Reflexiones Sobre El Levantamiento Indígena de 1990.

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REFLEXIONES SOBRE LA TRASCENDENCIA HISTÓRICA DEL LEVANTAMIENTO INDÍGENA DE 1990 Flavio López Cando 1 Contexto Socioeconómico y político.- En la década de 1980 la mayoría de los países de América Latina sufre una fuerte depresión económica como resultado del fracaso del modelo de sustitución de importaciones impulsada por la CEPAL 2 . En estos países hay una fuerte crisis económica caracterizada por la caída de los precios de sus productos primarios de exportación, la reducción de la inversión extranjera, el endeudamiento externo agresivo y el aumento de la inflación y la desocupación laboral. Según varios analistas, América Latina vive en los años ochenta su “década perdida.” En el Ecuador esta crisis se agudiza debido al crecimiento del gasto público, el déficit fiscal y un agresivo endeudamiento externo. Durante nueve años consecutivos, los gobiernos Oswaldo Hurtado, León Febres Cordero y Rodrigo Borja se someten a las medidas de “ajuste estructural” impuestas por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo e implementan políticas de corte neoliberal, como el aperturismo extremo, la reducción de las barreras arancelarias, el libre ingreso de los productos provenientes de otros países, la devaluación de la moneda nacional, la flexibilización laboral, la reducción del tamaño del Estado, la reducción del gasto social y el desmantelamiento intencional de las empresas públicas que tienen altos niveles de rentabilidad. La implementación de las políticas neoliberales tiene un costo social muy alto; aumenta la desocupación, hay una pérdida acelerada del poder adquisitivo de los salarios y un empobrecimiento generalizado de la clase media y los sectores populares de la ciudad y el campo. 1 Investigador Social especializado en temas relacionados con la diversidad cultural del Ecuador.. 2 Centro de Estudios Económicos para América Latina.

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Se trata de un análisis sobre la trascendencia política y cultural del levantamiento indígena que sacudió a la sociedad ecuatoriana en junio de 1990. Con este levantamiento las nacionalidades y pueblos indígenas demandaron que el Ecuador se reconozca como un Estado Plurinacional e Intercultural.

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REFLEXIONES SOBRE LA TRASCENDENCIA HISTÓRICA DEL

LEVANTAMIENTO INDÍGENA DE 1990

Flavio López Cando1

Contexto Socioeconómico y político.- En la década de 1980 la mayoría de los países de

América Latina sufre una fuerte depresión económica como resultado del fracaso del

modelo de sustitución de importaciones impulsada por la CEPAL2. En estos países hay una

fuerte crisis económica caracterizada por la caída de los precios de sus productos primarios

de exportación, la reducción de la inversión extranjera, el endeudamiento externo agresivo

y el aumento de la inflación y la desocupación laboral. Según varios analistas, América

Latina vive en los años ochenta su “década perdida.”

En el Ecuador esta crisis se agudiza debido al crecimiento del gasto público, el déficit fiscal

y un agresivo endeudamiento externo. Durante nueve años consecutivos, los gobiernos

Oswaldo Hurtado, León Febres Cordero y Rodrigo Borja se someten a las medidas de

“ajuste estructural” impuestas por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el

Banco Interamericano de Desarrollo e implementan políticas de corte neoliberal, como el

aperturismo extremo, la reducción de las barreras arancelarias, el libre ingreso de los

productos provenientes de otros países, la devaluación de la moneda nacional, la

flexibilización laboral, la reducción del tamaño del Estado, la reducción del gasto social y

el desmantelamiento intencional de las empresas públicas que tienen altos niveles de

rentabilidad. La implementación de las políticas neoliberales tiene un costo social muy

alto; aumenta la desocupación, hay una pérdida acelerada del poder adquisitivo de los

salarios y un empobrecimiento generalizado de la clase media y los sectores populares de la

ciudad y el campo.

1 Investigador Social especializado en temas relacionados con la diversidad cultural del Ecuador.. 2 Centro de Estudios Económicos para América Latina.

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Estos acontecimientos tienen como telón de fondo algunos cambios importantes en el

contexto mundial. Luego del derrumbamiento de los socialismos reales en la Unión

Soviética y en la Europa Oriental se forma un mundo unipolar y el neoliberalismo se

posiciona como el único paradigma de desarrollo económico con viabilidad histórica; sus

principales defensores –Friedman y los Chicago Boys- promueven una agresiva propaganda

sobre las ventajas de este modelo y ponen a los tigres asiáticos: Taiwán, Singapur, Corea

del Sur y Hong Kong, como el mejor ejemplo de sociedades que en pocas décadas se

convierten, de países subdesarrollados, en economías florecientes, gracias a las políticas de

aperturismo, al aprovechamiento de sus ventajas comparativas y competitivas, y a una

agresiva inserción en el mercado mundial.

Pero volviendo sobre nuestro país, la exportación del petróleo, iniciada en 1972, provoca

importantes cambios en la economía nacional: hay un acelerado proceso de modernización

de la sociedad; en una década, Quito y Guayaquil duplican su población, y las ciudades

intermedias tienen un crecimiento muy significativo; la población urbana que en 1950 era

apenas de apenas el 30% de total nacional, en 1990 alcanza el 48%. Sin embargo, este

proceso de modernización no produce ningún cambio importante en la redistribución de la

riqueza social, y muy por el contrario, aumenta la brecha entre ricos y pobres, y profundiza

la dependencia del país en su relación con las metrópolis del mundo capitalista.

A más de ser un obsecuente defensor del neoliberalismo, el gobierno socialcristiano de

León Febres Cordero (1984 – 1988) implementa un régimen autoritario, cuyas principales

características son la arbitrariedad, el irrespeto a la Constitución, la violación sistemática

de los derechos humanos y la criminalización de la protesta social; este gobierno reprime

con inusitada fuerza a las organizaciones obreras agrupadas en el FUT3 y a los sectores

populares que se atreven a manifestar públicamente su descontento por los efectos de la

política neoliberal aplicada por el régimen; también pone en marcha una campaña de

aniquilamiento físico contra los principales dirigentes del grupo subversivo Alfaro Vive

Carajo4; ordena el allanamiento de la Corte Suprema de Justicia y desconoce las decisiones

3 Frente Unitario de los Trabajadores. 4 León Febres Cordero contrató al experto israelita Ran Gazit para que se encargue de la organización de un plan de eliminación de los

principales dirigentes del grupo subversivo AVC.

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del Congreso Nacional, que en esa época estaba controlado por la oposición. En esta época

se producen detenciones arbitrarias, desapariciones de personas en manos de la policia5,

ejecuciones extrajudiciales6, tortura y varios asesinatos que todavía no han sido

debidamente esclarecidos.

La política represiva y los efectos nefastos de la aplicación de las recetas neoliberales, que

aumentaron la pobreza y la desocupación, así como las continuas denuncias de corrupción

por parte de los principales representantes del régimen, producen un aumento inusitado de

la violencia política: en 1986, el gobierno de Febres Cordero se ve obligado a sofocar la

sublevación del Comandante General de las Fuerzas Armadas, General Frank Vargas

Pazzos, quien en compañía de un grupo de oficiales de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, se

alza en armas en rechazo a los actos de corrupción detectados en la compra de un avión.

Posteriormente, en las elecciones de medio periodo y en el plebiscito que se convoca de

manera conjunta, el régimen es derrotado abrumadoramente. Meses más tarde, el propio

Febres Cordero es secuestrado por un comando de paracaidistas en la base de Taura y

obligado a firmar una amnistía en favor del General Vargas Pazzos y otros militares

sublevados.

La asunción al poder del líder de la Izquierda Democrática, Rodrigo Borja, en 1988

constituye un alivio frente al alto nivel de violencia institucionalizada promovida por su

antecesor y es recibida con mucha esperanza por la gran mayoría del pueblo ecuatoriano

que se encuentra descontenta con las políticas neoliberales implementadas durante siete

años consecutivos. El nuevo gobierno implementa algunos cambios de forma en la

conducción del Estado: restablece el orden constitucional, se muestra tolerante con la

oposición y con las personas que discrepan con la forma de pensar del régimen; restablece

los derechos humanos; reduce la inflación y el alza de precios, aunque no logra controlarlas

del todo; sin embargo, decide no romper con las políticas de corte neoliberal impuestas por

el FMI y el Banco Mundial, ni renegocia la deuda externa; muy por el contrario, mantiene

las grandes líneas de las políticas de ajuste estructural, aperturismo indiscriminado y

5 Como el caso de los hermanos Restrepo, 6 Como la de la maestra Consuelo Benavides.

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suprime algunos derechos de los trabajadores. Por esta razón, las esperanzas de cambio que

el pueblo había puesto en el nuevo régimen, no tardan mucho tiempo en esfumarse.

