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Universidad Austral de Chile Facultad de Filosofa y Humanidades Instituto de Comunicacin Social Escuela de Periodismo

Profesor Patrocinante: Vctor Hugo Valenzuela Seplveda Instituto de Comunicacin Social

Revolucin Pingina: Caracterizacin del caso y descripcin de los usos dados a las Tecnologas de la Informacin y Comunicacin

Tesis para optar al ttulo de Periodista y al grado de Licenciado en Comunicacin Social

Catalina Javiera Ramos Sern Diego Osvaldo Gerter Rojas Valdivia, Chile 2008 1

El culto Internet es un culto joven, de jvenes y para jvenes. Est concebido como una especie de proceso de revolucin permanente, donde son los jvenes los que determinan la direccin del movimiento (Breton, 2002 en Le Monde Diplomatique: 45).

Resumen

El estallido de la Revolucin Pingina en mayo de 2006 trajo consigo una serie de fenmenos sociales. El alto grado de cobertura por parte de los medios de comunicacin a las tomas de liceos que comenzaron a sucederse en Santiago tras el discurso presidencial del 21 de mayo, unido a la toma de conciencia de parte de los estudiantes respecto de las necesidades comunes que tenan a lo largo de Chile, gener una escalada de paros de liceos en todo el pas.

Pronto no slo los estudiantes hablaban sobre lo que queran para la educacin en el futuro, tambin lo hacan los trabajadores, las dueas de casa, los empresarios. Todo el pas estuvo durante tres semanas sumergido en un debate poltico, situacin que no se produca haca ms de una dcada.

Ante este escenario, que evidenciaba un sistema educativo colapsado por lo intereses de mercado, como lo proponen Corea y Lewkowicz en Pedagoga del Aburrido (2004), los secundarios de Chile decidieron buscar un cambio y se constituyeron para ello en un movimiento juvenil.

Pero como es propio de los jvenes, ellos introdujeron en el movimiento nuevos elementos: Las Tecnologas de la Informacin y Comunicacin (TIC). Para Martn Barbero (2002) la capacidad que tienen los jvenes para absorber las tecnologas y hacerlas parte de su cultura, es insospechada. De esta forma, Internet se convirti en uno de los ms importantes aliados del movimiento Pingino, sin el cual, nada de ello hubiera ocurrido.

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La prensa por su parte, contribuy en un primer momento al alzamiento de los secundarios de todo el pas, pero luego, al ver que el propio Gobierno se encontraba sobrepasado con la situacin, desplegaron tcticas con el fin de desmantelar al movimiento.

Pese a los constantes ataques e intentos de desprestigio de la prensa, el movimiento mantuvo su unidad hasta que la Presidenta dio respuesta a sus demandas. La organizacin interna del movimiento se bas en una estrategia comunicacional clara y directa y una estructura organizativa horizontal, en la que cada alumno de Chile integrado al movimiento, tena espacio para dar su opinin. Desde cada curso, liceo, ciudad y regin llegaron las demandas a la Asamblea Nacional y cada estudiante era soberano de su decisin.

Con esta investigacin qued de manifiesto cmo los medios defendieron el statu quo cuando ste se encontr amenazado y por qu los estudiantes desplegaron un sistema de informaciones paralelo al de los medios, a travs de las tecnologas de la informacin, utilizando Fotolog, chat, celular y correo electrnico.

Los estudiantes entendieron este movimiento como la nica va posible para generar un cambio en la poltica educacional. Era su forma de ser ciudadanos activos sin serlo, ya que por no tener la edad para inscribirse en los registros electorales, estaban impedidos de ejercer todo derecho democrtico.

Si el movimiento cobr tanta fuerza fue porque la mayora de los estudiantes del pas eran los marginados del sistema. Un sistema educacional regido por el mercado en el que los que tienen ms pueden optar a una mejor educacin y a un mejor futuro, y donde los que no tienen recursos estn condenados a vivir en la ignorancia y no salir de la pobreza.

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NDICE

1. INTRODUCCIN.

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2. MARCO TERICO.. 2.1. Teoras de la Comunicacin.. 2.1.1. Teora de la Informacin..... 2.1.2. Informacin y Comunicacin.. 2.2. Comunicacin en la Sociedad de la Informacin

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2.2.1. El Fenmeno de los Flash Mobs. 2.3. 2.4. 2.5. 2.6. Nuevas Tecnologas de la Informacin: Mitos, Usos y Efectos... El Estado y la Educacin... Cultura Juvenil.. Estudios Culturales: La Teora de la Resistencia. 2.6.1. Grandi y la Teora de la Resistencia 2.7. 2.8. Comunicacin Estratgica.. La Construccin Social de la Realidad.. 2.8.1. La Realidad se Construye Socialmente 2.8.2. La Construccin de la Realidad en los Medios. 2.8.3. El Concepto de Noticia.

3. METODOLOGA 3.1. Procedimiento.. 3.1.1. Fuentes Directas 3.1.2. Fuentes Indirectas: Los Medios. 3.1.3. Rastreo de Fotologs 3.2. Metodologa por objetivos..... 3.2.1. Caracterizar el Caso de Estudio: La Movilizacin Estudiantil Secundaria de 2006... 3.2.2. Caracterizar el Discurso Transmitido por los Estudiantes 3.2.3. Describir el Uso dado por los Estudiantes Secundarios a las

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Tecnologas de la Informacin y Comunicacin Durante la Movilizacin Estudiantil. 3.2.4. Caracterizar las Opiniones de los Secundarios sobre el Papel de los Medios en el Conflicto Estudiantil.. 3.3. Cuadro Metodolgico Segn Objetivos 60 61 60

4. RESULTADOS 4.1. Caracterizacin de la Movilizacin Estudiantil Secundaria en el Diario La Nacin .. 4.2. Caracterizacin de la Movilizacin Estudiantil Secundaria en el Diario Austral de Valdivia... 4.3. Caracterizacin del Discurso de los Estudiantes Secundarios en el Diario La Nacin.. 4.4. Caracterizacin del Discurso de los Estudiantes Secundarios de Valdivia en el Diario Austral .. 4.5. Caracterizacin del Caso a travs del Discurso de los Estudiantes Secundarios ..... 4.6. Anlisis Crtico de los Secundarios sobre el Papel de los Medios en el Conflicto 4.7 Descripcin de los Usos dados por los Secundarios a las Tecnologas de la Informacin y Comunicacin.. 4.8. Anlisis de Fotologs.... 4.8.1. Anlisis Cuantitativo... 4.8.2. 4.8.3. Anlisis Cualitativo. Anlisis de Libros de Visitas

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5. CONCLUSIONES

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6. BIBLIOGRAFA.

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1. INTRODUCCIN

En mayo y junio de 2006 miles de estudiantes secundarios de todo Chile fueron protagonistas de un proceso de movilizacin social como haca aos no se vea en el pas. A partir de una serie de demandas que tenan por objetivo mejorar la calidad de la educacin pblica, este movimiento conocido como Revolucin Pingina, alcanz un nivel de adhesin tan alto entre los estudiantes y la opinin pblica, que logr instalar su problemtica en un lugar prioritario de la agenda nacional.

Por cerca de tres semanas, noticiarios y programas periodsticos se abocaron a cubrir de manera casi exclusiva todo lo que ocurra en las marchas, tomas y protestas que realizaban los estudiantes de todo el pas. Al mismo tiempo, se abri espacio al debate sobre la educacin en los programas periodsticos, a los que fueron invitados los voceros1 del movimiento junto a polticos de todos los sectores, quienes en forma unnime aseguraban compartir el diagnstico sobre la necesidad de generar una reforma en la educacin de manera urgente.

Promulgada el 10 de marzo de 1990, horas antes del fin de la dictadura, la Ley Orgnica Constitucional de Enseanza (LOCE) era segn los jvenes, la principal causa de la deplorable situacin en que se encontraba la educacin pblica en Chile. Su incidencia fundamental recae en el progresivo desentendimiento del Estado de su rol de educador en favor de los empresarios privados, a quienes se les ha dado todas las facilidades para que instalen colegios en desiguales condiciones y muchas veces con el nico objeto de lucro, lo que indefectiblemente repercuti en desmedro de la calidad de la educacin.

Esta situacin es la que gener, segn los estudiantes, la profunda desigualdad que sufre hoy la educacin chilena, siendo los principales afectados, los ms pobres y reproduciendo as el crculo de la pobreza.

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Sistema de representacin estudiantil, segn el cual los elegidos por la asamblea cumplan la funcin de comunicar a la comunidad las decisiones u opiniones de sta. Existan voceros locales, regionales y nacionales y todos ellos tenan el carcter de revocables por la asamblea.

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Desde el punto de vista de los movimientos sociales en Chile, son pocos los que se recuerdan tras la recuperacin de la democracia en 1990. La Revolucin Pingina sorprendi a la gran mayora de los observadores, pues los medios haban instalado que las nuevas generaciones no estaban ni ah2 con nada y que eran menos despiertas polticamente. Sin embargo, los hechos demostraron que no era as.

De la mano de las nuevas generaciones, un nuevo actor se hizo presente en la primera movilizacin social chilena del siglo XXI, las Tecnologas de la Informacin y Comunicacin (TIC). Diversos autores han escrito sobre la extrema facilidad con que las nuevas generaciones han adoptado las nuevas tecnologas y, otros, respecto de los distintos usos que de ellas se puede hacer.

Los estudiantes hicieron uso de los recursos tecnolgicos que tenan a su alcance y los integraron en su proceso movilizador, generando gran sorpresa y admiracin de parte de los medios de comunicacin que no tardaron en darse cuenta de esto. Fue el Fotolog la herramienta tecnolgica ms reconocida, sin embargo, el correo electrnico, el chat y la telefona celular tuvieron tambin un rol preponderante.

A travs de los Fotologs los secundarios se expresaron sus impresiones sobre lo que estaban viviendo, intercambiaron informacin sobre el proceso y coordinaron actividades pblicas, producindose un espacio de intercambio de vivencias que los integr ms all del lugar del pas en que se encontraran.

La extensin que alcanz el movimiento, as como el grado de adhesin estudiantil y sobre la opinin pblica, oblig al Gobierno a tomar medidas, pese a que durante semanas se haba negado a aceptar las demandas de los jvenes y slo se limitaba a anunciar el trmino de las negociaciones que hasta la fecha se llevaban.

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Expresin juvenil chilena de la dcada del 90 que representa el desinters sobre la actividad pblica, generalmente relacionada al quehacer poltico. Esta frase fue acuada por el tenista Marcelo Ros, quien se constituy en un cono de esta generacin para los medios.

