I CERTAMEN DE CUENTOS Y RELATOS SOBRE INFANCIA Y ADOLESCENCIA
Relatos de la Infancia - 1º ESO C
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Una autobiografía es un libro que escribe una
persona sobre su propia vida y por lo general está
lleno de tediosos pormenores de todas clases.
Esto no es una autobiografía. Yo nunca
escribiría una historia de mí mismo. Por otra parte,
durante mis días mozos en la escuela y nada más
salir de ella me sucedieron unas cuantas cosas que
jamás he olvidado.
Roald Dahl, Relatos de la infancia
ÍNDICE
PRÓLOGO .......................................................................................... 3
LA FAMILIA ................................................................................... 5
VACACIONES ................................................................................. 12
TRAVESURAS ................................................................................ 21
HISTORIAS “TRÁGICAS” ............................................................ 35
AUTORES ....................................................................................... 50
PRÓLOGO
4
Como profesora podría decir que lo más interesante de este libro
son las destrezas y conocimientos que han desarrollado los alumnos
durante su elaboración, que no son pocas.
Por supuesto que han mejorado su
expresión escrita; han aumentado su
vocabulario; han explorado el subgénero de
la autobiografía y sus mecanismos narrativos;
han (re)descubierto el placer por la lectura; y
han profundizado en el conocimiento de la
sociedad inglesa de principios y mediados del
siglo XX que retrata Roald Dahl, por ejemplo,
las diferencias en el sistema educativo.
Sin embargo, lo más valioso de este libro son los entrañables
recuerdos que contiene. Tanto ellos como yo, hemos disfrutado
contándonos historias, conociéndonos y descubriendo esos pequeños
retazos de vida que nos hacen a todos excepcionales.
Gracias por permitirme acompañaros en vuestro viaje. Espero
colarme en alguna de las anécdotas que contaréis cuando ya no estéis
en el ZOLA. Por mi parte, os aseguro que nunca me olvidaré de vosotros.
MARÍA PAZ CORNEJO
Profesora de Lengua 1º ESO
Departamento de Humanidades
LA FAMILIA
IV FERIAL DEL LIBRO
COLEGIO ZOLA
2011/2012
6
MI FAMILIA
Mi familia no es muy grande y todos vivimos en Las Rozas.
En casa somos tres, mi padre, mi madre y yo, porque no tengo
hermanos. La familia se completa con tías y tres abuelos, porque por
desgracia desde hace dos años me falta mi abuela Teresa, a la que
echo mucho de menos. También tengo tíos y tías abuelas y varios
primos, aunque son más pequeños que yo y no les veo mucho, pero
cuando nos juntamos lo pasamos muy bien.
Cuando me pregunto si me gusta mi vida, pienso que sí, que soy
feliz. Mi familia es pequeña pero les veo todos los días y se preocupan
mucho por mí. Mis padres me cuidan y me consienten cuando creen
que lo tienen que hacer, aunque normalmente son bastante estrictos
conmigo, sobre todo en lo que se refiere a los estudios y con lo que mi
madre llama “caprichos tontos”.
Soy hija única, pero no me siento así porque además tengo
muchos amigos para jugar tanto en el colegio como en la urbanización
en la que vivo.
LAURA GONZÁLEZ
IV FERIAL DEL LIBRO
COLEGIO ZOLA
2011/2012
7
IRON GRANDMA
Hoy día 28 de febrero, decidí escribir un cuento sobre mi abuela.
Se llama Carmen, tiene el pelo canoso y es de altura normal para su
edad (85 años).
Seguramente os preguntareis porque quise escribir un cuento
sobre ella, veréis, mi abuela no es una abuela normal, mi abuela es
especial. Y, en especial me refiero a
que caiga donde caiga nunca se
rompe nada, lo mínimo que llego a
hacerse fue una micro-fractura, que le
pasó en un sitio horrible: el coxis. Cayó
de culo y se la hizo. Este cuento lo he
titulado “¡¡IRON GRANDMA!!” porque
creo sinceramente que mi abuela está
hecha de hierro. En cierto modo me
asusta, pero si lo piensas mejor no está
tan mal. Cada vez que se cae no se
hace nada, al igual que puede que otras abuelas se rompen dos
piernas y un brazo, mi abuela no. Mi abuela tiene los huesos fuertes y
sanos, y como comprenderéis después de todo lo que os dicho, no los
tiene para nada de cristal. En este cuento quiero dar a conocer el don
de mi querida abuela. Y con esto digo, un verdadero don.
Hace unas tres o cuatro semanas pasó algo parecido. A mi
abuela la vimos ese mismo sábado, bueno, pues a las 2:00 de la
mañana del día siguiente, mi tía que vive con mi abuela, llamó. A mi
padre al igual que a cualquier otro, no le gusta que suene el teléfono
por la noche, porque se asusta muchísimo. Siempre dice que eso es que
alguien está enfermo o en el hospital. Bueno, pues mi padre
sobresaltado y asustado se levantó de la cama y cogió el teléfono:
IV FERIAL DEL LIBRO
COLEGIO ZOLA
2011/2012
8
-¿Qué pasa?- dijo mi padre tembloroso
- Que la “jefa” se ha caído- dijo mi tía intentando recuperar la
respiración, ya que estaba muy nerviosa.
Con lo de “jefa” os preguntaréis que porque la llamamos así
(bueno, yo no) pues lo único que puedo decir es que es una tradición.
-Y tiene un moratón enorme en el ojo, la he intentado levantar,
pero es imposible, lo único que he conseguido es hacerla más
moratones en el brazo, como digo yo siempre: “está hecha un Cristo”-
prosiguió mi tía
-Vale en 20 minutos estoy allí y no intentes levantarla ¿has llamado
a alguien?
-Sí, a la ambulancia, vendrán más o menos cuando tú llegues.
-Vale y dile a la jefa que esté tranquila. ¿Se ha dado un golpe en
la cabeza?
-Sí, y muy fuerte.
Dicho esto mi padre tranquilizó a mi tía y sin despertar a mi madre,
cosa que no consiguió, se vistió y emprendió camino.
Al llegar, obviamente el Samur estaba allí.
Mi abuela ya se había levantado, pero claramente mi padre no
preguntó ya que estaba segurísimo de que fue el Samur la que la
levantaron. Y el Samur al saber cómo levantar a señoras mayores, no la
dejaron ni rastro de moratones en el brazo, cosa que sí había hecho mi
tía.
Mi abuela y mi tía se fueron en el coche del Samur y mi padre en
su coche, ya que si no lo llevaba no podían volver.
IV FERIAL DEL LIBRO
COLEGIO ZOLA
2011/2012
9
Ya en el médico, mi abuela con un fuerte dolor de cabeza y en
silla de ruedas se encaminó a que le hiciesen todo tipo de pruebas. Al
terminar, los médicos dirigiéndose a mi padre y a mi tía dijeron:
-No hemos encontrado nada malo, no se ha roto nada, pueden
estar ustedes tranquilos. Pero para estar totalmente seguros le haremos
una resonancia de cabeza –añadió el médico sonriendo.
Y, para vuestra sorpresa mirar el comentario que hizo mi abuela
en aquel momento:
-Muy bien. Como no hay casi nadie, soy la más afortunada del
hospital, venga ¡todos los médicos para mí, cúrenme, cúrenme…!-Dijo
mi abuela desternillándose de risa.
-No se preocupen, está trastornada después del golpe en la
cabeza, corran y háganla esa prueba antes de que se vuelva del todo
loca.-Dijo mi padre muy sereno, pero por dentro… ¡no paraba de reír!
Mi padre dirigiéndole una sonrisa de “que loca está nuestra
madre” a mí tía, se sentó y esperó a que terminase la prueba. Charlaron
sin cesar, hasta que llegaron los médicos y mi abuela en la sillita,
pararon y el médico añadió:
-Otra vez no se ha hecho nada, estábamos en lo cierto desde el
principio, la prueba está perfecta.
-Genial-dijo mi abuela- veis, no tenéis que preocuparos.
En cuanto mi abuela se hubo levantado, el médico añadió otra
vez, pero esta dirigiéndose a la enfermera quien había ayudado antes
en la prueba:
-Esta, es una “cachonda”-dijo señalando a mi abuela.
IV FERIAL DEL LIBRO
COLEGIO ZOLA
2011/2012
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Mi padre bastante contento se llevó a mi abuela al coche con
ayuda de mi tía.
