Rosa de los Vientos nr3

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osa de los ieqtos SUPLEMENTO CULTURAL - 3 América en la Racionalidad Moderna La Ciudad y la Ciencia o nviene de tacar. cuando de racionalidad moder- na se habla, al menos --- dos sentido de la mis- m a: -U no se refiere a la racionalidad como orden o legalidad interna que preside la forma misma de la sociedad moderna. No tiene por qué conocerse, pero aún así actúa como lo hace la ley de la gravedad sobre la materia. A veces, cuando · e viene a descubrir, notamos que su forma choca con la ideas que de la racionalidad nos hemos he- cho, y hablamos entonces de la irracionalidad de las formas de la vida humana. - En otro sentido, hablamos de racionalidad para referimos amo- dos y órdenes de ser ideales, cons- truidos mentalmente "por paso al límite"; es decir, ideados general- meQte por negación de lo existen- te, como búsqueda de lo mejor, de lo perfecto, de lo transparente, de lo realmctnte dominado. De esta racionalidad hablamos; de ella vamos a hablar aquí, porque resulta que, en ella, ha participado América de manera decisiva sugiriendo y posibilitando la creación de ciudades previamente imaginadas, planificadas y "trazadas a cordel y regla"; y lo ha hecho, dando alas, materia, espacios teóricos a las nuevas ciencias sobre la sociedad (Etnología, Economía, etc.) y sobre la naturaleza (Geología, Botánica, etc.). Augusto Serrano América no ólo ha impulsado el pen amiento utópico -como se re- conoce por doquier-; ha sido tam- bién el detonante intelectual que ha roto lo estrechos límites del pensamiento medieval. En las jambas de la sede arzobispal de México se lee la frase del Apoca- lipsis:" Dixit qui redebat in throno nova facio omnia" (Y el que estaba entado en el trono dijo: he aquí que yo hago nuevas todas las cosas). (Sigue en Pág. 2) 1 N D 1 e E • RAMON OQUELI: Valle, De la Colonia a la República. OLGA JOYA: Anotaciones sobre la Encomien- da. AUGUSTO SERRANO: América en la Racionalidad Moderna. • RAFAEL LEIV A VIVAS: La Zarzaparrilla. • ROBERTO REYES MAZZONI: El Mestizaje en !aLengua. • IRMA LETICIA DE OYUELA: El Retablo de San Sebastián. • AT ANASIO HERRANZ: Los Sumos en Hondu- ras. • JOSE A. SARMIENTO: Recuerdos del Padre Subirana. • JULIO ESCOTO: La Mancha Negra. ESTA ES UNA PUBLICACION CULTURAL DE e LA EMBAJADA DE ESPAÑA e LA COMISION NACIONAL HONDUREÑA DEL QUINTO CENTENARIO e EL INSTITUTO DE CIENCIAS DEL HOMBRE "R. HELIO DORO VALLE"

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Editado Conjuntamente por la Cooperación Cultural española en Honduras, Secretaría de Cultura y Turismo y el Diario Tiempo. Coordinador Augusto Serrano, Roberto Castillo y Atanasio Herranz

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osa de los ieqtos SUPLEMENTO CULTURAL - 3

América

en la Racionalidad Moderna

La Ciudad y la Ciencia

o nviene de tacar. cuando de racionalidad moder­na se habla, al menos

--- dos sentido de la mis-m a: - U no se refiere a la racionalidad como orden o legalidad interna que preside la forma misma de la sociedad moderna. No tiene por qué conocerse, pero aún así actúa como lo hace la ley de la gravedad sobre la materia. A veces, cuando

· e viene a descubrir, notamos que su forma choca con la ideas que de la racionalidad nos hemos he­cho, y hablamos entonces de la irracionalidad de las formas de la vida humana. - En otro sentido, hablamos de

racionalidad para referimos amo­dos y órdenes de ser ideales, cons­truidos mentalmente "por paso al límite"; es decir, ideados general­meQte por negación de lo existen-

te, como búsqueda de lo mejor, de lo perfecto, de lo transparente, de lo realmctnte dominado.

De esta racionalidad hablamos; de ella vamos a hablar aquí, porque resulta que, en ella, ha participado América de manera decisiva sugiriendo y posibilitando la creación de ciudades previamente imaginadas, planificadas y "trazadas a cordel y regla"; y lo ha hecho, dando alas, materia, espacios teóricos a las nuevas ciencias sobre la sociedad (Etnología, Economía, etc.) y sobre la naturaleza (Geología, Botánica, etc.).

Augusto Serrano

América no ólo ha impulsado el pen amiento utópico -como se re­conoce por doquier-; ha sido tam­bién el detonante intelectual que ha roto lo estrechos límites del pensamiento medieval. En las jambas de la sede arzobispal de México se lee la frase del Apoca­lipsis:" Dixit qui redebat in throno nova facio omnia" (Y el que estaba entado en el trono dijo: he aquí

que yo hago nuevas todas las cosas).

(Sigue en Pág. 2)

1 N D 1 e E • RAMON OQUELI: Valle, De la Colonia a la

República. • OLGA JOYA: Anotaciones sobre la Encomien­

da. • AUGUSTO SERRANO: América en la

Racionalidad Moderna. • RAFAEL LEIV A VIVAS: La Zarzaparrilla.

• ROBERTO REYES MAZZONI: El Mestizaje en !aLengua.

• IRMA LETICIA DE OYUELA: El Retablo de San Sebastián.

• AT ANASIO HERRANZ: Los Sumos en Hondu­ras.

• JOSE A. SARMIENTO: Recuerdos del Padre Subirana.

• JULIO ESCOTO: La Mancha Negra.

ESTA ES UNA PUBLICACION CULTURAL DE

e LA EMBAJADA DE ESPAÑA

e LA COMISION NACIONAL HONDUREÑA DEL QUINTO CENTENARIO

e EL INSTITUTO DE CIENCIAS DEL HOMBRE "R. HELIO DORO VALLE"

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América en la racionalidad moderna

La Ciudad y la Ciencia (En memoria de Júan David García Bacca )

Analogías

C. Levi Strauss nos ha acostumbrado a través de su obra a apreciar similitu­des y vecindades ocultas entre lasco­sas del hombre aparentemente más alejadas. Iistructuras profundas ele­mentales que se repiten aquí y allá, aunque recubiertas de ropajes dife­rentes hasta hacerlas irreconocibles. Mitos cuyas formas decisivas reapa­recen en diferentes sociedades y en tiempos distintos. Sabores y maneras en la mesa, olores, valoraciones que son de cercanos linajes. En fin, nos á visa acerca de algo que, sin caer bajo el refrán de "nihil novum sub sole", debemos tener en cuenta, cuando ee­tudiamos lo que somos y lo que hace­mos:

-que no debe extrañamos encontrar analogías, parentescos, influencias en

nuestras obras, pues, por ser cosas del hombre, no tienen más remedio que acusar de algún modo su procedencia.

-que las leyendas no son la negación rotunda de la historia, pues muchas de ellas no son sino versidnes idealizadas de la historia. Que, entre el "pensa­miento salvaje" y el "pensamiento científico", hay más parecido y cercanía de lo que se sospecha, etc.

Pues bien; siguiendo este talante, he venído a darme cuenta que los hombres, al realizar dos conocidas actividades, ponen en juego las mismas estructuras mentales y operacionales: al cons­truir una ciudad y al construir una ciencia.

Hablo, pues, de laisomorfia existente entre la ciudad y la ciencia. Lugares ambos del hombre: uno, la ciudad, lugar de convivencia de la gente; el otro, la Ciencia,· "lugar de cÓnviven­cia" de las categorías. Construido el uno, la ciudad, por separación del campo, por cierre de un ámbito; constituido el otro, la ciencia, por re­ducción episté~ica, por separación de un campo de interés, por "cierre categorial" (como quiere G. Bueno).

Ciencia y ciudad, construcciones humanas buscando la transparencia, la compatibilidad, el dominio, el límite; ¿qué les parece?

Lo de todos

En la isla de La Cartuja -ese rincón de Sevilla que rodean los dos brazos del Guadalquivir-, se ha desplegado una muestra de pintura urbanística excepcional. Todo sobre ciudades o · ámbitos urbanos, obra de grandes maestros desde el Renacimiento a nuestros días. La fantasía de toda una época imaginando la ciudad perfecta. Así, como querían Campanella oTo­más Moro; derrochando imaginación y sugerencias en busca del ideal: puentes, plazas, casas, palacios, par­ques, universidades, iglesias, canali­zaciones, fortificaciones, etc., van apareciendo las ciudades ante nuestra vista como increpándonos por la dis­lmcia qae aún queda entre lo que lilaamlogradoylas maravillas que se pueden hacer; por la distancia que á un

existe entre la realidad y el concepto. Porque una ciudad es un asunto pu­

ramente humano. Es obra de hombres en su totalidad. Y lo es para vivir y para vivir mejor, para vivir bien. El concepto de ciudad es solidario del concepto de bienestar. La ciudad es, como ningún otro, punto

de convergencia social: integración real del potencial humano. Por ello exhibe al máximo nuestras virtudes y nuestros vicios. No los tuyos o los míos, sino los nuestros. Lo social -llámesele como se quiera- no sólo se muestra ahí de modo especial, sino que es ahí donde se da, donde se realiza. Y, claro está, los más altos destellos de lo social -aquellos en los que la sociedad más ha dado de sí misma como son el arte, filosofía o las ciencias- sólo pueden darse y desa­rrollarse en la ciudad: "La Polis no es tan sólo un lugar de

"reunión" típica; es además, .•• lugar de ''manifestaciones", de descubri­miento de lo -que-las-cosas-son. De aquí que ef solemne término meta­físico "categorfa"signifique "sacar al agorá", sacar algo a plaza pública, manifestar legalmente en lugar destinado a la manifestación legal de las cosas o sucesos ..• Sólo cuando la colectividad humana llegaba a tener forma de Polis surgían, en madurez y forma propias y defini­tivas, los productos de su alma; entre ellos, los géneros literarios "policiados'' ••• La Polis o ciudad ... es el sujeto de todo lo griego- el sujeto que crea la ciencia, la poesía, el arte, la lógica •.• y que no las hacen ni ''yo", ni ''tú", ni "él" ... "(Juan David García Bacca: Sobre Estética Griega. Imp. Univ. México, 1943; Págs. 11 y 12).

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La ciudad soñada por "paso al lími­te", por negación de las ciudades, vi­llas, aldeas del Medioevo, se idea "more geométrico", estirando las re­torcidas callejuelas, abriendo los es­pacios a los cuatro puntos cardinales, irradiando hacia el campo en son de expansión y conquista. La impronta de lo común, de lo pú­

blico, del Estado se impone sobre las particularidades étnicas y gremiales.

Los edificios públicos y el trazado oñcial determinan el restb de la com­posición, indicando los márgenes de libertad por acoplamiento. Las cercas, las dehesas impregnadas de campo se "despaganizan" (véase García Bacc·a., ibid.), dando lugar a los parques recor­tados según los planos de la adminis­tración central, de modo que el ámbito de los negocios, el de la política y del ocio queden subordinados a un plan general.

Cada vez más, la vida ciudadana se va dando como resultado de un juego alejado del azar. Idealmente conside­rado (y aquí no hacemos sino referir­nos a las tendencias que indican asintóticamente ese paso a lo ideal), el mundo de la ciudad se cimenta sobre lo común, quedando para lo privado sólo

aquellas posibilidades que son· com­patibles con aquél;

-la calle, el parque, la plaza, etc. -lu­gares de todos y por igual- son preci­samente los sitios donde la libertad resulta más "vigilada" y "regulada". Como son de todos, nadie en particular puede hacer lo que quiera; sino lo que la compatibilidad regulada le permite. Decir: -"la calle es de todos; por eso puedo hacer ahí lo que me dé la gana", es un contrasentido. Ese es el Jugar donde rií, individuo, sólo puedes hacer lo que está! permitido.

Las reglas de convivencia ciudadana -más allá de las costumbres toleradas­han de ser públicas y conocidas. Y, pot supuesto, ha de haber tribunales donde se diriman conflictos, como ha de ha­ber lugares donde ' se aprenda a ser ciudadano.

Obra del hombre Las Hijas del Sol que sujetan las

riendas de la briosa cuadriga del Poe­ma de Parménides ascienden a las es­feras cristalinas donde la verdad se ofrece como premio. Platón saca a los encadenados de la caverna hacia el reino de la luz, de las ideas sin lugar a sombra. SanPablocamino de Damasco

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y San Juan de la Cruz en sus soledades sonoras quedan deslumbrados por la verdad que se les da como relumbrón que todo lo traspasa.

Y no cesan de aparecer visionarios a través de la Historia que tuvieron la dicha de ver claro; de encerrar en una fórmula el tema de la verdad. O, al menos, de querer explicar todos los arcanos, acabando con el misterio.

Búsqueda de respuestas, limpieza de obstáculos, clarificación de problemas, transparencia. El misterio acompaña a todo lo de

este mundo . El origen es misterio. El destino es misterio. La vida misma es un misterio. Por no hablar de las grandes preguntas del cosmos ante las que nos sentimos anonadados.

Al hilo de estos misterios se ha ido desarrollando el arte, la ciencia, que los quiere resolver y que ya se da por satisfecha cuando puede acercarse un poco a la verdad. Pero, sin desmayar, sin perder la esperanza de alcanzar algún día la respuesta total, la que no deja rincones ocultos.

Se comienza a vislumbrarconKepler (que ve en la Geometría la ciencia capaz de racionalizar el mundo), se va aclarando con Leibniz (para el que la

Reconstrucción de ·la pirámide de la Luna '

Alzado y planta de la pirámide de la Luna.

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"mathesis universalis" -la matemática universal- daría cuenta de cualquier acto, cosa, evento, en tanto se pudiera exhibir su razón suficiente, su identi­dad) y se explicita con Vico; a saber: que al hombre sólo le puede ser ple­namente transparente lo que él mismo ha hecho.

Estos idealistas (ya lo vislumbró un gran crítico de ellos, Carlos Marx) ha­blaban así, porque, en el fondo y aún explícitamente, veían al hombre como trabajador, como hacedor de su propia condición. Para ellos, la racionalidad total (si por racional se entiende una situación de pleno conocimiento y do­minio) se da en las obras del hombre, o no se da jamás: -"Puesto que el mundo histórico- dice

Vico- ha sido hecho, con toda certeza por el hombre, podremos descubrir sus principios en las modificaciones de nuestro propio espíri tu humano" (Ciencia Nueva, P. 125). Es curioso precisar aquí el poco caso

que los epistemólogos le han hecho a este afán. En efecto, con una lógica aplastante se piensa que todo asunto quedaría claro, si se dispusiera del plan de la obra y del conocimiento de los medios que para su ejecución estuvie­ron presentes. El resultado no sería sino verificación, exhibición ajustada de la (su) verdad. Si el hombre no tiene otro camino para ir a lo desconocido que el ayudarse analógicamente de lo ya co­nocido (Ortega), ¿por qué no ir al co­nocimiento de las criaturas naturales (las que son, han sido y quizás serán con independencia del hombre) y de sus misterios por medio del conocí- · miento de la criatura que más cerca nos queda: nosotros mismos y nuestras obras? Claro que, por este camino, si no se tiene cuidado, fácilmente se cae en toda suerte de antropomorfismos y subjetivismos.

América a la vista

Dejando de lado lo que supone la construcción de las ciudadela dedica­das al culto y a la administración de imperios (Mesopotamia, Egipto, Chi­na, India, Perú, México, etc.) que ana­lizadas de cerca nos darían la razón, hubo de esperar la humanidad al ad­venimiento de la Edad Moderna para que se dieran aquellos requisitos mí­nimos con los que se podía pensar en serio aquello deedificar radicalmente el "reino del hombre", y que ello fuese obra totalmente suya. Que se pudiera imaginar un mundo totalmente nuevo, al disponer de un tablero idóneo sobre el que realizarlo, a la vezquese disponía de un conocimiento completo de la obra que se quería realizar y Jos medios para conseguirla. Este "tablero" lo constituyó América.

Sobre ella, se creía, el hombre podría extender su dominio y renovar multitud de cosas: las ciudades, las ciencias, la moral, la política, la religión américa, las artes. Como si de una "tabula rasa" se tratara,

surge América cual promesa para los más aventurados sueños, como reali­zación de las utopías. Aquí la racionalidad se enturbia. La

visión aparentemente ingenua que los españoles y europeos tienen de las In­dias recién descubie~~~s cua_l lugar

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donde todo sería posible se hacía a durante siglos) no era sino porque se costa de olvidar a los habitantes que tomaba a sus originarios habitantes poblaban estas tierras, menosprecian- como accidentes del terreno; seres que do sus culturas y sus sentidos. La no obstaculizaban el levantamiento de misma idea del "buen salvaje" (a la que un nuevo mapa en el que el Viejo muchos han recurrido para supuesta- Mundo viniera a recrearse sin las mente hablar bien del indio), la del arrugas y máculas de que estaba pro­indio ingenuo e inocente no es sino una visto: Nueva España, Nueva Galicia, piadosa forma de pensar en el indio Nueva Granada, Nueva Inglaterra, como minusválido o, al menos, como Nueva York, Nueva Orléans, etc. algo disponible, como hombre venido Losdosgrandesmomentos~ell~gada a menos, en camino, cuando mucho, Jf(.turopa a AI!lé:ica (el que se mc1a_con hacia la hominización. Si sepensabaen el Descubnm1ento y el qu_e rea!JZan Américacomotierradepromisión(idea posteriormente los !!.?glosaJones) van que alimentó la imaginación de las impregnados de mesJai_n~mo: grandes emigraciones hacia América -Todo lo que en el VJeJO Mundo no

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tiene 1 ugar se piensa en el N u evo como posible. Las utopías clásicas como la de Moro sitúan en algún lugar de América la ciudad ideal: la ciudad­estado ideal (los hospitales de Quiroga, las Reducciones del Paraguay, la so­ciedad de Owen, etc.). Este es el lado oscuro de la

racionalidad moderna. La que sabe casar conocimiento y domino. El es­cenario en el que supuestamente se daría por fin la transparencia de las formas de vida se oscurece tan pronto notamos que las tierras descubiertas a este lado de la Mar Océano no eran pura posibilidad, sino históricas reali-

dades, mundos, sociedades complejas con sus problemas, sus preguntas, sus esperanzas y posiblemente sus propias utopías. No era un mundo "nuevo" en el sentido de "mundo vacío", sino pleno de sentido, aunque nuestros antepasa­dos, salvo raras excepciones, no lo­graran entenderlo.

A cordel y regla

Llama la atención el ingenio que le ha puesto el hombre a la construcción de las ciudades. Desde el neolitico, se puede seguir la

huella de las fundaciones que aún nos asombran por la sabiduría con que se aprovecharon las circunstancias. Sabemos de los libros del gran médico

Hipócrate donde aconsejaba sobre aguas y aires a la hora de construir una ciudad. Y, desde Platón, son muchos los que han trazado su ciudad ideal: -La ciudad ideal: aquella en la que

las relaciones sociales discurren sin obstáculos; la que, por su forma, per­mite la armonía social; la que puede ser bien gobernada, bien defendida, bien administrada; la que permite y genera ámbitos de encuentro y de re­tiro, lugares para el trabajo, para el negocio y para el ocio. En fin, esa plataforma artificial que potencia al máximo lo que los hombres unidos pueden dar de sí. La ciudad ideal, decirnos. Leonardo da Vinci -entre otros- la

piensa como realización de la idea platónica:

-"Y sepaquiendesee andar a lo largo• de toda la extensión de las calles ele­vadas, que podrá usarlas a su conve­niencia, y. lo mismo para quien quiera transitar por las bajas. Por las calles elevadas no deben pasar ni carros ni

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otros artilugios similares, a fin de que sean para uso exclusivo de los gentil­hombres. Por las bajas andarán carros, bestias de carga a uso y comodidad del

·pueblo. Toda casa dará la espalda a la de su vecino .. . " (Manuscrito B del Instituto de Francia. Grenoble, 1960; págs. 47-49).

El Rafael Hytlodeode la Utopía de T. Moro dice:

- "Amaurota se halla situada en el suave declive de un monte y tiene forma casi cuadrada .. . Las plazas de la

ciudad han sido trazadas de tal manera que facilitan el tránsito y se hallan al abrigo deJos vientos" (Utopía. Ed. Peisa. Lima, 1969, pág. 64.).

Mal donado, en su fantástico sueño de 1532, recorre los reinos de este mundo acompañdo de María de Rojas (aque­lla mujer que le dice: "os creeis los únicos que lo saben todo y juzgáis a las mujeres absoutamente incapaces de sobresalir en la ciencia") y llega aun lugar maravilloso: - ... Y he aquí que apareció ante

nuestros ojos una gran ciudad ... cuyo aspecto ningún mortal podría describir. En efecto, no imaginé qué otra cosa podría ver el Sol más bella que sus muros" (Miguel Avilés, ed. Sueños Ficticios. Biblioteca de Visionrios Ed. Nacional , Madrid 1980; pág. 160.).

Cada tiempo ha pensado su ciudad ideal a su modo: Por negación del presente que vivían. Pero la ciudad ideal que desde el Renacimiento co­mienza a imaginarse-, o, mejor dicho, desde el Descubrimiento de América­es un resultado, como la ciencia, de un pensamiento "frenado por el amor al número" (A. Reyes), por el ideal geométrico. ~Las ciudades americanas, cmo los jardines de Herrenhaussen por donde se paseaba con complacencia el "Deus mathematicus" de Leibniz, son verifi­cación de esta teoría de la ciudad. Ciudad hecha para que en ella se rea­lice plenamente la sociedad; planifi­cada de cabo a rabo; espacio elegido según razón suficiente.

Cuando aparece la "Recopilación de las Leyes de Indias", ya se han cons­truido en América más de doscientas ciudades. No faltan autores que ase­guran que las Leyes, en lugar de dar a luz la fundación de ciudades de nuevo tipo, lo que hacen <:s recoger una práctica ya acumulada durante los primeros años de la Conquista. Pero no importa. Lo que aquí queremos resaltar es que dichas Leyes procuran regular la construcicón de las ciudades según formas de general validez y de acuerdo a criterios de una racionalidad envidiable para su tiempo. Como en muchos otros aspectos (ideológicos, científicos, etc.), en el de la planifica­ción estatal encontramos a principios del s.XVI rasgos de una modernidad no despreciable.

- "Ordenamos- dice la primera ley de las Poblaciones, título V, Tomo U­que habiéndose de poblar alguna provincia o comarca de las que están en nuestra obediencia .•• tengan los pobladores consideración y adver­tencia á que el terreno sea saludable, reconociendo si se conservan en él hombres de mucha edad, y mozos de buena complexión, disposición y color: si los animales y ganados son sanos, y de competente tamaño, y los frutos y matenimientos buenos, y abundantes, y de tierras a propósito para sembrar, y coger; si se creían cosas ponzoñosas y nocivas: el Cielo es de buena y feliz constelación, claro y benigno, el ayre puro y suave, sm impedimentos, ni alteraciones: el tenple sin exceso ·de calor, ó frío .•. Las tierras que se han de poblar tengan buenas entradas y salidas por Mar y Tierra •.. ... Y en estas -sigue la ley primera del

título VII- ... elijan el sitio de los que estuvieren vacantes, y por disposi­ción nuestra se pueda ocupar, sin perjuicio de los indios, y naturales, ó con su libre consentimeinto: y cuando hagan la planta del Lugar, repártanlo por sus plazas, calles, y solares á cordel y regla, comenzan­do desde la plaza mayor, y sacando desde ella las calles á las puertas y caminos principales, y dexando tanto compás abierto, que aunque la po­blación vaya en gran crecimiento, se pueda siempre proseguir y dilatar en la misma manera".

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Y, por supuesto, se dice cómo ha de gobernarse la ciudad, para que nada quede sujeto al azar.

De este modo, se pretende crear en América, ahora sí, un mundo "nuevo", donde se cumplieran los sueños que, por milenios se habían acumulado.

Es obvio que las cosas no salieron com las Leyes pedían. Pero el hecho es que, en los 300 años de la Colonia, se fundaron más de 1200 ciudades bus­cando cumplir estos ideales (México, Cuernavaca, Puebla, Acapulco, Cartagena De Indias, Lima, San Pedro Sula, Trujillo, Coma yagua, La Haba­na, Santo Domingo, Bogotá, Guate­mala, Panamá, Veracruz, Santiago de Chile, etc., etc.).

La ciudad y el saber policiado La verdad no es, se hace. No es, como

ingenuos realismos pretenden, una cualidad (primaria o secundaria) de 1as cosas; algo así como su quintaesencia o su mismidad. La verdad tiene que ver con las relaciones entre las personas, es una relación interpersonal, es una relación social. La verdad que "aletea" en este mun­

do -esa que está "ahf' latente hasta que aparece- no es sino una posibilidad de encuentro entre seres sociales, que, por cierto, no se cultiva y brota en cualquier lugar. Aunque, bien visto, esto sólo cabría decirlo de las verdades "policiadas", las que tienen garantías de ser de verdad verdades. Cuando de verdades mayúsculas se trata, decimos,

ya no basta con la presencia de seres sociales simpliciter. Resulta obligado recurrir a la ciudad como espacio creado por los hombres: como región que posibilita la transparencia. Podrá el poeta soñar con la descansada vida del campo, pero las verdades científi­cas no aparecen en cualquier prado, por florido que esté.

