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    MIGUEL ATALIATES MIGUEL PSELO*(Ensayo de una breve coinparaciri)

    El lector entendido cornprender fcilmente que las observaciones quesiguen representan un intento de hacer revivir uno de los gneros de la anti-

    gua retrica: la sncrisis, en virtud de la cual los fillogos antiguos y bizan-tinos comparaban las producciones de distintos autores entre s, esforzn-dose de esta manera por poner de manifiesto de la forma ms adecuada laspeculiaridades de cada uno. Miguel Pselo tambin rindi tributo a esta tra-dicin, al comparar las composiciones de diferentes autores, entre ellosalgunos tan distantes entre s como Eurpides y Jorge Pisidia, por quien, congran torpeza, manifest su predileccin1.

    La base para la comparacin entre el propio Miguel Pselo y Miguel Ataliateses, por supuesto, infinitamente mayor. Ambos vivieron aproximadamente en lamisma poca y no se llevaban ms de doce diecisiete aos2. No se sabe enqu ao m~iriercm, ero no se han conservado testimonios fidedignos de suactividad despus de 1080.Tampoco hay huellas de una estrecha relacin entreambos, aunque los dos pasaron una importante paste de su vida en la coste yno es posible que sus rbitas existenciales no se cruzaran jamsj. Ataliates cita

    'Ttulo original: M k i x a k i a A T T ~ J I M ~ T M H X a H J I n c e J I J I ( O I I ~ I TK O p O T I t O r OC O I I O C T ~ B ~ ~ H H R ) ~ .ublicado en B a s a ~ ~ a ac p e a ~ e s e ~ o ~ s 1 2~ H MBizancioyCrimea medieuulj, Scripta Cbssica Mediaeualia et Archaeologica Sibirica 4 (Barnaal, 1092), 92-102. Traducido del ruso por Jos Siinn I'almer. Las transcripciones cle los nombres propiosrusos al castellano siguen las normas de 1 CAI.NGE,ranscripcin del ruso al espaol, Maclrid1969. El traductor agradece las sugerencias cle la profesora Natasha G . Rdina.

    MiCHAF.1. PSELLUS,he Essay.s on Euripides and George Pisidiu an d o n Euripide.~ andI9eliodorus and Achilles Tatius. Ed. A. R. DYCK. iena 1986.

    Ataliates naci, segin parece, entre 1030 y 1050, cf. E. TII. TSOIAKIS,A~ is ein Lebendes Micl-iael Attaleiates (seine Heimatstadt, sein Geburts- und Todesjalir) , BZ 58 (1965) 3 SS.El ao de nacimiento de Pselo es 1018, cf. IKOV . I,IIJIMIISKI,H x a H n n c e n n J H Y H O TM T B O p Ye C T H O H C T O p H M B M ~ ~ H T H ~ C K O ~ Ol p e A r y M a H M 3 M t i (Miguel Pselo.IJersonalidad,y creucin. P um la histom'a delprehumanismo bizu~ztino j. Mosc 1978, p. 22.

    3 Tanto Pselo corno Ataliates participaron, por ejemplo, en la seguncla campaa deRoinano Digenes contra los turcos. Cf. MICHAEL SELLOS,Chronographie ou hisloire d' un si k

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    a Miguel Pselo4, Pselo a Ataliates no, pero es evidente que tuvo que cono-cerle.

    Ambos 'Migueles' comenzaron su carrera desde abajo, pero alcanzaron

    una posicin elevada; ambos fueron favoritos del emperador y aspiraron aser consejeros suyos. Pero -lo que es ins importante- ambos fueron cro-nistas de su epoca y describieron los acontecimientos de su tiempo, sir-vindose n o de palabras ajenas ni de libros ajenos, sino principalmente desus propias impresiones y de su propia experiencia. Lo hicieron de formacornpleiamente independiente, probablemente sin tener sospec l~a l uno delos esfuerzos del otro. Tanto ms interesante resulta por ello comparar susexperiencias l-iistricas. Dado qu e los antiguos rtores comparaban, porregla, el estilo de las obras, tanibin nosotros centraremos nuestra atencinen este aspecto, tomndolo e n iin sentido amplio: compararemos las pro-ducciones de niiestos autores, los tntodos de composicin y los procccli-inientos para caracterizar a sus personajess.