-Jefa, estas hecha de hierro, y lo que más me asusta es que el
médico tiene razón, eres una “cachonda”-dijo mi padre
-No es para tanto-dijo mi abuela con una enorme sonrisa que
llegaba de una oreja a otra.
Llegaron a casa, y mi abuela con su moratón enorme en el ojo y
el chichón en la cabeza que casi deformaba parte de su cabeza, se
metió en la cama, y al cabo de un rato se durmió.
Mi tía aún nerviosa por todo lo sucedido aquella noche, se
despidió de mi padre y como mi abuela, se metió en la cama
conciliando rápidamente el sueño.
Bueno esta es solo una de las historias de “IRON GRANDMA!!”. ¿Os
podéis imaginar las demás?
Bueno no pierdo nada contándolas: Otra caída que vivió mi
abuela (y que yo recuerde ha vivido 3 o 4) ocurrió al entrar en misa. Se
tropezó y cayó de culo. Aquí es donde se hizo aquella micro-fractura de
la que os he hablado antes. Un señor que vió que mi abuela se había
caído, se ofreció a llevarla a casa (ya que estaba muy cerca), mi
abuela no cesaba de decir que no se preocupara, que podía ir en taxi.
Pero en realidad no estaba bien, bueno no lo estaba su coxis.
Al fin mi abuela cedió, y la llevó a casa. Le dieron las gracias al
señor (por supuesto), y llamaron a mi padre.
Fueron al hospital (otra vez), y le dijeron que tenía una micro-
fractura. Después de esta desagradable noticia, mi pobre abuela tuvo
que estar casi 3 meses con un cojín en el sillón, casi sin poder sentarse.
¡Pobrecita, y lo mal que lo pasó!
IV FERIAL DEL LIBRO
COLEGIO ZOLA
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11
La otra vez fue muchísimo menos “dramático”. Esta vez fue en
casa. Mi abuela se volvió a tropezar, aunque la cosa cambió un poco,
esta vez fue más ridículo, ya que se tropezó con la alfombra. Se dio un
golpe en la cabeza, pero no tan fuerte. Lo peor ocurrió cuando hubo
que levantarla. Mi tía al igual que la otra vez no quiso levantarla, por lo
que recurrió a la ayuda de policías. Los polis consiguieron levantarla con
mucho cuidado. Ya eran las 12:30 de la noche. Mi abuela se sentía mal
d haber llamado a los policías tan tarde, por lo que les dio propina.
-Tomen, como esto no era una emergencia que digamos y les he
hecho perder el tiempo, me gustaría compensarles-dijo mi abuela
entregándoles un poco de dinero
-No se preocupe señora, nos pasa a menudo, no hace falta, es
nuestro trabajo, sino… ¿Quién lo haría?
-Son ustedes muy amables, muchas gracias. Pero al menos
déjenme ofrecerles un poco de agua.
-Un poco de agua nos gustaría mucho-dijo el policía
-Tomen aquí tienen-dijo mi abuela entregándoles agua a los dos
sedientos agentes.
Después de beber los agentes se despidieron y se fueron.
Bueno, ¿Qué os parece esta última? ¿No está mal eso de que
unos agentes de policía vengan a tu casa para levantarte…verdad?
Bueno pues os presento a mi abuela. ¿Os gusta? A mí eso de
tener una abuela de hierro me encanta.
MARÍA EUGENIA MARTÍNEZ-CATENA
VACACIONES
Vacaciones de verano 2011
Durante las vacaciones de verano del año 2011 me fui a San
Francisco, a Los Ángeles, a Las Vegas y a Roma.
En el mes de julio, que es el primer mes de vacaciones, me fui con
mi madre, mis tíos, mis primos y mi abuela materna a visitar a mi tío
Alberto que vive en San Francisco. En San Francisco visitamos el Golden
Gate, el Pier 39, donde vimos a unos leones marinos y muchas focas.
También fuimos a los demás Pier, pero el más especial era el 39.
Intentamos ir a la isla de Alcatraz, pero no pudimos porque se agotaron
las entradas. Tampoco pudimos montar en tranvía porque había
muchos turistas. Visitamos muchas cosas más como China Town, un
bosque de secuoyas impresionante...
Después, fuimos en coche hasta Los Ángeles donde vimos el
paseo de la fama y el lugar donde los actores famosos ponen las
manos.
Cuando terminamos de ver Los Ángeles nos fuimos a Las Vegas
que fue lo que más me impresionó, todo lleno de hoteles, casinos en los
que no me dejaban entrar, la curiosa forma de los hoteles, lo lujoso que
era todo…. En Las Vegas hice un montón de cosas, estuve en un hotel
de cinco estrellas, aunque también vi los demás hoteles, monté en
limusina y en helicóptero para ver el Gran Cañón, jugué en un casino
(para niños) y un montón de cosas más.
Durante el mes de agosto estuve con mi padre, con mi abuela y
con mi abuelo. Una parte del mes la pasé en un pueblo de Zamora ya
que mi abuelo estaba muy mal.
Después, me fui a Roma, y para nuestra sorpresa nos colocaron en
business, todo un lujo. En Roma vi el coliseo romano, el foro, el circo, los
museos, las plazas y las iglesias. Roma me encantó. En una especie de
jardín me monté en un segway, que es como un patinete pero eléctrico.
Comí muchas pizzas que estaban riquísimas, también comí helados que
estaban deliciosos.
Las vacaciones de 2011 son unas vacaciones que nunca olvidaré
por lo bien que me lo pasé y todas las cosas que vi.
ALEJANDRO REDONDO
Helicóptero del Cañón del
Colorado
Tranvía,
San Francisco
Coliseo romano,
Roma
Paseo de la fama, Los
Ángeles
MIS VACACIONES
El verano pasado alquilamos una casa en Irlanda. Estuve aquí las
dos primeras semanas de vacaciones, jugando con mis amigos,
bañándome en la piscina, haciendo guerras de pistolas de agua,
bajando a la guarida… Pero llegó el día 7 de Julio, el día en que nos
íbamos a Irlanda. Me dio un poco de pena dejar a mis amigos, porque
iba a estar un mes y medio fuera, pero no podía hacer nada.
Llegaos allí tras dos horas y media de vuelo por el Atlántico. Hacía
un frío terrible, el verano era tormentoso, frío, ventoso, lluvioso… no me
quería imaginar cómo sería el invierno. La primera semana, nada más
llegar nuestros padres nos llevaron a un estudio de “arts & crafts” (Bridge
Street Studio) donde conocimos a mucha gente. En aquella clase había
diecisiete alumnos: quince chicas dos chicos, mi hermano y yo.
Por las tardes salíamos a jugar con los nuevos amigos que nos
habíamos hecho allí. La segunda semana nos llevaron a un
campamento de baloncesto desde las nueve hasta la una del medio
día. Allí conocimos mucha gente nueva. Me encantó.
La siguiente semana fuimos a uno de tenis, y la siguiente a un
“multisport” (múltiples actividades deportivas).
La última semana fuimos a un centro de actividades y aventuras
de Carlingford, una ciudad preciosa de Irlanda. Allí hicimos canoa,
kayak, escalada, descenso, tirolinas, un laberinto a ciegas, zorbel (una
bola enorme de plástico en la que te metías y te tiraban por una
cuesta)… y lo mejor: una guerra láser, una guerra con metralletas que al
apretar el gatillo disparaba un láser que mataba al enemigo, en un
bosque de aproximadamente setecientos metros cuadrados, estuvo
fenomenal, me encantaría repetirlo.
Definitivamente volvimos a España y tras tres días en casa con mis
amigos, nos fuimos a Gerona una semana. Una o dos semanas después
de volver de Gerona empezaría el cole, así que esas últimas semanas
mis amigos y yo las aprovechamos al máximo.
Después el cole empezó y la felicidad del verano terminó, aunque
aquí no se está tan mal.
JAIME OLIVÉ
PARÍS
Hace justo tres meses me fui de vacaciones con mis padres y mi
abuela. El primer día nos levantamos a las seis de la mañana para coger
el avión hacia París. Cogimos el coche hacía el aeropuerto. Cuando
llegamos dejamos el coche en el parking, cogimos las maletas y
entramos en el aeropuerto. Todavía quedaba un rato, por lo que
desayunamos antes de coger el avión. Ese día yo estaba muy nervioso
ya que era mi primer viaje fuera de la península. Por fin el avión
despegó. Después de dos horas y cuarto de viaje, llegamos a París. Al
llegar al aeropuerto nos esperaba un autobús que nos llevaría a
Disneyland París. Se me olvidó decir antes que en este viaje íbamos a
estar dos días en Disney y dos en París.
