QUIETUD BIRMANA - norbertocuenca.com filenas recién salida de la guerra civil más larga del siglo...

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NORBERTO CUENCA QUIETUD BIRMANA Viaje al desconocido ‘reino dorado’ de Asia, sumido en un estancamiento secular POR RAFAEL POCH 6 EL DIPLOMÁTICO EUGENIO BREGOLAT ANALIZA LA SEGUNDA REVOLUCIÓN CHINA 8 LAS BODEGAS BARCELONESAS DE TODA LA VIDA SE PONEN AL DÍA 11 LA PLAYSTATION 3 IRRUMPE EN EL MERCADO 12 ASÍ ES LA VIDA DE CINCO ESPAÑOLAS EN LAS INSTITUCIONES EUROPEAS DOMINGO, 25 MARZO 2007

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QUIETUD BIRMANA

Viaje al desconocido ‘reino dorado’ de

Asia, sumido en un estancamiento secular

POR RAFAEL POCH

6 EL DIPLOMÁTICO EUGENIO BREGOLAT ANALIZA LA SEGUNDA REVOLUCIÓN CHINA 8 LASBODEGAS BARCELONESAS DE TODA LA VIDA SE PONEN AL DÍA 11 LA PLAYSTATION 3 IRRUMPEEN EL MERCADO 12 ASÍ ES LA VIDA DE CINCO ESPAÑOLAS EN LAS INSTITUCIONES EUROPEAS

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Dicen que el antiguoimperio de Bagan,orgullo de Birma-nia, sucumbió porcausa de la payata-

ga. El término des-cribe la frenéticaactividad construc-

tora de templos y pagodas. Consistíaen que el rey construía sin cesar mo-numentos religiosos para, como rezauna antigua inscripción, “escapar alas miserias del circulo de reencarna-ciones y alcanzar el nirvana”, la salva-ción. Los notables seguían el ejemplodel monarca para acumular puntoshacia una mejor reencarnación y lo-grar reconocimiento social. El resulta-do es el mar de templos y pagodas cu-ya espectacularidad sobrecoge al visi-tante que acude aquí y se sube a unode ellos para contemplar el atardecer.

Las nubes de polvo que levantanlos rebaños en retirada dibujan alar-gadas estelas en un horizonte grandio-so, dominado por la serenidad y las si-luetas de miles de templos color tie-rra, algunos con sus cúpulas doradasbrillando a la luz del ocaso. Cada tem-plo consagrado a Buda suponía servi-dores y tierras liberadas de impues-tos para mantenerlo y, como aquellaactividad –que 800 años después haceposible este espectáculo inolvidable–fue llevada hasta el absurdo, el reinose desangró, pese a que había sido lapotencia dominante de la región en-tre los siglos XI y XIII.

Decana de las dictadurasA la actual junta militar birmana –ladictadura militar más longeva del si-glo (gobierna desde 1962)– le ocurre al-go parecido. Como el antiguo reino deBagan, está enferma por estancamien-to de un modelo que sigue reprodu-ciendo. En el pasado, su papel históri-co fue claro y meritorio. Sin el Tatma-daw, las fuerzas armadas, Birmaniasimplemente no habría sobrevividocomo estado unitario y soberano a laindependencia alcanzada en 1948 encondiciones extremadamente desfa-vorables y dramáticas. A diferenciade sus vecinos Laos, Vietnam y Cam-

boya, el país no sufrió la calamidad dela guerra americana de Indochina enlos años 60 y 70, pero durante la Segun-da Guerra Mundial fue más destruidaque cualquier otra nación del Pacífi-co a excepción de Japón.

Aquella calamidad se intensificóinmediatamente después de la inde-pendencia (1948) con la plaga de insu-rrecciones, a cargo de un ejército na-cionalista chino apoyado por la CIA,de una guerrilla comunista apoyadapor China, y de todo un rosario de ejér-citos étnicos, algunos con apoyo tai-landés, cuya resistencia armada no seaplacó hasta los años 90, consumien-do las energías y los exiguos recursosdel país y militarizando su políticahasta el día de hoy. Por todas esas ra-zones, Birmania no alcanzó el nivelde vida de 1940 hasta 1976, y hoy, ape-nas recién salida de la guerra civilmás larga del siglo XX, es un país porconcluir, cuya principal tarea de esta-do es la consolidación e integridad te-rritorial.

