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Rein, Raanan (1998): Peronismo, populismo y política. Argentina 1943-1955. Ed. Belgrano, Cap. 2, pp 55-83 y Cap. V, pp. 143-180 Capitulo segundo: el precio del éxito: Juan Atilio Bramuglia y la crisis de Berlín Una serie de crisis internacionales y de focos de tensión n en 1956-47, entre ellos en irán, Grecia y Turquía, condujo a un agravamiento del enfrentamiento entre oriente y occidente. La doctrina Truman, el plan Marshall y la creación del Cominform fueron una expresión de la profunda suspicacia y hostilidad existente entre la unión soviética y sus satélites, y estados unidos y los países de Europa occidental. La guerra fría que escalaba podía haber sido una oportunidad para l argentina, cuyo presidente juan perón declaro la opción de una tercera posición, para demostrar la independencia de su política exterior. ¿En el umbral de la tercera guerra mundial? Los intentos de solucionar la crisis fueron realizados por los seis miembros del consejo que no estaban directamente involucrados en el conflicto. Bramuglia fue el vocero de esta media docena de países y sugirió diversos planes para solucionar la crisis. Era esta una rara ocasión para que la argentina pudiera desplegar actividades en la arena internacional y acelerara así su proceso de reintegración a la familia de las naciones tras el aislamiento al que se vio sometida durante la guerra mundial con motivo de neutralidad. Arce: no; Bramuglia: si La asamblea general de las naciones eligió en noviembre de 1947 a la argentina como miembro del consejo de seguridad por el lapso de los años. La presidencia del consejo debía ser asumida ahora por el embajador argentino ante las naciones unidad, el doctor José arce, ocupo los cargos. Tras la victoria de este y su entrada en la casa rosada en junio de 1946, arce fue designado representante ante la ONU. La igual que se su colega Oscar Ivanisevic, embajador de Washington, su presencia debía conferir una imagen decente del peronismo en la

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Rein, Raanan (1998): Peronismo, populismo y política. Argentina 1943-1955. Ed. Belgrano, Cap. 2, pp 55-83 y Cap. V, pp. 143-180

Capitulo segundo: el precio del éxito: Juan Atilio Bramuglia y la crisis de Berlín

Una serie de crisis internacionales y de focos de tensión n en 1956-47, entre ellos en irán, Grecia y Turquía, condujo a un agravamiento del enfrentamiento entre oriente y occidente. La doctrina Truman, el plan Marshall y la creación del Cominform fueron una expresión de la profunda suspicacia y hostilidad existente entre la unión soviética y sus satélites, y estados unidos y los países de Europa occidental.

La guerra fría que escalaba podía haber sido una oportunidad para l argentina, cuyo presidente juan perón declaro la opción de una tercera posición, para demostrar la independencia de su política exterior.

¿En el umbral de la tercera guerra mundial? Los intentos de solucionar la crisis fueron realizados por los seis miembros del consejo

que no estaban directamente involucrados en el conflicto. Bramuglia fue el vocero de esta media docena de países y sugirió diversos planes para solucionar la crisis. Era esta una rara ocasión para que la argentina pudiera desplegar actividades en la arena internacional y acelerara así su proceso de reintegración a la familia de las naciones tras el aislamiento al que se vio sometida durante la guerra mundial con motivo de neutralidad.

Arce: no; Bramuglia: si La asamblea general de las naciones eligió en noviembre de 1947 a la argentina

como miembro del consejo de seguridad por el lapso de los años. La presidencia del consejo debía ser asumida ahora por el embajador argentino ante las naciones unidad, el doctor José arce, ocupo los cargos. Tras la victoria de este y su entrada en la casa rosada en junio de 1946, arce fue designado representante ante la ONU. La igual que se su colega Oscar Ivanisevic, embajador de Washington, su presencia debía conferir una imagen decente del peronismo en la arena internacional. De fuertes convicciones anticomunistas, mostraba simpatía por el régimen de franco en España.

Las vigorosas expresiones antisoviéticas de Arce significaban un obstáculo. En tres oportunidades recibió Bramuglia, quien ya se encontraba en parís, instrucciones para que no aceptara el cargo.

