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MERCEDES MARCOS SÁNCHEZ

Recuento de palomas(Poesía, 1978-2010)

Recuento de palomas



Prólogo

M.ª Ángeles Pérez López

Diputación de Salamanca2011

1ª Edición: © Diputación de Salamanca y la autora© Palabras liminares: M.ª Ángeles Pérez lóPez

© Ilustración de cubierta: Emilio Rodríguez

Maquetación: Difusión y Publicaciones

I.S.B.N.: 978-84-7797-347-8

Depósito Legal: S. 569-2011

ediciones diPutación de salaManca

serie autores salMantinos, nº 44

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Imprime: Imprenta Provincial

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Mercedes Marcos se detiene y pregunta a la puerta de su palomar

Mª Ángeles Pérez LópezUniversidad de Salamanca

Sobre las tareas también recae el tiempo. Algunas son imposibles de imaginar hoy –la del afilador con su silbato agudo como una nota rota, la de quien llevaba hielo a las aldeas perdidas, la del trapero y el hojala-tero en su oficio humildísimo–. A otras nos remitimos de modo irónico con el corazón llorando en secreto por la nostalgia: ahí está “La cabra mecánica” para recordar aquellos días de balcones en que arrojábamos monedas casi tan pobres como nosotros.

El pajarero que cierra las ventanas del palomar y cuenta los animales, pacientemente, conserva algo de esa vieja urdimbre de las horas en que lo más sencillo era también lo más importante. Que no se escaparan las palomas. O si lo hacían, que quedase constancia del no regreso a su alta instalación sobre lo blanco.

La poeta Mercedes Marcos, nacida en Béjar (Sala-manca) en 1953, recuenta en este libro su trayectoria poética hasta la fecha. Podría haberlo titulado también Elogio de lo secreto porque es una autora que ha apostado

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Recuento de palomas (Poesía, 1978-2010)

de modo firme y constitutivo por respetar el silencio que piden las palomas para confiarse y llegar hasta la mano. Así ella ha acatado como suyo el largo tiempo de una publicación a otra, la difusión reducida a su círculo más próximo y una posición de exigencia radical hacia el propio oficio que pasa por la contención como divisa extrema.

Su primer libro se titula Anatomía del retorno y fue escrito entre 1981 y 1982. La autora ha optado por el orden cronológico para disponer las palomas de su pa-lomar y en esa primera entrega se propone el retorno a la infancia, tal como dice el primer poema (“Quisié-ramos volver al dulce útero / ungidos anchamente con la espera”), pero también a un territorio no hollado ni nombrado que parece decirse por primera –y por última– vez. Se apunta ya una de las constantes de la autora, la reflexión metapoética, aquella por la que las palabras erigen su estatuto autoconsciente y devienen las grandes protagonistas del relato. Tal vez todo este largo e intenso recuento de palomas sea el esfuerzo de-nodado por decir y decirse, preguntándose una y otra vez, precisamente, qué significa decir y cuánto jirón de piel queda adherido a cada uno de los vuelos que se emprenden. De ahí la relevancia de la cita elegida: el poeta cubista Pierre Reverdy insiste en la noción de re-greso (su “tout est revenu”) precisamente en un texto titulado “Le bonheur des mots” (“La felicidad de las palabras”).

Otro elemento constante en la autora ya aparece: su adhesión al territorio de los abstractos. Mínimas son las marcas temporales y espaciales y apenas que-dan indicios que permitan reconstruir la figura del yo poemático (salvo los más íntimos y exigentes, a los que

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Mercedes Marcos Sánchez

volveré más adelante): se borran los rasgos que permi-tirían vincular la escritura poética con los llamados “gé-neros del yo” y la autora se aleja de cualquier propuesta autofictiva, porque incluso el yo poético es una figura que tiende a abstraerse. Tanto el yo como el nosotros en que se engloba, pueden admitir diversas lecturas y cuando la autora aborda el tema lo hace distanciándose de sus posibilidades más inmediatas: así en el poema titulado precisamente “Autobiografía y espejo”, son las palabras “entrevistos / vocablos ardiendo oscuramente, / cerrada perfección, / táctil memoria / -y renovar- / de irrepetibles pactos y palabras”. Si el reflejo que lanza el espejo es un vocablo ardido en su oscuridad, entonces la poeta parece encontrarse en el corazón mismo de la caverna platónica, atenta a la flameante y temblorosa imagen que las palabras devuelven una vez contempla-das a la luz del intelecto, en el ancho y profundo terri-torio de la noche. Para ella pueden citarse las palabras de Wittgenstein: “Mira tu cuarto al anochecer, cuando ya apenas puedas distinguir entre colores –y ahora en-ciende la luz y pinta lo que previamente viste en la se-mioscuridad”.

Como nos recuerda Miguel Casado en La experiencia de lo extranjero. Ensayos sobre poesía (2009), no se esta-blece ninguna fisura o quiebra entre poesía y filosofía cuando “la imagen levanta acta del carácter no instru-mental de la escritura, que no se usa para trasmitir algo que la precede, sino que existe en cuanto lugar de acontecimiento, donde se abren grietas en aquello que antes vedaba el conocer”.

Así, “Esencia del retorno” traba con gran densidad filosófica los elementos aquí señalados y apunta hacia

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la coherencia simbólica de Mercedes Marcos, que ve-remos desarrollarse en sus títulos siguientes:

La amarillez del alma es una loca,insensata mudez de fantasía[…]Desnudamente deshojada,la página mortal contra la sangre,evidenciafragilidades arenosas y apenas olvidadas.

Debemos regresar de tanta superficieque deslumbrala esencial desnudez de nuestras manos.Volver a la quebrada aristade la nube, la luz, el agua, el vanodestejer de los ojos en la lumbre.

Cerrar puertas y, acaso,ligeras humedades como sueños.Cerrar puertas y establecer los límites,las playas, las arenas, los oasisdel más desnudo reino del retorno.

Tarea de pajarero es también la de cerrar las puertas. Marcos apuesta por la clausura y por el cierre como una forma de introspección severa (y utilizo el adjetivo in-tencionalmente porque su radicalidad así lo pide), que busca su anclaje en lo religioso, otro de los elementos centrales para entender el poema: nombrar a Dios y ser nombrado por él es parte de un binomio amoroso en el que se resuelve el poema de la bejarana. Dios contem-plado en la oscuridad de la cueva y de la noche, que es noche sanjuanista y noche del amor, y en la que la

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poeta se debate entre el ser y el no ser como el nudo jánico y gordiano de su paradoja:

PISCIS

¿Dónde estás, doble escama de mí,umbilical y submarino úterode sangre y de ceniza?Sólo sé que soy y que no soyo soy y soyy dos estrellas lucen en dos cielos distintos.

De la tensa suma de contrarios que es el poema, surge la potencia metafórica que cultiva la autora, como cuando escribe en “Azor herido” que “La médula del canto / es un azor herido, una laguna / de hiel ardida y pedregosa”, apuntalando así la identificación entre el poema y el pájaro (azor, paloma) y anotando la voca-ción escéptica, y por tanto, radicalmente moderna, de la autora, que convoca su léxico particular (viento, ce-niza, mares) para teñirlo de ausencia o de secreto. Por eso aparecen en ella, al mismo tiempo, lo profético y lo desencantado, sin esperanza aunque la necesite: en el poema “Mudable arena”, advertimos la lúcida consta-tación del no en que chapotea el poeta:

Todo es falaz constancia, demolición de vientos y de arena, transmutación, transmutación pendiente por donde rueda el humo de esta herida.

Los poemas citados hasta ahora permiten subrayar la última cuerda que toca la autora, precisamente la

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de la música y el ritmo. La preferencia por el heptasí-labo y el endecasílabo, lo que no excluye el empleo de decasílabos, alejandrinos (como en el poema “Puesto que no hay desvanes donde arrumbar la vida”) y otros versos blancos, es reforzada también por las frecuentes asonancias y por la repetición de versos y estructuras sintácticas que dan cohesión melódica a los diversos elementos:

Un ritmo ritual rompe la tarde.Un viejo dios convoca las palabrasy oficia el sacramento más cercanoa la entraña del hombre:[…]Ya es el momento exactode repetir la vida:[…]Un ritmo ritual rompe la tarde.Dentro del corazón desborda el tiempola luz: toda la luz, la calmarespirada de la piedra y el árbol.

(del poema “Retorno de Cariátides”)

Su siguiente título, El libro del tarot, publicado en 2006 por la prestigiosa colección Abezetario que dirige desde Cáceres Teófilo González Porras, afianza algunos de los elementos señalados aunque resulta profunda-mente original: está dedicado íntegramente a cada una de las cartas del tarot, que en la bella edición extre-meña acompañan en forma de imagen los poemas de Marcos.

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La redacción primera se remonta al año 83. Los poemas, escritos preferentemente en alejandrinos y endecasílabos, ahondan en la veta introspectiva y fi-losófica ya aludida. Tras la invocación a la cartomancia como “mancia terrible” por ser “revelación”, el libro dedica un poema a cada uno de los veintidós arcanos mayores (siendo en latín arcanum lo cerrado o secreto): el Loco, el Mago, la Papisa, la Emperatriz, el Empe-rador, el Papa, los Enamorados, el Carro, la Justicia, el Ermitaño, la Fuerza, el Ahorcado, la Muerte, la Tem-planza, el Diablo, la Torre, la Estrella, la Luna, el Sol, el Juicio y el Mundo.

En ellos, más que centrarse en las artes adivinato-rias, de riquísima y compleja génesis que puede remitir tanto a la cábala y la alquimia como a diversos desarro-llos del ocultismo, el esoterismo y la mística, Mercedes Marcos parece inclinarse por una propuesta de raíz jun-giana en la que los arcanos representan los arquetipos anclados en el subconsciente colectivo, pero en la que alcanza gran peso una propuesta propia que es ética y estética, pues su oleaje estremece los márgenes del yo. Solo en algún arcano se hará presente el yo lírico: en “La Emperatriz”, “El Emperador”, “La Justicia” y “El Sol”. En las demás cartas arrojadas sobre la mesa a modo de écfrasis poética, el “yo” aparece disuelto en un “nosotros” que da sentido a la idea de especie o de humanidad (“Somos corceles que en la misma brida / luchamos concitados por dos luces / diversas, tan con-trarias / que espuman nuestros ojos y convocan / a nues-tra sed la sal de las huidas”, de “El carro”), al tiempo que propone una teoría poética para ese destino en lo común: la de la incertidumbre y sus heridas, lo que

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nombra en los versos que cierran “El carro” como un común “destino de cristales”.

La voluntad de conocimiento, su vinculación con el mundo de las ideas y la necesaria distancia que la poeta se impone a sí misma para indagar las formas mayores del tarot explican el empleo de la segunda persona del singular y especialmente de la primera persona del plu-ral ya citada, con las ya señaladas excepciones, como “La Emperatriz”:

Eres la emperatriz de mi feraz ribera:tus alas te levantan hacia el sol más ocultomientras tus ojos saben la infinitud del beso.Tus propios frutos mides y a ti sola autorizasa avizorar los hondos pasillos de tu alma.

Me llevas en la sangre y en la sangre te llevo,oh altiva emperatriz de fértiles auspicios:cédeme tu corona para poblar los vientos,tus poderes antiguos como amor invenciblepara sembrar mis huesos con un canto y un pozo.

¡Oh, tú, la emperatriz de mi feraz ribera!

He querido citar precisamente este poema por-que el libro va articulando, paulatina y gradualmente, al tiempo que esa poética de lo común ya anotada (la “misma raíz de incertidumbre”), una poética de la con-dición de mujer como Atlante sobre la que el mundo se sostiene, de modo que se inscribe lo sensible en lo inteligible para superar la tradicional estructura dico-tómica y jerárquica que ha opuesto ambos términos dando primacía al segundo sobre el primero. Como afirma Baudrillard en De la seducción (1981): “Ni si-

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quiera es exactamente lo femenino como superficie lo que se opone a lo masculino como profundidad, es lo femenino como indistinción de la superficie y de la profundidad. O como indiferencia entre lo auténtico y lo artificial”. Así en el correlato más cercano, en “El Emperador”, leemos:

Te clavaste en mis ojos con tu reino estableciendo tu trono en las cavernas de mi vientre vacío. Eres emperador porque yo quiero: te ofreceré un ardido territorio de amor donde tus águilas altivas se envanezcan y cieguen y recobren la plenitud de sus almenas rotas.

Eres emperador porque yo quiero: yo soy tu emperatriz y tu destino como tú mi destino y mi osadía.

En un tono desolado se escribe el siguiente libro, titulado Los mapas del silencio. Publicado por la Asocia-ción Cultural El Zurguén, de Morille (Salamanca) en el año 2007, es una larga elegía a la memoria de los más queridos: el padre muerto, la abuela in memoriam.

Está vertebrado por el motivo del mapa (con su car-tografía, sus fronteras y sus disoluciones), pues Merce-des Marcos ansía encontrar “la brújula del alma” una vez que quedó desnortada y perdida, cuando cae el padre a su silencio. En ese momento también sobre la poeta cae el silencio, y los propios poemas, mucho más breves y contenidos que los anteriores, se disponen tipográficamente para reclamar la parte de aire, o de blanco, que la página puede metaforizar:

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SILENCIO PARA SIEMPRE

...Pero guardé silencio. Silencio fue mi paga,silencio, sí, silencio para siempresilencio opaco y sólo la certezade un soplo silencioso entre los dedos.

Precisamente el silencio, como sinónimo posible de la muerte, es aquí también el de la palabra poética que se sabe exigua al decir el dolor por los queridos: “Si mi voz te desdibuja / te dibuja el corazón. / Que las palabras no tienen / la estatura del amor”. Por eso, la sorpresiva presencia de un nombre propio –el río Cuerpo de Hombre, en la sierra de Béjar–, busca anclar la experiencia del dolor en los márgenes preciosos del territorio de la infancia, aquel desde el que esas figuras tutelares (y otras no nombradas), han dado sentido al presente. O también en el poema “Yezgal en la memo-ria”, no incluido en la publicación de 2007 y que aquí se recoge, donde se alude a una plaza de la ciudad de Béjar.

En su afán elegíaco, Los mapas del silencio busca la monotonía del dolor, su respiradero porfiado en los huecos que abre la memoria. Así como los palomares, a pesar de su riqueza arquitectónica, reiteran una y otra vez su orientación al mediodía para que el sol les dé de lleno y sean hospitalarios con las palomas, así este libro repite que su corazón es el sol de los días ya perdidos. De ahí el léxico convocado: el yezgo, el saúco, los pi-nos, los castaños, las robinias, y de puertas para adentro de la casa, el brasero, el desván o la bodega. Finalmente también, el libro como solana contra el cierzo.

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El siguiente libro de Marcos abre una línea que la autora cuidará especialmente: la relación con las expo-siciones de arte. Se trata de Suite con los ojos cerrados (Apuntes para una exposición de Felicidad Montero), del año 2002, donde los poemas tienden a ser muy breves: pareados y estrofas de tres o cuatro versos en busca de la luminosidad y el cromatismo que permiten estable-cer una relación siamesa con los cuadros de la pintora pacense afincada en Salamanca desde fines de los se-senta. Al mismo tiempo, Mercedes Marcos es también fiel a su mundo personal y las palomas sobrevuelan un mapa cuya brújula ha de ser siempre el amor: aquel ideal que da sentido a la oscuridad de la noche y re-clama la armonía y la belleza neoplatónicas en su aspi-ración a un ideal que es también religioso.

