Rafael García Serrano_ La Pedagogía de La Pistola

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    VIAJE A SIRACUSA 22/05/2015

    Rafael Garca Serrano: la pedagoga de la pistola

    Rafael Narbona

    A finales de los aos setenta, un primo que militaba en Falange Espaola no recuerdoen cul de las familias en litigio por la herencia de Jos Antonio me regalEugenio oproclamacin de la Primavera, asegurndome que el libro era una sntesis de herosmo,tradicin, lirismo y espritu vanguardista: En sus pginas est todo: Grecia, Roma,Carlos V, el Escorial, santa Teresa de vila, el genio imperial de la Falange, elfuturismo de Marinetti. Me dijo que el autor era Rafael Garca Serrano, un escritorfalangista que haba contrado tuberculosis en la Batalla del Ebro. Durante su

    convalecencia, compuso la obra, una novela breve que dedic a Jos Antonio, jovenCsar de la revolucin nacionalsindicalista. En un alarde de generosidad, mi primo sedesprendi de su ejemplar, un libro minsculo concebido para guardar en el bolsillo dela camisa azul. Era una quinta edicin publicada en 1953 (la primera es de 1938), conla mitad de la cubierta pintada en azul y con un diminuto yugo y las flechas en rojosobre un imaginario bolsillo de estilo militar. En la portada poda leerse un asombrososubttulo: sta es como la historia del muerto que yo hubiera querido ser. Porentonces, yo tena trece o catorce aos. Agradec el obsequio, promet leer el libro y loguard en un cajn, convencido de que jams perdera el tiempo con sus delirios.En aquellas fechas yo estudiaba primero de BUP en un colegio de los Sagrados

    Corazones y los alumnos mayores flirteaban con el marxismo, pelendose en el patiocon los compaeros de Fuerza Nueva. Todos procedan de familias burguesas y, a pesarde su odio mutuo, compartan el mismo desprecio hacia el dilogo, la moderacin y elconsenso. Ambos bandos justificaban la violencia poltica, sin ocultar que su objetivoera exterminar al adversario. En mi casa, siempre se haba respirado una profundaaversin al rgimen franquista, pero desde una perspectiva liberal. Pareca un pocoabsurdo reivindicar la dictadura del proletariado, despus de sufrir una larga dictaduramilitar, especialmente porque la supuesta dictadura del proletariado slo era uneufemismo que encubra la opresin de un gobierno totalitario y antidemocrtico.

    Hace ao y medio reencontr el libro, expurgando un desvn. Imagino que alguien loconfin en el lugar reservado a los trastos viejos. Por curiosidad, comenc a leerlo ydescubr que la prosa era magnfica, notablemente superior a la de nuestros prosistascontemporneos. Se apreciaba la influencia de Ramn Mara del Valle-Incln y RamnGmez de la Serna, pero su intensa y explcita carga ideolgica malograba el propsitoesttico, rebajando la obra a la categora de panfleto con momentos de indudable yhelada belleza. Si alguien desea conocer la quintaesencia del fascismo espaol, deberecorrer estas pginas, pues contienen todos sus mitos y fetiches. En el prlogo a laquinta edicin, que es el mismo que sirvi de umbral a la segunda, Rafael GarcaSerrano confiesa que su novela brevsima, pero novela nace de una verdaderavocacin de servicio. Su deseo ms ardiente era finalizarla y entregrsela en mano a

    Jos Antonio. Aunque las autoridades republicanas haban comunicado a la prensa sufusilamiento en Alicante, Rafael Garca Serrano se negaba a creer en la desaparicindel joven Csar, el mejor caudillo que un pueblo poda soar. No hay ninguna

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    referencia a Francisco Franco, caudillo por la gracia de Dios. El silencio es clamoroso ycorrobora la antipata de los falangistas hacia el general de voz aflautada y trato glido.Garca Serrano refiere que ley el manuscrito por primera vez a sus camaradas debandera: Fue una tarde dulce y baztanesa. [] A todos les gust y fue mi primer

