Romper Con Los Dioses
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Materia: Métodos de Investigación II 28 de mayo de 2010
Reseña crítica del libro:Garzón Bates, Mercedes (1991). Romper con los dioses. México: Universidad Pedagógica Nacional. (88 p.)
Autora de la reseña:Krishna Espinoza Figueroa
ROMPER CON LOS DIOSES
Mercedes Garzón Bates, autora del libro Romper con los dioses (Universidad
Pedagógica Nacional, 1991) ofrece una obra que parte de un contexto
contemporáneo, poniendo a disposición del hombre actual un nuevo debate sobre
la sociedad posmoderna. Ella acude a los filósofos y teóricos más importantes que
han escrito sobre la materia (como Lyotard, Nietzsche, entre otros) y parte de
aquellas concepciones clásicas hacia una propia, misma que indaga sobre la ética
o la falta de ésta en la conciencia del hombre.
Compuesto de dos partes, de 4 y 5 capítulos respectivamente, el texto
realiza de manera creativa e ilustrativa una “proyección cinematográfica” de las
etapas por las que el ser humano ha pasado dentro de la raíz de su confusión.
Cada capítulo comienza apuntando –y logra así crear una atmósfera ad hoc a lo
que se va a leer- qué tipo de toma, luces e incluso música va de acuerdo al
escenario que se va a presentar.
El primer capítulo, con música de Mozart y luz en primer y único plano,
anuncia que su preocupación fundamental es la ética, que ha caducado debido a
que es una concepción medieval que sólo podría tranquilizar al individuo temeroso
de su propia muerte, y en busca de la trascendencia mística. Pero ¿qué pasa
cuando la salvación prometida a largo plazo deja de mantener a raya al hombre?
En el libro se propone adoptar una ética desde supuestos reales, partiendo
de nuestra mortalidad, flaquezas e indeterminaciones; fuera de verdades
absolutas, que no han servido al hombre mismo que las ha configurado.
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Como resultado de la falta de verdades, al encontrarse con que el paraíso
prometido era sólo un espejismo de la época, el sujeto se da cuenta de que está
solo, y por tanto, se dedicará a satisfacerse y poner en primer plano su
individualidad. Esto lo comenta Garzón Bates en el segundo capítulo (con música
de Strauss y luz que crea “un ambiente efímero permanente”).
Puesto que “Dios ha muerto”, el nihilismo gobierna en el espíritu social.
Como nada es totalmente cierto y todo es subvertible, el tercer capítulo observa ya
no una ética alterna a la medieval con fundamentos distintos, sino una ética sin
fundamentos, puesto que –como apunta en el cuarto apartado-, no hay más una
estructura estable en el ser. Todo lo anterior con música de Wagner y Carl Off con
luces difusas primero y después miles de velas condenadas a la extinción.
Pasando a la segunda parte del libro, el quinto capítulo deja en claro que
las ilusiones marxistas no son más que sueños platónicos que conocemos pero
que no modifican nuestro espíritu. (“God” de Lennon y oscuridad que llega a color
nítido). El sexto y séptimo capítulo dan cuenta del camino laberíntico, del ir y venir
social como forma de organización. Leyes y normas que benefician al individuo,
que van de él a él mismo, con una ética permisiva y hedonista que da pie a la
guerra del “todos contra todos”. A esa expansión del yo la acompaña un close-up
con música de Yes y Led Zeppelin, así como luces amarillas, azules, flashes
verdes y violetas.
Ya en la recta final del libro, la autora vuelve a la discusión sobre la fecha
del apocalipsis social, retomando la idea de Nietzsche y Heidegger de que
estamos en plena crisis, en un proceso apocalíptico de transición. Aunque
contrariamente a esto, Habermas crea que es sólo una crisis pasajera y positiva,
que nos proporciona material para cambiar en un futuro, el cual opina Garzón
Bates, ya no es el mismo que solía vislumbrarse. En este capítulo hay música de
Pink Floyd y luces que nos dan idea de la globalización –incluso desde dos
capítulos atrás-.
Finalmente, en un plano general y música de The cure, la autora cierra con
una recapitulación de lo visto en el libro, así como mostrando la paradoja de
nuestro tiempo, donde en lugar de alienación –según el término de Marx- hay
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comunicación en exceso, sobreexposición, falta de intimidad. La ética que era la
toma de conciencia es desplazada por la “mala conciencia”.
El aporte de este libro en esencia es eso, la concepción de una “mala
conciencia” que es resaltada por lo que podemos observar en el mundo real.
¿Cómo añorar el equilibrio de Marx si antes no se dio y ahora resultaría surrealista
de acuerdo a nuestra forma de vivir?
Cierra con una frase que permite pensar que incluso el apocalipsis que
vivimos tendrá su apocalipsis, puesto que esta desconfianza ilimitada que posee el
hombre irá deteriorando su hedonismo. Incluso el placer se irá desvaneciendo.
Lo que logra finalmente en Romper con los dioses es mostrar y poner en
diálogo ideas de los grandes clásicos y quedarse con la que considera más
adecuada según lo que ha observado. Además, la autora ahonda en el sentido
ético del proceder y pensar social desde una perspectiva si no negativa, sí muy
apegada a la realidad.
Por otro lado, es importante el plus que da en cada capítulo al transformar
todo lo que se va a leer en imágenes y sonidos –de acuerdo a la época de la que
hablará-, aspecto innovador y que enriquece al lector en cuanto a que además de
informarse y aprender sobre lo que se dice y considera de la posmodernidad, al
mismo tiempo se le muestran imágenes implícitas y sonidos que representan la
época.
Queda decir que la forma ágil en que se muestran las ideas en sólo 88
páginas de contenido bien estructurado, además de todo lo escrito anteriormente,
hacen de este libro el adecuado para darse una idea global y real de lo que está
ocurriendo con nuestro entorno en crisis. Se puede decir también que el lenguaje
es accesible, aunque sin duda dirigido a personas que conocen del tema –sobre
todo por las referencias que hace a los clásicos-, Mercedes Garzón Bates indaga
en este libro sobre la ética, la cual retomará en 1997 en su libro La ética (México:
Conaculta).
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