Esta reticencia de Perón se basaba en su arraigada reserva respecto de cualquier marco internacional del que pudiera desprenderse una limitación cualquiera a la soberanía y a la libertad de acción de los países miembros del mismo.

Oportunamente, Perón acepto, aunque con dos reservas: la primera, que la presidencia se limitara la cuestión de Berlín exclusivamente. La segunda era que Bramuglia y no arce, ocuparía el cargo.

Esta decisión no se originaba en el deseo de Perón de restringir los pasos de arce, sino por entender que se servir este como presidente, ellos sabotearía las probabilidades de que un representante argentino tuviera suficiente crédito del bloque oriental como para poder gestionar una iniciativa diplomática que permitiera solucionar la crisis de Berlín.

Bramuglia, como hemos visto, era el más eminente y talentoso de los ministros del primera presidencia de Perón. Fue uno de los principales arquitectos de la coalición peronista

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desde los diversos cargos que ocupo entre el golpe militar de 1943 y la elección de Perón en 1946. Al frente del ministerio de relaciones exteriores, Bramuglia tuvo gran éxito y contribuyo a la reintegración de su país a la arena internacional, entre otras razones debido a la disposición a cooperar con estados unidos y con los demás países del continente en las convenciones pan panamericanas de rio de janeiro y de Bogotá. Sus palabras entonan con el espíritu de la tercera posición y las declaraciones en favor de la cooperación económica y la paz mundial que había expresado un año antes de Perón.

Un David entre dos Goliat El cuatro de octubre, ambas partes expusieron sus argumentos ante Bramuglia. A

instancias de la mayoría de los votos se resolvió incluir el asunto de Berlín en la agenda del consejo.

Una comisión de los países neutrales encabezada por Bramuglia a intentar la búsqueda de soluciones, esfuerzos que se prolongaron durante todos los meses de octubre y noviembre.

En diversas ocasiones expuso Bramuglia públicamente sus puntos de vista sobre la necesidad de un orden mundial moral, basado en los ideales que menciona la carta de las naciones unidas: paz, libertad, justicia, tolerancia, amistad, cooperación, respeto mutuo, igualdad y solución de conflictos por vías no violentas. Reconocía las limitaciones de acción que tenía el organismo, particularmente en un periodo e rivalidad y de mutua desconfianza entre los bloques. Creía también que debían introducirse reformas a la ONU ara que fuera efectiva su universalidad y fuera posible la participación de todos los países del mundo, sin discriminar entre vencedores y neurales de la guerra que recientemente había finalizado

Bramuglia consideraba necesario anular la estructura jerárquica de la organización, que permitía que unos pocos países resolvieran el destino del mundo entero. El derecho a veto de los cinco miembros permanentes del congreso de seguridad les permitía torpedear las decisiones que contaban con el apoyo de la mayoría de los países.

La mediación en la crisis de Berlín era vista por Bramuglia como una oportunidad de dar a conocer la posición argentina y demostrar que puede llegarse a acuerdos por vías pacíficas y mediante el dialogo, enfatizado el hecho de que los países de la periferia pueden cumplir un papel importante en la arena internacional, precisamente por no estar directamente involucrados en el conflicto entre las grandes potencias.

Perón, por su parte, intentaba aclarar a su ministro que le daba todo el r respaldo sin reservas y que lo apoyaba en su rivalidad en con embajador ante la ONU. En la segunda mitad de noviembre ya tenía el líder plena conciencia de que los esfuerzos invertidos por Bramuglia servían para mejorar la imagen internacional del país

Al comienzo comienzo parecía que las probabilidades de Bramuglia de promover una avenencia entre las potencias eran escasas, por no decir inexistentes, y, los rusos exigieron quitar el tema del orden del día del consejo de seguridad, Bramuglia convoco entonces al plenario para formular dos preguntas a los cuatro grandes. En primer lugar pidió detalles sobre las circunstancias que condujeron a forzar limitaciones sobre las comunicaciones, el transporte y el comercio entre Berlín y la parte occidental de Alemania y entre esta y la parte oriental. Luego pidió una explicación pormenorizada del acuerdo obtenido en Moscú el 30 de agosto en cuanto al levantamiento de restricciones sobre Berlín, la introducción del marco germano

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oriental como único curso legal a la ciudad y la convocatoria de los representantes de las cuatro potencias, preguntando por qué razón no se aplicaron ciertas instrucciones.