Hasta, quizá, principios de losaños 80, el papel de los militares fuerazonablemente positivo y funcional.David Steinberg, un especialista ame-ricano, glosa así los logros del gobier-no militar en los años 70: “Mejoraronlos servicios sociales, se redujo la mor-talidad infantil y se realizaron esfuer-zos en sanidad y educación”. Todoeso, mientras la mitad de los recursosse dedicaban a una cruda guerra decontrainsurgencia.

“Birmania tiene la distribución deingresos más favorable de cualquierpaís no comunista de Asia, aunque lamayoría de la población es pobre, lamiseria extrema es rara y la elite vivede forma modesta, comparada con lade muchos países en desarrollo”, es-cribía Steinberg en los 80. Hoy todoeso lleva 20 años caducado, pero elpaís respira estabilidad.

La casta militar dirigente ha deja-do de ser motor para convertirse másbien en freno e impedimento del desa-rrollo. Su degeneración, en las condi-ciones de mercado de los 90, se ha comi-do el inmenso prestigio que el ejércitotuvo aquí, y hoy todo el mundo la de-

testa, por lo menos en la capital, Ran-gún, una ciudad colonial del imperiobritánico arquitectónicamente intac-ta, en la que los sueldos de los funcio-narios (tres veces superiores a los demuchos empleos comunes) apenas al-canzan para la subsistencia. Un sacode arroz de 45 kilos cuesta unos 50 dó-lares. Dependiendo de su tamaño,una familia necesita mensualmenteuno o dos de esos sacos, pero el sueldode un empleado de la limpieza en unministerio roza los 30 dólares. El restose consigue a base de pluriempleo, so-lidaridades familiares y pequeña co-rrupción.

El cartero pide 500 kyats, cerca demedio dólar, por entregar a su destina-

tario una carta que llega del extranje-ro; el empleado de la compañía eléctri-ca solicita propina para entregar el re-cibo del pago de la luz, sin el cual pue-den cortar el suministro. Todos inten-tan redondear la subsistencia a basede este dinero informal, que va en au-mento. En las altas esferas, la econo-mía depende de los contactos con laadministración militar, que un obser-vador extranjero caracteriza como“arrogante, ineficaz y xenófoba”. EnRangún este invierno ha sido muy po-

pular un vídeo de la boda de ThandarShwe, una hija del general ThanShwe, el número uno de la junta. Lanovia iba ataviada con todo tipo depiedras preciosas en su tocado y suscabellos. En una versión, las imáge-nes de lujo y los regalos de la boda sealternan con otras de pobreza en elpaís. Muy pocos han visto ese CD, pe-ro muchos conocen su existencia.

Desde 1998, una directiva de la jun-ta obliga a los distritos y regiones aser autosuficientes económicamente,lo que ha generalizado el abuso localen condiciones parecidas a los de unreino de taifas en los que los jefes loca-les son poco controlados por la admi-nistración central y no informan de

las malas noticias a sus superiores je-rárquicos. De esta forma, el gobiernomilitar está perdiendo conciencia delas realidades básicas de la calle.

Al mismo tiempo, sin el ejército nohay solución posible en Birmania,porque aquí fueron las fuerzas arma-das las que hicieron el país, a diferen-cia de Vietnam, Camboya o Tailan-dia, en los que esa labor de construc-ción del Estado y adquisición/preser-vación de la independencia recayó so-bre partidos políticos o monarquíastradicionales. La construcción de ins-tituciones nacionales que desempe-ñen las funciones vitales de gobiernoy dirección de la economía, hoy en ma-nos de las fuerzas armadas, es el ver-dadero reto del país.

Dice el brillante historiador ThantMyint-U, nieto de uno de los raros bir-manos del siglo XX mundialmente co-nocidos por el gran público, el ex se-cretario general de la ONU, U-Thant,que “para muchos el problema de Bir-mania es la actual junta militar y sufracaso por avanzar hacia una refor-ma democrática. Se cree que todo iría

bien sólo con que los militares se hi-cieran a un lado, para lo que hay quepresionar –se dice– con sanciones yboicots. Todo eso se basa en una vi-sión ahistórica de la situación actual,de la pobreza del país, de la guerra yde la dictadura”.

