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Rodney C. Watson La dinámica espacial de los cambios de poblaci6n en un pueblo colonial mexicano: Tila, Chiapas, 1595-1794 S610 en anos recientes han sido aplicadas técnicas cuantitativas al estudio de regiones peques de PInbrica Latina. Un primer indicio en este sentido fue dado por Gonzalez con su noción de 'micr~historia".~ Ahora un creciente interés en la parte sur de Hesoamérica -volviendo la atención a regiones que eran marginales durante los tres siglos de dominio espafllol- descubre obst&culos a cada momento, entre otras razones porque gran parte de América Centrai y e l sur de México (particularmente Chiapas) han ofre- cido un confuso y frecuentemente incompleto conjunto de fuentes documen- tales. Incluso después de determinar la magnitud y accesibilidad de la documentación, e l investigador enfrenta una dificultad conceptual para relacionar la temática general con Lo que es probablemente una poco es- tudiada y, por l o tanto, poco comprendida región. Aunque nos interesa intrlnsecamente la condición de marginalidad de estas áreas, l a investiga- ción de su historia es, en cierto modo, inhibida por su naturaleza peri- férica. Nada de esto será una novedad para aquellos que han trabajado intensa- mente en estudios de la región de Chiapas. El presente trabajo, en vez de enfatizar lo incompleto de las fuentes sobre esta área comparado con otras regiones, se propone s e m a r cómo la documentación comparativaniente escasa puede convertirse en una ventaja.:! Será útil para el trabajo futuro si el empleo de técnicas anecdbticas, basadas en fuentes débilmente conectadas, se respalda en una aproximación más estructural a la historia social y De nacionalidad canadiense, Rodney Watson está realizando inves- ti aciones archivlsticas para doctorarse en geografia en la ifniversity of clsmgbridge. 1 Para muchos mexicanos y mexicanistas dedicados a estudios de re- giones reducidas,, "microhistoria' ha sido conceptualmente importante desde el ensayo bibllo ráfico de Luis GonzFilez, Invitación a la microhistoria (México : SEP/SEL&AS, 1973) . 2 Un resumen de las fuentes demoeráficas de Chia~as se encuentra en Murdo J. MacLeod, "An Outline of Centraluherican ~ o l o n i a l Demogra h i c s : Sources. Yields. and 3?ossibilities" , en The Ktstorical Demoera~hv o f iiieh- land Guatemala Robert M. Cawack et-al, eds. (Albany: Sta"te-ULiversi of New York, fnstitute for Mesoamerican Studies, 1982). Para una aprecia- ción más general de las fuentes disponibles; véase Kodney C. ~atson, "Kuevas perspectivas para las investigaciones eeo~ráfico-histbcictis en Chiapas" ,' Mesóm6rica 3 -(junio de 1982) : 232-39. - -

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Rodney C. Watson

La dinámica e s p a c i a l de l o s cambios d e poblac i6n en un pueblo c o l o n i a l mexicano:

T i l a , Chiapas, 1595-1794

S610 e n anos r e c i e n t e s han s i d o aplicadas técnicas cuant i ta t ivas a l e s t u d i o de regiones p e q u e s de PInbrica Latina. Un primer indicio en e s t e s e n t i d o fue dado por Gonzalez con su noción de ' m i c r ~ h i s t o r i a " . ~ Ahora un c r e c i e n t e i n t e r é s en l a par te sur de Hesoamérica -volviendo l a atención a reg iones que e ran marginales durante l o s tres s ig los de dominio espafllol- descubre obst&culos a cada momento, en t r e o t r a s razones porque gran parte d e América Cent ra i y e l sur de México (particularmente Chiapas) han ofre- c i d o un confuso y frecuentemente incompleto conjunto de fuentes documen- tales. Inc luso después d e determinar la magnitud y accesibil idad de la documentación, e l i n v e s t i g a d o r e n f r e n t a una d i f i cu l t ad conceptual para r e l a c i o n a r l a t emá t i ca g e n e r a l con Lo que es probablemente una poco es- tud iada y, por l o t a n t o , poco comprendida región. Aunque nos in te resa intrlnsecamente la condición de marginalidad de e s t a s áreas , l a investiga- c i ó n de s u h i s t o r i a es, en c i e r t o modo, inhibida por su naturaleza peri- fé r ica .

Nada de es to será una novedad para aquellos que han trabajado intensa- mente en estudios de l a región de Chiapas. E l presente trabajo, en vez de e n f a t i z a r l o incompleto de las fuentes sobre e s t a área comparado con o t r a s reg iones , s e propone s e m a r cómo la documentación comparativaniente escasa puede convertirse en una ventaja.:! Será ú t i l para e l t rabajo futuro si el empleo de t écn icas anecdbticas, basadas en fuentes débilmente conectadas, se respa lda e n una aproximación más e s t r u c t u r a l a la h i s t o r i a soc ia l y

De nac ional idad canadiense , Rodney Watson e s t á realizando inves- t i ac iones a r c h i v l s t i c a s para doctorarse en geografia en la ifniversity of clsmgbridge.

1 P a r a muchos mexicanos y mexicanistas dedicados a estudios de re- giones reducidas,, "microhistoria' ha sido conceptualmente importante desde e l ensayo b i b l l o r á f i c o d e Luis GonzFilez, Invitación a la microhistoria (México : SEP/SEL&AS, 1973) .

2 Un resumen d e las fuentes demoeráficas de Chia~as s e encuentra en Murdo J. MacLeod, "An Outline of Centraluherican ~ o l o n i a l Demogra h i c s : Sources. Yields. and 3?ossibilities" , en The Ktstor ical Demoera~hv o f iiieh- land Guatemala Robert M. Cawack e t - a l , eds. (Albany: S t a " t e - U L i v e r s i of New York, f n s t i t u t e f o r Mesoamerican Studies, 1982). Para una aprecia- c i ó n más g e n e r a l de l a s f u e n t e s d i s p o n i b l e s ; véase Kodney C. ~ a t s o n , "Kuevas pe r spec t ivas para l a s inves t igac iones eeo~ráfico-histbcictis en Chiapas" ,' Mesóm6rica 3 -(junio de 1982) : 232-39.

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econbmica . El a n á l i s i s de las sociedades coloniales en América Latina basado en

métodos e s t a d l s t i c o s ha alcanzado ya un considerable grado de sof istica- c i e n . Los ensayos metodol6gicos de Cook y Borah han abier to e l camino a v a r i a s exce len tes h i s t o r i a s econljmicas; Brading, Florescano, Moreno Tos- cano, Bakewell y otros pueden mencionarse a l r e ~ ~ e c t o . 3 Una aproximación e s t r u c t u r a l a l cambio d e población presenta varias dificultades. Estas han s i d o iden t i f i cadas y resueltas por Cook y Borah de l a siguiente mane- r a : para determinar c o e f i c i e n t e s adecuados para calcular l a población t o t a l para todo o parte de México central , un extensivo control cruzado de fuentes documentales fue llevado a cabo con e l o b j e t o de i d e n t i f i c a r las suposic iones y c i r c u n s t a n c i a s subyacentes en las d i s t in tas fuentes; l o s coeficientes fueron ajustados de acuerdo a l o s r e s u l t a d o s . Para l o g r a r una secuencia continua de estimaciones, se us6 la interpelación, llenando as1 l o s hiatos en las fuentes.

