Razones para el progreso 1 de 10
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Razones para el gobierno.
1/10
Carta ciudadana de Enrique García Guasco
sobre los pilares del ejercicio de la
administración pública.
Tlalnepantla de Baz
Octubre de 2013
Razones para el gobierno.
Con agradecimiento para mi hermano Guillermo Pérez Herrera,
el gran prospecto de político y para mi amigo y ejemplo por su
enorme humanidad Oscar Esquinca Osorno.
Es el progreso, en síntesis, la única razón por la que debe existir un gobierno;
con esta afirmación quiero iniciar mi diálogo ciudadano con quien quiera que
desee conversar en esta nueva faceta. En medio de los ajetreados
acontecimientos que en nuestros tiempos ponen a prueba la solidez de la
sociedad, en la que nuevos conceptos toman forma como nuevas
oportunidades o amenazas para la humanidad y su forma de vida, así como en
la configuración de su entorno, en tanto, existe un vació que configura la
relación entre lo ciudadano y el gobierno y sus formas de interactuar,
especialmente en América Latina, por ello hemos de pensar conjuntamente en
cómo se deben administrar los bienes del estado, que no son otros que los que
con esfuerzo conjunto la nación procura para su propio bien. El progreso, ha
sido una idea, cuya constitución ha sido objeto de análisis en diferentes
momentos históricos y por diversos pensadores, en muchas disciplinas
académicas; ganando con ello una enorme cantidad de definiciones, pero pocas
son útiles para el ejercicio de la administración de los bienes públicos y el
servicio a los ciudadanos, por ello, partiré de algunas reflexiones dadas a
conocer por el distinguido filósofo alemán Theodor Adorno, en Octubre de
1962, este eximio pensador nos hace notar algunos puntos importantes para
definir el progreso.
Razones para el gobierno. Página 1
Qué progresa, porqué progresa y para qué.
A simple vista, la mayoría de nosotros podría decir que la razón del progreso es el bienestar, no hay duda
de ello, por lo tanto, el progreso cuando se traduce en bienestar se erige en una meta cumplida, pero
¿cómo sabemos que generamos bienestar?, he observado en los últimos quince años que dentro de los
paradigmas de la izquierda mexicana, radical y no, se podría interpretar como una mejora sensible en el
bienestar de la población, lo que nuestros políticos llaman una mejor "distribución" de la riqueza, sin
embargo, la evolución dinámica de los comportamientos gubernamentales no nos permitiría concluir lo
anterior, pues hoy nos debe preocupar no sólo la distribución, sino la creación de nuevos bienes con valor
agregado; lo que nos lleva a pensar en una dramática y nueva estructuración de la economía y por
consiguiente de la política administrativa del estado. La era del Estado de Bienestar quedó atrás,
substituida por la globalización (hace unos días escuchaba a uno de los presidentes de la CANCINTRA,
decir que mundialización y globalización, eran sinónimo, no puedo coincidir), ya que durante los últimos
veinte años se ha transformado de manera evidente las funciones y la constitución de la administración
pública, es decir, ha dado paso a una nueva teoría del estado y con ello a una política administrativa
diferente en los países desarrollados.
No es que yo sea un ciego defensor de lo que la humanidad pone de moda, en estricta referencia a la
globalización, pero entiendo que el progreso está predeterminado por aspectos que obedecen a una
corriente de pensamiento que tiene una época, cuya validez, también depende de lo que ocurre en su
entorno, es decir, hace apenas cuarenta años, la idea de la administración ideal, era ese Estado de
Bienestar, que ahora resulta una meta obsoleta e imposible de implantar, dado que las reglas del
juego han cambiado y no están sujetas a la adhesión voluntaria, o en su defecto a su renuncia para que
tengan validez dentro de una ciudad, estado o país; las condiciones económicas, legales, de comunicación
y de inteligencia social, ya no están sujetas a la autodeterminación de los estados nacionales, sino que se
encuentran bajo la influencia de diversos factores tomados a muchos kilómetros de distancia del sitio en
donde se ponen en práctica, generalmente tomadas por corporaciones privadas, pues de ellas deviene el
flujo económico que le da vida a las decisiones, justo en este punto, habrá quienes vean mucha
complejidad y poco beneficio en este modelo, sin embargo, es la propia evolución de la humanidad la que
nos ha llevado hacia esta corriente, que en mi humilde opinión, resulta irrenunciable y no del todo
equivocada, pues presenta posibilidades que nunca antes habrían podido ser llevadas a cabo. Las ideas
no siempre conservan su validez y lo mismo pasa con el concepto de progreso, esto tampoco posibilita el
ejercicio del retroceso, en otras palabras, no resulta viable pensar en optar por regresar al ejercicio de las
prácticas anteriores con la reconstrucción y fortalecimiento de un estado paternalista, que de todas
maneras, no satisface los conceptos de dignidad que debería ponderar en la sociedad, es decir, es
necesario adaptarnos a las condiciones determinadas por los nuevos marcos del ejercicio global y su
amplia competencia, aceptando que cada uno ha de evolucionar en este rumbo y que en lo que a las
tareas profesionales corresponde, hemos de tomar una actitud de renovada atención y aprendizaje
continuo.
