Roca y Los Revisionistas Juan Godoy

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Roca y los revisionistas Por Juan Godoy (sociólogo, UBA) En las siguientes líneas, procurando profundizar el debate en torno a la figura de Julio Argentino Roca, y el roquismo, vamos a abordar la cuestión recuperando las visiones acerca del mismo de Arturo Jauretche, Juan José Hernández Arregui, Rodolfo Puiggrós, y algunos exponentes de la izquierda nacional, como Jorge Abelardo Ramos, Alfredo Terzaga y Norberto Galasso 1 . Es decir, vamos a analizar al roquismo desde algunos de los más importantes exponentes del revisionismo histórico argentino, a quienes nadie podría “tildar” de anti - populares, y/o anti-nacionales. La idea aquí es ir “más allá” de la concepción del roquismo como un mero movimiento que solo llevó a cabo una política contra las denominadas poblaciones originarias de nuestro territorio (no obstante nuestra absoluta condena a la matanza), 2 y/o la visión reduccionista del “anti-militarismo abstracto”, que considera a las fuerzas armadas con el solo objetivo de ser brazo armado de la oligarquía, y que todo lo que viene de ellas es malo, y observa al roquismo como un exponente de esa visión del ejército 3 . De eso se ha escrito bastante, dejando en las sombras otras aristas del tema que son relevantes al momento de analizarlo. Presentemos algunos puntos del debate, a modo de apuntes. Una de las cuestiones centrales, sino la central, en relación a la organización nacional en nuestro país en el siglo XIX es la discusión por la cuestión del puerto, la aduana y la renta de la misma. De ahí que Juan Bautista Alberdi afirme que “la federación argentina es una especie de alcancía en que todas las provincias guardan sus rentas, pero cuya llave está en manos de Buenos Aires y cuyo tesoro sólo sirve al que tiene la llave. La llave es el puerto de Buenos Aires”. (Alberdi, 2007: 88) 4 Agregando que “no son los unitarios y federales, son Buenos Aires y las provincias. Es una división de geografías, no de personas; es local, no política. Con razón cuando se averigua quiénes son los unitarios y federales y donde están, nadie los encuentra; y convienen todos en que esos partidos no existen hoy; lo que sí existe a la vista de todos es Buenos Aires y las provincias, alimentando a Buenos Aires”.(Ibídem: 94) Buenos Aires, como provincia-metrópoli 5 , acapara para sí la riqueza de toda la nación. De esta forma, el país no podrá darse una organización nacional por muchos años. Podemos citar como ejemplos que tanto la constitución del ’19, como la del ’26, realizadas a la medida de la ciudad-puerto 6 traen aparejadas, en tanto niegan al interior, gran cantidad de revueltas contra la prepotente Buenos Aires. “surgieron entonces jefes armados al mando de tropas irregulares que defendieron como pudieron “las autonomías” provinciales y resistieron la política absorbente de Buenos Aires. Los caudillos aparecieron cuando Moreno había dejado de existir y con él una política genuinamente nacional. Así nació el “federalismo”, resultado del despojo de la riqueza argentina por una solo provincia” (Ramos, 1986: 38). Dos soluciones posibles al problema de la organización nacional, en relación a la renta de la aduana: 1) la nacionalización de la renta de la aduana, otorgándole el disfrute a la nación toda; 2) la separación de Buenos Aires y la conformación de dos estados. La historia nos mostrará las dos alternativas. La segunda alternativa se cumple cuando la ciudad-puerto conducida por Bartolomé Mitre, la oligarquía argentina en pleno (el principal oponente político de Roca), diera el golpe al interés de Urquiza de la nacionalización de la renta, y separara a Buenos Aires del resto de la Confederación (1854) por varios años, con tal de no repartir la renta; y la primera opción se va a dar cuando Roca federaliza finalmente la ciudad de Buenos Aires y la renta nacional. Decíamos que la oligarquía representada por Bartolomé Mitre era el principal adversario del roquismo. De ahí que Ramos considere necesario diferenciar la oligarquía del patriciado en el análisis del ’80, y del ’90, pues a partir de ahí se fundirán en una misma clase para siempre. Mientras la oligarquía obtura la organización nacional por defender su situación privilegiada, el patriciado pretende organizar la nación (Ramos, 1973). Este enfrentamiento será muy fuerte, y marcará los años 80’s. Así el mitrismo que se había levantado contra la candidatura de otro candidato provinciano fuera de su égida de poder, Nicolás Avellaneda (en esta ocasión quien reprime el levantamiento en Santa Rosa es justamente Roca, lo que le hace ganar simpatías en el interior provinciano) 7 , y lo volverá a hacer, esta vez de forma más sangrienta cuando éste deje el poder, y se imponga la figura de Roca, que pretende nacionalizar la Renta de la Aduana. Norberto Galasso argumenta que “la causa de las provincias interiores ya no se defiende a través de caudillos y montoneras (…) sino mediante la confluencia de clases con cierto poder económico (en general, propietarios de fincas), con sectores populares y el ejército, bajo la forma de la llamada Liga de Gobernadores” (Galasso, 2011: 470)

