San Juan de los Lagos, Jal. Agosto de 2008 Nº 313SEPTIEMBRE: MES DE LA BIBLIA La Palabra de Dios...

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San Juan de los Lagos, Jal. Agosto de 2008 Nº 313 Revista Diocesana Mensual Paulino

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San Juan de los Lagos, Jal. Agosto de 2008 Nº 313

Revista Diocesana Mensual

Paulino

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Centro Diocesano de Pastoral

Morelos 34. A. P. 21Tel. (395) 785-0020 Fax. (395) 785-0171

Correo-E: [email protected]: [email protected]

47000 San Juan de los Lagos, Jal.

Responsable:Vocalía de Pastoral bíblica

Diócesis de San Juan de los Lagos.

SUMARIOSUMARIOSUMARIOSUMARIOSUMARIOPresentación ..........................................................................................................1Circular ..................................................................................................................2¿Qué es la Lectio Divina? ....................................................................................4

PRIMERA SECCIÓN:TEMAS:1. Somos una comunidad de «bienaventurados» ..............................................52. Somos una comunidad que acompaña a Jesús con la cruz .........................93. Una comunidad que ora al Padre y confía en Él ....................................... 124. «Por la Eucaristía formamos comunidad» ................................................... 155. Vivir en la comunidad la vida de Cristo ..................................................... 19

Año jubilar de San Pablo .................................................................................. 23

SEGUNDA SECCIÓN:I. Pablo de Tarso ................................................................................................ 24II. Pablo - La centralidad de Cristo .................................................................. 24III. Pablo - El Espíritu en nuestros corazones .................................................. 26IV. Pablo - la vida en la Iglesia ........................................................................ 28Vida y obra de San Pablo .................................................................................. 30

EL PENSAMIENTO TEOLÓGICO DE SAN PABLO:TEMAS:1. La persona de Jesús en San Pablo ................................................................ 362. El Espíritu Santo en San Pablo ..................................................................... 413. La Iglesia en San Pablo ................................................................................. 454. La realidad del hombre en San Pablo ......................................................... 515. El final de los tiempos en San Pablo ........................................................... 55

LECTIO DIVINA:1. «Este tesoro lo llevamos en vasijas de barro» ............................................ 602. «Himno cristológico» .................................................................................... 653. «Somos instrumentos escogidos por Dios para la evangelización» ......... 674. La unidad de la Iglesia .................................................................................. 68Entronización de la Biblia ................................................................................. 70Retiro bíblico: «Discípulos en la comunidad» ............................................... 74Oración grupal guiada ...................................................................................... 77Trípticos .............................................................................................................. 78

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SEPTIEMBRE: MES DE LA BIBLIA

La Palabra de Dios presente en la Biblia es un lugar privilegiado paraencontrarnos con Jesucristo. Por eso, es importante promover la reflexión orantesobre la Sagrada Escritura, realizada por todos los fieles.

Existen muchos modos de acercarnos a leer Biblia; uno de ellos es la LectioDivina. La frase latina "Lectio Divina" significa "lectura divina" y describe unmodo de leer la Sagrada Escritura: alejarse gradualmente de los propios esquemasy abrirse a lo que Dios nos quiere decir. No sólo queremos estudiar la Palabra, sinoorar con ella y buscar compromisos en un ambiente de recogimiento.

En este año, según nuestro Plan Diocesano de Pastoral, hemos de profundizaren nuestro discipulado vivido en y desde la Comunidad. Queremos, a la luz de laPalabra de Dios, fortalecer los espacios de Comunión ya existentes y crear nuevospara vivir de acuerdo al deseo de nuestro Señor Jesucristo: «Padre Santo,guárdalos en tu nombre para que todos sean uno como nosotros» (Jn 17, 11).

Por eso, en este MES de la BIBLIA, guiados por la lectura orante de la Palabrade Dios, proponemos cinco encuentros con la Palabra que nos han de comprome-ter a vivir el amor de Dios en la Comunidad cristiana: la Iglesia debe ser siempreun espacio de comunión y participación. Ha de ser una comunidad de bienaven-turados, fortalecidos por la oración, que se une a la cruz del Señor y que en laEucaristía encuentra su más profundo significado de Comunión de Vida.

En sintonía con la Iglesia Universal que celebra con gozo el Año JubilarPaulino es conveniente que en este mes de reflexión bíblica nos acerquemos yconozcamos más la figura de este gran Apóstol a través del mensaje dado en lasaudiencias por su Santidad el Papa Benedicto XVI. Además proponemos cincotemas sobre el pensamiento teológico del Apóstol y cuatro Lectio Divinas dealgunos textos de los escritos de este gran Evangelizador.

Al final del presente boletín encontrarás unos subsidios que pretenden serinstrumentos que favorezcan la reflexión y celebración de la Palabra de Dios eneste mes consagrado a su reflexión y profundización: Un Retiro Bíblico, entro-nización de la Biblia en las familias y en las reuniones de grupos.

Ofrecemos, además, unos trípticos que pueden fotocopiarse y entregarse a lasFamilias para que por semanas en este mes todos tengamos la oportunidad deconocer más y profundizar en el gran mensaje de Salvación contenido en lasSagradas Escrituras. Con estos trípticos no queremos sustituir a los grupos dereflexión que se reúnen para celebrar la semana de la Biblia, sino llegar a másfamilias.

Es nuestro deseo que en este mes tomemos conciencia del valor de la Palabrade Dios en nuestras vidas y que guiados por Ella formemos en Cristo unaComunidad de Amor.

Vocalía de Pastoral Bíblica

Presentación

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A los presbíteros y diáconos,a las religiosas y religiosos ya todo el pueblo cristiano de la Diócesis de San

Juan de los Lagos, Jal.

La Iglesia Católica celebra con entusiasmo losdos mil años del nacimiento de San Pablo, apóstolde Jesucristo. Pablo se encontró frente a frente conJesús cuando perseguía a los fieles de la primitivacomunidad cristiana. En este encuentro con el Se-ñor en el camino de Damasco, su corazón se abrióa la gracia de la conversión, se hizo discípulo suyoy fue el más grande misionero del Evangelio.

Pablo nació en la ciudad de Tarso (Asia Menor)y los historiadores sitúan su nacimiento entre losaños 7 y 10 de la era cristiana. Su vida culminó enRoma con el supremo sacrificio del martirio, en lamisma época que el Apóstol Pedro, primer Obispode Roma y Cabeza del Colegio Apostólico. Concarismas diversos Pedro y Pablo trabajaron por lacausa de construir la única Iglesia de Cristo.

Con motivo del bimilenario de su nacimiento elSucesor de Pedro, Benedicto XVI, ha promulgadopara toda la Iglesia la celebración de un Año JubilarPaulino que comenzó en la víspera del 29 de juniode 2008 y culminará el 29 de junio de 2009. Se tratade un año de gracia de Dios para que todos podamosredescubrir nuevamente el “rostro de Cristo” através del testimonio, la vida, los escritos del após-tol y los relatos bíblicos sobre este discípulo delSeñor.

En anterior circular comuniqué a toda la dióce-sis, secundando los deseos del Papa, el Año JubilarPaulino en el que los fieles cristianos podrán ganarindulgencia plenaria con esta ocasión con el fin deconcretizar lo que el Papa ha concedido para cadaIglesia Particular, próximamente estaré dando aconocer, a propuesta de cada uno de los decanatos,a todos los fieles de esta diócesis los lugares ytiempos en que se podrá ganar esta indulgenciaplenaria.

En nuestra Iglesia Diocesana, siguiendo nuestrocaminar pastoral, celebramos, también, el Año dela Comunión. Y es que encontrarse con Jesús yseguirlo, aunque es una decisión personal, no esindividualista porque el llamado a ser discípulosólo es posible vivirlo en comunidad en donde se hade integrar, sintiéndose responsable de su construc-ción. Hacer la comunidad es una tarea permanente:«Construir el Cuerpo Místico de Jesús».. No puededarse el seguimiento de Jesús al margen de lacomunidad eclesial y de la comunidad humana engeneral. Es dentro de la comunidad donde el cristia-no se encuentra con Jesús.

También la Iglesia Católica se prepara paracelebrar el Sínodo de los obispos que tendrá comoobjetivo profundizar sobre la Palabra de Dios en lavida y en la misión de la Iglesia. Es una ocasión paraque, de la mano de los escritos paulinos, se enri-quezca la vida de la Iglesia y de los cristianos. Loscristianos vemos en San Pablo el modelo y ejemplode discípulo y misionero de Cristo, no importa loque su vida haya sido antes. Del maravilloso en-cuentro con Cristo brota el gran amor y el deseo degastar su vida por la evangelización de todos loshombres y de todos los pueblos. También es elcamino a seguir para que nuestra vida tenga laalegría, la entrega y la disponibilidad de construiruna comunidad de Amor. Para lograr esta Comu-nión es urgente un conocimiento más profundo dela Sagrada Escritura y del Magisterio donde encon-tramos los criterios más fundamentales para vivir lacomunión. Les exhorto a que en este mes dedicadoa la reflexión de la Palabra de Dios profundicemosen el mensaje evangélico de Comunión y junto conSan Pablo reflexionemos en las riquezas de la fe yen el seguimiento de Jesús.

San Juan de los Lagos, Jal. 29 de Julio de 2008

Obispo de San Juan de los Lagos

ASUNTO: SEPTIEMBRE MES DE L SEPTIEMBRE MES DE L SEPTIEMBRE MES DE L SEPTIEMBRE MES DE L SEPTIEMBRE MES DE LA BIBLIAA BIBLIAA BIBLIAA BIBLIAA BIBLIA

Circular 11/08

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SEPTIEMBRE: MES DE LA BIBLIA

LECTIO DIVINA:Un camino para leer y entender

la Palabra de Dios

¿Cómo voy aentenderlo si nadie

me lo explica?

La respuesta del etíope a Felipe: ¿Cómo voya entenderlo si nadie me lo explica? (Hch 8, 31)

es la misma que hoy dan muchos cristianos cuandose les pregunta si leen la Biblia y si comprenden

lo que leen. Con frecuencia se sienten como aqueletíope y necesitan de hombres y mujeres que,como Felipe, les ayuden a leer y comprender

las Sagradas Escrituras.

Este mes de Septiembre dedicado alacercamiento de la Palabra de Dios puede ser

un buen momento para reflexionar en laBiblia, tanto de forma personal como en

comunidad. Esta parte del boletín tiene lafinalidad de darme a conocer un camino paraleer y entender la Palabra de Dios a través de

la LECTIO DIVINA.

¿Cómo voy aentenderlo si nadie

me lo explica?

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La «lectio Divina» es una manera de entrar en diálogo con elDios que nos habla a través de su Palabra.Podemos representar gráficamente el itinerario de la «lectiodivina» de esta manera:

1

2

3

4

5

LECTURA¿Qué dice el texto?

* leer el texto de manera atenta y respetuosa.* Detenerse (reposar) sobre el texto.* Descubrir el mensaje de fe.

MEDITACIÓN¿Qué me dice el texto?

* Ponerse ante el espejo de la Palabra.* Interiorizar.* Ahondar en la propia vida.

ORACIÓN¿Qué me hace decirle a Dios?

* Orar la Palabra: pido, alabo, agradezco...

CONTEMPLACIÓN* Dios se me da a conocer con la experiencia del corazón.* Serenidad ante el misterio de Cristo.

COMPROMISO¿Qué camino de vida me invita a tomar?

* Ver la realidad con la mirada de Dios.* Configuración con Cristo y vida en el Espíritu.* Anuncio, compromiso y caridad.

¿QUÉ ES LA LECTIO DIVINA?

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SEPTIEMBRE: MES DE LA BIBLIA

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Espíritu Santo, Maestro interior, Promesa deJesús, enviado para enseñarnos el camino delEvangelio: revélanos cómo es la felicidad delReino.

Muéstranos el futuro que les aguarda a losque lloran, a los que lo han perdido todo, a losque tienen hambre, a los que están desespera-dos, a los que son humillados y vejados, a losoprimidos por los poderosos de este mundo, alos que se juegan la vida trabajando por la paz.

Mi mente no alcanza a comprender el senti-do de una existencia sumida en el sufrimiento,la pobreza o la injusticia.

A menudo pienso, Señor, que sólo quiendisfruta de la vida, quien no ha visto la desgra-cia, quien no carece de nada y quien puede«realizarse» según sus deseos más hondos pue-de ser plenamente feliz.

Pero, si esto fuera así, la mayor parte de lahumanidad estaría privada de la felicidad quetodos deseamos.

Espíritu Santo, ayúdame a entender de quémodo los pobres pueden ser dichosos, ayúdamea confiar en las más misteriosas palabras deJesús:

¡Felices los últimos: los pobres, los quelloran, los mansos, los que tienen hambre...porque el Reino de Dios es suyo!

PRIMERA SECCIÓN:AÑO DE LA COMUNIÓN

TEMA 1:

Somos una Comunidadde Bienaventurados

Mateo 5,1-12a

LECTURA

En aquel tiempo, al ver Jesús al gentío, subióa la montaña, se sentó y se acercaron susdiscípulos, y él se puso a hablar enseñándo-les:

Dichosos los pobres en el espíritu, porque deellos es el reino de los cielos.

Dichosos los sufridos, porque ellos heredaránla tierra.

Dichosos los que lloran, porque ellos seránconsolados.

Dichosos los que tienen hambre y sed dejusticia, porque ellos quedarán saciados.

Dichosos los misericordiosos, porque ellosalcanzarán misericordia.

Dichosos los limpios de corazón, porque ellosverán a Dios.

Dichosos los que trabajan por la paz, porqueellos se llamarán «hijos de Dios».

Dichosos los perseguidos por causa de lajusticia, porque de ellos es el reino de loscielos.

Dichosos ustedes cuando los insulten, y lospersigan, y los calumnien de cualquier modopor mi causa. Estén alegres y contentos,porque su recompensa será grande en elcielo.

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ORIENTACIONES PARA LA LECTURA

Las bienaventuranzas son, junto al texto de la saly la luz (Mt 5,13-16), el pasaje que abre el conocido«sermón del monte» de Mateo. Este sermón es elprimero de los cinco grandes discursos de Jesús,presentes en este evangelio:

1. El sermón del monte (5,1-7,29)2. El discurso de misión (9,35-10,42)3. Las parábolas (13, 3b-52)4. El discurso eclesial (18,3-34)5. El discurso escatológico (23,1-25,46)Siguiendo la lectura continua del evangelio de

Mateo, las bienaventuranzas están situadas inme-diatamente después de la llamada de los primerosdiscípulos (4,18-22) y de un sumario que, de modoconcentrado, nos habla de cómo Jesús anunciaba elReino, con palabra y con obras, en Galilea. Dice así:

«Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sussinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reinoy curando toda enfermedad y toda dolencia en elpueblo... Y le siguió una gran muchedumbre deGalilea, Decápolis, Jerusalén y Judea, y del otrolado del Jordán» (Mt 4,23-25)

Ésta es la situación que sirve de marco al sermóndel monte.

Al leer la bienaventuranzas, podemos fijarnos,en primer lugar, en cuáles son sus protagonistas.¿Quiénes están presentes? ¿Quiénes hablan? ¿Quié-nes escuchan?

Tres son los personajes que se mencionan: Jesús,actor principal de toda la escena, los discípulos y lamuchedumbre.

La muchedumbre estaba constituida por gentemás bien sencilla y necesitada. Se habla de enfer-mos y aquejados de diversos sufrimientos (4,24).Cuando Jesús ve a esa gente, se pone a enseñar. Esla presencia de la muchedumbre y su necesidad laque motiva la enseñanza de Jesús. Marcos dicetambién algo parecido en 6,34: «Y al desembarcar,vio mucha gente, sintió compasión de ellos, puesestaban como ovejas que no tienen pastor, y se pusoa enseñarles largamente».

Ésas son las muchedumbres que siguen a Jesús.De ellas hubiera dicho Pablo, como dijo de loscristianos de Corinto: «Entre ustedes no hay mu-chos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni

muchos nobles. Dios ha escogido, más bien, lonecio del mundo para confundir a los fuertes» (1Cor 1,26-27).

Los terceros protagonistas del pasaje son lacomunidad de discípulos de los que, hasta el mo-mento, sólo conocemos los cuatro que han sidollamados en 4,18-22: Simón Pedro, Andrés, Santia-go y Juan.

Viendo a la muchedumbre, Jesús «subió al mon-te, se sentó y sus discípulos se le acercaron. Y,tomando la palabra, les enseñaba...».

Alguien que «sube al monte» y desde allí da laPalabra recuerda, inevitablemente, a Moisés. Ya elevangelio de la infancia de Mateo evocaba a Moisésen relación con Jesús, al hablar de la matanza de losinocentes y de la huida a Egipto. Y es que en Jesússe cumple la palabra de Dios dirigida a Moisés enDt. 18,15-18: «El Señor, tu Dios, suscitará, de enmedio de ti, un profeta como tú entre tus hermanos,a quien escucharéis». Jesús es ese profeta. Pero esalgo más que un profeta: es el único Maestro (Mt23,8), la Palabra encarnada (Jn 1,14), la sabiduríadel Padre. Él se sienta en la cátedra de Moisés yenseña en qué consiste el Reino y cómo han de serlas relaciones que se establecen entre los hijos delReino entre sí y con Dios: UNA COMUNIDAD DEDICHOSOS.

Las bienaventuranzas constituyen el pórtico deentrada al discurso sobre el Reino. Este discurso vadirigido no sólo a los discípulos, que, en la escena,se sientan más cerca de Jesús, sino también a lamuchedumbre.

«Bienaventuranza» significa «felicidad». Jesús,según Mateo, proclama felices a ocho categorías depersonas: los pobres de espíritu, los mansos, los quelloran, los que tienen hambre y sed de justicia, losmisericordiosos, los limpios de corazón, los quetrabajan por la paz y los perseguidos por causa de lajusticia. La novena proclamación de felicidad nohace sino ampliar la octava, «dichosos los persegui-dos». Esta vez la causa no es la justicia sino «micausa», la persona de Jesús. Y añade el motivo quetienen para estar alegres los que son maltratados deese modo: «porque su recompensa será grande enlos cielos».

Lucas, en su «sermón del llano» (cf. Lc 6,17),recoge sólo cuatro bienaventuranzas: la de los po-bres, los que tienen hambre, los que lloran, los que

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son odiados, expulsados de la sinagoga, injuriadosy proscritos por causa del Hijo del hombre (Lc 6,20-23). Como vemos, Mateo ha «moralizado» y«espiritualizado» estas bienaventuranzas, convir-tiendo a los pobres integrales en «pobres de espíri-tu», y a los hambrientos de pan en «hambrientos dejusticia». Parece que las bienaventuranzas de Lucasse parecen más a las proclamadas por Jesús.

En todo caso, el mensaje va en la misma direc-ción y se complementa: Jesús proclama dichosas aaquellas personas de las que ninguno de nosotros lodiría. Y la razón es que son herederas de unapromesa futura, escatológica, que en el presente nopodemos ver, pero que cumplirá Dios en el futuro.Dios es el garante del consuelo de los tristes, de lajusticia a los oprimidos, de la misericordia quealcanzará a los misericordiosos... En el presente,eso sólo se puede tener en esperanza. Pero unaesperanza de la que podemos fiarnos, porque tuvoun anticipo en Jesús, el Pobre alcanzado por unafelicidad que nada ni nadie puedo arrebatarle, sisiquiera la tortura ni la muerte en cruz.

MEDITACIÓN

Nadie desea ser desdichado, sufrir o carecer decosas que contribuyen a alcanzar la «calidad devida» que tanto preocupa en la actualidad y de laque tanto se habla. Una buena alimentación, tiempolibre, ejercicio físico y relaciones interpersonalespositivas constituyen los consejos repetidos en losmedios de comunicación (revistas y programas desalud y nutrición) para alcanzar la ansiada felicidady la paz interior. A esto hay que añadir la estética yla cosmética, que prometen proporcionar una ima-gen aceptable, dentro de los cánones de bellezaestablecidos, según los cuales un rostro lleno dearrugas o unos cabellos blancos delatando la edadde modo impertinente serían motivos más quesuficientes para hundir en la desdicha a las personasque padecieran semejantes males...

Tras esta caricatura se esconde una denuncia:¿adónde nos arrastra la publicidad y la sociedad deconsumo a poner nuestra felicidad? ¿Cuántas vecesescuchamos que luchar por la justicia, trabajar porla paz o ser mansos y no prepotentes puede ser unafuente de felicidad y realización mayor que invertiren bolsa, aparentar diez años menos o comprar uncoche mejor?

1. Reflexiona qué es lo que te hace sentir feliz osatisfecho/a habitualmente.

2. ¿Te lamentas, a veces, por carecer de cosas quete harían sentir más feliz? ¿Qué cosas echas enfalta?

3. ¿A quiénes de las personas que conoces conside-ras felices? ¿Por qué?

4. ¿Tiene algo que ver tu proyecto de felicidadcon el de Jesús proclamado en las bienaven-turanzas?

5. ¿Te sientes orgulloso de estar invitado a formarparte de esta comunidad de bienaventurados?

ORACIÓN

Oramos el Salmo 145.

En él late el espíritu de las bienaventuranzas.El Señor hace justicia a los oprimidos,da pan a los hambriento.El Señor liberta a los cautivos.El Señor abre los ojos al ciego,el Señor endereza a los que ya se doblan,el Señor ama a los justos,el Señor guarda a los peregrinos.El Señor sustenta al huérfano y a la viuday trastorna el camino de los malvados.El Señor reina eternamente,tu Dios, Sión, de edad en edad.

Siémbranos alma de pobreDespués de cada estrofa de la siguiente oración,

cantamos o rezamos la antífona:¡Oh, pobreza, fuente de riqueza!Señor, siémbranos alma de pobre.Señor, a veces pretendo grandezas que superan

mi capacidad.Mi corazón es ambicioso y deseo ser más impor-

tante que los demás, ser halagado, tenido encuenta, estimado.

Por eso mi corazón se acongoja ante las críticas,y mis nervios se crispan ante los fracasos ycontratiempos que trae la vida.

Quiero conseguir el aprecio de los demás por miséxitos, y nunca estoy seguro de ser amado pormí mismo.

Quiero aparentar seguridad y fortaleza, pero laverdad es que a menudo me siento como un

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niño desvalido y necesitado de Alguien másfuerte.

Por eso, te suplico...Señor, ¿cómo voy a ser manso si sólo quien es

agresivo triunfa?

¿Cómo escalaré puestos en mi empresa, si dejoque otros me pisen el terreno?

¿Cómo dejaré que me insulten cuando sé defen-derme con un sarcasmo capaz de silenciar acualquier adversario?

Pero, cuando proceso así, no me siento bien,Señor.

Estoy tenso y nervioso.

Mi hogar se transforma en un lugar frío e inhós-pito y mi trabajo, en un campo de batalla.

Por eso, te suplico...Señor, hace mucho que no lloro.

Cada vez me resulta más difícil conmoverme.

Ninguna imagen, ninguna noticia, ninguna des-gracia sacude la fuente de mis lágrimas.

No me siento vivo. No me siento humano.

Por eso, te suplico...Señor, tengo hambre y sed de muchas cosas:

aparatos tecnológicos de última generación,ropa que sustituya la del año pasado, dineropara consumir lo que me ofrece el mercado...

Mis ojos no se detienen en la injusticia que sufrenlos pobres, tan lejanos y tan ajenos.

Por eso, te suplico...Señor, el ritmo de vida que llevo me inmuniza

contra la compasión: no tengo tiempo paraescuchar a los demás, no tengo tiempo queperder, no puedo darme cuenta de si alguiennecesita de mí.

Por eso, te suplico...Señor, nadie puede decir que no trabajo por la

paz:

he gritado «¡paz!» en todas las manifestacionesde mi ciudad.

Sin embargo... me cuesta ceder, mi rostro esduro, mi palabra, arrogante, mis principios,rígidos e intransigentes.

Por eso, te suplico...

CONTEMPLACIÓN

Él es el pobre de bienes que no tiene dóndereclinar la cabeza (9,58), a quien el Padre asiste consu Providencia, como a las aves del cielo y los liriosdel campo (Mt 6,25-34);- es el pobre de espíritu, unido a Dios y abandonado

a su voluntad (Mt 6,10; 26,42), para quien elPadre es el tesoro de su vida (Mt 13,44; 6,21);

- es el manso que renunció a un mesianismo depoder (Mt 21,5; 27,12-14), en cuyas manos elPadre puso todas las cosas (Mt 11,27);

- es el que lloró por su amigo Lázaro y por eldesastre de Jerusalén (Jn 11,35; Lc 19,41) yencontró en el Padre su consuelo (Jn 11,41-42);

- es el que tuvo hambre y sed en el desierto (Mt 4,2)y cuyo alimento era hacer la voluntad del Padre(Jn 4,31-30);

- es el hambriento y sediento de justicia, a quien elPadre hizo justicia rescatando su vida de la muer-te (Hch 2,24);

- es el misericordioso con los enfermos y pecadores(Mt 9,36) que encontró misericordia en quien loresucitó de entre los muertos (Hb 5,7);

- es el limpio de corazón que veía y escuchaba aDios (Mt 3,16-17);

- es el pacífico que ordenó envainar la espada a sudefensor (Mt 26,52-53) a quien el Padre llamó dosveces: «Mi Hijo amado, mi predilecto» (Mt 3,17;17,5);

- es el perseguido por hacer justicia a los pobres dela tierra (Jn 5,18; 7,19; 8,59; 10,39) cuya recom-pensa fue Dios mismo.Contempla a todas las personas que encontraron

la felicidad al encontrarse con Jesús (el leproso, elparalítico, la hemorroisa, la mujer encorvada, lacananea, Zaqueo, la pecadora pública...). ¿Te hapasado a ti lo mismo? Si te ha pasado ya, entoncesformas parte de esa comunidad de dichosos.

COMPROMISO

Me esforzaré en vivir en mi comunidad lasbienaventuranzas con la esperanza de una vidaeternamente feliz.

Recordaré siempre que siendo bienaventuradoes como pertenezco a la comunidad de verdaderosdiscípulos de Jesús.

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SEPTIEMBRE: MES DE LA BIBLIA

ORACIÓN INICIAL:Salmo 50

(A dos coros, salmodiado y delante de una cruz):

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,por tu inmensa compasión borra mi culpa;lava del todo mi delito,limpia mi pecado.Pues yo reconozco mi culpa,tengo siempre presente mi pecado:contra tí, contra tí sólo pequé,cometí la maldad que aborreces.En la sentencia tendrás razón,en el juicio resultarás inocente.Mira, en la culpa nací,pecador me concibió mi madre.Te gusta un corazón sincero,y en mi interior me inculcas sabiduría.Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;lávame: quedaré más blanco que la nieve.Hazme oír el gozo y la alegría,que se alegren los huesos quebrantados.Aparta de mi pecado tu vista,borra en mí toda culpa.Oh Dios, crea en mí un corazón puro,renuévame por dentro con espíritu firme;no me arrojes lejos de tu rostro,no me quites tu santo espíritu.Devuélveme la alegría de tu salvación,afiánzame con espíritu generoso:enseñaré a los malvados tus caminos,los pecadores volverán a ti.Líbrame de la sangre, oh Dios,Dios, Salvador mío,y cantará mi lengua tu justicia.Señor, me abrirás los labios,y mi boca proclamará tu alabanza.Los sacrificios no te satisfacen:si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.

Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;un corazón quebrantado y humillado,tú no lo desprecias.Señor, por tu bondad, favorece a Sión,reconstruye las murallas de Jerusalén:entonces aceptarás los sacrificios rituales,ofrendas y holocaustos,sobre tu altar se inmolarán novillos.

LECTURA(Lc 9, 18-24)

Una vez que Jesús estaba orando solo, en presen-cia de sus discípulos, les preguntó: ¿Quién dice lagente que soy yo? Ellos contestaron: Unos que Juanel Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vueltoa la vida uno de los antiguos profetas. Él les preguntó:Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Pedro tomó lapalabra y dijo: El Mesías de Dios. Él les prohibióterminantemente decírselo a nadie. Y añadió: ElHijo del Hombre tiene que padecer mucho, serdesechado por los ancianos, sumos sacerdotes yescribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día. Y,dirigiéndose a todos, dijo: el que quiera seguirme,que se niegue así mismo, cargue con su cruz cada díay se venga conmigo. Pues el que quiera salvar suvida, la perderá; pero el que pierda su vida por micausa, la salvará. Palabra del Señor.

ORIENTACIONES PARA LA LECTURA:

Tras su primera experiencia evangelizadora, hanvisto a Jesús multiplicar sus pobres cinco panespara alimentar a una multitud, los discípulos han deresponder sobre la identidad del Señor. Ellos traen«noticias frescas». Cuando predicaban y sanabanen nombre de Jesús ¿qué han escuchado a la gente?¿Qué piensan de Él? ¿Qué es lo que están enten-diendo?

TEMA 2:

Somos una Comunidadque acompaña a Jesús con la Cruz

(Lc 9, 18 - 24)

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Como subrayan los tres sinópticos, Pedro, es-pontáneamente, toma la palabra y responde a Jesús.No porque se lo han encargado, sino por su peculiarrelación con Jesús. Pero su respuesta no es sólosuya, expresa lo que creen los demás discípulos, dealguna forma los personifica y representa. Estafigura del Pedro «portavoz» de los discípulos, re-aparecerá con frecuencia. También, en Pentecos-tés, comenzará Pedro la predicación cristiana.

«Tu eres el Mesías de Dios». Jesús lo habíaproclamado en la sinagoga de Nazaret. Ahora esreconocido por Pedro y los discípulos. No sóloanuncia los tiempos mesiánicos, como piensa lagente. Él realiza la llegada de esos tiempos. SanMateo lo explícita aún más: «el Mesías, el Hijo delDios vivo». Jesús responde aquí con la promesa delprimado: «tu eres Pedro y sobre esta piedra edifica-ré mi Iglesia... etc» (Mt 16,16ss).

Jesús les pide silencio. Esta reserva de Jesúsaparece sobre todo en san Marcos. Jesús no quiereque se malinterprete su mesianismo. Sólo quien haconocido del todo a Jesús, esto es, hasta la muertey la resurrección, puede hablar de Él con acierto.Jesús no quiere despertar entusiasmos facilones.Invita a participar a la comunidad en su cruz pararenacer a una vida nueva. Ahora es momento de ser«discípulos»... luego, tras pasar por el escándalo dela cruz y verle resucitado, recibirán la fuerza delEspíritu para ser «apóstoles». Por eso les anuncia deinmediato su pasión, muerte y resurrección.

MEDITACIÓN

Tomar parte en la cruz de Jesús, que Él abrazapor nosotros...

¿No seré yo un seguidor «de boquilla», sóloteórico, sin abrazar su cruz? A veces, lo reconozco,estoy preocupado ante todo por mi propio bienes-tar, éxito, seguridad... como si me pudiera salvar ami mismo, encerrado en mi torre de marfil.

¿Qué lugar ocupan los otros en mi vida? ¿Quépuesto ocupa el servicio desinteresado a los demás?¿Qué sensibilidad tengo para los sufrimientos aje-nos, para las injusticias del mundo, para los proble-mas del hambre, la opresión, la violencia, paracomprometerme a favor de un mundo más confor-me al designio de Dios?

El Hijo de Dios se ha hecho hombre, y hacargado con nuestras miserias hasta el extremo de

morir en la cruz, para que nosotros, uniéndonos a Élpor la fe y el bautismo, incorporados a su muerteredentora, participemos también de su resurreccióny nazcamos de nuevo como hijos de Dios. ¿Dóndeestá la novedad de mi vida como cristiano? ¿En quése diferencia de la vida de quienes no creen?

«Negarse a uno mismo», en cristiano, implicaprimeramente este reconocimiento de la primacíade Dios, de que somos un don de Dios para nosotrosmismos. Lo contrario de lo que la serpiente sugierea Eva en el Paraíso. Es reconocer que sólo Dios esDios. Y por tanto, no hacer de uno mismo la medidade todas las cosas, estar dispuesto a la renuncia, alsacrificio, al esfuerzo, a la generosidad. No vivirpendiente de uno mismo, de sus caprichos, sinopendiente de Cristo y por Él de las necesidades detodos los hombres. La «abnegación» es la virtud delos que saben amar. Y la característica de loshombres libres.

ORACIÓN

«Tomar la propia cruz». ¿Y qué es la cruz? Lacruz es la entrega de su propia vida que hace Cristo,por obediencia al Padre, en favor de los hombres.Jesús sabe que el Padre ama a los hombres y quierelibrarlos de todo mal y hacerlos hijos suyos. Paracumplir esta voluntad de Dios, por puro amor a suPadre, acepta Jesús incluso su propia crucifixión.Tomar la cruz cada día es hacer nosotros lo mismo.Amar a Dios de tal modo que, por cumplir suvoluntad, nos entreguemos cotidianamente al biendel prójimo, sin reparar en los sacrificios que ellopueda comportar. Sólo ama de verdad quien estádispuesto a sufrir, a pagar un precio por el bien dela persona amada. Con Cristo y por Cristo, pode-mos vivir este amor pleno y verdadero con laentrega de la propia vida... Es un don suyo, nossobrepasa totalmente. Sólo podemos tomar la cruz...unidos a Cristo y con la ayuda de su gracia.

OREMOS:

Señor ¡yo quiero seguirte! Y quiero conocerte.Señor, enséñanos a orar, para identificarnoscontigo, para vivir tan cerca de ti, que teconozcamos a fondo, y te amemos de verdad.

Señor, ¡yo quiero seguirte! Ayúdame a compren-der el misterio de tu cruz. Líbrame de todo

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temor. Ponga en ti mi confianza. Que lo esperetodo de ti. Que sólo espere en ti. Y así, Señor,que llegue a ser libre. Libre para darme atodos. Libre para vivir contigo. Libre paraamar sin medida.

Señor ¡yo quiero seguirte! Y escuchar lo que tume dices. Lo que tú me pides, lo que tú mesugieres, lo que tú me propones. Descubrirquien soy yo de verdad, y el inmenso valor demi vida. Conocerme conociéndote, conocer-me como tú me conoces. Por el camino,contigo. Viviendo tu misma vida.

Señor ¡yo quiero seguirte! Y vivir así contigosiempre. Hasta la cruz. Hasta la Vida.

Leo atentamente Filipenses 2, 5-11

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizoalarde de su categoría de Dios; al contrario,se despojó de su rango y tomó la condiciónde esclavo, pasando por uno de tantos. Y así,actuando como un hombre cualquiera, serebajó hasta someterse incluso a la muerte,y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantósobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre deJesús toda rodilla se doble en el cielo, en latierra, en el abismo, y toda lengua procla-me: Jesucristo es Señor, para gloria de DiosPadre.

CONTEMPLACIÓN

Contemplemos interiormente la escena. Jesússolo, en medio del campo. Y no lejos, sus discípu-los. Mirar a Jesús que ora. ¿Qué le dice al Padre?¿Qué le escucha decirle? ¿Cuál es su actitud? ¿Quéhay aquí de excepcional, para que los evangelistasnos hablen una y otra vez de cómo oraba Jesús?

Mirar ahora a la comunidad de los discípulos. Lecontemplan. Desean participar de esa intimidad deJesús con su Padre. ¿Qué piensan de Él? Acaban deregresar de predicar en su nombre y le han vistohacer milagros ¿Qué piensan de Él cuando le ven enpresencia de Dios?

Ahora se vuelve hacia ellos. Les pregunta. Vercomo se cruzan sus miradas, la expresión de susrostros. Sus gestos. ¿Qué dicen de ti las gentes,Jesús? Lo que decían aquellos. Lo que dicen las

gentes ahora. En el fondo, la misma necesidad deesperanza, la misma sed de salvación, expresada demodos tan diversos. También mi gente, la gente denuestros días, vive esperando al Mesías... Y yotambién se lo cuento. Ver a Jesús que escucha. Esamigo de escuchar. Escucha con una hondura infi-nita. Comprende. Ama la verdad de las personas. Espara mi, para quien hoy el Señor habla.

Vivimos con miedo. Por eso desconfiamos detodos y de todo, y tomamos la vida como unacompetición en la que «pisas o te pisan». Lo máscontrario a la fe. Cristo, confiando totalmente en elPadre, nos enseña a amar y nos libera del miedo.Porque vivir preocupados de nosotros mismos,«queriendo salvar» la propia vida, lleva al desastre,al fracaso, a la perdición.

El hombre no es capaz de darse la salvación y lafelicidad a sí mismo. Es un don que sólo puederecibir, nunca conquistar. Es una salvación que sevive en una comunidad de hermanos.

