PUBLICACION DEL CENTRO DE INVESTIGACION … · que en la época de Freud se utilizaba la hipnosis....

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PUBLICACION DEL CENTRO DE INVESTIGACION DE ESTUDIO SAHAR – VERANO 2015 – Nro. 30- ISSN 2347-0283 Publicación declarada de interés cultural y auspiciada por el Ministerio de Cultura de la Nación Argentina. Las Neuropsicosis de defensa: la histeria. Su relación y comparación con los pacientes del Zar y sus ceremonias. Autora: Lic. Romina Natalia Mayor (UBA, Estudio Shahdana) 1 Abstract: en el año 1894 Sigmund Freud desarrolla su primera nosología diferenciando las neurosis (que luego va a llamar neurosis actuales) de las Neuropsicosis de defensa. Dentro de esta última se incluyen: la histeria, la neurosis obsesiva y la confusión alucinatoria aguda. La diferencia que va a establecer entre las neurosis y las Neuropsicosis de defensa, es que en ésta opera un mecanismo psíquico de defensa como intento de reprimir una representación inconciliable para el yo de la persona. La defensa se caracteriza por separar la representación del afecto que estaba ligado a ella; en la histeria el afecto va al cuerpo, conversión, generando un síntoma conversivo. De esta manera, las pacientes histéricas de Freud se caracterizaban por presentar parálisis corporales que no respondían a las leyes de la anatomía. A lo largo de este trabajo se intentará pensar a los pacientes del zar como un ejemplo de las pacientes histéricas de Freud. Dichos pacientes se caracterizan por presentar síntomas en el cuerpo que no están relacionados a causas orgánicas. Por otro lado, se planteará a las ceremonias del zar como un método de curación, con efecto placebo, al igual que en la época de Freud se utilizaba la hipnosis. De este modo, se trataría de dolencias que son curadas por sugestión, independientemente de las diferencias sociales y contextuales. 1 El siguiente trabajo fue realizado por Romina Mayor, con la tutoría de Marina Barrionuevo para el exámen final del Estudio Shahdana.

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PUBLICACION DEL CENTRO DE INVESTIGACION DE ESTUDIO SAHAR – VERANO 2015 – Nro. 30- ISSN 2347-0283 Publicación declarada de interés cultural y auspiciada por el Ministerio de Cultura de la Nación Argentina.

Las Neuropsicosis de defensa: la histeria. Su relación y comparación con los

pacientes del Zar y sus ceremonias.

Autora: Lic. Romina Natalia Mayor (UBA, Estudio Shahdana)1

Abstract: en el año 1894 Sigmund Freud desarrolla su primera nosología diferenciando las

neurosis (que luego va a llamar neurosis actuales) de las Neuropsicosis de defensa. Dentro

de esta última se incluyen: la histeria, la neurosis obsesiva y la confusión alucinatoria aguda.

La diferencia que va a establecer entre las neurosis y las Neuropsicosis de defensa, es que

en ésta opera un mecanismo psíquico de defensa como intento de reprimir una

representación inconciliable para el yo de la persona. La defensa se caracteriza por separar

la representación del afecto que estaba ligado a ella; en la histeria el afecto va al cuerpo,

conversión, generando un síntoma conversivo. De esta manera, las pacientes histéricas de

Freud se caracterizaban por presentar parálisis corporales que no respondían a las leyes de

la anatomía. A lo largo de este trabajo se intentará pensar a los pacientes del zar como un

ejemplo de las pacientes histéricas de Freud. Dichos pacientes se caracterizan por presentar

síntomas en el cuerpo que no están relacionados a causas orgánicas. Por otro lado, se

planteará a las ceremonias del zar como un método de curación, con efecto placebo, al igual

que en la época de Freud se utilizaba la hipnosis. De este modo, se trataría de dolencias que

son curadas por sugestión, independientemente de las diferencias sociales y contextuales.

1 El siguiente trabajo fue realizado por Romina Mayor, con la tutoría de Marina Barrionuevo para el exámen final del Estudio Shahdana.

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Palabras claves: Neuropsicosis de defensa – Histeria – Pacientes del Zar – Ceremonias del

Zar – Curación – Efecto placebo.

