Resseña arqueología de campo

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MCJ Arqueología de campo. Reseña. Resulta increíble que “un libro de sabor terroso” 1 se torne tan deleitable y grato para un lector profano –como yo–. Pero la entrañable prosa de Mortimer Wheeler logra lo insospechado, a saber: que la minucia de las labores arqueológicas de mayor precisión operativa, se lean con la avidez que despierta una narrativa visceral. Y así sucede a lo largo del libro. La renombrada trayectoria de trabajo sobre terreno de Wheeler, le concedió la autoridad para revisar con variados ejemplos de excavaciones propias y ajenas, de su pasado y presente, las acciones que, por su rigor técnico resultan menos contraproducentes, considerando que “en el mejor de los casos, excavación significa destrucción; y a la destrucción que no esté mitigada por todos los recursos del conocimiento moderno y de la experiencia que se ha acumulado, nunca se le podrá impugnar todo lo que se merece” 2 . No obstante Wheeler fue cauteloso y sabía de antemano que, el futuro posiblemente se encargaría de 1 Wheeler, M. (1961). Arqueología de campo. Madrid, España: Fondo de Cultura Económica. 2 Ob. Cit.

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MCJ

Arqueología de campo.

Reseña.

Resulta increíble que “un libro de sabor terroso” 1 se torne tan deleitable y grato para

un lector profano –como yo–. Pero la entrañable prosa de Mortimer Wheeler logra lo

insospechado, a saber: que la minucia de las labores arqueológicas de mayor

precisión operativa, se lean con la avidez que despierta una narrativa visceral.

Y así sucede a lo largo del libro. La renombrada trayectoria de trabajo sobre terreno

de Wheeler, le concedió la autoridad para revisar con variados ejemplos de

excavaciones propias y ajenas, de su pasado y presente, las acciones que, por su

rigor técnico resultan menos contraproducentes, considerando que “en el mejor de

los casos, excavación significa destrucción; y a la destrucción que no esté mitigada

por todos los recursos del conocimiento moderno y de la experiencia que se ha

acumulado, nunca se le podrá impugnar todo lo que se merece” 2. No obstante

Wheeler fue cauteloso y sabía de antemano que, el futuro posiblemente se

encargaría de desmentir sus convicciones más sólidas. Mas, sabemos hoy con

certeza que su anhelo de servir a las generaciones que lo sucedieran, ha sido

satisfecho.

Wheeler hace un recorrido por los quehaceres arqueológicos, señalando el método

que, en criterio suyo resulta más adecuado para que la ambición de conocer el

pasado humano con sus detalles más elocuentes, se logre a través de la

materialidad cultural. Por tanto no deja de hacer hincapié en la importancia de la

rigurosidad en cada paso.

1 Wheeler, M. (1961). Arqueología de campo. Madrid, España: Fondo de Cultura Económica.

2 Ob. Cit.

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Empezando por lo que considera que es la espina dorsal de la historia, es decir la

cronología, va sentando las bases de una buena práctica arqueológica. “Esta

cuestión del tiempo, del ritmo, del movimiento, merece… por lo menos tanta

atención del arqueólogo interesado en la evolución de las instituciones humanas,

como la del biólogo que se ocupa de la evolución formal de las especies y géneros

naturales” 3. Para cumplir con la imprescindible tarea de establecer la secuencia

relativa de las culturas enterradas, la excavación concienzuda y la lectura que haga

el arqueólogo de los estratos geológicos son los medios principales, pero no los

únicos, la comunicación interdisciplinar que sustenta a la arqueología, la ha dotado

gradualmente de métodos fisicoquímicos y de otra índole, de considerable precisión.

Para el autor, la previsión es muy importante, las circunstancias; los supervisores

siempre presentes y atentos; la división del trabajo, los trabajadores

experimentados, el personal especializado en múltiples funciones y saberes; la

táctica y la estrategia. “Toda excavación debe planearse y luego seguirse el plan

metódicamente. Es cierto que siempre puede haber un elemento de suerte y

oportunismo en el trabajo, por muy cuidadosamente planeado que esté. Pero a este

respecto hay que decir que la excavación científica no es un juego de azar. El

excavador experimentado, el que piensa antes de cavar, en la mayoría de los casos

consigue realizar su objetivo” 4, pues “… el progreso de la ciencia depende menos

del azar que del empleo metódico y lógico de la imaginación disciplinada para la

evaluación de causa y efecto” 5

En adelante habla él, con notable pericia de los detalles técnicos, la excavación de

estructuras con previo conocimiento en técnicas de construcción, por parte del

investigador; las prospecciones o exploraciones de sitios de poblado; los entierros

con su variedad sugestiva. Detalles todos que, si bien aborda desde un punto de

vista técnico, no deja de señalar su importancia antropológica.

Como podrá preverse Wheeler no sólo aborda los temas que en apariencia

3 Ob. Cit.4 Ob. Cit.5 Ob. Cit.

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presentan mayor magnitud, sería extraño que después de la meticulosidad a la que

nos acostumbró, dejara sin mención alguna asuntos tan trascendentes como la

fotografía, que si bien complementa la labor del dibujante, de ninguna manera podría

sustituirla. Por otro lado se vislumbra también entre sus líneas, la afirmación de que

la arqueología se acerca al sinsentido, si el conocimiento que produce se queda

recluido en la esfera restringida de los especialistas y no difunde hacia otras gentes

por vía de la publicación,.

Por último ¿qué desenterramos y por qué?, se pregunta el intrépido Wheeler. Pero

una insistencia resonadora a lo largo del texto permite anticipar la respuesta.

“Nuestro objetivo es la reconstrucción de las realizaciones culturales humanas en

todos aquellos aspectos de la vida que son susceptibles de una evidencia material”6.

Así pues queda claro el deseo que se encuentra detrás de todo el esmero que él

quiere imprimir al trabajo arqueológico, y el escrupuloso “trabajo de relojero”

encuentra su recompensa en el hondo sentido y valor humanístico de sus

descubrimientos. De no encontrar en ello tal retribución, el arqueólogo, no merecería

su logos.

Nota bibliografía:

Toda la información contenida en este texto así como las citas textuales

entre comillas pertenecen a:

Wheeler, M. (1961). Arqueología de campo. Madrid, España: Fondo de Cultura Económica.

Cualquier imprecisión en la lectura hecha de esta obra en la anterior

reseña es mi responsabilidad.

6 Ob. Cit.

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