Psicodrama de Pareja Gloria Reyes

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UAHC Grupo de Estudio y Formación en Terapia de Pareja Supervisor: María Elena Gorostegui Psicoterapia de pareja desde el Psicodrama Gloria Reyes La psicoterapia de pareja es una intervención asumida por la mayoría de las corrientes psicoterapéuticas. El psicodrama también trabaja en esta temática. Moreno, su precursor fue uno de los primeros terapeutas en trabajar las relaciones interpersonales y dentro de ellas la de pareja. El presente capítulo pretende abordar los diversos aspectos más relevantes para entender la aplicación de la psicoterapia psicodramática en la pareja. Cabe destacar que dentro de los autores psicodramáticos, el que más ha escrito sobre el tema es Dalmiro Bustos, quien además, representa en la actualidad, uno de los exponentes más ortodoxos de la mirada moreriana. Otros autores destacados son Pablo Población y Elisa López Barberá, quienes siendo psicodramatistas, a diferencia de Bustos, poseen una marcada influencia de la teoría sistémica. Definición de pareja La pareja constituye una configuración binaria compleja de roles simétricos. En esta complejidad, existen una serie de variables de carácter social, cultural, familiar y transgeneracional. La variable socioeconómica constituye un aspecto práctico y metafórico tanto desde el punto de vista de cómo están resueltas las distintas necesidades de la pareja, así como también quién lleva la responsabilidad en este sentido. Ello posee implicancias no menores que impactan sobre los aspectos del poder, la gratificación, el manejo de las emociones y la forma como se reorganizan las tareas al interior de este complejo vínculo.

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UAHCGrupo de Estudio y Formación en Terapia de ParejaSupervisor: María Elena Gorostegui

Psicoterapia de pareja desde el Psicodrama

Gloria Reyes

La psicoterapia de pareja es una intervención asumida por la mayoría de las corrientes psicoterapéuticas. El psicodrama también trabaja en esta temática. Moreno, su precursor fue uno de los primeros terapeutas en trabajar las relaciones interpersonales y dentro de ellas la de pareja. El presente capítulo pretende abordar los diversos aspectos más relevantes para entender la aplicación de la psicoterapia psicodramática en la pareja. Cabe destacar que dentro de los autores psicodramáticos, el que más ha escrito sobre el tema es Dalmiro Bustos, quien además, representa en la actualidad, uno de los exponentes más ortodoxos de la mirada moreriana. Otros autores destacados son Pablo Población y Elisa López Barberá, quienes siendo psicodramatistas, a diferencia de Bustos, poseen una marcada influencia de la teoría sistémica.

Definición de pareja

La pareja constituye una configuración binaria compleja de roles simétricos. En esta complejidad, existen una serie de variables de carácter social, cultural, familiar y transgeneracional.

La variable socioeconómica constituye un aspecto práctico y metafórico tanto desde el punto de vista de cómo están resueltas las distintas necesidades de la pareja, así como también quién lleva la responsabilidad en este sentido. Ello posee implicancias no menores que impactan sobre los aspectos del poder, la gratificación, el manejo de las emociones y la forma como se reorganizan las tareas al interior de este complejo vínculo.

Con respecto a lo cultural, los valores, normas, roles sociales y definiciones de género, son relevantes e influyen en la organización de la estructura de la pareja y en su consecuente organización implícita y explicita de funciones y tareas. La modernización y la globalización ha provocado cambios en este ámbito, que han llevado a crisis que pueden implicar un crecimiento, una redefinición, así como también una ruptura, congelamiento y/o desplazamientos de conflictos a través de la cristalización de roles, o el surgimiento de síntomas y disfunciones en las diversas áreas de la pareja.

Las variables familiares se hacen presentes a través de las familias de origen de cada uno de los miembros de la pareja, a través de los cuales tienden a actualizarse modelos, valores, roles sociales, temáticas de género, concepciones de pareja, organización familiar, etc. En este aspecto el co inconsciente de la

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pareja crea a través de la relación una complementariedad en donde de una u otra forma se expresan y se entrelazan los conflictos e historias de cada familia de origen. En este sentido el desafío de cada pareja es crecer tomando la parte que le sirve de esta historia, pero recrear sus propios modelos de funcionamiento, que trasciendan los mandatos, se adecuen a los requerimientos de la actualidad y generan su propia individuación.

Un aspecto relevante que se debe considerar es lo transgeneracional. Tiene que ver con lo anterior, aunque en un nivel más profundo e inconsciente. Esto consiste en los mandatos de género, de familia y de identidad que provienen de ambos miembros de la pareja, desde la línea matrilineal y patrilineal, respectivamente. Un ejemplo es el de, una pareja que asistió a mi consulta que no había podido concebir un hijo. Analizando la historia transgeneracional, ambos poseían genogramas plagados de historias de muertes asociadas a partos; de alguna manera existía una historia bloqueada para la conciencia, que ligaba el parto y nacimiento, a la muerte materna. Al tomar conciencia de esto, a través de una escena psicodramática, la pareja pudo asumir sus temores y al poco tiempo ella quedó embarazada.