    El cargcter de rnemorias que tiene la Cronografi a de I'selo h a sido inen-cionado a menudo, pero en lo que concierne a la IIistoria de Ataliates,

    dicho carcter se ha r eco rd d o con menor frecuencia6, y eso q u e este autor,como su contemporneo Pselo, cornunica la mayor parte de los acoriteci--inieritos a travs del prisina de su percepcion subjetiva. Incluso cuando setrata d e liechos en los que no particip directamente, Atliates, al narrarlos,asiste a cllos de forma invisible, y :i veces incluso visible. No se trata slode valoraciones emocioriales del pasado', sino tambin de noticias espor-

    de h'yzance (9761077). 'I'cxte ctal~lit t tr;id~iit ar 1: I

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    clicas sobre el lugar de residencia o incluso sobre el tipo de ocupacin delcscritor en el momento en que ocurren esos acontecimientos8.

    Muy a nienudo, sin embargo, ambos historiadores participaron directa-mente en los acontecimientos, convirtindose de esta Irlanera en persona-jes del drama histrico con el mismo derecho. Los papeles que se atribuyena si misinos en la narracin guardan gran semejanza: los historiadores, msque actuar por s mismos de forma independiente y activa, desempean laf~ in cin e consejeros y de personas de confianza de los emperadores, ejer-ciendo, adems, de comentadores d e la actuacin de stos. Sin eriibargo, lasemejanza entre la posicin de uno y otro slo sulxaya la difel-encia exis-tente entre sus respectivos autorretratos.

    Ataliates se esfuerza ante todo cn mencionar sus cualidades como gue-rrero valiente experto e n el oficio de la guerra. N o slo participa l mismoen las batallas (Att. 120.19 s . ; 162.20 s. , etc. ), sino q ue adems da consejoscontinuamente a los emperadores y a los generales -dichos consejos, porregla, son aceptados con agradecimiento por los soberanos- y censura conseveridad los fracasos d e stos (Att. 172.18 s. ). Ms ain, a veces Ataliatesadopta u n a postura de severo acusador, no slo del emperador y de silsgenerales, sino de todo el pueblo de los romeos. Los soberanos son retra-tados corno ineptos e incompetentes para todo (Att. 124.23 s.) y los bizan-

    tinos como un pueblo estpido, cobarde y vil (Att. 112.23 s .; 113.23 s.) . Elescritor se considera ;I s mismo con derecho a emitir juicios sobre enipe-radores y naciones, e incluso adopta una pose que viene a ser 2 cle un

    severo roinano, censor d e los vicios de sus compatriotas . r)e lieclio, inclu-so toma como modelo a los antiguos romanos, afirmando con claridad q u estos, an siendo paganos, superaron en valor y piedad a los cristianos dela poca que a l le toc vivir 9 .

    Este proceder tan propio de Ataliates se manliene, e n general, a lo largode toda su obra o, por lo menos, liasta el comienzo 'encomistico' de laparte dedicada a Nic'oro Botaniates. Nuestro historiador admira al ague-rrido Romano Digenes, pero no se muestra inc-linado a perdonarle ni unsolo error: le eclia las verdades e n cara sin titubear, aunque stas coritra-

    V J o r ejemplo, t12s relatai- la liberacin de liol i~ an o Digenes, Ataliates atlatle: Los ruirio-res cie esta noticia me llegaron cuando me encontraba en l'r:cpezunte, dispiiesio a continu:irrrii viaje por mar (Ati. 167.3 s.). En otro casu, al relatar 1:i sublevacin de Nicioro Hrienio, elliistoriadoi- cqinenta: Precisaincnic por eritonces me ericoritrah:i yo en lledcst, aclministran-

    clo mis fincas Atl. 244. .) . Es como si estas itiforni:lcioncs tumitieran :i1 lector a un 'printode ol>scivacin' clescle dondc el :~~itor ontelnplai-a el Iieclio liistrico, impidienclole olvidar lapresericia tiel escritor.

