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Revista Gorfe
Revista Gorfe
R e v i s t a d e L i t e r a t u r a y A r t e
Año I, Numero 1 Septiembre 2010
El Cuento en El Salvador
Revista Gorfe
Numero 1 Año I
Octubre 2010
Consejo Editorial
Lea Verenisse Romero
Litzardo Rivas R.
Katheryn Rivera Mundo
Directora
Lea Verennise Romero
Editor
Litzardo Rivas
Portada
Clavelito
Pintura de Abigail Reyes
San Salvador El Salvador
Revista Gorfe
Sumario
Editorial 4
Miradas
En 1821 Marx tenia tres años / Carlos Abrego 5
Punto de Fuga
Fotografía / Jorge Medrano Calderón 6
Perspectivas
El Cuento en El Salvador / Lea Verenisse Romero 12
Pinceles Pinturas / Abigail Reyes 26
Cantiga
Poesía / Katheryn Rivera Mundo 28
Poesía / Laura Rojas 30
Poesía / Samuel López 32
Poesia / Sara Ismenia Peña 34
Editorial
Revista Gorfe
Revista Gorfe
En 1821 Karl Marx tenía tres años
Eramos una colonia española, ya no lo somos. Este hecho importante en la his-
toria de nuestro país se ha vuelto tema de controversia. En realidad, desde hace
algún tiempo ha aparecido un punto de vista sobre este momento de nuestra
historia, que le resta importancia, incluso negándole su realidad como tal. Se les
incrimina a los próceres el hecho de pertenecer a la casta (clase) de terratenien-
tes y se señala que el pueblo estuvo ausente del proceso. Tomando como base
para ello las palabras de la misma Acta de Independencia en la que se amenaza
con la cólera popular si los representantes de la Corona no acceden a la exigen-
cia de independencia. Con esto se desea demostrar que las clases dominantes de
la época tuvieron a distancia al pueblo.
Algunos agregan que el Acta no es tal, que no tiene concepción de Estado, ni
tiene un programa, ni visión de sociedad. En todo caso se trata de restarle im-
portancia a este acontecimiento. Algunos reportan la independencia hasta 1843
o aún más tarde. Esta revisión histórica me parece bastante renca. Pues calificar
de folclor lo que aconteció desde mediados de septiembre hasta finales de di-
ciembre de 1821 en toda Centroamérica, calificarlo de algo sin trascendencia,
sin explicar cómo fue que dejamos de ser colonia de España, sin aportar hechos,
documentos, sino simplemente una declaración que pretende ser prueba de sí
misma: “es cierto porque te lo digo yo”.
En una entrevista a “Trazos culturales” del Co-Latino, Nelson García declara lo
Escritor, poeta y ensayista, nace en El salvador en 1943. Hace sus estudios de
primaria y secundaria en Santa Ana. En 1962 viaja a la URSS, donde estudió
Filología, en la Universidad “Patricio Lumumba”. Al terminar sus estudios
entró a trabajar como traductor-redactor en “Novedades de Moscú” y tradujo
para la agencia TASS.
En octubre de 1969 las autoridades del KGB lo pusieron preso y lo expulsa-
ron de la URSS. Vivió cinco años en Israel, allí, entre otras ocupaciones, ejer-
ció la docencia. Luego se establece definitivamente en Francia, primero en
París, luego en sus alrededores. En Francia ha ejercido su profesión de profe-
sor de lengua, traductor e intérprete. Hizo también otros trabajos, redactó
manuales de castellano (comercial y general) para la enseñanza asistida por
Carlos Abrego
Paris, Francia
Miradas
siguiente: “Mi visión de esos acontecimientos históricos, obviamente, ya no son
los que mencionaban los maestros de primaria, revestidos de una serie de enca-
jes ficticios, fantásticos, de una odisea de lucha social, y afortunadamente ya
pasaron los tiempos de la herejía como para que el tocar estos temas irreverente-
mente pudiera significarle la hoguera a cualquier opinante, como era costumbre
en el pasado, ya que mitificaron actitudes que eran simples manifestaciones de
intereses creados y en el logro de fortalecer esos intereses se tomaron decisiones
que tuvieron una cierta trascendencia de carácter político, ese es el caso de la
independencia, un movimiento generado por el deseo de los terratenientes más
connotados de esa época de independizarse del pago de los impuestos a España,
obviamente, en este círculo destacan las figuras denominadas próceres José Mat-
ías Delgado, José Cecilio del Valle y José Simeón Cañas, cada uno con un alre-
dedor de unas 15 mil manzanas de terreno, productores de añil, ubicadas en San
Vicente, Zacatecoluca, etcétera”.
En resumidas cuentas, todos los que comentan el Acta de Independencia toman
una frase, que en realidad es una cláusula de retórica, usada hasta el día de hoy,
por casi todos los líderes políticos, que consiste en esgrimir la cólera popular
como una amenaza futura, sino no se consiente a las demandas exigidas. En mu-
chas ocasiones, por ejemplo, hemos leído en escritos de Fidel Castro amenazar a
los Estados Unidos con el despertar de los pueblos, que tengan cuidado de las
reacciones que puedan adoptar los pueblos cuando tomen consciencia de su es-
tado de opresión. Esta cláusula retórica viene al final del primer artículo del
Acta. Pero servirse de ella para interpretar todo el proceso, se trata de una lectu-
ra parcial, miope y con ojeras. En el mismo artículo se declara que la Indepen-
dencia es “la voluntad general del pueblo de Guatemala”.
Pero hay algo peor en esta manera de leer el acta, es que se le exige la exactitud
de una crónica, cuando es un apresurado escrito que recoge apenas unas cuantas
decisiones y proposiciones que son las que en definitiva serán los reales actos
independistas. El Acta es un hecho político y es necesario juzgarlo como tal.
Esto significa insertarlo en la secuencia que le corresponde, no es un hecho ais-
lado, sino que la consecuencia de lo que ha venido sucediendo en Centroamérica
desde el inicio del siglo y aún anteriormente con el tráfico de escritos humanis-
tas e iluministas en la región y más allá es menester tomar en cuenta lo que vie-
ne acaeciendo en todo el continente. Es más, podemos decir que se trata tam-
bién de una consecuencia de una nueva correlación de fuerzas políticas en el
mundo. España ya no puede imponer su ley, ni su supremacía. O sea venir a
espulgar esa frase, como si en ella estuviera la quintaesencia explicativa de
nuestra historia, es un abuso y una ausencia de rigor histórico. Pero al mismo
tiempo el Acta es un punto de partida del proceso que irá dando nacimiento a
los cinco estados que componen Centroamérica y la anexión definitiva de Chia-
pas a México.
Revista Gorfe
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La historia oficial, la historia que hemos heredado de las clases dominantes jus-
tamente encaja con esta visión estrecha, en la que se le adjudica a los próceres la
total responsabilidad de los hechos ocurridos entonces. La actuación popular es
evacuada de la historia. Esto ha sido justamente uno de los aspectos recurrentes
de la narración que fueron tejiendo los ideólogos de nuestras burguesía. En el
Acta misma no obstante no se omite dar a conocer un hecho que estaba allí pa-
tente como un hecho político de primera importancia. La reunión en la que se
redactó el Acta no fue un hecho conspirativo, ni una osadía de algunos indivi-
duos: “Congregados todos en el mismo salón: Leídos los oficios expresados: dis-
cutido y meditado detenidamente el asunto, y oído el clamor de Viva la Inde-
pendencia, que repetía lleno de entusiasmo el pueblo que se veía reunido en las
calles, plaza, patio, corredores y antesala de éste palacio, se acordó por esta Di-
putación e individuos del Excelentísimo Ayuntamiento: etc...”.
