REVISTA DE MUSICOLOGÍA Vol. XXVIII, 1 (2005)

ACTAS DEL VI CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE MUSICOLOGÍA

(Oviedo, 17-20 de noviembre de 2004)

Comité Científico Celsa ALONSO

Rosario ÁLVAREZ Mariano LAMBEA

José SIERRA Álvaro ZALDÍVAR

Comité Organizador Alfredo ARACIL Miguel BERNAL

Beatriz MARTÍNEZ DEL FRESNO María NAGORE

Matilde ÜLARTE Inmaculada QUITANAL

Editor Mariano LAMBEA

PRÓLOGO

La Sociedad Española de Musicología (SEdeM) ha celebrado su VI Con­greso en el año 2004, en la ciudad de Oviedo. Este congreso ha presentado dos novedades importantes en relación a las restantes reuniones científicas que nos han convocado. La primera de ellas es que no ha tenido lema; ha sido un congreso abierto, sin título, en el que se han dado cabida a todas las temáticas y líneas de investigación que interesan a nuestros socios. Y la segunda es que se ha incluido en él al I Encuentro de Jóvenes Musicólogos, auténtica plataforma de futuro de nuestra disciplina. El resultado de estas novedades se ha traducido en la ingente cantidad de comunicaciones pre­sentadas y de participantes a ambos eventos. Por dar un dato escueto, dire­mos que en el V Congreso (Barcelona, 2000) la asistencia se cifró en torno a las 200 personas. En este VI Congreso (Oviedo, 2004) hemos alcanzado la cifra de 300 congresistas; significativo y apreciable crescendo que nos depa­ra una gran satisfacción en cuanto al éxito social, auténtico barómetro que señala, tanto el auge y vitalidad de nuestra asociación, como el interés que suscita en la sociedad en general el estudio científico de la música. Asegu­rada, pues, la repercusión social de la convocatoria, asegurémonos y apun­témonos a partir de ahora los éxitos verdaderamente importantes de la misma, que son el científico y el académico; éxitos que otorgan su razón de ser a la SEdeM y que justifican que nuestra ciencia esté orgullosamente al servicio de la más espiritual y etérea de las artes: la música.

El conjunto de ponencias y comunicaciones, de debates, de coloquios y de mesas redondas que hemos presenciado nos han deparado no pocas satisfacciones y gran enriquecimiento, y hemos realizado en este congre­so una magnífica aportación al mejor y más profundo conocimiento de nuestra música, la pasada y la presente. Todo ello permitirá, a partir de este momento, editar estas Actas que en su amplio y elevado contenido científico serán fiel reflejo del estado en el que se encuentran los estudios musicológicos en nuestro país. En este sentido, los resultados científicos del congreso nos permiten ser optimistas de cara al futuro. Se vislumbra un horizonte prometedor en nuestra disciplina, insospechado hace unos pocos años. El estudio de la música sigue generando, cada vez más voca-

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ciones e inquietudes entre los musicólogos jóvenes que han tenido tam­bién su espacio y su tiempo en ese I Encuentro que todos deseamos que se repita en el próximo Congreso.

Las Actas se publicarán en la Revista de Musicología, según acuerdo tomado en la Junta Directiva, aunque esta circunstancia signifique un aplazamiento momentáneo en la marcha de la propia revista. En este pri­mer volumen de las Actas se recogen las cuatro primeras Mesas del Con­greso. El volumen, valga la redundancia, es voluminoso, porque nuestra intención es optimizar los recursos, y por esa razón nos vemos obligados a reducir en lo posible el número de tomos, sin menoscabo, en absoluto, de la inclusión de comunicaciones, las cuales, como ya se sabe, son eva­luadas por el Comité Científico. El resto de las Mesas y las aportaciones del Encuentro seguirán en volúmenes posteriores. Aunque, a día de hoy, todavía no disponemos de todos los textos de las comunicaciones y ponencias, lo cual es una situación anómala que convendría corregir en próximos congresos, podemos prever que con un máximo de dos volú­menes más tendremos las Actas publicadas.

