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  • 7/17/2019 Prueba

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    Lenguas viperinas las de ustedes! Menos mal que son mis amigas! Y quin piensa en eatrimonio? Soamos s, los dos, por qu no?, pero sabemos que para eso falta mucho y aems, ni siquiera somos novios, para que sepan,envidiosas!Ah, no? Y cmo se llama esa atencin exclusiva de uno al otro? Si a la legua se lesque estn enamorados! Acaso Yanis lleva a alguna otra chica a pasear en su bicicleta?La bicicleta: una flamante bicicross trada de Buenos Aires. Los paseos que Alitadaba con l, ubicada en el asiento trasero, se instalado sobre la rueda posterior.Las idas y vueltas al pueblo a travs del extenso camino arbolado que lo separabade la zona de las chacras. El verlos partir alegres a la hora de la siesta y regresar casi al atardecer, con el canasto delantero del rodado repleto de floressilvestres...Los paseos en bicicleta eran lo que ms rabiosas ponan a Yara y Belina, fantaseandocomo fantaseabancon que aquellas excursiones a do eran lo ms parecido a un trnsipor el paraso.Y bueno. Muy equivocadas no estaban... Lo cierto es que Yanis y Alita disfrutaban de aquella suerte de picnics sobre dos ruedas, tanto como del sol y de la felicidad de estar juntos al aire libre.En su cotidiano viajecito hasta el pueblo un modesto casero de nica calle principalque se estiraba a lo largo de tres cuadrasy en las vueltas por la campaa, acostumbraban a realizar una especie de miniturismo. Alita era entonces la guaque orgullosa de Paso del Indiono olvidaba sitio alguno para mostrarle a su amigo. Los ms importantes, claro. Esos admirados por ella y por su comunidad.

    Como el predio de Don Cosme, el apicultor por ejemplocon su infinidad de abejas alas que se dedicaba con tanta paciencia...O el omb casi centenario de la chacra de los Morel... O la tiendita de artesanas de Doa Ignacia...O la caballeriza de sus vecinos, donde tambin criaban caballitos enanos... O la fuente cantarina de la plaza del pueblo...O el sendero bordeado de cipreses que conduca al cementerio. Y ste mismo, tan delicadamente cuidado y florido...O el monumento a los labradores... O la estatua del sembrador...O ese remanso, a orillas del lago de Paso del Indio, que s poda considerarse un retazo del paraso y a donde solan pasar algunos ratos, arrojando piedras al agua, mientras toda la msica posible se concentraba en la variedad de voces de las aves yanimales del lugar...

    Lamentablemente, Yanis no poda de ningn modo preparar sucorazn para soportar la tragedia que empezaba a insinuarse en torno de su primeramor.Pobre Yanis. De golpe, expulsado del parasoque haba descubierto junto a Alita. Y pbre Alita, desaparecida durante horas en las profundidades del lago, al igual que cuatro de sus compaeros de sptimo grado, con los que aqueldomingo de enero haban proyectado celebrar su mes de egreso de la primaria.El botero un hombre servicial y bonachn al que todos apreciaban en el lugarhaba sio el involuntario causante del drama.Confiado en su experiencia y en la seguridad de su bote, pero por sobre todocompadecido de los ocho nios que no contaban con el dinero para pagarle el paseo por el bello espejo de agua, haba cedido ante la insistencia de aquellos reiterados "Dl

    e, sea buenito" y les haba permitido subir a la embarcacin, an cuando el nmero totade pasajeros superaba el que sealaba la prudencia.Son chicos... Son tan livianos...Una fisura en un extremo del bote justo cuando ste flotaba sobre el sector ms hondole produjo una inesperada y abundante filtracin de agua. De inmediato, las criaturas que estaban ubicadas all, se corrieron asustadashacia el otro extremo.Demasiado tarde para alertarlos del peligro al que se exponan, amontonndose sobreun solo sector. Demasiado peso.El bote se desequilibr. Pronto la gente que acampaba en las orillaspudo presenciarcon profunda angustiacmo daba una vuelta de campana, arrojando a los pequeos a me