    ~ s p e c i a l i t - i c n i c nteresante en relacin con esto es la digresin 'acusatoria' cle la istoria(Att. 194.1-198.X , que necesita un estudio ms detallado.

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    digan una creencia general (Att. 128. 2 1 s. ; 136.1 s.; 152.17s.) y por el con-trario, cuando la conzmunis opinio se inclina a condenar a Rornano,Ataliates se afana por encontrar la manera de justificarle (Att. 151.4 s.). Cual

    verdadera encarnacin de la severa virtud, nuestro historiador apareceentregado a la sola verdad, mostrndose independiente no slo de la opi-nin del emperador, sino tambin d e los juicios que emite el entorno. Lahostilidad que Ataliates alberga por principio contra cualquier actitud aco-modaticia u oportunista es algo que est expresado en su obra de formaclara y nada ambigua (Att. 64.22s.).

    Es difcil imaginarse un contraste mayor respecto a la forma en queAtaliates se presenta a s mismo que el autorretrato de Pselo. Miguel Pselono slo no es un hombre d e guerra, sino un civil genuino; no slo no esun severo censor de los vicios , sino, por el contrario, una persona extre-madamente tolerante, para la que los lmites entre el bien y el mal, el defec-to y la virtud, no siempre son claramente visibles ni diferentes con nitidez;no slo n o es un rigorista, sino que se muestra como un ser proteico a sumanera, cambiando y adaptndose continuamente a las circunstancias y alas personas. A veces comienza a dar la impresin de que ambos historia-dores mantienen entre s una polmica oculta sobre la conveniencia deadaptarse a las circunstancias : algo que Pselo defiende todo el tiempo,

    pero que Ataliates rechaza con despreciol0.En qu medida corresponden los autorretratos de Pselo y de Ataliates a

    la realidad? Responder a semejante pregunta en referencia a la literatura deun pasado tan remoto siempre es dificil, tanto ms en el caso de I selo,cuya proteica personalidad llega a tal grado, que hace casi desesperadotodo intento de penetrar e n la verdadera esencia de este escritor. Por 10qu e respecta a Ataliates, es dudoso que la imagen que presenta de s mismoen la Historia sea algo ms que un autorretrato literario idealizado. En cual-quier caso, el lisonjero panegrico a Nicforo Botaniates, al final de la

    Historia responde bien poco a una obra que l concibe como propia deun severo censor de las costumbres , al estilo d e los irreprocl-iables hroesde la Antigua Roma.

    La Oonografia de Miguel I selo fue escrita en dos fases. La primeraparte, que concluye con la exposicin de la historia del reinado de IsaakComneno, fue terminada en 1059-1063; la segunda, dedicada a Constantino

    O I. N .IIJI~ARSI

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    MIGUELATALIA'l 5 Y MIGUEL1'SFI.O 89

    y Miguel nucas, ya despus de 1075. Entre ambas partes existe un gran con-traste estilstico y artstico. El estilo de la piirnera parte es 'se renot, el d e lasegunda elevado y panegrico. La primera parte de la CronogrnJza es un

    admirable monuinento artstico, la segunda un encomio rns o menoscomn.

    La Historia de Ataliates tambin consta de dos partes, escritas, segnparece, en pocas distintas. La primera concluye con la exposicin d e losacontecimientos del reinado de Miguel VII, mientras que el contenido de lasegunda est constituido por las circunstancias del primer ao del gobiernode Nicforo Botaniates. El contraste entre ambas partes es tan grande comoen la Cronograj a de Pselo. La primera d e ellas es una exposicin prag-mtica de una serie de acontecimientos; la segunda, un verdadero paneg-rico a Botaniatesll.

