Recomendaciones para padres
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RECOMENDACIONES PARA PADRES
Las relaciones entre padres e hijos son únicas e intensas.
Por lo general, las familias son felices cuando padres e hijos saben
relacionarse y comunicarse de manera afectuosa y positiva, cuando los
padres se sienten capaces de ayudar a que sus hijos se comporten bien,
y cuando los hijos pueden expresar sus emociones y tener una conducta
adecuada. Pero, cuando los padres no saben cómo manejar la conducta
de sus hijos de manera eficaz surgen grandes dificultades.
La conducta oposicionista y desafiante es frecuente entre los niños de
cualquier edad, incluso en la adolescencia. Sin embargo, este tipo de
comportamiento solo constituye un problema cuando interfiere en el
funcionamiento general diario en la casa y en la escuela, con los
compañeros o con otros adultos. En estos casos, los niños y jóvenes son
considerados “Problemas de Conducta” y por tanto remitidos a
especialistas de salud mental.
La mala conducta en niños suele estar relacionada con ambientes
familiares de mucha tensión o conflictos de vida. Al mismo tiempo, los
niños con problemas de comportamiento también pueden afectar
negativamente la salud emocional de sus padres.
La existencia de estos problemas en la niñez tiene una marcada relación
con futuras dificultades psicológicas, sociales y ocupacionales, así como
con la delincuencia. Tomando en cuenta estos efectos a largo plazo, la
intervención temprana es muy importante.
¿QUÉ PODEMOS HACER COMO PADRES?
Es fundamental y necesario que los padres tengan una buena relación
con sus hijos, eso les permitirá sentirse seguros e incrementar su
habilidad para manejar su conducta y ayudarlos a aprender a controlar
sus emociones. A continuación, encontrarás algunos consejos que te
ayudarán a mejorar la relación con tu hijo.
Pasa tiempo con tu hijo a diario compartiendo actividades divertidas,
por ejemplo: jugando con los juguetes y/o leyendo.
Presta atención a las conductas positivas de tu hijo describiendo lo
que está haciendo y elogiando sus actos cada vez que sea posible.
En caso de niños mayores, comparte una actividad que ellos hayan
elegido y habla con ellos.
Escucha lo que dice tu hijo con atención, sin corregir ni criticar.
Elogia a tu hijo a menudo cada vez que muestre conductas
adecuadas. Se concreto. Puedes elogiar a tu hijo diciendo cosas
como:
El avance en las neurociencias nos ha abierto un mundo de
posibilidades. Ampliar el conocimiento acerca de la estructura, el
funcionamiento y la plasticidad cerebral nos ha permitido estimular su
desarrollo y actuar, de algún modo, sobre sus potencialidades haciendo
posible su máximo despliegue.
Se ha demostrado que más del 70% del desarrollo cerebral se produce
durante los 3 primeros años de vida. La estimulación en esta etapa,
siempre que sea adecuada, nos da una gran ventaja: “actuamos sobre la
estructura cuando es más moldeable”.
Estimular nuestro cerebro es más que hacer algunos ejercicios
ocasionales. Requiere tener conocimientos acerca de la estructura o
función cognitiva sobre la que queremos incidir, objetivos claros (que
queremos lograr), constancia, disciplina y persistencia (mantener el
entrenamiento en el tiempo). Es muy importante tomar en cuenta el
componente lúdico de estas actividades. Cuando disfrutamos una tarea
mantenemos el interés en ella y aprendemos más fácilmente y mayor
cantidad de cosas (asociación aprendizaje- emoción). Otro elemento
clave para una estimulación adecuada es el soporte afectivo, la relación
de apego que el niño establece con el adulto. Un peque que se siente
seguro y confiado responderá con interés y motivación frente a la
estimulación.
Cuando la estimulación se orienta a los más pequeños (etapa de 0 a 3
años), las actividades deben centrarse en la sensorialidad y el lenguaje.
Los peques en esta etapa de la vida exploran, descubren y conocen el
mundo a través de sus sentidos; nombrándolo y significándolo en la
medida en que su lenguaje se va desarrollando. El mundo que los rodea
y las acciones que en él desarrollan: alimentarse, asearse, vestirse,
deambular, etc. (actividades de la vida diaria) se convierten en un
laboratorio de experimentación y estimulación inagotable e inmejorable.
Estimular adecuadamente es sencillo, no requiere materiales especiales
ni procedimientos complejos. La vida diaria; en casa, en el parque, al
montar en coche está llena de posibilidades de estimulación para los
niños. Aquí os propongo algunas actividades superestimulantes para los
más pequeños (0 a 3 años):