A diferencia de los que muchos pensadores, especialmente de izquierda suponen; generalmente
basados en una ideología (advierto que ideología, como la define Luis Villoro, es un conjunto de
creencias que no se han sometido a la reflexión y por tanto no siempre son del todo ciertas), la
globalización, nos ha llevado como humanidad a un punto de fractura, dicen que la solución a la
entropía, es que hay que retomar el control de la administración estatal y de los bienes del estado (de
acuerdo estaremos que el Estado y la Nación, no son la misma persona jurídica, por lo tanto, el retomar
esos bienes sería un beneficio para los que detentan el poder y administran esos bienes, no obstante,
nada sería diferente para las grandes masas poblacionales), para beneficiar a la sociedad; yo no veo
cómo suceda eso, especialmente con los niveles de corrupción que han demostrado tener nuestras
administraciones gubernamentales, y no sólo de izquierda, también la derecha y el centro tienen cola
que les pisen, no obstante eso, hay que estar conscientes que vivimos una época difícil a nivel
económico, especialmente para las administraciones estatales que se cierran a la inversión que proviene
del extranjero. La visión de la izquierda afirma la siguiente teoría general, al tener el estado en su
posesión y administración los medios de producción, se obtendrían mayor volumen de ingresos
fiscales, lo que no es una garantía, pues sí estos bienes no producen, es decir, no se venden, no
se distribuyen y especialmente, no son administrados con inteligencia y prudencia, no producen,
por lo tanto, sus ingresos fiscales no pueden llenar las expectativas del gobierno, por lo tanto,
sin esos ingresos fiscales de los que hablamos con cotidianidad en la izquierda, no hay recursos
qué dividir en los programas sociales, por lo tanto es efímero hacernos ilusiones, no es que yo
esté en contra de la ayuda y de los incentivos al desarrollo social, soy especialmente sensible al enorme
problema nutricional que existe en nuestro país y Tlalnepantla de Baz no está abstraída en absoluto de
esa realidad; quiero hacer también una división importante, el problema nutricional, no sólo obedece al
hambre, sino a trastornos de salud, tales como la obesidad, que de ella devienen otros muchos
problemas de salud pública, que precisamente le cuestan a los impuestos que de antemano tenemos
comprometidos. La solución es que las personas sean libres, libres de la ayuda y de la
manutención gubernamental, la única manera de hacerlo es fomentando la creación de empleos
dignos, bien remunerados y esto forzosamente nos regresa al tema central de la globalización y
su competencia.
Pensemos juntos, la educación, es la única solución real para obtener una vida con la calidad que
deseamos, por lo tanto, el mayor servicio que un gobierno puede entregar a la ciudadanía, es una
educación de calidad, podría de inmediato escudarme diciendo que la educación es una obligación que
queda fuera del alcance de la esfera del gobierno municipal, sin embargo, creo que existen mejoras
sensibles a nuestras escuelas, programas alternos de educación y fomento a los emprendedores, que
más adelante discutiré con ustedes, por lo que la instituciones que articulan el aparato gubernamental
del municipio, deben actuar para garantizar una educación competitiva, humanista, que fomente el amor
y la capacidad de aprender, investigar y accionar en los estudiantes, dado que hablamos de los
proyectos de desarrollo social es imperativo atender la calidad de la educación de las familias más
desprotegidas, al mismo tiempo, es necesario apoyar psicológicamente a estas familias, la mayoría de
ellas se encuentran en una depresión, que las lleva a trastornar sus comportamientos, generando
violencia en diferentes grados y sentidos, lo que hace que el sector más desprotegido de la sociedad, no
pueda acceder de forma real a la movilidad social a la que tiene derecho por el simple hecho de ser
humanos.