En este mismo sentido, poemas de Marcos han servido de apoyo textual para proyectos multidiscipli-nares, como Salamanca abierta. Fotografías (Salamanca, Caja Duero-I.E.S. “Fray Luis de León”, 2001) o Los ojos que vieron el siglo: nuestros abuelos (Salamanca, Bru-jazul, 1998).

Al anhelo religioso vuelve de modo monográfico el siguiente título: Meditación en Mateo: In agonia Christi (2008), libro compuesto por Mercedes Marcos para ser leído en el coro de la Catedral Nueva de Salamanca du-rante el acto del “Poeta ante la Cruz” que organiza cada año la Real Cofradía Penitencial del Cristo Yacente y la Agonía Redentora de Salamanca.

Desde el punto de vista formal y filosófico, el libro ahonda en la veta espiritual ya señalada y establece la profunda religación de la autora. En el poema que sirve de proemio, la religiosidad se hace popular, lo que lleva

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al empleo del octosílabo o verso de arte menor y la es-tructura del romance, con largas tiradas asonantadas que riman en los versos pares. En el resto de poemas, que recorren las estaciones a modo de Vía Crucis, la poeta asume el Fiat bíblico para entreverar su propio sufrimiento al del calvario. Así, en textos fuertemente estructurados en torno al Evangelio de San Mateo, que se va siguiendo con fidelidad, la poeta indaga en la en-trega completa al dolor que vive el Hijo del Hombre y ella comparte:

EL BESO

En la piedra del miedo se habían afilado las traiciones y ahora iban subiendo entre las luces, ensayando el más turbio, el más falso de los besos. ¿Quién dijo que el amor era un abrazo? […] En el puente del beso se ha cumplido lo que dijeron los profetas, pero Señor te pido ahora que me quites esa suerte de puente y que me dejes del lado del amor, en tus orillas.

La parte central del libro alterna entre formas de religiosidad más meditada y culta con otras de tono y sonoridad popular (“Oración para no dormir”, “Stabat Mater”, “Al Cristo de la agonía redentora en el crucero de la Catedral de Salamanca”).

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A partir de este libro, asistimos a dos proyectos en marcha, Al corazón del corazón (2000-2010) y Ceguera del descenso (2001-2010). Ambos nos permiten entrar en el taller vivo e inacabado de la autora.

El primero está dividido en dos partes: “Continui-dad de los cuerpos”, que parafrasea el título del cono-cido cuento de Cortázar “Continuidad de los parques”, y “Mi corazón felino”. En “Continuidad de los cuer-pos” se suceden los poemas breves, de hechura franca-mente sencilla, acerca del amor y sus milagros. Destaca, por su intensidad, el poema “No me basta la piel”:

He pedido a los dioses otra formade tacto. No me bastala piel: esta cariciasólo lleva más sed hasta mis labiosy me deja la sangre en claroscuro.

Mientras tanto,déjame deslizarmeladera debajo de tus ojos y oír la músicaque suena en los jardines de tu alma.

El componente metapoético del libro es, sin duda, su perfil más agudo: la reflexión sobre el amor es tam-bién la pregunta acerca de las palabras con las que se nombra, para concluir –así hace Mercedes– que la pala-bra es siempre insuficiente. Tan solo queda la “plenitud del tacto”, lo que no excluye su empeño por nombrar: de ahí los juegos acrósticos, las frecuentes yuxtaposi-ciones de carácter enfático, la referencia al poeta latino Propercio como parangón de los poetas amorosos y la riqueza metafórica de algunos poemas. Otras formas de amor se dan cita en esta parte, en particular la materni-

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dad (“También el corazón en la cocina”), pero la más convocada es la del amor de pareja a través de los años, las edades, y sin que la nostalgia las domine.

En la parte titulada “Mi corazón felino”, los prota-gonistas de los poemas son los gatos domésticos, anima-les de compañía con los que se diluye “el límite animal que nos separa”. Su corazón perseverante y enigmático acompaña el latir de la poeta y ambos vuelven tacto el tiempo detenido.

El último libro en marcha se titula “Ceguera del descenso”. En mi opinión, se trata del libro más inte-resante de la autora hasta la fecha: en él explora con gran intensidad la caída abismática del lenguaje, aque-llo que su compañero, el poeta Antonio Sánchez Za-marreño, ha llamado prodigiosamente Celebración del abismo (2007). Leemos en “Desfiladeros de la sílaba”:

Larguísimo el descensopor los desfiladeros de la sílaba.Nada sino tiniebla: nadasino caer a ciegas,sino caer–pozo, despeñadero, abismo–para no descansar en el poema.

En el descenso ciego a las palabras, y a uno mismo vertebrado por ellas desde el origen, se repiten varios motivos angustiados, especialmente el de la sed que se ensancha y da más sed, porque se siente sed de las pa-labras, de aquella que sea exacta y transparente cuando nombre el instante en plenitud. Lo verbal tiene una masa densa y oscura en la que no consigue penetrar la poeta. Parece aproximarse a aquellos agujeros negros

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cuya fuerza gravitatoria es tal que no dejan escapar ni los fotones de la luz, así como los poemas de Ceguera del descenso, articulados a modo de poética, quedan atrapa-dos en la meditación de las palabras:

MEDITATIO

En todo caso insisten en salir,nunca quedarse dentro; pero dentrotiene mayor anchura el horizonte.

La poeta es “vigía de la noche” –quien vigila y atiende “la tiniebla”–, y en la ceguera de la noche del saber, su soledad es radical. Atenta a la fulguración oscura del lenguaje, ve amanecer y anochecer en el poema porque la vida entera se deshace entre síla-bas, de modo que su fragilidad es absoluta: “Entre la muerte y tú hubo un secreto: / entre la vida y yo tan sólo un pájaro”.

Mientras se ha ido sucediendo la escritura de Al cora-zón del corazón y Ceguera del descenso, la bejarana ha sido publicada en el volumen colectivo La luminosa voz de la poesía (Salamanca, I.E.S. “Fray Luis de León”, 2004) y en la antología Femenino plural, que coordinó Asunción Escribano y editó EDIFSA en Salamanca en 2004. Un periodo, pues, de gran fecundidad, que da paso a la sec-ción “Otros poemas” con que se cierra este recuento de palomas: de menor interés por su carácter heterogéneo, sin embargo ofrece destellos luminosos como “El libro, el claustro, la sandalia, el viento…” dedicado a Fray Luis de León, “Cortan la noche trenes…”, que viene presidido por los versos finales de La casa encendida de Rosales, o la serie de poemas dedicados a Ítaca.

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En su conjunto, esta parte afianza las claves ya traza-das de la autora: el hondo sentimiento religioso, la pre-sencia de términos abstractos en el tejido filosófico del poema, el cultivo de la poesía metafísica, la atención al ritmo –evidente en la resolutiva construcción de so-netos, y en general, en la prosodia musical del libro– y por último, una fuerte vocación metarreflexiva que nos lleva a hablar de su tarea profesional: como doctora en Filología Románica por la Universidad de Salamanca y profesora de la Facultad de Filología, ha dedicado muchas páginas al estudio de algunos escritores, desta-cando El lenguaje poético de Leopoldo Panero (Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, 1987) y “En la autobiografía espiritual de Leopoldo Panero: hombre, Dios y poema”, recogido en el volumen Cristianismo y Poesía que coordinaron Antonio Praena y Asunción Es-cribano (Salamanca, San Esteban, 2003). A ella se de-ben los prólogos y presentaciones de algunos poemarios de Emilio Rodríguez –Como árboles que andan (2006), publicado, mucho tiempo antes, en sendos números de la revista Realidades sociales (Madrid, 1983-1984) y De espaldas a la luna (1996)–, quien ilumina, como pintor, la portada de este bello volumen, o un interesante es-tudio sobre escritoras salmantinas del siglo XVII, que constituye la segunda parte del libro Historia, Vida y Palabra…(Salamanca, Universidad Pontificia, 2001).

Son pues los elementos que permiten medir la hondura del verbo de Mercedes, su radical intimidad de clausura que termina por darnos la siguiente “No-ticia”:

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Hoy has sabido que es bueno dejar a las palabras con las puertas abiertas: se acercarán a ver su corazón, o, al menos, podrán picotearlo las palomas.

Podría suscribir así la afirmación de Chantal Mai-llard en Filosofía en los días críticos (2001): “Yo me in-formo en la palabra y me informo en la escritura. Tomo forma pronunciándome”, hasta llegar, como nos ha he-cho ver Asunción Escribano en el prólogo de Femenino plural, a la siguiente afirmación de Hannah Arendt: “el lenguaje, al servirse del uso metafórico, permite pen-sar, mantener intercambios con lo que no es sensible, porque posibilita la transferencia, metapherein, de las experiencias sensibles” (en La vida del espíritu, 2002).

Si este prólogo comenzó siendo un elogio de lo se-creto, termina subrayando la alegría que produce abrir las puertas para valorarlo por su intensidad de viento que desea hacerse visible, soplar sobre nosotros.

Anatomía del retorno (1981-1982)

Je n’attendais plus rien quand tout est revenu, la fraîcheur des réponses, les anges du cortège, les ombres du passé, les ponts de l’avenir, surtout la joie de voir se tendre la distance.

(P. REVERDY, “Le bonheur des mots”)

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QUISIÉRAMOS VOLVER

Quisiéramos volver al dulce úteroungidos anchamente con la esperay nombrados por la boca de Dioscon un nombre de fruto.

Que nos cierren los ojos cuando el sueñohaya borrado enteros sus caminosy el regreso a la patriasólo sea imposible.

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RETORNO DE CARIÁTIDES

Un ritmo ritual rompe la tarde.Un viejo dios convoca las palabrasy oficia el sacramento más cercanoa la entraña del hombre:libaciones de viento,sacrales ceremonias,ardidos dones…

El aire lleva lejos su urdimbre y sus aromas.

Ya es el momento exactode repetir la vida:urge doblar memorias,recuperar ilesos los cestillos del alba,abandonar, acaso, aquel dolor de niñossecos en la amarillezde dos páginas pegadas al olvido.

Un ritmo ritual rompe la tarde.Dentro del corazón desborda el tiempola luz: toda la luz, la calmarespirada de la piedra y el árbol.

Es hora de volver a aquel templo añoradodonde los frutos habitabanla mirada y el labio.

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EN CONJUNCIÓN ILUSA DE PALABRAS

Hemos llegado, amigo,al angular cimiento de los astros.Destejimos tanto montón de sombrasque al fin el centro mismo de la vidanos ha herido los ojos.

Hemos llegado, amigo,en conjunción ilusa de palabrashasta el lugar donde todos los sueñossolo son largo río de naufragios.

Este tacto frutal donde la magiade muchas armonías trasparecenos acusay nos robaaquel feliz amanecerdonde era un lujoesconderse entre una sombra doble.

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AUTOBIOGRAFÍA Y ESPEJO

Callaron las palabras convertidasen armonías radialmente perfectas:sueños y lábiles resplandoresde material ceniza.Y aún más: interrogantes sordamenteescuchados, sordamente escuchadosen el insomne espírituque habita la esperanza. Armónicos y lábiles. Entrevistosvocablos ardiendo oscuramente,cerrada perfección,táctil memoria–y renovar–de irrepetibles pactos y palabras.

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ESENCIA DEL RETORNO

La amarillez del alma es una loca,insensata mudez de fantasía,y otoño presentido, recreadoentre el humo y la piel.Desnudamente deshojada,la página mortal contra la sangre,evidenciafragilidades arenosas y apenas olvidadas.

Debemos regresar de tanta superficieque deslumbrala esencial desnudez de nuestras manos.Volver a la quebrada aristade la nube, la luz, el agua, el vanodestejer de los ojos en la lumbre.

Cerrar puertas y, acaso,ligeras humedades como sueños.Cerrar puertas y establecer los límites,las playas, las arenas, los oasisdel más desnudo reino del retorno.

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UN POZO COMO LUZ

Un pozo como luz lleva a la infancia:un tiempo sin memoria y sin olvidocuya ausencia es un pétalo o una estelafecunda. La exacta dimensión de aquel pretéritoque nuestra lengua llama indefinido,la exacta musical indiferenciade la primer palabraprofética,limitadora, creadora, tiránica y proféticade la última energía, último gritoconformador del universo en los adioses.

Un pozo como luz… Ahora querríaafirmarme en las quimeras de los ojosy deciros,deciros a vosotros que quizá sospechasteis mi nombre,que una mujer, una encina, una rosa,un océano, una sierra, el viento acaso,no dan a la memoria sus raíces.

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LECCIÓN DE GEOGRAFÍA

El perfil de tus interrogantesdesemboca en el mar.Eres consciente, sí, de tus limitaciones:el mapa de tu vida es una hogueradonde todos los ríos encanecen.

Pero siempre es el mar inmediato horizonte:la esencial ultimidad de mis banderaso este punto basal de mis interjecciones.

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REFLEJOS DE RETORNO

Vimos luces y vimostoda la luz de la carne encendida.

Olvidamos entonces senderos y caminospara cegar las manos de huracanes y adelfas.

Ya todo es viento ahora:una sola apariencia de verdad o de sueño.

Todos nos engañamosal vernos reflejados en el faro marinoque acuna nuestras noches.

Somos solo una vagaresonancia de escollodesconocido y triste como cualquier historia.

Vimos luces, y vimosun espejo asombrado de nuestro mar baldío.

Esperamos tan soloalisios y banderaspara ganar un reinode juncos y de aulagas:un reino donde anidenlas pupilas y el cantoritual,deshilado,de nuestro cuerpo solo.

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MICROCOSMOS

Hemos querido ofrecera nuestros ojos luminares fuegosa veces desleídos,fatuos,a veces en la más poderosaincandescencia.

Los dioses, sin embargo, condenaronla osadía del deseo altivoreplegando nuestro corazóna la más oscura de las contemplaciones.

Nacidos en aquella voluntad indómitahuiremos nuevamente de la tierraen busca del refugio de las aguasy de la eterna libertad del aire.

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RELECTURA VITAL

Doblar de nuevo esa palabra antigua… ……………………………Esta vez el regreso será un arco en la lluviao el trazado imposible de un camino sin huella.Reconstruir la aéreamateria incandescenteque nos quemó la boca,que nos lavó la sangrehasta el total olvido, umbilical, salobrede lluvias arrumbadas.Esta vez el regreso será ese muelle antiguoy su antiguo salitre acumulado y vanoque nos asalta, artero,cualquier tarde, de pronto.

Doblar de nuevo esa palabra antigua… ………………………………y no saber jamás su despliegue de aroma.

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EXPECTATIVA

No es latido ese golpede vencejodeshorado y vencidoque columpia la tarde.No es latido esa uñaescondida que acecha en la miradaeclosión de amapolas,o un aullido de arteriacarenada y tardía.(Acaso es solo un sueñoque en su acidez desvelalas heridas más anchas).No es latido ese golpede vencejo en la tarde.

Las orillas se pierdensi intentas que el misteriose desvele en tu boca.Deja que hable el vientode tus huesos perdidos,de tu raíz perdida,de tu savia y tu arena,mientras las alas rotasde tu piel recuperanel tacto de la nochey la luz del aroma.