La ciencia, lugar de aparición de las verdades, necesita, a su vez, otro lugar especial, el de la ciudad, para nacer y desarrollarse. Porque la ciencia es construcción

social. Es uno de esos frutos que el mundo civilizado (el de las ciudades) da en su madurez. Un fruto que acusa su procedencia ciudadana, exhibiendo una estructura isomorfa a la de la ciu­dad. Como la ciudad, la ciencia se cons­

tituye por reducción, acotamiento, aislamiento de un campo. El "cierre" científico no recoge en su recinto ca­sas, parques ni personajes, sino cate­gorías. Es lo que se ha llamado el cierre categorial de las ciencias. Se organiza, como la ciudad, en base a postulados y leyes, a reglas de com­portamiento y a operaciones regladas. Llega, de este modo, a disponer de un horizonte de convergencia -algó así como el "agorá", la plaza pública­donde la verdad puede exhibirse y donde se deja ver. Es necesario que las categorías, las reglas y los postulados entren en una relación determinada no espontánea, para que vayan apare-

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ciendo verdades, saberes, conOcJ­mientos fiab1es. Del mismo modo que es necesario que los hombres en la ciudad tejan una densa red de relacio­nes, para que la ciudad de verdad -la que se puede abstraer de sus concretas calles y plazas, la que es más fuerte por sus leyes que por sus murallas (Heráclito)- se haya construido ple­Bamente. La ciudad genera un ámbito público

donde la verdad puede aparecer. Y esta verdad aparece con garantías, cuando en ella se ha gestado un plano inte­lectual colectivo o "ciudad de catego­rías" encargado de racionalizar los asuntos más altos del pensamiento: el fruto intelectual más maduro de la comunidad.

La verdad se da en la comunidad

Como hombres, no como bichos,

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venimos de la diferencia. Y parece ser que gran parte de n11estros esfuerzos han ido encaminados a defender y au­mentar la diferencia, como queriendo ahí encontrar nuestra identidad.

Pero lo común existe. Las cosas conforman comunidades, sistemas, familias. Hay una comunidad de lo real y hay subcomunidades reales. Lo común se da en los diferentes órdenes del ser.

Conocemos, por cierto, fragmentos (individualidades), trozos de cobre. Este trozo se extrajo en Chile; aquél en Riotinto, el otro en Suráfrica. Pero todos ellos son buenos conductores de electricidad, pueden dar,por aleación con el estaño,el bronce, son fruto de las mismas condiciones, son "cuprum-, (con peso atómico 63.54, n. atómico 29, densidad 8.96, etc., según consta en la Tabla Periódica de los Elemen­tos).

Aquí hay una moneda de cobre con la efigie de "Carolus Rex"; sobre tu mesa veo un cenicero de cobre construido a puro golpe de martillo y, en el fondo de la habitación, cuelga un candil de co­bre para alumbrar en casos de emer­gencia. ¿Es una abstracción irreal "el" cobre que les da materialidad y terrenalidad a todos estos objetos? ¿Es, acaso, un "flatus vocis"? En la colina junto al río, se construye

el santuario, porque el lugar es propi­cio; Dios aparece en El Sinaf al pueblo judío;

El Nilo es fuente de vida ... Lugares, sitios privilegiados para nacer, para morir, sacrificar, festejar, adorar. Re­laciones de distancia de unas cosas a otras. ¿Espacios?

El espacio, ¿no se da en todos estos casos? Aunque el espacio no sea algo preestablecido, un receptáculo para los cuerpos, sino algo relativo, ¿no vemos que en cada caso se da una misma relación u "orden de coexistencia" (Leibniz) que es real? Del tiempo no es tan fácil hablar.

Pero el tiempo también es, como "or­den del devenir", algo real. Lo primi­tivo de la concepción del tiempo radica en concebirlo como "tiempo~". como diferencias: Hoy es más oportuno que mañana, porque hay conjunción de astros, etc.

Como el cobre es lo común ae los objet0s que tienen las propiedades de la casilla n. 29 de la Tabla Periódica, el espacio y el tiempo son lo común en

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aquellas diferencías del aquí, ahí, allí, hoy, ayer, mañana. No porque preexistan a las cosas, sino porque son lo que de su común relación resulta.

Los eidos, las ideas, lo común que está y subyace a las cosas, a las concrecciones, a los objetos, a las di­ferencias, no se deja ver sino en un ambiente propicio. No es que las cosas por naturaleza tiendan a ocultarse y engañarnos. Es que las cosas, en el estado de naturaleza del hombre, no están para ser vistas. Se hace necesario crear una segunda naturaleza (una so­ciedad civil, una unidad) que supere la diferencia inicial (tribal, la de la horda, etc.), que descubra el velo que oscurece, para que la verdad salte a la vista.

Ese lugar es la Polis. Y en ella, el agorá. En ese espacio social de la polis, "en bUena polecfa", estaremos pensando desde una comunidad que absorbe las diferencias y establece, como quería Heráclito, el ámbito de la razón. Que, por cierto, no es otro que el de la comunidad de hombres, donde lo común de las cosas (cuya ha tu raleza es aparecer y se¡ vistas- por eso son visibles), puede por fin manifestarse. Ello sucede, porque aquí sólo aquí

coinciden, se encuentran lo común de las cosas con lo común de los hombres. Y, de este encuentro, resulta lo más común a todos y a todo: la razón de ser, la ley, la verdad. El agorá, máximo exponente de lo

común porque allá todo converge y allá queda bajo la penetrante mirada de

la comunidad. El saber que lo es por­que es de todos, transparente, comu­nicado, transversal. El universal de la tribu que absorbía

a los individuos y que ocultaba lo común porque sólo apreciaba las di­ferencias sin unidad, da paso a lo co­mún de la polis que permite la apari­ción de lo universal como unidad de diferencias. El Estado, que vive de la absorción de las diferencias, genera, por otro lado, la conciencia social ca­paz de reconocer lo común, porque ya antes lo ha construido. Se hace claro aquello '{Ue señalábamos al principio: que sólo 'podemos llegar a conocer con transparencia aquello que es obra nuestra. El "pacto" (no necesariamente co"ns­

ciente, como quería Hobbes) por el que una totalidad social se levanta y echa a andar desata el potencial de la conciencia, porque los hombres se dan cuenta de que viven en una naturaleza generada por ellos mismos. Una se­gunda naturaleza que no es sino la reorganización de elementos de órde­nes anteriores, que no podía entender, porque no era resonsable de ellos. "La razón está en lo común" (Heráclito). En la constitución-construcción de la

polis griega se insinúan ya todos aquellos elementos que permiten decir que la construcción de una ciudad, en este sentido, es un acto científico. Por otro lado, roda ciencia, al consti­tuirse, no hace otra cosa que inventar un "Estado".

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El griego hace su mundo, su polis, su Estado, cerrando un universo y obli­gándolo a un orden establecido. Los romanos Rómulo y Remo habían tra­zado"el "mundus" o surco que separaba a Roma de su entorno. Al cerrar el nuevo universo, se disuelven las rela­ciones tribales de la pura diferencia y surge lo común.

Y, del mismo modo que en la ciencia las operaciones con sus elementos van dando lugar a derivaciones y teoría, así mismo en la ciudad surgen operacio­nes ciudadanas antes impensables. Y las relaciones de la ciudad llegarán a ser tan coherentes y densas que se podrá decir con los viejos griegos: una ciudad es más fuerte por sus leyes que por sus murallas. La ciudad, espacio generado por el

hombre como segunda naturaleza, le haceposiblevivirmejor. Y, en el límite, se piensa de forma perfecta: allá donde la vida florece y aparece en todo su esplendor. La ciencia, espacio generado por el

hombre como articulación teórica (y práctica) del mundo para ver, entender y dominar más y mejor, en el límite, aspira a la total transparencia, al co­nocimiento pleno. Ciencia y ciudad concebidas, enton­

ces, en su idealidad acusan ambas la misma estructura. La de ser:

- un mundo o universo inventado o creado; -un lugar regulado según fines; - la promesa de maximización de

formas y conocimientos; - racionalidad ejemplar. Este es el pensamiento, la

racionalidad, que se desata con el Descubrimiento de América. La Mo­dernidad -por lo que a los ideales del conocimiento se refiere- acusa el im­pacto de la primeracartadeColón (que describe lo descubierto como paraíso) y el desgarramiento de las primeras polémicas de la Escuela de Salamanca en torno a la condición humana.

Con América, la construcción del Reino de los Cielos en la Tierra se percibe como factible; las formas de la vida real de entonces, bajo esa luz, no son sino injusticia y escarnio.

La ciudad moderna y la ciencia mo­derna,desdelaperspectivadeAmérica, se conciben ambas por vez primera como empresas sociales. Tienen un aire parecido a las empresas de des­cubrimiento, de conquista y de colo-

nización. Es decir: suponen un talante de decisión y riesgo frente a los des­conocido o a lo por hacer. Elegir el "lugar" (para la ciudad y para la cien­cia), "limpiarlo" de obstáculos, trazar previamente el " mapa" "more geometrico", "construir" el nuevo universo (ciencia o ciudad). Ya no debe extrañamos que ambas

empresas de racionalización lleven implícito de forma necesaria el sentido y concepto de dominio. Difícilmente podrá la ciudad moderna librarse de esta dimensión dominadora que, no sólo subordina al campo, dejándolo incluso despoblado, sino que también subordina al individuo hasta hacerlo desaparecer. De igual manera, la ciencia no podrá salir a sus prácticas sin modificar rotundamente, a través de las tecnologías que desata, los mundos a que se refiere. Este es el afán del hombre por cons­

truir espacios de plenitud, obra suya, donde la transparencia no deje lugar a sombras, y donde se sienta como en su casa. Pero, ya lo vemos, empresas a fin de cuentas del hombre que, siempre, en la construcción de las ciudades y la de las ciencias, se queda a medio ca­mino, buscando lo mejor, aunque no siempre lo consiga.

Gracias al gentil patrocinio de:

SOBERANO CONGRESO NACIONAL REPUBLICA DE HONDURAS, C.A.

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Página 6 Octubre 12-92 Suplemento Cultural 117iemoo

Los Sumos de Honduras:

Lengua e Historia Atanasia HERRANZ

E ste grupo indígena de Honduras es el que cuenta con un número menor de estudios tanto lingüísticos

---· como históricos y etnográficos. Su movilidad histórica ante la constante presión de los mislátos y, en menor medida de payas y ladinos han terminado por situarlos en las tie­rras altas, aguas arriba del río Patuca y sus afluentes. Su escaso número y el difícil acceso a estas comunidades pueden enumerarse como algunas de las causa de esta falta de interés. Ac­tualmente hay una preocupación por este grupo ante su posible desapari­ción y por el hecho de estar asentados en zonas de bosque tropical y latifoliado a cuyas maderas preciosas les han hechado el ojo el gobierno y algunas multinacionales. Los sumos aparecen en la documen­

tación colonial de la provincia de Honduras con cierta frecuencia hasta el siglo XVI, además, dado que esta­ban divididos en más de cincuenta y dos subtribus, cada una con su respec­tivo nombre, es muy difícil reconstruir el territorio que ocupaban a la llegada de los espafioles. Conzemius (1984:23) cree que el área que ocupaba en el siglo XVIII no debía variar mucho de la de los inicios de la colonia y, por tanto, la delimita así:

"Los Miskitos y los Sumos habitaban la vertiente atlántica de Honduras y Nicragua, desde el río Tinto o Black River (latitud 15°50' norte) hasta el río Punta Gorda (latitud 11° 30' norte). Mientras los Miskitos se localizan principalmente a lo largo del litoral, los Sumos viven tierra adentro y se extienden hacia el poniente hasta lle­gar a corta distancia de los pueblos de habla hispana".

Los Sumos actuales se dividen, según Conzemius ( 1984: 45-46), en varios grupos: .. Los Sumos se dividen en varias

subtribus que hablan varios dialectos, mutuamente inteligibles. Ellas son los Twahka . (Toacas), Wlva (Uvas), Panamaka (Panamakas), Bawihka y Kukra".

De las cuatro subtribus, las dos pri­meras ocupan la parte norte de la Mosquitia y los dos segundas la parte sur. En Honduras sólo viven los tawahkas que "se les encuentra en el río Patuca o Guampú, Coco, Wawa y Kukalaya". Los demás subtribus están en territorio nicaraguense.

Entre las subtribus desaparecidas Conzemius enumera: Yusku o

Yoascas, Prinzu, Boa, Silám, Ku o Kum y Tuñla o Tungla.

Las primeras descripciones de los misquitos y sumos las dio Cristóbal Colón en 1502, pero son escasas y, la mayoría, se refieren a los misquitos, pues los sumos vivían más al interior. A la región costera Colón la denominó ·'Costa de la Oreja". Hasta mediados del siglo XVI \!Sta vasta región se le llamó la provincia de Veragua o Cartago, perteneciendo a Panamá. En los documentos coloniales de este pe­ríodo la región que se extiende del cabo de Gracias a Dios hasta Costa Rica aparece también con los nombres de Caria y o Cariari y Castilla del Oro. A mediados del siglo XVI a esta mis­ma región de la Mosquitia se le deno­minó como la Taguzgalpa.

Los sumos casi no aparecen en los documentos coloniales del siglo XVI y, además, cuando aparecen los espa­ñoles les denominan con nombres ge­néricos que dan lugar a muchas con-fusiones. Conzemius (1984: 47) des­cribe así este hecho:

''Los historiadores españoles del si­glo XVI incluyeron a los sumos bajo el térmico aenérico de "Chondal" o "Chontal;s", vocablo mexicano _que significa simplemente "extran~", aplicado por los náhuas a cualqlllt:r tribu primitiva. En documento.s poste­riores los Sumos :>on mencwnados como "Caribes", "Chatos", "Albatuinas (del rnisláto Alba":"ina~ Y por un número de otras denommacto­nes".

El primer relato histórico de cierta importancia que hace referencia a los tawahkas, una subtribu de los sumos, es de 1603. El franciscano Esteban Verde1ete, acompañado de Juan de Monteagudo trató de evangelizar la Mosquitia; bajaron el río Coco, pero al abandonarlos los tres indios guías e intérpretes, tuvieron que volver a Comayagua. En 1606 Verdelete soli­citó financiamiento al rey para la conquista de la Mosquitia. El 7 de diciembre de 1607 el Supremo Consejo le autorizó la conquista espiritual y que los gastos salieran de la Real Au­diencia (Conzemius 1928: 269-270). En 1609 Verdelete y Monteagudo, acompañados de dos frailes más, Juan de Vaide y Andrés Marcuellos inicia­ron la evangelización de los sumos, protegidos por soldados al mando del capitán Alonso Daza. Entraron por el río Guayape, cerca del Wampú, y en 161 O fundaron un pueblo con indios leneas, náhuas y tawahkas, cerca del río Guayape. Surgieron algunas dife­rencias entre los leneas y los náhuas y los frailes debieron dividir el pueblo en tres barrios, uno para cada grupo étnico. El documento muestra la pos­terior alianza de los lenchas con los "Tautanes" (¿tolupanes?) y los "taguacas". Los numerosos y temidos tawahkas avisaron a los leneas de que iban a tomar la reducción y aquellos huyeron. Los tawahkas, por la noche, incendiaron y arrasaron el pueblo, pero no mataron a ningún español. En 1611 Verdelete y Monreagudo, con veinti-

cinco soldados al mando del capitán Daza, iniciaron la segunda penetración a la Mosquitia. Los españoles apresa­ron a unos doscientos indios tawahkas y fundaron una reducción que sufrió continuos ataques de los sumos no reducidos. En una de las muchas in­cursiones, los españoles apJesaron a un jefe indio, pero al ser reducido, abofeteó a un soldado, que inmedia­tamente lo dejó amarrado a un árbol sin decir nada a sus supervisores. Los tawahkas, dfas después, lo encontraron muerto y decidieron vengarse. La no­che del 16 de enero de 1612, en una emboscada, dieron muerte a los mi­sioneros y a la mayorparte de soldados españoles y se los comieron. Sólo lo­graron escapar algunos soldados (AGI, Lega 371).

En 1622 el franciscano Cristóbal Martínez de la Puerta decidió continuar la labor de Vedelete y Monteagudo. Desembarcó en el Cabo de Gracias a Dios y caminó tres dfas hasta llegar a tierras habitadas por los payas. Fue bien recibido por payas y guazagualpas y fundó seis pueblos: Concepción de Juara, Azoceegua, Taxamaba, Borbortabacha, Zuy y Barcaquer. Los frailes decidieron pasar a territorio de los indios huabas o guavas, pueblo mestizo de indios y españoles prove­nientes de un barco que hace años había naufragado en las costas. Bau­tizaron 6000 párvulos y adultos. Es­tando los religiosos en las márgenes del río W ampú, llegaron los Albatuinas (Sumos), invitándolos a ir a sus territo­rios para predicarles el evangelio. A pesar de las advertencias de los guavas sobre la maldad de los albatuinas, los doctrineros fueron a predícarles y, a

finales de septiembre de 1622, los mataron cruelmente. Conzemius ( 1928: 273) en una nota llama la aten­ción del reporte de un inglés que en 1690 visitó estos lugares y narraba que no sólo mataron a los tres religiosos sino a más de 50 españoles. Dice tex­tualmente el inglés cuyo nombre no conocemos, ya que su obra la firmaba con las iniciales M.W.:

"Al martirio de estos misioneros alude un viajero inglés, M.W., en una rela­ción curiosa, escrita sobre laMosquitia en 1690. Hace unos 60 años, dice este autor, que los indios mosquitos mata­ron a más de 50 Españoles, de los cuales varios frailes, que vivían entre ellos; algunos de éstos cerca del Caho Gracias a Dios, otros a Wana Sound ( = Wani), y otros cerca de Brangman's Bluff (nombre de un promontorio al norte de la desembocachrra del río Wawa). Parece, pues, que los indios no solamente mataron a los tTes reli­giosos, sino también acab'lron con los Españoles naufragados que vivían en­lTe ellos". A mediados del siglo XVII los

misquitos eran los aliados de los piratas ingleses, franceses y holandeses. Esta alianza duró hasta 1786 en que Ingla­terra firmó un tratado por España por el que se comprometió a abandonar la Mosquitia y las Islas de la Bahía. Los sumos en este período estuvieron aliados con los misquitos, pero en in­ferioridad de condiciones. En 1739, según Conzemius (1928:

277), el capitán de dragones Eugenio Pérez llevó de las montañas hasta Herradura w1os 225 indios butucos (payas o sumos) y formaron con ellos la reducción de San Buenaventura, en el valle de Olancho.

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IIJiemDo

Los sumos-tawahkas durante todo el siglo XVIII son descritos por los doctrineros españoles como pernicio­sos, pues continuamente atacaban y destruían las escasas reducciones que habían logrado con los payas. No cabe duda que los zamh<¡!s-misquitos y, en definitiva, los ingleses estimulaban y financiaban estas incursiones que re­trasaban el avance de la frontera de la provincia de Honduras. Davidson y Cruz (1988: 128-129) realizan un pe­queño recuento de estos ataques de los sumos tawahkas: en 1724 queman la misión de Río Tinto, atacan la reduc­ción de Pisijire y los frailes la abando­na en 1750 y ataques al Valle de Jalapa y de Dolores en Nicaragua.

Con la llegada de la independencia de Centroamérica en 1821, nuevamente los ingleses aprovecharon la debilidad del Estado hondureño. Se aliaron con los misquitos, declararon la Mosquitia como un protectorado de Jamaica y eligieron como rey mosco al zambo George Frederik. Nuevamente los su­mos mantienen en este período una alianza con los misquitos, producién­dose un gran número de matrimonio mixtos y una gran penetración cultural y linguistica del misquito. El reino mosco terminó con la firma del tratado Wyke-Cruz en 1859 entre Inglaterra y Honduras. Este último país recobró el dominio de la Mosquitia y de las Islas de la Bahía. Los misquitos perdieron su protector, pero continuaron sus buenas relaciones con los sumos.

Entre 1856 y 1864 el jesuita Manuel Subirana evangelizó a sumos de Hon­duras y, según sus informes, bautizó a 150 tawahkas, Debido a que su hábitat era la selva y que no estaba amenazado por !adianos, Subirana no solicitó al gobierno tierras para los sumos, como lo hizo para los jicaques de Y oro.

Las misiones escolares que creó el presidente Francisco Bertrand en 1915 beneficiaron a los sumos de Olancho. Se creó una escuela en el Pao, hoy Suma!, fundada por el profesorToribio López y en 1916 y 19171a regentó el profesor Francisco Martínez Landero.

El área actual que ocupan los Sumos­Tawahkas de Honduras, según Flores (1977: 20-21 ), "está diseminado entre la división de Jos Departamentos de

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Suplemento Cultural

Olancho y gracias a Dios, en la con­fluencia del Río Wampú y el Patuca, en los poblados de Sikia-Pihni, Krautara y Krausirpe". Davidson y Cruz (1988:129-131), basándose en estudios históricos y topónimos llegan a la conclusión que "la zona desubsistencia actual de Jos taguacas se centra en la confluencia de los ríos Wampú y Patuca", como puede ve_r:se en el mapa que elaboraron y que re­produzco. Además, por otra vía llegan a las mismas conclusiones de Conzemius: que el territorio actual coincide con el que históricamente ocupan en el período colonial. A finales de Septiembre se terminó un mapa de la Mosquitia donde se ubican y enu­meran las comunidades tawahkas, pero por desgracia no estaba a la venta.

En 1977 la Secretaría de Cultura y Turismo publicó un Estudio Socioeconómico y Cultural de los na­tivos Tahuajca o Sumos residentes en Krausirpe en el que aparece un deta­llado censo de la población y de algunos aspectos económicos de esa comuni­dad. El informe señala la presencia en la comunidadde dos familias mestizas. Lingüísticamente este informe no aporta datos, a excepción de un listado de los nombres y apellidos de todos los habitantes de la comunidad. Tanto los nombres como los apellido son es­pañoles en un 90% y aparecen algunos en inglés y varios en misquito. Los etnógrafos y antropólogos

siempre han señalado el origen común de sumos y misquitos. El argumento principal para este origen se basa en un relato muy extendido entre los misquitos. El relato fue registrado en 1904 por el misionero moravo G. R. Heath y repetido por Lehmann, Joyce, Alexandrey Conzemius. Por su gran interés transcribimos la versión de Conzemius: "En la colina de Kaunapa, sobre la

ribera izquierda del río Patuca, a pocas millas aguas a bajo de la confluencia con el río Guampú, existe una roca que muestra el signo de un cordón umbilical humano, del cualnacieron los ancestros de la tribu; el Gran Padre (Maisahana, "el, quien nos engendró) y la Gran Madre (ltwana o ltoki). Miskitos y Sumos son los descendientes de estos primeros ancestros.

.. ·~ ~ ...... Los primeros en nacer fueron los

Miskitos quienes, desobedientes y ter­cos como son hasta el presente, deses­timaron los consejos de sus antepasa­dos_y escaparon hacia la costa. Luego nacieron los Twahka, que se conside­ran hasta la fecha la nobleza de los Sumos; a continuación los Yusku, que siguieron mal camino, razón por la cual fueron casi exterminados por las otras tribus que les hicieron la guerra. Los más jóvenes, los VIva, siendo los

favoritos de acuerdo con las costum­bres indígenas, se beneficiaron con los consejos de los antepasados a tal extre­mo que llegaron a ser especialmente

. hábiles en las artes de la medicina y de .. · los encantamientos, ganando el nom­

- ;:_. bre de Boa, es decir "encantadores".

.:.~ ... ·-·

Mientras tanto los Twhka vivieron entre los montes, salvajes y desenga­ñados. entonces el Rey Mosco envió

~ cr' por ellos y les capturó, obligándoles a bañarse, de modo que obtuvo su su­misión y apoyo".

Octubre 12-92 Página 7

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Actualmente la gran mayoría de los lingüistas coinciden en clasificar al Sumo como una lengua del grupo Misumalpa, integrado por cuatro len­guas Miskito, Sumo, Matagalpa y Cacaopera (extinta). El grupo Misumalpa pertenece a la gran familia Macro-Chibcha (Houwald: 1980: 1; Greenberg 1987: 253-309). Dentro del Sumo los lingüístas distinguen dos ramas: "Este idioma [el sumo] está dividido

hoy en día en dos ramos: U! va (Ulua, woola, etc.) y Tawahka-Panamaka (Twaka, Tuaca, Sumo-Tauaxca, etc.). V arios dialectos que todavía existieron hace 50 años han desaparecido o se han mezclado de tal manera entre sí, qu_e no sobrevivieron como tales" (Houwald 1980:1) Los últimos estudios

glotocronológicos que se han realiza­do entre estas lenguas de la misma familia llegan a algunos resultados parciales importantes. "La familia

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[misamalpa] estaría integrada por dos grupos cerrados: matagalpa-'éacaopera y sumo septentrional- ulua, y una lengua aislada: el misqul!o (Arguedas, 1986:38)", lo que confirma la creencia de W. Lehmann. La separación entre el tawahka y el ulua sería de 602 años, por lo que según la teoría de Swadesh están en el límite entre variedades de una misma lengua o miembrbs de una misma rama. Toda la familia misulpa se lfabría escindido hace 4,500 años, lo que hace pensar en un establecimiento muy antiguo en la región, hechando por tierra la creencia, muy extendida, de una emigración más reciente de Sudamérica (Consten! a, 1991 :21 ). Otro dato importante que dan los estudios glotocronológicos es la relación del misquito con el sumo. Según la com­patación de 118 palabras, el misquito y el sumo sólo comparten un 15.30% de palabras comunes (cognados), lo que supone un tiempo de separación mínimo de 2.500 años (Constenla 1 ~ 1 :

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- .