En un Congreso de temática abierta y general la pluralidad de enfoques tiene su auténtica razón de ser y significa para el conjunto de nuestra dis­ciplina una aportación de primer orden. Lejos de nuestro pensamiento tiene que estar el concepto de dispersión, puesto que el de enriquecimien­to le sustituye con plenas garantías. En una asociación que pasa del medio millar de socios es normal que los ejes temáticos sean amplísimos, para dar cabida a los planteamientos y aspiraciones del mayor número posible de asociados. Y de la misma manera también es normal que la organización de un congreso tan concurrido sea una auténtica prueba de fuego para una Junta Directiva. En este sentido hay que reconocer que el tiempo de expo­sición de cada comunicación ha sido excesivamente breve ante la gran can­tidad de ellas aceptadas, y ello no ha permitido que los debates fueran todo lo dilatados que hubiera sido de desear.

Ya sólo nos resta felicitar a todos los congresistas y asistentes que han contribuido con sus trabajos y su presencia al mejor desarrollo de este VI Congreso de la Sociedad Española de Musicología, y emplazarles para el VII Congreso que se celebrará en Cáceres, en el 2008, según el acuerdo que se alcanzó en la Asamblea General Extraordinaria que se celebró durante las sesiones del VI Congreso.

Mariano LAMBEA Editor de las Actas del VI Congreso de la SEdeM

DISCURSO INAUGURAL DEL VI CONGRESO

DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE MUSICOLOGÍA (Oviedo, 17-20 de noviembre de 2004)

Apreciados colegas y queridos amigos:

Ante todo quiero expresar mi más sincero agradecimiento en nombre de la Sociedad Española de Musicología y en el mío propio al Excmo. Ayuntamiento de la Ciudad de Oviedo y a su Ilustrísimo Alcalde, D. Gabino de Lorenzo, por habernos prestado su apoyo para celebrar en las salas de este magnífico Auditorio «Príncipe Felipe» las jornadas de nues­tro VI Congreso general, agradecimiento que qtúero hacer extensivo al Director del mismo, y a cuantas personas han colaborado desde dentro de esta casa para que este evento de la SEdeM fuera posible, especial­mente a doña Pilar Alonso. También agradezco a la Obra Social y Cultu­ral de Caja Astur su puntual ayuda, la cual nos ha permitido disponer de la necesaria tecnología para la exposición de los numerosos trabajos pre­sentados. Asimismo, quiero agradecer al Dr. Ángel Medina su presencia en este acto como representante del Departamento de Historia del Arte y • lusicología de la Universidad de Oviedo y a aquellos miembros del mencionado Departamento que colaboran activamente en este Congreso. Gracias también a todos aquellos miembros de nuestra Sociedad, que bien como integrantes de los comités científicos y organizador o bien desde su protagonismo como ponentes o comunicantes hacen posible que nuestro VI Congreso se presente lleno de aportaciones interesantes y novedosas. No quiero finalizar este capítulo de agradecimientos sin men­cionar a dos personas que han sido fundamentales en la organización del Congreso: nuestra colega y amiga, la Dra. Inmaculada Quintana!, que con su simpatía y coraje nos ha abierto muchas puertas aquí en Oviedo y a nuestra eficiente secretaria, Cristina Martín de la Fuente, que desde la sede central de la madrileña calle Carretas, se ha esforzado con tesón para que todo estuviera a punto. A todos muchas gracias.

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Cumplimos hoy el deseo de la Junta General de la SEdeM de 2001, for­mulada por algunos de sus miembros de que nuestros congresos tuvieran una periodicidad de cuatro años, la misma que posee cada Junta Directi­va, periodicidad que entendemos es la idónea para confluir en unos encuentros, intercambiar novedades y aportaciones y estrechar lazos de amistad entre todos los que nos dedicamos al mismo objetivo. Celebrados nuestros anteriores congresos en Zaragoza (1977), El Escorial/Madrid (1982), Granada (1990), Madrid (1997) y Barcelona (2000), pensamos en esta ocasión en Oviedo, por haber sido en su Universidad donde comen­zó en 1983la especialidad universitaria de Musicología de segundo ciclo, especialidad convertida más tarde en Historia y Ciencias de la Música que hoy ya poseen otras seis universidades. Oviedo, además, tiene el atractivo de su antiquísima historia, el encanto de sus monumentos y el arraigo de diversas instituciones musicales, por lo que convertirla en punto de encuentro de la Musicología española en este final del 2004 era casi obligado.