Sobre Jesús todo el mundo opina, y mucho meinteresa escuchar. Saber lo que piensa la gente. Peroquien es Cristo no lo aprendo de lo que digan unosy otros, ni de las campañas de prensa y los «estadosde opinión». Su identidad, la revela Jesús mismo aquien acepta convivir con Él. Como dirá san Mateono «los hombres, sino el Padre que está en loscielos» (Mt 16,17).

Conocer las opiniones para conocer a las perso-nas, y para orar por ellas, y para poder entablar esediálogo esencial a la evangelización. Pero conoceren primera persona a Cristo, cultivando la intimi-dad con Él en el seno de su Iglesia, que es su Puebloy es su Cuerpo. Cristo está resucitado, vivo. Pode-mos tener acceso. En la fe de los apóstoles, quellenos de su Espíritu anunciaron lo que desde dentroconocieron. «No te lo han revelado (las opinionesde) los hombres, sino mi Padre que está en loscielos».

COMPROMISO

¿Estoy dispuesto a compartir con Jesús el sufri-miento, la enfermedad, la cruz como medio desalvación?

Como miembro de una comunidad de hermanos, ¿mecomprometo a cargar con mi cruz, a dejarmeayudar con mi carga y a ayudar a los demás conla suya?

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DIOS ES MI PADRE

Dios es mi Padre, qué feliz soy! Soy hijo suyo,hijo de Dios.

Si Dios cuida de mi, ¿qué me puede faltar? ni unsolo instante, no, me deja de mirar; mi vida suya es,cual diestro tejedor, la va tejiendo El con infinitoamor.

Hilo por hilo tejiendo va, si tú le dejas ¡que bienlo hará! Después del huracán un pájaro cayó, nocreas que eso fue sin permitirlo Yo; el pajarilloaquel se vende por unas monedas, no tienes quetemer, tú vales mucho más.

No ves con qué primor El sabe engalanar al lirioque tal vez mañana han de cortar; pues si a unahumilde flor cuida tu Dios así, ¡con qué infinitoamor no cuidará de ti!

En el cielo se ven mil estrellas brillar; Dios lasconoce bien, Dios las puede contar.

Si El mismo fue a buscar la oveja que perdió,jamás me ha de olvidar aunque le olvide yo.

Dios es mi Padre, mi Padre es Dios. Dios es miPadre, ¡qué feliz soy!

LECTURA

“Y al orar no repitas palabras inútilmente, comohacen los paganos, que se imaginan que por sumucha palabrería Dios les hará más caso. No seancomo ellos, porque su Padre sabe lo que necesitanaun antes de habérselo pedido. Ustedes deben orarasí:

‘Padre nuestro que estás en el cielo, santificadosea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntaden la tierra así como se hace en el cielo.

Danos hoy el pan que necesitamos. Perdónanosnuestras ofensas como también nosotros perdona-mos a quienes nos han ofendido. Y no nos expongasa la tentación, sino líbranos del maligno. “Porque siustedes perdonan a los demás el mal que les hayanhecho, su Padre que está en el cielo los perdonarátambién a ustedes; pero si no perdonan a los demás,tampoco su Padre perdonará el mal que ustedeshacen.

ORIENTACIONES PARA LA LECTURA

Nuestra forma de ser comunidad: orar comohijos.

En nuestro camino de comunidad que tiende adespertar y vigorizar en nosotros la gracia bautis-mal, la Palabra de Dios va creando en nuestrocorazón las actitudes y sentimientos de Jesús, elHijo amado, que hemos de expresar en nuestra vidade discípulos.

Este Evangelio nos lleva otra vez al “discurso dela montaña”, para aprender allí en la contemplacióny la escucha del Maestro, a orar y a vivir como hijosde Dios.

Renovar la relación de amor con el Padre (6,7-8)El Padre nuestro es la oración de Jesús, el Hijo

amado, quien por pura gratuidad nos participa loque Él es, nos hace iguales, hijos en él y como élhasta el punto que podamos dirigirnos al Padrecon su mismo espíritu: “¡Abbá, Padre!” (Roma-nos 8,15).

Enseñándoles el Padre nuestro, Jesús compartecon los discípulos la relación de amor que vive conel Padre; por eso, los discípulos “no multiplican laspalabras como los paganos” (Mateo 6,7) pues tie-

TEMA 3:

Una comunidad que ora al Padrey confía en Él

Mateo 6, 7-15

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nen puesta la confianza en el Padre que los ama yconoce sus necesidades: “Ustedes no recen de esemodo porque antes de que pidan, el Padre sabe bienlo que necesitan” (6,8).

MEDITACIÓN

“¡Padre!”. Jesús no le decía a Dios Padre, sino“Abbá” que es una expresión de familiaridad pro-pia del niño en la relación con su papá”. En españolpodríamos decir “Papaíto, papito lindo”. Esto, nosdeja entender que Jesús trató siempre a Dios con laconfianza de un niño a su papá, y así quiere quehagamos también no-sotros.

La Palabra “Nues-tro” nos hace recono-cer que es en la pater-nidad de Dios dondese fundamenta nues-tra fraternidad, somoshermanos, porque hi-jos amados del Padre,¡todos venimos de lamisma Fuente!

En las siete peti-ciones del Padre nues-tro, Jesús nos enseñaa pedir al Padre lo queÉl mismo quiere dar-nos.

Las tres primeraspeticiones:

Santificado sea tu Nombre: Que el Padre seareconocido como Dios por todos.

Venga tu Reino: Que al reconocernos comohijos de Dios podamos vivir en la justicia, la igual-dad y la solidaridad; el Reino del Padre es lafraternidad de sus hijos.

Hágase tu Voluntad: que realice su proyectoeterno sobre cada uno de nosotros reproduciendo entodos la imagen de su Hijo (Romanos 8,28).

Con estas primeras peticiones, Jesús nos enseñaque la oración es salir de si mismo y entrar ensintonía con el corazón del Padre para querer lo queEl quiere de nosotros, porque sabemos que el Padrenos ama y nos quiere felices.

Las otras tres peticiones:Las cuatro peticiones siguientes nos hacen mirar

al Padre como el dador de todo bien, que cuida y secompadece de sus hijos.

“Danos hoy el pan de cada día”: confiados en elPadre, Dios de la vida, le pedimos el pan, lasposibilidades de trabajo y de sustento, con lascuales el sigue recreando nuestra vida, y le pedimostambién el Pan del cielo, Jesús Eucaristía, el ali-mento que perdura y no nos dejará morir jamás.

“Perdónanos como nosotros perdonamos a losque nos ofenden”: Con esta suplica, Jesús quiere

ayudarnos a mante-ner viva en nosotrosla conciencia de quesomos pecadores,pero que en El y porEl podemos esperarconfiados la miseri-cordia del Padre; lasana conciencia denuestro pecado nosubica en la humil-dad y nos hace abier-tos, tolerantes ycomprensivos losunos con los otros,dispuestos al perdóny a la misericordia.Por eso, para Jesúses obvio que cuandosuplicamos el per-

dón del Padre, ya nos hemos perdonado entre noso-tros.

“No nos dejes caer en la tentación y líbranos delmal”: nuevamente Jesús nos sitúa en la humildad decorazón que nos saca de nuestra autosuficiencia ynos hace depender confiadamente de la misericor-dia y el poder del Padre que en Jesús ya nos halibrado del pecado y de las fuerzas del mal.

Estas peticiones están marcadas por un hondosentido de solidaridad, de comunidad y de fraterni-dad que agrada al Padre y le permite ver y escucharen nosotros la oración de Jesús, su Hijo amado.

El Padre nuestro identifica nuestros sentimien-tos con los de Jesús, nos hace partícipes de suidentidad, oramos en Él, por Él y como Él.

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ORACIÓN

Padre Santo, en el silencio de mi corazón quierodecirte con María: “Hágase en mi según tu desig-nio, según tu plan”. Y con Jesús en el huertotambién te digo: ”No se haga lo que yo quiero sinolo que tu”.

Dame tu gracia para consentir a tu acción en mi eneste momento de mi vida. Ilumina mi espíritu para quevea claro lo que tu quieres de mi, para que colaborecontigo y no ponga obstáculos a tus planes sobre mi.Ven en mi ayuda, Señor, ¡No me dejes solo!

Padre bueno, reconozco que he sido cobarde yfrágil y he cedido muchas veces al mal. Reconozcoque he caído pero tú me has levantado, me hasperdonado y me seguirás levantando porque sigosiendo frágil y pecador.

Ayúdame Jesús, dame tu fuerza, dame tu Espí-ritu en abundancia para que te sea fiel y siga tucamino. Que nada ni nadie me obligue a separarmede Ti y que no me deje engañar ni esclavizar pornada ni por nadie. Líbranos, Señor del mal de estemundo.

ORACION DEL PADRE NUESTROREALIZADA POR DIOS PARA TI

Hijo míoque estás en la Tierra,preocupado, confundido, desorientado,solitario, triste, angustiado...Yo conozco perfectamente tu nombre,y lo pronuncio bendiciéndolo porque te amo.¡No!.. No estás solo, porque yo habito en ti;juntos construiremos este Reino,del que tú vas a ser mi heredero.

Deseo que siempre hagas mi voluntad,porque mi voluntad es que tú seas feliz.Debes saber que cuentas siempre conmigoporque nunca te abandonaréy que tendrás el pan para hoy.No te preocupes.Sólo te pido que siempre lo compartascon tu prójimo... con tus hermanos.

Debes saber que siempre perdono todas tusofensas, antes incluso que las cometas,aún yo sabiendo que las haráspor lo que te pido que hagas tú

lo mismo con los que a ti te ofenden.

Deseo que nunca caigas en la tentaciónpor lo que tómate fuerte de mi manoy siempre aférrate a míque yo te libraré del mal.

Recuerda y nunca olvides que TE AMOdesde el comienzo de tus díasy TE AMARE hasta el fin de los mismos...¡YO TE AMARE SIEMPREPORQUE SOY TU PADRE!

¡Que Mi Bendición quede contigoy que Mi Eterno Amor y Paz te cubra siempre,porque en el mundo no la podrás obtenercomo Yo sólo la doy porque...

¡YO SOY EL AMOR Y LA PAZ!

CONTEMPLACIÓN

1. ¿Qué comparte con nosotros Jesús al enseñarnosel Padre Nuestro?

2. De las peticiones del Padre Nuestro, ¿Cuál esaquella con la cual más me identifico y por qué?

3. ¿En qué hago consistir concretamente mi relacióncon el Padre? ¿Solamente pido cosas o tambiénsé bendecir su nombre?“Los grandes misterios que se cumplen en este

tiempo deberían ser el objeto de nuestras medita-ciones y animar tanto nuestra devoción, que, con-servando siempre la presencia de Dios, nosotrosfuésemos constantemente bien dispuestos comodebemos para solemnizar dignamente la Pascua”(San León Magno, “Sobre la Cuaresma”)

COMPROMISO

Me comprometo a orar siempre al Padre sintién-dome comunidad de hermanos, por eso siemprediré Padre nuestro y no Padre mío.

Aceptaré siempre la voluntad de mi Padre y nola mía.

Compartiré el pan con los que más necesitan ymás sufren.

Lucharé contra todas las tentaciones especial-mente contra el egoísmo, el individualismo y todoaquello que rompa con la fraternidad y la solidari-dad.

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ORACIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTODE SANTO TOMAS DE AQUINO

¡Oh, Santísimo Jesús, que aquí eres verdadera-mente Dios escondido; concédeme desearardientemente, buscar prudentemente, cono-cer verdaderamente y cumplir perfectamenteen alabanza, y gloria de tunombre todo lo que te agra-da.

Ordena, ¡oh Dios mío!, el estadode mi vida; concédeme queconozca lo que de mí quieresy que lo cumpla como es me-nester y conviene a mi alma.Dame, oh Señor Dios mío,que no desfallezca entre lasprosperidades y adversida-des, para que ni en aquellasme ensalce, ni en éstas meabata.

De ninguna cosa tenga gozo nipena, sino de lo que lleva a Tio aparta de Ti. A nadie deseeagradar o tema desagradarsino a Ti. Séanme viles, Se-ñor, todas las cosas transito-rias y preciosas todas las eter-nas. Disgústeme, Señor, todogozo sin Ti, y no ambicionecosa ninguna fuera de Ti. Séame deleitoso,Señor, cualquier trabajo por TI, y enojoso eldescanso sin Ti.

Dadme, oh Dios mío, levantar a Ti mi corazónfrecuente y fervorosamente, hacerlo todo conamor, tener por muerto lo que no pertenece a

tu servicio, hacer mis obras no por rutina, sinorefiriéndolas a Ti con devoción. Hazme, ohJesús, amor mío y mi vida, obediente sincontradicción, pobre sin rebajamiento, castosin corrupción, paciente sin disipación, ma-duro sin pesadumbre, diligente sin inconstan-cia, temeroso de Ti sin desesperación, veraz

sin doblez; haz que practique elbien sin presunción que corrijaal prójimo sin soberbia, que leedifique con palabras y obrassin fingimientos.

Dame, oh Señor Dios mío, uncorazón vigilante que por nin-gún pensamiento curioso seaparte de Ti; dame un corazónnoble que por ninguna inten-ción siniestra se desvíe; dameun corazón firme que por nin-guna tribulación se quebrante;dame un corazón libre que nin-guna pasión violenta le domine.

Otórgame, oh Señor Dios mío,entendimiento que te conozca,diligencia que te busque, sabi-duría que te halle, comporta-miento que te agrade, perseve-rancia que confiadamente teespere, y esperanza que, final-mente, te abrace.

Dame que me aflija con tus penas aquí por lapenitencia, y en el camino de mi vida use detus beneficios por gracia, y en la patria gocede tus alegrías por gloria. Señor que vives yreinas, Dios por todos los siglos de los siglos.Amén.

TEMA 4:

«Por la EucaristíaFormamos Comunidad»

Mt 26,26-28

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LECTURA

Durante la Cena, Jesús tomó pan, pronunciola bendición, lo partió y dándolo a sus discí-pulos, dijo:

— Tomen y coman: esto es mi cuerpo.

Tomó luego un cáliz y, después de dar gracias,lo dio a sus discípulos diciendo:

— Beban todos de él. Porque ésta es mi san-gre, sangre de la alianza, que se derramapor todos para el perdón de los pecados.Palabra del Señor.

Dejemos que la Palabra nos hable, nos penetrey conduzca. Jesús nos ofrece un Cuerpo partido yuna Sangre derramada, para el perdón de nuestrospecados.

Leer las veces que sea necesario el pasaje del evangelio.

¿Qué me dice la Palabra contemplada? – lo quepersonalmente me impacta.

Compartir espontáneamente.

Este pasaje que nos narra Mateo, y que tam-bién encontramos en Lc 22, 19-20; Mc 14,22-24;y 1Co 11,23-26, nos deja ver claramente quenuestra vida no tendría sentido, sino en relación aJesús inmolado por nosotros; que quiere hacer denuestra existencia una misma vida partida, entre-gada y derramada con la suya.

MEDITACIÓN

La Eucaristía es el gesto más humano, y másdivino que podamos imaginar. Ésta es la verdadde Jesús: tan humano, y sin embargo, tan divino;tan cercano y, sin embargo, tan misterioso; tansencillo y, sin embargo, tan inasible… Pero éstaes la historia de Jesús, que, «a pesar de su condi-ción divina, no hizo alarde de su categoría deDios; al contrario, se despojó de su rango y tomóla condición de esclavo, pasando por uno detantos; y así, actuando como un hombre cualquie-ra, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,y una muerte de cruz» (Flp 2,6-8).

Sin duda, es la historia de Dios que quiereacercarse tanto a nosotros que podamos verlo connuestros propios ojos, oírlo con nuestros propios

oídos, tocarlo con nuestras propias manos; tancerca que no haya entre nosotros y él nada que nossepare, nos divida, nos distancie…

Jesús es Dios-con-nosotros, Dios-para-noso-tros, Dios-dentro-de nosotros. Jesús es Dios en-tregándose por completo, derrochando su vidapor nosotros sin ningún tipo de reserva. Jesús nose guarda nada ni se aferra a lo que posee. Da todolo que tiene a manos llenas, se da todo: «coman…beban… esto es mi cuerpo, ésta es mi sangre…éste soy yo que me entrego a ustedes»..

Pero Jesús quiere hacer de nuestra existenciauna misma oblación con la suya. Nos hace partí-cipes por nuestro bautismo de su misión apostó-lica y sacerdotal; nos basta con hacer de todos losacontecimientos y de todas las cosas un sí al Padrecomo el SÍ de Jesús al Padre en el Espíritu Santo.

Jesús es la realidad; dando su vida o derraman-do su sangre en sacrificio, ha conseguido nuestrasalvación. Si nos unimos, por la fe, a su DONA-CIÓN, nuestra vida se hace donación a Dios.

Jesús se ha hecho nuestro pan, nuestro perdón,nuestro responsable, sacerdote y víctima, parapurificarlo todo en el fuego de una Entrega Total,en nombre nuestro, al Padre, en el Espíritu, parabien de todos los hermanos y hermanas. Limita-ciones y éxitos, pecados y virtudes, gozos ytristezas, angustias, miedos y esperanzas, enfer-medades y salud, todo es suyo y todo debe sertransformado en amor.

Gracias a la Eucaristía, descubrimos a Dios-Amor en nuestro corazón y en el del prójimo. Nolo encontraríamos en los otros y en las otras, siantes no lo encontráramos en el partir el pan y enla contemplación de su Palabra.

Hemos comido su cuerpo y bebido su sangre;y, al hacerlo, todos los que hemos comido delmismo pan y bebido de la misma copa nos hemosconvertido en un solo cuerpo.

Este nuevo cuerpo es un cuerpo espiritual,formado por el Espíritu de amor, y se manifiestade maneras muy concretas: en el perdón, en lareconciliación, en el apoyo mutuo, en la ayuda alas personas necesitadas; enfermos, adictos, mar-ginados, excluidos, analfabetas, solitarios, encar-

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celados, hambrientos, sedientos, emigrantes, des-nudos, niños y niñas de la calle, etc.

El mundo verá a Cristo en la medida en que veacomunidades cristianas que viven la comunión(Jn 17,23). Los hermanos y hermanas son tanquebradizos como nosotros y, por esto, necesitanver en nosotros la misericordia de Dios redentor,que se hace compasión, sintonía, comprensión ycolaboración sincera.

Así pues, la comunión crea comunidad, y lacomunidad siempre nos llevará a la misión.

La comunión nos hace mirarnos y hablarnosunos a otros, nos descubrimos unos a otros comopersonas que se pertenecen mutuamente, por quecada uno de nosotros le pertenece a Él.

Por lo tanto, en el sacrificio Eucarístico deJesús «se contiene todo el bien espiritual de laIglesia», puesto que es «la fuente y la culmina-ción de toda la vida y predicación evangélica»(PO 5).

Jesús sale al encuentro de su Iglesia y de cadauno y una de nosotros en los acontecimientos detodos los días. Nuestro camino personal y comu-nitario de Iglesia peregrina se hace asociaciónpersonal con Él. Jesús asume nuestra realidadcotidiana y la transforma desde su raíz, purificán-dola de todo pecado y haciéndola complementode su pasión.

Es así que sólo faltanuestra oblación, entre-ga, ofrenda, como parteintegrante de la suya. Sin-tonizar con sus amores ysentimientos de DONA-CIÓN al Padre y a loshermanos y hermanas enel Espíritu.

Cuando se vive al mar-gen de los amores de Cris-to, todo se convierte encálculos estadísticos, endeseos absurdos de efi-cacia inmediata, en pro-selitismo exagerado, enabandono de campos

apostólicos humildes y en preocupaciones absor-bentes por las propias necesidades.

Sin embargo, cuando la vida personal y comu-nitaria se alimenta de JESUCRISTO, no se dejarállevar de los vientos de simpatías y alergias, nitampoco de modas del momento. Para el corazónque ama se abren siempre nuevos campos deevangelización, en los que hay que ejercitar elamor.

Los hombres y mujeres de hoy necesitan versignos fecundos, portadores de Cristo; esto sóloes posible si hacemos de nuestra vida y de la vidade nuestras comunidades (religiosas, familia, pa-rroquia) una donación incondicional y total aimitación de Jesucristo al Padre.

La vida entregada, que tiene lugar en cadapersona y en cada comunidad, se descubre con la“relectura» de los acontecimientos y de la vida, ala luz de esta donación total de Jesucristo queasocia el sí de María y de la Iglesia.

ORACIÓN

GRACIAS SEÑOR,POR LA EUCARISTÍA...

Gracias Señor, porque en la última cena partis-te tu pan y vino en infinitos trozos, parasaciar nuestra hambre y nuestra sed...

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Gracias Señor, porque en el pan y el vino nosentregas tu vida y nos llenas de tu presencia.

Gracias Señor, porque nos amastes hasta elfinal, hasta el extremo que se puede amar:morir por otro, dar la vida por otro.

Gracias Señor, porque quisistes celebrar tuentrega, en torno a una mesa con tusamigos, para que fuesen una comunidad deamor.

Gracias Señor, porque en la Eucaristía noshaces UNO contigo, nos unes a tu vida, en lamedida en que estamos dispuestos a entre-gar la nuestra...

Gracias, Señor, porque todo el día puede seruna preparación para celebrar y compartirla Eucaristía...

Gracias, Señor, porque todos los días puedovolver a empezar..., y continuar mi caminode amor con mis hermanos, y mi camino detransformación en ti...

¡GRACIAS, SEÑOR!

CONTEMPLACIÓN

Sólo desde esta perspectiva sacerdotal-comu-nitaria, podemos hacer frente en fidelidad creativaa tantas necesidades que aquejan a la humanidad.

«Nuestro mundo empieza el nuevo mileniocargado de las contradicciones de un creci-miento económico, cultural, tecnológico, queofrece a pocos afortunados grandes posibilida-des, dejando no sólo a millones y millones depersonas al margen del progreso, sino a vivir encondiciones de vida muy por debajo del míni-mo requerido por la dignidad humana. ¿Cómoes posible que, en nuestro tiempo haya quien semuere de hambre; quién está condenado alanalfabetismo; quien carece de la asistenciamédica más elemental; quien no tiene techodónde cobijarse?» (NMI 50).

Comer el pan en la mesa con los enemigoshasta quedar saciados significa la plenitud, nosólo de la necesidad física de alimento sino tam-

bién haber llenado el vacío que me produce laincomprensión, la indiferencia, los rencores, enmi relación con mi prójimo.

El alimento que me da Jesús me llena comple-tamente: sana mi debilidad y me pone en comu-nión con El y mis hermanos. La comunión larealiza Cristo y sólo se dará si hay auténticareconciliación. Te pedimos, Señor, que recono-ciendo el don del perdón que nos das nuncaneguemos el perdón a quien nos lo solicita.

El Señor Jesús, nos da la capacidad de viviren profundidad el misterio de la ComuniónEucarística, para que seamos siempre y entoda circunstancia, solidarios con nuestros her-manos.

El Señor Jesús nos invita a llegar a Él, acompartir con Él la gloria de los justos. Nos da losmedios para llegar y nos ha dejado su Palabra y laEucaristía para que nos guíen y nos iluminen ennuestro caminar. Nos ha mostrado cómo debe-mos vivir en comunión, cómo comportarnos,cómo actuar para merecer estar a su lado.

COMPROMISO

La comunidad comienza a ser fecunda cuandovive su vocación de servicio y sus propios carismasde misión irrepetible. Sólo el amor fraterno, dedar y recibir, es capaz de hacer de la vida unaoblación unida a la de Cristo.

La tarea evangelizadora que Dios encomiendaa cada bautizado y comunidad cristiana se realizadando pasos hacia el amor. El amor vence elsufrimiento y las limitaciones, restaurando lacreación, las personas y las comunidades.

Dios no espera grandes cosas, sino solamenteun corazón abierto y unas manos dispuestas acompartir el trabajo, el pan y la convivencia.Nuestra verdadera riqueza consiste en la capaci-dad de: entregarnos en el cuerpo y la sangre deCristo.

¿A qué me compromete esta reflexión?¿Qué acciones concretas voy a realizar para vivir

la comunión?

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SEPTIEMBRE: MES DE LA BIBLIA

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU

Espíritu Vivificador, abre mis oídos a la voz delúnico Pastor y Guardián de nuestras vidas, guía mispasos por las sendas que Él me traza, hazme entrar,de tu mano, por la única Puerta cuyo umbral estálleno de Luz, y tras la cual encontraré verdes pastosy manantiales de agua inagotables.

No permitas, Espíritu de la Verdad, que mepierda tras la voz de los extraños, ni que olvide laNoticia que levanta la esperanza, ni que ponga mispies tras las huellas de quienes no pueden salvar.

Espíritu de Amor, regálame, como a María en lamañana de Pascua, escuchar mi nombre nuevo enlos labios del Resucitado.

Dame escuchar su llamada.Dame ponerme en pie y seguirle adonde quiera

que vaya.

LECTURA

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:- Les aseguro que el que no entra por la puerta

en el aprisco de las ovejas, sino que salta porotra parte, ése es ladrón y bandido; pero elque entra por la puerta es pastor de lasovejas. A éste le abre el guarda y las ovejasatienden a su voz, y él va llamando por elnombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuan-do ha sacado todas las suyas, camina delan-te de ellas, y las ovejas lo siguen porqueconocen su voz: a un extraño no lo seguiránsino que huirán de él, porque no conocen lavoz de los extraños.

Jesús les puso esta comparación, pero ellosno entendieron de qué les hablaba. Por esoañadió Jesús:

- Les aseguro que yo soy la puerta de lasovejas. Todos los que han venido antes de míson ladrones y bandidos; pero las ovejas nolos escucharon.

Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvaráy podrá entrar y salir, y encontrará pastos.

El ladrón no entra sino para robar y matar yhacer estrago; yo he venido para que tenganvida y la tengan abundante. Palabra delSeñor

ORIENTACIONES PARA LA LECTURA

Si lees el evangelio de hoy en tu Biblia, podrásobservar que estos diez versículos son tan sólo unaparte de un discurso más amplio de Jesús dirigido alos judíos fariseos. Ese discurso, que va de los vv.1 al 21, está enmarcado por el episodio de lacuración del ciego de nacimiento, que se narra en elcapítulo 9 del evangelio de Juan, y por la referenciaal mismo en el v. 21: “Esas palabras no son de unendemoniado. ¿Puede acaso un demonio abrir losojos de los ciegos?”. Esta sería, pues, la disposiciónde nuestro pasaje en el contexto inmediato delevangelio:

Juan 9: Curación del ciego de nacimientoJuan 10,1-10: Yo soy la puertaJuan 10,11-18: Yo soy el buen pastorJuan 10,19-21: Referencia a la curación del

ciegoQuizá podamos preguntarnos qué importancia

puede tener que nuestro evangelio esté enmarcadopor el episodio del ciego. Pero es que, tanto en elcapítulo 9 como en el 10 de Juan, la ceguera es elsímbolo de la falta de fe de los fariseos, de suincapacidad de comprender y de su rechazo yresistencia a la revelación de Jesús.

TEMA 5:

Vivir en la Comunidadla Vida de Cristo

Juan 10,1-10

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- En el capítulo 9, Jesús dice: “Yo soy la luz delmundo”. El ciego de nacimiento es curado y cree enJesús. Los fariseos, por el contrario, resultan ser losverdaderos ciegos, incapaces de creer.

- En el capítulo 10, Jesús dice: “Yo soy lapuerta”, “Yo soy el buen pastor”, pero se dice quelos fariseos no comprendían (Jn 6,6). Incluso pien-san que está loco (v. 20) y poseído por el demonio.No creen. Continúan estando ciegos.

Es a estos personajes faltos de fe (los judíosfariseos) a quienes Jesús dirige las palabras denuestro evangelio de hoy.

Jesús, en los vv. 1-5, pone una comparaciónque los dirigentes judíos no entienden. Por eso, enlos vv. 7-10, Jesús tiene que explicarla. ¿En quéconsiste esa comparación?

Fíjate, en primer lugar, en los personajes queaparecen en los vv. 1-5: ovejas, ladrones y bandi-dos, pastor, portero. ¿Qué personas están simboli-zadas en estos personajes?

- Ovejas: Representan al pueblo de Dios y a losdiscípulos. Tanto en el A.T. como en el N.T., elpueblo es el rebaño de Dios. Numerosos salmos ytextos de los profetas así lo atestiguan:

“El Señor es mi pastor, nada me falta.En verdes praderas me hace recostar...” (Salmo

23/22)“Sabed que el Señor es Dios, que Él nos hizo y

somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño”(Salmo 100/99)

“Pastor de Israel, escucha, tú que guías a Josécomo a un rebaño...” (Salmo 80/79)

El texto más conocido es el del profeta Ezequiel,dedicado a los pastores de Israel que, en lugar decuidar del rebaño, se apacientan a sí mismos, por loque les dice Dios: “Aquí estoy yo; yo mismo cuida-ré de mi rebaño y velaré por él” (Ez 34,11). Osinvito a leer todo el capítulo 34 de Ezequiel, porqueallí podremos ver el corazón misericordioso deDios bajo la imagen del pastor que cuida de losmiembros más débiles del rebaño.

Ya en el N.T., el pueblo simbolizado por elrebaño aparece en la parábola de la oveja perdida(Lc. 15,4-7; Mt. 18,12-14), y en otras referencias delos evangelios, en las que se dice que Jesús sentíacompasión de la gente porque se encontraba perdi-da, como oveja sin pastor (cf. Mc 6,34; Mt 9,36).

- Ladrones y bandidos: Jesús se está refiriendo a

los fariseos y dirigentes judíos en general. Losdirigentes son “ladrones” porque explotan al pue-blo, en lugar de servirle y conducirle a Dios (cf. Mc12,40; Mt 23,14; Lc 20, 47). Son también “bandi-dos”. Bandido es el que usa la violencia, como ellosla usarán con Jesús y con sus seguidores, hasta elpunto de darle muerte. Como la usaban ya conquienes se adherían a Jesús, expulsándoles de lassinagogas (cf. Jn 9, 22.34).

- Pastor: Es Jesús, cuya voz reconocen y escu-chan sus ovejas. Él va delante de ellas, como Pastory Maestro, y sus ovejas le siguen. Las ovejas hemosdicho que son los discípulos, el nuevo pueblo deDios. Éstos no conocen ni escuchan ni obedecenotra voz, ni a otro maestro, ni a otro pastor distintode Jesús.

Aunque los escribas y fariseos quieren ser pasto-res y maestros del pueblo, Jesús dice que sólo hayun Maestro, Cristo, que no ha venido a aprovechar-se del pueblo, sino a servirle y darle vida.

Otra imagen que usa Jesús para hablar de símismo es “la puerta” (vv.7. 9). Por él se entra en unámbito de salvación, de libertad y de vida que ni lasinstituciones judías ni sus dirigentes podían dar.

Lee despacio lo que Jesús dice de sí mismo:“Yo soy la puerta, si uno entra por mí, estará a

salvo...”“Entrar” por Jesús es acercarse a Él, conocerle,

creer en Él, amarle, seguirle, guardar su palabra...Vivir desde dentro de Jesús. Sentir, pensar, actuar,elegir desde Jesús.

En Él quedamos a salvo de todo lo que amenazanuestra vida: el pecado y la muerte (Jn 3,15ss;5,21.24.40; 6,27.40.51.54; 7,37ss).

“...entrará y saldrá y encontrará pastos”En él encontramos el alimento que necesitamos:

su carne, su sangre y su palabra (Jn 6,35.68).

MEDITACIÓN

Hoy podemos fijarnos, sobre todo, en las dosimágenes de Jesús: la puerta y el pastor.1. ¿Qué te sugiere la imagen de la puerta? ¿Adónde

entras si entras por Jesús?2. La voz del pastor: la palabra “voz” aparece

repetida tres veces en el evangelio de hoy. Susovejas “escuchan su voz”, “conocen su voz”, “noconocen la voz de los extraños”. ¿Cómo es tufamiliaridad con “la voz” de Jesús? ¿Le escuchas

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todos los días? ¿Lees y oras su palabra diaria-mente?

3. Jesús es el buen Pastor que te conoce por tunombre, te llama y te llena de vida. ¿Experimen-tas su cuidado y protección o te resulta difícilreconocer su guía providente?Yo he venido para que tengan vida y la tengan

abundante» (Jn 10, 10).En este fragmento del Evangelio (Jn 10, 11-18),

Jesús repite cinco veces que el Buen Pastor havenido a ofrecer la vida por su rebaño, un rebañoque deberá abarcar a toda la humanidad: «y habráun solo rebaño, un solo Pastor» (Jn 10, 16).

Con estas palabras el Señor Jesús nos revela elmisterio de la vocación cristiana En efecto, éstaconsiste en ser llamados a ofrecer la propia vida,para que otros tengan vida y la tengan abundante. Ypor esto Él ha dado la vida, para que otros tenganvida. Así debe hacer cada hombre y cada mujer,llamados a seguir a Cristo en la entrega total de sí.¿De qué vida habla aquí el Señor Jesús?

Nos habla de la vida que viene de Aquel que Élllama su Padre (cf. Jn 17, 1) y nuestro Padre (cf. Mt6, 9): el cual es «la fuente de la vida» (Sal 35 [36],10); el Padre que, «por una disposición libérrima yarcana de su sabiduría y bondad, creó todo eluniverso, decretó elevar a los hombres a participarde la vida divina» (Lumen Gentium, 2).

Vida que «se ha manifestado» (1 Jn 1, 2) en elmismo Señor Jesús, el cual la posee en plenitud:«En Él estaba la vida» (Jn 1, 4); «Yo soy... la vida»(Jn 14, 6), y quiere darla en abundancia (cf. Jn 10,10).

Vida, que sigue siendo ofrecida a los hombresmediante el Espíritu Santo; el Espíritu, «que esSeñor y da la vida», según la fe que profesamos enel Credo de la Misa y que «es fuente de agua quesalta hasta la vida eterna» (Lumen gentium, 4; cf. Jn4, 14; 7, 38-39).

Es pues la vida del «Dios vivo» (Sal 41 [42], 3),que Él da a todos los hombres regenerados en elbautismo y llamados a ser sus hijos, su familia, suPueblo, su Iglesia.

La Iglesia nació para vivir y para dar la vida.Como el Señor Jesús vino para dar la vida, así

también instituyó la Iglesia, su Cuerpo, para que enÉl su vida se comunique a los creyentes (cf. Lumengentium, 7).

Para vivir y dar la vida, la Iglesia recibe de suSeñor todo don, mediante el Espíritu Santo: laPalabra de Dios es para la vida; los sacramentos sonpara la vida; los ministerios ordenados del episco-pado, del presbiterado, del diaconado, son para lavida; los dones o carismas de la consagración reli-giosa, secular, misionera, son para la vida.

ORACIÓN

a) Salmo del amigo verdaderoEmilio Mazariegos

Señor Jesús, eres Amigo verdadero, como el buenpastor que conoce, una a una, a sus ovejas y lasllama por su nombre.

Eres fiel a tu amistad para conmigo y nada me falta.

Nada me falta, porque tú llenas los deseos de micorazón; nada me falta, porque tú estás a milado, aunque todos me abandonen; nada mefalta, porque has dado la vida por mí en lo altode la cruz; nada me falta, porque tu perdón ygracia me acompañan siempre.

Me regalas con tus dones, me alimentas con tu pande vida; me recreas en el gozo y paz de tuEspíritu.

Me conduces, como buen pastor, hacia las aguas dereposo, y mi sed se siente reconfortada en elagua viva de tu manantial.

Tú confortas mi alma, cuando me faltan fuerzaspara el camino; tú confortas mi alma, cuando mesiento desanimado y solo.

Tú me guías por senderos de justicia, como signode tu amistad; eres siempre fiel en mi camino, ytu gracia fortalece mi pobreza.

Señor Jesús, eres siempre amigo verdadero,como buen pastor, que sacrifica su vida endefensa de su rebaño; aunque pase por vallestenebrosos, ningún mal temeré porque túsiempre vas conmigo. Nada temo a tu lado,porque tu vara y tu cayado me sosiegan.Contigo, nada me falta.

Tu palabra es la fuerza que mantiene mi fe entiniebla; tu palabra es soporte que aguanta laoscuridad de mi noche; tu Espíritu es la luz y elcalor que animan mis pies cansados.

Eres amigo verdadero, Señor Jesús, como el buenpastor, que al venir el lobo no huye monte abajo;tú estás siempre conmigo y defiendes mi causacon tesón hasta que me sienta libre y restable-cido en mis fuerzas.