    El texto de la Cronografia de Pselo est dividido claramente en relatossobre los distintos emperadores. Los lemas particulares que acompaan acada uno de ellos slo s~ibrayari a separacin de las diferentes partes. Estadivisin en distintas partes la encontrarnos tambin en la FZistoria de MiguelAtaliates, pero los lmites entre ellas no estn marcados, ni mucho menos,con tanta claridad; corno en las antiguas crnicas, sirven para este fin sobretodo las noticias referentes a la duracin, en nmero de aos, del reinado

    de tal o cual emperador fallecido o derrocado (Att. 17.19; 51.17 s.; 69.14s.;92.10 s.), o bien las descripciones necrolgicas de los hroes.En las narraciones sobre los diferentes emperadores, Pselo ernplea los

    mtodos ms variados de composicin, con cuyo auxilio ordena el materialhistrico en torno a un personaje central. Los acontecimientos se acoplan alprotagonista, con quien el relato, por decirlo as, se compadece (usamosla expresin del propio I'selo: aup~~.a&uvpcvos,%. 71.20).

    Los mtodos de composicin de Miguel Ataliates tambin son bastantevariados. Ya se 1x1mencionado que el relato sobre Nicforo Brienio, escri-to segin la estructura de un encomio, mantiene casi totalmente la estructu-ra retrica tradicional. En las derns partes el material histrico tainbin estorganizado e n cierta medida e n torno a'la figura central del hroe, pero lacomposicin n o depende en absoluto de la figura central d e una forma tanindiscutible como en Pselo. Los relatos sobre Miguel V, ConstantinoMonmaco, Isaak Comneno y Constantino Ducas, por ejemplo, comienzana partir de una breve caracterizacin del emperador, pero ms adelante los

    Cf I N. Lrrii~hnsr

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    acontecimientos estn dispuestos cronolgicamente y a los hroes o lesresta sino reaccionar ante irnpulsos procedentes del exterior (por ejemplo,Constantino Monmaco), o bien impulsar por s mismos sus acciones y su

    conducta.Slo en un caso se da la circunstancia de que las caractersticas del

    hroe organizan la estructura del relato o , por lo menos, d e su mayor parte:Se trara de Constantino Ducas, en cuyo retrato Ataliates distingue clara--mente dos principios contrapuestos, la virtud y el mal (dpo-4 ~ a i a ~ aAtt. 76.18). Todo lo que ocurre e n esta parte est agrupado claramente porel historiaclor en dos series: la d e lo 'bu eno' , consecuencia d e la dpcrfi delemperador, y la de l o 'inalo', consecuencia de su K U K ~ ~ or ejemplo, lapacificacin de los pechenego s fue resu ltado d e su dpe-rfi (Att. 83.8-9), y elfracaso de las guerras de Asia, de su ~ ~ Att. 78.7-8 f. infra Att. 86.17).

    Reviste un carcter especial en la istoria de Atliates la composicindel relato sobre Romano Digenes. Su originalidad estriba en que la inia-gen de Roinano se ve reflejada todo el tiempo desde una corta distancia,esl tomada (usando terminologa cinematogrfica) en un 'primer plano'. a

    primera vez que Ataliates presenta al fiituro emperador es en un procesojudicial, en el que Romano desenipena el papel de acusado y Atalites, elde un o de los jueces (Att. 98.16 s.). Ataliates particip sucesivamente e n laprimer^, la segunda y la tercera campana de liomano en Oriente y se sepa-

    r del eniperador slo despus d e ser capturad este e n Mantzikert e n 1071.e podra decir que durante todo este tiempo la 'crnara de filmacin' (con-

    tinuando con la metfora cinematogrfica) acoinpana al hroe sin perderlecasi d e vista. Aunque nuestro liistoriador, sano y salvo, abandona fsica--mente al emperador tras la captura de ste en Mantzikert, sin ernbargo, per-nianecc 'e n ;ilrnat junto a l; por ello contina viendo y reflejando los acon-tecimientos desde la pcrspcctiva de l propio Romano. As, Ataliates inicia

    con estas palal~r as a narracin sobre los importantes y ti-ascentlentales suce-sos de Constantinopla que siguieron a la derrota y captura del monarca:Cuando el eruperador [Roiilano Iligenes1 se encontraba en Melisopetria,

    comenzaron a llegar hasta l unas noticias terril~les . . (Att. 168 4 s. ). Slodespuls de esta introduccih comienza el relato solxe la conducta deEudocia, el clestronamiento de Iiomano y la proclamacin del nuevo empe-r:dor. En cierto sentido, tainbien aqu la narracin, como en el caso deI'selo, se ca np ad ec e con su hroe.