La sufrida oposición, la Liga Nacio-nal para la Democracia (LND), y su lí-der, la carismática Suu Kyi, hija de laprincipal figura del movimiento porla independencia y héroe nacional,Aung San, consideran un sacrilegiocualquier contacto o pacto con los mi-litares, cuyo programa teórico y decla-rado es una democratización del siste-ma con un horizonte de elecciones.

“Incluso si el gobierno que salgade ellas está fuertemente controladopor los militares, será una mejora,por lo que la LND debería reflexionarsobre las consecuencias de mantenersu rechazo total de los planes del go-bierno y sobre su no participación enlas elecciones”, dice Peter ChristianHauswedell, ex director general deldepartamento Asia-Pacífico del Mi-nisterio de Exteriores alemán.

Con más de diez años de arresto do-miciliario a sus espaldas, premiadacon todos los premios occidentales po-sibles, incluido el Nobel de la Paz en1991, y adorada por la población, ladigna Aung San Suu Kyi y su partidoparecen manifiestamente inútiles eincapaces para la labor de un pacto deEstado que saque al país de la crisis.La inmadurez, la ausencia de un pro-yecto nacional de gobierno y su ambi-güedad hacia las nacionalidades, querepresentan un tercio de la población,son su sello de marca, señalan aquí ob-servadores cualificados.

Para comprender Birmania y sucrisis es imposible, como dice, ThantMyint-U, eludir el pasado. El primermovimiento de ese intento requiereenviar a paseo a los jovencitos deOklahoma, autores de las guías del tu-rismo gregario, que reducen este pro-digioso país a su régimen militar y co-mienzan su ejercicio de ignoranciacon la pregunta de si es “éticamentecorrecto” visitarlo, repitiendo las pe-regrinas ideas de la LND y su líder,

El gobierno militar estáperdiendo conciencia delas realidades de la calle

Atardecer birmanoEl ‘reino dorado’ de Asia se plantea un acuerdo nacionalcon los militares para preservar la sociedad tradicional ydesarrollar la educación y la sanidad Texto Rafael Poch Fotos Norberto Cuenca / RANGÚN

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2 revista DOMINGO, 25 MARZO 2007 LA VANGUARDIA

que piden un boicot del turismo y dela inversión extranjera.

El factor militar es importante, pe-ro es sólo un aspecto de la situación.Para el observador despierto e inde-pendiente, el centro de la observacióndebe ser la idea de la preservación delSuvarnabhumi, el “reino dorado”. Alfinal, esa idea podrá mucho más quetodos los argumentos del jovencito deOklahoma, los informes de AmnistíaInternacional sobre la triste suertedel millar de presos políticos (absolu-tamente reales), o que la larga lista demiserias asociadas al país y despren-didas de cifras e índices que no siem-pre explican lo principal.

Birmania es una nación única, enun grado comparable al de Mongolia,el único estado nómada del mundo. Elgran concierto birmano de tranquilabelleza que desprende el atardecer enBagan, continúa un poco por todo elpaís. Porque Birmania es una socie-dad tradicional, agrícola y budista sinparangón. Un escenario de gente dig-na, tranquila, sonriente y orgullosade sus raíces. Sus riquezas naturalesson extraordinarias, su relación en-tre población y tierra cultivable, lamejor del sudeste asiático; su tradi-ción cultural es de las más democráti-cas de Asia en aspectos como movili-dad social, ausencia de castas, papelde la mujer, sentido de la dignidad yuna posición de las elites locales queestuvo basada más en el consenso queen la imposición.

Sin apenas teléfonos, ni internet(el poco que hay, censurado), ni co-ches o carreteras asfaltadas –la televi-sión llegó en los 80–, se diría un paísque ha perdido el tren de la historia.Desde todos estos puntos de vista,Camboya sería superior, pero esta na-ción de gente pobre, pero no misera-ble, cuya devoción mantiene a un res-petado ejército de medio millón demonjes (10% de los recursos de los exi-guos recursos familiares se dedican asu mantenimiento), es más ordenada

que Camboya, y muchos de los trenesque ha perdido no valían la pena sertomados, o por lo menos así parececreerlo la idiosincrasia local.