Surgimiento de la CONAIE .- Aunque desde la década de 1940 en el país se habían

constituido varias organizaciones campesinas como la FEl7, la FENOC

8, la FETAL

9 y la

ACAL10

con la finalidad de brindar apoyo, solidaridad y asistencia jurídica a pequeños

grupos de campesinos en su lucha por la tierra, esa situación cambia radicalmente en 1972

con el aparecimiento del ECUARUNARI (Ecuador Runakunapak Rikcharimuy)11

que no

tarda mucho tiempo en convertirse en la principal organización indígena de la Sierra; ocho

años más tarde, en 1980, se forma la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la

Amazonía Ecuatoriana (CONFENIAE).

Entre el 20 y el 25 de octubre de 1980 se reúne en la Ciudad de Sucúa, el Primer Encuentro

de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador, con delegados de la CONFENIAE y el

ECUARUNARI; este encuentro tiene como sus principales objetivos: 1) Discutir una

plataforma de lucha que permita armonizar reivindicaciones de tipo clasista con

reivindicaciones étnico culturales, y 2) Analizar la posibilidad de establecer una alianza

permanente entre los pueblos y las nacionalidades indígenas de la Sierra y la Amazonía. El

último día de este encuentro, se forma el Consejo Nacional de Coordinación de las

Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONACNIE); este consejo se reúne por segunda

vez en la Ciudad de Quito en abril de 1984 para discutir su plataforma de lucha, y

finalmente, en el Tercer Congreso del CONACNIE reunido también en la Ciudad de Quito,

7 Federación Ecuatoriana de Indios. Fundada en 1944 por Dolores Cacuango, Transito Amaguaña, Jesús Gualavisí y otros líderes

indígenas, con el apoyo de la CTE y algunos militantes del Partido Comunista. 8 Federación de Organizaciones Campesinas del Ecuador. Esta organización fue fundada en 1965 con el nombre de Federación

Ecuatoriana de Trabajadores Agropecuarios (FETAP); en 1968 cambio su nombre por el de FENOC. En sus inicios estuvo afiliada a la

Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Católicas del Ecuador (CEDOC) que en esa época estaba asesorada por profesionales del

Partido Conservador y la Democracia Cristiana; en 1976, la CEDOC cambia su nombre por el de “Confederación Ecuatoriana de

Organizaciones Clasistas; ese mismo año sufre un cisma y se divide en dos: una fracción minoritaria, que forma la CEDOC - CLAT de

orientación demócrata cristiana, y una fracción mayoritaria, que se autodenomina CEDOC Socialista, (que hoy se llama CEDOCUT). En

la década de 1970, la FENOC era la filial más numerosa de la CEDOC Socialista. En la década de 1980 la FENOC se separa de la

CEDOC Socialista y cambia su nombre por el de FENOC – I; en la década de 1990 adopta el nombre de FENOCIN, que lo mantiene

hasta la presente fecha. 9 Federación de Trabajadores Agrícolas del Litoral. Filial de la Confederación de Trabajadores del Ecuador (CTE); central obrera en la

que tiene una fuerte influencia el Partido Comunista. 10 Asociación de Campesinos del Litoral. Esta organización se formó en 1970, con el fin de promover la solidaridad con los campesinos

montubios que luchaban por la tierra al amparo del Decreto 1001 del Presidente Velasco Ibarra. 11 Se traduce como “Despertar del Hombre Ecuatoriano.”

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del 13 al 16 de noviembre de 1986, se funda la Confederación de Nacionalidades Indígenas

del Ecuador (CONAIE).

En 1998, la CONAIE y el Ministerio de Educación firman un convenio de cooperación,

mediante el cual se crea el Sistema Nacional de Educación Intercultural Bilingüe y la

DINEIB12

, y se abren direcciones provinciales en los lugares donde la población indígena

es numerosa; la creación de la DINEIB es un triunfo muy importante para el movimiento

indígena en su objetivo de fortalecer las identidades culturales de las nacionalidades y

pueblos originarios; sin embargo, la creación de este organismo no fue complementado con

la asignación de un presupuesto lo suficientemente adecuado para el cumplimiento de su

misión institucional; por esta razón, durante los primeros años, la DINEIB y sus direcciones

provinciales se vieron obligadas a funcionar en condiciones de extrema austeridad.

En mayo de 1989, la OPIP13

presenta al gobierno de Rodrigo Borja un pliego de peticiones

de ocho puntos14

, entre los que se destacan: uno, la inconformidad de los indígenas de la

Provincia de Pastaza, por la presencia en sus territorios de las empresas petroleras Arco,

GEOSURCE y CGG; dos, el reclamo por los conflictos ocasionados por la errática política

de legalización de tierras impulsada por el IERAC15

en esta provincia, y en especial, por los

conflictos originados por la entrega de tierras, de manera inconsulta, a varias familias

indígenas de las comunidades de Moreta Cocha y Jatun Molino. Según la OPIP, la entrega

de escrituras individuales en tierras de posesión colectiva de las comunidades Achuar y

Kichwa, constituye una grave amenaza para la supervivencia de los pueblos amazónicos

que viven de la caza y la pesca, pues, lo que se pretende con esta política impulsada por el

IERAC es fragmentar los territorios donde estos pueblos viven y desarrollan su cultura. Los

indígenas demandan al gobierno la inmediata anulación de los títulos individuales

entregados, en flagrante violación de sus derechos colectivos.

Los pueblos indígenas de Pastaza exigen, además, la inmediata suspensión de la

colonización en los territorios ocupados desde tiempos inmemoriales por las nacionalidades

12 Dirección Nacional de Educación Intercultural Bilingüe. 13 Organización de los Pueblos Indígenas de Pastaza. 14 Documento presentado por la OPIP a la Presidencia de la República el 4 de mayo de 1989. 15 Instituto ecuatoriano de Reforma Agraria y Colonización.

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indígenas de la Amazonía y de la Costa, y un control riguroso por parte de los indígenas

sobre las actividades de las empresas petroleras en la Provincia de Pastaza. También

plantean que parte de las ganancias de las actividades petroleras se invierta en programas de

desarrollo integral para los pueblos y las comunidades indígenas de la Amazonía.

Otro aspecto no menos importante planteado por la OPIP, en mayo de 1989, es la exigencia

al gobierno, del fortalecimiento institucional del Sistema de Educación Intercultural

bilingüe y la entrega de un presupuesto que asegure su normal funcionamiento.

El Gobierno de Rodrigo Borja acepta discutir las demandas de los pueblos indígenas de

Pastaza y para ello forma una comisión negociadora; el 3 de mayo de 1989 se inician las

conversaciones, y finalmente el 9 del mismo mes se suscribe el “Acuerdo de Sarayacu”,

que es una hoja de ruta, en la que el gobierno y los indígenas se comprometen a discutir los

siguientes temas: 1) Tierras y territorios, 2) Aspectos jurídicos y políticos, 3) Educación,

ciencia y cultura, 4) Salud, 5) Infraestructura, 6) financiamiento y, 7) Aspectos

relacionados con la política internacional del país.(Díaz. 2001: 18).

La negociación con los indígenas no estuvo a cargo de las principales autoridades del

gobierno, sino por funcionarios públicos de carrera que no tenían capacidad de decisión,

los mismos que en el avance de las conversaciones, mostraron poco interés y poco

conocimiento sobre los temas relacionados con las demandas de la OPIP, por esta razón, el

proceso se estancó y obligó a las organizaciones indígenas a adoptar medidas más radicales

en los años posteriores.

En diciembre de 1989, una pequeña delegación de la CONAIE asiste a la Cumbre Latino -

americana de Organizaciones Indígenas, en la Ciudad de Bogotá; en la misma que se

resuelve impulsar la campaña continental por los “500 años de Resistencia Indígena y

Popular.”16

16 Esta campaña fue impulsada para cuestionar la celebración del V centenario del descubrimiento de América.,

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Entre el 25 y el 28 de abril de 1990, en la Ciudad de Pujilí (Provincia de Cotopaxi) con más

de 1200 delegados, se realiza la V Asamblea Nacional de la CONAIE, en la misma que se

resuelve convocar a un gran levantamiento indígena nacional para los primeros días del

mes de junio de ese año y también se aprueba un pliego de peticiones de 16 puntos,

denominado “Mandato por la Defensa de la Vida y los Derechos de las Nacionalidades

Indígenas del Ecuador”

En la Provincia de Tungurahua, entre el 2 y el 5 de mayo de 1990, en la Comunidad de

Llangagua - La Esperanza, con la presencia de más de 900 delegados17

, se realiza el III

Congreso del Movimiento Indígena de Tungurahua (MIT) -“Tunkurawa Runakunapak

Tantanakuy”-, en el mismo que se resuelve por unanimidad, dar cumplimiento a las

resoluciones de la Asamblea de Pujilí y preparar el levantamiento indígena; también se

resuelve mantener en reserva la fecha del levantamiento para evitar una posible

contraofensiva de las autoridades gubernamentales.

