Prologo Las Aguas de Cgile

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124 AGUA Y TERRITORIO, NÚM. 2, pp. 124-139, JULIO-DICIEMBRE 2013, UNIVERSIDAD DE JAÉN, JAÉN, ESPAÑA ISNN 2340-8472 - ISSNe 2340-7743 AGUA y TERRITORIO water and landscape © Universidad de Jaén / Seminario Permanente Agua, Territorio y Medio Ambiente (CSIC) YÁÑEZ, Nancy y MOLINA, Raúl (comps.), 2011, Las aguas indíge- nas en Chile, Santiago de Chile, Lom Ediciones, 275 págs. ISBN 978-956-00-0265-5. Este trabajo colectivo, compilado por Nancy Yáñez y Raúl Molina, académicos e investigadores de alta calicación en el ámbito de los pueblos originarios, nos coloca frente a un asunto crítico en el actual estado del manejo de los recursos hídricos en Chile y las implicaciones culturales, sociales y económicas que de ello derivan. El texto, compuesto de cinco capítulos, se inicia contextua- lizando la relación histórica entre los pueblos indígenas y el agua; continúa con la naturaleza de las aguas y de los territorios hídri- cos indígenas; le sigue los derechos, disputas y conictos de agua; derechos y protección de las aguas indígenas, concluyendo con estudios de caso de conictos en torno a ella (vgr. tratamiento de aguas servidas en la Araucania, proyectos hidroeléctricos en el valle de Liquiñe —Panguipulli—, exploraciones geotérmicas en el territorio de la comunidad de Surire —Parinacota— y las explota- ciones de la Sociedad Química e Industrial del Bórax Limitada en el salar de Surire). La problemática central de la obra radica en la relación por el recurso agua —en tiempo pasado y actual— entre las comu- nidades indígenas, especialmente quechua, atacameña, aymara, diaguita y colla, el modelo de economía capitalista y el Estado de Chile. El modelo capitalista en el contexto de globalización presiona para colocar el bien en el mercado de modo que esté disponible para los procesos industriales y que su reasignación se efectúe sobre la base de la libre competencia. El Estado opera como agente de concesiones con criterios de eciencia sobre re- cursos que ancestralmente se han manejado bajo la óptica de la cooperación y el respeto a los equilibrados requerimientos de los usuarios, devastando literalmente estas culturas. El cambio en el manejo de las aguas se inicia con el arribo de los conquistadores, pero es en la segunda mitad del siglo XX cuan- do se observa con mayor dramatismo este proceso. Especialmente con decisiones como la de “chilenizar” la cultura atacameña, que permite socavar las bases de los antiguos rituales y las actividades tradicionales. Por último, con la entrada en vigor del código de aguas en 1981, que establece el uso consuntivo y no consuntivo, separado del suelo, los derechos se pueden transar y traspasar con independencia del aprovechamiento por parte de los propie- tarios del suelo por donde escurren dichas aguas. Los recursos superciales están sobre asignados en virtud de asegurar, por la idea de bien común, el vital elemento a las em- presas sanitarias y a los procesos industriales de las cupríferas, con el consiguiente desecamiento de vertientes, aguadas y pu- quios que daban vida a pequeños poblados ganaderos con agricul- tura de subsistencia, hoy desaparecidos debido a la alta fragilidad de los sistemas hídricos andinos (vgr. Comunidad de Quillagua, Comunidad Quechua de San Pedro). Esta situación favorece la presión por las aguas subterráneas, que de no mediar decisio- nes políticas urgentes, terminará con la forma de vida altiplánica para siempre, ya que ellos están estrechamente vinculados con los superciales, a diferencia de lo que opinan las empresas que demandan su concesión. Un tema relevante de este trabajo se relaciona con la cues- tión jurídica, ya que da cuenta de acuerdos internacionales que protegen el uso ancestral de las aguas a los pueblos originarios, refrendados por el Estado de Chile; lo que ha permitido que nues- tros tribunales acojan recursos de protección y sienten jurispru- dencia al respecto. Sin embargo, el matiz oscuro de esta relación lo pone la apelación que innumerables veces hacen las empresas a tribunales arbitrales internacionales en virtud de los acuerdos co- merciales suscritos, que en muchas oportunidades eluden la apli- cación de principios generales del derecho y marcos regulatorios de interés público dejando en la indefensión a los Estados y a las personas que deben ser protegidas por la legislación internacional sobre Derechos Humanos. Como medida de protección, la Ley Indígena provee de re- cursos para nanciar la constitución, regularización o compra de derechos de agua o para nanciar obras destinadas a obtener el recurso. Sin embargo, no ha logrado revertir el proceso privatiza- dor ni los impactos sobre los derechos indígenas. El impacto del rol del Estado en este asunto va más allá de los pueblos originarios, ya que al concluir este comentario nos informamos de que luego de cuatro años de sequía en la zona cen- tral (Región del Maule), la Dirección General de Aguas —organismo gubernamental regulador— literalmente ha entregado el control de la Laguna del Maule, surtidora natural de agua a 200.000 ha de cultivos frutícolas y hortalizas, a la empresa hidroeléctrica ENDESA, uno de los consorcios extranjeros más grandes del país; lo que signica que la disponibilidad de riego de cientos de peque- ños agricultores asociados a una obra que data de los años 1950, queda al arbitrio de la empresa. Raúl. E. Sánchez Andaur Universidad Autónoma de Chile Chile [email protected]

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    AGUA Y TERRITORIO, NM. 2, pp. 124-139, JULIO-DICIEMBRE 2013, UNIVERSIDAD DE JAN, JAN, ESPAA ISNN 2340-8472 - ISSNe 2340-7743

    AGUA y TERRITORIOwater and landscape

    Universidad de Jan / Seminario Permanente Agua, Territorio y Medio Ambiente (CSIC)

    YEZ, Nancy y MOLINA, Ral (comps.), 2011, Las aguas indge-nas en Chile, Santiago de Chile, Lom Ediciones, 275 pgs. ISBN 978-956-00-0265-5.

