Reseña: La vida en las aulas. (pp. 79-120 y 149-188).Autor: Jackson, Ph. (2001). Madrid: Morata.Tema: los sentimientos de los alumnos hacia la escuela.

Integrantes:Soto Valdez Ivonne Jhovanna.Cota Gastelum Dinora Guadalupe.Gaxiola Torres Karely Guadalupe.

Introducción:Hay para quienes el aula es el cielo, pero también hay personas que consideran el aula como un infierno. Ya que hay experiencias aterradoras resultantes de las acciones de profesores y compañeros crueles o insensibles. Tales informes se caracterizan por relatos de castigos extraordinariamente severos y el hecho de convertirse en objeto de ridículo. Así mismo se encuentran los sentimientos de tedio que surgen de la carencia de significado de las tareas asignadas o del atractivo abrumador de la vida afuera de la clase.Un maestro no debe guiarse por sus impulsos, pues puede haber consecuencias de ello. Toma relevancia en que hoy en día se forman maestros comprensivos, que tengan consideración por quienes están a su cargo y los ayuden, partiendo desde las necesidades de cada quie, escolarmente hablando. Muchos adultos de hoy en día, han crecido con malos recuerdos, en donde al pensar en la escuela recuerdan lo que fue su etapa de la primaria, en donde antes los profesores para que les obedecieran, les pegaban, incluso les atascaban alfileres, sin duda alguna, un terror.Desarrollo:Los métodos para la enseñanza y el aprendizaje van cambiando, así como también cambian las generaciones, también cambian los materiales que se utilizan y los que se utilizaban antes. Lo que hace resaltar que para que los alumnos aprendieran era algo dificultoso, por las condiciones en las que se encontraban. Es decir, tenían una pizarra, que apenas servía pues ya estaba bastante cubierta de tiza. Al cuestionar cómo se era la vida hace años, generalmente quienes tienen un recuerdo positivo son las mujeres. Y generalmente, son guiadas por actitud de adulto.Conclusión:El niño acude a la escuela con nociones preconcebidas sobre el modo de considerarla, trata de ir adelante y cree que obtiene de la escuela lo que la comunidad espera que esta le proporcione. Parece desarrollarse en ciertos alumnos una separación entre sus sentimientos y la vida cotidiana en el aula. Para estudiantes la escuela es simplemente otra de las cosas inevitables de la vida hacia la que se adopta una actitud de “lo tomas o lo dejas”. Es decir, no se toma como una oportunidad, sino como una obligación, que para ellos, es solo una carga.La mayoría de los docentes también son conscientes de diferencias en las reacciones de toda la clase ante partes específicas del programa escolar. El problema está en que los profesores tienden a etiquetar a los alumnos, aquí ellos etiquetarían a los alumnos satisfechos como los alumnos bueno y a los insatisfechos como los malos. El trabajo escolar, como las tareas realizadas en otros ambientes, exige concentración y esfuerzo. Para triunfar en el aula, un alumno debe intentarlo continuamente y eso supone a su vez que tiene que desear hacerlo. Pero, nadie puede saber lo que el alumno sentía en realidad, como pueda que estuviera transmitiendo la verdad, también puede que lo que haya pretendido dar a conocer no sea lo que realmente sentía.