Página 8 Octubre 12-92 Suplemento Cultural 2Na- ele ~ ~~

TERRITORIO TAWAHKA

. EN HONDURAS

1600-1990

26). Este tiempo de separación es de­masiado grande para seguir creyendo en la idea de que los misquitos, como señaló Lehmann y, sobre todo Conzemius (1984: 49-50), provienen de una mezcla étnica entre los sumos bawihkas y las costas del Cabo de Gracias a Dios en 1641:

El recuento más completo de los vo­cabularios y gñimá.tícas del Sumo, especialmente de Nicaragua, publica­dos hasta 1977 la presenta G. Von Houwald en la introducción de su Diccionario Español-Sumo, Sumo­Español.

Aquí me limito a enumerar y comentar los vocabularios y gramáticas publi­cados del Sumo-Tawahka de Hondu­ras. El primer vocabulario del sumo de Honduras fue publicado en 1892 por

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Alberto Membreño (1987:217-227). En su introducción señalaba que "El vocabulario de los zumos (sic) lo for­mó don Gregorio Duarte, y el de Nicragua es copia del que dio el señor obispo VélezaMr.Pinart".Delosdos, el sumo de Nicaragua es el más com­pleto. Nuevamente se editó el mismo vocabulario sumo de Membreño en el Boletín de la Escuela Normal de Va­rones de Tegucigalpa.

Lehmann en 1920 incluyó en su obra Zentral-Amerika un amplio voca~J. lario sumo, con 1200 entradas. B vo­cabulario de Lehmann no es original sino que incorporó al corpus todos los vocabularios del sumopublicadoshasla

.esa fecha. Conzemius(l929:57-115)publicóen

forma comparativa un vocabulario sumoymisquitoconunascientoseteola entradas y en 1927 aparecieron en una revista ·berlinesa unas interesantes observaciones gramaticales del sumo.

Entre 1935 y 1936 el profesor F. Martínez Landero, que había sido maestro en la escuela del Pao, editó una gramática comentada del sumo y un vocabulario en la Revista del Ar­chivo y Biblioteca Nacional de Hon­duras. Recientemente estos artículos han sido reeditados en un solo volumen bajo el título La Lengua y la Cultura de los Sumos de Honduras. Houwald señala en la introducción a

su diccionario que "Conrado Bonilla ha publicado igualmente una lista de palabras sumas habladas en Honduras; desafortunadamente no se consiguió estaobra".RealmenteC.Bonilla(1949: 126-134) lo que publicó en su obra Honduras en el pasado fueron voca­bulariosyapublicadosporotrosaurores como Conzemius, Membreño, Martínez Landero y J. Froebel.

Del Sumo de Nicaragua hay dos pu­blicaciones recientes e importantes; una que recoge el vocabulario sumo­tawahka y la otra el sumo-ulva. La primera,_ ya mencionada, es el Dic­cionario de G. von Houwald y la se­gunda, el Vocabulario Preliminar del Ulwa (sumo meridional) de KenHale (1988).

Los sumos de Honduras como los de Nicaragua foiman en la actualidad grupos lingüísticos aislados. Incluso en Honduras los sumos de Olancho y los de Gracias a Dios han perdido sus contactos. El fenómeno del aislamiento entre las distintas tribusdesumosviene ya desde hace varios siglos. Los misquitos, los ingleses y los ladinos castellanohablantes se han encargado de romper su antiguo "continuum" territorial. Howald (1980:2) explica así este aislamiento: "En el curso de su pasado, los Sumus

fueron siempre estrechados por todos

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~~-NICARAGUA

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lados,ysevieronforzadosaretroa:der más y más hasta el curso superior de los pequeños ríos y riachuelos, de manera que perdieron panlarinameute el nexo entre sí que hasta entonces fuera mantenido por medio de los grandes sistemas ft.nviales. Es por eso que las poblaciooes sumu forman ac­tualmente pequeños islotes liDgüísti.oos"-

Los sumos-tawahbsde IaMosquitia fueron durante el siglo xvn, xvm y XIX aliados con los m.isquitos y con los ingleses. Esta prolongada alianza los puso en contacto constante y de­peudientecoolosmisquitosque,sieudo muy superiores culturalmente. poco a poco losfueronabsorvieudocul~ y linoüísticamente. Conzemms (19M:42), ya en el primer ten:io de este siglo, nos indicaba la _pro~ penencióo lingüWica del unsquuo en los hombres sumos. "Todos los varones Sumus saben el

miskito o el español (y aún ambos), dependiendo de su_ v~ a 1~ es­tablecimientos miskitos o ladinos. Uoos pocos hablan un tanto el inglés. Lasmujeres,sinembalgo, dificilmente hablan otra lengUa que lanativa". Los contactos con ingleses y

misquitos han dado como producto una gran penetración léxica de palabras inglesas y misquitas.. Howa!d p 980): 2) en la introducción de su dicciooano seiíalaesteaspectoyresaltaladificultad real en localizar los anglicismos por su tocal adecuación al sistema fooético­fooólógico del sumo.

Debido a la vida seminómada, a su dispersión típica de un pueblo cazador y al dificil acceso. inclusoactna~te, de las zonas selvátivas en que VIVen,

enHoodurasnohemoscootadocon un censofi.abledesunúmero. Lamayoría de autores los han cuantificado junto con los miquitos; • .asf Adams (1957:630) calculó que e~ total de m.isquitos y sumos era de 5.100 lo que suponía un 4.1% del. total de de po­blación indígena de Hom:luras. El Censo de Población y Vivienda de

Honduras de 1988 nos da los siguien­tes datos lingüísticos. El total de hablantes mayores de cinco años de la lengua sumo-tawahka de Honduras es de trescientos quince, lo que supone un 0.01% del total de indígenas Y ca­ribes de toda la República. Este dato es revelador,puessilúaalos sumos como el grupo indígena de Honduras con menornúmerodemiembros. Segun el censo su distribución y sus porcentajes por departamento es como sigue: Olancho con el 03%; lnbllucá y Santa Bárbara con el 0.02% y Adánlida. Colón, Otoluteca, B. Paraíso. Fran­cisco Morazán, Gracias a Dios, Ocorepeque. Valle y Yoro con un

0.01 %.Ladistribucióndelos hablantes sumos que presenta el censo no resulta fiable.Sitúa a los sumos en departa­mentos que históricamente han co­rrespondido a otros grupos como los leneas (ltibucá, Santa Bárbara, Valle, El Paraíso y Francisco Morazáo) o los jicaques {Atlántida y Yoro) o a los mayas-chortíes o nahuas como Ocotepeque. Sólo parecen fiables los datos de Olancbo, Gracias a Dios y, tal vez, Colón. Los sumos de Hondúras todavía viven en las zonas selváticas de las márgenes del Patuca y no han tenido emigraciones· recientes a otras áreas fuera de Olancho, Colón y Gra­cias a Dios. La única explicación es que los encuestadores han contabili­zado como·sumos a familias que son de otras tnbus y lenguas. Teniendo en cuenta las observaciones anteriores, el número de sumos reales en Honduras mayores de cinco años no debe so­brepasar los doscientos.

Un dato que meréce comentario es­pecialeselbajopon:entajedehablantes sumos que presenta el censo para el departamento de Gracias a Dios. Este hecho sólo es explicable por su asi­milaciónalaculturaylenguamisquita.

Sobre el presente "!f el futuro de los sumos, Hedehy y Leaque (1988: 110-111) en su artículo "Los sumos tawahkas: un delicado equilibrio den­tro de la Mosquitia" señalan que hasta la década de los ochenta del presente siglo no han tenido problemas graves de subsistencia.

"Durante siglos estos sumos tawahkas hondureños han estado separados del principal núcleo de su cuerpo. En la actualidad sobreviven un grupo de al­rededor de 700 peresonas en siete asentamientos a lo largo de las riveras del Patuca medio, alrededor de la desembocadura del rio Wampú. Su territorio está localizado en el último remanente de bosque tropical húmedo en Honduras, un santuario de recursos que les hapemútidocontinuarsu modo tradicional de vida, aislados del resto de desarrollo político y económico del país. Los sumos continúan orientados hacia una agricultura de subsistencia, dependiendo en gran medida de la caza, la pesca y la recolección".

Pero, a partir de los ochenta, han comenzado a tener problemas. Por una parte. la lucha de muchos misquitos y

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sumus nicragüenses para derrocar al gobierno sandinista provocó su emi­gración masiva a la Mosquitia hondu­reña; por otra, campesinos pobres hondureños y terratenientes del de­partamento de Olancho han cortado zonas de bosques tropicales para con­vertirlos en pastizales para el ganado vacuno y, para colmo, el gobierno de Honduras, ante su agobiante deuda externa ha firmado una carta de in­tenciones con la codiciosa empresa multinacional, Stone Conteiner, para la posible explotación de los bosques de la Mósquitia por cuarenta años. Desde que. la dejaron los ingleses la Mosquitia (1860, aunque en la prácti­ca fue.dos años después) las tierras han sido explotadas por sumos, misquitos, garífunas y algunos negros criollos. Generalmente, al considerarlas ancesn:atmente como suyas y al no contar con usurpaciones ni depreda­ciones de los ladinos, no las registra­ron. En consecuencia, actualmente la gran mayoría son tierras nacionales. Las constituciones de Honduras siempre han favorecido a los nacionales y extranjeros que se asentaran en tie­rras nacionales para que cualquier particular pudiera registrarlas a su nombre con el sólo hecho de explo­tarlas. Los sumos las han ocupado desde hace muchos siglos, pero el es­tado no se las ha reconocido ni otorgado en propiedad, al contrario de lo que ocurrió en el siglo pasado con las tri­bus jicaques de Y oro y, en el presente,

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aisladas.

Page 9: Rosa de los Vientos nr3

117iemDo con los de la Montaña de la Flor. Los sumos necesitan para sobrevivir una gran cantidad de terreno selvático, dado que viven de la caza y de la pesca, pero los campesinos y terratenientes ven en ello una forma de desaprovechar la tierra. Desde 1980 han presionado y se han incautado de tierras que tradicio­nalmente han sido de los sumos. Para parar esta acelerada expropiacion los sumos, ayudados por MOf' A Wl, llevan algunos años solicitando al Instituto Nacional Agrario (INA) y a la Cor­poración Hondureña de Desarrollo Forestal (COHDEFOR) que les otor­gue el título de sus tierras; con ello el Estado garantizaría la pervivencia del único bosque tropical húmedo de Honduras y pem1itiría que los sumos­tawahkas continuaran con su explota­ción racional y ecologista del bosque tropical, como lo han hecho por siglos. Además, los sumos deben modificar poco a poco su forma de vida para hacerse cada día más sedentarios, vi­viendo más de la agricultura que de la caza y la pesca. De no darse con ur-

Suplemento Cultural ieCJcl4. Je iN ~ Octubre 12-92 Página 9

gencia estas y otras medidas de salud y educación bilingüe, el futuro de este grupo es muy incierto. Su escaso nú­mero, su vida seminómada, las conti­nuas enfermedades como la malaria y la posibilidad de que el gobierno au­torice cortes de maderas preciosas en los predios selváticos de los sumos son algunos de los elementos que hacen pensar en que el siglo XXI puede acarrear la muerte de la lengua y la cultura suma-tawahka de Honduras.

BffiLIOGRAFIA. ADAMS Richard, 1975. Cultural

Surveys of Panamá. icaragua, Guatemala, El Salvador and Hoo­duras (Washington: Panamerican Sanitary Bureau).

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1928 Los indio payas de Hooduras (Paris)_

/ 1

' '

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Gracias al gentil patrocinio de:

LA E.MBA.J.ADA DE ESPANA

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Página 10 Octubre 12-92 Suplemento Cultural HliemDO

Recuerdos del Padre Subir a na· José Armando Sarmiento

E n los años de 1856 a 1864 recorrió los pueblos apar­tados de Honduras un sin­gular sacerdote español

- llamado Manuel de Jesús Subirana, quien murió en Santa Cruz d~ Yojoa un 28 de noviembre de 1864 ante el llanto y la consternación de miles de hondureños humildes que todavía recuerdan con cariño al Padre Subirana, por sus obras en favor de los marginados de la sociedad, como son los indios xicaques y payas, de quienes fue guía, conductor y defensor.

El Padre Subirana era diferente de los curas de su tiempo, pues mientras es­tos se dedicaban a decir misas en latín ante auditorios ignaros, a confesar pe­cadores, a recorrer pueblos para bauti­zar y casar feligreses, Subirana ejercía su ministerio con sentido de lo que hoy llamaríamos Teología de la Liberación, él hacía que los indios fundaran pue­blos y abandonaran sus selvas y su vida de bárbaros, pero sobre todo logró que los gobiernos del país les conce­dieran -tít1,1l0s de propiedad de grandes extensiones de tierras. Puede decirse que gracias a este cura español es que todavía sobreviven los xicaques y los ~e ch.

Su evangelio fue tan importante que dio lugar a la creación de leyendas, milagros, recuerdos que viven en las aldeas y pueblos de Honduras. He aquí algunas:

La Parábola de Subjrana Quejábase un indio de que su com-

;p,añera le había traicionado, pues había dado a luz un hiño blanco, pelo rubio, ojos azules ... caracteres estos que es tan en pugna con los de su raza. Se presentó un día ante el Misionero y resolvió denunciar la traición supuesta de su mujer.

Padre -le dijo- "Vengo a decirte que mi mujer me ha traicionado; pues ha alumbrado un niño tan bonito que yo lo desconozco como hijo mio. El Santo misionero le escuchaba con suma atención y después de una corta me­ditación tomando una mazorca de maíz amarillo se dirige a su interlocutor y le dice:

Toma esta mazorca, siémbrala en lugar aparte y cuando hayas cosecha­do me traes todo el producto.

Así lo hizo el querellado indio re­gresando.después de los tres meses. Y cuando hubo llegado donde Subirana y habiéndole mostrado todo lo que

había cosechado de la mazorca, aquel le ordenó que destuzara todo el maíz. Había diversidad de colores en los granos, aun en los de una misma ma­zorca. El misionero aparentemente alarmado le dice al indio. ¡Pero tú me has engañado; yo te he dado una ma­zorca de granos amarillos y tú me traes mazorcas con granos de distintos co­lores. Por qué me engañas, no sabes tú que Dios castiga la mentira.

Padre: yo no soy capaz de mentirte yo he sembrado la que me diste.

¿Pero por qué me has traído mazor­cas con granos blancos, amarillos, negros, sangre de Cristo?

¡Ah! .... interpela el indio- Dios pinta como le parece .... y el sano prelado interrumpe. Pues así sucedió con tu mujer; el niño

que ella posee es hijo tuyo. Así como la mazorca de granos amarillos que te dí, dió granos de distintos colores, así tú que eres indio y tu mujer, han tenido un niño rubio, blanco, bonito; porque Dios pinta como le parece. Vete a tu casa, quiere a tu criatura, amála, es tu hijo, viveenpaz con tu compañera y no vuelvas adudardeella porque te es fiel e incapaz de traicionarte.

Y desde aquel día reinó la concordia y la felicidad en el humilde hogar de la tribu serrana.

El Hereje Antes de la venida del Misionero

Subirana, en cierto lugar de El Pantano, se había tomado la treta un fantasma de asustar todas las noches a los pacíficos vecinos de la Villa de Santiago de Y oro. Las gentes vivían en un pánico extremado, siempre en horas nocturnales miraban un horrible es­pectro que hacía un ruido infernal y que enigmáticamente se alejaba.

Al venir el Misionero le relataron el aparecimiento del terrible fantasma. Inmediatamente Subirana se encami­na al siniestro luger e invoca a los espíritus y una voz cavernosa le res­ponde.

- ¿Quién eres?- le interroga el santo Sacerdote- ¿Eres de esta vida o de la otra?

- Soy de la otra - contesta la voz misteriosa.

- ¿Por qué saíes? pues, ¿cuál es tu culpa?

- Y o fui en vida un hombre hereje: y estaba casado con una santa mujer que no tenía otro pecado para mí que ser católica.-Lahabfaprohibidoquerezara y que fuese a misa: pero en mis au­sencias hacía la contrario, y en uno de tantos días cuando regresé a casa ella no estaba, andaba en la iglesia. ~i cólera, me puso los pelos de punta y la castigué severamente por desobediente y no bastándome pegarle con unas riendas, le eché freno y con las espuelas le causé heridas ...

Desde aquel día no volvió a comer y se entristeció tanto que sobrevivió poco tiempo. Yo, arrepentido, cuando ella murió tomé un persogo y en ese ba­rranco me ahorqué. Dios rio me recibe en su seno y vago como espíritu de Satanás ..... Y un sollozo prolongado .. . interrumpió aquel silencio sepulcral .. ..

El Misionero estaba con la vista di­rigida hacia los cielos y luego dijo: "Yo te conjuro en nombre de mi Padre y te mando que te marches de estos Lugares y lleves una piedra atada a la cintura y vivas errante en el corazón de esa montaña". Varios indios cuentan haber visto un

hombre misterioso que huyendo por la selva de Pijol, lleva una piedra en la cintura.

EL PADRE SUBIRANA: Consulado General de la República

de Honduras. Barcelona, Provenza, 226. Barcelona, 29 de marzo de 1935. Señor Secretario:

· He tenido particular interés en obte­ner datos biográficos acerca del Re­verendo Sacerdote Manuel de Jesús Subirana y una fotografía del mismo.

El expresado Sacerdote como Ud. sabe fue declarado Benemérito de la Instrucción Pública en nuestro país y no se tienen de él mayores datos bio­gráficos.

Le remito los que me ha proporcio­nado la Honorable Corporación Mu­nicipal de la ciudad de Manresa, de donde era originario y donde ejerció por algunos años su apostolado, por si son de alguna importancia para esa muy ilustre Sociedad.- Ha sido impo­sible obtener fotografía alguna.

Con muestras de mi distinguida consideración, soy del señor Secreta­rjo, su atento servidor.

P. M O N CADA B.

Al Señor Secretario de la Sociedad de Geografía e Historia de Honduras,

Tegucigalpa.

Traducción literal del catalán al espa­ñol, de los datos biográficos del Reve­rendo Manuel de Jesús Subirana exis­tentes en el archivo municipal de la ciudad de Manresa, hecha por Amadeo Costas Escudé, vecino de La Ceiba, Honduras. "Al señor Dr. don Pablo Moneada B.,

Cónsul General de Honduras, Pro venza 226.- Barcelona.- Distinguido señor:­Aceptando cariñosamente y congusto la encomienda de buscar en los archi­vos de esta ciudad, datos biográficos del beneférito hijo de Manresa, Reve­rendo, Manuel Jesús Subirana. Pode­mos decir que después de haberse trabajado incesantemente horas y días, hemos podido adquirir los datos si­guientes: En el padrón de vecinos de 1828 existente en el archivo municipal, hay las siguientes partidas: "Plaza de Creus y Vallfonollosa.- Manuel Subirana, pastor y Francisca, mujer, con un hijo Manuel y una hija Rosa". "Calle de San Bartolomé.- SalvadQr Subirana, labrador e Inés, mujer con un hijo Manuel Subirana, ni si obtuvo el título de Sacerdote. Hemos rebus­cado libros, documentos y los perió­dicos de la época y nada hemos en­contrado del sacerdote manresano. En

un folletín catálogo de la Congregación de la Inmaculada y San Luis de Manresa, impreso en el año de 1895, a La lista de los hombres ilustres de la Congregacion, se encuentra el nombre del Reverendo Manuel Subirana con los datos siguientes: "Fue •gran Mi­sionero y verdadero apóstol, catequisó millares de indígenas de Cuba. Murió finalmente víctima de su celo y trabajos apostólicos en 1867 en la provincia de Honduras, donde pusieron su nombre a uno de los pueblos por él fundados". El Reverendo Manuel Subirana había sido, Beneficiado a la catedral de Manresa, según los datos siguientes copiados del libro de Resoluciones del Capitol que está en el archivo de la catedral: "1833, 26 de junio. el ilistre cabildo de la catedral ha resuelto ad­mitir a las cuotidianas distribuciones al Subdiácono Manuel Subirana en virtud de haber satisfecho el ingreso a dichas cuotidianas, jurando la con­cordia y otras cosas como se acos­tumbra". " 1833, 6 de septiembre. El ilustre cabildo ha resuelto dar la ad­ministración de la -torre del Hom al Subdiácono Manuel Subirana como lo pedía en memorial presentado a dicho Capitol". Nada más se ha encontrado de dicho sacerdote durante las largas rebuscas practicadas. Y para acabar expenderemos nuestro dictamen sobre el particular, que es como sigue: '~El joven Manuel Subirana hijo de familia humilde, cursaría la carrera de sacer­dote y por los méritos contraídos ob­tendría el tí~ulo de beneficiado de la catedral de Manresa siendo Subdiácono; que su fervor religioso y dotes apostólicos, joven como era, le movieron a trasladarse a América, donde en aquellos tiempos, fueron muchos los sacerdotes catalanes que acudieron a predicar la Ley de Jesu­cristo y la doctrina cristiana. El Reve­rendo Manuel Subirana, escogería la provincia de ·Honduras, el reino de Guatemala, donde se ganaría simpatías del pueblo y fue declarado Benemérito, poniendo su nombre a uno de los pueblos p9r él .fundados. Y finalmente murió ea la misma el año de 1867.

' NOTA:.- El firmarse Manuel Jesús Subirana, puede que sea que el nombre de Jesús se lo impusiera él, en honor a su fervor apostólico. - Joaquín Sarret y Arbos.­

Arcbivero Municipal.- Manresa, 18 de marzo de 1935.

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El Retablo de San Sebastián

E n el corazón de lo detalle. y obra que le dieron es- De esa miSIOnes sólo quedan los Mesoamérica, sobrevive pecial carácter. Los terremotos fueron viejos título de tierra: "San Isidro una de las más hermosas sus principales verdugos pero la incuria Labrador o Trapiche", titulada al señor muestras de la arquitectura y la falta de conciencia histórica han Obispo Fray Luis de Cañizares en 1637;

---·hispánica como es la ciudad sido los principales responsables de la ··san Isidro Labrador o Ludovicia", de Coma yagua. Fundada por Alonzo prolongada agonía de ese monumento. titulada a favor del Pbo. Br. Alanzo de de Cáceres en 1536, fue objeto de las Antonio José Rivas, su hijo mimado, Bonnet, Comendador de la Orden disputas, reconres y rencillas de los ha recreado en bellos sonetos no sólo Mercedaria en 1692; Los Cerritos de adelantados don Pedro de Al varado y la personalidad melancólica y triste de Mendoza", a favor de Fray Alanzo Ge don Francisco de Montejo, que final- la ciudad, sino que también ha exalta- Galdó, Obispo en 1677; "Palmerola", mentelacambióparainstalarsedefini- do la belleza de su plaza y catedral. a favor de Fray Pedro Carvajal, Co-tivamente en su solar yucateco. La Poseedora además de un tríptico de mendador de la Orden Mercedaria, en pequeña ciudad centró su momento de buenos historidadores que han lucha- 1739; ·'El Tenguax o Tenguaje", a esplendor en los años centrales del do para salvarla parcialmente del ol- favor del Convento de la Merced; ''El siglo XVIII, gracias al tránsito perió- vido,pervivedesdeñosayfatigadapara Naranjal", también titulado a favor de dico de los obispos criollos que pro- asombro del viajero mostrando piezas Fray Luis de Cañizares; "San José de cedentes de Nueva España llegaban a de arte que aún quedan de un naufragio Miraflores", titulado a favor del Obispo esa con sus séquitos de servidores, inveterado de siglos. Fray Juan Merlo de la Fuente, en 1652 domésticos cargando entre sus baules Saliendo de la proyecc10n y el más antiguo e "Rancho Chiquito o obraS de arte y libros que planimétr.ica del conjunto que forman Jupuare", a favor de Fray Ramón de promocionaron una influencia inte- sus tres plazas centrales (plaza de la las Varillas, en 1611 (1). lectual activa entre las ciudades de Catedral. plaza de San Francisco y La ubicación de San Sebastián es aquellas tierras y las nuevas poblacio- plaza de La Merced), se puede ver una óptima porque la aparentemente insig-nes recién fundadas. pequeña loma donde se yergue la pe- nificante capilla tiene a sus pies el

Desde el siglo XVI, en que se tras la- queña iglesia dedicada a San Sebastián. imponente paisaje del valle y a su vez dólasillaepiscopalconFrayGerónimo Es muy poca la información biblio- la blancura deslumbrante de su cons-de Corella, los acontecimientos se gráfica y documental que se conoce trucción parece en el paisaje sonreír empezaron a suceder precipitadamen- sobre ella. Se cree que fue construída con timidez a los habitantes de las te hasta conluir con una crisis entre la en los albores del siglo XVII. En parroquias vecinas. iglesia y la burocracia peninsular de aquellos momentos en que los Por el exterior, la iglesia posee dos donde posiblemente surgió el ulterior mercedarios dominaban la economía portadas. que el día de hoy se ven criolismo ilustrado. del valle, donde habían instalado sus claramenteremozadas.Rodeadodeun

Aún al día de hoy, Comayagua con- misiones poseedoras de haciendas en incipiente jardín con una fuente re-serva una serena belleza provinciana a las que los aborígenes trabajaban ti e- cientemente reconstruída se peuden

Irma Leticia Oyuela

el escudo de la congregación franciscana, que actualmente se ha hecho cargo de la misma, aún cuando es opinión generalizada de los estu­diosos que fue construída en 1613, por los conventuales de La Merced para los feligreses de la reducción aborígen de Jetto, que estaba a sus pies.