    La liabilidad en la carac~erizacin de los 11roes es, quizh, el principallogro artstico d e Miguel Pselo. Sus personajes son contradictorios, clialcti-cos, verstiles inconstantes, y presentan a veces una cosnbit~acin decaractersticas difcilmente col~ibinablcs. l arte con que Pselo los pinta es,

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    MIGIJRL ATALIATES Y MIGUEL PSELO

    ms q ue nada, lo qu e 'borra' el espacio d e nueve siglos que nos separa deeste autor bizantinoll.

    Los personajes de Miguel Ataliates constituyeron no hace tanto tiempoobjeto de especial atencin por parte de A. P. Kazhdan. Segn la observ-cin de este estudioso, en la FIistoriM. slo la figura de Nicforo Botaniatesrene toclo el conjunto de virtudes necesarias en un emperador, mientrasque los dems emperaclores las poseen slo parcialmente o tienen losdefectos corresponclientes a esas virtudeslj. Esta afirmacin es totalmenteacertada, aunque para la caracterizacin de los personajes de un autor dels. XI tarnhin es insuficiente, por cuanto los herocs de Miguel Ataliates yano constituyen un conglomerado mecnico de 'rasgos', como en muclioshistoriadores anteriores, sino que son 'estriict~iras' lefinidas, en las que losvnculos entre los elementos son tan importantes corno estos mismos d e -mentos.

    Los personajes secundarios de Ataliates recuerdan poco a los de Pseloen lo que a sus caractersticas se refiere. Los de Pselo se caracterizan enm~icl ios asos por SU acentuado i~n pul so ialctico y por la rivalidad entrelos elementos de su mundo interior; de estos dos rasgos, el segundo fre-cuentemente precisa y limita al primero, pero tambin entra en conflictocon 4 En catnhio, los eptetos que usa Ataliates, privados a rnenuclo de

    cletalles y de tonos individuales, tienen casi siempre el niisrno carctercomn y general. He aqu irinos ejemplos escogidos al azar: Hombre feroze intrpido (Att. 18.16, Jo rg e Maniakes), hombre intrpido, especialmenteen el conibate cuerpo a cuerpo, y no inferior a nadie .en inteligencia (ungeneral latino, Att. 35.13 , hombre de entre los escogidos, santo, lleno deinteligencia y distinguido por su experiericia (Len Paraspndilo, Att. 52.1 .N o obstante, a pesar de esta caracterizacin general de tonos picos, loseptetos no se aplican normalmente a los personajes de manera incliscrimi-nada; po r e l contrario, reflejan una relacin subjetiva y real de Ataliates co n

    los portadores cle las virtudes senaladas. I>arece que este tipo d e definicio-nes refleja tanibin el cahcter de Ataliates conlo escritor: L diferencia dcPselo, no se muestra demasiado preocupado por los matices psicolgicos,sino que, por el contrario, tiende a definir a su hroe de una manera prag-mtica. Semejante carcter 'pragmtico' aparece tambin en las descripcio-nes de algunos de los personajes principales, corno Miguel Estratitico,

    ' U o h r e las itiigcnes artsticas d Pselo, cl. I N . LI I J ~ A R S K Iligzd P.selo, p. 204 s . , ytaiiibiCn el siguiente trabajo, qtic conocemos s0lo por el i~ulo: IOHTI laiserportraiis in dcrClironogt-aplii:~ es Micliael l>sellos , vev~ska Comn~iiteu,fr yz ~ nt is ko ludier. B~d let in. L98615-19.

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    lsaak Comneno y Constantino Ducas, cuya caracterizacin se convierte rpi-da y casi irriperceptiblernente en una descripcin de sus acciones y de suconduc~a Att. 52.19; 59.15 s.; 76.1 s.).

