Que Haces Ahí

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¿QUE HACES AHÍ? – “Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?" (1 Reyes 19:13) INTRODUCCIÓN: Elías, un gran profeta de Dios que hizo muchos milagros asombrosos y extraordinarios que se ganó una posición privilegiada ante Dios porque fue unos de los hombres que apareció con Jesús en el monte de la Transfiguración. Unos de los grandes profetas del Antiguo Testamento. Bajo su ministerio surgieron milagros grandes en la naturaleza tales como: la sequía, la hambruna. Mientras sucedía estos sucedía fue alimentado por Dios por medios de cuervos y por una viuda. En la casa de la viuda Dios hizo por medio de él una resurrección al hijo de la viuda. Luego de esto vio la gran victoria en el Carmelo contra los profetas de Baal y Asera. Al ver estas grandes victorias de nuestro hermano Elías nos da casi vergüenza mirar a el profeta ante la situación de Elías al huir por la amenaza de una mujer. Empezó a vivir momentos de derrotas, aquí esta huyendo para salvar su vida. Ahora en medio de toda esta tribulación de Elías vemos el cuidado de Dios hacia el profeta. LECCIONES DESDE UNA CUEVA 1 Reyes 19:1-13; 1 Samuel 22:1 "Aquél que nunca ha fracasado en algún momento, ese no puede ser grande. El fracaso es la prueba de la grandeza". Cuando somos niños, el fracaso no parece afectarnos, un niñito de un año comenzando a caminar y cayéndose vez tras vez no deja de caminar, no razona:"me quedaré gateando toda la vida porque aprender a caminar está lleno de intentos y fracasos". Sin embargo, según crecemos, nos asustamos de los fracasos y preferimos muchas veces evitar el fracaso antes de aprender a caminar. ¿Sabía usted que para algunas personas, el fracaso es energizador mientras que para otros es paralizante? Todos experimentamos fracasos y a la mayoría no nos gusta fracasar pero para algunos es un impulso para un nuevo aprendizaje, comprometerse vigorosamente y desarrollar valentía. Para otros el fracaso produce derrota, un sentido de profundo desaliento, pérdida de esperanza, un deseo de esconderse y una resolución secreta de nunca más lanzarse a caminar. La manera en que percibes y respondes al fracaso hará una diferencia enorme en tu vida. Muchos si no todos los grandes hombres y mujeres de Dios han experimentado el fracaso y han salido de él triunfantes. Hoy hablaremos por lo menos de tres.

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Elias

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¿QUE HACES AHÍ? –

“Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?" (1 Reyes 19:13)

INTRODUCCIÓN:

Elías, un gran profeta de Dios que hizo muchos milagros asombrosos y extraordinarios que se ganó una posición privilegiada ante Dios porque fue unos de los hombres que apareció con Jesús en el monte de la Transfiguración. Unos de los grandes profetas del Antiguo Testamento. Bajo su ministerio surgieron milagros grandes en la naturaleza tales como: la sequía, la hambruna. Mientras sucedía estos sucedía fue alimentado por Dios por medios de cuervos y por una viuda. En la casa de la viuda Dios hizo por medio de él una resurrección al hijo de la viuda. Luego de esto vio la gran victoria en el Carmelo contra los profetas de Baal y Asera. Al ver estas grandes victorias de nuestro hermano Elías nos da casi vergüenza mirar a el profeta ante la situación de Elías al huir por la amenaza de una mujer. Empezó a vivir momentos de derrotas, aquí esta huyendo para salvar su vida. Ahora en medio de toda esta tribulación de Elías vemos el cuidado de Dios hacia el profeta.