Razones para el gobierno. Página 2
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Las doctrinas más modernas que hablan sobre los riesgos reales, pero también de las virtudes de
nuestra época y el sistema de transformación, en obediencia del sistema global, nos hace notar algunos
puntos, naciones como Alemania, que a todas luces es globalizada y que vive actualmente uno de los
mejores momentos de crecimiento económico, inclusión de los derechos humanos en sus leyes
(neoconstitucionalismo), así como un rumbo claro con respecto al futuro (certidumbre), vivió el fenómeno
del comunismo en su propia carne y sin embargo, la enorme mayoría de la sociedad alemana de la
posmodernidad, no piensa que una buena solución a los problemas particulares de cada individuo o
grupo social, se solucionen con la regresión al sistema comunista o a la separación de la nación
alemana, habrá seguramente, quien diga que lo que afirmo no tiene sentido, pues hasta se han negado
a derribar los segmentos que sobreviven del muro de Berlín, a esto respondo, con firmeza, que no es
nostalgia, ni tampoco ganas de retroceder, es precisamente la madurez histórica de un pueblo, que sabe
que la realidad no se puede tapar con un dedo, el valor histórico da identidad a una nación y la hace
actuar congruentemente con respecto a su presente y las decisiones que tomará para el futuro, basados
en su propia experiencia y en la claridad con la que conoce el sistema en el que vive. La globalización
nos indica que el modelo nacional, es menos libre y se encuentra sujeto a diversos mecanismos en los
que existe un equilibrio, donde muchas personas toman decisiones, sin embargo, nos demuestra que el
individuo es dueño de una mayor libertad, bien dice Henry David Thereau, en su emblemático ensayo
“Desobediencia civil”: "Creo de todo corazón en el lema “El mejor gobierno es el que menos
gobierna”, y me gustaría verlo hacerse efectivo más rápida y sistemáticamente. Me gusta poner
especial énfasis en las palabras de este escritor, pues finalmente resultan en algo en lo que también
creo: “El mejor gobierno es el que no tiene que gobernar en absoluto”. Y cuando los pueblos
estén preparados para ello, ése será el tipo de gobierno que tengan". Henry David Thereau, el
filósofo anarquista estadounidense que estuvo en la cárcel, al negarse a pagar el dólar destinado a la
guerra que su país sostenía contra México, es una inspiración para limitar efectivamente el concepto de
poder en el gobierno. Thereau advierte; “Y cuando los pueblos estén preparados para ello, ése será
el tipo de gobierno que tengan”, la única manera de encontrar esa fórmula, tan vigente hoy, como
antes, es precisamente acudiendo a la educación y a la enorme empatía, que es el motor del ser
humano para la toma de decisiones en comunidad. Hace unos días atrás comentaba en mi perfil de
Facebook, “Los anarquistas, quedan ofendidos por la existencia del estado, pues al distinguir su
persona jurídica de la de la nación, suponen una desigualdad inaceptable. Sin embargo, la persona
jurídica del estado, tiene muchas más obligaciones y por lo tanto atributos.” Lo importante es construir un
estado eficaz y próspero, para lograrlo hay que poner en práctica conocimientos y tener una enorme
voluntad, para abrir un diálogo constante, siempre constructivo de las decisiones de la administración.
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Lo que yo veo y quiero hacerle ver, es que los gobiernos en México, sean de izquierda o de derecha, no
han logrado construir una sociedad decente, "Distingo una sociedad civilizada de una decente. Una
sociedad civilizada es aquélla cuyos miembros no se humillan unos a otros, mientras que una
sociedad decente es aquélla cuyas instituciones no humillan a las personas", así lo expresa en
sus términos Avishai Margalit, y debo decir que coincido plenamente, de una forma sencilla, podemos
darnos cuenta que esto, no se ha podido cumplir, por diferentes razones y ha dado como resultado la
condena de nuestro sistema de administración, al compadrazgo, que es una distinción que ha saltado
de un ámbito particular, a ser un mecanismo de beneficios en la esfera pública, lo último con
consecuencias garrafales, para todos los ciudadanos.