Los c r l t i c o s se s iguen preocupando, no s i n c i e r t a justificacidn, por el margen de er ror , e l cual no puede ser eliminado meramente considerando un gran número de casos ; en o t r a s palabras, muestras grandes o pequeñas pueden no l levar a una noma plausible. Cook y Borah mismos reconocen que l a dup l i cac ión de sus métodos sobre areas geogrsficas más pequeñas produ- c i r f a n t r a b a j o s que captarfan e l de ta l l e de acontecimientos locales mucho m á s precisamente que sus e s t u d i o s sobre grandes regiones. Aunque estos a u t o r e s no hayan podido e v i t a r toda mala in te rp re tac ión , trabajos más

3 E l compendio más accesible de los traba'os de Sherburne F. Cook y Woodrow Borah e s Essays i n Po ulation History: d x i c o d t h e Caribbean, 2 tomos y tomo 3, Mexico am! CaLifornia (Berkeley: üniversit of Califor- P n i a , 19f 1, 1974, and 1979). Para un resumen de lndole genera de la obra, vease Borah y Cook, "Conquest and Population: A Deno raphic Ap roach t o E k4ixica.n Histor " Proceedings of the American Philosop ical Soc e t y 113 (1969): 2: 1 6 2 8 3 . Sobre e l lugar de l o s estudios cuantitativos en l a h i s t o r i o z r a f l a de América Latina, véase J. J. TePaske, "Quantification i n L a t i n &rican Colonial Kistory",-en The Mniemions o f - t h e Past, V.R. Lor- win y T. Price, eds. (New Haven: Yale üníversity P ress , 1972), p. 431- 501, y "Kecent Trends i n n t i t a t i v e History: Colonial Latin Ler ica" , P- Latin her ica Research Rev e w 10 (1975): 51-62. Sobre e t n o h i s t o r i a , c u a n t i f i c a c i ó n e inves t i aciones ln te rd i sc i i ina r i a s , véase Charles G i b - son, "kkitings on Colo~rial k x i c o " , HAHR 55 (fI975): 2: 287-323. De l o s a u t o r e s mencionados, l o s s i z u i e n t e s trabajos son de part icular interés: Enrique Florescano,~Precios-del raaiz y crigis a g r l c o l k en Wxico, 1708- 1810 (México. 1969): P. Bakewell. Silver Mininrr and Cociety i n Colontal ~ c o : ~aca fecas , í546-1700 (Cambf idge : Cambadge ~ n i v e r s i t Press 1971);. David A. Bradi Miners and Merchants i n Bourbon Mexico, l763-181b (Cambrldge: &abrid e%versity Press, 1971 - Ale 'andro Moreno Toscano,

Tres problemas de f a geografla d e l maiz, 1660-162iU, Hi storia Mexicana 14 (1965): 631-55.

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Cambios de población en un pueblo colonial mexicano

precisamente enfocados podrfan, en gran parte, eliminar los problemas de l margen de error. 4

E l a n á l i s i s a e s t e n i v e l más localizado puede revelar variaciones en pequefías á reas o desacuerdos entre las fuentes y generalmente evaluar una clase de información documental bastante precisamente. Las fuentes más r i c a s para tal trabajo, si son disponibles en abundancia, son obviamente l o s r e g i s t r o s parroquia les ; las teorfas y técnicas establecidas en his- t o r i a demográfica pueden ser empleadas en su interpretación. Con d s frecuencia, s i n embargo, un rompecabezas de estimaciones provenientes de diferentes fuentes e s todo l o disponible.

T ¿Qué debe hacerse con e l cuadro regional que surgirá de es te estudio local izado: un compendio de tendencias a través del tianpo? Recientemen- te David J. Robinson ha resumido los avances de la investigación regional en México, un campo en e l cual e l estudio de áreas perifer icas e s cada vez m á s importante y en e l que e s t a n surgiendo nuevas fuentes y técnicas. Kobinson reflexiona sobre los defectos de muchas investigaciones, por o t r a p a r t e exce len tes , que no consideran "uno de l o s m á s olvidados y [...] s ign i f i ca t ivos interrogantes de la investigación colonial latinoamericana: l a dimensión e s p a c i a l de l a organización y l o s cambios sociales". A l p r e s c r i b i r un remedio metodológico que considere "una serie de unidades espaciales tanporalmente sincronizadas*', e l au to r mencionado o f r ece una manera de reconceptual izar l a dinámica regional, un tema que concierne particulannente a los geógrafos históricos.

En l a inves t igac ión latinoamericana, la contribución de la geograffa h i s t ó r i c a ha s ido extensa, con trabajos mayores llevados a cabo en varias

4 Una crit ica convincente d e l trabajo de Cook y Borah sobre la po- b lac ión de México en e l momento de la conquista se encuentra en R. Zam- bardino, "Mexico's Population i n t he S ix teen th Century: Demo raphic Anomal o r Mathematical Illusion?", Journal of ~ n t e r d i s c i p l i n a r y k s t o 11 ( 1 9 0 ) : 1 : 1-27. Algunos ejemplos de trabajos sobre población loca T. son: Tomás Calvott "Demo raphie iustorique dlune paroisse mexicaine, Acat- B zingo, 1606-1810 , Cah ers des Antériques Latines 6 (1972): 43-73; Claude Morin, "Population e t 6pidémies dans une paroisse mexicaine, Santa Ines ZacateJ.co, XVIIe-XIXe si i?cles", Cakters des M r i q w s Latines 6 (1972): 1-42; C. A. Rabel1 Romero, "San Luis de l a Paz: estudio de econanfa y de- mograffa histórica, 1645-1810" (disertación doctoral, Universidad Nacional Autónoma de Mexico, 1974).

5 " In t roduct ion t o Themes and Scales", i n Social Fabric and Spatial Stnicture i n Colonial Latin America, David J. Robinson, ed. (Ann Arbor: Univers i ty Microfilms, 1979). Robinson define micro, meso y macro unida- des de a n a l i s i s , ofreciendo instrumentos t d t i c o s para ia investigación espacial de cualquier clase de región.

