Privatizar el Petróleo y Gravar a los Pobres

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Siempre! 56 30 de octubre de 2011 Economía política Magdalena galindo E l Foro México Cumbre de Nego- cios, que de alguna manera intenta ser una cumbre de Davos del sub- desarrollo, ha servido para conocer algu- nas propuestas de los empresarios que supuestamente van dirigidas a enfren- tar los problemas de la economía mexi- cana que tiene ya décadas en las que sólo alterna el estancamiento con etapas de agudización de la crisis. Ciertamen- te, aunque ninguna de las propuestas ahí manifestadas constituyen vías para resol- ver los males económicos, la verdad es que resulta útil para conocer las posicio- nes ideológicas de los participantes y so- bre todo las líneas políticas que planean los empresarios para defender sus inte- reses. Entre las propuestas, dos llaman es- pecialmente la atención. Una, la del ex secretario de Hacienda y ex gobernador del Banco de México y hoy alto ejecuti- vo de Banorte, que sugiere la reforma fis- cal más regresiva y abusiva en contra de los trabajadores y a favor de los empre- sarios, a través de aumentar —dice él a altos niveles— el impuesto al valor agre- gado, que es el que grava el consumo, esto es que pagan por igual pobres y ri- cos, y en cambio reducir el impuesto so- bre la renta que es el que se fija de acuer- do con los ingresos de cada quien, o sea que pagan más quienes tienen más in- greso y menos los que reciben menos. Dicho de otro modo, lo que propone Gui- llermo Ortiz es gravar a los pobres y des- gravar a los ricos. La otra propuesta notable es la de En- rique Peña Nieto, aspirante a ser el can- didato presidencial del PRI en las próxi- mas elecciones, quien, al igual que el ex embajador de Estados Unidos en Méxi- co Jeffrey Davidow, incitó a modificar la Constitución para permitir la participa- ción de las empresas privadas en la ex- tracción y refinación del petróleo. Ambos se refirieron a la disposición constitucio- nal que otorga la exclusividad del Estado en la explotación del petróleo, como si se tratara de un tabú o de un asunto mera- mente ideológico que requiere de auda- cia para abandonarlo en aras de la efica- cia económica. No es así. El petróleo está reserva- do para la explotación exclusiva del Es- tado, en primer lugar porque se trata del recurso natural más importante del país y se busca excluir a las empresas extran- jeras con el fin de que las ganancias ge- neradas en ese sector no se conviertan en botín llevado al extranjero, con la con- siguiente descapitalización para México. En segundo lugar, se excluye también a las empresas privadas nacionales, con el objetivo, igualmente económico, de que esa riqueza natural, que, repito, es la ma- yor del país, sirva como palanca para el desarrollo, ya que se trata del energéti- co más importante, y en consecuencia de un insumo para todas las actividades económicas. Ese papel lo cumplió con creces Pemex durante el proceso de in- dustrialización del país y lo cumple hoy apoyando el conjunto de la economía. Al margen de los errores o corruptelas que se cometan en el interior de la paraesta- tal, lo cierto es que la orientación gene- ral de Pemex no se rige por la ganancia inmediata, como en cualquier empresa privada, sino por las funciones que debe cumplir respecto de la economía en ge- neral y del propio Estado en particular. También la propiedad y explotación exclusiva del Estado permite que las ex- portaciones petroleras, que todavía si- guen siendo las más significativas del país, actúen como la fuente más impor- tante de obtención de divisas, es decir de dólares, para financiar las importaciones necesarias para la actividad económica y que no sean apropiadas por empresas extranjeras que finalmente las envían a su país o por empresarios privados nacio- nales que también suelen preferir inver- tir sus dólares en el extranjero. Basta ver las cifras recientes de fuga de capitales. Finalmente, la propiedad y explota- ción estatal constituye una fuente impor- tantísima de ingresos para el Estado, que de esta manera puede cubrir gastos sig- nificativos, ya sean de orden social o de impulso a la propia economía. Las razo- nes de exclusividad del Estado en la ex- plotación del petróleo no son pues sólo ideológicas, sino fundamentalmente eco- nómicas y en interés de la nación. Propuestas de la Cumbre de Negocios Privatizar el petróleo y gravar a los pobres Privatizar el petróleo y gravar a los pobres Fotografía: Agencia El Universal