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Luego de tres semanas, la Presidenta de la Repblica se dirigi al pas para responder las demandas de los estudiantes con un paquete de medidas que aplacaran las desigualdades en infraestructura y alimentacin que aquejaba a la mayora de los estudiantes chilenos. Asimismo decidi nombrar un Consejo Asesor Presidencial para debatir sobre el futuro de la poltica educacional chilena, al cual los secundarios fueron invitados.

Semanas ms tarde de finalizado el conflicto, la Presidenta realiz un cambio de Gabinete que incluy la salida del ministro de Educacin, Martn Zilic y del ministro del Interior, Andrs Zaldvar.

Justificacin

Proveer a la comunidad de un estudio en el que se ha sistematizado un hecho social de tanta relevancia, como fue la movilizacin estudiantil, y reconstruir un discurso de gran carga ideolgica, ser siempre un aporte para el conocimiento de nuestra sociedad, sus procesos y su historia, sobre todo cuando est hecha desde una regin del pas que no est habituada a ser objeto de estudios sobre procesos sociales de carcter nacional.

Por otra parte, resulta provechoso realizar una investigacin social a partir de un hecho real y cercano tanto, fsica, temporal y generacionalmente como fue la Revolucin Pingina de 2006. Lo anterior permite una mayor aproximacin al fenmeno y un dilogo directo con los actores, para de esta manera, poner a prueba las teoras con la realidad actual nacional y local.

A la fecha en que se realiz esta investigacin (2007), los estudios en comunicacin social realizados en Chile y dedicados al uso de las tecnologas de la informacin en movimientos sociales an eran escasos. Sin embargo, se puede prever que a partir de este caso particular se estn haciendo numerosos estudios al respecto.

Las posibilidades comunicativas que entregan estos medios hacen que sean cada vez ms quienes los utilicen y se hace, por tanto, conveniente investigar quines son estos 8

actores y qu usos le dan a estos medios, as como los alcances sociales que su utilizacin pudiera llegar a tener.

Por lo dems, proporcionar a la sociedad un estudio que entregue datos relevantes respecto al uso estratgico de las tecnologas de la informacin por parte de un grupo determinado, con fines colectivos, puede llegar a ser de gran utilidad para otros movimientos, que pudieran recoger las experiencias de los estudiantes, sobre todo para grupos que no son tan cercanos a las tecnologas.

A su vez, conocer los usos de las tecnologas de la informacin por parte de este grupo generacional puede servir para comprender la forma actual de comunicarse y relacionarse de los jvenes.

Problema

De este particular caso deviene el problema de estudio de la presente investigacin: la Revolucin Pingina con sus secretos, detalles, discursos y estrategias comunicacionales. Los diferentes aspectos contemplados en el problema de estudio llevan a plantearse una serie de interrogantes, que van desde el fondo inspirador de la movilizacin, hasta la forma misma de organizacin y comunicacin: Qu caractersticas tuvo la movilizacin estudiantil? Cul fue el discurso transmitido por los estudiantes? Cul fue el uso que le dieron los estudiantes secundarios a las tecnologas de la informacin durante las movilizaciones de mayo y junio de 2006? Cmo percibieron el tratamiento informativo de la prensa sobre el conflicto?

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A partir de estas preguntas se desprenden los objetivos que guiaron la presente investigacin:

Objetivo general:

Describir el caso de estudio y los usos dados por los estudiantes a las Tecnologas de la Informacin y Comunicacin.

Objetivos Especficos:

1. Caracterizar el caso de estudio: La movilizacin estudiantil secundaria de 2006.

2. Caracterizar el discurso de los estudiantes secundarios.

3. Describir los usos dados por los secundarios a las Tecnologas de la Informacin y Comunicacin durante la movilizacin. 4. Caracterizar las opiniones de los secundarios sobre el papel de la prensa en el conflicto.

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2. MARCO TERICO

2.1 Teoras de la Comunicacin

La definicin de los conceptos de informacin y comunicacin resulta central para el desarrollo de esta investigacin, pues en ella se analiza el tratamiento informativo de la prensa sobre el fenmeno estudiado y las formas de comunicacin que tuvieron los estudiantes durante las movilizaciones.

2.1.1 La Teora de la Informacin

La teora matemtica de la informacin naci a principios del siglo pasado con el objetivo de hacer ms eficiente, desde un punto de vista meramente tcnico, la transmisin de informacin. Quedaron fuera de esta teora tanto los problemas de tipo semntico, es decir, el significado de lo que se transmite; como los problemas de influencias que afectan al receptor.

Segn esta concepcin, el mensaje es codificado por un emisor mediante una secuencia de seales seleccionadas de una fuente o repertorio (Abril, 1997: 17).

En la teora de la informacin, ni la nocin de emisor ni de receptor son entendidas como antropomorfas. Se definen como operadores que codifican y decodifican mensajes, con independencia que se trate de mquinas, de organismos o de sujetos intencionales (Abril, 1997: 17).

La Teora General de la Informacin (TGI), en tanto, tiene por preocupacin central el problema del sentido. La TGI se propone analizar y explicar los procesos de informacin adoptando como marco terico el conjunto de las teoras de la sociedad que se plantean en trminos de teora(s) de la comunicacin y que comparten el inters por el problema del sentido (Abril, 1997: 36).

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La problemtica del sentido significa para la TGI la pregunta por el modo en que el sentido se construye parcialmente en los contextos modernos de comunicacin colectiva, y muy especialmente en el contexto de la comunicacin-cultura de masas (Abril, 1997:37).

2.1.2 Informacin y Comunicacin

Respecto a la definicin del objeto de estudio de las Teoras de la Comunicacin, Miquel Rodrigo Alsina (2001) plantea que no existe total acuerdo entre los autores. Sin embargo, aclara que las discrepancias se centran ms en la denominacin del objeto de estudio que en el contenido de ste.

Para Rodrigo la informacin es el contenido del mensaje, mientras que la comunicacin abarca todo el proceso mediante el cual se transmite el mensaje (Rodrigo, 2001: 44).

Ong por su parte, entiende por comunicacin no slo la transmisin de informacin, sino la interaccin humana que se da preferentemente de manera verbal, aunque tambin de otras formas. En tanto que el concepto de informacin tendra su origen en la informtica, y ms especficamente, en el cdigo gentico y la informacin del ADN (Ong, 1996 en Rodrigo, 2001: 41).

Por su parte Pascuali (1977), introduce en su definicin la dimensin espacial, ya que para l la comunicacin slo se da cuando existe un plano de igualdad entre los participantes. La informacin, en cambio, se establece entre polos con bajo coeficiente de comunicabilidad (Pascuali, 1977 en Rodrigo, 2001: 43).

Sobre lo anterior, Rodrigo explica que reservamos la expresin relacin de informacin [] a aquellas formas de relacionalidad en que transmisor y receptor pierden la ambivalencia propia del esquema comunicacional, reemplazando el dilogo por la alocucin [] que es un decir ordenando sin posibles rplicas de la parte receptora [] (Rodrigo, 2001: 43).

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Esta definicin de informacin puede explicar la bsqueda de medios de comunicacin alternativos por parte de los sujetos del caso de estudio, ya sea en pginas web de medios alternativos, pginas creadas por ellos mismo o sitios de chat.

A lo anterior se puede aadir que en la relacin unilateral de informacin el control, seleccin y uso de los medios informativos pasan a ser prerrogativas absolutas del agente transmisor, convertido en lite institucionalizada para el desempeo de esa funcin. [] La libertad de informacin es en definitiva la libertad del informador (Pascuali, 1977 en Rodrigo, 2001: 43-44).

En la misma lnea de Pascuali, Romano afirma que nuestro conocimiento depende de las informaciones. stas a su vez, son construidas a travs de un proceso inherente a ellas que es la seleccin. Nuestro conocimiento, por tanto, est sometido a quienes seleccionan las informaciones, quienes ejercen un gran poder sobre nosotros (Romano, 1993 en Rodrigo, 2001: 43 - 44).

Si los secundarios en cuestin eran conscientes del poder que ejercen los medios de comunicacin sobre su pblico, no es aventurado pensar que hayan buscado generar mecanismos de comunicacin propios como medio de resistencia a la hegemona informativa.

En este sentido Ong propone que la digitalizacin de la palabra, como denomina el proceso de desarrollo de los sistemas de informacin, ha ampliado el campo de la comunicacin (Ong, 1996 en Rodrigo, 2001: 41).

Es Internet entonces -segn lo planteado por Ong- el nicho que debieran descubrir los jvenes en nuestro caso para relacionarse e interactuar.

Con respecto al uso tradicional y reiterado del concepto de Comunicacin de Masas para referirse al objeto de estudio de las Teoras de la Comunicacin, Rodrigo seala que diferentes autores han constatado la dificultad de concrecin del concepto comunicacin 13

de masas, pero que hay un cierto consenso entre los investigadores de la comunicacin en que la definicin tradicional de la comunicacin de masas ha quedado superada por las ms recientes tecnologas de la comunicacin y por las nuevas realidades sociales (Rodrigo, 2001: 57-58).

Por esto, Rodrigo propone dejar de hablar de comunicacin de masas y comenzar a hablar de Comunicacin Mediada. Esta nueva definicin la construye a partir de cinco caractersticas recogidas de diferentes autores que utilizan el trmino comunicacin mediada como sinnimo de comunicacin de masas, pero aqu slo se destacarn los dos primeros, que son aquellos que se relacionan directamente con el problema de investigacin.

En primer lugar, la presencia de una intervencin tecnolgica, lo que significa que la comunicacin est tecnolgicamente mediada. Sin embargo, pese a que la tecnologa es una condicin necesaria para la mediacin, no es suficiente.

Este punto se relaciona con la utilizacin de medios tecnolgicos por parte de los secundarios con objetivos comunicativos. Como lo fue el uso de Internet y telefona mvil.

Y en segundo lugar, el comunicador se manifiesta en dos sentidos, como sujeto individual y como sujeto colectivo (organizacin, empresa, medio de comunicacin, etc.).

2.2 Comunicacin en la Sociedad de la Informacin

Es evidente que la comunicacin ha avanzado junto al progreso tecnolgico. Los secundarios de hoy no se comunicaron del mismo modo como lo hicieron los de la dcada pasada. Las diferencias que pueden encontrarse hoy en los procesos comunicativos, generadas por los avances en las tecnologas de la informacin, nos dar un panorama actualizado que nos permitir entender el proceso comunicativo surgido desde los liceos chilenos.

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Sobre los retos de la investigacin social, Rodrigo apunta que La investigacin tiene que estar en dilogo permanente con la realidad social a la que se debe. [] Los cambios que se producen en la realidad social condicionan la investigacin y le plantean nuevas exigencias, nuevos retos (Rodrigo, 2001: 23).

Para Rodrigo, En un clima de opinin lleno de incertidumbres, los estudios de comunicacin deben tener en cuenta las nuevas realidades tecnolgicas y sociales que se estn produciendo (Rodrigo, 2001:23).

