibieron tierras en sitios retirados, sin vivienda, agua, vías, ni capital para
poder iniciar el proceso. La intensión fue buena, pero se llevo a una población que desconocían
los temas agropecuarios, generando conflictos sociales gravísimos.
Estos programan pueden constituir una alternativa, pero es importante reestructurar la política de
entrega de tierra en condiciones más adecuadas, y con un respaldo económico en proyectos
productivos. Se debe repensar la parte de créditos y darle oportunidad a las juventudes rurales
que serán el futuro del agro colombiano.
Por otra parte en lo Rural / La Ruralidad “LA NUEVA RURALIDAD”: ¿Qué tan nueva?, en su
capítulo II, NUEVA RURALIDAD: SUS CONTORNOS, PRINCIPALES RASGOS Y MARCO
CONCEPTUAL nos dice:
Antes de avanzar en la presentación de una propuesta, es necesario analizar autores que han
avanzado explícitamente en la materia, que proponen en forma específica lo que entienden por
ruralidad.
Para Edelmira Pérez, “lo rural”. Se trata de un conjunto de regiones y de zonas (un territorio)
cuya población desarrolla diversas actividades o se desempeña en diversos sectores como la
agricultura, la artesanía, las industrias pequeñas y medianas, el comercio, los servicios, la
ganadería, la pesca, la minería, la extracción de los recursos naturales y el turismo, entre otros.
Los asentamientos que hay en estas zonas, se relacionan entre sí y con el exterior y en los cuales
interactúan una serie de instituciones públicas y privadas. También sugiere analizar la
interdependencia entre el mundo rural y el medio urbano en general.
Por su parte, María Nazareth Wanderley plantea que el mundo rural tiene particularidades
históricas, sociales, culturales y ecológicas, que tienen una realidad propia, inclusive en las
formas como se relaciona con la sociedad. Propone dos elementos diferenciadores: la ocupación
55
de un territorio con formas de dominación cuya base es el uso y tenencia de la tierra y de otros
recursos naturales, como lugar de vida, lo que otorga una identidad.
Del mismo modo en “JUVENTUD Y DESARROLLO RURAL” reconocen la potencia y gran
valor que los jóvenes le proporcionan al campo. Sin embargo, aunque existen unos pocos
organismos especializados que poseen larga y valiosa experiencia de trabajo con y para los
jóvenes rurales, son extremadamente escasos los proyectos generales de desarrollo rural que en
sus marcos teóricos, estrategias y actividades tomen en cuenta a los jóvenes y sus potenciales
aportes al desarrollo.
En otras palabras, estos jóvenes padecen actualmente de la misma "invisibilidad" a los ojos de los
planificadores y ejecutores de proyectos integrales de desarrollo rural que, hasta hace algunos
años, afectaba a las mujeres rurales. Si la variable juventud sigue simplemente ausente del marco
conceptual que da origen a las estrategias y objetivos de los proyectos, y si el personal de éstos
no está capacitado en el tema, evidentemente sería difícil que surgieran actividades diseñadas
para incorporarlos explícitamente en el desarrollo rural. Para empezar a hacer visibles en este
contexto se necesita una visión teórica coherente, que aún está en proceso de construcción, de la
juventud rural latinoamericana.
4.3 ESCUELA RURAL Y ARRAIGO CULTURAL
A través de los seminarios realizados se pueden generar nuevas miradas a la obra de
conocimiento, para lograr una ruta centrada a la propuesta de indagación y permitir la reflexión,
con respecto a la relación entre la tradición y la cultura, que han sido el legado de los antepasados
para nuestra existencia y sostenibilidad en el tiempo.
En ese mismo orden de ideas, es trascendental citar a Martin Barbero, Milan Kundera y Martín
Heidegguer
La cultura se ha fragmentado en nuevas doctrinas que relegan las pasadas y se desconoce la
riqueza en cuanto a la supervivencia del ser humano del presente y del futuro. Es así como al
retomar el texto “Heredando el Futuro” de Jesús Martín Barbero, el denota como los saberes del
pasado son las herencias del futuro, pero en la época actual se difiere pues el autor “Llama
56
posfigurativa a aquella cultura en la que el pasado de los adultos es el futuro de cada nueva
generación de manera que el futuro de los niños esta ya entero plasmado en el pasado de los
abuelos, pues en la esencia de esa cultura reside en el convencimiento de que la forma de vida y
de saber de los viejos son inmutables e imperecederos.
Configurativa denomina otro tipo de cultura en la que el modelo de vida lo constituye la conducta
de los contemporáneos de los jóvenes podrá diferir en algunos aspectos del de sus abuelos y de
sus padres” (Andrea Prado, 2011). Este texto es un ideal, ya que con las nuevas tendencias y los
distintos modos de colonización dadas a partir de la tecnología y las comunicaciones estas
tienden a transformasen.
Son los adultos mayores los llamados “viejos” los que ya no producen, pero se ha desconocido el
cumulo de conocimiento y sabiduría que podrían ser, ellos son un puente para que la cultura y la
tradición sigan vigentes, se vuelvan potencia en las nuevas construcciones sociales, que
mantengan viva esas experiencias que han sido el pilar fundamental en el desarrollo de una
comunidad humana denominada los campesinos.
La transformación de las comunidades campesinas ha mutado en nuevas especies de culturas y
tradiciones que hoy desconocen lo valioso que podría ser el pasado como pilar de construcción
del futuro. En tal sentido Barbero se identifica con el “Elogio del tiempo pasado”, texto donde
invita a reflexionar ante esta afirmación y preguntas como "Deberíamos utilizar el pasado como
trampolín y no como sofá" (Harold McMillan, 1963), quien expone una serie de preguntas como
¿Qué función puede tener entonces la nostalgia? Sin duda, acordarnos de aquel que fuimos y
poder observar al que somos ahora. El sentimiento de añoranza no deja de ser una pérdida por un
yo que existió. Forma parte de nuestra historia personal y a veces se entromete en nuestra
cotidianidad para que le hagamos un espacio. No obstante, al momento siguiente regresamos de
nuevo al ahora, a nuestro yo actual, que puede admirar serenamente cómo la vida es puro
movimiento.
Apoyados en las preguntas que formula McMillan, se podría plantear que la función de la
nostalgia es revivir los momentos pasados y sobre ellos hacer grandes reflexiones que permitan
re- significar las añoranzas en relación a cómo construir el futuro sin opacar la cultura, los
entornos, los humanos y sus tradiciones, trazando directrices de construcción social reconociendo
57
su habita, su lugar de vida, que en al ayer y en el hoy han pasado sujetos con riquezas que desde
lo socio político y productivo han sido desplazados y no reconocidos. Campo y campesino fueron
moldeados ante un concepto de lo rural y empresario. Hoy las políticas públicas se han centrado
en hablar de lo rural para justificar la introducción de modelos productivos que silencian los
elementos instituyentes de un futuro, de un devenir, apoyado en la nostalgia que reactiva el
pensarse la educación en torno al campo y unido a ello su currículo enmarcado desde la cultura y
tradición.
Lo planteado por estos autores, nos permite revitalizar la importancia de recuperar las conductas
de nuestros antepasados propiciando la construcción de estilos de vida que aviven las tradiciones
y la cultura, transitando de lo rural al campo, sin permitir ser transformadas por las nuevas
tendencias culturales que han llegado con el modernismo y la tecnología.
Uno de los grandes exponentes del turismo y sus repercusiones sociales, es Luis Llambí, quien
señala, que “la nueva ruralidad aparece vinculada al surgimiento de nuevas actividades, nuevos
agentes sociales, y nuevos entes regulatorios en los espacios que anteriormente estaban dedicados
casi exclusivamente a las actividades agrícolas”.
Según el autor, las características principales de la nueva ruralidad son: que los espacios
permanecen vinculados a los grandes complejos agroindustriales; que son áreas que se están
reestructurando en función de intereses turísticos y ambientales; y que han sido redefinidos según
la terminología oficial de la entonces Comunidad Económica Europea (CEE, hoy Unión Europea-
UE) como áreas “deprimidas”, “marginales” o “sin uso económico potencial” (Llambí, 1996,
89)”.