Estados unidos, gran Bretaña y Francia se mostraron dispuestos a responder a las preguntas, no así a la URSS. Por ello redactaron los países neutrales una propuesta de compromiso, que presentaron ante el consejo el 23 de octubre 1948. Allí se sugería levantar de inmediato todas las restricciones impuestas por las partes al contacto entre Berlín y las diferentes partes de Alemania.

Tres días después de presentada la formula y después de haber dado suficiente tiempo para su análisis, fue sometida a votación del consejo de seg. Nueve países la probaron y solo la unión soviética y ucrania se opuso. En una entrevista publicada el 29 de octubre, Stalin acusaba a las potencias occidentales por el callejón sin salida en el que se habían metido y por conducir una política agresiva, que no estaba interesa en ningún arreglo con la unión soviética.

El 18 de noviembre, Bramuglia volvió a formular preguntas a las partes. Delegados de los países neutrales se reunieron para estudiar las preguntas y las negociaciones de renovaron. El argentino redacto un nuevo plan, aprobado el primero de diciembre, que convocaba a la formación de una comisión de expertos en cuestiones financieras que estaría compuesta por presentantes nombrados por los seis estados neutrales del consejo y uno más, designado por el secretario general de la organización.

La URSS aclaro ya a comienzos de diciembre que haría entrega a la comisión de toda la información que necesitara, en un comunicado que se interpretó como un apoyo a la iniciativa Bramuglia y como el comienzo de una situación a lo que hasta entonces era la crisis más aguda de las relaciones entre los bloques. En consecuencia, en mayo se levantaron las restricciones impuestas a la ciudad. Por entonces ya entendían los soviéticos que debían aprender a tolerar un enclave occidental en pleno corazón de la zona que habían conquistado durante la guerra. En ese mismo sentí mes de mayo de 1949 se adoptó la constitución que amparo la creación de la república federal alemana, a la que la URSS respondió con la creación de la república democrática de Alemania.

Dificultades y obstáculos

Los esfuerzos de la comisión formada por los estados neutrales y con Bramuglia al frente d ella misma, reflejaban la determinación y la perseverancia que no siempre fueron reconocidos ni apreciadas.

Las sospechas soviéticas respecto a la tercera posición tampoco le facilitaron la cosa a Bramuglia. En Moscú dicha política era vista como una mera cortina de humo, tras la cual se ocultaba un payo irrevocable a la actuación de EE.UU. en la arena internacional. Por ello no amedrento allá argentino, quien continúo haciendo todos los esfuerzos posibles para evitar medidas o declaraciones que puedan interpretarse como antisoviéticas. Cualquier resolución de condena definitiva en la UN a cualquier potencia en el pelito Berlín, conspira contra la vida misma de la UN y puede servir para acelerar le desencadenamiento de la guerra.

A estas dificultades se sumaron las fricciones internas de la delegación argentina, sobre las que Bramuglia se quejó a Perón. Casa rosada, apoyo su postura.

Pascual La Rosa fue quien reemplazo, en funciones a Bramuglia en la cancillería. Mas el papel de este consistió no solo en dirigir los asuntos corrientes de la diplomacia Argentina, sino

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también actualizar a su superior y su amigo sobre los tejes y manejes políticos de las cúpulas del régimen, que pudieron amenazar su situación y su puesto.

Sobre el trasfondo de las rivalidades dentó de la delegación argentina, destaca la favorable percepción que se tenía de Bramuglia en la opinión pública internacional.

La URSS no elogio públicamente a Bramuglia, Sin embargo, en la práctica, los rusos se refirieron en términos positivos a su función.