LECCIONES DESDE UNA CUEVA

1 Reyes 19:1-13; 1 Samuel 22:1

"Aquél que nunca ha fracasado en algún momento, ese no puede ser grande. El fracaso es la prueba de la grandeza". Cuando somos niños, el fracaso no parece afectarnos, un niñito de un año comenzando a caminar y cayéndose vez tras vez no deja de caminar, no razona:"me quedaré gateando toda la vida porque aprender a caminar está lleno de intentos y fracasos". Sin embargo, según crecemos, nos asustamos de los fracasos y preferimos muchas veces evitar el fracaso antes de aprender a caminar. ¿Sabía usted que para algunas personas, el fracaso es energizador mientras que para otros es paralizante? Todos experimentamos fracasos y a la mayoría no nos gusta fracasar pero para algunos es un impulso para un nuevo aprendizaje, comprometerse vigorosamente y desarrollar valentía. Para otros el fracaso produce derrota, un sentido de profundo desaliento, pérdida de esperanza, un deseo de esconderse y una resolución secreta de nunca más lanzarse a caminar. La manera en que percibes y respondes al fracaso hará una diferencia enorme en tu vida. Muchos si no todos los grandes hombres y mujeres de Dios han experimentado el fracaso y han salido de él triunfantes. Hoy hablaremos por lo menos de tres.

DEFINIENDO "LA CUEVA"...

La cueva es donde usted termina cuando tus metas y sueños le son arrancados súbitamente. La cueva es donde te encuentras cuando pensabas que ibas a hacer grandes cosas: tener una gran familia, un granempleo, una buena vida pero te acabas de dar cuenta de que no salió como lo soñastes. Quizás estás en la cueva por decisiones tontas que hiciste o quizás como resultado de circunstancias que no pudiste controlar o por una combinación de las dos. ¿Podrías señalar algunas de las siguientes opciones para hallarte en la cueva? Perdiste tu empleo, la familia está bajo enormes presiones, perdiste algún ser querido, se rompió una relación, estás enfermo o sencillamente estás completamente solo. Si no estás en ninguna cueva, igualmente este mensaje es para ti, espera un poco porque en algún momento te hallarás en una. Nadie planifica terminar en una cueva pero tarde o temprano pasarás unas vacaciones. Lo más difícil de estar en la cueva es que comienzas a preguntarte si Dios ha perdido la pista de dónde estás. ¿Se olvidó de Sus promesas? ¿Sabrá El dónde estoy? ¿Saldré de esta cueva algún día o moriré aquí? Necesitas aprender una gran lección: la cueva es donde Dios realiza uno de sus mejores trabajos en moldear vidas

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humanas. Es allí donde tendrás que descubrir que El es suficiente. Cuando tus temores de ineptitud son confirmados en tu vida y descubres que realmente eres incapaz, experimentas la liberación de comprender que está bien ser incapaz y que precisamente Dios quiere que su poder fluya a través de tu debilidad. En la cueva es donde encuentras a Dios porque es allí donde El hará su mejor trabajo en ti.

DAVID Y SU CUEVA...

David sabía lo que era el fracaso. Pasó cerca de diez años corriendo por su vida en el desierto. Desde la perspectiva humana y natural parecía que las promesas de Dios para él nunca se realizarían. Aprendió allí en la cueva a "fortalecerse en Jehová su Dios"(1 Samuel 30:1-6). Aprendió a lidiar con sus fracasos enfrentando honestamente su desaliento y su desánimo (Salmo 142:1-2). ¿Sabía usted que en medio de su fracaso se le permite quejarse ante Dios? ¿Lamentarse? ¿Clamar y gemir? ¿Gritar tu dolor? Algunos esconden el desaliento y el fracaso, algunos lo disfrazan con falsas sonrisas pero fracasar no tiene que avergonzarte, el fracasar no te hace un fracasado, sólo has tenido una experiencia de fracaso. Cuando David se fortaleció en Dios aprendió otra lección en medio de su cueva: tengo que tomar acción, algo debo hacer, buscaré la voluntad de Dios, inquiriré qué paso debo dar. David se levantó y buscó respuestas. Cuando estamos preocupados por algún fracaso, lo más destructivo que podemos hacer es, ¡NO HACER NADA! Quedándome dentro de la cueva ahogándome no es la mejor alternativa. Cuando tomamos la acción correcta para enfrentar nuestra cueva, nuestro fracaso, le estamos robando el poder que dicho fracaso tiene sobre nosotros. David nunca razonó:"Bueno parece que viviré el resto de mi vida en esta cueva. Mejor es que me vaya acostumbrando, déjame preparar una cama y adornar bien mi cueva. Después de todo no me sorprende que las cosas no me hayan salido como me dijeron, después de todo soy un fracasado". ¡No!

