Quiste vaginal de inclusión gigante

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Prog Obstet Ginecol 2001;44:220-222

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ARTÍCULOS ORIGINALES

Casos clínicos

INTRODUCCIÓN

Los quistes de localización vaginal son relativa-mente poco frecuentes1 y, en general, de escasa re-levancia clínica ya que su tamaño no suele excederlos 3 cm. Se pueden clasificar según su forma depresentación clínica, aunque lo más frecuente es ha-cerlo según una clasificación histológica basada enel tipo de epitelio que tapiza la pared quística: quis-tes de origen mulleriano o paramesonéfricos, quistesde Gartner o mesonéfricos, quistes de inclusión yquistes de origen urotelial. Aunque de forma gené-rica se denominan quistes de Gartner, los estudioshistopatológicos indican que los más frecuentes sonlos quistes de inclusión –producidos en la vaginapor el mismo mecanismo que en el resto del orga-nismo–, siendo los de Gartner los menos habitua-les2.

Presentamos un caso de quiste vaginal, en unprincipio asintomático, que fue diagnosticado comomioma en varias ecografías en el transcurso de unembarazo, y con una tórpida evolución clínica des-pués del parto.

DESCRIPCIÓN DEL CASO

Paciente de 27 años de edad sin antecedentespersonales ni familiares de interés clínico, primiges-ta, con ciclos menstruales normales. En la primeraecografía obstétrica realizada en nuestro servicio enla semana 15 de gestación se aprecia un feto únicocon biometría acorde con el tiempo de amenorrea,estructuras fetales normales, placenta normoinserta,y se define una tumoración regular, bien delimitada,de contenido ecogénico y 9 cm de diámetro máxi-mo que parece depender de la cara anterior del úte-ro y se localiza en la zona del istmo. Se diagnosticacomo mioma uterino (fig. 1).

El curso clínico del embarazo es normal. Fueronrealizadas 5 ecografías más por distintos ginecólogosque mantuvieron el diagnóstico inicial. La tumora-ción apenas varió su tamaño y cuando el embarazollegó a término se situaba por detrás de la presenta-ción, que en la semana 39 de gestación era de nal-gas puras, definiéndose en la exploración como deconsistencia más elástica de lo que suelen ser losmiomas. Se realizó cesárea electiva por presentación

J.T. de GonzaloM. GarcíaI.G. Blanco

Servicio de Obstetricia y Ginecología.Hospital Universitario del Río Hortega.Valladolid.

Correspondencia:Dr. J.T. de Gonzalo de Dios.León, 6, 1.o izda.47003 Valladolid.

Fecha de recepción: 16/1/01Aceptado para su publicación: 21/3/01

Quiste vaginal de inclusióngigante

Giant vaginal inclusion cyst

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podálica en nulípara y tumor previo, en la semana39, naciendo una niña viva sana de 3.100 g.

En el transcurso de la cesárea se comprobó queno existía mioma uterino y que la tumoración era in-ferior al peritoneo del fondo de saco de Douglas, alque abombaba notablemente. Descartamos un posi-ble origen digestivo y lo diagnosticamos provisio-nalmente como quiste de Gartner. Se puncionó ex-trayendo 260 ml de líquido espeso blanco y nomaloliente que se envió para estudio microbiológicoe histológico, posponiéndose la extirpación comple-ta del quiste.

El informe de anatomía patológica indica una es-casa celularidad constituida por polimorfonucleares,algunos linfocitos y células escamosas sin atipia. Nohubo crecimiento bacteriano.

La evolución posquirúrgica y puerperal fueronnormales y la exploración clínica sin hallazgos; no

obstante, 2 meses después de la cesárea acudió alservicio de urgencias refiriendo sensación de pesoen los genitales y dificultad para la micción. Se per-cibía al tacto una gran tumoración elástica queabombaba la cara posterior de la vagina y se deci-dió puncionarlo a través de la vagina, extrayéndose550 cm3 de líquido amarillento en cuyo cultivo nocrecieron gérmenes.

Después de esta maniobra el quiste se infectóproduciendo a la paciente una leucorrea permanen-te. Se realizaron diversos cultivos microbiológicosseguidos del tratamiento correspondiente al germenhallado en cada caso y a los respectivos antibiogra-mas. Transcurridos unos meses se produjo una seu-doválvula espontánea en la fístula vaginal del quis-te, expulsando su contenido sólo cuando ésteadquiría un volumen considerable y, por tanto, ma-yor presión intraquística. Todo ello dio paso a unaleucorrea intermitente.

Completamos el estudio preoperatorio con uro-grafías intravenosas, que fueron normales y con TCpélvica que informaba de una masa quística, proba-blemente dependiente del ovario izquierdo, adheri-da a la cara posterior vesical y la cara anterior delrecto (fig. 2).

