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Texto extraído de www.stjteresianas.org Una relectura de las Exclamaciones de Santa Teresa de Jesús

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Todas sabemos, y ojala conozcamos suficientemente, de qué forma Teresa es maestra

de oración. De qué forma en todas sus páginas, inventa y reinventa mil formas de orar…

Y cómo en muchas de sus páginas, muestra su alma orante.

El librito de las Exclamaciones, es exactamente eso: un salterio Teresiano, para

saborear y orar con él.

Son oraciones que la misma Santa realiza en momentos de especiales ansias

espirituales. No nos habla de la oración. Hace oración. Expresa los ímpetus amorosos que le

desbordan. Es el apunte- el diario íntimo, diríamos hoy- de sus momentos de oración. Ahí

está su espontaneidad y su afectividad. Su oración del corazón. Esta es la clave con la que

debemos acercarnos a las Exclamaciones.

Este escrito teresiano carece de documentación que nos oriente en la determinación de

su fecha de composición. Sólo se tiene una datación, fruto de la edición príncipe de los

escritos de Santa Teresa llevada a cabo por Fray Luis de León en Salamanca en 1588. Éste las

publicó como apéndice al Castillo Interior o Moradas. Y le dio el siguiente título:

Exclamaciones o meditaciones del alma a su Dios, escritas por la Madre Teresa de Jesús en

diferentes días, conforme al espíritu que le comunicaba nuestro Señor después de haber

comulgado. Año 1569.

Según esta fecha, para los entendidos, Teresa está entre el Desposorio y el Matrimonio

espiritual. Por eso las ansias son muy subidas, pero no consumadas.

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En cuanto al género literario estamos en la línea de los “soliloquios” –un género muy

bien representado entre los libros que leyó la Santa Madre: está presente en las Confesiones

de San Agustín, en el libro de Job, y en los Morales de San Gregorio. Y por contraste, tiene

también un aire de Lamentaciones. Se debate entre las ansias y la urgencia de la espera.

El contenido de las Exclamaciones no se puede unificar: surgen con total espontaneidad

y con los mil matices de la riqueza espiritual de Teresa

Deseo intenso de encontrarse con Dios

Deseo de servirle

Sufrimiento por la ausencia

La herida de la espera

El deseo de vida trinitaria

La misericordia de Dios

La miseria humana

La humanidad de Cristo, sufriendo por nosotros

La primacía del amor.

No obstante, algunos temas centrales son:

La soledad, que es el ámbito de la oración teresiana y que tiene un doble rostro:

La ausencia de Dios, desde nuestra mortalidad

El estar a solas con Dios.

El contentar a Dios en todo:

Muriendo al “yo”

Con la humilde aceptación de la miseria humana

La oración como intercesión por los demás.

También es una nota constitutiva de su oración. Quiere que todos descubran quién es

Dios, cómo se vive maravillosamente con El, cómo no hay vida, sin El…

Sentido vocacional de la vida

El amor como criterio que unifica la entrega y la vida toda.

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Otra orientación que nos puede ayudar es:

Exclamación 1:

soledad, miseria, temor

la misericordia de Dios y la miseria del hombre;

deseos de morir

temor

Exclamación 2:

soledad

salvar a los que no conocen a Dios

darle contento a Dios dedicándose a los otros

Exclamación 3:

el gran amor misericordioso de Dios que perdona

misericordia de Dios y deseos de morir

la misericordia de Dios y la miseria de Teresa;

deseos de ver a Dios

Exclamación 4

gozar de Dios sirviendo a su gran misericordia

la misericordia de Dios y la miseria de Teresa

Exclamación 5:

Dios no deja de dar a pesar dela miseria de Teresa

sólo el amor da valor a todas las cosas (Marta y Jesús) Exclamación 6:

ansias de ver a Dios

deseos de morir. Dios es misericordioso

hacer su voluntad y confiar en su misericordia

Exclamación 7:

misericordia de Dios-miseria del hombre

el amor de la Trinidad. El amor misericordioso de Dios

alegría en el amor de Dios al Hijo

Exclamación 8:

petición ante la debilidad de no apartarse de Dios

Vuestra misericordia nos dé luz

Bondad y misericordia de Dios para con los pecadores Exclamación 9:

Dios es el agua viva que necesita el hombre

“no me neguéis esa agua”

Exclamación 10:

binomio miseria-misericordia

infidelidad del hombre-fidelidad de Dios

miseria-misericordia

Exclamación 11:

la condena eterna

temor del propio pecado

llora su ceguera pasada y pide la conversión de uno

Exclamación 12:

los alejados de Dios (locos)

,por qué los hombres se levantan contra Dios?

ceguera e ingratitud del hombre

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Exclamación 13:

suplica intercesión de la iglesia celestial. Miseria-misericordia

el hombre deja a Dios por la miseria

Cristo es su gran amor y don

nueva súplica a la Iglesia celestial

Exclamación 14:

conocer a Dios para amarle

invita a conocer a Dios. La misericordia y el pecado

Dios quiere ser nuestro amigo

intercesión para que no se pierdan los hombres Exclamación15:

deseos de morir para alcanzar a Dios

vivir para servir (corno San Martín)

vivir para Dios

Exclamación 16:

vivir apartada de Dios es un tormento

amor que todo lo cura

dolor y lucha por buscar al Amado

unión de los dos amores

Exclamación 17:

Dios sabe lo que me conviene

hacer propia Su voluntad

misericordia-temor de condena

deseos de morir por miedo a ofender a Dios

perder la propia voluntad en la de Dios

confianza en la misericordia de Dios

Sabiendo que la relectura no guarda todas y cada una de estas referencias.

Así es Teresa.

Orante por esencia

Contemplativa en la vida misma

Ardiente y amorosa

Apasionada y entregada

De igual manera que los Salmos tienen todo su contexto religioso, histórico y cultural, que

es necesario conocer y recrear para orar con ellos, las Exclamaciones de Teresa tienen el

suyo, y la personalización de la fe, se ayuda de contextualizar, y de releer desde nuestro

hoy la esencia cristiana de siempre.

Así que:

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El ofrecimiento que hacemos es el de orar desde el alma orante de

Teresa, con su salterio, y con el siguiente esquema:

Comenzar como acostumbramos con un himno o canto

Proclamar en voz fuerte, una de sus Exclamaciones

Orar entre todas, a dos coros, o de una en una, con la relectura de la misma

Exclamación que adjuntamos.

Hacer un espacio de silencio para que cada una pueda hacer “su oración personal”

Compartir a manera de eco, repetición de sus frases, frases de la relectura, o

expresiones de oración personal, etc.

Terminar con algún canto Teresiano, o de los muchos que tenemos y que venga bien.

El amor ardiente de Teresa, seguro que caldea nuestros corazones, y nos ayuda a

orar.

Esta es la finalidad de este pequeño proyecto.

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Exclamación 1

¡Vida mía! ¿cómo vas a poder sustentarte, ausente de tu Vida

¿Cómo sobrellevas tanta soledad?

¿Cómo sobrellevas tu propia limitación, tu imperfección, y todas tus faltas?

¿Qué te consuela, vida mía, en este tempestuoso mar?

Nos da lástima el no vivir lastimadas por esta opacidad de tu presencia, Señor…

Señor: tus caminos son suaves… pero en la realidad ¡ hay que caminarlos con cuidado!

¿En qué puedo servirte, Señor mío? Me quiero emplear en esto, pero… no sé cómo acertar.

No puedo hacer nada que sea bueno, si no me lo das Tú mismo, Señor mío.

Que no deshagamos nosotr@s, Señor mío, lo mucho que haces Tú por nosotr@s.

Tus obras son estupendas, justas, de gran valor, y hechas con gran sabiduría.

Graba en mi entendimiento la grandeza de tu obrar, la maravilla de tu Ser a favor nuestro.