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Porque no es un latidoese golpe que horadala pátina del tiempo.Deja que su corrientearrastre hasta el origenel légamo y el limode una oscura tormenta,que su vientre se abraen un parto de estrellas,en un verbo de gramaque, al fin, encienda el límitede nuestra perspectiva.

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POEMILLA URBANO

El rostro del asfalto es una urdimbrede soledad que a buscar nos obligabuzón de Dios que se brinda en la tardepara salvar allí nuestra desesperanza.

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CIMENTACIÓN

Convócame en la arista del cuarzo.En tu espejo de muertedonde reconocer la traición de la sangre.Dime cómo he perdido donaciones de luna,lujo de soledades,diafanidad de piedra.Convoca transparencias de abetopara cubrir la copamendaz del mediodía.Si tú estás en la tardeacalla esa salmodiavegetal. Lava el sonidode este ardiente silencioque me quema la boca.Si tú estás en la urdimbre del limo,abandona en mis ojosun torrente de frutos,un cestillo de vientopara esparcir el llanto.Refléjame en tu odio porque he perdido el díagerminal y primero.Convócame de nuevo a la arista del cuarzodonde un lustral domingome devuelve la arenay el cimiento,y el barro.

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PISCIS

¿Dónde estás, doble escama de mí,umbilical y submarino úterode sangre y de ceniza?Solo sé que soy y que no soyo soy y soyy dos estrellas lucen en dos cielos distintos.

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MIÉRCOLES DE CENIZA

Miércoles de ceniza se acodan al alféizarde nuestro ojo y gritan,acusan, nos deshilan la voz.

Ha llegado la hora de sabernos,la hora de acercarnosal tacto de la sangrey arrojarnos arena a las raícespara olvidar la lluvia.

Miércoles de ceniza nos invaden.Ya no es posible convocar océanospara lavar la huella del sollozo.Hay que mirar, palpar, hacer acopiodel amargor de fruto para hendirnos,para buscar el centro,espejearnos,hacer de nuestras bocas una sólidaplaya de hielo.Hay que palpar, mirar, sajarnoshueso y mirada hasta encendernoscon aquel centelleo que los diosesnos legaron en prendade tantas horas como les donamospara hacer una flor de nuestro limo.

Miércoles de ceniza nos acechan,y no reconocemos los perfilesde nuestro corazón, o de nosotros mismos.

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PUESTO QUE NO HAY DESVANES…

Puesto que no hay desvanes donde arrumbar la vida,retoma el tren del viento que un día habías perdidoal pensar que tu patria era esta tierra extrañapoblada de animales con testuz de granito.

Abandona abisales, submarinas llanuras.Vuelve a tu cima antigua de castaños y abetos,plataforma de alas, cincel de tempestadesy útero donde el verbo se hizo espacio: palabra.

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IN MEMORIAM: (homenaje a F. Villon)

I

La tarde me ha dejado en sus umbrales,y no es posible recuperar los bosquesque aprendía en la infancia. La tarde me ha negadopasarela de días.

II

La sal amarga de la bocasecular del poeta arañaba la nochedejando entre sus piedrasun legado de ruinas: (ubi sunt?)un legado de légamo perdurable y ligero: (Mais où sont les neiges d’antan?)una canción oscura y una muertesolidaria o altiva. (Où sont ils, oú, Vierge souvraine?) La misma nieve cubrenuestra antigua cenizay el pavor de un arcano nos lleva hasta su límite.

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III

La tarde me ha negadopasarela de días. El tiempo de la infancia será un sueño sin ojos,una luz y una patriade mares sucesivos.

Todo lo que tuvimos,la posesión alegre y estatura de soles,hoy es ceniza dulce que nos quema los dedos.

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(Burgos al fondo)

Claustros de desnudez me incendiaron los ojos:sepulcros de silencio sonreían al airede una estación insólita calcinada y sombría.

Ah ciudad, donde el tiempo nos despierta y nos mece.Siglos donde las vírgenes esperan el reposode su inútil desvelo.Vientos donde los reyes desdibujan la imagenen secreto vendida a más altos señores.Ay claustros incendiarios, ay almenasdonde la luz se pudre sorprendida.Desde mi sangre un hilode locura se tiendehacia el fresco misteriode tus muros antiguos. El imán de tus vocesatrae mis huesos rotos,mis vencidas arterias de palomas heridas,ah, ciudad de mis días y mis noches de viento.

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PROFECÍA DE INVIERNO

Esta es la invitación del sol: la sola señade voluntad –remota, clandestina–,en cristales inútiles y ciegos. Esta es la invitación del sol: la letaníade agudos cipresales, camposdonde el silencio es patrimonio único,y la noche. Y el fuego.Esta es la invitación del sol: salmodia vanapara una lengua fatalmente ardidapor la sed;configuración de ocasos insondablesdonde el sol es la total mentiray la nieve, inexcusable patria.

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POSESIÓN DEL ESPACIO

Deja arder las últimas cenizasde una memoria ardida de nostalgiascuando el orín oxide los balconesde tu patria. De lo que fue tu patria.

Que arrastre el humo sus pavesas,que el viento las esparza en el olvidomientras dedos de música se arrumbanen la orilla del tiempo.

Cuando vuelvasa habitar las ventanas y los ojos,poseedor del espacio, pensamiento,enciende nueva luz, hogueras nuevasque iluminen la sombra de estos bosques.Porque la vida sigue siendoun círculo de sal, una alta torredonde Aracne –sus ocho brazos de terror– se agita y dondetodos los mares se aquietan y confluyen.

Porque la vida sigue siendoun amplio ventanal en que la auroranos compra todo el tiempo de las arcasy nos da la posesión de nuestro espacio.

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APOCALIPSIS INTERIOR

I

Blancos de luz, los ojos de la nochecabecean, naufragan, palideceny, al fin, envidian esa piel nocturnadel amor y del agua.Aromas como pétalos encadenan al vientotodas las voluntades,rituales y pozos con que nos adornamospara esperar la muerte.De lejos. Lejanísimo. Suena un eco de ala.Sólo el desnudo alientode aquel que se conocesabe la cercanía de una presencia sola.

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II

Solo el que se recorredía a día los ojospara aprender el hambrede soledades íntimassabe de la llegadade un mesías de barroque viene a redimirnosde lunas, de navíostraidores, de luciérnagasque mintieron senderos,de días cuya arenaera baldía, vana.Solo el que ha recorridotodas sus calles solorecordará que un díacien corolas se abrieronpara anunciar palabrascon libertad de tierra.Si el polvo entonces salvasu mirada del vientotodo un apocalipsisde lodo barreríalas esquinas, las callesinaugurando espaciosde claridad y lluvia.

(Pero estas profecías me taladran la lengua,y ahora sé que la noche,su maroma de astros,nos unge la memoriacon un eco de alas).

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MUDABLE ARENA

Observa cómo todo se transmuta.El ojo de este hombre es un tumultode raíces: es una tumbade vanidades como potros ciegosdonde se adensa el llanto.

Mira la piel de la ciudad:sus nervios van perdiendoafilados cuchillos de miseria.Mira la piedra, en fin,su esfinge de silenciodesmorona los huesos más hermososde un día de clamores.Todo es falaz constancia,demolición de vientos y de arena,transmutación, transmutaciónpendiente por donde rueda el humo de esta herida.

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LLAGA DE DESTRUCCIÓN

El amor es un mar donde la sal se adensa,donde sobrevivir es un milagroo un fuego de ventanas.No es posiblereclinar en ellas nuestros ojospara purificarnos de la sed,oh quemazón inevitable, oh lentallaga de destrucción. Infinitaclemencia donde nutrir sudarios.

El amor es un mar donde la sal se adensa:por ella navegamos cuando el vientonos arranca el timón. Y nuestras velasson un jirón de incendios tan voracesque el alfa y el omega de la vidason una misma identidad de puerto.

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HAY ANCHURAS MAYORES

Hay anchuras mayoresque la extensión, el ámbito del humointerior que nos crece entre los labios.Hay anchuras tan hondamente frágilesque su eco repiteun vuelo de palomas.Ah, si mi piel pudieraposeer la longitud del verbo.Mi voz alcanzaría dimensiones antiguasque sólo contuvieran algún nombre de dioses.

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AZOR HERIDO

Y si todo quisieras ahogar con tus palabrasno olvides que la médula del cantoes un azor herido, una lagunade hiel ardida y pedregosa.

Y no olvides, por fin, que tu bautismote cubrió con el agua lustral de la tristeza.

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QUIERO DEJARME…

Quiero dejarme desconocer por unaaltivez de palomar en vilo.Dejarme anochecer, sellar la bocapor la ilusa quietud de los silencios.Y cuando ya la piedra nos fecunde,dejar un testamento de nostalgiasfloreciendo en la fugaz aurora.

(Montesclaros, julio, 1982)

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OJOS QUE NUNCA PUSE…

¡Ojos que nunca puse en el crecer del viento!Pero oleadas súbitas de verdor inconclusodestejieron palabras y el camino del agua.

Acaso el rito sea agradecer silenciosy ecos de silencios,partidos como Janosentre el amor y el humo…

No buscaré enramadasy oficiaré tan solola magia secretísimade organizar la risa y conjurar el llanto,a pesar de que el canto me atraiga a sus orillasy a mi mesa se siente el ulular del viento.

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I

Y aquí dentro está el marcon sus mil ojosde sal y de cobaltomodelando la azul, la eterna, la infinitaconfiguración inestable de lo verde.

II

¡Ah horizonte de luzsi tu vinieses a buscar mis raíces de quimera,qué roquedal enjuto hacia el salitremovería tu nombre!Pero no, eso no es cierto.Tú eres sed cuando te creo en vivodeseo de tu tacto. Cuando tu nombre besadulcemente mis codoses profunda amenaza de oscuridad sin límite.

Como la arena que duerme en tus orillassólo guardo la espumageneratriz, abiertaal viento del recuerdoque anula mis pupilas.

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Ah horizonte de luzsi tú vinieras a la playa desierta de mis días…si trajeses contigo la trébede del soly las doradas arenas de tu pecho,desatarías lenguas para mí aún escondidasy espacios de retornocomo barcas sin dueño.Ah horizonte de luz, si tú cubrierascada tarde mis ojoscon tu espadaña azul como un cuchillo…!

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HAS VISITADO REPETIDAMENTE

Has visitado repetidamentecon la incisión de la nieve contra el cieloel diccionario inútil de tu vida.

Vamos a inaugurar nuevas palabras.Un suicidio en el perfil habitual del gestoy una eclosión o lluvia de amapolas.

El libro del tarot (1983 y 2006)

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INVOCACIÓN

En la erizada noche de las adivinaciones yo te invoco, oh hermano de la estrella, para calmar mi sed con tu néctar de nombres. Déjame entre las ramas de la sacral encina la clave de tus huesos, tu armonía celeste para que todo el cosmos me repita en su eco y yo sea sonido de su eco sin fondo. Ah nombre de los nombres, si tu aire me roza, si sólo tu perfume levantara mis venas… Déjame contra el polvo de las solemnidades y repite en mis ojos la magia de tus dedos, cúbreme de destellos, ya se acerca la hora de las mancias terribles, de las revelaciones.

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EL LOCO

Somos ese camino que se empieza sobre la yerma tierra de los ojos: vagabundos con sed que a las espaldas llevamos la memoria del futuro. Apoyamos la frente en el instante proyectando morir en las esquinas mientras nos muerde los talones, loca, una jauría de presentimientos.

Nos dejamos vivir, y somos locos cansados de buscar en los desvanes voluntades ajenas que nos vistan la túnica infalible de los dioses.

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EL MAGO

A la magia de tus manos encomiendo oh prodigioso artífice del sol el engarce artesanal de nuestros días. La energía de tu ojo nos traspase y tu magia inicial sea la nuestra: podremos desde entonces desdecirnos de tu nombre inconcluso y de tu eco para horadar nuestras propias cavernas. Seremos desde entonces creadores de nuestra propia lengua y los senderos que pisen nuestros pies serán historia desempolvada y limpia en los arcones.

¡A la magia de tus manos encomiendo oh prodigioso artífice del sol la textura inmaterial de nuestras almas!

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LA PAPISA

Al nacer te coronaron la frente con la definición de un imposible arcano y el primer aliento de tu pecho te adjudicó un nombre de MUJER. Tú nunca lo supiste hasta que el tiempo te hizo donación de los fulgores de su espejo terrible. Pero eras la total longitud de tus angustias. Sufrió tu frente certidumbres de río circundado por el lodo y es sagaz tu mirada desde entonces. Ya posees la glacial sabiduría del instante y tu manto cobija la material inmediatez del cosmos.

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LA EMPERATRIZ

Eres la emperatriz de mi feraz ribera: tus alas te levantan hacia el sol más oculto mientras tus ojos saben la infinitud del beso. Tus propios frutos mides y a ti sola autorizas a avizorar los hondos pasillos de tu alma.

Me llevas en la sangre y en la sangre te llevo, oh altiva emperatriz de fértiles auspicios: cédeme tu corona para poblar los vientos, tus poderes antiguos como amor invencible para sembrar mis huesos con un canto y un pozo.

¡Oh, tú, la emperatriz de mi feraz ribera!

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EL EMPERADOR

Te clavaste en mis ojos con tu reino estableciendo tu trono en las cavernas de mi vientre vacío. Eres emperador porque yo quiero: te ofreceré un ardido territorio de amor donde tus águilas altivas se envanezcan y cieguen y recobren la plenitud de sus almenas rotas. Eres emperador porque yo quiero: yo soy tu emperatriz y tu destino como tú mi destino y mi osadía.

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EL PAPA

La urdimbre de tus huesos es pesada tiara de nuestros tactos fríos, de nuestras oquedades y el silencio lustral con que nos beneficias como si una gaviota habitara memorias de ultimidad sin nombre.

De tu boca esperamos la miel, la flor, el útero que nos lleve a la vida radical, transparente como el seno materno del que nos arrancaste.

¡Devuélvenos, oh padre, la ceguera infinita o la infancia sin labios o la sed…!

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LOS ENAMORADOS

Todo universo es eco de promesas, de plenitud y tactos, como fuego, condenados a siempre ser espinas de una misma raíz de incertidumbre.

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EL CARRO

Somos corceles que en la misma brida luchamos concitados por dos luces diversas, tan contrarias que espuman nuestros ojos y convocan a nuestra sed la sal de las huidas. Somos carro y corcel y carretero, somos barro y camino, anhelo y prisa que nos lleva a un destino de cristales.

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LA JUSTICIA

Un diluvio de luz vierte la vida y desborda a la vez ríos de niebla: el fiel de la balanza es una ardiente congoja funeral que nuestros padres adoraron mujer y llamaron justicia.

Y yo, de nuevo en esta noche, como todos los huesos que en la sed me fundaron deseo recibir sus pétalos de llama y adorarla mujer y darle un nombre altivo con que se posesione de nuestro firmamento.

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EL ERMITAÑO

Una linterna equivale a un equipaje esencial como el rostro de un amigo en el espeso aliento de la niebla.

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LA RUEDA DE LA FORTUNA

A la moderna volviéndome rueda

J. de MENA

Las ancianas del tiempo destejían el lino de su rueca. Nuestros ojos eran el pedestal de su trabajo y hoy somos nosotros mismos lanzaderas y telar y huso vano en una rueca abandonada al avatar del viento.

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LA FUERZA

Un ardiente rugido de leones domina en nuestra sangre cuando el llanto nos hace desmentir nuestra grandeza. Pero también nuestra sangre es el refugio de la hermosa mujer que tras el viento nos unge con su nombre transparente y nos envía a ser dominadores de los astros.

