Rest-textil-Edad-Bronce

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Patrimonio Cultural de España Patrimonio y educación 5 2011

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Sumario / Nº 5

Editorial

Educación y patrimonio

El patrimonio cultural en la normativa de educación

El patrimonio en el marco curricular español

Patrimonio y educación

El patrimonio cultural en la educación reglada

La presencia del patrimonio cultural en los currícula de educación infantil, primaria y secundaria obligatoria en España

El patrimonio cultural en las universidades españolas: no sólo una cuestión de tiempo

El patrimonio cultural desde el ámbito no formal de la Pedagogíay Educación Social. Estrategias socioeducativas para trabajar el desarrollo cultural en poblaciones específicas

Aprender en museos y espacios de patrimonio

Un lugar distinto donde aprender. La experiencia educativa de dos museos de la Subdirección General de Museos Estatales

El museo como instrumento en la didáctica del patrimonio

La educación como medida de protección del patrimonio cultural. Ampliación del concepto de conservación preventiva

La educación patrimonial como herramienta de conservación del patrimonio. El Programa Patrimonio Joven del Ministerio de Cultura

UNESCO World Heritage Education

Cooperación internacional para la educación en valores patrimoniales.La experiencia de la Agencia Española de Cooperación Internacionalpara el Desarrollo

Los Parques Culturales de Aragón como instrumento del modelo educativo en relación con el Patrimonio Mundial

Desarrollando nuevas miradas hacia nuestro patrimonio.La Alhambra Educa

Ciudades Educadoras: la guía educativa Ceuta te enseña

Programas educativos y de formación de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid

Una mirada al patrimonio cultural de las instituciones educativas

Proyectos de investigación, conservación y restauración

La restauración del claustro de la catedral de Toledo

Los grandes formatos en soporte papel: una aproximación a través de la experiencia del IPCE

Investigación y restauración de una cruz procesional del Museo Arqueológico Nacional

El Arca de Instrumentos Matemáticos de Carlos II. Origen, contenido, restauración y relación con la Arquitectura

Restauración y conservación de una bolsa de esparto y un textil de lino de la Edad del Bronce. Enterramiento infantil de Monte Bolón en Elda (Alicante)

Recensiones bibliográficas

Conservación preventiva y Plan de Gestión de Desastres en archivos y bibliotecas

Manual de Gestión del Patrimonio Cultural

Bestiario románico en España

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NIPO: 551-11-072-5

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Arriba. Conjunto funerario de Monte Bolón. Elda, Alicante. Archivo fotográfico del Museo Arqueológico de Elda.

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Introducción

En octubre de 2008 se reciben en el Instituto delPatrimonio Cultural de España (IPCE) una bolsa yun tejido pertenecientes a un conjunto funerario dela Edad del Bronce (ca. 1700 a.C.) procedentes delMuseo Arqueológico de Elda (Alicante). El conjuntohabía sido seleccionado para su exhibición en la ex-posición Elda, Arqueología y Museo, que tuvo lugaren el MARQ de Alicante (12/2008 - 2/2009), por loque el objetivo era mejorar, en lo posible, su estadode conservación para participar en tal evento. Co-mo es conocido, el proceso de conservación y res-

tauración de un objeto ofrece una excelente oca-sión para ahondar en el estudio de la naturalezamaterial e inmaterial del mismo e intentar desvelarlos secretos que guarda.

La bolsa y el tejido proceden de un enterramientoen la cueva nº 9 del yacimiento de Monte Bolón enElda (Alicante), ubicada en una sierra próxima al ríoVinalopó, en el hábitat semi-rupestre del Peñón delTrinitario. El hallazgo tuvo lugar en 1975 y está re-cogido en el Informe de Actividad del Centro Excur-sionista Eldense, ya que fue uno de sus miembrosquien localizó esta cueva de enterramiento. Según

Restauración y conservación de una bolsa de esparto y un textil de lino de la Edad del Bronce.Enterramiento infantil de Monte Bolón en Elda (Alicante)Ma Isabel Herráez Martín Instituto del Patrimonio Cultural de Españ[email protected]

Diplomada en Conservación y Restauración de Bienes Culturales (ESCRBC, Madrid), en la especialidad de Arqueología.Técnico del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE).

Margarita B. Acuña GarcíaInstituto del Patrimonio Cultural de Españ[email protected]

Licenciada en Filosofía y Letras (UAM) y Diplomada en Conservación y Restauración de Bienes Culturales (ESCRBC,Madrid), en las especialidades de Arqueología y Documento Gráfico. Se forma en la especialidad de conservación yrestauración textil en el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), en el que trabaja actualmente.

resumen:En octubre de 2008 se llevó a cabo en el Instituto delPatrimonio Cultural de España (Madrid) la restaura-ción de una bolsa de esparto trenzado (Stipa tenacis-sima) y un textil de lino (Linum usitatissimum). Ambosmateriales proceden de un conjunto funerario de laEdad del Bronce (II milenio a.C.) encontrado en el yaci-miento de Monte Bolón (Elda) y que se conserva en elMuseo de Elda (Alicante). En este artículo se descri-ben los procesos seguidos para la conservación y res-tauración de ambos objetos. Además, se hace unabreve revisión de los conocimientos actuales sobre losmateriales textiles y sus técnicas de fabricación du-rante la Edad del Bronce en Europa.