A lo anterior también se ha visualizado la condición de contratación en las fincas para el caso de
los administradores, limitando el potencial admitido en número de hijos, pues no se cuenta con
las condiciones optimas para sostenerlos y ocasiona disminución del sentido de pertenecía por
estar en el campo, el joven prefiere estar y estudiar en la zona urbana que hacer parte de una
institución educativa rural.
Si se relaciona lo anterior, con la realidad del país es preciso retomar las ideas del Ingeniero
Agrónomo José Roberto Suescún Díaz, Coordinador de Extensión Rural Seccional Armenia -
58
Comité Departamental de Cafeteros del Quindío, donde expresa que hay que realizarse algunas
reflexiones, frente a la problemática de la falta de relevo en el campo “la transformación se ha
centrado en: personas que llegan al territorio sin la cultura cafetera, que no tienen la vocación y
tradición; que no ven en el campo una opción de vida, una oportunidad de negocio. El
fraccionamiento de la tierra ha conllevado a un mejoramiento ostentoso en la infraestructura de
vivienda, se observa un estancamiento de los cultivos”.
Plantea Suescún Díaz que “La deserción de los jóvenes del campo a la ciudad u otras labores,
involucra aspectos como la familia, las personas, los recursos y lo económico; que una alternativa
para volver a potencializar el relevo en el sector rural, seria mediante planes de acción como:
créditos de fácil acceso y con intereses favorables, mejores comodidades en el campo y
orientarlos a ideas de negocio con sus materias primas en procesos de transformación que puedan
ser comercializados y reconocidos”. Aquí la educación a través de los centros educativos rurales,
cumple una función muy importante, permitiéndose tener una nueva mirada, incluir en sus áreas
programas académicos institucionales, la promoción de la identidad rural, el sentido de
pertenencia, y la profundización en ideas de negocio empresarial agropecuario, desde sus
entornos y aconteceres reales, donde este avalado el apoyo institucional público y privado, que
acompañe de la mano desde lo técnico, social y económico dichos proyectos, hasta lograr su
independencia de negocio empresarial en el ámbito interno y externo del país. La obra de
conocimiento permitirá desde lo etnográfico, dar cuenta de las nuevas preguntas y necesidades de
la educación rural.
4.4 LOGICA DEL MARCO (NUEVA RURALIDAD)
Una vez mencionados los lugares de sentido, sobre los cuales se propone la obra de
conocimiento, se amplían algunos referentes mirados desde los autores mencionados de las
lecturas diagnósticas y las propias reflexiones dando paso a la lógica del marco. Para ello resulta
indispensable analizar algunos conceptos sobre ruralidad, campo y educación a través de
estudios, diagnósticos y definiciones de autores.
59
No obstante haberse mencionado, quizás de manera fragmentaria los conceptos de ruralidad y
nueva ruralidad en puntos anteriores, la importancia del tema amerita un capítulo aparte y
especial.
En ruralidad latinoamericana se pueden evidenciar elementos de gran importancia. Sergio Gómez
E. Estudos Sociedade e Agricultura, 17, outubro 2001: 5-32. Invita a través de las preguntas ¿Si
se plantea la emergencia de una nueva ruralidad, cuál era la antigua? Y ¿Cuál es el contorno y los
elementos que se deben incluir al momento de abordar una investigación social que considere
esta “nueva ruralidad”?. Este artículo busca alternativas para definir una caracterización sobre
“Nueva Ruralidad” o “Vieja Ruralidad”.
Este artículo confirma las desventajas en que se encuentra el campo con respecto a lo urbano, se
deja en evidencia como el modernismo y el desarrollo permite en muchas ocasiones avances y
crecimiento económico, pero a su vez pueden deteriorar la parte social, este es el caso del campo
y con ello arrastra a los sujetos que han sido vida y tradición de un sector, que si continúa en ese
proceso de descuido, tiende a disminuir o desaparecer.
Por más subsidios e inversiones que se otorguen, lo primero que hay que abordar es el factor
educativo, son ellos quienes darán permanencia y sostenibilidad a un estilo de vida rural.
Es importante incluir en la obra las características diferenciales y las definiciones “compuestas”
del mundo rural y urbano. A continuación encontraremos algunas diferencias: Diferencias
ocupacionales, ambientales, en el tamaño de las comunidades, densidad poblacional,
homogeneidad / heterogeneidad de la población, estratificación y complejidad social, movilidad
social, dirección de las migraciones y en los sistemas de integración social.
Hoy en día esta diferencia es contraria, los hijos no quieren heredar la ocupación de sus padres y
ven mejores alternativas en la zona urbana. Al hacer un amplio recorrido por las diferencias, se
rescata que las de mayor valor son las del campo con respecto a la ciudad. Estas se enmarcan a
mis en el trabajo colaborativo, caracterizado por el respeto, compromiso y responsabilidad en
unidad familiar. Hoy en el campo no sabemos con quién vivimos o trabajamos, llega gente de
muchos lugares y en especial en cosecha.
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Otro fenómeno que ha ido aumentando año tras año, ha sido el desplazamiento campo cuidad, no
vemos la situación en un término contrario. Pero cómo va la situación de las zonas urbanas,
llegara el día en que existirá saturación poblacional y se dará un éxodo de ciudad al campo. Se va
a requerir de todos los recursos naturales que en la ciudad están plasmados por cemento. Ojala
que al ocurrir ese fenómeno de ciudad – campo, este no se encuentre agotado o perdido.
Con respecto a los antes mencionado, se complementa cuando se escucha al campesino, que sus
hijos no se quedaron con él labrando la tierra. Inicia diciendo “Como me levantaron? con
humildad, era con mucho respeto, mucha educación, y esas raíces nos quedan a nosotros.
Levanté a mis hijos, fueron unos niños que se levantaron con mucho amor, pero también con
mucha mano dura, porque a un hijo hay que darle amor comprensión y cariño pero no dejarlo
salir de casillas. Considero tener unos hijos ejemplares, se formaron en el campo al lado mío,
trabajamos la tierra y hoy por hoy están tratando de ser empresarios. Mis hijos no están en el
campo, porque en el campo no hay opciones de nada, estamos muy abandonados por el
gobierno”.
Ante esta voz, ya los jóvenes al encontrar mejores oportunidades de educación, trabajo o negocio,
no ven apetecible volver a labrar la tierra, pues la relación que ellos hacen es por el dinero, en
donde logran tener mejores condiciones, según ellos de vida y esto está determinado por el
dinero. Es así como este panorama permite insinuar que desde lo educativo, las políticas públicas
y más específicamente lo rural se deben plantear nuevos caminos.
Otro concepto interesante de examinar es la nueva ruralidad en América Latina:
“La vocación agrícola del país no es un planteamiento anacrónico. Recuperarla no puede ser visto como proposición Irreal o mero adorno romántico. Por el contrario, se trata de una empresa nacional, audaz y seria. El futuro del sector rural colombiano constituye asunto de la más apremiante resolución. Sin duda, tenemos un sector rural a la deriva. Se precisa reaccionar” (Alberto Mendoza, otros, 1981).
“Desde nuestro punto de vista, la conformación de la nueva ruralidad es el resultado de las tensiones generadas por el nuevo régimen de acumulación capitalista en su intento de apropiación de los territorios y recursos de los países del subcontinente y por las múltiples resistencias que desde diversos puntos del mismo se oponen al despojo del sustento simbólico y material de su existencia” (CEDRSSA, 2006).
61
“En el nuevo contexto, el “desarrollo rural” se transforma en un concepto polisémico. Para algunos factores de poder (sus especialistas y sus comunicadores) suele significar crecimiento de la productividad a costa de los recursos naturales y de la exclusión social. Otros actores son más cuidadosos e incorporan cuestiones del medio ambiente” (CLACSO, 1998)
Asimismo, es importante resaltar la ruralidad en Chile y México, donde se amplía el
panorama de transformaciones sufridas en el entorno rural.
“La ruralidad hoy, objetiva y subjetivamente, es un proceso, una dinámica, un movimiento, más que una estructura. Esto desafía profundamente las perspectivas y los conceptos que usamos habitualmente para definir y comprender lo rural. En estos cincuenta años, los cambios en el mundo rural se han enmarcado en tres épocas: sobre el tiempo y el espacio casi congelados de la hacienda, se instaló una primera modernización y luego una segunda, casi sin pausas ni períodos de maduración y adaptación” (Revista Diseño y Paisaje, Universidad Central Chile Año 5 No 14, 2008).