Componentes de la pareja

La pareja se define en tres áreas fundamentales. La primera es el área afectiva, referida a sentimientos de cariño, afecto y compañerismo. La segunda es el área sexual, concerniente al hecho de ser amantes, a los sentimientos y sensaciones de atracción. Finalmente, la tercera es el proyecto común, el como se visualiza la pareja hacia el futuro. El nivel y profundidad de coincidencia en los valores, en el sentido y propuesta de vida. Cuando las parejas entran en crisis en una o más de estas áreas, existen tres alternativas:

Pueden confrontar la crisis y comunicarse, redefiniéndose y creciendo como individuos y como vínculo. La visión clásica de pareja, involucra una mirada estática de la relación misma y de los individuos que la componen.

Frases clásicas, como....” hasta que la muerte nos separe.....” o “ya no eres como antes...”, son indicadores verbales de las dificultades que poseemos en esta cultura, para comprender los cambios y los procesos de crecimiento y duelo, como parte constitutiva de la vida. En el mismo contexto, una crisis de pareja, ya sea porque hubo un desfase en el crecimiento de los individuos que la componen, o presencia de crisis individuales o de la relación misma, pueden constituir una posibilidad de desarrollo y ser vista como algo positivo y con un sentido vital individuativo y de crecimiento.

Otra alternativa es simplemente la separación de la pareja, lo que en nuestros tiempos modernos de vida acelerada, está siendo cada vez más frecuente. Existen escasos momentos y espacios para la comunicación, de manera que las crisis mencionadas no son conversadas, expresadas ni enfrentadas de alguna manera en conjunto por la pareja, ya sea solos o en

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compañía de algún psicoterapeuta o consejero. Lo anterior muchas veces lleva a repetir historias posteriores con otras personas, debido a que los conflictos subyacentes no son resueltos, ni trabajados, sea inminente o no la separación.

Una tercera alternativa es congelar la crisis con un inherente sentimiento de frustración y sofoco. Como consecuencia de lo anterior surgen diversos síntomas de trastornos, como estancamiento, infidelidad, cristalización de roles, violencia intrafamiliar, disfunciones sexuales, etc.

Por las razones anteriormente expuestas las áreas mencionadas son relevantes, de explorar en el diagnóstico de una pareja y en el contexto de la psicoterapia.1

Fases de la pareja

La pareja atraviesa tres crisis relevantes:

Primera crisis: Enamoramiento y desenamoramiento. Lo anterior involucra la desidealización, el descubrir que no existe el príncipe azul, ni la princesa rosa. Es Eva tomando la fruta del árbol del conocimiento por lo que es expulsada del paraíso, o Psíque que se saca la venda de los ojos y al ver a su amado Eros también es expulsada del paraíso. Es descubrir el amor, conocer al otro tal cual es, aceptarlo con las dificultades, renunciar al paraíso, al ideal utópico de la felicidad y conocerlo tal cual es, sin proyectar en él mis fantasías y deseos.

Segunda crisis: La duda, el asumir que esa es la realidad y si es eso lo que quiero, lo que involucra una herida narcisística. El deseo de la realización de la infidelidad que implica revivir el enamoramiento, la “comezón del séptimo año”. Sentirse sofocado con la realidad y preguntarse si es eso lo que uno quiere.

Tercera crisis: Un nuevo duelo, el vínculo se afianza como algo sólido, se acepta al otro, existe más compañerismo, complicidad y solidaridad. Es el retorno, ya no se está centrado además en los hijos, un mirarse uno a uno, pero sin el encandilamiento del comienzo.

La visión psicodramática en la psicoterapia de pareja

Los principios de psicoterapia de pareja, son los mismos que posee la psicoterapia de grupo, familiar e individual. Los principales aspectos se definen como:

La co – construcción de la problemática, del motivo de consulta y del objetivo a seguir en la intervención, el cual debe ser cuidadosamente dialogado y convenido, luego de una exploración psicodramática, por ambos miembros de la pareja y el o los terapeutas.2

Desde el rol del terapeuta se debe intentar ser neutral y facilitador. Si bien este es un principio transversal a cualquier intervención psicoterapéutica, se torna particularmente complejo en el caso de una pareja, ya que el terapeuta puede

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fácilmente entrar a tomar partido por uno de sus miembros, solidarizar por la temática de género, compadecerse en el caso de violencia activa por el miembro pasivo de esta complementariedad, etc. En este sentimiento la técnica psicodramática debe ser aplicada cautelosamente.

El terapeuta debe estar conciente que está frente a tres protagonistas, el vínculo y los dos miembros de la pareja. Más allá de lo intra psíquico de cada uno de los miembros de la pareja, los trasciende el vínculo que configuran, en donde el todo es mayor que la suma de las partes. El terapeuta no debe quedar fijado en el conflicto intra psíquico de uno de los miembros de la pareja. Las interpolaciones deben ser consideradas como una dinámica compleja, que forma parte de la complementariedad de la díada.