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décadas en l a t r a d i c i ó n de Car l Sauer y la "escuela de ~ e r k e l e ~ " . b Sin embargo, sólo recientemente investigaciones mesoamericanas de l t ipo de las recomendadas por Robinson han atraldo la atención de geógrafos y estudio- sos de discipl inas relacionadas. E l t r a b a j o de McBryde sobre Gua tentala fue seguido por e s t u d i o s t d t i c a m e n t e más especlficos por autores tales como Bergman, Raddell, Veblen, Lovell, Donkin y Robinson-7 E l trabajo de Linda Newson sobre Nicaragua colonial, que i l u s t r a l a amplitud y profun- didad p o s i b l e en un e s t u d i o r e g i o n a l apoyado en una comprensión de l o s procesos administrativos a gran escala (en e s t e caso la Audiencia de Gua- temala) , también r e f l e j a el continuo in terés de la autora en e l papel de l a complejidad c u l t u r a l precolombina en e l grado diferencial de supervi- vencia a t r a v a s de las ~ m é r i c a s . ~ E l ejemplar trabajo de Robinson sobre Yucatán apoya sus esfuerzos para estimular l o s estudios especiales.9 Re- c i e n t e s t e o r í a s de Nancy Farr iss sobre l a misma región también son ú t i l e s

6 El estudio de Sauer más estrechanente relacionado con e l trabajo de Cook y Borah es The Population of Northwestern Mexiw(Berke1ey: Universi ty o£ C a l i f o r n i a Press, 1935, Ibero-Americana 10 . Una buena resefla biblio- g r a f i c a de eo r a f l a h is tór ica en un contexto 1 atinoamericano se encuentra en David J. kbtnson , "Mstorical Geogra hy i n i a t i n America", i n Progress i n ü i s t o r i c a l Geogra hy, A. R. H. B a er, ed. (Newton Abbot, 1972), pp. P K 168- 84 y Social Fabr c, p. 1-24. Un rominente e s t u d i o l o c o n s t i t u y e e l d e heter Gerhard, A (Puide t o t h e k s t o r i c a l Geography of New Spain (Cambridge: Cambridge University Press, 1979), seguido por o t r o t r a b a j o re lac ionado , The Southeas t F r o n t i e r of New Spain Princeton: Princeton Univers i ty P ress , 1979). Varios ar t ículos en So c l a i Fabric ref le jan un f u e r t e p u n t o de v i s t a h i s t ó r i c o e o g r s f i c o , pa r t i cu la rmente l o s d e Bromley, Swann, Johnson y Socolow, y kleman.

7 F e l i x Webster McBr de, A C u l t u r a l and H i s t o r i c a l Geogra hy of Southwestern Guatemala Wash ton, D.C. : Smithsonian Ins t i tu t ion , %sti- t u t e fo r Social Anthropo i ? og 1 45); J. F. Bergman, "The D i s t r i b u t i o n o£ Cacao Cul t i v a t i o n i n Pre-glmbian America", Annais of the Association of

e American Geographers 58 (1969): 1: 85-96; R. A. DonMn, Agricultura1 Ter- racing i n the Aboriginai New World (Tempe: Uncuersity o£ Arizona Press , 1979); D. R. Raddell, "An Historical Geo raphy of Western Nicaragua: The Spheres of Influence of Leon, G r m a a118 Mana ua 1519-L965"(disertación doctoral, University o£ California at $rkeley, 89d9) ; Thomas T. Veblen, "Declinaci6rz de la población indlgena de Totonicapán, Guatemala", Mesoamé- rica 3 Kunio de 1982): 26-66. W. George bve l l , "Land and Set t lement i n t h e Cuc m a t a n Higlands, 1ZkO-1821: A Study of the Historical Geo r a hy o£ Nor thwes t e r n Guatemala" f tesis doctoral, University of Alberta, f988).

8 Vease, por e emplo, "The Depo ulat ion of Nicaragua i n the Sixteenth f" z Century", Journal o Latin Anterican t u d i e s 14 1982 : 2: 253-86. Sobre s u p e r v i v e n c i a c u l t u r a l véase "The Law o£ Cu i t u r a 1 Dominance and t h e Colonial Experience", BAR International Series 47 1978): 75-87 e "Indian Po u la t ion Patterns i n Colonial Spanish America" (manuscrito S& publicar, 19i3,.

9 "Indian Migration i n Eighteenth-century Yucatán", ponencia presen- tada e n e l Congreso internacional de h e r i c a n i s t a s , Vancouver, 1979.

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para e l presente trabajo.1° La autora sugiere, razonablemente, que los d i f e r e n t e s t i pos de dispers ión demográfica observados en l a población indlgena co lon ia l de Yucatán -desplazamiento l e n t o , fuga y migración- estaban basados en reacciones a factores socioeconbmicos.

La ex t raord inar ia variedad topográfica y climatológica de Chiapas l a hace particularmente adecuada para comprobar modelos de dinámica espacial a t ravgs de una amplitud de escenarios sub-regionales. La investigación para e l presente trabajo abarca toda l a extensión de Chiapas colonial, e s d e c i r , l a s provincias de Chiapa y ~oconusco.ll Aunque rjngÚn pueblo por

s i so lo puede ser catalogado de "tlpico", e l pueblo indfgena de Tila toma- do como caso de es tud io no e s excepcional. La relación entre su base de subs i s t enc i a y l o s recurrentes ciclos de hambre, epidemias y a l t a morta- lidad generalmente e s i n s t r u c t i v a , y l a s estimaciones globales de l o s cambios en su población pueden interpretarse crlticamente desde es ta pers- pect iva . La tendencia a l a dispersión de los asentamientos que se observó. proporciona un modelo básico de interacción con importantes implicaciones para generalizaciones sobre cambio cultural y supervivencia.

Cabecera de una parroquia secular que era responsable de una extensa p a r t e de Chiapa, incluyendo los pueblos de Petalcingo, Tumbalá y Palenque, Tila se hallaba en l a frontera norte, de habla "chol", que separaba Chiapa de Tabasco (ver Figura 1). Hablando de manera general, Tila fue perifgrico a l o s i n t e r e s e s de los espaRoles de Ciudad Real, l a capital de l a provin- c i a , ha s t a e l s ig lo XVIII. La topografla local, si bien no tan escabrosa como l a de l a s t i e r r a s a l t a s centrales, e s montañosa y d i f i c i l de atra- vesar aGn hoy. La penetración espaElola del d i s t r i t o fue limitada en e l s i g l o X V I y no s e conservan registros de población ( s i es que alguna vez existieron) anteriores a l primer censo prov inc ia l de 1595. E l Cuadro 1 resume l a s referencias disponibles sobre l a población tr ibutaria.

E l censo de 1595 no es r ico en detalles; en realidad se t r a t a s61o de una l i s t a de pueblos cada uno con un nGmero. Una de l a s copias que se conservan s e r e f i e r e explfci tamente a e s t o s números como representando vecinos, l o s que para nuestros propósitos relativos a l s iglo XVI tardlo deben ser tomados cano tributarios, dado que e l punto d e l e j e r c i c i o e r a

10 "Nucleation versus D i s e r s a l : The Dynamics of Population Move- ment i n Colonial Yucatán", HAüR 5 8 (1978): 187-216.

11 "Chiapas" aqul s e ref iere tanto a l a unidad geográfica contempo- ránea como a l obispado colonial, que corres nde a roximada- mente a l estado se usa cuando se a r" ude a ! a provin- c i a colonial de ese Soconusco. Vale l a pena mantener es ta distinción.

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Hodney C . Watson

eTumbalá

1 OUATEMAIA

Ciudad Real.

CHIAPA

indicar el número de indfgenas que serfan contados en la remisión del pago de doctrina. i?,n el curso de otro trabajo hemos establecido coeficientes tentativos para el calculo de la poblaci6n total en base al número de tributarios: 4 . 2 : l para el perfodo hasta 1600 y 4:l para principios del

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Cambios de población en un pueblo colonial mexicano 95

s i g l o XVII.12 Esto signif icarla una declinación muy suave de poco más de

4 por c i en to (de 1.117 a 1.072) en e l periodo comprendido entre l a l i s t a de Ubilla de 1595 y e l censo de 1611. Tal es tabi l idad comparativa puede r e f l e j a r e l aislamiento de Tila, ya que l a mayorla de las otras regiones de Chiapa y Soconusco, en cambio, experimentaron pérdidas sustanciales de población en e l mismo perlodo, debido a una ser ia peste.13 Los pueblos vecinos que dependfan de Tila crecieron algo por estos asos.

