Problemas de una Cultura Matriotera- Gabriel Zaid

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ciona a Marx en su Hhtorb de h filosofta, L¡ señora Joan Robinson, en su Int¡odrccün ¿ la economía tw xfuta, da testimonio de que había un desconocimiento semejante en los medios académicosdedicados a la eco' ,,o-í.. Sería relativamente fácil documentar la misma situación en ot¡os cr¡mltos, y hasta hacer un análisis esta- dístico de cómo fue aumentando la frecuencia con que Marx es cimdo, siguiendo, ¡nr eiemplo,.los métodos de Robert K. Merton en Tbe Sociology of Scimce, o loo de Thomas S. Kuhn en L¿ estr*crrrd de la¡ ¡euolrcio¡tcs cientifica¡, para el estudio de cómo Marx "llegó" académi- czunente. Que los bonos de los autores suban y Figtt' ar¡nque to óbt" siga siendo la misma, es r¡n fenómeno que puede parecer lamentable Pero qu9 o<iste, nos Suste o no nos guste. Sartre era citadísimo hace veinte años y, en ese ientido, lleva años de V^iu. Sin embargo, no- ha cambiado un punto ni una coma de sus grandes libros y sigue escribiendo cosas imponanrcs. Mientras tanto' Mar* ha subido. ¿Hay alguna razón Par¿ suPonerque Marx se quedará en el apogeo acn¡al? El señor Noriega no ha dado una sola. r62 t63 PROBTEMAS DE UNA CULTURA MATRIOTERA L, Nacionali¡mo¡ c*ltuales y geográlicos ¿-Qué nos parecería que un grupo guatemaltecq de acue¡- do con otro mexicaoo, enrrará a-Mexico (o al rerr6) e intentara dar un golpe de estado? Esto sucede en el mundo árrbe, sin que se ofenda el nacionalismo de nadie. Un miembro del Baat en Siria se siente más baa- tista sirio que sirio baatistq y tan árabe como un baatis ta jordano, I¿ estrechez de su patriotismo se mostmría" no con ¡espeqo al lugar de nacimiento, sinq ¡nr ejem- plq rechazando la arabidad de un á¡abe cristiano Los árabes consideran sus diferencias en términos cul- turales. Nosotros en términos geogrrificos, hasta el eftrre- mo de asumir identidades culrurales a partir de identi- dades _geopolíticas: la mexicanidad, la guatemaltequidad, etc. ¿Cómo explicarlo? Tal vez porque "los primeros me<icanos" (corno se llama un libro de Fernaodo Benltez) no fueron los in- dios, ni los conquistadores, ni los mestizoq sino los criollos, y porque ellos, los fundadores de un "¡sss¡¡ss', nacional asumible y transmisible hasta hoy, cometbron nuesuo "pecado original" cultural: una identidad nacio- nal constituida por referencia ¿ la tierra de origen- El "¡)ecado" se entiende. ¿Qué diferencia cdt*¡al podfan Tumir como propia los primeros moricanos? ¿Qué ¡e- ferencia constitutiva tenían ¡nra decir ,rosorlot f¡ente a lu otros, es decir: los advenedizos peninsulares que $e guÍan llegando, sino el mé¡iro o el ¡rcado de haber na- cido aqul o allá? Ya en la Relación de Dorantes (L6É),los criollos se identifican como de aguí frente a los de allá, adopando un gentilicio aborigen, en el conocido soneto s¿rírico: Vicne de Esparu por el ttur salobte a ,rr.etfio mexicano domicilio. . .

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ciona a Marx en su Hhtorb de h filosofta, L¡ señora

Joan Robinson, en su Int¡odrccün ¿ la economía twxfuta, da testimonio de que había un desconocimientosemejante en los medios académicos dedicados a la eco',,o-í.. Sería relativamente fácil documentar la mismasituación en ot¡os cr¡mltos, y hasta hacer un análisis esta-dístico de cómo fue aumentando la frecuencia con queMarx es cimdo, siguiendo, ¡nr eiemplo,.los métodos deRobert K. Merton en Tbe Sociology of Scimce, o loode Thomas S. Kuhn en L¿ estr*crrrd de la¡ ¡euolrcio¡tcscientifica¡, para el estudio de cómo Marx "llegó" académi-czunente.

Que los bonos de los autores suban y Figtt' ar¡nqueto óbt" siga siendo la misma, es r¡n fenómeno quepuede parecer lamentable Pero qu9 o<iste, nos Suste o nonos guste. Sartre era citadísimo hace veinte años y, enese ientido, lleva años de V^iu. Sin embargo, no- hacambiado un punto ni una coma de sus grandes librosy sigue escribiendo cosas imponanrcs. Mientras tanto'Mar* ha subido. ¿Hay alguna razón Par¿ suPoner que Marxse quedará en el apogeo acn¡al? El señor Noriega no ha

dado una sola.

r62 t63

PROBTEMAS DE UNA CULTURAMATRIOTERA

L, Nacionali¡mo¡ c*ltuales y geográlicos

¿-Qué nos parecería que un grupo guatemaltecq de acue¡-do con otro mexicaoo, enrrará a-Mexico (o al rerr6)e intentara dar un golpe de estado? Esto sucede en elmundo árrbe, sin que se ofenda el nacionalismo denadie. Un miembro del Baat en Siria se siente más baa-tista sirio que sirio baatistq y tan árabe como un baatista jordano, I¿ estrechez de su patriotismo se mostmría"no con ¡espeqo al lugar de nacimiento, sinq ¡nr ejem-plq rechazando la arabidad de un á¡abe cristiano

Los árabes consideran sus diferencias en términos cul-turales. Nosotros en términos geogrrificos, hasta el eftrre-mo de asumir identidades culrurales a partir de identi-dades _geopolíticas: la mexicanidad, la guatemaltequidad,etc. ¿Cómo explicarlo?