Cuando llegamos al hotel, hicimos la reserva y nos dieron la
habitación. Por la tarde fuimos a Disneyland. Ese día no me dio tiempo a
montar en muchas atracciones, ya que nos perdimos medio día de
viaje.
El segundo día me gustó mucho porque pudimos subir en todas
las atracciones y lo tuvimos que hacer a contrarreloj, ya que, no nos
quedaba tiempo porque nos teníamos que ir a París.
El tercer día, fuimos en coche hasta París, llegamos al hotel,
dejamos las maletas y después nos fuimos a visitar la Torre Eiffel. Había
mucha cola para subir hasta arriba por lo que decidimos no esperar y
además es que nos daba un poco de vértigo, sobre todo a mi abuela.
Más tarde visitamos los Campos Elíseos, a los que fuimos en metro y el
Arco del Triunfo. Por la tarde fuimos en barco recorriendo el río Sena,
desde donde también vimos todos los puentes de París y distintos
monumentos que están a las orillas del Sena.
El cuarto día y último día de nuestra estancia en París fuimos a
visitar los alrededores del museo del Louvre y toda esa zona que es muy
bonita, no teníamos mucho tiempo porque teníamos que volver a
Madrid.
Al llegar al aeropuerto estaba diluviando por lo que se retraso el
vuelo. A las seis de la tarde embarcamos y unos minutos más tarde
despegamos. Después de otras dos horas y cuarto llegamos a Madrid,
cogimos las maletas y volvimos a casa en el coche, que como os
recuerdo habíamos dejado aparcado en el parking del aeropuerto,
Llegamos a casa a las nueve de la noche. Fue un viaje genial que
nunca olvidaré.
RODRIGO HERRERO
VACACIONES EN GALICIA
Todos los veranos voy con mis hermanos y mis padres a Galicia,
exactamente a un pueblecito pesquero de la provincia de Pontevedra,
este pueblo se llama “O Grove” y todos los años nos juntamos en él con
mis abuelos, Puri y Jesús.
Vamos a una cala en un pueblo vecino llamado “San Vicente do
Mar” allí hay un precioso paseo de madera por una orilla pedregosa. La
playa situada en frente de la cala es “La Lanzada” una enorme playa
que suele llenarse en verano.
Casi siempre estamos en esta zona pero algunos años hacemos
una pequeña escapada a un lugar llamado “Bastavales” para visitar a
nuestros primos, o damos un paseo por Sanxenxo. También visitamos
todos los años la Catedral de Santiago. Hay muchos sitios a donde ir y
donde visitar.
El medio de transporte más común en O Grove es la bicicleta por
lo que mis hermanos y yo la utilizamos mucho. Son vacaciones muy
divertidas.
JESÚS CASTRO-ÁLVAREZ
IV FERIAL DEL LIBRO
COLEGIO ZOLA
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CRUCERO POR EL MEDITERRÁNEO
En un verano yo y mi familia nos fuimos de crucero por el
Mediterráneo. Primero nos fuimos desde Madrid hasta Barcelona porque
allí era donde estaba el barco.
Partimos desde Barcelona y nos dirigíamos hacia Nápoles (Italia).El
viaje duraba toda la noche ya que está muy lejos. Al llegar a Nápoles
nos fuimos a Pompeya, donde visitamos el volcán Vesubio y también el
pueblo de Pompeya.
Al día siguiente atracamos en Roma, la capital de Italia. Visitamos
el Coliseo romano y también nos fuimos al palacio del Vaticano, allí
había una cola larguísima y tuvimos que esperar mucho tiempo.
Al día siguiente fuimos a Pisa y visitamos la Torre de Pisa, era muy
alta y también muy sorprendente. Nos subimos a la torre y estuvo muy
chulo. Luego nos fuimos a un restaurante a comer pizza.
Al día siguiente ya no estábamos en Italia sino en Niza (Francia) allí
visitamos la ciudad y también nos fuimos a Mónaco.
Y al final nos volvimos a Barcelona.
JORGE CHEN
ESCOCIA
El verano pasado, me fui con mi familia a la tierra de la lluvia y el
whisky: Escocia. Cogimos un avión el primer día de agosto y llegamos a
Edinburgh a las dos y media, y como no, estaba lloviendo. Llegamos al
hotel, comimos, y al día siguiente empezamos la ruta que recorrimos
durante dos semanas.
IV FERIAL DEL LIBRO
COLEGIO ZOLA
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Estuvimos por las ciudades que más merecían la pena como
Inverness por ejemplo. Había un montón de castillos y cada uno tenía su
propio fantasma. El que más me gustó fue el de un niño que te ponía la
zancadilla cuando bajabas por las escaleras. También fuimos a la isla
Sky. Tenía unos acantilados increíbles y para nuestra sorpresa, ¡había
muchísimos españoles! Casi tantos como habitantes tenía la isla(aunque
teniendo en cuenta los habitantes que tenía, tampoco eran tantos).
Después de terminar esa ruta, volvimos a Edinburgh y tuvimos
tanta suerte que llegamos justo cuando estaban celebrando su famoso
festival. Después de cuatro días visitando la ciudad (y de ver gente muy
rara, incluidos dos señores vestidos de verde con una niña muy rara
encima) volvimos a Madrid.
ROCÍO RILO
VACACIONES EN CASA VIEJA
Casa Vieja, es uno de mis pueblos a los que suelo ir para veranear
o ir de vacaciones. En estas vacaciones, venían mis abuelos vascos, mis
tíos/as y mis primos claro.
En fin, lo mejor de esto es que:
-Hacíamos limonada, y preparábamos todo para salir a la calle
vender nuestra limonada.
-Ayudábamos a mis abuelos a recoger tomates y pimientos de la
pequeña huerta.
-Cada tarde nos dábamos un paseo o a la papelería o los
columpios, para comernos la merienda que anteriormente habíamos
comprado.
SARA MUÑIZ
TRAVESURAS
IV FERIAL DEL LIBRO
COLEGIO ZOLA
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EL TELÉFONO SUENA
Una de mis mayores travesuras fue una noche de verano cuando
yo aún tenía diez años. Mi familia y yo fuimos de vacaciones a ver a mis
tíos a Cádiz, a la casa de mi abuela, donde todos mis primos y yo
habíamos quedado para pasar una agradable velada en familia.
Mientras los mayores (mis padres, mis tíos, mis abuelos…) cenaban
y hablaban en el pequeño comedor, mis primas y yo jugábamos
descontroladamente en la habitación. Un par de veces nuestro abuelo
vino a tranquilizarnos con una pequeña bronca, pero al rato volvíamos
a correr, saltar, gritar y jugar...
Mi abuelo, ya cansado de venir a regañarnos, decidió que sería
una buena idea llevarnos a otra habitación, por si rompíamos algo. Nos
llevó al salón. Ya era muy tarde, mis primos se quedaron dormidos en los
sofás; todos menos mi prima Viviana y yo.
Mi prima Viviana y yo siempre hacíamos trastadas, y esa noche no
era una excepción. Cogimos el teléfono y decidimos hacer un par de
llamadas falsas. No sabíamos a quien llamar; hasta que escuchamos el
conocido anuncio de 11888 por la televisión y, por supuesto, no
dudamos en llamar a aquel número…
Mi prima fue primera en llamar. Respondió un hombre con voz
grave. Yo, nerviosa, reía ante las palabras que le decía mi prima a aquel
hombre; si no recuerdo mal, fingía que llamaba al Telepizza… Minutos
más tarde, el hombre, enfurecido, colgó. Mi prima y yo reíamos hasta
que nos dolía la tripa.
Después, yo quise hacer lo mismo que ella, llamar y poner nervioso
a alguien para luego reírnos…
IV FERIAL DEL LIBRO
COLEGIO ZOLA
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Marqué lo más decidida posible el 11888, mientras oía la repetida
frase de mi prima “No te atreves” acompañada de unas risitas…
El hombre cogió el teléfono…
-¡Hola! ¿Me puede poner con mi madre?- le dije yo con una voz
tímida.
-Niña, sé tu teléfono. ¡Lo localizaré y hablaré con tus padres por
interrumpir mi trabajo! ¡Deja de llamar!- me contestó alzando la voz.
-A eso no se le puede llamar trabajo- dije entre risas
Entonces, colgué con mucho temor a lo que decía ese hombre.