Es la presencia del pueblo en las “calles, plaza, patio, corredores y antesala de
éste palacio” lo que le confiere la fuerza necesaria para imponerse como un acto
legislativo fundador. El texto insiste en varias partes en que los que firman han
actuado siguiendo la voluntad popular.
¿Cómo es posible negarle al Acta su significado integral de independista? Por
supuesto que no fue un Golpe de Estado, fue un cambio de régimen, hasta ese
momento, incluso durante todo el período de ausencia de Reyes en España, du-
rante la intervención napoleónica, la fidelidad era jurada a la Corona, el Acta en
ese sentido es categórica, en el artículo décimo tercero se establece que el «señor
Jefe Político publique un manifiesto haciendo notorios a la faz de todos, los sen-
timientos generales del pueblo, la opinión de las autoridades y corporaciones,
las medidas de este Gobierno, las causas y circunstancias que lo decidieron a
prestar en manos del señor Alcalde 1º, a pedimento del pueblo, el juramento de
independencia y fidelidad al Gobierno americano que se establezca».
Presencia popular, “voluntad popular”, “a pedimento del pueblo”, no son sim-
ples cláusulas de estilo, como a la que se asen con fuerza los detractores de la
Independencia y de los próceres. Sin el apoyo del pueblo los terratenientes, los
prelados, los militares, que a partir de ese momento, van a ir proclamando la
independencia en las villas, ciudades y capitanías, como fue el caso de San Sal-
vador el 21 de septiembre de 1821, sus actos no hubieran tenido ninguna reper-
cusión, ni la fuerza necesaria para cambiar de un regimenen colonial al de paí-
ses independientes.
Existe otro documento que fue editado el primero de julio de 1823, en el que se
fundamenta y se declara ilegal y nula la anexión a México promovida por Itur-
bide. En esta declaración hay varios elementos que nos indican que durante todo
ese tiempo la movilización fue casi peremanente. Como lo exigía el Acta del 15 de
septiembre de 1821 se procedió a elegir diputados y juntas de gobiernos locales. Pe-
ro este documento en breves palabras vuelve explícito el espíritu con que estas pro-
vincias se despegan de España. Este texto asimismo nos entrega una indicación im-
portante de las reales motivaciones económicas de “los terratenientes más connota-
dos de esa época », que según expresa Nelson García en la entrevista antes mencio-
nada, apenas aspiraban "independizarse del pago de los impuestos a España”. En el
punto segundo al referirse a las provincias del “antiguo Reino de Guatemala” las
nombra primero “nación soberana” y le reconoce “derechos y aptitudes de ejercer y
celebrar cuantos actos, contratos y funciones ejercen y celebran los otros pueblos
libres de la tierra”.
Esto indica que se está yendo mucho más allá del simple pago de impuestos. Es cier-
to que el peso de los impuestos impedía el más mínimo desarrollo autónomo, toda la
recaudación se iba a España, dejando apenas el dinero necesario para el funciona-
miento del estado colonial. Pero la dependencia era también respecto a la propiedad
legal de la tierra, pues esta le pertenecía a la Corona y los terratenientes tanto espa-
ñoles, como criollos, la administraban. No obstante urge señalar que todo el comer-
cio hacia otras naciones, todo contrato con otros países debía hacerse a través de los
puertos de España y a través de compañías españolas y bajo licencias reales.
Existe también entre nosotros, desde ya hace algún tiempo y sobre todo entre la gen-
te de izquierda, una actitud crítica respecto a los próceres y el proceso mismo de
independencia. Los próceres por lo general habían leído tal vez los escritos del Ilu-
minismo francés que entraban de contrabando al país, los leyeron clandestinamente;
circulaban copias manuscritas, se reunían en salones a discutir de esas ideas. Se tra-
taba pues de hombres compenetrados de la ideología burguesa de finales del siglo
XVIII y principios del siglo XIX. Con las limitaciones que pudieron tener, pues la
Inquisición seguía manteniendo sus tribunales y sobre todo sus cárceles. A estas fue
a parar después del primer grito de 1811 José Matías Delgado, que fue llevado preso
y engrillado a Guatemala. Pero no fue la única persona que pusieron presa. Poco
sabemos de todos los que fueron a parar a las cárceles de Guatemala y de la Habana.
Hay gente del pueblo, la mayoría. Voy a citar el nombre de tres mujeres próceres
santanecas, gente del pueblo, que no eran de las familias principales: Inés Anselma
Ascencio, Juana de Dios Arriaga y Fabia Dominga Juárez de Reina (hasta hoy no
existe en la ciudad nada que las recuerde, ni una calle, ni un parque que lleve sus
nombres).
La actitud crítica a la que me he referido consiste en una exigencia anacrónica,
según la cual nuestros ilustres próceres, debieron realizar una revolución de profun-
dos alcances sociales. Es más que evidente que las clases que dirigieron la gesta de la
independencia no eran marxistas-leninistas, ni tenía en mente el “socialismo del
siglo XIX”. Como la burguesía francesa, como los burgueses de otros países, ellos
privilegiaron exclusivamente sus intereses de clase. En 1821 Karl Marx tenía tres
años.
Revista Gorfe
Revista Gorfe
Nació en 1989. Escritor, y fotógrafo, estudia la Licenciatura en Comuni-
caciones en Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA),
cultiva también, la crónica, la crítica estética. En el año 2009 formo
parte de la exposición “El agua en negativo” organizado por la
Unidad Ecológica de El Salvador.
Otro terreno que ha explorado es la producción radial y la investigación
musical. Actualmente lleva la conducción y producción del programa
Clave Caribe en Radio YSUCA 91.7 FM, también se ha dedicado de for-
ma freelance a la locución comercial, grabando cuñas publicitarias para
Intervida El Salvador, Radio YSUCA, Proyecto de la ley de la carrera
administrativa y Soleterre Onlus.
Jorge Medrano Calderon
San Salvador, El Salvador
Punto de fuga
Divagación húmeda
Abrupto
Revista Gorfe
Revista Gorfe
Gouttes sur les feuilles
Experimento XXXVI
1987. Poeta y Narradora, Estudiante de 5 año de La Licenciatura de Le-
tras. Cultiva también el dibujo y la pintura.
Lea Verenisse Romero
San Salvador, El Salvador
El Cuento en El Salvador
En El Salvador el cuento es uno de los géneros más cultivados en la nuestra lite-
ratura, sin embargo resulta complicado rememorar sus primeros pasos, esto de-
bido a la poca documentación bibliográfica que existe al respecto, en 1895 apa-
rece Cuentos y Fantasías de Arturo Ambrogi, y es partir de esta publicación
donde se puede decir que son los primeros cuentos que se publican y luego apa-
recen de diversas antologías de cuento a partir de ese hecho importante se co-
mienza a contar el cultivo del cuento como género literario.
Las antologías marcan un referente histórico y bibliográfico en el cuento salva-
doreño y es a partir de allí podríamos decirse empieza a tener un valor significa-
tivo en la literatura salvadoreña. De las antologías más completas puede afir-
marse que Barbas Salinas trató de exponer a la mayoría de cuentistas. En su
prologo indica que hizo una búsqueda exhaustiva de información, incluyendo a
ejemplares de revistas que ya no existían.
