Revista Zopisa

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revista de estudiantes de sociologia uahc

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Estudiantes de Sociología, UAHC

Colaboradores

Textos: Cristián Cepeda / Charly Brown /

Jorge Gonzáles / Maximiano Contreras.

Diseño: Rodrigo Medel.

Comentarios y Opiniones

[email protected]

revistazopisa.blogspot.com

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Hoy en día la Sociología sólo es parte de un pequeño mundo

de “intelectuales” que en vez de criticar o alzar la voz, pre-

fieren ganarse un puesto dentro del Gobierno, andar mu-

ñequeando análisis de contingencia o trabajando para ver

qué sector prefiere cierto producto y no otro, no salen de ese

círculo, sólo algunos trabajan de manera consiente y comba-

tiva, puede ser por motivos de índole económica o intereses

creados (lo cual no es muy diferente a lo económico), la cosa

es que en las agendas políticas, en los análisis del transporte

público, en la educación, en la salud y en tantas otras áreas,

lo que predomina es la mirada económica más que la socio-

lógica, esto debido a que no tenemos el impulso suficiente

como para poder elevar nuestro discurso y hacernos escu-

char, si bien un cierto grupo trabaja dentro del Gobierno, és-

tos tienen intereses creados y no les importa mucho lo que

está pasando realmente en Chile. Los intereses escapan de

ayudar a las personas y más bien son reemplazados por inte-

reses políticos partidistas, que a su vez cristalizan el sentido

técnico-económico que se le quiere dar a ésta sociedad y a

sus problemas más graves, no se prioriza el bien común de

los seres humanos que viven en éste territorio y mas bien

estos son desplazados hacia una lógica económica que poco

y nada arregla o soluciona los problemas sociales, si no que

los empeora, pero sobre éste mismo error se crean nuevas

medidas que también son erradas, todo con el fin de mante-

ner el círculo vicioso de nuestra sociedad.

Editorial

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Desde ésta perspectiva vemos a la Sociología ajena al mun-

do, una Sociología incapaz de penetrar y tener una clara vi-

gencia, una Sociología desarticulada por éstos intereses eco-

nómicos, por lo tanto no es raro darnos cuenta como todas

las decisiones del Gobierno son erradas y sólo favorecen a

una cierta elite, por lo que veníamos comentando anterior-

mente, las Ciencias Sociales no son tomadas muy en cuenta

en Chile. Si continuamos inmersos en éste panorama, no es

de extrañarse que en un futuro no muy lejano, la vigencia de

la Sociología y de las Ciencias Sociales en general, no tenga

cabida en este mundo, ya que las decisiones serán solamen-

te técnicas-económicas.

Teniendo presente éste panorama, es que surge la idea de

crear una revista de estudiantes de Sociología, la cual lleva

por nombre “Zopisa” que viene de la palabra brea, o sea algo

denso y maloliente, justo el enfoque que queremos darle, un

espacio “políticamente incorrecto”; en donde las armas más

poderosas sean la crítica y la creatividad; en donde se plas-

men los pensamientos de los propios estudiantes de Socio-

logía, estudiantes críticos y que sólo quieren ver reflejados

sus pensamientos de alguna manera. Somos jóvenes que

queremos ser escuchados y necesitamos que nuestras ideas

sirvan para contribuir a una sociedad mejor, es así como se

crea la idea de armar una revista, la cual recogerá ensayos,

artículos, cuentos, poesías o cualquier cosa que se les ocurra,

siempre manteniendo la idea crítica-creativa y fundamenta-

da, ya que no es la idea balbucear palabras sin sentido, sino

que más bien argumentar de manera eficaz, en pro de un

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diálogo con altura de mira. Vomitar palabras sin sentido y sin

fundamento no es la característica principal del estudiante

de Sociología y, por ende, de ésta revista, por lo tanto los tra-

bajos aquí publicados tendrán esa particularidad, necesita-

mos gente que piense y no balbucee.

Lo que se pretende es crear un canal de discusión dentro de

la Escuela de Sociología, en donde ésta misma pueda darse

a conocer y pueda mantenerse vigente dentro de un mundo

apático en general y a nivel de Universidad. Es importante

ocupar estos medios para que así, por un lado se habrá el

diálogo entre los mismos estudiantes de Sociología y por

otro lado con los otros estudiantes de la Universidad, preten-

demos que esto sea el pie de inicio para que otras carreras

saquen sus propias revistas y así poder estar en constante

debate y diálogo.

En definitiva la revista de Sociología es un llamado de aten-

ción, es una patada en la guata, es un grito al aire de estu-

diantes cansados de tanta injusticia social y que sólo quieren

contribuir a hacer de nuestra sociedad algo mejor. No nos

callaremos y seremos el invitado de piedra de todo evento,

la pulga en la oreja que jamás callará, pero siempre con fun-

damentos y en pro de crear algo mejor.

Este es el llamado, y la invitación, para que estudiantes, pseu-

do-estudiantes, ayudantes, pseudo-ayudantes, capuchas,

políticos, anarcos (con k y q), amarillos y alucinados partici-

pen en éste proyecto que pretende que la Sociología esté

vigente y sea un arma crítica y, a su vez, creativa.

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Hip Hop: Un Golpe Contra-HegemónicoPor Maximiano Contreras

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En el siguiente ensayo, abordaremos

el tema de las Culturas Juveniles y su

influencia en la cultura hegemónica lla-

mada “adulto-céntrica”, para esto toma-

remos al Hip Hop, una fiel ilustración de

éste proceso contra-hegemónico.