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La dicha y la gracia de tu amistad, Señor Jesús,pastor bueno, me acompañarán a lo largo de losdías de mi vida.

Seré dichoso con tu fidelidad inquebrantable, ytendré siempre la seguridad de tu amor hasta elextremo.

CONTEMPLACIÓN

Nuestro Señor nos ha dicho que es la puerta delredil. ¿Cuál es ahora el redil cuya puerta es Cristo?Es el corazón del Padre. Cristo es precisamente laamable puerta que nos ha abierto de par en par esteamable corazón, antes cerrado a todos los hombres.En este redil se han reunido todos los santos. Elpastor es el Verbo eterno; la puerta es la humanidadde Cristo. Por las ovejas de este redil entendemosahora las almas humanas, aunque también las natu-ralezas angélicas pertenecen a él.

El Verbo eterno ha abierto el camino en esteamable redil a todas las criaturas razonables, y es elverdadero y buen pastor del rebaño. Pero el ostiario,el guardián de esta casa, es el Espíritu Santo.

¡Oh, con cuánto amor y con cuánta bondad abreesta puerta, este corazón paterno, y abre a todossiempre el tesoro escondido, la intimidad y la rique-za de esta casa! ¡Nadie puede imaginar ni compren-der cuán abierto y bien dispuesto está Dios, cuánacogedor y cuán sediento, y cómo corre a nuestroencuentro en todo instante y a toda hora [...]!

El guardián saca fuera sus propias ovejas, y elpastor las lleva fuera, llamándolas por su nombre,va delante de ellas y ellas le siguen. ¿Adónde? Alredil, al corazón del Padre, donde está su morada, suser, su reposo. Ahora bien, todos los que quieranincorporarse deben pasar por la puerta que es

Cristo en su humanidad. Estas son sus ovejas,que tienen como meta y sólo buscan a Dios, únicay exclusivamente en sí mismo, y ninguna otra cosaque no sea su honor y su voluntad.

Por medio de Jesús, que es el único Pastor, y pormedio de la comunión con él todos (y todas lascomunidades) están llamadas a convertirse en unagran comunidad. Esta comunidad, que los hombresnunca podremos obtener por nosotros mismos (pormás coaliciones que hagamos), será obra suya.

Sabremos vivir en comunidad cuando tengamosla mirada puesta en Jesús, el único Pastor. Laexcelencia de todo pastor está en saber construirunidad dondequiera que esté, y no en torno a él sinoa Jesús.

La fidelidad: raíz del amor apasionado yunificante del Pastor Bueno (Juan 10,17-18)

Este último criterio de la “excelencia” del Pastorestá relacionado con el anterior. Notemos que entorno al versículo 16 (sobre la unidad a la cualconduce el Pastor) se repite (como enmarcándola)la frase: “doy mi vida”. Se entiende entonces queJesús construye la “gran unidad” en la Cruz; efec-tivamente, él murió “no sólo por la nación, sinotambién para reunir a los hijos de Dios que estabandispersos” (Juan 11,52).

Se trata de una fidelidad: sostenida por el amorfundante del Padre, vivida desde la libertad. Expre-sada en la obediencia.

Esta fidelidad toma cuerpo: En el “dar” y “reci-bir” (notar la repetición de los términos). En la“autonomía” (tengo “poder”) y la “responsabili-dad” (“para” o “en función de”). En la escucha delmandato (la “orden”) y la respuesta (la obediencia:“lo he recibido”).

Notemos finalmente que en el centro se afirma:“Yo la doy (mi vida) voluntariamente”. Y ensegui-da se dice: “Tengo poder para darla y poder pararecibirla de nuevo”. En última instancia el “poder”de Jesús (término que se repite dos veces) se ejerceen la responsabilidad del “darse” a sí mismo apoya-do en el amor fundante del Padre, de quien lo recibetodo (la vida siempre es recibida) y con quien tieneun solo querer (la raíz de su vida es el amor maduro:el que se hace uno solo con el amado).

Esta es la gran conciencia que Jesús refleja de símismo y de su ministerio en la Cruz, la que loacompaña en el momento sublime de dar “vida enabundancia” a todas sus ovejas. Esta misma con-ciencia de sí mismo y de su ministerio que debeacompañar todos los días de la vida. Todo estábasado en este arrojo increíble del amor de Jesús, elBuen Pastor crucificado que vivifica al mundo.

COMPROMISO

Desechar la soberbia de creernos los dueñosabsolutos de nuestra vida. La vida te ha sido dada.Tú no eres Dios. Tú eres de Dios.

Rechaza el pecado , todo lo que signifique un noa Dios y a la vida de la Gracia, un rechazo de suamor y de su plan para ti. «Si reconocemos nuestrospecados, fiel y justo es Él para perdonarnos nues-tros pecados y purificarnos de toda iniquidad» (1Juan 1,9).

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El Papa Benedicto XVI, apenas inaugurado el Año Paulino (cuyacrónica la encontrarán ustedes en el Boletín del mes de Julio) comenzóa predicar un ciclo de catequesis sobre el Apóstol de las Gentes, que elPontífice definió como “un paradigma de primer orden del cual todosnosotros tenemos todavía siempre mucho que aprender”. E, insistiendosobre este concepto, afirmó: “la finalidad del Año Paulino es la deaprender de San Pablo, aprender la fe y el camino de la recta vía”. El SantoPadre ha definido su primer catequesis paulina, llevada a cabo duranteaudiencia general del miércoles 2 de Julio (la última antes de la cesión deactividades por el verano), como “un bosquejo sobre el ambiente culturaldel primer siglo de la era cristiana”, lo cual es importante porque de estaforma “aparece claro que no es posible comprender adecuadamente aSan Pablo sin encasillarlo en el mundo hebreo o pagano de su tiempo. Deeste modo su figura adquiere un espesor histórico e ideal”. Otro conceptoimportante en la catequesis fue el de: “ la visión universal típica de lapersonalidad de San Pablo, al menos del Pablo cristiano sucesivo alevento del camino de Damasco, tiene ciertamente su impulso básico enla fe en Jesucristo, por cuanto la figura del Resucitado supera de cualquierestrechez idealista particular”.

El Papa Benedicto XVI, en el otoño de 2006, había ya dedicado cuatrocatequesis. El 25 de octubre sobre “Pablo de Tarso”; el 8 de Noviembresobre la “Centralidad de Jesucristo”; el 15 de noviembre sobre “El Espírituen nuestros corazones” y el 22 de Noviembre sobre “la vida en la Iglesia”.Los textos integrales de los cuatro discursos los pueden ustedes descar-gar de nuestra Página Web, en el primer menú Año Paulino, en elsubmenú “Catequesis del Papa”.

SEGUNDA SECCIÓN:

Año Jubilarde San Pablo

CICLO DE CATEQUESIS DEL PAPASOBRE EL AÑO PAULINO

El Papa dijo: “la intención del Año Paulinoes el de aprender de San Pablo la fe

y el camino de la recta vía”.

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I. Pablo de Tarso(Audiencia general, 25 de octubre de 2006)

PABLO PERFIL DEL HOMBRE Y DEL APÓSTOL

Queridos hermanos y hermanas:Hemos concluido nuestras reflexiones sobre los

doce Apóstoles, llamados directamente por Jesúsdurante su vida terrena. Hoy comenzamos a tratarsobre las figuras de otros personajes importantes dela Iglesia primitiva. También ellos entregaron suvida por el Señor, por el Evangelio y por la Iglesia.Se trata de hombres y mujeres que, como escribesan Lucas en los Hechos de los Apóstoles, «entre-garon su vida a la causa de nuestro Señor Jesucris-to» (Hch 15, 26).

El primero de estos, llamado por el Señor mis-mo, por el Resucitado, a ser también él auténtico

Apóstol, es sin duda Pablo de Tarso. Brilla comouna estrella de primera magnitud en la historia de laIglesia, y no sólo en la de los orígenes. San JuanCrisóstomo lo exalta como personaje superior in-cluso a muchos ángeles y arcángeles (cf. Panegírico7, 3). Dante Alighieri, en la Divina Comedia, inspi-rándose en la narración de san Lucas en los Hechosde los Apóstoles (cf. Hch 9, 15), lo define sencilla-mente como «vaso de elección» (Infierno 2, 28),que significa: instrumento escogido por Dios. Otroslo han llamado el «decimotercer apóstol» -y real-mente él insiste mucho en que es un verdaderoapóstol, habiendo sido llamado por el Resucitado-, o incluso «el primero después del Único».

II. Pablo - La Centralidad de Cristo(Audiencia General, Miércoles, 15 de noviembre de 2006)

Queridos hermanos y hermanas:En la catequesis anterior, hace quince días, traté

de trazar las líneas esenciales de la biografía delapóstol san Pablo. Vimos cómo el encuentro conCristo en el camino de Damasco revolucionó lite-ralmente su vida. Cristo se convirtió en su razón deser y en el motivo profundo de todo su trabajoapostólico. En sus cartas, después del nombre deDios, que aparece más de 500 veces, el nombremencionado con más frecuencia es el de Cristo (380veces). Por consiguiente, es importante que nosdemos cuenta de cómo Jesucristo puede influir en lavida de una persona y, por tanto, también en nuestrapropia vida. En realidad, Jesucristo es el culmen dela historia de la salvación y, por tanto, el verdaderopunto que marca la diferencia también en el diálogocon las demás religiones.

Al ver a san Pablo, podríamos formular así lapregunta de fondo: ¿Cómo se produce el encuentrode un ser humano con Cristo? ¿En qué consiste larelación que se deriva de él? La respuesta que da sanPablo se puede dividir en dos momentos.

En primer lugar, san Pablo nos ayuda a com-prender el valor fundamental e insustituible de la fe.En la carta a los Romanos escribe: «Pensamos queel hombre es justificado por la fe, sin las obras de laley» (Rm 3, 28). Y también en la carta a los Gálatas:«El hombre no se justifica por las obras de la leysino sólo por la fe en Jesucristo; por eso nosotroshemos creído en Cristo Jesús a fin de conseguir lajustificación por la fe en Cristo, y no por las obrasde la ley, pues por las obras de la ley nadie serájustificado» (Rm 2, 16).

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«Ser justificados» significa ser hechos justos, esdecir, ser acogidos por la justicia misericordiosa deDios y entrar en comunión con él; en consecuencia,poder entablar una relación mucho más auténticacon todos nuestros hermanos: y esto sobre la basede un perdón total de nuestros pecados. Pues bien,san Pablo dice con toda claridad que esta condiciónde vida no depende de nuestras posibles buenasobras, sino solamente de la gracia de Dios: «Somosjustificados gratuitamente por su gracia, en virtudde la redención realizada en Cristo Jesús» (Rm 3,24).

Con estas palabras, san Pablo expresa el conte-nido fundamental de su conversión, el nuevo rumboque tomó su vida como resultado de su encuentrocon Cristo resucitado. San Pablo, antes de la con-versión, no era un hombre alejado de Dios y de suley. Al contrario, era observante, con una observan-cia fiel que rayaba en el fanatismo. Sin embargo, ala luz del encuentro con Cristo comprendió que conello sólo había buscado construirse a sí mismo, supropia justicia, y que con toda esa justicia sólo habíavivido para sí mismo. Comprendió que su vidanecesitaba absolutamente una nueva orientación. Yesta nueva orientación la expresa así: «La vida, quevivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijode Dios, que me amó y se entregó a sí mismo pormí» (Ga 2, 20).

Así pues, san Pablo ya no vive para sí mismo,para su propia justicia. Vive de Cristo y con Cristo:dándose a sí mismo; ya no buscándose y constru-yéndose a sí mismo. Esta es la nueva justicia, lanueva orientación que nos da el Señor, que nos dala fe. Ante la cruz de Cristo, expresión máxima desu entrega, ya nadie puede gloriarse de sí mismo, desu propia justicia, conseguida por sí mismo y parasí mismo.

En otro pasaje, san Pablo, haciéndose eco delprofeta Jeremías, aclara su pensamiento: «El que segloríe, gloríese en el Señor» (1 Co 1, 31; Jr 9, 22 s);o también: «En cuanto a mí ¡Dios me libre degloriarme si no es en la cruz de nuestro SeñorJesucristo, por la cual el mundo es para mí uncrucificado y yo un crucificado para el mundo!»(Ga 6, 14).

Al reflexionar sobre lo que quiere decir justifica-ción no por las obras sino por la fe, hemos llegadoal segundo elemento que define la identidad cristia-

na descrita por san Pablo en su vida. Esta identidadcristiana consta precisamente de dos elementos: nobuscarse a sí mismo, sino revestirse de Cristo yentregarse con Cristo, para participar así personal-mente en la vida de Cristo hasta sumergirse en él ycompartir tanto su muerte como su vida.

Es lo que escribe san Pablo en la carta a losRomanos: «Hemos sido bautizados en su muerte.Hemos sido sepultados con él. Somos una mismacosa con él. Así también vosotros, consideraoscomo muertos al pecado y vivos para Dios enCristo Jesús» (cf. Rm 6, 3. 4. 5. 11). Precisamenteesta última expresión es sintomática, pues parasan Pablo no basta decir que los cristianos sonbautizados o creyentes; para él es igualmenteimportante decir que ellos «están en Cristo Je-sús» (cf. también Rm 8, 1. 2. 39; 12, 5; 16,3. 7. 10;1 Co 1, 2. 3, etc.).

En otras ocasiones invierte los términos y escri-be que «Cristo está en nosotros/vosotros» (Rm 8,10; 2 Co 13, 5) o «en mí» (Ga 2, 20). Esta compe-netración mutua entre Cristo y el cristiano, caracte-rística de la enseñanza de san Pablo, completa sureflexión sobre la fe, pues la fe, aunque nos uneíntimamente a Cristo, subraya la distinción entrenosotros y él. Pero, según san Pablo, la vida delcristiano tiene también un componente que podría-mos llamar «místico», puesto que implica ensimis-marnos en Cristo y Cristo en nosotros. En estesentido, el Apóstol llega incluso a calificar nuestrossufrimientos como los «sufrimientos de Cristo ennosotros» (2 Co 1, 5), de manera que «llevamossiempre en nuestro cuerpo por todas partes el morirde Jesús, a fin de que también la vida de Jesús semanifieste en nuestro cuerpo» (2 Co 4, 10).

Todo esto debemos aplicarlo a nuestra vidacotidiana siguiendo el ejemplo de san Pablo, quevivió siempre con este gran horizonte espiritual.Por una parte, la fe debe mantenernos en una actitudconstante de humildad ante Dios, más aún, deadoración y alabanza en relación con él. En efecto,lo que somos como cristianos se lo debemos sólo aél y a su gracia. Por tanto, dado que nada ni nadiepuede tomar su lugar, es necesario que a nada ninadie rindamos el homenaje que le rendimos a él.

Ningún ídolo debe contaminar nuestro universoespiritual; de lo contrario, en vez de gozar de lalibertad alcanzada, volveremos a caer en una forma

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de esclavitud humillante. Por otra parte, nuestraradical pertenencia a Cristo y el hecho de que«estamos en él» tiene que infundirnos una actitudde total confianza y de inmensa alegría.

En definitiva, debemos exclamar con san Pablo:«Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contranosotros?» (Rm 8, 31). Y la respuesta es que nadani nadie «podrá separarnos del amor de Dios mani-festado en Cristo Jesús, Señor nuestro» (Rm 8, 39).Por tanto, nuestra vida cristiana se apoya en la rocamás estable y segura que pueda imaginarse. De ellasacamos toda nuestra energía, como escribe preci-

samente el Apóstol: «Todo lo puedo en Aquel queme conforta» (Flp 4, 13).

Así pues, afrontemos nuestra existencia, con susalegrías y dolores, sostenidos por estos grandessentimientos que san Pablo nos ofrece. Si los vivi-mos, podremos comprender cuánta verdad encierralo que el mismo Apóstol escribe: «Yo sé bien enquién tengo puesta mi fe, y estoy convencido de quees poderoso para guardar mi depósito hasta aqueldía», es decir, hasta el día definitivo (2 Tm 1, 12) denuestro encuentro con Cristo juez, Salvador delmundo y nuestro.

III. Pablo - El Espírituen nuestros Corazones

(Audiencia General, Miércoles, 15 de noviembre de 2006)

Queridos hermanos y hermanas:Hoy, al igual que en las dos catequesis anterio-

res, volvemos a hablar de san Pablo y de supensamiento. Nos encontramos ante un giganteno sólo por su apostolado concreto, sino tambiénpor su doctrina teológica, extraordinariamenteprofunda y estimulante. Después de haber medi-tado, la vez pasada, en lo que escribió san Pablosobre el puesto central que ocupa Jesucristo ennuestra vida de fe, hoy veremos lo que nos dicesobre el Espíritu Santo y su presencia en noso-tros, pues también en esto el Apóstol tiene algomuy importante que enseñarnos.

Ya conocemos lo que nos dice san Lucas sobreel Espíritu Santo en los Hechos de los Apóstoles aldescribir el acontecimiento de Pentecostés. El Es-píritu en Pentecostés impulsa con fuerza a asumir elcompromiso de la misión para testimoniar el Evan-gelio por los caminos del mundo. De hecho, el librode los Hechos de los Apóstoles narra una serie demisiones realizadas por los Apóstoles, primero enSamaría, después en la franja de la costa de Pales-tina, y luego en Siria. Sobre todo se narran los tresgrandes viajes misioneros realizados por san Pablo,

como ya recordé en un anterior encuentro del miér-coles.

Ahora bien, san Pablo, en sus cartas nos habladel Espíritu también desde otra perspectiva. No selimita a ilustrar la dimensión dinámica y operativade la tercera Persona de la santísima Trinidad, sinoque analiza también su presencia en la vida delcristiano, cuya identidad queda marcada por él. Esdecir, san Pablo reflexiona sobre el Espíritu mos-trando su influjo no solamente sobre el actuar delcristiano sino también sobre su ser. En efecto, diceque el Espíritu de Dios habita en nosotros (cf. Rm8, 9; 1 Co 3, 16) y que «Dios ha enviado a nuestroscorazones el Espíritu de su Hijo» (Ga 4, 6).

Por tanto, para san Pablo el Espíritu nos penetrahasta lo más profundo de nuestro ser. A este propó-sito escribe estas importantes palabras: «La ley delEspíritu que da la vida en Cristo Jesús te liberó dela ley del pecado y de la muerte. (...) Pues norecibisteis un espíritu de esclavos para recaer en eltemor; antes bien, recibisteis un espíritu de hijosadoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre!»(Rm 8, 2. 15), dado que somos hijos, podemosllamar «Padre» a Dios.

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Así pues, se ve claramente que el cristiano,incluso antes de actuar, ya posee una interioridadrica y fecunda, que le ha sido donada en los sacra-mentos del Bautismo y la Confirmación, una inte-rioridad que lo sitúa en una relación objetiva yoriginal de filiación con respecto a Dios. Nuestragran dignidad consiste precisamente en que no sólosomos imagen, sino también hijos de Dios. Y estoes una invitación a vivir nuestra filiación, a tomarcada vez mayor conciencia de que somos hijosadoptivos en la gran familia de Dios. Es una invita-ción a transformar este don objetivo en una realidadsubjetiva, decisiva para nuestro pensar, para nues-tro actuar, para nuestro ser. Dios nos considerahijos suyos, pues nos ha elevado a una dignidadsemejante, aunque no igual, a la de Jesús mismo, elúnico Hijo verdadero en sentido pleno. En él se nosda o se nos restituye la condición filial y la libertadconfiada en relación con el Padre.

De este modo descubrimos que para el cristianoel Espíritu ya no es sólo el «Espíritu de Dios», comose dice normalmente en el Antiguo Testamento ycomo se sigue repitiendo en el lenguaje cristiano(cf. Gn 41, 38; Ex 31, 3; 1 Co 2, 11-12; Flp 3, 3; etc.).Y tampoco es sólo un «Espíritu Santo» entendidogenéricamente, según la manera de expresarse delAntiguo Testamento (cf. Is 63, 10-11; Sal 51, 13),y del mismo judaísmo en sus escritos (cf. Qumrán,rabinismo). Es específica de la fe cristiana la con-vicción de que el Señor resucitado, el cual se haconvertido él mismo en «Espíritu que da vida» (1Co 15, 45), nos da una participación original de esteEspíritu.

Precisamente por este motivo san Pablo habladirectamente del «Espíritu de Cristo» (Rm 8, 9), del«Espíritu del Hijo» (Ga 4, 6) o del «Espíritu deJesucristo» (Flp 1, 19). Es como si quisiera decirque no sólo Dios Padre es visible en el Hijo (cf. Jn14, 9), sino que también el Espíritu de Dios semanifiesta en la vida y en la acción del Señorcrucificado y resucitado.

San Pablo nos enseña también otra cosa impor-tante: dice que no puede haber auténtica oración sinla presencia del Espíritu en nosotros. En efecto,escribe: «El Espíritu viene en ayuda de nuestraflaqueza. Pues nosotros no sabemos cómo pedirpara orar como conviene ¡realmente no sabemoshablar con Dios! ; mas el Espíritu mismo intercede

continuamente por nosotros con gemidos inefables,y el que escruta los corazones conoce cuál es laaspiración del Espíritu, y que su intercesión a favorde los santos es según Dios» (Rm 8, 26-27). Escomo decir que el Espíritu Santo, o sea, el Espíritudel Padre y del Hijo, es ya como el alma de nuestraalma, la parte más secreta de nuestro ser, de la quese eleva incesantemente hacia Dios un movimientode oración, cuyos términos no podemos ni siquieraprecisar.

En efecto, el Espíritu, siempre activo en noso-tros, suple nuestras carencias y ofrece al Padrenuestra adoración, junto con nuestras aspiracionesmás profundas. Obviamente esto exige un nivel degran comunión vital con el Espíritu. Es una invita-ción a ser cada vez más sensibles, más atentos a estapresencia del Espíritu en nosotros, a transformarlaen oración, a experimentar esta presencia y a apren-der así a orar, a hablar con el Padre como hijos enel Espíritu Santo.

Hay, además, otro aspecto típico del Espírituque nos enseña san Pablo: su relación con el amor.El Apóstol escribe: «La esperanza no falla, porqueel amor de Dios ha sido derramado en nuestroscorazones por el Espíritu Santo que nos ha sidodado» (Rm 5, 5). En mi carta encíclica Deuscaritas est cité una frase muy elocuente de sanAgustín: «Ves la Trinidad si ves el amor» (n. 19),y luego expliqué: «El Espíritu es esa potenciainterior que armoniza su corazón (de los creyen-tes) con el corazón de Cristo y los mueve a amar alos hermanos como él los ha amado» (ib.). ElEspíritu nos sitúa en el mismo ritmo de la vidadivina, que es vida de amor, haciéndonos partici-par personalmente en las relaciones que se danentre el Padre y el Hijo.

De forma muy significativa, san Pablo, cuandoenumera los diferentes frutos del Espíritu, mencio-na en primer lugar el amor: «El fruto del Espíritu esamor, alegría, paz...» (Ga 5, 22). Y, dado que pordefinición el amor une, el Espíritu es ante todocreador de comunión dentro de la comunidad cris-tiana, como decimos al inicio de la santa misa conuna expresión de san Pablo: «La comunión delEspíritu Santo (es decir, la que él realiza) esté contodos vosotros» (2 Co 13, 13). Ahora bien, por otraparte, también es verdad que el Espíritu nos estimu-la a entablar relaciones de caridad con todos los

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hombres. De este modo, cuando amamos dejamosespacio al Espíritu, le permitimos expresarse enplenitud. Así se comprende por qué san Pablo uneen la misma página de la carta a los Romanos estasdos exhortaciones: «Sed fervorosos en el Espíritu»y «No devolváis a nadie mal por mal» (Rm 12, 11.17).

Por último, el Espíritu, según san Pablo, es unaprenda generosa que el mismo Dios nos ha dado

como anticipación y al mismo tiempo como garan-tía de nuestra herencia futura (cf. 2 Co 1, 22; 5, 5; Ef1, 13-14). Aprendamos así de san Pablo que laacción del Espíritu orienta nuestra vida hacia losgrandes valores del amor, la alegría, la comunión yla esperanza. Debemos hacer cada día esta expe-riencia, secundando las mociones interiores delEspíritu; en el discernimiento contamos con la guíailuminadora del Apóstol.

IV. Pablo - La Vida en la Iglesia(Audiencia General, Miércoles, 22 de noviembre de 2006)

Queridos hermanos y hermanas:Concluimos hoy nuestros encuentros con el após-

tol san Pablo, dedicándole una última reflexión. Nopodemos despedirnos de él sin considerar uno delos elementos decisivos de su actividad y uno de lostemas más importantes de su pensamiento: la reali-dad de la Iglesia. Tenemos que constatar, ante todo,que su primer contacto con la persona de Jesús tuvolugar a través del testimonio de la comunidad cris-tiana de Jerusalén. Fue un contacto turbulento. Alconocer al nuevo grupo de creyentes, se transformóinmediatamente en su fiero perseguidor. Lo reco-noce él mismo tres veces en diferentes cartas: «Heperseguido a la Iglesia de Dios», escribe (1 Co 15,9; Ga 1, 13; Flp 3, 6), presentando su comporta-miento casi como el peor crimen.

La historia nos demuestra que normalmente sellega a Jesús pasando por la Iglesia. En ciertosentido, como decíamos, es lo que le sucedió tam-bién a san Pablo, el cual encontró a la Iglesia antesde encontrar a Jesús. Ahora bien, en su caso, estecontacto fue contraproducente: no provocó la adhe-sión, sino más bien un rechazo violento.

La adhesión de Pablo a la Iglesia se realizó poruna intervención directa de Cristo, quien alrevelársele en el camino de Damasco, se identi-ficó con la Iglesia y le hizo comprender queperseguir a la Iglesia era perseguirlo a él, elSeñor. En efecto, el Resucitado dijo a Pablo, el

perseguidor de la Iglesia: «Saulo, Saulo, ¿por quéme persigues?» (Hch 9, 4). Al perseguir a laIglesia, perseguía a Cristo. Entonces, Pablo seconvirtió, al mismo tiempo, a Cristo y a la Iglesia.Así se comprende por qué la Iglesia estuvo tanpresente en el pensamiento, en el corazón y en laactividad de san Pablo.

En primer lugar estuvo presente en cuanto quefundó literalmente varias Iglesias en las diversasciudades a las que llegó como evangelizador. Cuan-do habla de su «preocupación por todas las Igle-sias» (2 Co 11, 28), piensa en las diferentes comu-nidades cristianas constituidas sucesivamente enGalacia, Jonia, Macedonia y Acaya. Algunas deesas Iglesias también le dieron preocupaciones ydisgustos, como sucedió por ejemplo con las Igle-sias de Galacia, que se pasaron «a otro evangelio»(Ga 1, 6), a lo que él se opuso con firmeza. Sinembargo, no se sentía unido de manera fría oburocrática, sino intensa y apasionada, a las comu-nidades que fundó.

Por ejemplo, define a los filipenses «hermanosmíos queridos y añorados, mi gozo y mi corona»(Flp 4, 1). Otras veces compara a las diferentescomunidades con una carta de recomendación úni-ca en su género: «Vosotros sois nuestra carta,escrita en nuestros corazones, conocida y leída portodos los hombres» (2 Co 3, 2). En otras ocasionesles demuestra un verdadero sentimiento no sólo de

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paternidad, sino también de maternidad, como cuan-do se dirige a sus destinatarios llamándolos «hijosmíos, por quienes sufro de nuevo dolores de parto,hasta ver a Cristo formado en vosotros» (Ga 4, 19;cf. 1 Co 4, 14-15; 1 Ts 2, 7-8).

En sus cartas, san Pablo nos ilustra también sudoctrina sobre la Iglesia en cuanto tal. Es muyconocida su original definición de la Iglesia como«cuerpo de Cristo», que no encontramos en otrosautores cristianos del siglo I (cf. 1 Co 12, 27; Ef 4,12; 5, 30; Col 1, 24). La raíz más profunda de estasorprendente definición de la Iglesia la encontra-mos en el sacramento del Cuerpo de Cristo. Dicesan Pablo: «Dado que hay un solo pan, nosotros,aun siendo muchos, somos un solo cuerpo» (1 Co10, 17). En la misma Eucaristía Cristo nos da suCuerpo y nos convierte en su Cuerpo. En estesentido, san Pablo dice a los Gálatas: «Todos voso-tros sois uno en Cristo» (Ga 3, 28).

Con todo esto, san Pablo nos da a entender queno sólo existe una pertenencia de la Iglesia aCristo, sino también una cierta forma de equipa-ración e identificación de la Iglesia con Cristomismo. Por tanto, la grandeza y la nobleza de laIglesia, es decir, de todos los que formamos partede ella, deriva del hecho de que somos miembrosde Cristo, como una extensión de su presenciapersonal en el mundo.

Y de aquí deriva, naturalmente, nuestro deberde vivir realmente en conformidad con Cristo. Deaquí derivan también las exhortaciones de sanPablo a propósito de los diferentes carismas queaniman y estructuran a la comunidad cristiana.Todos se remontan a un único manantial, que es elEspíritu del Padre y del Hijo, sabiendo que en laIglesia nadie carece de un carisma, pues, comoescribe el Apóstol, «a cada cual se le otorga lamanifestación del Espíritu para provecho común»(1 Co 12, 7). Ahora bien, lo importante es quetodos los carismas contribuyan juntos a la edifica-ción de la comunidad y no se conviertan, por elcontrario, en motivo de discordia. A este respecto,san Pablo se pregunta retóricamente: «¿Está divi-dido Cristo?» (1 Co 1, 13). Sabe bien y nos enseñaque es necesario «conservar la unidad del Espíritucon el vínculo de la paz: un solo Cuerpo y un soloEspíritu, como una es la esperanza a que habéissido llamados» (Ef 4, 3-4).

Obviamente, subrayar la exigencia de la unidadno significa decir que se debe uniformar o aplanarla vida eclesial según una manera única de actuar.En otro lugar, san Pablo invita a «no extinguir elEspíritu» (1 Ts 5, 19), es decir, a dejar generosa-mente espacio al dinamismo imprevisible de lasmanifestaciones carismáticas del Espíritu, el cuales una fuente de energía y de vitalidad siemprenueva. Pero para san Pablo la edificación mutua esun criterio especialmente importante: «Que todosea para edificación» (1 Co 14, 26). Todo debeayudar a construir ordenadamente el tejido eclesial,no sólo sin estancamientos, sino también sin fugasni desgarramientos.

En una de sus cartas san Pablo presenta a laIglesia como esposa de Cristo (cf. Ef 5, 21-33),utilizando una antigua metáfora profética, queconsideraba al pueblo de Israel como la esposadel Dios de la alianza (cf. Os 2, 4. 21; Is 54, 5-8):así se pone de relieve la gran intimidad de lasrelaciones entre Cristo y su Iglesia, ya sea porquees objeto del más tierno amor por parte de suSeñor, ya sea porque el amor debe ser recíproco,y por consiguiente, también nosotros, en cuantomiembros de la Iglesia, debemos demostrarleuna fidelidad apasionada.

Así pues, en definitiva, está en juego una rela-ción de comunión: la relación por decirlo así verti-cal, entre Jesucristo y todos nosotros, pero tambiénla horizontal, entre todos los que se distinguen en elmundo por «invocar el nombre de Jesucristo, Señornuestro» (1 Co 1, 2). Esta es nuestra definición:formamos parte de los que invocan el nombre delSeñor Jesucristo. De este modo se entiende cuándeseable es que se realice lo que el mismo san Pablodice en su carta a los Corintios: «Por el contrario, sitodos profetizan y entra un infiel o un no iniciado,será convencido por todos, juzgado por todos. Lossecretos de su corazón quedarán al descubierto y,postrado rostro en tierra, adorará a Dios confesandoque Dios está verdaderamente entre vosotros» (1Co 14, 24-25).

Así deberían ser nuestros encuentros litúrgicos.Si entrara un no cristiano en una de nuestras asam-bleas, al final debería poder decir: «Verdaderamen-te Dios está con vosotros». Pidamos al Señor quevivamos así, en comunión con Cristo y en comu-nión entre nosotros.

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Pablo de Tar-so (originalmen-te Saulo), cano-nizado como SanPablo Apóstol (†67), no conocióen vida -como losapóstoles- a Je-

sús, pero fue el primero que tuvo sólo como expe-riencia la del Cristo Resucitado.

Nació en Tarso y en su juventud fue mandado aJerusalén, donde fue rigurosamente formado, en laenseñanza de la Ley, por Gamaliel el Viejo.

Después de algunos años regresó a Tarso, él nose encontraba en Jerusalén cuando Jesús predicaba.Su regreso tuvo lugar poco años después de lapasión de Cristo.

En esta fase de su vida, Saulo fue un fariseo muyactivo: fue testigo de la lapidación de Esteban, puescustodiaba la ropa de los asesinos, como nos lodescriben los Hechos de los Apóstoles (8, 1-3).Recibió poco después el encargo de ir a Damascopara apresar a los cristianos de aquélla ciudad(Hech. 9,2), en dicha tarea fue particularmenteceloso en el cumplirla y decidido en ir contra lareligión cristiana, que comenzaba a difundirse yafirmarse.

Su conversión sucedió en el camino a Damasco,cuando inesperadamente una luz del cielo lo envol-vió y cayendo al suelo, escuchó una voz que ledecía: “Saulo, ¿porqué me persigues?”.

Saulo se quedó ciego y todo hacía a tientas, portres días esperó a alguno, ayuno y trastornado porcuanto le había sucedido; se puede decir que, desdeaquel momento, nació Pablo, el Apóstol de lasGentes. Él decidió retirarse al desierto, para poneren orden sus pensamientos y meditar más profun-damente el don recibido, ahí permaneció tres añosen absoluto recogimiento.

Después de su retiro, confortado por la luz de

Cristo, y se comenzó a predicar con entusiasmo,suscitando la ira de los paganos, que lo considera-ban un renegado, así que intentaron asesinarlo,obligándolo así a huir.

Se refugió en Jerusalén, donde en al menos unosquince días se encontró en varias ocasiones conPedro, que encabezaba a los apóstoles, y con San-tiago, a quienes expuso su nueva vida. Los apósto-les lo entendieron y estuvieron con él horas y horascada día, hablándole de Jesús; pero la comunidadcristiana de Jerusalén desconfiaba de Saulo, pues serecordaba de la feroz persecución que había trama-do. Bernabé garantizó su confianza en él, sólo así sedisiparon las dudas y Saulo fue aceptado por lacomunidad.

Durante su estadía quincenal en Jerusalén, Pablobuscó realizar alguna conversión, pero esta inicia-tiva misionera irritó a los judíos y preocupó a loscristianos, por lo que, no encontrándose en su lugar,el Apóstol se dirigió a Cesarea y después regresó asu ciudad de Tarso en Cilicia, donde retomó suoficio de tejedor.

Del año 39 al 43 no tenemos noticias sobre susactividades, hasta que Bernabé, enviado por losapóstoles a organizar la naciente comunidad cris-tiana de Antioquía, pasó a verlo para invitarlo aseguirlo, aquí Pablo dejó para siempre el nombre deSaulo, porque se convenció que su misión no eratanto entre los judíos, sino entre los otros pueblosque los judíos llamaban “gentiles”; en Antioquíafue donde los discípulos de Cristo fueron denomi-nados por primera vez “cristianos”.

Con Pablo, en pocos años y de modo impetuoso,“la Palabra sale de Jerusalén, y la Ley de Sion”,como fue anunciado por el profeta.

1. SAULO, EL HEBREO,ESTUDIA EN JERUSALÉN.

Pablo nació poco antes del año 10 de nuestraera, en una familia judía de Tarso, en Cilicia (la

Viday Obra de San PabloEL APÓSTOL DE LAS GENTES

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actual Turquía oriental). Recibió el nombre bí-blico de Saúl (o Saulo) y el nombre romano dePablo, probablemente porque su padre, habiendoadquirido la ciudadanía romana quiso manifestaruna desconocida gratitud a la gens Paula. “Ins-truido a los pies de Gamaliel en la exacta obser-vancia de la Ley de nuestros padres; estaba llenode celo por Dios”. Según los Hechos, es “Fariseo,hijo de Fariseos” (Hch 23,6) y “circundado aloctavo día” (Flp 3,5-6).