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  • Roca y los revisionistas

    Por Juan Godoy (socilogo, UBA)

    En las siguientes lneas, procurando profundizar el debate en torno a la figura de Julio

    Argentino Roca, y el roquismo, vamos a abordar la cuestin recuperando las visiones acerca del

    mismo de Arturo Jauretche, Juan Jos Hernndez Arregui, Rodolfo Puiggrs, y algunos

    exponentes de la izquierda nacional, como Jorge Abelardo Ramos, Alfredo Terzaga y Norberto

    Galasso1. Es decir, vamos a analizar al roquismo desde algunos de los ms importantes

    exponentes del revisionismo histrico argentino, a quienes nadie podra tildar de anti-populares, y/o anti-nacionales. La idea aqu es ir ms all de la concepcin del roquismo como un mero movimiento que solo llev a cabo una poltica contra las denominadas

    poblaciones originarias de nuestro territorio (no obstante nuestra absoluta condena a la

    matanza),2y/o la visin reduccionista del anti-militarismo abstracto, que considera a las

    fuerzas armadas con el solo objetivo de ser brazo armado de la oligarqua, y que todo lo que

    viene de ellas es malo, y observa al roquismo como un exponente de esa visin del ejrcito3. De

    eso se ha escrito bastante, dejando en las sombras otras aristas del tema que son relevantes al

    momento de analizarlo. Presentemos algunos puntos del debate, a modo de apuntes.

    Una de las cuestiones centrales, sino la central, en relacin a la organizacin nacional en

    nuestro pas en el siglo XIX es la discusin por la cuestin del puerto, la aduana y la renta de la

    misma. De ah que Juan Bautista Alberdi afirme que la federacin argentina es una especie de alcanca en que todas las provincias guardan sus rentas, pero cuya llave est en manos de

    Buenos Aires y cuyo tesoro slo sirve al que tiene la llave. La llave es el puerto de Buenos

    Aires. (Alberdi, 2007: 88)4 Agregando que no son los unitarios y federales, son Buenos Aires y las provincias. Es una divisin de geografas, no de personas; es local, no poltica. Con razn

    cuando se averigua quines son los unitarios y federales y donde estn, nadie los encuentra; y

    convienen todos en que esos partidos no existen hoy; lo que s existe a la vista de todos es

    Buenos Aires y las provincias, alimentando a Buenos Aires.(Ibdem: 94) Buenos Aires, como provincia-metrpoli

    5, acapara para s la riqueza de toda la nacin.