Xste perlodo corresponde a l calculado por Cook y Borah c m e l de máximo decrecimiento de l a población mesoamericana. Desgraciadamente los da tos de población d e l s ig lo XVI son muy escasos para Chiapa en general; por l o t an to , un gran hiato di f icul ta e l cálculo de la demografla indlge- na. 14 En e s t e caso, l a determinación de l a pérdida neta de población en e l periodo inmediatamente pos te r io r a l a conquista es particularmente problemático, pues no existe documentación más temprana. S i suponemos l a ex i s tenc ia de epidemias generalizadas que se repetlan a l o largo del s iglo XVI, c ie r ta pérdida se debe haber experimentado.

E l censo de 1611 fue tabulado por autoridades eclesiást icas s in otros obvios motivos ulteriores y se considera una estimación confiable.15 Por e l contrario, e l docmento de 1595 fue elevado a l a s a l t a s autoridades con e l f ranco propósito de ganar una buena donación car i ta t iva para l a admi- n i s t r a c i ó n d e l obispado de Chiapa. l6 T i l a estaba a l cuidado del clero

12 Rodne C. Watson, "The Census of 1611 of the Bishopric of Chia üemogra hic d E c o n d c Considerations" Estudios de Cul turas Mayas (% prensaf). Peter Gerhard aplica un coericiente más bajo 3.6:l) para es te periodo; The Southeast Frontier p. 159. Su cálculo se & undamenta en las re lac iones de t r i b u t a r i o s a polhación to t a l calculadas r Cook y Borah, l a s ue son aritn&ticamente imperfectas; sobre es te prob asa ver Cristina 8 -i" Garc a Bernal, Población y encunienda en Yucatán bajo los Austrias (Sevi- l l a : Escuela de Estudios üispano-Americanos, 1978), p. 74. Estos coefi- c i e n t e s no tienen en cuenta l a inmensa variedad topográfica pue distingue a Chiapas de Yucatán y tampoco están de acuerdo con los coe icientes ge- neralmente mas a l t o s usados en otros trabajos sobre Centro América en e l perlodo colonial.

13 Pérdidas de un quinto a un tercio en varias poblaciones sub-re- iona les eran e l a t rón - eneral en los dieciseis aflos'comprendidos entre

f595 y 1611; AGI, &co 3f02, "Razón de los pueblos de Chiapa". 14 Las t i e r r a s bajas de l a costa de Soconusco, r icas en cacao, reci-

bieron mayor atención en l o s primeros informes de l o s administradores co lon ia les en comparación con e l in ter ior , de recursos más escasos.

15 Gerhard, The Southeast Frontier, comenta en general sobre e l de- t a l l e y c red ib i l idad de l a información d e l censo, cano tambibn l o hace MacLeod, "Central American Colonial Demographics", p. 4.

16 A G I , Guatemala 161, Censo de 1595, f . 1. Se trataba de apoyar una pe t ic ión a r a continuar con la exención de l pago de los dos novenos reales de los f ngresos eclesiásticos.

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96 Rodney C . Watson

s ecu l a r para e s a fecha , pero no esta c l a r o s i s e había establecido un c o n t r o l efectivo en e l área, pues e l informe menciona la incapacidad local para sostener a la iglesia . E l documento de 1611, con su s amplias no tas marginales sobre l a v ida económica, acentúa la abundancia de cultivos de subsis tencia cerca del pueblo e informa que un lucrativo comercio de "zar- za" ( z a r zapa r r i l l a ) se mantenla de la recolección de l producto de algunas c o l i n a s a c i e r t a d i s t a n c i a de T i l a , mientras que una queja del &o ante- r i o r se ref iere a que el clero local no realizaba s u f i c i e n t e s v i s i t a s en e l Brea.17 E s t a observación y e l hecho de que la zarza e ra exportada v la Tabasco y Veracruz a Espalla s i n l a intervención de l o s espaUoles de Ciudad Real , sug i e r e una es t ruc tu ra de control muy débil a principios de l s ig lo xv11.18

Las est imaciones de población del pueblo a trav6s del res to de l s iglo provienen de varias fuentes, todas las cuales deben s e r usadas con c i e r t a precaución. Las estimaciones de 1615, por ejemplo, que s61o registran un modesto aumento de población en un perfodo de cuatro &os bastante con- g ruen te con una e tapa de a l t a f e r t i l i d a d y mortal idad, podrla ser una exageración d e l núniero verdadero de tr ibutarios. La c i f r a aparece en una l i s t a confeccionada para fundar l a reclamación de un juez de milpa esp-1 que intentaba probar que la provincia "tzetzal" de Cñiapa estaba en condi- c iones de pagar s u s servic ios y consejo. l9 Las tasaciones de encomienda de 1647 y 1657 presentan un plausible grado de crecimiento h a s t a mediados d e l s i g lo ; es to fue general en todo Cxiapas, con la excepción de Soconusco y algunos o t r o s ejemplos a i s l ados . E s t a recuperación demográfica del s i g l o X V I 1 ha sido observada en mayor escala para Mesoamérica en general, especialmente en las t i e r r a s a l t a s .20

E l informe de encomienda de 1657 derivó de los pagos en especies ( t e la d e algodón, g a l l i n a s , canastas de mafz, etc.) que la canunidad habrfa de

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17 A G I , Mgxico 3102, Censo de 1611, f . 6v: "Danse en e l l o s , en grande abundancia el maiz y o t ras l e umbre y frutas de l a t i e r r a . y en sus montañas s e coxen ca rca en can t i fad y se l leva a ,S reynos de c a s t i l l a

o r e l puer to de Tabasco y de l a Vera Cruz". Sobre las v i s i t a s , véase &CA , A1.11-7.70.687(Ch).

18 Murdo J. MacLeod seña la l a importancia de las exportaciones de zarza en ese mmento; ü is tor ia socio-eco&ca de la America Central espa- Kola, 1520-1720 (Guatemala: Editorial Piedra Santa, 1980), pp. 56-57.

19 La corrupción de aquellos que ocupaban estos car os particular- mente en Chiapas e r a no to r i a en toda l a jurisdicción % ia Audiencia. inves t i aciones sobre los jueces de milpa pueden encontrarse, por ejemplo ,

A8 en i n 1, Contadurla 970. 20 La mayorfa de l o s trabajos de Cook y Borah seaalan estas recupe-

raciones en e l s iglo XVII .