Con el objeto de definir la situacin actual, Saperas (1998) rescata tres denominaciones: Sociedad de la Informacin, Sociedad de la Complejidad y Sociedad Digital.

Por Sociedad de la Informacin entiende una estructura econmica y de vida cotidiana que integra todo tipo de informacin como principal fuente de creacin de riqueza, de produccin de conocimiento, de distribucin de mensajes y, finalmente, de estrategia para la toma de decisiones (Saperas, 1998 en Rodrigo, 2001: 23).

Los jvenes del caso eran conscientes de la necesidad de estar permanentemente informados de lo que ocurra con el movimiento secundario en todo el pas.

La Sociedad de la Complejidad establece que el sistema social evoluciona impulsado por una dinmica de cambio estructural que tiende a aumentar la complejidad del mundo social y de los diversos sistemas particulares que lo estructuran (Saperas 1998 en Rodrigo, 2001: 23).

Segn lo anterior, los estudiantes pueden haberse movilizado, entre otras razones, porque se habran dado cuenta que el sistema educativo en el que estaban inmerso quedaba rezagado con respecto a la modernizacin de los dems mbitos de la sociedad.

Y por ltimo, sobre la Sociedad Digital, Saperas plantea que va ms all del avance tecnolgico, pues presupone un cambio radical en la totalidad de los mbitos sociales 15

insistiendo en la relevancia

de su implantacin social y en su capacidad para la

estructuracin de los comportamientos cotidianos, as como del trabajo y el ocio, la mediacin poltica y la produccin y el consumo culturales (Saperas, 1998 en Rodrigo, 2001: 23).

En este contexto, Rodrigo invita a apreciar la forma en que los cambios tecnolgicos afectan el mundo de la comunicacin y a la manera en que stos estn interrelacionados con los cambios sociales. Por lo cual, considera de gran relevancia tener muy en cuenta los efectos sociales de las nuevas tecnologas de la informacin (Rodrigo, 2001: 24).

Apoyndose en el trabajo de Manuel Castells, La Era de la Informacin (1997, 1998 a y 1998 b), Rodrigo seala que existen tres procesos independientes que determinan el panorama actual: la revolucin de las tecnologas de la informacin, las crisis econmicas del estatismo y del capitalismo y el surgimiento de movimientos sociales y culturales. Dichos procesos habran interactuado y desencadenado en una nueva estructura social dominante, la sociedad red; una nueva economa, la economa informacional/global; y una nueva cultura, la cultura de la virtualidad real (Castells, 1998 en Rodrigo, 2001: 26).

Frente a este escenario, Castells sugiere que nos enfrentamos ante la nocin de un nuevo paradigma tecnolgico de la informacin, el cual posee las siguientes caractersticas

(Castells, 2002: 88 - 89):

1) La informacin como materia prima constituye el primer rasgo de este nuevo paradigma. 2) Las nuevas tecnologas penetran en nuestra existencia individual y colectiva, y a su vez estos procesos de existencia estn moldeados por el nuevo medio tecnolgico. 3) La lgica de una complejidad de interconexin creciente de todo sistema que utiliza estas nuevas tecnologas de la informacin. Esta configuracin puede materializarse en procesos y organizaciones mediante el uso de estas tecnologas de reciente disposicin.

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4) La flexibilidad como rasgo base de la Tecnologa de la Informacin, en que los procesos no slo son reversibles sino que tambin tienen la capacidad de reordenar de sus componentes. 5) La convergencia creciente de tecnologas en un sistema altamente integrado.

Para Rodrigo, el anlisis de los impactos sociales y culturales de Internet propuesto por Castells merece una valoracin especial. Segn ste, existe consenso en que el potencial de explosin de los usuarios de Internet podra llegar a cientos de millones a comienzos del siglo XXI.

Pese a lo anterior, Castells es cauto al referirse al alcance y nmero de usuarios que las tecnologas de la informacin tienen en la actualidad.

Aunque la comunicacin a travs del ordenador est revolucionando sin duda el proceso de comunicacin, y por su mediacin la cultura en general, es una revolucin que se est desarrollando en oleadas concntricas, iniciada en los niveles ms elevados de educacin y riqueza, y probablemente incapaz de alcanzar a grandes segmentos de masas incultas y los pases pobres (Castells, 2002: 393).

Asimismo, Castells apunta a los usos sociales de la tecnologa, principalmente a travs de la comunicacin electrnica por computador que favorece y refuerza la cohesin social y la pronta circulacin de los mensajes.

Como el acceso a la comunicacin a travs de ordenador es restrictivo cultural, educacional y econmicamente, y lo ser durante mucho tiempo, su efecto cultural ms importante podra ser en potencia el reforzamiento de las redes sociales culturalmente dominantes, as como el aumento de su cosmopolitismo y globalizacin (Castells, 2002: 396).

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En La Galaxia Internet (2001), el propio Castells hace una distincin entre los tipos de usuarios de Internet. Por un lado estn los productores/usuarios, cuyo uso de Internet retroalimenta al sistema tecnolgico, y por otro lado, los consumidores/usuarios, aquellos receptores de aplicaciones y sistemas que no interactan directamente con el desarrollo de Internet (aunque sus usos tienen sin duda un efecto agregado en la evolucin del sistema) (Castells, 2001: 51).

En tanto que Rodrigo asevera que el uso de la comunicacin por computador produce la formacin de comunidades virtuales, las que, en palabras de Castells, se definen como una red electrnica autodefinida de comunicacin interactiva, organizada en torno a un inters o propsito compartido, aunque a veces la comunicacin se convierte en s misma en la meta (Castells, 2002: 395).

Continuando con lo anterior, Castells presenta una serie de caractersticas con respecto al modelo social/cultural de los multimedia. Segn l mismo considera, la caracterstica ms importante del multimedia sera que captura dentro de sus dominios la mayor parte de las expresiones culturales en toda su diversidad. Su advenimiento equivale a poner fin a la separacin, e incluso la distincin, entre medios audiovisuales e impresos, cultura popular y erudita, entretenimiento e informacin (Castells, 2002: 405).

Rodrigo agrega que la sociedad red incide en la sociedad en su globalidad, tanto en las estructuras ms generales, por ejemplo el estado nacin, el movimiento obrero o las iglesias mayoritarias, como en las ms prximas al individuo, por ejemplo el patriarcado o la propia identidad (Rodrigo, 2001: 30).

Segn lo planteado por Rodrigo, es posible que los estudiantes, se hayan identificado a s mismos mientras hacan uso de los medios tecnolgicos.

Para Castells, las identidades organizan el sentido y se diferencian de los roles en que estos ltimos organizan las funciones. Castells pone nfasis en las identidades colectivas al sealar que quin construye la identidad colectiva y para qu, determina en gran medida 18

su contenido simblico y su sentido para quienes se identifican con ella o se colocan fuera de ella (Castells, 1998 en Rodrigo, 2001: 30).

Y distingue tres tipos de identidades (Rodrigo, 2001: 30): a) Identidad legitimadora, que es la que introducen las instituciones dominantes de la

sociedad para llevar a cabo y racionalizar su dominacin frente a los actores sociales. b) Identidad de resistencia, que es la que sostienen aquellos actores que se encuentran en posiciones devaluadas o estigmatizadas por la lgica de la dominacin de la sociedad. c) Identidad proyecto, que se da cuando los actores sociales construyen una nueva

identidad, a partir de los materiales culturales disponibles. Adems, al hacerlo no slo redefinen su posicin en la sociedad sino que tambin buscan la transformacin de la estructura social.

A travs de Castells, Rodrigo propone:

El ascenso de la sociedad red pone en tela de juicio los procesos de construccin de la identidad durante este perodo, con lo que induce nuevas formas de cambio social. Ello se debe a que la sociedad red se basa en la disyuncin sistemtica de lo local y lo global para la mayora de los individuos y los grupos sociales (Castells, 1998 a: 33).

Y aade que los sujetos, cuando se construyen, ya no lo hacen basndose en las sociedades civiles, que estn en proceso de desintegracin, sino como una prolongacin de la resistencia comunal (Castells, 1998 a en Rodrigo 2001: 31).

A modo de explicacin, Rodrigo apunta que por sujetos entiende el actor social y no los individuos y que mientras la identidad legitimadora parece haber entrado en crisis, las identidades de resistencia son formas actuales de construir la identidad, aunque quizs deriven hacia las identidades proyecto (Rodrigo 2001: 31).

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En este sentido es probable que los estudiantes hayan construido su identidad a partir de la posicin de resistencia que adoptaron en el conflicto.

En la Galaxia Internet, Castells habla sobre la poltica de Internet. Esta se refiere a los movimientos sociales del siglo XXI organizados en red en que sus acciones colectivas dirigidas a la transformacin de los valores se manifiestan y revelan en torno a Internet como un instrumento movilizador.

Las sociedades cambian a travs del conflicto y se gestionan mediante la poltica. Como Internet se est convirtiendo en un medio esencial de comunicacin y organizacin en todos los mbitos de la actividad, es obvio que los movimientos sociales y los agentes polticos los utilizan y los utilizarn cada vez ms, transformndolo en una herramienta privilegiada para actuar, informar, reclutar, organizar, dominar y contradominar (Castells, 2001: 159).

En este sentido Internet funciona como soporte permitiendo la coordinacin de grupos de ciudadanos que comparten toda una serie de valores y principios los que pretenden generar un cambio y lograr una meta, es as como el ciberespacio se ha convertido en un gora electrnica global donde la diversidad del descontento humano explota en una disonancia de acentos (Castells, 2001: 160).

De este modo Castells concibe Internet no slo como una tecnologa, sino como un medio de comunicacin. Por lo que para l la red constituye la infraestructura material de una forma organizativa concreta.

Pero Internet no es tan slo una herramienta til que se puede utilizar simplemente por que est ah, sino que adems se adapta a las caractersticas bsicas del tipo de movimiento sociales que estn surgiendo en la era de la informacin. Como estos movimientos encontraron un medio de organizacin apropiado, se fueron desarrollando y abrieron nuevas vas para el cambio social que, a su vez, potenciaron el papel de Internet como su medio preferido (Castells, 2001: 161).

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La

lucha

de los movimientos sociales que busca el cambio social se manifiesta

esencialmente a travs de Internet y de los medios de comunicacin. Porque esta es la va principal que estos medios encuentran para llegar a aquellas personas que pudieran compartir sus valores y desde ellas influir en la conciencia de la sociedad en su conjunto. (Castells, 2001: 162).

Por lo que las movilizaciones sociales, difundidas a travs de Internet y de la prensa, logran un gran impacto meditico que genera repercusiones en la opinin pblica. En este escenario Castells plantea que Estos son movimientos destinados a tomar el poder de las mentes, no del Estado. (Castells, 2001:163).