Determina mi voluntad, para servirte, Señor mío.

Aviva mis deseos, y determínalos para obrar bien.

No nos dejes permanecer en nuestra propia pequeñez y limitación. En nuestras

bajezas.

¿Para qué digo esto, Señor mío? ¿Acaso me puedo quejar de Ti? ¿Me estás oyendo, Dios mío? ¿Quién me oye, sino Tú?

¿Entiendes mi pena, Señor mío?

Claramente veo que estás dentro de mí.

Los otros pensamientos, son desatinos.

Que no sea yo, Señor mío, quien me aparte de Ti

Que yo aprenda a vivir, como hay que vivir: señoreando Tú, Dios mío, mi propio vivir.

Que no vivamos en la superficie que está llena de incertidumbres y de peligros.

(Cfr. Exclamaciones Teresa de Jesús)

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Exclamación 2

¡A veces, Señor mío, disfruto en la soledad! Porque descanso con tu presencia.

En otras cosas, no se goza con entera libertad, que siempre está condicionada.

A veces, Señor, me cansa tratar con la gente. Y mi ser se rehabilita Contigo.

Otras veces, me cansan las cosas que tengo que hacer.

Otras, me canso, hasta de la soledad.

¿Cómo será que el descanso cansa? ¿Cómo será todo esto que me pasa?

Que yo me convenza, Señor, que los efectos de tu Amor, están por encima de lo que yo

percibo de ello, y de todos los amores del mundo.

Regálanos tu Amor.

Tu amor, se abre, en mí, al amor de todas las

personas que me rodean.

Sufro por quienes no quieren descubrir tu amor, o

no pueden abrirse a tu amor.

Buscamos tu compañía, Señor mío. La

necesitamos.

Y necesitamos decir a los demás, en la cotidianidad de la vida, que tu amor es estupendo.

¡Qué gran amor tienes, Jesús, a los hombres y mujeres de nuestro mundo!

Que todos lo puedan descubrir, viéndonos vivir.

Que sepamos compartir, la felicidad que proporcionas en la vida humana.

Porque quien no ama al prójimo, no te ama a Ti, Señor.

(Cfr. Exclamaciones Teresa de Jesús )

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Exclamación 3

Cuando pienso en la grandeza de tu Amor, Señor, y en la pequeñez del mío, me aflijo en

gran manera.

Sé que te costó trabajos y dolores, Jesús, el perseverar en la trayectoria de vida en la que

acataste la voluntad de Dios, tu Padre…

¿Cómo es posible que se me olvide todo esto? ¡Qué fuera de mí mism@ vivo!

¿Cómo es posible que me vuelvas a dar la mano, y me despiertes de frenesí tan incurable,

una y otra vez?

Bendita sea tu gran misericordia, Señor mío.

¡Alma mía, bendice para siempre a tan gran Dios!

¡Que yo aprenda a crecer en agradecimiento, mi Señor, por todo lo que haces por mí!

Pasa la vida como la flor del heno, y no puedo vivir “en bagatelas”

Dicen los salmos que me has de juzgar, pero no me aterra, porque eres un Juez justo, y

obrarás en mí conforme a misericordia

Estoy determinad@ a contentarte siempre.

Estoy determinad@ a vivir con la memoria de todos tus beneficios.

Con precio de sangre, me enseñas a vivir.

Te tapan tus preciosos ojos, para abrir los míos.

Te ponen corona de espinas, para liberar mi vanidad de sus ataduras.

¡Sea alabada por siempre tu misericordia, Jesús mío¡

Intento amarte tiernamente, Señor, pero soy de barro, pequeñ@, mortal.

Sé que Tú amas nuestro barro y sufriste nuestra mortalidad. ¡Bendito seas!

(Cfr. Exclamaciones Teresa de Jesús)

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Exclamación 4

(Cfr. Exclamaciones Teresa de Jesús )

¿Podré decirte, Señor mío, en verdad, que te quiero y que disfruto de tu Presencia y

misericordia?