El día de hoy apreciamos una fachada simple con un remate mixtilíneo y dos campanarios laterales que sustituyen la pretensión de un pasado gotico ex­presado por un "arco de medio punto con dos arquivoltas dentro e un alfíz y sobre el cual -y sostenido por una especie de ménsulas- corrían una cor­nisa de forma cnopial bajo un remate triangular con almenas" (2). En su interior la sencillez es deslumbradora, una simple planta de cajón con el techo en plena evocación de la tradición

-

mudejar del artesanado sostenido bajo el sistema de tirantes con zapatas y el techo a dos aguas cubierto por la telúrica teja ,de barro cocido. A los pies de la nave, un coro en alto

que es virtuosamente iluminado por el óculo frontal, proporcionando una luz atenuada que acrecenta el frescor in­terior, incrementando al mismo tiem­po la sensación de paz y sosiego que el feligrés está necesitando en contraste con el sobreiluminado del tórrido vaLle que en los largufsimos y prolongados veranos, parecería destruír los tímpa­nos humanos con el irritante canto. largo y continuado de los chiquirines en los cigarrales. Con íntimo agrade­cimiento podemos advertir que aún se conserva la loza de terracota tan usada en los momentos de decadencia de la~ grandes construcciones religiosas; in-

pesar de que se han perdido muchos de rras en comunidad. apreciar en una de las portadas laterales,

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¡ CONTINENTAL LA CULTURA 1 . ' l S. A. HONDURENA

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ñumerables y muchas veces ilegibles lápidas quedan aún en el piso como astrales guardianes!

Un minúsculo presbiterio bajo un arco toral de piedra conserva en el piso la mayolica original en verde y amarillo sobre el cual se alza el hermosísimo y fino retablo tallado y pintado en grana y oro, documento de valor inaprecia­ble que nos testimonia una serie de momentos que van desde los fmales del siglo XVII hasta los días posteriores a la independencia.

Aún cuando permanece en la oscuri­dad de los documentos los originales constructores, los alarifes y el diseño de la planta original, la decoración se atribuye en su conjunto (tanto retablo como pinturas y esculturas) al criollo del siglo XVIII: Bias de Mesa.

Es importante que recoredemos que los retablos no son simples decora­ciones de iglesias y capillas, sino que son expresiones ideológicas, mensajes codificados mediante los cuales y en especial armonía los mecenas y los artistas formulaban una señal mediante la cual el receptor del mensaje era el feligrés, consumidor de la fe.

El origen de los ·retablos es aún am­pliamente discutido tanto por histo­riadores como por teóricos del arte y de la teología. Sin embargo, el debate se centra en aceptar su uso a partir de las capillas románicas construídas en la Alta Edad· Media en la que fueron realizadas en materiales nobles como piedras coloreadas, graníticas, asfaltos o pizarras. Fue hasta en el Renaci­miento que se utiliza la madera sobre dorada entallada y coloreada, consi­derada la vía más expedita para darle contenido plástico a esos mensajes (3). Por lo general los retablos -de la

misma manera que las fachadas ba­rrocas- se acostumbraba a ser "leídos" de izquierda a derecha y de arriba para abajo. Para leer e\ retablo de San Sebastián, en Comayagua, Honduras, el lector tendrá que tomar en cuenta que la iglesia de San Sebastián y su retablo fueron construídos "con dedi­catoria" para una determinada feligresía como eran los pobladores de la reducción de Jetto, es decir, la po­blación aborígen de donde los orgu­llosos habitantes de la Comayagua colonial obtenían los servidores do­mésticos, razón por la cual el retablo buscaba realizar una mística de la hu­mildad en la cual se entendía la hu­millación como un valor.

' 1

Tenemos pues que para ser coñ­gruentes con esta mística en el foco central, es decir, en la presidencia del retablo el artista nos presenta a Santa Serafina o Santa Fina, que era uno de las mártires de la refinación frente al sufrimiento corporal. Los bolandistas que recogieron su histori~ nos hablan de una joven muy pobre que acos­tumbraba a guardar la mitad de sus escasos alimentos cotidianos para ofrecerlos a los demás.Su historia es­crita por Dominico Geovanni de Geminiano, inspiró -en pleno Renaci­miento- al Ghirlandaio, quien pintó su apoteosis en un conocido óleo titulado "El funeral de Santa Fina".

A su vez nuestro Bias de Mesa, eli­mina la concepción apoteósica, dando una humanísima presencia de corporeidad a la figura, eliminando además la eclosión de "le flore di Santa Fina" 1, con lo que la Santa queda convertida como una aguerrida moza en el marco de una perspectiva del valle que se ubica la ermita, regionalización anticipada y necesaria. Es importante denotar también que d

artista introduce además la idea de San Gregorio Magno que es quien revela en sueños a la santa el día de su muerte, para lo cual es necesario que recorde­mos que San Gregorio se conoce en los textos como "defensor de Roma" y es considerado como el primer monje que asciende a Papa. Todo esto nos obliga a pensar que en el siglo XVII, y en la antañona ciudad de Coma yagua, es donde se establece la primera crisis entre el poder eclesial representado por los monjes mercedarios de la co­munidad misional del Tenguax y el capitalista terrateniente Juan de Peña y Caba. Crisis que llega a su punto álgido con los acontecimientos que protago­niza el obispo criollo don Gaspar de Quintanilla y Andrada, declarado mártir de la inmunidad eclesiástica por los abuso que contra él ejerciera el gobernador capitán don Juan Guerra de Ayala (4). A la izquierda y a la derecha orlan el

retablo dos bellos medallones en for­ma de óvalo dándole equilibrio al conjunto representando el izquierdo a Santa Rosa de Lima, la primera santa americana. "La rosa mística" de in­efable estampa llegó directamente del lejano reino peruano estableciendo una línea diferente en la concepción del beato y del santo, que se expresaba básicamente en la capacidad de servicio

\ 'il),[t'll dt'/m .\"m•rJ:ttll/1'\, r·utu¡n:. 'I'J...,"'ill tuliln rJ, \ f, •¡t, Ft'IIUIIHir.. .

' ·" \úJ!t'll flttiJ!I ' fl/11\ '"'· '1'}!.111111'\ INIJ•I \11 ffiiiiiiJJ jllrJII'IItJI

al prójimo más próximo, nuevo en­tendimiento de la caridad en,una so­ciedad incipiente cuya relaciones gra­cias a la competitiva colonización o poblamiento, que más que ambas co­sas, fueron un transplante de usos, costumbres y vicios del otro lado del atlántico.

1

Nacida en la ciudad virreina! como Isabel Flores Oliva fue bautizada por el obispo Mongrov.ejo como Rosa, quien ingresó a la OrdenTcrcera de Santo Domingo y quien imitadora de Santa Catalina de Siena, abrió con su cmpañera quiteña Mariana Paredes, las puertas del misticismo del nuevo mundo. El común denominador de ambas

santas: RosadeLimay Rosa de Viterbo es el de ser defensoras de la causa papal y por lo tanto su presencia en el retablo puede ser una sutil protesta de las arbitrariedades del patronato regio que limitaba las labores religiosas en América.

Ambas imágenes son trabajadas dentro de una incipiente escuela "tenebrista", por cierto aire umbroso que hace destacar los elementos claros, tanto de los rostros, como de los ele­mentos de equilibrio de la composición, cotnQ son las azucenas y los tonos pastosos de las orlas de rosas que cir­cundan los rostros de ambas santas:

En los laterales del segundo cuerpo el artista incorpora a San Serapión (o San Serapio) y San Simeón; e! primero esclavo mártir muerto durante el rei­nad? de Decio (180 J?.C.) y el segu~do

en el que realiza una mteresante fusión de los tres Simones o Simeones del santoral romano: el monje carmelita de ' la devoción por el escapulario a quien se le atribuyen las antífonas clásicas "Flos carmeli y A ve stella matutina" que expresan su devoción por la Virgen del Carmen "patrona excelsa de las almas benditas que su­fren las almas del purgatorio"; con el segundo Simón, monje mendicante que viaja a recoger el tributo del duque Ricardo de Normandía y que cayendo preso naufraga en un solitario· peñón donde sobrevive como ermitaño; y el tercer Simón, martirizado por el Rey Sapor de Persia, que es muy posible que es el que subsista en la mentalidad popular como "San Chimón", cuyo culto pagano yprecristiano que subsiste en algunas comunidades del agro por esas profundidades del misterio de las antiguas estructuras que resisteh las confrontaciones de las imposiciones culturales.

Del pintor Bias de Mesa se sabe muy poco. Apenas conocemos que en su juventud pintó una serie de iglesias de Totonicapán, en Guatemala. Tardía­mente realizó pinturas para el retablo de San José de la parroquia de Los Dolores, deTegucigalpa. El apellido "de Mesa" es el mismo de don Laurean o Sirneón, dean de la Santa Catedral de Comayagua en los años centrales del siglo XVIII, quien aparece firmando diversos contratos para la construcción de altares y camerinos, incluyendo el que firma con nuestro Bias de Mesa

para la confección del retablo del Ro­sario de la Catedral de Coma yagua. Es probable que hayan sido parientes, ya que la endogamia y el nepotismo eran en su tiempo virtudes del sistema (5). Para la misma iglesia Catedral, pintó

lo que fue quizás su ol:rra maestra: La Santa Bárbara, que ahora se conserva en el Museo Religioso. En ella se puede apreciar todo el influjo del Manierismo del Tiziano. El manejo soberbio del volúmen expresado en la corporeidad de Santa Serafina se concretiza en la Santa Bárbara de una manera majes­tuosa, sobre todo por el colorido de la "Camaggione", que unido a un aire de cierta turbulencia que logra mediante el ropaje de la figura, cómo hábil re­curso para eliminar las dificultades de composición que el tamaño del lienzo le imponía. La capilla de San Sebastián tiene

ahora en su capitalllateral uno de los 1 ienzos del pintor tegucigalpense, José Miguel Gómez que representa al pa­triarca San José, posiblemente de la primera fase del pintor, donde podemos apreciar al patriarca frente a un paisaje en el que se ve la torre, posiblemente el de la misión de las tierras de San José de Miraflores o el Trapiche, ubicadas ¡J. la orilla del río Canquique "en donde los aborígenes tenían sus milpas de cacao y los monjes, sus sembradíos de trigos" (6).

La ermita de San Sebastián históri­camente ha sido víctima de todas las confrontaciones que se dieron poste­riormente al arranque del proceso de

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Cultural Octubre 12-92 Página 13 .~: : -~

Los mayas y su obsesión por el tiempo

formación del Estado Nacionil. Por su ubicación ya descrita, fue tomada por Justo Milla qu~ hizo instalar, según la tradición, un cañón para el asedio del sitio de Comayagua en 1827. Dañada por los terremotos en 177 4 y de 1808, desplomadas sus torres en 1950, está aún en pie después de la última res­tauración éfectuada en la década del 80.

Con su humilde sencillez y su ex-. cepcional retablo es un testigo fiel que

permite al investigador descifrar sig­nos del pasado para asistir con cierta certeza al futuro. Nos permite restituir el momento histórico, nos enseña del comportamiento y de la cosmovisión de los antecesores que se expresaron. Y cuando esa expresión se realiza a través de la vfa artística, es aún mejor. Porque nos está hablando más alto más directo: Bias de Mesa nos entrega a través de sus obras y sobre todo del conjunto que es San Sebastián, la idea del criollo en los patrones de la estética de su tiempo hasta la aceptación de la sociedad con la consecuente integra­ción de la trilogía perpetuamente ne­cesaria: patrocinador-artista-sociedad.

En palabras del arqueólogo británico J. Eric Thompson (1899-1975}. el tiempo fue un motivo de o.tención o.bsorbente po.ra los maya$. En su opinión. ningún otro pueblo en la historia ha mostrado tanto intois por el tiempo. del mismo modo que ninguna otra cultura ha elaborado una filosofía tan compleja alrededor de este tema. Uegó Thompson a afirmar que si los grandes sabios de la Gncia clásica. o de cualquier gran civilización del Viejo Mundo, hubieran tenido oportunidad de dialogar sobre el tema del tiempo con los sacerdotes mayas, se habrían quedado perplejos .Y no le.s hubiera quedado otra opción que escuchar .v aprender.

Otro brillante eswdioso de las culturas mesoamericanas. el mexicano Miguel León-Portilla. ha dedicado una parte importante de su obra a este tema tan complejo .v difícil de la concepción del tiempo y sus implicaciones en la culcura maya. Según León-Portilla_. •medir el tiempo. atinar con la multiplicidad dt sus ciclos. conoce- las relaciones de istos, computar sus momentos en el pasado por remotos que fueran. es para los mayas suprema forma de sabiduría. la única que acerca al hombre al misterio de la divinidad• . El investigador mexicano llega a la conclusión de que la vida entera de los mayas está orientada por un patrón cultural relacionado esencialmente con el tema del tiempo. En función de/tiempo prospera el culto religi(Jso y la simbología. el arte. la ciencia y. en definitiva . toda la vida y las acciones grandes o pequeñas. transcendentales o in.~iKnificantes de todos los días. Por ello. afirma que cla obsesión por el tiempo llegó a ser un factor aglrdinance en esta cultura•.

Para los mayas el tiempo. al que conocían con el nombre de kinh ~ue también designa el dia y el Sol-. tiene caracter divino y es una realidad etema. infi,ita y cíclica. íntimamente relacionada con dioses que gobiernan cada uno de los ciclos y que definen su carácter. El c:iclo mas c.·orto. el día. está w1ido ."es en sí mismo dos dioses. uno que corresponde al número del día y otro a su nombre . .(.a combinación de ambos y su preseP~cia en el primer día de cada uno de los ciclos más amplios tales como el mes (uinal). el año (tun) y el período de veinte años (katün). daba caracter al ciclo. Estos áclos. además. no fueron inventados. sino que respo,dían al tiempo del Universo. a los ciclos de los pla11etas que conocieron profundamente.

Esta atención al tiempo puede explicar en gran medida el caracter de los mayas _v su actitud ante la vida y los acontecimiemos. Como los dioses del tiempo marcan los ciclos. nada se puede l1acer (rente a un periodo aciago: los hechos están determinados y tienen que suceder así. sin que ninguna fuerza humana sea capaz de cambiarlos. Los sacerdotes tenían la obligación de descubrirlos y darlos a cotlocer para que gobernantes y campesinos supieran qué era lo que se debía hacer. qué actitud y qué decisiones había que comar. Un bello poema de los mayas de Yucatan expresa la actitud de este pueblo ante el tiempo. su veneración por él:

Sólo en ti enteramente confio aquí donde se vive. Porque tú. oh gran Kinh. otorgas el bien. aquí donde se vive, a todos aquellos que tienen vida. Porque tú existes para dar realidad a la tierra. donde viven todos los hombres. Y tú eres el verdadero ayudador que concede el bien.

IDENTIFICANDONOS CON LA CULTURA

Fuentes y notas

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' de Honduras: TEga. impr. Nac. 1901-19.27. · (2) Martfnez Castillo, Mario Felipe: "Historia del Arte de la ciudad de Comayagua" Tesis Doctoral, Univer­sidad de Sevilla.

(3) Eliade, Mircea: "Historia de las creencias" Tomo III. &iics. Cristian­dad. Madrid. 1980. Pág. 456 y s.s.

(4) "Experidente en el que consta el emparedamiento del obispo Don Gaspar de Quintanilla y Andrada, en 1602"R.A.B.N. Tomo III. N.V. enero 1907. Págs 137 y s.s.

(5) Reina Yalenzuela, José: "Comayagua Antañona" Impr. La República.Tega. 1956.

(6) Leonardi, Federico: "El Tenguax y la primera iglesia catedral de Comayagua" Biblioteca de la Seo. de Antropología y Arqueología de Hond. Tega. 1946.

(7) Martínez Pelaez, Severo: "La patriadelcriollo"EDUCA. l973. San José Costa Rica.

FUERZAS ARMADAS DE HONDURAS

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·VALLE: . .

De la Colonia a la República.

S

R. Oquelí

egún el expediente para acreditar la "calidad distin­guida" de los ascendientes matemos y paternos de José Cecilio Díaz del Valle, este

era "de las mas distinguidas familias de Españoles de esta Provincia por ambas líneas y que como tales obtu­vieron y han obtenido muchos y los más principales empleos políticos y militares". El documento más antiguo citado en el expedient~ es la causa ejecutoria de hidalguía dada por la Cancillería de Granada el 20 de enero de 1508. ''Lanoblezadelastresfamilias del V al le, Izaguirre y López de Padilla es pública y notoria en toda la Provin­cia". A sus padres José Antonio y Gertrudis se le otorgó dispensa para contraer matrimonio por ser primos hermanos, "en atención a la escasez de familias de igual calidad a la suya en la Villa de Jeréz de Choluteca".

Tanto su padre José Antonio como su abuelo José y su bisabuelo Juan José, fueroñ alcaldes ordinarios y alféreces reales del ayuntamiento de Choluteca, desce~íendo el segundo al cargo de teniente de alcalde mayor, "Cuando por la despoblación y decadencia del mismo lugar, dejó de haber Cabildo", y también fue Capitán de Milicias. Juan José me alguacil mayor de la Inquisición y Maestre de Campo. Lo­

' renzo Maria Lópéz de Padilla, su bis-abuelo materno, vinculado a un mayo­razgo de la villa de Jérez en España, también fue alcalde de Choluteca. Su bisabuela materna, Martina Artica era también de "las más distinguidas" fa­milias_ de e,sa población.

Con tales antecedentes, Vafle pudo obtener y desempeñar algunos cargos en Guatemala, "los más de elles sin sueldo alguno". Pretendió sin lograrlo otros en la península, y tampoco su

· amigo Jacobo de Villa Urrutia pudo situarlo en México en 1810. Desde esta ciudad le escribió José Mariano Beristain el 30 de emerp de 1811 : "Es undolorqueenesereynodudendeque la tempestad levantada hacia esta parte esté totalmente desecha, escarmenta­dos los revoltosos, y restituida la tranquilidad sin más descalabro que los crueles -asesinatos que han hecho en los europeos los satélites del Cura Hidalgo. Dios confirme la tranquilidad que nos ha concedido ... " En 1818, año en que contrajo matri­

monio con la no acaudalada Josefa Valero, originaria de Comayagua e hija de un español, se queja: "Los hijos · de Guatemala, niños imberbes, están casi todos colocados, y yo no lo estoy después dtt trabajos y sacrificios". A finales de 1820, sin haber nacido en la ciudad que más amó, a la que catalo­gaba como la más bella del continente, y oponiéndose a la aristrocracia mu­nicipal, logró ser electro alcalde de Guatemala, a la que llegó siendo pifio

cu¡mdo ésta estaba reCién estrenada.

El 7 de septiembre de i 821, ocho días antes de redactar el Acta de Indepen­dencia, se atreve a plaptear la irracio­nalidad e injusticia de la distribución territorial e institucional centroameri-· cana. "no han sido formadas por la Razón la división económica, la eclesiástica, la militar y la forense ae lo que antes se llamaba Reino de Guatemala. Parecen hechas a la aven­tura sin fijar .los principios que debían de servir de base. El gobierno que en una provincia se concentra en el espacio pequeño de 18 leguas de longitud so­bre 13 de latitud en otra se extiende a una área de 28leguas de e. a o. sobre 30 den. a. s. El poder que se dilata en unas a 200 mil individuos es reducido en otros a 25 mil. Y si los asuntos civiles y eclesiásticos de un Partido se termi­nan a 30, o 40 leguas de distancia, los de otro no pueden fenecerse sino atravesando 100, 300, o 400. Ved aquí producida por la división injusta de territoriqs, la desigualdad de fortunas, origen de vicios, causa de la miseria en 'unos, de la riqueza-de otroS". --

. ,.

sición. Pero la ley es injus-ta o poco previsora. Brota riquezas nuestro sis­tema físico, pero sofoca estas riquezas nuestro sistema político. Lejos de no­sotros el pensamiento de dividir unas de otras las provincias. Es preciso que I:'J.aya un centro de unión; y sólo esta unión puede dar fuerza alas provincias. Es preciso que haya un centro de unión; y sólo esta unión puede dar fuerzas a provincias débiles por el atraso de su población, débiles por su pobreza y miseria.- Pero manteniéndose unidas con el vínculo que debe estrecharlas, con el lazo que sabrá formar la Razón si la Razón es. la que se ocupa en formarlo, parece necesario que una divisióq menos injusta de territorio haga más enérgicos los Gobiernos, derrame con más igualdad la riqueza, procure con más celo el equilibrio y funde este equilibrio el plan de admi­nistración que debe hacer felices a todos los individuos de la sociedad, a todos los hijos de la familia".

"La dlv1Si6ñ de provincias y seccro::­'nes de provincias debe hacerse en ra­•zón corrwuesta de territorio, población y contri~ución. Combinando estos tres elementos con imparcialidad y sabi­duría es ce;> m o puede hacerse una obra que a más de los bienes que promete parece en el nuevo sistema una de las que exige la necesidad. Ella prevendría los males-que origina al fin en el curso del tiempo una distribución irracional de territorio; ella acercaría a tódas las Provincias en derredor de un centro común, ella establecería la igualdad posible de los pueblos, y esta igualdad apretando los vínculos y distribuyen­do la riqueza los haría felices a todos".

E~o. 18 y 19 de ' 'Elamigo ile ia patria", explicó el 30 de noviembre que su publicación se interrumpió" por urgentes ocupaciones". "Son di­versos los que lo han pedido (su con­tinuación) y las circunstancias parece también exigirlo. El día 15 de sep­tiembre de 1821 se abrió una línea profunda que separa lo que es de lo que ha sido. Si eran antes de aquella fecha vasto el campo y multiplicados los objetos, después de época tan memo­·rable los espacios son inmensos y los puntos infinitos. Dilataremos la vista por todos ellos, la fijaremos en los principales, la volveremos al o pasado, nos lanzaremos a lo futuro. Pero la América, y Guatemala (parte hermosa de la América) será siempre nuestro caro objeto".

IIJiemDo

Uno .de los grupos liberales más combativos procura atraerlo. El22 de enero de 1822, José Matías Delgado le comunicó desde San Salvador que había sido nombrado jefe Político Superior de la provincia de El Salva­dor. Como lo haría posteriormente su primo José Dionisio de Herrera, V al le no aceptó dirigir los destinos cuzcatlecos y partió a México como diputado al ser anexada Centroamérica al imperio de Iturbide. A su regreso participa en forma colegiada en la di­rección del EjecUtivo y es víctima del fraude concertado por liberales y conservadores para· impedirle ser el primer presidente de la federación. Estalla la guerra civil y sufre vejacio­nes personales y atentandos a: su peculio, del cual era tan cuidadoso

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como de la buena marcha de la repú­blica. Fue "atacado en tres puntos di­versos. En esta capital se me obligaba a exhibir empréstitos repetidos y con­siderables, en la hacienda que tengo en este Estado se extraía ganado caballar y mular, y en la que poseo en el de Honduras se hacían iguales extraccio­nes. Una parte beligerante sacrificaba mis intereses en Guatemala y la con­traria lo hacia víctimas en Honduras".

Al ser convocado por José Ignacio de Marticorena, ministro general salva­doreño el 31 de enero de 1827 para que en la villa de Ahuachapán integrase una proyectada reunión del Congreso Federal a la que asistirían diputados opuestos a los atropellos contra la Constitución, prometió cooperar "al restablecimiento del orden constitu­cional y regeneración de la República que anteriormente daba pasos felices en la carrera a que la llaman sus des­tinos y ahora retrograda desgraciada­mente en su marcha política". El 4 de diciembre expresa en carta a Manuel Barberena, integrante de la represen­tación diplomática en Londres: "los pueblos de nuestra república se hallan en situación muy crítica. Pero no es el sistema federal el que ha proclamado la revolución, ni yo he dicho que sea un mal digno de reforma. Lejos de tener tal opinión ,juzgo que el sistema federal es absolutamente necesario en nuestra República".

"'No lo dude U. en esta capital hay un partido, enemigo de la independencia de la nación y del bien de las provin­cias. Dominando ese partido el go­bierno y siendo este central, ¿cuál sería nuestra suerte? En una república cen­tral todo depende de un centro, y ese centro puede ser sorprendido o enga­ñado. En una república federal cada Estado es baluarte. no basta sorprender al gobierno de la nación. Es preciso vencer al de cada uno de los Estados. Quisiera trasladar a U. a este pafs para que viera con sus ojos y tocase con sus manos la verdad de lo que le digo. El origen de núestra revolución es que se ha querido destruir el sistema federal y variar la constitución de una manera contraria a lo que dispone ella misma. Los Estados lo creyeron así y trataron de sostener la paz y el sistema". "El 1 del corriente comenzaron rogaciones en todas estas igleias". "Es triste el cuadro de nuestra patria. Algún día será alegre". Como muestra de buen humor, no infrecuente en él y tampoco reñido con su severidad, comenta un hurto literario. En la página 225 de la "Revue américain", "los Editores pu­blicaron como propio un artículo mio que dí a luz en 825 en el No. 22 de mi Redactor. También en París hay pla­gios! y Plagios a un americano.

El 22 de octubre de 1828, la Asamblea del Estado de Guatemala integró una comisión para "negociar la paz por todos los medios que estén a su al­cance", y asegurar la "'concordia entre los Estados hermosos". En la misma Valle debía actuar como auxiliar por el de Honduras, en vista del "justo y merecido concepto que U. tiene en el Estado de su origen y de este de su restdencia". Valle se excusó aducien­do la debilidad que sufría después de haber estado "en cama" la semana anterior. La guerra civil le permitió comprender el sentido último de las luchas descritas por un historiador.

"Las décadas de Livio eran obscuras en la época de inercia y de silencio. Comezó el movimiento de la América que proclamaba sus derechos, empezó el choque de las clases, empezaron a estrellarse los intereses y dividirse las opiniones. Un rayo de luz disipó las tinieblas. Se iluminó lo que era obscuro y, ví claro el origen de la discordia entre el pueblo y lo patricios, las ca­pitulaciones de los nobles y laplebe, la energía de los tribunos, la política del Senado, la conspiración de Catilina, la ambición de César, el patriotismo de Tulio y la moral de Catón".