La nueva ruralidad, vista desde la lectura anterior nos lleva a la subjetividad y a los territorios
vividos, este tema aunque muchas veces ambiguo busca generar nuevas estrategias de acuerdo
con los requerimientos del campo y los campesinos. Por eso, existe un sensación de encontrarnos
a la deriva, debido a que no hay programas y proyectos que sigan impidiendo que nuestro
territorio pierda su origen cultura y tradición, el campo se está quedando en manos de los que
manejan la acumulación de capital a costa de la apropiación de nuestros territorios y recursos
naturales. El lema es producir altas rentabilidades por encima de la riqueza natural y humana del
sector.
Hoy desde la Secretaría de Desarrollo Rural del Departamento, se está elaborando una serie de
estrategias y lineamientos, que atienden la problemática rural, hay posibilidades de una alerta
temprana de las consecuencias que para unos dos o tres años el Quindío perderá su vocación
agrícola y la denominación de paisaje cultural cafetero se vería altamente afectada.
Es relevante mirar como los modelos de producción introducidos a nuestro país están generando
no solo la destrucción de entornos, riquezas naturales y productos agrícolas nativos, sino que se
ha llegado a la transformación de los campesinos que ya no son ni del campo ni de la ciudad. Han
perdido lo que yo llamaría la nacionalidad campesina, por adquirir modelos que los medios de
comunicación y la tecnología les han inyectado de las ciudades urbanas y de otros países, dejando
la esencia de ser campesinos con sentido de pertenencia, autónomo y autóctono. Se han dejado
62
vislumbrar de los modelos introducidos de desarrollo y producción de otros países, al ser
complacientes, al no defender su territorio y riquezas, asociado a las políticas y leyes que se
encuentran amparadas para la introducción de estos modelos. No habrá sujetos que desde su
acción promueva la defensa por su tierra.
De otra parte, es sustancial dar a conocer los aportes que han hecho (Pérez, 2001), Gómez (2002)
Luis Llambí, Carton de Grammont (2004) y Patricia Arias de México (2009); El primero plantea
que la vieja visión de lo rural ya no se puede seguir sosteniendo, que América latina emerge con
un nueva ruralidad. Igualmente afirma que la industrialización de la agricultura y la urbanización
de las comunidades rurales terminó con la ruralidad tradicional, dando paso no a una desaparición
de lo rural, sino a una transformación radical que la ha vuelto más compleja y más heterogénea.
Es aquí donde se genera un dilema, las transformaciones se orientan a lo productivo e industrial,
ocasionando perdida de la esencia de lo humano y si se mira cada una de estas reflexiones lo
educativo no aparece. Llambi se une con el concepto de Gómez, donde lo rural esta
predominado por la agro industrialización y esto determinado por la Comunidad Económica
Europea (CEE, hoy Unión Europea-UE).
Los modelos agrícolas están definidos por experiencias en otros entornos, culturas, sujetos,
climas, territorios y ambientes y ese es el peor error que se ha venido cometiendo por que no es
solo la definición de lo rural, es que a partir de estas se instauran lineamientos de política agrícola
no acorde a nuestro país. Es por ello que se debe escuchar la voz de los campesinos. No de
aquellos, que solo conocen los rendimientos productivos de sus cosechas o que realmente se han
untado de lo que es la tierra.
Por otra parte Carton de Grammont (2009) considera que el sector agrícola debe mirarse en todo
su entorno y con su variedad de producción agrícola, afirma que hay importantes cambios y que
hay una nueva relación entre campo y ciudad.
Patricia Arias a su vez, nos expone que la nueva ruralidad es un cúmulo de procesos y su interés
es el concepto económico, técnicas de trabajo, y generación de empleo en el campo, se buscan
alternativas económicas, de técnicas de trabajo y empleos agropecuarios. En conclusión las
reflexiones de los 5 autores son que la nueva ruralidad no está definida y que está en proceso de
transformación. (CARACTERISTICAS DE LA NUEVA RURALIDAD EN REFLEXIONES A
63
PARTIR DE LA REALIDAD DE LA PROVINCIA DE ÑUBLE, REGION DEL BIO-BIO,
CHILE.1FAWAZ,M.J. Dpto. de Ciencias Sociales, Facultad de Ed. y Humanidades, Universidad
del Bío-Bío, Chillán, Chile). - (PROYECTO DEL MUNICIPIO MODELO - TEORIAS DEL
DESARROLLO RURAL LA NUEVA RURALIDAD EN LOS ESTUDIOS TERRITORIALES
EN MÉXICO). (Salas, 2006: 4-6). (PROYECTO DEL MUNICIPIO MODELO - TEORIAS DEL
DESARROLLO RURAL LA NUEVA RURALIDAD EN LOS ESTUDIOS TERRITORIALES
EN MÉXICO)
4.4.1 Breve visión sobre ruralidad en Colombia:Retomando las recomendaciones de los pares
lectores y continuando con la investigación y el análisis de campo y ruralidad, es importante
analizar el caso de Colombia “En la actualidad el concepto de ruralidad abarca no solamente lo
agropecuario, sino que se abordan aspectos importantes que a lo largo de los tiempos han hecho
parte de esta pero que no se habían tenido en cuenta. El empleo no agrario, el turismo rural, las
complejas relaciones entre comunidades rurales y estas con las urbanas, son algunos de los temas
que cobran relevancia al habla de ruralidad” (CEPAL, 2008).
“A lo largo de los años la ruralidad colombiana ha sufrido grandes y drásticos cambios en materia política, social y cultural. El desarrollo acelerado a nivel global ha obligado a que paulatinamente los actores rurales modifiquen o transformen costumbres, lo que ha significado la extinción casi total de sus tradiciones campesinas, legado de generaciones. Sin embargo, y en contraposición de lo que debería significar el desarrollo, la población rural, y en especial los campesinos pobres, siguen siendo marginados y se consideran atrasados; y, en cierta medida los son y lo están.
El acceso casi inexistente del campesino a las tecnologías de punta para la explotación
agropecuaria, el abandono de los gobiernos hacia el sector y otros factores como la violencia,
limitan cada vez más a los pobladores rurales menos favorecidos. Las políticas de desarrollo rural
que se han establecido para la disminución de la pobreza y la participación activa del sector rural
en la economía a nivel local, nacional global, no han logrado plenamente su objetivo en los países
en vía de desarrollo, y específicamente en Colombia. La economía del país sufre hoy por hoy un
atraso significativo frente a los países desarrollados y en algunos casos frente a países en vía de
desarrollo (IIPE-UNESCO, 2005).
64
Otra visión de la ruralidad en Colombia, se cita en la obra ¡ESCUELA RURAL: UNA
REFLEXIÓN PARA PENSAR EL RELEVO GENERACIONAL! cuando la investigación
arroja que el desarrollo ha sido unos de los causantes en la transformación de las costumbres de
los campesinos, la decadencia de sus tradiciones campesinas y el legado de generaciones. Por
eso la obra cobra fuerza, en las investigaciones y hace un llamado a que desde las voces de la
escuela recuperemos esas tradiciones del campesino para que ese legado generacional no
desaparezca.