Para comenzar, definiremos brevemen-

te el concepto de Culturas Juveniles

según Carles Feixa, éste concepto nos

guiará a lo largo del ensayo. Debemos

imaginarnos un reloj de arena, donde

“En el plano superior se sitúan la cul-

tura hegemónica y las culturas paren-

tales, con sus respectivos espacios de

expresión (escuela, trabajo, medios de

comunicación, familia y vecindario). En

el plano inferior se sitúan las culturas

y microculturas juveniles, con sus res-

pectivos espacios de expresión (tiempo

libre, grupo de iguales). Los materiales

de base (la arena inicial) constituyen las

condiciones sociales de generación, gé-

nero, clase, etnia y territorio. En la parte

central, el estilo filtra estos materiales

mediante las técnicas de homología y

bricolaje. Las imágenes culturales re-

sultantes (la arena filtrada) se traducen

en lenguaje, estética, música, produc-

ciones culturales y actividades focales”

(Feixa, 18) En este intento del autor por

explicarnos la formación del estilo en

los jóvenes, podemos apreciar y distin-

guir dos conceptos claves, uno es el de

Homologación, que se refiere al meca-

nismo mediante el cual los jóvenes le

dan sentido distinto a símbolos adul-

tos, por lo tanto todo lo que provenga

de la cultura hegemónica, en conse-

cuencia del mundo adulto, el joven lo

homologará dándole un nuevo sentido

y el otro concepto importante es el de

Bricolaje, proceso por el cual se crea

una armonía entre el aspecto estético

e ideológico, entonces, al homologar-

se distintos símbolos adultos, el joven

crea un estilo abarcando desde el tema

estético, hasta el tema ideológico.

Este proceso se explica indiferentemen-

te parta todas las Culturas Juveniles

existentes, se parte de la base conflic-

tiva entre joven y adulto, en donde el

joven al tratar de diferenciarse y distin-

guirse del mundo adulto, el cual lo ato-

siga y coarta constantemente, reinventa

símbolos y pautas de comportamiento

de estos, dándoles un nuevo sentido el

cual está referido a un nuevo sentido

contestatario, rebelde e irreverente, al

ocurrir esto el adulto trata con mayor

fuerza de restringir el avance de este

pensamiento contestatario, por lo tan-

to es un proceso de conflicto, en donde

las dos partes chocan de manera con-

frontacional, pero vemos que no toda

Cultura Juvenil es para siempre, parece

ser que el mundo adulto es el que, al

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final, se impone al mundo juvenil y al

integrarse el joven al mundo laboral

comienza el proceso de adultización,

en donde todo su espíritu contestatario

se ve restringido y debe incorporarse a

los procesos capitalistas, por lo tanto el

joven que alguna vez alzó la voz contra

todo lo que lo oprimía, al incorporarse

a los procesos laborales, restringe estos

pensamientos y los reduce a tal punto

de olvidarlos o recordarlos de manera

anecdótica, pero retomaremos este

análisis en la conclusión final.

Un ejemplo claro de este proceso al

cual hemos hecho mención es el Hip

Hop, movimiento cultural surgido a

principios de los años 70’ en las comu-

nidades hispanoamericanas y afroame-

ricanas de los barrios neoyorquinos

Bronx, Queens y Brooklyn. La concep-

ción clásica del Hip Hop se centra en la

existencia de cuatro aspectos o “pilares”

de la cultura: El MCing (o rapping), el

DJing (o turntablism), el Breakdancing

(o BBoying), y el Graffiti. Hay quienes

dan la misma importancia a otros “pi-

lares”, como el beatboxing, el activismo

político, el diseño de ropa, el de com-

plementos...

En este movimiento vemos 4 ramas

bien delimitadas y claramente dife-

renciables, en primer lugar tenemos

al MC o Maestro de Ceremonias (Mas-

ter of Ceremony), el cual rapea o canta

sobre una base no tan compleja, sin

duda aquí hay una marcada irrupción

al clásico trovador con guitarra o al

Hippie amante de la psicodelia, los jó-

venes negros en Estados Unidos, para

diferenciarse del resto, y aparte porque

no tenían recursos, debían improvisar

instrumentos con lo que tuvieran a

mano, es así como nace el beatboxing,

pero también había en estos jóvenes

una forma de ver el mundo diferente,

sin importar tanto la forma de hacer

música, privilegiaron el contenido pro-

poniendo poesía urbana, la cual era

bastante crítica en ese entonces, por

lo tanto estos chicos se despegaron un

poco de los formalismos e irrumpieron

con algo novedoso y a la vez crítico.

Debemos dejar en claro que aquí el

proceso de Homologación y Bricolaje

actúan de manera clara, por un lado el

joven le da un nuevo sentido a la músi-

ca que se venía haciendo, transformán-

dola completamente y por otro lado

dio una armonía a esto empapándolo

con una ideología la cual era criticar,

por supuesto que luego derivó un es-

tilo particular, pero luego abordaremos

ese punto.

Por otro lado el joven Hip Hopero

irrumpe en la escena con una nueva

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forma de ver el baile, si bien toma ele-

mentos claros de la danza o, en algunos

casos, de la onda disco, esto lleva de-

trás todo un contenido político de las

personas más marginadas, eran chicos

que no tenían los suficientes recursos

como para bailar en grandes sitios, en-

tonces comienzan a practicar este baile

en los barrios, el cual luego se empapó

de un contenido, aquí el proceso es el

mismo, el joven da un nuevo sentido

al clásico baile burgués, transformán-

dolo en algo del barrio, algo agresivo,

pero a la vez combativo, para luego dar

una cierta armonía, la cual caracteriza

al Breakdancing hoy por hoy, ya que

siempre que hablamos de esta forma

de expresarnos tiene detrás todo un

sentido, una estética y una ideología

particular.

Por último me parece importante des-

tacar la aparición del estilo del Hip

Hopero, en donde podemos apreciar

al clásico joven con ropas anchas, sin

duda esto se a desfigurado completa-

mente con el pasar del tiempo, hacién-

dose sumamente complicado el análi-

sis, pero lo cierto es que los jóvenes más

pobres, al no tener dinero, debían usar

las ropas de sus hermanos mayores,

que obviamente les quedaban anchas,

es así como más o menos comienza a

gestarse este estilo, luego este hecho

se ideologiza y politiza con un sentido

claro de crítica, pero me gustaría citar

el siguiente texto para retratar lo que

hoy en día pasa.

