Revista EMPRESA 195
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Primavera 2009 Página 1
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El diálogo (¿Fin En sí mismo
o mEdio?)Editorial
la dimEnsión moral dE la política
Václav Havel
Yo manager, juro no codiciarMaría Marta Preziosa
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EMPRESAP r imave r a 2009
Primavera 2009 Página 1
SUMARIOEMPRESA
Tarifa ReducidaConcesión Nº 1453
Franqueo PagadoConcesión Nº 1277
Número 195Primavera 2009
Publicación de ACDE Buenos AiresAsociación Cristiana de Dirigentes de Empresa
Afiliada a la Federación ACDEUNIAPAC de Argentina
directorCarlos G. Garaventa
consejo de redacciónEduardo Aceiro
Celso Enrique ArabettiPablo Bevilacqua
Héctor Mario Rodríguez Gabriela Urey
consejo EditorialLuis M. Bameule
Enrique Del CarrilHoracio Diez
Gabriel Mayor
EditorEduardo Otsubo
asistente de direcciónPatricia D’Agostino
premio santa clara de asís 2002
Los artículos reflejan el punto de vista del autor y no necesariamente
el de ACDE
Registro Propiedad Intelectual 731.023Precio del ejemplar: $12.- (S/envío postal)
suscripción por 4 números(cuatro números, incluye envío postal) Buenos Aires, Interior: $ 80.- Países Limítrofes: U$S 60.- Resto de América: U$S 70.- Europa: U$S 80.- Suscripción estudiantes: $ 50.- Suscripción donación: $ 200.-
Publicación propiedad de ACDE Buenos Aires
Bolívar 425 - (C1066AAI) Buenos Aires
República ArgentinaTel./Fax: (54 11) 4331-0251
E-mail: [email protected]
5 Editorial El diálogo (¿Fin en sí mismo o medio?)
6 Reportajes Václav Havel la dimensión moral de la política
12 Política El hombre y sus circunstancias Guillermo Arboleya
14 Empresa paternalismo, conflicto humano
y crecimiento económico Marcos Gallacher
25 Ética repensar, replantear: ¿reestructurar? Mónica Caló y Cristian Pérez
28 Doctrina caritas in veritate: apuntes para una lectura P. Alejandro C. Llorente
30 Doctrina “Caritas in veritate”: instituciones, economía,
ética…, y cristianismo Gabriel J. Zanotti
39 Educación Yo manager, juro no codiciar María Marta Preziosa
43 Educación calidad de gestión educativa Juan L. Hussey
49 Trabajo labor y trabajo reflexiones en torno a la fragmentación
del hombre contemporáneo Tomás Donovan
52 Mercados ¿las marcas venden productos o valores? Pablo Lezama
54 Empresa la libre empresa y la solidaridad
frente a la crisis económica Jorge Rodríguez Mancini
60 Empresa internet crece como canal
para hacer negocios exitosos Nicolás Berman
62 Sociedad la sociedad pide cambios al Estado Jorge R. Hayzus
E d i t o r i a l
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El diálogo(¿Fin en sí mismo o medio?)
“No tengas miedo, sigue hablando y no calles (...),
pues tengo yo un pueblo numeroso en esta ciudad”.
(Hechos 18, 9-10)
El resultado de las elecciones del 28 de junio pasado abre un camino de esperanzas por-que la ciudadanía, frente a una forma autista y confrontadora de ejercer el poder, optó por la dignidad y la libertad para decir “¡no hablo ni actúo bajo el signo de la violencia, de nadie, ni de la prepotencia…, perdí el temor a expresarme…! ¡Así, no!”.
El electorado fue consciente de que el escándalo de la dura realidad, reflejada en una creciente pobreza, con altos índices de indigencia y exclusión, llevó al escalón más bajo en ochenta años de triste decadencia a nuestra Argentina, otrora llamada el “granero del mundo”. Enfrentamos acuciantes problemas en un contexto de desconcierto por graves falencias de la clase dirigente -en la que los empresarios estamos incluidos- que abandonó valores, no construyó capital social y dejó de liderar en la dirección del desarrollo econó-mico y progreso social. Por eso la ciudadanía reclamó urgentemente acciones consensua-das y una visión de largo plazo para revertir nuestra decadencia y dejar atrás los movi-mientos pendulares que nos han postrado.
Los argentinos ya no toleran que, en lugar de liderazgos ejemplares orientados al bien co-mún, sigamos renunciando a valores fundamentales, reemplazando ética con mentira y co-rrupción, dignidad y movilidad social con clientelismo, búsqueda de consensos con defensa a ultranza de intereses facciosos; educación con ignorancia e ideologías intolerantes ajenas al sentir nacional; desarrollo económico y progreso social con una próspera fábrica de po-bres e indigentes excluidos; ahorro e inversión argentinos con una masiva fuga de capitales y permanente desinversión productiva pública y privada. En fin, ya no toleran sustituir la confianza con la paralizante destrucción de racionalidad, de las reglas de juego estables, de la previsibilidad y equidad. El 28 de junio, el 70% del electorado dijo: ASÍ NO…, y probablemente, la mayor parte del restante 30% no pensaría de manera diferente si se le ofreciera igualdad de oportunidades, empleo digno, educación, salud, información objetiva, seguridad, justicia; bienes a los cuales tienen derecho.
Luego del acto electoral, el Gobierno llama al diálogo lo cual de por sí es un paso alenta-dor. No obstante, los primeros resultados llevan a pensar que se lo está utilizando como una forma de transacción táctica, aparentando “dialogar” para tratar de salir de las arenas movedizas y destructivas a las que llevaron los continuos enfrentamientos provocados
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desde el Poder, pero con el objetivo estratégico de dilatar, entretener y maquillar, posible-mente también para dividir a la oposición, sin modificar la esencia de las decisiones.
El diálogo no es un fin en sí mismo ni una cortina de humo para estirar agonías o ganar tiempo en la búsqueda de algún “milagro” que permita continuar una forma de hacer polí-tica repudiada por la ciudadanía en las urnas.
Por el contrario, es un medio para escucharse, intercambiar ideas, ponerse en la situación del otro, conciliar intereses, ceder posiciones y buscar consensos en pos del bien común, y no sólo de los intereses particulares o sectoriales, menos aún de los facciosos. Es bus-car que ambas partes ganen en un juego que no es de “suma cero” cuando prevalece el ardiente deseo de encontrar soluciones, creatividad y una visión a largo plazo. No es una suerte de debate dialéctico, sofista o mentiroso, ni “conversación” de socios. El diálogo tampoco admite descalificaciones ni fines espurios.
El diálogo necesita comenzar a partir de datos reales y hechos objetivos. Del ejercicio de ciertas virtudes que generen confianza y respeto entre los actores como ser ética, justicia, libertad, ejemplaridad, autocrítica, flexibilidad, realismo, objetividad, generosidad e incluso magnanimidad.
En una república, el diálogo es una herramienta para fortalecer las instituciones. Es por eso que requiere como premisa tener claro cuál es el papel de éstas según la Constitución y también reconocer las falencias en su aplicación para corregir el rumbo. Este esclareci-miento y este diagnóstico deben formularlo no sólo el Gobierno sino también la oposi-ción.
En esta línea debe comprenderse que el papel del Poder Ejecutivo, como ocurre con la gerencia general en las empresas, es proponer un plan de gobierno coherente que sea una guía para administrar los recursos del Estado constituidos por la contribución de los ciudadanos. Los últimos años muestran una absoluta carencia de ese plan, y las elecciones indican que esa falencia fue percibida por el electorado.
El Poder Legislativo, cuya integración variará substancialmente luego de las elecciones, debe poner en marcha medidas tendientes a recuperar la calidad institucional, pues ese es el mensaje de las urnas. Ello implica acentuar el diálogo entre los distintos sectores de la oposición para encontrar consensos y asumir compromisos de colaboración a fin de aprobar las leyes que instrumenten la decisión del pueblo. Finalmente, el Poder Judicial -cuya misión es controlar al Ejecutivo y al Legislativo para que sus actos sean conformes a la Constitución- debe actuar con independencia e imparcialidad para lo cual requiere del respeto de la ciudadanía y de que los órganos controlados lo doten de los medios legales y materiales para fortalecer esa independencia.
Hay un plan concreto que se aprobó en las elecciones del 28 de junio, porque fue pro-puesto por todos los sectores triunfantes: volver a la división de poderes gravemente alterada por la delegación de funciones propias del Legislativo al Ejecutivo, afianzar la independencia judicial mediante la reforma del Consejo de la Magistratura, y acentuar el federalismo dictando una ley de coparticipación que permita a los Gobiernos Provinciales ejercer su autonomía sin depender de la dádiva del Poder Central. Es por eso que el diá-logo con el Gobierno y entre los partidos de la oposición debe tener por objeto principal acordar las medidas necesarias para instrumentar ese plan.
E d i t o r i a l
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E d i t o r i a l
Los primeros resultados de los encuentros producidos, lamentablemente, nos indican que no se están orientando las conversaciones a esos fines. Tan es así que, en algunos casos, los protagonistas cada uno por su lado, dan a la prensa versiones diferentes y opuestas sobre lo ocurrido, lo cual indica una cierta conversación “entre sordos” o, peor aún, un falseamiento de lo hablado por alguna de las partes, aumentando peligrosamente la des-confianza inicial.
En el Parlamento, la triunfante oposición será mayoría, por lo que tendrá una gran respon-sabilidad: capitalizar una oportunidad única para cambiar la tendencia decadente y crear los instrumentos para sacar al país del estancamiento en que se encuentra. Para ello es necesario que se supere el vicio de cortoplacismo típico de nuestros dirigentes y nos pon-gamos a trabajar para crear instrumentos legales destinados al largo plazo.
Sería muy negativo si se acentuara una tendencia, ahora insinuada, a la división y el enfren-tamiento dentro de la oposición que impidiera el cumplimiento de su misión de control y fortaleciera al oficialismo. Peor aún, si se diera una división de la oposición junto con un debilitamiento del Gobierno, porque podríamos caer en un estado de anarquía, recurren-te mal que ya hemos vivido los argentinos.
También estamos convocados quienes dirigimos empresas y organizaciones no guberna-mentales, porque nuestro aporte e ideas deben ayudar y nutrir a los políticos e inducirlos a pensar en un país a largo plazo.
Es que ser dirigente significa hoy liderar posiciones y razonamientos, promover enten-dimiento y también escuchar para volver a liderar o ajustar ideas, pero con una meta: desencallar el barco en el que navega esta nación, en la que viven ciudadanos observando y esperando que no eludamos la OBLIGACION dirigencial de mover, promover y conmo-ver hasta el triunfo del bien social.
La misión es converger con una visión del país hacia adelante, en donde se pueda restau-rar la confianza interna y externa, para lo cual recuperar calidad institucional es sólo un muy necesario, pero insuficiente comienzo. Es prioritario terminar definitivamente con el escándalo de la pobreza, con la exclusión (ocasionada por la emigración desde el interior producto del cierre de fuentes de trabajo) y con la utilización de la pobreza del gran Bue-nos Aires mediante subsidios destinados a enriquecer a algunos pocos y mantener el clien-telismo partidario. Debemos acordar, mediante un auténtico diálogo, un modelo de país verdaderamente competitivo y productivo; fortalecer el rol y desarrollo de los partidos políticos como auténticos y necesarios mediadores entre la ciudadanía y el Poder Político a través del Parlamento e instrumentar una seria reforma política.
Existen hoy signos positivos. Además del resultado de las elecciones, que refleja la clara posición de la ciudadanía, y de una renovada dinámica parlamentaria orientada a recupe-rar un sano equilibrio y control republicano entre los Tres Poderes, están también las re-cientes expresiones de entidades empresarias que han roto el silencio, solidarizándose con otro sector productivo como es el campo por razones de bien común de los argentinos, y reclamando soluciones al gobierno que restablezcan la confianza, combatan la pobreza y la exclusión y promuevan un modelo económico competitivo y productivo.
Sepamos aprovecharlos.
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r e p o r t a j e s
Václav Havel
La dimensión moral de la política
nació en Praga en 1936. Dramaturgo y
ensayista. activista desde la invasión
soviética de su país. encabezando el
grupo de oposición Foro Ciudadano, fue perseguido y
encarcelado en varias ocasiones bajo el
régimen comunista. asumió la presidencia
de la república de Checoslovaquia en 1989. Bajo su
mandato, la república Checa y eslovaquia
culminaron su proceso de separación en paz.
Fue elegido presidente de la nueva república
hasta el año 2003.
* El libro se centra en una larga entrevista realizada por
el periodista checo Karel Hvizd’ala, intercalada con apuntes de viaje, escritos y
pensamientos de Havel a lo largo de su vida.
En sus libro de memorias Sea breve, por favor. Pensamientos y recuerdos*, Václav Havel evoca de puño y letra las vivencias y experiencias de su vida personal y política como líder de la disidencia opositora al régimen comunista y, posteriormente, en su calidad de Presidente de la Republica Checa.
A través de la riqueza que nos propone el material legado por este hombre oriundo del mundo de las letras, que llega a la política casi sin quererlo, y con el inestimable apoyo de Guillermo Arboleya, miembro del centro Havel en la Argentina, dimos forma a una entrevista virtual, releyendo y editando parte de sus textos.
Un pretexto que nos permitió bucear en la personalidad de un político comprometido con su tiempo, fervoroso defensor de un humanismo cívico y referente de una ética pública que todos anhelamos.
Previo a algunas de las preguntas formuladas, rescatamos citas testimoniales de su experiencia política que nos facilitará entender y valorar su pensamiento y compromiso ciudadano.
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“Soy partidario de una -política antipo-lítico-. Es decir de una política que no equivalga a una tecnología del poder y la manipulación con él como una forma de dirección cibernética de los hombres o como un arte de finalidades concretas, practicas o intrigas, sino de la política como una de las formas de buscar y de conquistar el sentido de la vida; cómo protegerlo y cómo servirle; una política como moralidad practicada; como ser-vicio a la verdad; como preocupaciones por nuestros prójimos, preocupaciones auténticamente humanas, que se rigen por medidas humanas… La política desde abajo. La política del hombre y no del aparato. La política creciente desde el corazón y no desde la tesis”.
(De su ensayo “Política y Conciencia”,
escrito en el año 1984).
En los años 80, aseguró: “Doy prioridad a una política que sale del corazón y no de alguna teoría…”. ¿Empezaba a darse cuenta de que todas sus observaciones sobre el corazón podían entrar en conflicto directo con una política que, en todas sus actuacio-nes, debiera ser pragmática?
Havel: - Toda expresión -una palabra, una
frase o una idea- se inscribe en un contexto
y hay que percibir las circunstancias en las
que fue pronunciada. La cita a que se alude
la escribí en un ensayo que trataba de la im-
portancia política de las posturas morales en
sistemas totalitarios. En estos una palabra
valiente de Solzhenitsyn podía tener más
fuerza política que la que tienen los votos de
millones de lectores en un sistema democrá-
tico. Lo principal es que aún hoy lo suscribo.
En innumerables ocasiones he tenido la
oportunidad de convencerme de la impor-
tancia, en un Estado democrático, de que
la política no sea una mera tecnología del
poder, sino que dé un verdadero servicio a
los ciudadanos; un poder ser desinteresado,
fundado en ideales concretos y que atienda
al orden moral por encima de nosotros, que
perpetúe los intereses de la raza humana
a largo plazo y
que no sólo le
inquieten las
preferencias de
la sociedad del
momento; en
definitiva, que se
niegue a conver-
tirse en un mero
juego de intere-
ses particulares
o fines pragmá-
ticos tras los
que finalmente
se esconde un
único objetivo: el
afán de aferrarse
al timón a cual-
quier precio.
Por supuesto, soy consciente de que una
cosa es filosofar de forma independiente y
otra conseguir fines concretos en la políti-
ca. Lo reconozco. Pero eso no significa que
la política tenga que renunciar a todos los
ideales, renegar del corazón y convertirse
en una especie de tecnocracia con movi-
miento propio.
“… el marco de la democracia par-lamentaria clásico, tal como se ha constituido y de un modo o de otro está fracasando en los países occidentales desarrollados. Si por exigencia de estas reflexiones, he introducido el concepto de sistema pos-totalitario, podría ahora caracterizar y calificar este otro concepto, provisionalmente esbozado como pers-pectiva del sistema posdemocrático”.
(De su ensayo “El poder de los sin poder”,
escrito en el año 1978).
Dentro de la terminología utilizada en sus escritos surge el término “posdemocracia”. ¿A qué se refería con ello?
- Sucede lo mismo que con la “política
antipolítico”: utilicé esa expresión una sola
vez, entre comillas, en un contexto con-
r e p o r t a j e s
Soy consciente de que una cosa es
filosofar de forma independiente y otra
conseguir fines concretos en la política.
Lo reconozco. Pero eso no significa
que la política tenga que renunciar a
todos los ideales, renegar del corazón
y convertirse en una especie de
tecnocracia con movimiento propio.
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creto y de forma
metafórica. Era el
contrapunto a otro
concepto igualmen-
te situacional que
usé entonces, el
concepto de pos-
totalitarismo.
Con “posdemocra-
cia”, yo solamente
aludía a una demo-
cracia que recupera
su contenido huma-
no, que por tanto no
es solo formal, sino
institucional, un
mecanismo elegante
que sirve para que,
aunque sigan gobernando los mismos, pa-
rezca que son los ciudadanos los que siguen
eligiendo. Quizás pequé de ingenuidad cuan-
do entonces expliqué lo que aún creo…
Y hoy…
- Sigo creyendo de forma aún más apre-
miante, que si no deriva en tragedia, hace
falta una revolución de mentes y corazo-
nes…, una especie de despertar general del
ser humano, un cierto énfasis en la búsque-
da de alternativas a los partidos políticos
establecidos, ya bastante deteriorados y
muy tecnocráticos, o al menos en la apela-
ción a su regeneración interna; un esfuerzo
por privarlos del poder oculto, inadvertido y
omnipresente, que sostiene el mismo prin-
cipio de la democracia representativa.
Pongo el énfasis en el desarrollo de una
sociedad civil abierta y en la reconstrucción
de comunidades humanas reconocibles
como medios de solidaridad y autocontrol
humanos; la importancia del interés a largo
plazo y de la dimensión espiritual y moral
de la política. Todo ellos son solo aspectos o
consecuencias de la propia idea de la pos-
democracia, que no es nada complicada; es
simplemente la salida del ser humano del
declive de una civilización autodestructiva.
“El elemento fundamental y más legítimo de la democracia es la socie-dad civil. Ésta es una verdad que, con frecuencia, se olvida, en el calor de las campañas electorales. Aunque el totalitarismo pueda, de vez en cuan-do, coexistir con la propiedad privada, otras veces incluso con la empresa privada, jamás podría coexistir con una auténtica sociedad civil… Los partidos políticos, las instituciones democráticas, sólo funcionan bien cuando extraen su fuerza e inspiración de un entorno civil desarrollado y pluralista y están expuestos a las críticas de su entorno”.
(De su ensayo “Hacia la Sociedad Civil”, escrito
en la década del 80).
¿Sigue siendo tan suspicaz con respecto a la función que desempeñan los partidos políticos en la democracia actual?
- Creo más o menos lo mismo que he
pensado siempre. Durante años, y espe-
cialmente durante el período que ejercí el
cargo presidencial, no he hecho más que
precisar y afinar mis opiniones. Creo que
los partidos políticos son uno de los ins-
trumentos más importantes de la política
r e p o r t a j e s
el “Centro Havel” en la argentina
Un grupo de ciudadanos inspirados en la vida y pensamiento de Vaclav Havel crearon en nuestro país el “Centro Havel”, cuya misión es construir una fuerza de pensamiento que promueva el humanismo cívico para producir cambios culturales en la sociedad y en su dirigencia.
El humanismo cívico es una actitud que fomenta la participación y la responsabilidad de las personas y las comunidades ciudadanas en la orientación y el desarrollo de la vida política. Centra la vida política e institucional en el ser humano, verdadero protagonista de la historia y del cambio social.
www.centrohavel.org
Allí donde la sociedad civil se consume
y donde decae la vida social, tarde o
temprano, empiezan a languidecer los
partidos políticos hasta que finalmente
se convierten en una especie de guetos
putrefactos cuyo único fin es encumbrar
a sus miembros hacia el poder..
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democrática, pero nunca su culminación
o su sentido último. Deberían ser el medio
en que las personas se aproximan, pulen
sus opiniones, se familiarizan con el criterio
de distintos profesionales; el lugar donde
se forman las personalidades políticas y
se articulan los componentes básicos de la
voluntad política.
¿Y en su relación con el Estado?
- No deberían ser más importantes que
las instituciones oficiales del Estado, como
son el gobierno o el Parlamento; no debe-
rían ser superiores a éstas sino prestarles
servicio. No deberían ser un lugar donde
surgen hermandades destinadas a ocupar
el poder, una especie de meta estructura
casi ilegal del Estado; más bien deberían
ser la guinda del pastel en una sociedad
civil ricamente estructurada, un lugar que
absorbe sustancias alimenticias de dicha
sociedad para darle una expresión políti-
ca que puede ser después utilizada en la
concurrencia política.