Desde mediados del XIX, Birma-nia ha sobrevivido, espléndida, mila-grosa y dramáticamente, a una catás-trofe colonial que decapitó su sistemasociopolítico secular, y también alarrollador embate modernizador dela civilización occidental, sin perderel sueño. Siendo este país, por unamezcla de virtud y accidente, un ver-dadero reino dorado de la antiglobali-zación, la pregunta de si sus habitan-tes están bien situados para el más ac-tual de los proyectos sociales, una mo-dernización sin industrialización, pa-rece muy pertinente. El verdadero di-lema existencial del país es la preser-vación de esta sociedad tradicional encondiciones de libertad, soberanía,unidad e independencia nacional. Sinduda, ésta es la razón de la mutua si-nergia y admiración existente entrejaponeses y birmanos.

Como los japoneses, los birmanoshan demostrado una voluntad y unempeño muy considerables por man-tener su tradición cultural en la opera-ción de lograr la mejora de su vida. Elreto birmano es lograr mejoras esen-ciales en sanidad y educación, el ge-nuino progreso; crear modernas re-

des sociales de asistencia que comba-tan la baja esperanza media de vida,las enfermedades, el sida y toda la lar-ga lista de problemas, sin caer en esadegradación de los valores tradiciona-les que los birmanos advierten en lavecina Tailandia, que es otro de sus re-ferentes. La frase “Birmania es comoTailandia hace 50 años” que formulantodos los conocedores de esta región,evoca no sólo retraso, sino tambiénausencia de defectos y degradacionesdel medio ambiente humano y físicoque son un precioso tesoro de futuro.Por lo demás, Tailandia también es,desde el pasado septiembre, una dicta-

dura militar coronada por un monar-ca, objeto de un culto popular no me-nos ridículo que el del caudillo norco-reano Kim Jong Il... Para preservarese ideal suvarnabhumi es necesariomuchas cosas más que la democracia.Desde luego, la creación de institucio-nes nacionales que aparten a los mili-tares de las riendas de la economía yde la política es urgente y necesaria,pero de momento, lo que se constataes que esas instituciones no existen, yni el mero cambio de régimen ni lassanciones internacionales las haránaparecer.

Cuando los ingleses llegaron a Bir-mania en el siglo XIX, se encontraroncon una sociedad convencida de supropia superioridad y muy mal prepa-rada para inclinarse ante ellos y reco-nocerles como superiores portadoresde la civilización. En aquella época, elreino birmano, el reino de Ava, esta-ba en su esplendor y en plena expe-riencia de 25 años de expansión mili-tar sin tropiezos. Muchas regiones deminorías étnicas acababan de ser con-quistadas por los birmanos. “Nuncahemos encontrado a un pueblo quepueda vencernos”, le dijo un noble de

Ava a un observador inglés en 1826.Los británicos necesitaron tres gue-rras para robarles por completo elpaís en tres etapas: 1824-1825,1851-1852 y 1885. Una vez consumadosu delito, no encontraron apoyos en laelite local para organizar una admi-nistración colaboracionista, la formu-la ensayada en India, ni para crear laficción de un estado independiente ba-jo la protección de Su Graciosa Majes-tad como en Nepal y tantos otros luga-res. Birmania era “incapaz de acomo-darse a los intereses comerciales y es-tratégicos del imperio”, se quejaba unfuncionario imperial. Eso determi-

03 La llanura de Bagan desde unode los templos. El espectáculosobrecoge al visitante

Birmania sigue siendo unverdadero ‘reino dorado’de la antiglobalización

02 La decrepitud es visible en elbarrio colonial de Rangún, queconserva las trazas británicas

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01 Proyección de un filme indioen un barrio de Rangún. Miles deindios fueron expulsados en 1962

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01 Las lluvias complican lacirculación en la carretera entreRangún y Mandalay, sin asfaltar

nó el desmantelamiento completode todo el sistema birmano.

El último rey, Thibaw, fue enviadoal exilio a Madrás. En la sala del tronode su palacio, en Mandalay, la soldade-sca organizó el bar de oficiales. Los ar-chivos de la corte, escritos en hojas depalma, fueron quemados en una granhoguera que consumió los registrosgenealógicos de la aristocracia. Enaquella hoguera sucumbió todo el sis-tema sociopolítico local: una tradi-ción de 800 años, anterior a las gran-des monarquías europeas, con impor-tantes resortes religiosos. Pero la gen-te continuó siendo brava e indómita.Para sofocar su rebelión, después dela rendición de Mandalay y del exilioreal, aún hizo falta destacar un ejérci-to de 40.000 soldados, dos años de eje-cuciones sumarias y traslados forzo-sos en masa de comunidades enteras.La rebelión se extendió a las zonas delsur del país que habían sido anexiona-das en 1853, con la policía y el ejércitocolonial local pasándose a los rebel-des, e implicó no solo a birmanos, si-no también a las etnias shan, kachiny chin. Para 1890, la sociedad birma-na había sido puesta boca abajo y vio-lentada de una forma sin precedentesen el imperio británico.