Así mismo se han consultado una diversidad de antologías como la de Sergio
Ramírez cuya prioridad se centra en exponer los cuentistas más representativos
de Centroamérica y así cada uno expone su prioridad, las diferencias más nota-
bles es que no se hace un estudio referente a cada presentación, solamente radi-
can en exponer la biografía, una muestra narrativa y su año de publicación.
En el caso de la antología de Baldovinos en su introducción se hace un recorrido
del cuento, cual ha sido su tendencia y como se ha desarrollado; es el punto cla-
ve de la crítica que el autor hace antes de presentar a los representantes máxi-
mos del cuento, según su criterio.
Entre tanto, los cuentos expuestos en las antologías están limitados porque cada
autor muestra una preferencia subjetiva por elegir a los escritores que cree que
son de renombre y se basan en clasificarlos según la riqueza de su trayectoria.
Hace falta tomar en cuenta la literatura que queda en los vacios, porque en va-
Perspectivas
Revista Gorfe
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rias ocasiones se han hecho pequeños concursos o certámenes y esas produccio-
nes hoy solo caben en el olvido.
El deber de hoy radica en completar la historia del cuento con lo que aun puede
rescatarse de esa marginación de la narrativa, producto de artistas que rayan en
el anonimato.
Salvador Salazar Arrué. Salarrué. (1899-
1975) es un nombre clave de la literatura
salvadoreña y, sin duda, una referencia
ineludible dentro del marco de la narra-
tiva hispanoamericana empeñada en la
búsqueda de la identidad americana por
los territorios de lo popular y lo vernácu-
lo que alienta la literatura criollista de
principios de siglo. Su extensa obra ha
sido valorada sobre todo en función de
esa vertiente nativista iniciada con sus
insuperables Cuentos de Barro (1933)
que indagan en unos hombres y un pai-
saje muy concretos de El Salvador. Así.
Luis Gallegos Valdés señala como lo más
destacable de su obra el que “ha inter-
pretado con ternura y delicadeza el alma
de la gente humilde, de las cosas y del
paisaje de Cuscatlán”. Y coincidiendo
con él, Juan Antonio Ayala afirma rotundamente que «el logro auténtico está en
los aguafuertes nativos Juan Felipe Toruño lo destaca de la generación de 1920
como uno de los cuentistas más reconocidos de América y porque en su obra «el
barro y la naturaleza cuzcatleca serán visión, voz y canto, dolor, vida, ya en po-
esía o en prosa estremecedora y estremecida de aliento salvadoreño.
Hasta que Hugo Lindo realiza el estudio preliminar para la publicación de sus
obras escogidas no se ofrece una visión más globalizadora de la narrativa de Sa-
larrué. Este estudioso, después de considerar su obra como «la culminación de
un arte narrativo de tipo costumbrista, localista y folklórico que, (...) logra en
nuestro autor perfiles muy particulares, con los Cuentos de Barro, en 1933 y
más tarde con los Cuentos de cipotes», afirma que «Salarrué no es un escritor
sino una legión de escritores» para referirse a la diversidad de modalidades que
emergen de su obra y que es resume en dos grandes vertientes: la folklórica y la
universalista; dentro de esta última menciona especialmente «las tendencias
filosóficas, de tinte esotérico y teosófico».
Sergio Ramírez que también intenta un acercamiento completo a la obra de Sa-
larrué, la observa dividida en dos universos independientes entre los que se en-
cuentra basculante toda su producción: lo vernáculo y lo cosmopolita, «que se
cierran uno contra el otro, sin posibilidad de trasiego de las ideas que los ali-
mentan; como el ying y el yang que se coloca entre el cielo y la tierra, la nubosi-
dad aérea de sus creencias esotéricas arriba, y la presencia del volcán con sus
caseríos, caminos, ranchos, indios, músicas tonales del lenguaje, abajo». Pero a
la hora de valorarla en su conjunto considera que “la corriente vernácula es la
que se impone y seduce por su capacidad para concretar artísticamente todo un
mundo de raíces populares a través de una exaltación mágica del lenguaje” por-
que para el escritor nicaragüense Los cuentos de barro constituyen «el punto
máximo del desarrollo que la literatura costumbrista logra alcanzar en Centro-
américa».
Si la elaboración artística que Salarrué consigue del relato regionalista represen-
ta su culminación, pero también su agotamiento pese a la gran cantidad de se-
guidores que tuvo, la vertiente urbana, cosmopolita y universal, estimada como
menos significativa dentro del conjunto de su obra por la crítica, como acaba-
mos de ver, es, sin embargo, el comienzo de una corriente, inexistente hasta en-
tonces en El Salvador, que se irá afianzando e incrementando con el tiempo en
la obra de algunos de los mejores escritores de la narrativa salvadoreña. Esta
corriente implica, sobre todo, el abandono de las técnicas realistas y costumbris-
ta de acercamiento a la realidad para experimentar con otros procedimientos y
entrar en los dominios de la expresión fantástica. La dinámica que rige la com-
posición de muchos de estos relatos, en Salarrué, está determinada en gran me-
dida por sus experiencias personales en relación con la doctrina teosófica y por
sus estudios en la materia.
Junto con otros escritores como Claudia Lars, Serafín Quiteño, Alberto Guerra
Trigueros; forma un grupo, cercano al maestro e ideólogo Alberto Masferrer;
cuyas tertulias versan no sólo sobre literatura sino también sobre teosofía, Espi-
ritismo y ciencias ocultas. El narrador de «Revelación» (Nebula novo) hace un
inventario de las lecturas del protagonista. Jorge Montalván, que seguramente
coinciden con las del propio Salarrué: «Le gustaba la Psicología. Había leído a
Freud a Marañón y a Jung entre los más destacados. De paso había tocado el campo de
la Parapsicología hasta regiones del denominado Esoterismo y se había regodeado las
entendederas del alma con Swedenborg; con Blake; Schopenhauer y algunos modernos
visionarios como Ricbet, Schtainer, Haindel, Conan Doyle, Camille Flammarión,
(ieley el Profesor Jules Courtier de la Sorbone, Warcollier, Presidente del Instituto
Metafísico Internacional y el Coronel Carlant; cuyo valioso libro: «Método para el
Desarrollo de las Facultades Sobrenaturales» le había fascinado muy especialmente”.
Los libros de Salarrué más representativos de esta tendencia son: “Esto y más”;
Revista Gorfe
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colección de cuentos publicada en 1940 y “Nebula nova”; tercera parte del libro
de relatos “La espada y otras narraciones” (1960).
A mediados de este siglo, como en casi todas las literaturas hispanoamericanas
en las que emerge una generación de escritores de estirpe urbana de gran impor-
tancia y significación para la producción escrita de sus respectivos países, en El
Salvador aparece un grupo de escritores de similares características. Algunos de
ellos se reunieron en el combativo pero efímero «Grupo Octubre» formado por
Ítalo López Vallecillos, Waldo Chávez Velasco, Orlando Fresedo, Eugenio
Martínez Orantes, Mercedes Duran, Carlos Sandoval, Álvaro Menen Desleal,
entre otros. Hugo Lindo registraba así el nacimiento del grupo:“Apadrinada por
Luis Mejía Vides desde la página literaria dominical que dirige en La Prensa Gráfica,
de San Salvador; ha surgido a las letras nacionales la última generación literaria: un
poco turbulenta y nihilista, se inauguró destronando valores y negando trayectorias
respetables. […] Su actitud traía un fermento de insatisfacción, un deseo de superar
cuanto en la poesía nacional pudiera haberse ya estratificado en costumbre o en recurso,
de saltar sobre el aldeanismo romanticoide o sobre el romanticismo aldeano.”