2. EL PERSEGUIDOR

En el martirio de Esteban, “los testigos pusieronsus vestidos a los pies de un joven llamado Saulo…Saulo aprobaba su muerte. Aquel día se desató unagran persecución contra la Iglesia”. Saúl, que de-fendía con celo “las tradiciones de los padres” (Gál1, 14) pertenecía probablemente al grupo de losZelotas (Hechos 22,3), y lo que explicaría la expe-dición a Damasco, con la finalidad de apresar a loshelenistas que criticaban el Templo, como Esteban,para doblegarlos, incluso con la tortura. Esto acla-raría dos episodios extraños: Pablo no se integro deltodo en la comunidad de Jerusalén y debió huirdespués de ser amenazado de muerte (Hch 9, 26-30); más tarde, cuarenta hebreos hicieron voto deasesinar a Pablo, entonces prisionero de los Roma-nos (Hc 23, 12 – 22), además que es conocido queel partido de los zelotas castigaban a aquellos quetraicionaban su juramento.

3. LA CONVERSIÓN / VOCACIÓN

Los Hechos de los apóstoles refieren la famo-sa frase que Pablo escuchó en el camino deDamasco: “Saúl, Saúl, ¿porqué me persigues?”Pablo en la narración que él mismo hace de laaparición del Resucitado deja ver una gran con-fusión interior. Las vocaciones- conversionesproféticas del Antiguo Testamento, eran porta-doras de una misión: “cuando Aquel que meseparó desde el seno de mi madre y me llamó porsu gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, paraque le anunciase entre los gentiles, al punto…”(Gál 1,15-17). La “conversión” radical de Saúlno representa para él un cambio de religión, puesél se siente más judío que nunca ya que es el“Dios de los padres” que lo ha mandado a predi-car el evangelio. El evangelizador de los paganoscontinuará a predicar a los judíos mientras le sea

posible, hasta que sea llamado definitivamente aRoma. La conversión y el bautismo de Pablosignifican para él el descubrimiento de su verda-dero y justo lugar en la vida de Israel. Se ignorala edad de este capital acontecimiento, se puedededucir de la carta a los Gálatas que fuera entrelos 33 y 35 años, poco después del nacimiento dela primera Iglesia, la de Jerusalén, que fue creadaentorno a “Pedro y los once” (Hch 2, 14).

4. JERUSALÉN:EL ENCUENTRO CON PEDRO

“Tres años después”, Saúl va a Jerusalén paradar a conocer a Cefas (que significa en griego“Piedra”), nombre con el que llamará siempre aPedro, y permaneció con él “quince días”. Induda-blemente que Pedro enseñó a Pablo la tradición oralque en relación con Jesús, el Apóstol desconocía(Cf. 1 Cor 11, 23-25), así como le explicaría lainterpretación cristológica de los profetas, según laenseñanza del Maestro a sus discípulos. La visita esdiscreta: Pablo vio únicamente a “Santiago, el her-mano del Señor”, el otro dirigente de la Iglesia.Pablo se enriqueció espiritualmente junto a la Ma-dre Iglesia, sin embargo no logró a integrarse deltodo, probablemente a causa de su paso de zelote.Incluso huyó a un atentado que contra su vida loshebreos de lengua griega habían planeado (Hch 9,29-30) Tuvo que irse a Tarso, donde retomó eloficio de constructor de tiendas y continuó a procla-mar su fe en la sinagoga (Hch 18, 3). Fueron añosde madurez personal.

5. ANTIOQUÍA: INICIODE LA AVENTURA MISIONERA

La Iglesia de Jerusalén, a inicios del año 40 d. C.,envió a Bernabé a Antioquía de Siria para retomarla comunidad eclesiástica que había sido fundadapor los misioneros helenistas expulsados de Jerusa-lén. Bernabé se dirigió a Tarso para pedirle ayuda aPablo, el cual, evangelizando con mucho éxito, seconvirtió en uno de los dirigentes de la comunidad.Fue el primer desapego del ambiente de la sinago-ga, porque Pablo predicó también a los griegos. La“invención” del apelativo de cristianos, usado porla primera vez en Antioquía, es uno de los frutosmás bellos de la predicación de Pablo en estaciudad. La Chiesa Antioquena sería desde aquelmomento el centro de difusión del evangelio e

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viviría independiente del Templo y de la vida enJudea. Esta comunidad de Antioquía disponía deuna formación y una organización sólidas. Es asícomo, en el curso de una asamblea litúrgica, lainspiración de la comunidad confirmaría la voca-ción personal. El Espíritu Santo haría sentir su voz:“Escójanme a Bernabé y a Saulo, para la obra parala cual los he llamado”; entonces, la asamblea oró,ayunó, impuso las manos sobre los dos hombres. Ylos envió en misión. Bernabé y Pablo zarparonhacia Chipre. El Espíritu Santo es quien todavía losmandaría hacia esta dirección: anunciaron el evan-gelio en las sinagogas al este de la isla, en Salamina,después al oeste, en Pafos. Desde este momento,Lucas llamó Saúl con su nombre romano de Pablo,subrayando así que él tenía pleno derecho y losrequisitos para cumplir su misión de ir hacia “lasnaciones”.

6. FUNDACIÓN DE IGLESIASEN ASIA MENOR…

Estamos aquí en la etapa de plena inmersión entierra pagana, más allá del Tauro, en cuatro ciuda-des estratégicas para Roma, en el camino deSebastopol. Lucas coloca el primer discurso mi-sionero de Pablo a la sinagoga de Antioquía dePisidia, una nueva colonia romana, ante la malaacogida que le dio la mayoría de los judíos, Pablose dirige a los paganos. Entonces Pablo y Bernabéfueron a Iconio, Listra y Derbe. Los dos apóstolesconsolidaron las jóvenes comunidades. Por unaparte, animaron la vida común entre los creyentesprovenientes del judaísmo y a los nuevos conver-tidos provenientes del paganismo, provocándosecon ello la enemistad de los jefes de las sinagogasdonde predicaban. Por otra, nombraron “ancia-nos”, según el modelo de la iglesia de Jerusalén.Cumplida esta misión, regresaron a la gran ciudadde Antioquía de Siria.

7. EL CONCILIODE JERUSALÉN

Hacia el año 48 en Antioquía se planteó elproblema que concerniente a la oportunidad de lacircuncisión para los no judíos, esto cuando losjudeo-cristianos reclamaban la “libertad adquiridaen Cristo Jesús”, y que también Pablo y Bernabéevocaron para no imponer este rito a los cristianosprovenientes del paganismo.

La comunidad decidió entonces de interpelar alos Apóstoles y a los Ancianos de Jerusalén, y paraello mandaron a Pablo y a Bernabé con una delega-ción de la comunidad en la cual iba también elgriego Tito.

Los Apóstoles y los Ancianos de Jerusalén acep-taron a Tito, que era un “no circunciso”, recono-ciendo con ello la validez del anuncio paulino sobrela libertad de la gracia. La Asamblea confirmótambién a los principales responsables de la Iglesiay reconoció la vocación misionera de Pedro para loscircuncisos y la de Pablo para los incircuncisos. Dehecho, el campo misionero fue repartido de lasiguiente manera: Santiago, Cefas y Juan se dirigi-rían a los judíos, mientras que Pablo y Bernabé a lospaganos.

8. EL INCIDENTE EN ANTIOQUÍALa controversia suscitada durante la visita de

Pedro a Antioquía confirma la rectitud de Pablo,para el cual la verdad del Evangelio no admiteadaptaciones. ¿Qué sucedió? En aquel entonces, unjudeo-cristiano circunciso no podía sentarse a lamesa de un cristiano pagano sin con ello incurrir enla impureza. Ahora bien, en el contexto antioqueno,Pedro es el testigo de la supremacía de la fe enCristo, que recoge en sí a todos los hombres. Esclaro entonces que este principio contrasta con lasituación arriba mencionada. Pedro ante la llegadade los cristianos enviados por Santiago, que presidela comunidad de Jerusalén, ocultó su postura. Anteesto, Pablo se rebeló: “me confronté con él, porqueera digno de represión”.

El compromiso resuelto en Jerusalén protegía laexistencia de las comunidades mixtas que Pablohabía predicado en las jóvenes iglesias del Asiamenor. Sin embargo, la plena comunión entre cir-cuncisos e incircuncisos resultaba problemática.,entonces ¿Debería ser considerada secundaria lasalvación de Jesucristo? Pablo reivindica la nuevavida en la fe, el don del Espíritu y la supremacía dela divina promesa sobre la Ley. El contraste surgióentre Santiago y la Iglesia de Jerusalén, con Pedroy Bernabé (quienes dudosos, se aliaron con Santia-go), y con la misma Iglesia de Antioquía queconfirma el compromiso tomado (Hch 15, 40).Silas será el único que lo siguió. Después de estelargo “noviciado”, que duró 15 años, se abre unnuevo período para Pablo.

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9. LIDIA Y LA IGLESIA DE FILIPOS

Pablo, en Tróade tuvo una visión que le suplica-ba: “Pasa a Macedonia, y ayúdanos”. Inmediata-mente, se embarcó hacia Grecia y se quedó enFilipos, ciudad comercial y colonia romana pobla-da por veteranos de guerra y campesinos latinos,donde el judaísmo había sido influenciado por elhelenismo.

La casa de Lidia, mercante de púrpura, que fuebautizada con toda su familia y que dio hospita-lidad a los misioneros durante su estadía en laciudad, se transformó en el centro de una comu-nidad que se formó rápidamente y que se conver-tiría en una de las más fieles a Pablo, ofreciéndoleafecto y ayuda material (2 Cor 11, 8). Pablo quisoaños después, celebrar la Pascua con esta comu-nidad, antes de partir definitivamente de la re-gión del mar Egeo.

Las autoridades locales acusaron a Pablo deproselitismo. En aquel tiempo, no se distinguía muybien el cristianismo del judaísmo, si bien éste goza-ra de un estatuto privilegiado. Por vez primeraPablo fue encarcelado, junto con Sila. A mediano-che, mientras estaban orando y cantando, un terre-moto liberó a los prisioneros; viendo las puertasabiertas, el carcelero quiso suicidarse. “Estamostodos aquí” le gritó Pablo. El carcelero fue bautiza-do con su familia. Pablo, entes de regresar a la casade Lidia, reivindicó su ciudadanía romana parapoder ser liberado no en secreto, sino triunfalmen-te.

10. TESALÓNICA: LUGAR DE CULTOFAMILIAR

Otra oposición de los judíos. Esta vez, cuandoPablo fue a la sinagoga, como de costumbre, yexplicó, basándose en las escrituras, que “en elcurso de tres shabbat, Cristo debía morir y resuci-tar”. La acusación de fomentar una agitación contrala ley imperial impulsó a los hermanos a enviarlo aBerea. Los judíos de Tesalónica lo perseguían,debió huir otra vez por el mar hasta Atenas, dondelo alcanzarían Silas y Timoteo. Poco después, lacomunidad de Tesalónica recibiría las dos primerascartas de Pablo, en la que se refleja el fervor y lasinquietudes de una joven iglesia.

La casa era el lugar del culto y de la religión enTesalónica con Jasón; como lo fue en Filipos con

Lidia. Todo se vivía en un ambiente muy familiar,con las relaciones sociales y el trabajo.

11. ATENAS, LOS ÍDOLOS.

En Atenas, capital del helenismo, donde de todoel Imperio romano se iba a estudiar, Pablo encontróla cultura griega, “asombrado por ver la ciudadllena de ídolos”. Él predicó tanto en la Sinagogacomo en la plaza pública, suscitando con ello lacuriosidad de intelectuales, “epicúreos y estoicos”,pero poca adhesión a la fe cristiana. “He encontradotambién una inscripción: Al Dios desconocido,pues al que ustedes adoran sin conocerlo, es al queles anuncio”. (Pablo no citó este episodio. Estegénero de discurso evoca más bien la predicaciónde los primeros misioneros de las iglesias helénicasde finales del siglo primero, ante los paganos influi-dos por el estoicismo. El hecho de que no se hagamención a la cruz y la salvación, ponen en duda laposibilidad de que Pablo lo haya pronunciado algu-na vez).

12. CORINTO

Corinto era una ciudad cosmopolita, donde elculto a Afrodita estaba floreciendo. Pablo encontróa Priscila y Áquila, una matrimonio de judíos, quehabían sido expulsados de Roma en el año 49, conel edicto de expulsión del Emperador Claudio,“porque los hebreos se sublevaban continuamente,instigados por un tal Cristo” (Suetonio, Claudio,25,11). En el año 54, después de la muerte deClaudio, los volveremos a encontrar en Roma,donde acogieron al Apóstol que era prisionero.Mientras tanto, lo acompañarían a Éfeso, ocupán-dose de la vida de la Iglesia y de la evangelización.Pablo tenía la intención de trabajar al modo rabínico,de tal manera que pudiera asegurarse la gratuidadde su ministerio apostólico. Se asoció al menciona-do matrimonio y con ellos confeccionaba tiendas.En la sinagoga, durante los shabbat, él buscó conahínco demostrar a los doctores de la Ley el mesia-nismo de Jesús. Crespo, el jefe de la sinagoga, fuebautizado con toda y su familia. La Iglesia deCorinto, que acojería también a los paganos, fuecreciendo rápidamente. Ella se convirtió en la co-munidad de base que Roma le había negado por eldecreto de expulsión emitido por el EmperadorClaudio. Pablo se quedó en esta ciudad 18 meses.Las autoridades de las sinagogas fueron siempre un

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problema. Los jerarcas judíos no querían que loscristianos fueran confundidos con una secta hebreadisidiente, aunque en realidad ellos ya no depen-dían más de los judíos. Acabaron por acusar a Pablode propaganda religiosa ilícita, lo hicieron en lapresencia del procónsul Galión (hermano del filó-sofo Séneca). Después de haber escuchado lasacusaciones, Galión se declaró incompetente por-que Pablo era judío e, según él consideraba, estadisputa era un asunto interno de la sinagoga. (Hch18, 12 – 16). Pablo se embarcó y partió paraAntioquía de Éfeso con Priscila y Áquila, los cualesserían después el nudo de la futura comunidad. (Loshistoriadores señalan el año 52, al final de estesegundo viaje, el “Concilio de Jerusalén” y elpercance de Antioquía.

13. ÉFESO: PRISCILA Y ÁQUILADIRIGEN LA IGLESIA

Éfeso es el tercer lugar de difusión de la Palabrade Dios. Pablo vivió por más de dos años en estegran centro de intercambios culturales, religiosos ycomerciales, entre el Oriente y el Occidente. Aquífundó la comunidad eclesial de Éfeso. La confron-tación con el judaísmo cedió el paso al encuentrocon otras corrientes religiosas: Artemisa era ladiosa de Éfeso. Priscila y Áquila dirigían la comu-nidad y enseñaban con mucho entusiasmo. En estemodo ellos exponían “más exactamente el camino”a Apolo, que tendría gran éxito como catequista enÉfeso y en Corinto.

14. MILETO: LAS ESTRUCTURASDE LA IGLESIA

Pablo, “encadenado por el Espíritu”, cuandoregresaba a Jerusalén convocó a los Ancianos de laIglesia de Éfeso. Les predijo su cercano fatal finaly les precisó su obra: “Vete, porque yo te voy aenviar a una de las más remotas regiones”. Losexhortó a ser diligentes, trabajadores, solidarios enla ayuda a los pobres y a los débiles: “Hay másalegría en dar que en recibir”. Finalmente, les dejocomo testamento la “construcción del edificio”, omás bien la puso bajo el poder de la Palabra, quetiene el poder de construir”: la actividad de laPalabra es primaria, pues es ella quien construye laIglesia. El conmovedor momento terminó con emo-ción: la asamblea se puso de rodillas y oró, abraza-ron a Pablo. Todos se encomendaron a Dios y a su

Palabra. Este episodio es muy importante para lahistoria institucional de la Iglesia: estos Ancianos opresbyteroi convocados por Pablo, fueron cualifi-cados por él como pastores y obispos, encargadosde nutrir y guiar espiritualmente a la comunidad.Vigilando (este es el sentido de la palabra obispo)sobre el pueblo de Dios, no reciben el poder de partede la Asamblea, sino del Espíritu. Durante su minis-terio “independiente” y delante a las situacionesinéditas, Pablo debió innovar sobre el plano doctri-nal para poder así justificar los reclamos que hacíaa los creyentes de reagruparse en comunidadesunidas. De hecho, Pablo lo logró, porque dondequiera que pasaba, creaba Iglesias muy unidas, conla finalidad de subsistir y desarrollarse librementefuera de las estructuras ligadas a las sinagogas.

15. JERUSALÉN: JEFE DE LAS IGLESIAS

Pablo regresó por tercera vez a Jerusalén parainformar a los Ancianos acerca de su misión entrelos paganos. Él guiaba una delegación de gente querepresentaba las Iglesias que él había fundado, yque eran, en su mayoría, pagano-cristianos, perotambién habían discípulos judíos, como Timoteo.Se convirtió en el jefe reconocido (1 Cor 12-14) deun grupo de comunidades locales, para contestar alas sinagogas que conducían al interno de las comu-nidades paganas, una existencia autónoma. Él lesotorgó el nombre de Iglesias, según la tradicióndeuteronómica, reivindicando para cada una la dig-nidad de asamblea del pueblo elegido por Dios, yreservada primariamente a la Iglesia de Jerusalén.Pablo ejercitó la autoridad de una apóstol de Jesu-cristo (1 Cor 1 – 21: 2 Cor 1, 1), título al cual élestaba muy ligado. Ahora en la capital del judaísmoy delante a la Iglesia de Jerusalén, que presidíaSantiago, donde “miles de judíos llegaron a la fe”,a Pablo se le pidió de probar su unión a los Padres.Él había escrito a los Corintios “Me he dado todo atodos” - (1 Cor 9, 12). Se dirigirá al Templo, sepurificará con un grupo de Nazarenos, “ y todosverán que así que observaba bien la Ley”. Y allí fuearrestado.

16. ARRESTO EN EL TEMPLODE JERUSALÉN

Todo estaba listo para el ataque: el temor que sedesató por las predicaciones de Pablo en las sinago-gas y el desarrollo de este cristianismo que amena-

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zaba las estructuras y las leyes. Cuando Pablo llegóal Templo, la tensión estalló, el séptimo y último díade la purificación. ¿Lo acompañaba quizás un grie-go no judío, y con ello estaba profanando el santua-rio?. Algunos judíos del Asia menor lo reconocie-ron y provocaron a la muchedumbre. Pablo fueexpulsado del Templo.

Pablo se salvó de la muerte, gracias a la llegadade un tribuno y de una multitud de soldados ytodavía quiso hablar: “De pie sobre la escalera… enmedio de un gran silencio, él hablaba en hebreo a lamuchedumbre”; explicó su fidelidad como judío,formado en la escuela de Gamaliel, y el asombrosoencuentro sobre el camino de Damasco que desdeese momento dominó e inspiró su vida. Después,delante de estos judíos de Jerusalén, añadió: “estan-do en oración en el Templo caí en éxtasis; y le vi alque me decía: “Date prisa y marcha inmediatamen-te de Jerusalén pues no recibirán tu testimonioacerca de mí….”» (Hch 22,17), y más adelante:“Marcha, porque yo te enviaré lejos, a los gentiles”(Hch 22,21). Estas últimas palabras hacen que lamuchedumbre se desencadene de nuevo: pues sig-nifica que la Alianza de Dios con los hijos de Israelestá abierta a todos.

17. EL TIEMPO DE LA PRISIÓNY DE LOS PROCESOS:

JERUSALÉN, CESAREA, ROMA.

· Pablo fue conducido a la fortaleza de Jerusalén,más por ser ciudadano romano no sufrió la flagela-ción. Su primer proceso fue delante al sinedrio. Fuetransferido a Cesarea, apenas se supo del complotque los zelotas judíos -con la intención de matarlo-habían tramado: su segundo proceso fue llevado acabo con el Procurador Félix (años 57-59).

· El tercer proceso con el procurador Festo, dosaños después;

· El cuarto proceso delante de Agripa II. “Estehombre no ha hecho nada que merezca la muerte olas cadenas. Habría podido ser liberado, sino hubie-ra apelado al César”.

18. EL VIAJE DE LA CAUTIVIDAD

En Jerusalén, además de la alegría de una partede la comunidad, encontró una atmósfera tensa paracon él: eran muchas las sospechas que los judíostenían de él. El Apóstol fue entregado al centurión

Julio para ser transferido a Roma, acompañado porLucas y Aristarco; el viaje, en aquel tiempo aventu-rero, fue interrumpido por un naufragio en Malta;aquí Pablo se reveló más libre de los 276 miembrosa bordo: él estaba acostumbrado al mar y a laexperiencia de tres naufragios (2Co 11, 25) y,sobretodo, contaba con la seguridad que le venía deDios: “Ninguno de ustedes morirá, sólo se perderála nave”, les afirmó a sus compañeros. Cuando todoparecía perdido, “Un ángel de Dios, del cual soy yque sirvo, se me apareció para decirme: no tengasmiedo, Pablo… pues Dios te ha concedido la vidade todos los que viajan contigo”. La etapa en estaisla, simple e idílica simboliza la acogida que elmundo pagano dará al evangelio. Aquí Pablo cum-plió algunos milagros: una víbora le mordió lamano, mientras el santo atizaba el fuego, y él la echóal brasero sin algún dolor; posteriormente alivió aun hombre imponiéndole las manos. En el año 61Pablo llegó a Roma para ser juzgado; en los dosaños de residencia vigilada en el corazón de laciudad, cerca del río Tíber (en la actual coloniajudía), él evangelizó y escribió mientras esperaba elproceso, que se desvaneció por la falta de acusadores.Sin embargo, después del incendio del año 64, elEmperador Nerón acusó a los cristiano de ser auto-res de la quema de la ciudad; es así como San Pablofue arrestado, encadenado en la cárcel Mamertina ycondenado a la decapitación, que tuvo lugar fuerade los Muros aurelianos, sobre la via Ostiense.

19. EL MARTIRIO EN ROMA La aperturade la Alianza con todos.

Las últimas palabras de Pablo en la capital delImperio, escritas en los Hechos de los Apóstoles,son un apelo a los judíos. Al final de su misión,Pablo el Apóstol de las Naciones, según las volun-tad de Dios, no quiso olvidar ni siquiera al “máspequeño de sus hermanos” (Mt 25, 40). “A causade esta esperanza llevo estas cadenas”: Pablo, defrente a cuanto ha vivido, lanzó una última yvibrante apelación a la conversión por parte de supueblo: en Cristo la Alianza de Dios está abierta,de ahora en adelante, a todos. La muerte de Pablono fue el final: al contrario se trató del desarrollodel Cristianismo y de la Buena Nueva, llevadospor todas partes por testigo del Resucitado, que setransformó a su imagen en “Luz de las naciones”(Is 49, 6; Hch 13, 47)

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San Pablo, como hombre polifacético (judío,cristiano, conocedor del paganismo), ha ofrecido ala Iglesia primitiva una teología rica, en cuanto queha sido capaz de fundir datos devarias proveniencias creando un sis-tema teológico nuevo. Sin embargono debemos confundir la pluralidadcon el sincretismo, ni la novedad deresultado con la invención. Por otraparte, el Apóstol no se contentabacon recibir y transmitir mecánica-mente cuanto la Iglesia anterior a élle comunicaba, sino quereinterpretaba, reelaboraba y actua-lizaba la enseñanza recibida segúnlas concretas situaciones culturalesy vitales de los varios ambienteshumanos y eclesiales. Nuevas situa-ciones pastorales y nuevos destina-tarios de su palabra le enriquecieronnuevas respuestas teológicas. Poreso, en San Pablo no se puede eliminar la interde-pendencia entre situación vital y teología. Podemosdecir entonces que la teología de San Pablo se nutreprincipalmente de tres fuentes:1.- Del Antiguo Testamento y del Judaísmo con-

temporáneo, en sus relaciones múltiples y fe-cundas con el pensamiento griego.

2.- Del acontecimiento único en la vía de Damascoque tiene el estatuto de una experiencia vivida,raramente mencionada en modo explícito en suscartas, pero dondequiera sagazmente. La teolo-gía de Pablo es inseparable de esta experienciapersonal.

3.- Y de la doctrina de Cristo recibida, comprimiday transmitida por las comunidades cristianas, la

cual Pablo ha recibido en la catequesis oral. Deahí que su teología es inseparable del sentido dela Iglesia.

Para San Pablo, la relación delcristiano con Jesús es de tipo comu-nitario. El Apóstol nos ayuda a po-nernos en el contexto vivo y primor-dial de una comunidad creyente, a lacual solamente Dios le ha entregadoa Jesús (ver Ef 1,22b). Mucho másque Marcos, Mateo, Lucas y Juan,San Pablo nos da el Jesús de laIglesia, esto es, de la fe, del amor, yde la esperanza de los cristianos.

Otro punto que da importancia ala teología y doctrina paulina es quesobre Jesús, San Pablo tiene la pre-cedencia no de la existencia históri-ca sino de la documentación litera-ria en cuanto que él ha sido el prime-ro en escribir de Jesús, es decir antes

de que el primer evangelio escrito haya visto la luz,las cartas de San Pablo ya habían sido escritas; yrecordemos que nuestra fe se funda positivamentesobre los testimonios escritos e históricamente acep-tables, no sobre hipótesis o reconstruccionesaleatorias.

Para San Pablo ha llegado el tiempo en el cual«en Cristo», no hay «más judío, ni griego»; es eltiempo de la «nueva creación». La idea de la crea-ción nueva no era extraña al pensamiento rabínico:la expresión era usada en particular para designarun prosélito, un convertido del paganismo al judaís-mo. Se encuentra en el Midrash rabbah (Genesi):Aquel que acerca a un pagano a Dios y lo convierte,es como si lo creara de nuevo. Mientras para el

El Pensamiento Teológicode San Pablo

Contribución del Instituto Bíblico de Guadalajara

TEMA 1:LA PERSONA DE JESÚS EN SAN PABLO

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judaísmo el prosélito conoce una renovación perso-nal de vida en un mundo todavía viejo, para Pabloel orden mismo del mundo es puesto en cuestión yrenovado por la resurrección de Jesús. En estenuevo mundo la ley no ha desaparecido, pero hasido renovada. La palabra de Jesús es nueva ley,pero indisociable de su vida y de su muerte; Jesús espalabra de Dios, es la nueva Torah.

Finalmente, el binomio histórico-salvífico de lamuerte y resurrección de Jesús es lo que da en Pablola entonación a toda su teología y lo que condicionasus varios componentes teológicos; más aún, lamuerte y resurrección de Cristo serán la raíz de todoel desarrollo teológico cristiano. Por eso, en el cora-zón de la enseñanza cristiana de San Pablo se en-cuentra la afirmación de la resurrección de Cristo, locual tiene en Pablo un carácter de una experienciapersonal. El evento misterioso de su conversión larotura brutal con su familia, con su partido, con sureligión está ligado al reconocimiento acuciante deuna evidente certeza: Jesús, el Señor, está vivo.

1.- LECTURA

El texto de Filipenses 2,6-11 nos ofrece unresumen, una síntesis de toda la Cristología de SanPablo:

«(Procurad tener los mismos sentimientos quetuvo Cristo Jesús,) 6el cual, teniendo la naturalezagloriosa de Dios, no consideró como codiciabletesoro el mantenerse igual a Dios, 7sino que seanonadó a sí mismo tomando la naturaleza desiervo, haciéndose semejante a los hombres; 8y, ensu condición de hombre, se humilló a sí mismohaciéndose obediente hasta la muerte, y muerte decruz. 9Por lo cual, Dios le exaltó sobremanera y leotorgó un nombre que está sobre cualquier otronombre, 10para que al nombre de Jesús doblen surodilla los seres del cielo, de la tierra y del abismo,11y toda lengua confiese que Jesucristo es Señorpara gloria de Dios Padre».

* En el v. 6 nos habla Pablo de la pre-existenciadivina de Cristo Jesús: se afirma evidentemente sudivinidad.

* En los vv. 7-8 se habla de la vida terrena deJesús. Para San Pablo fue una «kénosis» o «humi-llación continua». Aquí tenemos una contraposi-ción (dos hechos: encarnación y pasión), es decir

encontramos un doble abatimiento o humillación:1) Se despojó de sí mismo y tomó condición desiervo, se hizo hombre como nosotros; y 2) ademásse humilló a sí mismo, se hizo obediente hasta lamuerte y muerte de cruz. En el v. 7 notemos undetalle: hay una unión fuerte gramatical en todo elesquema: «sino que»; esta expresión gramatical loune el v. 7 al v. 6 contraponiéndosele.

* En los vv. 9-11 tenemos la glorificación pascual:Apoteosis. En el v. 9, la expresión «por lo cual»,gramaticalmente nos está ligando a los versos ante-riores; esto nos indica consecuencias de las que sedijo en los vv. 7-8: La glorificación es consecuenciade la doble humillación. Y la consecuencia de laglorificación es doble: 1) Lo exalta, es decir, loresucita, lo cual hace referencia a la humillación dela pasión y muerte; y 2) le otorga el nombre deSeñor, lo cual hace referencia a la humillación de laEncarnación. Por lo tanto, este título de «Señor»viene a reconocerle a Cristo todas las prerrogativasque había dejado. (NOTA: La palabra hebrea YHVHfue traducida en la Biblia griega de los LXX comoKyrios, de manera que al llamarle a Jesús «Kyrios»,les parecía a algunos escandaloso). Jesús al recibirel título de «Señor», recibe un título que lo haceigual a su Padre; no quiere decir que antes no fueraHijo de Dios, sino que ahora se le reconoce oficial-mente. Finalmente, los vv. 10-11 concluyen dicien-do: «Toda rodilla se doble....... y toda lengua con-fiese que Cristo es Señor para gloria de Dios Pa-dre»; con lo cual, se manifiesta que son dos lasconsecuencias: 1) Toda la creación queda sometidaal Señorío de Cristo y ha de darle culto; y 2) laparticipación de la gloria del Padre: Jesús comienzaa participar de la gloria del Padre y así quedaglorificado el Padre y el Hijo; la glorificación delHijo al Padre es que con su vida (vv. 7-8) glorificaal Padre; y el Padre (vv. 9-11) glorifica al Hijo.

2.- MEDITACIÓN

San Pablo aprendió de Pedro y Santiago losdetalles en relación a la vida y enseñanza del Señory alcanza a persuadirlos de la autenticidad de sumisión, a tal grado que ellos aceptan dejarlo predi-car en Jerusalén. San Pablo sabe que Jesús esplenamente hombre (ver Flp 2,7; Ga 4,4), descen-diente de los patriarcas (ver Ro 9,5; Ga 3,16), deorigen davídico (ver Ro 1,3), tiene algunos herma-

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nos consanguíneos (ver 1 Co 9,5; Ga 1,19); Él esplenamente Dios (ver Col 2,9), el redentor y salva-dor (ver Ro 3,23-24); de Él conoce algunos dichos:la oración en arameo «Abbâ» (ver Ga 4,6; Ro 8,15;= Mc 14,36), la enseñanza de la proximidad del díafinal (ver 1Tes 5,2; = Mt 24,43), la doctrina de laindisolubilidad del matrimonio (ver 1Co 7,10; = Mt5,32), el tema del amor como nueva ley (ver Ga 6,2;= Jn 13,34), la invitación a dar sustento al misionero(1Co 9,14; = Lc 10,7), la imagen de la fe quetransporta las montañas (ver 1Co 13,2; = Mt 17,20),la invitación a orar por los perseguidores (ver Ro12,14; = Mt 5,44) y el compendio de la ley en elamor al próximo (ver Ga 5,14; Ro 13,8-10; = Mt22,29-40). Con todo, el Apóstol no quiso escribir un«evangelio»; su interés teológico y pastoral no loorientaba hacia una «reconstrucción actualizada»del pasado, sino hacia la edificación de sus comu-nidades presentes, de las cuales Jesucristo es elSeñor viviente y actual.

Cristo es la idea dominante de San Pablo. Y, sibien, el título que San Pablo le aplicó más a Jesúsfue el de «Hijo de Dios», también habla de Él como:Hecho Carne, Redentor y Señor.

1.- JESÚS, HIJO DE DIOS

Este título indica, además de la relación conDios, la pertenencia de Jesús al mundo divino (sunaturaleza divina). Para San Pablo está claro queJesús fue enviado por Dios Padre (ver Ga 4,4). Laresurrección evidencia una realidad que ya estabaen Cristo: ser Hijo de Dios. Y como Hijo de Dios,Él es la Sabiduría, la Imagen de Dios, por Quientodo ha sido creado, por Quien todo se recrea, Él hareunido en su persona la plenitud de la divinidad(ver 1Co 1,24; 2Co 4,4; Col 1,15; Ro 8,29; Col, 2,9).En cuanto a la Divinidad, para San Pablo, Jesús esde naturaleza divina indudablemente (ver Tit 2,13;Ro 9,5). Ciertamente San Pablo reserva el título de«DIOS» para el Padre Celestial. Por lo demás, SanPablo más que fijarse en el aspecto abstracto de laNaturaleza Divina, se interesa más por el aspectofuncional de las Personas Divinas (ver Ap 1,4ss).

2.- JESÚS, HECHO CARNE

Para San Pablo, Jesús también es un ser humano(ver Flp 2,7; Ga 4,4; Ro 8,3; Col 2,9; Ro 1,3; 2Tm2,8). Pablo demuestra que Jesús, el Hijo de Dios, seencarnó para poder llevar adelante el Plan de Dios.

3.- JESÚS, REDENTOR

El término «Redentor» significa para San Pablo:«Mesías Crucificado, es decir, el Cristo sufriente.Quizá esto fue lo que más le impresionó a SanPablo. Los términos anteriores: «Hijo de Dios» y«Hecho Carne» aluden más al Ser de Jesús, mien-tras que «Redentor» hace más alusión a la Funciónde Jesús. Para San Pablo, Jesús es ante todo elRedentor, el Salvador de los hombres, gracias a supasión, muerte y resurrección. San Pablo nuncaseparará a Cristo de la Cruz y de la Resurrección. Ya esta realidad salvífica, San Pablo la llamará: «ElMisterio» o también «El Misterio de la Piedad» (ver1Tm 3,16). Jesús tiene el papel estelar en esteMisterio de la Salvación. Así, San Pablo, compren-día que la salvación se realizaba con Jesucristo ypor Jesucristo. Y el hecho concreto y acto decisivode la redención es el sacrificio de Cristo.

Para la redención se hace necesario (ver Ex 6,6-8):1.- Un estado de esclavitud en el hombre: «Todos

pecadores».2.- Un acto de liberación, donde actúa la persona del

rescatador: «Cristo».3.- El precio del rescate: «La Sangre de Cristo»,

«Cristo mismo que se entrega».

Cuando se habla de la redención, aún cuando leaplica el nombre del Redentor y le atribuye eseOficio, por lo general San Pablo no usa el términode: «REDENTOR», sino el de: «SOTER: SALVA-DOR». Con esto se palpa que San Pablo se mueveen un mundo ya no judío, sino más universal. Y asíhablando de SOTER no se habla de esclavitud, sinode algún peligro.

En cuanto al Sacrificio de Cristo, es un Sacrifi-cio Expiatorio (ver Ef 5,2; Ro 3,25; 1Co 5,7). Estosignifica que Pablo ya no usa como trasfondo eltema de la Pascua (de hecho, el cordero pascual noera expiatorio, sino señal de liberación de un peli-gro). En Heb es en donde aparece el desarrollo deltema del Sacrificio de Cristo como un SacrificioExpiatorio. Este es el aspecto particular más insis-tente en la Teología de San Pablo: no quiere hablar,sino de Cristo Crucificado. Así la Teología de SanPablo no es sino una soteriología, ésta una Cristologíay ésta un Cristo sufriente. Y en cuanto al Rescate,hay tres grupos de textos que hablan del rescate:

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1.- En 1Co 6,20; 7,23 se alude a la existencia de unprecio, de un rescate, pero un rescate a la manerade ofrenda.

2.- En Tit 2,14 y en 1Tm 2,6 se habla del precio dela redención y se dice que es Cristo.

3.- En Ef 1,7; Ro 3,25 se indica que este precio es lasangre de Cristo, una sangre derramada: vidaentregada.

4.- JESÚS, EL SEÑOR

Para San Pablo, la figura y el ser de Jesús está enllamarle: «SEÑOR». Para eso se encarnó, murió yresucitó: para ser Señor... de la creación, de cadauno personalmente, de la comunidad (ver Ro 14,9;1Co 15,24; 11,20-34; 1Tes 4,15-17). Afirmar queJesús es el Señor, trae como consecuencia un com-promiso vital: en el momento en que tú reconocesque Jesús es el Señor, en adelante tu vida estádeterminada por la voluntad del Señor (ver Ro 14,8:«Somos del Señor»). De ahí en adelante, se sientela necesidad de ser dirigidos por las enseñanzas delSeñor y sabemos que éstas se resumen en un solomandato: el mandato del amor, el cual inspira todala moral cristiana (ver Ro 13,8-10; Ga 5,14; Ro12,14-21; 1Tes 4,2). Esta vida cristiana se convierteen una vida en el Espíritu Santo.