EL FRACASO...TU MAYOR MOTIVADOR

La dolorosa experiencia del fracaso puede ser el mayor motivador de tu vida. "Correr la mejor carrera que tú puedas, entregarle todo lo mejor de ti a esa carrera y ganar...eso es glorioso. Correr la carrera, dar lo mejor de ti y perder...eso es doloroso, pero no es fracaso. Fracaso es negarte a correr la carrera". ¿Otra lección de la cueva? Tomar el tiempo y tener el valor de aprender del fracaso porque el fracaso está atado al aprendizaje. Tratar y fracasar, aprender del proceso y tratar otra vez resulta mejor que esperar por la perfección total en el primer intento. La cueva es donde podemos aprender del fracaso y seguir los planes de Dios.

ELÍAS Y SU CUEVA...

Un buen día Elías se encontró en una cueva. Había sido un profeta exitoso, asesinó a 400 profetas paganos y se detuvo la lluvia por tres años por su sólo mandato. De momento, le sobrecogió el temor, un temor que no supo manejar y a sus propios ojos se vio como un fracasado. Dios lo contempló y lo siguió. Dios ignoró su versión de las cosas y ¡le encargó a un ángel panadero que le preparara una exquisita torta, se la llevara y lo dejara dormir! ¿Vieron cómo lo trató Dios? Como nos trata a nosotros en las mismas circunstancias, como niños malcriados,:"cómete este "snack", toma una siesta y hablaremos cuando estés más repuesto". Elías se levantó, siguió su camino, no le dio ni las gracias a Dios y para colmo se metió en una cueva. Pero algo maravilloso ocurrió: un silbido apacible reveló a Dios y en ese silbido, Dios le preguntó: "¿Qué haces AQUÍ, Elías? ¿Se dio cuenta? No le preguntó, qué haces ALLÍ sino AQUÍ. ¡Dios estaba con Elías en la cueva! No es extraño creer que Dios está en tiempos de grandes éxitos y victorias. Elías estuvo seguro de que Dios estuvo en el fuego que consumió el holocausto en el Monte Horeb, cuando destruyó a los profetas, cuando revivió al hijo de la viuda o cuando corrió más rápido que una carreta de caballos. Pero, ¿Dios en una cueva? ¿Dios junto a él cuando estaba solo y abandonado? Otra lección de la cueva: es el lugar maravilloso para descubrir que eres amado por Dios. Uno de los grandes regalos del

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fracaso es que reconocemos que somos amados y valorados por Dios precisamente cuando estamos en la cueva del fracaso. Cuando estamos en la cueva, muchas, sino todas las veces, no hay acción humana capaz de sacarnos de allí. Hay algo que tú no puedes arreglar, que no puedes sanar, de lo cual no puedes escapar y lo único que puedes hacer es confiar en Dios. Confiar en EL significa: refugiarte, sumergirte en Su Presencia convencido de Su bondad, entregado a Su Señorío de tal manera que te des cuenta de que aún la cueva es un perfecto lugar dónde estar porque EL está allí contigo. Quizás pasarás algún tiempo en tu cueva pero ten por cierto que en medio de la oscuridad y la frialdad de la cueva, no estás solo. Al inicio del mensaje te dije que hablaría de tres personajes que estuvieron en cuevas y estoy concluyendo y no te he señalado quién es ese tercero. No, no me he olvidado.

El tercero es Jesús. Jesús supo mucho mejor que Elías y David lo que es estar en una cueva. Dejó su seguridad, su status y su posición, perdió amigos, perdió su vida y con ello aparentemente morían sus sueños y todo lo que había inspirado, una palabra para describirlo: fracaso. Pusieron su cuerpo en una cueva, ¡grave error! Su cuerpo estuvo allí tres días pero no pudieron retenerlo allí, ¡SE OLVIDARON DE QUE DIOS REALIZA SUS MEJORES TRABAJOS EN CUEVAS! Es allí donde Dios resucita las cosas muertas. No sé en qué cueva estás hoy y ahora: trabajo perdido, matrimonio fracasado, hijos que te han fallado, sueños rotos, largas noches de espera... No eres un fracasado sólo estás pasando una experiencia de fracaso. ¡TODAVÍA DIOS REALIZA SUS MEJORES TRABAJOS EN CUEVAS!