UN APORTE CULTURAL DE

Cuando concluye la primera fase de la guerra civil, Morazán suplica a Valle que asista al Congreso Federal. El gran penador y el jefe militar triunfante coincidieron en expatriar a los que habián provocado el descalabro de la república, que resultó irreparable. Pero también fue inevitable del choque entre ambos, dadas sus ambiciones perso­nales y políticas no coincidentes. Va­lle se opondrá a que el Congreso Federal asigne a Morazán una silla preferencial, pues como comandante del Ejército Aliado Protector de la Ley, debía res­petar la Constitución que no le concedía tal derecho. Una delegación salvado­reña pidió que Aroe y otros de los vencidos fueran pasados por las armas, expresión utilizada por los adictos a la barbarie de la pena de muerte. Según Valle el primero de los acusados, había atacado "la base primera de todo sis­tema- constitucional, reunió los tres poderes, se erigió en Legislador, dic:;tó leyes contra los artículos más expresos de la Constitución, decretó prisiones y declaró fuera de la ley a patriotas dignos de consideración, hizo uso de la fuerza para sostener sus decretos, puso en movimiento a toda la República". "Desaparecieron los poderes consti­tucionales y quedó solamente un despotismo inhumano ordenando sangre y muerte, devorando las pro­piedades, y devastando la República".

"El día 8 del corriente Qulio 1829) mandó el comandante general Morazán que de los presos como cómplices de la revolución salieran expatriados algu­nos y quedaron otros para ser juz_gdos.

el banco de nuestra gente

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Página 16 Octubre 12-92 Suplemento Cultural Be! tranena fue del número de aquéllos, Arce fue del número de éstos . Después de dictada la orden se dio cuenta al congreso, hubo pro y contra en él la mayoría aprobó al fin la medida. Delbemos ser justps. Arce no es más culpable que Beltranena. Si este dee ser expatriado no sería justo que aquél fuese decapitado". "Los que hundieron a la nación en el caos de donde es preciso sacarla escribieron mucho para desacreditar a los Estados que han coperado más para sal vatla. La opinión que empezaba a merecer en los go­biernos .de otros pueblos del antiguo y nuevo mundo está casi anonadada. Ha visto la comisión (del Congreso Fe­deral) papeles públicos y cartas pri­vadas que lo acreditan. Se han hecho diversas pinturas repetidas de los que aman el sistema republicano y desean su consolidación; se les ha creído exaltados, sanguinarios y exterminadores, se ha dicho que poseen al arte de destruir y no conocer el de levantar un edificio'.

"En un discurso pronunciado en esta capital- continuaba Valle en su dicta­men para justificar la expatriación perpetua, pena no menos grave que la de muerte- se dijo que semejan a in­sectos que son capaces de destruir una librería entera y no lo son para formar un pequeño libro. Se han dado nombres propios para exprear estos carácteres. Ese concepto, sería confirmado si al decidir la suerte de los sectores de la revoluéión lanzaremos unos al cadal­so y arrojaramos otros de la república. La nación acabaría de perder el crédito, el reconocimiento de su independen­cia y se embarazarían las relaciones exteriores. Perdonando la pena capital y sacándalos de la república a los que la han turbado, se desmentiría aquella opinión, manifestaría al mundo_ entero el patriotismo de los centroamencano?, que su objeto no es vengar resenti­mientos sino purgar la república de los que la han turbado en los años últimos y pueden turbarla en los venideros". En \830 compara la situación salva­

doreña con la guatemalteca. "En Guatemala divididos 600 mil habitan­tes por 7 mil leguas cuadradas, co­rresponden 85 y en El Salvador parti­dos 300 mil por 2.040 leguas corres­ponden 147 en cada". "El de El Sal­vador tiene diversos artículos de ex­portación y uno sólo de ellos, el añil (indigofea añil) produjo el año de .. . más de dos millones de pesos. El de Guatemala no tiene ahora casi ningu­no de extracción". "Todo es fecundo, rico y alegre cuando se fijan los ojos en la naturaleza. Todo es pobre y muy triste cuando se vuelven los ojos al Arte... Debemos sin embargo ruborizamos, confesar nuesro atraso y la poca atención que ha merecido la primera de las artes".

EllOdeabrilde 1831 escribeaJacobo Haefkens, residente en La Haya: "yo sigo en el mismo sistema de vida que seguía cuando una parte de ella era gustosamente empleda en conversa­ciones con U. Paso dos o tres meses en mi hacienda, sólo con la naturaleza y mi pensamiento, y el resto del año en el seno de mi pequeña biblioteca, leyendo, observando, y escribiendo". "Cada día me parece más triste el estado de la República . No marcha adelante? retrograda a mi juicio y su movimient_o afecta a quien lo contempla de sentJ> mientos muy tristes.- Se hicieron las elecciones de Presidente de la Repú­blica. Tuvo Morazán 195 votos, yo 103, y Barrundia 34. No había elección popular, pues el art. 53 de la Ley de 31 de Marzo de 1825 declara expresa­mente que para haberla es preciso que alguno tenga la mayoría de votos po­pulares, computada sobre la base de electores de distrito que debieron su­fragar; esta base es de 480, y 195 no es mayoría de este no. Sin embargo el Congreso, acostumbrado a sobrepo­nerse a las leyes, declaró popular la elección de Morazán, y yo quedé fe­lizmente en la vida privada que desea mi voluntad, y aconseja la prudencia. Morazán tomó posesión en septiembr~

deJ año próximo pasado, y a los ó meses empezó a variarse el telón de este. teatro. Un diputado de los de su partido pidió que se declarase haber lugar la formación de causa contra él por cargos que no merecían este nombre; la mayoría despreció la pro­posición, pero Morazán pidió licencia para retirarse nor enfermo, y el Con­greso se la concedió antier por dos meses. Ha tomado Prado el Gobierno como Vice-Presidente y no se cuanto será la duración de su existencia. Un movimiento rapido va arrastrando los hombres y las cosas, y lo que somos expectadores no podemos hacer cál­culos". "En los decretos y órdenes hay igual

volubilidad. Una legislatura dicta una, la que sigue acuerda la contraria, y su sucesora varía la dos.- Las conse­cuencias son naturales. Los que tienen juicio rehusan empleos porque no quieren ser hoy palmoteados y maña­na silbados. Las leyes no son respeta­das porque al momento de su acuerdo se prevee el de su nulidad. Los fun-

· --r :,. .. •

cionarios no logran jamás tener el tino del a experiencia porque son relevados cuando esta comienza a darles luces. Nada llega a sazón o madurez. Todo muere o se marchita cuanto esá toda­vía tierno, o comienza a existir.- Dos departamentos me eligieron diputado, y yo que jamás repugno el servicio de los pueblos, habría correspondido a sus miras del modo posible. Pero mis trabajos y sacrificios sería inútiles. La mayoría del congreso másj oven que la de los anteiores, tiene opciones muy distintas y habla lengua muy diversa a la mía. He hecho tres renuncias, y la tercera ha sido al fin admitida". "El P. Delgado que era omnipotente en San Salvador y quería serlo en toda la Reública, es nulo al presente. La Asambea de aquél estado en decreto del 28 de Enero último ha declarado que no puede ejercer beneficio ni dignidad eclesiástica alguna mientr<:s no se reconcilie con el Papa. Aujourd'oui dans le trone et demain dans les fers, es la divisa de la Repú­Wica". Dicho en castellano: Hoy en el

trono, mañana en el cadalso. El 29 de julio el mismo año vuelve a

exponer sus ideas al holandés Haefkens: "'El genio de la Revolución es como el fuego que jamás se limita a quemar lo que debe ser purificado o reducido a cenizas. Siempre dilata sus llamas más allá de lo que debía ser incendiado. Es observación que he hecho al leer la Historia de las revo­luciones , y ser espectador de las nuestras. La Independencia de España, y un Gobierno moderado fue el objeto del movimiento de América. Pero proclamada la una y establecido el otro, ¿ha habido reposo o tranquilidad?. ¿no sigue el movimiento marchando más allá de los límites que se ~había

propuesto la Razón?". ''Esto es lo que me afecta más profundamente al con­templar la marcha de esta República. Se vio que el patido vencido sucumbió por las injusticias que cometió las contribuciones que exigió, e ineptitud de diversos de sus funcioanrios, y el partido~ do!Tiinante comete también injusticias, aumenta contribuciones, y

H7iemoo

coloca en muchos destinos hombres conócidamente ineptos. No lo dude U. el Partido Liberal es ya tan numeroso como era antes, ni tiene el mismo prestigio que gozaba, no hay a su favor la misma opinión que disfrutaba. "En el Estado de Honduras del Sal­

vador ha sucumbido el parido del P. Delgado y de Prado, y domina el de Cornejo, Ximenez yotrospropietarios. El de Delgado ha sucumbido, y el otro es el que domina. Los capitalistas de esta ciudad (Guatemala) manifiestan contento por esta causa, y los liberales se hallan disgustados. En el Estado de Honduras hay también variedad". En otro texto titulado "Mis deseos" expone su opinión acerca de los beligerantes durante la guerra civil. "La lucha en que la República está empeñada es en realidad de la aristrocracia con la clase media. El pueblo ignorante se ha di­vidido entre una y otra". Conminado en su hacienda "La Concepción por una escolta para asistir al Congreso Federal como diputado electo por Granada, reconoce que la función de leaislador'"lisonjea la pasión de mandar q;e en lo general y sin perjuicio de excepciones brota en el pecho de los hombres" . Pero protesta porla ofensa inferida. "El remedio, señor, no es mandar éscoltas que deprimen a los que deben tener los prestigios de la opinión y respeto".

En 1833 "Yo haría gustoso los ser­vicios posibles a mi cara patria. Pero ¿podría gobernar sin los elementos necesarios para el gobierno? El federal ha quedado sin rentas, sin fuerzas, sin opinión, y el plan que sigue el Congreso es muy diverso del mío. Habiendo identidad de opinión en los dos pode­res, legislativo y ejecutor, yo aceptaría el destino y procuraría dirigir la revo­lución. Pero fa lta aquella identidad, y porno haberla, serían nulos o peligrosos mis servicios. Yo hice tres renunc1as, y la tercera fue al fin admitida el 21 del corriente. Estroy desembarazado de las atenciones a que llaman los em­pleos". "Al gobierno federal faltan los elementos necesarios para una exis­tencia decorosa, firme y duradera. Otros podrán estar al frente de él. Yo no me hago ilusión. Confieso que sm los elementos que debe tener todo gobierno no podría absolutamente gobernar. Sentado en la silla mi cora-

zón ardería por la felicidad de los pueblos, pero mi entendimiento vería clara mi impotencia. Y o no podría hacer el bien de mi Patria, y los ene­migos, que tiene siempre el que manda podría hacerme mucho mal. Yo sería víctima, y el que sirve a la nación cultivando las ciencias y labrando la tierra, cesaría de hacerle aún este pe­queño servicio". "Yo no tengo otra ambición que la de cultivar mis caras ciencias. Yo me abrazo con ellas, vivo por ellas, y sentirémorirporellas". Iba a cumplir 56 años, edad que no so­brepasó.

Ciudad Universitaria, octubre 1991.

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La_ :mancha negra

E 1 28 de febrero cesaron las inundaciones provo­cadas por el llanto copio­so del Abate Jesús de la Espada -que al final se

fue diluyendo en un lagrimeo confuso ahogado por los pujidos de la conso­lación- y arribó a la tribu de Los Operantes el señor Berbote.

Llegó enfundado en un remendado traje de buzo, calzados los pies de panoplia por unas inmensas patas de rana negras que a su paso atortillaban las sanguijuelas y aumentaban desproporcionadamente su estatura de gigante alemán.

Tenia dos años de venir navegando por el río Aguán, desde la fuente de los ojos-de-agua de coral hasta el cemen­terio de Los Operantes, acompañado por un chane árabe barbón que peda­leaba un armatoste de guías y poleas para hacer avanzar el bote rosado, recubierto de escamas y madréporas, que innadoparecía una intensa y lumi­nosa burbuja ovalada y que cuando repo aba en la playa adquiría la fofa plasticidad de un huevo destripado.

Lo primero que llamó la atención de Los Operantes fueron las escarapelas entorchadas, los cuadritos de listones y los coloridos enchapes de las meda-llas que le colg~ban en el pecho al ·.-. señor Berbote. Nmguna era de guerra. · habían sido ganadas una tras otra en las t' trincheras de los laboratorios y las f· cátedras, o habían llegado envueltas L, en pañuelos de seda y cajitas de teca ~­olorosas a viento de mar, selladas por ~;

las sociedades científicas de tres con- "'­tinentes. La última, un botoncito de "­madera pintado con un pajarito azul, ~ se lo habían colgado al cuello en las t catacumbas secretas de la Black Hope 1 Knighthood of the Carpet, de Haití, por -haber descubierto la forma d_e conservar sin pudrición la yuca y di­solverle el hambre a los niños que trabajaban desde los cuatro años en las molenderas de hombres de las factorías de los franceses.

No le podían creer que en el mundo de afuera se dieran tantas distinciones por no matar a nadie, y resg~ardad~s tras la distancia de una c01·tes1a propta para las ceremonias de guen·a le pn;­guntaron a quemalTopa qué pretend1a robarles una vez que lo dejaran entrar.

"La ignorancia" dijo ecamente el señor Berbote, deteniendo el dedo untado de manteca de cacao que el chane árabe introducía en un agujero de araña.

Julio Escoto

Los ancianos y los nmos de Los Operantes entrecerraron los ojos, deslumbrados por el hálito de varonil honestidad que despedía el vozarrón membrudo del alemán, y buscando enredarlo en las trapisondas de la li­sonja insistieron para saber qué pre­sente les traía. "Una infinidad de preguntas" contestó

sin pestañear en el estropajo de un español resonante a cascajo de zinc.

Fue el señor Berbote quien enseñó a Los Operantes a hablar en ipsofacto, aunque en verdad contra la inspiración de su inagotable voluntad germánica. Enamorados por los designios ocultos de una lengua rara, andaban pisándole las patas de rana en sus paseos inquisitivos por los bosques de pinares olorosos a brea fresca, acostándose a su denedor cuando_~n ag¡charse sobre las raíces de las horta i"zas o asombrándose de sus dedos de azar prodigioso cuando ex traía de los ten­táculo de las tom atera el resorte de los gusanos rosado , y repetían sus conjuros extraños, balbuceados con el sinfín rumiante de un inintel igibTe murmullo esotérico que al final aca-

baron por aprender y repetir a su modo. "'¡ Trrrae cal, ipso facro! ",ordenaba el

señor Berbotc, tanto y tan repetidas veces que en los oídos de Los Operantes se acumuló desde entonces una pega­josa cera de familiaridad para sospechar el contenido de los más atrabiliarios significados.

Incluso sus pujidos, súbitos, doloro­sos y enigmáticos, o prolongados, ar­queados y melódicos, cayeron despo­jados de sus más personales ropajes de indignación o sorpresa. Entre los si­lencios de uno y la esponja de la ad­miración de los otros se había tendido, bajo las luces de aquel natural enten­dimiento, una comunicación espontá­nea que derretía el lastre compulsorio de las palabras.

"Magíster Decrepitus ... " decían los mozos a los ancianos en la escuela techada de paja "se nos desconchabó

el silabarius". A lo que los viejos, ávidos por penetrar en el sermo secreto de los adolescentes, sólo respondían llevándose las manos a la cabeza y torciéndose las guedejas de la impo­

~ tencia, sin entender aquella explosiva proliferación de subi"enombres, coñas y apodos que nutrían, como un infec­cio o germen imaginativo, el agua natosa de la inspiración juvenil. "Pavonima" refunfuñaba un adoles-

'

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cente ante la joven que le volvía las espaldas al trino acrobático de sus re­quiebros amorosos --'.:g_ué rep8.J1dus os haría si os tuviera denudata". "Maestro" se quejaba otro "ego sum

depressus". "Pero no para rascaros los capilaris"

contestaban los ancianos comenzando a descifrar, tras los vericuetos de la fantasía de los signos, un nuevo divertimento para sus didascalias.

"¿Quiért os ha enseñado esta parla pegajosa _y rastafaria, pr~a más para turencos y predicadores?", estall6 un día el más viejo de los viejos, ceñido desconsoladamente el colguijo seco del taparrabos de mezcal que le dindoneaba entre las piernas. Su pre­sencia esquelética depositó entre los huesos de los jóvenes la imposición del silencio, y sólo al rato se levantó el palito tembloroso de un dedo en medio de las negras cabelleras, partidas por mitad, y las tabletas de penca de corozo sobre las que deslizaban los aprendi­ces sus tizones escriturarios.

"Fue el barbatus berolinensis ... " ex­plicó un mozo de encendidos rubores.

El anciano sintió que la espuma de la impaciencia se le subía con un hervor cataclismico por las mazorcas de las vértebras y las costillas, y que una marea de azafrán le nublaba los gustos de la boca. "Quiero decir" tosió contagiosamente

el mozo "que ha sido el señor Berbote, alias barbón berlinés, con su retahíla de nombres científicos y pujidos lati­nos el que, bueno, lo que se sabe, señor..."

Sólo había una cosa que revolvía las bilis amargas del señor Berbote y era la obsesiva manía del chane árabe por andar hurgando donde los descubriera -y aun donde los sospechara- las cue­vas de pisote, los agujeros de araña, el coladero de los cangrejales y toda abertura por la que la tierra respirara las miasmas de sus hálitos punzantes. Envuelto en el revuelo de un espe­

jismo de sábanas multicolores, arma­do de las disímiles pértigas, varas y garrochas con que recorría la calma de la sabana y la humedad pegajosa de los pantanos, el chane removía los lodos del río, la gelatina verde de las raíces putrefactas o las polvaredas que deja­ban flotando sobre un aire de ceniza los arados de palo de Los Operantes. Buscaba l'o que nadie sabía, y había de ser, decían, un refinado de calagualas para el cabello, un acónito mineral para las coloradillas o un nuevo aspiradero de mar porque siempre olía, probaba y gustaba los untos amari­llentos que venían pegados en las garrochas de cateo y en los varejones de bambú rematados con una bolita de cuenco, como las bacinica$ babilónicas.

La cosa no era nueva. Al amanecer del "Día de la Sinvergüenzada" -que fue el mismo en que tuvo lugar el criminal debate metafísico entre el señor Berbote y el Abate Jesús de la Espada- habían encontrado al chane tiritando y revolcándose en el ardor de unas bascas calenturientas provocadas por la picadura de un alacrán negro que tras al filetearle la muñeca le saltó a l-a nariz y le arañó el rostro cetrino cuando el chane introducía una de sus largas varas de prospección en el recanto de unas piedras sulfurosas. Otra vez lo estuvieron viendo correr alocadamente por la sabana, de un extremo a otro, alzados los calzones y perseguido por un garabatero de tarántulas, viudas negras, arañas patas largas y mea-ca­ballo que terminaron haciéndolo zambullirse en las pozas del río, vio­lentadas e irascibles por el continuo puyadero y fregadera del beduino que no tenía paz, que no guardaba con­tención en su ambicioso y desvelado husmeo de los secretos telúricos. "¿Qué es?", le preguntó un día,

empantanado, entre las moscas del malhumor, el señor Berbote al verlo excitado olisqueando los palos de guayabo con que acababa de extraer

una muestra, 'l,pupú de gato?" . En los ojos del chane relampagueaba

un fuego de fulgencias metálicas, como si se inclinara al borde deslumbrante de un costal de monedas redondas y pulidas. A lo lejos Los Operantes !le.: positaban las semillas, tras besarlas, en los agujeros filosos de la siembra, abiertos con las viejas espadas arre­batadas a los conquistadores españo­les. "Cinabrio" dijo encogiendo la lengua

adormecida por el frío metálico "los hermanos Operantes no provistos de petróleo" y se volvió rápidamente hacia la alquibla, donde suponía que se le­vantaba el destello de los minaretes solares de laMeca, para hacer oración. Allí lo encontró en decúbito prono y

entonando sus aleluyas el Abate Jesús de la Espada, que volvía de negar la absolución a uno de Los Operantes, empecinado en que habría de morir cuando lo visitara una mancuerna de mariposas de hierro haciendo el amor.

Sorprendido por la presencia del moro -cuya súbita aparición le rompió en el alambique de la memoria los licores ácidos de la herejía de los infieles­estalló en un vericuerto de latinajos reprobatorios tan temblorosamente

·persignados que no le dejaban encon­trar el nombre del Padre y del Hijo en la frente y en el pecho. "¡Abencerraje marrano!", lo increpó

"¡Signo del mal ejemplo santo! ¡Babulus, Kafir, inredemptus!" El árabe no se inmutó y la única

reacción visibe de su concentración fue meter el dedo gordo del pie dere­cho en el primer agujero de cangrejo que le quedó al calce. Pero el señor Berbote -que aplicaba

su lupa de siete aumentos a observar una colonia de gorgojos del maíz- se volvió lentamente, aún desenfocada la vista en la resolana de marzo, y vio ante sí por primera vez el bulto enfa­dado del Abate, móvil en el remolino de sus imprecaciones y anatemas. Fue como si una pedrada seca le

amoratara el corazón y la sangre se le recluyera en los riñones, espantada por la amarillenta gelatina de ira que em-

papaba de callos fluidos salitrosos del fraile. Entre el zumbido de las cigarras que languidecfan de amor y el sobrevuelo angosto de los zopilotes, el señor Berbote vislumbró flotando en el cielo del martes el halo de un presagio extraño y se vio a sí mismo, en sueños, chocando con el clérigo espadas de luz. En su visión, el fraile luchaba con una enroscada serpiente violeta de dos cabezas brotada del entrecejo de sus mangas bombachas.

Entre el ahogo desuestrechocorséde buzo -sobre el que bailoteaba el pálpito cardíaco de sus medallitas honorarias­el señor Berbote encontró el retoño de un profundo suspiro de rebeldía que le ahuecó el vozarrón de sus palabras. "Vuestra religión idólatra y

egoísta,fraile" ripostó con su metálico acento el señor Berbote " no tiene comparación con la inocenciaconstructora de las revolu­ciones ... No añadáis la falsedad del engaño a la herejía,y alejaos,que me llaman los problemas verdaderos del hombre,no de la ilusión ... "

"El hombre, Abate" dijo "tiene de­recho a las creencias de su particular individual ida~ siempre que no dañe al cuerpo social a que pertenece. Los hombres creen en dios no porque exista sino porque lo necesitan para llenar su vacío de solidaridad humana ... Ante el infinito de la eternidad algunos en­cuentran a sus semejantes a través de la idea de dios". El Abate abría desproporcionadamente los ojos de la sorpresa.

"Este pobre diablo ... " -señaló el chane, que parecía flotar sobre el va­por calignoso del mediodía- se ahoga en sus vicios pero renace en sus vir­tudes. Dejad lo imaginar que le aguar­da una recompensa en el trasfondo de la muerte, que por esa esperanza en­contrará la verdad de que sólo siendo muchos será uno ... Por eso vuestras rabietas, Abate, están condenadas al martirologio vano, pues sólo son un estallido diminuto de azufre sobre la vorágine polvorosa de un volcán, el de vuestra propia e inútil hecatombe. Dios permita que os sea lo menos dolorosa, Abate ... " y se volvió a contemplar el maíz, que comenzaba a mostrar el candor de sus barbas amarillas sobre la intensidad de la sabana. "¡Niego!", respondió el abate dibu­

jando una cruz sobre el aire celular del beduino "sólo siendo una la fe será uno

llliemoo

el poder de dios". "Vuestro poder eclesiástico, Abate,

queréis decir, no el de dios. No con­fundáis la sotana con el crucifijo".

"La fe mística construye mundos, crea al hombre, da la paz. Somos la nueva luz de la Palabra que revoluciona al hombre". "Vuestra religión idólatra y egoísta,

fraile" ripostó con su metálico acento el señor Berbote ·:no tiene comparación

. con la inocencia constructora de las revoluciones ... No añadáis la fa lsedad del engaño a la herejía, y alejaos, que me llaman los problemas verdaderos del hombre, no de la ilusión ... "

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IITiemoo Suplemento Cultural Octubre 12-92 P.ágina 19

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Entonces se hizo un silencio extenso que el señor Berbote no pudo escuchar por la interfencia del ruido de sus propios pensamientos, hasta que sintió que alguien o algo tocaba repetida­mente sobre su hombro, extrayéndolo lentamente del sumidero ordenado de su reflexión personal: fue retrocedien­do a saltos sobre las primeras conclu­siones, los pensamientos, las hipótesis, la observación, la presunción y la sos-

, pecha súbita, para encontrarse con el rostro desencajado del abate, cenizo más allá de la claridad del viento solar, que miraba espantado cómo e1 chane, desprendido de las últimas amarras

naturales, flotaba sobre los terrones

negros de la siembra y éomenzaba a elevarse encima del vaho caliente de los surcos y eLestupor de las hormigas.

"Le .. . levita" ... tartamudeó asombra­do el fraile, aún descol9rido por la turbación. El señor Berbote recostó la cabeza

del iírabe sobre su hombro y le acarició suavemente las guedejas de crin.

"Es ... el... poder ... de la ... fe ... " ex­clamó el fraile tendiéndose de hinojos

· y alzando los ojos aJ cielo. ''Es el poder de la materia, idiota"

respondió el señor Berbo.te y luego haló hacia sí al chane para desprenderle el pie del agujero, única ligazón que lo sujetaba contra las tentaciones aéreas de la inmortalidad.