Retomado de la obra de investigación LA ESCUELA COMO CONTEXTO VITAL, LA
NUEVA RURALIDAD, UN PRETEXTO PARA INCLUIR-NOS de las maestrantes María
Eugenia Maldonado Elsa Ruth Giraldo Campuzano y María Angélica Ortiz Salazar (2013) , ellas
plantean las transformaciones que está sufriendo Colombia y el Quindío en lo rural, de esta obra
se rescata la consideración del Alain Touraine la cual nos dice que “La aparición de la sociedad
industrial remplazó al ciudadano por actor económico y, más concretamente, por clases
antagónicas” (Touraine, 2000). Otra voz se une con Alain Touraine y es la de Gilles Lipovetsky
(1986), quien plantea:
“Estamos en un momento histórico donde no existen sistemas alternativos al presente y donde el mercado ha impuesto su ley. Es el momento de la hiper-modernidad sin oposición alguna, sin normativa o regulación y que tiene el estatus de global. Con este término, Lipovetsky presenta un mundo caracterizado por la invasión de las nuevas tecnologías y la modificación del concepto de cultura. Vivimos en una sociedad donde el papel de la imagen se ha convertido en un icono, rodeados de una pantalla global (ordenadores, teléfonos móviles, televisores,…), una pantalla que ha roto el discurso narrativo continuado a favor de lo plural e híbrido, sin forma definida y con total heterogeneidad. Se ha redefinido el concepto de cultura poniendo el acento en la formación de la misma a través del capitalismo, del imperio del hiperindividualismo y de la tecnociencia. A lo largo de sus análisis Lipovetsky, presenta un concepto de cultura del siglo XXI caracterizado por la cotidianidad en el acceso a las redes informáticas y sociales de modo inmediato, por el hiperconsumo en busca de la novedad (neofilia), por los medios de comunicación a la carta y un tecnocapitalismo global”
Alain Touraine y Gilles Lipovetsky, condensan que la tecnología, la industria y todo lo que se ha
venido dando en el modernismo ha ocasionado la pérdida de ese ser humano y este se ha
encasillado solo en la producción y lo económico, como lo dice Lipovetsky nos encontramos
invadidos de la mentalidad económica y de las tecnologías. Y con ello la desaparición de la
cultura y la tradición. Hoy los medios hacen más ágil cualquier proceso, pero lo critico es la
65
dehsumización de lo humano, ya el sujeto real desaparece y lo vemos es virtual. Como lo dice el
texto las pantallas absorbieron a los sujetos perdiéndose el “discurso narrativo continuado”.
“El discurso del Maestro ha sido desacralizado, banalizado, situado en el mismo plano que el de los mass media y la enseñanza se ha convertido en una máquina neutralizada por la apatía escolar, mezcla de atención dispersada y de escepticismo lleno de desenvoltura ante el saber. Gran turbación de los Maestros. Es ese abandono del saber lo que resulta significativo, mucho más que el aburrimiento, variable por lo demás, de los escolares. Por eso, el colegio se parece más a un desierto que a un cuartel (y eso que un cuartel es ya en sí un desierto), donde los jóvenes vegetan sin grandes motivaciones ni intereses. De manera que hay que innovar a cualquier precio: siempre más liberalismo, participación, investigación pedagógica y ahí está el escándalo, puesto que cuanto más la escuela se dispone a escuchar a los alumnos, más éstos deshabitan sin ruido ni jaleo ese lugar vacío. Así las huelgas después del 68 han desaparecido, la protesta se ha extinguido, el colegio es un cuerpo momificado y los enseñantes un cuerpo fatigado, incapaz de revitalizarlo” (Lipovetsky, 1986 )
Lo anterior, nos hace retornar a la escuela del pasado, donde las condiciones eran más
desfavorables y las herramientas metodológicas, mínimas. Hoy un colegio es físicamente
adecuado, pero como dice Lipovstky los centros educativos son desierto. Y lo he mencionado en
varios escenarios, las escuela rurales se están quedando sin estudiantes. Los niños y jóvenes
cuentan con un mejoramiento notable en infraestructura de las escuelas y con docentes con
mayor conocimiento, pero no se encuentra la motivación. No hay sentido de pertenencia.
Como lo expone el campesino;
“la escuela era el segundo hogar, anteriormente los profesores eran con mucha capacidad igualmente hoy también los hay. Eran ejemplares eran unos segundos padres de nosotros, porque la educación en ese tiempo no se puede comparar con la del hoy en día en ese tiempo dejábamos los padres en la casa. Hoy es muy duro lidiar con tanto muchacho que está realmente salido de lo que es un niño bien levantado en una casa. En ese tiempo le hablaba a uno un profesor era si señor si señorita, hoy en día los muchachos a causa de los mismos padres, de que los niños no tienen control, entonces quien es el que sufre los profesores en la escuela, lidiando con un muchacho que ni en la casa son capaces con ellos. De los profesores, hoy admiro la paciencia la capacidad para lidiar con tanto muchacho que está prácticamente levantado en la calle, pues el control de los padres pa los hijos también está muy acabado, ya en los hogares no levantan hijos como realmente hay que levantarlos, con una educación, con un respeto a la demás gente. Usted mira hoy en día y los niños son prácticamente de la calle la mayoría. No respetan los mayores. No hay un control de los padres pa levantar familia. Admiro la capacidad de los docentes para resistir todos esos muchachos”.
66
Según el mismo autor antes citado, para lograr estos fines debe abandonarse el hábito de
considerar la inteligencia como una posesión personal y estudiar más los procesos de
comunicación e interacción, pues el hombre está íntimamente ligado a los seres humanos y
llamado a construir con ellos un mundo más solidario. El aprendizaje colaborativo es una
experiencia de socialización que se orienta a lograr en el alumno una forma de vida solidaria y
donde radica la esencia educativa, que no es más que la esencia del desarrollo de la capacidad
mental del ser humano.
De igual forma, es trascendental considerar a Humberto Maturana en “EMOCIONES Y
LENGUAJE EN EDUCACIÓN Y POLÍTICA”. En donde establece unos cuestionamientos que
como docente nos lleva a cuestionarnos:
“¿Para qué sirve la educación? Pienso que uno no puede reflexionar acerca de la educación sin hacerlo antes o simultáneamente acerca de esta cosa tan fundamental en el vivir cotidiano como es el proyecto de país en el cual están inmersas nuestras reflexiones sobre educación. ¿Tenemos un proyecto de país? Tal vez nuestra gran tragedia actual es que no tenemos un proyecto de país. ¿Qué es educar?. El educar se constituye en el proceso en el cual el niño o el adulto conviven con otro y al convivir con el otro se transforma espontáneamente de manera que su modo de vivir se hace progresivamente más congruente con el del otro en el espacio de convivencia”(Humberto Maturana, 2009)
Con el anterior texto, puede deducirse qué se necesita para poder lograr tener un buen proyecto
de país, donde la sociedad realmente se sienta cómoda. Es así como retomando sus preguntas
¿para qué sirve educar, que es educar y tenemos un proyecto de país?, y aplicándose a la
educación rural, debemos realizarnos algunas preguntas cómo para que educar en el campo, a
quién educar y cómo educar. Seria los parámetros que se formularían en los planes de estudio e
igualmente debemos interrogarnos de cómo lograr el Relevo Generacional y la permanencia del
campesino, en condiciones de formación educativa adecuadas para que logre desde su entorno, su
propio desarrollo sin tener que abandonar su estilo y modos de vida en el campo.
Otro factor que no ayuda a la permanencia de los niños y los jóvenes en los centros educativos
rurales es la necesidad de adquirir dinero, teniendo algunas tentaciones como lo son los cultivos
ilícitos y los grupos al margen de la ley, quienes los alejan de la formación educativa. Es aquí
donde ese proyecto de país de Humberto Maturana tiene que ser efectivo. Pues no solo se mira la
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permanencia de la población campesina, sino de la dignidad humana de poder vivir en su
territorio sin presiones y provocaciones que los conducen en el peor de los casos a la muerte.
A partir de lo anterior, se hace necesario hacer lecturas desde el currículo, donde se le sugiere al
Ministerio de Educación enfocar sus miradas a las nuevas tendencias formativas para el campo y
así impactar desde lo educativo y lo humano, alejando a los campesinos de sus conflictos y
enfatizando que lo académico es una alternativa para el desarrollo y bienestar de toda la
población
Sin duda los currículos se pueden adaptar a las necesidades contextuales y ello requiere que lo
abordemos desde las realidades actuales de ciencia, tecnología y ciudadanía. “Las tecnologías de
información y comunicación nos ofrecen a los docentes la posibilidad de replantearnos las
actividades tradicionales de enseñanza, para ampliarlas y complementarlas con nuevas
actividades y recursos de aprendizaje” (OCDE, 2003,79)
Si, es vital familiarizarse con nuevos métodos educativos, pero también siendo agudos en la
motivación del amor y de la permanencia en su entorno, en este caso lo expreso desde la escuela
rural. No es cegar a un alumno a las nuevas herramientas tecnológicas, pero si hay que ser muy
estratégicos para que no sea que la implementación de estos métodos, en vez de formarlos para
el campo, los lleve a desplazarse a las ciudades. Hay que involucrar al alumnado a las tendencias
desarrollistas en formación educativa, pero para el campo y no sacar a los estudiantes a las
ciudades, ese creo ha sido uno de los factores predominantes para que los niños y jóvenes
desarticulen su educación y sus relaciones de familia.