Únicamente una sociedad civil viva puede
aportar entusiasmo a los partidos políticos; o
dicho de otro modo, aportar raíces de donde
estos toman sus sustancias nutrientes. Allí
donde la sociedad civil se consume y decae
la vida social, tarde o temprano, empiezan a
languidecer los partidos políticos hasta que
finalmente se convierten en una especie de
guetos putrefactos cuyo único fin es encum-
brar a sus miembros hacia el poder.
Estamos llegando a un punto en que las per-
sonas empiezan a avergonzarse de votar un
partido o incluso de estar afiliadas, lo que sólo
puede llevar a la decadencia de la democracia.
“… no pretendo decir que quiera ser candidato para el cargo de presidente a cualquier precio y en cualquier cir-cunstancia, ni que quiera luchar por este cargo (Jamás en mi vida luché por una posición de poder y no lo haré ahora, puesto que va en contra de mi carácter).
Con ello sencillamente digo que como ciudadano no me estaré quieto”.
(De su ensayo Meditaciones estivales”, escrito en
el año 1991, cuando ya era Presidente).
¿Se puede tener éxito en política sin que uno anhele el poder?
- En condiciones democráticas que tienen
su tradición, su continuidad y su cultura,
está claro que si alguien quiere tener éxito
en política debe luchar por ello. Esto signifi-
ca que debe tener un programa, una visión,
unas convicciones, ideas políticas y estar
convencido de ellas en tanto se orientan
hacia el interés general y, a la vez, debe
defenderlas en la esfera política y esforzar-
se en prosperar como persona involucrada
tras ese programa. Así pues, “luchar por el
poder”.
Ser político
no es ninguna
vergüenza y
esforzarse por
conseguir un
rango político o
un cargo no tiene
nada de inmoral.
Lo importante es
que no sea un fin
en sí mismo, un
fin gratuito de-
rivado del mero
deseo de alegrar-
se por la obtención de un cargo determinado y
las ventajas que conlleva, sino que realmente
sea la expresión del deseo de servir a una
buena causa.
¿Cómo vivió personalmente esta lucha por el poder?
- Fui un fenómeno peculiar y atípico que
probablemente sólo podía aparecer en un
marco revolucionario; realmente no quería el
cargo de presidente y durante mucho tiempo
me opuse a la insistencia general. Cuando por
fin cedí a las presiones y acepté, entendí que
no me quedaba otra opción, pero desistí de
r e p o r t a j e s
Creo que el orden moral es superior
al orden legal, político y económico, y
que estos órdenes deberían surgir de
aquél y no buscar tretas para ver cómo
pueden prescindir de su operativo.
Página 10 EMPRESA Nº195
esforzarme en luchar por el cargo. La campa-
ña la hicieron los demás…
Espero haber sido el último de mi especie.
Tener políticos que asumen su cargo por la
fuerza y por azar, por cortesía o para evitar
decepcionar a alguien con un rechazo, no for-
ma parte de una conducta política estándar.
“Durante toda mi vida de adulto, fui calificado por los dirigentes como un exponente de la derecha que quería que el capitalismo volviera a nuestro país. Hoy-de cara a la vejez- los hay que me consideran sospechoso, no solo de izquierdista, sino directamente de tendencias socialis-tas… Ante todo y, principalmente, ja-más en la vida me he identificado con ideología, dogma o doctrina alguna, sea la de derecha, la de izquierda o cualquier otra, es
decir con un sistema elaborado y cerra-do de doctrinas sobre el universo. Por el contrario siempre he procurado reflexionar sobre todas las cosas con mi propia men-te, sin prejuicios…, estaba siempre atento a mi libertad interior y rechazaba cualquier prejuicio intelectual”.(De su ensayo “Meditaciones estivales”, escrito en
el año 1991 cuando ya era Presidente).
¿Podría resumir en unas cuantas frases su credo político?
- Podría formular mi “credo” de una manera
distinta: creo que el orden moral es superior al
orden legal, político y económico, y que estos
órdenes deberían surgir de aquél y no buscar
tretas para ver cómo pueden prescindir de su
operativo. Y que este orden moral tiene su an-
claje metafísico en lo infinito y en la eternidad.
“… me refiero a mi cortesía, a mi exagerada urbanidad, a mi timidez, a mi tendencia al desconcierto, a mi escrupu-losidad y delicadeza con frecuencia poco apropiada, a mi respeto por las autori-dades y a mi nerviosismo en el trato con ellas. Todas estas características surgen de mi instintiva inseguridad, de mis constan-tes preguntas acerca de si los que me rodean, me aceptan… Mi inseguridad me exige ponerme una y otra vez a prueba -y con frecuencia en la boca del lobo-… La tragedia del hombre moderno no radica en el hecho de que desconoce cada vez más el sentido de su vida, sino que esto le preocupa cada vez menos…”.(De Cartas a Olga, libro que compila las cartas que
Havel escribió a Olga, su primera esposa, durante
su estadía en la cárcel durante el período junio
1979 a septiembre de 1982).
¿Cómo alguien con tan poca confianza en sí mismo y con una constante autocrítica ha podido conseguir llevar a cabo tantas cosas en su vida, y ser artífice de la consolidación política de un país?
- A veces incluso pienso si, de hecho, no em-
pecé a escribir o a luchar por algo sólo para,
de alguna manera, superar el profundo
sentido de inadecuación, de patetismo, de
cohibición, o simplemente de absurdidad,
con la única finalidad de poder vivir con
tales sentimientos…
En mis cartas desde la cárcel, me ocupo
ampliamente de este asunto. Hablo de cómo
siendo niño, por culpa de mi torpeza iba a la
zaga de los demás; de la intensidad con que
sentía las diversas barreras sociales entre mi
entorno y yo, y que el principal motor del im-
pulso de mis actos era el esfuerzo de, por así
decirlo, colocarme entre los demás, equiparar-
me a ellos, no sufrir por mi diferencia…
r e p o r t a j e s
Ser político no es ninguna vergüenza
y esforzarse por conseguir un rango
político o un cargo no tiene nada de
inmoral. Lo importante es que no sea un
fin en sí mismo, un fin gratuito derivado
del mero deseo de alegrarse por la
obtención de un cargo determinado
y las ventajas que conlleva, sino que
realmente sea la expresión del deseo de
servir a una buena causa…
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r e p o r t a j e s
Mi vida, mi trabajo, mi posición y
mi actividad me parecen tejidos
de una cantidad sospechosa-
mente grande de paradojas. Un
ejemplo: me implico en una mul-
titud de proyectos, pero no soy
especialista en nada. Con los años
he llegado al puesto de represen-
tante político; no quería serlo y no
cumplo ninguno de los requisitos
necesarios. Oponentes y simpati-
zantes me toman como un fenó-
meno político, aunque nada de los
que hago es en realidad política.
A cada momento me hago el filó-
sofo, pero: ¿qué clase de filósofo
soy? Mi educación filosófica es,
pese a que desde mi juventud me
gustaba leer libros sobre la materia, más que
mediocre y totalmente fragmentaria…
A veces escribo sobre literatura; pero si hay
algo que no soy es crítico literario… Incluso de
lo que considero mi profesión principal y origi-
nal, es decir el teatro, no soy ningún verdadero
profesional…, me resulto un tanto sospecho-
so: sé escribir a mi manera singular dentro de
lo límites de mi poética firmemente definida;
si tuviera que escribir acerca de algo que se
desviara ligeramente de ella, seguramente fra-
casaría de manera lamentable… Aunque esté
presente en muchas partes, no pertenezco de
veras a ningún lugar…
Soy una persona muy sociable que está
siempre ente la gente, siempre organizando
algo, siempre uniendo a las personas; un
compañero alegre, a veces incluso un diver-
tido charlatán de sociedad, un bromista que
disfruta de los placeres y pecados de la vida;
y, sin embargo, lo que mas me gusta es estar
solo, mi vida es una huida constante hacia la
soledad y hacia una silenciosa introspección…
Havel, a la distancia, ¿lamenta haber aceptado el cargo de presidente de la República Checa?
- No sé si me arrepiento. Depende. A veces
pienso en todo lo que habría podido ser si
no hubiera desempeñado esa función. Por
ejemplo, podría haber leído decenas, cientos
de libros interesantes que entretanto se
publicaron en nuestro país; podría haber
viajado y observado muchísimo más; haber
asistido a más acontecimientos teatrales
y literarios; escribir alguna obra; disfrutar
más y mejor de la vida; expresarme más
libremente sobre cualquier tema; no estar
veinticuatro horas al día abrumado por esa
curiosa responsabilidad que va ligada al
cargo; no tener un rostro notablemente co-
nocido que me obliga a ejercer un constante
autocontrol en todas partes y a pensar en lo
que pueda decir o escribir alguien sobre tal
o cual paso que dé; quizá, cuidar más de mi
salud, etcétera. Eso es lo que pienso en los
peores momentos, cuando estoy -sea con o
sin motivo- de mal humor.
Y en los otros…
- Cuando me siento mejor, recuerdo mi inve-
rosímil vida como un inmenso don. Cuántas
personas interesantes –desde políticos que
forjan la historia a las más famosas estre-
llas de Hollywood, hasta astronautas- pude
conocer de cerca. Cuántos acontecimientos de
trascendencia mundial pude observar, even-
tualmente incluso, pude influir en ellos. Cómo,
al fin, todo fue inmerecido.
eduardo otsubo
Havel: “La tragedia del hombre moderno no
radica en el hecho de que desconoce cada vez
más el sentido de su vida, sino que esto le preocupa
cada vez menos”.
Página 12 EMPRESA Nº195
r e p o r t a j e s
Política
Vaclav Havel estuvo en el lugar indicado
en el momento oportuno de la historia de
Checoslovaquia. Como él mismo expresa en
sus memorias, fue un “fenómeno muy par-
ticular y atípico que sólo podía aparecer en
un marco revolucionario”.
Dramaturgo, nacido en Praga en 1936, co-
noció la democracia solo unos pocos años
entre dos regímenes totalitarios. Padeció
primero el nazismo y, a partir de 1948, el
comunismo. En la Primavera de Praga, en
1968, inicia su disidencia. Luego de la inva-
sión rusa (la imagen de los tanques rusos
en las calles de Praga recorrió el mundo),
durante el duro período de normalización
impuesto por las autoridades, sus escritos
comienzan a circular clandestinamente.
Su pensamiento de disidente posee un
profundo contenido humanista y se ca-
racteriza por la importancia que le otorga
a la sociedad civil en la vida política de
una comunidad. Defensor de los derechos
humanos, de las iniciativas civiles indepen-
dientes, de los espacios pre-políticos y de
las estructuras paralelas.
Guillermo Arboleya
Contador Público (UBA). Posgrado Gestión y Política en Cultura y Comunicación (FLACSO).
Consultor y capacitador en temas de negociación y en cuestiones relativas
a la dirección y gestión de ONGs. Miembro del Centro Havel.
Primavera 2009 Página 13
El hombre y sus circunstanciasSu obra debe ser interpretada en el contex-
to y circunstancias que le tocaron vivir: un
Estado draconiano que a través de la policía
secreta, la introducción de un sistema de
delaciones, la eliminación de la libertad de
asociación y de expresión, el control de los
medios de comunicación y un régimen de
partido único, controlaba desde el poder
la vida de los ciudadanos. Alzar la voz cri-
ticando el régimen implicaba la prisión, el
exilio y muchas veces la muerte. Los argen-
tinos conocemos de esto porque también
hemos padecido dictaduras brutales.
Havel fue encarcelado en tres oportunida-
des, sumando casi cinco años de prisión.
Su dimensión ética fue in creyendo en los
veintiún años de disidencia, y llegado el
momento de la pacífica Revolución de Ter-
ciopelo, los checos vieron en él la encarna-
ción de sus esperanzas de retornar a una
democracia y la continuación de la tradi-
ción humanista de quien fuera el héroe na-
cional checo y presidente de la primera re-
pública en 1918: el filósofo Tomás Masaryn.
En noviembre de 1989, Havel es catapultado
a la presidencia de, por ese entonces, Che-
coslovaquia por unanimidad de votos de la
Asamblea Legislativa. Años más tarde, lue-
go de la escisión, ejerce la presidencia de la
Republica Checa hasta el 2003. Sus gobier-
nos estuvieron signados por las enormes
dificultades que ofrece una democracia en
transición luego de un régimen totalitario
(los argentinos conocemos también esto).
Havel dejó a los checos el legado de volver
a vivir en una sociedad abierta y de ser
dueños de su propio destino.
Ahora bien ¿Qué nos puede legar a los argenti-
nos? Desde mi punto de vista, muchas cosas.
Esencialmente en su concepción humanista
cívica, Havel enfatiza que en una democra-
cia el centro es el ciudadano, que debe ser el
sujeto de la vida política e institucional y no
debe ser tratado como un objeto. Esto impli-
ca que los partidos políticos, los políticos, el
Estado y las instituciones, tienen que estar al
servicio del ciudadano y no al revés.
A veces la enorme estatura moral de un
disidente como Havel muestra la pequeñez
de quienes solo conciben la política como
una tecnología del poder.
Página 14 EMPRESA Nº195
paternalismo, conflicto humano y crecimiento económico Para el autor, la desconfianza extrema al funcionamiento de mercados competitivos explica una parte importante del pobre desempeño de la economía argentina en el último medio siglo. Y sostiene que esta desconfianza es producto también del poco conocimiento acerca de la evolución del crecimiento mundial, que no es otra que de la historia económica de Occidente.
Expone, como ejemplo erróneo, las afirmaciones del ex- primer ministro de Francia, Michel Rocard, acerca de la evolución y perspectivas de las economías de mercado modernas, pensamiento que, según el, ha calado en la clase política y en la propia dirigencia empresaria.
Esta interpretación de la realidad y, por ende, el diseño erróneo de soluciones posibles, se refleja en el ámbito laboral de nuestro país, y claramente expuesto en los acuerdos voluntarios entre partes, que para Gallacher son motivo de sospecha y candidatos a restricción por parte del dirigente político, sea este un legislador, un dirigente gremial o un integrante del ejecutivo.
marcos gallacher es Profesor de organización empresaria en la Universidad del Cema.
marcos gallacher
Dilucidar los determinantes del crecimien-
to económico de los países, posiblemente,
constituye el desafío más importante que
enfrentan economistas y otros científi-
cos sociales. El tema no es sólo de interés
académico: es el crecimiento lo que en
definitiva ha permitido a las sociedades
dejar atrás jornadas agotadoras de trabajo,
alimentación y salud inadecuada, falta de
vivienda y, por supuesto, acceso restringido
a educación. Comprender -aun en forma
muy rudimentaria- la evolución del creci-
miento económico mundial en los últimos
veinte siglos debería formar parte del acer-
vo de conocimiento de toda persona media-
namente educada. Sin embargo, esto no es
así: la mayor parte de nosotros (incluyendo
a quien esto escribe) sabemos sobre este
tema mucho menos de lo que deberíamos
saber.
interpretación errónea de la historia
Un artículo reciente escrito por Michel
Rocard (ex-primer ministro de Francia,
miembro del Parlamento Europeo), en un
periódico de circulación nacional (La Na-
ción, 12 de agosto de 2009), ilustra lo ante-
rior. El mismo, titulado Capitalismo del bueno
y del malo, centra atención en la evolución y
perspectivas de las economías de mercado
modernas. Refiriéndose al capitalismo dice
Rocard: “El sistema es fantástico. Para el
momento en que se produjo la Revolución
Francesa, el estándar de vida se había du-
plicado con respecto al período del Imperio
Romano (…). Pero el capitalismo también
es cruel. En sus comienzos, la gente estaba
obligada a trabajar 17 horas diarias sin un
día de descanso ni jubilación. Es una forma
E m p r e s a
Primavera 2009 Página 15
E m p r e s a
de esclavitud. Gracias a la democracia, a las
luchas sociales y a los sindicatos de traba-
jadores, junto con los esfuerzos políticos de
la democracia social, el sistema es menos
inhumano”.
Las ideas planteadas por Rocard en el artí-
culo citado están ampliamente difundidas
en nuestra clase política, y tal vez también
en parte de la dirigencia empresaria. Sin em-
bargo, la historia de Occidente durante los
dos últimos siglos se aleja bastante de ase-
veraciones como las aquí expuestas. Por de
pronto (y pese a que asombre a algunos) los
niveles de vida a fines del siglo XVIII eran en
la mayor parte de Europa inferiores o, en el
mejor de los casos, similares a los que logra-
ban los habitantes durante el Imperio Roma-
no. Aún cuando los historiadores económicos
difieren en sus estimaciones, las evidencias
parecerían indicar que no hubo crecimiento
económico significativo entre los comien-
zos de la era cristiana y los comienzos de la
Revolución Industrial, mil ochocientos años
mas tarde. La mayor parte de los investiga-
dores económicos están de acuerdo en que
la Revolución Industrial, que comenzó pri-
mero en Gran Bretaña y se extendió luego a
otros países de Europa, fue el catalizador del
rápido crecimiento en el ingreso per-cápita
observado durante el siglo XIX.
Rocard argumenta también que fueron las
luchas sociales y los sindicatos de trabaja-
dores los responsables de las mejoras en ni-
veles de vida. Nuevamente se equivoca: los
sindicatos en el mejor de los casos (y aún
esto es discutible) canalizan rentas desde
las empresas (y, vale remarcar, consumi-
dores) a sus afiliados, pero no contribuyen
en si mismos a incrementar la producción
total (y por lo tanto bienestar) de la econo-
mía. Es el crecimiento económico lo que en
definitiva permite que esta producción se
incremente. Y este resulta de la aplicación
de cantidades crecientes de capital, conoci-
miento y organización al proceso producti-
vo. Del mismo modo, el concepto de “trabajo
esclavo” empleado por el autor no resulta
correcto: es cierto que las condiciones labo-
rales en la Europa del siglo XIX eran, para
la mayor parte de los trabajadores, suma-
mente duras. Estas condiciones, sin embar-
go, eran menos duras que las que habían
predominado durante los siglos anteriores:
Gran Bretaña y otros países del norte de
Europa experimentaron entre fines del siglo
XVIII y comienzos del siglo XX aumentos
de ingresos per-cápita que vistos desde una
perspectiva histórica, pueden ser calificados
como excepcionales.
Paternalismo y conflicto humano
La nota periodística tomada como ejem-
plo ilustra lo siguiente: parte del problema
enfrentado por Argentina se debe a una
interpretación errónea de la realidad y a un
diseño por lo tanto erróneo de soluciones
posibles. Un fuerte “condicionamiento psi-
cológico” rodea la discusión de alternativas.
Los acuerdos voluntarios entre partes son
motivo de sospecha y candidatos a restric-
ción por parte del dirigente político, sea este
un legislador, un dirigente gremial o un in-
tegrante del ejecutivo.
El dirigente político actúa como entrepre-
neur ofreciendo aparentes soluciones. Sin
Gallacher: “La Revolución Industrial, que comenzó
en primero en Gran Bretaña y se extendió
luego a otros países de Europa, fue el catalizador
del rápido crecimiento en el ingreso per-cápita
observado durante el siglo XIX”.
Página 16 EMPRESA Nº195
embargo, a diferencia del entrepreneur con-
vencional, las soluciones ofrecidas tienden
a restringir más que facilitar la consecución
de acuerdos voluntarios.
En la Argentina, el mercado laboral es posi-
blemente la arena donde mayores restric-
ciones existen para el acuerdo voluntario
entre partes. Por de pronto, es en este mer-
cado donde existe la mayor diferencia entre
pago realizado por el empleador y cobro
efectivizado por el empleado. Esta “cuña”
entre lo pagado por la empresa y lo recibido
por el trabajador (mayor al 50%) obedece a
imposición política: los trabajadores esta-
rían mejor si pudieran decidir ellos mismos
el destino de los fondos asignados a la obra
social y jubilación que si esto se retirara de
su órbita decisoria. El entrepreneur político,
sin embargo, transmite a la ciudadanía la
ilusión de que los únicos beneficiados por
el empleo “en negro” son los empresarios,
que se ahorran de esta forma impuestos al
trabajo.
La realidad es mas compleja: al realizar
acuerdos “en negro”, tanto trabajadores
como empresas evitan incurrir en costos
que el Estado les transfiere a
ambos. Este costo tiene, debe
reconocerse, soporte legal. Pero
la legalidad de la obligación a
la cual están sujetas las partes
implica para ellas (y a nivel
más amplio, para los consumi-
dores en general) en una real
pérdida de bienestar.
Un segundo ejemplo de lo ante-
rior es la modificación reciente
efectivizada a los contratos de
pasantía, que vinculan a em-
presas con estudiantes univer-
sitarios y profesionales jóvenes.
Al respecto, la nueva ley (de
diciembre del 2008) recorta la
libertad de la empresa en lo re-
lativo a tipo de tareas a realizar,
duración de la pasantía, monto
a pagar y otros aspectos. Es
cierto que en muchos casos el trabajo rea-
lizado por el joven no se ajusta a expectati-
vas sobre lo que constituye realmente una
tarea “profesional” en organizaciones, como
también es cierto que en muchos casos los
pasantes obtienen por su trabajo una remu-
neración de valor más simbólico que real.