    De esta forma, el pas no podr darse una organizacin nacional por muchos aos. Podemos

    citar como ejemplos que tanto la constitucin del 19, como la del 26, realizadas a la medida de la ciudad-puerto

    6 traen aparejadas, en tanto niegan al interior, gran cantidad de revueltas contra

    la prepotente Buenos Aires. surgieron entonces jefes armados al mando de tropas irregulares que defendieron como pudieron las autonomas provinciales y resistieron la poltica absorbente de Buenos Aires. Los caudillos aparecieron cuando Moreno haba dejado de existir

    y con l una poltica genuinamente nacional. As naci el federalismo, resultado del despojo de la riqueza argentina por una solo provincia (Ramos, 1986: 38).

    Dos soluciones posibles al problema de la organizacin nacional, en relacin a la renta

    de la aduana: 1) la nacionalizacin de la renta de la aduana, otorgndole el disfrute a la nacin

    toda; 2) la separacin de Buenos Aires y la conformacin de dos estados. La historia nos

    mostrar las dos alternativas. La segunda alternativa se cumple cuando la ciudad-puerto

    conducida por Bartolom Mitre, la oligarqua argentina en pleno (el principal oponente poltico

    de Roca), diera el golpe al inters de Urquiza de la nacionalizacin de la renta, y separara a

    Buenos Aires del resto de la Confederacin (1854) por varios aos, con tal de no repartir la

    renta; y la primera opcin se va a dar cuando Roca federaliza finalmente la ciudad de Buenos

    Aires y la renta nacional.

    Decamos que la oligarqua representada por Bartolom Mitre era el principal

    adversario del roquismo. De ah que Ramos considere necesario diferenciar la oligarqua del

    patriciado en el anlisis del 80, y del 90, pues a partir de ah se fundirn en una misma clase para siempre. Mientras la oligarqua obtura la organizacin nacional por defender su situacin

    privilegiada, el patriciado pretende organizar la nacin (Ramos, 1973). Este enfrentamiento ser

    muy fuerte, y marcar los aos 80s. As el mitrismo que se haba levantado contra la candidatura de otro candidato provinciano fuera de su gida de poder, Nicols Avellaneda (en

    esta ocasin quien reprime el levantamiento en Santa Rosa es justamente Roca, lo que le hace

    ganar simpatas en el interior provinciano)7, y lo volver a hacer, esta vez de forma ms

    sangrienta cuando ste deje el poder, y se imponga la figura de Roca, que pretende nacionalizar

    la Renta de la Aduana. Norberto Galasso argumenta que la causa de las provincias interiores ya no se defiende a travs de caudillos y montoneras () sino mediante la confluencia de clases con cierto poder econmico (en general, propietarios de fincas), con sectores populares y el

    ejrcito, bajo la forma de la llamada Liga de Gobernadores (Galasso, 2011: 470)

  • As se dan las batallas de Puente Alsina y Los Corrales, la guerra civil deja 3 mil

    muertos, y al roquismo triunfante que federalizar finalmente Buenos Aires, la renta aduanera y

    el puerto. La Prensa portea, expresin del mitrismo, exaltada contra el triunfo del interior

    escribe que Roca tena un odio implacable a Buenos Aires (era) una amenaza de muerte para el pueblo de Buenos Aires (lo calificaba de) raqutico, enano, de paso bamboleante, era un

    guaso que mira de soslayo, anda en los ranchos de Crdoba en mangas de camisa, vareando

    caballos y sacando para comer el cuchillo de la cintura () el smbolo de la barbarie, rodeado por caudillos de chirip y con aro en la oreja y chupa de tabaco negro. Si triunfaba, los indios

    abriran con sus chuzas las cajas fuertes de los bancos (citado en Galasso, 2011, 530-531) Alfredo Terzaga se pregunta por la base social del roquismo, quines apoyaban este

    movimiento que estuvo en el centro de la escena nacional cerca de 30 aos? Responde buscando

    quines le daban apoyo provincia por provincia, y encuentra que, entre otros sostenes, en la

    provincia de Mendoza entabla vnculos con el sector federal, como con Olascoaga, quien haba

    sido jefe de la revolucin de los colorados en 1866, asimismo con Francisco Civit, padre de

