RESPUESTAS DE UN APÓSTOL TODOS TENDER LA MANO a nuevos amigos - lds.org · Piensa en ellos. Dales...

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Agosto de 2017 71 70 Liahona NIÑOS Tomado del discurso “Cualquiera que los reciba, a mí me recibe”, Liahona, mayo de 2016, pág. 49. RESPUESTAS DE UN APÓSTOL ILUSTRACIONES POR JULISSA MORA. Por el élder Neil L. Andersen Del Cuórum de los Doce Apóstoles Abramos nuestros brazos y nuestro corazón un poco más. Invita a alguien a sentarse a tu lado. Saber el nombre de alguien puede marcar una diferencia. Tú puedes tender la mano a quienes se sienten solos o rechazados. Ayuda a los que se sienten asustados o inseguros. Piensa en ellos. Dales la bienvenida. Dios ama a todos los niños. Todos nosotros somos Sus hijos e hijas. Debemos ser considerados y amables. Algunos de nuestros amigos asisten solos a la Iglesia. Otros no se pueden bautizar hasta que sean mayores. TENDER LA MANO a nuevos amigos E l élder Neil L. Andersen y su esposa, Kathy, visita- ron la República Democrática del Congo, en África. Allí tuvieron una reunión de la Iglesia al aire libre, bajo tiendas de campaña. Alrededor de las tiendas había una valla, y el élder Andersen podía ver a unos niños que les miraban desde el otro lado. La hermana Andersen le preguntó: “¿Crees que podrías invitar a esos niños a entrar?”. El élder Andersen se dirigió al hombre que tenía el micrófono y le pidió que invitara a los niños a entrar y unirse a ellos. ¡Los niños fueron corriendo! Todos sonreían emocio- nados por ser parte de la reunión. Además, el élder Andersen relató la historia de un joven llamado Joshua, que tendió la mano a otro niño en la Iglesia. Cuando Joseph, un jovencito de Uganda, fue a la Iglesia por primera vez, no tenía familiares allí que le ayudaran a saber adónde ir. Entonces los misioneros le presentaron a Joshua. Joshua le dijo a Joseph que él sería su amigo. Le dio un libro de canciones para la Primaria y se sentó a su lado. Luego, los niños de la clase de la Primaria cantaron para Joseph el himno “Soy un hijo de Dios”. Todos hicieron que Joseph se sintiera muy especial, sobre todo su nuevo amigo, Joshua. Cuando crecie- ron, ¡Joshua y Joseph sirvieron como compañeros de misión! Estas experiencias le recordaron al élder Andersen que todos debemos tender la mano a aquellos que nos rodean y podrían sentirse rechazados o solos. ◼ ¿Cómo ayudo a que TODOS se sientan bienvenidos en la Primaria?

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NIÑ

OS

Tomado del discurso “Cualquiera que los reciba, a mí me recibe”, Liahona, mayo de 2016, pág. 49.

R E S P U E S T A S D E U N A P Ó S T O L

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Por el élder Neil L. Andersen

Del Cuórum de los Doce Apóstoles

Abramos nuestros brazos y nuestro corazón un poco más.

Invita a alguien a sentarse a

tu lado.

Saber el nombre de alguien puede marcar

una diferencia.

Tú puedes tender la mano a quienes se sienten solos

o rechazados.

Ayuda a los que se

sienten asustados o inseguros. Piensa en

ellos. Dales la bienvenida.

Dios ama a todos los niños. Todos

nosotros somos Sus hijos e hijas. Debemos

ser considerados y amables. Algunos

de nuestros amigos asisten solos a la

Iglesia. Otros no se pueden bautizar hasta

que sean mayores.

TENDER LA MANO a nuevos amigos

El élder Neil L. Andersen y su esposa, Kathy, visita-ron la República Democrática del Congo, en África.

Allí tuvieron una reunión de la Iglesia al aire libre, bajo tiendas de campaña. Alrededor de las tiendas había una valla, y el élder Andersen podía ver a unos niños que les miraban desde el otro lado. La hermana Andersen le preguntó: “¿Crees que podrías invitar a esos niños a entrar?”. El élder Andersen se dirigió al hombre que tenía el micrófono y le pidió que invitara a los niños a entrar y unirse a ellos.

¡Los niños fueron corriendo! Todos sonreían emocio-nados por ser parte de la reunión.

Además, el élder Andersen relató la historia de un joven llamado Joshua, que tendió la mano a otro niño en la Iglesia.

Cuando Joseph, un jovencito de Uganda, fue a la Iglesia por primera vez, no tenía familiares allí que le ayudaran a saber adónde ir. Entonces los misioneros le presentaron a Joshua.

Joshua le dijo a Joseph que él sería su amigo. Le dio un libro de canciones para la Primaria y se sentó a su lado. Luego, los niños de la clase de la Primaria cantaron para Joseph el himno “Soy un hijo de Dios”. Todos hicieron que Joseph se sintiera muy especial, sobre todo su nuevo amigo, Joshua. Cuando crecie-ron, ¡Joshua y Joseph sirvieron como compañeros de misión!

Estas experiencias le recordaron al élder Andersen que todos debemos tender la mano a aquellos que nos rodean y podrían sentirse rechazados o solos. ◼

¿Cómo ayudo a que TODOS

se sientan bienvenidos en la Primaria?