Reportaje- Escuela Superior de música José Ángel Lamas

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Stephanie Araujo CI: 19044084 22/05/2013 Reportaje 2 Apatía institucional atenta contra permanencia de la José Ángel Lamas El deterioro de la Escuela Superior de música evidencia el abandono y la falta de compromiso por parte de los entes responsables de su conservación Olor a humedad, escaleras caídas, paredes rotas, láminas de zinc agujeradas que sirven de techo y andamios sosteniendo el establecimiento por doquier, son palabras que describen la situación actual en la que se encuentra la Escuela Superior de Música José Ángel Lamas, ubicada entre las esquinas de Veroes y Santa Capilla de la avenida Urdaneta y que, con 144 años de funcionamiento y un aproximado de 1200 alumnos en formación, está a punto de desplomarse. La Escuela de Música que se desarrolla en este palacio colonial es la más antigua institución de formación en esta área del país. En sus rincones, aparte de su apariencia de abandono, el sonido de distintos instrumentos musicales y su permanente olor a humedad que denota envejecimiento, se respira historia, pues antiguamente perteneció a la familia Arismendi, luego fue inaugurada como Academia de Bellas Artes y más tarde se dedicó a la instrucción de músicos a nivel superior bajo la dirección del maestro Vicente Emilio Sojo, de quien aún se aprecia un busto, también estropeado por la desidia y el paso del tiempo.

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Stephanie Araujo

CI: 19044084

22/05/2013

Reportaje 2

Apatía institucional atenta contra permanencia de la José Ángel Lamas

El deterioro de la Escuela Superior de música evidencia el abandono y la falta de compromiso por parte de los entes responsables de su conservación

Olor a humedad, escaleras caídas, paredes rotas, láminas de zinc agujeradas que sirven de techo y andamios sosteniendo el establecimiento por doquier, son palabras que describen la situación actual en la que se encuentra la Escuela Superior de Música José Ángel Lamas, ubicada entre las esquinas de Veroes y Santa Capilla de la avenida Urdaneta y que, con 144 años de funcionamiento y un aproximado de 1200 alumnos en formación, está a punto de desplomarse.

La Escuela de Música que se desarrolla en este palacio colonial es la más antigua institución de formación en esta área del país. En sus rincones, aparte de su apariencia de abandono, el sonido de distintos instrumentos musicales y su permanente olor a humedad que denota envejecimiento, se respira historia, pues antiguamente perteneció a la familia Arismendi, luego fue inaugurada como Academia de Bellas Artes y más tarde se dedicó a la instrucción de músicos a nivel superior bajo la dirección del maestro Vicente Emilio Sojo, de quien aún se aprecia un busto, también estropeado por la desidia y el paso del tiempo.

A pesar de la tradición cultural que esta escuela representa y de ser declarada Monumento Histórico Nacional según Gaceta Oficial No 30.954 de fecha 1° de abril de 1976, desde hace aproximadamente 21 años cuando se efectuaron excavaciones arqueológicas como requisito necesario para la restauración del lugar por su origen colonial, ha sufrido un deterioro que ha progresado con el transcurso del tiempo y que evidencia el abandono y la falta de compromiso por parte de los entes responsables de su conservación.

La subdirectora de la institución, Marbellys Villarroel, sostiene que luego de que se comenzaran los trabajos realizados por un grupo de arqueólogos de la Universidad Central de Venezuela (UCV), de la mano con La Fundación para la Protección y Defensa del Patrimonio Cultural de Caracas (Fundapatrimonio), no fueron concluidos: “Esa gente lo que hizo fue romper las paredes y se perdieron.

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Esos hallazgos arqueológicos no tuvieron ningún fundamento futuro, de hecho, los bomberos vinieron para acá un día y dijeron que esto tiene que desalojarse pero nosotros seguimos aquí, corriendo riesgos”, aseveró.

Igualmente, Villarroel manifestó que la promesa que siempre se les ha hecho ha sido restaurar toda la escuela y hacer un nuevo edificio, pero jamás se ha cumplido: “Ha habido otras directivas que quizás han dado algunos pasos, pero siempre ha sido en vano, hasta el sol de hoy hemos permanecido igual”, expresó.