    Emilio que sera Ministro de Roca y que pretenda nacionalizar los ferrocarriles; en San Luis lo

    apoya el partido de los hermanos Juan Y Felipe Sa, y tambin Carlos J. Rodrguez, otro jefe de

    Los Colorados, lo apoyan entonces de los ms importantes lderes de la Revolucin de Los

    Colorados; en Santiago, lo apoya Absaln Rojas, luego de eliminar la influencia mitrista de los

    Taboada; en La Rioja, lo apoyan los mismos sectores que haban apoyado al Cacho y a Felipe

    Varela, incluso Francisco Javier lvarez, mdico de la montonera; en Catamarca, lo sostiene

    Navarro que haba reprimido el levantamiento del 74; en Santa Fe lo apoya Servando Bayo, un

    anti-mitrista que lleg a cerrar un Banco Ingls en nuestro pas, por lo cual Manuel Quintana amenaza con bombardear Rosario, tambin lo apoyan los Iriondo, del viejo federalismo; en

    Entre Ros logra el apuntalamiento con los hombres del ala popular del federalismo (los que

    haban estado con Lpez Jordn), que apoyan al gobernador Eduardo Racedo, llega el apoyo de

    Jos Hernndez, y tambin de quien se haba opuesto a la guerra de la triple infamia, Olegario

    Andrade; en Crdoba: el gobernador Del Viso, y su Ministro Jurez Celman (cuado Roca),

    tejen la red anti-mitrista del interior, sumado el apoyo de Salta, Jujuy y Tucumn son 12

    provincias las que apoyan a Roca, quedando del otro bando solamente la Buenos Aires y

    Corrientes (Terzaga, 19768.T II).

    A estas alianzas en las provincias, Terzaga suma el apoyo del Ejrcito, y tambin

    analiza la naturaleza del mismo a partir de considerar que el Ejrcito de la independencia

    desapareci, se disgreg, y se reconstituy, y afirma que ese ejrcito es la expresin organizada de la disolucin de la vieja sociedad argentina (Terzaga, 1976. T I: 240). Los conflictos de la misma se trasladan al seno del ejrcito. La supresin casi absoluta de la

    montonera, las vas del ferrocarril en abanico que destruyen la manufactura local, y dejan un

    tendal de desocupados, etc. han hecho prcticamente disolver la vieja sociedad Argentina del

    interior, as los montoneros, peones, troperos, carreros, etc., constituyen una masa social

    expulsada hacia la marginalidad. El nuevo ejrcito se ir nutriendo de estos personajes que se alistan para escapar de su situacin de indigencia (muchas veces reclutados a la fuerza). Este

    nuevo ejrcito rechaza al mitrismo, destructor del Paraguay y del Noroeste argentino. Veamos brevemente algunas de las polticas del roquismo en el poder, y algunas de sus

    figuras ms relevantes. Es una poltica dirigida a construir un estado nacional. La federalizacin

    de Buenos Aires, que ya mencionamos, es de suma relevancia, establece la unidad monetaria

    (antes circulaban varias monedas), facilit la inmigracin de judos perseguidos de Polonia y

    Rusia, se dicta la ley de educacin laica, obligatoria y gratuita ,golpe a la enseanza confesional,

    y procura la consolidacin nacional (Jauretche la critica en sus contenidos, la colonizacin

    pedaggica, pero la juzga progresiva), se incrementa un 100 % la matrcula, Magnasco en

    Educacin presenta un proyecto destinado a reemplazar la educacin enciclopedista, abstracta y

    universalista por una educacin estrechamente vinculada con la realidad Argentina,

    especialmente atendiendo a las peculiaridades regionales, as como tambin de ndole tcnico-

    industrial, se crea el registro civil en el 84 de modo de registrar los nacimientos y las muertes, se

    da una alta inversin pblica en el interior, en poltica exterior se fija soberana sobre la

