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Honoris causa en Teología al cardenal Ratzinger en la Universidad de Navarra, España.

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  • 24Nuestro Tiempo enero&marzo 2013

    Portada Una renuncia histrica

    E l 31 de abril de 1998 el entonces cardenal Joseph Ratzinger recibi el reconocimiento como doctor honoris causa de la Universidad de Navarra. Junto a l, fueron homenajeados el economista norteamericano Julian Simon y el farmaclogo holands Douwe Breimer. Su paso por el campus, con sus tertulias en los colegios mayores Goroabe y Belagua o su visita a Clnica, forma ya parte de la historia de la Universidad de Navarra.En 1998, el profesor Pedro Rodrguez, decano de la Facultad

    de Teologa, fue el padrino en la proposicin del cardenal Joseph Ratzinger como doctor honoris causa de la Universidad de Nava-rra. Del entonces cardenal, y prefecto de la Congregacin para la Doctrina de la Fe, se destac su inteligencia y su manera vigorosa de hacer Teologa. En aquel momento nada haca presagiar su eleccin, en 2005, como papa con el nombre de Benedicto XVI. Hoy puede confirmarse que algunos de sus mensajes en el

    campus de la Universidad han constituido las lneas maestras de su pontificado. El camino de la Teologa se encuentra bien ex-presado en la frmula Credo ut intelligam: acepto un presupuesto previamente dado para encontrar, desde l y en l, el acceso a la verdadera vida, a la verdadera comprensin de m mismo. De este modo defini el cardenal Ratzinger en su investidura el

    Un doctor honoris causa que ha cambiado la historia de la Iglesia

    Momentos previos. El cardenal Ratzinger y monseor Echevarra en el Rectorado, antes de la investidura.

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    camino que deba seguir la Teologa catlica para ocuparse del fundamento de la vida humana. Asimismo, defendi el papel de la Sagrada Escritura como la Palabra, que nos ha sido dada como presupuesto, la que est en el centro de los esfuerzos de la Teologa, no est aislada [] ni es solamente un libro. Su sujeto humano, el Pueblo de Dios, est vivo y se mantiene idntico con-sigo mismo a travs de los tiempos. La Escritura, aadi, es portadora del pensamiento de

    Dios. Y por tanto es misin del Magisterio no oponerse al pensamiento, sino dar voz a la autoridad de la Respuesta que nos ha sido entregada, y crear as espacio para la Verdad misma que viene a nosotros. Casi de modo premonitorio, reconoci que ser responsable de

    tal misin sera excitante y arriesgado. Requiere la humildad de someterse, de escuchar y de obedecer. Se trata, no de hacer valer lo propio, sino de mantener abierto el espacio para el hablar del Otro, sin cuya Palabra presente todo lo dems cae en el vaco. El Magisterio bien entendido debe ser un servicio humilde para que siempre sea posible la Teologa verdadera, y as se puedan or las respuestas sin las cuales no podemos vivir rectamente. Con esta declaracin de intenciones cerr su discurso ante ms de 400 personas reunidas en el Aula Magna de la Universidad. Ya fuera,

    alrededor de las pantallas instaladas en distintos lugares del Edifi-cio Central, ms de 2.000 personas seguan la ceremonia, iniciada con el tradicional desfile de doctores con sus respectivas vestes acadmicas. Como establece el protocolo universitario, el gran canciller de la Universidad, monseor Javier Echevarra, cerr la comitiva. Entre los invitados estuvieron los cardenales ngel Suqua y Antonio Mara Rouco, y los arzobispos de Pamplona, Toledo y Granada, adems de representantes polticos, militares y acadmicos.Una vez en el exterior, Benedicto XVI comparti una reflexin

    que hoy se antoja clarividente: Me ha parecido emocionante que en la ceremonia de los doctores honoris causa hubiera tres personas tan diferentes: un economista hebreo, un farmaclogo calvinista y un prefecto de la Congregacin para la Doctrina de la Fe. Esto es el resultado de un espritu de apertura que, ms all de las confesiones religiosas, encuentra algo comn en ese empeo por buscar la Verdad y el bien de la persona.Durante su estancia de cuatro das en Pamplona, el entonces

    cardenal present a los medios de comunicacin su autobiogra-fa, titulada Mi vida. En el acto, y con el tema de la Inquisicin de fondo, el cardenal Ratzinger asegur que la audacia para confe-sar los errores propios de la condicin humana va a contribuir a la

    Los tres nuevos doctores honoris causa. El entonces cardenal junto al economista Julian Simon (a su derecha) y el farmacutico Douwe Breimer (a su izquierda).