palabras clave: Esparto, lino, Edad del Bronce, conservación, restau-ración, patrimonio arqueológico, tejido, cestería.

abstract:We describe here the characterization, conservationand restoration of an esparto (Stipa tenacissima) bagand a linen (Linum usitatissimum) textile, dating backto the Bronze Age (II Milennium B.C.) and pertainig toa burial site found at Elda (Alicante, Spain). These ob-jects were analyzed and treated at the Cultural Heri-tage Institute of Spain (Madrid). In addition, the cu-rrent knowledge about textile materials from theEuropean Bronze Age is briefly reviewed.

Keywords: Esparto grass, linen, Bronze Age, conservation, resto-ration, Archaeological Heritage, textiles, basketry.

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la documentación proporcionada por el Dr. A. M.Poveda, director del Museo Arqueológico de Elda,[…] En noviembre de 1975, el miembro de la Secciónde Arqueología del Centro Excursionista Eldense, Fran-cisco Castaños, localiza la novena cueva con un ente-rramiento muy singular, del que recuperó los restos deun niño de entre 6 y 8 años de edad, que estaba ya-ciendo “en posición encogido fetal, envuelto en un te-jido […] reposaba encima de un extraño capazo depleita de esparto en forma acampanada […] plegadoen forma de estera, todo estaba cubierto por una capade esparto y ramas secas” […]. El enterramiento in-fantil no se hizo acompañar de ningún tipo de ajuar[…]. Si bien es cierto que en el interior de la cueva yjunto al conjunto exhumado se hallaron ramas secas,semillas de cereales carbonizadas y huesos de frutasactuales, elementos que no parecen pertenecer a laépoca de deposición del niño. Los restos óseos del en-terramiento son de un individuo infantil, colocado endecúbito lateral, con las extremidades tanto superiorescomo inferiores flexionadas, colocado sobre una bolsade esparto, bien conservada, de 76 cm de longitud má-xima y 48 cm de anchura máxima. También se conser-van algunos fragmentos de tejido de lino, de una piezatextil que pudo ser utilizada de sudario, pues apareciócubriendo parcialmente el esqueleto1.

La fotografía de la página 368 muestra cómo esta-ba expuesto el conjunto en el Museo Arqueológicode Elda antes de ser trasladado al IPCE para ser res-taurado. El tejido estaba colocado en la parte supe-rior izquierda de la bolsa-capazo. Todo el conjuntose encontraba protegido dentro de una vitrina, loque sin duda ha favorecido su conservación.

La fabricación de cestería y tejido son dos de losprocesos técnicos más antiguos que se conocen. Lagran semejanza formal, funcional y técnica quepresentan los materiales históricos con los moder-nos ha provocado que, durante mucho tiempo, fue-ran infravalorados como objeto de estudio y con-servación (KUONI, 1981). Además, la naturalezaorgánica de la materia prima con la cual se realiza-ban hace que los restos materiales encontrados se-an inferiores en número y en condiciones de con-servación a los de cerámica o metal, por ejemplo.En muchas ocasiones, como el caso que nos ocupa,se trata de hallazgos fortuitos cuya autenticidad po-dría ser puesta en duda por no haber sido excava-dos y documentados de forma científica. Sobre eldescubrimiento y extracción del conjunto funerariode Monte Bolón solo tenemos el Informe de Activi-dad, suscrito por Juan Rodríguez, en el que se des-criben el hallazgo y recuperación del conjunto porparte de Francisco Castaños (JOVER et alii, 2008).Los resultados de las dataciones absolutas efectua-das sobre el fémur derecho del esqueleto se adscri-ben al intervalo ca. 1880-1730 a.C., momento en el

cual se han situado también los elementos textiles(SOLER et alii, 2008).

Técnicas y tipologías

La cronología del conjunto de Monte Bolón corres-ponde al Bronce Pleno, momento en que las técni-cas empleadas en la realización de los objetos tex-tiles que lo componen son bien conocidas. Se hanhallado muestras similares en los ajuares, muy an-teriores, de la Cueva de los Murciélagos en Albuñol(Granada), estudiados por ALFARO (1980); en laspinturas rupestres levantinas de la Cueva de la Ara-ña en Bicorp (Valencia) en las que aparecen reco-lectores de miel suspendidos de cuerdas y con bol-sas en la mano o colgadas a la espalda; y en loscestos e indumentaria representados en la Cuevade la Vieja en Alpera (Albacete), por citar algunosejemplos.

Se sabe que la técnica de cestería, en la que se uti-liza la materia prima en bruto o con una mínimapreparación, es anterior a la de fabricación de lostejidos de telar (ALFARO, 1984; BARBER, 1998;FORBES, 1987). La aparición del tejido parece serposterior, y su fabricación implica un mayor cono-cimiento del material y el dominio de una serie deprocedimientos para la extracción e hilado de lasfibras textiles.