En este congreso ocurrió un hecho desafortunado; el primer día del evento asistieron, en

calidad de observadores, varios religiosos católicos de la provincia, y entre ellos, un

sacerdote que años atrás había jugado un importante papel en la formación varios de los

líderes indígenas que fundaron MIT; en varias ocasiones, este religioso había presentado

proyectos de desarrollo para beneficio de las comunidades indígenas de Tungurahua y

conseguido apoyos económicos en instituciones humanitarias europeas, y en especial

ONGs Alemanas cercanas a la Iglesia Católica. En la primera sesión plenaria del congreso,

algunos dirigentes indígenas solicitaron a este sacerdote que “rindiera cuentas” del uso del

dinero recibido de Europa, que según ellos, había venido a nombre del MIT; el religioso se

negó a dar explicaciones sobre este asunto y se abrió una fuerte polémica; al medio día, los

indígenas invitaron a los religiosos que se encontraban estaban presentes, a almorzar; la

mayoría aceptó la invitación, pero el sacerdote se negó, aduciendo que los indígenas era

unos mal agradecidos y que la comida podría estar envenenada; en ese momento salió

abruptamente de la sesión y se marchó a pie, dejando abandonado en la sede de Congreso,

17 Según el informe presentado por el Señor Rufino Masaquiza, Presidente del MIT en esa época, al Congreso de Llangagua la Esperanza

asistieron 954 dirigentes indígenas; de los cuales 523 eran delegados oficiales, 388, delegados observadores y 21, delegados fraternos;

además, el 2 de mayo, día de la inauguración del Congreso, por las calles de la ciudad de Ambato desfilaron 20.000 indígenas, miembros

de las comunidades afiliadas al MIT.

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un pequeño vehículo, en el que se había trasladado hasta la Comunidad de Llangagua La

Esperanza.

Para sorpresa general, unos días después de este incidente, el mencionado religioso acusó,

por medio de la prensa local, a ocho dirigentes indígenas18

de ser los autores materiales del

robo de un carro de su propiedad19

. Los acusados se vieron obligados a realizar las

aclaraciones del caso en la fiscalía, y por esta razón debieron distraer dinero, esfuerzos y un

tiempo valioso, que bien se podría haber destinado a la realización de visitas y a reuniones

de trabajo en distintas comunidades de la provincia para la preparación del levantamiento.20

El Levantamiento.- El lunes 28 de mayo, un grupo de 200 personas se toma pacíficamente

la iglesia de Santo Domingo de la Ciudad de Quito y permanece dentro de este templo hasta

el 6 de junio, fecha en la que el gobierno de Rodrigo Borja acepta públicamente discutir

con los dirigentes de la CONAIE el “Mandato por la defensa de la vida y los derechos de

las nacionalidades indígenas”.

Mientras la opinión pública seguía con atención la toma de la Iglesia de Santo Domingo, el

2 de junio de 1990, el país es sacudido por un verdadero terremoto social: el

Levantamiento Indígena del Intiraymi21

, en el que participan más de un millón de seres

humanos, quienes en medio de una verdadera tempestad de gritos y canciones, bajan desde

los cerros para apoyar las demandas de la CONAIE contenidas en un pliego de peticiones

de 16 puntos, entre los que están la solución inmediata de más de 80 conflictos de tierra que

en ese momento mantenían las organizaciones indígenas en distintos lugares del país, y la

18 Los dirigentes indígenas acusados, víctimas de una linchamiento mediático promovido por el mencionado sacerdote fueron: Juan y

José Lligalo, Manuel y Jacinto Toalombo, Juan Lagua Cuji, Elías Tixilema, Vicente Chato y Carlos Toaza; Para ironía de la historia, este

sacerdote acusó de manera gratuita y sin ninguna prueba, de ser “el autor intelectual del robo del carro”, 19 Se debe aclarar que el supuesto robo del carro en marras, nunca existió, y que la denuncia fue motivada por un viejo resentimiento que

tenía este sacerdote con los ocho dirigentes indígenas que fueron acusados injustamente, porque según él, ellos fueron los causantes para

que la gran mayoría de las comunidades indígenas de la provincia hayan decidido abandonar su tutela para formar el MIT, filial del

ECUARUNARI, en 1983. 20 Hay que reconocer que este sacerdote jugó un papel muy importante en la capacitación y en la formación de líderes indígenas en la

década de 1970, pero desgraciadamente su viejo resentimiento con los principales dirigentes del MIT, no le permitieron estar a la altura

del momento histórico que le tocó vivir en el levantamiento indígena de 1990. 21 El Levantamiento Nacional por la Vida, protagonizado por las comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas del Ecuador, se

produjo entre el 2 y el 6 de junio de 1990.

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aplicación de políticas públicas que ataquen las causas estructurales de la extrema pobreza

en la que vive la gran mayoría de la población indígena22

.

Los protagonistas de este levantamiento son personas de tez morena y baja estatura;

vestidas humildemente, con ponchos, anacos, sombreros de lana y alpargatas; son los

comerciantes de ajo y cebolla, las vendedoras de papas y legumbres de los días lunes, los

albañiles ocasionales, los cargadores de la plaza Urbina, las empleadas domésticas, los

hijos de los antiguos huasipungueros. Son los “indios”, los “longos”, los “primos”, los

“mitayos”; son los “condenados de la tierra”, los postergados, los excluidos, los humildes.

Son los ecuatorianos de segunda clase: la gente que vive en los cerros y en otros lugares

donde todavía no habían llegado los “beneficios” de la modernización y de la economía

petrolera.

La medida de hecho de las organizaciones indígenas fue recibida con simpatía por la

mayoría de la población mestiza que se encontraba muy descontenta por el impacto que las

políticas neoliberales que durante casi diez años habían implementado los gobiernos de la

democracia popular, el partido social cristiano y la Izquierda democrática, y que habían

provocado un grave deterioro de las economías familiares de la clase media y los sectores

populares.

Esta no era la primera vez que los indígenas realizaban una medida de hecho, pero si fue la

primera vez que la que la CONAIE, con sus filiales ECUARUNARI (en la Sierra), COICE

(en la Costa) y CONFENIAE (en la Amazonía) irrumpían en el escenario nacional

liderando levantamiento popular multitudinario. Y es que en junio de 1990, los

ecuatorianos vivimos los días que estremecieron al mundo; los indígenas rompieron su

silencio de siglos, y reclamaron su derecho a ser reconocidos como ciudadanos, es decir,

como personas iguales ante la ley, pero diferentes en cuanto a su cultura.

En junio de 1990, el movimiento indígena emerge en la vida nacional como un nuevo

sujeto social y político, y como el movimiento social más fuerte y organizado del país; pero

22 Veinticinco años después del Levantamiento de 1990, la pobreza y la extrema pobreza de la población indígena todavía no ha sido

resuelva. A pesar de su gran fuerza organizativa, los indígenas siguen siendo, en su gran mayoría, los más pobres entre los pobres.

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también en esos días, los indígenas hacen pública su propuesta política más ambiciosa: La

construcción del Estado Plurinacional e Intercultural.

A mediados el siglo XIX, el insigne escritor ambateño, Don Juan Montalvo había dicho en

un pequeño artículo, que si su pluma tuviera el don de lágrimas escribiría un libro al que le

titularía el indio y haría llorar al mundo; ciento veinte años después, una gran

muchedumbre, al ritmo del pingullo y el tambor recorría los caminos de la patria

enarbolando sus wipalas23

y escribían una de las páginas más gloriosas de la historia del

Ecuador contemporáneo; eran los indios los que se hacían presente, no para hacer llorar,

como pensaba Montalvo, sino para hacer estremecer al mundo.

La medida de fuerza protagonizada por las organizaciones indígenas llenó de entusiasmo

emoción a mucha gente salió a calles para aplaudirlos; en algunos miembros de la clase

media incentivó a nuevas reflexiones sobre el fenómeno del mestizaje. Emocionado por el

terremoto social que había presenciado, algún joven rebelde salió en el silencio de la noche

a escribir en las paredes de Quito, “amo lo que tengo de indio”; con esta frase, el mundo

urbano expresaba su deseo de volver la mirada sobre su verdadero origen. La simpatía que

despertó este levantamiento, sobre todo en las provincias de la Sierra, era evidente: muchas

personas se dieron el trabajo de preparar refrescos para brindar a los marchantes, y otros

más radicales, que siendo mestizos, tradicionalmente habían negado su origen indígena y en

ocasiones, habían intentado “blanquear” sus apellidos, ahora tenían la valentía de confesar

públicamente que por sus venas también corría sangre indoamericana.