Tal vez porque "los primeros me<icanos" (corno sellama un libro de Fernaodo Benltez) no fueron los in-dios, ni los conquistadores, ni los mestizoq sino loscriollos, y porque ellos, los fundadores de un "¡sss¡¡ss',nacional asumible y transmisible hasta hoy, cometbronnuesuo "pecado original" cultural: una identidad nacio-nal constituida por referencia ¿ la tierra de origen- El"¡)ecado" se entiende. ¿Qué diferencia cdt*¡al podfanTumir como propia los primeros moricanos? ¿Qué ¡e-ferencia constitutiva tenían ¡nra decir ,rosorlot f¡ente alu otros, es decir: los advenedizos peninsulares que $eguÍan llegando, sino el mé¡iro o el ¡rcado de haber na-cido aqul o allá?

Ya en la Relación de Dorantes (L6É),los criollosse identifican como de aguí frente a los de allá, adopandoun gentilicio aborigen, en el conocido soneto s¿rírico:

Vicne de Esparu por el ttur salobtea ,rr.etfio mexicano domicilio. . .

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Y este nosotrot de ,rnctt¡o mexicano domicilio a elque se ha riansmitido hasta la fecha. Cu¿ndo decimos"nosotros, antes de que llegaran los españoles", impli-cando un nosotros ransmitido desde el nosotros que asu-mían los indígenas, decimos una falsedad histórica, por-que tal transmisión no ruvo lugar. La frase de CarlosPellicer: "Los españoles nos trajeron su cultura, no lacultura", esrá bien corno negación de una arrogancia"Irero recurre a un "nos" imposible: el sujeto del "nos"no es un indio frente a un conquistador. Los indios, aplassdos sucesivamente por los conquistadores, los criollosy los mestizos, no han vuelto a abrir la boca. Quien ha-bla es un ¡nestizo que se affoga las glorias de la culruraindígena contra los españoles que se arogan las glo-rias de los conquistadores.

Olvidamos fácilmente que en el siglo xvl los indioseran millones, y que estuvieron seguros de su culurahasta el momenro de quedar derroados y en un estadode sboch cultural: impotentes, dudosos, subordinados;mienuas los españoles eran miles, también seguros desí mismos, y más aún por la Conquista, lo que les daba,no sólo frente a los indios sino frente a Europa, unaarogancia (entonces justificada) que los hacía sentirselos protagonistas de la expansión del mundo: unos nue-vos romanos. Los mestizos nacidos de la C.onquista em-Irzaron también por ser muy pocos, p€ro desam¡nrados,resentidos, sin identidad. Pasaría mucho tiempo antesde que llegaran a constituir la gran mayoría, a perder,no del todo, sus sentimientos de inferioridad y a hacersecargo de Merico. Nosot¡os no fuimos, para em¡rzar, in-dígenas ni españoles ni mestizos; aungue esto últirno,simbólicamenre, Fuezca lo más bonito, y corres¡nndaa un hecho posterior. Nosotros he¡nos llegado a sermestizos mucho después, en un momento del siglo pa-sado.

2. Nacionalismos paternales y rnaternales

Así como los anuo¡xólogos bablan de siste¡nas de pa-

rentesco rnatrilineales o patrilineales (por vla marerna1-qaterna) y se reconoce (en el lengüaje mfticoj-Lelefnento marernal en la fertilidad dá h derra y nnopaternal en las obras de la cultura (E¡ich fró_'_. ¿¿lengtaie olaid.ado; Johan Jakob B*i;¡; ¡wl*',")áigian and. morber r;gbt¡ püdier" habiarse-á.-;fi;";i;mos matrioteros y patriotéros, correspondientes

" i" o".hemos llamado naiionalism., i"i*I"lJ;-;ü;fr:;.

Nuestro nacionalismo ha sido mauiotlro- d".sde ,..ong_el. criollo. (Detaile

_significativo: el mayor i"r"l.en México es la "mentadJde madre,,, mieníÁ ñ;-i"gfen¡a patrilineal no está acuñada ei el ,.p.*oiü J.insultos, como lo está en árabe, donde o á".fr"

-*t

insultante ofender al padre que a la madrei- I." *"1plantea una dificultad- en el:orden d. t úiftr,4 q".(simbólicamente) es parernal. Una cultura -urrioráiuresulta conflictiva en J-us.propios términog i*piL"-"""

especie de nacimiento de- lá n-ada, .rrr" orfád"d';;r.*;,simétrica al nacimienrc de Atenea, que ..rro

*voLár.-(otro insulto g_rave en México) '$rque

nació del ce_reDfo cle ¿€tJs. La cultura mexicana no nrvo padre, comoel Niño. Dios, hijo di una virgen purísima, ; .;;;;-tos.mexicanos que han venido át mundo huérfanos d,

""padre tantasmal. Tiene por eso una doble ..fijación,,: elpadre ausente y la teta materna.