Tejido y cestería están muy relacionados, ya que elprocedimiento básico de fabricación –el entrelaza-do de dos o más elementos, fijos o móviles– es elmismo en ambos casos. Por ejemplo, una de lastécnicas más empleadas en cestería es la llamadacestería tejida (ALFARO, 1984; ADOVASIO, 1977).Las principales diferencias entre ambas técnicas seencuentran en la necesidad de usar una herra-mienta de sustento, como un telar o bastidor, parala realización de los tejidos y en las distintas natu-ralezas de las materias primas empleadas. Mien-tras que en la cestería los materiales suelen sermás o menos rígidos, como el mimbre, tallos decereales, varas de frutales, caña, esparto, junco,etc., en el tejido se utilizan hilos de fibras blandasy flexibles, como el lino o el algodón.

En la realización de la bolsa de Bolón la técnicaprincipal es el trenzado, utilizando esparto sin ma-zar. Los elementos se entrecruzan entre sí con unángulo de 90º y, aproximadamente, de 45º conrespecto al borde, intervalo 1/1, siendo su principalcaracterística que todos los elementos son móviles.Los pequeños manojos de esparto o ramales, siem-pre impares, se van entrecruzando, añadiendomás material a medida que se agota, hasta lograruna larga trenza o pleita, de aproximadamente 6cm de anchura y longitud indeterminada, con el

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tamaño adecuado para realizar el objeto. El cosidose utilizó como técnica secundaria en el remate delborde, festoneado con esparto mazado, y en elmontaje de la bolsa con finas trenzas de tres caboso sobijo.

El trabajo con pleitas sirve para realizar principal-mente piezas de tamaño medio y grande: serones,bolsas, sacos, capazos, esteras, cortavientos paralos vanos, capas para lluvia, elementos arquitectó-nicos efímeros, aguaderas, etc. Los objetos que seobtienen son fuertes y resistentes, tanto al dañomecánico como al químico, y se reparan y reutili-zan hasta el final de su vida, que puede llegar ali-mentando el fuego en el hogar o, como en Bolón,formando parte de un ajuar funerario. Se usan co-mo elemento de recolección, almacenaje y trans-porte. Una de las características de la pleita es quepuede ser el primer paso en la manufactura de ob-jetos tridimensionales, con volumen. Las vueltasde pleita, en espiral ascendente, se cosen entre síhasta obtener la forma deseada o, como supone-mos es el caso de la bolsa, se va adaptando a laforma de un objeto rígido que queda en su interior.

Ha sido práctica corriente la realización de fundasprotectoras de pleita para la alfarería, e incluso llegóa ser obligatoria en el caso de los cargamentos ma-rítimos de contenedores cerámicos de vino o acei-te. La cerámica doméstica de la Edad de Broncesuele ser de baja o irregular cocción, con desgra-santes y paredes gruesas. Suele tratarse de piezaspesadas, de escasa estabilidad las de fondo conve-xo y sin puntos de agarre, que se suplen con peque-ñas asas o mamelones. Eran objetos valorados, co-mo puede verse por los múltiples ejemplos decerámicas lañadas con fibras y resinas vegetales.Las fundas y cordeles de esparto permitían tener

los recipientes cerámicos colgados, fuera del alcan-ce de roedores y pequeños mamíferos, además derestar fragilidad y facilitar el transporte o recogidade líquidos, como agua o miel, de manera similar acomo se sigue realizando en algunas culturas tradi-cionales. Actualmente, no es infrecuente encontrarcerámicas en niveles de incendio, asociadas a res-tos vegetales carbonizados (no improntas) de juncoo esparto, aunque los escasos fragmentos suelenidentificarse siempre con sacos, serones, etc. sin re-lación con la cerámica.

La bolsa de Monte Bolón podría ser una funda deesparto para un contenedor cerámico que, una vezdeteriorado o fracturado, se reutilizó. Esto explica-ría la falta de deterioro mecánico del interior de labolsa, donde no se encuentran las habituales ero-siones o desgaste de las fibras de un objeto en uso.Por otra parte, las “asas” son de tan pequeñas di-mensiones que no pueden cumplir esa función, ex-cepto como presillas o colgaderos. Los desgarros ypérdidas de materia, localizadas frente a las presi-llas y fondo de la bolsa, nos lleva a identificarlas co-mo áreas sometidas a tensión, de manera similar alos puntos de arranque de un cordón o cincha detransporte, que permitiría llevarla colgada del hom-bro o a la espalda.

En lo que respecta al tejido de lino, el análisis téc-nico del ligamento es el siguiente: Ligamento sim-ple tafetán 1:1. Urdimbre2: hilo doble de lino (Sss)de 1 mm de grosor. Ambos cabos presentan torsiónderecha (S-S) y están torsionados entre sí con tor-sión derecha (S). Densidad: 12 hilos/cm. Trama: hi-lo doble de lino (Sss), de 1 mm de grosor. Amboscabos presentan torsión derecha (S-S), y están tor-sionados entre sí de nuevo con torsión derecha (S).Densidad: 10 pasadas/cm.

Arriba. Detalle de los asideros de la bolsa. Fotografía: Ma-ribel Herráez.

