Reflexion. Con Cinco Materias Reprobadas.

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Con cinco materias reprobadas… 19 02 2013 Hace tiempo me preguntó una madre de familia… -Maestro… ¿Con cinco materias reprobadas mi hijo puede inscribirse?. Respondí preguntando a la vez con tono de réplica… -¿Inscribirse con cinco materias reprobadas?. -Sí. -Afirmó la mujer con seguridad. -Señora… con ese número de materias reprobadas no tiene caso que, aunque pudiera hacerlo, se inscribiera. Cinco materias reprobadas es una forma de decirnos los hijos -yo también tengo los míos- que no quieren estar en la escuela, y ya no digamos cinco, con tres sería suficiente. -Pero… yo quisiera que se quedara. -Replicó. -Sí, y también la escuela, pero no tendría sentido que lo hiciera habiendo demostrado poco interés en sus estudios. Quizá podría darse de baja temporal por un año y una vez que acreditara las materias volver a inscribirse. Ese año fuera de la escuela le conviene ponerlo a trabajar en serio y verá como después de ese tiempo regresará a la escuela con otra actitud. La señora se retiró y por la expresión de su rostro me di cuenta de que no quedó conforme con la información que le di. Luego pensé… ¿Por qué aferrarse a tener a los hijos en la escuela cuando estos han demostrado no tener absoluto interés en la misma? La escuela por la casa empieza. Entiendo que los progenitores quieran darles educación a sus hijos. Entiendo que es bueno que los jóvenes permanezcan en las escuelas a pesar de su bajo desempeño, pero también creo que en los casos, cuando de plano los

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Con cinco materias reprobadas…19022013

Hace tiempo me preguntó una madre de familia…

-Maestro… ¿Con cinco materias reprobadas mi hijo puede inscribirse?.

Respondí preguntando a la vez con tono de réplica…

-¿Inscribirse con cinco materias reprobadas?.

-Sí. -Afirmó la mujer con seguridad.

-Señora… con ese número de materias reprobadas no tiene caso que, aunque pudiera hacerlo, se inscribiera. Cinco materias reprobadas es una forma de decirnos los hijos -yo también tengo los míos- que no quieren estar en la escuela, y ya no digamos cinco, con tres sería suficiente.

-Pero… yo quisiera que se quedara. -Replicó.

-Sí, y también la escuela, pero no tendría sentido que lo hiciera habiendo demostrado poco interés en sus estudios. Quizá podría darse de baja temporal por un año y una vez que acreditara las materias volver a inscribirse. Ese año fuera de la escuela le conviene ponerlo a trabajar en serio y verá como después de ese tiempo regresará a la escuela con otra actitud.

La señora se retiró y por la expresión de su rostro me di cuenta de que no quedó conforme con la información que le di.

Luego pensé… ¿Por qué aferrarse a tener a los hijos en la escuela cuando estos han demostrado no tener absoluto interés en la misma? La escuela por la casa empieza. Entiendo que los progenitores quieran darles educación a sus hijos. Entiendo que es bueno que los jóvenes permanezcan en las escuelas a pesar de su bajo desempeño, pero también creo que en los casos, cuando de plano los jóvenes han demostrado un absoluto desinterés en sus estudios, les hace falta vivir experiencias de trabajo fuera de la escuela que les permitan madurar un poco y así asumir mejores actitudes después al regresar.

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Pero… ¿Y qué hace la escuela para atender los casos de jóvenes completamente apáticos?

Las escuelas de niveles secundaria y bachillerato (y hasta del nivel superior) tienen un cuerpo de orientación educativa que incluye por lo menos un psicólogo, pero es tan grande el número de casos y de cosas a atender en tales espacios que muy poco puede hacerse en realidad, salvo maquillar el problema aplicando pequeños bálsamos, remedios caseros que poco profundizan en las causas. Aunado a lo anterior está la falta de profesionalización de esos cuerpos y la creencia de que el profesor es el que debe arreglar el problema de los alumnos apáticos, así pues, sumado todo más bien parece una resta, en la que el resultado es un joven desorientado.

Pero… ¿Y si al retirarlo de la escuela algún joven por su necedad e ignorancia cayera en las filas de la delincuencia?

En ese caso, si a pesar de haberle explicado padres de familia y maestros todo lo malo que acarrean las tenebrosas aventuras en las filas de la delincuencia, incluso después de haber acudido con terceros (orientadores, psicólogos y demás) para hacérselo entender, y si con todo ello no lo comprendió, perdón pero no lo entenderá de ninguna manera.  En tales circunstancias los padres de familia por mucho que nos duela debemos tener la fuerza suficiente para retirarlos incluso de la casa misma. Pienso que la vida es de cada quien, y que cada quien la vive como cree. Si a pesar del ejemplo de trabajo que se les da a los hijos, si a pesar de buscar varias formas de concientizarlos tanto en la casa como en la escuela, estos escogieran el mal camino, es triste pero allá ellos, con la condición de que vivan su vida en otro lado y de corazón que Dios los bendiga. Los hijos son de la vida y los padres de familia los tenemos a nuestro lado mientras podemos proveerles de casa, sustento, vestido, educación y en la medida de nuestras posibilidades dinero para que se diviertan, pero cuando estos reniegan de nuestra tutela y de las cosas buenas que por su bien queremos darles, aunque nos duela es mejor dejarlos ir si eso es lo que quieren, y si no, separarlos de nosotros en cuanto adquieran su mayoría de edad. Los padres de familia sólo somos el medio por el que llegaron al mundo y para que éste lo sea tiene que haber en él gente buena y -desgraciadamente- gente mala/desorientada, por lo demás, tengo la firme convicción de que los hijos son de la vida y no de nosotros.

Sinceramente.Ing. I. Guerrero Z.