    El abrazo. Gesto afectuoso entre el cardenal Ratzinger y monseor Echevarra.

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    reconciliacin de la cultura de hoy con la fe de tiempos pasados. Cuestin a la que ha vuelto en varias ocasiones a lo largo de su pontificado. Por otro lado, y en referencia a la Teologa de la Liberacin, el

    futuro Benedicto XVI seal que la Iglesia caminaba hacia una nueva Teologa de la Libertad, completada con una Teologa de la Reconciliacin: Esta nueva sntesis no se hace de un da para otro, declar, pero tanto en Amrica Latina como en el resto del mundo, hay un empeo por integrar estos aspectos de la cultura de hoy en una nueva visin teolgica.Respecto al papel de la Universidad y su inexcusable servicio

    a la verdad y el conocimiento, el cardenal alab el espritu de apertura y el dilogo acadmico de la Universidad de Navarra. Recapitul entonces su experiencia como profesor en Alemania e insisti en que el contacto entre disciplinas diferentes era espe-cialmente palpable en nuestra universidad: He encontrado un verdadero dilogo entre los profesores de diferentes reas y un intento de hallar la convergencia en la respuesta a las preguntas ltimas.

    una figura extraordinaria. Durante la visita, el profesor Enrique Bans fue el intrprete y acompaante permanente del cardenal Ratzinger. Una tarea que, tiempo despus, definira co-mo extraordinaria y gratificante. Era una persona que estaba en el centro de todo, un gran telogo e intelectual, aunque no hizo nada especial, escribi ms tarde en un artculo para Nuestro Tiempo. Fue carioso, cercano, de una gran naturalidad. Una bellsima persona, diramos en espaol.Durante aquellos cuatro das Enrique Bans comparti mu-

    chos momentos con Benedicto XVI. Paseos tardos por un campus desierto en los que hablaron de lo divino y lo humano. l escuchaba, comentaba, sonrea muchas veces, pero apenas se refera a s mismo [...]. Ante ciertas crticas y comentarios que

    Portada Una renuncia histrica

    En la Clnica. El cardenal Ratzinger durante su visita a la Clnica, donde conoci, entre otras dependencias, su cocina.

    La propuesta. El profesor Pedro Rodrguez propuso al cardenal Ratzinger para recibir el doctorado honoris causa en Teologa.

    Grandes temas, grandes respuestasDurante sus tertulias en los colegios mayores Belagua y Goroabe, Joseph Ratzinger respondi, atento y con plena disposicin, a las preguntas que los estudiantes quisieron hacerle. Algunas de sus respuestas dejaron huella en quienes le escucharon.

    BELLEZA. Hay muchas personas que en el Arte incluyen a Dios (...). Por eso la belleza es una gran fuerza de la Iglesia y hay que cuidarla.

    CAPITALISMO. Lo primero que hay que ensear es la fe (...) y luego, a partir de ah, ir desarrollando el sistema de valores del Evangelio, porque slo ah los valores materiales adquieren un sentido.

    COMUNICACIN. El entonces decano de la Facultad deComunicacin y ahora rector, Alfonso Snchez-Tabernero pregunt

    cmo formar personas comprometidas con la verdad, la honradez y la coherencia, a lo que el cardenal le recomendpermanecer siempre al lado de los alumnos comoun medio alternativo que les recuerde dnde se han formado y con qu principios.

    CIENCIA. Vivimos en un mundo construido por la ciencia, una ciencia que pretende explicarlo todo de manera autnoma. Sin embargo, Dios est en todo aquello que determina nuestra vida. Nuestro problema es ahora cmo juntar ambas cosas.

    REALISMO CRISTIANO. Los cristianos han abandonado el mundo pensando excesivamente en el ms all. Por tanto, no se han ocupado con tanta fuerza de este mundo. Esto es una forma de autocrtica cristiana que efectivamente tenemos que ejercer y a la que tenemos que dar una respuesta.