Arriba. Detalle de las reparaciones y ataderos. Fotografía:Maribel Herráez.

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Aunque se han conservado los bordes de la tela enel fragmento F17, que presenta una costura unien-do dos piezas, no se ha hallado ninguna evidenciade la existencia de orillos. La costura, que utilizados hilos, ha sido realizada con una gran maestría,tanto en lo que respecta a la distancia entre punta-das como a la longitud de las mismas. El hilo decostura es muy similar al empleado en la elabora-ción del tejido: un hilo doble (Sss) formado por doscabos con torsión derecha (S-S) que se enroscanentre sí con torsión derecha (S).

El retorcido de los hilos para obtener un hilo doblea partir de dos simples tiene como objetivo obtenerun hilo más fuerte y resistente. La bibliografía reco-ge que, en la elaboración de los hilos dobles, los hi-los con torsión derecha se suelen torsionar entre sícon la torsión contraria –izquierda o en Z– para for-mar el hilo de dos cabos. Si los hilos tienen torsiónen Z, entonces se enroscarán entre sí con torsiónderecha o en S. Es un hecho inusual que en este ca-so los dos hilos tienen torsión derecha (S) y se tor-sionan entre sí con torsión derecha (S), danto lugara un hilo doble Ss

s.

Algunos autores afirman que los distintos tipos detorsión del hilo están ligados al área cultural en queaparecen. PFISTER (Textiles de Palmyre, París,1934) sostuvo que la torsión en S es típica del Me-diterráneo occidental, mientras que la torsión en Zcaracteriza al Mediterráneo oriental. Esto se cum-pliría en el tejido que nos ocupa, pero ALFARO(1984), tras estudiar los tejidos de lino de esta épo-ca conservados en la Península, observó que enellos predominaba la torsión Z sobre la S. En hallaz-gos más recientes, como los tejidos de lino del ya-cimiento argárico de Castellón Alto en Galera (Gra-nada), se han descrito fragmentos realizados conhilos de dos cabos cuya torsión es predominante-

mente en Z. La factura de los hilos puede propor-cionar una valiosa información sobre el lugar enque fueron elaborados, el número de personas quelos realizaban, las piezas textiles fabricadas conellos y los usos que recibieron, e incluso el movi-miento de los tejidos dentro –y acaso fuera- de lospoblados. El interés por conservar y describir cual-quier evidencia de un elemento textil es crucial pa-ra conocer la historia del tejido en las culturas an-teriores a la escritura.

Los pueblos prehistóricos del centro y el sur de Eu-ropa utilizan el lino como principal material paravestir. El hilado de esta fibra con fusayola era unatecnología generalizada durante la Edad del Bronce,desde que el huso se difunde por el mar Mediterrá-neo en el V milenio. Las fusayolas –objetos con for-ma cónica o cilíndrica, hechos de arcilla, hueso,piedra o material similar, que sirven de contrapesoen el huso manual– son un hallazgo habitual en losyacimientos desde la cultura de El Argar, llegándosea conservar husos completos de época romana (AL-FARO, 1984).

Por otra parte, en la Edad del Bronce ya se utilizanvarios tipos de telares en Europa (GLEBA, 2008;HARDING, 2003; BARBER, 1991). Además del telarde placas, que se conoce desde épocas anteriores3,se utilizan para la producción de tejidos el telar ver-tical, el horizontal –utilizado en Egipto durante el IImilenio a.C.– e incluso un tipo de telar denomina-do de urdimbre tubular. Tanto en la zona mediterrá-nea como en la Alta Andalucía (Cultura de El Argar)se han descrito múltiples hallazgos de tejidos queparecen haber sido confeccionados con telares ver-ticales. Los fragmentos descritos hasta la fecha sontodos de tafetán 1:1, que es el ligamento más sim-ple y requiere el uso de un solo lizo. También sehan encontrado en ocasiones otros objetos relacio-nados con el uso del telar, como lanzaderas o pei-nes. El telar vertical consta de dos postes verticales conuna madera horizontal que los une por la parte su-perior. De ésta se cuelga la urdimbre, tensada me-diante unos pesos que, por lo general, son de barroo arcilla. Hasta el momento no se ha encontradoninguna estructura de telar, pero sí los agujerosdonde se insertaban los postes verticales, y una delas más importantes evidencias indirectas de la ac-tividad textil: las pesas de telar. Afortunadamente,las pesas de telar son habituales en la práctica tota-lidad de los yacimientos que se han excavado. Lamayoría de las veces aparecen en hileras junto auna pared o una estructura que serviría de sosténal armazón de madera. El distinto número de pesasencontrado en las viviendas –la actividad textil serealizaba en el seno de las unidades domésticas co-

Arriba. Fragmento 17, que presenta una costura uniendodos piezas de tejido con ligamento tafetán. Fotografía:Margarita Acuña.