3.- ORACIÓN

Es siempre conveniente hacer una oración es-pontánea comunitaria en voz alta, según lo quesugiere el tema meditado, y después sugerimosconcluir este momento con la siguiente Oración deAlabanza a Cristo:

LC: ¡Bendito sea el Señor!

TD: ahora y por todos los siglos.

LC: Venid, adoremos a Cristo, nuestro Rey.

TD: Te adoramos, Cristo resucitado y presente enmedio de nosotros.

LC: Venid, postrémonos ante el Señor Jesús,nuestro Rey y nuestro Dios.

TD: Gloria por siempre al Rey de reyes y Señor deseñores.

LC: Señor Jesús, Tú eres el cordero, el siervo delSeñor.

TD: Con tu sangre derramada quitas el pecadodel mundo.

LC: Señor Jesús, Tú eres el cordero de Dios.

TD: Fuiste inmolado desde la creación del mun-do.

LC: Señor, Jesús, Tú eres el Cordero pascual.

TD: De tu costado atravesado salió sangre yagua.

LC: Señor Jesús, Tú eres el Cordero que está depie sobre el trono.

TD: Tú abres los sellos del libro de la primeraalianza.

LC: Señor Jesús, Tú eres el Cordero de la nuevaJerusalén.

TD: Tú eres su lámpara y su nuevo sol, Túresplandeces eternamente.

LC: Señor Jesús, Tú eres el comienzo y el fin, elSeñor de la vida.

TD: Tú moriste, pero ahora reinas sobre lamuerte y estás vivo y presente por siempre.

4.- CONTEMPLACIÓN

La meditación sobre la persona de Jesús en SanPablo nos mueve a contemplar dos aspectos impor-tantes en la vida del cristiano y que nos ofreceigualmente el Apóstol en sus Cartas: 1) La Justifi-cación por la Fe en Cristo; y 2) lo que significa lamisma Fe en Cristo.

1.- LA JUSTIFICACIÓN EN SAN PABLO

Es ya conocida la opinión de San Pablo en tornoa la Justificación: «El hombre es justificado me-diante la fe sin las obras de la ley» (ver Ro 3,38; Ga2,16). La razón es que la fe nos introduce directa-mente en una situación de paz y de familiaridad conDios (ver Ro 5,1-2) y, corroborada por el bautismo(ver Ro 6), hace que la vida del cristiano seafinalmente una vida libre «en Cristo».

El elemento que forma en el pensamiento paulinosobre la ley un concepto clave es la pregunta: «¿Porqué las obras de la ley no justifican?». La afirma-ción de que «ninguno es justificado por las obras dela ley» puede ser directa contra el modo en el cuallos judíos entendían la salvación contra los oposito-res cristianos de Pablo (judíos o gentiles que fue-ran), o contra ambos. Según Wilckens, San Pabloestá convencido que la ley no justifica porque dehecho no es respetada, porque ninguno está en

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grado de respetar todos los preceptos que son muynumerosos; si esto fuese posible y ocurriese dehecho la ley justificaría realmente. Por lo tanto, elpecado real por trasgresión de la ley causa el estadode perdición del hombre. En tal situación la leypuede procurar solo una «noción» del pecado, lacondena del pecado y la agudización de la concien-cia de la perdición, pero no lleva a la redención. Porotra parte, J. Dunn dice que San Pablo no está contrala ley en cuanto tal, sino contra la ley como pruebay garantía de la elección de Israel; al declararsecontra las «obras de la ley», no quería sustraerse alas «buenas obras» como tales, sino a aquella obser-vancia de la ley, que era considerada como pruebade pertenencia al Pueblo de Dios, en particular lacircuncisión, las prescripciones alimenticias y elsábado. Pablo ataca las obras de la ley, en cuantolimitan la gracia de Dios a los miembros de aquellanación. Casi todos los especialistas de San Pabloconcuerdan en el respetar las convicciones delApóstol en confrontar la ley con la experiencia deCristo que le ha sido propia; para Pablo habíallegado a ser obvio que todos aquellos que conti-nuaban sujetándose rígidamente a la ley como víade salvación refutaban a Cristo, única salvación.Para Pablo, con la persona de Jesús ha venido amenos la centralidad de la Torah, porque «si lajustificación viene por la ley, Cristo ha muerto envano» (ver Ga 2,21b) y permanecería anulada lagracia de Dios (ver Ga 2,21a; 5,4), esto es susoberana libertad de venir al encuentro del hombreindependientemente de sus preconceptos y de lasestructuras religiosas de éstos. En su empeño mi-sionero no hay sombra de oportunismo (ver Ga1,10), sino obediencia pura a un encargo divino (ver1Co 9,17) concerniente al destino universal delEvangelio en la superación del mosaísmo.

2.- LA FE PARA SAN PABLO

¿Qué significa para San Pablo «creer en CristoJesús»? es decir ¿qué entiende él por «Fe»? ParaSan Pablo la fe es ciertamente una adhesión de lainteligencia a las verdades (ver Ro 10,9), pero esmás todavía, es la adhesión del ser integral a unapersona (ver Ro 3,22; Ga 2,16, etc), como la fe deAbraham que implica confianza, abandono, unaconfianza lúcida, fundada sobre la convicción deque Dios es verídico, que no puede engañarse nimucho menos engañarnos; la fe descansa en Dios,

en su verdad, en su fidelidad, en su omnipotencia(ver Ro 4,21) y aún más en su amor (ver Ga 2,20).

Ahora bien, si el acto de fe, según San Pablo, esaquello por lo cual el cristiano acoge en sí mismo eldon de la vida divina (ver Ef 3,17), entonces no nosdebe extrañar que esta vida, la cual es ella mismaamor, se ejercite bajo la forma del amor; la feauténtica para que sea efectivo acogimiento de lavida trinitaria, debe operar a través del amor.

Para Santiago la fe no tiene como su fin exclusi-vo las obras y no alcanza su forma completa sóloallá donde se concretiza en obras; para Santiago lafe es una conducta fundamental del hombre, quehace referencia a su confesión de fe, a su praxis y,por tanto, a su orientación fundamental a Dios. ParaSantiago, el único criterio para los cristianos debeser el amor de Dios, pero el amor de Dios debeconcretizarse en el plano social y de la Iglesia comoamor del prójimo, porque «la misericordia triunfasobre el juicio» (St 2,13); misericordia y amor deDios -dicho de otra manera, obras y fe- son eviden-temente el tema de Sant 2,14-26. El amor de Dios yel amor del prójimo, el amor de Yhwh y la fidelidada sus mandamientos constituyen «un todo» en San-tiago, como en el judaísmo antiguo. La Torah comorevelación de la voluntad de Dios por Gracia, acer-ca del ordenamiento que Israel debe dar a la propiavida en su complejo y en las diversas formas con-cretas, obliga al fiel necesariamente, en funciónescatológica a una visión unitaria entre confesiónde fe y ética; en el cap. 4 de Santiago, la ética resultaprincipalmente como norma de solidaridad, en unaiglesia con muchos estratos sociales, que excluyetoda preferencia de personas en las relaciones conlos otros (4,6.10) y también todo aprovechamientoeconómico (5,4s).

5.- ACCIÓN / COMPROMISO

Es posible individuar las convicciones fundamen-tales de San Pablo en esta forma: 1) en primer lugar,la convicción de que Dios ha enviado a Jesucristo paraproveer la salvación a todos; 2) que por eso la salva-ción está a disposición de todos, sea judíos, sea grie-gos, sobre la base del mismo requisito: «la fe enCristo»; 3) que el Señor pronto vendrá de nuevo; 4)que él, Pablo, ha sido llamado por Dios para serApóstol de los gentiles; y 5) que los cristianos debenvivir de acuerdo a la voluntad de Dios.

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Tan sólo de la Primera Carta a los Tesalonicenses,de la primera atestación escrita de San Pablo, pode-mos sacar las dos líneas fundamentales del mensajepaulino: 1) la salvación ha sido llevada adelante porCristo a aquellos que creen en Él; y 2) se necesitarecibir dócilmente esta salvación de Dios, en unaplena fidelidad a las tradiciones que provienen delSeñor Jesús.

Por la Fe en Jesús el cristiano acepta y asume queel mandamiento de la caridad viene a ser la síntesisde la ley en cuanto que Cristo ha querido permane-cer presente entre nosotros no sólo en la eucaristía,sino también en los miembros vivos de su Cuerpo

(ver 1Co 10,17), de manera que servir a los herma-nos es servir a Cristo (ver Mt. 25,40) y quien sirvea Cristo cumple la ley que nos ha sido dada porDios. La caridad empeña al cristiano en todos loscómputos temporales, los cuales dejarán de serpuramente profanos ya que se encauzarán final-mente a promover una organización de la sociedadque no favorezca el odio sino que permita el amor,que crea condiciones para una vida digna y unambiente donde el amor recíproco pueda desarro-llarse; sólo así con la caridad se podrá construirsobre la tierra el cuerpo de Cristo, ya que la figurade este mundo pasa (ver 1Co 7,31), mientras que lacaridad permanece (ver 1Co 13,13).

TEMA 2:EL ESPIRITU SANTO EN SAN PABLO

Para San Pablo toda la comunidad está bajo elsigno del Espíritu Santo y es vivificada por lapotencia de Él (ver 2Co 3,6; 1Tes 5,19); respirar alEspíritu es vivir, sustraer-se de él significaría la as-fixia del cristianismo. ElEspíritu Santo es, por lotanto, constitutivo esen-cial del ser cristiano: enla libertad del hombrenuevo, en la vida de laIglesia, y como anticipa-ción escatológica. Elaporte fundamental delEspíritu Santo es la filia-ción divina que concedeal cristiano como signodistintivo (ver Ga 4,6: Ro8,15) y como realidadpermanente. La presen-cia del Espíritu significade por sí libertad de la carne, del pecado y de lamuerte y pone al cristiano en estado de libertadradical.

Es importante que el cristiano sepa distinguircuáles son las auténticas manifestaciones del Espí-ritu Santo (ver 1Co 12,1-10) y que los responsablesde la comunidad no obstaculicen la acción delEspíritu (ver 1Tes 5,19).

1.- LECTURA

Tomamos como texto base de nuestra reflexiónel pasaje de Ga 4,4-7:«Pero, al llegar la plenitudde los tiempos, envió Diosa su Hijo, nacido de mu-jer, nacido bajo la ley, pararescatar a los que se halla-ban bajo la ley, y para querecibiéramos la filiaciónadoptiva. La prueba de quesois hijos es que Dios haenviado a nuestros cora-zones el Espíritu de su Hijoque clama: ¡Abbá, Padre!De modo que ya no eresesclavo, sino hijo; y si hijo,también heredero por vo-luntad de Dios».

Cuando San Pablo utiliza la palabra «ley» en lacarta a los Gálatas (con las obvias excepciones deGa 3,21 y 5,23) tiene en mente la Torah. La palabrahebraica Torah significa instrucción o directiva; esel nombre dado a los primeros cinco libros de laBiblia hebrea (Gen, Ex, Lev, Num, Dt) porque elloscontienen instrucciones y directivas dadas por Diospara hacer posible el alcance del valor fundamentaly central del pueblo elegido, es decir, la paz

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(Shalom), aquel estado dinámico en el cual unoprocura llegar a ser lo que debería ser: un serhumano limitado, finito, libre. Cuando San Pablohabla de «ley» entiende sobre todo y evidentementela ley que para él y para los hebreos sus contempo-ráneos ameritaba este titulo por excelencia: la legis-lación del Sinaí; por lo demás, la ley era la palabrade Dios, el agua que quita la sed, el pan que da lavida o el tronco de los frutos excelentes, en ella seencuentran encerrados los tesoros de la sabiduría ydel conocimiento: en resumen, ella era todo estoque justamente Pablo y Juan proclamarán de CristoJesús.

Sin duda que Pablo distinguía muy bien ladiferencia entre la ley en cuanto código externoobservado en modo legalístico y la ley comoprincipio ético de amor. Al final de los tiempos, elpueblo elegido será un pueblo santo, un pueblo sinpecado; esta santidad y esta impecabilidad deri-van de la presencia activa del Espíritu, de lasabiduría, de la ley en el corazón de los elegidos:y os producirán el conocimiento de Dios, la fuerzade no pecar más, la vida. Por lo tanto, la Palabra deDios, la ley interior, confieren al justo la fuerza deno pecar más. La impecabilidad es, entonces untema escatológico, un privilegio de los tiemposmesiánicos; los elegidos la deberán a la eleccióndivina, a su vocación, a la nueva naturaleza que lesserá conferida, al don del Espíritu; de hecho, elEspíritu de Santidad purificará las almas mediantela Palabra de Verdad, mediante la ley interior y lasabiduría, mediante el don del conocimiento; porotra parte, es normal que en el Nuevo Testamentotal acción santificante sea atribuida al poder deCristo Jesús: porque sólo El confiere todos estosbienes, en cambio, de parte de los hombres, la solacondición para obtener la victoria sobre el pecadoes la docilidad integral, y la sumisión a la enseñan-za y a la guía del Espíritu.

Sobre la ley nueva, el Doctor Angélico SantoTomás de Aquino en su tratado de la ley se preguntasi la ley nueva deba imponer o prohibir obrasexteriores, es decir, si deba comportar un códice deleyes positivas; él inicia reafirmando la doctrinasegún la cual el elemento principal de la nueva leyes la gracia interior del Espíritu Santo. Las obrasprescritas pueden serlo únicamente en virtud de unarelación necesaria con esta gracia interior: se trataráde las obras que nos ponen en comunicación con la

humanidad de Cristo Jesús resucitado, del cualproviene toda gracia y que, por lo tanto, es necesariapara producir en nosotros este dinamismo consti-tuido precisamente por la fe que actúa mediante lacaridad; o bien se tratará de obras que traducen yexpresan tal dinamismo interior.

La ley externa tiene como único fin asegurar eldinamismo interior del cristiano y, por lo tanto,recibe cada valor suyo de tal dinamismo, no vice-versa. Lo esencial no es, entonces, la observanciade tal o tal práctica de penitencia, sino que es elespíritu de penitencia; no es la observancia de tal otal ejercicio de piedad, sino el espíritu de oración. Elcristiano no traspasará la letra, pero se preocuparásobre todo del espíritu, y no se detendrá en poderobservar auténticamente una ley, si primero no hapenetrado en su significado, es decir si primero noha meditado a cuáles condiciones traducirá ella enla práctica la exigencia interior que él experimentao que debería experimentar.

El código de la nueva ley comporta ciertamentetoda una serie de prescripciones y de prohibicionespositivas, pero sobre todo propone al cristiano unanorma de un género del todo diverso: la imitaciónde la persona de Cristo Jesús y especialmente de sucaridad que es reflejo de la caridad del Padre: unanorma perfectamente objetiva, porque Cristo no esuna creación de la fantasía, sino un personaje histó-rico cuyos hechos y gestos han sido consignados enel Evangelio.

Por otra parte, es el Espíritu Santo el que alactuar en el hombre lo hace decir Abbá, el que lohace reconocer a Dios como Padre y, por lo tanto,el hombre se anima a decirle así. Nosotros noshacemos no sólo un solo cuerpo, sino un soloespíritu con el Señor. Debemos llevar el mismo yúnico Espíritu de Cristo (ver 1Co 8,9; 6,17). Alposeer el hombre el Espíritu, éste lo impulsa a launidad y el hombre entonces experimenta esteesfuerzo espiritual como una fuerza de comunión,de integración (ver 2Co 13,13: la comunión delEspíritu Santo). Además el hombre también loexperimenta como una participación del amor divi-no (ver Ro 5,5), un amor que purifica, sana y ama alhombre, un amor misericordioso que derrama gra-cias sobre el hombre para fortalecerle. Así el hom-bre ve dos líneas, al experimentar al Espíritu Santo:1) El Espíritu que santifica; y 2) El Espíritu que

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forma el Cuerpo Místico de Cristo. Así, San Pablopresenta en forma divina al Espíritu Santo: fuerzaque unifica, que santifica y que integra.

2.- MEDITACIÓN

* Para San Pablo, el Espíritu Santo es una de lasTres Divinas Personas que recibe el nombre deEspíritu Santo, Espíritu de Dios, Espíritu de Cristo,o simplemente Espíritu (ver Ro 2,9; 7,6; 8,4-14;9,1; 14,17; 15,30; 1Co 2,11-12; 3,16; Ef 4,30; Flp3,3).

* Además, el Espíritu Santo es un agentesantificador que actúa en el espíritu humano rege-nerándolo y renovándolo (ver Tit 3,5). Y ya sabe-mos que el Espíritu Santo para santificarnos realizaen nosotros tres funciones importantes: 1) FunciónIluminativa: da luz a nuestro entendimiento paraconocer lo bueno (anhelándolo) y lo malo (recha-zándolo) y de esta manera rectificar nuestra con-ciencia; 2) Función Volitiva: da fuerza a nuestravoluntad debilitada por el pecado, para poder ven-cer el egoísmo y las tentaciones y para practicar sincesar el bien y cumplir responsablemente la misiónque Dios pone en nuestras manos; y 3) FunciónFortificativa: da fortaleza y magnanimidad a nues-tra vida para sobreponernos con esperanza y fe enlos momentos difíciles y dolorosos que se nospresentan en nuestro caminar.

* El Espíritu Santo realiza una multiforme co-municación de sus dones y potencialidades a laIglesia cristiana y a sus miembros (ver Ro 12,122;5,5; 8,15-16; 8,23-26; Ga 4,6; 1Co 2,10-12; 12,1-11; 14,15; Ef 1,13; 4,30;

* Para San Pablo, el Espíritu Santo tiene unafunción unitiva y santificadora en el Cuerpo Místi-co de Cristo. Esto quizá es lo más específico ycaracterístico de San Pablo: El Espíritu Santo estáen función del Cuerpo Místico de Cristo, de maneraque no hay Cuerpo Místico sin Espíritu Santo, niEspíritu Santo fuera del Cuerpo Místico de Cristo.Al menos, para San Pablo la presencia del EspírituSanto era señal de que ahí estaba presente el CuerpoMístico de Cristo (ver Ro 8,9; 1Co 12,13). «El queno tiene el Espíritu de Cristo, no le pertenece». ElCuerpo Místico no se forma sino por la acción delEspíritu Santo, es más supone un solo Espíritu y,por lo tanto, un solo cuerpo (ver Ef 4,4).

* En cuanto a la función del Espíritu Santorespecto a la acción redentora de Cristo, no es ajenaaquella a ésta, más bien la función del EspírituSanto converge al mismo que tiene la acción reden-tora de Cristo. Sobre todo para San Pablo, la presen-cia del Espíritu Santo es señal de haber adquirido yala justificación, es decir, garantiza la participaciónen la redención de Cristo.

* El Espíritu Santo también está relacionado conla Promesa (no con la ley). La Ley y la Promesa secontraponen (ver Ga 3,13ss; Ro 8,2ss; 7,4ss). Y asícomo se contraponen Ley y Promesa, se contrapo-nen también Carne y Espíritu. Es Jesús el cumplidorde las promesas y el Espíritu Santo no es sino el quegarantiza ese cumplimiento (ver Ga 4,4-6).

* Con respecto al hombre, éste es el sujetopaciente de la acción del Espíritu Santo. El hombreestá formado de alma, espíritu y cuerpo (ver 1Tes5,23); el cuerpo se refiere al aspecto externo delhombre; el alma se refiere al principio de vida; y elespíritu es el principio de las actividades superioresdel hombre (donde está la Inteligencia y los senti-mientos más profundos del ser humano). Así lapregunta es: ¿En cuál parte del hombre actúa elEspíritu Santo? En su espíritu (ver Ro 8,15ss).

3.- ORACIÓN

Oremos, pidiendo al Espíritu Santo sus sietedones:

C1: Ven, Espíritu Santo, inflama mi corazón yenciende en él el fuego de tu amor. Dígnateescuchar mis súplicas, y envía sobre mí tusdones, como los enviaste sobre los Apósto-les el día de Pentecostés.

C2: Espíritu de Amor, te ruego me llenes del donde Sabiduría, para que saboree cada díamás con qué infinito amor soy amado, y asíaumente mi caridad a Dios y al prójimo;actuando siempre movido por ella.

C1: Espíritu de Verdad, te ruego me llenes deldon de Entendimiento, para penetrar lasverdades reveladas, y así aumentar mi fe;distinguiendo a su luz lo que es del bueno odel mal espíritu.

C2: Espíritu Sempiterno, te ruego me llenes deldon de Ciencia, para sentir con la Iglesia en

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la estima de las cosas terrenas, y así aumen-tar mi esperanza; viviendo para los valoreseternos.

C1: Espíritu Santificador, te ruego me llenes deldon de Consejo, para obrar de continuo conprudencia; eligiendo las palabras y accionesmás adecuadas a la santificación mía y delos demás.

C2: Espíritu de Bondad, te ruego me llenes deldon de Piedad, para practicar con todos lajusticia; dando a cada uno lo suyo: a Dioscon gratitud y obediencia, a los hombres congenerosidad y amabilidad.

C1: Espíritu Omnipotente, te ruego me llenes deldon de Fortaleza, para perseverar con cons-tancia y confianza en el camino de la perfec-ción cristiana; resistiendo con paciencia lasadversidades.

C2: Espíritu de Majestad, te ruego me llenes deldon de Temor de Dios, para no dejarmellevar de las tentaciones de los sentidos, yproceder con templanza en el uso de lascreaturas.

TD: Divino Espíritu, por los méritos de Jesucristoy la intercesión de tu Esposa, María Santísi-ma, te suplico que vengas a mi corazón y mecomuniques la plenitud de tus dones, paraque iluminado y confortado por ellos, vivasegún tu voluntad, muera entregado a tuamor y así merezca cantar eternamente tusinfinitas misericordias. Amén.

4.- CONTEMPLACIÓNLa reflexión sobre el Espíritu Santo en San Pablo

nos mueve a considerar contemplativamente cómolos cristianos somos movidos por el Espíritu deDios a transformarnos en «ESCLAVOS PORAMOR» unos de otros.

La victoria del Espíritu comporta, como nueva yultima paradoja, una esclavitud nueva, aquella de lacaridad. Pablo es esclavo de Cristo Jesús. El hom-bre salvado es liberado de la ley «para servir a Diosen novedad de Espíritu» (Ro 7,6), «Incluso si soylibre respecto a todos, me he hecho esclavo detodos» (1Co 9,19), «mediante el amor poneos alservicio los unos de los otros» (Ga 5,13). Esta nuevaesclavitud no es como la antigua, impresa por el

pecado bajo la ley. Ella es un servicio, es el ejerciciomás auténtico de la libertad humana, la iniciativa delos hijos de Dios en el ámbito del Espíritu de Jesús.El cristiano es un hombre encauzado al amor, alamor que el Espíritu Santo de algún modo hace quedel corazón de Dios fluya en nuestro corazón (verRo. 5,5).

No se puede reducir el concepto paulino de laperfección a un simple moralismo, bajo el pretex-to de que Pablo mediante la caridad designa elamor del prójimo. Sería olvidar que, si la caridades «la vida que trasciende las demás», ella mismadespués en el hombre durante su vida terrena vienecondicionada por la fe. El amor que participa en elamor de Dios y de Cristo, es comunicado al hom-bre solamente a través de la fe: «la fe obra median-te el amor». Pero por eso mismo se comprendecómo un amor semejante sea capaz de unirnos aDios y, por lo tanto, amerite el nombre de «teolo-gal». En la respuesta del cristiano a la vocación ala perfección, los medios adoptados serán diver-sos, según las diversas llamadas del Señor, perotodos son invitados a llegar a ser cristianos «per-fectos», adultos a vivir de la vida de Cristo JesúsSeñor Resucitado, en fin, a amar según el Amormismo a través del cual el Padre y el Hijo se amanen el Espíritu Santo.

Así pasa en el judaísmo: «aquel que es perfecto»se identifica con «aquel que agrada a Dios», esto es«aquel que es según su voluntad». Pero esta volun-tad no se identifica más con un código de leyespromulgado una vez para siempre. La «perfección»del cristiano como aquella del hebreo se caracterizaen la docilidad a los divinos quereres; será por lotanto una sumisión, una obediencia, pero será unaobediencia a la voluntad divina, la cual debe serbuscada, distinta del resto, y de la cual no se puedemedir en anticipo cuales serán las exigencias.

5.- ACCIÓN / COMPROMISO

El Texto de Ga 5,16-26 nos sugiere cómo ennuestra vida cristiana tenemos que dejarnos condu-cir por el Espíritu Santo, evitando las apetencias dela carne y practicando los frutos espirituales: «Pormi parte os digo: Si vivís según el Espíritu, no daréissatisfacción a las apetencias de la carne. Pues lacarne tiene apetencias contrarias al espíritu, y elespíritu contrarias a la carne, como que son entre sí

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antagónicos, de forma que no hacéis lo que quisie-rais. Pero, si sois conducidos por el Espíritu, noestáis bajo la ley. Ahora bien, las obras de la carneson conocidas: fornicación, impureza, libertinaje,idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras,rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embria-gueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cualesos prevengo, como ya os previne, que quieneshacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios. Encambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz,paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, manse-dumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hayley. Pues los que son de Cristo Jesús, han crucifica-do la carne con sus pasiones y sus apetencias. Sivivimos según el Espíritu, obremos también segúnel Espíritu. No busquemos la gloria vana provocán-donos los unos a los otros y envidiándonos mutua-mente».

Caridad: Acto de amor a Dios y al prójimo.

Gozo: Alegría en el cumplimiento del deber.Paz: Tranquilidad de ánimo y conciliación..Paciencia: Sufrimiento sin inquietud en lo adver-so.Longanimidad: Firmeza de ánimo en el sufri-miento, esperando los bienes eternos.Bondad: Rectitud de vida y Solidaridad.Benignidad: Dulzura y suavidad, sin afectaciónni desabrimiento.Mansedumbre: Refrenar la ira y mantenerse ecuá-nime.Fidelidad: Cumplimiento de lo justamente pro-metido.Modestia: Moderación de palabras y acciones.Continencia: Moderación en los deleites de lossentidos.Castidad: Refrena los deleites impuros.

TEMA 3:LA IGLESIA EN SAN PABLO

Ubiquémonos primero históricamente y hable-mos un poco de la organización de la Iglesia en eltiempo de San Pablo. La idea del Apóstol no eraformar una Institución bien definida. Es verdad queno había una constitución uniforme, pero cierta-mente había claridad en el objetivo al reunirse. SanPablo sabía bien cuál era el objetivo de la Iglesia:Construir el Cuerpo de Cristo y comportarse comoIglesia de Dios. Para este objetivo San Pablo estabaconsciente de que el EspírituSanto confería carismas enfunción de la unidad, a favorde este objetivo: cada unodebería ejercitar sus carismasresponsablemente (ver 1Co14,26; 12,27ss).

No había exclusividad en-tre Ministro y Ministerio, yaque lo importante era Cons-truir el Reino de Dios. Sinembargo, ciertamente sí ha-bía orden en los ministerios yesto precisamente nos da pis-

tas para descubrir la organización. Podemos distin-guir dos criterios del orden: por la importancia y porla utilidad. Sobre este orden de Ministerios tenemosestos textos: 1Co 12,28: «Así los puso Dios: prime-ro como apóstoles, luego como profetas, maestros,...»; 1Co 12,31-13,13: A San Pablo le parece másimportante el Don de Profecía que el Don de Len-guas; 1Co 14,39: Pablo ciertamente no insiste en ladistinción entre carisma y ministerio. Entre los

oficios que San Pablo enun-cia están: Epíscopos, Pres-bíteros, Diáconos, Viudas,Apóstoles, Profetas,Maestros, Milagros, Cu-ración. Todo esto re-fleja la organizaciónsinagogal. La nomen-clatura de Epíscopos re-fleja una nomenclaturagriega: El Epíscopospasaba a ser como elresponsable de los pres-bíteros.

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1.- LECTURA

Tomemos como texto base de nuestra reflexiónel pasaje de 1Co 12,12-31: «Pues del mismomodo que el cuerpo es uno, aunque tiene muchosmiembros, y todos los miembros del cuerpo, noobstante su pluralidad, no forman más que unsolo cuerpo, así también Cristo. Porque en unsolo Espíritu hemos sido todos bautizados, parano formar más que un cuerpo, judíos y griegos,esclavos y libres. Y todos hemos bebido de unsolo Espíritu. Así también el cuerpo no se com-pone de un solo miembro, sino de muchos. Sidijera el pie: «Puesto que no soy mano, yo no soydel cuerpo» ¿dejaría de ser parte del cuerpo poreso? Y si el oído dijera: «Puesto que no soy ojo,no soy del cuerpo» ¿dejaría de ser parte delcuerpo por eso? Si todo el cuerpo fuera ojo¿dónde quedaría el oído? Y si fuera todo oído¿donde el olfato? Ahora bien, Dios puso cada unode los miembros en el cuerpo según su voluntad.Si todo fuera un solo miembro ¿dónde quedaría elcuerpo? Ahora bien, muchos son los miembros,mas uno el cuerpo. Y no puede el ojo decir a lamano: «¡No te necesito!» Ni la cabeza a los pies:«¡No os necesito!» Más bien los miembros delcuerpo que tenemos por más débiles, son indis-pensables. Y a los que nos parecen los más vilesdel cuerpo, los rodeamos de mayor honor. Así anuestras partes deshonestas las vestimos conmayor honestidad. Pues nuestras partes honestasno lo necesitan. Dios ha formado el cuerpo dandomás honor a los miembros que carecían de él,para que no hubiera división alguna en el cuerpo,sino que todos los miembros se preocuparan lomismo los unos de los otros. Si sufre un miembro,todos los demás sufren con él. Si un miembro eshonrado, todos los demás toman parte en su gozo.Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, ysus miembros cada uno por su parte. Y así lospuso Dios en la Iglesia, primeramente comoapóstoles; en segundo lugar como profetas; entercer lugar como maestros; luego, los milagros;luego, el don de las curaciones, de asistencia, degobierno, diversidad de lenguas. ¿Acaso todosson apóstoles? o ¿todos profetas? ¿Todos maes-tros? ¿Todos con poder de milagros? ¿Todos concarisma de curaciones? ¿Hablan todos lenguas?¿Interpretan todos? ¡Aspirad a los carismas supe-

riores! Y aun os voy a mostrar un camino másexcelente».

Una larga comparación con el cuerpo nosayuda a comprender cómo debemos complemen-tarnos y respetarnos unos a otros en la Iglesia. Nohay verdadera comunidad, si cada uno no partici-pa activamente en la vida de esa comunidad,poniendo sus talentos al servicio de todos. Hastael menos dotado puede tener riquezas que semanifestarán en el momento preciso. Incluso susmiserias pueden convertirse en riqueza para elgrupo que lo acoja. San Pablo nos da a entenderhasta qué punto nuestra cooperación en la Iglesiay en la misión es limitada y parcial. Aún losgrupos cristianos más sinceros y dinámicos noconvienen sino para cierta categoría de personasy para ciertos tiempos y lugares, y sería puerilpensar que van a ser por todo el mundo «el»camino. El Espíritu de Dios ya se ha encargado desuscitar a otros que darán a la Iglesia riquezas quea ellos se les escapan, pero que no son menosnecesarias. Desde el momento en que vivimos enla fe, el Espíritu suscita en nosotros nuevas fuer-zas. Si nos mostramos atentos a las personas ydespertamos en cada uno el sentido de su digni-dad y de su responsabilidad, veremos surgir en laIglesia numerosas iniciativas, frutos del Espíritu.

Al final del párrafo, San Pablo establece unorden de importancia entre los dones. Pone enprimer lugar, no lo que parece más milagroso omás extraordinario, sino lo que es más necesariopara el desarrollo de la Iglesia. Nombra, en pri-mer lugar, a los apóstoles, que no son únicamentelos doce elegidos por Jesús, sino los que, comoellos y aceptados por ellos, fundan nuevas comu-nidades o gobiernan las que ya existen. En segui-da vienen los profetas, que no sólo transmitenpalabras de Dios, sino que, teniendo dones de fey de sabiduría, hablan con fuerza y sostienen a lacomunidad. Los dones de hablar en lenguas vie-nen muy al final, dado que los corintios que losposeían creían que habían alcanzado el Cielo.

«Y aún os voy a mostrar un camino másexcelente» (v.31). San Pablo dice a los corintios,deslumbrados por todo lo que era extraordinario,que nada es igual al amor verdadero; y por esopresentará en 1Co 13 un espléndido Himno a laCaridad.

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2.- MEDITACIÓN

1.- IGLESIA DE DIOS.

Para San Pablo, los creyentes cristianos son enprimer lugar Iglesia de Dios. Si nos fijamos alprincipio y final de sus cartas es uno de los títulosque utiliza para referirse a la comunidad (ver 1Co10,32; 11,16; 15,9; 2Co 1,1, Ga 1,13). Hay otraexpresión parecida y que tiene el mismo sentido:IGLESIA DE CRISTO. No es más que una especi-ficación de lo que es la Iglesia. Al Afirmar SanPablo que la comunidad es Iglesia de Dios o Iglesiade Cristo se indica una relación con el Israel del AT(pues utiliza la misma expresión: QAHAL YHVH:Asamblea de Yahvé). Así lo primero que descubri-mos es que hay unacontinuidad e ila-ción y, al mismotiempo, una supera-ción de tal realidad;más aún que la co-munidad cristianaes el verdadero Pue-blo de Dios (ver Ga6,16). Hay así unaconciencia en losprimeros cristianosde sentirse llamadospor Dios y por esoescogieron ese títu-lo.

La llamada aformar parte de la Comunidad cristiana es paratodos (ver Ga 3,7.29). De hecho, por la fe enCristo nos convertimos en hijos de Abraham ycon esto herederos de la promesa. Los mismospaganos son injertados a este Olivo de Israel(ver Ro 11,17ss). Y de ahora en adelante launidad y pertenencia a la Iglesia no será por lasangre, ni por la Alianza, ni por la Ley, ni por laCircuncisión. El cumplimiento de las promesasya no depende de la Ley, sino de la Fe en Cristo,se llega, pues a decir que no todo descendientede Israel es Israel por la sangre (ver Ro 9,6). Sedeben determinar otros criterios para la perte-nencia a Israel (ver Ro 9,8). La Iglesia, por lotanto, es misterio de comunión y sacramento decomunión.

2.- IGLESIA, CUERPO DE CRISTO.

Esta expresión, quiere expresar fundamental-mente la funcionalidad de los miembros de laIglesia y la relación de unos con otros, tanto entreellos, como con Cristo. La relación con Cristo escomo la relación de un Cuerpo con la Cabeza (ver1Co 12,12ss; Ro 2,13ss). Así nos explica que todocarisma o ministerio están a favor de todo el cuerpoy no al revés. Se trata de colaborar todos a favor delCuerpo de Cristo (aquí en San Pablo se privilegia elaspecto comunitario; mientras que en San Juan, elaspecto personal).

Esta imagen no es propia de San Pablo, ya seutilizaba en las culturas de ese tiempo para indicarla funcionalidad. San Pablo habla de Cuerpo de

Cristo, después se leañadirá lo de «Místi-co». En 1Co 1,12 nosdice San Pablo que elCuerpo no está dividi-do; en Ro 6,3 nos diceque por el Bautismo en-tramos a formar partede este Cuerpo; en Ef4,4 y 1Co 12,13 nosdice que el EspírituSanto es el principiovital en este Cuerpo.Este Cuerpo de Cristo,¿cuándo comenzó? Noexistía desde la eterni-dad, comenzó a existirdesde la Encarnación.

3.- LA UNIDAD DE LA IGLESIA.

San Pablo afirma claramente la unidad de laIglesia al tratar el tema sobre el Cuerpo de Cristo, locual exige romper con toda barrera. La unidad esindispensable para formar el Cuerpo de Cristo; porlo tanto, se debe vencer todo obstáculo de raza ocolor, ya que sólo la fe en Cristo se admite comorequisito. San Pablo ciertamente lucha porque noexista ninguna barrera. También al interior de lacomunidad luchaba para que no se crearan divisio-nes; por eso San Pablo recurre a Jerusalén paraconsultar esto y buscar la unidad. Por otra parte, SanPablo promueve la unidad corrigiendo a Pedro suactitud divisoria.