Tuvieron a su disposición la página literaria dirigida por Juan Felipe Toruño
del «Diario Latino», pero no durante mucho tiempo porque, según afirma el
propio Toruño, enseguida se dispersaron por distintos países como España.
Guatemala. Costa Rica. México. etc.
De este grupo me interesa señalar a Álvaro Menén Desleal (1931), muy pronto
radicado en México; a quien, pese a comenzar su obra como poeta; destaco aquí
por el valor de su obra narrativa posterior en 1954, cuando aún no había empe-
zado a publicar sus cuentos. Hugo Lindo aseveraba sobre los méritos y la origi-
nalidad de su todavía incipiente actividad creadora: “Este es uno de los jóvenes de
más clara inteligencia del grupo. Quizás carezca de la sensibilidad lírica de otros: pero
tiene un sentido crítico más agudo. Que le permite depurar el fondo y la forma de sus
trabajos y alejarse deliberadamente de aquellas influencias que pudieran anular su per-
sonalidad.”
Después, a partir de los años sesenta, se irá dando a conocer la mayor parte de
su obra que, además de la poesía y el cuento, también incursiona en el teatro y
el ensayo. Lo más importante de su obra narrativa está recogida en dos volúme-
nes de cuentos, “Cuentos breves y maravillosos” (1963) y “Una cuerda de Nylon
y oro y otros cuentos maravillosos” (1969), cuya publicación constituyó, sin du-
da, una auténtica novedad en la prosa salvadoreña, demasiado acostumbrada al
realismo regionalista y vernáculo cuyo máximo exponente; como ya dijimos,
había sido Salarrué. En efecto, a partir de su primer libro; Menen Desleal se
propone renovar tanto los temas como el lenguaje predominante de la narrativa
de El Salvador conectando su obra con la de los grandes cuentistas hispanoame-
ricanos que le preceden como: Juan José Arreola, Julio Cortázar, etc., a quienes
dedica algunos de sus relatos. Pero es la figura de Jorge Luis Borges la que pla-
nea definitivamente sobre ese primer libro desde una carta que le dirigiera el
escritor argentino comentando y valorando sus relatos y que se incluye como
prólogo: para Borges algunos de sus cuentos «son tan redondos y tan bien logra-
dos, que han de quedar dentro de la mejor literatura que se escriba en América
en este siglo.
Ya desde Cuentos breves y maravillosos el ámbito rural salvadoreño queda ex-
cluido como referente y si algún cuento presenta excepcionalmente un ambiente
campesino, éste aparece descontextualizado o transporta a una lejanía más o
menos remota. Se puede afirmar que el
espacio tradicional de la narrativa realis-
ta ha sido abolido para dejar paso a otras
geografías de mayor peso urbano: el ru-
ralismo ha sido sustituido por el urba-
nismo y el regionalismo por el cosmopo-
litismo. Desde luego es innegable la vo-
cación urbana de Menen Desleal de la
que deja constancia no sólo en sus cuen-
tos sino también en su ensayo “Ciudad,
casa de todos”..., un valioso estudio sobre
el fenómeno urbano en el que se conju-
gan el dato sociológico con el histórico
en un entramado ameno y original al que
acompaña también un plan general para
las capitales de Centro América. Es evi-
dente que a Menen Desleal ya no le in-
teresa el color local, ni el espíritu del
agro; ni el lenguaje vernáculo sino la
conflictiva relación del hombre con la
realidad, sea ésta cual sea. Ello no signi-
fica que se mantenga ajeno a la situación salvadoreña, presente aunque sólo sea
en uno de los cuentos. En efecto, en este primer volumen destaca un relato mu-
cho más largo que los demás titulado “El día que quebró el café”, sátira descar-
nada sobre los procesos políticos, económicos y sociales de El Salvador que con
los métodos propios de la ironía presenta una visión absolutamente pesimista
sobre el pasado, el presente y el futuro del país.
Pero la mayoría de los relatos de Menen Desleal habría que integrarlos dentro
del marco de la literatura fantástica que cuestiona la situación del hombre con
su entorno y que presenta una realidad mutable y escurridiza; insólita y sor-
prendente en la que se pueden transgredir los límites entre la vida y la muerte,
Revista Gorfe
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los sueños y la realidad o cualquiera de las leyes convencionales de la naturale-
za. No en vano él mismo traza la línea narrativa de la que procede cuando afir-
ma “reconozco en Kafka, en Borges, en Poe, en Wells y en Bradbury mis más
inmediatas influencias en el cuento”.
Los suyos son los cuentos de un vitalista que trata de enfrentarse a la nada de la
muerte y prefiere asumirla como otra experiencia más del impulso vital que
anima a todos los seres humanos; como en “El viaje inútil” (Cuentos breves y
maravillosos) en donde el narrador va relatando por menorizadamente sus pro-
pios funerales en una negación pertinaz de su muerte para admitir finalmente
sólo su tránsito hacia una vida en solitario. Por eso no es difícil encontrar la
muerte identificada con el sueño como en «El último sueño» (Cuentos breves y
maravillosos): “Al hombre le saltaba el corazón; pero cada sístole o cada diástole no es
el apurado río de sangre que va y que viene; sino un grito: morir..., dormir..., morir…,
dormir... morir”.
Con el desafío a los límites entre sueño y realidad los cuentos de Menen Desleal
entran en la línea más clásica de la literatura fantástica iniciada en China con el
sueño de Chuang Tse en la era de los Ming. La inquietante relación entre
Chuang Tse y la mariposa se vuelve a establecer de nuevo entre el protagonista
y un cocodrilo del relato titulado “El cocodrilo” (Cuentos breves y maravillo-
sos). De similares características es “El cazador” (Cuentos breves y maravillo-
sos) que soñó desde Ruanda que un nativo daba muerte a un león en Burundi y
“ahora su bungalow tiene de adorno la hermosa piel, lastimada únicamente por el lan-
zazo” (pág. 45). Menos alarmantes y perturbadoras resultan las posibles co-
nexiones entre el sueño y la literatura tanto en el acto de la escritura como en el
de la lectura como sucede en “En el cuento soñado” (Cuentos breves y maravi-
llosos) así como la confluencia de los márgenes entre la realidad y la literatura
que pueden quedar desdibujados y producir equívocas interferencias entre el
autor y sus criaturas literarias tal como le ocurre a Cervantes con “Don Quijote”
en El caprigente (Una cuerda de Nylon y oro).
Es innegable que la literatura y la filosofía oriental crean un trasfondo ideológi-
co reconocible en casi toda la obra de Menen Desleal y se hace especialmente
evidente en aquellos relatos en los cuales, incluso, el ambiente y los personajes
son también orientales. Estos constituyen aparentemente recreaciones tomadas
de crónicas o leyendas de la antigüedad que transmiten una muy peculiar forma
de contacto con la realidad, no habitual en la cultura occidental, y que contami-
nan a sus relatos de una extraña formulación del mundo; lo que Borges denomi-
na «ese surrealismo “sui generis que lleva al pathos oriental.” La ausencia de
dogmáticas verdades absolutas, la relativa valoración de toda existencia es el eje
más importante de todos sus cuentos pero en algunos de ellos se subraya espe-
cialmente con casos muy concretos como en “La edad de un chino” (Cuentos
breves y maravillosos), uno de sus cuentos más celebrados y también en “La
mujer que surgía de la tierra” (Una cuerda de nylon y oro) donde el tema es tra-
tado con singular ironía.
