RUM 110. El Asno Salvaje en La Biblia II

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RESEÑAS Y NOTAS | 95 En el libro de Job —el más perfecto de to- dos los diálogos— se menciona tres veces el onagro. Las dos primeras vienen en los labios del Paciente en el muladar, la terce- ra se oye en el torbellino desde el que le habla Dios: ¿Rozna un onagro junto a la hier- ba verde, o muge un buey junto a su forraje? ¿Se come acaso lo insípido sin sal? En la clara de huevo, ¿hay algún gusto? Así, lo que ni to- car mi alma quiere ha venido a ser mi comi- da de enfermo. (Job. 6, 5-7) En estas metáforas gastronómicas del sufrimiento, el asno silvestre desempeña el papel de la cumplida satisfacción, ¿quién se queja cuando está a gusto como un ona- gro ante la hierba? El asno salvaje no es go- loso ni ávido ni tiene pretensiones de gour- met, está contento con su elemental dieta vegetariana. Hasta eso le ha sido negado a Job. (Sería curioso escribir de una muchacha: Era golosa como las raíces de un lirio). Es pre- ciso perder las cosas para darles toda su signi- ficación. Por otra parte, “la repugnancia de Job ante lo desabrido de su co mida (real y simbólica) expresa su hastío de la vida”. La segunda aparición tiene contenido político. Job se queja: Dios está lejos y el mal triunfa, los poderosos oprimen a los proletarios cuya miseria clama a Dios. (El primer verso alude a la tropelía de cambiar las lindes del campo recortando la propie- dad del prójimo). Los malvados remueven los mojones, ro ban el rebaño y su pastor. Se llevan el asno de los huér- fanos, toman en prenda el buey de la viuda. Los mendigos tienen que retirarse del camino, a una se ocultan los pobres del país. Cual los onagros del desierto salen, empujados por el hambre de sus crías, y buscan una presa sobre la estepa árida. (Job 24, 2-5) El sentido retórico del onagro en esta par te del lamento de Job es señalar la aspe- reza y desolación de su hábitat. Un animal es incomprensible sin la estimación de su medio ambiente: dime dónde vives y te diré quién eres. Esta obviedad zoológica alcan- za toda su fuerza en investigaciones como las de Konrad Lorenz en los arrecifes de co ral de Florida, especies de colmenas per- fectamente reguladas y sabias, que expli- can todas o casi todas las conductas de los animales que las pueblan. El asno salvaje sería incomprensible sin la estepa. La última mención del asno silvestre tie- ne el honor de figurar en un discurso mo - numental y asombroso: la teofanía final del diálogo en la que Dios “pasa revista a las maravillas para que Job reconozca su igno- A través del espejo El asno salvaje en la Biblia (II) Hugo Hiriart Gustave Doré, Job y sus amigos, 1885

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Hugo Hiriart

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RESEÑASY NOTAS | 95

En el libro de Job —el más perfecto de to -dos los diálogos— se menciona tres vecesel onagro. Las dos primeras vienen en loslabios del Paciente en el muladar, la terce-ra se oye en el torbellino desde el que lehabla Dios: ¿Rozna un onagro junto a la hier -ba verde, o muge un buey junto a su forraje?¿Se come acaso lo insípido sin sal? En la clarade huevo, ¿hay algún gusto? Así, lo que ni to -car mi alma quiere ha venido a ser mi comi-da de enfermo. (Job. 6, 5-7)

En estas metáforas gastronómicas delsufrimiento, el asno silvestre desempeña elpapel de la cumplida satisfacción, ¿quiénse queja cuando está a gusto como un ona-gro ante la hierba? El asno salvaje no es go -loso ni ávido ni tiene pretensiones de gour-met, está contento con su elemental dietavegetariana. Hasta eso le ha sido negado aJob. (Sería curioso escribir de una muchacha:Era golosa como las raíces de un lirio). Es pre -ciso perder las cosas para darles toda su signi -ficación. Por otra parte, “la repugnancia deJob ante lo desabrido de su co mida (real ysimbólica) expresa su hastío de la vida”.

La segunda aparición tiene contenidopolítico. Job se queja: Dios está lejos y elmal triunfa, los poderosos oprimen a losproletarios cuya miseria clama a Dios. (Elprimer verso alude a la tropelía de cambiarlas lindes del campo recortando la propie-dad del prójimo).