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Cambios de población en un pueblo colonial mexicano 97

pagar después de una nueva t a sac ión en e l mismo &o. S i los números de personas sugeridos por es tos documentos representan todos l o s t r i b u t a r i o s potenciales de la zona, es cuestionable a l a luz de una provisión de 1637, expedida por las autoridades centrales de Guatemala, acerca de que los o f i - ciales locales de l a Corona deberfan emprender una reducción forzosa de la población d i s p e r s a que se sabia estaba viviendo en las montañas a c i e r t a d is tancia de T i l a . Nunca se ha sabido si ta les órdenes se ~ u m ~ l l a n . 2 1

Hasta 1704 las estimaciones se pueden obtener de l a interpretación de r e g i s t r o s financieros. Aunque una tendencia general de crecimiento resul- t a clara, e l curso e r ra t i co de l "servicio del tostón" de Tila requiere una e ~ ~ l i c a c i ó n . 2 2 Ante la f a l t a de referencias sobre rapida expansión de po- b l a c i ó n o merma causada por enfermedad, tenemos que buscar inconsistencias administrativas para encontrar razones de cambio inmoderado. Por ejemplo, e l a r r e g l o usua l a t r a v é s de la Audiencia era recaudar l a mitad d e l tri- bu to e n cada "tercio",23 pero se registran frecuentemente pagos desiguales donde ambas cuentas semianuales se han conservado. Por l o tanto, en un ano donde s ó l o se dispone de l regis t ro de un terc io , una simple multipli- c a c i ó n por dos b ien puede r e p r e s e n t a r una es t imación demasiado baja o demasiado a l t a . La importante distinción ent re l o s documentos que dicen l o que efectivamente se ha pagado y aquellos que especifican l o que se ha d e pagar , a veces se pasa por a l to . U n a incertidumbre entre los funcio- n a r i o s sobre las c a t e g o r l a s d e t r ibutar ios , as1 como tanbien las luchas en t re las autoridades es ta ta les y l o s func ionar ios r eg iona les sobre l o s derechos de recepción de l o s impuestos, creaba una atmSsfera confusa en e l campo e informes que a veces s e contradicen. La corrupción generalizada

21 La orden d e esta reducción se encuent ra e n AGCA, A1.24.1557. 10201, f . 394.

22 E s t e i m u e s t o fue introducido por decreto real en 1592 y consis- t i a en e l pago $e un tostón por t r ibutar io entero y dos reales por medio t r i b u t a r i o . Aun ue no ayudan a analizar l a composición de las poblacio- nes , puesto que S 8 l o permiten deducir e l t o t a l de t r ibutar ios , las cuentas d e l s e r v i c i o d e l tostón son los documentos impositivos que mejor ref le jan la población to ta l . Para un tratamiento más detenido de este punto, véase Cook y Borah, Essays, 1: 19 y 32.

23 Newson (comunicación personal) piensa que tal vez originalmente haya s ido usado en tireas donde tres cosechas y, r consiguiente, tres pa- gos d e t r i b u t o eran s íb les en un aRo dado. E termino, s i n embargo, se EL P" empleaba en toda la iencia de Guatemala y más correctamente se r e f i e re simplemente a la mitad de l a obligación t r ibutar ia . Usado en es te sentido un t e r c i o es, a pesa r de que parezca extrafío por su significado, una mi - tad; dos tercios consituyen el t r ibuto anual. Los documentos se r e f i e r e n a l " t e r c i o de San Juan" ( t r ibuto ue s e p aba e l 24 de junio) y " tercio de Navidad" ( t r ibuto que se pagaba e\ 25 de y iciembre).

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98 Kodney C. Watson

d e l o s funcionarios en Breas remotas como Tila e ra notoria. Estos facto- res hacen imprescindible un examen cuidadoso de la documentación secunda- ria, tanto en términos de origen cmo de ~ r e d i b i l i d a d . ~ ~

S in embargo, en e l caso de T i l a la evidencia de un crecimiento rela- tivamente continuo d e l a población a f ines de l s ig lo X V I l parece clara. Es to c o n t r a s t a agudamente con l a aparente declinación general de la mayor p a r t e d e l a población indígena de Chiapa y Soconusco (ver Cuadro 2 sobre las tasaciones de l servicio d e l tostón en las dos provincias). Mackod ha seiialado i n d i c i o s de recuperación demográfica en Chiapas en l a úItima p a r t e d e l s i g l o XVII , pero e s preciso i n s i s t i r en que las pruebas aporta- d a s s ó l o pueden ser aceptadas provisional mente.^^ E l autor mencionado ha presentado más recientemente un cuadro diversificado de los movimientos de pob lac ión indígena en Centroamérica, en e l c u a l s u g i e r e que Chiapas p a r e c e r l a a j u s t a r s e a un modelo de declinación y recuperación en e l s ig lo X V I I . Ciertamente e l Cuadro 2 muestra una continua declinación, pero es to presenta una curiosa congruencia ent re Chiapas y la vecina Yucatán, l a que seiiala también MacLeod: "Sin embargo, a pesar de que Chiapas es predomi- nantemente una provincia d e tierras altas, se parece más a los patrones encontrados e n Yucatán, una provincia de tierras bajas [que a México cen- t r a l ] . Esto seguramente r e q u i e r e mayor investigación y explicación". 26 Tila, en su casi aislamiento, fue estimado o f i c ia lmente como uno de l o s

24 Cook y Borah en Essa s es ecialmente 1: 23-25 and 330, t ratan

H r os t r ibutos, las demoras en revisión am l iamente l o s problemas de fecha ! y a s subsecuentes d i s t o r s i o n e s en generalizaciones demográficas. Una manipulación de l o s da tos de tributarios, , ue e 'emplifica es tos hechos se encuent ra en Juan y J u d i t h Villamarín, & lon 2 al Censuses and Tributary L i s t s of the Sabana de k g o t á Chibcha: Sources and Issues", en Studies i n

i s h American Po u l a t i o n His tory David J. Robinson, ed. Boulder: E t v i e w Press , 1 !J' 81, Dellplain Latin h e r i c a n Studies 8) , pp. 15-92.

25 MacLeod cita a l efecto e l AGCA, A1.23.1521. f . 217. E l documento está d i r i i d o a l a Audiencia por e l obispo de Chiapa, quien dice ue se S deber ían usca r nuevos clér igos para algunas parroquias de la prov ncia. Las dif icul tades derivadas d e l uso de tasaciones t r i b u t a r i a s como f u e n t e s sobre la ooblación t a l vez s e ~ueden suDerar más fgcilmente sue aquellas que se enGuentran a l evaluar lo& niotivos'de un obispo que pretendeaumen- t a r s u c l e r o provincial. La sol ici tud de un encmendero de una nueva ta- sac ión d e s u s pueblos una sena1 m á s se u ra de crecimiento demogrBfico local , posiblemente se r fa más digna de conf f anza.

26 "Central Aaerican Colonial Demo raphics", p. 9. No se puede in- t e r p r e t a r e l pa t rón sugerido d r o 2 s i n c r l t i c a s , precisamente o r e l t ipo de razones mencioru&L una evaluación c r i t i c a de esas ci-

!ras puede alterar de a l 9- manera la perce ión de una calda aparente- mente inexorable de la pob ación ind l ena de &apas hacia f ines d e l s ig lo X V I I , l a causa verdadera de las s d l i t u d e s con e l caso de Yucatán puede salir a luz.

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Cambios de población en un pueblo colonial mexicano 101

pueblos mayores de l obispado alrededor de 1704, claramente un apogeo en e l perlodo posterior a l a conquista. No obstante, este juicio debe s e r v is to a l a l u z d e l a conocida y generalizada corrupción en l o que se re f i e re a asuntos f i sca les en los aPlos que preceden a l Motln Tzetzal de 1712.