Sin embargo, existe una demanda de traba-
jo por parte de organizaciones, y una oferta
por parte de miles de jóvenes que esperan
tener la oportunidad de insertarse de algún
modo en el mundo del trabajo.
El entrepreneur político ofrece a su audien-
cia la ilusión de que a través de su accio-
nar los contratos entre las empresas y los
jóvenes serán mas atractivos para estos
últimos cuando, en definitiva, la calidad de
lo que la empresa ofrece depende de las
condiciones que la empresa misma enfren-
ta. Lo que la empresa ofrece (bueno, malo
o regular) puede ser aceptado o rechazado,
según la conveniencia de cada candidato a
una pasantía. Resulta difícil creer que cien-
tos o miles de empresas pueden colisionar
a fin de ofrecer a los potenciales pasantes
condiciones que impliquen algún tipo de
“explotación”.
El dirigente político actúa como entrepreneur
ofreciendo aparentes soluciones. Sin embargo,
a diferencia del entrepreneur convencional,
las soluciones ofrecidas tienden a restringir más que facilitar la
consecución de acuerdos voluntarios.
E m p r e s a
Primavera 2009 Página 17
En definitiva, el entrepreneur político actúa
limitando las posibilidades de elección
tanto de empresas como de jóvenes. Él, sin
embargo, duerme tranquilo ya que segui-
rá cobrando su sueldo y otros beneficios,
mientras que numerosos acuerdos entre
empresas y jóvenes no se efectivizarán.
ilusión y realidad
La hostilidad o, en el mejor de los casos, la
desconfianza extrema al funcionamiento de
mercados competitivos explica una parte
importante del pobre desempeño de la eco-
nomía argentina en el último medio siglo.
El entrepreneur político ha mantenido en la
Argentina la iniciativa en lo relativo a res-
tringir la libertad contractual entre partes.
Esto es especialmente cierto en la orbita del
mercado laboral. Frenar y revertir el accio-
nar de este entrepreneur requerirá enorme
esfuerzo: por de pronto, los costos de las
acciones que promueve son en muchos ca-
sos más difíciles de
cuantificar que los
supuestos beneficios
de las mismas. Pero
además (y como
bien ha señalado
Mancur Olson) el
ciudadano medio
que desea efectivi-
zar acción política
enfrenta enormes
costos de organiza-
ción.
Lograr que la ciu-
dadanía comprenda
aspectos como los
anteriores consti-
tuye un proyecto
de largo aliento. Sin
embargo, resulta tal vez condición necesa-
ria para escapar del cepo en el cual el país
parece encontrarse.
En definitiva, el entrepreneur político
actúa limitando las posibilidades de
elección tanto de empresas como
de jóvenes. Él sin embargo, duerme
tranquilo ya que seguirá cobrando su
sueldo y otros beneficios, mientras que
numerosos acuerdos entre empresas y
jóvenes no se efectivizarán.
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Primavera 2009 Página 25
E m p r e s aÉ t i c a
repensar, replantear: ¿reestructurar?
mónica caló y cristian pérez
“Cuando el contexto económico llega a ser sumamente adverso, la gestión empresaria ética y socialmente responsable obliga a las organizaciones a ser firmes en los valores a
los que han adherido durante épocas de bonanza”, señalan los autores.
La crisis financiera global ha provocado la necesidad de repensar y replantear la forma en que se construyen estrategias y se persiguen objetivos de negocios a corto, mediano
y largo plazo. En este sentido comparten los aspectos que una gestión responsable demanda a la hora de tomar decisiones.
mónica Caló es master en administración de empresas (UCa). responsable de Comunicaciones de Forética argentina (www.foretica. org.ar). Coordinadora regional de las actividades de international osteoporosis Foundation.
Cristian Pérez es master en administración de empresas (UCa). responsable de Desarrollo de Forética argentina (www.foretica.org.ar). Cursa la maestría en estudios organizacionales de la Universidad de San andrés.
Todos los analistas de negocios concuerdan
que la crisis financiera global ha provocado
la necesidad de repensar y replantear la
forma en que se construyen estrategias y se
persiguen objetivos de negocios a corto, me-
diano y largo plazo.
la conducta de una organización en tiempos de recesión
Haciendo una rápida lectura de la realidad,
observamos que todas las empresas, inde-
pendientemente del tamaño o sector de ac-
tividad, enfrentan el desafío de reordenarse
para sortear la crisis. En muchos casos, este
genera la inevitable necesidad de llevar a
cabo procesos y políticas de reestructura-
ción y reorganización (downsizing). Estas
políticas son abarcadoras de la totalidad
de las áreas de la empresa, donde todos los
proyectos son revisados y evaluados con re-
lación al grado de aporte que cada uno tie-
ne en términos de crecimiento y objetivos
estratégicos de largo plazo.
Cuando se habla de gestión responsable de los
negocios, resulta oportuno analizar y poner en
la debida perspectiva, el impacto de este ajus-
te en las iniciativas de RSE. En este sentido, es
válido reflexionar sobre la lección aprendida
en el pasado respecto a cómo afectan las de-
cisiones en tiempos de crisis en la confianza,
reputación y compromiso organizacional. Da-
vid Gebler la resume claramente: “Si una orga-
nización puede hacer las cosas bien durante
un proceso de desvinculación, cosechará su
recompensa en los años por venir con todos
sus grupos de interés”.
La conducta de una organización en tiempos
de recesión económica es crítica, indepen-
dientemente de las elecciones que finalmente
haga. Transparencia, honestidad, integridad,
apertura, retención de empleos, suministrar
información detallada a proveedores y co-
munidades locales, explicar las acciones con
claridad a clientes y a los representantes de la
comunidad son todas piedras basales donde
descansa la Responsabilidad Corporativa, y
son más importantes hoy que nunca.
Página 26 EMPRESA Nº195
Herramientas de gestión responsable
Business in the Community (BITC), una or-
ganización británica dedicada a la consulto-
ría en herramientas de gestión responsable,
ha elaborado una serie de herramientas que
las empresas tienen que tener en cuenta a
la hora de iniciar procesos de reestructu-
ración y recortes de personal. El checklist,
que incluimos a continuación, resume los
aspectos que una gestión responsable de-
manda a la hora de tomar decisiones en
escenario de crisis.
• Comprender los re-querimientos legales. Y una vez asegurado
su cumplimiento, se
recomienda conside-
rar si es posible para
la compañía reali-
zar una oferta que
supere lo exigido por
ley de forma tal de
proteger el valor del
negocio a largo plazo.
• Otorgar un trato respetuoso y digno a
aquellos colaboradores que han sido afecta-
dos por el proceso de reestructuración, tanto
a los empleados que se van como a los que
se quedan en la organización. Las políticas
deben percibirse como equitativas tanto
para quienes se van como para quienes se
quedan.
• Involucrar y escuchar a sus colegas y com-partir información. La mayoría de las
críticas alrededor de los recortes de personal
(o retiro de una comunidad) son el resultado
de una comunicación pobre y de la percep-
ción de que no se comparte la totalidad de
la información disponible. Debe involucrarse
tanto a los sindicatos, las asociaciones de
trabajadores, redes de empleados, etc.
• “Sobre” comunicar antes, después y du-rante el programa de reducción de
personal. BITC enfatiza la necesidad de
dar visibilidad al plantel gerencial y con-
sensuar su apoyo abierto a los cambios.
Los anuncios sobre cambios organizacio-
nales o recortes de dotación de planta
deben ser comunicados internamente y
con anticipación a su información en los
medios. Casos recientes de empleados
que tomaron conocimiento de recortes
a través de los medios de comunicación,
impactaron negativamente en la moral y
en el compromiso de toda la organización.
• Considerar la totalidad de los grupos de interés afectados por las medidas de res-tructuración y recorte. No solamente los
empleados se verán afectados. También la
medida afectará a los proveedores, desde
negocios locales hasta empresas de trans-
porte. Una buena medida es la planifica-
ción anticipada, la consulta y la comu-
nicación con todos los grupos de interés:
los grupos comunitarios locales, políticos,
agencias de gobierno y los medios.
• Proveer apoyo tanto para los empleados desvinculados como para los que perma-necerán en la organización. Esto es crítico
para ambos grupos y el soporte puede
incluir: ofrecimientos de consultoría para
búsqueda de empleo, programas de bien-
estar y combate del estrés, oportunidades
de voluntariado o desarrollo de habilidades.
Estos programas son importantes tanto
para mejorar la empleabilidad individual
como el bienestar. Asimismo, aseguran que
la organización estará en una posición de
recuperarse rápidamente cuando la econo-
mía repunte. Es preciso reconocer que las
reducciones de personal impactan negati-
vamente en la moral de aquellos empleados
que no han sido afectados por la medida, los
que generalmente enfrentan una situación
de aumento de la carga laboral y creciente
inestabilidad laboral.
• Proveer apoyo y trabajar en cercanía con la planta gerencial. Los gerentes requieren
apoyo adicional, consejo y guía durante cual-
quier proceso de reestructuración, particu-
É t i c a
Aquellas empresas que han
comprendido el valor estratégico de la
política de RSE podrán profundizarla,
poniendo en práctica herramientas de
reestructuración responsable.
Primavera 2009 Página 27
larmente donde sus propios em-
pleos estén en riesgo. Asimismo
podrán requerir soporte para
considerar el impacto de la re-
ducción de personal, incluyendo
cambios en los términos y en las
condiciones de contratación, y
su impacto en los individuos y
en el negocio global.
• Mantener una fuerza de trabajo diversificada. Tanto en proce-
sos de reducción de personal,
voluntarios o forzados, existe el
riesgo latente de que empleados
de diferentes grupos (mujeres,
personas de edad, discapacita-
dos) puedan ser afectados en
forma desproporcionada por la
medida, situación que debe ser monitoreada
cuidadosamente.
• Considerar el impacto ambiental y social que puede tener el cierre de una planta. Esto pone de manifiesto la importancia
que la empresa asigna a la comunidad
más cercana.
• Gestionar activamente el flujo de talento. Cuando sea posible, tratar de retener al
personal capacitado y valioso, que puede
ser necesario en el futuro. Esta es una de
las lecciones claves aprendidas de la úl-
tima recesión. Cortar planes de estudio o
no tomar ventaja de la opción que ofrece
el año sabático, puede dejar a los emplea-
dos relegados en su flujo de talento, oca-
sionando la demora de la recuperación.
Una gestión empresaria ética y socialmente responsable
Aun cuando el contexto económico sea suma-
mente adverso, la gestión empresaria ética y
socialmente responsable obliga a las organi-
zaciones a ser firmes en los valores a los que
han adherido durante épocas de bonanza.
Esto no implica NO realizar los ajustes nece-
sarios para asegurar la sustentabilidad del ne-
gocio, sino todo lo contrario. Atendiendo a la
sustentabilidad, es que se deben evaluar todas
las alternativas posibles y poner especial cui-
dado en su forma de implementación.
Creemos, junto con la mayoría de los ex-
pertos en el tema, que la crisis ofrece una
oportunidad única para medir, en un esce-
nario diferente, el grado de compromiso con
la gestión ética y socialmente responsable.
Es más posible que aquellas empresas que
han concebido su estrategia de RSE sobre
la base de subirse a la “moda verde” y como
paliativo de relaciones públicas con mínimo
valor para la sociedad y sin beneficios estra-
tégicos para la empresa, suspendan todas
sus acciones y recorten presupuestos y re-
cursos destinados a las mismas.
Por el contrario, aquellas empresas que han
comprendido el valor estratégico de la polí-
tica de RSE podrán profundizarla, poniendo
en práctica herramientas de reestructura-
ción responsable; esto es, todas los procesos
de recorte evaluarán no sólo el impacto a
corto plazo para sortear la coyuntura eco-
nómica sino, además y por sobre todo, cómo
cada uno de ellos repercute en la totalidad
de la cadena de valor y en la performance
futura de la empresa, para poder subirse rá-
pidamente a la recuperación de la situación
económica y financiera.
É t i c a
Caló-Pérez: “Tanto en procesos de reducción de
personal, voluntarios o forzados, existe el riesgo
latente de que empleados de diferentes grupos
(mujeres, personas de edad, discapacitados)
puedan ser afectados en forma desproporcionada por la medida, situación
que debe ser monitoreada cuidadosamente”.
Página 28 EMPRESA Nº195
Doctrina
Con sus más y con sus menos -no
existe documento perfecto–, la última
encíclica sobre el desarrollo, de Bene-
dicto XVI, me ha dejado gratamente
sorprendido, ya que aborda la visión
cristiana del desarrollo de un modo
diferente a las encíclicas anteriores.
Estas líneas no pretenden sustituir la
lectura personal ni debatir cuestiones.
Lo que deseo es animar a los que aún
no la leyeron, a que lo hagan.
La ocasión son los cuarenta años de la
Populorum progressio, de Pablo VI (PP),
publicada en 1967. Si bien este nuevo
documento aparece con dos años de
retraso, creo que la demora valió la
pena porque aporta luz para discernir
la situación presente. Como bien dice
el Pontífice, esta encíclica se inscribe
en la corriente de tradición de la Doc-
trina Social de la Iglesia iniciada en
Rerum novarum y, más concretamen-
te, en la tríada que trató la temática
del desarrollo. De estas tres, hay que
mencionar Sollicitudo rei socialis, de
Juan Pablo II, aparecida en 1987 en
ocasión del vigésimo aniversario de
Populorum progressio. Esta encíclica
será el marco del análisis principal,
señalando el aspecto de continuidad
con el magisterio social de la Iglesia.
La novedad se encuentra en los de-
safíos que plantea la cuestión del de-
sarrollo hoy, y en la manera creativa
como el Papa reinterpreta a PP.
Una carta encíclica es una “carta cir-
cular” o carta que circula dentro de
las comunidades del orbe católico; una
suerte de “comunicación interna”. Por
eso, los destinatarios son obispos, pres-
bíteros, diáconos, consagrados y laicos.
Empero, en 1963, la Pacem in terris de
Juan XXIII, incluyó también entre los
destinatarios a “todos los hombres de
buena voluntad”, quienes, a partir de
allí, adquirieron carta de ciudadanía en
todos los documentos sociales. La ex-
presión induce a pensar que la encícli-
ca se abre a personas fuera de la iglesia
católica. Bajo una cierta mirada es así.
“Hombre de buena voluntad” es una
expresión teológica que significa toda
persona que, por obra secreta de la gra-
cia, es capaz de entender la verdad pro-
puesta en los documentos. Una suerte
de “cristianos anónimos”: personas que
no tienen ninguna filiación cristiana
explícita. Sin embargo, estas personas
están invisiblemente, sin saberlo, “den-
tro” de nuestra comunidad: el Espíritu
obra misteriosamente en ellos.
La encíclica consta de seis capítulos, con
su respectiva introducción y conclusión.
Como suele suceder con este tipo de do-
cumentos, no se observa un desarrollo
homogéneo. Hay capítulos mejor logra-
dos que otros; a veces, ciertos temas se
encuentran dispersos a lo largo de va-
rios capítulos. ¿Sigue el método adopta-
do desde ya hace tiempo por la doctrina
social (DSI) de ordenar el contenido a
partir de los tres momentos del ver, juz-
gar y obrar? No estoy tan seguro; estos
tres momentos no están claramente di-
ferenciados ni aparecen en ese orden.
P. Alejandro C. Llorente
Asesor doctrinal de ACDE.
Primavera 2009 Página 29
Caritas in veritate: apuntes para una lecturaEn la introducción, aborda los presupuestos
teóricos que guiarán su reflexión a lo largo
de todo el documento. Ya aquí aparece una
de las novedades. Poner a la caridad en la
verdad como el principio sobre el que gira la
DSI no estaba en ninguna de las dos siste-
matizaciones anteriores: “Orientaciones para
el estudio y la enseñanza de la DSI en la for-
mación de los sacerdotes” (1988) y “Compen-
dio de la doctrina social de la Iglesia (2004).
Ambos documentos traen una cierta episte-
mología sobre este saber, parte de la teología
moral social. La caridad y la verdad estaban
en el ámbito de los valores fundamentales,
junto con la justicia y la libertad, después de
los principios. Más allá de las afirmaciones
sobre la importancia de la caridad (cf. Orien-
taciones 43, Compendio 204), el lugar que
se le había acordado no respondía a la cen-
tralidad que debería poseer en una teología
moral social de inspiración bíblica.
En el primer capítulo, el Pontífice la sitúa en
el marco de la enseñanza social de la Iglesia
en general y en el de Populorum progressio en
particular. El segundo establece una mirada
sobre el desarrollo humano en nuestro tiem-
po. En el capítulo tercero también encontra-
mos novedad. El estilo de la DSI estuvo muy
marcado por la justicia. Esta es la primera
vez que la caridad aparece como concepto
portante de la argumentación. El Papa pro-
pone la introducción de la lógica del don y
de la gratuidad como manera de convertir
(en el sentido religioso de conversión, trans-
formación, metanoia) desde dentro la lógica
predominante de la utilidad y de la producti-
vidad. Caridad en la verdad significa dar for-
ma y organización a iniciativas económicas
que, sin renunciar al beneficio, integren fines
sociales y mutuales. En este sentido, el Papa
hablará de la interacción de distintas lógicas
en el mercado: la lógica política, marcada
por lo distributivo; la lógica del intercambio,
marcada por el lucro; y la lógica del don,
marcada por el tejido social. Este tema será
retomado en el capítulo 4.
En este capítulo ancla en los derechos al de-
sarrollo en los deberes de solidaridad. Esta
mirada apunta a los países desarrollados. No
obstante, también reclamará a los países en
vías de desarrollo la responsabilidad que les
compete en el despilfarro de los recursos por
la corrupción o por el desvío de los créditos;
y hablará también del medio ambiente. El
capítulo cinco reclama que el desarrollo sea
pensado y regulado planetariamente. Llega
a proponer la constitución de un gobierno
mundial. El último capítulo trata de las rela-
ciones entre progreso tecnológico y desarrollo
humano y quiere evitar la confusión entre de-
sarrollo económico -técnico, etc.- y desarrollo
humano, y subordinar aquél a éste.
Para concluir, me hubiera gustado ver una
crítica a la teoría de los incentivos que tan
devastadora ha resultado en la práctica de los
negocios. Asimismo, una mayor explicitación
de cómo articular la lógica de la gratuidad,
la lógica de la utilidad y la lógica política. Las
iniciativas existentes hoy no logran equilibrar
el poder de la lógica de la utilidad: el riesgo es
que ésta en el mercado fagocite a las restantes.
Página 30 EMPRESA Nº195
E m p r e s ad o c t r i n a
“Caritas in veritate”: instituciones, economía, ética…, y cristianismo
gabriel j. Zanotti
“El horizonte cristiano-católico de la vida humana inunda todos los escritos y temas de Benedicto XVI, y no hay nada que haga, que diga, que escriba, sin que dicho horizonte sea abierto y explícito”, señala Zanotti, al compartir su reflexión acerca de la nueva encíclica presentada por el Su Santidad. Un aporte2 enriquecedor, según él, para quienes tenían una visión demasiado racionalista de la Doctrina Social de la Iglesia.
Para el autor, lo nuevo en Benedicto XVI es el lugar importante que atribuye a la sociedad civil como una esfera de gratuidad, solidaridad, donación, en modo alguno opuestas al mercado y al estado, pero sí superadora de sus roles específicos.
El artículo subraya la insistencia del Papa en espacios que superen la sola justicia-conmutativa o distributiva- sin contradecirla, espacios de “comunión”, de donación mutua en libertad, tan importantes para detener la racionalización del mundo de la vida y para volver a poner a la acción libre de las personas en el centro de la vida social.
Finalmente, Zanotti rescata la invitación que nos hace el Santo Padre a explicitar en la esfera pública, en la “razón pública”, todo nuestro cristianismo y encontrar en el diálogo sincero con el no cristiano los puntos en común para construir una sociedad más justa.
gabriel Zanotti es Doctor en Filosofía (UCa). Director académico. El artículo ha sido elabora-do para el Instituto Acton Argentina (9/07/2009). A la presente colaboración se le ha extractado una referencia al Instituto.
introducción y enfoque hermenéutico
La publicación de Caritas in veritate, en ple-
no contexto de la crisis financiera interna-
cional, despertará sin duda muy diversas
expectativas de interpretación.
Son tantos los temas analizados, tan di-
verso su grado de opinabilidad, tan intere-
sante su contexto teológico de fondo, y tan
matizadas y sutiles sus expresiones, que es
totalmente esperable que suceda una vez
más lo que ocurre habitualmente con es-
tas encíclicas llamadas sociales. Cada uno
verá lo que quiera ver, y cada uno sacará
provecho para su propio contexto ideoló-
gico.
¿Cómo hacer, por otra parte, para que ello
no suceda? ¿No es esperable, razonable,
cuando las encíclicas tocan ciertos temas?