A esta doble dificultad corresponden tanto el ..apa_sionado y secreto amor a Españi,' <Oo"rio

-p-) ;;se siente mejor con.una- ruptiua de ielaciones-dú;;:

ticas, por el temor (realista) de ¡rrder l" ¡d."t¡á.J ála entrega, como la idolatría gágráfic q";-h;;; üffear a todo mexicano gue se respetg a h ér-nana de es_tar fuera de México, por el t

-L (realista) ¿, p.r¿o

la identidad y el arnigo si no alarga la trompa d;;iñ;que se nutre como unas raíces que buscan la tierra: úom_pas de la botella de tequila qoé se [eva hasta el fin delmundo, de la Canción Mixteca que se canta veinte vecesseguidas,-de-los pucheros de llanto por la tierra más ..atoda madre" del mundo.

Esta Pauia Maternal, de pechos siempre disponibles,que nos permite ser chípiles y desobligaáos, ,. tporr"

"r6,

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la Madre Patria altiv¿ que inhibe nuesrros sentimientos,corno la nan¡-india se opone a la madonacriolla en losdel mexicano, según varios análisis. (Uno de ellos,por cierto, que coincide, sin saberlo ni proponérselo, ¡rorestar completrifnente al margen de la literatura al respc-to, es el análisis de un ¡nciente mexicano en Los An-geles derrito por Fritz Kunkel: In ¡earcb of matuity).¿Y el padre, a todo esto?

El padre es la identidad rechazada. Al definirse porla referencia ¡narernal, los criollos establecen un patrio,tismo que tiene la ventaja de poder dar cabida y hacermexicanos a todos los aquí nacidos: indios, mestizos yhasta descendientes de nuevos emigrantes; pero que tie-ne la desventaia de hacer confusa la situación parerna.Hay en la hisroria de México una novela en busca delpadre perdido.

¿Cuál cultu¡a es la nuestra? La cultu¡a indígena nossigue siendo extraña en los únicos términos que impor-tan Frra el caso: nos ¡esulta poco habitable. Todavía hoyque la estudiamw y la ensalzarnos, lo hacemos cómo-damente insmlados en otra cultura. No son los indioslos que han sftlo indigenistas. Somos nosotros los quepodemos olvidar la confusión y la angustia de un mun-do que se hunde (hasta físicamente: un siglo despuésde la llegada de los españoles, la población indfgena sehabía reducido a rnenos de la mirad).

El verdadero "nosotros" indígena diio su últirna pala-bra en el siglo xvl (Miguel león-Portilla, Vhión delos oencidos) z

En los caminos !6cen dmdot roros:los cabellos están etparcidos,Destecbdas están las casat (. . .)I.at paedes'mancbda¡ de sesos (. . .)Golpeábamo¡ la¡ mt lot de dobeen naestra msiedad! not qrcfuba por bereacia*¡u red de ag*jerot (.. .)üord, enigos mlos,terrc¿ crrrerr¿i¿o qtc con estos hecbos

bcmos p*dilo h ución mcxicena.

fiittr^ qse- ,ro erar oe¡dde¡o¡ ar.err?o, dioses,N*ol.palabra es ésta, la q*e t.blá;;-po_r ella ettamo, pe*trbáos (. . .) '¿desnrhemos la Z*ig*a regli ¿e-lrAU¿ (...)Es ya ba¡tante qrc líaymoí perdidi, ' " "qs,e se nos ltaya q*itado,qrre te not baya impedido,rt¿etrlo gobietno,

_, Lo¡ier9o es que tos-indios después de lJll nohan sidonr votveran a ser-nadie. No aceptar esto es imponerlesuna forma de coloniaje disfrazJd" ¿.

"¿Á-i"Iifi:*;1l]os los que tiene-n el 'derecho

de ionveairse .n -o-¡."-

nos, no nosotros lo-g Sug tenetrros el derecho d" *";i;como una "reserva" curturar, en Ia cuar ros ü¿7"-lencerrados, pa¡a exhibición iurística a tftulo ¿" p"¿;;de la mexicanidad.Ios indios más valio.,os que han llegado a.dominar losmedios.de expresión r d9 poder de noLua .r*r" t];:rez y Altamir*o, por ejeinplo) no han tratado ¿..r.r.raurar el poder indígena sinb de abrirles p.*-; I; ñdios restantes Dara {.ue abandon"r, * cokü" i;;;deren de ora m¿s o¡"ble.Sin ernbargq la cultua indígena fue y es suficiente_

T:nt-" irnpormnte para ejercer e[ espejismó ¿. "ü-i".fr-"rg"d

posible. Era sumam.nr. ¿o."'ui". -úili**

más normal, sobre el modelo europeo: integración- áeorígenes culturales y- geogáficos. plo este euro¡rísmoindigenista en los.c¡¡oiloJdel siglo xv[r, que lleva Iacultura_indígena_al rango de ..palado clásicj, (t"i, Vi-lloro, Los grundet momentos Zet nd;geil*o'T ui-xicc), tiene más eficacia cuando lo asurnen los mestizos.

At¡ibuirse. un- -padre fabuloso p"r" .olij"* ;;;;p¿ternidad- mítica, no sólo p.r-it rehazar l"

-n"t of.sino adquirir una tegitimidad inaccesible p;ü;J

Ilos, y hasta para los-indios, simplemente üados p"r;;c¡rso.