Cuando el dedo gordo se separó del . suelo haciendo un plop que desfloronó la tierra, sobre el polvo. quedó untado un medallón ligoso de óleo, como el

UN APORTE CULTURAL DE:

escupitajo-de un monstruo mecánico, que se fue agrandando y esponjando hasta hacerse un pozo de aceite negro que traía desde las entrañas de la tierra el mismo olor a desconsolación que las sandalias de Satanás. "No halaguéis vuestros apetitos oc­

cidentales" dijeron al punto los ancia­nos de Los Operantes, apareciendo súbitamente bajo el espejo del sol. "Eso que brota" señalaron con sus dedos corvos la mancha de aceite "deberá ser bendición, no pestes, lá­grimas y desmanes. Lo que la tierra da que sea para el que la posea ... "

"Sería un desperdicio, un desperdi­cio ... " advirtió el abate tratando de evitar que borraran el hoyo ne&f?._ _ "Fraile" sonno el más JOVen ae los .

viejos "con sólo vislumbrar esta oscura riqueza se os han ensanchado los ca­rrillos como nalgatorio de obispo".

"Más respeto, más respeto" clamaron corrigiendo los ancianos "más respeto para las miserias_ del prójimo, herma-

no" y acariciaron también clJos~ ooino l quien tienta al mar, lascrinesdelchane! dormido. Sobre el frío de la cordillera ' de los guerrilleros se agazapaba la . sombra entre los boscajes húmedos olorosos a piel de tigre.

"Es pecado renunciar a los dones que otorga el Señor" argumentó el abate "y más si con esas riquezas se podría levantar fastuosos edificios, y parques

1

de quioscos floridos, y fuentes y cal­zadas y hermosas catedrales, capillas, templos, adoratorios, santuarios, igle­sias a todos los santos v basflicas. ¡magnificentes y rosadas basflicas ae terribles celos parroquiales que atraerían a los peregrinos de toda

la cristiandad!" "Abate, os estáis orinando fuera del

huacal" protestó con un tembloroso regusto a saJen la boca el señor Berbote. Entonces el árabe pareció comenzar

a salir, dando voluminosos aletazos de ciego, de entre la tiniebla pastosa de la telaraña de los sueños. Inquieto se re­volcó sobre la arena.

"¡Buran! ¡Buran!", tartamudeó aca­riciándose sinuosamente el cuerpo "¡Buran, mujer del Califa al-Ma'mun, bella de los pechos de miel, ,&uran de las piernas de luna!, donde se aposenta enciende las sedas y los corpiños de

.:escamas de oro" musitó ~~¡Palomar de . aJas inquietas, entre sus muslos respira el aroma del mundo y su respiración no tiene paz!"

"La fe errada, el erotismo desboca­do ... " susurraron los ancianos chu­pando sus pipas cortas "y vos de qué os doleís, señor Berbote':· preguntaron.

"Mi pecado es la soberbia del cono­cimiento" respondió el alemán "la vanidad de la sabiduría ... He arribado aquí prometiéndome extraeros de la ignorancia y habéis revelado la mía.

·sóiOei hoinbie que sabela converueñ=­cia de su pueblo e8 sabio, no el que acutnuJa tesoros... Hacéis bien, y guardad vuestros oros y vuestras ·ri­quezas sin envilecerlos hasta que estéis · preparados para disfrutarlos sin suje­ción. .. " "En verdad que hacéis presunción de

vuestra fe en la ciencia y de vuestra vanidad" advirtió el más joven de los viejos "ya ~os estáis dando consejos de nuevo ... "Mea culpa, pues ... " refunfuñó el

señor Berbote, avergonzado. "¡Kyrié eeé é!", interrumpió el abate

canturreando musarafias sobre. el pozo de aceite, aguando los pases mágicos de su oficio en el aire de su desvarío místico, alrededor del agujero donde la tierra se empapaba con el óleo. Entonces los ancianos sonrieron

socarronaménte desde su primitiva sencillez, más acá de las malicias de la petulancia, viendo aJ abate. Y sólo se les cortó la risa cuando un viento he­lado cruzado por un aullido de coyote anunció el atardecer. Sobre la cordillera se encendían las fogatas de los gue­rrilleros.

(Del libro inédito: Historias de Los ~rantes)

fmiUltl, l'omatc, l.)·,·opa .IICIIIII t 'rulmtum.

LA UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE HONDURAS

Page 20: Rosa de los Vientos nr3

Pági-na , 20 Octubre 12-92

LA

L os pueblos europeos habían creado una base económica dependiente de los metales y las especias y éstos eran

_difíciles de conseguir. El clavo, la pimienta, la canela,

la nuez moscada, el jenjibre y la sal eran artículos utilizados para conser­var las carnes, pero la .distancia que había para ir a buscarlos hacía subirlos precios. El oro y las especias motivaron a

Colón y a los Reyes de España a aso­ciarse para organizar 1a empresa de exploración que buscaría una ruta más corta hacia el Asía navegando hacia el Oeste. Sólo después que se previeron las posibilidades de lucro del negocio, fue q\le la Reina Isabel convino con Colón sobre la expedición.

El descubrimiento de América llegó por accidente y ni Colón ni Pinzón encontraron ni la India, ni el oro ni las especias buscadas. Pero habían pene­trado a un nuevo mundo y virgen como estaba; las tierras descubiertas podrían figurar en una empresa, factoría o co­lonia de explotación. De esa suerte las Indias españolas se convirtieron en proveedoras a España, no solamente de oro y plata, sino también de mer­cancías diversas. En el conjunto de los tesoros y de las mercancías, su impor­tancia estadística se calcula, en el pe­ríodo 1555a 1560, enelvalorconjunto de ellas y del oro y de la plata, en un 14 por ciento, que para la Casa de Con­tratación de Sevilla era mucho decir.

Luis Mariñas Otero (1) describe en. Honduras tres períodos de exportación, la edad de los metales, del cuero y del banano9 pero debe agregarse el período de las plantas medicinales, por la in­cidencia que estos productos tuvieron en el valor monetario y en las cantidades remitidas a España.

Si el oro y la plata maravillaron a los conquistadores españoles, porque los encontraron en abundancia en Hon­duras, también las plantas medicinales representaron un renglón de impor­tancia. Gonzalo Femández de Ovie.do (2) escribe que en Honduras "hay unos árboles que en ninguna otra tierra de Indias (excepto en México) no se han hallado, que los cristianos llaman liquidámbar y es buena cosa, en espe­cial para sahumerios y para el mal de la madre, puesto en el ombligo de la mujer; es de muy gentil olor y medicinal y se lleva a Castilla por mercadería para diversos efectos".

A su arribo· a Trujillo, los primeros pobladores españoles tenían vida an­cha y encontraron o cultivaron los productos de mayor demanda en Es­paña; a Honduras la describían como tierra muy. sana y fructífera, de muy

Suplemento Cultural 117iemoo

ZARZAPARRILLA Rafael Leiva Vivas

..... ..... . .. .. ~ -.

buenos aires y aguas, de mucha montería y grandes pesquerías. Decían que no había vecino que no tuviese en su casa, un huerto con todos los frutos d~ Castilla, los cuales se daban·muy b1e~, como naranjas, cidras, limones agnos, dulces, granadas, higueras, melones y uvas. El d~scubrimiento, la conquista y la

coloma fueron hechos económicos manifestaciones mercantiles de Espa~ ña. Los nuevos territorios bajo su do­mini_o eran objeto de una empresa suplidora de productos que España y el resto de Europa necesitaban para mantener su sistema económico. Lo que pedía Europa en aquella época eran especias y éstas las encontraron en América.

De todos los productos de exportación se destacaban los tintóreos, como el añil; los alimenticios, como el azúcar y la canela; las maderas preciosas, como el ébano y el cedro; los cueros vacunos y los artículos medicinales como la zarzaparrilla, calzafracia, palo de

China, jenjibre, cañafístola y liquidámbar. La mayoría de los productos medi­

cinales alcanzaron gran popularidad en Europa, se-utilizaban contra la sífilis, como depuradores de la sangre,para los dolores de estómago, para la gota, como purgantes y provenían especial­mente de Honduras, México y las Antil)as. La zarzaparrilla (smilax médica)

apenas se emplea en estos días, pero en el siglo XVI y XVII se utilizaba como depurador de la sangre y contra la sífilis. En. el reinado de Felipe ll (el Prudente, rey de España, 1527-1598, monatca enérgico, perseverante y há­bil diplomático; en su reinado flore­cieron las artes y las letras, y también las guerras) era muy cotizada y se prefería la de Honduras. El mismo Felipe lila utilizaba; cuando en 1569 se le envía zarzaparrilla desde Sevilla, se le remite de la de Honduras, porque era de mejor calidad. Los súbditos del rey se la remitían para que se le quitase el dolor que sentía en las piernas, y parece que le fue efectiva la planta, pues siempre pedía con preferencia de la de Honduras (3).

FICHAS (1) "Honduras", Ediciones Cultura­

les Hispánicas, Madrid 1963. (2) "Historia General y Natural de

Indias", Ediciones Atlas, Madrid, 1959. (3) Ortega de Melgalosa a S.M., Ar­

chivo General de Simancas, Sevilla, legajo 97. .

( 4) Archivo General de Indias, sección Indice Geneal, legajo 1 ,803.

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El Mestizaje en la Lengua

Roberto Reyes Mazzoni

U n acontecimiento como el encuentro de dos mundos no podía menos que tener un efecto enriquecedor de la Lengua de Los pueblos que repentinamente que-

daron frente a frente. Por una parte, en algunos idiomas indígenas surgió pronto una palabra nueva, que primero denotó la sorpresa, y después el terror que les causó un teiTible animal de cuatro patas procedente del viejo mun­do. Como no existía nombre para este ser en las lenguas propias, para llamar­lo utilizaron el que le daban los espa­ñoles; cambiando su pronunciación li­geramente: el "cawayo". Se trató de un préstamo lingüístico, de una palabra tomada de otro idioma. Por la otra parte, nuestra lengua espa­

ñola, en rigor ca rellana, sufrió tam­bién el efecto fecundo y enriquecedor del mestizaje con muchas palabras provenientes de las lengua indígenas de este hemisferio.

Todo empezó con el Almirante, don Cristóbal Colón, que llevaba un diario de su recorrido. Al hacerlo, generó nuevos significados para palabras que ya existían; por ejemplo, a los nativos les llamó"indios", porcreerqueestaba cerca de la India asiática. La palabra no era nueva, pero adquirió un nuevo significado debido al encuentro de los dos mundos.

De esta manera, no sólo se amplió la semántica de muchas palabras, sino que se tomaron prestadas voces de los idiomas nativos para designar a la nue­va realidad, a la nueva flora y fauna y a las nuevas sociedades, incapaces de ser descritas por la sola experiencia ibérica. Fue así como se expandió el español y dejó de ser un idioma me­ramente europeo. Traspasó océanos y montañas, mentes y tiempos, para convertirse en una lengua que cubrió todas las longitudes, sin reposo y en continua evolución es precisamente la que le ha dado mayor esplendor, al ser pulido por el uso diario de pueblos vivos que lo maman en la leche ma­terna.

Sin embargo, el cambio no fue repen­tino, no se plasmó en un instante. Pri­mero se tenía que sentir la fa.lta de palabras para narrar algo ignoto y ma­ravilloso a los ojos del navegante. Colón recurrió a largos párrafos para

describir las cosas y seres desconoci­dos que encontraba, lo indígena, lo que princió el proceso de mestizaje lingüístico aún antes de que se iniciara

UN APORTE CULTURAL. DE

1 1

.· . . ~ .,. . ....

el mestizaje físico. Ya el jueves 13 de octubre, un día

después del desembarco, el lenguaje le resultó insuficiente. Podemos sentir

esforzarse a su pluma cuando escribió en su diario lo siguiente: ·'Ellos vinie­ron a la nao co~1 almadías, que son hechas del pie de un árbol, como un

barco, luengo, y todo de un pedazo, y labrado muy a maravilla, según la tierra, y grandes en que en algunas venían 40 o 45 hombres, y otras más pequeñas ... Remaban con una pala como de fomero, y anda a maravilla ... ". Pocos meses después resumía todo el párrafo anterior en la palabra taína canoa, que es precisamente el primer americanismo que ese mismo año de 1493 incluiría Nebrija en su dicciona­rio. Con ese breve vocablo se evocará de ahí en adelante esta peculiar em­barcación americana.

Don Hemando Colón, en la biografía de su padre ya la usa y escribe: "los indios le siguieron ... unos nadando y otros en sus barquillas o canoas".

La palabra que usó primero Colón para referirse a ella, Almadía, era a su vez derivada del árabe Al-ma-diya y

aunque le haya incorporado al espaiíoJ siglos ~ntes del viaje colombino, hoy día es mucho menos utilizada, al grado de que el Diccionario de la Real Academia la define como "especie de canoa usada en la India". En cambio, el significado de la palabra taína, que originalmente se aplkaba sólo a em­b¡¡rcaciones hechas en un tronco de árbol ahuecado con proa y popa iguales y sin quilla, ha cambiado y se amplió en el curso de estos 500 años. Por una ironía del destino, una de las acep­ciones de canoa que presenta el Dic­cionario de la Real Academia es ahora un americanismo: "4. Amer. Canal de madera u otra materia para conducir el agua".

El lunes 15 de octubre Colón se en­contró nuevamente con la dific,;ultad de presentar a los europeos las mara­villas desconocidas de las nuevas tie­rras. Al navegar entre dos islas, Don Cristóbal se encuentra con una "almadía" en que viajaba un viejo procedente de San Salvador o Guanahaní, que sin duda se había adelantado para llevar la noticia del arribo de hombres extraños a las de­más islas. Por segunda ocasión surge la dificultad de la descripción, lo que llevaría a la postre a tomar"prestadas" del taíno nuevas palabras. Escribe: "y traía ... unas hojas secas que debe ser cosa muy apreciada entre ellos, porque ya me trujeron en San Salvador dellas en presente ... ". Prosigue más adelan-

el banco ele nuestra gente

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Página 22 Octubre 12-92

. te, ya en Cuba, el martes 6 de no­viembre: "Hallaron ... mucha gente ... con un tizón en la mano, yerbas para tomar sus sahumerios que acostum­braban;" Todavía en sus tiempos el Padre Las

Casas, al relatar este episodio, nos dice: "los hombres con un tizón en las manos y ciertas yerbas para tomar sus sahumerios, que son unas yerbas se­cas metidas en una cierta hoja seca también, a manera de mosquete hecho de papel... estos mosquetes, o como los llamaremos, llaman ellos tabacos". La complicada descripción casi medio siglo después del viajede Colón indica que aún no se popularizaba la cos­tumbre de fumar, aunque muchos de los conquistadores ya habían sido conquistados por ella.

No podía faltar la referencia a las "casas" y "camas" de los indígenas. El 17 de octubre Colón bajó a tierra y entró en algunas "casas" que describe y resultan ser bohíos. (R.A.: Cabaña de América, hecha de madera y ramas, cañas o pajas y sin más respiradero que la puerta); en ellas vio "sus camas y paramentos de cosas que son como redes de algodón". Se refiere a las hamacas. Don Hernando, años des­pués, no usa la palabra taína y se limita a narrar que: "Eran sus lechos como una red colgada, en forma de honda, en medio de la cual se acuestan, y atan los cabos a dos postes de sus casas".

Tampoco podían fa! tar los monstruos ¿Cómo llamarlos?: El domingo 21 de octubre, don Cristóbal escribe en su diario: "Andando así en cerco de una destas lagunas vide un sierpe, la cual matamos y traigo el cuero a vuestas Altezas. Ella como nos vido, se echó en la laguna, y nos le seguimos dentro, porque no era muy fondo, fasta que con lanzas la matamos". Las Casas en su transcripción opina que "Yuana debió ser ésta". Don Hernando hace unalarguísirnadescripción del animal que "una vez quitadas aquella piel horrible y las escamas de que está cubierta, tiene la carne muy blanca y de suavísimo y grato gusto; los indios la llamaban iguana". El español ad­quiría una nueva palabra y la humilde iguana quedaba presentaba ante el público europeo.

Las interminables descripciones de

Suplemento Cultural ;e~ de- ~ 11~

todo lo nuevo demuestran que el len­guaje, como era, no bastaba. Por sólo citar .algunos de los casos que enfrentó Colón mencionaremos la yuca, los frijoles, los caciques (palabra que sí usa en su diario), las nuevas plantas y los increíbles paisajes de un trópico de aguerridos colores y prístina presencia. Era evidente la necesidad de que el idioma absorbiera nuevos vocablos que facilitaran la narración.

Pero el proceso de mestizaje por el que el español, lengua de por sí mes­tiza, deja de pertenecer exclusivamente al viejo mundo y se convierte en nuestra herencia común fue largo y lento. Se inicia, eso sí, en el mismo momento en que el europeo y el indígena se con~ templan uno al otro y carecen de pa­labras para describir lo que ven, com­batientes de hierro y combatientes de obsidiana y pedernal, seguidores de la cruz y seguidores del Agua y del Sol. La fusión de voces e ideas iria a la par de la mezcla de las dos sangres, cul­minando con la formación de los nuevos pueblos hispano-americanos, ni europeos ni indígenas y a la vez europeos e indígenas; con lo mejor de ambos, según afirmaba el Maestro Vasconcelos.

El enriquecimiento del español con nuevas palabras continuó durante toda la época colonial, reflejando nuestro modo de vida. Los platillos criollos preparados con los nuevos vegetales y condimentados con variados chilmoles, todo acompañado de la deliciosa tor­tilla, o pan de maíz como le llamaron los cronistas, generaron también un abundante léxico. Las variaciones en la entonación, en el uso de las palabras, en los arcaísmos, muestran también la variación del substrato indígena en las diversas regiones de este inmenso continente. Siendo uno, somos plura­les a la vez, y en esa pluralidad y diferencia estriban la fuerza y la de- · bilidad de la Hispanoamérica actual.

Nuestro idioma sigue vivo y al evo­lucionar conforme a los tiempos, es primordialmente· lazo de unión y de comprensión. No rehuye las palabras novedosas de los idiomas en que se generan las nuevas tecnologías y en que las vanguardias de la ciencia se manifiestan apoyadas por poderosas economías, pero a la vez está influ­yendo en esos lenguajes. Cubre con su aliento vivificador nuestros pueblos y contribuye poderosamente a mantener los lazos de unión cuando lo oímos en la televisión y la radio, o lo leemos en Jos periódicos y los libros de cada uno de nuestros países.

Por él sabemos que tenemos un pasado común, y lo que es más import~¡mte, que estamos llamados a compartir el futuro. Somos sociedades con grandes humanistas e ideólogos sociales que plasmaron sus propuestas en español, anteponiendo las ideas al interés ma­terial. Porque más que la materia, es el espíritu el que nos deberá guiar en el futuro frente a las sociedades del consumo masificado y en el materia­lismo ilimitado. Quizás en el nuevo Milenio nos toque a nosotros en nuestra lengua española defender la primacía del espíritu del hombre, del espíritu social, porque tenemos raíces en todo el género humano. Por tal razón creo pertinente antes de terminar estas breves líneas citar la frase que sustenta el escudo de una de las más antiguas universidades hispanoamericanas, cuyo lema dice:

"Por mi raza hablará el espíritu". Porque todos tenemos que aportar el

mejor esfuerzo para hacer realidad la esperanza de que nuestros pueblos, unidos entre muchas otras cosas por el idioma, serán depositarios del espíritu que deberá orientar al mundo hacia un

futuro mejor y más humano.

Tegucigalpa D.C. 16 de septiembre de 1992.

llliemoo

"vinieron a la nave con almadías, que son hechas del pie de un árbol, como barco luengo, y todo de un pedazo ... remaban con una pala como de fomero, y anda a maravilla". Gra­bado tomado de la obra Historia del Nuevo Mundo. de Girolano Benzoni, 1572.

Los europeos se encontraron con el maíz por primera vez en las antillas. Este grabado que muestra una mazorca de maíz se publicó en la obra de Ramusio. Viaje y navegación. 1556.

Colón vio "sus camas y paramentos de cosas que son como redes de· algo­dón'\ .Su hijo, don Fernando Colón escribió: Eran sus lechos como una red colgada, en forma de honda, en medio de la cual se acuestan, y atan los cabos a dos. postes de sus casas. "En la obra de Benzoni se incluyeron grabados de hamacas.

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llliemDo Suplemento Cultural ;eCJ44 de t&t ttp~ 1

Octubre 12-92 Página 23

Anotaciones para una Wstorla de la encomienda en el S. XVII de Honduras

E Olga Joya

1 concepto de Enco­mienda en la historia de América es la clave para poder entender la per­durabilidad del sistema

de detentación de riqueza y las distin­tas formas que de ella se originaron para obtenerla. La encomienda se en­tiende como una concesión de indíge­nas que trabajan y tributan a un señor (el encomendero), a cuyo cargo y res­ponsa bit idad se entrega su cristianización. El encomendero es el arrendatario de una encomienda, la cual podía reportar sobre todo trabajo para la explotación de la tierra en sus dos formas tradicionales: agrícola y minera, y pago de tributos. Paralela­mente a esto se desarrollaron otro tipo de trabajos que iban desde la servi­dumbre, que conlleva una amplia gama de tareas desarrolladas en la casa del encomendero, hasta la utilización del indio como bestia de carga, ya fuese por su propio encomendero o en cali­dad de fuerza de trabajo alquilada. La Encomienda tuvo dos motivacio­nes básicas: la necesidad inmediata de organizar la sociedad colonial, que implicaba la creación de las institucio­nes de las riquezas, una de las cuales era el indio. Mediante esta institución se organizó la explotación agrícola y minera de los nuevos territorios descu­biertos. La segunda motivación, que va íntimamente ligada a la primera, fue la conquista ideológica y espiritual del indio. Sin ésta, difícilmente logra­ría la Corona Española el sometimiento total al vasallaje cristiano al que aspi­raba una vez ganada la contienda mili­tar. La conquista de América tuvo tres fases: la militar, la económica y la ideológica. (1)

La Conquista Militar:

En esta el indígena se ve abrumado por una superioridad tecnológica-militar aunada a un dominio de la realidad tan diferente que termina siendo derrota­do, pese a su disposición para defender sus territorios y a su superioridad nu­mérica. Lo anterior lo explica Martínez Peláez (2) , así: ' .. la superioridad de desaiTollo tecnológico de un pueblo conlleva una superioridad intelectual que opera: en las más variadas situacio­nes ... -y añade- la superioridad cultu­ral en el sentido pleno del concepto de cultura (que implica) disponibilidad de más recursos materiales e intelec­tuales que significan mayor dominio de la realidad". Esta primera fase bé­lica de la conquista marcó el paso y los caracteres de la segunda, de la "ver­dadera conquista" como dice Martínez Peláez.

La Conquista Económica:

Esta remite a la apropiación de los

l':sr¡J/(J/IUL rltt JLII!t rhinamfill.

territorios de los indígenas y el cambio en sus formas de trabajo y producción, pues quedan sometidos a un régimen deesclavitud y servidumbre. El despo­jo de las tierras implicó: su expropia­ción y apropiación para usufructo de los conquistadores y colonos; admi­nistración de las de los indios en el sentido señalada por la reducción, cir­cunscritas a determinados espacios te­rritoria les, cuya producción queda controlada irremediablemente. Los españoles trataron de mantener ciertos elementos de la estructura de poder propia de las naciones indíge­nas, como la figura del Cacique y el núcleo de la nobleza, que representa-

ban las figuras de mando de los aborí­genes. Con ello se afianza su poder ya que los beneficios otorgados a este grupo redundaron en un mayor control de sus pueblos. La nobleza indígena gozaba, entre otras prerrogativas, de tierras y de la conservación de la servi­dumbre obtenida anteriormente. Pero la explotación de las tierras del indio tenía un doble propósito: cultivos para su propio sostenimiento (sementeras) y aquellas destinadas a mantener a la iglesia y a producir los tributos corres­pondientes a la Coron.a y a los encomenderos. Paralelamente al con­trol interno ejercido por la nobleza indígena, existía también el control

GRACiAS AL GENTil pATROCiNiO dE:

directo del Estado español a través de la iglesia, verdadera garante de los intereses de la Cor6na. Esta ejerció además un papel vigilante sobre la integridad física y espiritual del indio dada las situaciones límites a que ori­llaban los encomenderos a esta pobla­ción. Una tercera figura aparece ínti­mamente ligada al encomendero y es la del Calpisque. EL Calpisque estaba encargado de recoger los tributos del encomendero y, además, hacía las ve­ces de policía entre los indios. De la crueldad desatada por este personaje ha quedado constancia en numerosos informes de la iglesia a la Corona. Generalmente eran utilizados los negos para desempeñar este trabajo, aunque en ocasiones lo hacían blancos, pero los religiosos no lo recomendaban pues, según decían, eran aún más crueles. que los negros. A cargo de las reduc­ciones estaban los Corregidores, cargo ostentado generalmente por criollos ricos que podían comprarlo. Estos eran nombrados por la Corona o por los Presidentes. Se encargaban de controlar la pobla­ción, cobrar los tributos y vigilar la producciQn. Sus alizanas con los encomenderos y el poder que tenían sobre los Alcaldes indígenas les dio un carácter despótico y depredador. Las formas de trabajo eran de una esclavi­tud que si no era formal sí era real, y que quedaban ahora institucionalizadas en el repartimiento.