En cierto sentido, sí. Toda mi comprensión
al respecto. Pero, a la vez, con ciertos recau-
dos hermenéuticos, podemos prevenir el
virus del caos hermenéutico. Ellos son:
a) No intentaremos decir lo que la encícli-
ca dice. La encíclica, allí esta. Tolle, lege.
Intentar decir lo que la encíclica ya dice
y luego cubrir cada párrafo con obvios
comentarios laudatorios, donde no hay
Primavera 2009 Página 31
debate ni análisis, es una sobreabundan-
cia hermenéutica que nunca ha ayudado
a la Doctrina Social de la Iglesia, sobre
todo en el laicado. Por ende nuestro co-
mentario dará por supuesta la lectura
del documento.
b) Ser explícitos y honestos en nuestro pro-
pio horizonte de precomprensión desde
donde leemos la encíclica.
c) Colocar los párrafos que nos interesan
en el horizonte desde donde fueron es-
critos, esto es, en el pensamiento de J.
Ratzinger, en el Magisterio de Benedicto
XVI y en el Magisterio de la Doctrina So-
cial de la Iglesia y esta, a su vez, en la Fe
Católica, aclaración que no está de más
en un contexto cultural donde muchos
suponen -católicos y no católicos- que
la Doctrina Social de la Iglesia es una
propuesta política más en medio de
otras, con criterios inmediatos de acción
política.
instituciones: el sano escepticismo de Benedicto Xvi
Toda la encíclica es un llamado permanente
a insertar los problemas políticos y económi-
cos dentro de una ética inspirada en la Fe.
Son paradigmáticos al respecto el n.° 11
(“…A lo largo de la historia, se ha creído con
frecuencia que la creación de instituciones
bastaba para garantizar a la humanidad
el ejercicio del derecho al desarrollo. Des-
afortunadamente, se ha depositado una
confianza excesiva en dichas instituciones,
casi como si ellas pudieran conseguir el
objetivo deseado de manera automática.
En realidad, las instituciones por sí solas
no bastan, porque el desarrollo humano
integral es ante todo vocación y, por tanto,
comporta que se asuman libre y solidaria-
mente responsabilidades por parte de todos.
Este desarrollo exige, además, una visión
trascendente de la persona, necesita a Dios:
sin Él, o se niega el desarrollo, o se le deja
únicamente en manos del hombre, que
cede a la presunción de la auto-salvación
y termina por promover un desarrollo des-
humanizado”) o el n.º 71 (“…Esta posible
desviación de la mentalidad técnica de su
originario cauce humanista se muestra
hoy de manera evidente en la tecnificación
del desarrollo y de la paz. El desarrollo de
los pueblos es considerado con frecuencia
como un problema de ingeniería financie-
ra, de apertura de mercados, de bajadas
de impuestos, de inversiones productivas,
de reformas institucionales, en definitiva
como una cuestión exclusivamente técnica.
Sin duda, todos estos ámbitos tienen un
papel muy importante, pero deberíamos
preguntarnos por qué las decisiones de tipo
técnico han funcionado hasta ahora sólo en
parte. La causa es mucho más profunda. El
desarrollo nunca estará garantizado plena-
mente por fuerzas que en gran medida son
automáticas e impersonales, ya provengan
de las leyes de mercado o de políticas de ca-
rácter internacional…”).
Como estoy dando por supuesta la lectura,
sabrá el lector hasta dónde cabía citar los
párrafos. Pero es evidente la desconfianza
que Benedicto XVI tiene ante los solos di-
seños institucionales, como ingenierías so-
d o c t r i n a
Zanotti: “Las reformas políticas, por ende, deben
dirigirse a la conciencia del ser humano, como garantía última de su
éxito, pero deben a su vez realizar estructuras
eficaces que no estimulen la corrupción de las
costumbres e incluso favorezcan su progreso”.
Página 32 EMPRESA Nº195
ciales automáticas que obviamente no dan
resultado. En toda la encíclica, sea cual fue-
re el tema (instituciones, mercado, medio
ambiente, democracia, migraciones, etc.), la
preocupación es la misma. Pero, ¿por qué?
Recordemos para
ello un detalle
interesante de su
anterior encíclica,
Spe salvi, cuando
critica a Marx, no es
tanto por sus doc-
trinas económicas
específicas, sino por
un error filosófico
de fondo: “…Ha ol-
vidado al hombre
y ha olvidado su li-
bertad. Ha olvidado
que la libertad es siempre libertad, incluso
para el mal. Creyó que, una vez solucionada
la economía, todo quedaría solucionado.
Su verdadero error es el materialismo: en
efecto, el hombre no es sólo el producto de
condiciones económicas y no es posible cu-
rarlo sólo desde fuera, creando condiciones
económicas favorables”. (n.º 21).
Esto es, la negación del libre albedrío, de
la responsabilidad individual en la confor-
mación de la historia humana, libertad y
responsabilidad que, obviamente, si se asu-
men, llevan a una dimensión moral y tras-
cendente de la persona cuyo olvido implica
caer en un automatismo social erróneo. Lo
cual lleva, a su vez, a esperar todo de las es-
tructuras temporales, cosa que había recor-
dado ya en su anterior encíclica Deus caritas
est: “…Ha llegado el momento de reafirmar
la importancia de la oración ante el activis-
mo y el secularismo de muchos cristianos
comprometidos en el servicio caritativo. Ob-
viamente, el cristiano que reza no pretende
cambiar los planes de Dios o corregir lo que
Dios ha previsto. Busca más bien el encuen-
tro con el Padre de Jesucristo, pidiendo que
esté presente, con el consuelo de su Espíri-
tu, en él y en su trabajo. La familiaridad con
el Dios personal y el abandono a su volun-
tad impiden la degradación del hombre, lo
salvan de la esclavitud de doctrinas faná-
ticas y terroristas. Una actitud auténtica-
mente religiosa evita que el hombre se erija
en juez de Dios, acusándolo de permitir la
miseria sin sentir compasión por sus criatu-
ras. Pero quien pretende luchar contra Dios
apoyándose en el interés del hombre, ¿con
quién podrá contar cuando la acción huma-
na se declare impotente?”. (n.º 37).
Estos párrafos nos muestran una constante
en el pensamiento de Benedicto XVI que
creemos clave para la interpretación de
todo su pensamiento y también de esta en-
cíclica: su rechazo al temporalismo. En su
libro, Jesús de Nazaret1, ya había dicho (cap.
2, p. 67) que esa es la tentación que rechaza
Jesús en el desierto, esto es, la de convertir
piedras en pan, olvidando, precisamente, la
subordinación absoluta al Padre. Qué mag-
nífica explicación para la fuerte tentación
temporal que aqueja a tantos cristianos,
que querrían ver a la Iglesia y a sí mismos
como un partido político más, dejando
“detalles” como la Fe Católica y Apostólica
“para después…”.
Obviamente, esto implica el debate entre
culturalismo e institucionalismo, que no
podemos dar por resuelto simplemente
porque esté publicada la encíclica. ¿Basta
con “construir” un set de instituciones o, al
revés, “basta con” un marco de valores bá-
sicos para que los sistemas sociales sean al
menos “buenos”?
Obviamente, ninguno de ambos extremos
“bastan”. Porque lo que llamamos institu-
ciones son, en última instancia, relaciones
inter-subjetivas de tipo político, jurídico y
económico que han evolucionado a lo largo
de siglos y se convierten en horizontes de
precomprensión, mundos de vida, esto es,
cultura. Como habíamos opinado hace un
tiempo.
“…Esto último nos permite vislumbrar el
doble juego entre las estructuras y la virtud
humana. Las estructuras legales correctas
La gratuidad está en su vida de muchas
maneras, aunque frecuentemente pasa
desapercibida debido a una visión de
la existencia que antepone a toda la
productividad y la utilidad.
d o c t r i n a
Primavera 2009 Página 33
tienden a impedir una mayor corrupción
e incluso estimulan una mayor dosis de
virtud. Pero dichas estructuras legales re-
quieren originariamente un mínimo de
virtud moral para que haya un consenso en
su aplicación. Las reformas políticas, por
ende, deben dirigirse a la conciencia del ser
humano, como garantía última de su éxito,
pero deben a su vez realizar estructuras efi-
caces que no estimulen la corrupción de las
costumbres e incluso favorezcan su progre-
so. La prudencia política de un gobernante,
por ende, debe saber que la mejora de las
estructuras legales es condición necesaria,
aunque no totalmente suficiente, para la
mejora de la sociedad humana”2.
Desde luego, la evolución cultural, el mar-
co de valores que hace posible ese marco
institucional, no es privativo de valores
cristianos, porque son valores humanos,
que pueden darse en cualquier cultura,
pero no en vano después del pecado ori-
ginal el cristianismo viene a sacar de lo
humano lo mejor de sí mismo después de
que la naturaleza humana había queda-
do herida por el pecado. Pecado original
que no casualmente recuerda Benedicto
XVI en el n.º 34: “…La caridad en la ver-
dad pone al hombre ante la sorprendente
experiencia del don. La gratuidad está en
su vida de muchas maneras, aunque fre-
cuentemente pasa desapercibida debido a
una visión de la existencia que antepone
a toda la productividad y la utilidad.
El ser humano está
hecho para el don,
el cual manifiesta
y desarrolla su di-
mensión trascen-
dente. A veces, el
hombre moderno
tiene la errónea
convicción de ser
el único autor de sí
mismo, de su vida
y de la sociedad.
Es una presunción
fruto de la cerrazón
egoísta en sí mismo,
que procede -por
decirlo con una expresión creyente- del
pecado de los orígenes. La sabiduría de la
Iglesia ha invitado siempre a no olvidar la
realidad del pecado original, ni siquiera en
la interpretación de los fenómenos sociales
y en la construcción de la sociedad”.
la razón, la fe y la “razón pública” de la Doctrina Social de la iglesia
Esta permanente referencia a los temas
más profundos de la Fe Católica puede
asombrar a quienes tenían una visión de-
masiado racionalista de la Doctrina Social
de la Iglesia, esto es, como una ética social
dependiente de una ley natural sin necesi-
dad de un contexto de Fe para su compren-
sión.
La “razón pública” no necesita excluir
las metafísicas y las religiones de cada
punto de vista, sino ponerlas en diálogo,
encontrando en ese diálogo razones en
común. Por eso esa novedosa posición
de Benedicto XVI no es fideista.
d o c t r i n a
1. Planeta, Buenos Aires, 2007.2. El humanismo del futuro, Ed. De Belgrano, 1989, cap. 2, punto 5.
Página 34 EMPRESA Nº195
En el n.º 56, Benedicto XVI toca un tema
esencial para todo su pontificado: “…La reli-
gión cristiana y las otras religiones pueden
contribuir al desarrollo solamente si Dios
tiene un lugar en la esfera pública, con es-
pecífica referencia a la dimensión cultural,
social, económica y, en particular, política.
La doctrina social de la Iglesia ha nacido
para reivindicar esa «carta de ciudadanía»
[135] de la religión cristiana”. Esto es, Bene-
dicto XVI no propone al cristiano la “táctica”
de no hablar explícitamente de su cristia-
nismo para hablar
de Doctrina Social
de la Iglesia y por
ende del desarrollo,
sino todo lo contra-
rio: explicitar en la
esfera pública, en
la “razón pública”
(Rawls) todo nues-
tro cristianismo
y encontrar en el
diálogo sincero con
el no cristiano los
puntos en común
para construir una
sociedad más justa.
Esto es lo que él, como J. Ratzinger, hizo ex-
plícitamente cuando dialogó con Haberlas3,
y fue precisamente el núcleo central de su
discurso del 17 de enero de 2008, en “La
Spapienza”4, donde en un acto de fina “to-
lerancia” las autoridades académicas no le
permitieron ni entrar5.
La “razón pública” no necesita excluir las
metafísicas y las religiones de cada punto
de vista, sino ponerlas en diálogo encon-
trando en ese diálogo razones en común.
Por eso esa novedosa posición de Benedicto
XVI no es fideista. Le permite al cristiano
acceder a la esfera pública afirmando su
cristianismo y encontrando en el diálogo
con el no cristiano razones que el no cris-
tiano pueda comprender. Allí, seguramente,
estarán los preceptos primarios y secunda-
rios de la ley natural en la esfera social que
constituyen la Doctrina Social de la Iglesia,
pero no descontextualizados de su origen
cristiano.
Por ello la insistencia permanente de Bene-
dicto XVI en que esa es la colaboración del
cristianismo al desarrollo, posición que no
se entenderá si se piden soluciones concre-
tas como si el Pontífice fuera un economista
más; expectativa coherente, sin embargo,
con el “temporalismo” que afecta a muchos
cristianos y, que como vimos, es rechazado
por Benedicto XVI.
el “famoso” mercado
Evidentemente, se han terminado las épo-
cas de las condenas aparentemente abso-
lutas. Las expresiones de Benedicto XVI son
matizadas, pero lo más interesante es que
habla del “mercado” como una realidad hu-
mana más. La trata con naturalidad, como
trataría al poder político o al matrimonio,
y como haría también en ambos casos, la
incluye en un ámbito moral, obviamente.
Es muy interesante, por decir lo menos, su
“definición”, que no vamos a encontrar en
ningún manual neoclásico matemático de
economía:
“…Si hay confianza recíproca y generaliza-
da, el mercado es la institución económica
que permite el encuentro entre las perso-
nas, como agentes económicos que utilizan
el contrato como norma de sus relaciones y
que intercambian bienes y servicios de con-
sumo para satisfacer sus necesidades y de-
seos”. O sea, mercado dentro de institucio-
nes que implican el encuentro de personas.
Tal vez resulta antipático a algún lector que
cite algunas cosas que he escrito al respec-
to, pero lo hago para resaltar una vez más
la no contradicción (no digo inclusión) entre
estos principios fundamentales y la Escuela
Austriaca de Economía.
En el 2000, afirmé que el mercado “… no es
un lugar físico, sino un proceso, y muy diná-
mico. ¿Qué quiere decir eso? Que el encuen-
tro entre oferta y demanda está en perma-
El mercado es totalmente compatible
con gobiernos municipales que
asuman, de manera no monopólica, un
rol activo en la distribución de ciertos
bienes públicos, conforme al principio
de subsidiariedad.
d o c t r i n a
Primavera 2009 Página 35
nente movimiento, es dinámico,
pues las valoraciones entre
oferta y demanda dialogan y
cambian permanentemente”6. Y
en el 2003, hablando de Hayek,
escribí: “… Hayek habla conti-
nuamente del papel “comunica-
tivo” de los precios. Es una tarea
para realizar, investigar hasta
qué punto este papel, en el cual
la escuela austriaca insiste hoy
como una de sus características
definitorias, sería aceptado por
ciertos paradigmas de la filoso-
fía de la comunicación actual.
Los de la escuela de Frankfurt,
sobre todo los seguidores de
Habermas, se reirían de esto.
Dirían que Hayek se refiere a la
racionalidad instrumental de
la sociedad capitalista, que es una racio-
nalidad de alienación y de dominio, y que
sería imposible suponer en un mercado una
auténtica racionalidad comunicativa, que
busca el entendimiento con el otro. Muy
pocos se han ocupado de un posible diálogo
Hayek/Habermas, excepto J. Shearmur.
¿Son posibles ciertas condiciones de diálogo
en un intercambio comercial? La pregunta
es relevante porque si la respuesta es defi-
nitivamente no, entonces una sociedad libre
es una sociedad eficiente, pero relativa-
mente inmoral. La importancia filosófica de
esto, la importancia filosófico-política, es en
mi opinión clara. Yo sugiero una respuesta
que obviamente Habermas rechazaría: que
el mercado, en tanto estrategia abierta, y
“tácitamente conocida en cuanto tal”, según
cierto “horizonte” no es necesariamente
alienante como sí lo sería toda estrategia
oculta para con el otro.
Este es todo un importante, creo. Mi opinión
es que si no vemos estas cosas no enten-
demos de dónde vienen las objeciones de
un Stikkers u otros. Claro que “no conocen
a la escuela austriaca”, pero creo que no la
conocen porque están formados en paradig-
mas en los cuales resulta incomprensible
hablar de un mercado que “comunique”7.
Por supuesto, muchos subrayarán todos los
“peros” del Pontífice. Entre ellos, el primero
que marca inmediatamente después: “…
Pero la doctrina social de la Iglesia no ha
dejado nunca de subrayar la importancia
de la justicia distributiva y de la justicia
social para la economía de mercado, no sólo
porque está dentro de un contexto social
y político más amplio, sino también por la
trama de relaciones en que se desenvuelve”.
El largo malentendido al respecto se debe
a la suposición de que todos los partidarios
de la economía de mercado niegan necesa-
riamente toda acción al gobierno en cuanto
a la justicia distributiva. No es así: el merca-
do es totalmente compatible con gobiernos
municipales que asuman, de manera no
monopólica, un rol activo en la distribu-
ción de ciertos bienes públicos, conforme
al principio de subsidiariedad. Ello ha sido
afirmado por la tradición del Public Choice
de J. Buchanan y por el propio Hayek. Este
último había rechazado la “justicia social”
porque la consideraba igual a un “estado
providencia” que negara las autonomías
propias de municipios y familias.
La doctrina social de la Iglesia no ha dejado
nunca de subrayar la importancia de la justicia distributiva y de la justicia
social para la economía de mercado, no sólo
porque está dentro de un contexto social y político
más amplio, sino también por la trama de relaciones
en que se desenvuelve.
d o c t r i n a
3. Ratzinger/Habermas, Entre razón y religión, FCE, 2008.4. Ver L´Osservatore Ro-mano, Nº.. 4., 25-1-08.5. Al respecto, ver nuestro comentario “El caso “Sapienzia”, en Instituto Acton, 18 de febrero de 2008, versión on line en www.institutoacton.com.ar6. En Nueva Introducción a la Escuela Austríaca, Libronauta, Buenos Aires, 2001. Clase 1.7. En Introducción filosófica a Hayek, UFM/Unión Edito-rial, 2003, cap. IX, p. 70.
Página 36 EMPRESA Nº195
La aclaración de estos malentendidos es
permanente debido a las pasiones ideológi-
cas que se inflaman en estos debates, pero
el malentendido ya está aclarado a nuestro
juicio y mayores aclaraciones sólo son nece-
sarias para quienes considerarán toda acla-
ración como insuficiente.
Lo nuevo en Benedicto XVI es el lugar im-
portante que atribuye a la sociedad civil
como una esfera de gratuidad, solidaridad,
donación, en modo alguno opuestas al mer-
cado y al estado, pero sí superadora de sus
roles específicos: “…En la Centesimus annus,
mi predecesor, Juan
Pablo II señaló esta
problemática al ad-
vertir la necesidad
de un sistema ba-
sado en tres instan-
cias: el mercado, el
Estado y la sociedad
civil [92]. Conside-
ró que la sociedad
civil era el ámbito
más apropiado para
una economía de
la gratuidad y de
la fraternidad, sin
negarla en los otros
dos ámbitos” (n.º
38). Esto es total-
mente compatible
con el papel que la
Doctrina Social de
la Iglesia atribuyó a las sociedades interme-
dias, a la libertad de asociación, indispen-
sable para entender rectamente el principio
de subsidiariedad. Lo nuevo en este caso es
la insistencia en espacios que superen la
sola justicia –conmutativa o distributiva-
sin contradecirla, espacios de “comunión”,
de donación mutua en libertad, tan im-
portantes para detener la racionalización
del mundo de la vida y volver a poner a la
acción libre de las personas en el centro de
la vida social.
Por supuesto que, conforme a todo lo que
estamos viendo, la encíclica rechaza, mer-
cado incluido, a todos aquellos planteos (no
realidades) que presupongan que algo en
la sociedad (sea mercado, estado o lo que
fuere) es un proceso automático que hace
prescindible la libertad de las personas. Sin
embargo, la realidad que llamamos merca-
do es espontánea pero no automática. No
hay que confundir una cosa con la otra. No
es un mecanismo de acción y reacción. Está
insertada en una naturaleza humana, en un
marco institucional, en incentivos norma-
les, en una racionalidad limitada y falible;
nunca es un proceso “perfecto” y lo más que
podemos esperar es que coordine oferta y
demanda mejor que otras instancias auto-
ritarias del estado. En el contexto de todo
lo afirmado en esta encíclica por Benedicto
XVI, esta aclaración es importante.
También es importante, entre los muchos
temas abarcados aquí, el de la ayuda inter-
nacional, tan criticada por autores liberales
(Mises, entre ellos), contrariamente a lo
que habitualmente se supone, como meros
estatismos internacionales; como meras
reproducciones transitivas de burocracias
de estados a otros estados sin ayudar verda-
deramente en nada. Como prueba de que si
llamado a la ética no sólo no niega sino que
es compatible con la vigencia de las insti-
tuciones, Benedicto XVI afirma que “…La
ayuda internacional, precisamente dentro
de un proyecto inspirado en la solidaridad
para solucionar los actuales problemas
económicos, debería apoyar en primer lugar
la consolidación de los sistemas constitu-
cionales, jurídicos y administrativos en los
países que todavía no gozan plenamente de
estos bienes. Las ayudas económicas debe-
rían ir acompañadas de aquellas medidas
destinadas a reforzar las garantías propias
de un Estado de derecho, un sistema de
orden público y de prisiones, respetuoso de
los derechos humanos, y a consolidar ins-
tituciones verdaderamente democráticas”
(n.° 41). Esperemos que el Banco Mundial y
el FMI lo escuchen.