Las demandas de este levantamiento no se limitaron al reclamo por reivindicaciones

socioeconómicas sino que interpelaron al Estado y a la sociedad blanco - mestiza por el

racismo, la exclusión y la discriminación que desde hace cinco siglos habían sido impuestos

e institucionalizados por la fuerza; Con este levantamiento, el movimiento indígena

cuestionaba los presupuestos filosóficos y conceptuales sobre los que se había levantado el

Estado mononacional blanco mestizo que por ciento setenta años había desconocido,

invisibilizado y menospreciado la presencia y el aporte de las otras comunidades culturales

23 Wipala: bandera del Tawaintinsuyu, tiene los siete colores del arcoíris (Kuychi).

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que forman el país; nos traían un discurso nuevo y fresco y nos recordaban que en este país

conviven junto a la mayoría blanco - mestiza, las nacionalidades y pueblos indígenas, el

pueblo montubio y el pueblo negro; que también nos recordaban que habíamos chazos,

chagras y cholos, y que la sociedad ecuatoriana no era un crisol donde se fundían todas

“razas” para dar origen al mundo blanco mestizo, como nos habían enseñado en la escuela,

en las clases de moral y cívica; sino que la sociedad ecuatoriana es un mundo multicolor en

el que convive una gran diversidad de pueblos e identidades locales.

El levantamiento indígena de junio de 1990 fue el primer paso que dieron las

nacionalidades y pueblos para la construcción de una sociedad más justa, equitativa e

incluyente, y para sentar las bases del Estado Plurinacional en el Ecuador; también fue el

primer paso, para un largo proceso de construcción de un nuevo concepto de ciudadanía, en

el que deben reconocerse necesariamente, la alteridad, la diversidad y la diferencia; según

la propuesta de las nacionalidades y pueblos indígenas, todos los ecuatorianos somos

iguales ante la ley, en tanto somos personas sujetos de derechos, pero somos diferentes en

tanto somos parte de una gran diversidad de pueblos y culturas.

En este levantamiento, las organizaciones indígenas también propusieron nuevos conceptos

como el de la democracia participativa, deliberativa, plurinacional, intercultural e

incluyente; cuestionaron el viejo concepto de democracia electoral, mediante la cual, la

sociedad entrega a sus mandatarios, el poder omnímodo de pensar y decidir en nombre

suyo. También propusieron nuevas ideas sobre la ciudadanía, los derechos humanos, la

equidad y la participación social, en una sociedad plural y diversa. Los indígenas no

querían seguir siendo simples espectadores, querían ser actores en la construcción de un

mundo más justo y equitativo.

En nuestra provincia y en la Sierra Central del Ecuador, el levantamiento tuvo fuertes

repercusiones; durante seis días, los indígenas no sacaron sus productos al mercado; por

primera vez en la historia, la feria del día lunes debió realizarse en familia, sin la masiva

presencia de compradores y vendedores de otros lugares del país; la ausencia de hortalizas

legumbres, frutas, tubérculos y granos secos en los mercados puso en evidencia un hecho

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muy importante: ellos, los pequeños y medianos productores agrícolas eran los que

alimentaban al país.

La reacción del gobierno.- En 1988, el candidato a la Presidencia de la República,

Rodrigo Borja Cevallos recogió varios planteamiento de las demandas del movimiento

indígena agrupado en la CONAIE y los incorporó a su discurso electoral. Borja mantuvo

esta posición durante la primera etapa de su mandato; en una intervención en el Encuentro

de jefes de Estado del Pacto Amazónico reunido en Quito en 1989, reconoció que:

“nuestros países, normalmente, son estados multiculturales y multinacionales. Creo que ese

es el caso de los estados amazónicos. Las nacionalidades indígenas estuvieron allí, en la

vasta cuenca del Amazonas, muchos siglos antes de que inventáramos nuestros estados…”

(Macas.1992:27).24

En el Plan Nacional de Desarrollo para el periodo 1989 – 2002 se señala la necesidad de

superar “la falta de fortalecimiento del carácter multinacional y pluricultural del

Ecuador”25

. Según el Presidente de la CONAIE, Luis Macas, el Gobierno de Rodrigo

Borja mantenía una esta línea de conducta, en su relación con organismos internacionales

como la OIT y el Instituto Indigenista Interamericano.

Sin embargo, en su relación con las organizaciones indígenas mostró una posición

diferente, por eso, acota Luis Macas, “para el 12 de octubre de 1989, nuestras

organizaciones convocaron a una marcha contra el gobierno y su política mentirosa, y

para rechazar el acuerdo que había hecho el gobierno del Ecuador con el de España, para

“festejar” el “Encuentro de dos mundos”... “En un acto de protesta, los indígenas nos

tomamos pacíficamente, por el lapso de dos horas, el local del Ministerio de Educación.

Esto fue visto por el Ministro de educación como subversivo y manipulado por

“politiqueros extremistas”. Desde entonces cualquier acción de protesta que realizaban

nuestras organizaciones empezaron a ser calificadas como subversivas.” (Macas.1992:27).

24 El Ministro de Educación al que se refiere Luis Macas es Alfredo Vera Arrata. 25 Ibid.

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Luis Macas nos cuenta que “las conversaciones de nuestras organizaciones con

representantes del gobierno eran claras muestras de burla e irrespeto. El Presidente de la

República nunca quiso recibirnos en audiencia, y ante tanta exigencia nuestra delegó a

funcionarios de segundo orden que no tenían atribución ni decisión para resolver nada. El

secretario de la Presidencia Gonzalo Ortiz, ofreció propiciar una entrevista con el

Presidente de la república: se mantuvo un silencio prolongado y jamás se comunicó a

nuestras organizaciones absolutamente nada. “

Y continúa: “en medio del total descontento de nuestro pueblo, la CONAIE convocó en

abril de 1990 a su V Asamblea, la que tuvo lugar en Pujilí, donde luego de un análisis

profundo sobre la situación que atravesamos los indígenas, y en general el pueblo

ecuatoriano, por consenso, se decidió realizar los días 4, 5 y 6 de junio el levantamiento

indígena.”

De lo expresado se desprende que uno de los detonantes para el levantamiento indígena fue

el desinterés mostrada por el Gobierno de Borja frente a las demandas de los indígenas en

los años 1989 y 1990, además, es evidente que los ánimos de las dos partes estaban

caldeados; por esta razón no resulta extraño que la posición del gobierno frente al

levantamiento no haya sido la más afortunada y que su primera reacción haya sido rechazar

la medida de hecho, advertir que no cedería a la presión de la CONAIE y que solo

dialogaría con sus dirigentes cuando se haya levantado el paro; otra estrategia que adoptó

el gobierno fue denunciar que los indígenas estaban “manipulados por sectores externos y

por agitadores profesionales que usan la religión con fines políticos.” (Díaz. 2001:41).

Detrás de estas declaraciones se escondía un viejo imaginario social del mundo mestizo: los

indios son la “raza vencida”, el lastre del pasado que debemos cargar los ecuatorianos y los

culpables del subdesarrollo del país; ellos no tienen capacidad para pensar por cuenta

propia y siempre necesitan de alguien que razone y decida por ellos.

Aunque el Gobierno de Borja había aceptado dialogar con los dirigentes de la OPIP en

mayo de 1989, su primera reacción fue la de rechazar el pedido de los indígenas de Pastaza

Page 14: Reflexiones Sobre El Levantamiento Indígena de 1990.

para que el IERAC les entregue los títulos de propiedad de los territorios que venían

ocupando desde tiempos inmemoriales, porque según las autoridades del régimen, detrás de

esta propuesta se escondía un proyecto secesionista que pretendía era fragmentar al país,

formando varios mini - estados dentro del Estado Ecuatoriano.

Holger Díaz afirma que: “La propuesta de la OPIP fue rechazada por el gobierno, por

estimarla anticonstitucional, debido a que: 1) separa prácticamente la totalidad de la

provincia de Pastaza del Estado ecuatoriano; se habló del 90% del territorio; 2) propone

que el Estado deje de explotar y producir petróleo en la Amazonía y pretende que los

pueblos indígenas tengan el derecho único de tomar decisiones respecto de la explotación

de los recursos del suelo y subsuelo de sus territorios; 3) se insinúa el retiro de las Fuerzas

Armadas de aquellos territorios; 4) propone la supresión de las leyes del Ecuador y la

vigencia del derecho tradicional de los pueblos indígenas en aquellos territorios; 5)

promueve la supresión del régimen político administrativo, es decir, parroquias, cantones,

jurisdicciones provinciales, registro civil, en los territorios indígenas con sus respectivas

autoridades y 6) intenta crear un estado paralelo donde no gobiernen ni las leyes ni las

autoridades del Ecuador.” (Díaz. 2001:45).

Refiriéndose a una reunión que mantuvo el Presidente Rodrigo Borja el 22 de agosto de

1990 con un grupo de dirigentes indígenas, en la que éstos últimos iban a entregar un

documento con los planteamientos de los indígenas de Pastaza, el Secretario General de la

Presidencia, Gonzalo Ortiz Crespo manifiesta que: “el gobierno no se engañaba: sabía

perfectamente que la OPIP venía trabajando un planteamiento radical, sabía que

dirigentes de esa organización mantenían, desde tiempo atrás, posiciones extremas en

relación al suelo y al subsuelo.” (Ortiz.1992:137).