Aunque por dos s iglos Tila logró ev i t a r la atención espaPlola, a p a r t i r de comienzos de1 s ig lo X V I I I aparece de manera d s asidua en las demandas d e l a adminis t rac ión que, por v a r i a s décadas, habla v i s to disminuir los ingresos t r ibutar ios de l a mayor parte de las regiones , par t icularmente las d e l Srea c e n t r a l de Llrlapas. La dependencia de la economia regional chiapaneca d e desarrollo lento- de t r ibuto y encomienda s e mantuvo viva por l a e x i s t e n c i a de l o que venia a s e r una f r o n t e r a en e l norte; las e n t r a d a s a l t e r r i t o r i o Lacanddn, en la selva o r i en ta l de Chiapas, en la década de 1690 no hablan movilizado ese e l m e n t o de la sociedad nativa cano fuerza económica viable.

En l o s aEos que siguieron a l levantamiento de 1712 muchas comunidades indlgenas de l a provincia sufrieron un periodo de pestes en los cultivos; entonces comenzó a cambiar l a fortuna de ~ i l a . ~ ~ Varios &os de severa d i s l o c a c i ó n t a n t o s o c i a l como económica siguieron a l o s sucesos de ese aEo. Por un prolongado perlodo no se recibió t r ibuto de ninguno de los pueblos que hablan participado en e lmot ln . Los estragos d e l hambre y las epidemias alcanzaron finalmente e l norte de Chiapas c e n t r a l , a fec tando a T i l a y l o s pueblos vecinos. Los curas d e l d i s t r i t o escribieron una comu- n i c a c i ó n c o l e c t i v a describiendo e l sufrimiento general. Tila, junto con s u pueblo anexo de Petalcingo, se decla que habla sufrido la muerte de más de dosc ien tos t r ibutar ios ent re 1714 y 1718.~8 E l censo de 1714 regis t ra muy pocas personas enviudadas, l o que sugiere que las pérdidas sustancia- les en l o s dos anos que siguieron a la rebelión probablemente se debieron en primer lugar a la emigración y a la huida.

La despoblación habla socavado tanto la capacidad t r ibu ta r i a d e l pue- b l o que en 1725 se tuvo que hacer un nuevo padrón. Este reveló una pérdida d e dos t e r c i o s de l a población que se habla registrado diez anos antes. El gobierno de Santiago de Guatemala, preociipado por e l colapso d e s u s

27 No e x i s t e ninguna in te rp re tac idn ecológica y econ6mica cm leta de e s t o s acontecimientos, aunque estudios de MacLeod y Gosner de pr i xíma a p a r i c i ó n deberlan l lenar este vaclo. Para un análisis sociozlul tural de l a r e b e l i ó n v e r R. Wa~serstrom~ "Ethdic Violence and Indigenous Protest: The Tzetzal Pla a) Revolt of 1712 , Journal of L a t i n American S tud ies 12 (1980) : 1 : (-16.

28 AGCA, A3.16.295.3961(Ch). Todos los curas estaban de acuerdo en ue las d i f i c u l t a d e s de aque l los anos e r a n un c a s t i g o d iv ino por l a

%esobediencia c i v i l de 1712.

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bases t r i b u t a r i a s , sólo concedió exenciones parciales de tributos durante esos años.

La preocupación o f i c i a l ament6 con e l informe de que algunas pobla- ciones dispersas estaban ocupadas en c u l t i v o s no supervisados y que no pagaban impuestos; una Real Cédula fue expedida en 1740 ordenando que los indlgenas que vivlan fuera de sus pueblos deberlan ser prontamente reduci- dos y tasados.29 E l pequeno número de indlgenas que pagaban t r ibuto en T i l a de 1739 a 1741 debe haber sorprendido a las altas au to r i dades , quienes en 1738 hablan rec ib ido un informe muy optimista de un contador e s p e c i a h t e nombrado para este f i n , describiendo el considerable aumento de población t r i b u t a r i a que é l habla registrado durante su v is i ta . Sin embargo, e l cura de T i l a d i o un número muy reducido de indlgenas cuando p id ió una remisión de deudas en 1742. E l gobierno central perdonó algunas deudas, pero a l pueblo l e quedaron más de tres m i l pesos a pagar en im- puestos atrasados .30

E l contador, que habla descubierto indlgenas viviendo en s i t i o s monta- nosos a d i s t a n c i a s de hasta 35 kildmetros de T i l a , estaba ocupado en una amplia investigación de l desorden que prevalecía en toda Chiapas. Encontr6 mas de t r e s c i e n t a s fami l i a s viviendo y trabajando en l o s s i t i o s llamados Qzigabunte y Bulugig. Entre e l los estaban muchos de l o s p r i nc ipa l e s de T i l a y Tumbata, que e ran p rop ie ta r ios de los mayores terrenos bajo cul- t i vo . Comentando l a s i t uac ión que encontró, condenó particularmente l a des in tegrac ión s o c i a l que habla s i d o p r ec ip i t ada por un continuo ir y ven i r e n t r e l o s s i t i o s en la montafía y e l centro de l pueblo. Citó casos de a s e s i n a t o s que ocurrieron cuando l o s maridos que regresaban descubrían que s u s mujeres les hablan s i d o i n f i e l e s durante su ausencia. Se ha116 también que v a r i o s n inos mayores no hablan s i d o nunca bautizados, los muertos hablan sido enterrados muchas veces s i n los sacramentos Y cientos de personas no hablan a s i s t i d o a misa por años.31 Autoridades c iv i l e s l o c a l e s fueron asignadas a estos dos s i t i o s y cientos de nuevos tributa- r i o s , con las consiguientes obligaciones f i sca les , fueron agregados a l o s padrones de T i l a .

E l o idor que informó a las autoridades cwpliendo la orden de 1740, se cuidó de mencionar sólo aquellos sucesos recientes que sugerian que podrla

29 AGCA, A1.23.1527(6), f . 149, "Testinonio de l a Real Cédula, 25 de septiembre de 1740".

30 AGCA, A3.16.359.4641(Ch), "Autos sobre e l pueblo de Tila ..." (1743)

31 A G I Guatemala 102, "Contador Romero a la Audiencia . . ." (15 de enero de 1734).

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esperarse un aumento de ingresos por t r ibutos. Sus a f i rmaciones r eve lan una l i m i t a d a comprensión de l o s procesos vigentes en e l área pero, por o t r a p a r t e , sePlalan una realidad impllci ta en documentos previos: "Consta que e n d icha provincia ay muchos s i t i o s y parajes en las montañas distan- tes d e poblado a c inco , s i e t e y ocho leguas que están conocidos [. . .] en todos se h a l l a n r ad icados con milperlas y huertas de cacao muchos indios que v iven en toda l i b e r t a d , y s i n alguna subordinación a sus superiores, abrigando a todos l o s que por hosar [¿gozar?] de l a misma bárbara l iber tad o por huir la opresión de las jus t i c i a s se r e t i r a n a dichos parajes".32