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Siempre!56 • 30 de octubre de 2011

Economía políticaMagdalena galindo

El Foro México Cumbre de Nego-cios, que de alguna manera intenta ser una cumbre de Davos del sub-

desarrollo, ha servido para conocer algu-nas propuestas de los empresarios que supuestamente van dirigidas a enfren-tar los problemas de la economía mexi-cana que tiene ya décadas en las que sólo alterna el estancamiento con etapas de agudización de la crisis. Ciertamen-te, aunque ninguna de las propuestas ahí manifestadas constituyen vías para resol-ver los males económicos, la verdad es que resulta útil para conocer las posicio-nes ideológicas de los participantes y so-bre todo las líneas políticas que planean los empresarios para defender sus inte-reses.

Entre las propuestas, dos llaman es-pecialmente la atención. Una, la del ex secretario de Hacienda y ex gobernador del Banco de México y hoy alto ejecuti-vo de Banorte, que sugiere la reforma fis-cal más regresiva y abusiva en contra de los trabajadores y a favor de los empre-sarios, a través de aumentar —dice él a altos niveles— el impuesto al valor agre-gado, que es el que grava el consumo, esto es que pagan por igual pobres y ri-cos, y en cambio reducir el impuesto so-bre la renta que es el que se fija de acuer-do con los ingresos de cada quien, o sea que pagan más quienes tienen más in-greso y menos los que reciben menos.

Dicho de otro modo, lo que propone Gui-llermo Ortiz es gravar a los pobres y des-gravar a los ricos.

La otra propuesta notable es la de En-rique Peña Nieto, aspirante a ser el can-didato presidencial del PRI en las próxi-mas elecciones, quien, al igual que el ex embajador de Estados Unidos en Méxi-co Jeffrey Davidow, incitó a modificar la Constitución para permitir la participa-ción de las empresas privadas en la ex-tracción y refinación del petróleo. Ambos se refirieron a la disposición constitucio-nal que otorga la exclusividad del Estado en la explotación del petróleo, como si se tratara de un tabú o de un asunto mera-mente ideológico que requiere de auda-cia para abandonarlo en aras de la efica-cia económica.

No es así. El petróleo está reserva-do para la explotación exclusiva del Es-tado, en primer lugar porque se trata del recurso natural más importante del país y se busca excluir a las empresas extran-jeras con el fin de que las ganancias ge-neradas en ese sector no se conviertan en botín llevado al extranjero, con la con-siguiente descapitalización para México. En segundo lugar, se excluye también a las empresas privadas nacionales, con el objetivo, igualmente económico, de que esa riqueza natural, que, repito, es la ma-yor del país, sirva como palanca para el desarrollo, ya que se trata del energéti-co más importante, y en consecuencia de un insumo para todas las actividades

económicas. Ese papel lo cumplió con creces Pemex durante el proceso de in-dustrialización del país y lo cumple hoy apoyando el conjunto de la economía. Al margen de los errores o corruptelas que se cometan en el interior de la paraesta-tal, lo cierto es que la orientación gene-ral de Pemex no se rige por la ganancia inmediata, como en cualquier empresa privada, sino por las funciones que debe cumplir respecto de la economía en ge-neral y del propio Estado en particular.

También la propiedad y explotación exclusiva del Estado permite que las ex-portaciones petroleras, que todavía si-guen siendo las más significativas del país, actúen como la fuente más impor-tante de obtención de divisas, es decir de dólares, para financiar las importaciones necesarias para la actividad económica y que no sean apropiadas por empresas extranjeras que finalmente las envían a su país o por empresarios privados nacio-nales que también suelen preferir inver-tir sus dólares en el extranjero. Basta ver las cifras recientes de fuga de capitales.

Finalmente, la propiedad y explota-ción estatal constituye una fuente impor-tantísima de ingresos para el Estado, que de esta manera puede cubrir gastos sig-nificativos, ya sean de orden social o de impulso a la propia economía. Las razo-nes de exclusividad del Estado en la ex-plotación del petróleo no son pues sólo ideológicas, sino fundamentalmente eco-nómicas y en interés de la nación.

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