Este es un ideal que en varios escenarios se incumple, porque realmente prima el desarrollo y la
tecnología, que el ser auto-sostenibles y auto-sustentables. Pero ese es el reto en que la educación
y el campo se deben proyectar, para evitar que en un muy no lejano futuro.
Por lo tanto, en las comunidades educativas se hace fundamental articular e integrar sus
realidades, saberes, tradiciones, historicidad y llevarlo a los contextos actuales, realizando una
mutación de saberes que propenda a potencializar en las sociedades actuales las nuevas
tendencias del conocimiento en una trans-disciplinariedad de las diferentes competencias que
permitan lograr sujetos más competitivos en el saber, acorde a los retos que el mundo actual
68
ofrece y no se puede mirar de espalda a la realidad con actuaciones e inducciones pasivas y
acomodadas.
“La oportunidad de seleccionar espacios y tiempos de aprendizaje que se acomoden a las necesidades y preferencias de los estudiantes, como: clases virtuales, presenciales y a distancia; aula de clase, laboratorio, biblioteca, residencia, oficina; horas del día o de la noche; clases en semana o fines de semana, entre otros”. Para Norbey García currículo y flexibilidad curricular ofrece como concepto “Allí se reconoció el currículo como el proyecto que orienta y viabiliza la formación de los estudiantes y que comprende una estructura reflexiva y un entorno de gestión, es decir, abarca los principios, las concepciones, los fundamentos que inspiran el proyecto formativo y las políticas y prácticas de ejecución de dicho proyecto. El plan de estudios o plan de formación es la parte más visible del currículo pero no puede confundirse con él”(Humberto Maturana, 2001).
Se hace necesario que las prácticas curriculares se estudien y planteen de acuerdo con la realidad
social, en la cual los seres humanos viven su cotidianidad. La anterior reflexión nos mueve a
reflexionar cómo deberían establecerse los pensum educativos a partir de unas directrices de los
entes políticos que en verdad luchen por la educación y formación de la población. Pero para el
caso de Colombia, se han quedado estancados en una época, en unos contenidos y en un tipo de
sociedad; no se ha dejado permear por las actuales condiciones y por el ritmo acelerado en que la
modernidad a través de las tecnologías y acorde a los requerimientos competitivos del mundo.
Lo planteado, tiene un real y verdadero sentido, se relaciona con tema de investigación, busca
repensar la educación y lo rural. La educación primero de la familia y luego la de la escuela,
como pilares fundamentales en la formación de un sujeto y este a su vez está alineado a unos
requerimientos del país. Aquí se ha venido formando para el desarrollismo capitalista y
tecnológico; porque muy afondo esas son las estrategias del gobierno, para formar sujetos para el
trabajo, no para crear y pensar. La educación de Escuela Nueva, fue un requerimiento urgente por
el mismo abandono en que se encontraba la población, pero ya hoy es urgente revisar ese modelo
y repensarlo con las nuevas tendencias educativas, siempre concentrados en la sostenibilidad del
campo y el campesino.
Se podría plantear que seguimos estando colonizados, se siguen manejando los currículos y las
practicas pedagógicas basados en las teorías y requisitos de occidente, podemos preguntarnos
¿Tendremos las condiciones y las capacidades de crear nuestro propio sistema educativo?, No se
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quiere decir que no se deba conocer las políticas educativas de occidente, para poder entrar a
estudiar sus sistemas y desde allí plantear los que el país necesita, pero no traerlo e implementarlo
igual. Se deben tener una mirada de todos los contextos en que la sociedad está inmersa y sus
prácticas reales de su cotidianidad.
Hoy en día hablar de escuela rural y de campesino resulta complejo y difícil de definir por las
múltiples externalidades que han intervenido y desdibujado los conceptos. Primero, el
mercantilismo, luego la modernización y ahora la globalización, representan fuertes corrientes
que penetraron los tejidos sociales rurales y han modificado sus modos de pensar, sentir y actuar.
Pero, en esta crisis del cruce de los tiempos es imprescindible detenerse en la frenética carrera y
repensar, reconstruir, voltear la mirada a lo dejado atrás para volver a encontrar sentido y
significados a la vida, especialmente cuando ésta se encuentra amenazada por las acciones
humanas. Este es el espíritu que motiva la investigación sobre los saberes campesinos, como
posibilidad de reencuentro y búsqueda de una educación rural más auténtica, cercana y válida
para sus actores sociales.
En este punto trascienden las añoranzas evocadas en la obra. Invita el texto a “voltear la mirada a
lo dejado atrás para volver a encontrar sentido y significados a la vida”. Que importante es para
esta autora que las investigaciones indagadas, den cuenta de la importancia de mirar el ayer, y
buscar nuevas formas de plantear la educación rural, sin desconocer, ni desaparecer los saberes
campesinos, que son reliquia con un valor invaluable y como lo hemos visto en todo el recorrido
de mis trayectos y lecturas convocadas en la obra, el campo no ha sido la prioridad de
intervención para el país.
Dentro de las diversas definiciones de campesino “Mendoza(1989) establece que en América
Latina, los estudios del campesinado han girado fundamentalmente sobre la permanencia o
desaparición de esta clase social”. Para (Chayanov, 1985) consiste en discusiones clásicas sobre
la existencia de una racionalidad o lógica particular que determina su diferenciación, y otra
corriente expresa al campesino como la división en clases sociales. Para Fromm y Maccoby
(1985) asumen en su publicación del carácter de los campesinos mexicanos que son "aquellos
vecinos de un pueblo cuya ocupación principal es la agricultura, aunque también pueden trabajar
como alfareros o pescadores" (p. 16). Medina en 1994 define al campesino como “El individuo o
sujeto que labora y vive en el campo, que trabaja la tierra con su familia y que representa una
70
cultura y un conjunto de valores concretos, produce para recrear la familia y la unidad de
producción, generando excedentes para el mercado y quien practica una determinada racionalidad
económica”
En conclusión el campesino está definido por la diferenciación entre campo, ciudad y su
condición poblacional, asimismo por su vocación como labrador de la tierra. Medina es el único
autor, que ve al campesino de otra manera, lo mira desde la cultura y los valores. A eso último,
se refiere esta obra, a mirar más a ese sujeto con saberes, sentires y conocimiento, no como parte
de un conglomerado de personas que solo trabajan la tierra para hacerla productiva.
Tampoco existe un acuerdo en cuanto a las justificaciones de los rangos de edad elegidos. Como
bien señala el Centro Unesco de Euskal Herria (2003: 7–8). “Si la variable juventud sigue
simplemente ausente del marco conceptual que da origen a las estrategias y objetivos de los
proyectos y si el personal de éstos no está capacitado en el tema, evidentemente sería difícil que
surgieran actividades diseñadas para incorporar explícitamente a los jóvenes en el desarrollo
rural. Para empezar a hacer visibles a los jóvenes rurales en este contexto se necesita una visión
teórica coherente, que aún está en proceso de construcción, de la juventud rural latinoamericana”.
Son importantes los aportes teóricos de Gilles Deleuze y Félix Guattari (2005) en la construcción
de un concepto de juventud. Con respecto al concepto de juventud se reivindican unas acciones
superficiales y un rango de edad, pero este trajinar en búsqueda de una definición está todavía en
el limbo. Se hace necesario darle un análisis más profundo al concepto al escuchar las voces de
los jóvenes, sus deseos y pensamientos, ellos constituyen la base del futuro de una sociedad. En
el Quindío solo hasta ahora en las políticas públicas y sociales se ha iniciado con la conformación
de un Consejo de Juventudes, pero solo los municipios de Armenia y Quimbaya son los pioneros
en este caminar, pero la población rural, no se encuentra inmersa en estas nuevas organizaciones.
Como siempre lo urbano va por encima de lo rural.
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5. RELATO INTERPRETATIVO
5.1 TESTIMONIO DE RELEVO
“La finca fue comprada el 29 de Diciembre de 1959, el valor fue de $67.000, hoy se
encuentra avaluada en trescientos cincuenta millones de pesos, los impuestos son de un millón
de pesos anuales.