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4.- ACTIVIDADES AL INTERNODE LA COMUNIDAD.

Tomando como base a San Pablo y Hch, encon-tramos que hay cuatro clases de reunión:1.- Había la Reunión o Asamblea para la Fracción

del Pan.2.- Había la Reunión de Comunión: compartían lo

que tenían (lo cual era copia de los sacrificios decomunión).

3.- Había Reuniones de Oración.4.- Y en las Reuniones de Oración probablemente

se daba también la Reunión de Instrucción.Tanto los Carismas, como las Funciones y los

Ministerios comunitarios deben estar al servicio dela comunidad y para su construcción. De ahí quecasi siempre juntaban la Reunión para la Fraccióndel Pan y para la Comunión. En la Comunidad seexigía una cierta disciplina y un adecuado compor-tamiento (ver 1Co 5).

3.- ORACIÓN

En actitud orante, hacemos juntos la siguienteoración:

Oh Señor, creador y preservador de todo elgénero humano, te rogamos humildemente por loshombres de toda suerte y condición: que te com-plazcas en darles a conocer tus caminos y tu saludsalvadora a todas las naciones. Muy especialmentete pedimos por la condición de tu Iglesia Universal:que sea guiada y gobernada por tu buen Espíritu, afin de que todos los que se profesan y llamancristianos sean conducidos en el camino de la ver-dad y mantengan la fe en la unidad del Espíritu, enel vínculo de la paz y en una vida justa. Finalmente,encomendamos a tu paternal bondad a todos los quede diversas maneras se hallan afligidos o perturba-dos en mente, cuerpo o condición; complácete enconsolarlos y librarlos, según sus diversas necesi-dades, dándoles paciencia en sus sufrimientos y unfeliz término a sus aflicciones.

Señor, que no olvidemos ni un instante que Túhas establecido en la tierra un reino que te pertene-ce; que la Iglesia es tu obra, tu institución, tuinstrumento; que nosotros estamos bajo tu direc-ción, tus leyes y tu mirada; que cuando la Iglesiahabla, Tú eres el que hablas. Que la familiaridad

que tenemos con esta verdad maravillosa no noshaga insensibles a esto; que la debilidad de tusrepresentantes humanos no nos lleve a olvidar, queeres Tú quien hablas y obras por medio de ellos.Amén.

4.- CONTEMPLACIÓN

En la Iglesia, la comunidad cristiana se reúnepara celebrar la Eucaristía, misterio de amor quehay que contemplar y meditar. Retomemos el texto

exhortativo de San Pablo en 1Co 11,17-34 y desen-trañemos su contenido espiritual: «Y al dar estasdisposiciones, no os alabo, porque vuestras reunio-nes son más para mal que para bien. Pues, ante todo,oigo que, al reuniros en la asamblea, hay entrevosotros divisiones, y lo creo en parte. Desde luego,tiene que haber entre vosotros también disensiones,para que se ponga de manifiesto quiénes son deprobada virtud entre vosotros. Cuando os reunís,pues, en común, eso ya no es comer la Cena delSeñor; porque cada uno come primero su propiacena, y mientras uno pasa hambre, otro se embria-

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ga. ¿No tenéis casas para comer y beber? ¿O es quedespreciáis a la Iglesia de Dios y avergonzáis a losque no tienen? ¿Qué voy a deciros? ¿Alabaros? ¡Eneso no los alabo! Porque yo recibí del Señor lo queos he transmitido: que el Señor Jesús, la noche enque fue entregado, tomó pan, y después de dargracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo que seda por vosotros; haced esto en recuerdo mío.»Asimismo también la copa después de cenar dicien-do: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre.Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdomío.» Pues cada vez que coméis este pan y bebéisesta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta quevenga. Por tanto, quien coma el pan o beba la copadel Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de laSangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, ycoma así el pan y beba de la copa. Pues quien comey bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe supropio castigo. Por eso hay entre vosotros muchosenfermos y muchos débiles, y mueren no pocos. Sinos juzgásemos a nosotros mismos, no seríamoscastigados. Mas, al ser castigados, somos corregi-dos por el Señor, para que no seamos condenadoscon el mundo. Así pues, hermanos míos, cuando osreunáis para la Cena, esperaos los unos a los otros.Si alguno tiene hambre, que coma en su casa, a finde que no os reunáis para castigo vuestro. Lo demáslo dispondré cuando vaya».

La Cena del Señor es, en la Iglesia, la expresiónmás profunda de la unidad de los cristianos (ver1Co 10,16s), pero en Corinto se había convertido enocasión de divisiones y de escándalo. Eso, dice SanPablo, no es celebrar ya la Cena del Señor. Porquela Eucaristía es, según el Apóstol:

1.- Recuerdo de la muerte de Cristo (v.26). Unrecuerdo, anamnesis, que es la actualización deun suceso pasado, pero cuya presencia y eficaciallega hasta el presente. Quien lo «recuerda» debeverse «envuelto» en él.

2.- Anuncio de la muerte del Señor. Se trata de unacontecimiento actual, gracias al cual vive lacomunidad. La Eucaristía se halla íntima einseparablemente unida a la teología de la cruz.

3.- Fundación de la Nueva Alianza (v.25). Es elnuevo orden de salvación establecido por Jesús,gracias al cual nace una comunidad nueva. LaEucaristía entra así en relación con el AntiguoTestamento (ver Jer 31,31ss).

4.- Comida de comunión con Cristo (ver 1Co10,16s). No se trata sólo de un símbolo o unsigno. Sin embargo, esta comunión operantede Cristo debe distinguirse cuidadosamentedel «naturalismo» y «poder mágico» que en elmedio ambiente se atribuía a ritos análogos(ver 1Co 11,17.23).

5.- Comunión de los creyentes entre sí (ver 1Co10,17). No puede separarse la CelebraciónEucarística de la conducta frente a los hermanos,como se hacía en Corinto (vv.20ss). Sería undesprecio a la comunidad de Dios.

6.- Esperanza en la venida del Señor (v.26). Lasúltimas palabras de este versículo dan a la Euca-ristía el mismo sentido la oración tan frecuenteen la primitiva Iglesia: maranatha (ver 1Co16,22), «ven, Señor».

5.- ACCIÓN / COMPROMISO:

Dentro de la Iglesia, el Espíritu Santo concede acada cristiano dones, carismas y talentos para elenriquecimiento de todos y para la edificación de laIglesia, carismas que han de ser ejercitados conespíritu de fe, esperanza y caridad. Así nos dice 1Co12,1-11: «En cuanto a los dones espirituales, noquiero, hermanos, que estéis en la ignorancia. Sa-béis que cuando erais gentiles, os dejabais arrastrarciegamente hacia los ídolos mudos. Por eso os hagosaber que nadie, hablando con el Espíritu de Dios,puede decir: «¡Anatema es Jesús!»; y nadie puededecir: «¡Jesús es Señor!» sino con el Espíritu Santo.Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es elmismo; diversidad de ministerios, pero el Señor esel mismo; diversidad de operaciones, pero es elmismo Dios que obra en todos. A cada cual se leotorga la manifestación del Espíritu para provechocomún. Porque a uno se le da por el Espíritu palabrade sabiduría; a otro, palabra de ciencia según elmismo Espíritu; a otro, fe, en el mismo Espíritu; aotro, carismas de curaciones, en el único Espíritu; aotro, poder de milagros; a otro, profecía; a otro,discernimiento de espíritus; a otro, diversidad delenguas; a otro, don de interpretarlas. Pero todasestas cosas las obra un mismo y único Espíritu,distribuyéndolas a cada uno en particular según suvoluntad».

Se llaman carismas las diversas aptitudes delespíritu humano -impulsado por el Espíritu- para la

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construcción espiritual de la Iglesia. Los corintiostan dados al sensacionalismo deben tener unasnormas para su valoración y jerarquización:

1.- Los carismas deben llevar a la confesión autén-tica de la verdadera fe cristiana: Jesús es elSeñor.

2.- Los carismas deben contribuir a la edificaciónde la Iglesia, no a su destrucción.

3.- Los carismas deben valorarse, como más impor-tantes, aquellos que contribuyan más a lograr losdos efectos anteriormente mencionados.

4.- El carisma supremo y al mismo tiempo regula-dor de todos, debe ser la caridad. Por eso preci-samente el Apóstol coloca el hermoso himno a lacaridad (1Co 13) entre los dos capítulos dedica-dos al desarrollo de los carismas: «Aunque ha-blara las lenguas de los hombres y de los ángeles,si no tengo caridad, soy como bronce que suenao címbalo que retiñe. Aunque tuviera el don deprofecía, y conociera todos los misterios y todala ciencia; aunque tuviera plenitud de fe comopara trasladar montañas, si no tengo caridad,nada soy. Aunque repartiera todos mis bienes, yentregara mi cuerpo a las llamas, si no tengocaridad, nada me aprovecha. La caridad es pa-ciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, noes jactanciosa, no se engríe; es decorosa; nobusca su interés; no se irrita; no toma en cuentael mal; no se alegra de la injusticia; se alegra conla verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo loespera. Todo lo soporta. La caridad no acabanunca. Desaparecerán las profecías. Cesarán laslenguas. Desaparecerá la ciencia. Porque parciales nuestra ciencia y parcial nuestra profecía.Cuando vendrá lo perfecto, desaparecerá lo par-cial. Cuando yo era niño, hablaba como niño,pensaba como niño, razonaba como niño. Alhacerme hombre, dejé todas las cosas de niño.Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entoncesveremos cara a cara. Ahora conozco de un modoparcial, pero entonces conoceré como soy cono-cido. Ahora subsisten la fe, la esperanza y lacaridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellases la caridad».

En cuanto al texto de 1Co 12,1-11, fijémonos enel orden que sigue San Pablo: El Espíritu viene

después del Verbo-Hijo. Los dones espirituales quese distribuyen actualmente son los frutos del miste-rio de muerte y resurrección que experimentó Je-sús. El Espíritu Santo revela su presencia en laIglesia de Corinto mediante los dones espiritualesque comunica a los creyentes. Todos se maravillancuando alguien, poseído por el Espíritu, se pone aalabar a Dios con palabras que nadie entiende. Peromás todavía sienten la presencia de Dios cuando unprofeta revela a alguno de ellos lo que pasa en suinterior, o cuando comunica un mensaje particularde Dios para tal o cual, o para la comunidad. SanPablo interviene de dos maneras: primero paraponer orden. En la exaltación frenética de susfiestas, los paganos perdían el dominio de sí mis-mos; en cambio, el Espíritu Santo nos hace másresponsables. Cuando un exaltado llegaba a decircosas insensatas o hirientes, era prueba de que noestaba inspirado. El Apóstol muestra diferentesaspectos de los dones del Espíritu Santo (que aveces los denomina carismas). Son dones si se tratade hacer milagros, pero son ministerios o serviciossi hacen referencia a la dirección de la comunidad;en resumen son obras de Dios.

El Espíritu da lo que la Iglesia necesita en unlugar y momento determinados. Y por eso basándo-se en este texto, entendemos cuáles eran los anhelos-diferentes a los nuestros- de la Iglesia de esetiempo. Ahora el Espíritu recuerda a la Iglesia sumisión en el mundo. Los mejores entre los creyen-tes poseen dones espirituales que, sin produciraparentemente milagros, se manifiestan a través deuna vida fecunda y ejemplar. Pero en los primerostiempos, al igual que en tierras de misión, losnuevos convertidos descubrían primero las maravi-llas que Dios realizaba en medio de ellos. Palabrasde sabiduría que indican qué actitud se debe adop-tar. Palabras de conocimiento que revelan algooculto o lo que Dios va a hacer. La fe nos da lacerteza de que Dios quiere intervenir, y que noslleva a pedir un milagro. De esta manera la Iglesiadescubría, no sólo la presencia de Dios en ella, sinotambién el poder emanado de la muerte y resurrec-ción de Jesús.

Dios es la fuente de todos los dones y elmodelo de todo lo que vive y existe, pues es en Él,en primer lugar, donde se concilia la diversidad yla unidad.

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San Pablo nos describe al hombre en 1Tes 5,23cuando dice: «Que Él, el Dios de la paz, os santifi-que plenamente, y que todo vuestro ser, el espíritu,el alma y el cuerpo, se con-serve sin mancha hasta laVenida de nuestro SeñorJesucristo». Ni los judíos nila mayor parte de los grie-gos coincidían en nuestradefinición del hombre comocuerpo y alma. Hablaban ala vez del «alma», que da lavida al cuerpo y se ocupa delas actividades materiales,y del «espíritu», que vivede la verdad y de la justicia.La manera de hablar de SanPablo así como también lade los grandes espiritualescristianos, confirma estaconcepción. Cuando elApóstol habla de la vidaprofunda de los creyentes,no emplea el término «alma» sino «espíritu». Y sibien cuerpo y alma son nuestros, el espíritu nuestroen cambio, según el lenguaje bíblico, es a la veznuestro y de Dios: el aliento de Dios en nosotros. Noes una parte de nosotros, sino que es más biennuestra abertura a Dios. El hombre no está frente aDios como ante un interlocutor que lo mira desdefuera; para comprender esta relación habría quepartir de la que une a seres que se aman y que, dealguna manera, viven el uno para el otro. Nuestraalma se expresa de diversas maneras, en el sueñopor ejemplo. En cambio, descubrimos nuestro espí-ritu a través de nuestra experiencia de Dios. Sólocuando veamos a Dios sabremos quiénes somos.

1.- LECTURA

El misterio del hombre se esclarece bajo la luz deCristo, Hijo de Dios hecho hombre como nosotros(ver Gaudium et Spes 10). Es por eso que tomamoscomo lectura de nuestra reflexión uno de los pasajesque nos hablan sobre la conversión de San Pablo

cuando se encontró con Cristo yendo por el caminoa Damasco. Así nos dice Hch 9,1-22: «EntretantoSaulo, respirando todavía amenazas y muertes con-

tra los discípulos del Señor,se presentó al Sumo Sacer-dote, y le pidió cartas paralas sinagogas de Damasco,para que si encontraba algu-nos seguidores del Camino,hombres o mujeres, los pu-diera llevar atados a Jerusa-lén. Sucedió que, yendo decamino, cuando estaba cer-ca de Damasco, de repentele rodeó una luz venida delcielo, cayó en tierra y oyóuna voz que le decía: «Saúl,Saúl, ¿por qué me persi-gues?» El respondió:«¿Quién eres, Señor?» Y él:«Yo soy Jesús, a quien túpersigues. Pero levántate,entra en la ciudad y se te

dirá lo que debes hacer.» Los hombres que iban conél se habían detenido mudos de espanto; oían la voz,pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y,aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lellevaron de la mano y le hicieron entrar en Damas-co. Pasó tres días sin ver, sin comer y sin beberHabía en Damasco un discípulo llamado Ananías.El Señor le dijo en una visión: «Ananías.» Elrespondió: «Aquí estoy, Señor.» Y el Señor: «Le-vántate y vete a la calle Recta y pregunta en casa deJudas por uno de Tarso llamado Saulo; mira, está enoración y ha visto que un hombre llamado Ananíasentraba y le imponía las manos para devolverle lavista.» Respondió Ananías: «Señor, he oído a mu-chos hablar de ese hombre y de los muchos malesque ha causado a tus santos en Jerusalén y que estáaquí con poderes de los sumos sacerdotes paraapresar a todos los que invocan tu nombre.» ElSeñor le contestó: «Vete, pues éste me es un instru-mento de elección que lleve mi nombre ante losgentiles, los reyes y los hijos de Israel. Yo lemostraré todo lo que tendrá que padecer por mi

TEMA 4:LA REALIDAD DEL HOMBRE EN SAN PABLO

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nombre.» Fue Ananías, entró en la casa, le impusolas manos y le dijo: «Saúl, hermano, me ha enviadoa ti el Señor Jesús, el que se te apareció en el caminopor donde venías, para que recobres la vista y seaslleno del Espíritu Santo.» Al instante cayeron de susojos unas como escamas, y recobró la vista; selevantó y fue bautizado. Tomó alimento y recobrólas fuerzas. Estuvo algunos días con los discípulosde Damasco, y en seguida se puso a predicar a Jesúsen las sinagogas: que él era el Hijo de Dios. Todoslos que le oían quedaban atónitos y decían: «¿No eséste el que en Jerusalén perseguía encarnizadamentea los que invocaban ese nombre, y no ha venido aquícon el objeto de llevárselos atados a los sumossacerdotes?» Pero Saulo se crecía y confundía a losjudíos que vivían en Damasco demostrándoles queaquél era el Cristo».

La conversión de San Pablo se menciona tresveces en el libro de los Hechos de los Apóstoles (9,1-9; 22,3-21; y 26,2-23). Fue en Damasco hacia el año36 cuando San Pablo se convierte al cristianismo alencontrarse con Cristo; no fue tanto una teofanía, niuna visión divina, sino una verdadera experienciamística. Este suceso divide la vida de San Pablo en«antes» y «después», ya que fue como un huracánque le cambió su historia personal y su vida.

En este pasaje de la conversión de San Pabloaparecen algunos símbolos muy significativos:

* Aparece una luz que lo ciega y escucha una vozque le dice: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?»Era nada menos que Cristo resucitado. San Pablo leresponde: «aquí estoy, Señor»...

* La expresión: «por el camino de Damasco» indicaque Jesús lo quiere llevar por un nuevo caminodiferente al que el Apóstol llevaba.

* «A medio día», indica que el suceso aconteciócomo en la mitad de su vida.

* «Una luz celestial» más luminosa que el sol que«lo cegó»... Lo cegó para que tuviera ojos nuevospara mirar diferente

* «Eres días de oscuridad» sin ver, como cuandoCristo estuvo en el sepulcro, a los tres días sale dela oscuridad, y vuelve con un nuevo proyecto devida.

* El contacto con la luz verdadera, le quita sustinieblas, es decir, las vendas de los ojos y a partirde ahí ve con claridad lo que Dios quiere de él: que

no sea más un fariseo sino un auténtico cristianoy apóstol de Jesucristo.

* «Cayó en tierra». Como que todo lo anterior ya noera para él, tenía que dejarlo atrás. Ahora eranecesario empezar con una manera diferente deconstruir su vida y su pensamiento. Se le cambia-ron sus esquemas mentales.

* Cristo no le pidió permiso para entrar en su vida,sino que «lo derribó» como al profeta Ezequiel.

* «Caído», se entrega a Cristo porque es más fuerteque él.

* «Oyó una voz» que lo convirtió, lo transformó, losedujo...

* San Pablo le pregunta: «¿Quién eres, Señor?» YJesús le contesta en arameo, su idioma natal: «Yosoy Jesús a quien tú persigues. Pero levántate, vea la ciudad y ahí se te dirá qué tienes que hacer».Los símbolos de este pasaje son, entonces, muy

importantes para el relato de la conversión de SanPablo, ya que nos ofrecen una especie de «epifanía»o manifestación de Dios, que entra de esta maneraen la vida de un hombre para transformarlo. Asísucedió con Abraham, con Moisés, con Elías... ElApóstol se convierte en testigo de la resurrección,requisito indispensable para obtener el titulo deapóstol.

De esta manera, San Pablo vio la gloria del SeñorJesús, lo cual le hizo renovar y transformar sumisma humanidad. El encuentro con Cristo le diosentido a su vida e iluminó la comprensión de sumisión.

2.- MEDITACIÓN

1.- EL HOMBRE ES CREATURA DE DIOS

En primero lugar, para San Pablo el hombre escreatura de Dios (ver 1Co 8,6). Y por ser esto, elhombre le debe toda la honra y reconocimiento a suCreador (ver Ro 11,36). Y cuando el hombre no loreconoce a Dios como su Creador incurre en culpa,es un gran pecador. El hombre además puede llegara su Creador por conocimiento natural.

2.- ELEMENTOS CONSTITUTIVOSDEL HOMBRE

San Pablo no considera al hombre formado deelementos separados, sino de una integración. Para

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San Pablo el hombre es un todo integrado, en el cualsólo se pueden distinguir algunos elementos:

1.- SOMA: CUERPO: Para San Pablo esto noes una simple vasija en donde se mete el alma o unreceptáculo del alma, sino algo esencial del hom-bre, tan esencial que va a resucitar.

2.- PNEUMA: ESPÍRITU: En San Pablo, pue-de significar al Espíritu Santo, pero también alaspecto más interior y espiritual del hombre. ParaSan Pablo Cuerpo es la partemás exterior del hombre y lomás externo del encuentro conDios y lo que afecta al Cuerpoafecta a todo el cuerpo. Ydebe llegarse al encuentro conDios, a través del Espíritu (verRo 6,12; 1Co 6,13-20; 12,27;7,4ss; 6,13-15).

3.- PSIQUE: ALMA: De-signa al hombre como ser vivo(ver 1Tes 5,23). En este sen-tido se puede decir que el hom-bre es un SOMAPSIQUICÓN y que se oponeal SOMA PNEUMATICÓN(ver 1Co 15,44).

4.- Otra palabra esKARDÍA: CORAZÓN: Esla sede más profunda de los sentimientos del hom-bre, es como el centro del deseo, de la concupiscen-cia, de los deseos del hombre. El Pneuma tienetambién ahí su sede. De hecho el corazón es el lugaren donde Dios habita, el lugar donde Dios examinaal hombre.

5.- Otro elemento que san Pablo maneja es el deNOUS: MENTE: alude al hombre como sujeto deconocimiento. Este conocimiento es el que influyeen el hombre para su querer y obrar (ver Ro 1,20;7,15-21). Y la conversión para San Pablo suponeuna renovación del NOUS, de la mente; y luegovendría el cambio en el querer y en el obrar.

6.- SARKS: CARNE: San Pablo y los judíossabían que el parentesco de la gente es por laSARKS. A diferencia del SOMA, SARKS indica lomás material del hombre, las tendencias e inclina-ciones más bajas del hombre, las miserias y laslimitaciones del hombre.

3.- EL HOMBRE LIBERADOY RENOVADO EN CRISTO

El evento de la muerte-resurrección de Jesústiene una clara finalidad antropológica, en cuantoque libera al hombre de los cuatro conceptos funda-mentales que definen al hombre fuera de Cristo: dela «ley», de las insidias de la «carne», de la esclavi-tud bajo el «pecado» y de la inevitabilidad de la«muerte» (ver Ro 7); y no podría ser de otra maneraya que el Jesús de Pablo no aparece como objeto de

descripciones narrati-vas, sino como una per-sona que con su muertey resurrección entra eníntima relación con loscristianos; según SanPablo, Jesús por su re-surrección no es un pre-ceptor, ni un maestro demoral, ni un legisladorque da normas de vidasino que como Resuci-tado El mismo se hacenuestra vida (ver Flp1,21) a fin de que nossea posible afrontar laexistencia humana (verRo 8,37); e igualmentesegún San Pablo, Jesús

por su muerte, no tiene nada de romántico o dedulcino como aparece en ciertas oleografías del año800 sino que la atención converge sobre el drama dela cruz y de la sangre que nos socorre (ver 1Cor 2,2)y nos hace una fuerza explosiva de liberación, desalvación, de emancipación y de reconciliación(ver Ro 5,6-8; 1Co 1,18.25).

La libertad Cristiana para San Pablo lleva a uncambio triple en la relación con el mundo:1.- La libertad en Cristo pone al bautizado de frente

al mundo sin ningún complejo o tabú, sabiendoque en el mundo nada es de por sí puro o impuro,sino que tiene la convicción de todo lo que hasido creado por Dios es bueno (ver Tit 1,15; 1Tm4,4), lo cual le da una soberaneidad sobre elmundo, similar a aquella del primer Adán (verGen 2,19-10).

2.- El cristiano auténtico es un hombre libretambién del mundo, no se deja condicionar por

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él ni lo teme, sino que con su fe vence almundo.

3.- El hombre ha recibido el mundo sólo en présta-mo o como usufructo, de manera que no esadmitida su manipulación orgullosa eindiscriminada (ver 1Co 4,7).

3.- ORACIÓN

Exultemos de gozo en el Señor que ha hecho delhombre una bella obra de arte y proclamemos elsalmo 8:

¡Oh, Yahvé, Señor nuestro, qué glorioso tu nom-bre por toda la tierra!

Tú que exaltaste tu majestad sobre los cielos, enboca de los niños de pecho, dispones baluartefrente a tus adversarios, para acabar conenemigos y rebeldes.

Al ver tu cielo, hechura de tus dedos, la luna y lasestrellas, que fijaste tú, qué es el hombre paraque de él te acuerdes, el hijo de Adán para quede él te cuides?

Apenas inferior a un ángel lo hiciste, coronándo-lo de gloria y de esplendor; le hiciste señor delas obras de tus manos, todo fue puesto por tibajo sus pies:

Ovejas y bueyes, todos juntos, y aún las bestiasdel campo, y las aves del cielo, y los peces delmar, que surcan las sendas de las aguas.

¡Oh Yahvé, Señor nuestro, qué glorioso tu nom-bre por toda la tierra!

4.- CONTEMPLACIÓN

El Evangelio Paulino de la libertad cristiana quehace al hombre un ser renovado en Cristo por laacción del Espíritu Santo tiene una propia origina-lidad: no solo porque no proviene de la simplereflexión sobre la naturaleza humana, sino tambiénporque afirma con fuerza sorprendente la supera-ción de todo vínculo conexo con la ley (ver Ga 4,5;Ef 2,15; Ro 10,4). El intento del Apóstol no es desuyo libertinístico. Su discurso se mueve no en elámbito de la vida civil, sino de aquella religiosa. Supreocupación es establecer con toda claridad que«ser cristianos» no se funda sobre la adhesión a unimperativo moral externo al hombre que puedesaber de imposiciones y arriesga conducir al hom-

bre mismo a la desesperación a motivo de la impo-sibilidad de observar todos los preceptos (ver Ga3,10), o a la presunción (ver 1Co 1,29.31; Ro 3,27),sino que se funda en un impulso interior espiritualque lo mueve al seguimiento y a la imitación de unapersona: Jesús de Nazaret, que siendo hijo de Dios,por naturaleza, se hace hombre como nosotros parahacer al hombre hijo de Dios, por adopción según lagracia recibida del Espíritu Santo.

Aquel encuentro con el Señor que tuvo SanPablo y que lo hizo «creatura nueva» (ver 2Co5,17), determinó también y necesariamente elgiro de su postura en confrontación con la ley. Sicon la resurrección de Jesús han iniciado losúltimos tiempos (ver 1Co 10,11) y si con suEspíritu es ya dada la «garantía» del futuro (ver2Co 1,22; Ro 8,23), es signo de que la ley haterminado su función en orden a la salvación y deque se ha afirmado un nuevo principio que empe-ña a todo el hombre: ser «en Cristo» sobre la basede la justificación por fe.

No obstante lo anterior, la moral del NuevoTestamento y, por lo tanto, también la moral paulina,nada tiene que ver con una «moral sin obligacionesni sanciones». Al catecúmeno que pide el bautismo,la Iglesia quiere ciertamente ofrecerle un código deleyes morales, menos complicado, más elevado,pero que todavía se presenta por siempre como uncódigo de leyes. En el contexto judaico contempo-ráneo la doctrina de San Pablo es de una tranquilalibertad: el valor de cada acción es determinado porel espíritu con el cual es hecha.

5.- ACCIÓN / COMPROMISO

Puede decirse que en Gálatas inaugura SanPablo dos temas fundamentales de su teologíasobre los que volverá con cariño y profundidad enlos escritos posteriores, particularmente en Ro-manos: HOMBRES NUEVOS – HOMBRES LI-BRES.

La salvación que Dios concede al hombre através de Jesucristo se hace realidad en nosotrostransformándonos en nuevas criaturas capacesde superar todo aquello que pretenda separarnosde Dios. Los tiempos nuevos anunciados por losprofetas como tiempos de una alianza nueva (verJer 31,31-34) en los que Dios dará al hombre un

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corazón nuevo y un espíritu nuevo (ver Ez 36,26),ya están aquí. Han llegado con Cristo. El mundoviejo de la ley ha muerto y ha quedado derribadoel muro que separaba judíos y paganos. En laperspectiva de Pablo, el cristiano, al quedar injer-tado en Cristo, participa de la novedad absolutade Cristo, el hombre nuevo por antonomasia, yqueda convertido en nueva criatura (ver Ga 6,15;2Co 5,17). Ha de vivir, pues, una vida nueva através de una fe activa (ver Ga 5,6). Una vida quecomienza ya aquí, pero que sólo en el más alláconocerá su plena realización, porque ahora sólo«en esperanza» estamos total y definitivamentesalvados (ver Ro 8,24).

Pero la salvación de Cristo, además de hacernoshombres nuevos, nos hace también hombres libres.Por eso la Carta de San Pablo a los Gálatas ha sidollamada desde antiguo La Carta Magna de la Liber-tad Cristiana. Pero, ¿de qué libertad habla SanPablo?

· Ciertamente no de la facultad psicológica deescoger entre dos cosas distintas u opuestas.

· Tampoco de la posibilidad de hacer lo que a uno

le venga en gana sin trabas de ninguna clase. En estesentido la libertad paulina no es una patente delibertinaje como entendieron algunas comunidadesprotestantes de la primera época y como ya en losmismos días de San Pablo pretendieron ciertosgrupos de Corinto (ver 1Co 6,12ss).

· Hombre libre, según San Pablo, es el que estácapacitado para superar todo aquello que puedasepararle de Dios e impedirle hacer el bien. Sere-mos plenamente libres si hacemos el bien gracias aun dinamismo interior: el amor, y no simplementeporque haya una ley que nos lo ordena desde fuera.Este dinamismo interior es el que confiere a la leyexterior todo su valor; es el que hace del cristiano noun hombre sin ley, más allá del bien y del mal, sino,por el contrario, un hombre de unas exigenciasmorales inauditas; tan inauditas que Pablo las com-para paradójicamente a una esclavitud: «Haceosesclavos los unos de los otros por amor» (ver Ga5,13). De aquí que sólo sea auténticamente libre elque tiene poder para regalar su libertad.

En síntesis, el hombre cristiano es llamado en suintegridad al amor y a la libertad.

TEMA 5:EL FINAL DE LOS TIEMPOS EN SAN PABLO

Muchos griegos pensaban que el alma inmortal,al morir la persona, dejaba el cuerpo y quedabasola; ¿era admitida en el paraíso de las almas? o¿volvía a un gran depósito de almas que ya habíanvivido, olvidando su vida anterior en la tierra antesde regresar a ella?. Otros, en cambio, decían quetodo se acababa con la muerte (ver 1Tes 5,13). SanPablo va, pues, a recordarles que la fe en la resurrec-ción está en lo más profundo del mensaje cristiano.El Apóstol habla de la resurrección de Jesús comode un hecho para luego sacar de él, como unaconsecuencia, nuestra propia resurrección.

1.- LECTURA

El texto bíblico paulino que nos sirve comoapoyo inicial para la reflexión de nuestro tema es

1Co 15,12-28: «Ahora bien, si se predica que Cristoha resucitado de entre los muertos ¿cómo andandiciendo algunos entre vosotros que no hay resu-rrección de los muertos? Si no hay resurrección delos muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resu-citó Cristo, vacía es nuestra predicación, vacíatambién vuestra fe. Y somos convictos de falsostestigos de Dios porque hemos atestiguado contraDios que resucitó a Cristo, a quien no resucitó, si esque los muertos no resucitan. Porque si los muertosno resucitan, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristono resucitó, vuestra fe es vana: estáis todavía envuestros pecados. Por tanto, también los que dur-mieron en Cristo perecieron. Si solamente para estavida tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo,¡somos los más dignos de compasión de todos loshombres! Cristo resucitó de entre los muertos como

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primicias de los que durmieron. Porque, habiendovenido por un hombre la muerte, también por unhombre viene la resurrección de los muertos. Puesdel mismo modo que en Adán mueren todos, asítambién todos revivirán en Cristo. Pero cada cual ensu rango: Cristo como primicias; luego los de Cristoen su Venida. Luego, el fin, cuando entregue a DiosPadre el Reino, después de haber destruido todoPrincipado, Dominación y Potestad. Porque debe élreinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajosus pies. El último enemigo en ser destruido será laMuerte. Porque ha sometido todas las cosas bajosus pies. Mas cuando diga que «todo está someti-do», es evidente que se excluye a Aquel que hasometido a él todas las cosas. Cuando hayan sidosometidas a él todas las cosas, entonces también elHijo se someterá a Aquel que ha sometido a él todaslas cosas, para que Dios sea todo en todo».

Esta es una cuestión que desborda el terreno dela praxis. Se trata de algo decisivo para el mensajede la salud y para la fe. San Pablo afirma lo siguien-te:

1.- La resurrección de Jesús es el dogma funda-mental de la fe cristiana, comprobado por numero-sas apariciones, incluyendo en ellas la del caminode Damasco.

2.- Existe tal conexión entre nuestra resurrec-ción y la de Cristo, que negar la primera equivale arechazar la segunda. La resurrección de los muertoscomenzó con la de Cristo.

Del hecho de la resurrección de Cristo queaceptamos, compartiendo la fe de los Apóstoles,San Pablo pasa a otro tema que nos toca muyvivamente: ¿Hay esperanza para nosotros?

«Todos mueren por estar incluidos en Adán»(v.21). Los mitos de las más diversas religionesacostumbraban representar en algún héroe del pa-sado, nuestra propia condición. Al hacerlo podíandar un sentido a nuestro destino, pero no cambiarlo.La fe, por el contrario, nos dice que lo que el Hijode Dios vivió entre nosotros, lo vivió por todosnosotros. Olvidemos aquí nuestra visión individua-lista en la que cada uno vive su propio destino, puespara Dios toda la aventura de la creación y de lasalvación es la de «Adán», a la vez uno y múltiple.Y un hombre, que es «el Hombre», Jesús, la vivióplenamente por todos nosotros.

«Cristo resucitó de entre los muertos, siendo elprimero y primicia de los que se durmieron» (v.20).Pablo, al igual que los primeros cristianos, habla de«dormirse» en lugar de «morir», a fin de expresarmejor la espera de la resurrección. Nuestra palabra«cementerio» significa dormitorio.

«Entregará a Dios Padre el Reino» (v.24). Nohay mas que un solo Dios. El Hijo aquí es la Palabraeterna de Dios hecha hombre, que se echó sobre sushombros toda la segunda parte de la historia de lahumanidad. Esta Palabra, que está eternamentevolviendo al Padre del cual nación, hace entrar en laeternidad de Dios a toda la creación, y no habrá otrocomienzo de una historia nueva. Dios será todo entodos; recibiremos a Dios de Dios, y lo tendremostodo, siendo al final nosotros mismos. Y aunque esosupere nuestra imaginación, ya no habrá más muer-te (v. 26)

2.- MEDITACIÓN

* ¿CUÁNDO ES LA PARUSÍA? En un primermomento da la impresión que San Pablo pensó quela segunda venida de Cristo en gloria y como juezestaba muy próxima (ver 1Tes y 1Co), pero despuésse ve que San Pablo supera esto y manifestará queno será pronto, que se va a tardar (ver 2Co). Demanera que el momento de la Parusía dejó de tenerimportancia para San Pablo y, por lo tanto, insistiráen adelante en el otro aspecto: el de la Espera.

* LA FELIZ ESPERA. Lo importante es quemientras llega el Día, nos dediquemos a trabajarcomo auténticos cristianos. Por otra parte, el senti-do que le da a la vida esta tendencia escatológica,tiene un punto de arranque: la Resurrección, y unpunto de encuentro: la Parusía. Esto nos muestra elsentido cristiano de la vida: el cristiano es el hombrede la esperanza, y el objeto de la esperanza es lasegunda venida del Señor (ver 1Tes 4,13-18). Cris-to es la meta final de la Escatología, una metasegura, una esperanza que no falla y esto es lo queha de mantener al cristiano alegre. El cómo va a ser,no interesa, ni tampoco el cuándo, lo importante esesta tensión feliz y esperanzadora.

* FUNDAMENTO DE ESTA PARUSÍA. Elfundamento de nuestra feliz espera es la Resu-rrección de Cristo. Si Cristo resucitó, en Él estánuestra esperanza; de manera que si no hubiera

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resucitado vana sería nuestra fe (ver 1Co 15,20-28; 6,14).

* EL JUICIO FINAL. San Pablo nos habla deese momento, de esa realidad del juicio final (ver2Co 5,10; Ro 2,13; 14,10; 1Tes 1,9). Pero no quedamuy clara la relación entre las obras y la doctrina dela justificación del pecado. Delante de Dios nadiequeda justificado por las obras de la ley; Dios nossalva por su misericordia y, por lo tanto, nuestrarespuesta a esa misericordia son las obras de amor.La forma de vida que llevamos no es lo que nosjustifica objetivamente, sino que la justificaciónalcanzada por Cristo nos exige una vida nueva. Deahí que la ausencia de esta vida nueva es señal de nohaber recibido esa justificación.