Mi prima y yo empezamos a preguntarnos: ¿qué pasará si se lo
dice a nuestros padres? ¿qué nos harán..? Estábamos nerviosas. El
teléfono sonó un par de veces, creyendo que era el hombre de antes…
pero en realidad nunca lo supimos…ni nadie más.
MARTA JIMÉNEZ
SOFÁ EN LLAMAS
Con unos cuatro o cinco años me metí en uno de los líos más
grandes de mi vida. Por aquellos tiempos mi primo vivía en mi casa y nos
aburríamos de la rutina y nos pusimos a pensar que si, como en las
películas, podríamos hacer que el fuego corriera por una cuerda hasta
un punto de destino.
Pusimos la cuerda en el suelo atada al sofá y encendimos la
“mecha” que llegó hasta la “bomba” que era el sofá pero no con el
resultado que queríamos. Lo único que conseguimos fue una gran
regañina y un sofá medio quemado. Pero éramos pequeños así que no
IV FERIAL DEL LIBRO
COLEGIO ZOLA
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es que nos importara mucho, así que seguimos haciendo travesuras
hasta que maduramos.
SANTIAGO VIÑOLY
LA ARAÑA
El verano pasado, como todos los veranos, nos fuimos a Riaza con
mis primos. Un día, mis primos Jaime, Jorge y yo nos aburríamos así que
decidimos gastar bromas.
Entonces, mi prima portuguesa se metió en el baño y recordamos
que le daban miedo las arañas. Con una sonrisa, fuimos corriendo a la
habitación de mi hermano mayor y le cogimos su araña de mentira.
Después, salimos de la casa y nos pusimos enfrente de la ventana del
baño. Entonces, mi primo lanzó la araña y se oyó un grito. Nosotros
estábamos en el suelo de la risa mientras oíamos los gritos de nuestra
prima. Pero nos callamos, ya que mi prima llegó con nuestra abuela y
ella nos quitó la araña.
Aún así, como había sido tan divertido queríamos repetirlo y
trazamos un plan para recuperar la araña. Fuimos a ver dónde estaba, y
vimos que nuestra abuela estaba tumbada en la hamaca leyendo el
periódico y a su lado estaba la araña. Entonces, cogimos una vieja
caña de pescar de juguete y nos preparamos para recuperar la araña
entonces, con mucho cuidado, cogí la araña y salimos corriendo.
Tras nuestra victoria, queríamos venganza, por lo que cogimos
celo y sin que se diese cuenta, le pegamos la araña a mi prima en la
cabeza. Lo único malo fue que después de eso nos castigaron sin
merendar, pero mereció la pena.
ROCÍO RILO
IV FERIAL DEL LIBRO
COLEGIO ZOLA
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PLANES MALÉFICOS
Un día estábamos mis amigas Carla, Marta, Rocío, Blanca,
Patricia, África y yo, en el portón del colegio esperando a que lo
abrieran. Estábamos hablando, nos apetecía hacer alguna
gamberrada, entonces, estuvimos planeando, ya lo teníamos
preparado, nos estábamos partiendo de risa, ya me lo imaginaba
todo…
Al entrar al colegio fuimos a las taquillas y después a primera hora
tocaba Sociales, quedaba poco para liarla parda. A la media hora
empezó todo lo que habíamos planeado. África levantó la mano y
empezó a hacerle preguntas infinitas a la profesora, Carla le puso a
Blanca un destornillador, y ella me lo pasó a mí, le di una patada a
Marta por debajo de la mesa, y ella según el plan se “cayó” al suelo, ya
que a África no se le ocurrían más preguntas, la profesora acudió a
ayudar a Marta, mientras toda la clase les rodeaba asombrados, yo
corrí a la silla de la profesora, le quité los tornillos, escondí el
destornillador, Patricia vino y colocamos una tarta detrás de la silla, nos
subimos a una silla y colocamos un cubo de agua encima de la pizarra,
después todo el mundo se sentó en su sitio y volvió todo a la
normalidad, siguió dando clase, cuando se dirigió a la pizarra….¡ BUM ¡
Se le cayó el cubo del agua encima, todo fueron risas, después,
se cabreó y se sentó en la silla, se cayó de espaldas, ¡encima de la
tarta!. Todos se partieron de risa, porque Marta y yo, ¡somos las reinas de
las bromas!, además somos mejores amigas.
ANDREA LÓPEZ
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COLEGIO ZOLA
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LA MONEDA DE UN EURO
Cuando era pequeño, teniendo un año y medio, quise jugar con
una maravillosa moneda de un euro. Yo no sabía que ese euro podía
ser el de mi muerte, bueno, no llegué a morir pero prosigamos. Yo nunca
debería haber cogido aquel euro, ya que estaba guardado, pero
quería jugar. Me puse a tocarlo, girarlo, y jugar con él … Unos minutos
después, mi madre frenó el coche en seco, y yo, tenía
desgraciadamente la boca abierta, así que.. ¡zas! La moneda se la
quedó mi garganta. Empecé a hacer ruidos. Cuando mi madre se
enteró de lo ocurrido, empezó a llevarme al hospital, me estaba
poniendo morado, cuando, de repente, poté la moneda.
CRISTIAN VIVES
EN EL SUPERMERCADO
Un día cuando tenía seis años, yo y mi familia nos fuimos a un
supermercado. Allí me dejaron en un sitio con el carro de compras y
entonces como no podía estar quieto me fui solo a un sitio y empecé a
comer un poco las cosas y toda la gente me miraba. Después me fui a
otro sitio y también comí un poco, pero allí mi madre y mi hermana me
encontraron y me dijeron:
-¿Dónde está tu padre?-
- No lo sé¨-les respondí.
Luego fuimos a buscar a mi padre, le estuvimos buscando por
todas partes y al final le encontramos. Más tarde yo y mi hermana nos
fuimos a buscar una cosa y yo toqué una cosa sin querer y se derribó. Al
final mis padres y yo nos fuimos a casa sin comprar nada, y en casa se
IV FERIAL DEL LIBRO
COLEGIO ZOLA
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enfadaron mucho conmigo y me echaron la bronca y también me
castigaron.
JORGE CHEN
¡YO NO HE SIDO!
En realidad esta travesura no la hice yo, fue mi hermano Javier, el
mayor. Cuando mi hermano mediano Carlos era pequeño, Javier, le
tenía mucha envidia .Mi hermano a las pinzas de colgar la ropa les
llamaba “cocodrilo”. Un día Javier cogió una pinza de la ropa y se la
puso a Carlos en la nariz y empezó a llorar. Cuando mis padres lo vieron
empezaron a echarle la bronca a mi hermano y él dijo “yo no he sido,
ha sido el cocodrilo”. Ahora es un adulto de veintidós años y ya no hace
esas cosas.
¡Yo no he sido!
BLANCA LARRALDE
IV FERIAL DEL LIBRO
COLEGIO ZOLA
2011/2012
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SESIÓN DE MAQUILLAJE
Cuando era pequeña, creo que tendría cuatro años, hice una
travesura (una de muchas si soy totalmente sincera...). Estábamos en
casa, era un día como cualquier otro, pero hoy había venido mi Tía.
Con ella siempre nos lo pasamos muy bien, una de las mejores cosas es
que nunca se enfada con nosotras. Y por eso a veces nosotras nos
pasamos un poco, y eso es lo que pasó ese día.
Después de comer mi tía se fue a tomar la siesta en el sofá. Mi tía
siempre parece despierta cuando está dormida, porque duerme con los
ojos abiertos, así que hicimos la prueba. Le empezamos a hacer
tonterías delante de su cara y luego nos pusimos a abrirle más los ojos
tirándole de las pestañas.
Cuando ya estábamos completamente seguras de que estaba
dormida, fuimos a por las pinturas de cara y a por lo cojines. Con mucho
cuidado le fuimos pintando poco a poco toda la cara hasta que
quedara muy guapa, había venido al centro de belleza con unas
artistas de dos y cuatro años, ya os podéis imaginar. Luego le cubrimos
todo el cuerpo con cojines y por último, como último toque pusimos la
música super alta y empezamos a saltar sobre la colchoneta de cojines
con mi tía debajo. Mucho más no recuerdo, solo recuerdo chillidos y
risas el resto del día. Y creo que se tuvo que quedar a dormir porque no
se atrevía a ir por la carretera con su “nuevo look”, y diréis ¿por qué no
se lo quita? La respuesta es que creo que no era pintura de cara con lo
que le pintamos la cara.
ÁFRICA WYLES
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¡BOOOMBA!