El secretario de las naciones únicas sostuvo que las tratativas en el consejo de seg. Aunque no hayan aportado en forma directa a la solución de la crisis, ayudaron a reducir tensiones y peligro de guerra.

La destitución de Bramuglia Pero, consiente de los problemas en las relaciones entre su país y la unión, y también

de la importancia de dichas relaciones tenían para que hubieras una probabilidad de éxito para su plañes de desarrollo y modernización, vislumbro una gran oportunidad que se le presentaba... era esta la primera ocasión en que un canciller argentino llegaba en visita oficial a Estados Unidos y la recepción que le fue dispensaba, fue de las calidad y acomodada.

El éxito de Bramuglia en las UN en sus visitas a Londres y Washington le confirieron un prestigio internacional que no tenido ningún otro ministro argentino antes.

Sin embargo, la imagen de Bramuglia amenazaba con poner sombra la supremacía de Perón y su notoriedad internacional podía llegar a permitirle mantener posturas independientes. Pero ya había completado el proyecto de reforma constitucional de 1951, y consideraba que no tenía necesidad de los servicio intermediario s de Bramuglia. Así pues, comenzó a deshacerse de las personalidades que lo acompañaron en su ascenso al poder, patrón de conducta que se repite en distintos sistemas políticos.

Los rivales de Bramuglia empezaron a difundir rumores tendenciosos, según los cuales el canciller tejía intrigas alrededores de Perón, convenciendo gradualmente al presidente de que debía imponerse ante un contrincante tan peligroso.

Bramuglia, tuvo vario enfrentamientos con Evita. Amos se habían enfrentado en octubre de 1945, cuando Bramuglia se negó a interponer un recurso de habeas corpus en nombre de Evita, para interceder por Perón, quien estaba detenido. Además, hay quienes le atribuyen el fracaso de su candidatura a gobernador de buenos aires, para las elecciones 1946 y de haber impedido que s ele asignara cualquier otro cargo ejecutivo de importancia.

Otro enfrentamiento, se sucinto con la visita a España, de evita. Bramuglia se oponía, argumentando que no sería astuto realizarlo cundo la argentina invertía tantos esfuerzos en y la intervención d eso sindicatos y se agudizo con las limitaciones a la libertad de prensa.

La prensa nacional, evitaba mencionar Bramuglia. Sería el diaria, la prensa, que se publicaba en nueva york, quien reconocería la historicidad de la visita de Bramuglia a ecu y sus actividades en parís.

Por su arte, evita obtuvo el cargo en el consejo superior del justicialismo. Esto la incito a intervenir en el asunto concerniente a la composición del gabinete de su marido. Bramuglia fue una ectima de tal intervención.

A solo tremeses de su vuelta a buenos aires, Bramuglia debió pagar el precio del éxito internacional y abandono el palacio san martin.

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Según los primeros informes, la renuncia fue levada tras una reunión entre Bramuglia, Perón y el embajador Remorino. Las diferentes opiniones entre los dos últimos respecto d ella política que debía adoptarse en su, llevaron a tan renuncia por parte de Bramuglia.

Tres días después de la renuncia, Perón nombra a Hipólito Jesús Paz como reemplazo de Bramuglia.

Diplomáticos extranjeros reaccionaron off the record con expreso desencanto. Perón había perdido a su mejor colaborador.

En julio de 1956 Bramuglia en manifestó que durante su estadía en parís sabía que la prensa peronista evitaba mencionarlo, siendo este, uno de los factores de su renuncia. Desde su punto de vista, se traba del apogeo de un proceso de alejamiento del régimen, que había comenzado con la eliminación del partido laborista.

Vista en perspectiva, la gestión de Bramuglia durante la crisis de Berlín fue elogiada como un modelo de mediación, un ejemplo de la capacidad argentina en cumplir un papel activo e importante en la arena internacional, aun demostración de la posibilidad de mantener una política exterior independiente. Sin embargo, Bramuglia fue apartado de panorama varios años, intentando reasumir su papel protagónico con la formación de un movimiento de peronismo sin peor, tras la caída del líder. Este, incluso en su exilio, consiguió poner obstáculos en el camino del ex canciller.