    Patagonia, y se arregla problemas limtrofes con Brasil, defiende la soberana de Malvinas, crea

    la Doctrina Drago cuando se ataque a Venezuela por su deuda sentando un precedente

    importante en la materia, en relacin a los ferrocarriles se incrementan los estatales en regiones

    que no le importaban a los britnicos, se da una batalla con el FFCC Argentino (Scalabrini Ortz rescata esta poltica en varias ocasiones), Civit como ministro denuncia el papel

    perjudicial al desarrollo de las tarifas, procura desarrollar lneas estatales, y llega a proponer la

  • nacionalizacin, se traza el FFCC Rosario-Punta Alta (fuera de la lgica britnica), se prohben

    los ejrcitos provinciales, se sanciona el cdigo minero, mientras se encomienda a Bialet Mass

    un informe sobre la clase obrera, y luego se propone un cdigo de trabajo (en el que trabaja,

    entre otros Ugarte y Bunge), en el que se propone, entre otras cuestiones: jornada de 8 horas,

    descanso semanal, salario mnimo, proteccin de nios y mujeres en el trabajo, responsabilidad

    patronal en accidentes de trabajo, etc., por otro lado, se dicta la Ley de Residencia (otra mancha

    de la historia del roquismo), Pellegrini propone la eliminacin del salario, propone el reparto de

    ganancias entre los capitalistas y los trabajadores, se dicta el servicio militar obligatorio, se

    fomentan las bodegas en Cuyo, el azcar en el norte, entre algunas medidas a destacar.

    Arturo Jauretche, por su parte, coincide en trminos generales con esta interpretacin

    del roquismo. Los 80s expresan la derrota de los porteos a manos de los provincianos en esa medida el roquismo significa una integracin nacional pues despus de Pavn slo haban

    contado los porteos y aporteados. Ahora el poder estaba en manos de la liga de gobernadores y el caudillo del ejrcito, tambin provinciano (Jauretche, 1967, 70). Evidentemente la ciudad-puerto pierde poder con los chinos de Roca. Con este movimiento aparece una idea industrialista, disonante (al menos en parte) de la Argentina agroexportadora,

    que terminar frustrada, entre otras cosas porque le faltaba el apoyo de las masas dice Jauretche,

    y agrega no es todava poltica nacional en lo econmico, pero es una rectificacin, una atenuacin del pensamiento de Caseros () no llega con todo a constituir sino un mero atisbo de Poltica Nacional: ella slo se integrar por la presencia del pueblo en el estado. (Jauretche, 2008, 96-100). Esa presencia comenzar con la poltica de Yrigoyen, acerca del cual

    Roca (una vez terminada su vida poltica), le recomienda a Ricchieri que siga con el caudillo.

    Finalmente el roquismo, dice un integrante del mismo, Eduardo Wilde, se mitrifica (Acerbi, 1999), es decir claudica. Ramos indica que lo que no pudieron las armas, lo hizo la

    estancia. Norberto Galasso (Galasso, Op. Cit.) argumenta que no significa que el roquismo haya

    querido quebrar el orden semi-colonial, la creciente influencia inglesa en la economa, la granja

    de su graciosa Majestad. La gran diferencia es que el mitrismo quiere llevarla hasta sus ltimas

    consecuencias con la segregacin de la provincia de Buenos Aires, y liquidar todo germen

    industrial; mientras que el roquismo pretende lograr cierto equilibrio que permita a travs del

    gasto pblico en el interior, la proteccin de la industria y algunas defensas de la soberana

    nacional en poltica exterior, un perfil menos oligrquico y menos porteo, que permita una

    cierta integracin nacional. No obstante la derrota del mitrismo llega tarde, la economa ya

    estaba deformada por el imperialismo aliado a la oligarqua, el gobierno del 80 no puede impedir la apertura de la Argentina semi-colonia britnica. Jauretche por su parte, sostiene que

    es el segundo fracaso de la burguesa nacional, sostiene Don Arturo: los polticos provincianos se aportearon rpidamente a la vez que se afincaban como estancieros de la provincia de