    triunfo, saboreando con un paladeo inolvidable, en la terracilla de un viejo palacio,entre hidalguas de piedra, el rumor del ro mordiendo los granticos basamentos de lacasona, y todo sobre un paisaje antiguo, que pareca ignorar hasta la incitacin de laviolencia y que, sin embargo, era un paisaje veterano en plvora.El prlogo es de 1945 y refleja un inequvoco desencanto. Alemania e Italia han perdidola guerra. La democracia ha ganado la batalla al fascismo y el porvenir se dirimir enlos parlamentos, no en trincheras que ponen a prueba el coraje de los pueblos. LaEspaa franquista ya no se plantea ser un imperio, alumbrando mulos de Pizarro, consu esplndida fiereza, libre de sentimentalismos y absurdos titubeos ticos. Lamonserga de los derechos humanos debilita a los gobiernos, que ya no se atreven aejercer su derecho natural a esclavizar al ms dbil: El mundo mismo ha dado unavuelta gigantesca, y entre ruinas y dolores se ha sepultado un concepto de la vida muynoble y muy bello. Podemos leer frases parecidas en Tempestades de acero(1920),donde Ernst Jnger canta las excelencias de la guerra, incomparable escuela devalor. Una vida ardua, noble y bella incluye un sentido pico y deportivo de lasacciones humanas. La tranquilidad burguesa es deplorable. Sin afrontar riesgos ydesafos, se cae en la mediocridad, algo incompatible con el espritu de Falange, unmovimiento potico y revolucionario. Garca Serrano rechaza corregir la primeraedicin, puliendo su contenido o aadiendo nuevas pginas. Obrar de esa manerarevelara una vanidad senil. La sabidura de la experiencia puede servir a un

    senador, pero nunca a un buen falangista.Eugenio o proclamacin de la Primaveraes una novela con un dbil hilo narrativo. Noes un defecto involuntario, sino un rasgo de estilo. La intencin es destacar y exaltar lafigura de Eugenio, un hroe fascista de apenas veinte aos. Estudiante de Filosofa, hanacido en una familia burguesa, que no entiende su idealismo, pero que lo ayudacuando sus peleas con obreros, marxistas o sindicalistas le cuestan un arresto o unamulta. Eugenio no agradece esos gestos, pues no quiere favores ni privilegios. Dehecho, acepta su posible martirio como un hermoso destino: Es spero el camino,pero tan bello como la alegra tostada de la intemperie. Garca Serrano se introduceen la trama como el mejor amigo de Eugenio. Simplemente es Rafael, que se encuentrauna maana del 2 de mayo con Eugenio, enfurecido porque los festejos organizadospara conmemorar el herosmo del pueblo de Madrid parecen un vodevil o una zarzuela.Para deshacer o mitigar el agravio, se ha propuesto apedrear el edificio de la embajadafrancesa. La memoria de Daoiz y Velarde merece una barricada, un gesto viril. Rafaelse re, pues considera que su enfado es desmesurado. Eugenio le afea su actitud y lerecuerda que es poeta: Debes indignarte. Para estas horas est haciendo falta uncanto viril, heroico. Pero la burguesa prefiere la msica de Sorozbal. Qu hermosodesfile con antorchas, encendiendo la noche como una gran hoguera emocional! Laalusin a los desfiles de la Alemania nazi, con una esttica ampulosa y grotesca, nopuede ser ms explcita. Los gritos de Eugenio frente a la embajada francesa se

    convierten en reyerta cuando sale un joven del edificio. Eugenio le desafa y lo atacasin ms prembulos, demostrando que sus puos son dignos del mejor pugilista. Rafaelreconoce sin rubor que el vehemente falangista est hermoso en su clera. Ms

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    adelante, comenta que el hroe nunca muere, pues su sangre se hace frtil como unaprimavera. Los camaradas homenajean al cado, pero no lloran porque han dehonrarle con fiesta de plvora y asalto. En sus himnos estn sus mrtires, siemprepresentes bajo el sol y las estrellas, exigiendo a las nuevas generaciones que no se

    dejen seducir por el ridculo apego a la vida. Morir por la patria es un final sublimepara un joven. Envejecer no es una bendicin, sino un fracaso burgus.Al igual que los nazis, Eugenio practica el nudismo durante sus horas de ocio, nadandoen un ro. Su cuerpo deslizndose por el agua es la verde yerba, el fresco viento, / elblanco lirio y colorada rosa, de acuerdo con los versos del poeta-soldado Garcilaso dela Vega, venero inagotable para la lrica falangista. Es el hombre nuevo, cantandocon idntico fervor por fascistas y comunistas, cuyas revoluciones se postulan comograndes transformaciones morales, pese a dejar a su paso una horripilante estela decadveres. Eugenio es el bien engendrado, un magnfico ejemplar de la raza. Rafaelse inspira en sus firmes e intransigentes convicciones para demoler las esquinasagudsimas de su contumaz liberalismo, tibio y pusilnime: Quiero seguir siempre tussabrosos preceptos de totalidad, exclama. Eugenio flirtea con la joven Mara Victoria,castellana. De vila. No podra ser de otro modo para el que ha decidido inmolarsepor la causa: Ya es llegado el tiempo de la sangre en el campo, escribe Rafael, quetermina todas sus cartas con un definitivo Arriba Espaa! Eugenio le contesta queno se preocupe, pues ha elegido morir cara al sol. Mara Victoria encarna los sueosimperiales. Es la mujer que despierta a una nacin de su letargo, destruyendocualquier vestigio de conformismo: Ella es smbolo y carne escribe Eugenio. EsMara Victoria. [] Lo es todo. En adelante no podr mirar un cromo matronilrepublicano sin pensar en el artista que haga la mujer joven, virgen, desnuda, rodeada