Negar a los padres carriales, y sobre todo al ¡ndre,

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para asumir una filiación rnítica, enaltecida ¡ror vía ma-ierna (la mismísirna Virgen María, "cotno no lo hizocon ninguna o$a nación", aParece ante un mestizo); lanoble filura de Cuauhtémoc, de Nezahualcóyotl,- de todoel sacro panteón indígena, corres¡ronden a ora situación:la que describe Otto Rank en El nito del nacimientod.el-béroe. Y un héroe estaba naciendo, un nuevo [ler-sonaje estaba necesitando una constelación protectora dediosá para sentirse autorizado a dominar la escena: elmestizo, antes huérfano de ambas culcuras, corno un nue'vo protagonista de la vida nacional. Es al mestizo a quienle ionve-nía, frente al criollo, afirmar una filiación gueéste no podía asumir de la misma forma. De un gol-q:( ¿de estado cultural'/ ) el mestizo reivindica su anomalíay

-desplaza al criollo, nuevo anómalo huérfano. i{ S-uepna"tnid"d poclía éste acogerse, sin

- PÍrsar a segundo lu-gar? Frente a los peninsulares sería un español .dt t9-

lunda clase. Frentd a los fnestizos, un hiio adoptivo deIos Primeros Padres indígenas. Los papeles se invienen:la filiación legítima es la mestiza; los arrimados son loscriollos. (Hasta la fecha, como dijo acertadarnente unpolítico dolido, es miás fácil que un ."friio de la.chinga'ia" llegue a presidente, 9u€ un hiio de español)'.

Si se-considera el efectó demográfico a üavés del cuallos mestizos fueron cad¿ vez más numerosos' frentg a

los criollos, gu€ nun@ fr¡eron mayoría, y que jnevj-tablemente

-qoid"b"tt caracterizados como una minoría

en el poder de las tradicio¡es culrurales dominantes; y

t. cottiid.ta que los criollos consr¡maron la ruptura conla fuente de esa tradición, y devaluaron precisamentelo que les daba un ascendieote Paterno, resulta que los

crioilos, por su forma de asumir el nosotros, tuvieronq.r. .o-p"rtirlo con los que hasta entonces habían sido lostrl¡os aaoptivos cle puni d. padre, Pero qu!- habitaban

su culura, usaban su lenguaie' etc- Los criollos se con'

denaron a sí mismos a ¡rrder la legitimidad y a <¡uedar

anegadc en un ,rosouós de referencia materna, en el

cuai seguían siendo una minoría, ¡rro ya sin raz6n gnra

mantenéf su ascendiente.Se ha dicho que la C-onquista la hicieron los indios

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IIII\ (los tlaxcaltecas que ayudaron a C.ortés) y la Indepen-

dencia 19¡. espa{9les (los criollos qoe ro-iieron .oi, l"metropoli). Pudiera agregarse que de esti manera locriollos preparan la escena para que el tercer acto sea delos mestizos. Son intelectuáles criollos del siglo xvfir,los que se enfrentan al problema de constituir irn ..noso-tros" culrural. propio, seguros de sí mismos como parahablarse de tu con la inteligencia eüopea. Son criólloslos que dan el Grito de Indépendencia.- Son criollos losque preparan, sin saberlo, la escenografía cultural pranque los mestizos se sientan los dueñoi de Ia casa.

A principios del siglo xrx, al consumarse la Inde_pendencia, se presenta con más fuetza el fantasma delpadre ausente. Los mestizos monárquicos, liberales oconservadores, todavía con mentalidaá criolla, disputaninrerminablemente sobre la nueva fundación áe U'er<¡coy la forma constitutiva de llevada a cabo. para recha_zar la paternidad de España, se busca una ambivalen-te lealtad a Fernando VII, la constitución de una mooar-gyia propia o la importación de una eurollea. para estoúltimo se busca una Francia ideal, que dñpone ademásde las fuerzas militares_ para que el

-ascendiente ¡xúerno

gengl una fuerza rcal. La lucha entre cons€rvadoies y liberales es una lucha entre hermanos de

""" Á¡,r*"

rnadre,_que tratan de imponer filiaciones parernas opues-tas' tdas fantasmales, p€ro no por eso

''renos neces]arias

para la propia identidad.

-Naturalmenrg no fue la ayuda de Huiailopochtli la queechó a los franceses, sino la ayuda de los Biados Unidos.Y hasta recienremente hemos seguido esa llnea de bus_car sacudirnos una¡r tutelas con otras. Francia contraEs-paña; Btados Unidos contra Francia; coqueteos haciaAlemania y Rusia contra Estados Unidoi. y contra todos,por supuesrq y en especial contra Estados Unidos, laafir¡nación de una cultura "propia" Gaz6n por Ia cualtodo "valor" local acaba siendo

-reclutado po, t" cultura

oficial grrra la defensa de. la patria).

. nlg sin mengua- de que sigamos practicando un na_cionalismo maternal gue nos i¡rve ¿e refugio. Nuestropoco treso frente a las grandes ¡ntencias y iuestro ..¡r_

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cado original" cultural nos hacen identificarnos más fá-cilmente con las figuras vlctimas, con las actitudes de-fensivas y resentidas, con los hijos a quienes se les debe,más q-ug con los padres que deben o con las figuras res-ponsables e independientes, ya no digamos ex¡ransionis-ras o agresoras. Brasil, por ejemplo, que no tuvo nuestro"trauma de nacimiento", se comporta frente a ponugalcorno un hijo segr¡ro de si más fuerte que su padre,y hasta guizá heredero de su vocación imperial. Es decir,como se sentían nuesúos criollos del siglo xvru. QueMéxico se apodere de Belice, como la India se apoderóde Goa, o los Estados Unidos de Texas, no es inconcebible en términos de poder, sino de "lógica dramática":no encajaría en el papel de víctimas impotentes, gu€sentimos que es nuestro verdadero papel.