Con fines semejantes pero con estrategias muy distintas. Menén Desleal incor-
pora a su obra relatos de ciencia ficción que ya se encuentran en su primer libro
pero que constituyen un constante marco de referencia con el que se abre y se
cierra “Una cuerda de nylon y oro.” La visión de la vida cotidiana desde la le-
janía en el tiempo y en el espacio, que conlleva perspectivas alteradas de la rea-
lidad, le permite al autor cuestionarse la validez universal de los resortes que
rigen el mundo en cuentos como: “Primer encuentro”, “Una cuerda de nylon y
oro;” un relato en el que juega con la focalización, invierte la perspectiva del
narrador y falsea las expectativas del lector para ofrecer una versión realmente
inquietante del ser humano.
Menen Desleal extiende a su segundo libro las preocupaciones tonales y temáti-
cas que habían guiado al primero pero además experimenta con formas inusita-
das, como los trece «brevicuentos para ser leídos en el avión» que constituyen
«En el vientre del pájaro», verdaderos modelos de concentración, cercanos al
chiste macabro, o cuando practica una apertura intertextual en muchos de sus
relatos que quedan enraizados con la literatura clásica. Pero de cualquier mane-
ra, su producción literaria es insurgente; transgresora de una realidad que ter-
mina por presentarse ambigua y múltiple. Por eso, todos sus relatos vienen a
plantear, en suma, una abierta duda sobre el orden universal establecido.
De la generación siguiente sigue ahondando en la misma línea anti realista Ri-
cardo Lindo (l947) que entra directamente en los dominios de la libertad crea-
dora, del puro juego verbal del laberinto textual que se enreda a lo largo de más
de sesenta relatos en su libro XXX cuentos publicados en 1970. Cualquier inten-
to de buscar un referente real es inútil ya que sus cuentos se desarrollan esen-
cialmente dentro de marcos imaginativos, mundos extraordinarios que desafían
toda lógica propia de la representación mimética. El universo narrativo errado
por Ricardo Lindo ostenta extrañas peculiaridades como, por ejemplo, estar
regido por dioses de índole tan diversa como un cerdo, un ciervo de oro, un bar-
bero de «barbas musicales», de «largas manos tatuadas de astronómicos reptiles
que «cortaba las cabezas de los parroquianos; las tendía a sacar al sol atadas por
los cabellos, para adornar más tarde la puerta de su establecimiento.» También
existe un dios que es una nube y cuyo nombre nos es desconocido porque “si lo
supiéramos, comprenderíamos la disposición de las constelaciones y el sentido
de los peces fosforescentes de las profundidades.. Simultáneamente veríamos
todos los límites del mar y el llanto de un niño, los cristales deja nieve, las calles
iluminadas llenas de gente de la antigua Palmira, el rojo fulgor de los canales de
Marte y una rosa negra cuyos pétalos gimen. Alcanzaríamos bordes que quizás
Revista Gorfe
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fuéramos incapaces de resistir, abriríamos las compuertas de espantosos secre-
tos chorreantes de sangre; después, seriamos como dioses o nuestros cerebros
ensombrecidos, andaríamos encendiendo inútiles lámparas al mediodía”.
En ese mundo tienen una función clave y reiterada los rituales de toda condi-
ción que, en lugar de representar el orden instituido, “representan acordes con
sus extraños dioses” acciones o acontecimientos que traducen una inversión o
falsificación de los valores o de las perspectivas ordinarias de la realidad y plan-
tean quiebras en el orden universal; actúan como oficiantes irreverentes y burlo-
nes de estos rituales obispos y arzobispos, rabinos, profetas, brujos, militares y
policías pero también participan de ellos un conjunto de personajes habitadores
de estos mundos como vampiros, robots, fan-
tasmas, seres reducidos, reencarnados, aliení-
genas, momias, ángeles, locos, agentes secre-
tos, sibilas, mendigos, y también hormigas,
sapos, dragones, etc., pero sobre todo, reyes y
príncipes; Reyes fabricantes de sueños, reyes
que fueron leñadores, príncipes azules, que
son en realidad ranas encantadas, reyes saca-
dos de una baraja o de un ajedrez; reyes de
reinos subterráneos y secretos; reyes morado-
res de castillos en el aire. Todos ellos; reyes
anacrónicos de reinos extraordinarios donde
las leyes del universo han sido rotundamente
dislocadas, donde el tiempo se rige por otros
ritmos y donde los modos de la existencia y la
muerte son alterados y los limites entre ellos
han sido borrados. Donde uno puede morirse de aburrimiento o por una deci-
sión tenaz de la voluntad y puede ser tan real el paso de la vida a la muerte co-
mo el retorno de la muerte a la vida.
Lo que sin duda resulta inexorable es el paso del tiempo; salvo que los relojes
mueran o se declaren en huelga a las cinco en punto («... y el sol detenido en el
horizonte, no podía ponerse y el pueblo tenía que tomar el té, porque era la hora
del té. El gobierno se negaba a transigir con los relojes; pero la situación se hac-
ía insostenible, todos los reinos de los alrededores avanzaban y tenían noches y
días mientras ellos permanecían plantados a esa hora absurda».). La experiencia
del tiempo en los relatos de XXX cuentos es material («una hora es un pedazo de
tiempo rodeado de infinito por todos los lados menos por uno»); el tiempo se
hace físico, tangible: “Hasta entonces reparó que el tiempo huía.,. Horrorizado, com-
probó que los años se iban por la ventana, por las chimeneas, por los espejos, que si no
los detenía so provisión de días se agotaría. Febrilmente sosteniendo como un garrote el
hisopo, recorrió entre sombras el enorme Palacio callado quebrando los espejos. Estalla-
ban en un largo gemido, y el tiempo tonto seguía intentando salir por los huecos que ya
no existían, como las moscas contra los cristales. Después clavó las ventanas... El tiempo
dio un frenazo”.
Por eso el tiempo es susceptible de ser recortado aquí y pegado allá como trozos
remendados de un gran lienzo, lo que en el desarrollo temporal de las historias
produce un anacronismo permanente. No es extraño, por tanto, que en el con-
texto de los relatos de Ricardo Lindo una comunidad de salvajes ostente, junto a
«pelos largos y anillos de oprobio en todos los dedos de sus pies y manos y argo-
llas en la nariz y dibujos rituales en sus mejillas». Medallones con la efigie de
Josefina Bonaparte y además, sean «rumiantes de chicles». No se prestan sus
cuentos a la seria reflexión sobre el tiempo. ni al ensayo filosófico sino a la des-
mitificación, a la trivialización y a la decidida búsqueda de intrascendentalismo.
En ellos predomina una actitud irreverente hacia toda lógica o situación co-
hesionada por la causalidad.
La configuración de uno de los personajes de sus relatos responde a la siguiente
caracterización lindante con el absurdo: Una doncella llamada Milagros de ojos
«amarillos como el otoño». de cabellos «verdes como las hierbas» (porque perte-
nece a la familia de las Gramíneas) se enamora de un robot, «de su complexión
bien aceitada de bestia mecánica» y ambos tienen una hija manzana. La inve-
rosímil historia de este personaje, cuyo referente temporal parece situarse entre
recortes de la prehistoria. la edad media, el futuro y el presente, termina cuando
el narrador relata, impasible, algunos pormenores incongruentes de su encuen-
tro con ella, ya envejecida con el paso del tiempo:“La anciana centenaria parecía
tener catorce años, Mientras se llevaba una trenza a la boca me explicó que había con-
seguido el milagro gracias a la crema tentación de Ponds y me aclaró con senil amabili-
dad algunos puntos oscuros del reía”.