Un día, el año pasado, le hicimos una broma a Rodrigo Sanz. Se la
hicimos a final de curso, Rodrigo Herrero, Marta y yo. Marta y yo siempre
estábamos al lado de Sanz y él siempre ponía los pies en la silla de
alguno de los dos y Herrero como se sentaba detrás, Sanz, siempre
inclinaba la silla y la apoyaba en su mesa.
Un buen día Cristian se trajo un tirapedos y se nos ocurrió la idea
de ponérselo debajo de la chaqueta del chándal, pero primero se lo
teníamos que decir a la profesora. Cuando se lo dijimos nos dijo que sí
porque estábamos de fiesta. También se lo teníamos que preguntar a
Cristian y él nos lo dejó. Después, cogí el tira pedos y me lo metí en la
mochila para que Sanz no lo pudiese ver. Cuando se fue a preguntarle
una cosa a la profesora lo saqué y se lo puse debajo de la chaqueta.
Ya estaba volviendo y nosotros nos empezamos a reír. Sanz no sabía
porque nos reíamos. Se iba a sentar cuando la profesora le dijo que se
había olvidado algo y entonces fue a recogerlo, aún sin haberse
sentado.
Cuando estaba volviendo toda la clase empezó a mirarnos. Otra
vez, Sanz, no entendía porque nos reíamos y no se le ocurrió mejor cosa
que dar un salto y caer directo a la silla. Al caer sonó un pedo y una
explosión. Toda la gente se rió pero cuando lo sacamos estaba roto. Al
final lo conseguimos arreglar con celo.
ADRIAN MURILLO
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LA CAJA
Cuando era pequeña, mis abuelos venían muy a menudo a casa.
Nos pusimos todos a jugar al parchís, mi hermana y yo nos enfadamos y
no me dejaba jugar. Para vengarme cogí la caja donde se guardan los
cubiletes y se la rompí en la cabeza. Mis padres se enfadaron conmigo y
me castigaron en mi habitación hasta que pidiera perdón a mi
hermana, así que cinco minutos después, bajé y la pedí perdón.
INÉS SANTALICES
LA GUARIDA
Yo vivo en una urbanización con garaje común. No nos dejan
bajar, pero mis amigos y yo siempre lo hacemos.
En tiempos de obras, hace tres años, descubrimos un agujero en
la pared del garaje, tapado con un trozo de metal improvisado. Lo abrí,
ya que nadie más se atrevía. Entramos poco a poco: Yo, Javi, Rafa y
por último Elena. Una vez dentro, iluminé con mi móvil, y vimos que
había bastante espacio. Supe que era el hueco entre las escaleras para
bajar al garaje y la pared de éste. Había hueco como para albergar a
diez personas.
En medio de ese inmenso hueco había una tubería que lo hacía
parecer más pequeño, pero es inmensamente espacioso. Dentro
estaba todo sucio, polvoriento, y pos alguna extraña razón, manchado
de hollín, e, inevitablemente, todos nos manchamos, indicio que les
permitió a nuestros padres saber que habíamos bajado. Por aquel
entonces contaba yo 9 años, pero aún sigo bajando a escondidas.
Decidimos que ése sería nuestro gran escondite, y siempre que lo
nombramos lo hacemos bajo el nombre de “la guarida”. En una puerta
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que siempre estaba cerrada, nos encontramos pintura negra. Siempre
nos habíamos preguntado que había tras aquella puerta que decía
C.LUZ (cuarto de luz), hasta que un día la abrimos tras haberle robado
las llaves al vigilante. Nos esperábamos cables e interruptores, pero allí
dentro había de todo menos eso. Allí estaban todos los balones que nos
habían confiscado, bicis viejas y rotas, herramientas, picos, palas,
martillos, clavos, pinturas, vallas, colas… cosas de lo más inesperadas.
Llegamos a encontrarnos un hacha. Cogimos tres o cuatro vallas que
utilizamos como suelo. Eran de madera unidos; estaban articuladas pos
cuerdas.
Cogimos todo lo que podíamos necesitar, clavos, un martillo y
pintura negra. Cogimos por último una bolsa de basura también negra.
La clavé por dentro del agujero con dos clavos y el martillo de tal modo
que cuando estuviéramos dentro pareciese que todo estaba vacío y
negro, y dio resultado. Cogimos una malla que clavamos con dos
clavos arriba de tal modo que se pudiera abrir por abajo, y también dio
resultado.
Cuando salía con Rafa a tirar la basura, encontramos un taburete
roto. Lo arreglé con cola mientras Rafa lo pintaba con la pintura negra
que habíamos “cogido prestada”. La metimos en la guarida y es nuestra
actual mesa. Hemos colgado una linterna de tal manera que ilumine
todo.
Dentro no hay espacio casi para estar de pie, y está lleno de
telarañas, pero nos lo pasamos genial. Mi temor es que cuando crezca
no cabré y no podré entrar por el agujero.
JAIME OLIVÉ
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LA CABAÑA
Os voy a contar una travesura que hice con un amigo mío el año
pasado en verano. Era una mañana de agosto, me levanté, en la casa
que tienen mis abuelos en el Tiemblo, y me fui a buscar a mi amigo
Carlos para hacer un pequeño experimento.
Primero montamos una cabaña de palos. Cogimos unos palos
que había alrededor nuestro, ya que habían talado un árbol y los
colocamos más o menos en forma de cabaña. Una vez construida la
cabaña se nos ocurrió una idea un poco disparatada; hacer fuego
dentro de esa cabaña. Cogimos una sartén y pusimos musgo y unas
hojas secas. Cuando estuvo listo lo prendimos fuego con un mechero.
La cabaña estaba construida enfrente de mi casa.
Después de un pequeño rato mi madre se dio cuenta que salía
humo de nuestra cabaña y vino corriendo y nos hizo apagarlo .Después
de regañarnos nos explicó que esto podía haber tenido muy malas
consecuencias ya que estábamos en medio del campo, era verano y
estaba todo muy seco.
RODRIGO HERRERO
UN PAR DE TRAVESURAS
Un fin de semana, por la tarde no se me ocurría
nada que hacer y empecé a pitarme las uñas con un
esmalte rosa. Estaba encima de la moqueta de mi
buhardilla. Abrí el pintauñas. Cuando me levanté, se
me cayó todo el esmalte por una esquina de la
moqueta. Intenté quitarlo con un trapo pero se
extendió más y cada vez más así que paré.
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Por la noche mi madre subió con mi padre a ver la tele cuando lo
vio, y gritó ¡¡¡CARLOTA!!! Se le oyó por toda la “ urbanización”, yo creo.
Me echo tal bronca que me tiró todos mis pintauñas a la basura y
estuve castigada.
La otra es:
El día de inocentes estaba con mis primos en
la playa, y nos despertamos a las seis de la mañana.
No sabíamos qué hacer, por lo que pusimos nata en
las manos de mis abuelos y cogimos un pájaro de
juguete debajo del colchón que cada vez que te
movías sonaba. El pájaro se puso a sonar y mis
abuelos tenían la cara llena de nata. Ese día estuvimos castigados sin
salir a la playa
CARLOTA BOLONIO
DÍA DE MUDANZA
Un buen día de mudanza, mi familia y yo recogíamos y
colocábamos cosas; cuando mi madre estaba abriendo los cajones de
un armario hasta que finalmente, los vaciaron. Más tarde, mis padres me
llamaron varias veces, y yo no aparecía; buscaron por todas partes,
cuando, mi madre pensó:
- A ver si se va a haber metido en el cajón del armario.
Se dirigieron al armario y cuando se disponían a abrir el cajón; allí
estaba yo, metida y jugando con dos palitos.
SARA MUÑIZ
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UN BALÓN Y UN BMW
Era un día de verano del año 2007. Tenía yo ocho años. Salí con
un amigo llamado Guillermo a dar una vuelta y a jugar al fútbol. Fuimos
a una pradera a la que nunca habíamos ido, y nos colocamos allí. Era
una zona de parcelas sin valla y llena de coches caros.
Lanzamos un pelotazo más alto y fuerte de lo normal y se coló en
una de las parcelas, habiendo rebotado antes en el coche del dueño
de la casa. Éste, que era un BMW descapotable, al ser golpeado,
empezó a pitar. La dueña salió corriendo de la sala y se acercó al
coche para asegurarse de que no le había pasado nada ni de que le
hubiesen robado.
Aproveché para colarme en su chalet y para coger la pelota.
Luego salí de ella y nos fuimos corriendo. La dueña nos vio y nos
persiguió, pero conseguimos despistarla. Desde entonces no hemos
vuelto a esa pradera para jugar al futbol.