Desde la acción psicodramática se debe tener presente la importancia de la corporalidad de ambos miembros, de lo expresado más allá de las palabras, los gestos, las incoherencias no verbales, etc. También debe estar presente la dinámica introyectiva – proyectiva que la pareja tendrá hacia su rol, a través del vínculo terapeuta – díada. De ahí se sugiere los beneficios de actuar en co terapia, más aún si esta la realiza una pareja mixta de terapeutas.

También el terapeuta debe tener clara la mirada comprensiva dramática, que debe de realizar desde el psicodrama. Las dramatizaciones se construyen con ambos miembros de la pareja y tienen un sentido comprensivo profundo de resignificación para los dos polos de la díada.

Roles en la pareja

Uno de los aspectos relevantes en la pareja, es que al ser un vínculo está constituido por roles. La flexibilización o rigidización de los mismos va a determinar si necesita o no psicoterapia y el tipo de psicoterapia que requiere.

Algunos aspectos sociales de estos roles como el del marido proveedor y la mujer dueña de casa, están sufriendo profundas modificaciones, así como también las temáticas de género están cambiando a una menor polarización de los roles. Los aspectos más privados de los roles y como estos se integran en un todo coherente y espontáneo, también son elementos importantes dentro de psicoterapia de pareja. Por ejemplo es importante tener en consideración las exigencias públicas del rol de esposa, esposo, madre, proveedor y sus consecuentes cargas, que pasan a ser no públicas obviamente, sino que privadas y muchas veces dolorosas. Aquí se encuentra, lo que en psicodrama llamamos la integración entre los aspectos sociales y psicodramáticos del rol. En este sentido existen, existen una serie de roles típicos que se dan en nuestra cultura, como el de víctima, victimario, controlador, culpógeno, omnipotente, simbiótico, seductor, seducido, etc. Cada uno de ellos abarcan aspectos externos sociales e internos y poseen su correspondiente complementario.

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Modalidades para el logro de una Homeostasis

Las relaciones de pareja asumen diversas formas de mecanismos de equilibrio, para establecer sus vínculos. En su libro Peligro Amor a la Vista, Dalmiro Bustos, define distintos modelos a través de los cuales la pareja logra una homeostasis. Siempre hay que tener claro que las alternativas son responsabilidad de dos personas, ya que no debemos olvidar, que este vínculo binario es un vínculo simétrico y creo que esto es sumamente necesario de recordar en todo momento de la intervención psicoterapéutica. Muchas veces sobre todo cuando existen tipos de vínculo en donde uno se cristaliza de victima y el otro de victimario, podemos tender a olvidar y sutilmente aliarnos “con el débil” o con “la víctima”, nos puede ocurrir lo mismo, con “el más simpático”, “el más dominante” o “el más alegre”, y en consecuencia darle la responsabilidad del cambio más a un miembro de la pareja, que al otro.3

Una de las modalidades para la Homeostasis es la complementariedad práctica bidireccional. Aquí la complementariedad está dada, por una reciproca colaboración, existe flexibilidad, los roles no están cristalizados y esta complementariedad está sustentada en intereses y habilidades de la pareja, pudiendo adecuarse de acuerdo a los requerimientos del entorno y de las fases de desarrollo de cada uno. Puede darse el caso de una esposa que mientras se encuentre realizando un postgrado, las necesidades cotidianas con los hijos sean predominantemente asumidas por el marido y esto después se invierta cuando el marido desee realizar alguna especialización profesional. Se aprecia una elección de tareas libre, dialogada, de acuerdo con los momentos y con las capacidades y sentimientos de cada uno.

Una segunda modalidad para la Mantención de la homeostasis es la suplementariedad. En este caso el otro no complementa, suple algo que su pareja no enfrenta. Constituyen las típicas relaciones simbióticas. Ambos esposos están indiferenciados, no pueden hacer nada separados, lo que hace y siente uno, lo hace y siente el otro, no hay presencia siquiera de conflicto,, ni crisis de crecimiento alguna. Suelen hablar poco entre ellos, están tan mimetizados y fusionados el uno con el otro, que ya no necesitan hablar ni confrontar nada.

Un tercer mecanismo es la complementariedad patológica concordante. Ésta, a diferencia del primer tipo de complementariedad, es patológica. Implica transferencia de historias vinculares pasadas y no percepción del otro, como otro. Se desarrolla en la relación, un complementario interno patológico. Ejemplo, sumiso – dominante – independiente, pasivo – activo etc. Aquí los roles están cristalizados, no existe flexibilidad. Este vínculo, se puede dar de distintas maneras. O la persona escoge el complementario patológico interno, ejemplo un masoquista a un sádico, o hacer actuar a la persona este complementario. Me ha tocado ver en la consulta pacientes mujeres que han padecido la violencia intrafamiliar y se han sorprendido de que después de separadas el ex marido al rehacer sus parejas no reproducen el ciclo de violencia, no existen golpes, es ahí que se preguntan que tendrán ellas o que hicieron para que emergiera el aspecto maltratador del otro.4