La influencia de IndiaEl vacío creado por el colapso colo-nial obligó a importar de India no sóloinstituciones de gobierno ajenas, sinotambién todo un ejército de centena-res de miles de funcionarios indiosque gobernaran el día a día. Rangúnfue una ciudad india, dominada porfuncionarios y odiados prestamistasindios (chettiars), así como mercade-res chinos, que eran los intermedia-rios del saqueo colonial británico. Bir-mania, un país que se consideraba su-blime, fue gobernado como una depen-dencia de Calcuta, lo que añadió escar-nio al robo y dominio extranjeros. Pa-ra Inglaterra, los birmanos fueron“gente difícil”, los “irlandeses deAsia”. En los años 20 siguieron las re-beliones, algunos monjes budistasmurieron en prisión; en los 30, la re-vuelta incluyó un acuerdo entre bir-

manos para tratarse mutua y pública-mente con el titulo reservado a aque-llos “seres superiores”: thakin, el equi-valente birmano al sahib de India. Lazona Wa aún conoció una revuelta ar-mada en 1930-1931. Los birmanos, sim-plemente, nunca aceptaron el domi-nio extranjero.

En 1942, a los 57 años del colapsonacional de Mandalay, los ingleses hu-yeron de Birmania ante el avance ja-ponés. Los soldados nipones fueron re-cibidos con flores en las calles de Ran-gún. Los birmanos organizaron unejército para luchar junto con los japo-neses, en el que sirvieron los padresde la independencia birmana, peropronto se dieron cuenta de que los li-bertadores no eran muy diferentes delos británicos, así que dijeron de nue-vo no y volvieron sus armas contraellos. En 1948, los ingleses no tuvieronmás remedio que irse definitivamen-te de Birmania, porque Nheru les dijoque no contaran con el ejército indiopara volver a imponerse, y porque lapropia independencia de India así co-mo la situación en Palestina merma-ban sus fuerzas. U-Nu el místico bu-dista y primer ministro que fue unode los líderes de la independencia, re-sumió así el nuevo comienzo de 1948:“Perdimos nuestra anterior indepen-dencia sin perder nuestra autoestimay respeto; ahora nos apegamos anuestra cultura y tradiciones y lasmantenemos para desarrollarlas deacuerdo con el genio de nuestro pue-blo”. Por desgracia, los ingleses ha-bían dejado en Birmania un legado ca-tastrófico y todo estaba en contra dela estabilidad.

Nada de lo que ocurrió después dela independencia resulta sorprenden-te. Con los británicos, el ejército colo-nial local se había formado sin birma-nos, usando a las minorías étnicas (ka-ren, kachin y chin), con las que éstostenían relaciones complicadas comoprincipal fuerza militar. Hubo que es-perar hasta 1920 para que el primerbirmano accediera al funcionariado,y a 1940 para que los birmanos repre-sentaran un poco más del 10% de lossoldados del ejército colonial. Esa polí-

tica es clave para entender no sólo laguerra civil y el desmantelamientodel país, sino también el resentimien-to antioccidental, la xenofobia y la mi-litarización de la política birmanaque siguió a la independencia de 1948y se mantiene hasta nuestros días co-mo sello de marca del régimen.

El colonialismo desmanteló insti-tucionalmente Birmania y cuando seretiró, dejó un vació y un caos étnicoque sólo el ejército pudo llenar. Losamericanos apoyaban a los restos deun ejército nacionalista chino contraMao que se dedicaba al narcotráficoen el norte, los tailandeses apoyaban

a los separatistas karen (cristianos ylos más colaboracionistas con los bri-tánicos) a lo largo de su frontera, y loschinos casi llegaron a invadir el paíspara ayudar a sus protegidos comu-nistas. Tras unos años de inestable go-bierno civil en los que la unidad delpaís fue seriamente amenazada, losmilitares tomaron el poder con un gol-pe en 1962 cuyo primer movimientofue expulsar a la Imperial ChemicalIndustries y a la Burma Oil Company.El segundo fue la expulsión, con lopuesto, de centenares de miles de in-dios que dominaban desde varias ge-

neraciones atrás el comercio, la fun-ción pública y el grueso de las profe-siones urbanas modernas, con lo queBirmania se convirtió en algo pareci-do a una aldea. Con el ejército en el pa-pel del Estado, las fuerzas armadas secentraron en un peculiar “socialismoa la birmana” sin colectivizaciónagraria y se dedicaron a la contrain-surgencia. En 1988 aún estaban eneso, cuando estalló una revuelta, pri-mero estudiantil, luego nacional, a fa-vor de la democracia.