Hablando de estos temas, son muchas las
llamadas del Pontífice a la moralidad de
Las expresiones de Benedicto XVI son
matizadas, pero lo más interesante es
que habla del “mercado” como una
realidad humana más. La trata con
naturalidad, como trataría al poder
político o al matrimonio, y, como haría
también en ambos casos, la incluye en
un ámbito moral, obviamente.
d o c t r i n a
Primavera 2009 Página 37
las instituciones financieras, a
la moralidad y solidaridad de
la globalización. Pero, ¿dónde
están las tan esperadas pro-
puestas financieras específicas
de Benedicto XVI para salir de
la crisis? Pues no están. Que
no estén, ¿es un defecto? Sí,
nuevamente, para los tempora-
listas que esperan a la Doctrina
Social de la Iglesia como un
partido más, sin contexto teo-
lógico. Ningún defecto, en cam-
bio, ningún problema para los
laicos que no esperamos que el
Pontífice haga nuestro trabajo,
y estamos decididos a realizar
nuestras propuestas concretas,
en el contexto de la legítima
autonomía de lo temporal y la
libertad de opinión en material
temporal, sin comprometer a la Jerarquía
con nuestras opiniones y respetando en ca-
ridad la opinión de los demás.
la concepción antropológica de fondo
Pero si hay algo que me ha llamado la aten-
ción, es la antropología cristiana presente
en el capítulo sexto, el final, clave para la
comprensión de toda la encíclica. Benedicto
XVI relaciona el absolutismo de la técnica
-una sola razón instrumental que plantee
un sistema social automático- con una con-
cepción antropológica olvidada o negadora
de la intimidad espiritual del hombre; esto
es, de una inteligencia y libre albedrío irre-
ductible a lo material. Reitera Benedicto XVI
su rechazo a una bioética igualmente basa-
da en esa concepción, pero afirma al mismo
tiempo que este punto es clave para el tema
del desarrollo: “…Uno de los aspectos del
actual espíritu tecnicista se puede apreciar
en la propensión a considerar los problemas
y los fenómenos que tienen que ver con la
vida interior sólo desde un punto de vista
psicológico, e incluso meramente neurológi-
co. De esta manera, la interioridad del hom-
bre se vacía y el ser consciente de la consis-
tencia ontológica del alma humana, con las
profundidades que los Santos han sabido
sondear, se pierde progresivamente. El pro-
blema del desarrollo está estrechamente
relacionado con el concepto que tengamos
del alma del hombre, ya que nuestro yo se
ve reducido muchas veces a la psique, y la
salud del alma se confunde con el bienestar
emotivo. Estas reducciones tienen su origen
en una profunda incomprensión de lo que
es la vida espiritual, y llevan a ignorar que
el desarrollo del hombre y de los pueblos
depende también de las soluciones que se
dan a los problemas de carácter espiritual”.
Esto es clave, porque si los defensores del
mercado -clave para el desarrollo- basaran
sus análisis sólo en una metodología de la
economía de corte neo positivista y su con-
cepción del hombre se redujera a los solos
fenómenos de las neurociencias, entonces
sería coherente que no pudieran concebir al
mercado como un encuentro entre perso-
nas. En ese sentido siguen siendo importan-
tes todos los esfuerzos para fundamentar al
estudio de la economía en una acción libre
e intencional8, perfeccionando y corrigien-
do lo que autores de la Escuela Austríaca
El ser humano está hecho para el don, el cual manifiesta y desarrolla su
dimensión trascendente. A veces, el hombre
moderno tiene la errónea convicción de ser el único autor de sí mismo, de su
vida y de la sociedad.
d o c t r i n a
8. Sobre la acción humana libre e intencional, to-mismo, fenomenología y fi-losofía contemporánea, ver Leocata, F.: Estudios sobre fenomenología de la praxis, Ed. Proyecto, Buenos Aires, 2007.
Página 38 EMPRESA Nº195
ya hayan dicho al respecto9. Ello requiere,
como hemos dicho en otra oportunidad10,
que la filosofía recupere su carta de ciuda-
danía en temas como el alma, la libertad, la
relación cuerpo/alma, etc.
Pero, si vamos a ser coherentes con el punto
2 de este comentario, en el contexto de la
Doctrina Social de la Iglesia, esa “filosofía”
será una “filosofía cristiana” encarnada en
el contexto de la concepción cristiana del
hombre, como criatura de Dios creada a
su imagen y semejanza, concepción que
encontrará en el espacio público de debate
con el no creyente una oportunidad para
desplegarse como una “filosofía” en común.
Pero vale la pena citar el último número
del capítulo sexto (n.º 77), donde Benedicto
XVI nos recuerda elementales, pero olvida-
das nociones de esa antropología teológica
y filosófica que reconoce la espiritualidad
del hombre a partir de sus actos de conoci-
miento y de amor libre: “…El absolutismo
de la técnica tiende a producir una inca-
pacidad de percibir todo aquello que no se
explica con la pura materia.
Sin embargo, todos los hombres tienen ex-
periencia de tantos aspectos inmateriales y
espirituales de su vida. Conocer no es sólo
un acto material, porque lo conocido escon-
de siempre algo que va más allá del dato
empírico.
Todo conocimiento, hasta el más simple,
es siempre un pequeño prodigio, porque
nunca se explica completamente con los
elementos materiales que empleamos. En
toda verdad hay siempre algo más de lo
que cabía esperar, en el amor que recibi-
mos hay siempre algo que nos sorprende.
Jamás deberíamos dejar de sorprendernos
ante estos prodigios. En todo conocimiento
y acto de amor, el alma del hombre expe-
rimenta un «más» que se asemeja mucho
a un don recibido, a una altura a la que se
nos lleva. También el desarrollo del hombre
y de los pueblos alcanza un nivel parecido,
si consideramos la dimensión espiritual que
debe incluir necesariamente el desarrollo
para ser auténtico. Para ello se necesitan
unos ojos nuevos y un corazón nuevo, que
superen la visión materialista de los acon-
tecimientos humanos y que vislumbren en
el desarrollo ese «algo más» que la técnica
no puede ofrecer. Por este camino se po-
drá conseguir aquel desarrollo humano e
integral, cuyo criterio orientador se halla
en la fuerza impulsora de la caridad en la
verdad”.
nuestra conclusión
Estamos en presencia, nuevamente, del
peculiar estilo de Benedicto XVI. El hori-
zonte cristiano-católico de la vida humana
inunda todos sus escritos, todos sus temas,
y no hay nada que haga, que diga, que es-
criba, sin que dicho horizonte sea abierto
y explícito. Por ende, es esta una encíclica
“social”, sí, “pero” desde un horizonte cris-
tiano de fondo que es su núcleo central
hermenéutico. Se me dirá: todas son así.
Si, pero entonces, ¿por qué la permanente
tentación de presentar a la Doctrina Social
de la Iglesia como una propuesta política
más, en medio de otras, como el “partido
católico” (aunque nadie lo diga) en medio
de otros? ¿O casi como algo cuya catoli-
cidad es prescindible? Ya no. Después de
Ratisbona, después de Sapienza, ya no.
Incluso los laicos, que, donde el Magisterio
legítimamente calla, debemos hablar, tam-
bién deberemos asumir este “nuevo” en-
foque. Ser cristianos en medio del mundo,
dialogar con el mundo como cristianos, en-
trar así en la “razón pública”, y encontrar
allí, sí, un “cristianismo en común con el
no cristiano”. Finalmente, eso fue, alguna
vez, la filosofía.
9. Ver, al respecto, los esfuerzos de G. Zúñiga en la colección del Journal of Markets & Morality, y de igual modo, pero por el lado de una fenomenología “wojtyliana”, Felice, F.: “Introduzione” a Sirico, R.: Il personalismo economico e la societá libera, Rubbetti-no, 2001; y, desde el lado de un neoaristotelismo tomista, ver Crespo, R.: La economía como ciencia moral; EDUCA, Buenos Aires, 1997; La crisis de las teorías económicas liberales, Fundación Banco de Boston, Buenos Aires, 1998; “Una reconsideración de los principios básicos de la Escuela Austríaca a la luz del pensamiento aristotélico”, en Libertas (34), 2001.10. En “Santo Tomás de Aquino: una posibilidad de superación de la dialéctica entre psicología y neuro-ciencias”, en NOMOI, Revista Digital sobre Epistemología, Teoría del Conocimiento y Ciencias Cognitivas, (2008), 4, pp. 3-6, en www.hayek.org.ar
d o c t r i n a
Primavera 2009 Página 39
E m p r e s aE d u c a c i ó n
Yo manager, juro no codiciar
maría marta preziosa
La aparición del Juramento Hipocrático en el MBA de 2009 de Harvard Business School, a la que se sumaron otras importantes escuelas de negocios, no hace más que
confirmar esta suerte de preocupación de las altas casas de estudio por elevar los estándares de comportamiento ético de los manager en el mundo empresario. Honrar
la verdad, la integridad, el respeto y concientizar sobre el liderazgo en los negocios, marcan fuertemente el perfil del dirigente de empresa.
“¿Podrá ser ésta una respuesta ética a la ya tan analizada crisis financiera?”, se pregunta Preziosa, al rescatar los valores básicos de este juramento y profundizar en
el rol profesional y público del manager, una figura sin duda relevante entre los actores económicos de hoy día.
maría marta Preziosa es Coordinadora del Programa de investigación y Docencia en Ética y empresa de la Facultad de Ciencias Sociales y económicas. investigadora y docente de grado y posgrados de la escuela de negocios (UCa). Prof. en Filosofía (UCa; mBa, iDea). Diploma de estudios avanzados en Filosofía (Universidad de navarra).
el verano de la Business Ethics
Gordon Gekko, interpretado magníficamen-
te por Michael Douglas en la película Wall
Street (Oliver Stone, 1987) predicaba las bon-
dades de la codicia y su energía pragmática
y realista. La reflexión acerca de la supuesta
vitalidad de este ‘motor’ del capitalismo,
siempre vuelve a ser un tema. Un escándalo
se desata y, sea Enron o Maddoff, aparece
la pregunta clásica sobre si la búsqueda del
self-interest es o no buena para la sociedad.
En el verano del hemisferio norte, apareció
el Juramento Hipocrático de los graduados
2009 del MBA de Harvard (http://mbaoath.
org/), en un intento por elevar los estándares
de comportamiento ético de los manager
en el ámbito de la empresa. La promesa del
juramento voluntario es evitar tomar deci-
siones que promuevan las estrechas ambi-
ciones personales que dañan la empresa y
a su público. El texto del juramento resalta
el valor del self interest, pero señala que la
codicia desmesurada puede dañar.
No solo Harvard sino otras escuelas de
negocios famosas fueron noticia por ha-
ber fomentado códigos para honrar la
verdad, la integridad, el respeto y elevar
así la profesión y concientizar sobre el li-
derazgo en los negocios. El New York Times,
The Economist y el Financial Times, estos
últimos meses, han dado cuenta de esta
explosión de interés en los cursos de ética
y responsabilidad personal (y corporativa)
resaltando que una empresa que hace
dinero ha de actuar como parte de una
comunidad social más grande. No siendo
esta función social de la empresa ‘algo
nuevo’ en la Doctrina Social de la Igle-
sia, es igualmente digno de destacar que
Caritas in veritate, la encíclica presentada
en julio de este año, da cuenta de este
creciente interés en la business ethics y
la responsabilidad corporativa. Benedicto
XVI incluye por primera vez en el Magis-
terio Social la distinción entre empresario
y manager, y señala distintas formas de
empresas.
Página 40 EMPRESA Nº195
el manager como profesional
¿Es pertinente hablar de un juramento hi-
pocrático para administradores? Pensemos
en el origen de este juramento, en el campo
de la salud. El médico promete a la sociedad
servir ante todo al bien del paciente, más
allá de sus intereses. Cuando uno detenta
responsablemente una profesión, ‘profesa’,
da fe, otorga la posibilidad a la sociedad
de depositar confianza en aquello que uno
realiza con excelencia. El profesional, fiel
a su misión, no se deja tentar por caminos
más cortos o por beneficios que ponen en
duda su juicio objetivo e independiente, sea
científico o profesional. Se ofrece y sirve a
la sociedad prestando su conocimiento y su
saber para la realización del mejor interés,
que en el caso del médico, es el del pacien-
te. En el caso de la
profesión del Con-
tador Público, su
compromiso social
es dar fe acerca de
los números veraces
de una empresa, de
ese modo defiende
el mejor interés de
quienes invierten
en la empresa y del
fisco. Ser profesio-
nal, como vemos en
estos dos ejemplos,
tiene una dimen-
sión pública y es ser
confiable.
¿Pero qué tipo de profesión es la del ma-
nager? En un reciente articulo del Harvard
Business Review, uno de los profesores (R.
Khurana y N. Nohria), que promovió el MBA
Oath entre sus alumnos, debate si el ma-
nagement es un mero oficio (‘trade’) o una
profesión. La necesidad mundial de confian-
za revaloriza al manager como profesional,
pero no tan sólo por su debida búsqueda de
excelencia técnica o directiva, sino en cuan-
to presta un servicio a la sociedad. Etimoló-
gicamente ‘profesión’ tiene varias acepcio-
nes y una de ellas es declararse, ofrecerse,
disponerse. Los médicos han jurado, dado
su palabra de poner por encima de todo, la
salud y el bien integral del paciente. ¿Por
qué no un juramento para los manager?
Que administrar sea una profesión implica
que hay colegas y destinatarios del servicio
a los que honrar.
Steward, manager, administrador
En ámbitos académicos, suele identificarse el
concepto “Administración” con los aspectos
racionalistas y organizativos de las que -en
los años 60- fueron las ‘ciencias de la admi-
nistración científica’. Por ello, muchos pre-
firieron nombrar a sus escuelas de negocios
como ‘escuelas de dirección de empresas’,
para enfatizar su dimensión humanística.
Pero si nos remitimos a la etimología de la
palabra ‘ad-minister’, encontramos al ser-
vidor o ministro. Administrador es el que
‘sirve a’ el más pequeño. El origen latino del
vocablo nos revela la dimensión de servicio
del administrar, así como en la lengua ingle-
sa encontramos dos vocablos más, además
de ‘administration’. Uno es el ya conocido
‘management’ o conducción, y el otro es el
vocablo antiguo ‘stewardship’ para referirse
a aquel que es representante o agente del
principal. Steward es el mayordomo que ac-
túa en nombre de otro y en su mejor interés.
¿Por qué no reflexionar, entonces, sobre este
rol ‘público’ de un manager? Sobre su com-
promiso de servicio frente a la sociedad.
¿Podrá ser ésta una respuesta ética a la ya
tan analizada crisis financiera? Una asun-
ción de responsabilidad personal y volunta-
ria que contribuirá a consolidar la confianza
tan deseada y a destacar al manager como
un profesional relevante entre los actores
económicos de hoy día.
¿Por qué la ética excluye a la codicia?
En el ámbito empresario, y particularmente
en el de las finanzas, es interesante desta-
Cada profesional puede asumir un
rol en la construcción de la confianza
pública en la profesión, pero ha de
reconocer que no es tan sólo un
engranaje de un sistema, sino que es
una persona que puede decidir y dar
cuenta de sus actos.
E m p r e s aE d u c a c i ó n
Primavera 2009 Página 41
car -como lo han hecho no pocas publica-
ciones de negocios- la criticidad del ‘factor
codicia’ en las recientes ‘crisis del capita-
lismo’ (2002 y 2009). Observando nuestra
naturaleza, es fácil reconocer incluso en los
niños, el deseo de supervivencia que nos lle-
va a adquirir lo que nos permite conservar-
nos, y a destruir aquello que nos lo impide.
Claro está, que el exceso puede llevarnos al
vicio tan temido de la codicia. Los griegos
ya señalaban que la desmesura (hybris) era
la causa de los muchos males que luego
atraían a la justiciera y equilibrante ven-
ganza. Esa arrogante pretensión de desear
más que lo que el ‘destino’ le asigna a cada
uno provoca ceguera (hamartía). Y la conse-
cuente falta de registro de la realidad y de
los limites lleva al desprecio por el espacio
ajeno; e incluso a debilitar la misma forta-
leza que me permitió la desmesura.
La codicia puede ser un motor que se ve
atraído por diversidad de objetos: el cono-
cimiento, el dinero, el poder, incluso la vida
como diría Gordon Gekko, pero definiendo
esencialmente su carácter de vicio, es un
afán desmesurado de lograr seguridad,
de asegurarse a uno mismo sin importar
el cómo. Puede aparecer bajo la forma de
no querer perder nunca o en el exceso de
auto-confianza. O como dice el filosofo Josef
Pieper, es el vicio de la vejez (no importa la
edad) en tanto querer aferrarse y no soltar
la vida. La codicia asegura y otorga la sensa-
ción de omnipotencia y de falta de límites.
Muchos factores concretos y cotidianos
pueden estar validando esta secreta actua-
ción individual. A veces hay respaldo de los
incentivos económicos y de la ley; o bien
puede ser el exitismo o el afán de mejorar
la propia imagen. Pero en el ámbito admi-
nistrativo es fundamentalmente la polari-
zación de intereses entre quienes titulan
la propiedad y los que detentan su control.
Entre el agente o representante y el princi-
pal. Entre quien actúa como mayordomo y
quien es el destinatario final de la profesión
de administrador. Lo injusto, la acción no
ética, resulta entonces de la ceguera que
provoca el solamente mirarse a uno mismo
para asegurarse. Y para ser justo, es necesa-
ria la buena costumbre de prestar atención
tanto a la realidad, como al otro.
las virtudes del manager
Las virtudes, buenas costumbres cultivadas
en forma personal, institucional y social,
son esos buenos hábitos que hacen comu-
nidades de trabajo más justas, empresas
y servicios más confiables que crean valor
para la sociedad. Se desarrollan también en
la vida adulta según la madurez personal y
se fomentan o desalientan con los sistemas
de premios y castigos, de recompensa y ex-
pulsión de las distintas organizaciones de
negocio en las que estamos insertos. Claro
está que un sistema no resuelve todo, ya
que la decisión personal siempre cuenta.
Pero a la vez, la discrecionalidad personal
puede ser acotada por procesos y están-
dares de conducta colectiva institucional.
Personas virtuosas y sistemas favorables a
la ética: ambos son necesarios.
Cada profesional puede asumir un rol en la
construcción de la confianza pública en la
profesión, pero ha de reconocer que no es
tan sólo un engranaje de un sistema, sino
que es una persona que puede decidir y dar
Preziosa: “La ética es un proceso, un desarrollo, un perfeccionamiento y no tan sólo un acto bueno aislado o una
foto de nuestro ‘yo ideal’. Es un dinamismo con
idas y vueltas en el construir las empresas
y las instituciones que queremos, como
protagonistas y no como espectadores”.
E m p r e s aE d u c a c i ó n
Página 42 EMPRESA Nº195
cuenta de sus actos. Esto es subrayado por el
MBA Oath. Si bien reconoce que las decisio-
nes son y serán difíciles porque el manager
representa y articula intereses de diferentes
constituencies. Este vocablo, proveniente
del ámbito político implica que el manager
tiene, al decir de E. Freeman, una obligación
‘multifiduciaria’ (obligación moral del ma-
nager de actuar despertando confianza y
creando valor para todos los stakeholders).
Edward Freeman es profesor de Darden Bu-
siness School y el actual mayor promotor
de la ‘teoría de los stakeholders’. Su teoría
aparece implícita en el MBA Oath al señalar
que el manager debe reconciliar los distintos
intereses de los diferentes constituencies (al-
gunos con menos poder y otros, su bienestar
depende de la decisión del manager).
Los valores básicos del juramento son servir
al bien común y bienestar de las personas
dentro y fuera de la empresa. Para ello pro-
mueve la integridad, la salvaguardia de los
intereses de los stakeholders, de los colegas
de trabajo, de los clientes y de la sociedad.
Insta a cumplir las leyes de buena fe, en le-
tra y espíritu, a ser veraz y honesto, a no dis-
torsionar la verdad, ser transparente. Invita a
la actualización permanente, a pedir consejo
y a aconsejar, desarrollándose a uno mismo
y a otros y buscar y crear prosperidad sus-
tentable. Propone proteger y desarrollar los
estándares éticos de la profesión para ganar
respeto y confianza de la sociedad.
Todo ello tomando responsabilidad per-
sonal por las propias acciones. Esta es la
clave. Aún con todas las limitaciones de las
necesidades y de las presiones de la vida
laboral, tenemos conciencia y una interio-
ridad que nos permite recordar lo que que-
remos ser como personas y como sociedad
y aprender de los propios errores y de los
ajenos. La ética es un proceso, un desarro-
llo, un perfeccionamiento y no tan sólo un
acto bueno aislado o una foto de nuestro ‘yo
ideal’. Es un dinamismo con idas y vueltas
en el construir las empresas y las institucio-
nes que queremos, como protagonistas y no
como espectadores.