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mo cualquier otra actividad cotidiana (JOVERMAESTRE, 2001)– indica la anchura de los telares.En dos yacimientos argáricos de la Alta Andalucíase describen, por ejemplo, un telar de 70-80 cmaparecido en Castellón Alto en Galera (Granada) yotros de 100-120 cm, documentados en Peñalosaen Baños de la Encina (Jaén), en los que se elabora-rían tejidos más anchos. En el yacimiento de Ledroen Trento, HARDING (2003) describe también dostipos de pesas que indican la existencia de dos ti-pos distintos de telar.

La aparición de pesas de telar de diferente forma, ta-maño y peso (en función del grosor y consistenciadel hilo utilizado), unida a la existencia de telares dedistinta anchura, podría responder a la elaboraciónde tejidos de diferentes calidades y tamaños que es-tarían determinados por tipologías y usos bien dife-renciados. Resulta muy difícil establecer el reperto-rio formal de la indumentaria y de los tejidosdomésticos existentes en la Península Ibérica en laEdad del Bronce. Como ya se ha señalado, la mayo-ría de los tejidos conservados son fragmentos de pe-queñas dimensiones, y de momento son muy esca-sas las ocasiones en que puede reconocerse suforma original. Pero si analizamos los hallazgos pu-blicados, y los que corresponden a momentos pos-teriores, como los pertenecientes a la cultura ibérica,no hay duda de que ya existiría un repertorio formalde tejidos con diferentes calidades y finalidades quese habría ido formando desde épocas muy anterio-res. Lo atestiguan la reconstrucción llevada a cabopor AYALA (1987) de un vestido procedente de laCueva Sagrada (Lorca), consistente en una especiede túnica formada por dos piezas cosidas y ceñidasa la cintura; el hallazgo en una sepultura del yaci-miento de El Tabaiá en Aspe (Alicante) de un varónque “vestía un traje o sudario que al menos cubríasu cuerpo hasta las rodillas” (PÉREZ FDEZ. y SOLERMAYOR (coord.) 2010: p. 226); el hallazgo en la ne-crópolis del Olivar de Alcantarilla en Carmona (Sevi-lla) de una placa en la que aparece una mujer contúnica y velo plisados o la descripción, en el yaci-miento argárico de Castellón Alto en Galera (Grana-da), de un enterramiento en covacha de un hombreque conservaba restos de un tejido de lino en la par-te superior del cuerpo y de un tejido de lana en lazona de las piernas, además de “restos de un posi-ble gorro de lana tejida recubierta por cuero y defragmentos de tejido de lino” (MOLINA et alii, 2003).

Las fibras textiles

El análisis morfológico de las fibras fue realizado enla Sección de Análisis de Materiales del IPCE (MAR-TÍN DE HIJAS, C.; GONZÁLEZ, E., 2008). La fibrautilizada en la bolsa fue identificada como esparto(Stipa Tenacissima) y los hilos del textil (trama, ur-

dimbre e hilo de costura) se identificaron como lino(Linum usitatissimum).

Durante el proceso de identificación, las especialis-tas del Laboratorio de Análisis de Materiales deter-minaron que no había presencia de sustancias co-lorantes que no fueran las propias naturales de lasfibras. Así como en yacimientos europeos de laEdad del Bronce se han hallado textiles de muchoscolores, obtenidos con colorantes naturales comola hierba pastel o los taninos mediante complejosprocesos de tinción, en la Península Ibérica no he-mos encontrado la descripción de ningún textil deesta época que haya sido teñido. Sin embargo, sí sehan hallado restos de piezas de esparto con restosde color, por lo que es muy posible que también lostejidos se tiñeran pero que el color haya palidecidoo incluso desaparecido.

El esparto, fibra vegetal con que está realizada labolsa, es una hierba perenne de la familia de lasgramíneas, que crece en terrenos semiáridos, cali-zos, como la zona del hallazgo en el Levante espa-ñol (MAESTRE, 2007). Crece de manera espontáneaen grandes masas o cepellones, llamados atochas oesparteras, formando un ecosistema representativode la actividad humana asociada al aprovechamien-to de los recursos naturales locales. Se utilizan sustenaces hojas filiformes, de hasta 1 metro de longi-tud, en bruto o crudo; mazado, cocido o enriado,sometido a un procedimiento de extracción de lasfibras celulósicas (ALFARO GINER, 1984).

Por otro lado, el lino es una de las primeras y prin-cipales materias de la industria textil en Europadesde la Prehistoria. Su discutido origen puede seroriental o norteafricano, y habría penetrado en laEuropa templada a través de la zona mediterránea.El lino se cultiva en la Península Ibérica como mí-

Arriba. Corte transversal de la fibra de esparto, con suscaracterísticos tricomas. Fotografía: Carmen Martín deHijas y Elena González.

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nimo desde el II milenio a.C. y al parecer fue culti-vado desde el primer momento con fines textiles,aunque tuviera otros aprovechamientos (ALFARO,1984). Es una planta herbácea de la que se conocenunas noventa especies diferentes, de las cuales al-gunas son silvestres y otras cultivadas. La domesti-cación del lino se ha situado en los primerosmomentos del Neolítico, y entre las especies culti-vadas se encuentra el linum usitatissimum (ALFARO,1984). El lino tiene excelentes cualidades como ma-terial para la elaboración de textiles, por lo que hasido utilizado sin interrupción hasta la actualidad.