Introducción

El objetivo del siguiente trabajo será describir y comparar a las pacientes histéricas

de Freud con los pacientes del Zar. ¿Es posible que ambos tengan algo en común? Se cree

que uno de los puntos centrales estaría dado en el origen de los síntomas de ambos tipos

de pacientes y en su forma de curación. Para poder dar respuesta a dicho interrogante, será

necesario desarrollar el surgimiento de la teoría de Freud, sus tipos de pacientes, el origen

de la patología histérica, como así también los métodos aplicados. En relación al zar, se

desarrollaran las características de sus pacientes y del ritual utilizado, como así también el

contexto en el cual es llevado a cabo, comparándolo con la época de Freud.

Marco teórico: elaboración freudiana

La primera nosología planteada por Freud en el año 1894 es la diferenciación entre

Neurosis y Neuropsicosis de defensa. Las Neurosis, que luego va a llamar Neurosis actuales,

estaban conformadas por la neurastenia y la neurosis de angustia, mientras que las

Neuropsicosis de defensa estaban constituidas por la histeria, la neurosis obsesiva y por la

confusión alucinatoria aguda. Freud va a diferenciar a ambos tipos de neurosis planteando

que en las Neuropsicosis de defensa opera un mecanismo psíquico de defensa contra una

representación penosa. De este modo, la defensa separa la representación del afecto que

estaba ligado a ella, formando un grupo psíquico aparte. Al interrogarse a donde va a parar

el afecto, surgen dos posibilidades: que se desplace a una inervación somática (a una parte

del cuerpo) o que se ligue a otra representación.

En el caso de la histeria, el afecto va a parar al cuerpo, conversión, generándose un

síntoma conversivo. “En la histeria, el modo de volver inocua la representación inconciliable

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es trasponer (umsetzen) a lo corporal la suma de excitación, para lo cual yo propondría el

nombre de conversión” (Freud, 1894, p.50). Las pacientes histéricas solían manifestar por

ej.: “se me paralizó todo el brazo” (todo estaba rígido), con lo cual no responderían a las

leyes de la anatomía. Por lo general, las parálisis son por razones neurológicas, viéndose

más afectadas las extremidades de la zona paralizada. Por ej.: si se paraliza el brazo, habría

mayor movimiento en el hombro. Pero esto no ocurría con las histéricas, quienes

respondían a la palabra y es en función de ella que se paralizaba el cuerpo.

De esta manera, hay dos tipos de síntomas que tiene en común la defensa, pero que

se diferencian según el destino del afecto. A diferencia de la histeria, en la neurosis obsesiva,

hay una idea obsesiva insistente que desgasta al sujeto, con lo cual se estaría hablando de

un síntoma en el pensamiento.

En el texto “Nuevas puntualizaciones sobre las Neuropsicosis de defensa” Freud va

a avanzar un poco más sobre la etiología y va a analizar la teoría traumática, estableciendo

en las Neuropsicosis de defensa la idea del trauma. Así, plantea la figura de un niño

inmaduro que se encuentra con la sexualidad contingente bajo la forma de seducción a

partir de un adulto.

Freud piensa en dos tiempos del trauma: el primero se da en la infancia; hay una

escena inicial que cobra eficacia causal a partir del segundo momento en el cual se le da

significación sexual, con lo cual deviene en representación inconciliable y el Yo pone en

juego la defensa. “No son las vivencias mismas las que poseen efecto traumático, sino sólo

su reanimación como recuerdo, después que el individuo ha ingresado en la madurez

sexual” (Freud, 1896, p.165). Allí, se separa la representación del monto de afecto. El

segundo tiempo del trauma es en la pubertad, cuando aparece la sexualidad. En relación a

esto, Freud va a plantear dos tipos de trauma: uno en el cual la escena sexual es pasiva,

característica del trauma en la histeria y otro tipo de trauma activo, característico de la

neurosis obsesiva.