En Birmania, la zona central, étni-camente birmana y que considera in-ferior al resto, es la segura y estable.

El ejército se encontraba en la perife-ria librando una guerra dura y sucia.Los militares sintieron, por primeravez, el peligro en su retaguardia. Laoposición que pedía democracia man-tenía contactos con las guerrillas sece-sionistas y en Occidente estaban en-cantados con la perspectiva de uncambio de régimen que abriera el gas,el petróleo, las piedras preciosas, la ri-queza maderera y las prácticamenteintactas pesquerías birmanas a lasempresas americanas y europeas. Larespuesta fue enviar al ejército antiin-surgente a reprimir a los estudiantes,lo que dejó un balance de 2.000 muer-tos, que traumatizó a la nación, e in-cluso a los propios militares, según al-gunos observadores.

Desde aquel “restablecimiento delorden” hasta hoy, el Gobierno militarha firmado 28 acuerdos de rendición,paz o alto el fuego con otros tantosejércitos rebeldes de la periferia. Ca-da acuerdo ha sido diferente. En la zo-na Wa, por ejemplo, hay una virtualindependencia, a cargo de un toleradoejército narco de varios miles dehombres, que usa la hora de Pekín(una hora y media más que en Ran-

gún) y el yuan chino como moneda.“No es una paz real, pero la situa-

ción es mucho mejor que la guerra deantes”, señala un observador bien in-formado.

“Para el ejército, el fin de la guerracivil y el desarrollo económico debenpreceder a cualquier cambio político,concebido como un proceso lento ygradual que debe llevarse a cabo sininterferencias externas”, explica elhistoriador Thant Myint-U. “Para laoposición –continúa– el cambio de ré-gimen y la democracia es lo primero”.Es un diálogo de sordos.

En Rangún, una ciudad destartala-da, algo dejada y anclada en los años70 a efectos de su tráfico rodado y deco-ración urbana, no se ven escenas depobreza extrema como las de Manilao Katmandú. Tampoco hay ese am-biente de sospecha, delación y vigilan-cia típica de los regímenes policialescomo la ex RDA, la ex URSS pre Gor-bachov, o la Rumania de Ceausescu.En la parte de Birmania abierta al vi-sitante, se respira una atmósfera depaz y estabilidad admirable. El país,que fue visitado por 42.000 turistas en1994, recibe 600.000 actualmente. Peroen política, como en vulcanología,hay diferentes tipos de erupciones, yel potencial de caos de Birmania sedesprende del total desprestigio de lajunta, combinada con la inmadurezde la oposición. En 1988, una chispatan anodina como una disputa de barentre estudiantes y soldados, degene-ró en la masacre de 2.000 ciudadanos.Ahora, todas las casas tienen puertasenrejadas, pero no hay problemas se-rios de delincuencia, me dicen los ve-cinos. Es como si todos hubieran colo-cado las rejas en previsión de una po-sibilidad que está en la memoria. Unasociedad con una personalidad a lavez fuerte y amable, que siempre na-vegó por rutas muy personales, debeencontrar su propia receta para des-montar esas rejas.

Mientras tanto, pocos países hayen el mundo más agradables a la vis-ta, el olfato (este país huele bien) y elsentido común del viajero que apre-cie las buenas maneras.c

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El ejército anteponeel final de la guerracivil a la apertura política

02 El colorido y la animaciónpropios de los mercados, tambiénpresentes en las ciudades birmanas

03 Cada familia destina el 10% desus ingresos a mantener a mediomillón de monjes budistas

04 Jóvenes rezando en la pagodaSwedagon de Rangún. El budismoimpregna la vida en Birmania

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4 revista DOMINGO, 25 MARZO 2007 LA VANGUARDIA