¿Podré decirte, con la misma verdad, que quiero servirte, sirviendo a mis hermanos y

hermanas?

Tarde se encienden mis deseos, Señor mío, y temprano estás Tú buscando mi amor.

Mucho tiempo he perdido en la vida, buscando otros amores, buscando otros consuelos

Pero el tiempo pertenece a nuestra condición, y Tú eres poderoso para hacer, por mí, en

un punto, lo que yo no soy capaz en tanto tiempo

Bendita tu gran misericordia.

¿Quién dijo que el tiempo perdido no se puede

recuperar? Contigo, mi buen Dios, nunca hay nada

perdido.

¿Qué hay imposible al que todo lo puede?

Aunque soy bien pequeña, creo firmemente que

todo lo puedes lograr Tú, en mí.

Contigo se fortalece mi fe

Me crece el convencimiento de que haces cosas grandes en mí, Señor, de que siempre

estás a mi favor.

Me crece la seguridad de que tu gracia, llena mi presente.

Me vistes con vestiduras de bodas, precisamente porque mi vestido es pobre.

Nada, nunca, está perdido.

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Exclamación 5

Soy muy atrevid@ Señor mío, y aunque malbarato

los bienes que me das y los agradezco poco, aún

vengo a pedirte más.

Conoces mis traiciones, grandes y pequeñas, ¿será

mejor callar mis necesidades, que por adelantado,

ya conoces?

¡Pero si eres Tú mismo el que nos dices que

pidamos, que no nos dejarás de dar, cuando lo

hagamos!

Me acuerdo de Marta, que se quejó de su hermana, y a lo mejor es que pensaba que Tú no

te dabas cuenta de su trabajo…

Que el amor que te tenía, puede hacer tener por descanso, el trabajo.

Porque sólo amor es lo que da valor a todas las cosas.

Mas… ¿cómo obraré siempre con amor, Dios mío? Bien sabes Tú, que eso es imposible para

mí.

¿De qué me puedo quejar?

¿Qué puedo pedirte, si soy tod@ limitación y pequeñez y no te traigo nada?

Te decimos con San Agustín, que nos des qué darte.

Acuérdate que somos hechura tuya

Sólo te pido, que te conozca, Dios mío, y que te ame, cada vez más.

(Cfr. Exclamaciones Teresa de Jesús)

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Exclamación 6

Eres mi bien, mi deleite, lo sé. Pero… ¿hasta cuándo

tengo que esperar tu presencia?

No tengo descanso fuera de Ti. Pero no sé vivir en

Ti. Ni sentir que Tú vives en mi.

¿Es larga la vida? …O ¿es largo este “no vivir” del

todo? ¡Oh vida, que no se vive! ¿Hasta cuándo, Señor? ¿Hasta cuándo este desasosiego?

¿Qué haré, Bien mío, que sé que lo eres, y no lo siento, y no lo acabo de disfrutar?

Dios mío: esto me hace sufrir, y no encuentro medicina.

Esto es muerte, pero deja con más vida…

Como soy pequeñ@ sufro estas contrariedades: yo no quiero sino quererte, pero no acabo

de saber quererte en la vida misma que me rodea.

Deseo la libertad plena, más allá de esta libertad condicionada en la que ahora vivo.

Muerte y vida. ¿Qué misterio encerráis? La una abre a la otra, y la otra lleva la primera

incorporada. ¿Qué pido, qué deseo?

Sólo hacer tu voluntad hoy.

Ahí me sitúo, verdadero Dios mío. Espero en la misericordia de tu mano generosa.

Con ella todo lo podré. (Cfr. Exclamaciones Teresa de Jesús)

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Exclamación 7

Mi deleite es estar con los Hijos de los Hombres, dice Jesús

Esperanza mía, Padre mío, mi Criador, mi verdadero Señor y Hermano, ¿cómo se te ocurre

decir semejante cosa?