Proyectos elaborados más no ejecutados

Para la restauración de la estructura de la Escuela Superior de Música José Ángel Lamas se han realizado diversos proyectos pero ninguno se ha concretado.

Según información suministrada por el Centro de Documentación del Instituto Nacional de Patrimonio (IPC), el primero de ellos fue realizado en el año 1993 por el arquitecto Wilfredo Boada, director del departamento de proyectos de la Fundación de Edificaciones y Dotaciones Educativas (FEDE), organismo al que estuvo adscrita la JAL antes de ser asumida por el Gobierno del Distrito Capital. La Dirección de Ingeniería del Municipio Bolivariano Libertador paralizó la obra por inadecuada ejecución.

En 1998 el IPC inició otro proyecto de restauración a cargo del arquitecto Dorka Gorronsoro y, a pesar de que tampoco fue concluido, su idea se ha mantenido vigente hasta ahora. “Antes de eso la escuela había sufrido porque la agarró FEDE y se la tomó como un edificio escolar más, le hizo bastante daño y eso es un monumento”, comentó la arquitecta Adriana Enríquez, quien presta servicios en el IPC.

Asimismo, Enríquez indicó que el proyecto de Gorronsoro se enfocó en una reparación integral del monumento histórico, pero no se contó con los recursos suficientes para seguir avanzando en él: “Se pagó el estudio, después se abordaron con mucha fuerza la primera y segunda etapa, se hicieron varios trabajos y la idea fue seguir pero no se pudo por falta de capital”, aseguró.

La arquitecta hizo énfasis en que el propósito siempre ha sido restaurar la escuela y en que se han realizado trabajos pero se le ha dado prioridad a las urgencias. “Se ha invertido dinero pero se devalúan las obras. Yo sugiero seguir laborando con el proyecto que ya existe y conseguir los recursos con otra institución. El Instituto de Patrimonio Cultural no tiene capacidad económica para abordar obras”, manifestó.

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Abandono por parte de las instituciones

A pesar de que lo entes del Estado a quienes compete la rehabilitación de la estructura de esta emblemática edificación están cerrados a brindar información en cuanto a las acciones relativas a la restauración y al costo actual de ejecución de las obras, la situación es evidente. La tardanza y falta de acciones concretas para la recuperación del establecimiento han ocasionado que se multipliquen los daños.

“El temor de las instituciones es a mostrar la ineficiencia. Preocuparse porque algo funcione bien no es sembrar el terror, es dar el primer paso al siguiente que es actuar sobre lo que corresponde a rescatar y reafirmar las cosas buenas”, comentó el ingeniero civil, ex trabajador de la dirección de bienes e inmuebles del IPC, participante en la elaboración del proyecto de restauración que se encuentra en vigencia y encargado del hacerle seguimiento a la escuela como asesor de la institución durante los últimos diez años, Carlos Quiñones.

El presupuesto estimado para la ejecución del Proyecto Integral de Conservación y Rehabilitación de la José Angel Lamas para el año 2011, rondaba los 60.131.330, 91 bolívares.

De acuerdo con el material aportado por el centro de documentación del IPC, instituto encargado de autorizar cualquier procedimiento relacionado con los patrimonios culturales del país, se observaron oficios emitidos durante ese año a diferentes instituciones del Estado como PDVSA la Estancia, FEDE, Ministerio del poder popular para la Educación y Presidencia de la República, en las que se solicitaba ayuda para cubrir los gastos correspondientes a la primera etapa de trabajo cuyo monto inicial ascendía a la cantidad de 10 millones de bolívares.

“Enviamos cartas a diferentes entes del Estado y nunca fueron contestadas. En cada sitio en principio se nos recibía, el tema es que de allí a lo siguiente nunca se dio”, señaló Quiñones.

En vista de esta situación, tanto estudiantes como profesores expresaron su disposición a hacer una colecta a través de conocidos y amigos, pero no contaban con la limitación establecida en la ley que les prohíbe recibir cualquier tipo de donaciones.