E l tema de la co r rupc idn de l o s funcionarios locales se desarrol la a con t inuac ión con mayor ampli tud junto con un intento de exculpar a l o s alcaldes mayores de cualquier responsabilidad por e l cu r so que las cosas hab lan tomado. No s e hace mención en ningún m e n t o de los varios &os de p lagas d e l a n g o s t a , que cont inuaba todavfa mientras s e escr ibfa e l in- forme. E l a u t o r con t inúa d ic i endo que l a s o l u c i ó n a las dif icul tades f i n a n c i e r a s d e l mmento estaba a l alcance, pues la incorporación de tribu- t a r i o s de l o s s i t i o s montaflosos habla aumentado la población t r i b u t a r i a de T i l a d e 146 a 539 casados. La extensión de este proceso (sólo un te rc io d e l c u a l habla s ido completado) engrosó las listas de l o s pueblos de Chia- pas con 2,375 nuevos t r ibutar ios , l o que equivale a un amento de ing resos de ocho m i l pesos anuales.33

Desde f i n e s de l a década de 1740 a l término d e l s ig lo , censos ecle- s i d s t i c o s y t r i b u t a r i o s informan de una l e n t a y vacilante recuperación de T i l a , aunque l a repet ic ión de serias d i f icu l tades de 1769 a 1778, con una nueva s e r i e de plagas en l o s cul t ivos, retard6 e l proceso de recuperación. Durante este periodo, T i l a presenció cientos de muertes que fueron anota- d a s e n e l r e g i s t r o de defunciones de l a i g l e s i a (llevado por e l cura).34 No es sorprendente que l o s indigenas murieron en tales cantidades, dada la combinación de hambre y enfermedades propias de la estación de l luvias . Un informe d e l cura de ese momento afirma que l o s indigenas eran obligados

32 AGCA, A3.16.359.4646(@), "Testimonio de la Real Cédula ... sobre e l desorden que ay ent re l o s yndios t r ibutar ios de la provincia de Chiapa, 1740-41".

33 "Testimonio de la Real Cédula . .". 34 La l a n g o s t a des t ruyó c u l t i v o s en docenas de pueblos en toda l a

p a r t e o r i e n t a l y c e n t r a l de l a provincia en ese tiempo. Ti la obtuvo un ano d e remisión de t r ibutos después de perder cientos de t r ibutar ios y sus f a m i l i a s en un e r fodo de c u a t r o aaos . Ver e l l i b r o de defunciones de T i l a , Archivo H f s t b r i c o Diocesano de San Cristóbal, Chiapas (citado ade- l an te cano AHDSC), de 1769. (Cano l o s documentos de este a rch ivo no han s i d o catalogados, las fechas s e dan cuando éstas han s ido establecidas).

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a t r a b a j a r cuando ya estaban enfennos y con mal tiempo, recogiendo langos- tas y s u s l a r v a s en l o s campos para e v i t a r l a propagación de l perjuicio. Muchas de las familias que sobrevivieron fueron reubicadas en un s i t i o llamado La Sabanilla y muchos otros simplemente huyeron.35

En l a última década de l s ig lo W I I I ya la población se habla extendido considerablemente y se habla reducido la frecuencia de epidemias. h l ín- d i c e d e fe r t i l idad debe haber sido aún bajo y l a mortalidad i n f a n t i l a l t a , porque el tamaffo de l a familia pranedio no e ra considerablenente mayor que e l de dos décadas an tes . Sin embargo, e l cómputo o f i c i a l de l tamaKo de l pueblo se pone en duda por un l a r g o docimiento de l o s últimos años de la década de 1790. En ese tiempo, e l intendente de Ciudad Real -una persona enérg ica d e ideas ilustradas- escribió a la Audiencia solicitando pefmiso para fundar un pueblo en un s i t i o a c i e r t a d i s t a n c i a d e T i l a . El s i t i o era conocido como Bulugig, donde e l intendente anunció que habla descu- b i e r t o mas d e 300 f a m i l i a s viviendo en medio de un r ico pero sub-desarro l l a d o campo d e cacao, " s in dios ni inteligencia". La Audiencia procedi6 lentamente, concediendo su aprobación para una reducción en 1805.36

Como apéndice a e s t e ensayo sobre l o s cambios de población, podemos d a r una mirada mas a l l a d e l perlodo colonial, a l o s primeros aRos poste- r i o r e s a l a independencia. En 1830 e l cura de T i l a informó que la pobla- c i ó n continuaba luchando para recuperarse f rente a los ocasionales reveses que s u f r l a . En ese aRo s ó l o 500 casados (representando una población t o t a l de 3,000) quedaban d e l o s 700 casados (4,000 personas) que habla habido en el pueblo antes de una peste reciente.37

E x i s t e una confusión p o t e n c i a l e n las f u e n t e s d e f i n e s d e l s ig lo X V I I I , debido a l a s var iables definiciones de las categorlas de tributa- r i o s , los conflictivos motivos de l a Ig les ia y las au to r idades c i v i l e s y una simple d e f i c i e n c i a para contar las poblaciones. Como resultado, las fuentes t ienden a confundir a l mismo tiempo que se mul t ip l i can . Por ejemplo, el obispo de Chiapa escribió en 1778 que mientras é l tenla la im- pres ión de que s u censo era t a n d e t a l l a d o como era posible esperar, no o b s t a n t e , probablemente habla emitido contar cerca de un sexto de la po-

35 AfIDSC "Cord i l l e ra a los padres curas ra que anime a sus fe l i - reses" ( 1 7 7 9 . Sobre huida, ver tanbien A H D s ~ "Carta de don f ray Juan

k n u e l Garcla e Vargas, y contestaciones" (1771). 36 Ver AGCA, Al.12.19.27a(Ch), un grueso expediente sobre la funda-

ción de es te pueblo. 37 AHDSC, documento s i n c las i f i ca r de 1830.

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blacibn de la provincia por diversas razones.38 S i s e i n t e n t a r a hacer una representación gráfica de l progreso de l a

población de T i l a de l a s est imaciones de t r ibutar ios presentadas en e l Cuadro 1 -aun s i se multiplicaran por los coeficientes generales estable- c i dos para México central- e l resultado s e r l a engañoso y tan er rá t ico como para negar todo excepto las observaciones más generales acerca de las ten- dencias en e l tiempo. No es posible f i j a r coeficientes convenientes para un s o l o pueblo de indlgenas sobre l a base de información que proviene de d i f e r e n t e s fuentes. Cómo establecer de l a mejor manera posible la credi- b i l i d a d de cada fuente y l legar a una curva de larga duración de la pobla- c i 6 n t o t a l , debe ser l o e s enc i a l de investigaciones m á s extendidas. E l e s t ud io fu tu ro exp l i c a r á e l cambio en aproximadamente 165 pueblos y par- c i a l i d a d e s de Chiapa y Soconusco en el periodo colonial. Se argumentara que, en v i s t a de l a in ter re lac ibn de los sistemas de trabajo opresivos o de s t ruc t i vos , sistemas tr ibutarios que minaban l a viabilidad econbmica de l a comunidad y los sistemas de vida ecolbgicémiente impredecibles (esto es, l a apa r i c ión errática de desastre o enfermedad), l o s documentos f i sca les revelan fugitivismo y estrategias de supervivencia en lugar de un sistemá- t i co y continuo colapso de poblaci6n.39