    Sin duda, es acertada la afirmacin de que Ataliates valora a los perso-najes histricos a partir del paradigma del emperador ideal, pero al mismotiempo nuestro historiador tiene su 'medida' propia y personal para valorara los gobernantes: la generosidad imperial , cuya presencia o ausencia engobernantes y dirigentes se hace constar puntualmente (Att. 11.9 s. ; 47.16s.; 66.16 s. , etc.), es la principal cualidad del emperador 'ideal' NicforoBotaniates (Att. 3.12 s.; 261.13 s. ; 273.6 s.; 274.2 s. ; 280.5 s.; 283.8 s. ; 306.12s., etc.). Por el contrario, la causa de los principales fracasos del empera-do r Constantino Ducas (Att. 80.10 s. ; 84.8 s.; 95.16 s.) es precisamente la

    avaricia .Se ha sealado qu e, en relacin con esta generosidad imperial ,

    Ataliates muestra una postura diametralmente opuesta a la de MiguelPselo; el primero glorifica a los autcratas por su generosidad, el segun-do les censura a menudo por su excesiva prodigalidad. Se ha formuladola hiptesis de que el sentido que ambos historiadores dan a este solo ymismo concepto es distintolt En nuestra opinin, los textos de ambasobras no corroboran dicha hiptesis, per o, de cualquier forma, la gene-rosidad es, a lo que parece, el principal criterio con que Miguel Ataliatesvalora a sus hroes.

    Aunque es dificil comparar los personajes pletricos y dialcticos deI'selo con las figuras esquemticas de Ataliates, los hroes de ste ltimotambin quedan fuera del estilo tradicional de la historiografa bizantina.As, por ejemplo, la semblanza de Constantino Monmaco, que no sale delo comin en la parte dedicada a este emperador, adquiere otro color en ladescripcin 'necrolgica' del final (Att. 47.12-51.19). Personaje ilustre, se dis-tingui por su generosidad hacia los sbditos y por su inters en los asun-

    tos militares, siendo al mismo tiempo muy proclive al lujo y a los placeresamorosos Att. 47.15 s.). Magnnimo y lleno de gracias imperiales (Att.48.11 s.), se preocup sobre todo por la construccin del monasterio de S.Jorge. Pero mantuvo este talante slo durante el primer ao de su gobier-no, ya que despus cambi y empez a recaudar impuestos sin piedadentre sus slbditos (Att. 50.12 s.).

    Va citada descripcin 'necrolgica' tiene, 'en miniatura', mucl-ios de loselementos que podemos descubrir en la descripcin de Monmaco porPselo y que, en general, caracterizan el arte retratstico de este autor: la

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    misma contradiccin y rivalidad entre los rasgos de la naturaleza del einpe-raclor, la misma transformacin de su carcter al cabo de algunos aos degobierno. La diferencia estriba inicarnente e n que en Pselo es tod la carac-terizacin de Constantino Monrnaco la que descansa en unos 'principiosdialcticos', mientras que en Miguel Ataliates esto ocurre slo con la des-cripcin 'necrolgical final.

    Naturalmente, Aialiates no llega a dominar ese arte afiligranado dePselo, en cuyos personajes los rasgos positivos se transforman en negativosde forma iinperceptible y 'dialctica1, y viceversa. No obstante, en una seriede casos aquel historiador no se contenta con pintar a sus hroes sOlo decolor blanco o de color negro. Un buen ejemplo lo constituye el ya men-

    cionado caso de Constantino L>ucas, en cuya figura se combinan tanto laLPETT~ como la ~ a ~ i a .Un lugar especial en tre los personajes de Ataliates lo ocupa Rornano

    Iligenes. El relato sobre su gobierno comienza con uwa caracterizacinfrancamente encorriistica: Adems de otras muchas cualidades, era unhombre de dulce aspecto y elevada estatura. Tena una magnfica pre-sencia tanto por delante como por la espalda, y en verdad desprendanobleza y magnanimidad (~6ycvs T L 1~vwv ~c t i G~oy~vTjs). e ojoshermosos y brillantes de belleza, tenia un color de piel que no era enabsoluto ni blanco, ni negro, sino una especie de mezcla . . con un tonorosado, y esta dulzura se extenda por doquier, y su presencia, como diceun poeta cmico, era digna de un soberano . . (Att. 99.7s.). Esta caracte-rizacin se basa por completo en clichs retricos, pero Ataliates nopuede mantener este tono elevado por mucho tiempo y aunque msadelante encontramos otros comentarios elogiosos sobre Rornano (sloen su poca empezaron los romeos a resistir a sus enemigos, cf. Att.119.15 s. ; Romano se daba cuenta d e la estupidez de los romeos, cf. Att.