Cuerpo del Mensaje:

A. El cuidado de Dios para Elías (vv. 4-8).

1. La gran victoria de Elías y la cólera de Jezabel.

2. Ahora sus victorias quedan en el olvido ... SE SIENTE DEPRIMIDO.

3. Un día de camino en el desierto.

1. No quiere ver a nadie.

2. No quiere hablar con nadie.

3. No quiere asumir ninguna responsabilidad.

4. Decide que ya no vale la pena vivir.

1. Basta ya ... ¡No aguanto más!

2. Quítame la vida. El suicidio le viene a la mente. ¡QUE TRISTE!

5. Mire que confuso está: ¡huye de la muerte y sin embargo la deseaba!

6. La persona deprimida no sabe lo que quiere.

7. Finalmente se deja caer debajo de un árbol y se echa a dormir.

1. ¿Se ha sentido usted alguna vez tan deprimido que todo lo que podía hacer era echarse a dormir?

2. ¿Ha sentido usted que su vida es infructuosa e inútil?

8. Pero note el tierno cuidado de Dios para el deprimido profeta.

1. Mientras dormía, un ángel le tocó. Dios estaba vigilándolo.

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2. Le proveyó de agua y comida. Elías se despierta y come.

3. Se duerme y el ángel le despierta de nuevo. No fue alimentado solo para dormir.

B. La pregunta de Dios a Elías (v.9)

1. ¿Qué haces aquí Elías?

2. La pregunta de Dios a su desalentado hijo.

1. Elías estaba temblando cuando debía haber estado confiado.

2. Elías estaba enfurruñado cuando debía haber estado alabando.

3. He aquí la pregunta de Dios al cristiano derrotado por el temor.

4. He aquí la pregunta de Dios al cristiano que está abrumado por los problemas.

5. He aquí la pregunta de Dios al cristiano que piensa que no tiene propósito para vivir.

6. He aquí la pregunta de Dios al que se descarría.

7. He aquí la pregunta de Dios al que recuerda un día mejor.

C. La comisión del Dios a Elías (vv. 11-15)

1. ¿Sal fuera, y ponte en el monte?

2. ¡Que experiencia tuvo!

1. Un fuerte viento que rompía los montes.

2. La tierra tiembla bajo sus pies ... caen la rocas.

3. Los árboles estallan en llamas ... caen rayos.

3. ¿Por qué toda esta conmoción si Dios no está allí? ¡Tenía que captar su atención!

4. ¿Qué debe hacer Dios para captar su atención?

5. ¿Qué haces aquí Elías? ¡De nuevo!

6. La respuesta de Elías ... PERO ALGO OCURRE MIENTRAS TANTO (vv. 14-15)

QUE HACE QUE ELÍAS REACCIONE ... RECIBE UNA COMISIÓN: ¡VE!

Conclusión: Sabe querido hermano que Dios siempre nos encuentran no importa en la situación que nos encontremos. El nos está comisionando para que avancemos en nuestras vidas espirituales. Dios te hace una pregunta, ¿Qué haces aquí?, ¿Dónde está usted?

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QUÉ HACES AQUI, ELIAS?

1 Rey 19.9–18

INTRODUCCIÓN

I.-  ¿QUÉ ES UNA CUEVA?

     Esta es una palabra que de solo pronunciarla nos trae a la memoria un significado no agradable. 

Normalmente, una cueva se define como una cavidad subterránea formada natural o artificialmente. 

Muchas veces se utiliza para referirse al lugar donde uno vive porque sirve de refugio, o a veces donde uno

quiere vivir cuando las cosas van mal.

     En las Sagradas Escrituras encontramos distintos pasajes que nos hablan de cuevas.  Por ejemplo, Lot

y sus hijas se refugiaron en una cueva después de la destrucción de Sodoma (Gn 19.30), David hizo de la

cueva de Adulam, su primer cuartel general al huir de Saúl y luego también utilizó otras.  Se utilizan

también como tumbas, tal es el caso de la cueva de Macpela (Gn 23).

