¿Qué Quieren de Nosotros

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Investigacion

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    Qu quieren de nosotros?

    Denise Dresser

    Presidente Felipe Caldern; secretario de Seguridad Pblica, Genaro Garca Luna; secretario de la Defensa Nacional, General Guillermo Galvn; doctor Alejandro Poir, vocero del Consejo de Seguridad Nacional, y seores de las diferentes instituciones encargadas de la seguridad nacional:

    As como La Redaccin de El Diario de Ciudad Jurez pregunt al crimen organizado de su entidad qu hacer, nosotros los ciudadanos tambin les hacemos a ustedes la misma pregunta: Qu quieren de nosotros? La prdida de 28 mil vidas en los ltimos cuatro aos evidencia una espiral de violencia en ascenso que quebranta la vida y el futuro de todos los que vivimos en Mxico.

    Hacemos de su conocimiento que somos ciudadanos, no adivinos. Por tanto, como ciudadanos, queremos que nos expliquen qu es lo que quieren de nosotros en esta guerra contra el narcotrfico que han decidido librar, para saber a qu atenernos.

    Ustedes han sido rebasados por los poderes de facto en este pas, y como miembros de los mandos instituidos legalmente no han podido hacer nada para evitar que los periodistas y otras vctimas inocentes en Ciudad Jurez y numerosas ciudades asediadas sigan cayendo.

    Es por ello que, frente a esta realidad inobjetable nos dirigimos a ustedes para preguntarles qu piensan hacer para combatir de manera ms eficaz la violencia, porque ya no queremos que muchos mexicanos ms sean vctimas de una guerra mal librada.

    Ya no queremos ms muertos. Ya no queremos ms heridos y tampoco ms justificaciones poco crebles. Es imposible la vida tranquila y productiva en estas condiciones. Indquennos, por tanto, qu van a hacer para cambiar una situacin que se ha vuelto intolerable.

    Esta no es una rendicin de nuestra parte. Tampoco significa que claudicamos como ciudadanos a las responsabilidades que nos corresponden. Se trata de exigir un replanteamiento a fondo de la estrategia aplicada hasta el momento, la cual demuestra cada da su ineficacia.

    Frente al vaco de poder que enfrentamos los mexicanos en general, en un entorno en el que no hay las garantas suficientes para desarrollar nuestras actividades con seguridad, simplemente vivir en Mxico se ha convertido en algo arriesgado. Ciudad Jurez y muchas ciudades ms pueden dar cuenta de ello.

    Hasta en la guerra hay reglas. Y en cualquier conflagracin existen protocolos y garantas para la poblacin civil. Pero actualmente los ciudadanos as como los periodistas acaban pagando tributo con su vida, como lo hicieron los estudiantes del Tecnolgico de Monterrey y las familias destrozadas por los disparos del Ejrcito en distintos retenes a lo largo del pas. La respuesta oficial en estos casos ha sido sealar a los muertos como culpables de alguna ilegalidad, como cmplices del crimen organizado, o como vctimas de un mvil de ndole personal. En el caso ms reciente del periodista Luis Carlos Santiago Orozco, de El Diario de Ciudad Jurez, el gobierno

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    federal ha intentado de nuevo colocar la culpa sobre los hombros del asesinado en lugar de reconocer la situacin insostenible a la cual se enfrentan los periodistas en Mxico.

    A la vuelta de casi cuatro aos desde que comenz la guerra del presidente Caldern, somos escpticos de que las supuestas autoridades de justicia nos entreguen un esclarecimiento confiable sobre este caso y muchos ms.

    Vale la pena recordar que cuando Felipe Caldern se hallaba en campaa por la carrera presidencial acudi a las instalaciones de El Diario de Ciudad Jurez. Cuando se le pregunt sobre las garantas que ofrecera su gobierno para asegurar la libertad de expresin, dijo que un periodista que ha sido amenazado o que realice una investigacin contra el crimen organizado debe tener mecanismos de proteccin oficial, y se congratul de que existiera ya una fiscala especial para investigar ataques contra periodistas.

    Hoy la historia es bien conocida: Mxico es uno de los pases ms peligrosos para ser periodista, y lo que acaba de ocurrir en Ciudad Jurez simplemente constata cun cercenada se encuentra la libertad de expresin por los capos del crimen organizado. No hay proteccin especial para quienes ejercen el oficio de comunicar, ni una fiscala eficaz que investigue las agresiones en su contra. El periodismo mexicano est padeciendo las consecuencias de una guerra que Felipe Caldern decidi librar sin conocer las dimensiones del enemigo ni los costos que esta confrontacin podra traer al pas.

    Introducidos sin pedirlo al conflicto, los ciudadanos han sido arrastrados a esta lucha sin control, con los resultados ahora conocidos y, sobre todo, abominados por las mayoras. El Estado como protector de los derechos de los ciudadanos se ha mantenido ausente en estos aos de belicosidad, y queda cada vez ms claro que los diversos operativos emprendidos en lugares como Ciudad Jurez han sido un rotundo fracaso. Y as como El Diario de Ciudad Jurez pregunta a quin exigimos justicia?, los ciudadanos queremos saber lo mismo. Ya no sabemos a quin recurrir para pedir ayuda en caso de un robo, un secuestro, una intimidacin.

    Tanta es la falta de justicia, tanta es la desolacin e impotencia que sienten distintos sectores. Y, mientras tanto, el primer mandatario pontifica sobre la paz como si se tratara de algo real, y enva una carta a todas las familias del pas en donde dice que el color blanco de nuestra bandera nacional es el de la paz que hemos conquistado.

    Ese mensaje es una afrenta para los mexicanos, ya que la paz es lo que menos se vive en estados como Sonora, Sinaloa, Tamaulipas, Chihuahua, Michoacn y Nuevo Len.

    En Mxico hemos llegado al punto en el que es necesario y urgente adoptar otro tipo de medidas para obligar a las autoridades establecidas por la ley a ofrecer respuestas ms contundentes. La capacidad de tolerancia de tantos ciudadanos dolidos ha llegado a su lmite; no cuentan ya esas autoridades con nuestra anuencia ni con nuestra confianza.

    Y de all la pregunta para quienes han convocado a una guerra que cada da resulta ms ftil: Qu quieren de nosotros como ciudadanos?