El método catártico

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En el año 1885, Freud comienza a estudiar con el médico neurólogo Jean-Martin

Charcot las aplicaciones de la hipnosis en el tratamiento de la histeria. De regreso a Viena,

empieza a trabajar en el hospital con Josef Breuer, psiquiatra, y a desarrollar el método

catártico. Dicho método, era una técnica psicoterapéutica que consistía en la descarga de

afecto; hay una energía que no se descarga por un hecho traumático. De esta forma, lo que

se intentaba lograr era recuperar el recuerdo para poder descargarlo, recuerdos que por lo

general eran hechos y vivencias referidos a acontecimientos pasados y que en estado de

vigilia las pacientes no recordaban. La sugestión es el modo en que comienza el método

catártico, siendo la hipnosis su técnica; supone una condición primera para recibir la

influencia de otro y es la transferencia parte de su estructura. Uno de los casos más

emblemáticos en que Breuer utilizó el método catártico fue con el de Anna O, una paciente

que presentaba síntomas histéricos como ser: tos, alucinaciones, mutismo, etc. y que a

partir de la hipnosis y de la catarsis, evocando a su padre, pudo mejorar. La palabra catarsis

significa purificar, eliminar, descargar.

Finalmente, Freud, va a comenzar a tener algunas diferencias con Breuer en cuanto

a la aplicación de la hipnosis y va a plantear que no todas las personas son hipnotizables y

que debió tomar conocimiento acerca de las características de la histeria en contraste con

otras neurosis (Freud, 1895). Ya no se va a interesar sólo por aliviar el estado penoso de los

pacientes, curando los síntomas, sino que se va a centrar en el origen traumático que da

lugar a dicha sintomatología y a las influencias psíquicas. De esta manera, va a dejar de

aplicar el método catártico para dar paso a la asociación libre y así a la exploración del

inconsciente.

Efecto placebo

Según el 9° congreso virtual de psiquiatría, del año 2008, el efecto placebo puede

ser definido como las expectativas de curación del paciente. Como sinónimo de los efectos

inespecíficos del tratamiento; esto es, como todo aquello que no es especifico del

tratamiento pero que puede generar un efecto en el paciente (efecto inespecífico del

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fármaco/terapia, rapport terapeuta-paciente, poder de persuasión del terapeuta, efecto

del contexto de consulta, expectativas del sujeto o, etc.).

Placebo e hipnosis.

La técnica hipnótica, es considerada como una situación placebo en sí misma; lo

importante a tener en cuenta, es que la sugestionabilidad no es igual a hipnosis, sino que

sería un factor más a considerar a la hora de aplicar la técnica. De la misma forma, el placebo

e hipnosis no son lo mismo, sino que el placebo, influye en la hipnosis de la misma forma

que lo puede hacer en el resto de las técnicas terapéuticas realizadas en psicoterapia (Moral

Ortiz, 2008). Se piensa que tanto la hipnosis como el placebo actúan sobre las expectativas

y creencias de la persona, modificando el resultado del tratamiento.

Humphrey (como se citó en Moral Ortiz, 2008, p.8) plantea que:

El placebo es un tratamiento que funciona cuando y porque: el paciente es

consciente de que el tratamiento está siendo aplicado; el paciente tiene una cierta creencia

en el tratamiento, basada en la experiencia pasada o la reputación del tratamiento; las

creencias del paciente le llevan a esperar que, tras el tratamiento, probablemente

mejorará; y las expectativas influyen en su capacidad de autocuración, de forma que puede

acelerar el resultado esperado.

De esta forma, a partir de lo explicado anteriormente, se puede pensar que si bien

la hipnosis y el placebo no son lo mismo, ambos están relacionados en la idea de que

partiendo de uno se puede llegar al otro. Así mismo, son las expectativas las que podrían

hacer de puente en dicha relación, apareciendo como un mecanismo facilitador, y como

una condición necesaria para la hipnosis, pero en absoluto suficiente. Moral Ortiz (2008),

planteará la importancia del contexto sobre la relación placebo-expectativas-hipnosis,

siendo el mismo un elemento facilitador en terapia y en el mismo sentido ubicará a la

historia del sujeto.

En relación al contexto terapéutico (…) el papel del rapport entre terapeuta y

paciente, y la confianza de éste en el proceso hipnótico, habida cuenta de que un paciente

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resistente (…) respecto a la terapia en general, reducirá sus expectativas a cero,

imposibilitando el proceso terapéutico e hipnótico. (Moral Ortiz, 2008, p. 14)

El ritual

María Julia Carozzi, (2013), en su texto “El estudio de los rituales” va a plantear que

el ritual es un concepto que hace referencia a una categoría particular de eventos sociales,

en los cuales el comportamiento de los seres humanos se ve afectado tanto por las propias

expectativas de ese tipo particular de evento como por el comportamiento de los otros

presentes en la situación.

