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El paso

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Queridos monstruosHabamos ido a pasar un fin de semana a la quinta de Elin Cassini, como tantas otras veces.Hijo nico como era, sus padres se preocupaban para que compartiera con sus amigos otras horas aparte de las requeridas por los estudios escolares. Y como sus tos eran todava solteros, era comn que invitaran a nueve o diez compaeros de grado a la vez (los que mejor nos llevbamos, claro) la pandilla "heavy" como nos decan ellos. Total, en los autos de que disponan haba suficiente espacio para todos. De otro modo, a los padres de Elin les hubiera resultado difcil trasladarse en colectivos y tren con un grupito tan nutrido... y travieso. As fue como durante el atardecer de aquel viernes de invierno, la pequea caravana de tres coches parti rumbo a San Antonio de Padua, localidad ubicada al oeste de Buenos Aires y adonde quedaba la quinta.En esa oportunidad, Lourdes, Elin y yo bamos en el auto de una ta; Nadia, Daro y Valentina en el de otra, mientras que con el matrimonio Cassini viajaban Nelson, Diego y Anabel, ms dos perritas de Elin, invariablemente en la falda de su patrona una y sobre el piso del auto la otra, hasta que llegramos a destino.Todos los chicos lamentbamos la ausencia de Claudio: estaba condenado a la cama por culpa de una molesta hepatitis. Y la lamentbamos tanto por la enfermedad como porque iba a faltar un chico para las parejitas del baile que acostumbramos a hacer los domingos, antes de volver a la ciudad. No se preocupen deca Daro, que era el chistoso de la barra. No tengo ningn problema en bailar con dos chicas a la vez... ni tampoco en ocuparme de ellas para lo que gusten...A m, Elin me atraa especialmente. Mis secretos sentimientos que disimulaba muy bien iban ms all de la amistad que en verdad nos una desde muy chicos. Pero ni loca iba a hacrselo saber, tmida y muy inhibida como estaba por su desbordante personalidad. Sin embargo, la barrera ms importante entre los dos era una caracterstica de Elin que me desagradaba profundamente y que creca con l a medida que l mismo creca, aj! Era un incorregible fanfarrn. No presumido de su aspecto fsico (mmh... riqusimo!) ni de su slida inteligencia (que me produca admiracin). Su fanfarronera sin lmites se manifestaba de continuo ante temas o hechos que a los dems nos ponan los pelos de punta, que nos hacan temblar de miedo.A l no. Disfrutaba a las carcajadas de las pelculas de terror, devoraba lo ms campante cuentos y novelas capaces de sobresaltar al ms valiente y alardeaba incluso de tener relaciones con seres terrorficos, provenientes de mundos paralelos o de los infiernos, con la misma naturalidad con que se vinculaba con nosotros. Este ltimo aspecto de su fanfarronera lo haba llevado a decorar sus cuartos de la casa de Buenos Aires y de la quinta con variados posters a cual ms espantoso; a coleccionar repulsivas figuritas de cermica que l mismo creaba; a juntar mscaras horripilantes con las que sola acercrsenos en los momentos menos previstos y a celebrar unas extraas ceremonias nocturnas, a fin de llamar a sus "queridos monstruos", como acostumbraba a denominar a esas criaturas que nosotros jams veamos pero que l juraba que acudan a su invitacin.Aquel viernes de invierno en que llegamos a la quinta, Elin nos anticipno bien nos acomodamos nias y varones en sendos cuartos del primer piso que algo muy espectacular iba a suceder a la medianoche, un suceso horroroso del que l iba a ser el nico protagonista y todos los dems los testigos. Buah, otra vez fanfarroneando... dijo Lourdes.Valentina y Nadia mostraron inters en saber de qu se trataba lo que iba a pasar. Anabel protest, aclarando que ella haba ido a divertirse y no a sufrir un shock.Diego y Nelson se burlaban de Elin, aunque era notorio que la curiosidad los carcoma. Daro aprovechaba el ambiente para ofrecernos unas melodas inquietantes en la pasacasetes, msica toda seleccionada por Elin para amenizar la velada.Y yo? Bien. Ya estaba asustada con anticipacin, conociendo el talento de mi amigo para crear climas de tensin. Y ms asustada estaba an, porque sus padres y tas haban decidido ir al cine despus de cenar, de modo que estaramos solos cuando a Elin se le antojara someternos a sus macabros jueguitos.Para colmo, una tormenta amenazaba con descolgarse de un momento aotro, tpica escenografa de las historias de terror pero que en aquellos instantes me impresionaba porque dependa de un verdadero fenmeno natural. Justo ahora! deca yo. u suerte que tiene Elin; hasta con efectos especiales que no program va a desarrollar su show de esta noche!Qu no los program? Eso suponen ustedes. Desde hace rato que estoy concentrado para convocar a mis queridos monstruos y ellos me han contestado que van a aparecer apenas se desate la tormenta. Ven? Oyen? Ya comenzaron los primeros refucilos, los truenos. Pronto caern las lluvias y los relmpagos y entonces...Sus padres y tas ya haban salido hacia el cine cuando todos reunidos en uno de los cuartos y a la luz de las velas que haba encendido Elin tras apagar todas las luces de la casa y del parque nos disponamos a someternos a su maldito juego.Elin llevaba puesta una tnica negra que usaba para esas ocasiones y se par en el centro de un gran crculo de tiza que haba dibujado para esa oportunidad. Sobre su borde nos sentamos todos los dems.Queridos monstruos... exclam, entonces, mirando hacia abajo. Los convoco con todas mis energas para que aparezcan entre nosotros... Otrguenme el privilegio de que mis amigos tambin puedan verlos... Queridos monstruos, yo...Tomadas de las manos, las chicas sentamos que esa vez iba demasiado enserio. Nos angustiaba la idea de que Elin hubiera preparado ciertas bromas escalofriantes y sin ponernos de acuerdo las cinco coincidimos en negarnos a tomar parte del juego.Yo fui quien se levant y prendi la luz de un velador, mientras que Nadia y Anabel apagaban las velas y Lourdes quitaba de las paredes aquellas telas manchadas y esas redes que parecan gigantescas telas de araa.Eh? Qu hacen, arruinadoras? chill Elin. Estn interfiriendo la comunicacin con mis qmonstruos!La tormenta ya se haba desplegado sobre la noche con toda su furia.Si te interesa encontrarte con tus monstruos, podras hacerlo en otro lado... dijo Anabel.Claro, qu vivo!; cmo te vas a asustar si armaste todo el...