Al final de esta reunión, y luego de que los dirigentes indígenas entregaron al Presidente

un documento que habían preparado, que se denominaba “Acuerdo sobre el derecho

territorial de los pueblos Quichua, Shiwiar y Achuar de la provincia de Pastaza a suscribirse

con el Estado Ecuatoriano”; Rodrigo Borja manifestó que lo iba a estudiar con

detenimiento, pero que consideraba que el nombre del documento no era el más apropiado,

Page 15: Reflexiones Sobre El Levantamiento Indígena de 1990.

y además, que no era procedente firmar un acuerdo con una organización social que forma

parte del Estado ecuatoriano; también enfatizó que la soberanía del país no podía ser puesta

en entredicho, reafirmó los derechos sobre el subsuelo y el espacio aéreo son exclusivos del

Estado. “en esto quiero ser absolutamente claro y definitivo, -señaló Borja- porque estoy

obligado a cumplir la Constitución de la República y la Constitución les obliga a ustedes,

me obliga a mí y obliga a los 10 millones de ecuatorianos, porque ustedes no son un

Estado dentro de otro Estado… Porque ustedes están sometidos como todos los demás

ecuatorianos, sin privilegio alguno, a las mismas leyes, a la misma Constitución y a las

mismas autoridades.” (Ortiz.1992:139).

Después del levantamiento de 1990, el gobierno de Borja pasó del rechazo al paternalismo;

según el investigador Holger Díaz, el 11 de junio, en Huapante Grande (Cantón Pillaro,

Provincia de Tungurahua), el Presidente Borja dijo: "los indígenas ecuatorianos han

sufrido injusticias por 500 años; los problemas que ustedes sufren tienen 500 años de

antigüedad; yo no puedo en 21 meses de gobierno resolver estos problemas acumulados

por siglos, pero sí puedo como lo he hecho desde el primer día, ponerme a trabajar en esta

tarea, para tratar a nuestros indígenas como hermanos, como compatriotas y como seres

humanos, con los mismos derechos y las mismas obligaciones que tienen los 10 millones

de habitantes del Ecuador.” (Díaz. 2001:46). 26

Resulta curioso que a pesar de su conocimiento enciclopédico y de su vocación

democrática, el Presidente Borja haya estado entrampado en las viejas ideas propias de la

más rancia aristocracia terrateniente tradicional y haya adoptado una posición paternalista

en su relación con los indígenas, en 1990.

Si se analizan los argumentos esgrimidos por el gobierno de la Izquierda Democrática para

desacreditar al levantamiento indígena se pueden inferir las siguientes conclusiones: una,

los indígenas no tienen capacidad para pensar por sí mismos y para organizar un

levantamiento multitudinario de grandes proporciones, y por lo tanto, es lógico suponer que

detrás de ellos se encuentren agitadores profesionales anónimos, manipuladores de

26 Las negrillas corresponden al autor de este artículo.

Page 16: Reflexiones Sobre El Levantamiento Indígena de 1990.

conciencias que deben estar actuando en las sombras para convertir a los indígenas en

títeres suyos; dos: los indios tienen el mismo estatus legal que los niños y los menores de

edad; no son dueños de su voluntad y necesitan ser protegidos por alguien superior a ellos;

tres, los indígenas pertenecen a los demás ecuatorianos: pues son “nuestros”; cuatro, el

gobierno hace una enorme concesión a los indígenas cuando les trata como seres humanos,

y les reconoce los mismos derechos que tienen los diez millones de ecuatorianos.

Sin embargo, hay que reconocer que a pesar algunos desaciertos, finalmente el gobierno de

Rodrigo Borja terminó por aceptar varias demandas del movimiento indígena, y pese a su

oposición inicial, en 1992, luego de “marcha por la Tierra y por la Vida” (allpamanta

causaimanta jatarishun) organizada por la OPIP (realizada en Abril y mayo de ese año),

Borja entregó las escrituras de un territorio de1.115.574 Ha., a los pueblos indígenas de

Pastaza. (Ortiz. 2006:189). Borja también se preocupó de dotar a muchas comunidades

indígenas de obras de infraestructura, agua de consumo humano, electricidad y otros

servicios.

Posición de los hacendados.- La demanda de solución de más de 80 conflictos de tierra

que las organizaciones indígenas tenían en distintos lugares del país provocó una fuerte

reacción por parte de los hacendados y los sectores conservadores de la sociedad, que

vieron en este planteamiento un seria amenaza para la propiedad privada rural. El

Presidente de la Asociación de Ganaderos de la Sierra y el Oriente, Simón Bustamante

Cárdenas señala que existe un informe de las Fuerzas Armadas en el que se denuncia que la

CONAIE y la CONFENIAE “están infiltradas y financiadas por el comunismo

internacional y otros movimientos extremistas y (que) su finalidad es aunarse para la

subversión.” (Bustamante.1992: 87).

Los hacendados y los sectores conservadores de la sociedad tienen su propia lectura del

levantamiento indígena, pues según ellos, “el 4 de junio de 1990 se paralizó al país

bloqueando con árboles y zanjas las carreteras de la Sierra, y haciendo presencia física

hombres y mujeres indígenas que con palos, piedras, hachas y barras, detuvieron el

tránsito nacional. Se evidenció coordinación y organización, tras una planificación

Page 17: Reflexiones Sobre El Levantamiento Indígena de 1990.

táctica propia de expertos y de gente entrenada en la subversión internacional….”

(Bustamante.1992: 71-72) 27

Manifiestan que las acciones tomadas por la “masa indígena” afecta gravemente sus

intereses y que por esta razón “la Asociación de ganaderos de la Sierra y el Oriente en

varias oportunidades informó a los señores ministros de gobierno, de defensa y

agricultura, de invasiones indígenas a las tierras de la Sierra con muestras de

organizativas propias del movimiento terrorista peruano Sendero Luminoso, y con

mentalización de curas y monjas conocidos.” (Ibid).

“Recordemos – dicen- que antes y después del levantamiento no se ha respetado la

Constitución que garantiza la propiedad privada…, se han violado audazmente los

derechos humanos de los productores… con invasiones violentas a las tierras

legítimamente adquiridas según las leyes de la República, con agresiones criminales y con

usurpación de bienes a diferentes ciudadanos.”(Ibid).

También reclaman al gobierno porque, “en el dialogo con el gobierno y en el tema de la

tenencia de tierras, se omite exprofeso a los propietarios agrícolas para facilitar la

usurpación, y soslayar la violencia empleada en las invasiones a los predios, ocultar las

acciones criminales y masivas contra indefensos productores….” (Ibid).

El Presidente de la Cámara de Agricultura de la Primera Zona, señala que en las demandas

del sector indígena hay pedidos lógicos y justos, pero también reclamos “absurdos,

incomprensibles y extremistas”, y advierte que “los hacendados, por estas y otras razones,

no vamos a ceder a la presión de entrega de tierras, especialmente en base a las invasiones

de las haciendas, y este punto no es negociable en ningún aspecto, y por lo tanto los

propietarios usarán todos los medios posibles para defender la integridad de sus

propiedades que constituyen su forma de vida…” (Pérez Arteta.1992:40).

27 Las negrillas pertenece al autor de este artículo.

Page 18: Reflexiones Sobre El Levantamiento Indígena de 1990.

Pero los hacendados no se quedan en la simple denuncia sobre la infiltración de extremistas

y comunistas en el movimiento indígena, sino que impulsan, a través de la Fundación

IDEA un interesante estudio sobre la tenencia de la tierra, que demuestra que los mayores

latifundistas del país son las comunidades indígenas; posteriormente, la Fundación IDEA

contrataría los servicios del experto norteamericano Morris Whitaker para posicionar la

idea de la creación un libre mercado de tierras en el país, tesis que luego sería recogida por

el Gobierno de Sixto Durán Ballén e incorporada en la Ley de Desarrollo Agrario de 1994.

El levantamiento y la Revitalización de la identidad cultural indígena.- El

levantamiento de 1990 y las grandes movilizaciones que el movimiento indígena

ecuatoriano protagonizó en los años posteriores fueron un poderoso mecanismo para la

reconstitución y el fortalecimiento de su identidad étnico-cultural.

Si la identidad cultural de un pueblo se construye mediante un conjunto de los elementos

simbólicos; creencias, valores, mitos, ritos, música, canciones, arte, poesía y recuperación

de su memoria histórica, y si la identidad cultural permite construir universos simbólicos

que dan razón y sentido a la existencia humana, y si algunos procesos históricos ayudan a

las personas a construir un sentido de pertenencia a una comunidad de cultura; podemos

concluir entonces, que el levantamiento indígena de 1990 y los acontecimientos históricos

que las comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas han vivido desde esa fecha, han

servido para revitalizar y potenciar su identidad étnica.