    de fusiles y sangre. Eso ser un smbolo y no esa matrona que tiene tetas y no pechos.La democracia es una mujer vieja, que ha perdido su capacidad de engendrar. ElEstado totalitario es la matriz de la revolucin, pues no entiende de individuos, sino delo colectivo. El pecho de los jvenes lanzndose contra las balas es la espuma de unanueva Edad de Oro. La lectura de Homero debe reemplazar al repelente Rousseau. Losjvenes no deben ser justos, sino violentos y arrebatados. El futuro lo escribir Aquiles,no un filsofo ilustrado, con su humanismo de almanaque. Cervantes era un soldado.Su pluma se hallaba al servicio de la espada. Pele contra el turco sin miedo,celebrando sus heridas. Si hubiera vivido en el siglo XX, habra luchado contra lashordas asiticas enviadas por Mosc. Aunque Garca Serrano se contiene, suimaginacin burbujea con el Manco de Lepanto enfundado en la camisa azul,conmovido ante el yugo y las flechas que evoca el santo y buen gobierno de los ReyesCatlicos.Rafael siente que en su interior crece el desprecio por la Repblica y el absurdo deseode paz entre las naciones. Por fin se arma de valor y destruye sus poemas, tristesremedos de Bcquer. Se afilia a la Falange y dice adis al liberalismo, el pacifismo y lafra razn: Todo lo que nos conmueve entra por las venas, en borbotn caliente, le hadicho Eugenio, y comprende que no hay otra verdad. Espaa es grande porque el mares la ventana por la que mira al mundo. No es una mirada amistosa, sino triunfal. Losespaoles no son filsofos. Prefieren el arte de pensar violentamente. Son

    conquistadores por naturaleza, depredadores de naciones. Su escuela es el plomo y laespada: Uno se lo explica todo cuando dispara el primer tiro, sentenciamagistralmente Eugenio, que adquiere la talla del hroe clsico tras matar a un

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    comunista. El magisterio de la pistola es una asignatura ms en la ciencia de serhombre, corrobora Rafael. Todo lo dems es burguesa, apocamiento, mezquindad.Una visita al Escorial asienta la pedagoga de la pistola. Dentro de cada espaol hayun Hernn Corts, pero tambin un Castelar, que conspira con su oratoria humanista y

    relamida. Espaa es una nacin pobre. Por eso es violenta e imperial: Nuestro Imperioes misin proletaria y la fuerza de la Falange es pobreza peregrina, segn laspalabras de Rafael Snchez Mazas, escritor visionario que capt el alma del espaol,con su afn de morir por un imperio y no vivir como siervo del comunismo o la melifluademocracia. La fantasa de morir por una Espaa ms grande y libre est en elcampesino, el obrero y el estudiante. Dios nos hizo as para su gloria y quiz nosreserve una gloria sangrienta que ni los profetas pueden adivinar, pues somos proade Europa. Ser espaol es hacer ctedra de la cicatriz. Cuando Eugenio se cruzacon un comunista lanzando consignas, escribe un pasqun y se arroja a la calle,leyndolo a gritos: Madres: Parid hijos para la Patria. Est cercana la hora de asaltarel prestigio y la admiracin del mundo con el gesto rebelde de nuestro pecho. Quevuestros hijos, madres de Espaa, sean en el momento preciso, carne de can.Salvaremos a la Patria en la gracia de la revolucin. Redimiremos la tierra de Gibraltar.Arriba Espaa!Eugenio y Rafael admiran a san Ignacio de Loyola, que careca de sentido esttico.Saben que habra derruido el Partenn durante una fiesta pagana. Seran capacesde hacer lo mismo ellos, estudiantes universitarios con la cabeza llena de ideasestpidamente cosmopolitas? Por qu respetar el arte? No es una debilidad deespritu adorar el genio de los paganos? Grecia, Roma, s, pero, por encima de todo, laCristiandad. La Cruz debe prevalecer sobre cualquier dolo. Incluso en el vestir el