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EL AHORCADO

Nuestra vida es desdén del equilibrio. Un paso en el vacío. Una mirada inmóvil, sostenida, en la raíz falaz del horizonte.

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LA MUERTE

Debajo de la mar jardines cantan. Su encanto ritual se rompe en filos y amarillas aristas de cosecha. Todos acudiremos a sus porches a atardecer en tránsito de rosa. Debajo de la mar jardines cantan y en su eco fundiremos nuestras voces conjurados por un dedo de escarcha.

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LA TEMPLANZA

Una mujer sobre un mantel de tristes amarillos sin luz nos vierte de sus manos ángeles de equilibrios voraces.

Una mujer o un ángel es la voz que en la noche nos araña los huesos para volver más tarde a gritar contra el alba un mástil de pasiones. Una mujer, o un ángel o una sentina ciega para arrojar la vida cuando la sed adopta un perfil de balanza.

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EL DIABLO

Todos hemos querido descender con las luces heladas de la tarde al abismo más denso. Con todos los perfumes como fuego sagrado convocados a un solo minuto de inocencia hemos desenterrado de nuestra carne incienso ofrecido en los siglos al poder más oculto. Luzbel es el misterio que fascina, nos miente con su nombre de otoño como un fruto maduro, nos adentra en los bosques de terror insondable de nuestro propio pecho desconocido y triste hasta que descubrimos que nuestra lumbre es hambre de eternidad o, solo, una sed de granito.

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LA TORRE (La maison de Dieu)

La infancia sin descanso alza una torre con sillares de sol contra los vientos. El horizonte la mantiene incólume en la ardentía de los ojos. Luego deja trasparecer todas las luces de las arenas locas del estío. Y después una sed como de rayo corroe todo cimiento de inocencia y esa torre se cae, se desvanece como una ilusa sombra en los cristales.

(Mas una nueva infancia sin almenas se levanta otra vez al horizonte)

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LA ESTRELLA

Sobre un mar de bellezas azules la ira de los dioses se vacía en dos copas convirtiendo la sangre en estrellas altivas. Un pájaro sin ojos es augur de la luna y en combate de huesos vencedor de tinieblas. Una estrella responde al furor de los dioses.

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LA LUNA

Hay una conjunción –muchedumbre de ocasos– donde la luna se muere o se desluna hasta un retorno de luces desleídas. Hay mendaces y asombradas avenas que nuestro suelo abona y alimenta de instantes. Escrutamos los árboles de plata y no encontramos la guarida de sal de nuestros ojos.

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EL SOL

Dos tinieblas de aroma se incendiaron las manos cuando Apolo vencía. Todo el sueño era sueño: un rebaño de agujas de enhebrar soledades o un susurro de brisa en los ojos del canto.

A ti, de nuevo invoco, si quieres concederme la vida o la ignorancia o el saber. O la muerte.

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EL JUICIO

La gran magnificencia de la luz abre el Libro: una estela de espíritus a enceguecer se apresta; nada tiene ninguno sino temor o anhelo, porque la noche es libro donde leer las culpas.

Todos en el espejo hacemos nuestro Juicio y un clamor de clarines nos restalla en las venas.

La gran magnificencia de la luz abre el Libro y una estela de espíritus conforma la lectura.

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EL MUNDO

Cuatro esquinas del mundo en cada ojo anidan. Quien las mira descubre su destino de hielo y el oro de las vírgenes en el centro del círculo.

Los mapas del silencio (1994-2007)

A la memoria de mi padre

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LOS MAPAS DEL SILENCIO

Los mapas del silencio se dibujanen la piel del dolor.

[Navego a ciegasla espesura del tiempopor si te tropezaraen un rincón del humo,por si al doblar la tardereencontrara tu tactopara aquietar el mío.]

¡Para siempre en agostodetenidos los besos,y el musgo de la muertecreciéndome en el alma!

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CALLÉ. CALLASTE…

Callé. Callaste.En silencio pasó toda la tardecomo si tú no vieras el dolorpegarse a tu cintura,como si yo no oyeraa la muerte sentarse entre nosotros.

Callé. Callaste. La tarde destilabaun mosto de tristeza,mientras nos preparábamospara el amor más denso.Callé. Callaste. Y los días transcurrenescalando silencios.

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¿EN QUÉ LUGAR LA VOZ?

¿En qué lugar la voz? La voz, ¿en dónde?En los tristes andamios de los días, en las ciegas preguntas de las puertasen los tactos vacíos de las manos...

¿En qué lugar la voz? La voz ¿en dónde?

En el silencio opaco de las cosas.En el silencio herido de los ojos.En el silencio frío de los montes...

¿En qué lugar la voz? La voz, ¿En dónde?

En el eco dormido de los cuentoso en el hueco cansancio de la calle.

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PORQUE TU VOZ NO ESTÁ

Y ahora busco tu voz. Y las esquinasde la tarde oscurecen en silencioy en silencio responden con silencioporque tu voz no está.

Y ahora busco en tu voz una cariciay el corazón me lleva de la manootra vez a la nieve; a la laderasolitaria del frío.

Ahora busco tu vozy me responde un eco entre las venasdonde tu voz no está.

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LA BRÚJULA DEL ALMA

Tendemos otra vez la memoria en los balconesy te veo y me veo como si, por azar,el soplo de la vida se hubiese deteni do:

Tú atraes hacia los ojos las peñas descarnadas,la tarde entre los pinos, los castaños,la nieve soñolienta, los senderos,la historia de las fuentes...

Todo cabe en tu mano.En ella descansaba, con su amargor, la vida.En ella adquiere todo su dimensión exac ta...

Tendemos otra vez la memoria en los balconesa ver si nos florece hacia la nochela brújula del alma.

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DADME LA MANO

Dadme la mano. Sí, dadme la mano,enseñadme la sombra en los desvanes,enseñadme a reír en la solana,entregadme el soñar en la bodega...

Dadme la mano, sí, para fundarmeuna vez y otra vez, ahora que el humodisuelve la sustancia de mis huesos.

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SILENCIO PARA SIEMPRE

...Pero guardé silencio. Silencio fue mi paga,silencio, sí, silencio para siempresilencio opaco y solo la certezade un soplo silencioso entre los dedos.

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…Y MIRO EL HORIZONTE

...Y miro el horizonte, despobladode todo cuanto quise.

El mapa de mi vida es ahora un mapaque tiene diluidas las fronteras.

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Y HOY QUE ESTÁS COMO AL ALCANCE DE LA MANO

Y hoy que estás como al alcance de la mano,como cuando los besos llenaban las estancias,dime por qué el silencio se revistede tantas oquedades sin retorno.

Dime por qué es dolor y amor y fuego y frío.dime por qué es piedad y es oración al albay es revivir lo que se fue y me ardecon ansia de decirte lo que me da la vida.

Dime por qué el silencio tiene hechurade límite sin fin.Por qué es ladera donde te velo insomne,por qué es, al cabo, sólo silencio mudo y orfandad y condena.

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ENTRE EL TEMBLOR Y EL HUMO (ABUELA: in memoriam)

I

Me llegaspor detrás de la niña de los ojos.Te me asientasen un lugar del corazón donde tus manosaletean tejiendo sin des cansoentre el temblor y el humo.Te llamo y me respondes. Tu fortaleza es anchacomo el tiempo. Te llamo y me respondesdesde tu voz de nieve.Sin voz te llamo y llegassin voz. Pero llenando todode tu sabor tranquilo.De aquel saber que apenasvislumbré cuando niña,comprendí cuando al filodel adiós me tocabascon tus ojos cansados.Te me acercascuando el cielo clarea y el corazón reposadel amargor del sueño.

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II

Todo en ella es labor. Sus tardes tienen dimensión de madeja,hondura de rosariodesgranado en silencio.A sus pies, por la noche,aprendo todavíalos túneles que acercanesta orilla y el cielo.El mapa de los díasse dibuja en sus labios,y la vida se abriga en su regazo.Siento su sueño en la ladera fría,su trajín aquietadobajo el sol del invierno.¡Y aún se sienta a la sombradel corazón en llamas!

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III

Si mi voz te desdibujate dibuja el corazón.Que las palabras no tienenla estatura del amor.

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IV

Aún estás allí. A contrasombra,inventando el instante de los besosy el calor confidente de tu mano.Aún puedo reposar mi tristeza en tu frente,convocar tu sonrisa desde detrás del tiempo,repasar tus arrugas y tu saber paciente.

Aún estás aquí. ¿Por qué el espaciohabría de tener otras medidasque las del propio corazón? ¿Otras medidasajenas al desván donde mis juegos,incierta profecía de la vida,no eran sino hechura de tu mano?

Aún estás aquí. Por eso llamocada día a la puerta de la sangrepara pedir por caridad monedasde tu silencio y tu saber paciente.

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HOJA DE CALENDARIO DETENIDA

Día de San Mateo. Septiembrede mil novecientos noventa y uno.Para siempre septiembre de mil novecientos [noventa y unoentre las páginas del viejo libro de oraciones de mi abuela.

Me asomo a esa vieja hoja de calendario e interrogoa cada una de las letras que la acogencomo si la mecieran con el ritmo del salmo.

Interrogo a cada una de las sílabas del salmo,el himno, la plegaria,el camino cotidiano del ojo de mi abuela,el espejo del labio, la puertadel corazón…

Busco esa puertapara volver al corazón, abrir la hoguerade un corazón que aún late en la salmodiapero callada, oscuramente,al otro lado del edificio de los labios, al otrolado del frío y de la muerte… Yo sé que atardecía en esa hogueray que los ojos leían la costumbre,no la letra.

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Yo sé y ella sabíaque venía la noche.Pero la mano seguía acariciando la costumbre,los labios seguían musitando la costumbrey el corazón hacía nuevocada breve rescoldo de palabra.

¡Hoja de calendario detenidaen la víspera lenta de la muertepero encendida aún, aún llenade la luz de unos ojos que mirabancada vez más adentro! En ella encuentrolas últimas huellas de un caminoque fue también el mío y continúafluyéndome en el alma.

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NO HAY NADA ALREDEDOR…

No hay nada alrededormientras baja el otoño por el Cuerpode Hombre. No hay nada alrededor.Solo existe la mano y la sonrisade mi padreque me lleva hacia el musgo de la rocasobre el río, dorado el día por la llamaserena de los álamos. Solo existe su vozmientras me explica por qué las lavanderascrucifican sobre la hierba los manteles. Solo existe su voz,y más abajoel misterioso y casi inexistentePuente de los Serenos, estirándosehacia las profecías de la ruina.No hay nada alrededor, acaso el nombrecasi amarillo de los fresnos,la música del río, la brisa entre los sauces. Todavíano han espigado hacia la luz los rascacielosy el campo es Campo Pardosalpicado por brumosas leyendas y lugaresprohibidos, lugares de palabra entreabierta, lugarescuyo nombre siempre estaba vestido de voz baja.

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Hacia la tardela mano y la sonrisa de mi padre me devuelvenal ruido de la vida: la campana en la torrepautando en su reloj el juego de los niños,la flauta inconfundible sobre la bicicletadel afilador, su voz, el roce de la hoja en la piedra.Y otra vez la campana, la cigüeña en la torre,el reloj de San Juan.

El reloj de San Juan, y ya la vida,la muerte, se ha llevado a mi padrey ahora es verdadque no hay nada alrededor cuando contemplosobre el musgo del alma las nevadasladeras del invierno. No hay hada alrededor,ya para siempre sin explicar la plateadahoja del álamo, sin calor para siemprela mano confiada al calor de otra mano.Ha venido el invierno y al otro lado del río que cruza el corazón y lo sombreanutre la eternidad y duerme silenciosala voz que conjuró los perfiles del miedoe hizo real la plenitud: mi infancia

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YEZGAL EN LA MEMORIA

Asoma apenas junio en las robinias,y la luz se desbordadorando tenuemente las aldabas.La memoria es ceniza:ceniza de un incendio surgido entre los pasosde una tarde que empujael corazón hacia sus límites. Quemaaún la voz en la muralla, entretejidacon una música inaugural y que dibujadefinitivamente los bordes de la puertahacia el río, y el mapa del aromadel yezgo y del saúco.

¡Del yezgo y del saúcoy ya la muertese alza en la memoria como un vientoque arranca los racimosprematuros de agosto!

¡Cómo quemaaquel descenso ritual de los domingos,silencio abajo hacia la Antigua,confín de la ciudad, filo del alma!

Y ahoraque es agosto también entre los plieguesnocturnos del verano –Yezgal en la memoria-escucho cómo se abre la luz hacia mis ojos.

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DOS DE NOVIEMBRE

I

Acompasad vuestros pasos a los míos.Compartid mi camino ahora que buscola lentitud de los inviernos.

II

Estáis; no estáis. No os ven los ojosque escudriñan las sombras y el silencio.

No estáis. Estáis. Bajáis por la corrientedel corazón y sus barrancos.Estáis. No estáis. Las manos tocanel espacio vacío de un recuerdo.

No estáis, pero si os llamoacudís recubiertos de nievey derramáis palabras de retamapara aromar el brasero del sueño,para ahuyentar el dolor de las heladas.

Estáis. No estáis. Pero si os buscodetrás del espesor de las pupilas,os encuentro en la raíz de cuanto miro,más allá y más acá de todo tacto,más allá y más acá de cuanto veo.

Suite con los ojos cerrados (Apuntes para una exposición

de Felicidad Montero)

(2002)

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PÓRTICO

Sencillamente, pasa. Encontrarás dispuestosel gozo de la anchura,la pátina irisada del silencio,el cantoperpetuamente gratis de la alondra.Pasa: reposarásconmigo a la sombra del lauro,aprenderás conmigo el escondido rostro de las cosas,el escondido, y verdadero, perfil de las mañanas.Pasa. Pisa el calor de mis mapas ocultos.Si estás sediento bebe la luz en mis arroyos.Descálzate de toda prisa, entremos, tú que estás a mi puerta,hacia el frescor del alma.

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Herido el corazón por la Hermosurase precipita a los ojos lo invisible:un soplo de colorque hace posible el mundo.

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¡Profundidad del ojo, donde el mundoadquiere anchura y realidad y suenacomo suena una flor cuando la rozael tacto del rocío, transparente!

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Detrás del mirador, sobre la alturadel tiempo detenido en primavera, ¿Qué es más claro al mirar: la luz, el aire,o esa mano, pincel que los contiene?

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FELICIDAD

Porque el amor florece, como florece un árboldesde lo más escondido de la saviaasí su corazón por las laderas

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Así quisiera el corazón volar tan altoy dejar sólo un brillo contra el cielo.

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PRIMAVERA

Florecen los sembrados con un vuelo de palomas inciertas. Se oscurece por un momento la luminosa transparencia de la tarde.

¿Qué misteriosa fuerza nos acerca al prodigioso límite del tiempo?

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ORACIÓN DEL QUE NO PISA

Señor: cuando la vidase hace color violento y nos oprime,Señor: cuando nos dejasel corazón como talado a la intemperie,gracias por esa brisa de esperanza,Tú, tan oculto en las raíces

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Hay un país que no existe en los mapas. Sin embargo¡qué bien conoce el corazón el fulgor de sus bosques!¡cómo aspira la paz de sus laderas!Hay un país, no sé, donde todo es posiblecon solo desandar el filo de los díaspara volver allí: envés de la mirada.