El levantamiento del Intiraymi de 1990 tuvo la virtud de desarrollar un fuerte sentido de

pertenencia y de revitalizar el orgullo de ser indio; esta medida de hecho que movilizó a

más de un millón de personas, se constituyó en una esperanza de cambio para toda la

sociedad, fue una epopeya apoteósica, a tal punto que logró estremecer las fibras más

íntimas de los ecuatorianos, muchos mestizos nos sentimos identificados con este suceso,

que como diría el gran César Vallejo fue protagonizado por el pueblo en “un desorden

genial de gesta antigua”. En ese momento los indígenas que participaron en esta

multitudinaria movilización recuperaron su orgullo étnico y reafirmaron su sentido de

pertenencia; tomaron conciencia de que tenían un destino compartido y que esa unidad

Page 19: Reflexiones Sobre El Levantamiento Indígena de 1990.

forjada en la lucha sería el germen de la revitalización de su identidad colectiva. El

fortalecimiento del espíritu de cuerpo y el sentido de pertenencia de las comunidades

indígenas, tuvo su momento fulgurante en el levantamiento de 1990, y logró llamar la

atención de la academia y las ciencias sociales. Fue un verdadero hito histórico de gran

trascendencia cultural, a tal punto que algunos investigadores sociales no dudaron en

calificar como etnogénesis (Ramón. 1993) a este proceso de construcción identitaria.

Pero esta el levantamiento de 1990 también ayudó a recuperar y revitalizar la tradición oral

de las nacionalidades y pueblos indígenas; muchos marchantes, al calor de la movilización,

recordaron viejas leyendas sobre el destino de la humanidad, como la del mito del Incarri28

;

se acordaron que sus yayas29

les habían contado en su niñez, que cuando murió Tupak

Amaru, los españoles cercenaron su cuerpo, pero que nuestros antepasados habían

recuperado el cadáver y habían enterrado, la cabeza en Quito y el resto del cuerpo en el

Cuzco; que años después, por un milagro de la Pachamama, la cabeza y el cuerpo cobraron

vida y comenzaron a buscarse por debajo de la tierra; por eso, cada vez que hay un temblor,

la cabeza y el cuerpo se mueven y se acercaban, y que de tanto buscarse, llegará un día en

el que se unan y Tupak Amaru resucite; ese día habrá un Pachakutik30

y el líder indio

volverá para liderar el proceso de construcción de una nueva sociedad más justa, más

humana, más equitativa e incluyente. A esa sociedad soñada, los participantes en el

levantamiento le llamaron Estado Plurinacional e Intercultural. No faltó quien les recordará

las palabras proféticas de Tupak Amaru, quien antes de morir ahorcado y luego ser

descuartizado, habría dicho: “A mí me matarán, pero un día volveré y seré millones,

entonces mis hijos y los hijos de mis verdugos podrán vivir tranquilamente como

Hermanos” (López.1996:200).

El levantamiento fue aprovechado para recuperar y revitalizar las lenguas vernáculas y en

especial la lengua kichwa; aunque la gran mayoría de los indígenas de la sierra son

bilingües y dominaban el español como segunda lengua, en muchas comunidades

28 Mito Inca Rey. Es una leyenda que circuló entre los indios en tiempos de la colonia. 29 Abuelos, personas mayores.. 30 Pachakutik se traduce literalmente como: “poner al mundo al revés”. También se traduce como revolución, terremoto o cambio social

profundo. Según la tradición india, en 1534 hubo un Pachakutik, cuando murió el Inca Atahualpa, y comenzaron a gobernar los

españoles. El nuevo Pachakutik que ocurrirá cuando Tupak Amaru resucite, será un cambio social profundo que permita restablecer la

sociedad equitativa y justa que existía antes de la invasión española.

Page 20: Reflexiones Sobre El Levantamiento Indígena de 1990.

prefirieron hablar en kichwa en las asambleas de preparación de la medida de hecho; la

lengua materna fue utilizada para las discusiones y para la construcción de las alianzas y los

consensos internos, pero además, no hay que olvidar que muchas de las consignas que se

gritaron durante el levantamiento se hicieron en Kichwa: “shuk shunkulla, shuk yuyaylla,

shuk shimilla, shuk makilla runacashpa canakanchik Caraju”31

, o “ama killa, ama llullla

ama shwa” 32

no eran simples frases sino palabras cargadas de sentido, que encerraban

códigos y valores de convivencia humana.

El levantamiento del Intiraymi también fue aprovechado para promover un dialogo

intercultural con la sociedad blanco – mestiza; para reclamar por el racismo y la

discriminación que los habían silenciado, menospreciado, invisibilizado y excluido durante

cinco siglos: ¡Aquí estamos!, ¡Nunca más la patria sin nosotros!, fue el fervoroso reclamo

que una muchedumbre multicolor anacos y ponchos que emergía heroicamente, hacía al

conjunto de la sociedad ecuatoriana, dejando muy en claro, que deseaba incluirse de

manera activa en la vida del país.

Todo proceso de construcción de una identidad cultural requiere de símbolos y emblemas

identitarios; y levantamiento indígena de 1990 los tuvo; las wipalas con los siete colores

del arcoíris flamearon junto al amarillo, azul y rojo de la bandera nacional; de esta manera,

las comunidades le decían al país, que estaba compuesto de múltiples identidades, pues

ellos eran hombres y mujeres, eran ecuatorianos, eran indígenas, pero también eran

miembros de las comunidades, pueblos y nacionalidades a las que se pertenecían. En

algunas provincias del país, a manera de escudo, los marchantes salieron a las calles

portando estandartes con la figuras del Inti sumak waka33

y la chakana34

.

La música y las canciones dieron un tono festivo al levantamiento y ayudaron a soportar las

penurias de la medida de hecho; el rondador y la quena, los tambores y los redoblantes, las

quipas y las bocinas, el violín y la guitarra, al ritmo del sanjuanito y la música ancestral,

convirtieron la protesta en una fiesta cargada de emoción estética. De esta manera la música

31 Se traduce como: “Un solo corazón, un solo pensamiento, un sola voz, una sola fuerza, así tenemos que ser los seres humanos.” 32 No ser ocioso, no ser mentiroso, no ser ladrón. 33 Se traduce como “el padre sol sagrado”. 34 Cruz Andina, que tiene cuatro lados iguales y un círculo en el centro..

Page 21: Reflexiones Sobre El Levantamiento Indígena de 1990.

nativa se convertía en un poderoso mecanismo de construcción de la identidad étnica del

movimiento indígena.

Pero en las grandes movilizaciones de 1990, las organizaciones indígenas también evocaron

los nombres y las figuras de sus héroes legendarios (que eran muchos): allí estaban,

acompañando a los marchantes, los líderes históricos de la resistencia a la invasión

española del siglo XVI: Atahualpa, Rumiñahui, Jumandy35

, Tupak Amaru36

y Tupak

Katari37

; los líderes de los levantamientos indígenas del siglo XIX: Julián Quito, Lorenza

Avimañay, Cecilio Taday, Francisco Sefla38

, Manuela León y Fernando Daquilema39

; los

mártires de la lucha por la tierra: Cristóbal Pajuña40

, Lázaro Condo41

, Marcodeo León42

y

Rafael Perugachi43

, y las líderes históricas de la FEI: Dolores Cacuango y Tránsito

Amaguaña.

La movilización indígena también tuvo tiempo para la ritualidad sagrada, en muchos sitios,

antes de iniciar una marcha, los yachak taitas y las yachak mamas44

dibujaban grandes

círculos en el suelo y los adornaban con semillas y flores; así en actos llenos de solemnidad

invocaban a las fuerzas cósmicas para que les ayuden y les protejan; rendían culto al

Pachakamak, al Intisumak, a la Killamama y a la Pachamama45

; De esta manera, poco a

poco, el levantamiento dejaba de ser una simple protesta pasajera y se convertía en un acto

35 Líder del pueblo Quijos, encabezó un levantamiento contra los españoles asentados en Archidona y Baeza, en noviembre de 1578. Fue

capturado y posteriormente ejecutado en Quito, junto a otros líderes indígenas como Beto, Imbate y Guami. 36 José Gabriel Condorcanqui (Tupak Amaru) lideró, junto a su mujer Micaela Bastidas, un gran levantamiento indígena en el Cuzco

(Perú) en contra de los españoles, junto; fue traicionado, encarcelado y posteriormente ajusticiado, murió el 18 de mayo de 1781; junto a

él murieron también su mujer, sus familiares más cercanos y los principales dirigentes del levantamiento. 37 Julián Apaza (Tupak Katari) formó un gran ejercito de 40.000 hombres y se alzó en armas en contra de los españoles; fue secundado en

sus luchas por su hermana Gregoria Apaza y su mujer Bartolina Sisa; mantuvo sitiada la ciudad de la paz por varios días; al final fue

traicionado y ajusticiado, junto a los principales cabecillas del levantamiento, incluidas su mujer y su hermana. 38 Estos cuatro héroes indígenas Lideraron un gran levantamiento en contra de los españoles en 1803, oponiéndose a la elevación de

impuestos y tributos, en Columbe y Guamote. 39 Fernando Daquilema y Manuela León lideraron un levantamiento en contra del pago de diezmos en 1870 y 1871, durante la segunda

presidencia de García Moreno. Fernando Daquilema, Manuela León y otros líderes del levantamiento fueron asesinados el 8 de abril de

1972, por orden del “santo del patíbulo”.. 40 Cristóbal Pajuña. Dirigente indígena de la Asociación de Trabajadores Agrícolas La Esperanza, Parroquia Pilahuín, Provincia de

Tungurahua, fue asesinado a machetazos el 17 de mayo de 1983. 41 Lázaro Condo. Dirigente Indígena de la Comunidad de Toctezinín (Cantón Chunchi, Provincia de Chimborazo). Fue asesinado el 26 de

septiembre de 1974.