Tus palabras, Jesús, infunden confianza. No podemos temer. Estás a gusto conmigo, con

nosotr@s, aquí y ahora.

Este es mi Hijo amado, se oyó en tu Bautismo.

¿Hemos de ser todos iguales, Señor?

¡Qué gran misericordia, y qué favor sin poderlo merecer!

Graba en mi adentro tus palabras, Señor mío. ¡Ya ves cómo me olvido de tus grandezas!

El Padre conoce al Hijo, y el Hijo conoce a su

Padre, y el Espíritu Santo es Uno con ellos, y es

una misma cosa.

Bendito seas, mi Dios

Bendito seas por siempre, que siendo Dios mendigas mi amor

Que te alaben todas las cosas, Señor, sin fin.

Que me llene de alegría conocerte, saborear tu bondad y tu valor.

Gracias, porque en nuestra humanidad , Jesús puede alabarte como mereces.

Que yo sea una partecita para que siempre sea bendito tu Nombre

Con María, y con todos los hombres y mujeres de nuestro mundo, te cantamos

Engrandece mi alma al Señor. (Cfr. Exclamaciones Teresa de Jesús)

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Exclamación 8

Tienes, Señor, Palabras de vida, dónde tod@s encontramos aliento, si lo queremos

buscar.

¡Qué tristeza tan grande, que nos olvidemos de tus palabras consoladoras!

Haz, Señor, que no se aparten de mi pensamiento, tus palabras.

¿Acaso no dijiste: “venid a Mí todos los que estáis cansados y agobiados, que yo os

consolaré”?

¿Qué quiero, pues? ¿Qué pido? ¿qué buscamos los humanos? ¿Acaso no necesitamos

descanso?

¡Qué tont@s somos y qué ceguera tenemos, que

buscamos donde es imposible hallar!

Danos luz, Señor, mira que la necesitamos más que el ciego de nacimiento. Porque

nosotr@s, pudiendo, no queremos ver.

Muestra aquí, tu gran poder y misericordia.

Ya es fuerte, Señor mío, que te esté pidiendo que quieras, a quien te tiene tan poco

cariño…

Ya es fuerte, Señor mío, que te esté pidiendo que abras a quien no llama y que des salud,

a quien parece que le gusta estar enferm@.

Dices en el Evangelio que vienes a buscar a los enfermos, no a los sanos.

Aquí nos tienes, Señor. Somos hechura tuya. Válganos tu bondad y misericordia.

(Cfr. Exclamaciones Teresa de Jesús)

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Exclamación 9

¡Señor de mi alma!

Nos dices en tu Evangelio :

Venid a mí todos los que tenéis sed, que yo os daré a beber

Pues ¿cómo puede dejar de tener gran sed el que está ardiendo en vivas llamas, en los

deseos de estas cosas miserables de la vida?

Hay grandísima necesidad de agua

Bien se, Señor mío, que se la darás;

Tú mismo lo dices;

No pueden faltar tus palabras.

Pues si por estar tan acostumbrados a vivir

en este fuego,

ya no lo sienten, ni atinan, por estar

desatinados, a ver su gran necesidad, ¿qué remedio,

Dios mío?

Viniste al mundo para remediar tan grandes necesidades como éstas.

Comienza, Señor; en las cosas más dificultosas se ha de mostrar tu forma de ser.

Mira, Dios mío, que van ganando mucho terreno los enemigos. Ten piedad de los que no la

tienen de sí mismos;

ya que su desventura los tiene puestos en estado que no quieren venir a Ti, ven Tu a

ellos, Dios mío.

Yo te lo pido en su nombre, y sé que, como lleguen a darse cuenta, y comiencen a gustar

de Tí, resucitarán estos muertos.

¡Oh Vida, que la das a todos!

No me niegues a mí esta agua dulcísima que prometes a los que la quieren.

Yo la quiero, Señor, y la pido, y vengo a Ti.