Una inspección de l o s c a s i doscientos anos de estimaciones tributa- rias suplementa la narrativa básica de la h i s to r ia de Tila. Las observa- ciones de Wrigley sobre poblaciones p r e i n d u s t r i a l e s pueden s e r v i r como punto de partida para un resitmen y será sobradamente familiar a todo a q d l que conoce la documentafibn colonial de provincias como Chiapa:

Una t f p i c a secuencia de acontecimientos seria una mala cosecha o , peor afín, dos m a l a s cosechas seguidas, conduciendo a desnutrición y acampanada o seguida por infecciones epidémicas severas. Una c r i s i s semejante frecuenteinente reducla las poblaciones un quinto o un cuarto [...l. Entonces podrla seguir una generación de recu- peración con un exceso de nacidos sobre muertos en la mayoria de l o s anos, a n t e s que una abrup'ta caída en e l c ic lo tuviera lugar nuevamente. Cic los de e s t a clase podrlan ocurrir no obstante la r e l a t i v a pres ión de l a poblacibn sobre los recursos, pero serlan

38 AG1, Guatemala 943, "Expedientes d e l obispo.de Chiapa sobre l a v i s i t a de su ig les ia su dibcesis y cuentas de la ig les la dados por su ca- b i l do , 1784", car ta del obispo Polanco (28 de noviembre de 1778).

39,,Nancy F a r r i s s menciona muc@s aconteciaientos similares en Yuca- t án en Indians i n Colomal Yucatan manuscrito s i n publicar, 1980) y en su t r aba jo de próxima apar ic ibn, Co onial Maya Society: The Collective Purchase of Survival.

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mucho mas severos en áreas donde el total de población en equili- brio, impllcito en las tasas de fertilidad y mortalidad, se acer- case al m-o .40

Otras dos variables se deben arreglar para completar el cuadro de Tila colonial. Primero, la existencia marginal de la canunidad se vi6 mitigada en cierta manera por la explotación de tierras a considerable distancia del asentamiento formal. Estas tierras parecen haber aliviado presiones sobre las milpas cercanas a Tila en tiempos de crisis y haber sido el lu- gar de cultivo de cosechas comerciales (primero zarza y luego cacao) en conexión con el comercio de exportación vla Tabasco. El segundo factor fue el estado fiscal espaRol que se mantuvo inflexible en sus exigencias frente a una base tributaria demasiado obligada.

Un proceso que combinaba fuga y migración determinaba en gran medida el tamailo y extensión aparente de Tila, particularmente en tiempos diflci- les. La estabilidad del asentamiento local parece que se desmoronaba con bastante facilidad pasado cierto limite de presión sobre la población. Cuando las tierras cercanas al pueblo se tornaban improductivas, como ocurrla con frecuencia, la huida o migración era la respuesta racional del grupo a las demandas de la subsistencia. En el siglo XVIII tales migra- ciones eran toleradas por los jefes indlgenas que controlaban mucha de la tierra en Bulugig y Chigabunte. La incapacidad de las autoridades españo- las de controlar estos movimientos, para influir significativamente en la organización de la mano de obra local, o recolectar impuestos minimos, se subraya repetidamente por las grandes diferencias entre los cálculos de población civiles y eclesiásticos. W h a s de las fluctuaciones aparente- mente grandes del tamaño del pueblo en periodos cortos se pueden explicar a la luz de este mecanismo de respuesta. La Figura 2 sugiere de manera general las relaciones implicadas.

No es sorprendente el encontrar una continua migración a los sitios montaElosos de la frontera de Tabasco, pues demuestra una proposición axiomática del análisis espacial: la distribución de las actividades humanas tiende a representar fielmente un ordenado ajuste a factores como los de fricción de distancia y la accesibilidad a sitios de producción. El hecho de que el camino de menor esfuerzo también era el d s econWco determinó al menos una residencia estaciona1 en los sitios retirados,

40 E. A. Wri le "Demographic Models in Geography", en Models in Geography, Richard 9. &orley y Peter Haggett, eds. (London: Methuen and Company, 1967), pp. 189-215.

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Cambios d e población en un pueblo colonial mexicano

Base agrfcola

P e s t e s , c o s e c h a s perd idas y hambre

demandas de: Comunidad indigena

Figura 2. Los elementos de dispersión de la población en la región de Ti la en e l período colonial

l e j o s d e l c e n t r o formal d e l control Las famil ias t r ibu ta r i a s reubicadas se sentfan más inclinadas a l a "bárbara l iber tad" que a impues- tos inmoderados.

T i l a puede d i s t i n g u i r s e de o t r o s c e n t r o s de Chiapa colonial por su condición de semi-aislamiento. En una región donde un v i a j e en t r e pueblos grandes no se emprendfa con l igereza, aun en l o s d i s t r i t o s más f á c i l e s de a t r a v e s a r , T i l a y sus pueblos anexos de ninguna manera estaban en e l cen- t r o de los acontecimientos. Probablemente e s t e a i s l a m i e n t o d i o c i e r t a

41 D i s e r s i ó n persis tente se reg i s t r a en o t r a s re iones.

2 f Véase'P e'emplo, ~ i $ l a m a r i n , "Chibcha Settlement"; Bromley, "U saster and Pop a- t on Change", qu ien demuestra @ im c to de dis turbios ecológicos en po- blaciones sedentarias; y love l l , ~ a n p a n d Se t tlemen t , qu ien encuent ra S i g n i f i c a t i v a evidencia de dispersión en Guatemala occidental en e l perio- do colonial .

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oportunidad de e lecc ión , de l a cua l o t r o s grupos indfgenas no gozaban. Hasta e l s iglo XVIII, l a consideración de participar o no completamente en l a sociedad colonial no era tan grave para l a población de T i l a . E l con- traste con ot ras regiones puede s e r instructivo: ¿Qué grado de dispersión hubo en á r e a s más densamente pobladas, particularmente en la cuenca cen- t ra l de Chiapas? ¿Qué impacto tuvo l a competencia por t i e r ras sobre la migración cuando los espaííoles introdujeron e l ganado, aparte de la conse- cuenc i a inmediata que l o s indfgenas fueron desalo jados a l uga re s de cul t ivo más a l tos en las laderas de los valles?42

E l a n á l i s i s presentado aquí puede haber prometido más de l o que ha ofrecido, puesto que la respuesta a muchas de las interrogantes planteadas tendrá que e spe r a r una investigación más amplia de la región. Un c i e r t o grado de p rec i s ión en e l t ra tamiento de l o s datos de población deberfa proveer e l contexto para es tud ios u l t e r i o r e s de l a "serie de unidades e s p a c i a l e s temporalmente organizadas" a que alude Kobinson y del modelo descriptivo presentado aquf.

42 Aun ue t r a t a un problema contemporáneo desde e l punto de v i s p de o t r a d i s c i p 9 i n a , un trabajo de Edward Soja e s ú t i l en lacclarif icacion de l a fue rza y necesidad de un pmponente espacial en e l analisis de l a s re- l a c iones socio-economicas; The Socio-s tia1 Dialectic", Annals of the Associatfon of American Geographers 70 lfl;;~): 2: 207-25. Las aplicacio- nes en e l desarrol lo de modelos regiona 1 es pueden ser muy valiosas.