    Buenos Aires. Jurez Celman estanciero dejar pronto de ser el burrito cordobs, como Roca y Avellaneda han dejado de ser tucumanos (Jauretche, 1967 : 72) y agrega el roquismo, como tentativa de grandeza nacional, se desintegra en las pampas vencido por los ttulos de

    propiedad que adquieren sus primates, ahora estancieros de la Provincia de Buenos Aires (Jauretche, 2004: 237). Notas

    1 Para un abordaje de otros de los ms importantes exponentes del revisionismo histrico, como Jos Mara Rosa, Fermn Chvez, Ernesto Palacio, y Arturo Jauretche, vase: Pestanha, Francisco J. Roca y el revisionismo histrico. En http://nomeolvidesorg.com.ar/wpress/?p=2615 2 Con respecto a la denominada Conquista del Desierto, Martnez Sarasola, a quien nadie podra calificar de anti-indigenista, nos acerca algunos datos interesantes: primero argumenta que la conquista comenz mucho antes de la llevada a cabo por Roca como Ministro de Guerra de Avellaneda iniciada en 1879, argumenta que comenz en 1820 bajo la Gobernacin de Martn Rodrguez, sigui con Rivadavia (resalta que tambin el caudillo Estanislao Lpez en tres expediciones asesin a unos 160 mocoves), destaca asimismo que la expedicin de Juan Manuel de Rosas (1833-1834) es un hito porque se penetr profundamente los territorios indgenas, dejando 3200 muertos (no obstante la poltica de Rosas es por momentos de acuerdos y por momentos de represin). Se extiende as la conquista hasta 1899, correspondiendo al periodo 1821-1877 el 74 % de las muertes (9000 aprox.), y un 18 % al periodo 1878-1884 (2100 aprox.), el resto es posterior. (Martnez Sarasola, 1992). No obstante pensamos que la gravedad de las represiones no viene dada meramente por una cuestin cuantitativa, pero de todas formas enmarca la cuestin en un contexto ms amplio, y facilita el entendimiento. Podramos pensar tambin en las represiones de los gobiernos yrigoyenistas en la