La Conquista Ideológica y Espiritual:

Constituye el fenómeno más signifi­cativo y la empresa de mayores pro­porciones en cuya virtud los religiosos se entregaron a una intensa labor evangelizadora, que tuvo como resul­tado vencer la idiosincracia del indio, hacer que su espíritu y el de sus dioses sucumbiera ante uno nuevo, descono­cido, explotador, diferente racial mente, inclemente a sus sufrimientos: El Dios de Jos conquistadores. La encomienda fue la institución que sintetizó esta triple función: sometimiento físico (esclavitud fáctica y servidumbre forzada), sometimiento económico (trabajo forzado y tributación) y sometimiento ideológi­co y espiritual (proceso de cristianización e ideologización). Cuando se encomendaba los indios, el encomendero estaba obligado a cris­tianizados y a financiar todos Jos gas­tos que ello pudiera conllevar. Sin em­bargo, en el caso de Honduras, se in­tentó constantemente eludir tales gas­tos, recayendo su peso sobre los pro­pios indios, quienes debieron aportar al sometimiento de los evangelizadores. La Encomienda sufrió dos etapas fun­damentales históricamente: el período antillano y el continental. Ya al inaugurarse la etapa continental la en­comienda será objeto de

cuestionamientos en amplios debates, que dará como resultado algunas mo­dificaciones de tipo legislativo que, muchas veces, no pasarán de ser mera­mente formales. Este primer período se caracteriza, ini­cialmente, por el surgimiento de la primera imposición a los indios: el tributo para el Rey, los servicios agrí­colas y mineros en favor de los españo­les. Al momento de crearse la Encomienda aparecen también el repartimiento y la reducción, mediante los cuales se su­plían las necesidades de mano de obra para las labores agrícolas y mineras de los colonos y la Corona, y se reconcentraba la población para su mejor administración. Silvia Zavala (3), señala que el repartimiento "jurí­dicamente se caracteriza por ser un sistema de trabajo forzoso, sin contra­to de asalariado". Paralelamente exis­tían también indios que legalmente eran esclavos, carentes de todo derecho y desprovistos de bienes. Esto hace más contrastante el principio de libertad del indio repartido, que según dice S. Zavala " .. no dejaba de ser hasta cierto punto formal, po_rque unos y otros in­dios se consumían en los mismos tra­bajos". La primera encomienda fue frecuentemente llamada repartimiento en una tendencia a fundir o confundir ambas instituciones tan similares e inevitablemente ligadas. (4). Otra gran polémica alrededor de las encomiendas fue la referida al tiempo de su duración. Inicialmente se conce­dieron hasta en cuatro vidas, extremo que, dados los inconvenientes econó­micos y ético-morales, fue siendo co­rregido paulatinamente según las ne­cesidades. Dado que la ley no lo per­mitía, se fueron haciendo "arreglos" que dieron en llamarse, "composicio­nes". La composición consistía en un arreglo entre el encomendero y la co­rona por medio del cual esta última recibía una gratificación' para compo­ner una situación ilegal, tolerándola a cambio de una suma determinada. (5) En términos generales, el mayor obs­táculo que encontraron estas institu­ciones indianas .!ue la permanente in-

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compatibilidad entre su funciona­miento y la condición legal de libre que había sido otorgada al indio; pese al descomunal esfuerzo desarrollado por juristas, teólogos y la Corona espa­ñola, jamás se logró reconciliar seme­jante contrasentido. Hasta aquí hemos tratado de ver, a grandes rasgos, los principios básicos sobre los que se levantó el sistema de encomiendas. Pero éste no logra apre­ciarse en.toda su magnitud si no habla­mos de su relación con el nuevo repartimiento. Por repartimiento en­tenderemos: "Sistema de trabajo indígena por re­clutamiento, rotativo y con cuotas; también obligaba a los indígenas y a otros de las clases pobres a vender y comprar" (6). Siendo el repartimiento el régimen de trabajo del indio com­prendemos que el mismo no puede verse desvinculado de la encomienda: ambos se complementaban en el pro­ceso de explotación de la mano de obra indígena. Mediante éste, el indio esta­ba obligado a trabajar por una semana al mes en las tierras del encomendero, regresando después a sus casas a traba­jar en sus sementeras y en la produc­ción de tributos. Pese a ello los religio­sos a menudo se quejaban en Hondu­ras de que los encomenderos los rete­nían por más tiempo del debido, con los inconvenientes de que, una vez vueltos a sus pueblos, sus cultivos quedaban perdidos. Por otro lado tam­bién se quejaban de que ello iba en desmedro de la salud de los indios, cuando no les provocaba la muerte. Los encomenderos procuraban, pese a las prohibiciones, tener sus tierras lo más cercanas posible a sus pueblos encomendados, por que eso facilitaba la disposición y aprovechamiento de los indios. (7)

La nueva encomienda llevó al naci­miento del nuevo repartimiento, am­bos comprendidos en las Leyes Nue­vas. Dentro de esta trama administrativa, y complementando el sistema, existía también la Reducción que circunscribía a los indios "a pueblos regidos por un administrador español y por un cape­llán ... ". (8) El administrador representaba al rey, impartían justicia, velaban por el or­den Qt;..la reducción y que los indios cumplieran con las cosas del rey. El capellán debía enseñar a los indio·s a

cumplir con el pago del diezmo a la iglesia y los tributos al rey. La reduc­ción fue una medida de mucha impor­tancia en tanto vino aparejada con la prohibición de la esclavitud, que marca los primeros cincuenta años del siglo XVI. Con ellá se intentaba reconcentrar toda la población que se mantenía dispersa en los montes, y organizarla bajo un régimen municipal. El esfuerzo fue muy grande dado qu.e las expe­riencias de los indígenas habían sido un cúmulo de traiciones cuando, con­vencidos por los misioneros, se avenían al estado policía, labor que posterior­mente era desbaratada porl os espa­ñoles. En la parte norte de Honduras los intentos hechos por los sacerdotes y soldados fueron innumerables ya que las experiencias se acumulaban y los indios (jicaques fundamentalmen­te) volvían a adentrarse en los montes. La reducción representó un alivio para el indio en tanto trajo aparejada la desaparición de la esclavitud, pero todos los buenos propósitos legislati­vos de la Corona y de los religiosos fracasaron ante la realidad de los he­chos. Al estar los indios reducidos en pueblos se suponía que se les libraba del trabajo forzado y quede hacerse tal prestación de servicios, debía ser re­munerado como mandaba la ley. To­das las disposiciones originales de la reducción fueron desvirtuadas una tras otra hasta que pierde incluso su forma cuando en 1601, por medio de Cédula Real, se ordena crear pueblos de indios en las cercanías de las haciendas que los necesiten. (9) Así pues, encomienda, tributo y repartimiento estaban íntimamente li­gados y se complementaban unos a otros en el proceso administrativo de dominación. Además del tributo, los indios pade­cían las Cargas, las cuales podían ser ordinarias y extraordinarias. Las ordi­narias incluían las de tipo religioso (prestaciones para el sostenimiento del culto y del clero) y las de tipo civil (prestaciones para caciques, goberna­dores, alcaldes y otros oficiales indí­genas, y para las cajas de comunidad). Las extraordinarias eran prestaciones para la construcción de iglesias, obras públicas y para necesidades colectivas y transitorias (pleitos, gestiones de in­tereses comunes, etc.). (10) El tributo y los otros tipos de cargas eran la constancia del vasallaje de los indios al rey, por tanto, la constancia de su libertad. La realidad es que si analizamos en términos de forma su situación veremos que con ello se in­tenta reproducir, en apariencia, las re-laciones sociales de progucción de la sociedad feudal de la Península. Las condiciones socio-históricas en que se produce tal vasallaje no permite tras~a-

dar arbitrariamente esquemas de do­minación que no encajan ni surgen de su especificidad histórica.

La Encomienda y la Fundación de Ciudades en Honduras.

Una vez que la provincia fue pacifica­da comenzó a plantearse la coloniza­ción efectiva de la misma. Hasta ese momento se habían hecho incursiones al territorio hondureño con fines de dominación, para obtener indios para el tráfico de esclavos, etc., y en éstas se hacían algunas fundaciones de pobla­dos cuya característica, en general, era su extrema inestabilidad. Incluso ciu­dades que después adquieren carácter de permanentes, en su etapa inicial de fundación mantenían una población irregular, además de raquítica. Una de· las poblaciones que mantuvo carácter de permanente en el período inicial de fundaciones fue el puerto de Truxillo. Era el principal puerto de entrada y salida de mercancías y, además, sede de la gobernación así como del obispado. Pese a ello fue objeto de constantes agresiones por parte de pi­ratas ingleses y franceses que solían tomar la ciudad para saquearla, con lo cual sus vecinos la abandonaban por espacios cortos de tiempo. Las frecuentes incursiones piratas, so­bre todo ingleses, generaron en la zona otra actividad paralela que era la del comercio ilícito, actividad que la acompañará a lo largo del período co­lonial. El resto de ciudades se estabilizaron una vez vencida la resistencia indíge­na y superado el problema del dominio de la provincia por parte de los con­quistadores. . Las razones mencionadas anterior­mente sin duda influyeron negativa­mente en la estabilidad de las funda­ciones, pero existía otro factor aún más determinante: la existencia real de poblados vinculados a la encomienda. Esta era la consecuencia del desorden político general, y causa a la vez del carácter inestable de las fundaciones hechas. En el momento en que Monte jo comienza a hacer encomiendas bajo las características de pacificación de la población, circunscripción de los in­dios a un territorio, concesión de la encomienda a un encomendero colono permanente, etc., es cuando se asien­tan bases más reales del proceso de colonización y de una dominación de­finitiva sobre el territorio. Las comiendas anteriores no guardaban el mínimo de requisitos de estabilidad en tanto los encomendados eran pobla­ción dispersa, no sometida a régimen de policía por los españoles, sino que se mantenían huídos en las montañas, refugio donde no podía disponerse de ellos a no ser por la fuerza y después de

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azarosa incursión. Esta tónica es la predominante en las encomiendas he­chas por don Pedro de Alvarado, de ahí que compartamos el criterio de Chamberlain respecto a que el gran conquistador del territorio, en térmi­nos de pacificación y asentamiento de las instituciones, fue obra de Francisco de Montejo. (11) Las fundaciones fueron hechas en lu­gares cercanos a los centros de más densa población indígena, a fin de po­der disponer de ella para el laboreo de tierras y posteriormente de los minera­les. El poblamiento de Honduras fue difícil y bastante lento por muchas

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razones, entre las que podríamos seña­lare! hecho de ser una provincia de una gran pobreza en términos comparati­vos. Cuando se habla de ella hay que referirse necesariamente a la pobreza de población, renglón importante de la riqueza de aquellas provincias; a la facilidad de disposición del metal pre­cioso, del cual (sabemos por testimo­nios de la época) los españoles no encontraron muestras en la vida coti­diana ni en las ceremonias religiosas de los indígenas, lo cual significaba que, de existir; había que arrancárselo · a la tierra. Otras razones eran internas al desarrollo de la vida de las ciudades, como los ataques a las mismas, falta de presteza de los pobladores en la defen­sa de éstas, ineficacia de las autorida­des locales en su administración y so­siego, etc. Otro factor importante era la existencia de encomenderos que te­nían sus indios encomendados en Honduras y, sin embargo, residían en otros lugares del reino, generalmente en Santiago de Guatemala, donde se aglutinaban ricos hacendados posee­dores de las mejores encomiendas del reino. Esta situación provocaba el empobrecimiento de otros colonos que, a pesar de estar residiendo en la pro­vincia de Honduras, no gozaban del beneficio de las encomiendas. En el año 1564 el Rey emitía las orde­nanzas con respecto a la ciudad de Gracias a Dios que podían perfecta­mente ser válidas para cualquier ciu­dad de la provincia. Estas ordenanzas trataban de regular y asegurar _un poblamiento permanente que vendría, además, a garantizar un mayor y mejor control sobre la población aborigen repartida y encomendada. Las dos pri­meras ordenanzas señalaban: l.- Que todos los vecinos que tengan indios en repartimiento, tengan siem­pre listos armas y caballos en su casa para lo que se ofreciese so pena de 1 O pesos oro de multa. 2.- Por cuanto que muchos vecinos tienen indios de repartimiento ahí y no tienen casa ni pueblan como es obliga­do se ordena que lo hagan en los próxi­mos 6 meses so pena de 25 pesos oro. (12) Las ordenanzas del rey incluían dispo­siciones sobre construcciones, ventas de víveres y todas aquellas regulacio­nes propias de una ciudad colonial. Para el momento en que se dan tales disposiciones, la ciudad de Gracias estaba ya despoblándose. En tanto Comayagua ya aparecía desde 1550 como el centro poblacional más gran­de y próspero. Para el año de 154 7las ciudades espa­ñolas más grandes eran seis: Trujillo, Puerto Caballos, San Pedro, Gracias a Dios, Comayagua, San Jorge de Olancho; las cuales tenían entre 25 y 30 vecinos, a excepción de Trujillo · que tenía 50. La Corona concedió una gran cantidad de beneficios a las per­sonas que pasaron a aquellas tierras, con el ánimo de afianzar su coloniza­ción y de que se descubrieran y pobla­ran nuevos territorios de la provincia aún inexplorados, como era el caso de cabo Camarón y la Taguzgalpa: ayu­das de costa, concesión de tierras, en­comiendas, dispensas de gravámenes aduaneros en su paso a América, etc. Un obstáculo para el mantenimiento de una población estable en las ciuda­des fundadas lo constituían aquellas encomiendas que eran otorgadas a pe-

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sar de que, sus detentares no residían en los lugares donde estaban ubicadas, ni en la localidad ni en la provincia. Otros casos, y generalmente ligados a esta situación anteriormente descrita, era el desplazamiento de los indios encomendados a otra provincia por tempQradas, generalmente a la provin­cia en que residían los poseedores de tal encomie!Jda. En 1547 el Rey escribe al Presidente y Oidores de la Audien­cia y Cancillería Real de los Confmes, señalando la prohibición existente de que se alquilasen los indios, tanto los

que estaban en cabeza del Rey como los que estaban encomendados en per­sonas particulares " ... por el gran peli­gro que en la vida salud y conservación de ellos se sigue e agora somos ynformados que... los mios oficiales de esa provincia de Guatimal·a an al­quilado un pueblo de Y odios ... y que lo mismo hacen personas particulares ... " (13). Situaciones como ésta se suce­dían en la provincia de Honduras en desmedro de la población indígena y del gobierno de las ciudades. Lo ante­rior iba orillando la situción económi-

ca de otros colonos, carentes por com­pleto de acceso a mano de obra indígena que les permitiera desarrollar sus economías. En el año de 1537 se emite una orde­nanza real que señalaba la convenien­cia de que todos los caciques e indios que el Adelantado don Pedro de Al varado había encomendado y repar­tido sirviesen en esa provincia, y no en otras gobernaciones, a las personas que los tuviesen encomendados exi­giendo, a continuación, que se cumpla. (14). Habría que recordar que los pla­nes de Alvarado cuando peleaba el control de gobernación de la Provincia a Montejo, eran de anexarla a la de Guatemala. El mismo Alvarado tenía sus posesiones y residencia en Guate­mala, y lo mismo pasaba con los con­quistadores que lo acompañaban. En consecuencia, muchos de sus benefi­ciarios estaban ya asentados en Guate­mala y pretendí~ gozar de ese benefi­cio dado que ya daban por sentada la unión de ambas provincias. De ahí que uno de los argumentos de Montejo, al expropiar las encomiendas dadas por Alvarado, era la no residencia de sus poseedores en aquellas tierras y, por tanto, el no estar haciendo poblamiento. En respuesta a una carta-relación he­cha por don Francisco de Montejo, la Reina escribió al gobierno de la Pro­vincia en 1538 diciéndole que, dado los repartimientos hechos por don Pedro de Alvarado, éstos habían sido dados a algunas personas fuera de la tierra, por lo cual ordenaba que viniesen a poblar el lugar. En el caso de aquellos repartimientos de indios otorgados sin estar pacificados y que, por interven­ción de Montejo se redujeron, se or­denaba se les diesen a la gente de éste. Otra observación hecha por la Reina era la de que aquellos repartimientos dados a gente que no había estado ni en la conquista ni en la provincia, y que Montejo había dado a otros, no fuese removidos. (15) Otro factor que afectó el desarrollo del poblamiento y de la encomienda fue la inestabilidad política y de las institu­ciones de gobierno, sobre todo en la primera mitad del siglo XVI.. Como ya hemos dicho anteriormente, la épo­ca de conquista y colonización se ca­racteriza por una gran inestabilidad general del gobierno de la provincia y de sus instituciones. En este período se otorgaban las encomiendas a los veci­nos por el gobernador, luego tenían que ser ratificadas por el Rey, quien extendía los títulos de propiedad. Pese

• a esta disposición respecto a los títu­los, la realidad histórica de este perío­do nos muestra como ésto fue casi un elemento marginal a su desarrollo como institución, y su disfrute fue muy limi­tado. Un encomendero estaba sujeto a la posibilidad de ser desprendido de ese beneficio en tanto no se pusiesen de acuerdo los conquistadores, quie­nes quitaban y otorgaban encomien­das en base a los derechos sobre deter­minados territorios conquistados. Los mismos tomaban encomiendas de otros y hacían nuevo repartimiento de ellas entre sus amigos y parientes, descono­ciendo los de~ec.hos de anteriores po­seedores. Es"as acciones se avalaban en derechos de conquista e inexistencia de títulos de posesión. Pese a éste último argumento, los expropiados tampoco los tenían y el trámite para su obtención era largo. En las condicio-

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nes en que se estaba dando la expropia­ción y otorgamiento de encomiendas, también se afectaron las otorgadas por otros gobernadores anteriores. Fue el caso de la encomienda de mil indios casados y pueblos de Maniani, Nyambe, Calcamo y Continguera, que habían sido entregados en encomien­da a Bernaldo de Cambranes por el gobernador ANdrés de Cereceda; plei­to que fue solucionado por la Reina dando cédula a favor de Cambranes .. (16). Muchos de los afectados alega­ron tener sus encomiendas pacíficas y reducidas aunque tesidfan en Santiago de Guatemala.. Estos casos pódrían ser objeto de reflexión en tanto que, diffcilmente se podían mantener los indios en reducciones por parte d elos españoles residentes en Honduras puesto que los indios casi permanente­mente recurrían a los cerros y monta­ñas a refugiarse, por lo cual había que estar constantemente haciendo 'entra­das' para traerlos a prestar servicios. Estos ponían como condición para ser­vir y obedecer que los dejasen vivir en los cerros, por estar temerosos de lo que les pudiera pasar en sus antiguas poblaciones. Hasta 1542, previo a la emisión de las Leyes Nuevas, las encomiendas po­dían ser disfrutadas por los goberna­dores, oficiales de gobierno en general y la iglesia. Este período se caracteriza por una total anarquía en la adminis­tración de esta institución indiana que no llegó a desarrollarse como tal en Honduras, en tanto no se legisló, y sobre todo, no se aplicó con mayor rigidez. -

Gracias al gentil patrocinio de: ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

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El estudio de la concesión de enco­miendas en el siglo XVI en Honduras, a diferencia de otras provincias, se v.e sometido a una serie de inconsistencias en 1~ información que, en parte, se exphcan por el desorden generalizado que caracteriza a la provincia en la primera mitad del siglo XVI. EN este período resulta sumamente difícil en­contrar un grupo de encomenderos que hayan logrado mantener sus enco­miendas sin verse afectados por los fenómenos señalados. De ahí que las fuentes consultadas apunten más ha­cia los continuos conflictos entre los encomenderos, ex-comenderos o no­encomenderos, todos los cuales tratan de mantener, retener, recuperar u obte­ner el goce y disfrute de encomiendas. Las crisis fueron una constante en el ulterior desarrollo de la provincia, la cual se vio muy afectada por ello dadas las urgentes y crónicas necesidades de resolver los problemas propios de su actividad económica. En esta situa­ción de crisis se unieron varios ele­mentos: 1.- Crisis demográfica (acelerada por el tráfico esclavo) 2.- Crisis política o de poder. 3.- Dispersión de la población indíge­na disponible en un terreno difícil. 4.- Intereses económicos guatemaltecos. 5.- Debilidad crónica de los grupos locales. En Honduras es básico, en el análisis económico del siglo XVI, tomar en consideración los elementos anterior­mente citados, dado que se hilvanan indefectiblemente, creando un clima adverso a la explotación de sus recur­sos económicos y al desam~llo de gru­pos económicos y sociales capaces de imprimir su sello al conjunto de la sociedad. Honduras tuvo un importante papel en la economía del reino como principal provisora de metales preciosos, pero los beneficios de tal producción siem­pre fueron acaparados y controlados por Guatemala. En la primera mitad del siglo XVI las extracciones se tla­cían básicamente del lavado de oro en los rios, una de cuyas zonas más pro­ductivas. fue la de Olancho con el rfo Guayape que, en la década de 1540, produjo las mayores cantidades del reino. Otras zonas fuemn también ex­plotadas como Gracias, Comayagua, etc. pero nunca llegaron a producir en las mismas proporciones. En la segun­da mitad del siglo XVI Honduras se enfrenta a la declinación de esa rica zona y-a su sustitución por otra que la superó en producción, las minas- de Tegucigalpa. El declive a que se vie­ron sometidas las zonas de producción minera estuvo vinculado a la crónica escasez de mano de obra indígena. No obstante, los intereses guatemaltecos afincados en el territorio se esforzaron por darle continuidad a la explotación de minerales, trasladando indios desde Guatemala para continuar las labores o importanto negros. Los empresarios locales se vieron sometidas a esta competencia que controlaba la distri­bución de los azogues, ensayo de la plata, disponibilidad de mayor canti­dad de mano de obra y las ventajas de ser la sede de gobierno del Reino. De esta manera, la encomienda no se con­vierte en el soporte económico de Honduras y la minería apenas amorti­gua los efectos de una economía en crisis.

Las Encomiendas y los Encomenderos

Las primeras adjudicaciones de enco­miendas en Honduras, como ya había­mos señalado, tienen un carácter muy inestable hasta la emisión de las Leyes Nuevas. Los primeros grupos de encomenderos estaban vinculados al grupo de Yucatán o de Guatemala. En esta fase la encomienda se manejó sin casi ningún tipo de control en relación a la explotación de los indios y, así mismo, esta anarquía en su adminis­tración provocó escaso control sobre

la población sometida. Despúes de que Pedro de Alvarado somete a la resistencia indígena del valle de Sula, se procede en 1536 a hacer la repartición de encomiendas de la zona. En ésta se asignan 147 pueblos de los cuales 43 fueron dados a las autoridades gubernativas, 8 a dos religiosos y el resto a vecinos asenta­dos por don Pedro de Alvarado en la zona (17). El documento no especifica la cantidad de indios asignados por cada pueblo porque todavía no se ha­bía hecho ningún recuento, y lo más probable es que esa población no había sido reducida. De todos los pueblos asignados, sóh;> a los que corresponden a don Pedro de ALvarado (Capitán General y Justicia Mayor) y a Alonso Ortiz (Alcalde Ordinario de la villa de San Pedro de Puerto Caballos), se les da un monto aproximado de habitan­tes. En el primer caso para los pueblos de Quito la, Quitamay y Toloa se dice " .. hasta ochenta hombres"; Yux, quin­ce casas; Estupilpepel tonaltepeque, ocho casas; Naconel seis casas; llamatepet," .. hasta trescientos hom­bres" y Agalteca, ".·· con todos los señores y principales de los dichos pueblos e indios.". El segundo caso citado, el de Alonso Ortiz, se señalan los pueblos de Chetegua, Chupenma, Acapa, con cuatrocientas casas y para Mianbar y la mitad de Ayaxal sólo se dice " .. con todos sus señores e indios". O sea q·ue, en realidad, no se está dando monto de habitantes de la enco­mienda sino más bien un aproximado dado que son las zonas de reciente conquista donde es más fácil estimar .. En el resto de casos únicamente se dice ".con todos sus señores e indios". Esta última frase demuestra el desconoci­miento absoluto qu·e existfa de la po­blación de que se disponía. Por otro lado, la mención a cnatidades de casas nos obliga a sacar una media aproxi­mada de componentes del grupo fami­liar prehispánico que en este caso, ci­fraremos en diez personas, basándo­nos en Chapman (18). Esta da este promedio basada en un documento de Montejo en que proporciona cifras sobre el tamaño de alguno~ pueblos leneas como: Talua (400), Cárcamo (500), Araxagua (250), Yopoa (260),

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Lepaera (400). La autora da un promedio aproximado de 350 casas por un pueblo. Tomando la ~edia de 1 O habitantes por casa, arrOJa un total de 3,500 habitantes por pueblo como promedio. De todas estas encomiendas pocas fueron retenidas para poder ser usufructuadas efectiva­mente puesto que, a excepción de la zona del valle de Sula, Naco y el Bajo Aguán, el resto no llegaron a ser domi­nadas y, en todo caso, aún algunas de las retenidas, sufrieron los efectos de las rencillas entre los conquistadores que arrebataban las encomiendas a su antojo. El cuadro de Tributación de Gracias a Dios del año 1544, y la tasación de la villa de Santa María del valle de Comayagua de 1549, reflejan el cam­bio de situación que se ha producido en menos de 1 O años. Estos cuadros ya señalan el número de tributarios el tipo de tributo en especies y en rab~jo, y el período de tributación. Esto fue reflejo de un proceso de estabilización olftica de la provincia que se vio im­pulsado en gran medida por las Leyes Nuevas de 1542. Del total de benefi­ciarios de las encomiendas de 1536 sol~ente uno, Francisco Méndez, s~ re~nte para la adjudicación de 1549 <;<;>n el pueblo de Xinacla. Ello no sig­mfica que fueron expropiados todos sino que, en las condiciones política~ de la provincia, resultó más difícil ir conformando un grupo estable de po­der afincado en la provincia de Hondu­ras. Con las reformas Cerrato se inau­gura una nueva fase, más estable en términos de mantener las concesiones hechas. A partir de ese momento se pueden rastrear el grupo de encomenderos a los que se les ha bene­ficiados hasta en dos vidas. Algunos se les puede identificar con anterioridad a la segunda mitad del siglo XVI. El grupo de encomenderos que presenta­mos a continuación fueron beneficia­dos desde 1588 hasta 1662 y se añade la información sobre el adjudicatario anterior.