    113.11 s . , etc.), sin embargo, Ataliates comienza a comportarse con suhroe de una forma cada vez ms crtica; en el centro de su atencinempiezan a aparecer, cada vez con mayor frecuencia, no los mritos, sinolos errores y los fracasos de este emperador (Att. 28.7 s.; 132.6 s.; 138.23s . ; 159.13 S ; 172.18 s., etc.). No obstante, cuanto ms grandes son losnubarrones q ue se ciernen sobre la cabeza de Romano, tanto mayor es lasimpata que Ataliates muestra por l. El mismo Ataliates que, en unapoca no tan lejana, cuando estaba desamparado entre una multitud deaduladores, haca acopio d e valor para decirle la verdad al emperador e nla cara, es ahora -cuando aquel provoca el rechazo general- el nico quele alaba (v. s u u .

    Es grande la compasin con que Ataliates describe la escena de la cap-tura de Romano, y adems no se olvida d e rendir tributo a su valenta per-

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    sonal (Att. 163.13 s. ). Pero es mayor todava la que muestra al describir ladesgarradora escena e n q ue Romano e s cegado (Att. 177.17 s.). El relatodel final de su vida tiene todos los tonos de la literatura hagiogrfica:

    como el bblico Jo b, dio a todos un extraordinario ejemplo d e valor. Anvindose sometido tan arduas pru elx s, se erigi como un modelo devalenta para todos y, a pesar de sus incomparables desgracias, no dejescapar ni un grito de injuria o de cobarda (Att. 179.15 s. ).

    De esta manera, Ataliates comienza el relato sobre Romano con un tonoencomistico; lo concluye casi al estilo de una vida de santo y, entretanto,manifiest-a un sentimiento prof~~ndamente umano hacia el emperador, aquien compadece, alaba y censura.

    Toda comparacin, en resumidas cuentas, supone unas conclusioiies.Las obras histricas de Miguel Ataliates y de Miguel Pselo son, desde elpunto de vista artstico, tan parecidas como diferentes entre s.

    Por primera vez en la liistoriografa bizantina unas obras dan con untono subjetivo claramente expresado. Por primera vez (no llablamos aqudel perodo temprano) unos autores se autorretratan como personajes enplena actividad y ocupan un lugar entre los dems liroes, casi con los mis-mos derechos. Sin embargo, la forma en que Pselo y Ataliates se autorre-tratan no slo es diferente, sino claramente opuesta.

    En ambas obras se us una gran variedad de metodos de composiciny de elal->oracin el material histrico y con todo eso, si Pselo concentra almximo la accin en torno al hroe principal, diluyendo a veces el material

    histrico en su personaje, At-aliates conserva el carcter objetivo de la narra-.cin y, por consiguiente, u tipo de composicin mis tradicional, condi-cionada en parte por la cronologa.

    El arte de la descripcin de los hroes es en Miguel Atliates incompa-rablemente ms tradicional que en Miguel Pselo. No olxtante, aqul asirni-16 algunos de los mtodos tan m gnfic mente representados en lOono~yufi a de Pselo.

    En cierto sentido, l Histo?,iu de Ataliates no tuvo suerte, ya que vino aquedar como a la sombra de la admirable CTonog?*afiu de Pselo. Pero,como frecuentemente h ocurrido en la historia de la literatura, tanto en laobra nuestra como en la que es relativamente convencional se reflejan las

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    mismas tendencias de la poca. Si la Cronografa no hubiera sido escritajams su lugar en la historia de la literatura lo habra ocupado seguramet-i-te la Historia de Miguel Ataliates.

    Ikov N IUBARSKIUniversidad de San Petersburgo

    Dr /a N LjubarskjKupchinskaia ul 25/48192283 Sankt PeterbuqRUYIA