Llegué a la finca en la edad de 10 años, éramos 9 hermanos todos ayudábamos a mi madre a
trabajar en la finca, empezamos a estudiar en la escuela y luego pasamos al colegio, cuando yo
estaba en el colegio me levantaba a las 4 de la mañana a lavar café, a las 8:30 o 9:00 a.m., ya lo
tenía en el secadero, me organizaba, desayunaba y me ponía a estudiar, a las 11 :30 a.m. me iba a
estudiar a un colegio en Montenegro, esa era la rutina de todos los días mientras tuviéramos café.
Poco a poco, fuimos sacando la finca adelante, creciendo hasta que ya llegó un tiempo que nos
fuimos a vivir dos años a la ciudad de Armenia y volvimos a la finca, el motivo del
desplazamiento más que todo fue por cuestiones de estudio y para que mi mamá descansara un
poco, además en Pueblo Rico no había colegio, entonces había que ir a Montenegro
prácticamente a pie. Se sufría mucho en el tiempo de invierno para ir a estudiar, y que a veces
uno no tenía el pasaje para el bus, tocaba a pie desde la finca hasta el pueblo y ya de vuelta se
llegaba de noche, cuando uno salía a las 6:30 de la tarde, la hora de llegada era a las 7:00 o 7:30
de la noche.
En ese tiempo el estudio en un tiempo era todo un día, tenía que estudiar más por que le ponían
muchas tareas, no es como ahora que llegan a la casa y tienen tareas para hacer y los niños
contestan no, no me pusieron. Era más duro el estudio en esa época, había que dedicarle más
tiempo, cuando uno salía a vacaciones le colocaban tareas prácticamente para ocho días, el
tiempo que destinaba para hacer las tareas era después de que llegara a la casa por la tarde o por
la noche; y a veces llegaban las diez de la noche haciendo tareas a punto de vela, porque no se
contaba con energía eléctrica, eso fue en la época de 1970, de allí para atrás nos toco a punto de
vela o con lámpara de gasolina.
72
Los 9 hermanos estudiamos en escuela rural, de los cuales logramos sacar el bachiller 6 y el
resto no lo terminaron, porque una de ellas se casó, otro hermano, el mayor se fue de la casa y no
quiso estudiar más y el otro se presentó para hacer curso en la policía; de los nueve, uno solo
logro sacar la universidad, todos no logramos pasar por una universidad porque éramos muchos y
con muchos gastos en la finca, no alcanzaba la plata para nada, solo uno se gradúo de ciencias
sociales y ya está pensionado de profesor.
Francamente hoy en día, como está la situación de dura en el campo, los muchachos ya no
quieren quedarse, son muy pocos casi todos tiran para las ciudades. Yo tengo tres 3 hijos, dos en
Bogotá y el pequeño que está conmigo. El campo ahora esta tan difícil por la situación económica
y por tantas plagas y enfermedades que hay en los cultivos, que es muy difícil que un muchacho
que vea y conozca bien la situación se quiera quedar en el campo.
Mis hijos solo vienen y se quedan unos días; el pequeño ya empezó a ayudarme, el del medio
mientras estuvo aquí conmigo había veces que me colaboraba. Un muchacho si se regresa al
campo es porque se queda sin empleo en la ciudad, sino puede conseguir entonces se ve obligado
a volverse, pero no por que quiera. Hoy en día la mayoría de los muchachos ya miran es irse
para la ciudad o para otro país.
Anhelan las ciudades, por los bajos salarios que van a ganar en el campo. Yo por ejemplo aquí
vea yo trabajo prácticamente casi lo mismo que un trabajador, y yo llego el sábado y le pago a
dos o tres trabajadores y yo no puedo decir, voy a sacar un salario de eso que yo le pago a un
trabajador para mí, porque muchas veces no me queda, eso es lo que lo desmoraliza a uno del
campo.
Un salario hoy, colocando mi ejemplo aquí en mi finca, es de $ 85.000 al trabajador, incluido
alimentación, el valor de la alimentación es de $7.000 u $8.000 mil pesos, hay otros que pagan
$80.000 otros $ 70.000. La mayoría pagan $70.000. Un joven que trabaja en una finca se va en la
semana con $60.000 hasta con $50.000 por que me han contado, entonces un muchacho se
desilusiona del campo. Y estando en la ciudad por lo regular les pagan el mínimo y habrá de
pronto algunos que ganan más del mínimo en la ciudad, y si hay algunos que saben algún arte
hasta de pronto pueden ganarse un millón o más de un millón, porque hay gente que son claves
en una empresa, por lo que saben y que saben trabajar y por el rendimiento que dan, pero los
73
salarios del campo son bajos, por ejemplo cuando el café está muy barato, hay fincas que no le
suben al trabajador porque el café no compensa con los costos de producción, la mayor parte del
año es precio barato.
Pues uno motiva a los jóvenes con el estudio, porque es lo único que les queda, pues así sea que
se queden con uno o se vallan, pero que estudien, porque hay muchos muchachos que los padres
les han dejado buenas propiedades, pero ellos nunca se interesaron en esas propiedades, ni cómo
funcionan, entonces cuando ya les toca enfrentarse con las realidad, ellos lo que hacen hay mismo
es vender y a precios inclusive más bajos, cuando menos pensaron se quedan sin nada, se quedan
viviendo prácticamente de la caridad o tienen que irse para otro país a trabajar en lo que les salga
porque yo me he dado cuenta de eso, de familias que han sido muy pudientes, pero como los
hijos o el papá nunca les enseño a coadministrar las propiedades, falta el padre y no saben cómo
es su manejo, entonces los muchachos van a fracasar con esas propiedades y se quedan sin nada;
uno como padre también tiene que enseñarles eso y estarles explicando porque hay muchachos
que no se entienden en nada de lo que el papá tiene, no saben cómo funciona, que hay que hacer.
Los jóvenes de hoy viven como en otro mundo, entonces pueden dejarles muchas propiedades y
van a fracasar o a lo último se van a quedar sin nada, porque no saben lo que tienen y nunca la
han valorado.
En el momento no sé quien reciba la finca para relevarme, pues no se sabe todavía por que el
menor tiene 11 años, no se sabe el que pensara más adelante o que proyectos pueda tener él, o de
pronto uno por cuestiones de salud le toque que a irse al pueblo, donde tenga un médico más a
mano. Yo no sé todavía de los tres hijos, que apoyo puedo tener con la finca o quien me la reciba
para manejarla.
Yo tengo 63 años, estuve en la finca desde los 10 años, hasta que cumplí los 21 años que me fui a
trabajar a la empresa Babaría - Armenia, en esa empresa Babaría trabaje 30 años y medio, pero
yo siempre he estado pendiente de la finca, que había que pagar impuestos, tenerlos al día, yo
venía aquí a dar vuelta o a visitar a mi mamá cuando estaba ubicada en el predio.
En Babaría trabaje 30 años y medio a los dos meses que cerraron la empresa me vine para acá,
en este momento llevo 14 años, mantengo amañado a pesar de las dificultades económicas, de
74
tantos problema que se pasan, en la finca debe sortear mucho problemita, pues en la parte
económica uno quisiera tener la finca bien bonita, pero no se cuenta con los recursos. El manejo
de personal en cuanto a lo laboral siempre generan problemitas con algún trabajador, así uno
trate de manejar la situación bien, anexo a lo anterior, hay veces le preocupa a uno la
inseguridad que se vive actualmente en las fincas, al darse uno cuenta que pasan cosas cerca
como atracos, le crea un cierto grado de preocupación a uno”.
Con este testimonio ofrecido, en lo profundo de su versión se logra identificar que después de ser
empleado por muchos años volvió a su pasado, de pronto no por el sentido nostálgico sino por la
necesidad, pero igual se puede hacer un análisis donde a pesar de las condiciones en las cual se
desarrolló su infancia y juventud no fueron fáciles pero reconoce lo importante que fue para él su
vivencia, y se nota cuando de todos sus hermanos fue el único que asumió la administración de la
finca. Su problema radica en la productividad y el ingreso económico, pero no desconoce el
querer tener su finca bonita lo que permite entender que está a gusto con ese estilo de vida.
