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IdeayFotografíasdeKike R. Celma

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BarcelonaBarri de Gràcia

FontanaGran de GràciaRambla de Prat

Av. Príncep d'Astúries

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Hay lugares y vidas que acaban convirtiéndose en el nombre de una estación de metro, nada más, en rótulos de un camino de hierro subterráneo, extraña despersonalización; se desecarnan para ser puntos azules o rojos en el plano de un recorrido por la ciudad. Así Fontana, que en sus orígenes fue un manantial, un bosque, una quinta, y hoy sólo una poética referencia de uso prác-tico. La Fontana era una mansión señorial en medio del caserio de Gracia, con un considerable bosque cercado de tapias que llegaban hasta la Riera de Cassoles, que hoy conocemos por Príncipe de As-turias, serpenteante avenida cuyo trazado ya indica que fue to-rrentera (a propósito de formas serpentinas, fue muy popular el Drac de la Fontana, que no era un dragón, sino una serpiente de veintinueve palmos de longitud, monstruo cazado en aquel bosque y que se colgo en la fachada de la Calle Mayor para admiración de los viandantes). El origen del nombre es, claro está, la fuente, y los propieta-rios no dejaban de reunirse en ella con familiares, amigos y veci-nos, en una clásica <<fontada>>; esta fotografía de hacia el 1900 re-presenta a un grupo que se apiña bajo sus árboles: caballeros bar-budos con chalina y estudiadas posturas, señoras de busto opulen-to embutidas en corses, una niña que lleva un sombrero aparatoso, y algun personaje más humilde y servicial. Los bloques de viviendas han borrado hasta el recuerdo de estas alegrías campestres -aunque en la foto el horizonte era ya de azoteas y buhardillas-, nada de lo que vemos hoy en día es bucóli-co, y la Rambla de Prat (no <<del Prat>> , como suele decirse), parece más bien una buena imitación de la derecha del Ensanche, que incluso puede llegar a dar el pego.

FONTANA

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Hoy en día, en este barrio de la estación del metro pocas ser-pientes andarán por ahí, aunque el famoso drac debió de escaparse de un circo, esto nunca fue la jungla, y pocas excursiones son po-sibles; pero lo del bosque ha perdurado en la onomástica, antes en un teatro, ahora en un cine de postín. Fructuoso Gelabert, pionero del cine catalán, hizo sus primeras experiencias bajo los porches de la Fontana, o sea que el lugar estaba predestinado. En la fachada del cine, si levantamos los ojos se pueden ver unas carátulas de Gargallo que datan de 1917, y en una de ellas se reconoce a un joven Picasso, con el mechón sobre la frente y una mueca pícara y burlona, como si anunciase: Ya verán todos esos panolis y filisteos de lo que soy capaz, lo que nos vamos a reír. ¿De qué nos vamos a reír? ¡Ah éste es su secreto! La Rambla de Prat -por Prat i Colom, escritor y politico del siglo pasado- es un repertorio del modernismo barcelonés; en Gracia abundan los edificios modernistas, muy cerca, en la calle de las Carolinas, hay una casa del propio Gaudí, pero en esta corta Rambla se alinean con una variedad y un esplendor que da una in-sólita coherencia a ese conjunto que parece trasladado muy lejos del antiguo corazón de la burguesía. Es nuestro mil novecientos más desenfrenado sin perder la respetabilidad, con toda la riqueza turbulenta e imaginativa de aquellos caprichos de decoración. Frente al lugar donde se abría el portalón de la Fontana, la estación de metro, banal, desangeladísi-ma, fea, encierra en su nombre, que puede sonar a misterioso, como una oculta metáfora poética de aquel pasado.

Carlos Pujol

Barcelona y sus vidas

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FONTANA

Barri de Gràcia

Barcelona8

Gran

de

Gràcia

Rambla

de

Prat

FontanaAv.

Príncep

d'Astúries

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Números10

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La Ciudad que Desaparece11

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Funambulismo12

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Barcelona13

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La Forma del Miedo14

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