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    ced de las aguas.Y muy pocos saban nadar...Fueron varios los acampantes que se lanzaron al rescate pero no tantos como losnecesarios para salvar a la casi treintena de compaeritos, a pesar de que los bomberos arribaron en su ayuda.Entre las vctimas, Alita, dos varones y las que haban sido sus mejores amigas: Yara... Belina.Con la desesperacin de los ltimos instantes, que Alita se llev consigo para siempre, tambin hubo de llevarse la congoja que momentos antesle haban ocasionado precisnteYara y Belina al acosarla como de costumbrecon sus comentarios acerca de su relacin con Yanis.Ya se enojaron, ya cortaron el idilio, que no lo invitaste a venir al lago... o fue por miedo a que le eche el ojo a otra?Pero quin te va a robar a ese salame, que se las pilla como si fuera un semidis grigo o algo por el estilo?Ay, Ala; bien dice el refrn que "el amor es ciego"... Con tantosmuchachos "onda Tom Cruise" como hay en Paso del Indio, ir a fijarte en eseUlises subdesarrollado..."Qu pena que no pueda compartir con ustedes las emociones de mi primer amor pensaba Alitaas como compartimos las muecas, la ansiedad de las vsperas de Reyes, ls secretos acerca de la diferencia entre los sexos y tantas cosas... Qu pena..." Lejos, muy lejos estaba ella de presentir entoncesque las tres compartiran la muerte.Abrumado por la desaparicin de los cinco nios de la que se sinti tremendamente resp

    nsableel viejo botero se intern en el lago para ya no volver, una vez que colabor on todas sus fuerzasen el salvataje.Yanis escuch la terrible noticia a travs del noticiero de la radio local en momentos en los que se estaba cambiando para ir a buscar a su amiga. Agudaspunzadas le atravesaron el pecho. A los gritos repeta: No! No es verdad! No es ver! mientras se echaba a llorar desconsoladoentre los brazos de su conmocionada abuela.Pocas veces en Paso del Indiolas expresiones del dolor de la comunidad se manifestaron con tanta vehemencia como durante el sepelio de las cinco pequeas vctimas.Entre la multitud que las cortej hasta que fueron inhumadas, caminabaYanis con su infinita tristeza a cuestas.El verano continu su curso. Paulatinamente, el muchacho fue animnd

    ose a salir de nuevo en su bicicleta. Y all iba piel de lgrimasa pasear su soledadpor las siestas y por los mismos caminos que breve tiempo atrshaba recorrido con sinolvidable Alita, sentada sobre la rueda posterior.Pero era hacia el sendero bordeado de cipreses que conduca al cementerio al que se diriga invariablementeal atardecer.Sobre la entrada del camposanto sola detenerse un rato, con la mirada perdida sobre los canteros floridos entre los cuales descansaba su amada. l saba que slo se trataba de aguardar con paciencia, que no era posible determinar con exactitud el minuto del reencuentro.Reencuentro... El primero haba ocurrido a la semana de haber reanudado sus paseosen la bicicross.Yanis se encontraba estacionndose sobre las lajas de acceso alcementerio cuando sin haberse bajado an del rodadosinti una leve presin sobre el

    ento trasero. Enseguida, un peso invisible que se le antoj el mismo de Alita y deinmediatola certeza de que era ella quien haba vuelto a ocupar su sitio para quela llevara de paseo, para estar juntos otra vez.A partir de ese crepsculo y durante muchos que le siguieron, el muchacho no falt a la cita. Iba a buscarla a la cada del sol y rumbeaba hacia lasorillas del lago, bajando a toda velocidad la pedregosa pendiente que llevaba hasta all, hasta ese lugar que tanto haban disfrutado cuando ella viva. Tras un ratode reposo, la conduca de regreso.Era su secreto. No poda contarle a nadie lo que le suceda. Quin iba a creerle? Ademsi su familia se enteraba, lo ms probable era que le prohibieran salir, que pens

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    aran que estaba muy perturbado por la ausencia de Alita y que el dolor le haca imaginar esos episodios sobrenaturales.Pero Yanis estaba convencido de la diaria aparicin de su amorcito. Si hasta el roce de sus manos rodendole la cinturale pareca sentir, mientras pedaleaba en su trasparente compaa...Una tarde, no bien el muchacho se haba detenido ante las puertas del cementerio ala espera de Alita, una fugaz correntada de aire helado lo envolvi de repente. Se inquiet. Haca calor. Qu raro pens.Fue recin cuando esa extraa corriente volvi a estremecerlo que Yanistuvo temor. Se dispona a arrancar y alejarse de all. Entonces, advirti que un pesoinusual sobre el asiento posteriorle impeda poner en marcha la bicicleta. Era comosi dos seres se hubieran apretujado sobre la rueda trasera. La mir y observ que estaba casi en llanta. En ese momento, cuatro manos invisibles y tanheladas como la corriente