No te escondas, Señor, de mí, pues sabes mi necesidad y que eres verdadera medicina de

mi ser.

¡Señor, qué de fuegos hay en esta vida!

¡Unos consumen el alma, otros la purifican para que viva para siempre gozando de Ti!.

¡Con cuánta razón se ha de vivir con cuidado!

¡Fuentes vivas de las llagas de mi Dios, cómo manáis siempre con gran abundancia para

nuestro mantenimiento!, ¡y qué seguro irá por los peligros de esta vida el que procure

sustentarse de este divino licor!

(Cfr. Exclamaciones Teresa de Jesús)

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Exclamación 10

Me cercaron dolores de muerte, dice la Escritura.

He entendido tu gran misericordia, ¿por qué olvido

con tanta facilidad que es justa tu justicia?

¡Qué grave cosa es nuestra insensatez y pecado, Señor mío!

¡Saboreo, la prisa que te das en perdonarnos¡

Y te acompaño, Señor, en tu soledad… que te quedan pocos amigos

Resucita, Dios mío, mi ser, para que sean acabadas tantas inconsciencias mías.

Tu voz es tan poderosa, que aunque no te pedimos vida, nos la das, para que podamos

salir de la profundidad de nuestras inconsistencias.

Lázaro no te pidió que le resucitases… lo hiciste porque te lo pidió una mujer pecadora.

Aquí estoy yo, Dios mío. Resplandezca en mí tu misericordia.

Y además te pido vida , en nombre de los que no la quieren pedir.

Tórname en mí, para encontrarme en Ti. Estoy demasiado encerrad@ en mis propios

caprichos y voluntad propia, y necesito abismarme en tu Voluntad.

Qué dureza de corazón tengo, Señor mío. Ablándelo tu inmensa piedad.

Queremos vivir. Vivir en la hondura, abrir la vida a la inmensidad de Vida que nos

brindas en Jesús.

(Cfr. Exclamaciones Teresa de Jesús)

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Exclamación 11

¿Por qué valoramos tanto ser querid@s , estimad@s, regalad@s, y servid@s, si son

amores y honores que matan y a la larga nos hacen mal?

Todo lo que con la vida se acaba es un soplo.

Todo se pasa.

¿Por qué nos deslumbran tanto las luces de nuestras ciudades fastuosas, y amamos mucho

menos la verdadera Luz?

¿Por qué nos gustan las luces exteriores, y desconocemos nuestra luz interior?

Todo se pasa.

¿Quién ha puesto tanto lodo en nuestros ojos, Señor

mío?

¿Quién ha tapado nuestros oídos para no oír la

experiencia verdadera del “todo se pasa”?

Todo se pasa.

Tememos cualquier incomodidad: dormir en

cama dura, comer peor de lo acostumbrado… ¿cuándo vamos a percibir la fuerza de que

todo es pasajero?

Todo se pasa.

Tantas veces que repito la frase, y no lo entiendo.

Tanta gente que conozco que no lo entienden

Alcánzanos la luz para entenderlo. Alcánzanos de Jesús, esa ligereza de vida, que

facilita la vida de todos los demás. (Cfr. Exclamaciones Teresa de Jesús)

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Exclamación 12

¡Oh, mi Dios y mi verdadera fortaleza! ¿qué es esto, que para todo somos cobardes, menos

para dejarte?

Aquí empleamos las fuerzas los mortales…

Qué ciegos somos, y qué sin seso vivimos, que sostenemos lucha tan continua.

Confundimos vida con muerte, y no descubrimos Vida en el morir.

¿No es todo esto, una verdadera locura?

Parece que empleamos toda nuestra furia, en este espantoso desatino.

Sabiduría de mi Dios, que no se puede comprender.

Admiro cómo esperas a que salga de tan gran desconcierto.

Cuántos esfuerzos y ánimos somos capaces de tener cuando creemos que son para nuestro

bien.

¿Y puede haber un bien más grande, que el de complacerte y amarte?

¿quién nos dará este ánimo?