MARIO ORGAZ
EMBADURNADOS DE CREMA
Anne y yo teníamos más o menos tres años y fuimos a comer a
casa de mis tíos, después de comer nos llevaron a una habitación para
que echásemos la siesta, cuando se fueron fuimos al baño de mi tía y
cogimos crema Nivea y empezamos a jugar con ella. Mis padres,
hermano y tíos empezaron a extrañarse porque no oían ningún ruido. Mi
tío subió y vio todas las paredes de crema. Mis padres nos echaron la
bronca.
LEIRE GARCÍA SORONDO
HISTORIAS “TRÁGICAS”
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UNA DE CAÍDAS
Yo nunca me he roto algo, pero tengo muchas experiencias de
caídas, golpes, tropezones y estampazos contra farolas y cristales,
también he tenido caídas de espaldas, porque mi hermano es “muy
gracioso”. Últimamente estoy muy patosa, estas son algunas de mis
caídas…
-Estábamos en el comedor del colegio, mis amigas me habían
tirado un vaso de agua, me mojé: la falda, los leotardos, la chaqueta y
los zapatos. Yo iba a coger unas servilletas mientras mis amigas se
partían de risa y se lo contaron a los chicos, que acababan de sentarse
en la mesa, me miraron, justo cuando yo iba empapada, me resbalé en
la parte donde se dejan las bandejas y me estampé contra el suelo, por
poco la gente se tropieza conmigo y a algunos casi se les cae la
bandeja encima de mí. No me podía mover, miré a la mesa donde
estaban algunos chicos de la clase y mis amigas, se estaban riendo, me
había hecho un moratón en la pierna derecha, era desde la cadera
hasta la rodilla, no sabía si llorar del dolor, todo el mundo me miraba en
silencio, y la profesora con cara de susto, nadie me ayudaba, estaban
parados con la boca abierta, cuando me eché a reir sin parar, los
demás pensaban que estaba loca, pero es que no pude aguantar la
risa, pensando: ¡Qué caída más ridícula! A demás parecía que me
había meado porque tenía la falda empapada.
- Un día estaba en patinaje, yo estaba patinando, y me pare,
cuando mi “super gracioso” hermano, dio una patada al patín y me caí
de espaldas, luego salió corriendo cuando vio que mi madre le había
visto.
- Una mañana me levanté muy dormida, me hice el desayuno y
me lo llevé al salón. Como estaba dormida andaba como un pato
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mareado y me tropecé, la leche salió volando y se cayó por las
paredes, la mesa, el suelo, y en las sillas de tela.
-Cuando era pequeña, estaba en un centro comercial y había
mucha gente, entonces perdí de vista a mi madre, las puertas de salida
eran de cristal, y vi a mi madre fuera, grite: - ¡mamá!, corrí y me choque
contra la puerta, mi madre no me oyó al gritar mamá, pero si oyó el
golpe de mi cara contra el cristal.
ANDREA LÓPEZ
FIEBRE
Cuando era pequeña tenía una enfermedad algo extraña y
cuando me daba fiebre me subía muchísimo. Me ponía muy rígida, se
me volvían los ojos en blanco, me daban convulsiones y me quedaba
sin respiración. Los médicos tenían que bañarme en agua helada, pero
por suerte dijeron que a los cinco años se me quitaría y por suerte tenían
razón.
BLANCA LARRALDE
EL JUEGO DE LA CADENA
Cuando yo estaba en tercero de Primaria estábamos en
Educación Física jugando a “la cadena”. Si llegabas a ser cuatro
personas en una misma cadena, te tenías que dividir en grupos de dos
personas y, bueno, me tocó con una de mi clase que estaba un
poco…gordita…y yo soy de esas personas que corren mucho y ella
obviamente, no.
Yo empecé a correr como si mi vida fuese en ello y mientras tanto
mi compañera…casi ni se movía. Cuando de repente no sé qué hizo
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pero salí volando hacia el poste de la portería y me choqué con él. Me
pase aproximadamente tres segundos inconsciente y cuando me
desperté me puse la mano sobre la ceja derecha y resultaba que
estaba sangrando y empecé a llorar. Entonces vino nuestro profesor y
me llevó corriendo al hospital.
Una vez allí, me tumbaron en una camilla y me pincharon en la
mejilla y entonces me dormí. Cuando me desperté tenía una venda
pequeña en la ceja y la doctora me recomendó echarme crema de sol
para que se me cerrase la cicatriz, pero no lo hice. Hoy en día, por no
hacer caso a aquella doctora tengo una horrenda cicatriz en la ceja
derecha.
PATRICIA CERECEDA
Esta historia está basada en hechos reales, MI
HERMANO.
Aquel día, Era navidad, un 25 de diciembre, un día muy familiar.
Mi familia por parte de madre y yo fuimos a comer a un sitio
recomendado por uno de mis tíos que se encargó de organizarla, pedir
cochinillo, cordero… Todos mis primos y yo nos sentamos en una gran
mesa redonda, más o menos enfrente de mí estaba mi hermano.
Siempre que vamos a ese restaurante mi primo de dieciocho años y mi
hermano se quieren pedir lo mejor, es decir, eso se convierte en una
competición por “haber quien come más”. Pero mi primo le saca unos
años a mi hermano.
Aquel día se pidieron un entrecot o algo similar y otro plato con el
cochinillo y el cordero para compartir entre ellos. Cuando los camareros
trajeron todo, mi primo y mi hermano empezaron a comer, porque son
muy ansiosos. De repente mi hermano paró, se levantó de la mesa y
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todos dirigimos la mirada hacia él. Estaba morado. En cuanto nos dimos
cuenta empezamos a gritar para que la mesa de los adultos se
enterara. Rápidamente mi madre intentó ayudarlo pero no lo
conseguía.
Mi primo, al ser tan alto, tiene unos largos dedos por eso trato de
introducirlos en la garganta y sacar la bola que tenía mi hermano allí
acumulada. La tocaba pero debido al grosor de los dedos no lograba
sacarlo. Mi madre, desesperada, preguntaba por algún médico. Mi tío
cogió a mi hermano, lo levanto con una mano y con la otra le dio la
vuelta y lo empezó a “agitar” para que la comida saliese, pero no lo
lograba. Mi hermano cada vez más morado y preocupado apenas
respiraba. Mi tía tiene unos dedos largos y muy delgados y ese día por
suerte, llevaba las uñas largas. Metió los dedos en la garganta de mi
hermano y tras varios intentos consiguió empezar a sacarle aquella bola
de grasa de carne que tenia. Tras ese percance mi hermano intentaba
comer la menos carne posible, hasta yo por miedo lo hacía.
ELENA HERNÁNDEZ
Esta historia también está basada en hechos reales, de
nuevo, MI HERMANO.
Todo empezó, nada menos que en el patio de nuestro colegio, en
la rampa que ahora no se puede pasar que más o menos si subes, te
lleva a la puerta de infantil. Mi hermano jugaba felizmente con sus
amigos a subir la rampa y desde arriba tirarse a toda máquina. Era
peligroso porque a veces de descontrolaban pero él y sus amigos no se
daban cuenta y lo hacían una y otra vez. Hasta que una de esas veces
mi hermano cogió demasiada carrerilla y salió volando, mientras volaba
gritaba por lo que al caer con la boca abierta el impulso le obligo a
cerrar la boca con un golpe de gran brusquedad. Sin darse cuenta
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todos sus amigos le empezaron a ayudar: El pensaba que no le había
pasado nada, que solo era un simple golpe, pero todos le empezaron a
decir que se mirase la camiseta ya que la tenía roja calada de sangre.
Debido al golpe, al cerrar la boca los dientes, de delante (las paletas) se
le clavaron. Solo una de ellas que se le rajo parte de la lengua y se le
quedo una parte del diente. La lengua no le paraba de sangrar. Mi
madre estaba llegando de trabajar cuando recibió una llamada del
que todos conocemos Paco, que en aquellos tiempos era su tutor, le
comento que se había caído y se había hecho una herida ya que no
sabían que se había rajado la lengua. Mi madre pregunto si el colegio le
podría llevar pero no tenían hospital o algo así…
Mi madre lo más rápido que pudo se dirigió al colegio le recogió y
le llevo al hospital. Cuando llegaron les dijeron que hasta por la noche
no le podían operar con anestesia, aunque a mi hermano no se le
ocurrió otra cosa que decir que no le apetecía esperar tanto y sin
anestesia le comenzaron a operar. Al terminar la operación le dijeron
que si se quería quedas allí pero el quería irse a casa. No podía comer ,
por lo que las primeras semanas tuvo que alimentarse básicamente de
natillas, batidos… cosas que se pudiesen absorber por una pajita.