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Esta complementariedad se puede dar a través de distintos mecanismos. Puede existir por ejemplo una sobre estimulación de aquellas conductas que el otro emite. Un ejemplo de esto, es que un miembro de la pareja atienda y trate bien al otro, en la medida de que este decida todo lo relativo a ambos. Obviamente esto no es explícito, ya que en otros momentos puede quejarse de lo dominante que puede ser su pareja ya que “....no permite que nadie más tome decisiones ...”. Otra manera de perpetuar la complementariedad es la selección del mensaje, mediante lo cual se omiten conductas dirigidas hacia la pareja, que no sea solo en el ámbito del rol complementario cristalizado. Por ejemplo en el caso de una pareja, que asistió alguna vez a mi consulta, ella solo le dirigía la palabra a su marido cuando éste le provocaba celos, actitud de la cual ella se quejaba. Él por supuesto, mantenía de manera activa este juego. También existe la generalización permanente “ella nunca me atiende, ni me demuestra afecto”, se queja un esposo, refiriéndose a su mujer que no lo acompaña a los eventos sociales del trabajo, pero desatendiendo otro tipo de manifestaciones afectivas que ella realiza hacia él. Otro mecanismo frecuente es la complementariedad especular, en que un miembro de la pareja, desaparece, en función de las necesidades de otro. El chantaje y los mensajes contradictorios, también se describen dentro de los mecanismos habituales que perpetúan las homeostasis de las parejas.

Es importante destacar que los mecanismos descritos son inconscientes, constituyen por lo tanto juegos psicológicos, a la manera descrita por el análisis transaccional, en el cual el libreto está escrito subliminal y poderosamente. En este sentido la labor del terapeuta de pareja, es ir paulatinamente haciendo consciente y desmontando estos guiones, sustituyéndolos por otros elegidos de manera libre y conscientemente por la pareja. Esto implica mucha cautela y acompañar a la pareja a asumir y reconciliarse con los sentidos de esos guiones, que suelen ser sanos, lo que realmente los destruye son los mecanismos para obtenerlos.

Patologías de pareja

En relación a los mecanismos anteriormente descritos, se configuran una serie de patologías de parejas, estas categorías no son rótulos nosográficos estructurales, sino más bien procesos descritos para momentos diversos de la pareja, que pueden desarrollar mayor o menor grado de cronicidad, o que pueden emerger en un momento de crisis. Es importante recalcar que al no ser categorías, no son mutuamente excluyentes.

Especular: Todo está centrado en uno de los miembros de la pareja y el otro se mueve en función de ello. Puede que esto ocurra transitoriamente, mientras uno de los miembros de la pareja este pasando por una crisis personal, o este centrado en algún proyecto laboral o profesional. Desde el punto de vista psicodramático equivaldría a un espejo. En la película de Bergman “Escenas de la vida conyugal”, aparece este tipo de relación, en que ella está en un comienzo ausente de identidad personal y subyugada a los despliegues narcisísticos del marido. Inicia esta película con una interesante escena , en la que están siendo

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entrevistados y él, responde una larga, diversa, coherente e “integra” definición de si mismo y luego ella dice ...”bueno....yo soy la esposa de él....”.

Doble: Uno de los miembros es la extensión del otro, existe una simbiosis, no hay diferenciación, ni apoyo para la individuación. No existe presencia de proyectos personales. Es el tipo de pareja simbiótica ya descrita.

Antropofágico. También es un tipo de simbiosis, pero con un sentido de destrucción. Aquí la simbiosis se aprecia en forma subterfugia. Un ejemplo claro aparece en el cine, en la película “La Guerra de los Rose”, con una creciente escalada de manifestación de un deseo de destrucción hacia el otro.

Desconfianza y celotipia: Se define como tal, cuando es un aspecto central que se instala en el vínculo, como es en el caso de Otelo. Contrario a lo que se suele interpretar, la triangularización que requiere este tipo de vínculo es responsabilidad complementaria de ambos. Uno ene el polo de Otelo y otro el de Desdemona, pero ambos están realizando alguna acción evidente o sutil siempre para triangularizar. Lo anterior en el entendido de que existe una permanencia del vínculo y de esta modalidad de relación en el tiempo. Esto se da sobre la base no solo del erotismo, también se puede triangularizar con los hijos, con las amistades, con los suegros, etc.

Conductas impulsivas: Se aprecia una fuerte tendencia a la irreflexión, a la descarga, también por lo tanto tendencias al acting. Ejemplos de estos casos son, embarazos no deseados, tendencia a endeudarse, consumismo exagerado, dificultades sexuales, violencia, etc.

El dolor como mecanismo: Aquí lo tortuoso, el sufrimiento y la culpa están instalados como mecanismos. Suelen desplazarse de un miembro de la pareja a otro. En este caso el sufrimiento constituye una forma de capitalización del poder, a través de la culpa y es una forma de mantenerse atados recíprocamente.5

Motivos de consulta en la psicoterapia de pareja

En los puntos anteriores, nos referimos a los mecanismos y tipos de complementariedades que son transversales en cualquier pareja y como éstas se pueden configurar en diversas modalidades patológicas. En el punto actual relacionaremos lo anterior con los motivos de consultas frecuentes de las parejas; esto es lo que conscientemente, a uno de los miembros o a ambos los lleva a consultar. Obviamente detrás de estos síntomas puede, estar cualquiera de las patologías y mecanismos vinculares descritos en los dos puntos mencionados en este capítulo.