Realizamos una laparotomía exploradora, canali-zando la fístula vaginal y rellenando el quiste concontraste para su control radioscópico intraoperato-rio (fig. 3) que nos permitió valorar su extensiónreal. Extirpamos en su totalidad el quiste –que me-día 8 × 6 cm y presentaba múltiples adherencias alrecto y la vejiga–, así como el trayecto fistuloso a va-gina.

J.T. de Gonzalo, M. García e I.G. Blanco.—Quiste vaginal de inclusión gigante

Figura 1. Imagen ecográfica de la tumoración.

Figura 2. TC pélvica.

Figura 3. Control radioscópico intraoperatorio.

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En el estudio histológico se describe una tumora-ción quística cuyo revestimiento está formado porun epitelio escamoso con las mismas característicasque el que tapiza la vagina, correspondiendo a unquiste vaginal de inclusión.

En el cultivo microbiológico se aislaron Strepto-coccus del grupo C y Bacteroides vulgatus.

La evolución postoperatoria y las revisiones pos-teriores fueron normales.

Un año después de la intervención la pacientevolvió a quedar embarazada y tuvo un varón de3.640 g de peso en un parto eutócico.

DISCUSIÓN

La vagina tiene un doble origen embrionario: eltercio superior deriva del conducto uterino (conduc-tos paramesonéfricos o de Müller), los tercios inferio-res, del seno urogenital. El conducto mesonéfrico de-saparece por completo en la mujer salvo en unapequeña porción craneal que se encuentra en el epo-óforo y, a veces, puede observarse algún resto en lapared uterina y vaginal de mujeres adultas normales.

El estudio histológico de los quistes vaginales losdiferencia según su origen epitelial2. Los quistes de-rivados del epitelio mulleriano presentan frecuente-mente epitelio de tipo endocervical con células co-lumnares y productoras de moco, aunque puedeencontrarse también un epitelio ciliado similar al dela trompa. El quiste de Gartner, derivado de los res-tos de conducto mesonéfrico, es identificado por unepitelio columnar o cuboidal no estratificado y noproductor de moco. Aunque se habla genéricamen-te de quistes de Gartner para referirse a los quistesvaginales tras el estudio histológico de las piezas, es-tos son los menos frecuentes2.

Tampoco son frecuentes los quistes con epiteliotransicional o columnar estratificado de naturaleza

urotelial cuyo posible origen se supone en el tractourinario o en las estructuras parauretrales. Los quis-tes de inclusión son los más frecuentes, originadostras la interrupción quirúrgica o traumática de la mu-cosa vaginal y posterior implantación de ésta bajo lacapa submucosa. Con mayor frecuencia están locali-zados en la cara posterior o lateral de la vagina2.

La diferenciación clínica es dificil. En general, sonasintomáticos y de pequeño tamaño, no excediendode 2 cm, aunque se han descrito casos de quistesvaginales de gran tamaño3. Cuando son sintomáticosproducen dispareunia, problemas obstétricos, disuriao hemorragia uterino disfuncional4. En nuestro caso,el tamaño que alcanzó el quiste después de finaliza-da la gestación y su infección después del drenajeambulatorio ocasionaron a la paciente múltiples mo-lestias, hecho que nos indica que no es adecuadorealizar un drenaje salvo en condiciones de asepsiay bajo anestesia, y sólo si la situación clínica no per-mite demorar la intervención para hacer un trata-miento definitivo y completo. El tratamiento de es-tos quistes sólo se realiza cuando son sintomáticos ocuando existen dudas sobre su origen, utilizando sies posible la vía vaginal. Nosotros decidimos el tra-tamiento quirúrgico por vía abdominal debido al ta-maño de la tumoración y a su íntima relación con lavejiga y el recto.

En cuanto al diagnóstico por ecografía se definecomo una masa ecogénica, transónica y unilocular,bien delimitada y separada de la pared vaginal5, de-finición que se aproxima mucho a la imagen de unmioma uterino por ecografía.

En el caso que hemos presentado la formaciónquística fue erróneamente diagnosticada como mio-ma en las distintas ecografías, a pesar de que éstasfueron realizadas por personas diferentes. Tampocola TC, aunque sí diferenció mejor su calidad quísti-ca, pudo indicar correctamente su origen.

1. Kudela M. Differential diagnosis of paravaginal cysts. ActaUniv Palacki Olomuc Fac Med 1993; 135: 47-49.

2. Deppisch LM. Cysts of the vagina: classification and clinicalcorrelations. Obstet Gynecol 1975; 45: 632-637.

3. Hagspiel KD. Giant Gartner duct cyst: magnetic resonanceimaging findings. Abdom Imaging 1995; 20: 566-568.

4. Pradhan S. Vaginal cysts: a clinicopathological Study of 41 ca-ses. Int J Gynecol Pathol 1986; 5: 35-46.

5. McCarthy S, Taylor KJ. Sonography of vaginal masses. AJR AmJ Roentgenol 1983; 140: 1005-1008.

BIBLIOGRAFÍA