De Ia misma mane¡a: la identificación con las víctimas nos ha estorbado para exportar. Esa otra forma deagresividad que es la exportación, ha empezado máspronto en los sectores económicos 'triollos" (como elsector primario; o la industria del libro, dominada porextranjeros o hijos de extranjeros; o las zonas criollas delpafs). Se requiere una orientación rnenos ensimismadapara exportar. Lt geogrúía económica criolla es una casacon vista al mundo externo y en particular a la metró,poli: la capital está a la orilla del mar, a donde conver-gen los ferrocar¡iles, carreteras y rfos que sirven paraexportar, Sin el peso cultural indígena de México, sucapital hubiera sido Veracruz, como La Habana, Monte-video, Buenos Aires. Pero México tenía su propio centrometropolitano indígent, y tan poderoso que la sobera-nía del centro metropolitano español no se hubiera im-puesto sin someterlo. A su vez, el centro de México,después de la Independencia, tuvo que imponerse sobrelas tendencias centrífugas de las regiones que tenían unaeconomía criolla, orientada al comercio externo, hastaque la itnposición cenúal, corno antes la azt*a, hizo quela ciudad de México se volviera el verdadero mercadode "exporración" y la metrópoli de las regiones internas.(Quienes señalan el carácter "reaccionario" de NuevoLeón y de Puebla, asimilár^dolos, por su resistencia al

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espfritu "fevorucionario" del cenüo, no ven ra g¡an di-fe¡encia que hay entre un estado l'iJd-iiü?i,;;"es Nuevo Leon. y un estado .iiJio conservador corno q,Puebla, al menbi

ryr_ b q;g-ir"* "f

poder tocal. El in-dependentismo de- Nuevd ú;-; parece m¡ás ar deYycalán, que siendo un .r,"¿" -;iz.á

_"y"-Jr"" alliiil p.r u,r.ra economía cr¡oilaliberal, h'asta-;l;;;.de rener no solo una minoría educada ; ;r-.;;¡tr..,grandes exportaciones, sino p*rrorro de tecnologíapropia y hasta de auonomL prfiiü como Texas. Dife-rencia

$portante¡ lexas * p.rdi¿ y Nuevo Ieón hamanrcnido cierrc independent¡_o pactando .orr I;;deres centrares. yuca.?n iu. *-..i¿r pr; ñ.ilri yvive hasta Ia fecha, no, sin ,*ii, á" el sentimiento deser una colonia vencida y. exptotada. D.r;h. ;ü;'ifl*_tivo: ningún yrrcateco t "

il¿, pi.r¡¿ente de México )¿Seguiremos con esas .,fijac'iorres-,;i"¡i-;;;:r""

afrontemos al fantasma p"teáo, ¡nientras no integremossu rcmbra negativa, m¡enras ;;;pia paternidai, comg hijos -de

;#:3Tr#f;"i#frl-Ia1 narricjdios creadoroi- *"iar,

"l l*-rse contra erfanrasma del uadre, se destruye 'r;" ¡G;ñ;il;estorbaba a dos Tres h,rmanoi

-pur" .rr.orrtr¡üse cornopersonas, no papeles dramáticos.

3. Ser bijtts de nr¿eÍrrat ptopias obras

No somos hiios de España, sioo del Siglo de Oro, gue esdisrinto. Como los peruano¡ o_ Ios gspañoles. ¿Cómo va-mos a conceder que .ualquier abarroterq por habernacido en España, sea el p"¿t"-d;l; mexicanos? peroeso hacemos cada vez que-frente u i.ro,,

C""¿"-;;;;;"nuestro" Cuauhtémoc. ¿eué ha hecho ese señor, o nG.sorros, para rnerecer el Siglo de Oro o Ia cultu¡a i"¿ü._na? En el orden de la .Iltur" * n*;r;;;;á-,";;herencias por vía territorial. affonso-ñ.eyes fue más due-ño d5l Siglo de Oro que millones de españoles. Así como¡nuchos amropólogos extranjeros son más dueños de laculrura indígena que milloáes de *.*ic"ror. ¿é"É";

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son los descendientes de Sócrates? ¿Los filósofos euro-

Eeos, o los gulas de turistas de la Atenas actual?^

En utt teito impulsivo y generoso (el prólogo.a Loscond,enad.os de la iiena de Franz Fanon), Sartre incurreen el mismo equívoco sobre la cultura, aunque del otrolado. Asume la historia desde Grecia y Roma comosuya: es decir se siente el papá de

-los africanos, aunque

,.u putu darse golpes de pecho antifa¡iseos, y -declararse,

como europeo, un mal i^Pi, tal vez salvable Por. sushijos africinos. IJno no is¡reraría-qu9 un europeo inte-ligente creyese que la cultura es de los eurol>eos' -y

qu:

piu t "gut'la

opresión europea hubiese que negar la cul-

lura "euro¡lea" e inventarse otra. Hay que negar t:upropiedad, qoe es distinto. I{"y qY" negarse a pagar laienia de oti" c"tu que es de todo homb¡e que se laapropie. Y hay que ampliar, ajustar, reconstruir, innovar,rigdt las propias necesidades, sin pedide permiso-

^. ! '

dá Necesiia¡ios hacer nuestro a Sócrates y hacer habita-ble pata nosotros la antigüedad griega: "anacronismo"qo"'t" reprochó a Reyes y que hace viva la obra deNieasche o de Heidegger.

Ni para apropiarse sus mármoles o manuscritos, pen-saron iot

"oiop.os en pedide permiso a los nativos de

Grecia. Y eso lo vemos como un despoio' no cofno unasumisión europea. ¿Por qué entonces no vemos -a Reyescomo un conquistador cuando se apropia a Góngora,Goethe o Mallarmé?