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El siglo XVI, pese a que se sigue haciendo algunas encomiendas, es un período de decadencia y repligue de la institución. La década de 1570 es la frontera que marca un cambio en la política de encomiendas fueron reco­gidas y depositadas en cabeza del Rey. En adelante se adoptó un sistema de otorgamiento de beneficios a los po­bladores a través de la concesión de ·cobros de tributos, en un intento de preservar la poca mano de obra indíge­na que quedaba, de manera que se garantizara las entradas de la Corona en metales y otros tributos.

Encomienda y tributo.

En la segunda mitad del siglo XVI la esclavitud casi ha desaparecido, pero la minería comienza un nuevo período de auge. Mientras en el resto de las provincias se ha comenzado a diversificar la producción hacia pro­ductos agrícolas y se buscan otros rubros de inversión que sean renta bies, en Honduras se sigue manteniendo la misma actividad económica. A los grandes encomenderos de Guatemala no les interesaba la provincia si no era

en términos de la producción de me­tales, por lo que tampoco representa­ron una alternativa diversificadora de la economía.

Durante toda la primera mitad del siglo XVI, parte de los tributos entre­gados fueron en gran medida en es­pecies y se prolongó hasta parte de la segunda mitad, en que comienza el nuevo período de auge de la economía minera y se hace necesario captar di­nero. Los productos con que se tribu­taba en esta ptimera etapa eran poco variados y se reducían a frijol, maíz, gallinas, mantas y otros productos se­gún la estación (fruta) y zona (pesca­do) y otros productos artesanales. Las tasaciones señalaban claramente a cada pueblo con qué productos tributar en especies, lo cual implicaba desde co­mestibles hasta artesanías, de los que las poblaciones tenían que encargarse desde la siembra de la semilla, cosecha, procesamiento hasta la elaboración del producto acabado, como era el caso de las mantas. Otros productos eran las bateas, cántaros, ollas, comales, peta­tes, etc.

La crianza de los animales también fue una carga pesada para los indios,

CUADRONo.2

quienes tenían que criar gallinas o cui­dar el ganado del encomendero que muchas veces provocaba las pérdidas de sus cosechas. Estas obligaciones estaban tasadas en períodos de tributación que normalmente se daban cada año (o en invierno y verano), acortándose en tiempo únicamente productos de temporada, como la fru­ta, o de zona de pesca como el pescado, que podía variar desde cada día hasta cada semana. Muchas veces se dio el caso de que los indios no podían pagar los tributos (ya fuese porque se les arruinaban las cosechas o que el grupo poblacional había disminuido consi­derablemente y no eran capaces -de producir la cantidad tasada) y solici­taban el pago en dinero.

Los precios de estos productos podían oscilar mucho de una localidad a otra, y más de una provincia a otra. Los productos básicos de tributación, por ser la base de la alimentación, eran el maíz y el frijol.

El siguiente cuadro nos da una ligera idea sobre las especies que se tributa­ban y los precios aproximados de los mismos.

CUADRO OUE MUESTRA LAS ESPECIES TRIBUTADAS Y LOS COSTOS APROXIMADOS

ESPECIE PRECIO POR UNIDAD AÑO

1 fanega de maíz 1 fanega de frijol y sal 1 gallina Castilla

2 tostones

1 O reales 2 maravedíes 2 reales

1 cántaro de miel para mediados del Siglo XVI en Andalucía, 1 A rroba valía 559 maravedíes. 1 libra de pescado(**) 1 carga de fruta 1 carga ají 1 cántaro liquidámbar(**) 1 petate 1 c~ntaro 1 olla 1 comal 1 manta (***) de a 4 piernas de a 3 piernas

1 O tostones 6 tostones

1618

1618 1618 1618

1618 161 8

FUENTE

AGf, Guatemala, Leg. 98

AGI, Guatemala, Leg. 98 AGI, Guatemala, Leg. 98 "" ¡( u

Hamilton, Earl (*)

AGI Guatemala, Leg. 198 ' ( " u

(*)J. Hamilton, Earl. El tesoro americano y la revolución de 1osprecios en España. 1501-1650. Ed. Ariel, Barcelona, 1975, pp. 350-353. (**)En América, a excepción de las zonas costeras nunca se especificaba el tipo de pescado. En España

variaba el precio según tipo. (**) Esta medida podía varias con la de botija. En ocasiones se especificaba que el mismo debía ser de

2 ó más azumbres. 1 azumbre= la octava parte de una arroba. (****)La medida de la pierna eran 5 varas por 3/4.

Aunque el cuadro no recoge todos los precios, considero que lo más probable es que ésta primera fase de tributación superaba económicamente a la fase en dinero por el esfuerzo en trabajo que reportaba. Como ya habíamos señalado, la

tributación pasó por dos fases: una en especies y la otra en dinero. Lo único que no varió fue la prestación de serví-

cios en trabajo. Este servicio incluía trabajo en minas, en el agro, ganade­ría, minerfa, construcción de casas, iglesias, obras públicas, transporte (tamemes), servicio doméstico, etc.

Si observamos los precios del Cua­dro No. 2 podemos reunir la cantidad de 15 tostones en especies romando como referencia 1 fanega de maíz (2 tostones), 1 fa nega de frijol y sal (lO

reales), 1 gallina de castilla (2reales) y 1 manta de a 4 piernas (10 tostones),lo cual representa!Ía la mitad del tributo del partido de Tencoa, por ejemplo,

el cual reunía 17 pueblos tributarios. Ello nos señala, por un lado, el alto costo del tributo en especie y, por otro lado, la notable disminución de la población y la po­breza de estos pueblos.

Gracias al gentil patrocinio de:

M O T A S

(1) ~.\k·I ISE~ I'IH ... u:z, Suvuro • .h.i!....I1 Atr1.,¡ l.!al CrJ.oJiu. Uúclnao t.n.li­

~:ilt\. EUUCA, Colfta Kfc u , I'JtsU. Cup.

(2) HAM1'1Nl:l l'fLAtZ, Suvoro • .2.f....:..f.i., 1

p. 29

()) ZAVALA, Silvia. L:a Enco•1~nda lndi•nA. St~¡unJa Edici6n. Edi torial Porrúo S.A. "'lcico. IY7J, fl• u. -

(e,) \l ... •r : ct¡sSOtL Clurha. Sp•in in A•gdco. U:apor Culoplton Book•. k:lilii!Jo• Ut1idu10, l9b(,. Cup, 11 (,

0) M.\ldl~LZ l"t:l. ,H:z , Sovoro. J.a rgt[ L1 del Crlo)lo. Cup, tlt.

(DJ SACL~OU, Hurdo J. lllMtoria Su~io ~sonG•ic 11 ~u lu A•6ri~~ Ct::tltral E•p:¡ñ nlo, IS20-17l0, l::tlit;orl ... J. l'iu ~r~ S~"to. Cuutu•ulu. 19bU. p. 42t. -

(1) ~~.\~1LiiL:t 1'~1.,\t-:~. Suvuro. L:\ol l'.Hriil \JuJ Criollo, Co,¡¡) , 11\,

(9) HAI<ll:H::z ~I:.L,H::t, Sr.Jvvro. L,. l'f.!ld.-~ cr 1 ullu, p 1,, 44:t-4ú0.

(ICIJ ~1 l'l.':.i6-14'Ctll) J~l Trib~o~t.ll) v..:r: HlKANUA, Joa.ú. ~~ ·rnUutll)

lnJÍ Ja:n n S'' l 1t Nu~~~~-L..il'!L~Q!'~ ul""jr~ ll.!....:.. V.l Cul~:wio \Jt> HÓ)(ico, l'rlt•ttr u ru¡•llru ~ti6n. HGxico, 1!1110. -

(11) ChA!1b~M.LAtH, Robert S. ~·

(12) AGl .• \u~icnci" du Cu•tciiiKlt~ N! 402. kealca. Ordcnwn'l:.tlrl 3 la Ciu~~d \J~: Cr•ci~• a Dio•. 1~ de Junio 1~64.

(lJ) AGl •• \uUiviiC:1ol de Cu:.tua<~lu N1 402. ~1 k..:y ;.~ Pr..: II:Hiuntu y Uid~r~~ d~ la Audicnci~ y C"ncill..:rt~ Ru~l do lou Cun-(¡thlll . 11 IJu H.:n:ro 1547.

(14) Al l . •\uu1..,nc1a du Cu,:¡,tomollu , Lu¡;. N1 402, lt~:uluv Or\JcnllnZull , JO Ju Jun1u 1SJ7,

ClSJ Mil. Aud1~nc1a do Cu<t tu tN ;;al,., N! 402. La R<dt\a .al woldern~> J~: la Provine¡:~, lO Abril ISl~.

(lb) Alil. Auu11.'nci:a de Cu,¡¡,tulllotla, Hl i¡Ql . lotuall.lllf OrU\In:t.no:,u, 16 Abrí 1 1 S )tS.

(17} ~kt..Ul.lh , K~rl.o. hl.tt.Orl:S l.uborqJ_.!.Lii honUur.a:ai dc~f.!:!.OI!UiJiila ~! Si¡¡Jo Xf>:. 2Jo: . J;J, 1' c:~;ut·l ~o~lpu. I 1Jtlb, Cu~Jt~ Jc ail~lloi~LUII J~ Ul\ ~0~ 1~11d.1~ ~~~ Y,l--

11~ J\! !i u1>~ l):Jb. PI'· HI-Jb.

{lO) ... u., '1 •\~, ,\, .n .. · , l.Olll 111 IV:. d,• l Cu~_l.~n~ .. ·l·!· Uni.v~· r),iJ,,IJ l•!.t f.!to-· nal o\utÓI'IOIIIO -.le ;.¡,~jl rf'. lm¡Ht·J~ .. Univ..:t'J> &toJrio HGjlc<.~, IIJaiJ. la-o 1, 1•· 7u. ·

STANDARD FRUIT DE HONDURAS, S.A.

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Página 28 Octubre 12-92 Suplemento Cultural ie<J44 eú &u 'V~ IITiemoo LA

CARTA DE COLON

15 FEBr.ERO - 14 MARZO 1493

r..EPRODUCCION DEL TEXTO ORIGINAL ESPA~OL

IMPRESO EN BARCELONA, (PEDRO POSA 1493)

OR, porque sé que habreis placer de la grand victo­ria que Nuestro Señor me ha dado en mi viage, vos es­cribo esta, por la cual sabreis como en 33 (1) días pasé a

las Indias, (2) con la armada que los Ilustrísimos Rey e Reina nuestros señores ~me dieron <3> donde yo fallé muy muchas Islas pobladas con gente sin número, y dellas todas he tomado posesion por sus altezas qm pregon y bandera real extendida, y no me fue contradicho. (4) A la primera que yo fallé puse nombre San Salvador, a conmemoracion de Su Alta Magestad, el cual maravillosamente todo esto ha dado: los In­dios la llaman Guanahani. A la segunda puse nombre la isla de Santa María de Concepcion: a la tercera Fernandina: a la cuarta la !sabela: (5) a la quinta la isln Juana, (6) é así a cada una nombre nuevo.

Cuando yo llegué a la Juana seguí yo la costa della al poniente, y la fallé tan grande que per.sé que seria tierra firme, la provincia de Cata­yo; (7J y como no fallé así villas y lugares en la costa de la mar, salvo pequeñas poblaciones, con la gente de las cuales no podía haber fa­bla, porque luego fuian todos, andaba yo adelante por el dicho camino, pensando de no errar grandes Ciudades o villas; y al cabo de mu.chas leguas, visto que no había ínnovacion, y que la · costa me llevaba al se­tentríon, de adonde mí voluntad era contraría, porque el in\'ierno era ya · encarnado, y yo tenía pro~ósito de hacer dél al austro, y tambíen el víénto me dió adelante, determiné de no aguardar otro tiempo, y volví a tras hasta un señalado puerto, de adonde envié dos hombres por la tie­rra, para saber si había Rey o grandes Ciudades. \8) Andovieron tres jor­nadas y hallaron infinitas poblaciones pequ~ñas y gente sin número, mas no cosa de regimiento; por lo cual se volvieron.

Yo entendía harto de otros Indios, que ya tenía tomados, como continuamente esta tierra era Isla; é así seguí la costa deBa al oriente ciento y siete leguas fasta donde facia fin; del cual cabo vi otra Isla al oriente distante <9> desta diez é ocho leguas, á la cual luego puse nÓmbre la española: <10> y fuí alli: y seguí la parte del setentrion, así como de la Juana, al oriente ciento é ochenta y ocho (tt) grandes leguas, por lin-ea

1

recta, (12) la cual y todas las otras son fertilísimas (13J en demasiado gra­do, y ésta en extremo: en ella hay much9s puertos en la costa de la mar sin comparacion de otros que yo sepa en cristianos, y fartos ríos y bue­nos y grandes que es' maravilla: las tierras della son altas y en ella muy muchas sierras y montañas altísimas, sin comparacion de la isla de Te­neryfe, (14) todas fermosísimas, de mil fechuras, y todas andables y llenas de árboles de mil maneras y altas, y parecen que llegan al cielo; y tengo por dicho que jamás pierden la foja, segun lo pude comprender, que los vi tan verdes y tan hermosos como son por mayo en España. Y dellos estaban floridos, dellos con fruto, y dellos en otro término, segun es su calidad; y cantaba el ruiseñor y otros pajaricos de mil maneras en el mes de noviembre por alli donde yo andaba. Hay palmas de seis o de ocho maneras, que es admiracion verlas, por la diformídad fermosa de­Has, mas así como los otros árboles y frutos é yerbas: en ella hay pina­res á maravilla, é hay campiñas grandísimas, é hay miel, y de muchas maneras de aves y frutas muy diversas. En las tierras hay muchas mi­nas de metales é hay gente in estimable número.

La Española es m:1ravílla; las sierras y las tr.ontaf.:J.s y las vegas y las campiñas, y las tierras tan fermesJ.s y gruesas pnra plantar y sem­brar, para criar ganados de todas suertes, para edificios de villas y lu­gares. Los puertos de ld mar, aquí no habría creencia sin vista, y de los ríos muchos y grandes y buenas aguas; los mas de los cuales traen oro. En los árboles y frutos y yerbas hay grandes !!Herencias de aquellas de Ialuana: e'h esta hay muchas especierías, y ~!andes tr.inas de oro y de otr-os metales.

Grabado !OIIIfldo de la nlición realizada m Basi/i•(l dt• la "Cnrla

de Colón'', rt:Jm•.venlrmtl.o una embarcación del 111is111o tij)() r¡ur la

"Srmta lvlmia ". La gente desta isla y de todas las otras que he fallado y habido no­

ticia, <15> andan todos desnudos, hombres y mugeres, así como sus ma­dres los paren; aunque algunas mugeres se cabrían un solo lugar con una foja 'de yerba ó una cosa de algodon que para ello hacen. Ellos no tie­nen fierro ni acero ni armas ni son lp]ara (16) ello; no porque non sea, gente bien dispuesta y de fermosa estatura, salvo que son muy te[mero­sos] á maravilla. No tienen otras armas salvo las a!rmjas de las cañas cuando es[tán] con la simiente, á [/a] cual ponen al cabo un palillo agu­do, e no osan usar de aquellas: que m[uchas] veces me [acajeció enviar a tierra dos o tres hombres, [a] alguna villa, para haber fabl[a\, y salir a [ellos déllos] sin número y despues que los veían llegar fuian a no aguardar padre a hijo; y esto no porque a ninguno se haya hecho mal, antes, a todo cabo adonde yo haya estado y podido haber fabla, les he dado de todo lo que tenia, así paño como otras cosas muchas, sin reci­bir por ello cosa alguna; mas son así temerosos sin remedio. Verdad es que, despues que !se] aseguran y pierden este miedo, ellos son tanto sin engaño y tan liberales de lo que tienen, que no lo creería sino el que lo viese. Ellos de cosa que tengan, pidiéndosela, jamás dicen de no; antes, convidan la persona con ello y muestran tanto amor que darían los co­razones, y quier sea cosa de valor, quier sea de poco precio, luego por cualquiera cosica de cualquiera manera que sea que se les dé, por ello son contentos.

••••••••••••

Esto segun el fecho así en bre­ve. Fecha· en la carabela, (33) sobre la Isla de Canaria <34>. a XV de Febre­A ño Mil CCCCL XX XXIII.

Fará lo que mandareys,

El Almirante

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117iemDo Suplemento Cultural "'~ de ~ 1/t.eHt&t \ Octubre 12-92 Página 29

Yl:~ada ~ttnzfú: ~wameticCYZa

Laáu:ci 23-24 dé /ttdo dé -/.9.92

La Segunda cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, reunida en Madrid los días veintitrés y veinticuatro de julio de mil novecien· tos noventa y dos, ha acordado las siguientes con· clusiones:

l.-Hace un año nos reunimos por vez primera en Guadalajara, decididos a proyectar hacia el fu· tu ro la fuerza de nuestra comunidad. Nos guiaba la intención de aprovechar en toda su plenitud las afinidades que nos unen para consolidar un espa­cio abierto a la cooperación y a la solidaridad.

En esta oportunidad hemos querido refrendar el compromiso con los principios y objetivos enunciados en nuestra reunión fundacional, apor­tando nuevos instrumentos operativos que tra­duzcan en realidades la cultura de la cooperación, considerada como la piedra angular de nuestro diálogo al servicio de la unidad y el desarrollo.

Aspiramos a que los programas aprobados en esta segunda Cumbre constribuyan eficazmente a acrecentar el conocimiento y los lazos fraternales entre nuestros pueblos. Confiamos en pr0piciar con este impulso el prometedor camino empren­dido en Guadalajara en favor de una vida mas digna para todas nuestras Naciones.

Reafirmamos nuestro compromiso con la de­mocracia representativa, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales como pi­lares que son de nuestra comunidad. Sólo me­diante la salvaguardia de estos valores se pueden superar cabalmente los obstáculos internos de or­den político, económico o social que se plantean en nuestros países. Ello exige un desarrollo equili­brado y justo, cuyos beneficios alcancén a todos.

2.-Nos reunimos a los quinientos años del en­cuentro de dos mundos, a lo largo de los cuales se han ido forjando los vínculos que nos hacen reco­nocernos hoy como miembros de una comunidad. Ha sido ésta una ocasión significativa en la que he­mos querido dar testimonio de que nuestra refle­xión y nuestro trabajo en común pueden dar fru­tos que se multipliquen en el futuro.

lberoamérica debe potenciar lo específicamente propio y lo universal de sus valores compartidos en un compromiso renovado con la libertad y la justicia.

Consideramos que nuestros países extraen su fuerza, más allá de su común origen, de una común opción. La identidad iberoamericana está fundada en la idea de la dignidad e igualdad de sus diversas ~ulturas y en una concepción integral y liberadora del hombre y la sociedad, como creadores de su

~c3nfulísnupcr ín marí 3ndíco rcpcrtís

Gracias al gentil patrocinio de:

destino: Ni el racismo ni la xenofobi<l, que conde­namos sin paliativos, pueden tener nunca cabida en nuestros · comportamientos y actitudes.

Nuestro designio, a la vista ya del siglo XXI. es avanzar en los proyectos de integración regional y

alcanzar la plenitud del desarrollo político, social y económico.

Nuestro propósito es una sociedad libre, abierta y pluralista, con pleno ejercicio de las lib.errtldes in­dividuales, sin perseguidos ni excl~idos y dirigida a la consecución del progreso y de la justicia social.

3.-EI diálogo y la negociación entre todos los poderes y la colaboración de todos los sectores so­ciales, sin injerencias externas, son la mejor forma de fortalecer los sistemas democníticos y evitar in­voluciones que conducen al autoritarismo.

Observamos con gran preocupación ciertas ten­dencias y actitudes que pretenden olvidar el marco de nuestros principios fundacionales e imponer soluciones de fuerza.

Desde esta perspectiva, expresamos nuestro re­chazo a cualquier forma o intento de alterar el or­den institucional de la democracia en los países iberoamericanos.

. CONCERTACION POLITICA

4.-Desde Guadalajara se han producido cam­bios decis\vos en un panorama político sometido a u na súbdita aceleración histórica. El fin de la hipo- ,, laridad abre nuevas posibilidades de concertación, al acabar con la lógica de la guerra fría y alterar el sentido de los alineamientos en la Comunidad In­ternacional.

Nacen, en efecto, nuevos Estados y parece con­solidarse la tendencia a la formación de grandes <Íreas de libre comercio y de integración regional y subregional. Paralelamente, la desaparición del frente Este-Oeste ha hecho m:is explícito d desni­vel entre el Norte y el Sur.

LA E.MBAJADA DE ESPANA

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s.-La Conferencia lberoam"'ricafla, Cl~ este contexto, surge en nuestro espacio político como foro de concertación dotado de características propias. Trasciende enfrentamientos ideológicos y económicos y, al ser transcontinental, puede tener un efecto positivo para evitar que los bloques eco­nómicos regionales evolucionen hacia el protec­cionismo.

6 . ..1Las nuevas condiciones internacionales han impu\saJo ya avances en distintas áreas: desarme, solución dc los conflictos intcrnacionalcs y revita­lización de la ONU. En ese sentido, se camina ha­cia una reforma del sistema de las Naciones Uni­das. La Cumbre lbcroameric:ma manifestó la nece­sidad de avanzar en esta dirección, de forma que la Organización responda más eficazmente a la vo­luntad de todos los Estados Miembros. ·

La Conferencia réconoce que el desarrollo eco­nómico y social es uno de los objetivos prioritarios que debe estar presente, como preocupación ccn- · tral, en la agenda de todos los foros internaciona­les, en especial de la organización de las naciohes Unidas y en los planes y medidas de su reforma y revitalización.

Los participantes en la Cumb;-e Iberoamericana már.ifiestan su plena disposición a prestar la mejor colaboración a fin de que la Organización de las Naciones Unidas desempeñe el papel que le co­rresponde en la n-..eva (ase de las relaciones inter­nacionales, tanto ca la paz y la seguridad como en el desarrollo económico y social de los pueblos.

De conformidad con los principios y objetivos de su Carta, declaramos igualmente nuestro apoyo al fortalecimiento, modernización y re­forma de la Organización de Estados Americanos, foro por excelencia del sistema interamericano, y a los esfuerzos que desempeña en la solución de conflictos.

~ · 7 .-La Conferencia Iberoamericana se complace en registrar los avances hacia la completa entrada en vigor del Tratado para la Proscripción de Ar­mas Nucleares en América Latina y el Caribe. Ha acogido con satisfacción el Acuerdo firmado por Argentina y Brasil cll8 de julio de 1991 sobre el uso exclusivamente pacífico de la energía nuclear. Destaca la importancia del Compromiso de Men­doza entre Argentina, Brasil y Chile, de 5 de sep· tiembre de 1991. relativo a la prospcripción de las arnas químicas y biológicas, al qt'<! se han adhe-

Suplemento Cultural ~~ de ~ 11~

rido Bolivia, Ecuador, Paraguay y Urugúny, así como de la Declaración de Cari:Jgena de 5 de di­ciembre de 1991, sobre la renuncia a las armas de destrucción masiva, suscrita por los Presidentes del Grupo Andino. La Conferencia Iberoameri· cana estima muy conveniente que los países ibe­roamericanos sean partes originarias de la Con­~ención de armas químicas, cuyas negociaciones se 'están desarrollando en Ginebra.

' . . . . ......... .

9.-Los países iberoamericanos, inspirados en la tradición jurídica que les es propia, reafirman so­lemnemente la primacía del Derecho en sus rela­ciones mutuas y con el resto de los Estados de la Comunidad Internacional.

Insisten en la obligación de resolver las contro­versias. internacionales por medios pacíficos y en el deber de los Estados de cumplir de buena fe las obligaciones contra idas en virtud de la Carta de· las Naciones Unidas, de los principios y normas de Derecho Internacional generalmente reconocidos, y de los Acuerdos Internacionales celebrados con arreglo a esos principios y normas.

En especial, juzgan oportuno reiterar la necesi­dad de respetar absolutamente el pleno y exclu­sivo ejercicio por los Estados de la soberanía sobre sus territorios.

La Conferencia considera altamente preocu­pante cualquier decisión judicial que vaya en con· tra de los principios mencionados.

Rechaza todo tipo de interpretaciones que pre­tendan reconocer la posibilidad de la aplicación extratl:rritorial de las leyes de un país a otro, ha­ciendo suya en este punto la Declaración del Grupo de Río del 16 de julio de 1992. En tal vir­tud nos proponemos pedir a la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su 4 7 período de sesio­nes, que solicite una opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia sobre este tema.

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117iemDo Suplemento Cultural ~(J44 áe t&t 11~ Octubre 12-92 Página 31

Un aporte cultural de

'

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Página 32 Octubre 12-92 Suplemento Cultural RD44 de ~ 'V~

Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado, y vacfa la extensión del cielo.

Esta es la primera relación, el primer discurso. No hablatodavla un hombre, ni un animal, pájaros, peces. cang~ejos, ár~oles, piedras, cuevas, barrancas, h1erbas n1 bosques: sólo el cielo existla ... Llegó aqur entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gl.Jcumatz. Hablaron pues

consultando entre sf y meditando; se pusieron de

acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento. Entonces se manifestó con

claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera debla aparecer el hombre.

Entonces dispusieron la creación y crecimiento de los árboles y los bejucos y el nacif!liento de

la vida y la creación del hombre. Se dispuso asr en las tinieblas y en la noche por el Corazón del

Cielo que se ll~ma Huracán ... ELPOPOLWH

BA CAHO RO BANCA INTEGRAL

Calor H mano ... Trato de He ano.

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