El Hip Hop ha ido creciendo y expan-

diéndose de manera impresionante

alrededor del mundo y también se ha

expandido a si mismo respecto a sus

variedades de percepción, es por esta

razón que se ha querido dar un ideal de

conciencia en forma de mantener al Hip

Hop progresando, pero evitando que

se desfigure de como fue creado; esto

es el respeto a sus orígenes, ideales y

propósitos. En la actualidad, el Rap pro-

piamente, debe ser considerado mas

allá que sólo rimas sincopadas, según

los postulados otorgados por el ideal

progresista de esta cultura imponen un

orden disciplinario para evitar erróneas

percepciones del público receptor de

este movimiento, específicamente en

el Rap, esto trata de crear composicio-

nes con un mensaje concienciado con

el propósito serio de imponer un cri-

terio, criticar alguna situación, opinar

sobre un tema determinado, etc... Todo

con el fin de crear un mayor desarrollo

cultural del Hip Hop en la sociedad y en

si mismo, es por esto que se insiste en

mantener la fidelidad en los orígenes

del Hip Hop, esto no significa quedarse

con los primeros subgéneros, la fide-

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lidad va de la mano con el desarrollo

de diversos estilos dentro del Hip Hop,

pero respetando la intención de una

buena percepción tanto interna como

externa.

Es aquí donde se cuidan detalles impor-

tantes dentro de la cultura, como por

ejemplo en el vestuario, últimamente

están muy de moda las tiendas y mar-

cas especializadas en ropa para “repre-

sentar” al Hip Hop, generalmente esto

trata sobre ropa holgada usada por los

exponentes del movimiento cultural,

pero si la ropa ancha se usa (entre otros

usos) a manera de rendir homenaje a

la miseria vivida por los primeros ex-

ponentes provenientes de los ghettos

negros, donde la pobreza no permitía

a una familia comprar el vestuario ne-

cesario a todos los hijos, y los menores

se veían obligados a usar la ropa de sus

hermanos mayores (que obviamente

no era de su talla), entonces ¿por qué

comprar ropa con esta intención a pre-

cios tan elevados como los ofertados

por las grandes marcas “especializadas”

en este tipo de vestuario?

En conclusión tenemos una ideología,

un estilo y una manera determinada de

pensar que son claras y es lo que com-

prende al Hip Hop. Hablando de este

movimiento netamente en Chile, este

comienza a tener importancia a media-

dos de los años 80, también empieza

a gestarse en los sectores más popu-

lares, es así como podemos apreciar a

los incombustibles Panteras Negras,

quienes con sus irónicas y ácidas le-

tras, lograron cautivar a un público no

menor de jóvenes en aquel tiempo, la

característica principal fue que estos

tipos tomaron la idea básica del Hip

Hop y la adaptaron a nuestro contex-

to, tarea difícil, ya que se acostumbra a

copiar calcado de cómo viene, además

reflejaban la pobreza de Santiago, su

apatía y la represión, por lo tanto el Hip

Hop se incorpora de manera “natural” a

estos sectores, será el arma con la cual

poder expresarse y alzar la voz. Hoy en

día el Hip Hop se masifica, como ya lo

veníamos advirtiendo, las grandes in-

dustrias se apoderan de esta imagen

característica y se comienza a vender

un formato empaquetado, carente de

ideología, pero lleno de superficiali-

dad, si bien siguen existiendo Hip Ho-

peros con sentido crítico y combativo,

estos son los menos, y cada vez pode-

mos ver más a pseudos Hip Hop, por lo

tanto esto sin duda requiere un trabajo

de contextualización, ya que no es lo

mismo el Hip Hop en Estados Unidos,

que el de aquí en Chile, obviamente los

contextos son diferentes y por lo tanto

los sentidos cambian, si bien existe un

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Page 13: Revista Zopisa

tipo ideal, recurriendo a la idea Webe-

riana, no debemos olvidarnos que aquí

están pasando otras cosas, la tarea es

reinterpretar el Hip Hop, manteniendo

su lineamiento básico, pero contextua-

lizándolo, para que así no sea un mero

movimiento que carece de sentido po-

lítico e ideológico y más bien se trans-

forme en algo superficial.

Las ideas de Homologación y Bricolaje

tienen también que jugar un rol im-

portante, ya que si bien de acuerdo a

la metáfora del reloj de arena, este se

da vuelta y comienza a funcionar de

nuevo creando una especie de influen-

cia en los grupos hegemónicos, lo mis-

mo, pero tomando a otros jóvenes en

otros contextos, se debe plasmar esta

idea de manera que el sentido principal

no se pierda y la manera o la forma se

adapte al nuevo contexto, es un cons-

tante recambio el cual es muy propio

de esta globalización, pero siempre

hay que tener en cuenta los contextos

en que estamos inmersos, o sino esto

se transforma en una mera estética y

superficialidad en donde el contenido

principal se deja de lado.

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REFLEXIONES EN TORNO A LA DISCRIMINACIÓN HISTÓRICA DEL BAJO PUEBLO Y LA CULTURA POPULAR: EL CASO DE LA CUECA BRAVA.Por Jorge González

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INTRODUCCIÓN

En la actualidad y desde más o menos

15 años, la Cueca Brava, la expresión

artística más importante de la cultu-

ra popular urbana, es reconocida por

distintos actores culturales y políticos

como símbolo de identidad nacional. A

través de la labor que el grupo Los Tres

realizara introduciendo en la industria

discográfica la obra musical de Roberto

Parra, además del ya fallecido director

teatral chileno Andrés Pérez con la di-

fusión de la obra “La Negra Ester” (de

Roberto Parra) y por último, a la sombra

de bares y restaurantes, del trabajo co-

tidiano e incansable de todos aquellos

músicos y cuequeros que componen el

Movimiento Cultural de la Cueca Chile-

nera , con grupos como “Los Trukeros”,

“Los Porfiados de la Cueca” o “Las Por-

teñas”, por nombrar algunos, jóvenes y

adultos, mujeres y hombres, han cono-

cido la Cueca Brava y su sello particu-

lar, identificándola como chilena y por

tanto, propia.

Distinta de la cueca de salón, con su fi-

gura típica del Huaso-patrón con pon-

cho, sombrero, chicote y espuelas, la

Cueca Brava, tiene su procedencia en el

bajo pueblo, esa masa popular confor-

mada fundamentalmente por el peo-

naje rural que pobló las ciudades desde

mediados del siglo XIX hasta principios

del siglo pasado, y que habitó los Bajos

Fondos, aquellos barrios o suburbios

populares del centro de Santiago.