La realidad de la literatura se erige como fuerza mucho más poderosa que cual-
quier otra realidad que pudiera ser representada. La realidad verbal es la domi-
nante en todo el entramado textual de XXX cuentos, de ahí que un rey pueda
adquirir gran poder al poseer un anillo que más que un anillo «era el ojo interro-
gante de un mundo submarino y más secreto. Dondequiera que se clavara su luz
cíclope, los objetos serían transformados en metáforas». Así pues, las palabras
adquieren un lugar privilegiado. y los textos pueden plegarse sobre sí mismos
creando sus propios territorios. Territorios verbales como la ilusoria ciudad de
Annah y sus habitantes que de tanto en tanto aparecen y reaparecen a lo largo
del libro otorgándoles cierta coherencia intratextual y vinculando relatos distan-
tes entre sí. Pero lo que más regocija al narrador es la reflexión sobre su propio
proceso constructor del texto, la práctica de una autorreferencialidad que evi-
dencia su falibilidad como relator: “El escritor se permite advertir que los recuerdos
del muerto no fueron tan ordenados, sino que tuvo que recodar los y seleccionarlos, pues
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con frecuencia se mezclaban...
Lamento que mis personajes adopten actitudes salidas de tono. He procurado evitarlo
pero son en su mayoría una serie de puercos como el lector podrá ver a lo largo de esta
historia...”
Escritura narcisista que, al tiempo que se mira a si misma, acentúa enormemen-
te la función fática de la literatura y pone al descubierto el papel activo del lec-
tor como co-elaborador del texto:
“Después hablaron de los cielos y los infiernos y el mendigo dijo... (...). (NOTA: en rea-
lidad ignoro lo que dijo el mendigo. y por eso me he tomado la libertad de atribuirle un
párrafo poético. Pero eso tiene exactamente el valor de una cadencia en música, o sea
que cada lector, en cuanto interprete el texto, tiene derecho a sustituir este fragmento
por un párrafo poético de su invención o de la invención de un tercero”.
De cualquier manera, se advierte de inmediato una conducta lúdica de esencia
cortazariana que impregna la obra de Ricardo Lindo. El narrador incita al lector
a un constante juego desacralizador de la obra literaria que implica una ruptura
con la ceremonia tradicional de la lectura: al lector se le dan las reglas para que
juegue y se le deja en libertad para jugar. No es extraño que el juego del ajedrez
sea una referencia asidua en sus relatos. Cuando incluso, en una identificación
entre juego y realidad, la sociedad puede ser pensada y gobernada según las re-
glas de una partida de ajedrez. Como aquel rey que logró la perfección de su
gobierno y la estabilidad de su pueblo porque para él gobernar era resolver una
partida de ajedrez: “Si muevo la pieza en esta dirección pueden suceder las siguientes
cosas, si la muevo en tal otra sólo puede suceder esto” Todo consistía en tener suficiente
visión para adelantarse unas cuantas jugadas sobre el tablero. A través de miles de años
la mayoría de estas situaciones se habían codificado, y para la mayoría de las dificulta-
des se conocía la mejor jugada posible” (78).
Frente a los ritos quebrantadores del orden universal, parece que las únicas lógi-
cas posibles son las que se desprenden de las reglas de cualquier juego; así como
la única realidad válida es la de la palabra creadora que, también, se entretiene
en juegos verbales. La obra de Ricardo Lindo desiste de cualquier intento
mimético porque el mundo, en última instancia es puro espejismo, frente a la
unidad y el orden cósmico que la obra de Salarrué pregona a través del trascen-
dentalismo y la comunión religiosa del hombre con el universo y frente a la sub-
versión del orden establecido con que la obra de Menen Desleal pretende cues-
tionarse la realidad, la obra de Ricardo Lindo propone una vuelta al caos origi-
nal, o mejor a la nada porque en su mundo todo parece ser ilusorio, como en el
cuento «La ciudad y un fósforo» que podría resumir la poética de Ricardo Lin-
do.
El cuento aparece en las letras hispanoamericanas, hasta después de las guerras
de independencias, durante la época romántica.
Cuento, es una narración fingida en todo o en parte, creada por un autor que se
puede leer en menos de una hora; cuatro elementos contribuyen a producir un
solo efecto.
La antología critica-histórica “El Cuento Hispanoamericano” hace un recorrido
sobre el desarrollo del cuento en esta parte del continente americano, pasando
por los diferentes movimientos literarios en las que el género del cuento se ha
visto envuelto. Iniciando con el Romanticismo que enmarco en América; tierra
muy propicia, para echar raíces tan profundas que en la actualidad aun se dejan
ver.
Este movimiento surgió como una reacción contra el neoclasicismo europeo. No
puede negarse que la procedencia del romanticismo es puramente europea, pero
tampoco puede olvidarse que fue el suelo americano donde encontró el campo
debidamente preparado para su propagación; luego de ganar las libertades, los
caciques adoptaron el romanticismo como una forma de vida.
Los cultivadores de este movimiento se abocaron a temas específicos como:
Los rebeldes
Las desilusiones de las cueles se derivan otros tales como: exotismo geográ-
fico (inspirados en Chateaubraud); exotismo histórico (inspirados en
Scott); exotismo sentimental (inspirados en Saint-Pierre y Lamartine).
El realismo por su parte pudo arraigase en América a finales del siglo XIX; es
decir con cierto retraso con respecto al desarrollo de este en Europa que surgió a
mediados del mismo siglo.
Este movimiento despertó el interés en temas puramente americanos y constitu-
yeron una base para la literatura ya madura del siglo XX.
El Naturalismo el movimiento que precedió al realismo o mejor dicho coincidió
con este sin que ambos desdibujaran sus fronteras.
El naturalismo duro solamente 17 años en el gusto de los letrados europeos, en
nuestro continente se mantuvo por cuatro décadas (1870-1910).
En América debido a la falta de comprensión los críticos al mezclarlos con el
realismo, el naturalismo no se han estudiado como es debido.
Yendo desde su concepto de mundo, hasta su método el naturalismo, constituye
la negación del realismo, los temas favoritos del movimiento han sido: el alco-
holismo, la prostitución, el adulterio y la miseria de las masas. Se incluyen los
temas pintorescos, escenarios agradables, etc. Para resolver en los lugares sucios,
inmundos y asquerosos donde los protagonistas de las historias.
Revista Gorfe
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No se da una transición tal cual decía otro movimiento; al menos no en Améri-
ca, debido a que al entrar el modernismo a escena, existe aun un romanticismo
por su parte solo consiguieron un apogeo luego del triunfo del modernismo
haciendo de lado los sentimentalismos románticos. Los cuadros excesivamente
localizados del realismo y los estudios científicos del naturalismo. Este movi-
miento se dedica al arte por el arte, la prosa pasó a ser solo un medio para na-
rrar un hecho, tenia que ser bella, suave con matices, efectos agradables, etc.