Problemas sexuales: en nuestra cultura es una temática que muy difícilmente sale en la primera entrevista. Puede ir disfrazado de otro motivo de consulta. Suele obviamente estar asociado a algunos de los mecanismos de homeostasis y categorías patológicas descritas en los dos puntos anteriores. Al ser una temática difícil de abordar a través de escenas psicodramáticas, para el diagnóstico y la

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intervención, se pueden utilizar elementos simbólicos, como ritmos de manos, danzas, etc.

Asimetría en la relación: en que los vínculos se cristalizan y rigidizan en una relación padre hija o madre hijo. Se puede manifestar en distintas versiones, autoritarismo – sumisión , pasivo dependiente – activo independiente, sobreprotector – desvalido, sobreprotector – rabioso, etc. Este es un clásico ejemplo de complementariedad patológica concordante, descrito en puntos anteriores.

Relación competitiva: Lo que se perpetúa es una dinámica de quien es, hace o tiene “lo mejor”, es una permanente lucha y escalada simétrica por el poder. Suele ocurrir en torno a lo económico, afectivo – los hijos por ejemplo. También es muy frecuente en lo laboral y profesional. Puede estar ocultando una antropofagia por lo tanto una simbiosis en que la pareja se destruye, o también una complementariedad patológica concordante.

Parejas que viven para los hijos: en donde el eje de funcionamiento importante es la crianza, la pareja no se encuentra tú a tú o lo hace muy poco. Los hijos en la mayoría de los casos constituyen una forma de evadir conflictivas de pareja. Son los más vulnerables a experimentar el “síndrome de nido vacío”. Suelen inhibir y obstaculizar la autonomía de sus hijos, ya que ésta amenaza a que ellos se vuelvan a enfrentar como pareja, a mirar cara a cara. En casos más patológicos uno de los hijos se hace el protagonista de conflictos y enfermedades, para de esta manera mantener la homeostasis.

Parejas que excluyen a los hijos: En este caso no existe acogida, la pareja constituye un núcleo excluyente, con tendencia a expulsar a los hijos, las funciones parentales están inhibidas o restringidas a lo más básico.

Idealización. Aquí la pareja vive en un continuo paraíso, existen tendencias a negar los conflictos, “ambos se definen socialmente el uno para el otro”. Pueden haber infidelidades, mentiras, e incluso violencia y soledad, pero como que esto no fuera computado, ni menos cuestionado. Un ejemplo típico puede ser algunos casos de abuso sexual intrafamiliar. La mujer que ve a su marido como excelente padre y proveedor y niega en forma grosera, señales de abuso hacia sus hijos, ya que esto destabilizaría la homeostasis familiar y de la pareja.

Consulta prematrimonial. Era habitualmente realizada por Moreno, quien a través del test de la espontaneidad, el test de roles y la proyección a futuro, exploraba diversos aspectos de la pareja.6

Técnicas empleadas en el Diagnóstico y en la Psicoterapia de Pareja

Tanto el diagnóstico como la intervención, en la práctica constituyen una unidad que a veces es difícil de diferenciar. Una buena escucha exploratoria tiene en sí un impacto psicoterapéutico o a veces modifica y resignifica el motivo de consulta de la pareja. Como ya se ha planteado en este capítulo, el diagnóstico de pareja es algo que se realiza en conjunto con la pareja misma y posee diversas

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fases. Los aspectos epistemológicos y metodológicos del diagnóstico e intervención están más descritos exhaustivamente en el presente libro en el capítulo de psicodrama y familia y en mi libro Psicodrama, Paradigma, Teoría y Método, de tal manera que en el presente punto me dedicaré solamente a señalar las técnicas, enfatizando más las etapas y procesos del diagnóstico e intervención.

Durante la primera entrevista, se realiza una exploración verbal, que tiene como propósito el establecer contacto y formar un vínculo de confianza con ambos miembros de la pareja, además de realizar una contextualización general del motivo explícito y manifiesto, como también del latente. También los hitos históricos más relevantes de la pareja. Suele ser útil durante esta fase una exploración de la fantasía de cada uno antes de venir a consultar en relación a la psicoterapia o primera consulta y la motivación que lo trae.7

En la segunda y tercera entrevista, se plantean las escenas temidas, deseadas, pasadas, presentes, futuras y cotidianas. Cada una de estas presenta un valor diagnóstico fundamental, para el establecimiento de los propósitos terapéuticos y de los núcleos de conflictos a trabajar.

A partir de la cuarta entrevista se trabajan los espacios inter – escenas , que existe entre la escena deseada y la escena temida, entre la fantaseada y la escena cotidiana. Cual es el intersticio, el proceso mediante el cual la pareja queda atrapada en un juego de roles que lo rigidiza y que de difersas formas los sofoca, incomoda o los daña.