Tal fuerza ha tenido este movimiento

cultural, que incluso los distintos go-

biernos de los últimos años ha recono-

cido su carácter de manifestación de

la cultura nacional urbana, otorgando

reconocimientos públicos y artísticos

a viejos estandartes de la cueca brava,

como los hermanos Parra (Tío Lalo y

Roberto), Nano Núñez y el conjunto los

Chileneros, entre otros.

Sin embargo ¿Cuáles fueron las carac-

terísticas de la cueca brava y la cultura

popular urbana de las primeras déca-

das del siglo pasado? ¿Qué procesos se

desarrollaron para que la cueca brava

perdiera terreno en el campo de la cul-

tura popular? ¿Por qué fue necesario

rescatarla desde un extraño olvido?

Aunque parezca paradójico, el Bajo

Pueblo y su creación artística máxi-

ma, la cueca brava, fue perseguida y

reprimida durante principios del siglo

pasado por un Estado chileno cuyos li-

neamientos se construían bajo el impe-

rativo moral de civilizarlo. En este texto

demostraremos la validez y coherencia

de esta hipótesis. Las fuentes no sólo

serán las tradicionales del saber cien-

tífico, bibliografía histórica, sino que

1. El movimiento de la cueca Chilenera debe su nombre al grupo Los Chileneros. Está conformada por hombres y mujeres, jóvenes, adultos y adultos mayores que en la actualidad, realizan una labor de difu-sión de la cueca brava, fundamentalmente en las ciudades de Santiago y Valparaíso

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también, haremos uso de fuentes po-

pulares. La relevancia de estos textos

es que encierran un saber que da cuen-

ta del contexto histórico, pero desde la

perspectiva de actores propios del bajo

pueblo.

Es además el homenaje póstumo que

realizó a uno de mis grandes maes-

tros. Hablo del fallecido Hernán “Nano”

Núñez. En mi caso personal, soy un

cantor que también recorrió esos Ba-

jos Fondos y por cuyas venas también

corre el espíritu y la sangre rebelde del

Bajo Pueblo.

1.PROCEDENCIA HISTÓRICA DEL

BAJO PUEBLO.

La procedencia del bajo pueblo urba-

no es un proceso que según Gabriel

Salazar se remonta al mundo rural, ya

que a mediados del siglo XIX, producto

del crecimiento demográfico y la valo-

rización de la tierra debido a la expan-

sión de la agricultura comercial, miles

de personas, vagabundos e hijos de

inquilinos debieron emigrar al quedar

desocupados al interior de las hacien-

das. Este peonaje rural se desplazó a las

ciudades, las obras públicas, los centros

mineros, la frontera araucana y el ex-

tranjero . Su característica fundamental

fue su renuencia “al disciplinamiento la-

boral y la proletarización, cuestión que

2. Salazar, Gabriel. “Historia Contemporánea de Chile”. Tomo II. Lom Ediciones. Pág. 1063. Ibid. Pág. 107.4. De Ramón, Armando. “Santiago de Chile”. Editorial Sudamericana. Pág. 191.5. Salazar, Gabriel. “Historia Contemporánea de Chile”. Tomo III. Lom ediciones. Pág. 175.6. Salazar, Gabriel. Tomo II. Op. Cit. Pág. 1087. Ibid. Pág. 192.

se manifestaba en su escaso interés por

cumplir horarios, en su abandono de

las labores (a menudo con el pago por

adelantado) y en su búsqueda perma-

nente de nuevas ocupaciones ”.

Particularmente en Santiago, según

Armando De Ramón , algunos de es-

tos migrantes pobres se fueron esta-

bleciendo en la periferia a medida que

llegaban a la capital. Con el paso del

tiempo, muchos se vieron en la necesi-

dad de asalariarse, fundamentalmente

en la construcción urbana , asentán-

dose establemente en la ciudad. Otros,

decidieron mantener su espíritu de in-

dependencia, estableciendo activida-

des económicas independientes en la

capital (de preferencia en el comercio

ambulante), u oscilando entre regio-

nes. Otros definitivamente se afincaron

en provincias (dedicándose a la mine-

ría independiente) y otros emigraron al

extranjero (también para ocuparse en

actividades mineras) .

Con el pasar del tiempo, y medida que

encontraban trabajo en el centro de la

ciudad los pobres de la periferia se tras-

ladaban hacia el, donde existían vivien-

das disponibles; eran los conventillos.

“Se trataba de edificios construidos con

materiales de muy mala calidad, cuan-

do no desechos que se levantaban a un

nivel inferior al de la calle, por lo que es-

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Page 17: Revista Zopisa

taban expuestos a inundaciones, y en

sus cuartos se hacinaba un número de

personas muy superior al que razona-

blemente podían albergar. La mayoría

de las mujeres que vivían en tales edi-

ficios ejercía el oficio de lavanderas por

lo que, tanto los menesteres de la coci-

na como los del lavado propio y ajeno,

debían también ser realizados en esos

lugares” . Antiguamente fueron habita-

dos por la clase media que, producto

del alza de los precios de los arriendos

y la oferta habitacional que para ellos

se desarrolló en Santiago, emigró a las

nuevas comunas que se poblaban ha-

cia el Oriente. Al emigrar, los conventi-

llos quedaron libres para la ocupación

de los nuevos habitantes ”.

2.EL BAJO PUEBLO Y LA CUECA BRAVA.

¿Cuáles fueron las características de la

cultura popular urbana y específica-

mente la cueca brava durante las pri-

meras décadas del siglo pasado en la

ciudad de Santiago?

Rodrigo Torres destaca la existencia

de una cultura (popular) del conventi-

llo caracterizada por la pobreza de las

condiciones materiales de subsisten-

cia, la violencia, el espíritu de indepen-

dencia de sus habitantes, su resistencia

a la proletarización y la existencia de

tradiciones y celebraciones populares

8

traídas desde el campo: las fiestas po-

pulares, con todo su repertorio de can-

tos, danzas y poesías que encerraban y

explicaban la cosmovisión campesina

del mundo .