La prosa hispanoamericana se maduro al color de dos guerra mundiales, los
temas de las prosas narrativas solían ser americanas y el estilo poseía también
poseía mucho de América. Surge así el denominado Criollismo, estos ubican sus
narraciones en las zonas rurales lugar donde vivían los auténticos representan-
tes de la nación
Este movimiento se dividió en dos etapas la primera de 1915-1929, donde pre-
domino el tema de la civilización contra la barbarie; y una segunda etapa com-
prendida de 1930-1945 donde el tema recurrente era la protesta contra los explo-
radores “civilizados” este igual que los antecesores movimientos se introdujeron
a cada país hispanoamericano, pero el criollismo llego a adquirir personalidad
propia dependiendo del lugar en que se cultivaba; sobre salieron los siguientes
aspectos:
La novela y el cuento mesclado con un estilo épico.
La prosa ecuatoriana con su carácter proletario.
La brevedad y perduración del costumbrismo.
Es de este último apartado de donde surge la inclusión del cuentista salvadore-
ño Salvador Salazar Arrué considerado el literato mas conocido dentro y fuera
de las fronteras de El Salvador, tanto por su fecundidad como por la calidad y
variedad de obras.
El siguiente es un conjunto de escuelas o tendencias que una vez agrupadas se le
denominó el cosmopolitismo.
Si el criollismo usa la literatura para interpretar las condiciones (sociales, políti-
cas, económicas, etc.) de su país; el cosmopolitismo por su parte se ocupa mas
de la estética psicológica y filosófica.
Dentro del trabajo de Galindo en su antología Hispanoamericana titulada: “El
árbol de todos” se encuentran cuentistas y poetas de Hispanoamérica, los cuen-
tistas salvadoreños más sobresaliente en El Árbol de Todos son:
Salarrué con el cuento “El Mar”.
Alberto Rivas Bonilla con el capitulo XV de Andanzas y mal andanzas.
José María Méndez con el cuento “Anecdotario” del libro Disparatorio.
Ramón González Montalvo con el cuento “El Tio Adolfo” que pertenece al
libro Pacunes publicado en 1972.
Sin olvidar mencionar a David Escobar Galindo y a Hugo Lindo dos cuentistas
que han representado nuestras letras salvadoreñas.
Una de las deficiencias que se perciben en este trabajo es que la vos femenina no
se menciona.
Dentro de este trabajo de Galindo se encuentran cuentistas y poetas de Hispa-
noamérica, los cuentistas salvadoreños más sobresaliente en El Árbol de Todos
son:
Salarrué con el cuento “El Mar”.
Alberto Rivas Bonilla con el capitulo XV de Andanzas y mal andanzas.
José María Méndez con el cuento “Anecdotario” del libro Disparatorio.
Ramón González Montalvo con el cuento “El Tío Adolfo” que pertenece al
libro Pacunes publicado en 1972.
Sin olvidar mencionar a David Escobar Galindo y a Hugo Lindo dos cuentistas
que han representado nuestras letras salvadoreñas.
Una de las deficiencias que se perciben en este trabajo es que la vos femenina no
se menciona.
En la “Antología de escritores del istmo centroamericano” de Marco Barraza se
presenta una cronología del cuento centroamericano, enfocando la vida de cier-
tos escritores salvadoreños que dan aportes al desarrollo del cuento en El Salva-
dor, entre los cuales tenemos:
Francisco Gavidia (1863-1955) como representante e iniciador del cuento salva-
doreño con su obra “cuentos y narraciones” en 193, luego aparece Arturo Am-
brogi (1875-1936) es un escritor nato de la literatura salvadoreña y el más rigu-
roso estilista, además muestra una serie de cuentos religiosos en los cuales pinta
y describe a los campesinos, tanto en su vida cotidiana y su estado emocional.
Con Ambrogi, empiezan en El Salvador los cuadros de costumbre.
El estilo literario de Claudia Lars (1899-1974) se define a lo largo del trayecto
de su vida, es ella la máxima voz lirica femenina de la literatura salvadoreña.
Revista Gorfe
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La antología del cuento salvadoreño, escrita por José Enrique Silva, esta estruc-
turada de la siguiente forma: Dicha antología está constituida por una pequeña
introducción en la cual se habla de alguna manera generalizada de algunos au-
tores de la narrativa salvadoreña, dicha antología nos permite conocer la labo-
riosa tarea de los autores Salvadoreños mas destacados en el periodo de (1880 -
1961) por ende nos compete analizar el auge y el desarrollo del cuento contem-
poráneo en El Salvador, desde este punto de vista podemos decir que con Ma-
nuel Barba Salinas surgen las primeras inquietudes de poder dar al país una
antología del cuento, por tal razón el ministerio de publica una antología del
cuento Salvadoreño.
En (1959), se inicia el recuento de este pasaje literario en El Salvador, podemos
decir que el conteo de este periodo se da desde (1880), partiendo de Salvador J.
Carazo (1850 – 1910), siguiendo con Francisco Gavidia en (1864 – 1955) y Ma-
nuel M. Castillo en (1864 – 1925).
La antología inicia con un cuento de Francisco Gavidia, cabe aclarar que sus
creaciones literarias se caracterizan por tener una aproximación a la leyenda y
creencias mitológicas, acercándose poco apoco al la literatura costumbristas,
humorística, costumbrista y psicológica.
Por otra parte podemos decir que ese estilo costumbrista se más reflejado con
Salvador Salazar Arrué, cuyos cuentos han presentado orgullosamente a la lite-
ratura del Salvador.
Continuando con la descripción de la antología, podemos decir que Salvador
Salazar Arrué logra destacar con su invariable vocabulario, no obstante Napo-
león Rodríguez Ruiz, con su creación literaria “El janiche.” Y otros cuentos
siempre de la Editorial del ministerio de educación en 1960.
Mientras que Arturo florece con “El libro del trópico” en (1955) y “El jetón” en
(1961), también en esta obra antológica se incluye a José María Sifontes por su
laborioso aporte a la literatura Salvadoreña.
De 1960 hasta nuestro días el cuento sigue siendo muy cultivado como lo evi-
dencian diversas antologías, y en donde el compromiso es mayor a seguir produ-
ciendo narrativa con alta calidad literaria y se generen los espacios de publica-
ción y difusión adecuado, que siga permitiendo el desarrollo del cuento en El
Salvador.
Nació en San Salvador, El Salvador en 1984, escribe su poesía en http://
libelulaverde.blogspot.com desde 2007, durante ese mismo año es invitada a
participar en la revista La Sihuehuet publicada por una institución feminista
del país. En 2008 se gradúa como diseñadora gráfica. Entre sus grandes pasio-
nes se cuentan la pintura, lectura y escritura.
Abigail Reyes
San Salvador, El Salvador
Regalo
Acuarela
8.5 x 11”
***
Acrílico y Acuarela
10 x 10 cm
Pinceles
Revista Gorfe
Revista Gorfe
Marina I
Acrílico sobre papel
15 x 20”
Marina II
Acrílico sobre papel
15 x 20”
Nació el 5 de mayo de 1989, en Zacatecoluca, La Paz. Profesora en
educación parvularia, en la Universidad Formadora de Docentes,
El Espíritu Santo, donde actualmente cursa la licenciatura en
educación.
Katheryn Rivera Mundo
San Salvador, El Salvador
ELLAS SON.
Que asco
ver cómo se mueven las putas en la cama,
suben-bajan,
bajan-suben,
entran-salen,
salen-entran,
juguetean,
no dejan dormir,
hacen ruido,
hasta cansarse
y se quedan entre sabanas mojadas
sobre camas ajenas que todas visitan,
caen al suelo asustadas,
y cuando ven a un hombre
que quiere pisarlas-lastimarlas,
se corren las desgraciadas
¡Ah putas cucarachas!