2.2.1 El Fenmeno de los Flash Mobs

El concepto de Flash Mobs (traducido como movimientos instantneos) surge a partir de la publicacin del libro del socilogo Howard Rheingold titulado Multitudes Inteligentes. La prxima revolucin social (2002), en el cual el autor predice que en el futuro las personas se organizaran a travs de los medios tecnolgicos y usa como ejemplo el telfono celular.

Para Rheingold, las personas que formarn parte de estas multitudes inteligentes tienen la capacidad de actuar conjuntamente aunque no se conozcan, ya que emplean para estos fines sistemas informticos y de telecomunicaciones que les permite conectarse con otras personas, convirtiendo esta infraestructura en autnticos artilugios inteligentes de intercomunicacin (Rheingold, 2002: 18).

Si bien los Flash Mobs nacieron en Estados Unidos como actos de entretenimiento y se han registrados cientos de ellos en el mundo, la posibilidad de que lleguen a realizarse con fines polticos o sociales est siempre presente para Rheingold.

Respecto al uso de las tecnologas como base para la consolidacin de un Flash Mobs Rheingold hace la siguiente estimacin: 21

Estos sistemas contribuirn a coordinar acciones con otros ciudadanos del mundo, pero tambin con las personas del entorno ms prximo, lo cual es, si cabe, ms importante. Los grupos humanos que empleen estos instrumentos adquirirn nuevas formas de poder social, nuevos medios para organizar sus interacciones e intercambio en el momento justo y en el lugar adecuado. (Rheingold, 2002: 19).

Cobo (2006: 4), por su parte, toma como referencia la definicin de Flash Mobs de Rheingold y describe este fenmeno social de la siguiente manera.

Un grupo de personas que se rene simultnea, transitoria y voluntariamente, sin que sea necesario que se conozcan con anterioridad, en un lugar pblico para realizar algo inusual o notable (suelen ser acciones simblicas) para luego desaparecer de improvisto. Usualmente estn organizados a travs de Internet u otro sistema de comunicacin digital.

Una de las particularidades de estas tribus temporales es que no requieren contar con el apoyo de los monopolios mediticos para comunicarse, coordinarse y actuar de manera conjunta, ya que su comunicacin funciona a travs de redes sociales virtuales (Cobo 2006: 5).

Se trata de individuos que apoyados por las tecnologas de comunicacin difunden mensajes a sus redes sociales de amigos y conocidos, los cuales hacen lo mismo hasta construir una gran cadena de comunicacin, que es capaz de movilizar a miles de personas.

Segn la RAE, las manifestaciones son reuniones pblicas, generalmente al aire libre, en la cual los asistentes a ella reclaman algo o expresan su protesta por algo (Cobo 2006: 9).

22

Este tipo de manifestaciones organizadas por Internet tienen un gran parecido a las convocatorias masivas realizadas por los estudiantes secundarios chilenos a las marchas, actos culturales y tomas, a travs de pginas web. Pese a que existen muchas similitudes entre una manifestacin tradicional y un Flash Mob, este ltimo posee la particularidad de ser siempre convocado a travs de un medio tecnolgico y se desarticula antes de que llegue la fuerza pblica, pues es un movimiento esencialmente pacfico. Los Flash Mobs poseen una diferencia respecto de lo que mostraron los medios en Chile sobre las marchas estudiantiles, ya que stas generalmente culminaban con enfrentamientos aislados con los Carabineros.

Como seala Cristbal Cobo Romani, las innovaciones tecnolgicas que han aparecido en Internet en el ltimo tiempo comienzan a configurar una nueva perspectiva para estudiar la red. Nuevas aplicaciones como los blog3, wikis4 y plataformas peer to peer (persona a persona), representan lo que se ha denominado la Web 2.05. Estas aplicaciones se caracterizan por permitir su uso libre y gratuito, ser sencillos y adaptables, adems de tener un claro enfoque orientado a favorecer el trabajo colectivo y colaborativo (Cobo 2006: 3).

El impacto directo de esta Web 2.0 es que ha favorecido un uso ms democrtico y participativo de la red. Y es en este contexto que se configuran nuevas perspectivas para analizar las manifestaciones sociales articuladas mediante las tecnologas de la comunicacin. Uno de estos fenmenos es conocido como Flash Mobs.

Blog: Bitcora en lnea. Herramienta que facilita la lectura y escritura en la web. Promueve la retroalimentacin (comentarios).Espacio para intercambiar informacin y conocimiento entre profesores y alumnos, escribir preguntas, publicar trabajos o registrar enlaces hacia recursos relevantes. 4 Wikis: Editor de contenidos en lnea, similar a una blog, permite publicar en web sin un formato cronolgico. Posee una arquitectura abierta que permite que cualquier persona pueda escribir y editar la totalidad de los contenidos. En las wikis, no slo se escribe para los lectores, sino que se escribe con ellos. 5 Web 2.0: Nuevas aplicaciones web sencillas, gratuitas y colaborativas responden al principio de no requerir una alfabetizacin tecnolgica avanzada. Herramientas estimulan la experimentacin, reflexin y la generacin de conocimientos individuales y colectivos. Las cualidades que comparten estas nuevas aplicaciones sustentan un nuevo paradigma para comprender Internet.

3

23

El trmino Web 2.0, es descrito por Cristbal Cobo y Hugo Pardo (2007) como un fenmeno tecno-social que naci en 2004 y cobr fuerza en 2006 con sus aplicaciones ms representativas en que los usuarios pueden ser los generadores de los contenidos como en Wikipedia, You Tuve, Facebook, Blogger, entre otros.

Al referirse a las potencialidades de la Web 2.0 Cobo y Pardo declaran:

En esta nueva Web la red digital deja de ser un simple vidriera de contenidos multimedia para convertirse en una plataforma abierta constituida sobre una arquitectura basada en la participacin de los usuarios. Alrededor del concepto Web 2.0 giran una serie de trminossatlites que retroalimentan su evolucin. Software social, arquitectura de participacin, contenidos generados por el usuarioy redes sociales, son slo algunos en la larga lista de conceptos que enriquecen este fenmeno. (Cobo y Pardo, 2007: 15).

En este contexto, Cobo y Pardo (2007) destacan cmo las aplicaciones de la Web 2.0 ofrecen nuevas oportunidades para generacin y la distribucin del conocimiento, y para analizar este fenmeno han incorporado, entre otros autores, el trabajo de Rheingold sobre las multitudes inteligentes concebidas como conocimientos colectivos apoyados en la red.

Refirindose al trabajo de Rheingold Cobo y Pardo sealan: estas nuevas formas de interaccin posibilitadas por la tecnologa favorecen el intercambio de conocimiento colectivo y la construccin de una capital social, que se generan cuando se comparten las redes sociales (Cobo y Pardo, 2007: 48). Estas redes sociales se configuran a travs del uso de plataformas tecnolgicas en donde stas funcionan como la columna vertebral del movimiento ya que toda la interaccin se produce a distancia. En este aspecto los autores vuelven a citar el trabajo de Rheingold y afirman Al respecto Rheingold (2001) analiza el caso de los Flash Mobs, es decir aquel fenmeno social en que agrupaciones de personas organizadas a travs de dispositivos

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digitales se manifiestan colectivamente de manera presencial, lo que se conoce tambin como movilizaciones instantneas (Cobo y Pardo, 2007: 47).

2.3 Nuevas Tecnologas de la Informacin: Mitos, Usos y Efectos

Las tecnologas de la informacin, as como todo avance cientfico siempre presenta ventajas y desventajas. Algunos se quedan nicamente con lo positivo de los avances sin prestar atencin a las advertencias que se hagan, mientras otros se rehsan a aceptar lo nuevo.

A continuacin presentamos la mirada de distintos pensadores mundiales respecto a Internet en toda su dimensin, lo que nos permitir hacer nuestro propio juicio sobre uno de los adelantos ms revolucionarios en la historia de la humanidad y sin duda el ms relevante para las comunicaciones despus de la imprenta.

En la compilacin de artculos publicada en 2002 por Le Monde Diplomatique Chile con el ttulo El Mito Internet, prestigiosos autores como Jos Saramago, Kenzaburo O y Armand Mattelart, presentan una visin crtica sobre el fenmeno mundial generado por Internet, cuestionndola tanto por sus orgenes polticos, por sus efectos sobre las formas de comunicacin humana, como por sus niveles de cobertura poblacional y su consecuentes inequidades de acceso y uso.

Jos Saramago, en Para qu sirve la comunicacin? (2002), dice que los progresos suelen ser buenos y malos al mismo tiempo. Internet es una tecnologa que en s no es ni buena ni mala. Slo el uso que de ella se haga nos guiar para juzgarla (Saramago, 2002 en Le Monde Diplomatique: 11).

Especficamente, llama a poner atencin en la cantidad desmesurada de informacin a la que hoy podemos acceder gracias a Internet. Sostiene que es muy comn que ante toda la infinidad de informacin a disposicin, el usuario caiga en la desorientacin total al no poder discriminar aquella que necesita. 25

De ahora en ms, la llave de la cultura no reside en la experiencia y el saber, sino en la aptitud para buscar informacin a travs de los mltiples canales y depsitos que ofrece Internet (Saramago, 2002 en Le Monde Diplomatique: 11).

Otro punto en el que Saramago pone nfasis es en la capacidad de deshumanizacin que posee la comunicacin va Internet. Al respecto seala la informacin nos vuelve ms eruditos o sabios slo si nos acerca a los hombres. Pero con la posibilidad de acceder de lejos a todos los documentos que necesitamos, el riesgo de deshumanizacin aumenta. Y de ignorancia (Saramago 2002 en Le Monde Diplomatique: 11).

Armand Mattelart en Cmo naci el mito Internet, propugna que la Era de la Informacin fue creada por personeros de gobierno norteamericanos y por algunos intelectuales europeos tras la Segunda Guerra Mundial. En la sociedad actual, en que rige la premisa de que informacin es poder, son muy pocos los que ostentan el poder. La misin de stos es y ha sido transformar el mundo en una sociedad de la informacin o, en otras palabras, occidentalizarlo por completo con el objeto de controlarlo a travs de las conciencias desideologizadas y los mercados de la informacin.

Mattelart resea la obra de Daniel Bell The Coming of Post-Industrial Society (1973) para sostener lo anterior, uno de los pilares del pensamiento desideologizado de los sesenta:

Extrapolando tendencias (trends) estructurales observables en los Estados Unidos, construye una sociedad-tipo ideal, caracterizada por el ascenso en potencia de nuevas elites cuyo poder reside en la nueva tecnologa intelectual orientada hacia la toma de decisin, mediante la preeminencia de la comunidad de la ciencia, una comunidad carismtica, universalista y desinteresada, sin ideologa. Una sociedad jerarquizada, regida por un Estado providencial, centralizador y planificador del cambio [] una sociedad alrgica al pensamiento en la red y al tema de la democracia participativa (Mattelart, 2002 en Le Monde Diplomatique: 29).