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Es hora de volver. Tras la hondonadase abre ya un arcoiris de armonía.

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POSTIGO

Atardece. Una nube repitela plenitud del génesis:Una brisa suave,un vuelo adormecido, transparentecomo olor de lavanda. Contra el cielohay un perfil de ángeles.En la luz se repitela palabra inicial de la Belleza:Porque el amor lo anima,el mundo está bien hecho.

Meditación en mateo: In agonia Christi1

(2008)

1 Libro compuesto para ser leído en el coro de la Catedral Nueva de Salamanca durante el acto POETA ANTE LA CRUZ que organiza cada año la Real Cofradía Penitencial del Cristo Yacente y la Agonía Redentora de Salamanca..

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ANTE LA CRUZ

Ante la cruz me llamasen tu agonía.Ante la cruz me llamas.Y he aquí que tropiezocon las palabras.

Porque si dices ante¿no me pides, Señor,sino que mirefrente a frente la cruzy que la abrace?

Si te miro, Señor,y Tú me miras,es un horno de amorlo que en ti veo,y lo que veo en mí,Señor, no es nada,nada, nada, Señor,sino silencio.

Un silencio vacío:si Tú lo llenasse habrá hecho la luzen las tinieblas.

Y si en la cruz te abrazoy Tú me abrazas,el silencio, Señor,es más palabra.

Ante la cruz, Señor,aquí me tienes,ante la cruz, Señor,pues Tú lo quieres.

I

GETSEMANÍ

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I SOLEDAD EN GETSEMANÍ

Llegó Jesús con ellos a un huerto llamado Getsemaní y dijo a sus discípulos: “Sentaos aquí, mientras yo voy más allá a orar”. Y llevándose a Pedro y a los dos hijos del Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia.

(Mt. 26, 36-37)

El Hijo de Dios […] por amor del hombre se hace hombre […]asumiendo todo lo humano, excepto el pecado.

(San Gregorio Nacianceno)

En la piedra del miedose habían afilado las traicionesy la noche de Jerusalén ya no escondíala densidad del abandono. El Maestro lo supo,y no un presentimiento, una certezacomenzó a golpearle contra la soledad.

Ahora la soledad no eraaquella extensión dulce donde encontrar al Padre,ni era el campo de batalla donde el Hijode Dios fuera tentado como Hijode Dios.

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La soledad era una fuerzaincontenible: vaciaba de luztodas las casas del espíritu, dolíacomo el fríocuando hiela la sangre. La soledad mordiendoel corazón del hombre,la soledad poniendo al descubiertoal hombre, solo al hombre.

(La soledad es una calle largaque lleva a la tristeza).

Quiso salir de la ciudad. Bajo la lunala espalda de los que se volvían era un incendioque le abrasaba la memoria. Acasofueran piadosos los olivos con su óleode intimidad donde resuenala palabra del Padre. ¡Oh paradoja del ascensodonde los pies se hundenen el lodo del hombre! ¡Oh paradoja del conocimientodonde todo es maraña de raíces!

Getsemaní no es una zarza ardiendo, es la espesura sin piedaddonde el hombre está solo,desnudamente solo, sin asilo,despojado del hombre,despojado de Dios.

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Getsemaní no es óleo, es agonía,es otra vez un campo de batalla donde el Hijodel Hombre ha de enfrentarsecon todos los demonios del hombre:el tedio, la amargura, la angustia, los peldañosque van a dar al morir. Getsemaní no es óleo. Es agonía:y en el centro del huerto queda soloun verdadero hombre verdaderoabrazado al silencio de Dios, pero obediente.

Fiat, Señor, digo hoy contigo, fiat, Señor, aunque me duela.

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II

NO ERA EL SUEÑO, SEÑOR…

Bajo la luna llena encanecían los olivos.La quietud era sólida y destilabaun plomo ardiente que invadía los cuerpos. El silenciose había vuelto mineraly en la sangre aún rompían las palabrasanunciadoras y terriblesque se habían mezclado con el vino.

Regresó y volvió a encontrarlos dormidos, pues sus ojos estaban cargados

(Mt. 26, 43)

No era el sueño, Señor, era el espantolo que subíarío arriba del alma hasta los ojos: era el espantode ver luchar a Dios y no hacer nada.

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III EL BESO

Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.

(Mt. 26, 56)

En la piedra del miedose habían afilado las traicionesy ahoraiban subiendo entre las luces,ensayandoel más turbio, el más falsode los besos. ¿Quién dijo que el amor era un abrazo?

Este beso no es beso, es un cuchilloque asesina de lejos y empozoñael corazón de muchos y lo cubrede la callosidad del abandono.

En el puente del beso se ha cumplidolo que dijeron los profetas, peroSeñor te pido ahora que me quitesesa suerte de puente y que me dejesdel lado del amor, en tus orillas.

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IV

ORACIÓN PARA NO DORMIR

Pedro lo siguió de lejos

(Mt., 26, 58)

Jesús estará en agonía hasta el fin del mundo: no hay que dormirse durante ese tiempo.

(Pascal)

Oh, Señor, en esta horaen que también se confundela distancia con el miedo, si Tú me ves que me apartode tu agonía y que duermopara no ver al que sufreni ver mi interior desierto,mírame, que yo te sigo, aun como Pedro de lejos.Mírame y en tu miradasostenme para que el fuegode tanto amor me despiertesiempre que me venza el sueño.

II

VÍA DOLOROSA

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I

PARA DECIR LO QUE PASÓ AQUEL VIERNES…

…a Jesús, en cambio, lo hizo azotar y lo entregó para que fuese crucificado.

(Mt.27,26)

Para decir lo que pasó aquel viernesen los palacios de Jerusalén y en sus afuerasno bastan las palabras. Por eso no hayen las avenidas del relato–Mateo, Marcos, Juan– sino una capade misericordia, un levey condensado recuerdo a los azotes.

Para decir lo que pasó aquel viernesen los palacios de Jerusalén: la sangre,los insultos, los golpes, la coronade espinas,los gritos, la locura, la ira desatadacontra el más bello y puro de los hombres,contra el más inocente…

para decir lo que pasó aquel viernessolo valen las lágrimas.

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II

SIMÓN DE CIRENE SE ENCUENTRA CON LA CRUZ

Al salir encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón,y le obligaron a que cargara con la cruz de Jesús.

(Mt. 27, 32)

Pesan los días y pesan los trabajosy en las venas el cansancio es venenoque apresura los pasos hacia el dulcereposo del hogar; los pasos hacia el dulceabrazo del amor y del sueño. Ni siquierahay espacio en el alma para el cantode un pájaro. Tampoco para el sordorumor que empieza a ardersobre el polvo en la plaza.

Viene Simón el de Cirene convertidoen pura sed, en puramateria de fatiga. Esa cruzle sobreviene como un alud de asombroy rebeldía. Peroentre la náusea de la sangre sabeque siempre hay un dolor que añadir al dolor.Entre la náusea de la sangre miray encuentra esa mirada como un pozoencendido,como un pozodonde se funde el Galileocon el dolor del mundo.

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Apenas un instante y el abrazodel corazón y la madera hasta la cima.

Vuelve Simón el de Cirene. Quedauna cruz en su piel. Y una mirada.

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III

MUJER EN JERUSALÉN

Lo seguía muchísima gente, especialmente mujeres que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él.

(Lc. 23, 27)

Mis ojos suben por las calles de Jerusalénbajo una lluvia de dolor,bajo una lluviaque va a lavar el mundo.

Mis ojos suben arrimadosa la cal de las paredesmientras todo el fragor del sufrimientose hace eco en mis párpados.

Puedo sentir tu sed,la quemazón de tus rodillas rotassobre los filos de la tierra.

Toma mi corazón, toma mis lágrimas,déjalas que ellas laven tus heridasahora que soymujer en Jerusalén y que te sigo.

Mis ojos se adelantanpor los empedrados de Jerusalénpara encontrar los tuyos.

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Y no hay en ellosrebeldía. Bajo la cruzTú eras una antorchade mansedumbre. Derramabasuna piedad universal con cada aliento.

Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí

(Lc.23,28)

¿Y cómo no llorar, Señor? Déjame, al menos,si no llorar por Ti, llorar contigo.

III

GÓLGOTA

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I

EL CORAZÓN DE LAS MUJERES

Muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galileapara asistirlo, contemplaban la escena desde lejos.

(Mt 27, 55)

Estirándose sobre la distancia,el corazón de las mujeresse hizo cruz en el Gólgota.

¡Oh corazón de las mujeres, cruciforme,arca lúcida,oscura estancia del amor y permanentearcaduz del misterio!

¡Oh corazón de las mujeres,prodigioso arroyo fiel que manadesde el mar de Galilea hasta el Calvario!

¡Y más allá del Calvario, hasta los límitesverticales y alzados,hasta la orilla de la fe donde se truecael destino del hombre!

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Mujeres, con vosotras he vistola salvación del mundo,su rostro ensangrentado, la medidade sus brazos abiertos,la extensión de su abrazo,que acerca hasta nosotrosla dádiva incansable de sus manosabiertas y horadadas para siempre.

Y he visto su corazón de par en par,su corazón como una cueva dulce,su corazón, abrigopara toda intemperie.

He visto con vosotraslos pies del redentor, nunca cansadosde venir hacia mí, también heridosde mí, por mí, también clavadospara la eternidad. ¡Oh pies de Cristoimpresossobre la arena de mi corazón!

¡Oh Cristo que atrajistehasta Ti el corazón de estas mujeres,déjame ahoralatir en su latido: contemplarte.

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II

STABAT MATER

Estaba la madre al piede la cruz. La madre estaba.Enhiesta y crucificada,color de nardo la piel.

En el pecho el hueco aquelque vacío parecía.No me lo cierres, Maríaque quiero encerrarme en él,

que quiero encerrarme y vertodo lo que tú veías.Sé tú mi madre, María,como lo quería Él.

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III

CIERRA EL CIELO LOS OJOS …

Desde el mediodía hasta las tres de la tardela tierra se cubrió de tinieblas.

(Mt. 27, 45)

Cierra el cielo los ojos: caela noche a plomo sobre el mediodíade aquel viernes de abril en el Calvario.

No puede el cielo ser tan impasiblecuando en la cruz está muriendo un hombre,ya solo sufrimiento y sangre,cuando muere el amado de Dios.

¿O acaso vuelve el rostro el cielotambién y es abandonolo que creían sombra?

Pesa, pesa, pesa… Pesa esta oscuridadque hace crujir los hombrosmientras el ser se venceinexorablemente hacia el abismo.

Esta tiniebla tienepeso, longitud, altura,y penetra en el almay duele y velala mirada de Dios en la distancia.

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¿No hay otro modo, Señor, no hay otro modode morir, de vivir, que hacer a ciegasesta larga jornada de camino?

Pues si ha de ser así, Señor, te pidoque al menos en la muerte no me falteun bordón de plegaria: que no olvidetu nombre dulce con el que llamarte.

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IV

EL GRITO

Y Jesús, dando de nuevo un fuerte grito entregó su espíritu

(Mt.27, 50)

Un grito. Luego el silencio.Y en silencio estoy aquímientras resucitas Túy resucitan los muertos.

¡Cristo, ten piedad de mí!

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AL CRISTO DE LA AGONÍA REDENTORA EN EL CRUCERO DE LA CATEDRAL DE SALAMANCA

De tanto mirarte aquí,a la luz de este crucero,te tengo en mí todo entero,todo entero estás en mí,en mi corazón impreso.

Y si me miras allí,allí te verás colgado,sobre el hombro desmayadoel peso de tu perfilpor la muerte recortado.

Y si me ves respirar,verás que yo en Ti respiroy que respira conmigoquien te viene a contemplarcon el corazón herido.


De tanto mirarte, sí,te he hecho uno con mis ojos.Así todo es más hermosomirado a través de Ti.En ti he dejado mis ojos.

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Los he dejado en tu piel,los he dejado en tus manos,en la plata de los clavosy en el dolor de tus piespor mí así desgarrados.

Y he dejado en tu costadolos besos de mi pupila.Tu costado, que destilaun amor tan desatadoque a fuerza de sufrir, limpia.


¡Oh Cristo de la agonía,gracias porque no estás muerto,y cada día, de nuevo,respiras conmigo, en mí,desde esta cruz del crucero!


Al corazón del corazón (2000-2010)

I

CONTINUIDAD

DE LOS CUERPOS

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DEL AMOR…

I

Estamos juntos porque un día–oscuramente– comprendimosque en la mente de Dios tan solo éramosuna sola palabra con dos sílabas.

II

Al otro lado de la sedse alzará un baluarte de esperanza:al otro lado de la sed,esa certeza que se enflora en el tacto.

Cuando te toco, sí, cuando comprendola plenitud de ser para tu abrazo.

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AMOR

De pronto el cuerpo se incorpora a la vida,se esponja con el tacto de otra presencia cálida,se hace certeza contra la certidumbrede otra marea cálida.

De pronto y para siempre.Ya nada es necesario sino este instante lúcidoen el que se fusionan la ternura y la tarde.

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BUENOS DÍAS

En este abrazo aún mal desprendidodel sueño,déjame con lentitud abrirmeal caudal de tu calor,y luego,con tu cuerpo en mi cuerpo dar las graciaspor pisar el umbral de un nuevo día.

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NO ME BASTA LA PIEL

He pedido a los dioses otra formade tacto. No me bastala piel: esta cariciasolo lleva más sed hasta mis labiosy me deja la sangre en claroscuro.

Mientras tanto,déjame deslizarmeladera debajo de tus ojos y oír la músicaque suena en los jardines de tu alma.

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PARA ENCONTRARTE

Deletreo tu nombre. Y el nombrede las cosas que amas. Saboreosu dulce carne de palabra y buscoen cada letra la secreta llaveque lleva al otro lado, hacia la caraoscura y misteriosa de ese cuerpodonde respira lo que no se toca.Porque sé que los nombres tienen almay una parte de atrásdonde los hombres crecen.

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AMOR DORMIDO

En tu espacio más íntimo reposo: mientras duermes,ladera abajo de la piel penetroen el aroma de tus laberintos.Eso tiene el amor: no es su palabrasino la hondura en plenitud del tacto.

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POEMA DE AMOR

Tu eres quien acompaña mis noches y mis días,Eres quien ilumina mis mapas más sombríos,Quemazón de la vida entre los surcosUngulares del tiempo.Iluminadamente vengo para quererte:Enramado, gozoso, cubierto de oropéndolas.Roto, enlunado, lejos,Ojo de un huracán entre las dunas.

Desde la eternidad te quiero, sí, desde la eternidadTE QUIERO.

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CONTINUIDAD DE LOS CUERPOS

Era tu cuerpo y era el mío; y ahorason mi cuerpo y el tuyo y a su sombraquién sabe qué verdor, qué grama,qué explosión de placer o de muerte.

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LEJANA CERCANÍA

Para amarte,no necesito las palabras.Pero añorolas mil tonalidades de un abrazo.

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FUI YO, Y NO FUI YO…

Fui yo, y no fui yo, aquellaque incendió los poemas,la que llenó las copasamargas del amor y sus venenos,la que vivió en las venas del poetahasta verterseen una estela de palabras.

Fui yo y no fui yo: destinode toda amante de poeta, al cabo:vivir como ha vivido Cynthiaabrasada en los versos de Propercio.