Por otro lado, hay que señalar que este es el primer congreso de nues­tra sociedad que se plantea sin tema concreto (recuerden ustedes que el de 1982 fue en torno a la figura del P. Soler, el de 1990 se dedicó al estu­dio de la música española del siglo XIX, el de 1997 a la investigación musical y su estado de la cuestión desde el congreso internacional de 1992 y el del2000 a los campos interdisciplinares de la musicología), por­que era difícil englobar bajo un denominador común temas muy diversos que considerábamos importante tratar por el interés que han suscitado y siguen suscitando entre los investigadores. De esta manera, se han inclui­do mesas cuya temática ya había sido tratada en el congreso de Barcelo­na, como la de Musicología e interpretación, Etnomusicología y Antropo­logía musical, La música en las artes y en las letras, La música en el cine, añadiéndole el apartado sobre La música en los medios de comunicación, o la de Estética y teoría musical, mientras que otras mesas las hemos orientado hacia campos no tratados en otros congresos nuestros como la de Análisis musical, la de Perspectivas historiográficas, la de El patrimo­nio musical y su gestión o la de Nuevas tendencias de la investigación musicológica. Por último, y como en anteriores congresos, la mesa sobre tesis doctorales era de presencia obligada por su gran utilidad, al estar destinada a dar a conocer los temas ya tratados en tantos trabajos inédi­tos leídos en las diferentes universidades, así como los que están en curso, de manera que pueda servir de orientación para la elección de futuras investigaciones.

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Si a través de las distintas mesas hemos mantenido un compromiso entre los temas que tradicionalmente se vienen trabajando y aquellos que van implantándose cada vez con mayor fuerza en nuestro país, el criterio que hemos seguido para la elección de los ponentes ha sido igualmente abierto: la SEdeM ha invitado a aquellos especialistas de reconocido pres­tigio en su campo -que fueran socios, puesto que se trata de un congreso de nuestra sociedad-, y que no hubieran participado como ponentes en congresos y simposios anteriores. Y es que creemos que todos nuestros socios investigadores, que desde sus diferentes ocupaciones trabajan con ahínco por hacer una musicología seria y responsable, deben tener su protagonismo en nuestros encuentros para que podamos aprender unos de otros, ampliar nuestros conocimientos y enriquecernos con sus dife­rentes aportaciones y puntos de vista. Sólo así, pienso, todos nos sentire­mos partícipes de nuestra Sociedad, que desde hace 27 años viene traba­jando en favor de la musicología española. Es cierto que a lo largo de estos años han existido otras instituciones y estamentos que se han ocu­pado de temas musicológicos, pero también lo es que muchas veces lo han hecho de forma esporádica o circunstancial, salvando honrosas ex­cepciones que están en la mente de todos.