Marcodeo León. Dirigente campesino afroecuatoriano de la Comunidad del Chota. Provincia de Imbabura. Fue asesinado por un

escuadrón militar el 13 de julio de 1976. 42 Marcodeo León. Dirigente campesino afroecuatoriano de la Comunidad del Chota. Provincia de Imbabura. Fue asesinado por un

escuadrón militar el 13 de julio de 1976. 43 Rafael Perugachi. Líder indígena de Otavalo, asesinado en 1977. 44 hombres y mujeres sabios. 45 Pachakamak: Dios, se traduce como cuidador del universo; Intisumak: el Padre Sol, Killa Mama: Madre Luna, Pachamama: Madre

naturaleza.

Page 22: Reflexiones Sobre El Levantamiento Indígena de 1990.

ritual que contribuía a la construcción de un fuerte sentido de pertenencia, a través del que

se expresaba el espíritu del movimiento indígena.

Otro elemento de la identidad cultural indígena que estuvo presente en el levantamiento

indígena de 1990 fue la comida; sin embargo, esta vez no fueron los exquisitos manjares de

las fiestas rituales, sino un pobrísimo cucayo46

, compuesto de un puñado de tostado, habas

o mellocos que algún manifestante había traído y que lo compartía con sus compañeros; en

otros casos no eran los alimentos, sino el hambre y la sed, lo que les unía y les daba fuerza

para seguir luchando.

La plurinacionalidad y la Interculturalidad.- Dos fueron las demandas centrales del

levantamiento: a) La reforma del artículo uno de la Constitución para que el Ecuador se

reconozca como un país plurinacional e intercultural, y 2) el reconocimiento de los

derechos colectivos de las nacionalidades y pueblos indígenas. Este planteamiento no fue

entendido en toda su dimensión por el gobierno de turno y fue recibido con verdadero

estupor por la derecha política y los sectores conservadores, que no dudaron en señalar que

la propuesta de los indígenas atentaba a la unidad nacional, pues lo que se pretendía era

fraccionar y desintegrar a la nación ecuatoriana.

Pero a pesar de la cerrada oposición de la derecha conservadora, mediante una estrategia de

constantes y masivas movilizaciones y el establecimiento de alianzas con sectores

progresistas, los indígenas lograron en los años siguientes, introducir profundos cambios en

la estructura del Estado y en la sociedad; en artículo 1 del texto constitucional de 1998 se

declara que “El Ecuador es un estado social de derecho, soberano, unitario, independiente,

democrático, pluricultural y multiétnico.”47

Se reconoce, que “los pueblos indígenas, que

se autodefinen como nacionalidades de raíces ancestrales, y los pueblos negros o

afroecuatorianos, forman parte del Estado ecuatoriano. “ (Art. 83); se consagran los

derechos colectivos de los pueblos indígenas, en un número de 15 (art. 84), y se señala que:

“Las autoridades de los pueblos indígenas ejercerán funciones de justicia, aplicando

46 Friambre. 47 Las negrillas pertenecen al autor de este trabajo monográfico.

Page 23: Reflexiones Sobre El Levantamiento Indígena de 1990.

normas y procedimientos propios para la solución de conflictos internos de conformidad

con sus costumbres o derecho consuetudinario…” (Art. 191, párrafo segundo).

Una década más tarde, la Constitución de 2008, en su artículo 1, declara de manera taxativa

que: “El Ecuador es un Estado Constitucional de derechos y justicia, social, democrático,

soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional y Laico”. En su artículo 56

vuelve a reiterar que: “Las comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas, el pueblo

afroecuatoriano, el pueblo montubio y las comunas forman parte del Estado Ecuatoriano,

único e indivisible,” y en su artículo 57, amplia a 21, los derechos colectivos de las

comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas.

Pero ¿Qué se entiende por plurinacionalidad e interculturalidad? ¿A partir de que supuestos

conceptuales podemos definir a las nacionalidades y a los pueblos indígenas? ¿En qué se

diferencia una nacionalidad de un pueblo?

La contestación de estas preguntas nos obliga a revisar definiciones que sobre la nación y

el estado tienen las distintas corrientes sociológicas. Según la doctrina jurídica tradicional,

el concepto de nación tiene dos acepciones; la de la nación política y la de la nación

cultural; según la primera, la nación es la entidad constituyente de un Estado; lo que

querría decir que nación y estado son dos caras de un mismo concepto; en consecuencia a

cada nación le correspondería un estado y viceversa, la síntesis de este fenómeno sería el

Estado - nación moderno, propio del modo de producción capitalista. El concepto de nación

cultural en cambio, sería un concepto socio-ideológico que define a una comunidad humana

cuyos miembros que tienen rasgos culturales comunes.

A nuestro juicio, el concepto de nación política adolece de serias limitaciones, pues no

permite explicar el verdadero carácter del Estado, ni la diversidad y la pluralidad de

culturas que coexisten en el territorio donde un Estado ejerce su poder y su soberanía.

Page 24: Reflexiones Sobre El Levantamiento Indígena de 1990.

Según el filósofo mexicano Luis Villoro (1998) hay una diferencia sustancial entre nación y

estado, porque la nación es una entidad cultural mientras que el Estado es una institución

política.

Una nación está formada por un grupo humano que posee: a) Una cultura propia, b) Un

sentido de pertenencia grupal; c) Un deseo compartido de transcender como comunidad y,

4) Una relación con un territorio donde desarrolla su cultura. Un Estado, en cambio, es

una institución política que surge históricamente cuando una clase o un grupo social logra

dominar en forma permanente a la población que vive dentro de un determinado territorio;

en consecuencia, el Estado es una organización política, soberana, de naturaleza coercitiva,

que tiene capacidad para ejercer el poder, y para gobernar y mantener un cierto orden

dentro de un territorio.

El poder del Estado se ejerce a través de instituciones como: a) La administración pública,

b) La facultad monopólica para recaudar impuestos que permitan financiar el

funcionamiento del aparato estatal, c) El Ejercicio monopólico de la fuerza a través de las

instituciones armadas oficiales (ejército, fuerza aérea, marina y policía), d) La facultad

monopólica para expedir de leyes de cumplimiento obligatorio para todos los habitantes del

territorio donde ejerce su poder, d) El Monopolio de la administración de la justicia, c) La

organización de un régimen carcelario y coercitivo, y e) la potestad monopólica para emitir

una moneda oficial y para ejercer la soberanía monetaria dentro de su territorio.

Los elementos constitutivos del Estado son tres: a) La soberanía, entendida como la

capacidad de la población asentada dentro de un territorio para autogobernarse y

autodeterminarse, b) La población humana que vive en dicho territorio, y c) El territorio,

entendido como el espacio geográfico donde el Estado ejerce su poder sobre la población

que vive dentro de ese espacio geográfico.

Pero además hay un aspecto adicional, para que un Estado exista es necesario también que

sea reconocido como tal en el concierto internacional, es decir, por los demás estados.

Page 25: Reflexiones Sobre El Levantamiento Indígena de 1990.

Una de las diferencias fundamentales entre la nación y el Estado es que las personas se

sienten miembros de una nación porque comparten una cultura y una lengua común,

aprenden a vivir como seres humanos en tanto se pertenecen a un determinado pueblo; la

pertenencia a un Estado, en cambio, es una acción impuesta, es algo que las personas

terminan por aceptar como resultado de un proceso de dominación política de un grupo

social sobre el resto de la sociedad (Villoro. 1998).

Es necesario señalar que cuando los indígenas demandan el reconocimiento de las

nacionalidades y pueblos, se están refiriendo al concepto antropológico de nación cultural,

aunque en honor a la verdad, hay que señalar que se han cuidado mucho de utilizar este

término, y más bien han preferido hablar de nacionalidades.