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En Utopa y Realidades del vnculo global (1994), Mattelart demuestra su desconfianza, esta vez, hacia las tecnologas de la informacin basndose en la utilizacin poltica que hacen de ellas los polticos y economistas para vender un futuro prspero.

La tecno-utopa se ha convertido en un arma ideolgica de primer orden en los trficos de influencia, con miras a naturalizar la visin librecambista del orden mundial. La elaboracin de escenarios futuristas se ha tornado profesin lucrativa. Como dicen los expertos, hay que cuidar el arte de propagandizar el futuro (Mattelart, 1994: 16).

Luego, Mattelart critica la implantacin del modelo econmico neoliberal y el uso de las tecnologas de la informacin como sistema de segregacin social. Se olvida que, dado su costo social inconmensurable, el modelo social de reorganizacin pone el precio del refuerzo de la seguridad (de clase, a escala nacional, como internacional) y que la lgica pesada del ghetto seguritario participa tambin ella en la creacin del uso de las nuevas tecnologas de la informacin (Mattelart, 1994:17). Por su parte, en la misma publicacin, Kenzaburo O asevera que los Estados, las relaciones internacionales y hasta todo el planeta se ven aplastados por la guerra de un solo poder, la red de Internet puede contribuir un medio de comunicacin de resistencia para los individuos (O, 2002 en Le Monde Diplomatique: 19).

Lucien Sfez, considera que la interactividad generalizada es la de la red, contenida en la red, postulada como ideologa de transparencia, no jerrquica, igualitaria y libre, pero una red paradjicamente simulada y universalmente interactiva. Sin embargo, como hemos visto, la universalidad solamente es postulada, la transparencia opaca y la igualdad de acceso muy desigual (Sfez, 2002 en Le Monde Diplomatique: 86).

Philippe Breton advierte ciertas similitudes entre el movimiento contracultural juvenil desatado en Estados Unidos y otros pases occidentales durante los aos sesenta, y el nuevo culto a Internet que est movilizando a su vez a cientos de miles de jvenes, en busca de 27

una sociedad ms fraternal, ms comunicante, ms pacfica (Breton, 2002 en Le Monde Diplomatique: 44).

El culto Internet es un culto joven, de jvenes y para jvenes. Est concebido como una especie de proceso de revolucin permanente, donde son los jvenes los que determinan la direccin del movimiento (Breton, 2002 en Le Monde Diplomatique: 45).

Francisco Sierra, por su parte, plantea que el dominio econmico de la comunicacin es la base y condicin de las nuevas formas de desigualdad y control social. En este proceso de restauracin de los sistemas de reproduccin, tres esferas son directamente afectadas: la educacin, la cultura y el mundo del trabajo. Pero tambin los sistemas de conocimiento (Sierra, 2007: 1).

En alusin a los medios de comunicacin y al poder que ejercen en la sociedad global, Sierra recalca que los nuevos dispositivos mediticos son una forma de saber y transformacin tanto como una herramienta de poder y control de la mediacin social (Sierra, 2007: 4).

Frente a esta dualidad que pueden presentar las Nuevas Tecnologas de la Informacin y la Comunicacin, Sierra rescata lo positivo de ellas y cmo stas han propiciado un cambio cultural en las sociedades: Ms all de la radical desarticulacin espacial y de estructuracin de los parmetros del universo social, las NTIC estn planteando un nuevo enfoque de la ciudadana, una nueva cultura de apropiacin e integracin domstica del espacio {}(Sierra, 2007: 15).

En este contexto de cambio cultural y social, Sierra indica que las NTIC y su apropiacin en el uso por parte de las comunidades, juegan un rol importante como generador de lazos de comunicacin y desarrollo social:

Las comunidades son, en otras palabras, comunidades inteligentes, organizadas para la accin. Por primera vez, en otras palabras, la comunicacin se ve expuesta al convertirse en

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un saber para el cambio. Y este es, a nuestro modo de ver, la principal aportacin de las NTIC. Pensar la comunicacin vinculada a la accin, al desarrollo y necesidades radicales de los sujetos y conjuntos humanos (Sierra, 2007: 16).

2.4 El Estado y la Educacin

En Pedagoga del Aburrido (2004), Cristina Corea e Ignacio Lewkowicz hacen un anlisis del cambio de las sociedades contemporneas frente a la creciente falta de Estado, tomando como ejemplo el sistema educacional en Argentina. Al igual que en Argentina, en Chile la desregulacin estatal en la educacin dej el camino libre al mercado y con ello la profundizacin de las desigualdades sociales. La prdida del sentido de la educacin arrastra consigo a los jvenes a una prdida de esperanzas.

Corea y Lewkowicz plantean que antes de que el mercado comenzara a determinar todos los aspectos de la sociedad, exista un ente superior, una metainstitucin: El Estado. ste rega o reglamentaba el funcionamiento de otras instituciones de la sociedad, como por ejemplo, la escuela. De esta manera, el Estado a travs de la escuela cumpla la funcin de producir y reproducir el lazo social ciudadano, enseando la ciudadana.

Cada sistema social establece sus criterios de existencia. En los Estados nacionales, la existencia es existencia institucional y el paradigma de funcionamiento son las instituciones disciplinarias. En este sentido, la vida individual y social transcurre en ese suelo es decir, en la familia, la escuela, la fbrica, el hospital, el cuartel, la prisin- [] De esta manera, el Estado-nacin delegaba en sus dispositivos institucionales la produccin y reproduccin de su soporte subjetivo: el ciudadano (Corea y Lewkowicz, 2004: 19-20).

En la lgica mercantil, en que todo puede ser transado y consumido como mercanca, la educacin es un producto ms:

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[] la reproduccin ampliada del capital, el hecho de que el mercado se imponga como un modo universal para el consumo, va de la mano con la difusin cada vez mayor de la cultura entendida como proceso de significacin. As, la lgica mercantil hace que todo pueda ser consumido como mercanca, incluso la cultura, y por supuesto, tambin la educacin (Corea y Lewkowicz, 2004: 24).

Al ser el mercado hoy el nico rector de la educacin, la escuela ya no es ms una institucin, pues carece de una metainstitucin que la ampare, con lo cual queda ciega y se transforma nicamente en un galpn. Pese a esto, las escuelas siguen existiendo, slo que su sentido ha cambiado. Se trata ahora de organizaciones prestadoras de un servicio, la capacitacin.

[] no hay instituciones disciplinarias sin Estado-nacin, no hay escuela nacional sin Estado-nacin. Si esto es as, el agotamiento del Estado como prctica dominante implica el desvanecimiento de una condicin ineliminable para la existencia institucional. Sin embargo, la observacin del paisaje social parece arrojar otras conclusiones. A pesar de la muerte del Estado-nacin como prctica dominante, hay instituciones (entre otras, hay escuelas) [] Ahora, si bien es cierto que persisten tales o cuales instituciones, no es menos cierto que, en las nuevas condiciones su sentido es otro. Claro est que hay escuelas; claro est que no se trata de instituciones disciplinarias, de aparatos productores y reproductores de subjetividad ciudadana. Ms bien, parece tratarse de organizaciones ligadas a la prestacin de un servicio (capacitacin). En este sentido, la subjetividad que resulta de estar en una escuela cuando el mercado es la instancia dominante de la vida social es absolutamente otra (Corea y Lewkowicz, 2004: 31-32).

En la misma lnea, los autores aaden que la lgica cambiante y voltil del mercado atenta contra la necesidad de solidez y seguridad de la educacin. Si no se modifica esta lgica, las escuelas estn condenadas a quedar atrs permanentemente y a transformarse slo en galpones obsoletos:

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Entonces las instituciones ya no son las mismas. Sin meta-regulacin estatal quedan hurfanas de la funcin que el Estado-nacin les transfiri (produccin y reproduccin de lazo social ciudadano). Sin proyecto general donde implicarse, ser necesario pensar nuevas funciones, tareas, sentidos. Por otra parte, tampoco son las mismas porque las condiciones generales con que tienen que lidiar no son estables sino mercantiles, no son estables sino cambiantes. La velocidad del mercado amenaza con la consistencia ya fragmentada de las instituciones, nacidas para operar en terrenos slidos. De esta manera sin funcin ni capacidad a priori de adaptarse a la nueva dinmica-, se transformarn en galpones (Corea y Lewkowicz, 2004: 32).

La realidad de las escuelas y liceos chilenos no puede ser mejor descrita que en la imagen de un galpn. Galpones que adems de estar vacos de proyectos y polticas educativas claras y bien definidas, son estructuralmente dbiles, mal mantenidos, fros e insalubres.

La comunicacin por su parte, es en esencia la matriz que atraviesa cualquier experiencia pedaggica. Con el trmino del Estado-nacin regulador de los procesos educativos, la educacin, basada en la comunicacin y en la intersubjetividad, se desvanece, pues la desregulacin estatal de la educacin provoca fragmentacin, dispersin (Corea y Lewkowicz, 2004: 41).

Por esto en la actualidad, al no existir intersubjetividad, no se produce comunicacin. Lo que hay es flujo de informacin. Es decir, que en plena era de la informacin, la comunicacin ha resultado ser otro destituido del mercado:

Efectivamente, aunque parezca paradjico, en tiempos informacionales, de sofisticada tecnologa comunicativa, la comunicacin ni se ha consumado como la forma ideal de la integracin democrtica ni mucho menos se ha transformado en la herramienta tecnolgica de la educacin y el conocimiento tan ansiada por ideales iluministas. En la era de la informacin, la comunicacin es un destituido ms (Corea y Lewkowicz, 2004: 43).

31

2.5 Cultura Juvenil

Debido a que el movimiento secundario se trat eminentemente de un movimiento juvenil, es pertinente dar un vistazo a los elementos que caracterizan a la cultura juvenil.

Los jvenes as como las mujeres, los ecologistas y algunos movimientos tnicos, constituyen segn Rossana Reguillo (2000) los nuevos movimientos sociales.

Conocer las caractersticas que segn Reguillo distinguen a estos nuevos movimientos sociales es fundamental para el anlisis del caso de estudio por tratarse, precisamente de un movimiento juvenil.

a) En primer lugar, no parten de una composicin de clase social (aunque no la excluyen). b) Se organizan en torno a demandas para el reconocimiento social y la afirmacin de la identidad (y no por la bsqueda del poder). c) Son ms defensivos que ofensivos (lo que no necesariamente se traduce en mayor vulnerabilidad).