¿Quién nos dará esta fuerza?

¿Quién encauzará la seguridad del corazón, para que se desviva en hacer tu voluntad?

Líbranos, Dios nuestro, de tanto necedad.

Sácanos de nuestro “yo” , para volvernos a lo profundo.

Ábrenos los ojos, Señor mío.

Que te veamos, Señor nuestro, atado y ligado al

amor que nos tienes.

Muéstranos cómo tu justicia, se besa con tu

misericordia.

Cantemos, pues, tu misericordia, y óbrese en

nosotr@s tu justicia, que purifique nuestra

limitación y pecado.

(Cfr. Exclamaciones Teresa de Jesús)

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Exclamación 13

Nos unimos a todos cuantos gozan ya de nuestro Dios, sin los condicionamientos de

tiempo y espacio.

Cantamos tus alabanzas Dios nuestro, con todos ellos.

Nos unimos a todos ell@s

Envidiamos su suerte, aunque nos de miedo la muerte.

Acudimos a su intercesión, Señor nuestro. Les pedimos que sean intercesores y que

repartan con nosotr@s ese claro conocimiento que tienen.

Danos, Dios nuestro, deseo de Ti, deseos de vida para siempre, deseo de lo que

llamamos eternidad.

A veces nos parece que no hay más abundancias que las de aquí.

Nos parece que Tú no puedes hacernos disfrutar más que los disfrutes que podemos gozar

aquí.

Nos parece que no hay nada bueno debajo de cáscara de sufrimiento.

Qué poco nos fiamos de Ti, Señor nuestro.

Qué poco entendemos la vida de Jesús, tu Hijo.

Qué superficialmente leemos el Evangelio.

Qué apegad@s vivimos a todo lo que desvía nuestra

profunda humanidad.

Hermanos, y hermanas, que ya gozáis de Dios,

Decidnos cómo negociasteis con El, vuestro vivir

Decidnos cómo granjeabais con El, la forma de vivir en esta humanidad

Ayudadnos ya que estáis tan cerca de la fuente.

Dadnos agua, para los que aquí tenemos sed.

(Cfr. Exclamaciones Teresa de Jesús)

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Exclamación 14

Quien no te conoce, Señor mío, no puede amarte.

¡Qué gran verdad!

¿Y cómo puede haber quien no te quiera conocer?

Yo sé por experiencia lo sabroso y deleitoso que es

tu amor, para conmigo.

Quisiera ver tus ojos. Quisiera palpar tu amor.

Quisiera tener más y más experiencia de tu bondad

y misericordia.

Cristianos y cristianas: mirad la hermandad que tenemos con Dios. Conocedle y no lo

menospreciéis…

Te suplico Señor mío, que pueda yo entender, que la vida Contigo, tiene todo el sentido

que le falta, cuando le faltas Tu.

Quiero gozar de tu paz y presentir tu presencia, tu belleza, tu bondad.

Ahora es tiempo de tomar lo que nos das, Señor piadoso y Dios nuestro.

Que no sea yo dur@ a tu amor, que no sea cieg@, que no viva en este desatino.

Que podamos contemplar la majestad Tuya, Dios nuestro, y la riqueza de tu Reino

que no ha de tener fin.

Líbranos de tanta ceguedad, y de tanto desatino.

(Cfr. Exclamaciones Teresa de Jesús)

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Exclamación 15

¡Qué larga es nuestra vida, Señor mío, aunque

decimos que es corta y nadie se quiere morir!

Para gozarte del todo, sin los condicionamientos de

nuestra mortalidad, larga es.

Para conocerte del todo, sin los velos de la fe, larga

es

Para cantar tus alabanzas sin los cansancios y los trajines de nuestro quehacer, larga es

Para gustarte, sin estar derramada en tantas realidades que requieren nuestra mente, y

nuestro ser, larga es.

¡Qué larga es nuestra vida, Señor mío, aunque decimos que es corta y nadie se

quiere morir!