Estado de conservación del conjunto

El hallazgo es excepcional, tanto por la cantidad dematerial conservado como por su buen estado deconservación (SOLER et alii, 2008). Hasta el mo-mento son escasos los hallazgos de restos textilesde época prehistórica en la Península Ibérica, y aúnson menos los que se han podido conservar. Nor-malmente los vestigios de textiles arqueológicos sehan conservado en forma de pseudomorfos, im-prontas sobre cerámica, hueso, o pequeños frag-mentos adheridos a elementos metálicos. La exce-lente conservación de este conjunto ha sidofavorecida por la presencia de esparto y ramas se-cas separando el cuerpo de la tierra y cubriéndolohasta colmatar y sellar la cavidad. Además de pro-piciar unas condiciones ambientales estables ymuy favorables para la conservación, el esparto hadesecado de forma natural los restos orgánicos,permitiendo la mineralización de los tejidos huma-nos y la preservación, en condiciones extraordina-rias, de los elementos textiles y orgánicos queacompañaban al difunto (JOVER et alii, 2008).

La bolsa de esparto está incompleta, pero aún pue-den contarse doce vueltas de pleita. Presenta variasreparaciones y cabos que no coinciden con áreasde rotura –y que suponemos son restos incomple-tos de elementos de suspensión–, desgarros, pérdi-das de materia, pleitas incompletas con fibras des-ordenadas y apelmazadas, áreas pulverulentas ymanchas de distintas naturalezas.

En el tejido de lino, los hilos conservan la forma,la torsión, y una moderada resistencia mecánica yflexibilidad, de lo que se desprende que no han su-frido un proceso muy severo de deshidratación nide oxidación. Sin embargo, el tejido como unidadmorfológica presenta una elevada fragmentación.Consta de 52 fragmentos de diversos tamaños: elmás grande (F0) mide 415 x 255 mm y el más pe-queño (F34) mide 6 x 5 mm. Es muy probable queesta fragmentación se deba a la presencia de roe-dores en el hábitat en que se encontraba. Son ca-racterísticos de este tipo de deterioro los bordescortados y con perfiles redondeados que presentanmuchos fragmentos. También se aprecian perfora-ciones circulares de pequeño tamaño, posible-mente realizadas por insectos devoradores decelulosa.

El tejido de lino presentaba una moderada y varia-da cantidad de suciedad superficial, a pesar de noproceder directamente del yacimiento, sino delmontaje expositivo del museo. Un análisis con elmicroscopio estereoscópico reveló la presencia dedepósitos de tierra muy fina y fragmentos de raícesy tallos de plantas, entre otros restos vegetales. To-dos estos materiales periféricos se han conservadosobre el tejido durante los años en que ha estado al-macenado y expuesto y son, obviamente, de enor-

Arriba. Imágenes de las fibras de lino vistas al microscopio estereoscópico. De izquierda a derecha: hilo de urdimbre, de tramae hilo de costura. Fotografía: Carmen Martín de Hijas y Elena González.

Arriba. Aspecto del tejido a su llegada al IPCE. Fotografía:Eduardo Seco.

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me importancia para el estudio del conjunto. Enconsecuencia, durante el proceso de limpieza seextremaron las precauciones para no perder ni elmás pequeño de los elementos citados, ya que ha-rán posible el estudio de la pieza por investigadoresde diversas disciplinas científicas.

El color que presenta la tela en la actualidad4 con-siste en tonos pardos y marrones, que pueden de-berse a múltiples factores de deterioro: la descom-posición del cuerpo al que estaba asociado el tejido;las micciones, deposiciones y otros restos orgáni-cos de la actividad de roedores y otros organismosdentro de la cueva, la degradación biológica por eldesarrollo de hongos, la impregnación del tejidocon aguas conteniendo sales o compuestos mine-rales coloreados, o sustancias vegetales, como lostaninos, la oxidación de las propias fibras de linodebida a su envejecimiento, etc.

Tratamiento realizado a la bolsa de esparto

La intervención realizada se basó en el principio demínima de intervención y máxima reversibilidad,devolviendo al objeto, en la medida de lo posible,la resistencia mecánica y aspecto formal.

La bolsa forma parte de un conjunto, de un rito fu-nerario o de enterramiento y, a pesar del tiempotranscurrido desde su hallazgo y su historia comoobjeto de museo (embalaje, exhibición, manipula-ción, etc.) se consideró que parte de la suciedadque presentaba podría mantener restos originalesdel proceso histórico. En esta suciedad, de variasnaturalezas y presentaciones, se incluían las adhe-rencias minerales, las manchas oscuras, grasas otraslúcidas de color miel, y las de naturaleza orgá-nica, probablemente restos o exudados del cuerpo;por lo cual se descartó la limpieza húmeda o lava-do. Estos restos se analizaron en el Laboratorio deMateriales del IPCE mediante FTIR y GC/MS, resul-tando ser adherencias de carbonato cálcico y áci-dos grasos y derivados del colesterol, indicativos derestos de grasas animales.