Coincidirán quienes más cercanos a los movimientos políticos de los últimos años, especialmente en
Tlalnepantla, que no hay a nadie que más le convenga la pobreza y la desolación que esta trae consigo,
que a los políticos profesionales, a los que han ocupado los más altos cargos públicos de la esfera
municipal, dado que los últimos viven y se mantienen de la necesidad, desde la más básica como la
alimentaria, hasta de la necesidad de empleo de los más desprotegidos, coincidirán también, que las
campañas políticas, se han reducido a enunciados carentes de objetividad, a slogans publicitarios, que
no tienen ninguna idea de fondo, ni un proyecto que seguir, porque lo que hace ganar una elección, en
pleno siglo XXI en la quinta ciudad más productiva a nivel económico de México, es la cantidad de
despensas que se entregan a los hombres y mujeres que más necesitan de la atención, no del poder,
sino de la administración pública. Allí nacen los operadores y el compadrazgo que los beneficia, que los
lleva a obtener altos grados de impunidad, que los autoriza para manejar discrecionalmente y a a
conveniencia de un político, de un partido o simplemente de su propio beneficio, programas sociales del
gobierno, que pagamos todos los ciudadanos con nuestros impuestos y que lejos de llegar a los que
realmente lo necesitan, están siendo objeto de beneficio de políticos sin escrúpulos, regresando al hilo
general de esta conversación, quiero dejar en claro que muchos funcionarios de nuestro municipio, no
están capacitados para desempeñar las tareas que les son encomendadas, dado que han obtenido su
puesto en la participación de campañas políticas, esto nos limita, nos estorba y nos pone en desventaja
como sociedad. Al sentirse inseguros, dichos funcionarios, de las entidades públicas más diversas, se
muestran hostiles, además de tener una reticente actitud al trabajo, pues consideran que ellos ya han
llevado a cabo su labor, lo que da como resultado un pobre desempeño gubernamental. La pobreza
mental, la falta de voluntad, una actitud negativa y un desconocimiento de su campo de acción y la ley,
son el problema central del funcionamiento administrativo del gobierno más cercano a la ciudadanía que
es siempre un gobierno local.
Por otro lado, por una descuidada y pobre planificación, el gobierno toma una actitud que es realmente
lamentable en contra de la clase media baja, media y media alta, vivimos cotidianamente la devaluación
de nuestras propiedades en los fraccionamientos, que de origen son zonas residenciales y de baja
densidad habitacional, por la aceptación del gobierno a “changarrizar” estas zonas, existe un caos
cotidiano, que genera inseguridad, contaminación en diferentes ramas, tránsito pesado en nuestras
avenidas y calles, pero sobre todo inseguridad, es inaceptable seguir sufriendo contantemente este
acoso, no tiene justificación legal.
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No obstante, los sectores de las zonas fabriles, sin generalizar, se encuentran deprimidos y han sido
destinadas para erigir bodegas que no se rentan, por haber en demasía, otras porque las condiciones no
son las óptimas para este tipo de negocio, sin embargo, al gobierno no se les ha ocurrido la generación
de espacios nuevos, especialmente destinados para servicios, para zonas de comercios de media y alta
densidad, espacios privados para la diversión y el entretenimiento, que bien podrían combinarse con
nuevas oficinas y especialmente para los sectores de la industria de servicios financieros y tecnológicos,
que Tlalnepantla puede acoger por su ventajosa ubicación geográfica, tanto con respecto a Ciudad de
México, como por su conexión directa a la frontera norte del país, a través de la carretera 57 o también
llamada Panamericana.
La razón central por lo que lo anterior no ha sido propuesto, es porque ninguno de nuestros funcionarios,
lo ha podido conceptualizar, por eso imaginemos sólo por un instante, que sometemos a un concurso
transparente y auditado por los organismos de la sociedad civil, las plazas que un gobierno como el de
Tlalnepantla subasta a la sociedad, los beneficios serían visibles y tangibles a corto plazo. El objetivo
primario del estado de la posmodernidad es velar por el cumplimiento de los derechos humanos, poner
las reglas claras y fomentar la competencia, en las condiciones de mayor equidad que le sean posibles,
para finalizar con el tema de nuestra administración pública deficiente, quiero compartir lo que hace unos
días escribía en mi perfil de Facebook, "En México, el concepto de humillación, es complejo y
profundamente arraigado, se humilla y ofende, al que se le pide trabajar (sea sindicalizado o de
confianza, por razones que ya he expuesto), se humillan a los que se les corrige, incluso por su bien, se
humilla por cotidianidades, el día, que dejemos de ser tan susceptibles a la humillación, también
dejaremos de practicarla, pues se acabara un círculo de venganza, que no tiene fin." Debemos asumir
con dignidad, la labor gubernamental, que no es otra que: SERVIR.