Cantiga
Revista Gorfe
Revista Gorfe
CONTEMPLACIÓN PINTADA
Hoy se me han llenado los ojos de tristeza,
al recordar los tuyos
mirándome dormida,
palabras que agonizaron
acompañadas de un café amargo
frente a una cesta de música callada.
Llevo entre los dedos
la ceniza de ese nuestro primer encuentro
porque no quise besar tu risa
y me quedé dormida,
ahora despierto
saboreo lo agrio de esta hoja en blanco,
porque te fuiste y mis letras ordinarias
seguirán viviendo en tus pinturas.
Y no pude besar el bosquejo dulce de tus labios.
Laura Rojas
San Luis Potosí, México
1er acto
Para entender un verso
se necesitan tres cosas:
olvidar la cordura,
una dosis de paciencia
y desnudar los sentidos,
si se carece de lo anterior,
compre el diario.
De la generación del 80, nace en San Luis Potosí, México. Esta dedicada en
gran parte a la difusión de proyectos de las diferentes expresiones artísticas
que se propagan en San Luis Potosí, por simple divulgación, promoviendo gru-
pos totalmente independientes, así como también es promotora de lectura en
coordinación del CONACULTA. Ha sido Directora Editorial de la Revista
Arquitect Magazine. Colaboradora y en la labor de la corrección y estilo de la
Revista Cultural Por AmoralArte. Ha publicado en el periódico Escenario de la
UASLP, diario El Sol de San Luis, así como en el suplemento “Alta mar” del
estado de Colima, como en diferentes revistas independientes locales, naciona-
les, internacionales y electrónicas. Además de la publicación de una plaqueta
colectiva de poetas potosinos “Cantera la voz”. Actualmente se dedica a darle
difusión “por simple expresión”, al Fanzine/Ezine “Ahí va el agua”, como edi-
tora y directora editorial, que se difunde por el Centro y Sur de América, y en
el proyecto alterno Producciones Ahí va el agua con el único fin de promover el
arte y la cultura de manera independiente.
Revista Gorfe
Revista Gorfe
Recetario
Estoy enferma de d i s t a n c i a s
de todo lo futuro
de lagrimear kilómetros
tosiendo
l e j a n í a s
Desde entonces
estornudo mis recuerdos
mientras vomito soledades
Aunque juegue a los naipes
con fantasmas
o a los dardos con mi sombra
sigo apostando sueños
y partes de tu cuerpo
Es por eso
que me convertí en AULLIDO
para retumbar en el cielo
y medicarme la noche
a tragos
MELANCOLÍA LITERARIA DEL HIJO DE CRONOS
¿Sabías
en tus adentros
que los poemas no bastan?
Rafael Cadenas
Pero yo,
abrazando fuertemente lo mío, le dije:
No apures –gran hijo de Cronos-
algún día tu pecho, ha de toparse
con su bellota dorada.
Ellos son luz para el camino,
la puerta que se abre,
el amigo amado que llega a casa,
¡lo que nunca dista del alma!
Y si eso no te basta
pensar en algo absoluto, deleznable será;
mientras la bagatela venga con el día
todos seguiremos muertos.
Nace a los 24 días del mes de septiembre de 1979 en la ciudad de Santa Mar-
ta, en la actualidad es el coordinador de la sección de literatura de la revista
cultural mexicana Ahí va el agua y colaborador semanal del Suplemento lite-
rario Kresta, del Diario de la Pampa, Argentina su obra consta de 3 libros,
Blues de Jazz para una Rapsodia, Santa biblia de mi alma (poesía) y Cuando
los ángeles cantan en el tejado de los abuelos (cuento) obra que aún se man-
tiene inédita; algunos de sus poemas han sido traducidos al italiano inglés y
portugués, éste último el idioma de sus amores, en el año 2005 fue el ganador
del Concurso literario Todos somos poetas, organizado por la Fundación
Poetas al exilio. Carga con la tristeza que el destino le deparó por nacer en el
Mar Caribe, y se enorgullece de lo que una tarde su padre le dijo: Cuando
usted nació, se le mojaron los pies con agua de mar, no todo el mundo tiene esa for-
tuna.
Samuel López Suarez
Santa Marta, Colombia
Revista Gorfe
Revista Gorfe
INSCRIPCIÓN SEPULCRAL
He visto al dorado ocaso alto por el jardín filtrarse.
He visto a Saramago y al dios de Saramago.
He bebido del pecho de Whitman, como todas las criaturas
del universo han bebido.
He visto a Job dividirse en tres.
He amado a todas las mujeres y probado la miel de unas cuantas.
He visto al abuelo sembrar el cerezo y he visto al cerezo ver morir al
abuelo
al abuelo.
He visto la cara última de la cicuta.
He sido la noche y su laboriosa complicidad.
He visto la cara oculta de las treinta monedas.
He sido el horno, el pan, la boca, la satisfacción, el hambre.
He sido los amores de Aracne y la ira de Atenea.
Fui dueño de todas las miserias: las de los hombres y las de los
dioses.
He visto a Dios confundir los idiomas y destruir ciudades
con fuego.
He visto nacer a Ra y he concebido el Océano.
El viejo Caos me buscó para que erigiéramos el orden.
He sido el tálamo donde Ulises talló su amor y he sido las manos
que tallaron el tálamo.
Ismenia Saraí Peña
Santa Tecla, El Salvador
Estudiante de 3er año de Medicina (actualmente) , nacida en la Ciudad de
Santa Tecla, El Salvador el 10 de marzo de 1991. Hija de profesores de edu-
cación básica.
Participó en el Festival Verdad IDHUCA 2008 con el poema “Por todas”,
Sus escritos comenzaron a publicarse en un blog creado con un amigo de la
infancia ( manuel Alberto, “beto”) llamado “La Puerta”, también publica sus
escritos en la viñeta “notas” de la pagina www.facebook.com, donde por este
medio logró participar en el “Primer Festival del Libro de Los Jóvenes Poe-
marios Salvadoreños”, siendo también maestra de ceremonia de dicho even-
to; actualmente también escribe en el blog “Poetas D-Mentes”.
CODIGO NEUROTICO
Solo dormite y no despertés mas
no digo que te murás, solo dormite en otro lado donde ya te sintas en paz
Soy una frenética, loca y desquiciada
pero no te preocupes, que no estoy armada
ponéme la debida atención, pues esto no es una canción.
Vengo de un mundo lejano
te invité pero no me diste la mano
Ahora estoy con esto que me atraviesa
pero es lo que hoy se confiesa.
guardo la historia en un trozo de papel
lo doblo y me lo hecho a la bolsa
pasan los dias y pasan los años
la tinta se borra... o queda en mi mano.
Revista Gorfe
Revista Gorfe
FANTASÍA ¿DÓNDE TE HAS METIDO?
Si sos el lector, haceme un favor...
decile a la fantasía que visite mi almohada... hace tiempo no la veo, no la
escucho.
siento que de lejos me contiempla, pero no manipula mis sentidos.
MANICOMIO DE LETRAS
Las letras se hacen un nudo...
las desenredo y no las puedo agrupar,
se despegan unas de otras...
creo que no quieren convertirse en palabras.
Lucho sin lugar a dudas por escribirte algo
que esta en mi imaginación, e
n mi mente, en mi perdición, algo que esta escondido
en esta telaraña enmarañada de mente.
consigo hacer un boceto lleno de sátira, algo...