Luego en la quinta entrevista se puede explorar la historia del v{inculo, los hitos agradables, desagradables y rutinarios. Una especie de biograma y biopatografía de la pareja, en donde se va descubriendo los aspectos difíciles y las fortalezas.

Ya a partir de la sexta sesión se realizan exploraciones psicodramáticas abiertas. En caso de usar una escena, la estructura de esta es más compleja que cuando tenemos un solo protagonista, en este sentido existe una improvisación de ambos en donde se van conjugando y superponiendo o atropellando las subjetividades y fantasías de cada uno. También se puede realizar microescenas de a uno, mientras que el otro observa alternadamente. Estas deben realizarse con cautela y luego de estar consolidado el vínculo, ya que incluso para un psicodramatista con experiencia en parejas, ello se puede tornar de difícil manejo.

Finalmente el propósito es definir además de los conflictos a trabajar, si la intervención será focalizada o indefinida y si ambos miembros están de acuerdo, de manera de hacer una especie de convenio y negociación explícita.

Para Rojas Bermúdez en el período del diagnóstico y también durante la intervención, se pueden emplear esculturas, paños, territorios, mapas, danzas, ritmos, inversión de roles, soliloquios, dibujos, gráficos, dramas, construcciones de vínculos, personajes e historias. Moreno utilizaba el test de roles y la proyección del futuro.8 Mario Bushbinder y Elina Matoso emplean máscaras en el diagnóstico y tratamiento de pareja.9 Cabe aquí mencionar que lo que Rojas Bermúdez y Pablo

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Población enuncian como esculturas, posee influencia de la denominación sistémica.10 En realidad Moreno desarrolló antes, la técnica de la escultura y la denominó “concretización de imágenes”. El valor de esta técnica para la construcción diagnóstica es que al ser una imagen estática, moviliza angustia y generación de conciencia de la situación que vivo y sostengo. Es bueno que el psicodramatista mantenga esto un momento y no incite al movimiento complaciente, sin antes mirar y elaborar, ya que de lo contrario se está perdiendo una oportunidad de apreciar y sobre todo que el otro tome conciencia del conflicto. Un movimiento rápido desde una concretización de imagen puede estar representando una resistencia o una elaboración maníaca que evita el insigth dramático.11

La consigna de la concretización de imágenes debe ser lo más abierta posible. En realidad esta la posibilidad que cada miembro de la pareja construya su propia visión del conflicto en forma alternada o ambos en forma silmutánea. En el caso de una pareja, el psicodramatista no debe ejercer influencia, sobre quién inicia la concretatización de imágenes, en el caso de que sea alternada. En el caso de que sea simultánea, tampoco debe proponer que se active el miembro que aparece más pasivo en la construcción, ya que lo que allí surge tiene un valor diagnóstico y metafórico, que nos entrega una gran información sobre la pareja: sobre los mecanismos manifiestos y latentes de tomas de decisiones, roles distribución de funciones y tareas, etc.

El sentido del diagnóstico es tener las reglas claras, abrir y procesar un dialogo entre la realidad y el “como si”, explorar los congelamientos de las historias y las rigideces de los roles.

La intervención psicodramática de pareja es algo complejo, que como vimos requiere varias sesiones diagnósticas que ya tienen bastante en sí de intervención psicoterapéutica y por lo tanto con la misma modalidad se puede convertir en una intervención en crisis. Esto es relevante resaltarlo, sobre todo para aquellos psicoterapeutas que trabajan en contextos de salud pública y que por lo tanto los requerimientos de atención son de alta demanda y de pocas sesiones por consulta, ya sea individuos o parejas.

Otro aspecto es, como lo he podido corroborar en numerosas ocasiones, que el psicodrama es de alta efectividad y eficiencia, lo que implica que impacta sobre objetivos de reducción de síntomas y disfunciones y tiene además potencia en profundizar en aquellos elementos que posibilitan que el síntoma no re – emerja con posterioridad en futuras situaciones de crisis de pareja o individual. La eficiencia tiene por otro lado la característica que estos objetivos son logrados en poco tiempo. Esto torna a este modelo en algo muy utilizable dentro del contexto de políticas públicas de salud mental. Cabe por tanto hacer la salvedad que se requiere por lo menos dos años de especialización, además de algunos de experiencia, ya que de lo contrario indiscutiblemente no solo no posee el mismo impacto, sino que además puede ser de alto riesgo, ya que puedo intervenir en áreas en que la pareja o el individuo no estén capacitados para trabajar.

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Alcances éticos de la psicoterapia de pareja

Es importante ser consecuente y honesto con el tipo de pareja que voy a atender. Puedo discrepar en muchos puntos valóricos con la pareja, pero es relevante que me sienta cómoda atendiéndolos. Esto, que es importante con todo tipo de pacientes, cobra mayor relevancia en el caso de una pareja.