El campo de la fiesta popular urbana

ocupa un lugar fundamental en la vida

del bajo pueblo. Es un rito cotidiano

donde los habitantes de un conventi-

llo podían reunirse de manera libre y

vincularse como otrora fuera en la vida

campesina, pero sin la mirada vigilante

del poder patronal. Es un espacio que

se construye en oposición al ideal de

la nueva vida moderna que propugna-

ban tanto las elites como sus contrarios

(socialistas y anarquistas), ya que sus

prácticas y reglas, su espontaneidad y

festividad desdeñan el apremio por el

tiempo y la disciplina, posicionando a

los individuos en otro plano de relacio-

nes, el de una libertad pasajera, pero

real. En este espacio, la cueca brava,

como canto y danza, era la práctica

más importante, ya que invitaba y ani-

maba a la fiesta; es más: era la misma

fiesta. Se entonaba de preferencia en

los grandes centros de abastecimien-

to Santiaguinos, como el Matadero,

la Vega Central, Barrio Yungay y la Es-

tación Central. En palabras de Nano

Núñez “Cuecas se cantaba en todas

partes, no importaba si no hubiera

instrumento. Habiendo vino y comida,

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8. Ibid. Pág. 192.9. www.cuecachilena.cl 14

Page 18: Revista Zopisa

estando el chuico, las gallinas llegaban

solas como si les gustara la cueca. Y al

tañeo (sonido) de la cueca que se sen-

tía en la calle empezaba a agrandarse

el lote y así, sucesivamente, las toma-

teras duraban semanas, meses, porque

la gente se iba renovando tanto como

el bolsillo. Tomaban todos los días.

Cuando no era aquí era acá. Cuando

no había ya que atinar, recurrían a las

pilchas que era un reloj, que un vestón,

habiendo las formas, hasta los zapatos

y vamos a la peña. Mientras llegaba el

billete, con un poco se hacía un caldo,

para componer la máquina; hasta el

chuico se transformaba en capital. Así

eran las fiestas en los bajos fondos. Con

esa chispa, ese alboroto como si la gen-

te anduviera dopada, con un néctar de

alegría, se olvidaban de las penas, los

problemas” .

Los intérpretes de la cueca eran los per-

sonajes típicos de este mundo. “Los me-

jores cuequeros jamás fueron músicos;

eran carreteleros, comerciantes ambu-

lantes, veguinos, matarifes, afuerinos,

pellingajos, choros, roperos, planteros,

tortilleros... ”. En sus composiciones

cantaban enarbolando su oficio, el de

los personajes populares y las vivencias

propias; amoríos, penas, anhelos y frus-

traciones, así como también la alegría y

la picardía del bajo pueblo.

10

10. Núñez, Hernán. “La Época de oro de la cueca brava”. Emi Odeon.11. Núñez, Hernán. Op. Cit.12. La transducción es el ejercicio intelectual de crear, con la estructura lingüística que posee un grupo de hablantes, nuevas categorías y hablas.

En este sentido, el capital simbólico

que los cuequeros urbanos de las tres

primeras décadas de siglo pasado

construyen es en oposición al de las eli-

tes. En toda esta manifestación, crean

un nuevo discurso propio del bajo

pueblo, que no se nutre de ningún dis-

curso moderno. Es por tanto, un saber

transductivo , creativo. El sujeto que

enuncia, el roto, cambia su objeto de

admiración, que ahora es el espacio

urbano marginal. Estos discursos circu-

larán al interior de los espacios del bajo

pueblo, fortaleciendo con seguridad

sus identidades. La cueca habla por

nosotros; es nuestra propia palabra. El

verso, por ende, debe alabarnos: Nues-

tras fortalezas y nuestras virtudes. Por

ejemplo, en la cueca “Caramba yo me

agarré con la muerte”, d Hernán Núñez,

encontramos una alegoría maravillosa

al roto y la virtud que lo hiciera amado

y detestado: su ingenio.

“Caramba yo me agarré con la muerte

Caramba por eso pasa de largo, caram-

ba por eso pasa de largo.

Caramba yo me vele, 15 finaos,

Caramba tengo pacto con el diablo, ca-

ramba yo me agarre con la muerte.

Cuando vino a buscarme, el Satanás,

Yo le gane los cachos, tirando el crack,

cuando vino a buscarme, el Satanás.

Tirando al crack ay si, y echaba chispas,

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Page 19: Revista Zopisa

y perdió hasta la cola, jugando brisca

Yo me gane la vida, con puras chivas”.

¿No son acaso estas ideas acordes con

las tesis sobre la personalidad creativa

y rebelde del roto? ¿Esta inclinación a

lo tradicional, no es coherente con su

resistencia a la proletarización?

3. CIVILIZACIÓN V/S BARBARIE:

LA PERSECUSIÓN DE LA CUECA

Este campo de relaciones urbano popu-

lar, fue interpretado por las elites como

un espacio bárbaro, un verdadero pe-

ligro para la civilización occidental. Ya

Vicuña Mackena, a mediados del S. XIX,

aseguraba que con el surgimiento de

un espacio popular marginal la ciudad

había quedado dividida en dos secto-

res, caracterizados como “el Santiago

propio, la ciudad ilustrada, opulenta,

cristiana y la ciudad de los arrabales que

no eran sino una inmensa cloaca de in-

fección y de vicio, de crimen y de peste,

un verdadero potrero de muerte”. Por

lo tanto, la ciudad se contaminó social

y físicamente. “El Santiago feroz y bru-

tal donde habitaba el bajo pueblo se

consideró como un espacio donde se

incubaban las patologías sociales que

atentaban contra el orden. Las tesis

higienistas en boga afirmaban que un

espacio de miseria generaba conduc-

tas miserables, como el alcoholismo, la

delincuencia y la prostitución ”.

La elite reaccionó a esta nueva realidad

a través de la represión y persecución

policíaca, sustentada en la promulga-

ción de numerosos decretos que san-

cionaban la prostitución, el vagabun-

daje y el alcoholismo.