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TAMBIÉN EL CORAZÓN EN LA COCINA

(Para Miguel)

También el corazón en la cocinaoficia cada día un prodigio de amormientras la magia de las manos elaborael sabor de la vida y sus misterios.

También el corazón en la cocinamientras suena en un rincón de míy de la casa la alegríabarroca de Vivaldi. También en la cocinael gozo más intenso de ser madre.

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EL ÁRBOL DE LA EDAD

Era frondoso el árbol de la edad. Bajo sus ramas–hermosas como el filo de la nieve–se adelgazaban los veranos. Su bellezafluía lentamente, destiladaen los relámpagos de su piel,y más allá de su piel: entre las vocesrepetidas del viento.Era frondoso el árbol de la edad: ahoravencido ya en el tiempo de la talasólo se sobrevive en el misteriodel canto de los pájaros.

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LENGUAJE DE PUERTAS

Hay un rumor de lluvia en esta tardeen la que la distancia se diluye: vienenen la cadencia misteriosa de las puertassus manos y sus voces y su risa,el frío del invierno, de otro invierno,y el gozo de abrigarse en sus historias.

Hay un rumor –¿de lluvia?– en esta tardeen que he sabido, por fin, súbitamenteque las puertas tenían un lenguajeaunque no hubiera yo aprendido, todavía, sus sílabas de viento.

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SU MANO

Hace. Deshace.Acaricia. Borratiempo y espacio y vuelveal gesto de mi mano,–enigma en vuelo, resplandor, aladapresencia de un instante–como vuelvela aurora sobre el día,tan igual y distinta, perfumadade origen y romero para el goceinaugural del ojo.Hace. Deshace,y, sobre todo, borra.

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HE AQUÍ QUE VENGO…

He aquí que vengo de un largo itinerario:he navegado todos los surcos de tu rostro,vadeado, con afán, todos sus caucesy remontado todas sus corrientes.En sus recodos he visto confluir otras riberas,otros mapas abiertos en fingimiento ardiente de raíces.

He aquí que reposo de un largo itinerario:río arriba del tiempopor detrás de mi piel y hacia la tuya,que dibuja la profecía de mis horas.Me contemplo en tu rostro, te contemplo,tan iguales las dos, tan diferentes.

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MEMORIA DE LAS MANOS

En la memoria de las manos reverdecela rugosa epidermis de la piedra,la sorpresa del sol en los inviernos,la lentitud de la tarde en los juguetes.Todo lo que has querido, en esas manos,hechas a la caricia, acariciadas.Todo lo que has tocado,ahora lo sabes,cuando las ves encanecer, lo mismoque la sombra del alma en las paredes.

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NI ROCE, NI ARREBOL, NI PIE, NI ALA

He decidido buscar en los escombrosde aquellos días soleados con espalda de sombrala sombra de mi cuerpo,los fragmentosde todolo que no viví. Acaso sobrevivauna caricia, un pieligeramente recorrido por un labio,el alade un roce sobre el seno,el arrebol, tan dulce, de la noche. Sin embargoni roce, ni arrebol, ni pie, ni alani fragmentos de sol,ni un ápice de sombra:el tiempo y sus escombros yacenen otra dimensión y no son nada.

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DEMONIO MERIDIANO

Sabes que solo hay sol y una bellezatotalmente fingida en estas horassin refugio posible. Acecha, sí.Su múltiple belleza es tu bellezamecida entre los hilos de lo que no eres tú:aquella juventud, esa muchachaque ahora viene hacia ticon una risa firmeen cada uno de sus pasos.

No hay refugio posibleen esta luz sin sombra.

Vas a cruzar y sabes que te acechasobre la perpendicular del mediodía.

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DESNUDO

Ella se mira en el espejo. El cuerpo que ve allí es una sumade cuerpos sucesivos. Desconoceen cuál de ellos germinaron los inviernosque ahora se arraciman en los ojos.Ella se mira en el espejo. Bajo la piel quisieraencontrar el calor de las caricias,la humedad del amor,la suavidad del beso. Pero lo que devuelvela fría carne del cristal es frío,un frío que es real como la muerteque toca entre las venas de los días.

Ella se mira en el espejo. Fingeno conocer a la que observa, y salea vadear la vida, recluidaen una sonrisa de muchacha.

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LOS FILOS DE LA MUERTE

Había un pliegue secreto en mi corazón;era un pliegue de arena que se abría y cerrabacon la tenacidad inexorablede las arenas movedizas. Era mi corazón como un desierto:era un desierto de horizonte lineal y requemado.Solo la lágrima sabía el pasadizoexacto hacia ese plieguedonde habían caído los huesos de los muertos.Bajo hasta ellos yo, cada mañana,hasta el pliegue de los huesos dulces,hasta el osario de mi corazón convertido en oasis,hasta la tierra de mi corazón donde germinanlos últimos latidos, los punzantessilencios de la despedida.Hay un pliegue secreto en mi corazóny tú lo sabes,donde no pueden nadalos filos de la muerte.

II

MI CORAZÓN FELINO

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LAS COSAS SIMPLES

A vecesser feliz no es otra cosaque el gato en el sofá, y, al fondo,la alada calidez de Mozart.

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ANIMAL DE COMPAÑÍA

Me mira fijamente. El orodiluido de sus ojos es respuestaa los interrogantes del amor:silencio solo,presencia sola, acasola inmovilidad total del pensamiento. (Suspendidode un hilo misteriosoel gato ahuecael tejido de mi corazón y lo convierteen cálido cobijo de ternura)

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COMO UN HILO TENDIDO AL CORAZÓN

Sabe, inmóvil junto a mí, atentoal vuelo de las manos cotidianas,que el amor más amor es como un hilotendido al corazón del corazóndesde mis ojos. Por eso mira,y miro, y se diluyeel límite animal que nos separa. ¡Oh inmensidad de orola mirada del gato!

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SÓLO MIRA, ME MIRA…

Me miras, y en tus ojos amarilloshay un reflejo dulce de preguntas.

¿Me interrogas o, acaso,–como recoge el lago el cielo con sus nubes–me recoges y pidesmansa, calladamente, que me vea?

Sólo mira, me mira y amarilloes el sonido de la vida, mudo,intermediario de qué sabiduría,de qué de mí,de mi interior, el gato.

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A LA ALMOHADILLA DE SUS PIES…

A la almohadilla de sus pies se adhiereun jirón de mi sueño.Quién sabe a qué profunda noche precipitasus pisadas el gato.

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LIMÓN

Está. Y todo lo que puedo decir de su presenciaes que entibia la tarde: estando colmael corazón de plenitud igual que junioal derramar su luz bajo el helecho.

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GATO DE FUEGO

…y, de pronto,en la hermosura fascinantede un gato de fuego, vinoun heraldo certero de la muerte.

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INMOVILIDAD DE LA ESPERA

Hoy que de nuevo estoy buscandola palabra que surgedel más oscuro de los manantiales,esa palabraque hace real el mundo, el brillo de las cosas,su prodigioso resplandor, en mediode la espesura de los días,la palabraque hace habitable y dulce, inclusoel acerado envés de la intemperie,hoy, que de nuevo estoy buscando, veoque es inútil correr: hay que esperarlacomo espera,inmóvil sobre la lentitud del tiempo,tozudamente atento y suspendido,–alegoría de la perseverancia–el gato.

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RAZÓN DE TERTULIANO

Frente a la luz, dobladaslas rodillas bajo el cuerposuavemente arqueado, apenasperceptible el movimientolitúrgico de su corazónel gato solemnemente otorgala razón al viejo Tertulianoque veía orar a las ovejas.

[“También oran todos los ángeles, oratoda criatura, oran las ovejas y las fieras”

Tertuliano, De oratione]

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Sobre un hilo de luz, el gato ensayael perfecto perfil inmóvil de la esfinge.En su quietud de tiempo detenidoproyecto yo todas mis ansiasy conjuro la dispersión del vórtice,para entrar al silencio.

El gato, ajeno a mi mirada, majestuoso bajo el sol, medita.

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En el primer peldaño la mañanatropieza con la sombra de un gato:su ternura esperándome para empezar el día.

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VIRTUDES FEMENINAS

Si acaso piensas que no piensoen la presencia primera de la gatasabeque sus virtudes femeninas orlantodas las estancias de la casa. Ellaes quien dulcemente ofrecesu corazón a la caricia y abrela mano a la ternura y llevaa beber, cuando bebe,del manantial de la sabiduría.

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TODO SU AMOR EN MI AMOR

Se aproxima, se frotacontra mi piel,traspasael tacto de su hocico las fronterasy aterrizatodo su amor en mi amor,ligera, suavemente,tan honda y suavemente,con su verdor, la gata.

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ANOCHECER CON GATA

Cuando se acaba el día y la acaricioel universo se resuelve en tacto.

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CARICIA NOCTURNA

Ella duerme en un límite impreciso,un punto misterioso que levantala cerca de los días. Pero vienehacia el imán de la caricia, rauda,y el tiempo se detiene: estamos solasen un espacio solo donde suenaun violín en sus ojos y el cariñotiene la solidez de la esmeralda.

Estamos ella y yo, mi corazón, felino,y su mano animal, ya casi humana.

Ceguera del descenso (2001-2010)

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CEGUERA DEL DESCENSO

Había una larga escalera: descendíapor todos los matices de la luzhasta fundirseen el negro más denso de la noche.

Ninguna de las puertas que se abríandesembocaba en horizontes. Los espacioseran también de oscuridad corpórea.Las puertas, los pasillos, la oscuridad, la noche…y esa dura certeza material de toda búsquedacuando lo que se busca no tieneun nombre definido, ni siquieraun aroma o su huella: nada. Nada.Lo único allí real era el descenso.Descender al abismo,desplegarse –o acaso reducirse–en la mendicidad del tacto.Descender y no ver.Ceguera del descenso comoúnica verdad de largos días.Descender y no ver: caídaen otra forma de conocimiento.

Había una larga escalera. Descendíapor todos los matices de la luz:en este sueñoaún no había opción para la fuga.

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DESFILADEROS DE LA SÍLABA

Larguísimo el descensopor los desfiladeros de la sílaba.Nada sino tiniebla: nadasino caer a ciegas,sino caer–pozo, despeñadero, abismo–para no descansar en el poema.

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SOLO SON ESPERANZA LAS ESTRELLAS

Vine hasta aquí para saber. Buscababeber en las palabras de los hombreshasta la última gota de esa fuenteque anula la tiniebla y la ignorancia.Vine hasta aquí para saber: buscabala raíz luminosa de las cosas,su tuétano de fuego: las palabras.Vine hasta aquí para saber y supe:–¡oh vana certidumbre de los sueños!–que el pozo es pozoy que al mirar se ensanchala sed. Y que en la alturasolo son esperanza las estrellas.

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DISOLUCIÓN DEL LABERINTO

Bajo los pies del corazón, un ríode lava incandescente que aniquilala basilar equidistanciade todo cuanto fui.Bajo los ojos del corazón una humaredaque empaña los espejos, los perfilacon nitidez de muerte.Ya nada es nada. Instalación definitivaen la disolución del laberinto.

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MUDEZ DE LA IGNORANCIA

Hacia qué profundidad caminael corazón, ese viajero inquietoque se asoma a las palabrascomo a inciertos paísesdonde acogerse y disolverse.

Hacia dónde, por qué laderao espesura o viento. Hacia qué precipiciohacia qué lejanía, oh insondablemudez de la ignorancia.

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EPISTEME

De nuevo surge un horizonte de ignorancia:¡qué espesura de nadas sucesivaspara impedir la visión de toda cumbre!¿Habrá un final? Acaso. El ignoranteni siquiera conoce que hay caminos.

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EN CARNE VIVA

Y si pudieras ver mi corazón ahorasólo lo encontrarías bajo formade dolorida pregunta en carne viva.

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IMPACIENCIA

Todo surge de una preguntay se vuelve pregunta: las respuestastienen intensidad de viento,¿quién conoceesa exacta palabra transparenteque da nombre al instante? Todo es lentopara la sed del hombre.

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PAÍS DE LA IGNORANCIA

Ilimitado es el país de la ignorancia:nunca terminará el fulgor de sus laderasni bastará una vida para horadar su sombra.

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INDAGACIÓN

El que busca saber tan solo sabeque no tiene fronteras la esperanza.

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Acaso las palabras se conviertenen densidad oscura. ¿Dónde ocurre el misteriosi el corazón tenía el exacto tamañode la idea? Eran mías cuando las acunabaen el temblor ardiente del silencio.No sé en qué pecho dormirán ahorani si conservarán, rincón, esquina clarade lo que ya no es mío.

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Y sé que habrá una avenida de palabraspor donde transitar hacia la luz más dura del otoño,una avenida de vencejos tristesuna avenida donde el tiempo dorael pulso del amor en las aceras. Y yo lo sé: pero ninguna es cierta,ningún nombre es mi nombre en esas callesabiertas a otros ojos y a otros labios.Vendrán días de lluvia y no es mi lluvia.Vendrán días de viento y no es mi viento.

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AMARANTO

Se abre paso en el misterio el amaranto.Violentamente tiñe con su sangre las sílabas y dejaprofundas y en silencio mis raíces.

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ENVIDIA

Esta tarde, como en otras muchas,he sido asaltada por la envidia: envidioa Adán en el Edén, su lenguacreada para nombrarel mundo.

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POÉTICA

Bajar al corazón de la palabra,abrasarme en su núcleo de fuego,convertirme yo misma en llamaraday volver al poema, transparentecomo el perfil del cielo en primavera.

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NOTICIA

Hoy has sabidoque es bueno dejar a las palabrascon las puertas abiertas: se acercarán a ver su corazón,o, al menos, podrán picotearlo las palomas.

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PARA BAJAR A LAS BODEGAS

Para bajar a las bodegasde la memoria necesitohoy el corazón descalzo,la mirada desnuda, los oídosabiertos y la piel como recién nacidaal tacto de las cosas.

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MEDITATIO

En todo caso insisten en salir,nunca quedarse dentro; pero dentrotiene mayor anchura el horizonte.

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EN ESTA LLAMARADA QUE YA SOY

En la noche serenacon llama que consume y no da pena.

(S. Juan de la Cruz)

¿Qué dice esta palabra nocturna? ¿Al bordede qué río secreto se levanta?¿Por qué es oscura y dulce y duermecomo duerme un corazón de almendra?

Dime:¿en qué secreto fuego enciende sus saetasque traspasan la noche y llegan alcanzandoa lo más escondido del ser y lo iluminan?

¡Oh palabra nocturna,cómo enciendes la sed! Tu oscuridad incendiamis labios y mi voz,mi sangre y mi mirada.

Y en esta llamarada que ya soyoscuramente alcanzoa tocar tu silencio con los dedos.

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LAMPARILLA

Posiblemente el agua del poemase derrame en la mesa si me muevo:nunca fue más real la catarataque en estas cuatro sílabas, ni el fuegoardió tanto como arde ahorala humilde lamparilla de este verso.

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VIENE LA NOCHE POR LA CIUDAD

Viene la noche por la ciudad,la noche doblando las esquinas,pegándose a los muros, embozándoseen la niebla de los portales.Vienen los pasos de la noche por las calles.–Ciudad de invierno para el corazónde invierno. Ciudad del corazón para el invierno–y el corazón está ya oscuro y ateridodesconociéndose y borrándosecomo la silueta de una torre irreal contra la niebla.