Es muy importante que los ciudadanos y ciudadanas, tengan muy claro que el gobierno no ayuda, está
impedido para hacerlo, pues sin afán de llegar a la trivialidad filosófica, me permito explicar que su
persona jurídica, su constitución, su finalidad objetiva, omite e impide sistemáticamente el término
conceptual AYUDA (echarle la mano a alguien, es inequívocamente que éste; individuo, empresa,
corporación, actúa fuera de la ley), el gobierno SIRVE (dota de servicios, no por ayudar, sino porque
está obligado no sólo moralmente, sino legalmente a hacerlo, pero también los cobra, pues
inherentemente, también está obligado, no lo hace con afán de dañar el patrimonio, ni poner en riesgo la
salud, la seguridad y la integridad humana de los ciudadanos), el gobierno está diseñado para eso y
debe cumplir cabalmente con esta misión, que es el objetivo que justifica su existencia. Aclarado el tema
de que la ley está por encima del propio gobierno, y de allí que ayudar; sería omitir la existencia del
imperio de la ley, que regula su existencia y funcionamiento, para garantizar que las acciones que
emprende la institución gubernamental, sean conforme al principio de que la ley, salvaguarda el
bienestar general de la sociedad. Considerando lo anterior, es importante aclarar, que para el gobierno,
su única razón objetiva de existir es servir con pleno apego a la ley, respetando, insisto, los derechos
humanos de cada uno de los miembros de la sociedad, sin importar, su raza, su sexo, su orientación
sexual y siempre orillando al individuo a que viva de una forma honesta, que dignifique claramente, su
humanidad y la humanidad del conjunto de los que con él cohabitan.
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La sociedad, debe tener la firme seguridad, de que el gobierno tiene la convicción y la capacidad de
encontrar soluciones que le beneficien, a cada individuo, como al conjunto; entendiendo, por supuesto,
que toda acción política y de administración, tiene un costo, que significa que habrá de afectar a un
sector o a un individuo (que deberá ser el menor en volumen), pero siempre en pos de beneficiar a la
colectividad, esto sin embargo, con plena observancia de la ley, pues es ésta la que garantiza las
condiciones mínimas de bienestar y seguridad a la población, por ello defiende tanto la integridad física
del individuo, como su integridad patrimonial, es el gobierno el obligado a buscar la maximización de
esas condiciones de bienestar y de garantizar la seguridad de todos los ciudadanos. Dentro de la
atmósfera global en la que vivimos, podría parecer, hasta cierto punto, palabras al aire las anteriores,
pues mis amigos de la izquierda radical, dirán "Sí el control de los medios de producción pertenece a
particulares, a cientos de miles de kilómetros de distancia de nuestro territorio, entonces cuál es la
función del Estado".
La función del estado, no se minimiza a conglomerar los medios de producción, por delante, tiene la
importante misión de no desatender la educación y la instrucción de la población, por otro lado, su
obligación irrenunciable de cobrar impuestos y administrarlos, por tratarse de un bien público, para
beneficiar así los proyectos que generen espacios públicos que propicien la paz y la sana convivencia,
así como los que fomenten la creatividad de su población, por ende los que mejoren la producción y la
circulación de los flujos económicos, como también la prioridad de ser el organismo que propicie el
orden, garantice la seguridad y emita los juicios necesarios, con respecto a la legalidad de las
actividades y acciones específicas de los habitantes de un territorio determinado, las que enumero no
son todas las acciones que tiene por obligación el estado, incluso pensando en liberar y facilitar las
actividades productivas totalmente, aun así son no solo suficientes, sino extenuantes labores, que sirven
como pilar de la administración, para ser ampliadas con una agenda pública de proyectos, programas y
acciones centralizadas, para procurar la mejora constante de la calidad de vida de los habitantes de una
ciudad como la nuestra.
La transformación de la función del estado, no lo deja al margen de ser un actor principal, siempre
generador de bienestar, dentro de las reglas que el juego globalizador marcan como funcionales, pues
además enfrentamos una serie de crisis, que distinguirán al siglo XXI, como un siglo de grandes retos y
de enormes confrontaciones, lo único dentro de estas confrontaciones que no es válido es trasladarlas
del terreno del diálogo y el debate, al terreno de la violencia y la intolerancia, crisis como la
medioambiental que marcan el rumbo de las decisiones de estado, que las naciones desarrolladas y en
vías de desarrollo deben tomar, para evitar las catástrofes que podrían llegar a tener lugar. Por otro lado,
fenómenos globales como el terrorismo, el enorme capital y valor económico que suponen el tráfico de
sustancias prohibidas y la inclusión social de las minorías que sufren, muchas en el silencio del olvido,
de la persecución, del hambre, de la guerra y de tantos otros males, que hoy más que nunca no deben
resultarnos ajenos, sin embargo, sí el Profesor Jeremy Rifkin tiene razón en su teoría de la civilización
empática, la humanidad mejor comunicada que la globalización y el uso de nuevas tecnologías trajo a la
actualidad, es más sensible y empática, como muchos factores lo apuntan, deberíamos suponer que ese
bienestar que tanta falta hace a la sociedad global de nuestros días, vendrá y se acelerará, mientras
todos sigamos las mismas reglas del juego.