Para Reguillo, estos movimientos sociales se han convertido en agentes de transformacin social, en la medida que tienden a ocupar espacios donde no existen instituciones o donde stas han dejado de responder a las necesidades y demandas de la sociedad (Reguillo 2000: 71).

El caso puntual de la educacin en Chile donde los estudiantes, al ver la inexistencia de un Estado garante de sus derechos, deciden organizarse para defenderlos.

Tras un proceso de revisin bibliogrfica, Rossana Reguillo propone una categorizacin de las distintas manifestaciones y expresiones sociales juveniles, de las que se rescatan las siguientes (Reguillo, 2000: 54-55):

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Movimiento juvenil: Supone la presencia de un conflicto y de un objeto social en disputa que convoca a los actores juveniles en el espacio pblico. Es de carcter tctico y puede implicar la alianza de diversos colectivos o grupos.

Identidades juveniles: Nombra de manera genrica la adscripcin a una propuesta identitaria: punks, taggers, skinheads, rockeros, gticos, metaleros, okupas, etctera.

Culturas juveniles: Hace referencia al conjunto heterogneo de expresiones y prcticas socioculturales juveniles.

Para Reguillo, las identidades sociales no son monocausales, por lo tanto seala, que es simplista plantear que los jvenes pueden definirse exclusivamente por su edad, as como los obreros por su actividad productiva, las mujeres por su diferencia biolgica o los indgenas por su pertenencia a una etnia. Al contrario, sugiere que las identidades sociales estn compleja y multidimensionalmente articuladas a un conjunto de elementos sociales, econmicos, polticos (Reguillo, 2000: 56).

Respecto del contexto en el cual surgen los movimientos juveniles, Reguillo apunta que la crisis estructural y simblica de la sociedad contempornea ha incrementado el autoidentificador nosotros los jvenes, y agrega que en la sociedad contempornea se han dado las condiciones para que los jvenes se vuelvan visibles como actores sociales para ellos mismos y para la sociedad (Reguillo, 2000: 57).

La diversificacin, complejizacin y, especialmente, el deterioro de los mecanismos de integracin de la sociedad actual han significado para los jvenes que la vida se presente como una incertidumbre. Esto se debe a que los trayectos de vida estn sujetos hoy a los avatares que experimenta un sistema de instituciones caducas o incapaces de entender las crecientes demandas sociales y de ofrecer alternativas (Reguillo, 2000: 60).

33

Al respecto da como ejemplo al sistema educativo, el cual no atina a incorporar los cambios acelerados que experimenta la sociedad. Por citar un indicador, puede sealarse el crecimiento expansivo de las tecnologas de comunicacin que, entre otras cosas convierten al ciudadano de fin de milenio en un actor conectado a mltiples redes e interpelado por discursos muchas veces incompatibles (Reguillo, 2000: 60-61).

Para Reguillo, la novedad que presentan las culturas juveniles no est dada por sus prcticas ms o menos irruptivas o en su resistencia a la socializacin, sino fundamentalmente en la velocidad y capacidad de procesamiento de la informacin que hoy circula por el planeta (Reguillo, 2000: 66).

En relacin a la forma de ver el mundo que tienen los jvenes, Reguillo aporta una visin relacionada con el hipertexto:

[] ms que una reescritura (como lo implica el palimpsesto) supone la combinacin infinita y los constantes links (ligaduras) que reintroducen permanentemente un cambio de sentido tanto en su acepcin de direccin como de significacin. Se puede ir hacia delante o hacia atrs, hacia un lado o hacia otro, arriba o abajo y en otro plano, al saltar de un site a otro puede perderse de vista el punto de partida o el sentido original (aunque la ventana inicial permanezca ah lista para ser activada), lo que para estos navegantes, los jvenes, es irrelevante, en la medida en que cada salto los coloca con renovado entusiasmo en un renovado lugar (Reguillo, 2000: 68).

Para comprender las motivaciones que mueven a los grupos sociales y especialmente a los juveniles hay que situar la mirada en lo incorporado y lo actuado, buscando que el propio joven d luces sobre su propia identidad.

Las identidades juveniles no pueden pensarse al margen de las transformaciones en las coordenadas espacio-temporales de la llamada sociedad red (Castells, 1999); no resulta

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factible hacer su anlisis si se soslaya el importante papel que el mercado est jugando en la redefinicin de las relaciones entre el Estado y la sociedad (Reguillo, 2000: 69).

Ante esto, Reguillo afirma que a los fenmenos de globalizacin y desterritorializacin econmica y mundializacin de la cultura se le oponen fenmenos de relocalizacin:

Los jvenes parecen responder a estos flujos globales, dotando de sentido a nuevos territorios, que en trminos socioespaciales pueden ser pensados como comunidades de sentido, por ejemplo, el grupo en el barrio, el colectivo cultural o poltico, etc., que, entre otras funciones, operan como una especie de crculo de proteccin ante la incertidumbre provocada por un mundo que se mueve mucho ms rpido que la capacidad del actor para producir respuestas (Reguillo, 2000: 70).

Respecto de la organizacin de las agrupaciones juveniles, Reguillo plantea que es intil asumir que stos se agrupan y organizan sobre la base de principios ligados a la lgica de determinadas prcticas polticas. En cambio, seala- la respuesta al deterioro de las instituciones y formas de la poltica clsica, ha sido la formacin de asociaciones de distinta ndole que catalizan intereses parciales de alcance limitado. Por lo tanto, ms que hablar de formas organizativas novedosas, Reguillo indica que debe hablarse de multiplicidad de expresiones juveniles organizativas (Reguillo, 2000: 72).

La mundializacin de la cultura gracias, en parte, a las nuevas tecnologas de la informacin; el triunfo del discurso neoliberal, montado sobre el adelgazamiento del Estado; el empobrecimiento estructural y creciente de grandes sectores de la poblacin; el descrdito y deslegitimacin de las instancias de representacin y participacin poltica; han significado para los jvenes, segn Rossana Reguillo, una afectacin en su percepcin de lo poltico, del espacio y del futuro (Reguillo, 2000: 141-142).

En este escenario, seala Reguillo, los jvenes comparten una serie de caractersticas propias de este tiempo y las cuales superan las diferencias de clase (Reguillo, 2000: 142): 35

1.

Poseen una conciencia planetaria, globalizada, que puede considerarse como una vocacin internacionalista. Nada de lo que pasa en el mundo les es ajeno, se mantienen conectados a travs de complejas redes de interaccin y consumo, dentro y fuera de los circuitos de mercado.

2.

Priorizan los pequeos espacios de la vida cotidiana como trincheras para impulsar la transformacin global.

3.

Hay un respeto casi religioso por el individuo, que se convierte en el centro de las prcticas. Puede decirse que la escala es individuomundo y que el grupo de pares no es ya un fin en s mismo (como suceda en la dcada de los ochenta), sino una mediacin que debe respetar la heterogeneidad.

4.

Existe una seleccin cuidadosa de las causas sociales en las que se involucran. Sus protestas tienen dedicatorias explcitas y van de las grandes transnacionales, a las policas y gobiernos locales.

5.

El barrio, entendido como el territorio propio, ha dejado de ser el epicentro del mundo y de sus prcticas.

Ms all de las diferencias que tengan, los jvenes estn conscientes de que viven inmersos en una crisis social y esto los ha llevado a conectarse en busca de un cambio social:

Estos mutantes contemporneos, que han desarrollado capacidades para convivir con la crisis y desde sus mbitos diferenciados de pertenencia han puesto a funcionar los signos de la crisis en otro registro, pueden no saber bien qu es lo que quieren pero saben muy bien qu es lo que no quieren (Reguillo, 2000: 138).

En cuanto a la estigmatizacin de los movimientos juveniles, sindica como gran responsable a los medios de comunicacin, los cuales de manera simplista y sin dar a conocer los contextos socioculturales que viven los jvenes, los etiquetan de vndalos y criminalizan todas las prcticas que stos emprendan. 36

Estamos aqu ante una especie de transferencia de responsabilidades. Al tratar la violencia, la falta de seguridad, el incremento de la delincuencia, sin contextos sociopolticos, se hace aparecer a los sectores marginales, a los pobres de la sociedad, especialmente a los jvenes, como los responsables directos de la inseguridad en las ciudades y esto, de nueva cuenta, favorece el clima de hostigamiento y represin y otra vez, la justificacin de las medidas legales e ilegales que se emprenden en contra de estos actores (Reguillo, 2000: 156).

Como ya se ha mencionado, la era de la informacin ha trado consigo una serie de cambios, tanto en el rea de las comunicaciones como de la sociedad y las culturas. Esto se hace especialmente evidente en la brecha generacional que se ha producido entre los jvenes y el resto de la sociedad, tanto en su relacin con las nuevas tecnologas como en su forma de identificarse.

Margaret Mead lo pone de manifiesto en Cultura y Compromiso (1971), al sealar que:

[] nuestro pensamiento nos ata todava al pasado, al mundo tal como exista en la poca de nuestra infancia y juventud, nacidos y criados antes de la revolucin electrnica, la mayora de nosotros no entiende lo que sta significa. Los jvenes de la nueva generacin, en cambio, se asemejan a los miembros de la primera generacin nacida en un pas nuevo.

Por su parte, Martn Barbero (2002) no deja de sorprenderse ante la plasticidad neuronal y elasticidad cultural que presentan hoy los jvenes, as como su insospechada habilidad para entrar y manejarse en la complejidad de las redes informticas.

En la empata de los jvenes con la cultura tecnolgica, que va de la informacin absorbida por el adolescente en su relacin con la televisin a la facilidad para entrar y manejarse en la complejidad de las redes informticas, lo que est en juego es una nueva sensibilidad hecha de una doble complicidad cognitiva y expresiva: es en sus relatos e

37

imgenes, en sus sonoridades, fragmentaciones y velocidades que ellos encuentran su idioma y su ritmo (Martn Barbero, 2002).

Segn la apreciacin de Martn Barbero, se ha producido la aparicin de un ecosistema comunicativo, marcado por la multiplicacin de las TICs, que se hace ms evidentes al contemplar la manera en que los jvenes se desenvuelven en l, sus empatas cognitivas y expresivas con las tecnologas, y en los nuevos modos de percibir el espacio y el tiempo, la velocidad y la lentitud, lo lejano y lo cercano (Martn Barbero, 2002).

Un segundo rasgo que caracteriza a este ecosistema comunicativo planteado por Martn Barbero es la aparicin de un entorno educacional difuso y descentrado en el que estamos inmersos. Un entorno de informacin y de saberes mltiples, y descentrado por relacin al sistema educativo que aun nos rige, y que tiene muy claros sus dos centros en la escuela y el libro (Martn Barbero, 2002).