Durante el mes de julio de 2012, la autoridad única del Distrito Capital, Jacqueline Faría, acudió a la escuela e informó a la comunidad lamista que la institución pasaría a formar parte de los planteles educativos a cargo del distrito capital y que se comenzarían los trabajos de restauración en tres meses.

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Actualmente la autorización emitida por el IPC para la realización de los trabajos de intervención de la escuela que tiene una vigencia de 6 meses, se encuentra vencida, no hay nuevas solicitudes de renovación de autorización y el establecimiento permanece igual.

Entre andamios e instrumentos

Durante el recorrido por el sitio que guarda tantas historias fue inevitable dejarse llevar por el sonido de los instrumentos que se escuchan de fondo, uno de ellos emitido por Joshua Carrera, a través de su guitarra clásica.

Joshua es un joven de 22 años que cursa 5to año de estudios en la escuela, le faltan cuatro para egresar y mantiene la ilusión de que antes de que eso suceda la José Ángel Lamas se encuentre en condiciones óptimas, a pesar de que para él, el hecho de que esté descuidada y eso le cause tristeza, no hace que deje ser un lugar hermoso.

El estudiante considera que tanto él como los demás alumnos se han adaptado a la realidad, más no la aceptan: “A todos nos gustaría que esta casa estuviera en buen estado y que tuviéramos todo lo necesario para ver las clases como tiene que ser. Aún así aquí se respira es música, humedad y la alegría de todos los que la conformamos”.

Otra experiencia particular es la de Leopoldo Igarza, quien imparte clases de guitarra, armonía y contrapunto desde hace 37 años en la institución y ha vivido la experiencia de ver como se desploma poco a poco…

“Desde que estoy aquí ha habido varios intentos de remodelación. La alcaldía una vez intentó meterle la mano, empezaron por las conexiones eléctricas y patrimonio dijo que eso no se podía hacer de esa manera porque esto era un monumento histórico, y eso se quedó así”, apuntó Igarza, quien considera que la esperanza es lo último que se pierde: “a lo mejor cuando esté lista, ya yo estoy bajo tierra”, agregó con gestos de picardía.

El hecho de que las personas que asisten diariamente al establecimiento lo hagan por desarrollar su pasión de aprender, enseñar o simplemente por amor a la historia, no significa que no corran riesgos, pues, están expuestos a enfermedades dérmicas, respiratorias y a otros riesgos que podrían desembocar en una tragedia. También sucede que la humedad ha ocasionado que se dañen instrumentos como guitarras, pianos y contrabajos.

El ex alumno y ahora coordinador y profesor de musicología de la escuela, Albin Zapata, comenzó a sufrir de rinitis debido al deterioro de la casa, comentó que

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antes de los años 90 que fue cuando comenzó a recibir clases en el lugar, no padecía de nada. Igualmente recuerda la institución como un sitio bellísimo en el que se podían realizar las actividades cómodamente.

Asimismo, Zapata admitió que los problemas de estructura que presenta el lugar inciden en su desenvolvimiento: “Si tú tienes unas condiciones físicas agradables, el resultado aumentaría. Se mantendría la matrícula todo el año, no hubiese fuga de talentos. Hay alumnos que tienen un nivel sumamente alto pero sucede que otra escuela les ofrece una mejor comodidad y se van”, enfatizó.

En busca de una solución

Tanto la arquitecta Enríquez como el Ingeniero Quiñones, coinciden en que debido a la urgencia en la que se encuentra la Escuela Superior de Música José Ángel Lamas, es necesario promover la búsqueda de apoyo de las instituciones tanto públicas como privadas del país que aporten los recursos necesarios con el fin de recuperar este patrimonio nacional, en el que día a día se desarrolla la cultura, así como se ha logrado hacer en otros casos como por ejemplo, las torres de El Silencio y el Teatro Municipal.

“Las instituciones están enteradas, pero no es suficiente. Hemos cubierto todo lo que había que cubrirse para que alguien llegara con los recursos a hacerlo”, concluyó Quiñones.