ELENA HERNÁNDEZ
CUANDO ME ROMPÍ EL BRAZO
Eran las vacaciones de verano, yo tenía cuatro años y estaba
jugando con una amiga mía a colgarnos del borde de un tobogán, de
repente se me resbalaron las manos, caí con el brazo mal y me rompí el
cúbito y el radio del brazo derecho. Me llevaron a urgencias y me
hicieron una radiografía y de allí me mandaron al hospital La Paz donde
me escayolaron desde la mano hasta un poco más abajo del hombro.
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Aunque lo pasé mal porque era pequeña y además era verano,
al final fue hasta divertido porque todo el mundo me firmó en la
escayola, pero estuve veinte días sin bañarme en la piscina.
Cuando pasaron esos veinte días, ya en Badajoz, me quitaron la
escayola y tenía el brazo delgadito y blanco porque no le dió el sol, y
aunque ya me podía bañar, tuve que utilizar un pañuelo para llevar el
brazo inmóvil durante una semana más.
DANYELLE SÁNCHEZ
UNA CAÍDA
Tenía yo nueve años, era un domingo por la tarde y mi hermana y
yo decidimos ir a jugar a la calle, nos fuimos a la piscina y allí nos
enfadamos con un vecino, mi hermana y yo empezamos a jugar en un
árbol, es un árbol inclinado hacia una rampa, nos empezamos a tirar
pero cuando me tiré la segunda vez me caí sobre mi brazo derecho. Mi
madre me llevó a urgencias y me pusieron una escayola durante un
mes porque me rompí la muñeca.
LEIRE GARCÍA SORONDO
DOBLE MALA PATA
El verano pasado, estando yo en mi clase de natación con mi
compañera Judith, nos torcimos las dos el pie… Todo comenzó cuando
empezamos a hacer tonterías, el profesor nos avisó de que nos
caeríamos, pero nosotras no hicimos caso a sus advertencias.
Seguíamos jugando como niñas pequeñas; a tirarnos a bomba al agua,
a bailar, a hacer el pino…
Terminó la “clase” y fuimos a nadar a la piscina de los pequeños.
Éramos las únicas mayores allí, y como cualquier otro niño de nuestra
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edad, nos salimos y nos fuimos a nadar a la grande en la que hacíamos
las clases. Estaba prohibido mientras hubiera gente haciendo clase,
entonces para no meternos en un lío, nos quedamos esperando a que
un niño terminara su entrenamiento.
Pasaron treinta minutos, ya cansadas de estar de pie, me tiré de
cabeza al agua. Judith hizo lo mismo. Ningún monitor nos prohibió la
estancia en el interior de la piscina, así que pensamos que no nos dirían
nada.
Cuando ya salíamos, me agarré al bordillo para salir. Me puse de
pie ayudando a sacar a Judith de la piscina… De repente, se resbaló y
se agarró a mí cayendo yo con ella. Pensábamos que caeríamos al
agua, pero no fue así…caímos al suelo de lado, dañándonos el pie y
torciéndonoslo. Empezamos a llorar. El socorrista vino a por nosotras, y
nuestras madres nos llevaron a enfermería donde nos escayolaron el pie
y nos mandaron ponernos muletas.
MARTA JIMÉNEZ
MI TERRIBLE CAIDA
Otra vez, cuando era pequeña, con dos años o tres, un día de
verano estaba en mi casa alrededor de la piscina andando y bailando.
Mis padres y mi tía (sí, la de antes) estaban sentados alrededor de la
piscina en las hamacas hablando y tomando unos refrescos. Yo no me
acuerdo de este hecho, simplemente me lo han contado. Por alguna
razón me resbalé con el agua y me caí en la piscina, en la parte honda,
no hubo sonido, pero mi tía estaba sentada mirándome y se lanzó al
agua y me rescató. Me sacó y yo no respiraba y, tan, tan, tan, tan...
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¡Que no, que es broma! No me pasó nada, ni me acuerdo, ya
ves. Pero es una interesante anécdota sobre mi casi muerte ahogada...
vale, no me pongo dramática, es para darle más emoción.
ÁFRICA WYLES
AZÚCARES NO
Cuando nací yo era un niño de bajo peso y era débil, eso originó
que aparte de otras cosas mi sistema inmunológico fuera débil. Eso
ocasionó que no pudiera tomar frutas, casi toda clase de tubérculos,
lácteos etc… Mi dieta estaba restringida estrictamente a patatas,
zanahorias pollo, carne y leche de soja. Y toda la medicación debía ser
inyectada o nebulizada para evitar el consumo de azúcares que suelen
tener los medicamentos.
Me dolían mucho las inyecciones que me ponía mi padre, al que
también le dolía en el alma pero poco a poco mi sistema inmunológico
se hizo más fuerte por lo que el plazo de las inyecciones se fue
distanciando.
Ya todo es normal y puedo vivir bien de nuevo.
SANTIAGO VIÑOLY
¡MIRA POR DONDE ANDAS!
Era un día soleado de Julio, me dirigía a casa de mis abuelos para
jugar con mi prima. Una vez allí, entré corriendo y, lo primero que me
encontré, fue a mi perro Pipo, que se puso muy contento y empezó a
dar saltos a mi alrededor; quería saludarme porque hacía mucho
tiempo que no me había visto. Yo también me alegré mucho de verle y
jugué con él. Después de un rato, hubo un problema. La puerta del
garaje estaba abierta, y quise cerrarla para que mi perro no se
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escapara; es un portón enorme, que tiene un clavo para que se pueda
sujetar al suelo. Resultó que yo no vi el clavo y sin darme cuenta me rajé
el pie entre los dedos. Lo curioso del tema es que no me enteré en ese
momento pero, al seguir andando, iré hacia abajo y vi mi pie lleno de
sangre, ¡chorreando mucha sangre!
Me puse a llorar como una loca, hasta que mi familia me oyó, no
me podía mover del susto; aquella herida era espantosa. Primero me
llevaron a las urgencias del Centro de Salud donde, me echaron
alcohol y me dijeron que la herida era muy profunda y que me tenían
que poner puntos. Luego, me llevaron al hospital para que me pusieran
los puntos; yo no quería que me hicieran nada, no me dejaba, pero el
médico me avisó de que si no se hacía rápido, se podía infectar. Al
principio me dolió mucho porque, me pincharon en el pie 5 veces con
una aguja para anestesiarme. Cuando terminaron de coser la herida,
me vendaron todo el pie, me pusieron la inyección del Tétanos y me
dieron unas muletas para poder andar sin poner el pie en el suelo.
¡Fue una experiencia inolvidable!
LAURA GONZÁLEZ
EL MURO
Era agosto, cinco días antes de que me fuera de vacaciones de
verano. Me fui a casa de una amiga, bajamos a la piscina de su
urbanización y montamos un mercadillo. Para salir de allí tenias que dar
toda la vuelta a la urbanización y todo el mundo saltaba un muro para
ir a la piscina sin tener que dar toda la vuelta, así que yo también lo
salté, pero se me enganchó la chancla en el muro, y me caí al suelo.
Me hice daño en las dos muñecas, entonces llamaron por teléfono a mi
casa, vino mi padre y me llevó a urgencias, estuvimos horas en el
hospital, por fin me llamaron, me hicieron dos radiografías (una en cada
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brazo), y me dijeron que tenía un esguince en cada muñeca. Me
dijeron que tenía que llevar las vendas durante y cinco días pero les
dijimos que teníamos que irnos de vacaciones, y entonces me dijeron
que me las quitarían en cuatro días.
INÉS SANTALICES
YA QUEDA MENOS…
Un día, hace un par de años, mi hermano Miguel, iba caminando
por la calle y se tropezó y se cayó. Se dio un golpe en la barbilla y se
hizo una brecha.
Luego, le llevaron rápido al médico. El médico le observó la
brecha y le puso anestesia. Un poquito más tarde le dijo que le iba a
poner cuatro puntos. Empezó a coserle la barbilla.
Cuando llevaba dos puntos le dijo: ‘‘ya queda poco’’, pero él
siguió y siguió cosiendo. Ya cuando llevaba seis puntos, es decir, más de
la cuenta, le dijo: ‘‘dos puntos más’’. Pero en vez de ser dos puntos,
fueron cinco, es decir, once en total. Al salir del médico mi hermano dijo
que el médico le había dicho que le iba a ponerle dos puntos y le puso
once.
