Reportaje realizado para el curso de Redacción IV.
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Contexto republica
Un automóvil plateado vulnera la luz roja del semáforo, y pasa bulliciosamente sobre el
asfalto de las avenidas Salaverry y Tumbes. En toda una esquina una hábil señora
mueve sus manos al compás de una masa blanca a la cual esparce luego trozos de queso,
sobre su mesa ya están una serie de cachangas muy crocantes. En su mesa la acompañan
unos vasos de champú. Son las 6 y 30 del miércoles 11, hora punta en Chiclayo. Miles
de trabajadores intentan llegar a sus casas encerrados en las combis que simulan ser
transporte público. Esta tarde Henry Morales ha interrumpido por un momento su
agenda laboral para conversar con mi persona en las instalaciones del diario La
República, sobre cómo es el ambiente de una sala de redacción y otras cosas más. Él me
dice que a partir de las 6 puede ser más enriquecedor visitar la redacción de un diario.
Pues el trabajo para un periodista a estas horas sigue en carrera, cuando para otras
ocupaciones ya termino.
Un recio hombre me recibe en la puerta del diario. Sus ojos grandes, rostro sobrio y el
uso de esa camisa amarilla característica de todo personal de seguridad, me indica que
todo aquí sigue un control del que entra y sale del diario. Le entrego mi documento de
identidad, automáticamente la puerta se abre. Cierro despacio la puerta, pasó una valla
metálica, el ruido de un conjunto de máquinas ensordece por unos momentos mis oídos.
Estoy dentro del diario La República. Una escalera cuyo estilo se asemeja al
movimiento ondulatorio de una serpiente que busca conservar su energía, me lleva al
segundo piso donde se encuentra la sala de redacción del diario.
Me recibe Henry Morales, mientras una leve sonrisa dibuja su rostro. Me dice adelante.
Una luz blanca ilumina toda la sala de redacción. Henry me comenta que a estas hora
están organizando cada uno de los contenidos que aparecerán mañana en el diario
Popular, Libero y La República. Henry Morales Chapoñan es redactor del diario La
Republica desde hace más de tres años. Cuando estamos en su oficina me dice que por
el momento está analizando las distintas corresponsalías que llegan a su ordenador
desde tumbes hasta Ancash. “Ahora estoy redactando las distintas corresponsalías que
llega desde Tumbes a Ancash para
posteriormente subirlas a la página web del
diario”, me dice, en tono de seriedad. Henry
me aclara que el tener a cargo la publicación
de corresponsalías en la web del diario no
implica tener que compartir ese contenido en
redes sociales. “La República hace un trabajo
por zonas en todo el Perú: norte, sur, centro y
Lima. Las publicaciones en la redes sociales y
multimedia se hace en la ciudad de Lima”. La
experiencia de Henry en La República es
idónea para alguien que desea saber cómo es
el trabajo en uno de los diarios más
representativos del país. Él me explica que al
local de La República en Chiclayo llegan las
noticias más importantes que suceden en
Tumbes, Piura, Cajamarca, Amazonas, Henry Morales, redactor del diario La República.
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Trujillo y Ancash. En conclusión acá se ve todo lo que corresponde con la zona norte.
“Otro grupo humano que está en Lima se encarga de ver el tema político, económico,
espectáculos”, explica Henry, moviendo sus manos al ritmo del tibio aire
acondicionado. Henry, tiene la percepción de esas personas que se sienten felices
haciendo lo que más les gusta. Nos preparamos a salir de su oficina.
¿Cuál es el horario de entrada y salida en el diario La República? “Por lo general se
entra a las 8 y 30 de la mañana, inmediatamente salen a recoger información a la calle.
Luego su trabajo de campo suele acabar a las 3 o 4 de la tarde”, cuenta y mueve sus
manos como si estuviera dando una clase de geometría. Henry me explica que cuando
termina el trabajo de campo para un periodista, éste tiene la obligación de hacer un
panorama. “Un panorama es el conjunto de notas que se han hecho durante el día. Si
elijo tres notas, tengo que hacer un resumen de esas tres notas y dárselas al jefe de
información”. Le preguntó por el jefe de información, me responde sin tapujos: “El
señor Machuca no ha venido. Hoy es su día de descanso”. Le comento que no hay
problema si voy solo por la sala de redacción. Me dice que no. Empiezo a caminar.
En la sala de redacción de La República hay dos oficinas. En una trabaja Henry en la
otra el editor, Juan Vejarano Vergara. Delante de esos dos espacios, hay uno más
amplio que tiene en el centro una mesa grande con los diarios de la competencia y
también del grupo La República. Ese espacio amplio de suelo azulino se adorna con
escritorios, ordenadores marca apple, persianas cerradas y la minuciosidad con la que
trabajan cada una de las siete personas que se encuentran allí.
Henry me señalo que hoy solo vino una correctora. Su nombre es Maria Vaca, cuando
logro identificarla percibo que su labor requiere mucha concentración. La atención que
pone sobre el texto impregnado en su ordenador es más notoria, en comparación a los
demás. Ella es la encargada de corregir todas las notas informativas, y pasarlas luego al
editor. Su función me impide hacerle alguna interrogante. De pronto se acerca un
hombre mediano, cuyos ojos grandes y brillosos denotan amabilidad para atender
alguna interrogante mía.