6. METÓDICA
A continuación se determinan los parámetros metodológicos diseñados para realizar la obra de
conocimiento, la cual de denominó como metódica, entendida como el trayecto discursivo que se
propuso en la obra como VIVENCIAS, que se trascribe en el punto 4.1 que es un compendio
nutrido en la propia experiencia.
Es de resaltar que lo más importante de la obra es la reflexión con los sujetos actores de ayer y
hoy y respecto a los términos con los que ellos denotan la preocupación por la ausencia de niños
en los centros educativos rurales y en las familias campesinas.
Las visitas de campo realizadas por medio de mi trabajo, me han llevado a los diálogos con la
población campesina y las experiencias e historias me han cuestionado sobre el desarrollo
histórico de la educación, el campo y el campesino, hasta llevarme a generar el problema de
investigación ¿QUE REFLEXIÓNES ALREDEDOR DE LA ESCUELA, PUEDEN INFERIRSE
COMO ARGUMENTO VÁLIDO PARA BUSCAR EL RELEVO GENERACIONAL EN LA
ESTRUCTURA CAMPESINA?
75
Un segundo momento de discernimiento, se da a partir de los diálogos sostenidos que muestran
la preocupación que existe por el Relevo Generacional, conversaciones estas que agregaron la
confianza y certeza investigativa para definir que la obra seria pertinente y obedece a una
instancia oportuna aun para el mismo Ministerio de Agricultura, de la región y del sector agrario
del Departamento. Los encuentros permitieron profundizar en cada una de las áreas involucradas
con el campo desde la perspectiva escolar, coincidiendo que el campo se está quedando solo en el
que lamentablemente gravitan y permanecen adultos en edades de 60 y 70 años y no se vislumbra
la generación que los releve.
Luego en otro punto de desarrollo, que se ha titulado ESCUELA RURAL Y ARRAIGO
CULTURAL, clasificado en el punto 4.3, se hacen entrevistas, diálogos, relatos interpretativos
como observaciones que le dan fuerza real a la obra de conocimiento ¡ESCUELA RURAL:
UNA REFLEXIÓN PARA PENSAR EL RELEVO GENERACIONAL! se desarrolla con
una interpretación HERMENEÚTICA comprendida como la disciplina que abarca comunicación
escrita, verbal, y no verbal, haciendo un análisis, explicación o según mi posición el
planteamiento de los aspectos que se identifican o no con la obra. Cada una de las lecturas
citadas, como las investigaciones, los artículos, diagnóstico o autores invitados, me permitieron
interpretar, comprender con mayor profundidad, enriqueciendo la obra para crear un trabajo
interdisciplinario de interpretación, explicación y comprensión.
Del mismo modo, la obra se respaldo en la “ENTREVISTA”, que Según “Acevedo y López
(2000), en sus orígenes fue una técnica exclusivamente periodística y por tanto se le ha definido
como la visita que se le hace a una persona para interrogarla sobre ciertos aspectos (para después,
informar al público)”. Esta herramienta se utilizo con un diseño de preguntas para docentes
rurales, un agricultor del campo, alumnos de mi época de estudio, estudiantes y mi padre. El
propósito de la entrevista para mi obra ha sido el de escuchar las diferentes visiones y
percepciones desde la nostalgia y añoranzas. La intensión fue desarrollar un intercambio verbal
de ideas, encaminado a una mutua ilustración de cómo ven ellos el Relevo Generacional en el
Campo.
Esta obra también involucra como método el “RELATO INTERPRETATIVO”, apoyada en el
concepto de Richard Waller uyJonathan Simmons (2009), donde se destaca el análisis, mediante
el escuchar una y otra vez las entrevistas y releer las notas de campo, hasta conseguir e identificar
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con claridad las experiencias que nutren y dan cuenta de la importancia de la obra de
conocimiento.
A partir de la experiencia laboral en el campo, la “OBSERVACIÓN”, permitió generar
inquietudes alrededor del interrogante ¿QUE REFLEXIÓNES ALREDEDOR DE LA ESCUELA
RURAL, PUEDEN INFERIRSE COMO ARGUMENTO VÁLIDO PARA BUSCAR EL
RELEVO GENERACIONAL EN LA ESTRUCTURA CAMPESINA?
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RECOMENDACIONES
Por considerarlo válido dentro del ámbito de su cumplimiento y aplicación para el sector rural
implícitamente, sin considerarlo como documento único y exclusivo, se acoge el Plan Decenal
de Educación presentado como un conjunto de propuestas, acciones y metas que contribuyen con
el desarrollo humano, sostenible y solidario, a fin de mejorar la calidad de vida de los
colombianos en condiciones de equidad e inclusión. Y es precisamente desde esta aproximación
que el documento final del Plan aborda de manera transversal la educación rural en los diez ejes
temáticos que lo componen.
Los aportes relacionados con la educación de niños y jóvenes en contextos rurales responden a
siete categorías: fortalecimiento de la educación para la primera infancia en zonas rurales;
fortalecimiento de los procesos lectores y escritores; asignación equitativa de recursos; acceso,
pertinencia y permanencia en el sistema educativo; creación de modelos educativos flexibles;
fortalecimiento e incorporación de las TIC en la educación rural; y, profesionalización del
docente que atiende zonas rurales.
El Plan propone incluir en las instituciones urbanas y rurales los grados de pre‐jardín y jardín,
con el fin de tener mayor cubrimiento de la población infantil en edad escolar y garantizar la
eficiente utilización de los recursos otorgados por el Estado para el desarrollo de la educación
preescolar en el sector rural ofreciendo un servicio educativo integral, es decir, que además del
acceso al conocimiento, los niños, niñas y jóvenes puedan contar con servicios de transporte,
alimentación y dotación de útiles escolares. Con el concurso del sector productivo, se propone
dotar a las instituciones educativas con bibliotecas, zonas de recreación y espacios para la
promoción de la cultura.
Otro planteamiento que hacen los colombianos para propiciar el bienestar de los estudiantes en
contextos rurales consiste en disminuir el número de estudiantes por aula así: básica primaria 20
alumnos/grupo, básica secundaria y media 20 estudiantes/grupo, media técnica rural 15
estudiantes/grupo.
En cuanto a los estándares básicos de atención a la primera infancia, se plantea caracterizarlos de
acuerdo con la localización geográfica (zonas rurales y urbanas), intensidad horaria, materiales
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con los que se cuenta, relación técnica niño ‐ agente educativo, nutrición, salud, recreación, arte y
deporte, formación de los adultos responsables de los niños y calidad de la gestión educativa de la
instituciones.
De otra parte y con el ánimo de fortalecer los procesos lectores y escritores se propone gestionar
y destinar recursos estatales y del sector privado para garantizar programas de alfabetización
integral, dirigidos en especial al sector rural, con énfasis en madres cabeza de familia, etnias y
adultos. La meta del Plan es que a 2016 esté erradicado totalmente el analfabetismo en zonas
urbanas y se haya reducido al 2% en las rurales.
En segundo lugar, se plantea la necesidad de asignar equitativamente los recursos de manera que
las instituciones educativas cuenten con infraestructura, ambientes escolares y medios didácticos
y tecnológicos que favorezcan el aprendizaje. En este sentido el Plan Decenal 2006 ‐2016
propone ampliar, mejorar y hacer mantenimiento a la infraestructura, al mobiliario y demás
recursos de los establecimientos educativos que se encuentran en sectores rurales y en los
territorios de las comunidades indígenas, afrocolombianas, raizales y room (gitanos).
Para incentivar el acceso, cobertura, pertinencia y articulación de los ciclos educativos, el Plan
Decenal plantea tres estrategias: articular la educación básica con formación laboral mediante
modelos que favorezcan el arraigo territorial y el trabajo en los grupos rurales teniendo en cuenta
sus particularidades para ofrecer un servicio educativo pertinente; implementar modelos de
educación básica técnica y media técnica en los colegios públicos y privados, ubicados en los
municipios rurales haciendo énfasis en la formación agraria y extractiva 1 , en respuesta a la
tradición productiva de las regiones; e integrar las instituciones técnicas y tecnológicas con la
educación básica, media y universitaria.
Para asegurar la atención educativa a la población rural en situación de analfabetismo, el Plan
Decenal propone la creación de modelos educativos flexibles mediante programas y estrategias
especiales en las modalidades de enseñanza presencial, semipresencial a distancia y virtual, con
el fin de generar más oportunidades de acceso al conocimiento para personas que pertenecen a
comunidades rurales y que abandonaron el sistema sin haber terminado el ciclo escolar completo.