De esta manera, la Sociedad Española de Musicología cuenta hoy con su Revista de Musicología, que es uno de los órganos científicos más impor­tantes de nuestros país, con una periodicidad regular de dos tomos anua­les, que no han dejado de publicarse a lo largo de todos estos años. Es así como en sus 27 volúmenes con 54 tomos se recogen unos 1.800 textos, entre artículos de investigación, reseñas y noticias musicológicas, de 684 autores diferentes, entre los que se encuentran también las Actas de tres de los cinco congresos nacionales que hemos celebrado y las del XV Con­greso de la Sociedad Internacional de Musicología de 1992, que la SEdeM asumió al haber sido la anfitriona del mismo. Y también se recogen en ella aquellos trabajos fruto de diversos Simposios y Encuentros con temas más puntuales, que se han ocupado tanto de la música del pasado como el de Alfonso X el Sabio y la Música, La música para teatro en España, La Música en la abadía de Silos, El Motu Proprio y la Música, etc.) como de la del presente (Musicología y Música contemporánea). Todo ello ha sido posible gracias al esfuerzo de sus sucesivos directores, que han dedicado muchas horas de su precioso tiempo a preparar los volúmenes para la imprenta. Al P. Samuel Rubio, primer presidente de la SEdeM y recorda­do maestro, a Antonio Gallego, a Dionisia Preciado, a Lothar Siemens, a Alfonso de Vicente, a Begoña Lolo y ahora a Mariano Lambea quiero

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agradecerles públicamente en nombre de la Sociedad el empeño y el tesón que han puesto en que la Revista de Musicología sea hoy el escapa­rate de nuestra actividad científica y el pulso de nuestra existencia. Pero, además de la revista, la SEdeM cuenta con más de medio centenar de publicaciones de diversa índole comprendidas en sus cinco series de edi­ciones (Catálogos y documentación, Estudios, Ediciones de música anti­gua, Cuadernos de música antigua y Ediciones en facsímil), que avalan la trayectoria científica y los altos ideales de nuestra sociedad, en la que han trabajado y trabajan musicólogos de prestigio, publicaciones a las que se suman la decena de CDs con obras inéditas del patrimonio musical his­pano, más los dos últimos que ya están grabados y están en proceso de edición. Y todo ello ha sido posible gracias a la voluntad de muchísimos musicólogos y de algunos socios de apoyo que han querido sumar sus esfuerzos en pro de la investigación y de la difusión de la música espa­ñola.

Se abre hoy nuestro VI Congreso con una pujanza y una afluencia de oyentes hasta ahora nunca vista. Descontando a los 139 comunicantes, se han inscrito más de 140 personas interesadas en asistir a las diferentes sesiones del congreso y del I Encuentro de Jóvenes Musicólogos, pues junto a este VI Congreso de la SEdeM, como todos ustedes saben, maña­na inauguramos este Encuentro, que tiene vida propia, con su comité científico y organizador propio, para dar cauce así a las inquietudes, pro­blemas e intereses de las nuevas generaciones de investigadores salidos de las aulas de Conservatorios y Universidades. Esta gran afluencia de participantes se debe, pienso, a que el Congreso se ha convertido en una plataforma de encuentro entre todas las sensibilidades de la Musicología española, tanto universitaria y de Conservatorio, como privada, y esto se consigue, no lo olvidemos, a través de una Asociación soportada por unos 650 socios entusiastas que representan el voluntarismo que mantie­ne viva la llama del asociacionismo cultural, en una época en la que la cultura asociativa está en regresión, lo cual es un hecho lamentable, toda vez que el asociacionismo privado es el que le da independencia a nues­tra cultura y alimenta el motor de la creación, de la investigación y de la vida espiritual.

Por eso insto a que se superen las reticencias que tienen algunos a pagar una pequeña cuota anual, que unida a la de todos hace posible la potencia de nuestra Sociedad Española de Musicología, y les conmino a que participen sumándose a este proyecto que ha sido uno de los gran­des dinamizadores de la musicología en la sociedad integrada por los

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::-ueblos de España en los últimos 27 años, como plataforma de intercam­~ o entre nuestras diferentes culturas, y como herramienta de prestigio ?ara nuestra profesión.