    espaol debe ser fiel a su esencia. No es el esmoquin un triunfo de la colonizacininglesa? Por qu humillarse con una pajarita? No es ms espaol arremangarse lacamisa virilmente, sin miedo a mostrar manos de campesino, soldado o monje? Segana el cielo con la espada, dice Rafael, no con amabilidad y cortesa. CuandoEugenio juega al ftbol, no es amable. Sus entradas son violentas, sin miedo a lesionaral contrincante. Nos llama brbaros y pistoleros, ignorando que la civilizacin sedefiende a tiros, no con votos. El miedo, camaradas, es un prejuicio pequeoburgus, proclama Eugenio. Rafael opina lo mismo: Tienen miedo y quieren hacer denosotros unos cobardes. Nos educan en el pnico. En la filosofa liberal, pacifista yburguesa. Qu asco! La milicia es la forma ms digna de ser hombre. Toda la vida esmilicia, sacrificio, disciplina. La Falange no ganar en las urnas, sino en el campo debatalla, aniquilando la imbcil civilizacin de los tranvas y los bares automticos.Cristo no quiere ovejas, sino Csares. En todos los Jueves Santos escribe Rafaeltengo un sueo de sangre que acaba con la gracia universal del olivo. Presumo queGarca Serrano soaba con frer a escopetazos la paloma del Gnesis, que avis del findel diluvio con una rama de olivo. No creo que le inspirara ms simpata la paloma dePicasso, pacifista, comunista y autor de un arte decadente y degenerado.Eugenio muere por la Patria, la Falange y el Csar. So con un alba heroica y laconoci, haciendo callar al lamo, el laurel y el mirlo, de los que habl Garcilaso, consu pluma imperial. Eugenio baja a la tierra, pero Rafael promete vengar su sacrificio

    con la vida de diez bestias enemigas. Un falangista no causa baja. Slo proclama laPrimavera, que fructifica con su sangre perenne e inmortal. Suenan unos disparoshacia la Iglesia de San Luis. Sobre el escudo se alza la noche: en primaveral consigna.

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    Rafael Garca Serrano desprecia ese FIN burgus y afeminado de la noveladecimonnica. La guerra no ha terminado. El comunismo y el judasmo siguenamenazando a la humanidad con su doctrina deletrea. Por eso es mejor terminar conun rotundo: PARA DIOS Y PARA EL CSAR.

    Aplac la lectura deEugenio o proclamacin de la Primaveracasi cuarenta aos.Nunca haba demorado tanto el abordaje de un libro. No considero que haya perdido eltiempo, pues la obra tiene innegables calidades literarias, pero no creo que mi primotuviera razn. En sus pginas no estn Grecia ni Roma ni la Cristiandad. Ni siquieraCarlos V, santa Teresa de vila o El Escorial. Rafael Garca Serrano deforma los hechosy las ideas para justificar el fascismo espaol, un movimiento de escaso aliento, pues laEspaa de Franco, lejos de llevar a cabo la revolucin nacionalsindicalista, se limit aproteger los intereses de los terratenientes y las oligarquas financieras, con un barnizretrico que mezclaba catolicismo, falangismo y tradicionalismo. Jos Antonio Primo deRivera careca de dotes para ser un Csar, pues le faltaba la frialdad homicida de Hitlero Franco. Sus seguidores no tenan sus escrpulos y fusilaron sin piedad a la supuestaanti-Espaa. Pienso que la anti-Espaa son las fuerzas que se resisten a la modernidad.Carlos V simpatiz con el erasmismo, santa Teresa de Jess reform el Carmelo, elEscorial es un prodigio arquitectnico, con la huella incontestable del Renacimiento.En nuestro pas no surgir una conciencia nacional hasta que su patrimonio seconvierta en un bien comn y no en un botn explotado con intereses polticos. RafaelGarca Serrano se mantuvo fiel a sus ideas hacia el final de sus das. No actu con eloportunismo de Gonzalo Torrente Ballester, falangista por arribismo. No dio marchaatrs, como Antonio Tovar o Pedro Lan Entralgo, que repudiaron en mayor o menormedida su pasado ideolgico. Y, menos an, se enfrent a la dictadura, como Dionisio

    Ridruejo. Garca Serrano se dejo llevar por el corazn, reprimiendo cualquier objecinracional. Se dice que es una virtud perseverar en una idea, pero los que han viajado aSiracusa y han descubierto la magnitud de sus errores no pueden simpatizar con elfanatismo, pues no merece otro nombre pasar una vida entera reivindicando laviolencia, con independencia del color de la bandera. La pedagoga de la pistola nohace a las naciones, sino que las deshace o las vuelve irreconocibles.

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