Por otra parte, el proletariado ilustrado,

también con una trascendencia tempo-

ral, se sumó a la labor civilizadora, claro

que con objetivos muy distintos a los

de la oligarquía . “En efecto, el Obreris-

mo Ilustrado como lo ha denominado

Eduardo Devés, aspiraba a la constitu-

ción de una clase trabajadora austera,

disciplinada, laboriosa, respetuosa de

la moral y las sanas costumbres, co-

nectada con las novedades científicas y

técnicas del siglo. Su programa eman-

cipador se propuso erradicar las con-

ductas bárbaras dentro del bajo pue-

blo, de ahí su énfasis en la educación ”.

En este caso, el despliegue pragmático

de este anhelo se manifestó en toda la

red cultural, periodística y educacio-

nal que desplegaron las mutuales, las

mancomunales y las sociedades de re-

sistencia, con campañas contra el alco-

holismo y la prostitución, campañas de

alfabetización, formación de periódicos

obreros , conjuntos musicales, talleres

de teatro, de poesía y círculos literarios

. Sin embargo, según Salazar, subvalo-

rar la cultura popular tradicional les res-

13

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18

13. De Ramón, Armando. Op. Cit. Pág. 188.14. Salazar, Gabriel. Op. Cit. Pág. 108.15. Salazar, Gabriel. Tomo II. Op. Cit. Pág. 114.

16. Ibid. Pág. 115- 11617. Illanes, María A. Op. Cit. Pág. 31. 18. Salazar, Gabriel. Tomo II. Op. cit. Pág. 116.

16

Page 20: Revista Zopisa

tó fuerza al movimiento y el obrerismo

ilustrado al interior del bajo pueblo .

“Recabarren y los anarquistas pudie-

ron ser escuchados con respeto, pero

de seguro, muchos a los cuales dirigían

su discurso moralizante los vieron dis-

tantes y no compartieron sus posturas.

¿No se encuentran allí las razones de

por qué el movimiento que ellos pro-

movieron sufrió una severa crisis en los

años veinte? ¿No se encuentran allí una

razón que permite comprender el suici-

dio de Recabarren? ”.

Tanto civilizados como ilustrados utili-

zaron distintas estrategias con el pro-

pósito de civilizar al bajo pueblo. Unos

para mantener el orden social, otros

para subvertirlo. Sin embargo, lo que

en realidad descomprimió las energías

sociales que se incubaban fue su cons-

tante emigración hacia distintas zonas

del país . Este contexto significó la per-

secución de la cultura popular urbana,

específicamente la fiesta popular, y

por ende, la cueca brava. Nano Núñez

lo testimonia de la siguiente manera.

“Cuando pasaban los pacos o tiras por

las calles y había cueca en los conventi-

llos, se metían pa’ adentro y los sacaban

a todos; menos a las mujeres, si es que

estas no se metían. Pero cuando los pa-

cos eran 4 o 5, porque la rotada es harto

brava, sobre todos los que trabajaban

en los hornos de ladrillos, que hay que

ser medio animal para cargar hornos. Y

si los llegaban a sacar, los llevaban más

amarrados que un arrollado, los echa-

ban a un carrito, a caballo, que corría

por Ecuador, Avengual a la Estación

Central. Lo hacían parar en la puerta de

la once comisaría… Y así se le persiguió

y más que todo en los barrios humildes.

Es por eso que la cueca se refugió en las

casas de niñas, en los arrabales, en los

bajos fondos, cárceles presidios, ahí no

lo podían llevar preso... ”

¿No es acaso este el inicio de un proce-

so que terminaría muchísimas décadas

después con conjuntos haciendo una

cueca estilizada y naturalizada, de vi-

trina, con huasos falsos y apatronados?

¿No es también la manifestación dialé-

ctica de la dicotomía clásica del univer-

so simbólico occidental, la lucha entre

civilización v/s barbarie?

“La cueca prácticamente era prohibida

aunque esa ley no tenía número y aun-

que el roto lo llevaran en cana, la can-

taba igual. O sea el roto se quedó con

la cueca y la cueca se quedó en el alma

del roto. Es por eso que es difícil que se

la quiten: si no hubiera sido por él, la

cueca habría desaparecido, porque ha

sido el único abogado que ha tenido ”.

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20. Ibid. Pág. 116.21. Ibid. Pág. 116.22. Núñez, Hernán. Op. Cit 23. Ibid.

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Page 21: Revista Zopisa

No podía ser de otro modo, puesto que

cueca brava y roto llegaron a convertir-

se en uno sólo Se resguardaron en los

suburbios, en las cárceles y los burdeles

y debieron esperar casi 50 años, para

volver en gloria y majestad, como “re-

torno de lo reprimido”, cobrarle su deu-

da histórica a la razón occidental: ¿No

son el símbolo de esto las condecora-

ciones que ahora lucen en sus pechos,

los descendientes y compañeros de los

Parra y Núñez?

“Yo creo que la cueca la inventó Sata-

nás, porque es ardiente, fogosa, y al

mismo tiempo fina, arrogante y dicha-

rachera ”

BIBLIOGRAFÍA

•De Ramón, Armando. “Santiago de Chile”. Editorial Sudamericana. Santiago, 2000.

•Salazar, Gabriel. “Historia Contemporánea de Chile I. Estado, legitimidad y ciudadanía”. Lom edicio-

nes. Santiago, 1999.

•Salazar, Gabriel. “Historia Contemporánea de Chile II. Actores, identidad y movimiento”. Lom

ediciones. Santiago, 1999.

•Salazar, Gabriel. “Historia Contemporánea de Chile III. La economía: mercados, empresarios y

trabajadores”. Lom ediciones. Santiago, 2002.

•www.cuecachilena.cl

MATERIAL DE AUDIO.

•Núñez, Hernán. “La Cueca Brava y su época de oro”. Sello EMI, México, 1992.

24. bid.

24

18

Page 22: Revista Zopisa

Juventud Pequeño BurguesaPor Cristián Cepeda

Page 23: Revista Zopisa

Queremos entender cómo Jamaica

pasa a ser un patio -selectivo-, un sec-

tor donde sólo un tipo de estudiantes

llega a sus rincones, sin ni siquiera

realizar una coerción física. Entender

cómo el peso de sus simbolismos y de

su gente es lo suficiente para mantener

alejado a una parte de la población uni-

versitaria, y debelar aquella contradic-

ción interna que se formula en la –no

concepción de su realidad- por parte

de éste mismo estudiantado.