Hay ciertas características que debe tener un ritual, como ser: la formalidad, el

tradicionalismo, la atención minuciosa al detalle, la competencia regida por complejos

códigos de orquestación, la invocación de seres sobrenaturales o el empleo de símbolos

sagrados y una dimensión performativa. Esta última implica varias características que no

siempre se encuentran juntas: la responsabilidad de quienes ejercen el ritual hacia un

auditorio, la producción de una experiencia multisensorial impactante y el enmarcado de la

situación, el cual consiste en una separación clara en relación con la experiencia cotidiana

(Carozzi, 2013).

Finalmente, la ausencia de la conciencia de su agencia en la creación de la situación

social es la última característica que se atribuye al ritual.

Haciendo referencia a las funciones del rito, Émile Durkheim (como se citó en

Carozzi, 2013, p.6) sostuvo que “los ritos constituyen oportunidades periódicas en que el

grupo se reúne, y como tales suscitan intensos sentimientos de efervescencia en que los

individuos experimentan algo que los excede”. El ritual une al individuo con la sociedad de

la cual es miembro y lo hace a través de la representación colectiva que al mismo tiempo lo

incluye y lo trasciende. Para Durkheim, la sociedad es la fuente y origen de la religión, la

moralidad y el conocimiento. Radcliffe Brown rechazó la idea de Durkheim, de que el ritual

expresaría representaciones colectivas disfrazadas de creencias religiosas, y argumentó que

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la creencia es un efecto del ritual. Para dicho autor, el ritual es origen y creador de estados

mentales y no como simple alivio o expresión de estados previos (Carozzi, 2013).

Por otro lado, Bronislaw Malinowski, enfatizó los componentes individuales y

psicológicos del ritual. Distinguió dos tipos de rituales: los mágicos y los religiosos. Estos

últimos estarían relacionados con la creencia de un agente sobrenatural que simpatiza con

los sentimientos de los hombres y con la continuidad después de la muerte. En relación a

los rituales mágicos, sostuvo que estaban dirigidos a reducir la ansiedad cuando la

naturaleza encuentra su límite; de esta manera la magia intentaría controlar las fuerzas

incontrolables que afectan el éxito de las actividades prácticas. De esta forma, tanto

Radcliffe Brown como Malinowski conceptualizan a los rituales como medios para poder

estabilizar y regular el sistema social, ajustar sus interacciones internas y restaurar la

armonía después de que un disturbio de produce (Carozzi, 2013).

En función de la performance y de la teoría de la práctica, los teóricos sugieren roles

activos para los participantes del ritual y plantean que el ritual efectúa transformaciones en

las percepciones e interpretaciones de los participantes y asistentes. De esta manera, el

ritual es pensado como un medio para la transformación social (Carozzi, 2013).

Cuerpo

Pacientes del zar

En relación a las ceremonias del zar, éste es considerado un ritual, en el cual, como

lo planteó María Julia Carozzi, (2013), un grupo de personas se reúne haciendo que sus

comportamientos se vean modificados en función de las propias expectativas y de las del

grupo. El objetivo principal va a ser curar a la persona, a través de una serie de pasos que

se deben cumplir y que serán desarrollados posteriormente.

En el texto de Magda Saleh (1979), la autora plantea que hay mucha especulación

sobre el origen del zar en Egipto y la fecha de introducción en el país, así como también en

relación a la etimología de la palabra zar. Tomando a Fatma el Masri, la palabra zar podría

derivar del verbo árabe “zara”, que significa visitar (la persona poseída es visitada por un

espíritu). La palabra munzar se utiliza para describir a la persona afectada.

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La idea principal del fenómeno del zar, es la creencia de que existen un grupo de

seres, espíritus, que circulan por la tierra, teniendo el poder de causarle a los seres humanos

enfermedades o infelicidad. Algunos de esos seres son llamados: Jinn, Shaytan, Afreet y

Asiyad. Los Jinn serían una clase de seres intermedios entre los hombres y los ángeles, pero

inferiores a ambos (Saleh, 1979).

En el caso del zar, el Masri va a plantear que los espíritus se llaman Asyad. Si bien

todos los seres humanos son vulnerables a ser poseídos, el grado varía según la

predisposición de cada uno.