Los europeos no pueden ayudarnos porque no se han

curado de ius propios compleios de papás, buenos omalos. Pero nosotros les hacemos el iuego con nuestrasdependencias sumisas o rebeldes. ¿Cómo es posible que

¡a est¿rs horas!, haya quien saque a relucir, por eiemplo,

a oropósito de un mal servicio municipal, los vicios que"n;s"'traieion los españoles? Es más o menos normalque una "nueva administración" evada reslronsabilida'á., u.,rr"rrdo a la anterior, pero ¡después de cuatro si-glos. . . !

Ya es hora de ser hijos de nuestras propias obras' Re'

chrrzar la paternidad a estas alturas es rechazarnos a no-

sotros mismos, no asumir nuestra historia, no hacernos

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cargo de ella, no fundar, no condnuarr no soñar sicuieracon ¡nodificar a los ¡nismos europeos, interviniendo iomoagenles históricos sobre ellos, no corno objeto de su cu-riosidad o de su aqlauso, Así como Dalio, I-aforguqEliot o Borges, han llegado de Arnérica y modificadá alos europeos.

El sentimiento de ser un hijo abandonado producepalres no reconciliados con la paternidad y que ¡nr lomismo nunca llegan a serlo: siguen sienáo

-hii& queen¡¡endran otros hijos, con frecuencia abandonados. Ro;-per ese círculo requiere perdonar ¿ un fantasma y ¡ler-donarse a uno rnismo el "delito mayor" de haber ,".¡do.Requigr_e asumir nuesrra propia filiación y nue$ra propiapaternidad.

_ Criricamos, con razón, lo que hacen los Estados Uni-dos para ayudar a orros países-. pero ¿qué hacemos noso-rros?

-Si ellos ayudan con el OxVo de un producto na-

cional que- es el mayor del mundo, ino podríamos no-sotros ayudar con una tasa mucho ménor

-"plicada a un

producto muchísimo rnenor, demosrándolei de Daso aIos Estados Unidos cómo hay que ayudar, en form'a inte-Jigente y d_esinteresada? No nós faitaría-el dinerq sinola voluntad de asumir un papel que, al filenor .ír* óegoísmo, suscitaría resentimientos antipaternales. peronuestra madurez nacional no llega a tanto. Nuestra ¡e_conciliación con las figuras parernas apenas llega al buencomportr¡miento de un chico modelo que logra hacerserespetar en la banca interoacional.

En la banca del crédito literario internacional, Alfon-so Reyes fue uno de los primeros en lograr algo seme-iante. Su sentido de la paternidad le ¡rrmiti,ó senrirsehere<lero y legador, un igual frente a los euro¡reos, comose sinricron nucsrros grandes criollos. pero si es ciertoquc su prcscncit fue importante para muchos cspañoles,no llcgó a rnotlificar la literarura curopea como Elior,ot¡o ¿rmericano. Ni siquiera l¿ literatura española tantocorno Darío. Lo cual, apar[e de valores ¡rrsonales, noquede desligarse de circunscancias patrioticas. Aunque|eyes supo aceprar el hecho de ser el hiio de su puare( un personaje histórico), lo que le hizo más fácit

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no tener compleios para apropiarse de Goethe, el Sielode Oro o la cultura heléni-a, nunca se hubiera atreviáo,como Eliot o corno Carnus, a volverse un indiano. Aun-que no tuvo el sentimiento de ser un hiio abandonado,siguió atado por sehtimientos de deber hacia .,la chin-gada": .la figura víctima que es la patria materna. Reyesse-abría paso en Europa con un b¡o poesto en Cuáu-titlán. Las cartas a los "C-onremporáneos-" publicadas ¡nr\liguel $nistrán -Tu€suan, por una pane, la im¡nnin-cia que Reye¡ le daba al sentido de lá paternidad I, poro9¡a, q-ue todo el incidente que provocó el disparo-deA a*eh¿ d.e correo hoy gnrece insignificantg mlás bienun prerexto cargado de significación por Reyes mismo:por sus preocupaciones patrioticas. El sello de la culturarnatriotera se convierte en los mejores mexicanos en unsenti¡nento de vivir en deuda, y, cuando asume formaspositivas, en una preocupación paternal¡ en una ,.X enla frente", expresión de Reyes que transforma, signifi-c-ativamente, "la P en la frente" de los tontos, vfctirnasde- su faralidad, en un sentimiento de responsabilidadcultural.

Esa X incógnita es corno el sello cultural de una .,nue-va patria" ¡ror hacerse; corno la afirmación de una filia-ción-historica que a través de un capricho ortográficonos liga directamente al Siglo de Oro por vía teriitorialmexicana; cofno un embarazoso embarazo: la gestaciónde una minerva mexicana en la cabeza paterni'l de unhombre creador.