ADRIAN MURILLO
LA HISTORIA DE MI CLAVÍCULA
Era un verano de 2009, yo estaba yendo al campamento de
inglés del Blader, mientras que mis padres trabajaban. Era y es un
campamento en inglés. Después de las clases nos íbamos a jugar al
fútbol con unos ex futbolistas del Chelsea, aunque no les concia.
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Un día cualquiera jugando al fútbol con los compis del campa,
me pasaron la bola, yo amague con el disparo y me caí, ¿y qué me
pasó? Que me rompí la clavícula. Estuve 3 meses (todo el verano) con
una rotura de clavícula, y para colmo en ese mismo verano me quemé
con una moto recién parada y después al siguiente año me rompí otra
vez esa misma clavícula por una zancadilla de un niño.
PERO AQUÍ ESTOY: VIVITO Y COLEANDO.
RODRIGO SANZ
UN REGALO PELIGROSO
Era la mañana siguiente al día de Reyes, y fui con mi madre y mi
hermana a un bar de Madrid, y fuimos a ver a un amigo suyo para ver
que nos habían traído allí. Nos dio el paquete y se puso a hablar con mi
madre mientras mi hermana y yo abríamos el regalo.
Nos sentamos en una mesa que estaba rodeada de unos cuantos
taburetes a una altura de un metro, y colocamos el regalo en el medio
de la mesa. Los dos lo miramos y pusimos las manos sobre él. Cada uno
empezó a abrirlo por un lado y cuando terminamos los dos tiramos el
papel al suelo y lo observamos detalladamente.
-¡Es un ordenador de los Lunnis!- dije yo.
-¡Yo lo uso primero!- dijo mi hermana.
-¡No, yo!
Empezamos a estirar cada uno de un extremo, y, de repente, ella
soltó y me caí de espaldas sobre la barra del bar con el ordenador
encima. Caí con la cabeza sangrando y empecé a llorar. Mi madre se
giró y pegó un grito sordo al verme. Me recogió en sus brazos y me sacó
del bar.
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Su amigo salió poco después con una pomada y unas toallitas,
que me colocó en la frente. Me llevaron en brazos a un par de
manzanas de distancia, hasta el hospital más cercano, en el que, por
casualidad, trabajaba mi tía.
La llamaron por megafonía y acudió rápidamente a recepción.
Me cogieron en brazos y me llevaron a una habitación. Mi tía llamó a
una auxiliar que vino enseguida. Me tumbaron en una camilla, y
mientras mi tía me sujetaba la mano, su enfermera me ponía los puntos
necesarios para coserme la brecha. Al final, no me dolió tanto, y el
ordenador de los Lunnis acabó roto.
MARIO ORGAZ
UN INICIO ACIDENTADO
En quinto de primaria, yo, estaba muy contenta de empezar el
cole. En el primer patio sucedió algo, una de las cosas que yo no me
hubiese imaginado nunca.
A las 11:30 todos mis amig@s y yo nos fuimos corriendo al patio y
empezamos a jugar a un polis y cacos, antes mi juego favorito. Ya
habíamos hecho los equipos y me toco caco (ladrón). Estaba en
“casa” cuando a un amigo le pillaron con que se fue a la cárcel. Fui a
salvarle. Cuando le di la mano para salvarle justo había un pico y no me
acuerdo por qué pero me caí justo en el pico y me di en la ceja con lo
cual me hice una brecha. Y este fue mi primer día de cole.
CARLOTA BOLONIO
IV FERIAL DEL LIBRO
COLEGIO ZOLA
2011/2012
48
ROTURA DE BRAZO
Esta historia ocurrió en el verano de 2007, más concretamente, en
agosto. Estaba yo en un pueblo de Zamora, (al que voy todos los años a
pasar el verano). Allí me lo pasaba muy bien jugando con otros niños al
fútbol, y además, iba a unas fiestas que realizan en los pueblos, y
también me lo pasaba bien. Cuando se acababan las fiestas, me
aburría un poco, pero me ponía a hacer una contrarreloj con mi bici por
las calles del pueblo. No iba demasiado rápido, ya que era pequeño y
tenía miedo a atropellar a alguien. Pero en una bajada inclinada la bici
cogió más velocidad, a mí me daba igual, ya que siempre hacía esa
bajada bastante deprisa. Pero esta vez fue diferente, ya que a la
derecha de la rampa habían echado arena, por lo que fui corriendo
con la bici, giré a mucha velocidad, la bici derrapó por la arena y me
caí en una especie de cuneta, en la que me quedé inmóvil, teniendo
fuerzas solo para llorar. Yo intentaba moverme, pero no podía.
Por fortuna vino un coche, y el conductor se paró y me vio, me
levantó y me metió en su coche. Me preguntó dónde vivía y me llevó a
casa. Yo echaba en falta mi bici, que se quedó allí tirada, pero el
hombre me dijo que no me preocupara. Cuando mi abuela me vio,
llamó a mi padre. Mi abuela se quedó pendiente de mí y de aquel
señor al que conocía por su nombre (como es normal en los pueblos)
Mi padre, cuando me vio, me tumbó en una cama y se puso a
tocarme el brazo derecho que es donde yo estaba diciendo que me
dolía. Cuando me tocó el codo di un grito. Acto seguido mi padre me
llevó al hospital donde me vieron la fractura, pero tuvieron un error muy
grave, ya que solamente me escayolaron cuando en realidad había
que operar, por eso ahora mismo tengo el codo mal colocado.
IV FERIAL DEL LIBRO
COLEGIO ZOLA
2011/2012
49
También recuerdo que después de romperme el brazo, mi madre
vino desde Madrid hasta Zamora en tren para verme y eso fue una
sorpresa para mí.
Lo malo es que me quedé todo el verano sin hacer nada. Fue una
trágica caída que aún recuerdo como si hubiera sido ayer, pero
igualmente sigo yendo por ahí con mi bici, solo que ahora, freno.
ALEJANDRO REDONDO
NO TOQUES A LOS ANIMALES
No he hecho demasiadas travesuras, pero de esta que voy a
contar me acuerdo con todo detalle.
Era verano, tenía nueve años y mi familia y yo estábamos en una
cala de San Vicente do Mar, un pequeño pueblo de Galicia. Yo fui a
investigar en las rocas, mis padres me dijeron que si veía algún animal
no lo tocara. Después de un rato buscando subí a una parte elevada en
la que había algo de hierba. Entre los matojos había un agujero a la
vista pequeño, me asomé y vi un erizo de mar que tenía un color
especial, era de color rojo. Sus púas no destacaban por lo que se me
ocurrió la brillante idea de cogerlo, desobedeciendo a mis padres. Pero
al hundir la mano en el hoyo me resbalé y mi brazo y mi pierna derechos
se metieron en aquel no tan pequeño orificio. Aquel agujero sin peligro,
de pronto se convirtió en un nido de erizos de mar. Tras varios forcejeos
logré sacar la mano del hoyo, pero mi brazo y mi pierna habían sido
cubiertos por decenas de púas que más tarde tuve que sacar con una
pinza una a una.
JESÚS CASTRO-ÁLVAREZ
AUTORES
IV FERIAL DEL LIBRO
COLEGIO ZOLA
2011/2012
51
ADRIAN MURILLO, 29, 45
ÁFRICA WYLES, 28, 43
ALEJANDRO REDONDO, 14, 49
ANDREA LÓPEZ, 25, 37
BLANCA LARRALDE, 27, 37
CARLOTA BOLONIO, 33, 47
CRISTIAN VIVES, 26
DANYELLE SÁNCHEZ, 41
ELENA HERNÁNDEZ, 39, 40
INÉS SANTALICES, 30, 45
JAIME OLIVÉ, 16, 31
JESÚS CASTRO-ÁLVAREZ, 18, 49
JORGE CHEN, 19, 27
LAURA GONZÁLEZ, 6, 44
LEIRE GARCÍA SORONDO, 34, 41
MARÍA EUGENIA MARTÍNEZ-CATENA, 11
MARIO ORGAZ, 34, 47
MARTA JIMÉNEZ, 23, 42
PATRICIA CERECEDA, 38
ROCÍO RILO, 20, 24
RODRIGO HERRERO, 17, 32
RODRIGO SANZ, 46
SANTIAGO VIÑOLY, 24, 43
SARA MUÑIZ, 20, 33