Segn esto, Martn Barbero anuncia que slo asumiendo la tecnicidad meditica como dimensin estratgica de la cultura es que la escuela puede hoy interesar a la juventud [] Slo hacindose cargo de esas transformaciones la escuela podr interactuar con las nuevas formas de participacin ciudadana que el nuevo entorno comunicacional le abre hoy a la educacin (Martn Barbero, 2002). Y advierte:

Si las polticas sobre juventud no se hacen cargo de los cambios culturales que pasan hoy decisivamente por los procesos de comunicacin e informacin estn desconociendo lo que viven y cmo viven los jvenes, y entonces no habr posibilidad de formar ciudadanos, y sin ciudadanos no tendremos ni sociedad competitiva en la produccin ni sociedad democrtica en lo poltico (Martn Barbero, 2002).

Asimismo, Martn Barbero hace hincapi en las desigualdades socioeconmicas, que limitan el acceso a las tecnologas de los jvenes con menores recursos y que a futuro se proyectar en una desventaja competitiva en el campo laboral: 38

Pues mientras los hijos de las clases pudientes entran en interaccin con el ecosistema informacional y comunicativo desde el computador y los videojuegos que encuentran en su propio hogar, los hijos de las clases populares - cuyas escuelas pblicas no tienen, en su inmensa mayora, la ms mnima interaccin con el entorno informtico, siendo que para ellos la escuela es el espacio decisivo de acceso a las nuevas formas de conocimiento- estn quedando excluidos del nuevo espacio laboral y profesional que la actual cultura tecnolgica ya prefigura (Martn Barbero, 2002).

2.6 Estudios Culturales: La Teora de la Resistencia

Los estudios culturales aportan su mirada a la sociedad en su conjunto y analizan situaciones puntuales que ocurren en stas, como nuestro caso de estudio. As, han logrado definir conductas recurrentes de parte de los actores durante los procesos sociales e identificar los rasgos que ms los caracterizan segn su naturaleza.

Si bien los estudios culturales provienen de la tradicin britnica, en Latinoamrica se han desarrollado trabajos que no representan aquella forma de entenderlos, debido a las diferentes realidades entre el hemisferio norte y el hemisferio sur. Es por esto que hemos preferido rescatar la visin de autores latinoamericanos, como es el caso de Martn Barbero, para describir las realidades americanas, que sern retomadas ms adelante al describir las conductas de los grupos juveniles.

Los estudios culturales Latinoamericanos afirma Armand Mattelart- han sido testigos de diversos procesos culturales y revoluciones sociales en el subcontinente. Desde el periodo de entreguerras, con el peruano Jos Carlos Mariategui, pasando por la pedagoga de los oprimidos del pedagogo brasileo Paulo Freire en los aos sesenta y por los estudios etnogrficos sobre percepcin de programas norteamericanos en la televisin del Chile de la Unidad Popular (Mattelart, 2004: 118-119).

Sin embargo, la situacin actual en este campo, segn Mattelart, es bastante ms compleja. Las polticas neoliberales de los gobiernos latinoamericanos, que han convertido

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el subcontinente en laboratorio de las instituciones financieras globales no han logrado sino consolidar la tendencia a abstraerse de la accin poltica.

Los acadmicos, muchas veces en el exilio a causa de los gobiernos autoritarios de los setenta y ochenta, orientan sus temticas hacia el consumo o la identidad, ya que es menos comprometedor que analizar las estructuras de poder, los movimientos sociales o la extremada concentracin de los medios (Mattelart, 2004: 120).

Segn Mattelart (2004) en la sociedad neoliberal los estudios socioculturales, han dejado en segundo plano al ciudadano y lo han reemplazado por la figura del consumidor.

El encerramiento del acto de resistencia en el acto de consumo y el enaltecimiento ingenuo de la sociedad de la informacin dejan en la penumbra el anlisis de los grupos econmicos, profesiones y actores cuyas interacciones configuran los usos y arquitecturas de las tecnologas de la comunicacin y la informacin (Mattelart, 2004: 148).

En el contexto de los estudios culturales, Armand Mattelart propone cuatro conceptos claves para entender las dominaciones y resistencias en la problemtica del poder: la ideologa, la hegemona, la resistencia y la identidad.

La comprensin de estos conceptos resultar clave para el anlisis de las caractersticas del movimiento secundario, y para definir si fue este un movimiento resistente o de consumidores indolentes.

Sobre la ideologa dice que stas cobran relevancia para entender la forma en que los sistemas de valores intervienen en un momento determinado para estimular procesos de resistencia:

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Pensar en los contenidos ideolgicos de una cultura no es ms que comprender, en un contexto determinado, en qu medida los sistemas de valores, las representaciones que contienen, intervienen para estimular procesos de resistencia o de aceptacin del status quo, en qu medida discursos y smbolos le otorgan a los grupos populares una conciencia de su identidad y de su fuerza, o participan del registro alienante de la aquiescencia de las ideas dominantes (Mattelart, 2004: 61).

Basado en las ideas del terico marxista italiano Antonio Gramsci, Mattelart seala que la hegemona es fundamentalmente una construccin del poder a travs de la conformidad de los dominados con los valores del orden social, con la produccin de una voluntad general consensual (Mattelart, 2004: 61).

En tercer lugar, se refiere al trmino de resistencia, al cual califica como borroso, ya que ste sugiere ms un espacio de debate que un concepto acotado. Por una parte las clases populares, lejos de ser consumidoras pasivas, ponen en juego un repertorio de obstculos a la dominacin. Y por otra, se trata de una indiferencia prctica ante el discurso, lo que Hoggart denomina consumo indolente (Mattelart, 2004: 62).

Mattelart apoya sus dichos en el trabajo de Hebdige, quien apunta que las subculturas no son ni simple afirmacin ni rechazo, ni explotacin comercial, ni autntica revuelta (Hebdige en Mattelart, 2004: 62):

Se trata, a la vez, de una declaracin de independencia, de alteridad, de intencin de cambio, de rechazo al anonimato y de estatus subordinado. Es una insubordinacin. Y se trata, al mismo tiempo, de la confirmacin del hecho mismo de la privacin de poder, de la celebracin de la impotencia (Hebdige en Mattelart, 2004: 62).

Juan Carlos Fernndez (2007) sugiere que en las actuales sociedades capitalistas de control, el nico garante de una sociedad ms justa es la organizacin de lo comn entre las diferencias constituyentes de la multitud (Browne, Onetto y Valenzuela, 2007: 77).

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Esta premisa de resistencia propuesta por Fernndez se acerca al proceso de movilizacin de los estudiantes, en respuesta a la sociedad que margina a una gran cantidad de ellos.

Finalmente, sobre el concepto de identidad, Mattelart llama a poner atencin en la forma de constitucin de los colectivos y cmo los individuos estructuran subjetivamente su identidad, ms all de las variables contenidas en los estudios como: generacin, gnero, etnicidad o sexualidad (Mattelart, 2004: 62).

Sobre este mismo concepto, Mattelart destaca la visin de Lawrence Grossberg respecto de las investigaciones culturales y, especficamente, su crtica a la construccin de la nocin de identidad basada en una diferencia negativa que ha impregnado los estudios culturales y su nocin de resistencia.

A juicio de Grossberg, la identidad cultural debiese ser concebida como una produccin positiva a fin de terminar con lo que l llama concepciones polares de la identidad, que ven a los sujetos en oposicin permanente, como dominantes y marginados (Mattelart, 2004: 95).

2.6.1 Grandi y la Teora de la Resistencia

En Texto y Contexto en los medios de comunicacin (1995), Grandi rescata la interrogante planteada por Gramsci (1993) respecto si los intelectuales son un grupo social autnomo o independiente o bien cada grupo social tiene su propia categora especializada de intelectuales.

Frente a esto Gramsci propone que existen dos grandes planos superestructurales en la sociedad, el de la sociedad civil, que contempla al conjunto de organismos que comnmente se denominan privados, y el de la sociedad poltica o Estado. Esta ltima, representada por el Estado y por el gobierno jurdico ejerce una funcin de hegemona sobre toda la sociedad (Grandi 1995: 96). 42

Este poder hegemnico est representado en el caso por el Estado a travs del gobierno y del parlamento. Ambos ejercen su dominio sobre la sociedad civil, que en este caso organizada en la forma de un movimiento estudiantil, busca posicionar sus demandas en la agenda de la sociedad poltica.

A esto agrega Grandi que La competencia intelectual tiene que convertirse en la funcin de las luchas, de las clases subordinadas y de los movimientos histricos que las representan (Grandi 1995: 97).

Las relaciones entre las actividades sociales y las estructuras de poder, entre los textos, los grupos sociales y los contextos son inestables y su articulacin implica que se asuma dicha inestabilidad como algo constituyente; hay que describir e interpretar sin cesar dicha relacin porque cada trmino constituye una articulacin del otro trmino. Las identidades se forman, pues, en virtud de procesos discursivos, entendidos como lugares de produccin y representacin de experiencias, es decir, aquellos lugares en los que los textos y los contextos se vuelven a articular en relacin al conjunto de las actividades sociales (Grandi 1995: 98).

Frente a esto Grandi propone la Teora de la Resistencia, entendida en sus palabras como las modalidades a travs de las que la gente en general, y los grupos subculturales en particular, son capaces de resistir a las presiones hegemnicas o dominantes y, por tanto, obtener placer de lo que ofrece el sistema poltico social y cultural, en perjuicio de la posicin contradictoria que el sistema ocupe en su vida. (Grandi, 1995: 235)

En nuestro, caso, valindose de las herramientas que les proporciona el sistema, los estudiantes se organizan para resistir a su hegemona en busca de beneficios colectivos pero que ataen a toda la sociedad en la medida que trascienden a su generacin.

En la misma lnea resistente, Fiske establece que los bienes incluidos en los textos de los mass media se pueden definir como populares -es decir, que representan a los oprimidos, los resistentes- slo en la medida en que los significados derivados de estos bienes sean 43

socialmente relevantes y que los medios que eventualmente los transmitan posean caractersticas adaptables a la vida cotidiana (Grandi, 1995: 235).

Aquel ltimo punto, respecto de las caractersticas adaptables de los medios, cobra gran valor por cuanto es el destinatario quien construye el mensaje, o como propone Fiske, la gente produce la cultura popular en la interface entre los productos de las industrias culturales y la vida cotidiana: est hecha por la gente en vez de imponrsela (Grandi 1995: 236).

2.7 Comunicacin Estratgica

Como en todo movimiento, el discurso que se entrega al pblico debe procesarse y transmitirse con el cuidado que merece la relevancia de ste para el objetivo del grupo. La comunicacin estratgica aborda las distintas claves que es necesario conocer para analizar a un grupo, desde su discurso. Qu digan y cmo lo digan, reflejar mucho qu tipo de movimiento es el que estamos estudiando.