Los malvados remueven los mojones, ro ban el

rebaño y su pastor. Se llevan el asno de los huér -

fanos, toman en prenda el buey de la viuda. Los

mendigos tienen que retirarse del camino, a una

se ocultan los pobres del país. Cual los onagros

del desierto salen, empujados por el hambre de

sus crías, y buscan una presa sobre la estepa

árida. (Job 24, 2-5)

El sentido retórico del onagro en estapar te del lamento de Job es señalar la aspe-reza y desolación de su hábitat. Un animales incomprensible sin la estimación de sumedio ambiente: dime dónde vives y te diréquién eres. Esta obviedad zoológica alcan-za toda su fuerza en investigaciones comolas de Konrad Lorenz en los arrecifes deco ral de Florida, especies de colmenas per-

fectamente reguladas y sabias, que expli-can todas o casi todas las conductas de losanimales que las pueblan. El asno salvajesería incomprensible sin la estepa.

La última mención del asno silvestre tie -ne el honor de figurar en un discurso mo -numental y asombroso: la teofanía final deldiálogo en la que Dios “pasa revista a lasmaravillas para que Job reconozca su igno-

A través del espejoEl asno salvaje en la Biblia (II)

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Gustave Doré, Job y sus amigos, 1885

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rancia” y, por tanto, Dios le habla al Pacien -te, pero indagador y curioso, como a Moisésen el Sinaí, desde la tempestad. Pocas des-cripciones conozco más suntuosas y bellas.Yahvéh principia diciendo (38, 2-3):

¿Quién es éste que empaña mi providenciacon insensatos discursos?Cíñete, pues, como varón tus lomos.Voy a preguntarte para que me instruyas.

Yahvéh invita a Job a luchar con él ci -ñéndose los lomos como los guerreros e iró-nicamente se dispone a interrogarlo. En trelas preguntas solemnes que le dirige fi gurael elogio del onagro que, desde luego, nosería prudente empañar con comentario al -guno (39, 5-8):

¿Quién dejó al onagro en libertady soltó las amarras del asno salvaje?Yo le he dado el desierto por morada,por mansión la tierra salitrosa.Se ríe del tumulto de las ciudades,no oye los gritos del arriero;Explora las montañas, pasto suyo,en busca de toda la hierba verde.

La traducción de este pasaje, ilustre en -tre todos los que hablan del onagro, perte-nece a la Biblia de Jerusalén. Leamos ahorael trozo, por el mero gusto de volver a visi-

tarlo, en la “antigua versión de Casiodorode Reina (1569), revisada por Cipriano deValera (1602)”:

¿Quién echó libre al asno montés, y quiénsoltó sus ataduras al cual yo puse casa en lasoledad, y sus moradas en lugares estériles.Búrlase de las multitudes de la ciudad;

no oye las voces del arriero.Lo oculto de los montes es su pasto, y anda

buscando todo lo que está verde.

Después de esto Job no puede más quedecir (40, 3-4):

He hablado a la ligera: ¿qué voy a res-ponder?Me taparé la boca con mi mano.

En otros escritos sapienciales se habladel asno silvestre. El salmo 104 (Vulgata,103) es un “himno a Dios, creador y con-servador del universo y todo lo que hay enél”. Ernesto Cardenal lo ha glosado en sussalmos bajo el título Como la rueda del al -farero, pero no habla del asno salvaje. Ensu trabajo, ética y políticamente sustancio -so, no creo que Cardenal haya querido igua -lar el vigor poético del original: donde elsalmista escribe Estás revestido de majestady esplendor / envuelto en luz como en un man -to, Cardenal pone Estás vestido de energía

atómica / como de un manto. El texto bíbli-co dice así (104, 10-12):

Haces manar las fuentes en los valles,entre los montes se deslizan;abrevan a todas las bestias de los campos,en ellas su sed apagan los onagros;sobre ellas habitan las aves de los cielos,dejan oír su voz entre la fronda.

Antes de dejar los textos sapiencialesveamos otra significación del onagro: es -ta vez en su calidad de presa, de alimento depredadores. Figura en la solemnidad delEclesiástico (13, 15-20). El texto parece ha -ber sido escrito ayer en la mañana:

Todo viviente ama a su semejante,y todo hombre a su prójimo.Todo animal según su especie se une, a su

[semejante se adhiere el hombre.¿Cómo podrá convivir lobo con cordero?Así el pecador con el piadoso.¿Qué paz puede tener la hiena con el perro?¿Qué paz el rico con el indigente?Caza de leones son los onagros en el desierto,así los pobres son presa de los ricos.Abominación para el orgulloso es la

[humildad,así para el rico es abominación el pobre.

(Continuará)