79
Otro de los componentes centrales del Plan Decenal para fortalecer la educación en el campo es
la incorporación de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) en los
procesos pedagógicos. Desde esta perspectiva, se busca afianzar en las instituciones y centros
educativos rurales la dotación e infraestructura tecnológica (capacitación, equipos y conectividad)
en condiciones de calidad y de acuerdo con las necesidades específicas de cada territorio.
Respecto a la profesionalización del docente que atiende zonas rurales el Plan Decenal propone
tres aspectos fundamentales: cualificar el personal docente para liderar procesos educativos en la
comunidad rural e implementar la práctica pedagógica rural para los estudiantes de licenciaturas;
destinar recursos para garantizar el nombramiento de docentes en entornos rurales; establecer
incentivos para el personal al servicio de la educación en zonas apartadas y de difícil acceso
garantizando el ejercicio de su profesión en lugares afectados por alteraciones del orden público y
zonas mineras; e implementar un estatuto profesional docente que garantice condiciones dignas
de vida y de trabajo para los maestros que laboran en zonas rurales o marginales.
Finalmente, el Plan recomienda promover la participación de las autoridades territoriales,
directivos docentes, supervisores, directores de núcleo, rectores, directores rurales y
coordinadores en la construcción de políticas públicas y fortalecer su acción estratégica en la
gestión educativa.
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CONCLUSIONES
En las últimas dos décadas, el medio rural colombiano ha sufrido cambios drásticos desde el
punto de vista de las actividades que en él se realizan, así como en la pérdida de su importancia a
causa, entre otras razones, de los modelos de desarrollo adoptados por los distintos gobiernos.
Esos cambios se enmarcan en la dimensión institucional, donde han variado significativamente
las relaciones del gobierno central con los entes territoriales de los niveles regional y local; en las
políticas económicas (esquemas implícitos o explícitos de tributación, ayudas directas o por
sectores implementadas, tasas de cambio y las derivadas condiciones de precios de insumos y
productos agropecuarios); unido todo ello a las relaciones entre producción, mercados y precios.
Los resultados del modelo de sustitución de importaciones, impuesto hasta inicios de la década
de los años noventa, han sido precarios y desfavorables para los trabajadores o pobladores del
medio rural. El escaso aumento de la productividad, del área de siembra y de la asimilación de
tecnologías recayeron sobre los cultivos comerciales exportables, pero en las producciones de la
agricultura campesina (no transables) se mantuvo el manejo tradicional y poco tecnificado. Es
necesario recordar que es en la agricultura tradicional donde se produce y hoy día no tanto, gran
parte de los alimentos que consume la población y se genera mayor empleo y ocupación de la
mano de obra.
Según la opinión de muchos expertos, el modelo no permitió desconcentrar el ingreso rural ni
influir en la modificación de la estructura de tenencia de la tierra, más bien al contrario, pues
produjo un alto deterioro ambiental y de los recursos naturales por la utilización excesiva de
maquinaria y agroquímicos.
Como consecuencia del modelo de apertura económica que empezó a ejecutarse desde 1992, el
país se vio abocado a una de las crisis económicas más profundas, como sucedió de hecho entre
1995 y 1997, pues la integración en un mercado global más desarrollado en tecnología y con
subsidios a los sectores estratégicos, determinó que grandes volúmenes de productos importados
inundaran el mercado nacional, arruinando sectores productivos industriales y del agro que no
estaban preparados para ese tipo de competencia. La supuesta modernización de la agricultura,
para ser competitiva internacionalmente, aún hoy no se produce, incluso en los sectores agrícolas
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de mayores recursos. Por ello, gran parte de la población que todavía permanece en el medio
rural continúa viviendo en situaciones de exclusión, marginalidad o precariedad, con todas las
consecuencias sociales que esto arrastra.
Fruto de lo anterior y por los problemas derivados del conflicto armado y de tenencia de la tierra,
la agricultura, considerada como una de las actividades más importantes en el medio rural, ha
perdido protagonismo, poniendo en peligro incluso la seguridad alimentaria de todo el país y
facilitando que amplias masas de población migren a las ciudades en busca de un mejor porvenir.
Las estadísticas evidencian que los cultivos considerados transitorios, en las últimas dos décadas.
Estos problemas estructurales, relacionados con la ausencia de políticas integrales para la
explotación de los recursos naturales, la creciente desigualdad en la tenencia de la tierra, los
débiles apoyos financieros, la escasez de alimentos, la pérdida de áreas productivas y las
limitaciones tecnológicas encuentran como factor agravante el incesante desplazamiento forzado
de la población campesina por el conflicto social, en el que actores armados han generado
dinámicas de reconcentración de la tierra, que fortalecen, de manera violenta y dolorosa, el
latifundio cada vez más. En palabras del hoy Senador Iván Cepeda: “primero fueron las
masacres, después las grandes adquisiciones de tierra. Y lo que hoy estamos viendo es la
legalización de esos dominios”.
Dados los problemas mencionados, muchos consideran que es necesario otorgarle un mayor valor
a lo rural, por las funciones cada vez más importantes que cumple para sus pobladores y la
sociedad en general, en lo psicológico, ambiental y por la producción de alimentos. Parten
también del principio de que las condiciones de vida en el medio rural son mejores. Sin embargo,
en la práctica esto sigue siendo un mito, dado que persisten y se acentúan los problemas
estructurales y coyunturales del campo y la dicotomía urbano-rural.
Es necesario modificar no sólo las políticas y relaciones institucionales que inciden en el sector
rural, sino también crear verdaderas estructuras de producción agropecuaria, donde cuenten la
devolución y distribución de la tierra, el apoyo técnico, los créditos y las políticas de mercados
apropiadas, teniendo siempre presente la conservación de los recursos naturales y del ambiente.
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Se trata de que la sociedad entienda que es necesario revalorizar el campo y mirarlo como un
sector importante para el bienestar social, económico y ambiental del país.
Ahora bien, sin dejar pasar por alto los factores socioeconómicos que tanto afectan al
departamento del Quindío por su funcionalidad y trascendencia, razón por la cual se traen a
colación, es claro también que no puede concebirse el desarrollo rural no puede ser concebido sin
una educación pertinente pues esta es la clave que impulsa al cambio y al progreso técnico y
posibilita las oportunidades laborales.
Como argumentaba Durkheim (2006):
“La educación usada en una determinada sociedad y considerada en un momento determinado de su evolución, es un conjunto de prácticas, de maneras de hacer, de costumbres, que constituyen hechos perfectamente definidos y que tienen la misma realidad que los otros hechos sociales. No son, como se ha creído durante mucho tiempo, combinaciones más o menos arbitrarias y artificiales, que no deben su existencia sino al influjo caprichoso, de voluntades siempre contingentes. Constituyen, por el contrario, verdaderas instituciones sociales. No existe ningún hombre que pueda hacer que una sociedad tenga, en un momento dado, un sistema de educación diferente de aquel que su estructura supone.”
Para este autor, el hombre se compone de un ser individual que se refiere a sí mismo y a su vida
privada y un ser social que se expresa de manera colectiva en el grupo donde vive. La educación
tiene como fin crear este nuevo ser social y su objetivo final es conseguir que el individuo se
asemeje al ideal de hombre labrado por la sociedad.
En algo concuerdan Kant y Durkheim y es que la educación consiste en la transmisión de
conocimiento de una generación a otra, de los adultos hacia los jóvenes.
Afirmaba Sócrates “La educación es algo que se enseña a cada persona lo que es. Comparaba la
tarea del educador con la de las matronas. El maestro prepara el terreno para que cada uno “para”
(dé a luz) lo que tiene dentro”.
Desde la antropología cultural de la educación, la pregunta latente es ¿cómo unas generaciones
educan a otras? Hablar de educación rural es hablar de tradición, transmisión generacional,
costumbres, necesidad y pertinencia. Pero también es hablar de la poca cobertura educativa que
tienen los sectores rurales.
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Las políticas educativas son indiferentes ante la situación rural. Las miradas gubernamentales han
tenido puesta una venda respecto a las propuestas que harían de las regiones espacios realmente
productivos.
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