Prueba

download Prueba

If you can't read please download the document

description

amor a la vida

Transcript of Prueba

A partir de ese crepsculo y durante muchos que le siguieron, el muchacho no falt a la cita. Iba a buscarla a la cada del sol y rumbeaba hacia lasorillas del lago, bajando a toda velocidad la pedregosa pendiente que llevaba hasta all, hasta ese lugar que tanto haban disfrutado cuando ella viva. Tras un rato de reposo, la conduca de regreso.Era su secreto. No poda contarle a nadie lo que le suceda. Quin iba a creerle? Adems, si su familia se enteraba, lo ms probable era que le prohibieran salir, que pensaran que estaba muy perturbado por la ausencia de Alita y que el dolor le haca imaginar esos episodios sobrenaturales.Pero Yanis estaba convencido de la diaria aparicin de su amorcito. Si hasta el roce de sus manos rodendole la cintura le pareca sentir, mientras pedaleaba en su transparente compaa...Una tarde, no bien el muchacho se haba detenido ante las puertas del cementerio a la espera de Alita, una fugaz correntada de aire helado lo envolvi de repente. Se inquiet. Haca calor. Qu raro pens.Fue recin cuando esa extraa corriente volvi a estremecerlo que Yanistuvo temor. Se dispona a arrancar y alejarse de all. Entonces, advirti que un peso inusual sobre el asiento posterior le impeda poner en marcha la bicicleta. Era como si dos seres se hubieran apretujado sobre la rueda trasera. La mir y observ que estaba casi en llanta. En ese momento, cuatro manos invisibles y tan heladas como la corriente punzadas le atravesaron el pecho. A los gritos repeta: No! No es verdad! No es verdad! mientras se echaba a llorar desconsolado entre los brazos de su conmocionada abuela.Pocas veces en Paso del Indio las expresiones del dolor de la comunidad se manifestaron con tanta vehemencia como durante el sepelio de las cinco pequeas vctimas.Entre la multitud que las cortej hasta que fueron inhumadas, caminabaYanis con su infinita tristeza a cuestas.El verano continu su curso. Paulatinamente, el muchacho fue animndose a salir de nuevo en su bicicleta. Y all iba piel de lgrimas a pasear su soledad por las siestas y por los mismos caminos que breve tiempo atrs haba recorrido con su inolvidable Alita, sentada sobre la rueda posterior.Pero era hacia el sendero bordeado de cipreses que conduca al cementerio al que se diriga invariablemente al atardecer.Sobre la entrada del camposanto sola detenerse un rato, con la mirada perdida sobre los canteros floridos entre los cuales descansaba su amada. l saba que slo se trataba de aguardar con paciencia, que no era posible determinar con exactitud el minuto del reencuentro.Reencuentro... El primero haba ocurrido a la semana de haber reanudado sus paseos en la bicicross.Yanis se encontraba estacionndose sobre las lajas de acceso al cementerio cuando sin haberse bajado an del rodado sinti una leve presin sobre el asiento trasero. Enseguida, un peso invisible que se le antoj el mismo de Alita y de inmediato la certeza de que era ella quien haba vuelto a ocupar su sitio para que la llevara de paseo, para estar juntos otra vez.