Siguiendo estos principios, se realizó una ligera lim-pieza de los contaminantes ambientales superficia-les mediante cepillado y aspiración suaves. Las evi-dencias orgánicas se fijaron a la superficieutilizando una resina acrílica en disolución (ParaloidB72 al 1% en acetona o xileno), aplicada por goteoy/o pincel. El uso de un material acrílico permite unposible estudio posterior, ya que es fácilmente dis-cernible del original. Las áreas con esparto pulveru-lento se consolidaron con adhesivo derivado de lacelulosa, mediante goteo (Klucel al 0’5% en agua o1/1 alcohol etílico/agua). No se ha reconstruido ocompletado el objeto de ninguna manera, solamen-

te se ha protegido puntualmente con un tejido detul de poliéster, teñido al tono, cosido con hilo deseda, para evitar nuevas pérdidas de materia.

Tratamiento realizado al tejido de lino

Examinada la información técnica e histórica queteníamos del conjunto, se procedió a identificar ydocumentar el estado inicial del tejido, ya que algu-nos de los procesos de conservación y restauraciónpodrían conllevar ligeros cambios en su aspecto.Con la ayuda de brochas y pinzas se retiraron cui-dadosamente los depósitos de tierras, restos vege-tales y minúsculos fragmentos de hueso, guardán-dolos en bolsitas y cajitas de polietileno para suestudio.

Los textiles son materiales especialmente sensiblesal polvo y la suciedad presentes en el aire y en lassuperficies cercanas. Las partículas de polvo, el po-len, los compuestos metálicos o el hollín (por ejem-plo) tienden a depositarse sobre los hilos y entreellos, formando un sustrato que favorece la conden-sación de la humedad del aire y el depósito de com-puestos disueltos en ella (como algunos ácidos o ál-

Arriba. Adherencias inorgánicas. Fotografía: Maribel He-rráez. Abajo. Adherencias de naturaleza orgánica sobrela bolsa. Fotografía: Maribel Herráez.

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calis). La suciedad también favorece el desarrollo demicroorganismos y el ataque de insectos, entre otrosproblemas que comprometen la conservación de losobjetos. La limpieza constituye por ello el procesoconservativo por excelencia5. Se trata de un procesoirreversible que depende, en la mayoría de los casos,de la actitud crítica de la persona que la realiza, porlo que debe ser bien premeditada y planificada.

En este tejido se ha llevado a cabo una limpiezamuy somera de los fragmentos que presentabanbuena resistencia mecánica; ésta ha consistido enla aspiración a baja potencia y suave cepillado conbrocha. Algunos de los trocitos de tejido sólo se ce-pillaron suavemente, y a una parte de ellos, debidoa su minúsculo tamaño, su mal estado de conser-vación, o a tener adheridos restos de materia orgá-nica (trocitos de hueso, etc.), no se les ha realizadoninguna limpieza.

En algunos fragmentos se ha considerado oportunoestirar los pliegues o arrugas severas que presenta-ban para poder medirlos y analizarlos. Esta accióntambién es conveniente para mejorar su conserva-ción, porque las fibras textiles se fatigan en las líne-as de pliegue, produciendo a largo plazo cortes enla tela. Para este proceso se utilizó humedad pro-yectada en forma de vapor frío generado con ultra-sonidos, y alfileres entomológicos para sujetar lapieza en la posición adecuada durante el secado.No se aplicó peso sobre los fragmentos para noaplastar los hilos. Tampoco se llevó a cabo una ali-neación muy exhaustiva del tejido, sino sólo el des-plegado y la atenuación de las arrugas, que se hanconsiderado elementos documentales. Debido alestado tan fragmentario y al pequeño tamaño de lamayoría de los fragmentos, no nos ha sido posiblereconstruir la morfología original de la pieza, ni si-quiera parcialmente.

Del conjunto formado por los 52 fragmentos, se es-cogió el denominado F0 para incluir en el conjuntofunerario exhibido con ocasión de la exposiciónmencionada más arriba (Elda, 2008-2009) en repre-sentación del tejido completo, porque es el frag-

Arriba. Detalle del proceso de consolidación. Tul de po-liéster e hilo de seda. Fotografía: Maribel Herráez.

Arriba. Fragmento 9 después del alineado. Fotografía:Margarita Acuña.

Arriba. Consolidación del fragmento 10: se ha colocadoel soporte de lino debajo y el tul de seda encima. Loshilos de algodón tendidos de un lado a otro señalan latrayectoria de las líneas de fijación. Fotografía: Marga-rita Acuña.

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mento de mayores dimensiones y porque su estadode conservación lo permitía. Pero era necesario lle-var a cabo un proceso de consolidación para prote-gerlo y dotarlo de una mayor resistencia mecánica.Para conseguir ambos fines, se decidió encapsularloentre dos tejidos: uno haría de soporte, por lo que

debía ser resistente, y otro de protección superficial,por lo que debía ser muy ligero y casi transparente.

Se eligió para el soporte una tela de lino 100% enligamento tafetán, el mismo que el tejido original.Éste se tiñó con tintes sintéticos de la marca CIBA

Arriba izquierda. Embalaje de los fragmentos 1-52. Fotografía: Margarita Acuña.Arriba derecha. Embalaje en caja de conservación. Fotografía: Margarita Acuña.