  • Todo doctorado honoris causa reconoce los mritos cientficos del nuevo doctor, que se une as al claustro de la universidad en la que recibe esa distincin. En el caso del cardenal Ratzinger, entonces prefecto de la Congregacin para la Doctrina de la Fe, sus mritos fueron glosados por el telogo Pedro Rodrguez en lo que se conoce como laudatio academica.

    Vida. En su elogio, el entonces decano de la Facultad de Teologa destac la influencia de las intervenciones doctrinales del joven profesor. Comenz mencionando la tesis sobre la Iglesia como Pueblo de Dios en San Agustn: una de las ms importantes monografas sobre la eclesiologa de la poca patrstica. A continuacin record cmo Joseph Ratzinger se introdujo poco despus en la Cristiandad medieval con una investigacin sobre la teologa de la historia de San Buenaventura. Con ambos libros se adentr en la problemtica actual de la teologa, sabiendo [] quines somos, de dnde venimos y a dnde vamos.Al comienzo de su trayectoria acadmica

    fue profesor de Teologa Fundamental y, ya como catedrtico de Dogmtica en Tubinga, public Introduccin al Cristianismo. Segn Pedro Rodrguez: uno de los escritos ms significativos de la teologa de nuestra poca traducido a 17 idiomas y reeditado sin interrupcin.

    Un referente. Durante el Concilio Vaticano II particip decisivamente en la redaccin de las dos grandes constituciones dogmticas: Lumen Gentium, sobre la Iglesia, y Dei Verbum, sobre la Revelacin divina. Sus dictmenes le convirtieron en una referencia indiscutible para conocer el rumbo de la teologa posconciliar. En especial, en los campos de la Eclesiologa y la Escatologa.En los aos del drama del primer posconcilio su figura emergi con fuerza. Advirti que la creciente antieclesialidad [] pretenda apoyarse en las propuestas renovadoras del Concilio. Su principal objetivo en el Concilio haba sido presentar el centro nuclear de la fe que exista debajo de tanto cuerpo extrao para darle impulso y dinamismo. Por todo ello fue distinguido con el doctorado

    honoris causa de la Universidad de Navarra.

    La teologa de Joseph Ratzinger

    aparecan en alguna conversacin, se le vea despreocupado de su persona, detall Bans. El futuro pontfice particip en diferen-tes tertulias con profesores, alumnos, investigadores o mdicos. Enrique Bans recordara despus sus rplicas, profundas como slo pueden ser las de alguien que ha pensado mucho las cosas, y que no dud en admitir en sus respuestas a algunos profesionales: de eso sabe usted mucho ms que yo. De hecho, en su visita a la Clnica Universidad de Navarra se

    mostr profundamente interesado en cuestiones de Biotica, so-bre las que consult a los mdicos: Pregunt mucho sobre cues-tiones del SIDA, trasplantes, la atencin de pacientes terminales, la investigacin de clulas madre o la reproduccin asistida... Ustedes cmo actuaran?, deca. Con la misma humildad con la que reconoci que tanto los mdicos como los investigadores tenan que ser los interlocutores sobre estas cuestiones en los foros correspondientes.La intensa agenda de aquellos das no provoc en l ninguna

    queja, segn recuerdan quienes lo acompaaron. Slo el ltimo da de su visita solicit un tiempo a solas para repasar una confe-rencia que iba a dar en Hamburgo pocos das despus. Un gesto sorprendente para el profesor Bans, pero que denotaba la pre-ocupacin del futuro Benedicto XVI por el trabajo bien hecho .

    fuera del protocolo. El cardenal Ratzinger dej en Pamplo-na tantas miradas y recuerdos como personas conoci, siempre cercano e interesado por ellas. Y se llev los reconocimientos y objetos propios del doctor honoris causa: el birrete de color blanco -correspondiente a la Facultad de Teologa que propuso su doctorado-; el anillo con el escudo de la Universidad tallado en gata; el libro del Pentateuco y el ttulo que le ha acreditado desde entonces como miembro del claustro de la Universidad de Navarra con el grado de doctor honoris causa. Un honoris causa que ya forma parte de la historia de la Iglesia.

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