Primero intentaremos explicar el origen

de aquella juventud, de dónde nacen,

cómo surgen y cómo logran cristali-

zarse, entendiendo que toda situación

histórica es producto de un avance

dialéctico de las voluntades y autocon-

ciencias de los sujetos sociales.

Sin embargo, planteamos que no exis-

te una juventud real o material, sino

que ésta surge desde la capacidad ge-

nerativa del lenguaje, en primera ins-

tancia, por parte de la elite dominante,

y es funcional a los intereses propios

de dicho sector, y posteriormente, en

antítesis se crea un nuevo discurso que

chocará con dicha construcción social

elevado por la clase dominada.

Para aquello visitaremos el análisis so-

ciológico funcionalista sobre la juven-

tud, desarrollado desde la visión euro-

peizante de la elite dominante.

El investigador H. Eric Erikson, entien-

de que entre la niñez y la edad adulta

se inserta una –moratoria social- insti-

tucionalizándose como espacio social

protegido. Se trata de un “Período de

postergación concedida a toda aquel

que aun no está dispuesto a aceptar un

compromiso, o que se le impone a al-

guien que debería dedicar más tiempo

a si mismo… Es un período caracteri-

zado por la condescendencia selectiva

por parte de la sociedad y la actitud ju-

guetona y provocativa por parte de la

juventud” .

Una visión que podría reafirmar aque-

llo sería la del sociólogo Eduard Spran-

ger, que entiende a la juventud no

sólo como etapa de espera, sino como

“Estructura de forma propia, belleza y

dignidad” , y a su ves Zinnecker realza

aún más la visión idealizante sobre la

juventud reflejando caracteres porta-

dores de progreso social .

Dentro de aquellos parámetros es des-

de donde nos hemos visto obligados,

en primera instancia, ha comprender a

la juventud, homologando relaciones

culturales incoherentes con nuestro

desarrollo social. Sin duda cuando se

pensaba sobre juventud en Latinoamé-

1

2

3

1. Erikson, Erick H, Jugend und krise. Die psychodynamik im sozialem Wandel. Stuttgart, Alemania, 1974.2. Spranger, Eduard, Psychologie des jugendalters. Leipzig, Alemania, 1924.3. Manfred, Liebel, Mala Onda, juventud popular en América Latina, Managua, Nicaragua, 1992.

20

Page 24: Revista Zopisa

rica, no se pensaba para toda la pobla-

ción, si no más bien para un sector -el

que alcanza cierto desarrollo económi-

co e intelectual-.

Sin embargo, a partir de la mitad del

siglo XX surge un nuevo discurso sobre

la juventud, ya no sólo entendida bajo

el funcionalismo-estructural burgués, si

no que desde las elites intelectuales de

la izquierda marxista, crean una nueva

connotación a la tarea de lo juvenil, ya

no sólo poseedora de progreso/conti-

nuidad, sino más bien de rebeldía/cam-

bio.

“…Por eso es que la juventud contem-

poránea, y sobre todo la juventud de

Latinoamérica, tiene una obligación

contraída con la historia, con su pue-

blo, con el pasado de su patria… ” .

Tanto la clase dominante como la clase

dominada, utilizan la capacidad gene-

rativa del lenguaje para la construcción

de sus propios agentes sociales (ju-

ventud burguesa o juventud-popular-

militante) y producto de éste choque

dialéctico, resulta absorbido en su ma-

yoría el viejo agente juvenil burgués,

desarrollando una síntesis y una nueva

concepción de lo juvenil.

¿Cuáles son las características de

ésta nueva juventud?

Una juventud guiada en su mayoría por

espontaneidades y una fuerza de cam-

bio, (recordar que al ser agentes ideoló-

gicos no pierden su condición natural y

por ende se mantiene una división en-

tre clases), generando arquetipos que

salen de ética, estética y función social.

Podemos ejemplificar a ésta nueva ju-

ventud burguesa con el hippismo de

los 60´s, la cual abandona los paráme-

tros propios de su clase. Por su parte

la nueva juventud popular-militante,

demuestra una radicalización en su

discurso & praxis política (creación de

juventudes políticas ultra izquierdistas

y crecimiento de grupos lumpen).

La Cresta de la Ola

Los estudiantes que visitan “Jamaica”,

son aquella nueva síntesis que se plan-

tea.

La ética y estética rebelde, comprome-

tida y sensiblera, muestran la “nueva

ola juvenil”.

4

4. Gossens, Allende Salvador, Discurso Universidad Guadalajara, México, 2 de Diciembre de 1972.21

Page 25: Revista Zopisa

Sin embargo a ésta nueva juventud

debemos entenderla como los mismos

agentes de sus clases sociales (como

expresamos anteriormente), por lo cual

no pierden nunca su condición natural,

su instinto, su hipocresía, sus manifes-

taciones, su hedor desarraigado; por

lo que podemos develar que aquellos

contertulios que visitan nuestros pa-

tios, no son más que unos pequeños-

burgueses o en muchos casos burgue-

ses.

Estos compañeros que buscan la inte-

gración social, la armonización de las

clases, la conjunción de la naturaleza

con lo artificial y en muchos casos la

superación del desgarro originario, in-

quieren en los universos simbólicos, los

nuevos dioses donde poder esconder

su estupidez -una estupidez disfraza-

da de airosos clichés afrancesados, y

lecturas periódicas del The Clinic o uno

que otros contra-informativo funzines

subversivos-.

En aquella búsqueda de la unión con el

todo y con todos a través de simbolis-

mos, no demuestran mas sino su con-

servadurismo, su clasismo, su miedo a

los rotos/ladrones/hambrientos que

ahora no son más que los alienados/

hedonistas/flaites, como diacrónica-

mente se les llama ahora.

En el choque dialéctico de los discursos

sobre juventud, la nueva -cresta de la

ola-, no puede si no ser el anuncio de

una nueva modernidad, de una hipe-

rrealidad, que inventa fugacidades.