Arriba. Imagen final de la bolsa y el tejido montado sobre ella. Fotografía: Eduardo Seco.

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GEIGY con el propósito de que la reintegración cro-mática pasase desapercibida. Sobre el soporte y eloriginal se colocó un tul de seda natural 100%, en-tonado cromáticamente con tintes de la mismaprocedencia. Ambos tejidos se unieron entre sí a lolargo del perímetro exterior, y bordeando las lagu-nas, con puntadas de hilo de seda teñido con lostintes citados, dejando el original dentro del encap-sulado. Además de la sujeción perimetral, se reali-zaron líneas de fijación horizontales (en sentido tra-ma) para sujetar el original a su soporte. Se procuróque la aguja pasase entre los hilos y que no los atra-vesase de no ser necesario. Finalizada la consolida-ción, el fragmento F0 se colocó en el cuadrante su-perior izquierdo de la bolsa-estera de esparto, deforma similar a como figura en la fotografía propor-cionada por el Museo de Elda, y se sujetó a la mis-ma con pequeñas puntadas de hilo de seda paraque no se mueva durante el transporte y la mani-pulación del conjunto.

Los demás fragmentos de tejido (51) se guardaronen cajas de poliestireno (PS), sobre una cama de es-puma de polietileno (PE) en la que se recortó la for-ma de cada uno de ellos para que no pudieran mo-verse durante la manipulación. Todas las cajas dePE se guardaron a su vez en una caja de cartón deconservación de calidad de museo.

Como medida de conservación preventiva, la prin-cipal aportación a la hora de conservar el conjuntoha sido la realización de un soporte específico. Laestera se sujeta sobre éste con hilo de seda, y per-mite la manipulación, estudio o exhibición del con-junto sin necesidad de tocarlo. Realizado con ma-teriales inertes (espuma de PE, fieltro de poliéster,PVA y tejido de lino), se recomienda manipularlocon guantes, para evitar los depósitos de suciedad.

La intervención realizada en el IPCE permite la ex-posición del conjunto con todos los elementos quelo forman, siempre que se mantengan unos pará-metros medioambientales adecuados. El tratamien-to llevado a cabo proporciona a la bolsa y al textilla suficiente resistencia mecánica como para poderdisponer sobre ellos los restos óseos y de ajuar con-servados, haciendo posible una recreación o inter-pretación más correcta del conjunto.

Conclusión

Las dificultades de conservación de los textiles pre-históricos no nos han permitido tradicionalmenteestablecer la medida de su presencia, el repertorioformal y tipológico, o el volumen y alcance geográ-fico de su producción, entre otros aspectos que re-sultan de gran significación para el conocimientode las sociedades anteriores a la escritura. Con el

estudio, la conservación y el reconocimiento porparte de toda la sociedad del valor documental quetienen los tejidos prehistóricos, podremos desvelaralgún día los secretos que guardan y conocer aúnmejor las culturas que los crearon.

Agradecimientos

B. Santamarina, P. Borrego, E. González, Dr. A. M. Poveda y Dr. A. U. Acuña.

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Notas

1 Extraído del “Informe-Estudio arqueológico del enterramientocon restos textiles de la cueva nº 9 del yacimiento de la Edaddel Bronce de “Monte Bolón” (Elda, Alicante)”, redactado por elDr. A. M. Poveda Navarro, Director del Museo Arqueológico deElda, y entregado al Servicio de Bienes Muebles del IPCE paradocumentar el conjunto previamente a su intervención.

2 La determinación de la trama y la urdimbre ha sido arbitrariaporque, como hemos señalado, no se ha conservado ningunaevidencia de orillo ni otro tipo de borde (flecos, por ejemplo).Además, los hilos horizontales y verticales parecen de idénticafactura (materia, grosor, torsión). Como la densidad del hilo porcm es ligeramente mayor en una de las direcciones, coincidien-do con el lado más largo del tejido y con la vertical en la formaen que se había colocado sobre la bolsa-capazo, se le atribuyó aesta hilatura la denominación de urdimbre. Y se consideró quelos hilos transversales, que presentan menor densidad (10 porcm), son las pasadas de trama.

3 Carmen Alfaro describe dos únicos ejemplares en la Penínsularealizados con telar de placas, que proceden del yacimiento deEl Cigarralejo en Mula (Murcia).

4 El color natural del lino es blanco y su blancura se incrementacada vez que se lava (ALFARO, 1984).

5 Según las definiciones adoptadas por el ICOM-CC en la XV aConferencia Trianual (Nueva Delhi 2008), la limpieza se englobadentro de la llamada conservación curativa, que se define como“todas aquellas acciones aplicadas de manera directa sobre unbien o un grupo de bienes culturales que tengan como objetivodetener los procesos dañinos presentes o reforzar su estructura.Estas acciones sólo se realizan cuando los bienes se encuentranen un estado de fragilidad notable o se están deteriorando a unritmo elevado, por lo que podrían perderse en un tiempo relati-vamente breve. Estas acciones a veces modifican el aspecto delos bienes.”

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