Viene la noche por la ciudaddel corazón. ¿Qué mapa es esteque lleva a Gelboé, maldeciday reseca, donde nunca descansala pisada de Dios?

Y tiembla el corazón.Navega por la noche, como si vislumbrara candelillas y aromade pan recién cocido tras la pared del sueño.

Viene la noche por la ciudady el corazónya casi siente el roce de una mano en la puertay adelanta las suyas,quemazón de la prisa, la bienvenida, el beso,la urgencia del mantel para empezar la cena.

Dobla la noche las esquinas.Tras la puerta, solo es real el cierzo.

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CONTRA LA PICADURA DE LA NOCHE

Sueña que sueña. Permaneceaferrada a los linderos de la espumacuando ya no hay espuma entre los días,cuando todo es rumor disuelto entre las manos.

Sueña que sueña. Permanece,porque permanecer es un conjurocontra la picadura de la noche,contra la sal violenta de los amaneceres.

Sueña que sueña y sueñoque yo la sueño inamoviblemástil, muralla, enredaderaabrazada a mi sangre, con mi sangre,repitiendo el rito de la luz cada mañana.

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VIGÍA DE LA NOCHE

Baja la noche a la ciudad: desaguantodas la bocacalles hacia el sueño. Sóloel poeta vigila la tiniebla. Escuchacómo surgen los sueños, cómo vuelanmás allá de la orilla asombrada del hombre.Oye los sueños, sí, casi los palpa,observa su expansión sobre las callesahora pobladas de quietud:los sueños de los niños, su límite borroso con la brisa,la ansiedad del anciano, su trayectoinsomne por la acera, cada vez más estrecha, de los meses.Nadie tampoco oye el crepitar del beso,la hoguera de los cuerpos,la disolución, tan lenta, del amanteen la piel del amado. Sólo el poeta oye–vigía en esta noche, enfebrecidoen la alquimia del verso–.

Baja la noche a la ciudad, la vida,la medida del mundo acompasadaa un espesor de sílaba. El poetasolo en la noche, oye.

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De noche a NOCHE

Era suave el tacto de la noche.De su piel ascendía un aromade jara, de romero y de veranocomo de calle en corpus para siempre.Era suave el tacto de la noche.De sus manos brotaba una delgada brisacomo rumor de río,como de voz en sombra.

Era noche. De noche,sin luz en la orfandad y sin descansoposible en esta orilla donde los alisosya no velan mi infancia.

Porque es noche. De noche,y en el poema es nochetambién, pero de tactorugoso en las palabras,noche de dedo frío y mineral,noche de arista y de deseo;es noche berroqueña, noche alzadaen esta orilla de papel y dolor.

Es noche, es noche, es noche, es nochede ceniza letal EN EL POEMA.

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AMANECER EN EL POEMA

Intensamente intentorescatar para la luz el recorridode mis pasos. He desandado la ciudad.Ignorosi el gris con que tropiezo es una claveque cifra los secretos del instanteo el límite borrosodel corazón,torreón fronterizo donde velansus armas el amory la muerte. Las palabrasse han apagado con la nocheque sube por las calles estrechas. Oigo ahorala armonía interior, como una fuentederramada en lo oscuro. Amanecesin luz y sin auroramás adentro,cada vez más adentro,al otro ladodel día, en el poema.

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ALEGORÍA DE LA BÚSQUEDA

Como el que limpia y frota en círculopara encontrar el flanco abierto de la mancha,así te asedio yo, perseverandohasta arrancar la luz de tus murallas.

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SABIDURÍA

En el oficio de aprender me he desprendidodel líquen de la antigua inocencia. La corteza del almaes ahora fácil, por desnuda,presa para la mordedura de la muerte.

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ENTRE LA MUERTE Y TÚ

Entre la muerte y tú hubo un secretoy entre el secreto y esta sal de los días que nos quemamás secretos aún, alimentandoel corazón de un árbol que nos creceen la concavidad del tiempo y nos cobija.

Entre la muerte y tú hubo un secreto:entre la vida y yo tan solo un pájaro.

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LAS LLAVES DE LA MÚSICA

Arrebatamente añoras una luz de silencio. Suena,sin embargo, en la tardeun sostenido sonido de campanas. Sueñasque has perdido las lleves de la música. Esperas, por lo tanto,la inevitable armonía de la muerte.

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PENTECOSTÉS

I

La majestad de la cigüeña, el vuelo silencioso de la noche sobre el ascua del corazón como un pináculo de sed y de sosiego.

II

¡Si vinieras así, con fuego y agua para arrasar lo que queda del hombre y, definitivamente, dotarlo de hermosura!

III

Así quisiera el corazón volar tan alto y dejar sólo un brillo contra el cielo.

Otros poemas

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TERESA DE JESÚS

El velo tosco y el sayal de lana,Teresa del camino y de la vida,paseas la oración que no se olvidapor toda la amargura castellana.

La huella de tu rezo en la ventanay el eco de tu voz, piedra tejidaen tu pie con la ida y la venidadel amor a la villa más cercana.

Con un dardo de Dios en el costado,–la penumbra de Alba te reclama–humilde en tu sandalia y tu cayado,

por el camino enciendes las hoguerasdel amor más sublime. Dios se llamaTeresa en los caminos y en las eras.

(1978)

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SONETO BARROCO A LA CIUDAD DE SALAMANCA

Sangrando herrumbre por su piedra lloraSalamanca a mis pies. De agujas llenadesgrana entre la niebla canto y pena.En el silencio su altivez demora

cataclismos finales. Y la aurorasorprende un toro bravo en su melenacuando le da su beso de azucenay su rubor la palidez le dora.

Ella alberga fantasmas de claverosque recorren sus torres y su río,-corriente nítida entre los oteros-,

y fantasmas de monjes desveladoseternamente ya, entre niebla y frío,vigilantes de siglos chorreados.

(1978)

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RENUEVO CADA TARDE...

Renuevo cada tarde en cada besola hora en que nací. No estoy vacíani de amor, ni de fe. La lejaníaha devuelto a mi ser todo tu peso.

Todo tu corazón, tu amor ilesoa pesar de la amarga mercancíade las horas. Y yo no estoy vacía,y en ti vuelvo a nacer con cada beso.

La tarde transparente y cadenciosase sonríe de amor y de ternuramientras viene la noche silenciosa.

Los árboles, el mar, el río, todose silencia de amor y se transforma:la vida está fluyendo de otro modo.

(1978)

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HERIDO YA DE DIOS…

Herido ya de Dios, enamorado,llegaste a Salamanca. Presentíasque era Él el amor por quien morías,después de haberle un día contemplado.

Aprendiste la luz para tu Amadoy el sonido callado de los días.Te asomaste en internas melodíasal brocal del dolor más inflamado.

Eras Juan de la Cruz y del camino:presagios de Teresa ya en tu almate inundaban de polvo peregrino.

Eras Juan de la Cruz y del desvelo:los valles y las fuentes, en su calma,te fundieron con Dios de un solo vuelo.

(1978)

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EL LIBRO, EL CLAUSTRO, LA SANDALIA, EL VIENTO…

El libro, el claustro, la sandalia, el viento,quisieran serenarse en armonía.Serenidad quisieran para el día,para la noche, sosegado aliento.

Fray Luis va pensativo y soñoliento:y busca a Dios, perdido entre los nombres,oscuro entre la cárcel y los hombresque le acechan en cátedra y convento.

Fray Luis en Salamanca esconde el fuegodel ayer no olvidado, y decidido,se hace vena en la piedra salmantina.

Oye a Salinas. Se retira luegoal mañana más ciego y escondido.¡Fray Luis de luz, de soledad y encina!

(1978)

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INCLINO EL PLANO

Inclino el plano de mi sangre contra el murode la arista mortal. Y voy clavandopoco a poco mis ojos en el mundo.

Se me va desvelando el misterio infinitode una antigua amargura. Y en las manoslos surcos del dolor me van creciendocomo eterna raíz. Un duro árbolse me vuelve la sangre. Una tijerade desamor la vida.

Me desvelan arcanos insondables en la bocade las cosas dormidas. Orígenes de fuegose adivinan en cenizas sonoras pero inciertas,orígenes de alas mal cubiertaspor el lodo incoloro que resbalade un tiempo ya no río, sino orilla.

Y sigo hundiendo mis ojos y mis huesos:retornando a la sima donde escondealgún oscuro dios su luz secreta.

(1978)

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DEDOS DE NIEBLA

Ningún paso sorprende la mañana.Las ventanas aún duermen ignorantesa la luz que se briza en los instantesmás hermosos de amor. Y la campana

repica en el silencio, voz lejana,mientras sueñan las torres vacilantespoderíos y fe que hubieron antes.Ningún paso sorprende la mañana.

Contemplo la ciudad adormecida,con el alma rendida a su belleza,surcada por el sueño en una coda,

bañada de una sombra estremecidaal roce tentador de su pureza.Dedos de niebla la cercenan toda.

(1978)

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AGONIZANTES VEGETALES MUDOS

Agonizantes vegetales mudoscruzan todas las plazas de la tierra,caminan imantados, ciegamente,por una amarga soledad de limo.

Vegetales autómatas paseansu vítrea palidez por todo el mundo.Implacables sus pasos en la arena.Inexorable su mirada fija,mientras el hombre –el Hombre– está olvidadoen esta selva de animales mudos.

Agonizantes vegetales hollancon su paso enfangado y descreídotodas las esperanzas de los muertos,todas las mariposas de los niños.

Agonizantes vegetales mudoscruzan todas las plazas de la tierra,caminan imantados, ciegamente,por una amarga soledad de limo.

(1978)

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INSOMNE, AMARGAMENTE…

Insomne, amargamente, entre la brumate crece un verso oscuro, que se afilaen un roce de sombra: tu pupilatransformada en un mar verde de espuma,

extraña de papel, de tinta y pluma,y ajena a tanto amor como se hilaen husos de calor: otra pupilatambién insomne y lenta entre la bruma.

Yo lo veo crecer, borrosa orilla,y quemar todo el aire con su alientoconvirtiendo palabras en arcilla,

perenne arcilla, inmortal cimientode nunca sola soledad, astillaque apuntala la luz y el pensamiento.

(1978)

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Y TE MECÍA EL VIENTO

I

Quise ver más allá: me devolviste el vientomás helado del cosmos como toda respuesta.Te llamé con las manos: me devolviste el ecodesnudo de palabra. ¡Me devolviste el eco,Dios tan lejano y mudo, me devolviste el eco!

II

Me puse de rodillas: yo no sé si bajastede la luz más altiva, más lejana y serena,o si ya estabas dentro de mi alma dormida.Me puse de rodillas y el eco persistíacada vez más cercano. Más cercano; más cerca…

III

Pero cerré los ojos y aferré mis rodillasa la losa perdida de la voz y el recuerdo-Pero cerré los ojos… Y Te mecía el viento.

(1978)

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CORTAN LA NOCHE TRENES…

“vi iluminadas, obradoras, radiantes, estelareslas ventanas,

–sí, todas las ventanas–.Gracias, Señor, la casa está encendida”

Luis Rosales

Cortan la noche trenesinmisericordemente agudos.Sangra la oscuridad, y las estrellasgoteanlágrimas en mis sienes.La casa está apagada:no existen ya ventanas encendidas,no existe ya ni un pábilo en la casa-Ya no hay casa.La casa es un camino hasta encontrar la puerta,o esa ventana niña que cabecea insomne;esa escalera húmedaque se desliza bajo tus pies, avergonzadamente,como con miedo de dejarse versu intimidad de savia.La casa es un camino y aún no la he encontrado.Pero sé que algún díaalcanzaré sus muros. Allí estarán colgadostodos mis sueños lentosde intimidad amarga, de casi dulcedumbre,como un sabor de fruta robada tras la tapia.Allí estarán colgados los colores,mis manos, mis paisajes y la olasque siempre he visto azules, con los ojos cerrados.

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Allí estarán si un díaen el aire se hacetransparente, corpórea,intimidad… LA CASA.

(1979)

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CONTRA EL PUENTE DE LUZ EN QUE VENÍAS

(A Antonio, que saludó mi cumpleaños con una primavera de claveles en las manos)

Abrí las manos: las miré vacías.Iba a escribir que había visto en ellasveintiséis soledades. El caminodel aire se asombrabade fuego y lentitud.Veníasoficiando primaveras con tus dedos,metamorfoseándome la sangrecon tu canción de labios.Veníasa traerme arrayanes con los ojos,albercas, surtidores y perfumes,un recuerdo de nieve atardeciday ataujías insólitas de nácar.Veníasa traerte. Tus huesos–enamorado bosque– se encendían.Abrí las manos, extendí los dedos:diez caminos de fe dieron su sombracontra el puente de luz en que venías.

(1979)

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HAS QUERIDO SOÑAR

Has querido soñar: la luz te ha abiertolas venas, mientras el fuegote sembraba el corazón de espuma. (Río arriba del pechosurcaba en un nenúfar la tristezalas silenciosas aguas del olvido).Has querido soñar: entre tus huesoshas plantado una selva de cipresesque ensombrecen la aurora. Cruje la luz. Por fin tus párpadosregresan de la noche y tu bocarecobra los aromas de la vida. Cruje el amor: los dedos reconocenen la enramada ardiente de la nieblael tacto cenital de la alegría.

(1979)

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METAFÍSICA

Afuera está la noche con sus pasosdesdentados,sedientosde realidad. Velocidadesde locura y asombroadoquinan calzadas como estrellasdel mar más hondo de la sangre.Dentro, la luz del corazón.La certidumbredel rito invertebrado de la páginay la sal más amargaque alguien pudo llevar entre las manos.En la frentetempestades de liquen,cristales, opacidadde pensamiento, que asaetancirculares empeños de esperanza.Afuera está la noche. Y en las venasuna cruel irrealidad de muro.

(1979)

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Ítaca da gritos tras la lluvia.¡Inaccesible reino, cuántas lenguasconvocas tras la orilla de mis sueños!Tus banderas se extienden, son un bosquecon las ramas cortadas.Náufragos de tus ojos, sólo el recuerdo emerge.Y la sal de tus brazos.No grites nunca más, Ítaca… ¡Ítaca!deja tú que la lluvia sólo tenga rumoresde su propia presencia.Deja que la arboleda cabecee contra el viento,contra su propio viento, almenado de solesnunca extranjeros, dulces,silenciosos.Insomnes.

(1980)

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Fulguraciones falsas han mentido universospara horadar los ojos de quienes se acercarona beber luces líquidas con avidez de diosesdesmantelados, sucios, sangrientos los costadosde tanta inútil búsqueda. Quizás nos amanezcan rosales en las manospero los labios habitados con un fervor de espinas.

(1980)

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EN CRUZ

En cruz sobre esta hora donde ciruelos siguenatravesando calles sin candados de lluviaretorno a la pregunta que cada día escondoen los ciegos maizales de la noche:¿cuántos pájaros han besado la tierradesde que nuestros ojos se negaron al fruto?Hay un muro de sal. Jarcias y velasadoquinando vahos de esperanza.Valvas donde esconder moribundas encinas.Cenizas de palabras esmerilan la bocade hontanares oscuros. Y este es el instantepara ponerse en cruz y anochecer despaciodejando a las palomas oficiar su inocenciaaun sabiendo que el canto destejerá el conjuro.