     Sin embargo, hoy de eso hablar de esas cuevas modernas, que se encuentran en la vida de muchos de

nosotros.  Estas cuevas modernas no son, precisamente, un lugar, más bien puede ser una condición o 

una actitud que muchas cristianos adoptan cuando no quieren o no saben cómo enfrentar las presiones, las

pruebas y los problemas que se le presentan muchas veces.

     Sin importar qué posición ocupas  en la iglesia, en tu trabajo o en tu hogar,  habrá momentos en que

buscarás encerrarte en una cueva.  Lo que esto quiere decir es que habrá ocasiones en todo quieres

escapar de todo y de todos; huir de la realidad presente y esconderte.  Lamentablemente, hoy en día hay

cristianos que están refugiados en cueva, ya sea por temor, por incertidumbre, por resentimiento, por

amargura o por cualquier razón que sea.  Quiero que sepas que Dios no nos quiere metidos en cuevas. 

Dios no quieres que te sientas reducido a una mínima expresión.  Dios no quiere que veas los problemas

actuales como grandes e insalvables obstáculos.  Más bien, lo que El Señor desea es que te levantes por

encima de la situación por la que estás pasando y seas un vencedor.

II.   EL USO DE CUEVAS EN LAS ESCRITURAS.

     Como lo señalamos anteriormente, hay tres usos que en el Texto Sagrado se le atribuye a las cuevas, a

saber:

·         Como vivienda: grandes cavernas fueron excavadas para que sirvieran de viviendas de varias

habitaciones.  La Biblia nos dice que Lot y sus dos hijas se instalaron en cuevas después de la caída de

Sodoma y Gomorra (Gn. 19.30), David y su banda de seguidores frecuentaron la gran cueva de Adulam (1

Sa. 22.1; 24).  Nosotros vivíamos en cuevas cuando no queríamos que nuestras obras fueran

descubiertas.   Jesús dijo en una ocasión: “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los

hombres amaron más las tinieblas porque sus obras eran malas.Porque todo aquel que hace lo mal,

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aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.  Mas el que practica la verdad

viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.”  (Jn. 3.19-21).

·         Como refugio: La cueva es el lugar donde la gente se refugia de los ataques enemigos.  Josué logró

acorralar a cinco reyes cananeos que se refugiaron en Maceda (Jos. 10.16ss).  Los israelitas se

escondieron de los invasores madianitas (Jue. 6.2) y de los filisteos (1 S. 13.6).

·         Como tumba: Abraham usó una cueva para enterrar a su esposa Sara.

      Podemos ver que ninguno de estos ejemplos nos habla bien del uso de las cuevas.   Sin embargo,

examinemos ahora el caso del pasaje que nos ocupa, el profeta Elías.

III.-  ELÍAS EN LA CUEVA.

      Elías hizo de la cueva su hogar porque llegó un momento en su vida en que se sintió deprimido y

atemorizado.  Usando un lenguaje religioso, Elías se estaba retirando.  Lo primero que Dios hace cuando

Elías se sienta debajo de un enebro es enviarle un ángel.  El ángel es un visitante, un mensajero de Dios

que viene a darle ánimo al siervo de Dios.  La Biblia nos enseña en Heb. 1.14 que los ángeles  son

espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación.  Dios

conoce cuando estás cansado, o deprimido o angustiado y te envía un mensajero para fortalecerte y para

hacerte saber que aún en ese momento Él está contigo.  Un ángel, enviado por Dios, vino de lo alto al

Getsemaní donde se encontraba el Maestro orando para fortalecerle en ese momento de angustia que

estaba pasando antes de ser entregado.

     No solamente el ángel se le aparece a Elías, sino que también le prepara comida.   Dios no solamente

conoce dónde te escondes, sino que también conoce lo que te hace falta.  Aún así, le da palabra de aliento

a través del ángel: “Levántate y come, porque largo camino te resta”.  Dios conoce tu necesidad y conoce

tu estado de ánimo.  También conoce cuando te hacen falta fuerzas para continuar.  Él conoce cuando te

sientes solo y decepcionado.  Él no te va a abandonar, ni a desamparar, porque Él lo ha prometido en Su

Palabra.   Lo único que Dios quiere es que renueves tu visión para que puedas comprender el plan que Él

ha trazado y sigas adelante.

