Reflexión Sabado

download Reflexión Sabado

of 3

description

Salmo 14

Transcript of Reflexión Sabado

Reflexin Los estoicos no coman porque tenan hambre. Todo lo que para ellos afectara sus sentidos era causa para despertar indiferencia. Habituaban el alma por medio de principios y mximas sometindose sin reparos al destino para alcanzar la felicidad. Esto nos muestra que los estoicos se dedicaban mucho a la reflexin. La comida, en este sentido, era pretexto para poder encontrarse con los otros y reflexionar, dialogar sobre algunos temas de inters filosfico. Los salmos que se nos proponen, a diferencia de la actitud de los Estoicos, son tanto una necesidad para encontrarnos con Dios y los hermanos, como, en esta oportunidad, un pretexto para reflexionar algo. Qu les compartir, algo que me caus confusin hace algunas semanas. El sbado 22, escuchamos en la Carta a los Colosenses que las malas acciones engendran una mentalidad; es decir, actuamos mal y eso va forjando en nosotros una manera, un modo de ser. Sin embargo, en otro pasaje, (Rm 12, 2) se nos dice, no os amoldeis a este mundo, sino transformaos por la renovacin de la mente; en otras palabras, cambia tu manera de pensar para que cambie tu manera de vivir. El problema en todo es qu debo hacer primero para cooperar en mi propio cambio? Por un lado se me dice que, yo tengo esta mentalidad maligna porque he actuado mal; es decir, debo empezar a actuar mejor para tener una buena mentalidad. Y, por otro, debo cambiar mi manera de pensar para cambiar mi forma de actuar. Lo que pude reflexionar es que si mis obras han engendrado una mentalidad, ser con el cambio de esa mentalidad como yo engendrar buenas obras o cambiar mis acciones. Cmo, pues, podemos cambiar esa mentalidad? Qu podemos hacer? Los padres de la Iglesia lo ponen en estos trminos: No hay libertad ms temible que la libertad del lenguaje, ya que ella genera todas las pasiones y, efectivamente, esto es lo que nos advierte el salmo 14 cuando, primero, rogamos al Seor que coloque una guardia en nuestra boca y un centinela a la puerta de nuestros labios, -y continuamos- no dejes inclinar nuestro corazn a la maldad y, por fin llega a nuestro punto, a cometer crmenes y delitos. Empezamos con las palabras y terminamos con las acciones. Si nos preguntamos qu ha pasado con nosotros desde que entramos a la comunidad y por qu hemos cambiado tanto, tal vez no para bien, la respuesta est en la punta de la lengua. La mucha libertad en el lenguaje ha provocado un cambio en nuestras acciones. Es que los labios son la puerta de nuestras ideas, de nuestra mentalidad, y es la mentalidad lo ms susceptible de corrupcin. Mientras ms abrimos esa puerta, ms peligro corremos en nuestra mentalidad, y con ella, en vida fraterna-espiritual. He aqu un ejemplo. Ahora, si todava no estamos seguros de ello, vayamos a la Carta de Santiago, en su captulo 3: si alguno no cae en hablar puede ser considerado un hombre perfecto, capaz de refrenar todo su cuerpo. Esto es, quien refrena su lengua refrena todo lo dems. Me dirn, pero el catolicismo no es ascetismo y para algunos ni renuncia. Verdaderamente que s, sin embargo, una conversin bien lograda, por el encuentro particular, singular, personal, experiencial, vivencial con Jess, produce un cambio de vida profundo e interior en nosotros. Y ese cambio se manifest en nuestra manera de pensar, hablar y actuar. Nos preguntamos, por qu no dejamos el pecado, por qu no cambiamos, porqu nos estamos perdiendo ms y ms? La lengua. Nuestras conversaciones. Nuestros comentarios. Una vez Santiago se preguntaba: y es que nos da pena hablar de Dios en el comedor? Hablamos de l como un ser alejado de nuestra realidad, y esto va engendrando en nosotros una mentalidad, cierta liberalidad, una despreocupacin por los hermanos, por lo religioso, por lo espiritual. En cambio, nuestras conversaciones, yo el primero, de doble sentido, de vulgaridades, de sealamientos, s son las ms bienvenidas a nuestros odos y labios. Es que -dice Santiago, no el fraile- la lengua, que es uno de nuestros miembros puede contaminar todo el cuerpo, no solo el propio sino la Iglesia, la comunidad. Por eso nos insiste tanto Colosenses, buscad las cosas de arriba, aspirad a las cosas de arriba nos manda, incluso a asesinar- dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros, y como si fuera poco, desechad todo esto. Lo curioso es que termina diciendo: no lo mencionis si quiera.Digamos con conciencia, Seor mis ojos estn vueltos a ti, en ti me refugio, no me dejes indefenso. Y al tiempo en que recibimos de Dios la gracia y los consuelos necesarios para renovarnos, pongamos de nuestra parte, abrmonos a la gracia y tengamos piedad y misericordia de nosotros mismos guardando nuestra lengua de las conversaciones ftiles, de palabras desedificantes, de las conversaciones de doble sentido. Sin duda soy el menos indicado para hablar de conversin, de guardar la lengua, de lo religioso, sin embargo, aunque comprometido les digo, hagan lo que les digo, pero no lo que hago. Perdonen la incoherencia y juntos acerqumonos a Dios, volvamos a l, por medio de la que nos ha hecho alejarnos de l. Que nuestro dialogo, al igual que los estoicos sea con un inters, con el inters que debe mover nuestro corazn como religiosos: el compartir a Dios, la vida, las alegras, los sufrimientos, la caridad. En ltimas, todos lo sabemos ser por la predicacin y oracin que crecer nuestra fe. Ser por la escucha del otro que creceremos en la fe y nos convertiremos, bueno depende de lo que escuchemos. Bueno, y como no s cmo cerrar esta reflexin, termino con un Amn.