3.- ORACIÓN

Con profunda fe, con honda esperanza y congrande caridad, dirigimos nuestra alma hacia Diospara proclamar el salmo 42(41), anhelando al Se-ñor:

Como busca la cierva corrientes de agua, asími alma te busca a ti, Dios mío;

tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándoentraré a ver el rostro de Dios?

Las lágrimas son mi pan noche y día, mientrastodo el día me repiten: «¿Dónde está tuDios?»

Recuerdo otros tiempos, y mi alma desfallecede tristeza: cómo marchaba a la cabeza delgrupo,

hacia la casa de Dios, entre cantos de júbilo yalabanza, en el bullicio de la fiesta.

¿Por qué te acongojas, alma mía, por qué teme turbas? Espera en Dios, que volverás aalabarlo: «Salud de mi rostro, Dios mío.»

Cuando mi alma se acongoja, te recuerdo,desde el Jordán y el Hermón y el MonteMenor.

Una sima grita a otra sima con voz de casca-das: tus torrentes y tus olas me han arrollado.

De día el Señor me hará misericordia, denoche cantaré la alabanza del Dios de mivida.

Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué me olvidas?¿Por qué voy andando sombrío, hostigadopor mi enemigo?

Se me rompen los huesos por las burlas deladversario; todo el día me preguntan:«¿Dónde está tu Dios?»

¿Por qué te acongojas, alma mía, por qué teme turbas? Espera en Dios, que volverás aalabarlo: «Salud de mi rostro, Dios mío.»

4.- CONTEMPLACIÓN

Nuestro tema de reflexión nos invita a contem-plar la maravilla misteriosa de la resurrección delos muertos cuando venga el Señor al final de lostiempos. Así nos dice 1Co 15, 35-58: «Pero diráalguno: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con quécuerpo vuelven a la vida? ¡Necio! Lo que tú siem-bras no revive si no muere. Y lo que tú siembras noes el cuerpo que va a brotar, sino un simple grano,de trigo por ejemplo o de alguna otra planta. Y Diosle da un cuerpo a su voluntad: a cada semilla uncuerpo peculiar. No toda carne es igual, sino queuna es la carne de los hombres, otra la de losanimales, otra la de las aves, otra la de los peces.Hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres; pero unoes el resplandor de los cuerpos celestes y otro el delos cuerpos terrestres. Uno es el resplandor del sol,otro el de la luna, otro el de las estrellas. Y unaestrella difiere de otra en resplandor. Así tambiénen la resurrección de los muertos: se siembra co-rrupción, resucita incorrupción; se siembra vileza,resucita gloria; se siembra debilidad, resucita forta-leza; se siembra un cuerpo natural, resucita uncuerpo espiritual. Pues si hay un cuerpo natural, haytambién un cuerpo espiritual. En efecto, así es comodice la Escritura: Fue hecho el primer hombre,Adán, alma viviente; el último Adán, espíritu queda vida. Mas no es lo espiritual lo que primeroaparece, sino lo natural; luego, lo espiritual. Elprimer hombre, salido de la tierra, es terreno; elsegundo, viene del cielo. Como el hombre terreno,así son los hombres terrenos; como el celeste, asíserán los celestes. Y del mismo modo que hemosllevado la imagen del hombre terreno, llevaremostambién la imagen del celeste. Os digo esto, herma-nos: La carne y la sangre no pueden heredar elReino de los cielos: ni la corrupción hereda laincorrupción. ¡Mirad! Os revelo un misterio: No

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moriremos todos, mas todos seremos transforma-dos. En un instante, en un pestañear de ojos, al toquede la trompeta final, pues sonará la trompeta, losmuertos resucitarán incorruptibles y nosotros sere-mos transformados. En efecto, es necesario queeste ser corruptible se revista de incorruptibilidad;y que este ser mortal se revista de inmortalidad. Ycuando este ser corruptible se revista de incorrupti-bilidad y este ser mortal se revista de inmortalidad,entonces se cumplirá la palabra que estáescrita: = La muerte ha sido devorada enla victoria. ¿Dónde está, oh muerte, = tuvictoria? = ¿Dónde está, oh muerte, tuaguijón? El aguijón de la muerte es elpecado; y la fuerza del pecado, la Ley.Pero ¡gracias sean dadas a Dios, que nosda la victoria por nuestro Señor Jesucris-to! Así pues, hermanos míos amados,manteneos firmes, inconmovibles, pro-gresando siempre en la obra del Señor,conscientes de que vuestro trabajo no esvano en el Señor».

¿Cómo resucitan los muertos? Es lapregunta que nos hemos planteado mu-chas veces, pues quisiéramos imaginar oconocer lo que seremos entonces. Pero,¿cómo podríamos imaginar o conocerese mundo nuevo, aunque se prepara yadesde hoy? ¿Acaso un niño todavía su-mido en ese universo cerrado que es el seno de lamadre, puede imaginarse el mundo en el que va aser proyectado? San Pablo sólo puede aclarar esemisterio mediante comparaciones.

«Lo que tú siembras»... Jesús había hablado delgrano que se siembra (ver Jn 12,24) y con esteejemplo el Apóstol rechaza las ideas primitivas quetal vez algunos tienen todavía: los muertos saldríande sus tumbas como se ve en pinturas antiguas; perono, al igual que la espiga que salió de la semilla,nuestro cuerpo resucitado no será la reconstituciónde nuestro cuerpo actual. «No es el cuerpo que va abrotar» (v. 39). San Pablo nos recuerda que lamisma palabra designa a menudo cosas diferentes,aunque haya una cierta relación entre ellas. Entiempos del Apóstol, como también hoy, la palabra«cuerpo» se aplicaba a muchas cosas, y el sol y lasestrellas se denominaban «cuerpos celestes». Deigual modo hay muchas clases de «luz». Por eso esque cuando se habla de resucitar «con su cuerpo»,

no se trata ni de la misma forma, ni de la mismavida, sino de la misma persona. Como la espigaprocede del grano de trigo, así también será lamisma persona marcada con todo lo que debió dejaratrás (Cristo resucitado, con razón, quiso mostrarlas marcas de su pasión en su cuerpo glorioso). Yaque el hombre no se hace solo sino en unión y enrelación con los demás, conoceremos, hasta en lomás profundo de su persona transfigurada, a los que

hemos amado más en la tierra yque nos han ayudado más a desa-rrollar nuestras potencialidades.

«Un cuerpo espiritual» (v. 44).La resurrección viene del interior,es como una transfiguración. Ycada uno tendrá el cuerpo quemerece , el cuerpo que mejor ex-prese lo que ha llegado a ser y loque es en Dios. Todo esto ¿no esacaso lo más bello que podríamosesperar, bello hasta en su mismalógica? Pero ¿será cierto? San Pa-blo lo afirma con toda la evidenciade la fe, pero podremos experi-mentar el trabajo del Espíritu queya nos está transformando. Y deahí nace una intuición muy segurade lo que nos espera.

«Vida que nunca terminará... fuerzas de des-composición» (v.50) Es la oposición entre lo quesólo puede podrirse y deshacerse, y lo definitivo,que es propio del mundo en que Dios es todo (ver Ro8,21). Los que han escogido gozar de las criaturas,en vez de entregar su vida, difícilmente creerán enlo que es definitivo.

«Aunque no todos muramos» (V. 51). San Pablocreía en un primer momento que Cristo iba a volverpronto; partiendo de esta suposición, se refiere aquía los que están vivos todavía cuando regrese Cristo.No dice que «irán al cielo con Él» (pues sería unaimagen muy material) sino que nuevamente afir-ma: La resurrección será una transfiguración y nouna continuación de la existencia presente.

«Lo terrenal... Lo celestial» (vv.45-49). Todostenemos una doble herencia: por naturaleza somossolidarios con la raza humana figurada en Adán, elhombre animal y terrestre; pero pertenecemos tam-bién a esa comunidad que se forma misteriosamen-

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te alrededor de Cristo, que es espíritu, fuente devida y que viene del cielo. El bautismo no hareemplazado lo uno por lo otro. Por más fieles queseamos, nuestro Adán continuará creciendo y ha-ciéndose cada vez más pesado con sus debilidadesy tentaciones, pero al mismo tiempo se fortaleceráen nosotros el hombre interior, ese «embrión» delhombre celestial, que está a la espera de su verda-dero nacimiento.

5.- ACCIÓN / COMPROMISO

La venida del Señor nos invita a estar preparadosy a vivir con compromiso serio de vida. Así nos lodescribe 1Tes 5,1-24: «En lo que se refiere altiempo y al momento, hermanos, no tenéis necesi-dad que os escriba. Vosotros mismos sabéis perfec-tamente que el Día del Señor ha de venir como unladrón en la noche. Cuando digan: «Paz y seguri-dad», entonces mismo, de repente, vendrá sobreellos la ruina, como los dolores de parto a la que estáencinta; y no escaparán. Pero vosotros, hermanos,no vivís en la oscuridad, para que ese Día ossorprenda como ladrón, pues todos vosotros soishijos de la luz e hijos del día. Nosotros no somos dela noche ni de las tinieblas. Así pues, no durmamoscomo los demás, sino velemos y seamos sobrios.Pues los que duermen, de noche duermen, y los quese embriagan, de noche se embriagan. Nosotros,por el contrario, que somos del día, seamos sobrios;revistamos la coraza de la fe y de la caridad, con elyelmo de la esperanza de salvación. Dios no nos hadestinado para la cólera, sino para obtener la salva-ción por nuestro Señor Jesucristo, que murió pornosotros, para que, velando o durmiendo, vivamosjuntos con él. Por esto, confortaos mutuamente yedificaos los unos a los otros, como ya lo hacéis. Ospedimos, hermanos, que tengáis en consideración alos que trabajan entre vosotros, os presiden en elSeñor y os amonestan. Tenedles en la mayor estimacon amor por su labor. Vivid en paz unos con otros.Os exhortamos, asimismo, hermanos, a que amo-nestéis a los que viven desconcertados, animéis alos pusilánimes, sostengáis a los débiles y seáispacientes con todos. Mirad que nadie devuelva aotro mal por mal, antes bien, procurad siempre elbien mutuo y el de todos. Estad siempre alegres.Orad constantemente. En todo dad gracias, puesesto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de

vosotros. No extingáis el Espíritu; no despreciéislas profecías; examinadlo todo y quedaos con lobueno. Absteneos de todo genero de mal. Que El, elDios de la paz, os santifique plenamente, y que todovuestro ser, el espíritu, el alma y el cuerpo, seconserve sin mancha hasta la Venida de nuestroSeñor Jesucristo. Fiel es el que os llama y es él quienlo hará».

Cristo viene de noche, y los creyentes son hijosde la luz. Hay, a este propósito, toda una parábola.Los que siguen sus malos instintos pertenecen a lastinieblas y se esconden para hacer el mal. En cam-bio, los hijos de la luz son irreprochables, transpa-rentes ante Dios y no tienen nada que ocultar. El nocreyente duerme sin prever, mientras que el creyen-te vigila; por eso le gusta orar de noche, como siaguardara con el día la venida de Cristo.

En cuanto a los que murieron, no están real-mente muertos sino que descansan (v.10), listospara levantarse cuando el Señor venga. «Anímen-se mutuamente y edifíquense juntos» (v.11). LaIglesia es la comunidad verdadera que el creyentenecesita para crecer en la fe y para superar laspruebas. La ayuda de los hermanos será, en lasdificultades, una señal del amor de Dios y deCristo que nunca falta.

«No apaguen el Espíritu» (v.19). Una comuni-dad como ésta, con tan pocas tradiciones y ense-ñanzas escritas, estaba al pendiente de las inter-venciones del Espíritu. Algunos de esos cristianosdebieron haber tenido el carisma de profetas yhaber recibido comunicaciones durante las asam-bleas eucarísticas. Por eso San Pablo pide que seaprovechen tales mensajes espirituales, pero nosin antes haberlos examinado, como lo recordaráen 1Co 14. Hay en esto un juego complejo, puespor un lado la comunidad se somete al Espíritu quehabla por medio del profeta, y por otro debe -ytambién sus dirigentes- juzgar si realmente es elEspíritu de Dios. Es interesante comprobar en elprimer escrito del Nuevo Testamento la menciónde la autoridad legítimamente constituida en elámbito de las comunidades cristianas: existen fun-ciones directivas y otros servicios, llámense comose llamen aunque no existe la distinción entresacerdotes y laicos. Y no menos interesante es larecomendación del Apóstol, que pide para ellosuna especial estima (v.12).

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LECTURA

Escuchamos con fe y humildad la Palabra deDios y tratamos de comprenderla.

La mayor parte de la segunda carta a losCorintios está dedicada a defender la legitimidadde la misión apostólica de Pablo frente a ciertosadversarios que la negaban y se habían infiltradoen la comunidad convenciendo a muchos de susopiniones.

Tuvo que ser muy duro para el apóstol tratar depersuadir de su error a quienes él mismo habíaengendrado a la fe cristiana. Y lo más curioso esque, mostrándose tan orgulloso de su ministerio,no tuviera inconveniente en reconocerhumilde-mente su propia debilidad.

También Pablo reconocía su debilidad. Sabíaque el don infinitamentevalioso de su ministerio es-taba en manos de un hom-bre frágil y acorralado pormuchas tribulaciones. Peroeso no le desalentaba, puesconfiaba en que así queda-ría patente que la fuerza quele sostenía sólo podía venirde Dios.

Nos abrimos a la Palabraguardando un momento desilencio y pidiendo el auxi-lio del Espíritu Santo.

Uno del grupo proclamaen voz alta 2 Co 4,7-15.

Reflexionamos personalmente: leemos nue-vamente el pasaje y consultamos las notas de

nuestra Biblia para entenderlo mejor.Respondemos entre todos a estas preguntas:

- ¿Qué imagen utiliza Pablo para hablar de sudebilidad?

- ¿Implica la fragilidad del apóstol el fracaso de sumisión? ¿Por qué?

- ¿Qué fuerza sostiene a Pablo en su tarea? ¿Cómose manifiesta?

- ¿Qué sentido da el apóstol a las dificultades queexperimenta? ¿Con qué actitud y con qué conven-cimiento se enfrenta a ellas y las supera?

- ¿Qué es lo que más admiras de san Pablo?

ORIENTACIONES PARA LA LECTURA

Este pasaje se encuentra en una sección de lacarta en la que Pablo alaba la dignidad de lamisión evangelizadora. Justamente por eso, pare-

ce extraño que, inmedia-tamente después de mos-trar las luces del apostola-do (2Co 4,6), deje sus som-bras al descubierto con unaexpresión que subraya unaaparente contradicción:«Pero este tesoro lo lleva-mos en vasijas de barro»(2Co 4,7).

Se establece así un lla-mativo contraste entre elvalor incalculable del mi-nisterio apostólico (el «te-soro») y la insignificancia

de los mensajeros a quienes ha sido confiado (las«vasijas de barro»). Esta imagen es profunda-mente bíblica y recuerda la caducidad de la con-

LECTIO DIVINA 1

«Este Tesoro lo llevamosen Vasijas de Barro»

2Co 4,7-15

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dición humana, frágil por naturaleza y quebradi-za como un cacharro de loza (Gn 2,7; Jr 18,1-6).Cabría pensar entonces que las limitaciones delos ministros constituyen un serio inconvenientepara que la misión que Dios les ha encomendadopueda ser cumplida con éxi-to.

Pablo no ignora esta difi-cultad, pues él mismo fueacusado de debilidad por susadversarios (2Co 10,10).Pero no sólo acepta este ex-tremo, sino que alardea desus flaquezas sin disimulos(2Co 12,5.9-10). La fragili-dad del ministro no es unimpedimento para desempe-ñar su tarea ni tiene por quécondenarla al fracaso. Másbien es la ocasión para que semanifieste en ella la fuerzade Dios, que es quien de ver-dad sostiene y da fecundidada la misión. De lo contrario,el apóstol podría presumir de llevar a cabo por susmedios lo que es fruto de la acción divina.

Para ilustrar esta paradoja, Pablo alude a suexperiencia. A través de cuatro contraposicionesque evocan las fases de un combate de gladiadores,recuerda que las dificultades que tantas veces lehan puesto contra las cuerdas nunca le han derro-tado definitivamente (2Co 4,8-9). Por eso el após-tol, que sabe de su vulnerabilidad, puede afirmarclaramente que «una fuerza tan extraordinariaprocede de Dios y no de nosotros» (2Co 4,7; leetambién 2Co 1,8-10).

Pero Pablo no se conforma con constatar loshechos, sino que los interpreta a la luz del miste-rio pascual de Jesucristo. Las tribulaciones queexperimenta confirman su debilidad, pero reve-lan además que la pasión del Señor se repite en sumisión. El apóstol vive expuesto a la muerte porser fiel a la causa de Jesús, pero al mismo tiempopuede verificar que la resurrección se manifiestaya en su carne mortal (2Co 4,11). ¿Cómo explicarde otro modo que un hombre quebradizo y limi-

tado pueda salir victorioso en medio de tantospeligros y dificultades? El ejercicio del apostola-do ha proporcionado a Pablo la oportunidad decomprobar personalmente la potencia de la pas-cua de Jesús, que, gracias a la fuerza de Dios,

transforma la muerte en vida y losprevisibles fracasos en éxitos rotun-dos (Rm 8,17; 2Co 13,4; Ga 2, 19-20; Flp 3,10).

Una nueva referencia a la comu-nidad cierra el pasaje. Pablo sabeque no se salvará solo, sino «en com-pañía de vosotros» (2Co 4,14), y poreso insiste en que todo lo que él hace,e incluso las tribulaciones y padeci-mientos que tiene que soportar, «espara vuestro bien» (2Co 4,15). De-searía que los corintios reconocieranla generosidad con la que el amorgratuito de Dios se ha derramado enellos por medio de su ministerio yrespondieran dando gracias al Se-ñor, que les ha favorecido tan ex-traordinariamente (2Co 4,15). Se

conformaría con que los que han sido agraciadosfueran también agradecidos, pero la actitud rece-losa de la comunidad, que ha preferido escuchara los «falsos apóstoles», parece desmentir estasexpectativas.

MEDITACIÓNMiramos nuestra vida y la confrontamos con

nuestro textoTodos tenemos experiencia de nuestra fragili-

dad. Las limitaciones personales o las dificulta-des que nos vienen de fuera nos acosan y hasta sediría que a veces logran derrotarnos. Cuandomenos lo esperamos, nos fallan las fuerzas y nosvemos incapaces de llevar a cabo tareas o proyec-tos que nos ilusionan o que consideramos útiles yvaliosos.

Si Pablo tiene razón, los creyentes no conta-mos sólo con nuestra fragilidad a la hora de vivirsegún el Evangelio. Sabemos que el Señor nos haentregado un don precioso y que no siempre lerespondemos con coherencia. Pero eso no ha de

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hacemos perder la confianza. Nuestras limitacio-nes no pueden ser una excusa para desanimarnos.Seguro que hemos experimentado alguna vezcómo la fuerza de Dios nos ayuda a dar testimonioa pesar de nuestra debilidad. Hagamos memoriaagradecida de nuestra vida y respondamos a estaspreguntas:— ¿En qué momentos de tu vida te has sentido

débil o incapaz de llevar adelante algo quepara ti era importante? ¿Te acobardaste osupiste encontrar el coraje para conseguir loque te proponías?

— ¿En qué ocasiones has sentido que la fuerzade Dios era mayor que tu propia debilidad?

— ¿Cómo asumes tus limitaciones y las de losotros en el seguimiento de Jesús? ¿De quémanera te ayudan estas palabras de Pabloa confiar en medio de tu fragilidad?

EL MINISTERIO APOSTÓLICO DE PABLO

La segunda carta a los Corintios es uno de losescritos de Pablo que más nos ayuda a conocersu vocación misionera y evangelizadora. Lamayoría de sus páginas están dedicadas a pro-fundizar en lo que significa ser apóstol, con susluces, sus sombras, sus responsabilidades, susdificultades, sus riesgos y sus compensaciones.Viene a ser de este modo un pequeño tratadosobre el ministerio apostólico, dictado al hilo dela propia experiencia más que de la reflexiónteórica y abstracta.

PABLO, UN APÓSTOL CUESTIONADO

Pablo tuvo que enfrentarse a quienes le nega-ban el título de apóstol y discutían su autoridadsobre las comunidades que había fundado. Lasrazones en que se apoyaban no eran de poco peso.Le reprochaban el no haber convivido con Jesúsdurante su vida terrena y le echaban en cara queno había sido testigo de las apariciones del Resu-citado junto a los Doce (1Co 9,1-2; 15,8). Sianunciaba el Evangelio, decían, lo hacía por librevoluntad. Ni Cristo ni los apóstoles de Jerusalénlo habían enviado ni aprobaban su misión (Ga1,17; 2,9).

En la segunda carta a los Corintios estas acu-saciones pueden deducirse de lo que dice al de-

fenderse de ellas. Le criticaban, entre otras cosas,por su falta de elocuencia y de sólidos conoci-mientos (2Co 11,6); por su timidez y debilidad(2Co 10,10-11); por no dejarse ayudar económi-camente como era costumbre (2Co 12,13) y,también, por sus vacilaciones a la hora de cumplircon los planes apostólicos que previamente habíadecidido realizar (2Co 1,15-18).

El perfil del verdadero ministro del Evangelio

Pablo sabía que su apostolado era, en ciertomodo, atípico (1Co 15,8), pero no se deja impre-sionar por sus acusadores. Más bien pasa al ata-que acusándoles de proceder con artimañas ytraficar con la Palabra de Dios. Al llamarlos«falsos apóstoles» (2Co 11,13), invita a loscorintios a fijarse en el testimonio de su vida paradescubrir en él las características del verdaderoapostolado. De la defensa apasionada que él hacede su ministerio en la segunda carta a los Corintiosentresacamos las siguientes:

— Don de Dios: el ministerio apostólico es unencargo que se recibe de Dios y que nadie puededesempeñar por propia iniciativa. Pablo se pre-senta como «apóstol de Jesucristo» (2Co 1,1) y sesiente muy orgulloso de su misión porque sabeque ha sido el Señor quien le ha escogido y le hacapacitado para ser testigo del Evangelio (2Co4,1).

— Al servicio de la Nueva Alianza: Pablo sedefine como «ministro de una alianza nueva»(2Co 3,6). Esta nueva alianza no está basadacomo la antigua en la letra de la ley de Moisés,sino en la fuerza del Espíritu, que penetra en loscorazones de carne y es el único capaz de dar lavida y la salvación (cf. Jr 31,3 1-34).

— Alentado por el Espíritu: Pablo se sientepenetrado por el Espíritu Santo (2Co 6,6). Sólo elEspíritu del Señor resucitado confiere al apóstolla libertad para anunciar la Palabra (2Co 3,17) yla capacidad de convertir los corazones a la Nue-va Alianza (2Co 3,3-4.18). Por eso el ministerioapostólico manifiesta la acción del Espíritu (2Co3,8; 11,4).

— Ministerio de la reconciliación: con estapreciosa expresión Pablo afirma que su misión

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está destinada a mediar entre Dios y la humanidadpara reconstruir unas relaciones pacificas rotaspor el pecado. El apóstol es un «embajador» quedebe llevar este mensaje a hombres y mujerespara que no pongan obstáculos a la reconciliaciónque el Señor les ofrece (2Co 5,18-21).

— Colaborando con Dios: Pablo se siente un«colaborador» de Dios (2Co 6,1) y no quiereconvertirse en un obstáculo para su acción. Poreso desea dar ejemplo y procura comportarseen todo momento como un «ministro de Dios»(2Co 6,3-4). Las actitudes que han sostenido sutarea han sido, entre otras, el deseo de servir ala comunidad, la solicitud por todas las igle-sias, la confianza, la pa-ciencia, la capacidad deaguantar el sufrimiento, laverdad, la bondad, el amorsincero y, sobre todo, laaudacia y la libertad paraextender por todas partesla Buena Noticia.

— Un ministerio que seejerce en la debilidad: Fren-te a quienes se tenían por«super apóstoles» (2Co12,11), Pablo no tiene in-conveniente en dejar al des-cubierto sus debilidades ylimitaciones. Al contrario,presume de ellas con unalibertad sorprendente (2Co 11,30; 12,5.9-10), puesestá convencido de que es en la fragilidad dondese manifiesta la potencia de Dios que da fecundi-dad a la misión. El éxito apostólico no depende delas cualidades o la competencia de los ministros,que son en definitiva hombres quebradizos, aco-sados por muchas tribulaciones y flaquezas, sinode la fuerza extraordinaria con la que el Señorempuja el avance del Evangelio para que nadiepueda vanagloriarse de sí mismo.

Los sufrimientos padecidos en el ejerciciode la misión son el sello que da autenticidad atodo apostolado (2Co 11,23-29). A diferenciade aquellos que son «enemigos de la cruz deCristo» (Flp 3,18), Pablo vive su ministerio

identificado con el Señor crucificado, asabiendas de que si ahora experimenta en supersona la muerte de Jesús, también su vida semanifestará en él. La esperanza de participar enla resurrección es la fuente que llena al apóstolde confianza y le invita a seguir en la misión sindesanimarse (2Co 4, 7-15).

NUESTRAS DEBILIDADES, SUS CAUSAS Y MANIFES-TACIONES

Conviene tratar de determinar las situacionespsicológicas, efectivas y emotivas en las que larelación central con Cristo se oscurece, teniendopresente que ninguno de nosotros está libre deeste riesgo, por más que estemos maduros en la fe.

a) Una primera causa de nuestras debili-dades es la pereza en la oración, que noconsiste únicamente en sustraerse al tiem-po de la oración, a la recitación vocal delas plegarias, sino también en no pasar dela meditación a la contemplación. Quienno se coloca frente a Dios diariamente enactitud contemplativa, no lleva adelanteel proyecto de Dios.

b) La pereza en la disciplina de lacorporeidad es otra causa del debilita-miento de la conciencia apostólica. Noestá en juego la entidad religiosa de lapersona, sino su desarrollo psíquico.

Debemos aceptar nuestro cuerpo comolugar e instrumento de manifestación delEspíritu; por lo tanto, no es indiferente

que nuestra corporeidad esté razonablemente dis-ciplinada.

Me refiero a todo lo que es disciplina de lafantasía, de las pasiones, de los gestos, de lasactividades, del uso del tiempo, de la comida, delsueño. La falta de una atenta disciplina en estascosas, de equilibrio, dominio de sí mismo, impi-de, a veces de modo considerable, el aflorar denuestra conciencia apostólica en el mundo mo-derno.c) Una causa que se refiere a la vida intelectual y

que muchas veces es la raíz de lasdesmotivaciones apostólicas, a partir de fraca-sos o de desilusiones que no corresponden a las

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expectativas, es un desarrollo cultural insufi-ciente.Se podría objetar que existe la buena voluntad,

que existen las virtudes. Sin embargo, el Señormuestra concretamente que, habiéndonos hechohombres, dotados de cuerpo, inteligencia y razón,no nos llama a ser siervos suyos sino es a travésdel desarrollo de lo que poseemos.

El desarrollo cultural insuficiente es causa dela ofuscación de la conciencia apostólica, sobretodo por lo que se refiere a la complejidad de laacción pastoral, donde las cosas muchas veces nomarchan como habríamos deseado. La gente noresponde como esperábamos; creíamos habercomprendido una cosa y en su lugar aparece otra,y entonces, quien posee un desarrollo intelectualdébil se desorienta fácilmente. Los libros, lasautoridades en que nos basábamos, no explican loque está sucediendo, y nos consideramos engaña-dos por la sociedad, por la vida, por la Iglesia,porque no estamos acostumbrados a una verdade-ra comprensión de los fenómenos.

Podríamos expresar de otra manera lo queentendemos por «desarrollo cultural insuficien-te» como causa de ofuscación de la concienciaapostólica: el inconsciente vasallaje respecto alos ídolos de toda clase que nos rodean.

d) Una sutil hipocresía de la vida es tambiéncausa de ofuscación de la conciencia apostóli-ca.

«Sutil» hipocresía, porque se trata de una vida,sustancialmente buena, vivida en un ambiente decompromiso, pero que, tal vez por lo elevado delos ideales propuestos, conlleva una distanciaentre el decir y el hacer. Si esta distancia no nospreocupa y dejamos que aumente, termina pordesgastar la entrega apostólica: la hipocresía sutiles un veneno lento que, en pequeñas dosis, conta-mina la existencia de la fe.

Si, para predicar el Evangelio, tuviéramos queesperar hasta haber alcanzado la identidad totalentre lo que nos proponemos y lo que vivimos,probablemente nunca comenzaríamos. Lo que serequiere para no caer en esa sutil hipocresía de lavida es una constante dinámica por nuestra parte.

e) La última causa, es una fallida apropiación dela centralidad del kerygma. «Apropiación sig-nifica asentimiento real y no meramentenocional. También en este caso es importantetener presente una pregunta:

¿Qué significa reconocer la centralidad delkerygma, reconocer que la Eucaristía está en elcentro, que el Evangelio es el núcleo originario detodo el hecho religioso cristiano?

Si no tenemos presente esta pregunta, corre-mos el riesgo de dispersarnos en la multiplicidady de encontrarnos, en un momento determinado,fuera del centro, sin saber con seguridad dóndenos encontramos ni por qué, o cómo es queestamos haciendo una cosa y no otra.

Cada uno de los participantes podría señalarotras causas que van atentando contra nuestraidentidad y misión sacerdotal.

ORACIÓN

Al hacer conciencia de nuestras debilidades yde la fuerza de Dios, oramos.

Concluimos nuestro encuentro con un mo-mento de oración. Damos gracias a Dios porquenos entrega el «tesoro» del Evangelio y le pedi-mos que nunca nos abandone la confianza de quesu fuerza puede más que nuestra debilidad.

• Expresamos nuestra oración comunita-riamente. O si se prefiere, se recita la que sigue:

«¡Señor Jesús, Hijo de Dios, ten piedad demí que soy pecador! ¡Señor Jesús crucificado,Tú que me conoces y me amas, purifícame pordentro! Sólo Tú puedes iluminarme y salvar-me, conduciéndome por el camino que llevahacia una comunión cada vez más profundacontigo. Concédeme la experiencia verdaderade Ti, un experiencia diariamente renovada,para que pueda crecer en la conciencia depertenecerte a Ti y a nadie más y en el conven-cimiento de estar siendo constantemente lla-mado y enviado por Ti».

• Acabamos cantando Vaso nuevo o recitandoel salmo 62 (61): «Sólo en Dios encuentro des-canso».

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ORACIÓN

¡Oh Espíritu Santo!, llena de nuevo mi alma conla abundancia de tus dones y frutos. Haz queyo sepa, con el don de Sabiduría, tener estegusto por las cosas de Dios que me hagaapartar de las terrenas.

Que sepa, con el don del Entendimiento, ver confe viva la importancia y la belleza de la verdadcristiana.

Que, con el don del Consejo, ponga los mediosmás conducentes para santificarme, perseve-rar y salvarme.

Que el don de Fortaleza me haga vencer todos losobstáculos en la confesión de la fe y en elcamino de la salvación.

Que sepa con el don de Ciencia, discernir clara-mente entre el bien y el mal, lo falso de loverdadero, descubriendo los engaños del de-monio, del mundo y del pecado.

Que, con el don de Piedad, ame aDios como Padre, le sirva confervorosa devoción y sea miseri-cordioso con el prójimo.

Finalmente, que, con el don de Te-mor de Dios, tenga el mayorrespeto y veneración por los man-damientos de Dios, cuidando deno ofenderle jamás con el peca-do.

Lléname, sobre todo, de tu amordivino; que sea el móvil de todami vida espiritual; que, lleno deunción, sepa enseñar y hacerentender, al menos con mi ejem-plo, la belleza de tu doctrina, labondad de tus preceptos y ladulzura de tu amor. Amén.

LECTURA

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro SeñorJesucristo, que nos ha bendecido con toda clase debendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo; porcuanto nos ha elegido en él antes de la fundación delmundo, para ser santos e inmaculados en su presen-cia, en el amor; eligiéndonos de antemano para sersus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, según elbeneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloriade su gracia con la que nos agració en el Amado.

En él tenemos por medio de su sangre la reden-ción, el perdón de los delitos, según la riqueza de sugracia que ha prodigado sobre nosotros en todasabiduría e inteligencia, dándonos a conocer elMisterio de su voluntad según el benévolo designioque en él se propuso de antemano, para realizarlo enla plenitud de los tiempos: hacer que todo tenga aCristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo queestá en la tierra.

LECTIO DIVINA 2

«Himno Cristológico»Ef. 1, 3-14

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A él, por quien entramos en herencia, elegidosde antemano según el previo designio del querealiza todo conforme a la decisión de su voluntad,para ser nosotros alabanza de su gloria, los que yaantes esperábamos en Cristo.

En él también vosotros, tras haber oído la Pala-bra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvación,y creído también en él, fuisteis sellados con elEspíritu Santo de la Promesa, que es prenda denuestra herencia, para redención del Pueblo de suposesión, para alabanza de su gloria. Palabra deDios.

Orientaciones para la lecturaEste himno es una bendición: Cristo nos habla en

la Iglesia y nos lleva a bendecir a Dios porque Él yanos ha bendecido en su Hijo.

El primer motivo de la bendición es haber sidoelegidos por Él desde antes de la creación. Yacontábamos en el corazón de Dios.

El segundo motivo de la bendición es el llamadoa la santidad en el amor. Quiere de nosotros unavida plena y feliz, eso es la santidad; no hay másfelicidad que estar en Dios y darlo a conocer, vivirsegún su estilo de vida: santos e irreprochables en elamor.

El tercer motivo de bendición es tener un desti-no, una identidad: sin quitarnos libertad, contandocon nosotros, nos ha dado una naturaleza esencial:ser hijos en su Hijo. Esto es lo que Dios quiere: quesiendo sus hijos vivamos como tales, en filial frater-nidad, como hermanos todos.

El cuarto motivo de bendición es el ser redimi-dos de nuestras culpas, penas y pecados. Su Sangreha comprado un provenir para todos. Su graciagenerosa se hará en nosotros sabiduría, inteligen-cia, justicia, alegría y misericordia, como lo hahecho ya plenamente en María.

El quinto motivo de bendición es que nos hadado a conocer su voluntad para nosotros y para elmundo. Ya no somos ignorantes; Dios nos ha mos-trado su aspiración y su plan: que todos seamosreconcentrados en Cristo. Bendecimos a Dios por-que nada de lo bueno se perderá y porque todo lojusto nos lleva a Dios.

El sexto motivo es porque judíos y gentilessomos sellados con el Espíritu Santo, dándonos a

conocer nuestra razón de ser: convertirnos en ala-banza al Padre.

MEDITACIÓN

Hay que dejar que el texto nos diga algo. ¿Adónde me conduce?

Jesucristo nuestro Señor nos pone delante denuestra más honda realidad: ¿quiénes somos?, loselegidos de Dios. ¿A qué somos llamados? a sersantos, puros, sin mancha ni arruga.

Nuestro destino es el amor, ser en Dios pararedundar en su gracia, como María. Dios nos perdo-na, cuenta con nosotros. Espera que acepte sumisericordia y que comprometa mi vida con su plantrazado desde antiguo.

ORACIÓN

ORACIÓN DE AMOR A DIOS

Autor: San Juan María VianneyTe amo, Oh mi Dios.

Mi único deseo es amarte hasta el último suspirode mi vida.

Te amo, Oh infinitamente amoroso Dios, y prefie-ro morir amándote que vivir un instante sin Ti.

Te amo, oh mi Dios, y mi único temor es ir alinfierno porque ahí nunca tendría la dulceconsolación de tu amor,

Oh mi Dios, si mi lengua no puede decir cadainstante que te amo, por lo menos quiero quemi corazón lo repita cada vez que respiro.

Ah, dame la gracia de sufrir mientras que te amo,y de amarte mientras que sufro, y el día queme muera no sólo amarte pero sentir que teamo.

Te suplico que mientras más cerca estés de mihora final aumentes y perfecciones mi amorpor Ti. Amén.

COMPROMISO¿Qué espera Dios de mí?

¿Qué actitudes debo alcanzar para configurarmemás a Cristo?

He de acercarme a la misericordia de Dios, recibirsu perdón y vivir la santidad.