Fueron los hombres del siglo XIX los que nos legaron el testigo del aso­ciacionismo con el cual pudieron tomar las riendas de su propio destino .. · asumir en el campo de la música responsabilidades de difusión y de educación. Y la semilla fructificó, no inmediatamente, sino después de

écadas de lucha, de sinsabores y de incomprensiones, y el panorama cambió de forma espectacular, haciendo que la vida musical de las dife­;-entes autonomías tenga hoy el vigor y la pujanza que conocemos y dis­L:Utamos, a pesar de todas las deficiencias y carencias que aún podamos achacarle. Sin embargo, hoy la mayoría de los jóvenes piensa que el Esta-

o d ebe asumir absolutamente todas las competencias en materia de Cul­~a, sin darse cuenta que ello puede conducir a un dirigismo peligroso. ~ mos nosotros, los ciudadanos de a pie los que hemos de decidir qué · o de Cultura queremos, hacia dónde queremos dirigirnos y marcar

.::mestros propios objetivos, pues somos nosotros los que hacemos la Cul­tura, en este caso los que hacemos las investigaciones musicales, los que la5 publicamos y los que nos reunimos en congresos para intercambiar y debatir los resultados de las mismas. Y eso sólo es posible desde una Sociedad que aglutine a todos los que trabajamos en temas musicales.

Somos conscientes de la gran tarea que aún queda por realizar en el campo del patrimonio musical hispano, no sólo en su búsqueda y resca­te, sino también en el de su difusión. Como ya dije en nuestro anterior congreso de Barcelona sería altamente positivo que nuestra Sociedad pudiera llevar a cabo diversos proyectos musicológicos, como ediciones de partituras, estudios diversos o trabajos discográficos con nuestro socios de cada autonomía, subvencionados por las instituciones o empre­sas de cada una de ellas, de tal manera que pudiéramos ir rellenando las diversas lagunas que aún nos quedan por conocer de nuestra historia de la música. Y aún más, que pudiéramos asesorar acerca de los repertorios de concierto, en los que debería incluirse un porcentaje elevado de músi­ca española.

Y es que debo insistir, al llegar a este punto, en la desazón que me pro­duce ver cómo se gastan frecuentemente los dineros para la Cultura en ~·erdaderos fuegos artificiales que no dejan más huella que un vago recuerdo y cómo se invierte tan poco en investigar, conocer, difundir y p restigiar nuestro patrimonio cultural, en nuestro caso el patrimonio musical de los pueblos de España. Nos gustaría insistir en la necesidad de

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una seria reflexión sobre este punto, convencidos de que la más correcta política cultural no es la que gasta en oferta, sino la que gasta en un inte­ligente plan para crear demanda, dentro y fuera de nuestras fronteras. Si esto se hiciera, bajo el convencimiento de que el patrimonio musical que poseemos vale verdaderamente la pena (y dudo que esto lo crean los que tienen que saberlo), empezaríamos a cambiar nuestra mentalidad para dejar de ser un país musicalmente colonizado, abandonaríamos nuestros atávicos complejos en este sentido y comenzaríamos a contar con fuerza, musicalmente hablando, más allá de nuestras fronteras. ¿Ustedes, docen­tes y discentes, se han parado a pensar a cuantos autores españoles se mencionan en las historias de la música occidental, a pesar de existir muchos extranjeros hispanistas y a pesar de que hoy nuestra historia está ya mucho más perfilada que hace unos años? ¿Endogamia propia de paí­ses europeos o más bien centroeuropeos que, ensoberbecidos por su con­ciencia epicentrista, desprecian lo que ignoran, o también desidia de nuestra política cultural, que carece de fe en la producción de sus crea­dores musicales y no los ayuda a diftmdirse adecuadamente? Dejo que ustedes reflexionen sobre ello y que cada uno extraiga sus propias con­clusiones, sin renunciar a la guerra solitaria que desde la Sociedad Espa­ñola de Musicología llevamos sin tregua, ante los oídos sordos de nues­tra cultura oficial.

Y ya para terminar, queridos colegas y asistentes a este nuestro VI Con­greso, sólo me resta reiterar las gracias a todos los que han colaborado para que este evento sea hoy una realidad y desearles a todos una feliz estancia en Oviedo y un fructífero trabajo científico e intelectual en estas jornadas, enmarcado en un ambiente afable de intercambio de ideas y proyectos.

Gracias a todos por su colaboración y asistencia.

Rosario ÁLVAREZ

Presidenta de la SEdeM