Si bien es muy comn que el concepto de comunicacin estratgica se asocie con el de relaciones pblicas, marketing o publicidad, lo claro es que segn la definicin de Eugenio Tironi, la Comunicacin Estratgica es una herramienta utilizada por organizaciones -de cualquier naturaleza (empresas, fundaciones, entidades de gobierno, instituciones religiosas, grupos o marcas)- para hacer del vnculo con su entorno (cultural, social y/o poltico) una relacin armoniosa y positiva desde el punto de vista de sus intereses objetivos (Tironi y Cavallo, 2004: 27).

As pues, los grupos organizados como los movimientos estudiantiles poseen el carcter de organizacin segn esta definicin y podran utilizar, por tanto, la Comunicacin Estratgica para alcanzar sus fines.

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Segn Tironi, el objetivo de la Comunicacin Estratgica es proyectar la identidad de las organizaciones en una imagen que suscite confianza en su entorno relevante y adhesin en su pblico objetivo (Tironi y Cavallo, 2004: 27).

Ms especficamente, la Comunicacin Estratgica se encarga de (Tironi y Cavallo, 2004: 31-32):

1. Diseminar la identidad en el seno de las organizaciones mediante el ejercicio sistemtico de la comunicacin organizacional (tambin llamada comunicacin interna); y 2. Transformar los rasgos de identidad caractersticos de una organizacin en smbolos o seales que puedan ser comunicados sistemticamente a pblicos externos relevantes.

De esta manera, la Comunicacin Estratgica acta con el propsito de influir en la opinin pblica, ya sea de forma general o sobre ciertas audiencias ms segmentadas. La Comunicacin Estratgica realiza siempre acciones de comunicacin de carcter pblico, para llegar con los mensajes a grupos amplios (informes de prensa, eventos, conferencias, bronchures) (Tironi y Cavallo, 2004: 33).

Un rol importante en esta relacin organizacin-pblico lo juegan los medios de comunicacin, que cuentan con la tecnologa necesaria para este fin:

Gran parte del vnculo que las organizaciones y las marcas establecen con su pblico objetivo y su entorno se realiza a travs de las noticias que emiten los medios de comunicacin, que se han hecho cada vez ms competentes en conocer el backstage de empresas, gobiernos, partidos polticos, iglesias, grupos de influencia, a la vez que cuentan con tecnologa crecientemente sofisticada para ese fin (Tironi y Cavallo, 2004: 193).

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Podemos apreciar cmo el uso adecuado de los medios de comunicacin constituye una forma de ejercer la Comunicacin Estratgica, ya que llega a grandes grupos de la poblacin y generan opinin pblica. Los estudiantes, estuvieron permanentemente en pantalla de los noticieros y en portadas de diarios, a travs de los cuales difundan su movimiento social a la poblacin.

Respecto al uso de la Comunicacin Estratgica y de los medios por parte de grupos sociales, Tironi reconoce la aparicin de un actor comunitario unido en torno al rechazo de ciertos proyectos, impulsados por terceros, que sienten atentatorios contra sus derechos. A este fenmeno Tironi lo llama La Nueva Comunidad.

Este tipo de resistencia, aseguran Tironi y Cavallo, se ha convertido en un fenmeno corriente, al que se ve enfrentado regularmente todo tipo de organizaciones (Tironi y Cavallo, 2004: 198).

Por lo tanto, el uso de la Comunicacin Estratgica es extensible en el caso de estudio a los otros actores del conflicto, incluso a los antagonistas como el gobierno y los grupos de intereses econmicos.

Segn los autores, se pueden distinguir seis rasgos bsicos del nuevo actor comunitario que ha venido a redefinir la relacin de las instituciones con su entorno (Tironi y Cavallo, 2004: 202):

1. Normalmente se trata de un grupo de personas que se presenta como tal (con toda la dimensin humana que ello envuelve), y no como una categora social abstracta, del tipo pobladores, consumidores o trabajadores. 2. Es un grupo especfico que se ve afectado abruptamente por un fenmeno exgeno, ms generalmente fsico pero a veces tambin normativo, que afecta o parece afectar estilos de vida fuertemente arraigados; 3. Es una comunidad que se moviliza en defensa de un estilo de vida compartido, que est bajo la amenaza de un poder externo movido por una 46

lgica global que apela abstractamente al bien comn y parece por tanto distanciado y descomedido respecto de los sentimientos personales y locales; 4. Su defensa invoca valores que van ms all de los intereses particulares amenazados: por ejemplo, la defensa del medio ambiente, la proteccin de la autenticidad, la valorizacin de las tradiciones locales, la etnicidad, y as, ad infinitum; 5. Utiliza como principal arma de defensa la sensibilidad de la opinin pblica, a la que llega a travs de los medios de comunicacin, cuya lgica de funcionamiento comprende a cabalidad; 6. Comprende los alcances de la globalizacin que son favorables a sus intereses, y se inserta por tanto en sus tendencias para construir redes de apoyo internacionales.

Luego, los autores entregan algunas claves sobre las nuevas herramientas que utilizan los actores comunitarios para alcanzar sus fines (Tironi y Cavallo, 2004: 204):

1) El actor comunitario emplea eficazmente las tecnologas de la informacin, tanto para obtener informacin que le permita fundamentar posiciones, como para construir por su intermedio redes de apoyo continuo. 2) El actor comunitario dispone, con relativa facilidad, de los instrumentos y alianzas que le permiten convertir un conflicto local en un problema nacional, regional o mundial, maximizando sus presiones sobre la autoridad o la instancia dirimente. 3) El actor comunitario cuenta con un conocimiento acabado de la industria de los medios de comunicacin, que le hace posible transformar su debilidad en tema de inters periodstico, y realizar sus actividades en los momentos y formatos ms apropiados para que se conviertan en noticia.

Tanto las caractersticas como las herramientas de que se vale el nuevo actor comunitario son aspectos relevantes en el anlisis del actor del caso de estudio, para ver si 47

se configura segn la definicin de Tironi y Cavallo como parte de esta Nueva Comunidad.

2.8 La Construccin Social de la Realidad

Para analizar el accionar colectivo de los estudiantes y cmo estos a travs de los medios instalaron un tema de debate en la agenda que no se tocaba desde haca aos, resulta necesario establecer definiciones claras acerca de lo que diferentes autores entienden por los conceptos de realidad y noticia.

2.8.1

La Realidad se Construye Socialmente

Berger y Luckmann (2001) aportan una visin desde la sociologa. Para ellos, la realidad se construye socialmente y es una cualidad propia de los fenmenos (Berger y Luckmann, 2001:13).

Dentro de las diferentes realidades, segn Berger y Luckmann hay una realidad que se presenta con primaca y excelencia: la realidad de la vida cotidiana. Su ubicacin privilegiada le da derecho a que se la llame suprema realidad. La tensin de la conciencia llega a su apogeo en la vida cotidiana, es decir, sta se impone sobre la conciencia de manera masiva, urgente e intensa en el ms alto grado (Berger y Luckmann, 2001:39).

Para estos autores, la

realidad de la vida cotidiana, se presenta en un mundo

intersubjetivo, el cual es compartido por quienes componen esta realidad. En realidad, no puedo existir en la vida cotidiana sin interactuar y comunicarme cotidianamente con otros (Berger y Luckmann, 2001:40).

La realidad socialmente compartida se construye en un espacio material y temporal. La realidad de la vida cotidiana se organiza alrededor del aqu de mi cuerpo y el ahora de mi presente (Berger y Luckmann, 2001:39).

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Pese a estas caractersticas inmediatas, los autores advierten que la realidad de la vida cotidiana no se restringe a nuestro radio de accin fsico y temporal, sino que incluye fenmenos que no necesariamente estn aqu y ahora.

De lo anterior se desprende que la vida cotidiana se presenta en distintos grados de proximidad, tanto espacial como temporal. De este modo, existe una zona de la vida cotidiana que est al alcance de los individuos y que puede ser modificada por stos, puesto que es la realidad que se encuentra ms cercana.

Pero por cierto, son muchas ms aquellas zonas de la vida cotidiana que no estn al alcance fsico de las personas y que por lo tanto, no resultan accesibles para manipularlas, aunque s lo son potencialmente.

Por ejemplo, en el caso de los estudiantes, ellos se organizaron progresivamente, primero en sus liceos, luego en sus comunas, regiones y finalmente abarcaron a todo el pas en una movilizacin nacional, que en un comienzo posiblemente no la vean dentro de su radio de accin.

Berger y Luckmann conciben a la comunicacin cara a cara como la interaccin social ms importante en la vida cotidiana ya que en esa proximidad los individuos comparten el aqu y el ahora.

En la situacin cara a cara el otro se me aparece en un presente vvido que ambos compartimos [] Mi aqu y ahora y el suyo gravitan continuamente uno sobre otro, en tanto dure la situacin cara a cara (Berger y Luckmann, 2001:46).

2.8.2

La Construccin de la Realidad en los Medios

Sobre la construccin de la realidad social, Rodrigo (1989) plantea que sta depende totalmente de la prctica periodstica. Sin embargo, el producto periodstico no llega a convertirse en realidad hasta que se produce una interaccin con el pblico destinatario. 49

La construccin social de la realidad por los mass media es un proceso de produccin, circulacin y reconocimiento (Rodrigo, 1989: 31).

Segn lo anterior, el receptor juega un rol fundamental en la construccin de la realidad de la noticia, al reconocer la funcin de constructor de la realidad social de los medios.

Esto es altamente relevante si tenemos en consideracin que los estudiantes que definan las estrategias comunicacionales del movimiento, se encontraban en pleno conocimiento de esta funcin de los medios.

En el proceso de produccin informativa, a travs del cual se construye socialmente la realidad informativa, las fuentes constituyen un elemento fundamental en la relacin acontecimientos-fuente-noticia.

Al respecto, Grossi (1981) plantea que la utilizacin de fuentes polticas en la construccin de las noticias, las transforman en fuentes vicarias de los acontecimientos de relevancia social (Grossi, 1981 en Rodrigo, 1989: 115).

En nuestro caso de estudio las fuentes, y por ende las informaciones, rpidamente se inclinaron hacia las voces de la autoridad, dejando a un lado las voces de los protagonistas del hecho noticioso.

Desde una mirada de la teora crtica de los medios, la inclinacin de los medios hacia las fuentes oficiales responde a la posibilidad de que stos tomen partido en favor de las autoridades, exageren (como en nuestro caso) la violencia de los supuestos revoltosos, y subordinen la informacin sobre los objetivos polticos o de protesta de las manifestaciones callejeras a la cobertura de hechos violentos que podran ser slo episdicos, pero que tienen un alto valor de la noticia (Mc Quail, 1998: 355-356).

El requerimiento permanente a las fuentes oficiales puede relacionarse en este caso con lo que propone Livolsi (1979) respecto a que la produ