Como se dijo anteriormente, hay diferentes teorías sobre la introducción de la

ceremonia del zar en Egipto. La referencia más antigua aparece en un artículo de Medicina

Experimental de 1862, en el cual se describe un caso de neurosis, que manifestaba una

mujer, y que atribuía su malestar a la posesión de un Jinn. Esta mujer intentaba expulsarlo

a través del canto, la percusión y la danza. Lo importante a destacar, era que no había una

explicación objetiva desde la medicina en relación a lo que le pasaba a esta mujer (Saleh,

1979).

En cuanto a las mujeres que asisten a las ceremonias del zar, suelen presentar varios

síntomas como: dolores en los brazos y piernas, decaimiento, dolor de cabeza constante,

alergia, reumatismo, problemas oculares o internos, desórdenes mentales, apatía,

esterilidad y temas femeninos como el sangrado.

En su texto, Saleh (1979), plantea que la Kodia puede ser hombre o mujer, y es

elegida por el Asyad como su instrumento ya que en su juventud fue poseída. De esta

manera, ella será la intermediaria entre la persona que está poseída y los espíritus que

expresarán sus deseos y tratarán de cumplirlos. “El rol de la Kodia es el de persuadir al

paciente de que la causa del malestar fue una ofensa hecha al Asyad, y recomendarle como

remedio el zar” (Saleh, 1979, p.4). Por lo general, siempre suele estar preparada para recibir

al Asyad, purificada y limpia, se encuentra en una atmósfera rodeada de incienso, usa ropas

blancas y está dotada con la bendición de los maestros. Su principal función es poder

descubrir cuál es la demanda del espíritu que posee al paciente. A su vez, también dirige a

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la persona durante cada paso de la ceremonia, adivina porque fue poseída y trata de

volverlo a la normalidad. El munshida (cantante), es otra figura muy importante dentro de

la ceremonia. Su función es la de cantar todo el repertorio variado de canciones del zar.

Ningún zar puede realizarse sin su presencia, ya que él logra comunicarse con el Asyad a

través de las canciones (Saleh, 1979).

Como primer paso en la realización del zar, el paciente visita a la Kodia para que

diagnostique su malestar. A través de un sueño, el Asyad le revela la cura a la Kodia. La

demanda del espíritu va a depender de la riqueza del paciente. Otro de los pasos del zar, es

utilizar cuatro aves de caza, un gallo rojo, uno blanco y uno negro ya que suele agradar a la

mayoría de los Asyad.

El paciente junto a la Kodia y el carnicero, se paran frente a una tienda blanca. Allí

degüellan a la oveja y una vez que la Kodia se asegura de que se cumplieron los deseos del

Asyad, el paciente se prepara para la ceremonia. (Saleh, 1979, p.6)

La segunda parte del zar, es cuando se coloca al anochecer el Korsi (tabla circular

cubierta con un mantel rojo y gran cantidad de comida). En ese momento la Kodia recita

encantamientos, prende inciensos y hay percusión. El paciente, se encuentra con una nueva

vestimenta blanca rodeado de sus familiares femeninos cercanos. A las 2 a.m. se sacrifica a

una oveja y se utiliza su sangre para que el paciente unte sus brazos, cara, hombros, ropa y

piernas y bebe un vaso entero. Luego del sacrificio, tanto la Kodia como el paciente

desayunan antes de que lleguen los nuevos invitados. Finalmente, cuando ya están todos

los invitados, aparece el paciente y se canta la canción de apertura junto al munshida.

Cuando la persona que se encuentra poseída entra en estado de talaboos, la danza se vuelve

más frenética. Tanto la Kodia como su asistente tratan de generar la participación de todos

en la danza para que se genere un ambiente de energía para el éxito del zar. La Kodia, salpica

con agua de rosas a la poseída, a su vez que la recorre con el incienso, buscando que ingrese

en cada parte de su cuerpo. Invoca la bendición de Dios y el perdón de Asyad. La paciente

debe estar 7 días en ese estado, sin bañarse y sin sacarse las joyas dadas por la Kodia (Saleh,

1979).