22

Page 26: Revista Zopisa

Estado, Educación y Movimiento EstudiantilPor Charly Brown

Page 27: Revista Zopisa

El desarrollo de las clases sociales en

Latinoamérica y en Chile, así como la

formación social que deriva, se explica

principalmente por un Estado construi-

do desde la necesidad imperialista de

dominación económica de éstas lati-

tudes desde antaño. De forma violenta

desde sus inicios, el Estado desarrolla

la acumulación de riquezas con la do-

blegación y dominación de los nativos,

continuando con criollos y proletarios.

La visión de la educación se sustenta

en la civilización de los mismos, su mi-

sión es adaptarlos, en última instancia

a sus necesidades económicas.

En la actualidad estos preceptos no

han variado, más bien se han terca-

mente impuestos como leyes de la fí-

sica, para mantener la expoliación más

descarnada a nuestro pueblo y clase

trabajadora. En nuestro nuevo pasaje

histórico, en la época que nos encon-

tramos, donde la organización de la

producción es a nivel planetario, no

sólo la economía está articulada más

intensivamente, la educación en este

nivel de desarrollo productivo es muy

relevante para el imperialismo con tal

de desarrollar la productividad y mer-

cados. La educación misma pasa a ser

una industria, la interrelación con la

economía es cada vez más intensa y

fundamental en la dominación, lo que

hace de ésta un factor clave para la re-

producción de las condiciones materia-

les e ideales del capitalismo, en función

de los intereses imperialistas. El mode-

lo educacional chileno, es el laboratorio

para el resto de los países de influencia

Estadounidense, y surge como imposi-

ción Estatal afín con las directrices de

los órganos de organización mundial

del capitalismo dominado por Estados

Unidos (siempre en disputa con otros

países “desarrollados”).

La dominación Estadounidense so-

bre distintas organizaciones globales,

tanto económicas como políticas, im-

plementaron un nuevo ordenamiento

para los Estados a partir de la caída del

muro de Berlín, hegemonizado y desar-

ticulado ideológica, política y orgánica-

mente toda resistencia o alternativa. En

especial con America Latina, su princi-

pal abastecedor de recursos naturales,

la dominación fue casi una anexión. Sin

embargo, el modelo de acumulación

se desgastó internamente y está en-

trando en un proceso de declive eco-

nómico próximo a una crisis, de igual

forma las resistencias se trasforman en

alternativa y vivimos un momento de

desarrollo del movimiento popular en

América Latina. En el contexto chileno,

la revolución pingüina y el despertar de

los trabajadores subcontratistas (movi-

24

Page 28: Revista Zopisa

miento de masas y movimiento estraté-

gico) surge entorno al cuestionamiento

del modelo de explotación, pero tam-

bién cargamos una pesada mochila

de desarticulación ideológica, política

y orgánica, la cual se demuestra en el

carácter explosivo y visceral de la ma-

nifestación popular y otras reacciones

individuales ante la intensificación de

la explotación, como también las líneas

oportunistas que utilizan estos movi-

mientos como monedas de cambio.

En el plano de la lucha educacional,

se pueden divisar varios planos de la

lacra neoliberal, la reproducción de las

clases sociales, de la distribución de ca-

pital cultural, la articulación financiera

internacional de la industria de la edu-

cación, la concentración de la industria

y dominación ideológica que contrae,

la descarada ligazón de intereses eco-

nómicos con los políticos, la direccio-

nalidad a los intereses imperialistas y

lo que aún más le molesta a la misma

burguesía; la baja calidad del capital

social de la población para sus intere-

ses económicos. Todos estos aspectos

los podemos estudiar y profundizar

para dar una visión como un todo. Pero

debemos sustraer de ésta la lucha de

clases que se devela ante el agotamien-

to del modelo, y a la vez el aggiorda-

namiento de la clase dominante para

revolucionar pacíficamente sin peligro

de revolución, las contradicciones que

se desarrollan.

Dentro de éste proceso de la lucha de

clases, el “movimiento estudiantil” des-

pués del regreso al régimen democrá-

tico, fue uno de los pocos que sostuvo

un proceso crítico ante el modelo, pero

no estuvo exento de la despolitización

de sus propuestas (se gremializó), des-

articulación, desorganización y desva-

lorización de la ideología marxista. El

pensamiento de izquierda de difuminó

en una mezcolanza de subjetividades,

esencialismos, unilateralismos, sectas,

doctrinarios, aparatísmos, oportunis-

mos, e ismos varios, siempre aplaudi-

dos fervientemente por la burguesía,

los cuales desarmaron ideológicamen-

te el trabajo político de acumulación y

disputa de cuadros sociales para el mo-

vimiento popular ampliamente enten-

dido. No obstante esta época ya pasó,

y hoy nos encontramos en un avanzar

popular que choca constantemente

con obstáculos del período pasado que

impiden dar pasos más agigantados.

Estos obstáculos se sostienen en una

desvalorización por la teoría revolucio-

naria, o su revisión; el desprestigio a la

organización; el cuestionamiento a la

disputa por espacios de poder; la des-

vinculación con los sectores proletarios

25

Page 29: Revista Zopisa

y la formación de cuadros políticos pro-

fesionales para la revolución.

El movimiento universitario ha sufrido

grandes derrotas estratégicas con la

implantación del modelo imperialis-

ta educacional, no supo hacer frente

orgánicamente, ni (y porque no) com-

prende teóricamente el proceso de

revolución educacional y su ligazón

con el modelo de acumulación actual.

Diferente fue la capacidad de organiza-

ción de masas que tuvo el movimien-

to secundario después de casi 5 años

de desarrollo interno, tanto orgánica

como políticamente. No obstante, la

lucha de clases que se manifiesta en la

lucha ideológica, política y organiza-

cional dentro del movimiento universi-

tario-secundario aún está en pañales y

debe empezar a desarrollar una ligazón

orgánica, política e ideológica con los

trabajadores, como también para hacer

frente a embestidas cada vez más du-

ras del bloque dominante. La Estrate-

gia del pueblo desde el estudiantado,

materialmente, se empieza a delinear y

es en ésta donde hay que dar la lucha,

para potenciar la acumulación política

REVOLUCIONARIA.

26

Page 30: Revista Zopisa