    Este trabajo colectivo, compilado por Nancy Yez y Ral Molina, acadmicos e investigadores de alta califi cacin en el mbito de los pueblos originarios, nos coloca frente a un asunto crtico en el actual estado del manejo de los recursos hdricos en Chile y las implicaciones culturales, sociales y econmicas que de ello derivan.

    El texto, compuesto de cinco captulos, se inicia contextua-lizando la relacin histrica entre los pueblos indgenas y el agua; contina con la naturaleza de las aguas y de los territorios hdri-cos indgenas; le sigue los derechos, disputas y confl ictos de agua; derechos y proteccin de las aguas indgenas, concluyendo con estudios de caso de confl ictos en torno a ella (vgr. tratamiento de aguas servidas en la Araucania, proyectos hidroelctricos en el valle de Liquie Panguipulli, exploraciones geotrmicas en el territorio de la comunidad de Surire Parinacota y las explota-ciones de la Sociedad Qumica e Industrial del Brax Limitada en el salar de Surire).

    La problemtica central de la obra radica en la relacin por el recurso agua en tiempo pasado y actual entre las comu-nidades indgenas, especialmente quechua, atacamea, aymara, diaguita y colla, el modelo de economa capitalista y el Estado de Chile. El modelo capitalista en el contexto de globalizacin presiona para colocar el bien en el mercado de modo que est disponible para los procesos industriales y que su reasignacin se efecte sobre la base de la libre competencia. El Estado opera como agente de concesiones con criterios de efi ciencia sobre re-cursos que ancestralmente se han manejado bajo la ptica de la cooperacin y el respeto a los equilibrados requerimientos de los usuarios, devastando literalmente estas culturas.

    El cambio en el manejo de las aguas se inicia con el arribo de los conquistadores, pero es en la segunda mitad del siglo XX cuan-do se observa con mayor dramatismo este proceso. Especialmente con decisiones como la de chilenizar la cultura atacamea, que permite socavar las bases de los antiguos rituales y las actividades tradicionales. Por ltimo, con la entrada en vigor del cdigo de aguas en 1981, que establece el uso consuntivo y no consuntivo, separado del suelo, los derechos se pueden transar y traspasar con independencia del aprovechamiento por parte de los propie-tarios del suelo por donde escurren dichas aguas.

    Los recursos superfi ciales estn sobre asignados en virtud de asegurar, por la idea de bien comn, el vital elemento a las em-

    presas sanitarias y a los procesos industriales de las cuprferas, con el consiguiente desecamiento de vertientes, aguadas y pu-quios que daban vida a pequeos poblados ganaderos con agricul-tura de subsistencia, hoy desaparecidos debido a la alta fragilidad de los sistemas hdricos andinos (vgr. Comunidad de Quillagua, Comunidad Quechua de San Pedro). Esta situacin favorece la presin por las aguas subterrneas, que de no mediar decisio-nes polticas urgentes, terminar con la forma de vida altiplnica para siempre, ya que ellos estn estrechamente vinculados con los superfi ciales, a diferencia de lo que opinan las empresas que demandan su concesin.

    Un tema relevante de este trabajo se relaciona con la cues-tin jurdica, ya que da cuenta de acuerdos internacionales que protegen el uso ancestral de las aguas a los pueblos originarios, refrendados por el Estado de Chile; lo que ha permitido que nues-tros tribunales acojan recursos de proteccin y sienten jurispru-dencia al respecto. Sin embargo, el matiz oscuro de esta relacin lo pone la apelacin que innumerables veces hacen las empresas a tribunales arbitrales internacionales en virtud de los acuerdos co-merciales suscritos, que en muchas oportunidades eluden la apli-cacin de principios generales del derecho y marcos regulatorios de inters pblico dejando en la indefensin a los Estados y a las personas que deben ser protegidas por la legislacin internacional sobre Derechos Humanos.

    Como medida de proteccin, la Ley Indgena provee de re-cursos para fi nanciar la constitucin, regularizacin o compra de derechos de agua o para fi nanciar obras destinadas a obtener el recurso. Sin embargo, no ha logrado revertir el proceso privatiza-dor ni los impactos sobre los derechos indgenas.

    El impacto del rol del Estado en este asunto va ms all de los pueblos originarios, ya que al concluir este comentario nos informamos de que luego de cuatro aos de sequa en la zona cen-tral (Regin del Maule), la Direccin General de Aguas organismo gubernamental regulador literalmente ha entregado el control de la Laguna del Maule, surtidora natural de agua a 200.000 ha de cultivos fr utcolas y hortalizas, a la empresa hidroelctrica ENDESA, uno de los consorcios extranjeros ms grandes del pas; lo que signifi ca que la disponibilidad de riego de cientos de peque-os agricultores asociados a una obra que data de los aos 1950, queda al arbitrio de la empresa.

    Ral. E. Snchez AndaurUniversidad Autnoma de Chile

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