Como gerente y administrador de empresas, mi propósito es servir al bien común aunando personas y recursos en forma conjunta para lograr crear valor que una sola persona de por sí no puede crear. Por lo tanto, voy a buscar el camino que aumente el valorque mi empresa pueda crear para la sociedad en el largo plazo. Reconozco que mis decisiones pueden tener consecuencias de gran alcance que afectan el bienestar de los individuos dentro y fuera de mi empresa, tanto hoy como en el futuro. Como buscaré conciliar intereses de muy diversa índole, soy consciente de que deberé enfrentar decisiones difíciles.
Por lo tanto, prometo que:• Actuaré con la máxima integridad, y realizaré mi trabajo
de una manera ética. • Salvaguardaré los intereses de los accionistas,
colaboradores, clientes y la sociedad en la que opera la empresa en la que nos desempeñamos.
• Manejaré la empresa en la que me desempeño de buena fe, protegiéndola de decisiones y comportamientos que promuevan mis propias estrechas ambiciones y que, como consecuencia de ello, puedan dañar a la empresa y a la sociedad a la que sirve.
• Comprendo y defenderé, tanto en letra como en espíritu, las leyes y contratos que rigen mi propia conducta y la de mi empresa.
• Asumiré la responsabilidad por mis acciones, y representaré el desempeño y los riesgos de mi empresa con justeza y honestidad.
• Me desarrollaré y procuraré que otros administradores bajo mi supervisión se desarrollen, para que la profesión siga creciendo y contribuyendo al bienestar de la sociedad.
• Me esforzaré por crear prosperidad económica, social y ambiental sustentable en todo el mundo Rendiré cuentas a mis pares y ellos ante mí, para que vivamos según este juramento.
Realizo este juramento con total libertad y apoyado en mi honor.
(Versión corta)
Juramento del mBaCreaCión reSPonSaBle De valor
E m p r e s aE d u c a c i ó n
Primavera 2009 Página 43
E m p r e s aE d u c a c i ó n
calidad de gestión educativa
juan l. Hussey
Juan l. Hussey es ingeniero Químico y docente universitario. Fue vicepresidente de lockwood y Cía. y gerente general del Colegio northlands. Ha conducido cursos e implementaciones de modelos de Calidad de gestión educativa en escuelas estatales y privadas. Fue miembro de la Comisión de educación de aCDe y miembro consultor de la Comisión de Calidad para la educación del iPaCe.
“Una buena calidad de gestión tiene
como resultante una buena calidad
en el aula.”
La educación en general y las escuelas en
particular vienen sufriendo una profunda
crisis desde hace décadas, tanto en la Ar-
gentina como en el mundo. A consecuencia
de ello se han intentado aplicar reformas
administrativas y pedagógicas para adecuar
los sistemas educativos a las exigencias y
necesidades del mundo actual.
Por otra parte, la sociedad exige cada vez
más a las instituciones educativas. Les pide
que sean trasmisoras de conocimientos y
que enseñen las competencias necesarias
para el desempeño en otros niveles educa-
tivos y en el mundo laboral; se les pide que
sean un ámbito de contención, que discipli-
nen, que transmitan valores, que eduquen
para la democracia y que además cumplan
una función asistencial.
El sistema educativo es sumamente com-
plejo por una variedad de factores que inte-
ractúan en su seno, como ser:
• La complejidad del sistema educativo
procede, en primer término, de su objeto,
que no es otro que el de transformar a
los seres humanos, lo que implica un alto
contenido de subjetividad.
• La dimensión del sistema es considerable
debido al crecimiento que han experi-
mentado los sistemas educativos en las
últimas décadas.
• La variedad de los sistemas que derivan
de la amplia libertad característica de la
función docente y de la diversidad natu-
ral del alumnado.
• La medida de los efectos del sistema edu-
cativo es imprecisa por la dificultad de
establecer estándares externos relativa-
mente estables.
• El sistema educativo opera en el largo
plazo, por el que buena parte de los
resultados de las reformas educativas
pueden observarse recién después de
una década, lo que dificulta evaluar el
grado de consecución de sus fines y ob-
jetivos.
• El sistema educativo constituye una zona
de conflictos: conflictos entre los alum-
nos y las escuelas, conflictos entre el pro-
“Los Modelos de Calidad de Gestión aplicados al ámbito educativo brindan una metodología para lograr la mejora continua de la calidad, mediante los cuales
el liderazgo, la planificación y la ejecución de las actividades tengan una forma permanente de buen hacer, y además permiten identificar los problemas para poder
resolverlos”, señala Hussey.
A modo de ejemplo, el autor profundiza en el Modelo Europeo de Calidad de Gestión y los nueve criterios que funcionan como un marco de referencia para analizar la
gestión no sólo desde el punto de vista cualitativo, sino también cuantitativo. Finalmente, comparte la metodología utilizada y la experiencia recogida de los modelos que se han
aplicado en la Argentina.
Página 44 EMPRESA Nº195
fesorado y la dirección, conflictos en la
administración de los recursos, etc.
Este listado tan diverso muestra cuán difícil
y complicada es la misión que enfrentan las
instituciones que apuntan hacia una exce-
lencia educativa.
la calidad en educación
Definir la calidad de un bien suele ser algo
difícil, pero mucho más complejo resulta
ponerse de acuerdo en la calidad de un ser-
vicio y, especialmente, de los servicios edu-
cativos debido a los factores listados ante-
riormente. ¿Cómo definimos una educación
de calidad? ¿Por los logros que obtienen los
alumnos, por los recursos cuantitativos y
cualitativos que posee, por la eficacia de su
organización, por la jerarquía de los docen-
tes de una institución?
La calidad educativa no se reduce sola-
mente al éxito escolar, entendido como
excelentes resultados académicos. Calidad
es también formar a los alumnos en valores
y buenas costumbres. Deben alcanzar un
nivel aceptable de principios éticos y mora-
les para interpretar lo que encuentren en
la vida y que eso los ayude a vivirla bien,
preservando sus principios e ideales de
honestidad, coraje, bondad y perseverancia
entre otros.
Un análisis de las instituciones educativas
revela la existencia de cuatro protagonistas
bien diferenciados: los equipos directivos,
los docentes, los alumnos y las familias.
Los procesos de enseñanza y aprendizaje,
que constituyen en buena medida la razón
de ser de este tipo de organizaciones, no
pueden aislarse del conjunto de relaciones
mutuas entre estos cuatro protagonistas.
Todos ellos comparten una realidad común,
pero no ven las mismas cosas o, al menos,
no las ven de la misma manera y, por lo
tanto, para cada uno de ellos la calidad po-
see significados muy distintos en función
de sus propios intereses y objetivos. Así, por
ejemplo, la eficiencia del aprendizaje de los
alumnos está condicionada por el clima
escolar en la institución educativa y la efec-
tividad de la labor de los docentes. A su vez
éstos están incentivados por el liderazgo y
la eficacia de la dirección, quien al mismo
tiempo, es estimulada por los buenos resul-
tados y por el reconocimiento y apoyo de la
comunidad educativa.
En conclusión, la escuela de calidad ha de
ser, por tanto, una escuela eficaz; esto es,
una institución escolar que alcanza los
fines, las metas y los objetivos que la socie-
dad espera de ella.
los modelos de calidad de gestión y la mejora continua
El carácter estratégico de la educación obli-
ga a examinar detenidamente su funcio-
namiento, pues una buena parte de sus re-
sultados no se detectarán hasta un tiempo
después de la graduación de sus egresados.
Es, por lo tanto, de imperiosa necesidad que
el empeño por la calidad también llegue al
servicio que presta el sector educativo.
Hussey: “Los Modelos de Calidad de Gestión tienen una orientación netamente humanista y combinan de forma ponderada el interés por las personas con la importancia de los
recursos, de los procesos y de los resultados”.
E m p r e s aE d u c a c i ó n
Primavera 2009 Página 45
Así lo demuestra la importante cantidad
de instituciones educativas como escuelas,
universidades, institutos, centros de for-
mación profesional, centros de enseñanza
especiales y otros que han considerado im-
prescindible la implementación de criterios
de calidad delineados en base a Modelos de
Calidad de Gestión existentes en el mundo,
originalmente diseñados para el sector em-
presario.
La primera idea de calidad implica mejora:
mejora continua. El objetivo es mejorar con-
tinuamente lo que se hace perfeccionando
los procesos mediante la organización de
equipos de mejora disciplinados en la meto-
dología y en las herramientas de la calidad,
con una orientación al destinatario o recep-
tor. La calidad es enemiga de la improvisa-
ción, de la prueba por ensayo y error, y de
los beneficios del corto plazo.
Sobre la base de estos requerimientos, los
Modelos de Calidad de Gestión aplicados
al ámbito educativo brindan una metodo-
logía para lograr la mejora continua de la
calidad, mediante los cuales el liderazgo, la
planificación y la ejecución de las activida-
des tengan una forma permanente de buen
hacer, y además permiten identificar los
problemas para poder resolverlos.
Los Modelos de Calidad de Gestión tienen
una orientación netamente humanista, y
combinan de forma ponderada el interés
por las personas con la importancia de los
recursos, de los procesos y de los resultados.
Debe quedar en claro que no constituyen
un listado de tareas ni de funciones, ni una
colección de procesos, sino que es un siste-
ma que deja claro “qué”, “quién” y “cuándo”
se hacen las cosas hacia un objetivo común:
la mejora continua.
el modelo europeo
Como un ejemplo de Modelo de Calidad de
Gestión se puede citar el modelo diseñado
por la Fundación Europea para la Calidad
de Gestión (European Foundation for Quali-
ty Management - E.F.Q.M.), organización sin
fines de lucro dedicada a la excelencia de
gestión.
La E.F.Q.M. fue fundada en 1988 por los pre-
sidentes de catorce importantes empresas
europeas entre las que se encontraban Fiat,
Philips, Volkswagen, Nestlé, Renault, KLM,
Volvo y Ciba-Geigy, entre otras. Los expertos
en calidad de estas empresas elaboraron
una matriz que permite examinar las acti-
vidades y los resultados de una organiza-
ción, poniendo de relieve sus puntos fuertes
y sus áreas de mejora.
Al comienzo el método era aplicable princi-
palmente a grandes compañías, lo que im-
pulsó a la E.F.Q.M. a desarrollar guías para
pequeñas y medianas empresas en sectores
específicos. Así surge una adaptación para
instituciones educativas que fue presentada
y aprobada en Barcelona en mayo de 1997.
En esa ocasión se
presentó una Guía
de Evaluación Edu-
cativa que sirve
para la autoevalua-
ción y mejora de la
calidad en institu-
ciones educativas,
independientemen-
te de su tamaño y
actividad. Su obje-
tivo primordial es,
en definitiva, detectar y reflexionar sobre
las áreas susceptibles de mejoras y plani-
ficar las acciones necesarias para llevarlas
a cabo.
El Modelo E.F.Q.M. consta de nueve criterios
que funcionan como un marco de referen-
cia para analizar la gestión no sólo desde
el punto de vista cualitativo, sino también
cuantitativo. Para ello se han asignado
valores a cada uno de los criterios, que se
integran en dos grandes bloques: uno de
Agentes, es decir “cómo lo consigue”, y otro
de Resultados, “qué consigue la institución”.
Un Modelo de Calidad de Gestión
parte de la realidad de una institución
educativa y su contexto, siempre
dinámicos y cambiantes.
E m p r e s aE d u c a c i ó n
Expresado en forma gráfica el Modelo Euro-
peo EFQM responde al esquema 1.
respecto a los cinco criterios agentes:
• Criterio 1 – Liderazgo: Define las acciones
emprendidas por todos los líderes para
guiar la institución hacia la calidad en la
gestión. Se consideran líderes todas las
personas que tienen responsabilidades
en la conducción y que estimulan, diri-
gen y apoyan con recursos concretos los
programas de mejora que surjan en la
institución.
• Criterio 2 – Misión, Visión y Valores: Define cómo la organización formula,
implementa y revisa su estrategia y la
convierte en planes y acciones en con-
cordancia con la misión, la visión y los
valores de la Institución.
• Criterio 3 – Gestión del Personal: Define
cómo la institución utiliza el pleno potencial
de su personal para la mejora continua de
la organización y de la enseñanza / for-
mación, como así también de los demás
servicios propios. También hace referencia a
la actuación de la dirección para mejorar las
condiciones del personal para que se sienta
partícipe en los programas de mejora.
• Criterio 4 – Recursos: Define cómo se ac-
túa en la institución para mejorar de ma-
nera continua la gestión eficiente de los
recursos en función de una mejor calidad
de sus servicios (educativos, de informa-
ción, relación con proveedores, etc.).
• Criterio 5 – Procesos: Define cómo la
organización ofrece servicios que tengan
valor agregado para la institución a través
de la identificación, gestión y revisión
de los procesos que aseguran la mejora
continua en todas sus actividades. Un
proceso es un conjunto de acciones con-
catenadas y previamente planificadas que
añaden valor a la institución.
respecto a los cuatro criterios resultados:
• Criterio 6 – Satisfacción del Cliente: Define la capacidad de la institución para
responder a las expectativas y necesida-
des de sus clientes, armonizándolas con
los objetivos y prioridades de la institu-
ción. Se considera cliente el que se benefi-
cia directa o indirectamente de los servi-
E m p r e s aE d u c a c i ó n
liDeraZgo ProCeSoS
reSUltaDoS De la
inStitUCión
geStión Del PerSonal
geStión Del PerSonal
miSión, viSión y valoreS
miSión, viSión y valoreS
reCUrSoS reCUrSoS
eSQUema 1. moDelo e.F.Q.m.
reSUltaDoSagenteS
cios de la institución,
fundamentalmente
son las familias y los
alumnos.
• Criterio 7 – Satisfacción del Personal: Define qué
realiza la institución
con respecto al nivel
de satisfacción de su
personal, que se mide
de forma directa e
indirecta. Los indi-
cadores directos se
identifican con las
percepciones de los
empleados y son de
carácter subjetivo.
Los indirectos, como
por ejemplo el ausen-
tismo, son medidas
objetivas de la realidad.
• Criterio 8 – Impacto en la Sociedad: Define cómo la institución consigue satis-
facer las necesidades y expectativas de su
entorno social en dos aspectos fundamen-
tales: a) en cuanto a los posibles trastor-
nos provocados por su funcionamiento, y
b) en cuanto al intercambio cultural y de
recursos entre la institución y su entorno.
• Criterio 9 – Resultados: Define los resul-
tados que logra la institución con respecto
a la satisfacción y expectativas de todos
los que tienen interés en la marcha de la
organización. Los resultados se clasifican
en académicos, organizativos, financieros
y de los servicios (seguridad, transporte
escolar, comedor, etc.).
la aplicación de modelos de Calidad de gestión en argentina
Varias instituciones educativas privadas de
la Ciudad de Buenos Aires y su conurbano
han implantado Modelos de Calidad de
Gestión en sus establecimientos desde hace
más de ocho años.
La metodología utilizada parte de la formación
de un Comité de Calidad, conformado por per-
sonas que ejerzan funciones de liderazgo en la
institución, como el director general, los direc-
tores de las distintas secciones y el responsa-
ble de la administración contable.
La primera fase se centra en la Formación
en el Modelo, donde se analizan los princi-
pales conceptos de la gestión de calidad y
se hace un “análisis de caso” mediante la
evaluación de un colegio ficticio.
En la segunda fase se procede a la Au-
toevaluación de la institución a partir de
los criterios establecidos en el Modelo. En
subsiguientes autoevaluaciones se pondrá
especial énfasis en destacar la mejora con-
tinua que se vaya logrando en cada uno de
los procesos a través del tiempo.
Esta etapa resulta de gran riqueza para los
miembros del Comité de Calidad al permitir
un espacio de intercambio, discusión y con-
senso. El trabajo de autoevaluación le ha
permitido a los colegios:
• Reflexionar cómo los líderes de la institu-
ción asumen su responsabilidad estimu-
lando, apoyando y fomentando la gestión
de calidad.
• Mejorar notablemente el trabajo en equi-
La puesta en práctica de Modelos de Calidad de Gestión en instituciones
educativas ha demostrado ser un medio que permite
crear un ambiente de innovación para generar propuestas inteligentes
que satisfagan las necesidades de sus
protagonistas, gratifican profesionalmente al
personal e introducen una Cultura de Mejora Continua en todos los
niveles de una institución.
E m p r e s aE d u c a c i ó n
Página 48 EMPRESA Nº195
po mediante un mayor conocimiento en-
tre los miembros del equipo de dirección
y de los problemas de sus correspondien-
tes secciones.
• Tomarconcienciadelospuntosfuertes
de la institución y la necesidad de pro-
veer evidencias para fundamentarlos.
• Identificar,gestionaryrevisarlospro-
cesos de la institución para asegurar la
mejora continua en todas sus actividades
• Hacerundiagnósticominuciosopara
identificar las áreas y procesos suscepti-
bles de mejora.
En base a los resultados de la autoeva-
luación se diseña un Plan de Mejora en la
que se priorizan las áreas de mejora que
serán trabajadas en el año escolar. Con la
participación del personal se constituyen
Grupos de Mejora para cada área, cada
una de las cuales deberá formular un plan
de acción que incluya los responsables,
los objetivos, los recursos y el tiempo esti-
mado de ejecución.
Mediante esta metodología de trabajo, el
personal tiene la posibilidad de proponer
ideas, de discutir, de buscar soluciones para
los problemas que les atañen diariamente
y, además, se abre una
puerta de confianza y par-
ticipación entre las autori-
dades y los docentes y no
docentes de la institución.
La aplicación de un Mo-
delo de Calidad de Ges-
tión en un centro educa-
tivo permite medir si se
logra alcanzar el nivel de
calidad previsto, poner
en marcha acciones co-
rrectoras y preventivas y
en definitiva, evaluar la
manera en que la institu-
ción satisface las necesi-
dades de su comunidad
educativa.
Conclusión
La decisión de implantar un Modelo de Ca-
lidad de Gestión por parte de la dirección de
una institución educativa es una experien-
cia muy estimulante, siendo fundamental
dedicar medios, recursos y tiempo para la
formación del equipo de personas que va a
liderar su desarrollo.
Debe tenerse en cuenta que un Modelo de
Calidad de Gestión parte de la realidad de
una institución educativa y su contexto,
siempre dinámicos y cambiantes. Sus estra-
tegias se fundamentan en una autoevalua-
ción interna que detecta los puntos fuertes
y las áreas de mejora en función de la mi-
sión y la visión de la institución.
La puesta en práctica de Modelos de
Calidad de Gestión en instituciones edu-
cativas ha demostrado ser un medio que
permite crear un ambiente de innovación
para generar propuestas inteligentes que
satisfagan las necesidades de sus prota-
gonistas, gratifican profesionalmente al
personal e introducen una Cultura de Me-
jora Continua en todos los niveles de una
institución.
La calidad educativa no se reduce solamente al éxito escolar entendido
como excelentes resultados académicos.
Calidad es también formar a los alumnos
en valores y buenas costumbres.
E m p r e s aE d u c a c i ó n
Primavera 2009 Página 49
E m p r e s at r a b a j o
labor y trabajoreflexiones en torno
a la fragmentación del hombre contemporáneo
tomás donovan
tomás Donovan es licenciado en Filosofía (Universidad del Salvador). Postgrado en Conducción de recursos Humanos (UCa). representante comercial (manpower argentina). Profesor auxiliar Historia de la Filosofía medieval (USal). Socio de aCDe.
Existe una creciente tendencia en el mun-
do del trabajo y de las empresas a escindir
tajantemente la esfera laboral del ámbito
privado de las personas. Proliferan las cam-
pañas y artículos que difunden todo tipo de
apologías de la vida sana, asociadas abusi-
vamente al olvido de las tensiones propias
de la rutina laboral. Se habla aquí y allá de
la importancia de dejar los problemas del
trabajo en el trabajo, cambiando de para-
digma mental una vez que salimos de la
oficina (como quien cambia de canal desde
el control remoto).
Pensar, en nuestro tiempo libre, en asuntos
pendientes del ámbito laboral se identifica casi
axiomáticamente con personas adictas al tra-
bajo o, al menos, con negligencias personales
que necesitan ser reprimidas de alguna ma-
nera. En este contexto, vemos a las empresas
innovar constantemente con ocurrentes estra-
tegias de flexibilización laboral, focalizadas en
la retención de talentos y en el mejoramiento
de la calidad de vida de los trabajadores.
Ahora bien, así como generamos en este
sentido una concientización profunda y
efectiva sobre los peligros de asfixiar la
esfera privada con la laboral (generando
alteraciones gravísimas en la cultura del
trabajo contemporáneo), también nos pa-
rece que deberíamos considerar seriamen-
te los acuciantes problemas derivados de
separar, en una especie de maniqueísmo
extremo, estas dos realidades fundamenta-
les del hombre.