Cuando me crece el deseo de Ti, me cansa la espera

Cuando mis ojos no aprenden a verte, en las realidades en las que vivo, me cansa la

espera

Cuando mis oídos no saben escucharte, me cansa la espera

Quiero vivir si Tú quieres tenerme en vida, pero sé que mi vivir tiene otra dimensión

que todavía desconozco.

Aunque son pobres mis servicios, quiero vivir sirviendo

Aunque me cansa la espera, quiero vivir esperando.

Aunque la realidad sea dura, la Vida es hermosa.

Quiero vivir si Tú quieres tenerme en vida, pero sé que mi vivir tiene otra dimensión

que todavía desconozco.

(Cfr. Exclamaciones Teresa de Jesús)

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Exclamación 16

Alabo tu Presencia en todas partes, Señor mío. Y

te agradezco cuando la puedo gozar.

Pero hay momentos en que se enturbia mi

entendimiento y se esconde mi razón, y no puedo

vislumbrar tu Presencia.

Te siento lejos, Señor, en ocasiones. Y no es a

causa de Ti, sino a causa de mí.

Cuando quieres, Señor, rápido curas la herida de amor, que Tú mismo haces.

Pero no hay remedios humanos que curen lo que ha enfermado a causa del fuego divino.

♫ Hiéreme, quémame, con tu amor, hiéreme

¿Cómo sabremos hasta dónde dura la herida de amor, si no la sufrimos?

♫ Hiéreme, quémame, con tu amor, hiéreme

Digo con la Esposa de los Cantares: Mi Amado a mí, y yo a mi Amado.

Tú has comenzado esta guerra de amor, que no parece otra cosa este desasosiego y

desamparo de todo mi ser.

Cúrame, Señor mío,

¿Cómo podrán separarse dos fuegos tan encendidos en uno sólo?.

Será trabajar en balde, porque ya se han tornado en uno.

(Cfr. Exclamaciones Teresa de Jesús)

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Exclamación 17

Dios mío, sabiduría vital. Amor que me amas más de lo que yo puedo amarme, de lo que

yo puedo entenderme…

¿Qué puedo yo querer, que sea mejor que lo que Tú quieres para mí?

Lo que ordene mi propio deseo, lo que mi entendimiento pueda creer que me conviene, no

será así, si no es lo que tu voluntad, fraguada en la vida, me vaya suministrando.

Muchas veces te pido cosas, Dios mío, y no sé ni qué te pido.

Muchas veces te pido cosas, y son cansinas mis peticiones. Son cerradas a mi propia

voluntad.

Tú sabes lo que hay en nuestro corazón.

Que cuando la miseria campee en nuestro ser,

y nuestra razón esté ciega,

sepamos abandonarnos a tu Voluntad.

Torpes son nuestros conocimientos.

Torpes nuestros trabajos y sufrimientos, muchas

veces.

Despierta, Señor mi consciencia, para que Tú vivas

en mí, y yo en Ti.

Para que muera “el ego” que nos encierra en

nosotras mismas.

Para que Tú vivas y nos des vida.

Para que “subyugues” mi voluntad y mi querer de forma que no pueda moverse del tuyo.

Fuerte como la muerte es el amor, y duro como el infierno, dice la Escritura.

Que tu amor me abrase, y no pueda dejar de abrasarme

Que tu amor crezca en mí, todos los días, aunque yo no me de cuenta.

Que no me engañe en la vida, con ese engaño sutil, que nos carcome por dentro.

Que no se esclavice a nada, ni a nadie, mi corazón.

Que yo me engolfe en el mar de tu amor, y no pueda salir.

Ese será nuestro verdadero descanso, Jesús mío.

Felices los que están ya en seguridad,

Felices quienes hemos puesto en Ti, Dios nuestro, toda la confianza.

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En Ti esperamos, no sea confundida nuestra esperanza.

Que mientras dure nuestra mortalidad, sepamos servirte y amarte en la vida de cada

día.