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Relación entre las pacientes de Freud y del Zar

A partir de lo desarrollado anteriormente en relación a Freud y a los pacientes del

zar, es que podría pensarse en una cierta analogía entre ambos. Como primera

característica, encontramos que en ambos casos hay presencia de síntomas corporales que

no son causados por cuestiones orgánicas, con lo cual no pueden ser explicados desde la

medicina. En las pacientes histéricas se observaban ciertas parálisis en los brazos y piernas,

así como también tos, presencia de alucinaciones, entre otros síntomas. En cuanto a los

pacientes del zar, algunos de sus síntomas eran dolores en los brazos y piernas,

decaimiento, alergia, etc. En el caso de Freud las personas con este tipo de afectaciones

eran llamadas “histéricas” mientras que en la cultura del zar, las personas afectadas son

llamadas “munzar” (Saleh, 1979).

Otro punto en común, es el método de curación utilizado. En el caso de Freud, el

método aplicado era el catártico, utilizando como técnica la hipnosis. A partir de este

método, las pacientes descargaban montos de afecto, logrando aliviar los síntomas. En

cuanto a los pacientes del zar, su modo de curación y de calmar a los espíritus, era a través

de la ceremonia del zar. En ella, la Kodia, se encargaba de conversar con el espíritu y de

volver a la normalidad al paciente. De esta forma, vemos que en ambos casos se tratan de

métodos con efecto placebo, que utilizan como instrumento fundamental la sugestión,

debido a que, como ya se explicó anteriormente, no hay causas orgánicas que generen el

padecimiento. Tanto en la hipnosis como en las ceremonias del zar, los pacientes tenian

gran expectativa de curación haciendo que los métodos aplicados sean eficaces y logren los

resultados esperados.

En relación al contexto social, encontramos diferencia. Freud pertenecía a una clase

social media alta, y era a ese tipo de pacientes a los que atendía. La ceremonia del zar, en

cambio, es practicado por los humildes y por los ricos. Así, vemos que independientemente

del contexto social, el efecto placebo es alcanzado.

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Conclusión

A partir de lo desarrollado a lo largo del trabajo, es que se puede pensar en un

paralelismo entre las pacientes histéricas de Freud y los pacientes del Zar. Si bien cada uno

utiliza una modalidad terapéutica distinta, en ambos casos se tratan de afecciones

corporales que no encuentran una causa orgánica, lo que dificulta su explicación médica.

Tanto en las ceremonias del zar, como en la hipnosis utilizada por Freud, lo que

predomina es la sugestionabilidad y las expectativas puestas en el tratamiento para lograr

la sanación (efecto placebo). En ambos casos, podría pensarse que los pacientes tienen gran

expectativa y confianza en el método aplicado lo que genera que finalmente el tratamiento

sea eficaz. En el caso de los pacientes del zar, los espíritus son calmados para evitar que

perturben a la persona, y en el caso de la hipnosis, lo que se buscaba era que el paciente

pueda descargar todo el afecto contenido y así sanar. En los dos casos, tanto la figura de la

Kodia, para la ceremonia del zar, como el terapeuta, para las pacientes de Freud, eran

fundamentales para guiar todo el proceso y para que el objetivo de curación sea alcanzado.

De esta manera, podríamos pensar a los pacientes del zar como un ejemplo de las pacientes

histéricas de Freud, independientemente de las diferencias contextuales y sociales.

Bibliografía:

Carozzi, M. J. (2013). El estudio de los rituales. Clase virtual maestría en Antropología.

Buenos Aires: FLACSO

Freud, S. (1894). Las Neuropsicosis de defensa. En Obras completas, tomo III. Buenos

Aires: Amorrortu.

Freud, S. (1895). Estudios sobre la histeria. En Obras Completas, op. cit., t. II, cap. 4.

Buenos Aires: Amorrortu.

Freud, S. (1896). Nuevas puntualizaciones sobre las Neuropsicosis de defensa. En Obras

completas, tomo III, cap. 1 y 2. Buenos Aires: Amorrortu.

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Moral Ortiz, R. (2008). ¿Expectativas igual a placebo igual a hipnosis? 9: 1-14. Recuperado

de: http://bscw.rediris.es/pub/bscw.cgi/d5001468/Moral-

Expectativas_igual_placebo_igual_hipnosis.pdf

Saleh, M. A. A. G. (1979). A documentation of the ethnic dance traditions of the Arab

Republic of Egypt.