Reseña texto de Touraine

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Reseña: Paula Melo Pertenecer al todo Ante la pregunta con que Touraine presenta su obra “¿Podremos vivir juntos?” viene a presentarnos un fenómeno que ejerce su fuerza hoy sobre el mundo: la globalización. Su obra que pertenece a los años 90’s trata de afrontar una realidad emergente debido al nacimiento de las nuevas tecnologías y la forma en que el mundo se relaciona desde el surgimiento de las mismas. El carácter mundial de este fenómeno llega a repercutir sobre los modos de vida, visiones y manifestaciones de las culturas propias de cada región. Cuando hablamos de globalización es recurrente pensar en una unidad mundial; a esta concepción, Touraine nos dice, respondiendo a su pregunta, “ya vivimos juntos”. Vemos los mismos programados, compartimos ideas, pero de entrada nos dice que ello no basta para considerar que pertenecemos a una sociedad común. Es importante resaltar el enfoque de este sociólogo, el cual se interesa en la sociedad post-industrial y, como en diversos momentos identifica el mundo posmoderno. Las secuelas que la posguerra juegan un papel primordial en la investigación de Touraine y, especialmente, en el desarrollo de la globalización. Vivimos juntos pero en compañía de diversas manifestaciones culturales y, por ende, formas de pensar. La imagen que nos presenta de globalización está condicionada a los reagrupamientos de las comunidades. Entonces, tenemos una manifestación macro con diferencias importantes dentro de la misma y una coexistencia. Este pluriculturalismo no nos permite ir más allá del conocimiento de la diversidad y, como dice varias veces el autor, nos impide la comunicación. Un ejemplo que otorga Renato Ortiz es acerca de la religión Umbandista donde estos tuvieron que abandonar diversas prácticas para ser una religión confiable; es decir, perdieron sus raíces

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Esta es una reseña trabajo de clase sobre la idea de globalización que Touraine manifiesta

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Reseña: Paula Melo

Pertenecer al todo

Ante la pregunta con que Touraine presenta su obra “¿Podremos vivir juntos?” viene a presentarnos un fenómeno que ejerce su fuerza hoy sobre el mundo: la globalización. Su obra que pertenece a los años 90’s trata de afrontar una realidad emergente debido al nacimiento de las nuevas tecnologías y la forma en que el mundo se relaciona desde el surgimiento de las mismas. El carácter mundial de este fenómeno llega a repercutir sobre los modos de vida, visiones y manifestaciones de las culturas propias de cada región.

Cuando hablamos de globalización es recurrente pensar en una unidad mundial; a esta concepción, Touraine nos dice, respondiendo a su pregunta, “ya vivimos juntos”. Vemos los mismos programados, compartimos ideas, pero de entrada nos dice que ello no basta para considerar que pertenecemos a una sociedad común.

Es importante resaltar el enfoque de este sociólogo, el cual se interesa en la sociedad post-industrial y, como en diversos momentos identifica el mundo posmoderno. Las secuelas que la posguerra juegan un papel primordial en la investigación de Touraine y, especialmente, en el desarrollo de la globalización.

Vivimos juntos pero en compañía de diversas manifestaciones culturales y, por ende, formas de pensar. La imagen que nos presenta de globalización está condicionada a los reagrupamientos de las comunidades. Entonces, tenemos una manifestación macro con diferencias importantes dentro de la misma y una coexistencia. Este pluriculturalismo no nos permite ir más allá del conocimiento de la diversidad y, como dice varias veces el autor, nos impide la comunicación.

Un ejemplo que otorga Renato Ortiz es acerca de la religión Umbandista donde estos tuvieron que abandonar diversas prácticas para ser una religión confiable; es decir, perdieron sus raíces africanas para hacer parte de. Así mismo, Alain Touraine presenta como única forma de vivir juntos, la fragmentación de la identidad, ya sea para hacer parte de una comunidad donde se exige una ‘homogeneidad’ ideológica o en cuanto a las manifestaciones globales, un desprendimiento de la minoría.

Cambia entonces la idea que la globalización es la estandarización de la cultura donde todos vivimos, vestimos y creemos lo mis; nos enteramos que este dialoga con diferentes culturas y nos hace espectadores de estas.

Podemos dividir el texto en tres momentos: el primero, en la contextualización, la idea de globalización y trata de explicar el porqué de la pregunta que podría llegar a no tener ningún sentido si nos dice “ya vivimos juntos”. El segundo momento es el planteamiento de que existen minorías y, en este punto, la respuesta de nuestra ‘cultura global’ cobra un sentido, pierde la simplicidad. Tercero, la explicación de las intervenciones de las minorías, los medios de

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comunicación y el centro de globalización, los cambios en las comunidades y la coexistencia de todas las culturas.

Colombia como uno de los países tercermundistas, tiene un lugar en las enseñanzas del autor. Cali como una de las ciudades del país en busca de metropolizarse, es decir, copiar el estilo americano de autopistas y circulación. No sólo desde el aspecto de movilidad, sino en la cultura en general. La ciudadanía, en especial los jóvenes, adoptan las formas de vestir, los géneros musicales y se alimenta de la industria de Hollywoodense, somos un claro ejemplo de la influencia global.

La preferencia de las costumbres extranjeras es sólo un inicio. Además de hacer parte de la periferia respecto al centro, Estados Unidos, tenemos el choque con las culturas propias. En algunos casos se dan hibridaciones culturales o, en otros, el rechazo y la prevalencia de las raíces y en otros la coexistencia de ambos. Por ejemplo, es curioso ver en puntos de encuentro como la loma de la cruz encontrar metaleros, punks, emos, hippies que no son propias de Colombia conviviendo con el género andino, propio del país.

No sólo hay repercusiones sobre las comunidades como lo son la disociación, sino que hay una pérdida considerable de la comunicación. Aunque muchas de las manifestaciones que convienen a la música no son muy tolerables, es preciso anotar que la convivencia de estos grupos está limitada a su coexistencia, sin comunicación.

Resuelta la pregunta principal habrá que preguntarse si la mera coexistencia puede llevarnos a redes de intercambios, más que de conocer, ser partícipes de otros mundos de retroalimentar la cultura y pasar de ser jueces de otros a interactuar con ellos.