En otras palabras, fundir y homogeneizar
ambas esferas afecta drásticamente la
calidad de cada una, pero también su se-
paración radical esconde consecuencias no
menos significativas. Nos parece que esta
última exégesis no ha sido desarrollada con
el debido cuidado.
En la antigüedad, los oficios eran insepara-
bles de la vida de cada persona. No existía
la división estricta entre esfera privada y
ámbito laboral. Prevalecía una cierta inte-
gridad que luego se plasmaría en el concep-
to cristiano de persona, que por definición
se contrapone a la divisibilidad de los indi-
viduos. Hoy, por el contrario, pareciera que
en cada vida conviven dos individuos dis-
“La calidad de vida debe dejar de asociarse con un sano balance entre lo laboral y lo privado; es mucho más que eso (y más difícil). Es lograr una coherencia interna,
desarrollar una vocación integral, construir un proyecto fiel a nuestras aspiraciones más esenciales”, señala Donovan.
En esta línea sostiene la necesidad de recobrar el sentido último de la vocación y abandonar la percepción tediosa e imperativa del trabajo.
Página 50 EMPRESA Nº195
tintos, ligados simplemente por el hecho de
compartir o, mejor dicho, de dividir el mis-
mo cuerpo. El hombre laboral nada tiene
para decir en el plano privado, y viceversa.
labor y trabajo
A menudo advertimos que con ciertos
planteos retornamos al antiguo modelo
taylorista, según el cual el trabajo repre-
sentaba un castigo inevitable y la vida
privada el premio por su padecimiento.
El concepto de trabajo es curiosamente
rebajado al nivel de acción destinada a
la satisfacción de necesidades básicas.
En este sentido nos parece interesante
el concepto de Labor desarrollado por la
pensadora alemana Hannah Arendt. En su
obra La condición humana establecía una
distinción esclarecedora. Mientras que el
concepto de Labor se identifica estricta-
mente con la satisfacción de las necesida-
des básicas, la noción de Trabajo implica
la irrupción de un plano diferente, supe-
rior: el espacio para la libertad de acción,
originada en el ámbito de la decisión más
profunda y auténtica del hombre.
Según Arendt, mientras que en la antigüe-
dad el trabajo trascendía la mera necesidad
de subsistencia y comprendía cierto nivel
de libertad y plenitud, en la sociedad con-
temporánea, labor y trabajo tienden a uni-
ficarse, degenerando el aspecto liberador de
la naturaleza del trabajo.
Al concebir al trabajo como simple labor,
reduciéndolo a la mera satisfacción de ne-
cesidades básicas o al simple cumplimiento
de un rol automatizado, es comprensible
que tendamos a buscar refugio de esta ne-
cesidad en nuestra vida privada, especie de
contrapartida extrema de esa realidad difí-
cil. De allí que el trabajo se vuelva, casi por
definición, tedioso y cuesta arriba.
Pues bien, se nos presenta el siguiente in-
terrogante: para salir de esta situación y
recobrar el sentido profundo y revitalizador
del trabajo, ¿debemos seguir insistiendo en
la separación de las esferas y en el simple
mejoramiento de las condiciones externas
del trabajo y del esparcimiento? ¿Debemos
invertir más tiempo y recursos investigan-
do los mejores deportes contra el estrés
o las técnicas de vanguardia a la hora de
canalizar nuestras presiones laborales? No,
definitivamente nos parece que lo que nece-
sitamos es otra cosa, un cambio cualitativo
de enfoque, una metanoia, una visión más
profunda del problema.
La calidad de vida debe dejar de asociarse
con un sano balance entre lo laboral y lo
privado; es mucho más que eso (y más di-
fícil). Es lograr una coherencia interna, de-
sarrollar una vocación integral, construir
un proyecto fiel a nuestras aspiraciones
más esenciales. Es necesario recobrar el
sentido último de la vocación, abandonar
la percepción tediosa e imperativa del
trabajo. Miguel de Unamuno escribió: El
que habla de deberes penosos padece de
pereza mora, lo que es, con la pereza men-
tal, la más terrible de todas. Resulta, pues,
esencial comenzar a erradicar este proce-
so de paulatina polarización excluyente
entre Trabajo y vida privada.
Donovan: “Al concebir al trabajo como simple labor, reduciéndolo a la
mera satisfacción de necesidades básicas o
al simple cumplimiento de un rol automatizado,
es comprensible que tendamos a buscar
refugio de esta necesidad en nuestra vida privada,
especie de contrapartida extrema de esa realidad
difícil. De allí que el trabajo se vuelva, casi
por definición, tedioso y cuesta arriba”.
E m p r e s at r a b a j o
Primavera 2009 Página 51
Hacia la plenitud integral del trabajador contemporáneo
Curiosamente, Peter Senge incluye dentro
de las cinco disciplinas fundamentales del
pensamiento sistémico (integral) al Domi-
nio personal, especie de trabajo reflexivo
introspectivo centrado en adquirir un sen-
tido profundo y comprometido de nuestras
vidas, que atraviese toda nuestra existencia,
incluyendo el ámbito laboral. La disciplina
del dominio personal comienza por aclarar
las cosas que de veras nos interesan, para
poner nuestra vida al servicio de nuestras
mayores aspiraciones. No podemos, pues,
identificar a la felicidad con el simple bien-
estar, la felicidad no es la mera supresión
de las necesidades básicas, con ello no al-
canza; la calidad de vida implica integridad,
plenitud (siempre pasajera), lucha interna,
tensión fibrosa entre lo que somos y lo que
queremos ser. Una concepción estática y
fragmentada del trabajo conlleva a una vi-
sión del hombre como una suma de partes
o esferas que solo conducen al olvido del
sentido trascendente (unificador) de toda
existencia.
A partir de esto tenemos que esforzarnos
desde Recursos Humanos y desde el Mana-
gement en general para retomar el camino
hacia la plenitud integral del trabajador
contemporáneo. Así como atestiguamos
la degradación del hombre moderno en
manos de un modelo utilitarista, enfermo
y ensimismado (absorción de la esfera pri-
vada en la laboral), podemos quedar presos
en un proceso de envilecimiento más sutil
pero no menos dañino, como es la lenta
fragmentación del hombre en una suma de
partes desarticuladas.
Un fenómeno similar ocurrió con el decli-
ve de la Revolución Industrial cuando se
comprendió que la división de tareas no
alcanzaba para forjar una buena empre-
sa, orgánica. En ese momento pudimos
comprobar que la solución no pasaba por
el mejoramiento de las condiciones de
trabajo de los obreros ni por la incorpora-
ción de nuevas
tecnologías
de produc-
ción. Lo que
la situación
demandaba
era un cambio
ontológico de la
empresa en sí;
vislumbrába-
mos entonces
el nacimiento
de la empresa
inteligente,
centrada en la
coordinación
e integración
de procesos y
personas. La
división del
hombre no al-
canza; tampoco
la evolución de sus diversas facetas por
separado. Falta unidad y autenticidad, co-
nexión orgánica entre las diversas esferas
que constituyen un todo.
Mientras sigamos concibiendo al hombre
desde una hermenéutica secularizadora y
objetivista, fundada en la separación o cla-
sificación de elementos, y no en la plenitud
de la integración sistémica, será difícil que
logremos salir de una visión laborista y es-
clavizante del trabajo. Se volverá imposible
darle un sentido profundo e intrínseco a un
ámbito que presenta escasa relación con
el resto de nuestra existencia. El desafío es
ciertamente arduo puesto que las ciencias
en general se orientan hacia una segmen-
tación cada vez más especializada de sus
objetos. Escapar a esta tendencia pues, pro-
bablemente, implique nadar en contra de
la corriente. Creemos profundamente que
las circunstancias presentes ameritan el
esfuerzo.
Así como atestiguamos la degradación
del hombre moderno en manos
de un modelo utilitarista enfermo y
ensimismado (absorción de la esfera
privada en la laboral), podemos quedar
presos en un proceso de envilecimiento
más sutil pero no menos dañino, como
es la lenta fragmentación del hombre
en una suma de partes desarticuladas. .
E m p r e s at r a b a j o
Página 52 EMPRESA Nº195Página 52 EMPRESA Nº195
Mercados
No sé exactamente si es por la demanda
de los consumidores o por la oferta exi-
gida de las marcas para llegar al corazón
de la gente, pero cada día vemos nuevos
mensajes que intentan difundir algunos
valores excedentes a los netamente co-
merciales. Las cervezas dejan de ser el
tentador líquido amarillo y se convierten
en el sponsor de la amistad; los jabones
para lavar la ropa dejan de ser sólo blan-
queadores de ropa para pasar a alentar el
aprendizaje de los chicos; etc.
¿Es este el rol de las marcas? ¿Es la publi-
cidad una buena herramienta para cons-
truir valores? ¿Si en la cultura hay un
vacío de sentido, son las marcas las que
lo pueden llenar?
Hace unos meses estuve dictando un work-
shop en la Universidad Diego Portales de
Santiago de Chile, junto a la sede Extramu-
ros de la Escuela de Creativos Publicitarios,
en donde difundí conceptos de creación
de marcas a más de 40 alumnos que serán
los comunicadores de un futuro bastante
inmediato. Parte del ejercicio comprendía
tomar una marca exitosa hoy, como Axe, y
redefinir su modelo de belleza. ¿Por qué? La
idea fue constestar a un viral que circula en
Internet donde los nuevos consumidores,
capaces de construir mensajes y subirlos a
la red, le exigen a la compañía Unilever una
definición ideológica sobre los estereotipos
de belleza comunicados en algunas de sus
marcas. Dado que la marca Dove comunica
un tipo de belleza real, con imperfecciones,
criticando los estándares de la industria de
la cosmética y, simultáneamente, la marca
Pablo Lezama
Director de la Boutique de Planning independiente Cultura de Marcas:
www.culturademarcas.com.ar. Blogger de iEco, el suplemento
económico de www.clarin.com. Director de la división InComany
Extramuros de la Escuela de Creativos.
Primavera 2009 Página 53
¿Las marcas venden productos o valores?Axe –de la misma empresa- muestra un
tipo de belleza cliché: la mujer objeto.
Lo más increíble de la experiencia es que
las nuevas generaciones de estudiantes re-
clamaban un cambio de paradigma y un rol
social de las marcas tendiente a construir
nuevos valores que ayuden a la creación de
una mejor sociedad. ¿Será que es negocio
para las marcas cumplir esta nueva función
dentro de los medios de comunicación?
Lo que sí sabemos es que cada vez más,
las marcas están señaladas a partir de este
avance de la Internet de ida y vuelta (2.0).
Todos nos hacemos fanáticos en Facebook,
pero también aniquilamos marcas en blogs.
En este sentido, las marcas empiezan a inten-
tar crear comunicaciones sostenibles. Lo que
empezó como algo accesorio en las empresas,
como la RSE (Responsabilidad social empre-
saria) ahora se filtra en las comunicaciones
masivas de los grandes anunciantes. Lo soste-
nible o sustentable no sólo con el medio am-
biente sino con lo social. Los consumidores
escuchan y empiezan a sumarse a otra ten-
dencia que llamamos “Consumo consciente”.
La gente deja de consumir lo superfluo para
ir a lo escencial. Empieza a reusar, reciclar y
reparar. Cambiar un electrodoméstico ya tie-
ne el peso de la responsabilidad de qué hacer
con el viejo. Los consumidores son responsa-
bles. Y las empresas también.
Ya hay divisiones de agencias multinacio-
nales de publicidad abriendo sus departa-
mentos de “Sustentability” o “Earth” según
se entienda la tendencia.
Exiten marcas de autos como Volskwagen
que crean la tecnología BlueMotion. Un
motor amigable con el medio ambiente que
reduce en un 50% la emisión de CO2. Y por
la compra de cada auto con esta motori-
zación, la empresa planta la cantidad de
árboles que le harían falta a la naturaleza
para llegar a equilibrar las emisiones de
C02 a cero. Con esta iniciativa, denominada
“Carbono neutral”, se crea un bosque con
la marca BlueMotion. Este es un ejemplo de
nuevo paradigma. Marcas que se hacen res-
ponsable por lo que venden, pero no dejan
de ganar plata por eso. Por el contrario, son
más atractivas para los consumidores por-
que son más responsables.
¿Será que esta tendencia de responsabi-
lidad, a la que ya se suman marcas como
Natura, Starbucks, Cadbury, etc; llegó para
quedarse? ¿Será que estos valores de mar-
cas serán sostenibles en el tiempo? ¿Los
consumidores empezarán a cumplir este
rol de auditores de las marcas apoyando las
iniciativas que nos proporcionen a todos un
mundo mejor?
¡Que así sea!
Página 54 EMPRESA Nº195
E m p r e s aE m p r e s a
la libre empresa y la solidaridad frente a la crisis económicat
jorge rodríguez mancini
Jorge rodríguez mancini es profesor emérito de la Universidad Católica argentina y profesor titular consulto de la Universidad de Buenos aires. Ha sido Juez de la Cámara nacional de apelaciones del trabajo y Conjuez de la Corte Suprema de Justicia de la nación. artículo reproducido por la revista Derecho del trabajo (editorial la ley, mayo 2009).
Los principios que inspiran la vida social
no aparecen siempre con nitidez y sobre
todo con consenso. Las posturas ideoló-
gicas a las que se añaden las posiciones
sociales y económicas conspiran contra tal
hipótesis ideal. La prédica de la doctrina y
a veces la de políticos, con visión seria de
la responsabilidad que portan, no bastan
para provocar reacciones favorables a una
composición de intereses y para lograr
unas acciones comunes en pos del bien
que también es común.
Pero esta realidad acerca de la ausencia
de actitudes, que busquen un punto de co-
incidencia que favorezca la posibilidad de
alcanzar metas concretas y sobre todo du-
raderas en la dirección apuntada, no debe
llevar al abandono de la difusión y acción
de aquellos principios; de los que resultará
un logro, al menos aproximado, de ese tan
deseado bien común.
Por eso traigo a estas páginas algunas ideas
en torno a esta problemática, en estos mo-
mentos tan especiales en que una crisis
financiera y de repercusión económica inevi-
table está provocando reacciones de distinto
tipo, alejadas lamentablemente, de aquellos
indispensables comportamientos de coinci-
dencia. Por el contrario, aparecen confron-
tadas, claramente, posiciones apoyadas en
lógicas contrapuestas: por un lado, el libre
mercado, la iniciativa empresaria -valores
totalmente legítimos-con la que demanda
un comportamiento solidario que contemple
las exigencias de la jerarquía propia del res-
peto de la dignidad de la persona.
Los parámetros dentro de los cuales se des-
envuelven ambas lógicas resultan por demás
conocidos. No puede discutirse seriamente
que el libre mercado y la iniciativa empre-
saria resultan datos básicos para un desen-
volvimiento pleno de las capacidades pro-
ductivas. El impulso de la economía, el creci-
miento económico, dependen seguramente
de aquellas potencias puestas en acción.
Me apresuro a aclarar que tal afirmación
no puede desconocer los límites propios de
En el contexto de la crisis financiera y las repercusiones económicas que esta conlleva, se ha instalado una suerte de confrontación de dos posturas: la que postula, por un lado, el libre mercado y la iniciativa empresaria -valores totalmente legítimos- con la que demanda un comportamiento solidario que contemple el respeto de la dignidad de la persona.
El autor no adhiere a este planteo, rescatando que frente al respeto de la iniciativa privada encontramos otros valores, otros derechos fundamentales ligados directamente a la persona humana y a sus atributos. Y sustenta su reflexión en un escrito de Enrique Shaw a su personal en tiempos de crisis, testimonio que refuta la exótica pretensión de separar las pautas de conducta según el escenario en que toca actuar; y en dos textos: uno, extractado del mensaje de Benedicto XVI, que hace compatible la eficacia económica y la justicia social; y el otro, de la Declaración del Episcopado Argentino en su llamado hacia un bicentenario en justicia y solidaridad.
Primavera 2009 Página 55
semejantes acciones: es el Estado quien debe
resguardar de los abusos y desorbitaciones
mediante la acción prudente guiada por su
esencial finalidad, el ya aludido bien común.
Con la fórmula constitucional (art. 75 inc.
19), la política legislativa debe orientarse
para “proveer lo conducente al desarrollo
humano, al progreso económico con justicia
social, a la productividad de la economía na-
cional, a la generación de empleo…”. Esta di-
rectiva lleva implícita la acción estatal para
corregir los excesos de aquellas libertades
que garantiza el básico art. 14, para que los
derechos sean ejercidos “conforme con las
leyes que reglamenten su ejercicio”.
Por su lado, frente al indispensable respeto
de la iniciativa privada, como se ha señalado
antes, encontramos otros valores, otros dere-
chos fundamentales ligados directamente a
la persona humana y a sus atributos.
Cómo actuar cuando la situación socioeco-
nómica se complica y se ve con mayor ni-
tidez y actualidad la confrontación de los
valores que venimos puntualizando Cómo
asumir una posición que supere justamente
esa implícita confrontación.
He buscado líneas, directivas, consejos,
sobre este tema y, seguramente, se pueden
hallar muchos más que los que aquí plan-
teo, sin por lo tanto, pretender ser novedoso
u original. Mi propósito es simplemente re-
cordar algunos pensamientos elementales,
que como suele ocurrir, por ser tales, son
dejados de lado.
Marcaré orientaciones requeridas en los dos
niveles de la actividad empresaria, el mi-
croeconómico y el macroeconómico.
el testimonio de una conducta y pensamiento ejemplar
El primero proviene de una fuente indiscu-
tible, porque se trata del texto de una circu-
lar emitida por el Director Ejecutivo de una
gran empresa a su personal. Lo transcribo
porque no quisiera traicionar el pensamien-
to de este empresario que se explaya en
pensamientos directos a partir de la confe-
sionalidad que declara.
Circular del Director ejecutivo, enrique Shaw, al personal de rigolleau S.a.
Reflexiones sobre la situación actual en la
que por falta de pedidos hay disminución
de trabajo.
a. Consideraciones básicas:El trabajo del hombre es una realidad queri-
da por Dios y santificada por Cristo. La des-
ocupación, por ello, es un mal moral antes
que un mal económico. Sus consecuencias
han de ser cuidadosamente ponderadas
antes de efectuar despidos y, mismo sus-
pensiones.
Es un mal moral y
no un simple hecho
económico, como
lo pretenden cier-
tas teorías que no
dudarían en pro-
ponerla en algunas
ocasiones como
una solución útil
y aún bienhechora
para facilitar una
recuperación econó-
mica. No debemos
aceptar jamás este
materialismo que sacrifica la persona hu-
mana al dinero y al lucro.
1) La desocupación es antes que nada un
mal moral, porque afecta, con su conjun-
to de sufrimientos, a seres humanos en
su carne y en su corazón. La pérdida del
empleo, la privación total o parcial del
salario introducen en los hogares afecta-
dos la angustia y la restricción aún en lo
que atañe a las necesidades esenciales de
la vida, arrastra consigo la inseguridad,
el temor por el mañana y con frecuencia
E m p r e s a
“La creación de valor resulta un vínculo
ineludible, que se debe tener en cuanta
si se quiere luchar de modo eficaz y
duradero contra la pobreza material”.
(Benedicto XVI)
Página 56 EMPRESA Nº195
la miseria. Ningún
cristiano, ningún
hombre de bien
puede permanecer
indiferente ante la
posibilidad de un
sufrimiento tal.
2) La desocupación
es un mal moral,
porque atenta
contra la dignidad
de los hombres
afectados por ella.
El trabajador es un
ser humano que ha
comprometido en
su trabajo su perso-
nalidad de hombre,
no sólo con sus
energías físicas y musculares, sino tam-
bién con su inteligencia, su competencia,
su sensibilidad, su conciencia y derechos
de hombre de bien.
Es con frecuencia un esposo, un padre de
familia o un hijo, que lleva a su trabajo
sus preocupaciones, sus responsabilida-
des, sus cargas, su intención y el derecho
de obtener con su labor los recursos ne-
cesarios para la vida feliz y el bienestar
de los que ama, su mujer, sus hijos o sus
padres. Tiene derecho a que se respete
esta dignidad y misión suyas.
Esta dignidad es común a empleados y
empleadores, razón por la cual han de
valorar unos y otros, en esfuerzo manco-
munado para que no se den, en lo que de
ellos dependa, circunstancias que hagan
la desocupación inevitable. Unos y otros
deben mantener, por lo tanto, en las dis-
cusiones y divergencias la calma y el do-
minio de si, absteniéndose de la violencia
y mala voluntad que son siempre malas
consejeras y rinden por lo tanto malos
frutos.
3) Finalmente, la desocupación es un mal
moral porque viola los designios de Dios,
que quiere que el hombre trabaje y ob-
tenga de su trabajo los medios para vivir
él y los suyos una vida humana útil a la
comunidad. En una sociedad justa y bien
organizada no debe haber lugar para la
desocupación.
B.- Conducta a seguir:1) Por lo tanto en períodos de dificultades
económicas, no debe ser el despido la pri-
mera solución a encarar. Será por el con-
trario la que se tome cuando ya no queda
ninguna posibilidad de evitarlo y lo exija
el bien común. Ha de hacerse entonces
de acuerdo con las exigencias de la justi-
cia, la equidad y la caridad, y después de
haber aplicado todas las medidas legales
prescriptas para el caso.