     Elías come, se levanta y camina por cuarenta días y cuarenta noches.  Tiempo suficiente para

reflexionar y renovar su visión.  La Biblia dice que al cabo de los cuarenta días y cuarenta noches, Elías

llegó hasta Horeb, el monte de Dios.   Este monte es muy significativo, porque en el pasado, allí sucedieron

eventos: este fue el momento en que Dios se le apareció a Moisés en medio de una zarza ardiente; este

fue el monte donde Dios le entregó a Moisés las tablas de la Ley.  En otras palabras, este monte es testigo

del poder y de la manifestación del poder de Dios.  No obstante, la Palabra de Dios nos enseña que Elías

llega aquí y lo primero que hace es encerrarse en una cueva.

      Ahora Dios no le envía un ángel, sino que es el mismo Dios que lo viene a buscar.   En nuestras vidas,

hay situaciones en las cuales Dios no envía un mensajero, sino que Él mismo interviene.  Me llama la

atención la pregunta que Dios le hace a Elías, no le dice:¿Dónde estás?, tampoco le dice: ¿Qué haces

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allá?, sino que le dice: ¿Qué haces aquí, Elías?  Esto significa que para buscar a su siervo, Dios de alguna

manera se metió también en la cueva.  No hay lugar donde tú te metas que Dios no te pueda alcanzar.

Muchas veces queremos darle excusas al Señor como si Dios no supiera exactamente lo que nos está

sucediendo.  Adán quiso darle una excusa a Dios cuando Dios le preguntó dónde estaba; ahora Elías

también quiere darle su propia excusa.  Un detalle que no falta en las excusas es que siempre uno quiere

justificarse y creer que tiene razón para estar donde se está o para hacer lo que se está haciendo.

IV.-   DIOS SE MANIFIESTA AFUERA DE LA CUEVA.

     Mientras que la cueva significa, depresión, tristeza, oscuridad, desaliento, etc., lo cierto es que para ver

la manifestación del poder de Dios es necesario salir de la cueva.   Dios no se pone a argumentar con

Elías.  Dios no se pone a argumentar con ningún ser humano.  Hay momentos en que los cuales lo que

Dios va a hacer es demostrarte su poder.  Lo único que Dios le dice a Elías es: “Sal fuera y ponte en el

monte delante de Jehová.”  Aquí no hay más palabras, lo que Dios va a hacer es demostrar su poder.

     Dios hace que pase un fuerte y poderoso viento que rompía los montes y quebraba las peñas delante de

Jehová; tras el viento un terremoto y tras el terremoto un fuego, y en ninguna de estas manifestaciones

estaba la Presencia de Jehová.  Esta era una demostración de que Dios usa los elementos que Él desea

para que sirvan a Sus propósitos y que Él puede hacer con ellos lo que desee.  Es importante saber

distinguir entre la Presencia de Dios y los instrumentos que Dios usa.  Los cristianos inmaduros corren

detrás de las manifestaciones sin discernir si son o no de parte de Dios.  Pero el creyente espiritual está

buscando la Presencia de Dios, y a veces esa Presencia se manifiesta como un silbo apacible, como un

susurro al corazón, como una suave voz que te da aliento.

     Con todo y esto, la actitud de Elías aún persiste.  Elías, físicamente, ya no está en la cueva, porque Dios

le pidió que saliera; pero en su interior todavía está en la cueva.  Dios le hace, por segunda vez, la misma

pregunta  y obtiene de Elías la misma respuesta.  En este punto Dios decide reemplazarlo por Eliseo.

     En la Obra del Señor ninguna persona es indispensable.  El Señor de la Obra sabe reservarse para Sí

siervos y siervas que se guarden, que no se contaminen, que se consagren.  Los propósitos de Dios son

firmes, pero para cumplirlos en nuestras vidas, es necesario estar donde Dios nos pone y estar haciendo lo

que Dios nos ha mandado.  De todo lo demás se encargará Dios.  Mantente en el lugar en el cual Dios te

ha puesto y no abandones la comisión que te ha sido asignada.