Clinton Medina, es fotógrafo del diario La
República. Desde hace cuatro años es
responsable de capturar los momentos más
emotivos, terribles y cotidianos que han hecho
noticia. “Una cosa es que tu veas la fotografía en
la computadora, otra cosa es que vivas el
momento en que tomas esa fotografía”, me dice
Clinton. Su estatura es mediana por así decirlo,
es la talla promedio de todo nacido en tierra
inca. Este fotógrafo tiene muchos archivos de
imágenes dentro del ordenador donde trabaja
todos los días. Recuerda mucha las imágenes
que capturo en el incendio del almacén de gas en
la urbanización el Porvenir, donde tres personas
fallecieron. Medina me comenta que en La
Republica son tres los editores de fotografía, y Clinton Medina, fotógrafo del diario La República.
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que el ser periodista es una profesión que requiere de mucho sacrificio y compromiso.
“Acá los que trabajan como periodistas pueden tener hora de entrada, pero no una hora
de salida. Nuestro horario no es fiscalizado, a veces cuando uno está de vacaciones lo
llaman para cubrir la falta de personal”, cuenta. Medina me explica que poco son los
diarios que tienen correctores. Él señala que La República tiene dos correctores
Humberto Flores y María Vaca, dos artistas que se encargan de pulir una nota para que
esta no tenga ningún error. Mientras Medina habla, María Vaca continua muy
concentrada en lo que hace.
¿Alguna fotografía policial que haya sido impactante? “Hay varias, pero si quieres
hablar de policiales conversa con Rivas. Él tiene bastante experiencia en policiales”,
cuenta y mueve sus grandes ojos hacia el hombre que lleva un polo rojo con el logotipo
del diario el Popular.
Lleva puesto unos lentes sobre su cabello color ceniza y un vistoso polo rojo que resalta
por la palabra el Popular. Su nombre es José Rivas, es zambo y tiene más de once años
trabajando para el diario La República. Su función periodística consiste en redactar
notas específicamente para el diario Popular. Tiene una vida social poco activa, es
sincero y cuenta que a veces su trabajo le impide
estar con las personas que más quiere, su familia.
Le pregunto a José Rivas sobre alguna anécdota
que recuerde como periodista. Él me dice que es
el desalojo del Bosque de Pómac, donde
asesinaron a tres policías es lo que más se le viene
a la mente. “Lo que sucedió en el Bosque de
Pómac es algo que no puedo olvidar. Murieron
tres policías a mano de francotiradores. Fue algo
espantoso”, me dice y mueve las manos como si
estuviera bailando hip-hop. José Rivas utiliza el
humor para contar su experiencia dentro del diario
y aclarar que el ser periodista es una vocación que
implica sacrificar y enfrentar muchas cosas.
Confiesa que ya hace mucho tiempo se
acostumbró a observar fotografías donde la sangre
humana es la protagonista de cualquier suceso
lamentable. “Cuando comencé como periodista si me chocaba el tener que mirar
escenas sangrientas, o el tener que ver heridos, muertos en imágenes. Ahora lo tomo
como algo normal de mi trabajo”, comenta Rivas mientras señala la fotografía de una
mujer electrocuta por la cabeza a manos de su esposo. “Escenas como estas son
normales para quienes trabajamos en un diario”, afirma el hombre de barba blanca que
también laboro en el diario Correo. Rivas vuelve a su trabajo. Yo prosigo mi visita en
La República.
El editor
Tiene ya diecisiete años laborando en el diario La República. Su nombre es Juan
Vejarano Vergara y comenzó haciendo periodismo en la calles de Trujillo. Actualmente
es editor de La República en Chiclayo, lugar que ocupa desde hace dos años. “Asumí la
José Rivas, mostrando una de las fotos de la sección
policial.
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coordinación periodística de La Republica
Trujillo allá por la década de los 90. En el año
2007 me enviaron a Chiclayo con el cargo de
coeditor”. Mientras Juan Vejarano dialoga con mi
persona, es interrumpido por una llamada a su
celular, ésta justifica por el cargo tan importante
que tiene dentro del diario. Su función es aprobar
las distintas notas informativas que aparecerán en
la edición de mañana, como también tiene la
facultad de decidir cuales no se publican. A su
ordenador llegan las notas corregidas por María
Vaca, luego de decidir cuales irán en el diario impreso, las envía a los dos
diagramadores que se encargan de dar el último retoque a todo el proceso. Para Juan
Vejarano los sucesos que más recuerda están en Trujillo, pues es el lugar donde más
tiempo ha estado. “La noticia que más me impacto fue el Fenómeno de El Niño del año
1998. En el cementerio del Porvenir el agua se acumuló de manera desproporcionada
que termino por arrojar a todos los muertos”. Para Vejarano en la ciudad de Chiclayo
hay mucho en lo cual deben trabajar las autoridades, pues existe una diferencia notoria
en relación con otras ciudades próximas. “En Chiclayo existe un caos vehicular en el
que aún no se está trabajando como debe ser. La ola delincuencial que se ha impregnado
en todo el norte, también es evidente acá”. Juan Vejarano me comenta que por lo
general son dieciséis los que redactan en La República, a parte de los periodistas
gráficos.
Afuera se escucha el ruido de un motor. Parece que ya es hora de que comience la
impresión del diario de mañana. Vuelvo hacia a Henry y le agradezco por haberme
permitido experimentar el trabajo de redacción en un diario. “Escuchas el motor,
alrededor de las once recién empieza la impresión del diario en papel, para que luego se
distribuya desde muy temprano. Con despedidas corteses, Henry Morales y Juan
Vejarano dan por zanjada la visita: Son las 7 y 40 de la noche y las combis que
atraviesan la avenida Salaverry pasan rápidamente.
Juan Vejarano, editor del diario La República.
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