2) Los Sres. Jefes y Capataces deberán hacer
ahora un esfuerzo especial tendiente a
ocupar en forma realmente útil al perso-
nal excedente.
3) Por otra parte, la única verdadera defen-
sa de los intereses de todos es producir
a costos que nos permitan competir y
vender nuestros productos, con lo cual se
mantendrá nuestra fuente de trabajo.
4) Lo anterior se aplica a quien de veras
quiere trabajar. No hacer nada para evi-
tar tener gente que roba o pone trabas a
todo, es disminuir la posibilidad de man-
tener trabajando a quienes lo necesitan y
buscan progresar.
5) En resumen, nuestra actitud debe ser clara
y a la vez serena y no demagógica; no hacer
promesas, ni amenazas, sino un esfuerzo
consciente y sostenido para que la mayor
cantidad posible de personas que de noso-
tros dependen, si lo quieren de veras, pue-
dan tener un trabajo estable, aún en el caso
que no nos lo agradezcan.Buenos Aires, 11 de Septiembre de 1959
Enrique E. Shaw
Administrador Delegado
Esta palabras no pueden leerse sin recla-
mar una seria reflexión sobre los distintos
aspectos que trata para superar los en-
foques particulares que, aparentemente,
son los que guían la conducta empresaria,
envolviéndolos con los contenidos mora-
les de los que en momento alguno puede
desprenderse ninguna persona, cualquiera
sea su ocupación, rol, jerarquía, etc. Son
E m p r e s a
Rodríguez Mancini: “Es el Estado quien
debe resguardar de los abusos y desorbitaciones
mediante la acción prudente guiada por su esencial finalidad, el ya
aludido bien común”.
Primavera 2009 Página 57
E m p r e s a
pensamientos que no están elaborados en
gabinetes o bibliotecas, sino que resultan de
la mente de un directivo con la responsa-
bilidad del manejo de una empresa, de un
capital propio o ajeno, y que considera de
qué modo, frente a una crisis, debe afron-
tar la situación haciendo aplicación plena
de los principios que nutren su vida, sin la
exótica pretensión de separar las pautas
de conducta según el escenario en que le
toca actuar. Son pensamientos y reglas de
conducta para los responsables de las deci-
siones concretas, incluyendo naturalmente
las dirigidas al trato con el personal, con
los trabajadores a quienes respeta como
personas, no sin exigirles el cumplimiento
estricto de sus deberes laborales a “quien de
veras quiere trabajar”.
Sin demagogia, pero con responsabilidad, de
esa que en estos tiempos se exalta en miras
a otros aspectos que pareciera quisieran
marginar los primeros e inmediatos debe-
res de quien organiza el trabajo humano,
cuando se tiene frente a sí, precisamente y
nada menos, que a los sujetos de tal energía
puesta al servicio de la producción. Es un
documento que, a mi juicio, expresa una
conducta y un pensamiento ejemplar, dicho
esto con toda la intención de proponerlo
como tal para su imitación.
Un aporte a la orientación de la conducta social
Junto a esa ejemplaridad empresaria, acerco
la cita de dos documentos eclesiales. Y me
permito la introducción de sus contenidos
-que poseen sin duda una base confesional,
dogmática, propia de la doctrina social de
la Iglesia Católica- porque sin perjuicio de
esa inspiración, expresan unas reflexiones
que resultan elementales para la orienta-
ción de la conducta social, cualquiera sea la
posición religiosa o agnóstica del habitante
Página 58 EMPRESA Nº195
de nuestro país, siempre que esté basada
en las convicciones propias de quien desea
sinceramente contribuir al logro de un bien
común. “Las motivaciones religiosas de este
compromiso pueden no ser compartidas,
pero las convicciones morales que se deriva
de ellas constituyen un punto de encuentro
entre los cristianos y todos los hombres de
buena voluntad”.
Por un lado, la pa-
labra del Papa Be-
nedicto XVI en su
mensaje celebrando
el Día Mundial de
la Paz, emitido el 1
de enero de 2009.
Dice el Pontífice:
“Aunque se haya
subrayado opor-
tunamente que
el aumento de la
renta per cápita no
puede ser el fin ab-
soluto de la acción
político-económica,
no se ha de olvidar,
sin embargo, que
ésta representa un
instrumento impor-
tante para alcanzar
el objetivo de la lucha contra el hambre y la
pobreza absoluta. Desde este punto de vis-
ta, no hay que hacerse ilusiones pensando
que una política de pura redistribución de
riqueza existente resuelva el problema de
manera definitiva. En efecto, el valor de la
riqueza en una economía moderna depende
de manera determinante de la capacidad
de crear rédito presente y futuro. Por eso, la
creación de valor resulta un vínculo ineludi-
ble, que se debe tener en cuanta si se quiere
luchar de modo eficaz y duradero contra la
pobreza material”. (Párrafo 12).
He aquí una enunciación y una advertencia
que resumen sensatez y que, sin plegarse a
posiciones extremas, coloca la cuestión en
términos de realidad, para hacer compati-
ble la eficacia económica y la justicia social.
Una fórmula con enunciado distinto, pero
de contenido semejante a la norma consti-
tucional que se citó más arriba.
El otro texto que expongo a la reflexión del
lector pertenece a la Declaración del Epis-
copado Argentino que bajo el título “Hacia
el Bicentenario en justicia y solidaridad”, se
proclamó en el mes de noviembre de 2008.
Su párrafo 26 enuncia una de “las nuevas
angustias que nos desafían”. Dicen los obis-
pos: “Además, la situación actual del país y
de la economía global nos demuestra que el
desarrollo no se limita al simple crecimiento
económico. Reconocemos una superación
en la reducción de los niveles de pobreza e
indigencia después de la crisis de 2001-2002.
Pero también es verdad que no se ha logrado
reducir sustancialmente el grado de inequi-
dad social, junto a una mejora de los índices
de desempleo, el flagelo del trabajo informal
sigue siendo un escollo agobiante para la
real promoción de millones de argentinos”.
Complemento del pensamiento anterior de
acuerdo a la realidad de Argentina actual.
Las angustias que nos desafían: el desem-
pleo ha disminuido, pero la pobreza no y
qué mejor relevamiento de esta situación
que los datos reales de trabajo no registra-
dos. Porque está claro que en ese sector de
trabajadores informales es donde se marca
con toda claridad, no sólo el incumplimiento
del deber de registrar los empleos, sino que,
aprovechando la situación, la necesidad y la
amenaza del desempleo, tampoco se respe-
tan los niveles mínimos de remuneraciones.
Son estos apuntes de textos cuya autoridad
no deriva de su procedencia, sino de la ra-
cionalidad de su enunciado. Véase en esto el
deseo de hacer un llamado a la reflexión de
todos y, particularmente, de quienes llevan
sobre sí las responsabilidades no sólo empre-
sariales, familiares, gremiales, para que re-
conozcan la proyección de sus acciones más
allá de su ámbito propio, hacia el conjunto
social que no son los otros, sino nosotros.
E m p r e s a
“La desocupación es un mal moral
porque viola los designios de Dios,
que quiere que el hombre trabaje y
obtenga de su trabajo los medios para
vivir él y los suyos una vida humana útil
a la comunidad. En una sociedad justa
y bien organizada no debe haber lugar
para la desocupación”.
(Enrique Shaw)
Página 60 EMPRESA Nº195
E m p r e s aE m p r e s a
internet crece como canal para hacer negocios exitosos
nicolás Berman
nicolás Berman es Director de marketing Corporativo de mercadolibre
Cada vez son más las personas que han
visto en Internet una alternativa para llevar
adelante sus emprendimientos y hacer que
sus negocios sean exitosos. Sin embargo, to-
davía resta que muchas otras descubran el
enorme potencial que tiene este medio en
la generación de modelos de negocios que
permiten obtener ingresos.
Como un indicador, MercadoLibre.com soli-
citó un estudio a la consultora The Niel-
sen Company, con el fin de conocer las
posibilidades que tienen sus usuarios de
diversificar su modo de obtener ingresos.
Aplicada en Latinoamérica, la investigación
reveló, entre otras cosas, que ya son 40.000
las personas que generan todo o parte de
sus ingresos a través de las ventas en esta
plataforma, y que el 30% de los vendedo-
res entrevistados tiene empleados que los
ayudan a vender por este canal. Los datos
demuestran, de esta manera, el potencial
de Internet como generador de empleos y
lugar desde donde los emprendedores y las
pequeñas y medianas empresas pueden ex-
pandirse y cultivar negocios exitosos.
el e-commerce, una extensión del comercio internacional
El e-commerce, más allá de un canal alterna-
tivo de comercialización, es una extensión del
comercio tradicional, con lo cual es posible
asegurar que el interesado pueda vender a
través de este medio casi cualquier tipo de
productos y servicios. Prácticamente, en él
no hay limitaciones –salvo las sujetas a las
leyes de cada país- y las Pymes y los empren-
dedores están descubriendo que éste es un
gran aliado para oxigenar su negocio en sus
comienzos o para fortalecer y multiplicar el
crecimiento de un negocio en marcha.
Mario Vasallo, Gerente Comercial de hidro-
masajes Temper, es uno de los tantos ejem-
plos que supieron hacer de los negocios en
la Web un modelo de éxito. Entre el 2005
y el 2007, observó cómo caían las ventas
de su local de hidromasajes; fue entonces
cuando intentó probar suerte con Inter-
net, publicando sus productos en la Web,
desarrollando una estrategia de negocios
on line. Inmediatamente pasó de vender
25 unidades a 150 unidades mensuales.
Actualmente, cuenta con un equipo que se
especializa solo en la venta por Internet.
Otro estudio, realizado de modo on line, reveló
que en nuestro país, el 82% de las personas
afirma que tiene pensado desarrollar un em-
prendimiento comercial propio en Internet en
este año y en el próximo. La encuesta arrojó
asimismo que el 39% de los encuestados, al
momento del estudio, se encontraba realizan-
do un emprendimiento comercial propio. A
su vez, el 58 % de las personas que participó
del estudio sostuvo que Internet colabora
“mucho” para poder iniciar emprendimientos
independientes, mientras que el 32% afirmó
que colabora “bastante”.
Primavera 2009 Página 61
la argentina, entre los más emprendedores
Internet configura un excelente vehículo
para el desarrollo de emprendimientos co-
merciales. Por otra parte, según el último
estudio Global Entrepreneurship Monitor,
que analiza la relación entre la actividad
emprendedora y el crecimiento económico,
uno de cada ocho argentinos de entre 18 y
64 años está involucrado en algún tipo de
emprendimiento propio, lo cual ubica a la
Argentina entre los diez países más em-
prendedores del mundo.
Todos estos datos no hacen más que re-
forzar las infinitas posibilidades que nos
brinda hoy Internet como canal para hacer
negocios; lo que muchos ya están sabiendo
aprovechar. Todo está ahí: la tierra está fér-
til, solo hay que cultivarla y tomar lo que se
necesita para que pueda dar sus frutos.
E m p r e s a
Berman: “Los emprendedores están
descubriendo que el e-commerce es un gran aliado para oxigenar su
negocio en sus comienzos o para fortalecer y
multiplicar el crecimiento de un negocio en
marcha.”.
Página 62 EMPRESA Nº195
E m p r e s as o c i e d a d
la sociedad pide cambios al Estado
jorge r. Hayzus
Jorge r. Hayzus es abogado(UBa). Bachellor of laws (yale University). ex docente en la UCa y en el eSeaDe. miembro de la academia de mercado de Capitales (USal). Socio vitalicio de aCDe.
La palabra “cambio” evoca una imagen de
progreso, de renovación, en tanto lo nuevo
comporte una valoración positiva de lo que
será el resultado del cambio, en comparación
con lo existente. A nivel personal, el cambio
-ejercicio de imaginación y voluntad- es con-
cebido en términos de un esfuerzo por mejo-
rar. Así lo entendieron nuestros antepasados
cuando, hace un siglo o tal vez más, decidie-
ron emigrar a la Argentina. En la sociedad
actual se aprecia el cambio como expresión
de dinamismo, de sana ambición por parte
de personas o familias, aunque no siempre se
alcance el objetivo (caso de los que fueron a
España y terminaron regresando).
Pero así como el cambio conlleva cierto
matiz de valor, su opuesto también puede
tenerlo. Es la estabilidad, vista como un
proceso en el cual las pautas de comporta-
miento, las lealtades, los aconteceres guar-
dan continuidad en el tiempo. En la vida de
las comunidades y de las naciones se dan
elementos de estabilidad que las favorecen.
Por eso el cambio y la estabilidad guardan
cierta relación entre sí, pues el cambiar algo
existente puede significar frustración y de-
terioro, del mismo modo que si no perdura
el cambio, es un fracaso.
Se advierte entonces que en lo concerniente
a la vida de las organizaciones intermedias
y del Estado, los propósitos y la efectividad
de los cambios alcanzan una dimensión crí-
tica, exigiendo en los actores discernimien-
to, prudencia y voluntad.
tiempos de cambio
Las circunstancias cambian y ésta es, preci-
samente, una época en la que se da la ace-
leración del cambio en muchos órdenes. Lo
que resultaba razonablemente satisfactorio
deja de serlo, mientras aparecen noveda-
des que impactan sobre el estado de cosas
existente, por causas ajenas a la voluntad
de quiénes hubieran preferido seguir como
antes. Es llamativo el deseo de cambio que
palpita en el trasfondo de la sociedad ac-
tual. En las democracias, tanto las maduras
como las incipientes, se nota como constan-
te una apelación al cambio. Entre nosotros,
la postulación de Cristina Fernández como
candidata a la presidencia tuvo como eslo-
gan de campaña: “El cambio recién comien-
za”. En Estados Unidos, Barack Obama puso
como objetivos de su gestión el cambio en
diversos órdenes.
“Es casi imposible hablar de cambios positivos en cualquier esfera de interés común sin referirse al sobre dimensionamiento de la administración pública, cuyas consecuencias se viven en el deterioro de las condiciones de vida de gran parte de la población”, afirma Hayzus.
El autor reconoce el deseo del cambio que se da en nuestra sociedad; reflexiona sobre este concepto, entendido como progreso, poniendo finalmente el foco de análisis en la figura del Estado. Sobre el particular subraya que “los propósitos y la efectividad de los cambios alcanzan una dimensión crítica, exigiendo en los actores discernimiento, prudencia y voluntad”.
Primavera 2009 Página 63
Cuanto mayor el desencanto y la frustración
de la gente, más vivo es aquel deseo. No se
puede impedir una sequía o un terremoto,
pero se puede actuar con miras al bien común
respetando los márgenes que impone la reali-
dad social, para cambiar aquello que se juzga
injusto, nocivo o contraproducente.
enfocar la acción
La lista de tareas puede ser bastante larga
-no cabe intentar todo a la vez- y por eso
corresponde establecer prioridades. La más
imperiosa es la de arreglar las cosas que no
andan, o que andan mal. La necesidad de
hacerlo es de una evidencia indiscutible.
Las acciones para corregir, reordenar y re-
encauzar, sostenidas por recursos humanos
y financieros adecuados, constituyen pro-
gramas de interés público en el espíritu del
Art. 75, inc. 19 de la Constitución Nacional.
Incumbe a los partidos políticos la formula-
ción y el diseño de tales programas, con el
apoyo y la colaboración de las organizacio-
nes intermedias.
La reforma de 1994 alentó las expectativas
al introducir una cantidad de “derechos a…”
cuyo alcance sobrepasa con mucho el plan-
teo -vigoroso y realista- del Art. 14 original.
No obstante, se trata de metas generalmen-
te consideradas como válidas, a la luz de las
cuales hay que trazar rumbos, asignar res-
ponsabilidades, evaluar resultados.
La clase política es propensa a explotar
los anhelos de progreso de la población,
aunque sea muy general la forma en que
es tratada la cuestión, a partir de expe-
riencias vividas que animan el deseo ge-
neralizado de un cambio para mejor. Pero
el eslogan del cambio no dice nada. El
cambio puede darse, pero para peor. De allí
que haya una diferencia esencial entre la
postulación de objetivos (“Vamos a…”) y la
definición de planes de acción enfocados
sobre resultados razonablemente alcanza-
bles.
¿Por qué resulta tan difícil?
Volviendo a la reforma constitucional de
1994, ésta puso de manifiesto una tenden-
cia “estatizante”, en el sentido de que los
poderes públicos, en particular el Congreso
Nacional, tienen que atender a la mayor
cantidad imaginable de necesidades, es-
tímulos y controles surgidos de la vida en
una comunidad organizada. Desde mu-
cho antes, tal vez desde los años 30, había
comenzado a extenderse la intervención
de lo que suele llamarse el Estado. Dicha
tendencia ha llevado a la proliferación de
organizaciones que presuntamente tienen
una misión específica vinculada a aquellos
objetivos constitucionales. La dotación de
personal para dichas reparticiones ha cre-
cido sin pausa bajo el impulso de gobiernos
democráticos, sin que se haya consolidado
una administración pública profesionali-
zada, tal como existe en Gran Bretaña y en
Francia. De allí la gravitación social del em-
pleo público por imperio de una burocracia
generalizada.
Es casi imposible hablar de cambios posi-
tivos en cualquier esfera de interés común
sin referirse al sobre dimensionamiento
de la administración pública, cuyas conse-
s o c i e d a d
Hayzus: “El cambio -si ha de lograrse- se produce a partir de lo existente,
dentro de lo cual hay que considerar a las
personas que conforman el problema”.
Página 64 EMPRESA Nº195
cuencias se viven
en el deterioro de
las condiciones de
vida de gran parte
de la población.
Que las quejas
hayan llegado a la
Corte Suprema de
Justicia, en mate-
rias tan diversas
como las jubilacio-
nes y el saneamien-
to de la cuenca Río
Matanza-Riachuelo,
subrayan el hecho
de que el anhelo
de cambio se dirige
hacia el Gobierno.
Es la “máquina de
impedir”, la pri-
mera que necesita
reparaciones de
fondo.
la metodología del cambio
El principio de subsidiariedad indica que el
sector privado es llamado a hacer todo lo
que esté a su alcance antes de requerir la
intervención del Estado. Por eso se reconoce
la responsabilidad social de las empresas y
la necesidad de la acción comunitaria bajo
sus distintas formas. Pero así como el Esta-
do no debiera actuar donde la gente tiene
la responsabilidad de resolver sus propios
problemas, es del caso contemplar aquellos
rubros de la vida social en los que la activi-
dad de los organismos estatales resulta de-
terminante. Por su importancia actual y su
trascendencia hacia el porvenir, los cambios
dentro del “sector público” motivan el ma-
yor interés y justifican la urgencia de una
planificación inteligente.
Agravada por la indiferencia y la inacción
frente al deterioro acumulado, la situación
comienza a repercutir en los partidos polí-
ticos, pero no suelen profundizar el análisis
ni especificar medidas para revertir el dete-
rioro. Están señaladas las áreas y enuncia-
dos los propósitos, pero todo a un nivel muy
general. Queda latente la duda de cuánto
se sabe acerca del “verdadero” estado de co-
sas. Es bueno, pero no basta, fijar objetivos,
expresando la finalidad propuesta y los re-
sultados a los que se aspira. Pero de lo que
se trata, en el fondo, es adquirir un cabal
conocimiento de la realidad sobre la cual se
quiere actuar. El cambio -si ha de lograrse-
se produce a partir de lo existente, dentro
de lo cual hay que considerar a las personas
que conforman el problema.
El acierto de cualquier medida de cambio
depende del relevamiento de datos perti-
nentes, la consiguiente evaluación de los
factores que obstaculizan o favorecen el
cambio, los medios de acción disponibles
para realizar el cambio y las posibilidades
de atemperar las consecuencias del mis-
mo si inciden injustamente sobre deter-
minados sectores de la población. Existen
suficientes talentos en nuestra sociedad
como para abordar estas tareas con la
seriedad y el alcance que requiere la gra-
vedad de este trance. Hay que recordar,
de paso, que el tiempo pasa y es el único
recurso no-renovable.
El cambio, a nivel macro, se torna efectivo
cuando llega al nivel micro. La reparación
de edificios escolares, que están muy dete-
riorados, vale por lo menos tanto como un
proyecto de modificación a la educación
primaria. Cada paso en la buena dirección
permite abordar el siguiente con mejores
perspectivas. La duda que asoma frente a
los programas oficiales, a los cuales se asig-
nan cuantiosos recursos, es el grado de co-
nocimiento y la capacidad de acción de las
reparticiones a cuyo cargo está la ejecución
de dichos programas. En definitiva, quienes
quieran de buena fe “hacer algo” para mejo-
rar el estado de cosas en nuestra sociedad
empezarán por conocer a fondo “lo que es y
está”, tomando en cuenta el dónde, el cómo
y el porqué.
s o c i e d a d
En lo concerniente a la vida de las organizaciones intermedias y del Estado,
los propósitos y la efectividad de los cambios
alcanzan una dimensión crítica, exigiendo en los actores discernimiento, prudencia y voluntad.