(1980)

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Tú y yo. Quizá no sepasque algunas catedrales hincaron las rodillaspidiendo compartir con nosotros su aliento.Después… capulíes, cerezos, cantuesos y amapolasse pusieron en pie y entonaron los salmosque ahora reproducen sonrientes vidrieras.Tú y yo. Y ya sólo debemosabrir el océano como se abre una puertay colgar nuestros nombres en su pared de sal.

(1980)

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Volver a Ítaca, cada tarde o al alba,a ser reconocidos por Argos siempre fielessiempre ciegos y a puntode morir satisfechos,de dormir ya por siempre.Retornar a esa isladonde Eurímenes, dulces,vendrán a rescatarte de la sal y del llanto.Volver a Ítaca,cada tarde o al alba.Tú,que no eres Ulises.

(1980)

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LAS EUMÉNIDES

Luces. Incandescentes fuegos cósmicosa través de la sangre. Galeríasflotantes por la piel y por los párpados.Piedras. Cuarzos como llamas sin ojosque nunca han de morir. Incandescenciasvivas. Vegetales abrazos comopuentes de estrellas derramadas. Sueños,recuerdos con la savia retorcidae invertidos espejos sobre arena.Luces, astros, dioritas como fuego…Y siempre el mar. Como ceniza lenta.

(1980)

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COMO GARGANTA NUEVA

Largo,lento otra vez el surco de tristezaque divide tu sangre.Piensas que yala vida es una frutapodrida que ha caídoal pozo donde el airees un largo suicidio.Bajo tu almohada, súbita,desmadejando asombros,surge una luz. Como garganta nueva.

(1980)

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EMPEZANDO A VIVIR

Empezando a vivir,las cosas se acumulan: estantes que se llenande inútiles objetos que encadenan la vida.Empezando a vivir,las cosas se acumulan, para que luego,algo más tarde, tal vez mucho más tarde,las abandones sin un remordimiento.Quizás las abandones–tal vez se marchen ellas–como quien deja en una esquinatoda su sangre colgada. Sí. Ya debes prepararte.Debes hacer acopio de toda tu tristezae irte despidiendo. Los párpados, el río,las montañas que amaste.Los libros –¡cómo duelenaquellas amistades!– que supistesiempre fieles y libres. Tu mesa,tus cuadernos, tal vez aquel armarioque almacenaba sueños.Viejos ventiladores que movían el airefingiendo –¡mentirosos!– huracanes y brisas.Sí. Ya es hora de advertirteque debes prepararte.

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Debes estar dispuestopara partir al alba. “Con un pie en el estribo”no debes tener nada más que las manos limpias,los ojos sin el lastrede las cosas perdidas. La vida sin el lastrede las cosas dejadas. La sangre sin el lastrede esos muros de arenaque se derruyen siempre no bien hayas partido.La vida,sin el lastrede lo que fue la vida.

(1980)

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La corriente arrastraba un amargor de zumoque dejó en la corteza de los fresnos más altos.Secó el viento los ojos de las colmenas nuevas.¡Qué majestad la luna con su peso de orilla…!Sabed: cantan los arenales sus salmodias antiguashacia dentro, hacia el hueco que levanta la sal.Sabed: las palmeras derraman sus lágrimas, tan dulces,para que aniden, mansos, estelares limones.Sabed: Dios está en el camino de tu casa y mi casadesenterrando nombres con que almendrar tu bocay llena sus cestillos de palabras maduras…Líquenes invisibles asaetan el vientomalcosiendo las ramas de una ceniza incierta.¿Acaso aprenderemos, con la voz y los ojoslos mil nombres, que al alba, florece cada piedra?

(1980)

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HISTORIA

Selvas se levantaron entre los torpes ojosde los muertos más muertos.Se desnudaron árboles suntuosos, lejanos,dejando al descubierto sus sacrales entrañas.

Desolación, calientebocanada de sal. Némesis del alientodevastador del cosmos…

Hubo acaso dos copas donde hundir voluntades,libaciones del rito que nunca acontecieron…

Hubo acaso una hora…

(1980)

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AHORA SÉ

Ahora sé de calladas palabrasque nunca pasearon los arenales lúcidos.Ahora sé tantas cosasque cuando tú preguntes podré darte respuestascasi recién planchadas, tibias aúny oliendocomo a pan generoso que el alba nos ofrece.¡Ahora sé tantas cosas…!Sé de jinetes ciegos, porque tú conocistela conjunción perfecta de la piedra y la luna.Sé también de los ecosdel espejo y la muerteque hundieron su semilla en un viento de otoño.Cuando tú me preguntes, podré darte respuestasdonde puedas sentarte–Argos fiel de la noche– a esperar la palabracon que endulzas tu lengua.

(1980)

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TEMBLOR DE GEOGRAFÍA

(Visiones I y II)

A Emilio Rodríguez, descubridorde eternidades.

Dejaron los atriles de organizar banderas.Las humildes salmodias traspasaron los atrios,y un incendio de lirios descompuso las horasque lamían los pálidos muros del campanario.

Un incendio de lirios devoró el más pequeñoy austero de los claustros. Una lluvia de siglosdesbordó los sepulcros reconstruyendo espacioscon avidez de lengua.

Ahora vienen los hombres.Golpean los portones con la sed de sus uñasy sólo la sonrisa de un capitel incólumeles devuelve la mueca de sus manos vacías.

El reloj deshorado ironiza en la torre(y mi sangre es el eco de los alcaravanes).

(San Martín de Elines. Julio, 1982)

–Visión I–

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EL CERRO DE LOS MUERTOS CANTA

La huella de mi pie lleva la huellagerminal de otros siglos y otros hombresque sembraron los campos de reposo.

El más sagrado de los cerros canta.Cierra su plenitud, olvida, canta.

¡Ah, qué luz se desprende en la memoria,qué sed en el aroma del piorno,qué espino de inquietud sacral y acre…!

Ya nunca más será inane la huellaque el ojo deposita en los escombros.

Ya nunca más: el polvo es testamentode infinitud; sus muertos, la esperanza.

(La Puente del Valle-Montesclaros, Julio, 1982)

–Visión II–

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MEMORIA DE SILOS

Enhiesto surtidor…

Las palabras del ocaso se conviertenen melodía lenta de palomas.Anochecer es una lluvia de certezassajadas,un silencio, una avara concavidad de ecos.Todas las voces que no oímosproclaman la inocencia de la piedray nosotros,sólo hueso o mirada,acaso sospechamos una manoque arranca su espírituen donación eterna de milagros.Silos es un ayer que extiende sus raícesa todo aquel que se atreve a clavarloen su pupila atónita. Por esoesta tarde lejana se escalonaen acritudes de melancolía, sintiendo que en las venas se levantaun bosque de silencios,una llama de tardes conocidasy un espejo de nubes implacableque cimenta mi soledad de limo.

(julio, 1983)

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HAZA

Parábola del destino, aquella piedraviene a romper la espuma de mi sueñoen un páramo iluso. Haza de la oquedad,donde ancianos vigilansu socavada lealtad al viento,al huracán de su altivez, su altura,su señorío del color que reptacon humildad de trigo. Haza del abejardescolgado en el viento; deshilando en la tardeuna agonía lenta, aromada de vino. Haza de los milagrosdonde las horas tejen ojiva de granitoy azulados reflejos de campana. Haza de atardecer,sueño hacia el alba; y un adióspara siempre tendido en los altos balcones de mis venas.

(Haza, Burgos, julio, 1983)

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BAJO IRREAL PROFUNDIDAD DE NIEBLA

Cien esquinas de sal horadan horizontescon altivez de ave. El ciego es una plazamayor de compraventas donde el tiempose anula en el espacio y se eterniza.La extensión de esta playa inconsistentebajo irreal profundidad de nieblaofrece una nueva dimensión al viento:ya no es adiós, ya no, esta despedidade banderas varadas en la arena,sino un puente donde la piedra aromala sinrazón de una gaviota esquiva.

(1983)

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RECOBRADAS ESTRELLAS

Deja dolor en esa gota cumplidaen que la miel del verbo se desmaya.Deja doliente lentitud de olivocomo un rastro de niebla. Certidumbrede encrucijada con pavor de álabeo un dulzor de retama en la pupilao una sed boreal entre los labiostu presencia y tu número. Míramesi aún puedes recordar el ejerciciode los ojos, sagaz acercamientodel olvido a la sangre. Mira, mirami personal desierto de espejismosy total destrucción de las raíces;y lluéveme después para olvidarmey devolver su sabor a las estrellas.

(1983)

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VÍSPERA

Está la voz doblada en los pasillosaguardando la lluvia que maduraarmisticios de nieve.

(La voz es esperanzaque aroma los armarios con fragancia de heno)

Está la voz, la voz, la voz, la almendrade nuestro ser buscandoun estío de sueño y una copa de grama.

(1984)

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LÁZARO Y EL CIEGO VIVEN ETERNAMENTE A LA ORILLA DEL TORMES

[A A. Casillas, intérprete de oquedades]

Atardece. La luz sólo es murmulloen las cuencas vacías. Sólo huecosde soledad en las manos de Lázaro.

Anochece. Y el silencio se yerguecomo un hambre infinita en los pretiles.Solo ademán el pie, solo un amagode esperanza hacia el alba cenicienta,pero presagio mudode caminos insomnes. Ciego y Lázaroya son eternidad junto a un Tormes de sombramientras nos contemplamos en su espejo de piedra.

(1985)

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EN LA FRONTERA DE LA EDAD…

Viajé por geografías sin fronterasy ahora te reclamo desde un límiteque es mío. Te estoy hablandoen la frontera de la edaddonde lo que he queridose perfila ya mío para siemprey lo que no he tenidopara siempre se duerme en la memoria.Pero no me conozco:todo se mueve ahora que las horas transcurrencon el rumor de un río.Todo se mueve y sientolas raíces al aire, los cimientosde todo lo que fui resquebrajados.Te estoy hablandoen la frontera de la edady no sé si lo que tengo enfrentees principio o es fin de mi camino.

(1997)

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BAJO EL TORREÓN DE LAS ÚRSULAS

Las manos en la espalda, lentamente,don Miguel se pasea. Y su miradahacia el fondo del alma derramadase va encendiendo cavilosamente.

Entre las piedras que contempla sientela presencia de Dios. Y atormentada,su razón vuelve atrás apresuradaa preguntarse si la piedra miente.

Vuelve atrás y pregunta a Dios su nombrey niega su existir en una quejaafirmando la angustia de ser hombre.

Después entre la niebla sigue andandocomo aquel que devana la madejade la muerte: y a Dios sigue soñando.

(2002)

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A LA ESPALDA DE DIOS

Estaba, Dios, sentada en una esquinade la tarde. El silencioera casi total. Tan solo tus pisadas,cada vez más lejanas, se intuíanmás allá de la sombra. Quise gritar, llamarte, retenerte…Las palabras, inválidas, resquebrajadas, rotas,se me iban desgranando sin llegar a tu espalda.

Era tu espalda, Dios, lo que veíairremediablemente lejos,irremediablemente muda,irremediablemente en sombra…

[Y ahora estoy sentada, a la espalda de Dios, al filo de las horas, por si alguna convocara al Señor a mi memoria y en su infinito amor diera la vuelta.]

(2003)

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PARADOJA

Como dos mariposas de ébanolos pies de Robinah van a la escuela:alada levedad descalzasobre la piel de Uganda. Al otro ladodel mundo,diminuto en su estupor un niñollega tarde al colegio: no sabía–oh inmensidad de océano el ropero–ponerle a esa mañana unos zapatos.

(2005)

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HAIKÚS

Como un columpiola tristeza acompasatoda mi vida.

Tan leve vienesque tu perfil dibujasólo la brisa.

Déjame verte:apenas una ramaque reverdece.

(2009)

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LECTURA DE VERANO

La sombra es verde y oro, y acariciasu lentitud la piel mientras levantael aroma en asombro del verano.Entre el alerce y el pruno se elaborael mosto de lo plácido: un levealiento oculto entre las aguas. Todomanando plenitud, inmóvily en su inmovilidad cayendosobre la página que creael perfil del lector. No hay otroinstante como este, suspendidoen las enredaderas de los porches.No hay otro instante: ahoralo real es lectura de verano.

(2009)

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SOBRE UN VERSO DE ALEJANDRA PIZARNIK

Cae la música en la música como mi voz en mis voces

A.P.

CAE la intimidad sobre la noche,roja de verano y de música,de un aliento de música no sé dónde,más allá y más acá de los tejados.LA MÚSICA, vocación de enredaderasobre un muro de insomnio. Dulce. Dulce,entre las manos de la madre.EN el verano aún un vuelo de palomasurcando el sueño con un roce de labios.

LA MÚSICA, qué música, memoriade un instante anterior a todo instante

COMO MI VOZ, instalada en la dudade un límite: o caricia o vacíoEN MIS VOCES ausentes.

(2009)

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LLAMARADA DE LUZ IMPREVISIBLE

Detrás de lo visible, lo invisiblerespira, asciende y dora la mirada.Detrás de lo invisible apenas nada:llamarada de luz imprevisible.

Y detrás de la luz un imposiblepentecostés de piedra entredorada,como un ansia de amor, su mano alzadaen perpetua tensión a lo inasible.

Sólo el ciprés es voz para el que llegaen el silencio a deshacer el nudode la prisa. Su ascenso en sombra entrega

un himno al corazón, un canto mudo.Y en el envés del límite despliegael Patio Chico su fervor desnudo.

(2009)

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GÁRGOLAS SOBRE EL POZO

(en el patio de la Casa de las Conchas de Salamanca)

Más allá del zaguán, las celosías,y más allá, grave ascensión de hielo,gárgolas como en fuga: sin consueloentre un límite azul de cresterías.

En la botonadura de los díasfijan sus pétreos ojos en el sueloy distribuyen el albur del cieloentre los gritos de sus bocas frías.

Enigmáticas miran desde un finobastidor contra el aire luminoso.¿Amenazan o velan? Su destino

es siempre fronterizo y misterioso:si de hombre en el aire, desatino,si de ave en prisión, tan doloroso.

(2010)

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Índice

Mercedes Marcos se detiene y pregunta a la puerta de su palomar . . . . . . . . . . . . . . 7

Mª Ángeles Pérez LópezUniversidad de Salamanca

Anatomía del retorno (1981-1982) . . . . . . . . 25

El libro del tarot (1983 y 2006) . . . . . . . . . . 63

Los mapas del silencio (1994-2007) . . . . . . . . 89

Suite con los ojos cerrados (Apuntes para una exposición de Felicidad Montero) (2002) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113

Meditación en mateo: In agonia Christi (2008) . . . 127I GETSEMANÍ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131II VÍA DOLOROSA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139III GÓLGOTA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147

Al corazón del corazón (2000-2010) . . . . . . . 157I CONTINUIDADDE LOS CUERPOS . . . . . . . 159II MI CORAZÓN FELINO . . . . . . . . . . . . . . . 181

Ceguera del descenso (2001-2010) . . . . . . . . 199

Otros poemas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231

Se acabó de imprimir este libro,

titulado Recuento de Palomas,

en los talleres de la imprenta provincial,

el día 29 de abril de 2011, conmemoración

de santa catalina de siena,

copatrona de europa

y

mujer

de palabra poderosa

e inspirada



ISBN 978-84-7797-342-3

9 7 8 8 4 7 7 9 7 3 4 2 3

Recuento de palomas - lasalina.es · Recuento de palomas (Poesía, 1978-2010) nombra en los versos...

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