Aquí existen preguntas relevantes de realizarnos al momento de atender a ciertos tipos de parejas, relativos a algunos temas que muy probablemente emergen en algún momento de la exploración de la conflictiva: como por ejemplo, dentro de muchos otros tópicos, que nos ocurre con el aborto, la infidelidad, la homosexualidad, distintas prácticas sexuales etc.

Los alcances éticos de la psicoterapia de pareja no pueden ser disociados del tratamiento, sino que son parte constitutiva de ello. Allí también se entrelaza nuestra historia, nuestra ideología, nuestros valores, nuestros dolores. Es mejor por lo tanto estar conciente y saber como me manejo con ello.

Un caso de complementariedad patológica

Presento un caso atendido en un consultorio de la ciudad de Santiago de Chile. Los nombres y algunos otros datos están cambiados para evitar las identificaciones de las personas. Fue una pareja atendida durante el transcurso de un año y solo expongo algunos antecedentes relevantes y extractos con razones didácticas e ilustrativas a propósitos de las técnicas diagnósticas y psicoterapéuticas para parejas, desarrolladas en el presente capítulo.

Angélica y Enrique, constituyen un caso de violencia intrafamiliar. En la historia de esta pareja existen antecedentes de infidelidad y de violencia verbal y física por parte del marido hacia la esposa. La violencia verbal es mas frecuente, la violencia física ocurre con un ritmo de tiempo de seis meses y las infidelidades han sido como en tres ocaciones. Angélica tiene 41 años y Enrique 50 años. Llevan 19 años de casados y tienen 3 hijas mujeres de 18, 16 y 13 años. Han permanecido siempre juntos.

Pertenecen a un nivel socioeconómico medio bajo y asisten a un consultorio de las redes del Ministerio de Salud. El nivel educacional de él es técnico superior y el de ella enseñanza superior completa. El trabaja como auxiliar de enfermería en un servicio de urgencia y ella siempre ha sido dueña de casa. Pertenecen a una subcultura proveniente del sector rural, en donde las polarizaciones del rol de hombre proveedor dominante, mujer pasivo sumisa están acentuadas. La historia de ambos miembros de la pareja está plagada de antecedentes inmediatos y transgeneracionales de violencia por parte del hombre hacia la mujer.

Comienzan a asistir a psicoterapia producto de que ella consulta, ya que este último tiempo ha tenido muchas crisis de úlcera estomacal y el doctor les dijo a ambos que era “nervioso”. Él es convocado y asiste “solo para ayudarla”, ya que

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tiene susto que se enferme más. Después de numerosas sesiones diagnósticas en que se va generando además un clima de confianza y se va co construyendo un motivo de consulta sostenido por una necesidad de ambos y no solo por ella, se acuerda una psicoterapia de pareja, en las que trabajo con un yo auxiliar.

Se realizan las primeras sesiones con concretizaciones de imágenes. Les pido que construyan ambos con su cuerpo, en forma simultánea y en base a lo que van sintiendo una imagen estática de cómo sienten que están en este momento ellos como pareja. Surge una imagen en cuya construcción ella es más activa al principio y él después. En esta concretización de imágenes, ella mira hacia el suelo cabizbaja y resignada, sostiene un cojín de manera tensa y desgarradora. Surge la imagen para mí y para el yo auxiliar de “una mujer sosteniendo – reteniendo y siendo sostenida por un bebé”. El mira hacia el otro extremo, como al infinito, está más distante más frío, surge para nosotras como terapeuta, la sensación de “buscando horizonte”. Realizamos inversión de roles, que implica que el yo auxiliar reemplaza por un breve momento a cada miembro de la pareja, para que cada uno pueda mirar esto desde afuera, saliéndose de la concretización de imágenes. Luego vuelven a sus lugares, les pido soliloquios – que expresen en voz alta desde la imagen lo que están sintiendo -, el yo auxiliar hace algunos dobles – se transforma en la extensión de cada uno y habla por ellos. Aparecen en ella sentimientos de pena, mucha rabia, y de estar sometida por un destino. También aparece la resistencia a no querer cambiar de posición, pues desde ahí igual tiene control y poder. En él aparece la pena, la soledad y el cansancio, el tener que sostener, cargar y además hacer de “el malo de la película”.

En un segundo momento les pedimos que inviertan roles entre ellos y aparece el contra rol interno, que es característico de la complementariedad interna patológica. Esto implica que deposito y hago responsable al otro de algo que es mío. Ella instala en él, la rabia y el rol de agresor y él en ella la pena y rol de víctima. En un tercer momento, les pregunto que ambos construyan una imagen de lo que quisieran cambiar, como quisieran ver la relación de pareja en el futuro. Aparece una concretización en la que ambos se miran, ambos lloran intensamente, se abrazan, se acogen. Notoriamente a ella le cuesta más que a él.

En un cuarto momento nos sentamos a conversar, primero les preguntamos a ellos que les paso, luego les decimos nosotros.

Esto es lo que se plantea como el constructivismo desde el psicodrama. Construimos juntos con los pacientes nuestra mirada y nuestro propósito psicoterapéutico. Emerge mucha información como elaboración secundaria de las concretizaciones de imágenes. Destaco el tema de la etapa que están viviendo por estar creciendo las hijas y tener que empezar a mirarse de otra manera entre ellos. Aparece también la soledad y la dificultad para ponerse en el lugar del otro.