  • Patagonia, y en la Semana Trgica, o bien durante el gobierno de Juan Domingo Pern, la expulsin a las poblaciones originarias que haban recorrido 2 mil kilmetros para que se les reconociera la propiedad de las tierras en el denominado Maln de la Paz. Vase (Valko, 2013). A partir de all, insistimos en que eclipsar toda una poltica de gobierno, ya sea para bien o para mal, por un hecho disminuye el anlisis de la misma. La historia y la poltica, afortunadamente, son ms complejas. 3 La historia latinoamericana ha demostrado con innumerables ejemplos lo errado de esta visin, desde San Martn, Bolvar, Mosconi, Savio, Pern, Velasco Alvarado, Torres, Torrijos, Hugo Chvez, etc., etc. 4 En cambio Ortega Pea y Eduardo Duhalde sostienen que lo fundamental en la cuestin porteos y provincianos no gira en torno a la Aduana o a la libertad de los ros, como lo planteara el interior provinciano, y el litoral, respectivamente, frente a Buenos Aires. Resulta fundamental analizar en cada momento histrico, quin se encuentra al frente de la Aduana, del Tesoro y del Puerto de Buenos Aires, es decir qu clase social empuaba esos instrumentos y con qu efectos econmicos. En (Ortega Pea-Duhalde, 1975: 163). Felipe Varela contra el imperio britnico. Buenos Aires: Schapire, pgina 163. 5 Vivian Tras sostendr que las capitales provinciales operan de la misma forma con los pueblos de sus respectivas provincias, as: las ciudades capitales de provincia ofician como satlites de Buenos Aires y como metrpoli o sub-metrpoli de los pueblos interiores. (Tras, 1969: 20). 6 En la constitucin de 1819 los Cabildos del interior no tenan autoridad para designar sus representantes. En contra de dicha constitucin se levantan los caudillos provinciales como expresin genuina de las masas. Mientras que con la constitucin de 1826, al igual que la anterior desconoca los derechos polticos de las provincias, se proclama Rivadavia como presidente, quien representaba los intereses portuarios, se declara Buenos Aires como capital de la repblica, y se le quitan los derechos electorales a los jornaleros y domsticos a sueldo. Surge aqu la figura de Dorrego. (Ramos, 1986). 7 Recordemos que bajo el gobierno de Avellaneda se llevan a cabo las discusiones parlamentarias divididas entre los proteccionistas, entre sus ms lcidos defensores a Carlos Pellegrini y Rafael Hernndez y los librecambistas, representados en Norberto de la Riestra. Finalmente ganan la batalla los proteccionistas y surgen las primeras industrias (aunque ligadas al agro en su mayora), de nuestro pas. Tambin fundan el peridico El industrial, y el Centro industrial. vase (Dorfman, 1970) y (Schvarzer, 1996) 8 Lamentablemente esta obra de Alfredo Terzaga qued inconclusa, llega solamente al ao 1880. Esta idea de Terzaga que es compartida por Ramos es discutida por Rodolfo Puiggrs (ste refiere al colorado), argumentando que los gobernadores congregados por Roca no eran herederos de los caudillos, stos estaran amansados, sumado a que la poltica de Roca es plenamente liberal, que la conquista del desierto consolida a la oligarqua, y que el 90 calificado por Ramos como contrarrevolucin desconoce el papel de las masas. (Puiggrs, 1986). Entra en el debate tambin Hernndez Arregui (quien tambin refiere a Ramos), quien no contrara totalmente la idea de Ramos, sostiene que es posible, pero algo dificultoso defender la tesis, al fin y al cabo afirma: puede aceptarse que dentro de la oligarqua nacional en formacin, Roca represent su tendencia ms Argentina (no obstante), fue absorbido por la oligarqua y nunca dej de ser su representante. Incluso como gran propietario de tierras. (Hernndez Arregui, 2004: 373-374) Bibliografa Ramos, J. A. (1973). Del patriciado a la oligarqua. Bs. As.: Plus ultra. Ramos, J. A. (1986). Las masas y las lanzas. Bs. As.: Hyspamrica. Galasso, Norberto. (2011). Historia de la Argentina. Buenos Aires: Colihue. 2 vol. Puiggrs, R. (1986). Pueblo y oligarqua. En Historia crtica de los partidos polticos. Bs. As. Hyspamrica. Acerbi, N. (1999). Eduardo Wilde. Bs. As.: Confluencia. Jauretche, Arturo. (2004). Textos selectos. Buenos Aires: Corregidor. Jauretche, Arturo. (1967). El Medio Pelo en la Sociedad Argentina. Buenos Aires: Pea Lillo.. Jauretche, Arturo. (2008). Ejrcito y poltica. Buenos Aires: Corregidor. Hernndez Arregui, Juan Jos. (2004). La formacin de la conciencia nacional. Bs. As.: Continente. Terzaga, A. (1976). Roca. De soldado federal a Presidente de la Repblica. Bs. As.: Pea Lillo. 2 vol. Alberdi, Juan B. (2007). Grandes y pequeos hombres del Plata. Bs. As.: Punto de Encuentro. Valko, Marcelo. (2013). Los indios invisibles del maln de la paz .Buenos Aires: Continente Martnez Sarasola, Carlos. (1992). Nuestros paisanos los indios. Buenos Aires: Emec Ortega Pea, R. y Duhalde, E. (1975). Felipe Varela contra el imperio britnico. Bs. As.: Schapire Pestanha, Francisco J. Roca y el revisionismo histrico. En http://nomeolvidesorg.com.ar/wpress/?p=2615 Tras, Vivian. (1969). Rosas. Buenos Aires: Siglo xxi. Schvarzer, Jorge. (1996). La industria que supimos conseguir. Bs. As.: Planeta. Dorfman, Adolfo. (1970). Historia de la industria Argentina. Bs. As.: Hachette.