4. Y. _sin entbmgo. . .

Porque también hay que reconciliarse con la rnadre geo-grá{ica. Si la mexicanidad, la autoctonía cultural f elnacionalismo geopolítico, son cuentos importados de lamirología europea (como observó Jorge Cuesta), la tie-rra, las montañas, los cielos y su interacción con unapoblación arraigada hace siglos, no son cuentos. poreso Cuesta se equivoca al afirmar que "no hay nada másmexicano que estar desarraigado". Se lo lleva la vuelta

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con que toma el ^insulto de los ..nacioaalisms,,

para oe.gar "mexicanidad', a ese ,-"*¡oolráá;ü?rffi.ü"

ÍTopea y af.itmat en cambio l" .._oi."iidEt-;;l;"desarraigados": er. queg ¿. L¡tor.s rG.dlr¿-nTr" 9.ue,-.a ejemplo-de-Reyes, q"ir" r"[¡" ñ;;i51"exigencia literaria-a igualdad áoit rt euso¡reos. pero nohafia que-llamar_" Cto a.r"ri"igo sino destete.No podemos sino agradu.., &- aumenro geoeral dellltJ:li. exigencia, luoque en un rnornento inicial desca-Irtrque a rantos valores locales. Exigirse .oÁl.i ou.más, no es "someterse a norm* .**Ín¡.r"r-,',t;;ü-menre la única manera de superar J'.;lrrli;; í;;;ñ._tual. r -----

Frq pue¿e resultar más cla¡o en ofta zona intelec_tual:. la. ingeniería. cCómo ;;"; a tener ingenieríapropia si a los ingerüeros -oL**

se les ;¡?.;;nos que a los nacidT eT ora ¡rane? ¿Cómo ;;;-;tener ingeniería T.:l :i "o

erripe""-os por- ocpropiarel cálculo de Néwcon, Io que ya se sabe sobre eI ce_melto' erc.? ¿Esto es ser jnauténtico? Lo ¡""r.¿"t¡.,sería pretender construir con ,ror** def yá ñ;;;;úi;para nosorros urbanismo. ?zt*a, aunque d; d;;; .iorra' como se¡ía inauténtico aplic"i r'soloc¡ones -;"d;;-nas" a problemas gue en esm- tierra ;;;;;;*:"i:;;,supongarnos, corno sucedg que haya ingenieros ;;*i;l:-t,

,n cornp€renrcs como el quC máien ."o.¡¿"-¿.lu.,S, I9.ue, :n ryTr5"taf, por los singulares prolt._*de los suelos de Méxicq hayao tenido-que ¡nientar so-Iuciones que no e¡is¡ían .r, oar" p"r,.. ¿Diremos queesta- ingeniería es la ..ms<ican""? p'oáe d;*";1;i'lF;

h es nr¡fe¡ibfe dectu qo. o ,impl;.ff" ;;-gen¡ena, y que toda la ingeniería es nue$far puesto (¡uela dominamos y Ia desarrólhm", ." l;;;;-"í;1".]Jldora.

,^ !o,-b-o puede decirse de toda la cultura, eD cuantoIa culrura no es algo de un remoto empíreo dir"ci"d"9: I n":"fleza, corno lrarece implicarlo Ui.,¡ d;¡;;El simple hecho de tener que acuñar d"b;p";l;cosas de esta tierra, demuestra lo contLio. y ñ;y q*decir que son palabras eqpañolas, y q;. sería una ridicu-

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lez pasarse el día diciéndolas y no salir de ese vocabu-lario, como si fuera el nuestro. Es nuestr¿ toda la len-gua española. Más nuestra aún (como lo ha señaladoJosé Emilio Pacheco) que para millones de españolesque la aprenden como una segunda lengua, después delcatalán, el vasco, el gallego, etc.

En el prólogo a La poesia mexicana del siglo xx,Carlos Monsiváis ha repetido (habría que investigar elorigen del tópico) que el escritor mexicano se enfren-ta "^ un lenguaje que de algún modo le es extraño yque le ha sido impuesto". Pero no hay más que leer laCaraa a Sor Filotea de Sor Juana para ver desde cuán-do en este país hay quien domina la lengua españolacomo suya, con libertad, humor, inteligencia, y sin elmenor rasgo de vasallaje. El proceso de "vencer, acotta-lar, desollar, incorporat pata siempre a la sensibilidadprofunda de todos los mexicanos" la lengua española esun proceso que no es nuevo, que lleva siglos de existiren México, que sufrió una interrupción im¡rortante en ellenguaje literario, pero no en . el habla popular, y quese renovó por un nicaragüense, gracias al cual L6przVelarde, Reyes o Pxz, se adueñaron de nuevo de lalengua española como suya, y, si se quiere decir, concomillas, "rnexicana". Y habría que p€nsar hasta quépunto Othón y Placencia, ¡nr eiemplo, arraigados en laprovincia, pero alimentados de la Biblia y del Siglo deOro, no reprodujeron por su cuenta el mismo fenóme-no, gracias a que, aparentemente, la lengua españolacontempo¡,4nea puede ser invenada, junto con Darío,siempre que se integren autenticidad, talento para el len-guajq un medio ¡ropular de habla española viva y lalectu¡a de nuestros clásicos.

Tenemos que reconciliarnos con la madre gmgráfica:esta tierra, y con el padre cultural: el Siglo de Oro es-pañol. Esto supone reconocer una serie de cosas.

1. Contra los hispanófilos, que no puede conce-derse a los españoles ninguna superioridad 1nr el simplehecho de haber nacido en España.

2- Lo cual, contra los "autoctonistas", no quiere decirnegar la superioridad, si la tiene, de Fulano español

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sobre Zuano mexicano. Aungue resultc quc cn chro¡STp"s tengamos que rcconocerto con una frccuencirclrfltante.