El Ecuador ha declarado en su Constitución que es un Estado Plurinacional e intercultural

porque en su territorio coexisten varias nacionalidades y pueblos, y otras identidades

étnico-culturales. Según las organizaciones indígenas, las nacionalidades son entidades

históricas, culturales y políticas, formadas por los descendientes de los pueblos originarios

que habitaron en diversos lugares del territorio que actualmente pertenece al Ecuador, La

existencia de las nacionalidades como comunidades de lengua y de cultura es anterior a la

invasión y a la dominación española (ocurrida a partir de 1534) y a la constitución del

propio Estado Ecuatoriano (ocurrida en 1830). “Las nacionalidades se diferencian de otros

grupos humanos que viven en el país porque están asentadas dentro de un territorio

definido, y además tienen su propia lengua y su propia cultura. De todos los elementos

que definen a una nacionalidad, las más importantes son su lengua y su comunidad

lingüística.”(López Mónica.2013:8).

La definición de pueblo, en cambio, permite reconocer que existen diferencias entre

diferentes los grupos humanos que forman una nacionalidad; estas diferencias tienen

relación, básicamente, con el dialecto, las costumbres, la cosmovisión, los saberes, las

prácticas productivas y el sentido de pertenencia a una identidad local. En el caso

ecuatoriano, el concepto de pueblo ha sido muy útil para el reconocimiento de la diversidad

cultural al interior de la nacionalidad Kichwa.

Page 26: Reflexiones Sobre El Levantamiento Indígena de 1990.

Pero ¿Qué es la interculturalidad? Según los indígenas, la interculturalidad es la

convivencia armónica y pacífica entre las distintas nacionalidades, pueblos y colectivos

culturales que coexisten dentro del Estado Ecuatoriano. La interculturalidad permite

desarrollar relaciones de solidaridad, colaboración, respeto y complementariedad entre los

diversos pueblos y culturas que forman el Ecuador.

Pero hay algo más, el tratamiento de la diversidad cultural no es una exigencia ni un

capricho de las organizaciones indígenas de nuestro país; es un tema de actualidad que

debe ser procesado con mucha seriedad. El desarrollo del capitalismo a escala mundial, la

globalización y el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación han

ido aparejado de un intento de las metrópolis del mundo capitalista para uniformar el

comportamiento humano y para convertir la cultura del mundo occidental en la cultura del

planeta; esta posición se empeña en negar la alteridad, la diversidad y la diferencia. El

intento de uniformar el comportamiento humano en una sola cultura ha provocado el

surgimiento importantes procesos de revitalización y reafirmación identitaria por parte de

una gran diversidad de pueblos y naciones que se niegan a renunciar a su identidad étnico-

cultural, a sus formas de vida, a sus tradiciones y al uso de sus propias lenguas; pero

también ha provocado procesos de histeria colectiva en contra de los otros, de los distintos,

de los diferentes, de los que no son como nosotros; también ha dado origen a toda clase de

radicalismos, fanatismos y fundamentalismos, algunos de ellos, sumamente peligrosos, que

consideran que el único modo de resolver el problema de la diversidad y la alteridad

cultural, es la eliminación física de los otros. Ejemplos de esta atrocidad es la guerra entre

occidente y el mundo islámico, las guerras fratricidas en contra de las minorías étnicas en

la Europa Oriental, o las guerras intertribales, en el África subsahariana, o el surgimiento de

regímenes fascistas que en la década de 1940, asesinaron a millones de seres humanos por

el único delito de pertenecer a una minoría étnica (que en este caso fue el pueblo judío).

Frente a este panorama, es muy importante lo que ocurre en nuestro país, pues a partir del

concepto de interculturalidad, los ecuatorianos hemos demostrado al concierto de naciones

que la diversidad y la alteridad no son una amenaza sino una oportunidad muy valiosa, para

Page 27: Reflexiones Sobre El Levantamiento Indígena de 1990.

convivir pacífica y armónicamente entre personas de distintos pueblos y culturas, y que

tampoco es una debilidad sino una fortaleza, pues solo a partir del reconocimiento de la

existencia de la diversidad cultural es posible construir relaciones de solidaridad,

complementariedad y ayuda mutua, en un proceso de dialogo de intercambio de saberes,

cosmovisiones y propuestas de convivencia humana.

Transcendencia histórica del levantamiento de 1990.- El levantamiento del Intiraymi

marca un antes y después en la historia del país; las demandas planteadas por el

movimiento indígena no buscaban únicamente que se atiendan sus reclamos ni que el

gobierno satisfaga sus demandas; varios puntos del “Mandato por la defensa de la Vida y

los derechos de las nacionalidades indígenas”, fueron propuestas para el conjunto de la

sociedad ecuatoriana y en especial, para los pobres de la ciudad y el campo; los indígenas

realizaron un fuerte cuestionamiento al Estado Monocultural Mestizo y a su naturaleza

racista y excluyente; llamaron a todos los ecuatorianos a construir un nuevo modelo de

Estado, del que todos nos sintamos parte; un Estado plurinacional e intercultural, en el que

se reconozca la diversidad, la alteridad y la diferencia. También cuestionaron la naturaleza

de la democracia delegativa, que se reduce a convocar a los ecuatorianos a depositar su

voto cada cierto tiempo, para nombrar a sus jefes, a quienes se les otorga la facultad

omnímoda de situarse por encima de la sociedad civil y de pensar y decidir en nombre de

todos; pero los indígenas no se quedaron en el simple cuestionamiento, sino que plantearon

la necesidad de construir un nuevo modelo de democracia, de carácter participativo,

deliberativo e incluyente, que permita a las personas y a las organizaciones sociales

involucrarse activamente en la planificación, evaluación y ejecución de los proyectos y

programas de desarrollo, y también ejercer un control ciudadano permanente sobre la

gestión de sus mandatarios.

La visibilización de la presencia indígena y sus demandas obligó a los líderes políticos del

país, a partir de 1990, a etnitizar sus discursos y sus ofertas electorales, como lo

demuestran las campañas para la Presidencia de la República de Lucio Gutiérrez y Rafael

Correa.

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Además, desde 1996, año en que el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik

Nuevo País participa en un proceso electoral, las autoridades indígenas que han asumido la

conducción de varios consejos provinciales, municipios y juntas parroquiales, han

desarrollado una nueva forma de gobernar en la que la participación ciudadana juega un

papel protagónico; han impulsado procesos de planificación, ejecución y evaluación

participativa del desarrollo local, han posicionado prácticas democráticas como la rendición

de cuentas, la veeduría y la contraloría social. Muchas de estas nuevas propuestas han sido

incorporadas en la Constitución del 2008. Otra iniciativa innovadora que se puso en

práctica a partir de la caída de Lucio Gutiérrez ha sido la constitución y la instalación del

parlamento indígena y popular, como un espacio de debate, deliberación y aprobación

participativa de políticas públicas, y de fiscalización de la gestión de los mandatarios.

Hoy, veinticinco años después del levantamiento de 1990, el movimiento indígena se

muestra disminuido en su capacidad de movilización y en su acción propositiva, y no es

para menos, la CONAIE y sus organizaciones filiales han sufrido un asedio y un

cercamiento político contante por parte del poder, muchos de sus dirigentes han sido

enjuiciados y perseguidos, otros han sido cooptados por los gobiernos de turno y tentados

con ofertas de cargos públicos. En otros casos, se ha promovido desde el Estado acciones

divisionistas y de debilitamiento interno.

Pero además, luego de que en la Constitución de 2008 se reconociera el carácter

plurinacional e intercultural del Estado Ecuatoriano, estos conceptos, que fueron novedosos

en 1990, actualmente han sido vaciados de su verdadero contenido y han sido objeto de una

usurpación simbólica; se han convertido en palabras huecas y en frases de moda. Igual

cosa ocurre como el concepto del Sumak Kawsay, que se ha ido degradando

paulatinamente a tal punto que ahora no es raro encontrar un restaurante, un bazar o un

campeonato deportivo del buen vivir.

A pesar de ello, es innegable que la emergencia del movimiento indígena como un nuevo

sujeto social y político con una gran capacidad de convocatoria y gran potencial e iniciativa

para proponer cambios radicales en la estructura del Estado, ha provocado importantes

Page 29: Reflexiones Sobre El Levantamiento Indígena de 1990.

transformaciones en la sociedad ecuatoriana. Uno de los hechos más palpables es que el

levantamiento de 1990 permitió visibilizar su presencia en la vida y en la historia nacional,

pues como lo señala Galo Ramón, “con el levantamiento nacional de junio de 1990, que

movilizó unos dos millones de indios, una quinta parte del Ecuador, el país es otro, Por fin

todo el mundo “sabe” que en el Ecuador hay indios.” (Ramón. 1993:252-253).

Hay momentos fulgurantes que marcan un hito en la historia de los pueblos, y en el caso del

Ecuador uno de esos hechos fue el levantamiento del Intiraymi de 1990; en esos días, el

país presenció en medio de un verdadero terremoto social, la emergencia multitudinaria de

un nuevo actor social, que tuvo la valentía y la audacia de proponer un conjunto de tesis

innovadoras para transformar el Estado, y para decir al mundo blanco mestizo: ¡Aquí

estamos!, ¡Nunca más la patria sin nosotros!

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