Emerge también como temática, que dentro de los componentes de la pareja, la sexualidad era un tema que hace años estaba siendo postergado por ambos y

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que ello estaba relacionado con que ella se situara en el rol de madre y esposa abnegada disociando su sexualidad y él en el rol de proveedor agobiado desplazando la sexualidad hacia otros espacios, mediante la infidelidad como mecanismo. Las otras dos áreas inherentes para la pareja, el proyecto vital y la afectividad, también estaban dañadas.

Se apreciaba una modalidad vincular complementaria patológica concordante, en la cual los roles estaban rígidamente cristalizados, en víctima, pasiva – dependiente y culpógena versus victimario activo – agresor . Las dinámicas afectivas derivadas de estos roles, fortalecían y perpetuaban además que ella no expresara adecuadamente las rabias contingentes e históricas – de ahí sus crisis de úlcera -. También por otra parte se manifiesta la soledad, la pena y el cansancio de Enrique. Inmediatamente después de esta sesión él comienza a expresar más pena y ella más rabia, según lo que ambos reportan en las siguientes consultas.

En las siguientes sesiones realizamos un biodrama, éste es un método también muy útil para el diagnóstico. Consiste en llevar la línea de la historia de la pareja a un espacio escénico. Este espacio escénico es recorrido por ellos, corporalmente con movimientos, desde el momento en que se conocen, atravesando las distintas etapas del proceso, pudiendo abarcar hasta los momentos actuales y la proyección futura. También se pueden apreciar la gestación de los conflictos específicos.

Este viaje es realizado por la pareja, tal como ellos lo sienten, representándolo con su cuerpo y acompañado muy de cerca por mí y por el yo auxiliar. Desarrollé mucho movimiento en cámara lenta, movimiento expresivo, maximizaciones de sensaciones, soliloquios de emociones con palabras y sonidos, dependiendo lo que el momento iba requiriendo. Cada cierto tiempo, los iba sacando de a uno del espacio escénico, para que tomaran distancia y observaran, principalmente las matrices que se reiteraban en cada uno y en el vínculo. Esta última parte, me permitió ver y fortalecer la capacidad yoica y defensas de la pareja, lo que era capaz de mirar y procesar. También los hacía interactuar, con lo que yo iba viendo y sintiendo desde afuera. El rol del yo auxiliar fue hacer dobles y en ocasiones inversión de roles.

Lo que resaltó de esta línea biográfica de la pareja, para sorpresa de ambos miembros, era que a lo largo de ella, se repetían ciertos ciclos, como en tres fases que se daban a lo largo de años, que ellos mismos denominaron, como “la bomba atómica”, “la reconciliación” y “la angustia”. Muy emocionados y angustiados reconocieron que era como tener un libreto escrito, pero sin saberlo, estar representando personajes y que ahora lo sabían. Les pregunto si se les ocurre quienes podían haber colaborado en la escritura de ese guión y aparecen bisabuelos y tatarabuelos de ambos, que constituyen mandatos transgeneracionales. Los llamamos a escena. Aquí es importante el rol del yo auxiliar, para representar estos personajes a partir de la construcción de las fantasías de la misma pareja. Pudieron ellos tener una conversación con estos

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personajes, en donde les dijeron que deseaban re – escribir su propio guión. Les conversamos en esa ocasión a ellos lo que se describe como clásicamente dentro de los ciclos de violencia en la parejas, que es la agresión, la luna de miel y la acumulación de tensiones, información que los conmueve.

Lo que siguió con esta pareja fue alrededor de ocho meses de psicoterapia en donde pudieron realizar escenas abiertas y reescribir sus propios destinos, con mayor libertad, e individuación para ambos. Cesaron los ciclos de violencia y con posterioridad fueron derivados ambos a psicoterapia individual con distintos psicoterapeutas.

Psicóloga Universidad de Chile Psicodramatista – Directora Centro de Estudios de Psicodrama de Chile

Notas

1 Bustos Dalmiro, Nuevos Rumbos en Psicoterapia Psicodramática. 19912 Reyes Gloria, Psicodrama, Paradigma, Teoría y Método. 2005

3 Bustos Dalmiro, Peligro Amor a la Vista. 1991

4 Bustos Dalmiro, Peligro Amor a la Vista. 1991

5 Bustos Dalmiro, Peligro Amor a la Vista. 1991

6 Moreno Jacob Levi, El Psicodrama Terapia de Acción y Principios de su Práctica. 1995

7 Rojas Bermúdez Jaime, Teoría y Técnica del Psicodrama. 1997

8 Moreno Jacob Levi, El Psicodrama, Terapia de Acción y Principios de su Práctica. 1995

9 Tapia Luis, Las Máscaras en Terapia de Familia y Pareja. 2000

10 López Barberá Elisa, Población Pablo. 1997

11 Rojas Bermúdez Jaime, Teoría y Técnica del Psicodrama. 1997