3. Lo mismo con- -respecto a eutopeos y noneameri_

canos. Lo cual, en último térrnino, {uiere'decir ¡enun-ciar a la norma por la cual no ,o-d, *-p";;bto, yas€a

-Irorque nos crqemos un absoluto aparte; inconmin_

surable, cuyo valor radica eR ser de aqüí; ,'p.rq". ;;creernos inferiores e. incapaces de iguaiar y ñejórar lasexigenc'ias de cualquiel oto parte. No ro-ó, hiÉ de i;;españoles actuales, de los griégos acruales, de tos ,o*"n*acruales, erc.; pero

-rampoco iomos ..niños d¡"¡"J; na-

crdos directamente de Dios padre. somos descendientesy respo_nsables de la cultura occidental, como ror á.-¿t.

j. Nugst¡a. lengua no es el náhuatl, ni ei fati,rl;i;igli.q9, ni el,árabe, aungue sin estas lenguas l" noestra se-ría distinta. Nuestra lengul no llegó ef domingo purJo¡nr lberia dejándonos eñ deuda .oi to, espanoles. A losespañoles a quienes les debemos al¡¡o es á to, d"t ,igtoxv¡. Los rnexicanos del siglo xf somos ran heráe_.ros

y tln responsables de esa herencia cofno los españoIes, cubanos o chilenos del siglo xx. Grvantes io esnueJüo

-porque aspiró a la gubernarura de ,Chiapas y

pudo haber venido: es nuesro porque en esm tie¡ra lle-varnos cuatrocientos años de leerlo én es¡rañol.

5. Vemos nuesúa tierra a la luz de Ia tradición occi_dental, que es la nuestra, no a la luz de Ia tradición in-dígena. Los aztecas no llegaron buscando chile piquín aluropa, ni sometieron a los nativos, ni los hiciiron du-dar del valor de su cultura, ni inveniaron la antropología.

6. Pero mmpoco podemos desconocer qoe ,roóaa lie-rra es nuestfa tiera,. con sg ecología biológica y hnmlr_na, lo^cual incluye las poblacione prehisfruricÁ, rcbretodo si su sangre y sus mitos no hán aeüpareciao. fasalida culrural

- qol .l- "desarraigo" es utópica: no haytal lugar esencial donde la cultura no renga que ver conlos accidentes geográficos o biológicos. peó eitrémese elreconocimienro de esta dependencia y se llega directa-rnenre al racismo. La tierra, cuando por targo tiem¡ncs la habitación histórica de una población, riodula in-

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evitablemente la tradición cultural. pero no más queeso: oüa cosa sería creernos algo apane de los centro-a¡nericanos, por ejemplo. Peor arln: hacer estallar a Mé-xico en distintas naciones con sus propias "cultufas", ma-ya, azteca, etc.

7. Ya ha habido suficientes mexicanos valiosos, res-ponsables, creadores y con uo sentido paternal para quelos cootinuemos, reconciliados con nuest¡os óitgenes.Aún los que no henos hecho cosas impo¡tantes, de pres-tado, corno sucede en tda adopción iilial, ya podémossentir

-que, colectivamenre, somos hijos de nuestras pro.

pias obras y que esas obras nos entroncan con toda-he-rgqcr-a .:r'ltr¡ral, particularmente la occidental, y en eslre-cial la de lengua española- Esto también quiere decir queya gxiste para nosotros el peligro "euro¡)eo": ser comoel abarrotero que nos presume de "su" C¡¡tés y de "su"Cervantes: simples almacenadores presu-idos de nom-bres que no le resultan rnás que nombres, como latascerradas. Por eso vale más que hagamos cosa!¡. Nuesrosconflictos pueden aplastarnos, p€ro ta¡nbién volvernoscreadores. Serla una lástima que los "resolvi&emos"corno dijo Guillermo Haro: "Ya no somos subdesarro-Ilados, ahora somos presumidos".

TRES MOMENTOS. DE tA CULTURAEN MÉXICO

l. 1768: la rcpresión de Ia crrltilra tiolla

No se ha escrito.una historia de las relaciones enre lointelectuales. y.el pode, .n Mé;;;. Una hisroria queexaminara Ia bu,N.,"h;;[de.,".T!,:üTtii?,,jr*,ff r ji",,.,:Tj:y la rnuerte de Sor juar,".o-o iu-p,rrg" de ,rra lilütual cornprometida ion.la corte de ioaE o* á;;;;_poi que rrarara de explicar si la piosperid"d ¡;-M¿;;;en el-siglo xvrrr fue- iaus" o efecto d¿

"r;;";;;;;;:cia afirmariva, rnan-ifesrada en la expansió" .;;;i.di'y:l_.J,pri-er.proyecro de inregrac¡án'o. una culru¡a na_cronat; que investigara el ciilo de int !r*i.ir-:; i;,intelecruales al proyecro nacional y d pff;;;.;;;las Veladas Lirerarias de attár"irir,o .r, l g6g a la ¡e_nuncia de Ocavio paz-en 196g (con el pa.eniesis¿;Revolución].i q". explicara .¿*o-l" n.*l*iJ"-;p;zó por un libro. . .

Problemas de integración:a) Del "nosotros"- local frence al ..nosotros,,

metro_polimno, den¡io de una rnisma cultuia (problema de loscri,ollos).b) * una culrura mesdza frente a la indígena y laeuropea dent¡o de un ¡nismo ter¡irorio (problJma d; ¡;orfandad cultural de los mestizos).---'t), De la. oposición liberakonservadora (y despuésrevolucionaria-institucional) dentro de un integrirmo r;-cionalista, en vez de un pluralismo (para el c"ual, *g,;

nues.rros políticos, seguimos sin esrar ireparados). e --

d) * los intelectuales (y la prensi yia legisiación yla ¡udicarura y los ejecutivós locales) '"1 p"¿?r-.ñ;rivo central.

. - La

-integración es roral en er caso de Nezahualcóvotl(.1402-1472): no tuvo ninguno de Ir; ;;l];;';il:riores. Pero en el caso delor luana fn* de la ó;;;

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