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SEPTIEMBRE: MES DE LA BIBLIA

LECTURA

Los discípulos misioneros tenemos en San Pabloun maravilloso ejemplo del llamado que Dios hacea algunos para que se dediquen como “siervos deDios” a la Evangelización del mundo entero. Comosabemos, desde el 29 de Junio del 2008 a la mismafecha en el 2009 el Santo Padre Benedicto XVI nosinvita a celebrar el “Año de San Pablo” al cumplirse2,000 años de su nacimiento. El momento de suconversión fue el momento de su llamado a serapóstol de Jesucristo: Él me hizo pasar de lastinieblas a su luz admirable (Gal 1, 15).

El Señor ha “enviado” a sus mensajeros, losapóstoles y sus sucesores los obispos a llevar laBuena Nueva: no se trata de una iniciativa personal,sino de una vocación y mandato recibidos. Por ellola Iglesia es “apostólica”: fundada sobre el testimo-nio de los auténticos apóstoles de Cristo.

En la evangelización no puede haber discrimina-ciones: Vayan y prediquen a toda criatura. Durante21 siglos la Iglesia Católica ha cumplido su misióny el Cuerpo de Cristo se halla hoy extendido portodo el mundo

Creen en Cristo es la riqueza más grande que unapersona puede encontrar, pero rechazar el evange-lio es un drama que se sigue dando siempre: esnecesario proponerlo de formas nuevas para quemuchos se sientan atraídos por la Buena Nueva yenriquezcan su vida con el mensaje del Evangeliocomo relata la parábola del hombre que encontró“un tesoro escondido en un campo” (Leer Mt 13,44-45)

En la vida de San Pablo hubo momentos muydifíciles para cumplir su misión, como él mismo locuenta por ejemplo en 2Co 11, 19-33. Hoy damosgracias a Dios porque fue fiel al llamado de Dios

hasta el punto que para San Pablo “la vida era Cristoy la muerte una ganancia” (Fil 1, 19)

MEDITACION• ¿Reconocemos que nuestra Fe Católica se

funda en el testimonio de los verdaderos enviadosde Cristo, los apóstoles como San Pablo?

• ¿Estamos dispuestos a “ser enviados para evan-gelizar donde Cristo aún no sea conocido verdade-ramente”?

ORACIONSeñor, hoy te damos gracias por la llamada y por

el servicio evangelizador de tu apóstol Pablo.Haz que como él, también nosotros sirvamosa la misión evangelizadora llegando a superartoda prueba y dificultad con tal de llevar elEvangelio de la vida a todos nuestros herma-nos. Amén.

CONTEMPLACIÓNEl salmo 116 dice: ¿Cómo pagaré al Señor todo

el bien que me ha hecho?.Lo repetimos y contemplamos a un Pablo agra-

decido por haber sido llamado al servicio de llevarla Buena Nueva hasta los confines de la tierra.

COMPROMISO1. Conocer mejor qué quiere decir que la Iglesia

Católica es “apostólica” y vivir con alegría el per-tenecer a la Fe verdadera en una solo Cuerpo deCristo (1Co 12, 12ss)

Disponernos como Pablo, a escuchar la Palabraque siempre nos enriquece, transforma nuestra vida,pero también nos envía como misioneros de Cristo.

LECTIO DIVINA 3

«Somos Instrumentos Escogidospor Dios para la Evangelización»

Hch 22, 3-16 * Salmo 116 Mc 16, 15-18

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1. LECTURA

Monición: En este primer momento de la lecturaorante de la Palabra, leemos el texto seleccionado(1 Cor 10, 14-22) y nos preguntamos ¿qué dice eltexto?

Por eso, queridos, huyan de laidolatría, les hablo como a pruden-tes. Juzguen ustedes lo que digo.La copa de bendición que bendeci-mos ¿no es acaso comunión con lasangre de Cristo? Porque aún sien-do muchos, un solo pan y un solocuerpo somos, pues todos partici-pamos de un solo pan. Fíjense enIsrael según la carne. Los que co-men de las víctimas ¿no están aca-so en comunión con el altar? ¿Quédigo, pues? ¿qué lo inmolado a losídolos es algo? O ¿que los ídolosson algo? Pero si lo que inmolanlos gentiles, ¡lo inmolan a los de-monios y no a Dios! Y yo no quieroque entren en comunión con losdemonios. No pueden beber de lacopa del Señor y de la mesa de losdemonios. ¿O es que queremosprovocar los celos del Señor? ¿somos acaso másfuertes que él?

En el N. T. el término koinonia aparece princi-palmente en las Cartas Paulinas, o aquellas influi-das por Pablo, también en 1-2 Pedro, Hebreos y 1-2 Juan. La comunión (koinonia) es en Pablo unarealidad que brota de las diversas relaciones comu-nitarias, que surgen por la participación, en común,del Evangelio. Así, por ejemplo, habla de la reci-procidad y solidaridad (Comunión) con la comuni-dad madre de Jerusalén (cf. Rm 15, 27).

De la unidad intrínseca que existe con el Señor,deduce Pablo el derecho a recibir apoyo económicode las comunidades que han llegado por medio de éla la fe (Flp 4, 15). Pero, sin temor a errar, la

comprensión paulina de la koinoniaadquiere su máxima significaciónal hablar de la unidad con Cristo,especialmente realizada en la par-ticipación del misterio eucarístico.Como se enuncia en 1 Cor 10, 16ss.

Para Pablo, la comunidad se pre-senta como el conjunto de los jus-tificados que tienen a Cristo muer-to y resucitado como Señor y tie-nen en la misma vitalidad de Cristosu punto de referencia. Pablo haceuna experiencia de la Iglesia y loexpresa en varios niveles, uno delos más importantes el de la comu-nidad reunida alrededor del cuerpoeucarístico de Cristo.

De frente a las continuas divi-siones que existen en la comunidadde Corinto, el apóstol de los genti-les hace un apelo a la inteligenciade sus interlocutores, por medio de

dos preguntas retóricas. Busca demostrar cómo laEucaristía (pan y vino) participada se transforma encomunión. Al participar de este banquete, la comu-nidad está obligada a dejar atrás toda diferencia deorigen (Pablo, Apolo, etc.). Debe sentirse unida nosolamente al Señor que le salva, sino a sus herma-nos.

Lo que más adelante reprochará a la comunidadconfirma la relación íntima que existe entre la unióneucarística con Cristo y la unidad entre los miem-bros de la comunidad. En 1 Cor 11, 23-34, Pablo

LECTIO DIVINA 4

La Unidad de la Iglesia(1 Cor 10, 14-22)

Pbro. Lic. Toribio Tapia Bahena

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hace manifiesto cómo la cena se convierte en anti-cena, no en sentido de una invalidez sacramental,sino en el sentido de que el efecto de la mismaEucaristía viene a ser como detenido. La participa-ción en la cena requiere una cierta eclesialidad en elsentido de acogida de los unos y los otros para poderparticipar de manera eficaz en la celebración.

Para Pablo, los corintios estaban en un error,pues se presentaban divisiones de grupos en cuantoa lo religioso (casi sectarias), divisiones causadaspor la cena previa a la celebración que bloqueabanlos efectos propios de la celebración. Cuando sehabla de indignidad, no se refiere a una indignidadsacrílega, sino un bloquear los efectos propios de laEucaristía: si no se es Iglesia, la Eucaristía no surtelos efectos que debe sugerir.

2. MEDITACIÓN

Monición: Leemos el texto de nuevo, meditán-dolo y preguntándonos qué nos dice el texto.* ¿Cuál es la situación de la comunidad de Corinto

en ese momento?* ¿Por qué Pablo interpela a la comunidad con estas

preguntas retóricas?* ¿A qué tipo de unidad se refiere Pablo al hablar de

la unidad con el cuerpo y la sangre de Cristo?* ¿Qué conclusiones espera el Apóstol que saque la

comunidad?* ¿Por qué hace referencia al culto israelita?* ¿Qué busca al hacer mención del culto pagano?

* ¿A qué se refiere concretamente al hablar de loscelos del Señor?

3. ORACIÓN

Monición: ¿Qué le decimos al Señor? Leamosotra vez 1 Cor 10, 14-22 orando con el texto.

Oramos personalmente, haciendo presente ennuestra mente los momentos en los que nuestraunidad se ha visto puesta a prueba. Pidamos perdónal Señor por nuestra falta de solidaridad, obedien-cia, generosidad. Agradecemos al Señor su presen-cia alentadora en esos momentos difíciles.

4. CONTEMPLACIÓN

Monición: Volvamos a leer el texto y pensemos¿a qué me comprometo?

Destaca rápidamente con la imaginación un puntode interés. Con la predisposición de conocer más decerca al Señor y descubrir lo que Él nos quiere decir,reproduzcamos interiormente, con nuestras pro-pias palabras, las de Pablo, pero a nuestra manera.Ahora recordemos las situaciones de nuestros se-cretariados, que reproducen las de la comunidad deCorinto. Si nosotros fuéramos Pablo ¿qué le diría-mos?

Monición: Concluimos esta Lectura Orante dela Palabra de Dios con un canto:

JUNTOS COMO HERMANOS

C. GabarainJuntos como hermanosMiembros de una Iglesia

Vamos caminandoAl encuentro del Señor.

Un largo caminarpor el desierto bajo el sol,

no podemos avanzarsin la ayuda del Señor.

Unidos a rezar,unidos en una canción,

viviremos nuestra fecon la ayuda del Señor.

La Iglesia en marcha está,a un mundo nuevo vamos ya,

donde reinará el amor,donde reinará la paz.

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INTRODUCCIÓN

La entronización de la Palabra es especialmentesignificativa en el desarrollo de una Lectio Divina,pues en ésta nos preparamos tanto externa comointernamente para recibir, porla capacitación del EspírituSanto, el alimento de la Pala-bra de Dios.

La palabra “Entronizar”significa:

1. Colocar a alguien en eltrono, hacerlo rey: lo entroni-zaron tras la muerte de supadre.

2. Ensalzar a uno, colocar-lo en una dignidad superior:la entronizaron como vence-dora.

Por lo tanto, la entroniza-ción de la Palabra es la pre-sencia misma de Dios, que lahacemos centro de nuestravidas.

Esperamos mediante este trabajo dar clavesorientadoras en donde hacer de este acto, un mo-mento clave en la experiencia de lectura orante dela Palabra de Dios.

1. Ambientación externa e interna.1.1 Ambientación externaLa entronización de la Palabra es un acto en

donde Dios se revela en el lugar más solemne de lacomunidad reunida en torno a Su Palabra, por lotanto, organizar y disponer de toda nuestra creativi-dad es fundamental para honrar y agradecer a Diospor todas las bendiciones que nos regala.

Para ambientar externamente, colocar:- Un ambón.

- Velas- Un jarrón con flores si se puede.El arte y la creatividad son también medios para

alabar a Dios. Usa tu imaginación para combinarlos colores y ambientarcon los recursos que tie-nes. La música (suave) estambién una forma de in-troducirnos en la oración.

A continuación te pre-sentamos algunos ejem-plos para la ambientación:

1.2 Ambientación in-terna

Colocarnos ante la pre-sencia de Dios, lejos delos ruidos del mundo, denuestras preocupaciones ydejar que la presencia deDios nos inunde con supaz y con su amor.

Se aconseja dejar unossegundos de silencio a los participantes para ofre-cer todos estos ruidos y escuchar a

Dios entrando en nuestras vidas por medio de suPalabra.

Cuando entramos en comunión con el Señor através de su Palabra viva y eficaz, debemos, comoMoisés, “sacar las sandalias de los pies” (cf Ex 3, 5).Es necesario despojarse de todo cuanto impida unacomunicación con Dios. Un profundo respeto por lapresencia real del Señor que viene a nosotros através de su Palabra debe llevarnos a crear ennosotros y en nuestro alrededor, un clima propiciopara la escucha.

EJEMPLO 1:

Ambiente externo en una sala de clases.

Entronización de la BibliaMaría del Rosario Pavez Diez

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SEPTIEMBRE: MES DE LA BIBLIA

Para la Lectio Divina se ambientó colocando las4 etapas de la Lectio en el pizarrón.

EJEMPLO 2:

Ambiente externo en una parroquia.Para la Lectio Divina, se ambientó colocando

telas de diferentes colores que brotan desde laPalabra.

EJEMPLO 3:

Ambiente externo en una capilla.Para la Lectio Divina, se ambientó colocando

telas de diferentes colores que brotan desde lo altohacia la Palabra.

EJEMPLO 4:

Ambiente externo en un salón.Para la Lectio Divina, se ambientó colocando en

una mesa, velas que representan a la comunidad..El ambiente interno, es del corazón que escucha,

que se prepara asumiendo los ruidos personales queestorban nuestro encuentro con Jesús vivo. Paraesto, debo tomar clara conciencia a lo que voy,pedir el don del Espíritu, cerrar nuestros ojos porunos momentos para abrir los ojos de la fe y recibirla Palabra como Palabra de Jesús: ¡cuando se amade verdad, se escucha de verdad!

Una característica necesaria para una buena es-cucha es rumiar la Palabra en el corazón de unamanera completamente desinteresada. No se lee laPalabra de Dios, con la única finalidad de que me delas respuestas que quiero sino sencillamente quererestar íntimamente con el Señor, gozar de su presen-cia.

De esta manera comprendemos que esta lecturaorante debe ser pausada, alejada de toda prisa yatenta a lo que Dios verdaderamente me quierecomunicar.

2. INVOCACIÓN DEL ESPÍRITU SANTO,CON CANTOS Y ALABANZAS.

Todo encuentro con la Palabra parte por lainvocación del Espíritu Santo, porque es Él quienabre nuestra inteligencia para comprender lo queDios quiere comunicarnos, y es él quien nos forta-

lece para hacer realidad el querer de Dios en nuestravida cotidiana.

Se trata de pedir el mismo Espíritu que descen-dió sobre los apóstoles, haciendo posible su com-prensión y aceptación de Jesús (Jn 16,13). Él vienesobre nosotros para que la Palabra sea engendradorade vida y verdad.

Lo que buscamos es vivir una lectura orante dela Palabra de “manera espiritual”, es decir, bajo laacción sabia del Espíritu, el mismo que inspiró a losautores de la Biblia. Sin la asistencia del Espíritu, lalectura de la Biblia se transforma en un ejerciciointelectual, un indagar la letra escrita quedándoseen detalles, sin llegar al mensaje de Dios que eltexto contiene.

Esta invocación se puede hacer a través de unaoración o un canto al Espíritu Santo.

Escúchanos, Espíritu Santo, tú que eres nuestroamigo. Tú que estás siempre cerca de nosotros,llena nuestros corazones de tu amor. Te damosgracias, Oh Padre, porque, cuando Jesús volviócontigo nos enviaste al espíritu Santo para queocupara su lugar. Aunque no podemos verle, sabe-mos que está actuando en el mundo, en todo lo quees bueno y santo, y en nuestras vidas para quecumplamos tu voluntad. Envíanos al Espíritu San-to, te rogamos, para que moldee nuestras vidas ynos guíe siempre.

Señor Jesús, tu Palabra nos indica el camino a ti,nos revela tus proyectos y planes nos hace conocer-te más, nos hace saber qué te gusta y cómo quieresque actuemos. Tú Palabra nos revela tu estilo devida.

Señor, danos tu Espíritu Santo para que nosayude, nos ilumine, nos inspire, nos revele tu volun-tad.

Que tu Espíritu Señor, nos identifique contigo,que nos transforme, que nos ayude a vivir como tú,a amar como Tú, a dar toda nuestra vida como Tú.

3. ENTRONIZACIÓN DE LA BIBLIAPARA ENCUENTROS COMUNITARIOS.

En el centro se ha colocado un ambón. Unapersona camina hacia el ambón con la Biblia en altoy la presenta a la comunidad. El resto del grupolevanta también su Biblia.

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Luego se comparte una breve oración y se puedeencender un cirio a cada miembro del grupo.Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos

ayude a leer la Biblia desde el corazón yatentos a la escucha de lo que nos quierescomunicar.

Crea en nosotros el silencio para escuchar tu vozen la Creación y en la Escritura, en los acon-tecimientos y en las personas, sobre todo enlos pobres y en los que sufren. Tu palabra nosoriente a fin de que también nosotros poda-mos experimentar la fuerza de tu resurrec-ción y testimoniar a los otros que Tú estás vivoen medio de nosotros como fuente de frater-nidad, de justicia y de paz.

Gracias Señor por tu Palabra, porque ella nosanima a la esperanza, nos impulsa a vivir elamor, nos hace fuertes en la fe. Danos lacomprensión que hace falta para encarnar tumensaje. Ayúdanos a decir sí con la vida.

Enséñanos Padre con tu Palabra. Queremos serdiscípulos, caminar junto a Jesús, descubrirlos caminos del Reino, aprender a servir, viviren el espíritu de las bienaventuranzas. Danos

fuerza, Señor, anima nuestro caminar, conta-giamos la sed del peregrino.

Tu Palabra es la fuente viva, acércanos a ella.Enséñanos a beber en el pozo de la vida,muéstranos la novedad permanente del Evan-gelio. Haz de nosotros, hombres y mujeresnuevas. Testigos comprometidos de la Pala-bra viva, actuante en la historia que vivimos.Danos fidelidad, coherencia evangélica, pa-sión por el Reino.

Tu Palabra, Señor, nos enseña a vivir. Nos revelael camino, nos hace pensar, nos invita adiscernir, nos ayuda a ser protagonistas. TuPalabra está viva.

Compromete, desinstala, llama al desierto, abri-ga en la intemperie, enseña a vivir. Queremosser, Señor, testigos fieles, transmisores au-ténticos, discípulos que enseñan porque sehan encontrado con El que enseña, y lo llevanadentro.

Ahora que hemos preparado el ambiente externoe interno para acoger la Palabra de Dios, te invita-mos a hacer el ejercicio de la lectio divina: leer,meditar, orar y contemplar/actuar.

Entronización de la SagradaEscritura en el Hogar

Se sugiere hacer esta celebración por la noche, eldomingo día que inicia la celebración en la Iglesiade LA SEMANA DE LA BIBLIA.

Entronizar es colocar físicamente en un lugarespecial la Biblia, puede ser una mesa a manera dealtar y espiritualmente en nuestro corazón. De serposible, que estén todos los miembros de la familia.

I.- INICIO

Por la señal de la santa cruz...

CANTO:TU PALABRA ME DA VIDA

CONFÍO EN TI SEÑOR,TU PALABRA ES ETERNA

EN ELLA ESPERARÉ.

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO.

Ven, Dios Espíritu Santo, derrama tu luz y tugracia sobre esta familia y sobre cada uno denosotros que nos disponemos a meditar estasanta Palabra que tú mismo inspiraste.

Abre nuestra mente para que comprendamosrectamente los misterios divinos en ella expre-sados. Enciende nuestro corazón para que almeditar en esta Palabra nos enamoremos deCristo y nos dispongamos a seguirlo.

LECTURA BÍBLICA.

Todos permanecen de pie.

Lectura del Libro del profeta Isaías (55,10-11):

Dice el Señor:

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SEPTIEMBRE: MES DE LA BIBLIA

“Como la lluvia y la nieve caen del cielo, ysólo regresan allí después de empapar latierra, de fecundarla y hacerla germinar,para que dé semilla al que siembra, y pan alque come, así será la palabra que sale de miboca: no regresará a mí vacía sino quecumplirá mi voluntad y llevará a cabo miencargo”.

PALABRA DE DIOS.Todos responden: “¡Te alabamos Señor!”

COMENTARIO FAMILIAR.

1.- (Sentados) sobre lo que dice elprofeta Isaías.

2.- Comentario sobre:¿Cuál es el contenido de la

Biblia?El tema y contenido de la

Biblia es Cristo. El mismodice: ustedes “estudien apa-sionadamente las Escrituras,pensando encontrar en ellasla vida eterna; pues bien, tam-bién las Escrituras hablan demí; y a pesar de ello ustedesno quieren aceptarme para quetengan vida”. (Jn 5,39-40). Aunque también ¡pasar-se la vida estudiando las Escrituras y no encontrarsecon Cristo, es una verdadera tragedia!

II.- ENTRONIZACIÓN.

De pie.

Padre de familia: “Vamos a entronizar la Sa-grada Escritura en este hogar. Entronizar quieredecir poner en el trono. Entronizar la Biblia enesta familia significa que vamos a poner el LibroSanto en el lugar de honor, en el más digno de lacasa. Entronizar la Escritura en esta casa signifi-ca ponerla en el corazón de cada uno de los queaquí viven.

Entronizar la Sagrada Escritura significa sinto-nizar la frecuencia de Cristo: poner a esta familia enactitud de escuchar lo que Cristo nos dice.

En seguida el papá o mamá levanta la Biblia ydice: ¡ESTA ES LA PALABRA DE DIOS! Todosaplauden y hacen la siguiente aclamación

¡CREO EN LA PALABRA DE DIOS QUE ESLUZ PARA MI CAMINO!

Todos pasan y le dan un beso a la Biblia abiertacomo signo de adoración a Cristo. Se coloca laBiblia en el lugar de honor que se haya preparado.Se sugiere a la familia que deje la Biblia abierta enese lugar toda la semana.

ACLAMACIONES.

PRESIDENTE DE LA CELEBRACIÓN:Ahora demos gracias a Dios por su

Palabra haciendo las siguientes acla-maciones a las que todos responden:

¡TE DAMOS GRACIAS SEÑOR!

Gracias Señor, porque movido por tugran amor has querido revelarte yhablar a los hombres como amigo.

¡TE DAMOS GRACIAS SEÑOR!

Gracias Señor, porque tu Palabra hasido puesta por escrito bajo la inspi-ración del Espíritu Santo.

¡TE DAMOS GRACIAS SEÑOR!

Gracias Señor, porque la Iglesia siem-pre ha venerado la Sagrada Escrituracomo lo ha hecho con la Hostia Con-

sagrada.

¡TE DAMOS GRACIAS!

Gracias Señor, porque en Jesucristo, Palabrahecha carne, nos sigues hablando hoy en laIglesia, especialmente en la Asamblea domini-cal.

¡TE DAMOS GRACIAS. SEÑOR!

ORACIÓN FINAL

Te damos gracias, Padre Bueno, porque nos hasreunido hoy a escuchar tu Palabra que es Vida.Bendice a toda la familia humana y especialmentea la familia: _____________________________que quiere estar más atenta a cumplir tu voluntadexpresada en las Santas Escrituras, que hoy sequedan en el lugar de honor de esta casa y en elcorazón de cada uno de sus miembros.

Ayúdanos a tener las mismas disposiciones de laVirgen María, la que guardaba todas estas cosas ylas meditaba en su corazón. Amén.

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Notas metodológicas:Este retiro nos introduce en uno de los temas

claves del la V Conferencia del Episcopado deAmérica Latina y El Caribe: el ser discípulos misio-neros en la comunidad de Jesucristo.

Tiene momentos de oración personal, oracióncomunitaria y oración grupal guiada.

Es recomendable que sea realizado por un Equi-po de Monitores, convenientemente capacitados yasesorados por un sacerdote, una religiosa o undiácono. Esto permitirá que los participantes pue-dan trabajar en grupos no superiores a 6 o 7 perso-nas.

Es necesario que todos los participantes tenganen su mano la ficha de la primera meditación:«Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y laponen en práctica» y la ficha de la oración comuni-taria: «Vayan por todo el mundo y proclamen labuena nueva a toda la creación». La ficha de laoración grupal guiada («Yo soy la luz del mundo»)sólo la tienen los monitores.

El retiro requiere de varios materiales y de unmínimo de organización y distribución detareas, que hay que preparar con la debidaantelación.

PRIMERA MEDITACIÓN:

«DICHOSOS LOS QUE ESCUCHANLA PALABRA DE DIOS Y LA PONENEN PRACTICA» (Lc. 11,28)1. «Hagamos fiesta, porque este hijo mío se

había muerto y ha vuelto a vivir; se habíaperdido y se le ha encontrado» (Lc. 15,24)

2. En algún momento de nuestras vidasnosotros fuimos alcanzados por el Señory recibimos la buena noticia de su amorpor nosotros, de su misericordia y de sufidelidad.

3. Para entregarnos esa buena noticia –el Evange-lio– el Señor se valió tal vez de nuestra familia,de un amigo o amiga, de un hermano o hermanade comunidad, de un diácono, un sacerdote o unareligiosa que actuaron como instrumentos y meacompañaron en un momento difícil, me ayuda-ron o me iluminaron en un momento de duda oconfusión.

4. O tal vez recibí y pude comprender lo que elEvangelio quería decirme en una situación dolo-rosa (enfermedad, encarcelamiento, accidente,cesantía, la muerte de alguien muy querido pormí, etc.) O quizás fue en una circunstanciagozosa (matrimonio, nacimiento de un hijo(a),obtención de un título o un buen trabajo, lacompra de una casa propia, etc.) En fin, algúnmomento especial que me hizo reflexionar pro-fundamente. Un momento en que me dejé ilumi-nar por la Palabra de Dios y busqué el sentido demi vida, aprendiendo a distinguir lo que en ellaes fundamental de lo que es secundario.

5. La Buena Noticia del Evangelio es siempre paratodos nosotros como una luz que inunda nuestras

Retiro Bíblico«Discípulos en la comunidad»

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SEPTIEMBRE: MES DE LA BIBLIA

vidas y despeja nuestras cegueras; es como unafuente de agua viva que calma nuestra sed másprofunda; es una vida nueva que empieza agerminar en nosotros, derrotando todas las for-mas de muerte que se habían apoderado denuestro corazón.

6. Sin embargo el proceso de conversión no siemprees fácil. Muchas veces tenemos dudas, resisten-cias, avances y retrocesos, que en un clima deoración podemos identificar para superarlos.

7. En definitiva, el Evangelio es Cristo mismo, Luzdel mundo, Agua viva y Vida verdadera que metoca con su poder y me transforma, por la fuerzade su Espíritu, en un Hombre nuevo o en unaMujer nueva, haciéndonos así constructores deun Mundo nuevo.

REFLEXIONEMOS:

¿Cómo fuimos evangelizados yo y mi familia?

¿De qué instrumentos se valió el Señor?

¿Qué consecuencias ha tenido en mí y en los míos elencuentro con Cristo y su Evangelio?

¿Soy consciente de mi llamado a ser discípulo deCristo en medio de la comunidad cristiana?

Dediquemos unos instantes para dar gracias a Dios por lo que hahecho por mí.

MEDITEMOS:

Lee lentamente el texto bíblico de Juan 9, 1-41(Jesús cura a un ciego de nacimiento). Hacer lectiodivina.

Intenta entrar en la escena con tu imaginación.Identifícate con el ciego y revive el proceso de tu

propia iluminación.Si tienes tiempo, termina leyendo la experiencia

de San Pablo de «ser alcanzado» por Cristo:Filipenses 3,4-14.

PadrenuestroAvemaría.

ORACION COMUNITARIA:

«VAYAN POR TODO EL MUNDO Y PRO-CLAMEN LA BUENA NUEVA A TODA LACREACION» (Mc. 16,15)

Un monitor hace una motivación a la oración ydos lectores leen calmadamente los textos, dejandouna pausa entre uno y otro.

Todas las personas deben tener en su mano unahoja con los textos.

Terminada la lectura, se invita a los participantesa hacer «eco» de los textos, leyendo en voz altaaquéllos que les tocaron más profundamente elcorazón.

Se puede terminar esta oración con el beso del Evangelio o conotro signo adecuado.

CANTO INICIAL

De carácter misionero.

MOTIVACION

Hemos recordado y le hemos dado gracias aDios por las personas y comunidades que nos hanevangelizado. Ahora nos toca evangelizar a noso-tros. Para eso debemos mirar y escuchar a Jesús. Eles el Evangelio de Dios y el primer evangelizador.

Asumiendo un texto del profeta Isaías, proclamóque El había sido ungido por el Espíritu Santo paradar la buena noticia a los pobres, para anunciar lalibertad a los cautivos y la vista a los ciegos y paraproclamar el año de gracia del Señor. Con estossignos iba haciendo presente en el mundo el reinadode Dios.

Jesús anunciaba su Evangelio con hechos ypalabras. En ellos se desplegaba la fuerzatransformadora de Dios: los cojos andaban, losciegos veían, los mudos recuperaban el habla, lossordos empezaban a oír, los leprosos quedabanlimpios, los muertos resucitaban, los pecadoreseran perdonados, los tristes consolados, los humi-llados recobraban su dignidad.

En una palabra, en Jesús se manifestaba la gra-cia, la bondad, la misericordia y la fuerza vivificantede nuestro Dios, que posibilita a cada hombre y acada mujer que se acerca a El con fe, recuperar sucondición de persona y de hijo de Dios, su libertady su integridad.

Jesús no ejerció solo su misión sino que llamó aotras personas a compartirla: los Apóstoles y demásdiscípulos y discípulas que lo dejaron todo y lo

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siguieron. Antes de subir a los cielos los envió ahacer lo mismo que El había hecho.

Hoy somos nosotros esas personas que El hallamado para que seamos sus seguidores y paraenviarnos a continuar su misión evangelizadoradondequiera que nos movamos. Para ello nos pro-metió y nos envió su Espíritu Santo.

Mirando ahora una imagen de Jesús Nazareno,abramos nuestro corazón a su Palabra.

CANTO

LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS

Ante una imagen de Cristo, leer los siguientes textos haciendopausa entre uno y otro; colocar música de fondo; al final se invitaa hacer eco de los textos que más tocaron el corazón.

«Jesús llamo a sus doce discípulos y les diopoder para expulsar espíritus inmundos ypara curar toda clase de enfermedades ydolencias» (Mt. 10, 1)

«Vayan a las ovejas perdidas de la casa deIsrael» (Mt. 10, 6)

«Vayan y anuncien que está llegando el reinode los cielos» (Mt. 10, 7)

«Curen a los enfermos, resuciten a los muer-tos, limpien a los leprosos, expulsen a losdemonios; gratis lo recibieron, denlo gra-tis» (Mt. 10, 8)

«No lleven oro, ni plata ni dinero en el bolsi-llo» (Mt. 10, 9)

«Si no los reciben ni escuchan su mensaje,salgan de esa casa o de ese pueblo ysacúdanse el polvo de los pies» (Mt. 10, 14)

«Yo los envío como ovejas en medio de lobos.Sean, pues, astutos como serpientes y senci-llos como palomas» (Mt. 10, 16)

«El discípulo no es más que su maestro ni elsiervo más que su señor. Basta con que eldiscípulo sea como su maestro, y el siervocomo su señor» (Mt. 10, 24-25).

«No tengan miedo a los que matan el cuerpo,pero no pueden matar el alma» (Mt. 10, 28)

«Hasta los cabellos de vuestra cabeza estáncontados» (Mt. 10, 30).

«El que no toma su cruz y me sigue, no es dignode mi» (Mt. 10, 38).

«El que quiera conservar la vida, la perderá,y el que la pierda por mí la conservará» (Mt.10, 39)

«El que los recibe a ustedes me recibe a mí, yel que me recibe a mí, recibe al que meenvió» (Mt. 10, 40).

«Vayan y hagan discípulos a todos los pueblosy bautícenlos en el nombre del Padre, delHijo y del Espíritu Santo» (Mt. 28, 19)

«Enséñenles a poner en práctica todo lo queyo les he mandado» (Mt. 28, 20)

«Sepan que yo estoy con ustedes todos los díashasta el final de este mundo» (Mt. 28, 20).

SIGNO

Cinco guías se colocan con cirios en el presbite-rio, a los lados de la imagen de Cristo, acompañadosde otro guía que tiene en sus manos velas para irentregando a los integrantes de los grupos.

El guía motiva a la gente para ir a buscar la luzde Cristo y salir hacia su lugar de reunión. Es CristoResucitado quien nos envía en misión. Mientrastanto se canta.

«Yo soy la Luz del mundo» (Jn. 8,12).

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SEPTIEMBRE: MES DE LA BIBLIA

«Oración Grupal Guiada»1. AMBIENTACION

Sobre un collage con fotos de actualidad quemuestran la situación del mundo, o de Chile, secoloca una Biblia y velas apagadas alrededor.

2. NOS PONEMOS EN PRESENCIA DEL SE-ÑOR E INVOCAMOS SU NOMBRE.

3. PEDIMOS LA GRACIA QUE DESEAMOSCONSEGUIR

«Señor Jesús, Tu eres el Evangelio de Dios y elprimer evangelizador danos la gracia de conocertemás profundamente para amarte más seguirte conmás fidelidad en nuestra tarea misionera»

4. MOTIVACION :Jesús es nuestro modelo. Mirándolo a El quere-

mos aprender a ser Misioneros de su Evangelio.· Para eso vamos a acompañarlo una de las primeras

mañanas de su vida misionera.· Leeremos el texto bíblico y después vamos a

imaginar la escena y nos vamos a hacer presenteen ella para sacar algún mensaje para nuestraacción misionera.

5. LECTURA BIBLICA:MARCOS 1,21-28

Se lee pausadamente

6. CONTEMPLACIONTomemos, ahora, una posición cómoda, respire-

mos profundamente, cerremos los ojos.Mirémos a Jesús llegando a Cafarnaúm con sus

discípulos. Es una pequeña ciudad, junto a unhermoso lago. Miremos el lago. Es una mañanaagradable.

Entran en la sinagoga. Estaba llena de gente. Esdía sábado.

Jesús se pone al medio y empieza a enseñar.Imaginemos su voz. Imaginemos sus palabras.

La gente se admira. Mirémosle sus rostros.Jesús enseña con autoridad

De repente un grito espantoso: «¿Qué quieres denosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabarcon nosotros?»

Es el demonio que se siente atacado por laenseñanza de Jesús

¿Dónde estoy yo en la escena? ¿Cerca de Jesús?¿cerca del hombre endemoniado? ¿Oculto entre lagente?

Oigamos la voz poderosa de Jesús: «Cállate y salde este hombre».

Miremos al mal espíritu que sacude al hombrecon violencia y sale de él gritando.

La gente queda más asombrada aún: mirémoslede nuevo sus rostros, miremos también al hombreque ha sido sanado. ¿Qué sentiría?

7. REFLEXION¿Qué sentimientos se despertaron en mí al contem-

plar esta escena?

Jesús evangeliza en primer lugar con su palabra ¿Hetenido yo la oportunidad de evangelizar con mispalabras? ¿A quién? ¿Cuál fue el resultado?

Jesús también evangeliza con hechos. En este casosaca un espíritu maligno de un hombre. ¿Cuálesson los espíritus malignos que hoy debiéramossacar de las personas? Contar alguna experienciapersonal.

8. SIGNOMientras cantamos «Esta es la luz de Cristo»,

vamos encendiendo nuestras velitas y colocándolasen distintos puntos del collage. La Biblia abiertapermanece en el medio.

Ahora repetimos todos:

«Dice Jesús: Yo soy la luz del mundo, el que mesigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luzde la vida»

Nos tomamos de las manos y damos gracias ohacemos peticiones por todo lo vivido en este retiro.

Si es posible se termina con la CelebraciónEucarística y una convivencia con los participantesen el retiro.

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para

esta

r se

guro

s de

capt

ar su

men

saje

.

• • • • • D

istin

guir

el m

ensa

je ce

ntra

l y lo

que

era

prop

io s

ólo

de a

quel

la c

ultu

ra(m

atan

zas,

viol

enci

a, di

scri

min

ació

nde

la

muj

er…

). E

l m

ejor

cri

teri

opa

ra sa

ber e

sto e

s lee

r tod

os lo

s tex

tos

desd

e el

men

saje

y la

vid

a de

Jes

úsqu

e es

el

cent

ro y

cla

ve p

ara

leer

toda

la B

iblia

.

2

MED

ITA

CIÓ

N

* Le

er p

ara

ente

nder

la V

ida.

¿Qué

me

dice

el T

exto

?

• • • • • D

espu

és d

e un

a pr

imer

a le

ctur

a de

lte

xto e

s nec

esar

io ex

pone

r nue

stra

vida

a la

int

erpe

laci

ón d

el m

ensa

je q

uehe

mos

des

cubi

erto

. Nos

otro

s no l

eem

osla

Bib

lia p

ara

sabe

r m

ás c

osas

sob

reel

la o

por

mer

a cu

rios

idad

, lee

mos

laB

iblia

par

a en

tend

er n

uest

ra v

ida.

En

sus p

ágin

as n

o ha

y re

ceta

s, si

no p

ista

spa

ra o

rien

tar

nues

tra

exis

tenc

ia. E

sto

supo

ne: - T

ener

una

mir

ada p

enet

rant

eso

bre l

as co

sas q

ue p

asan

anu

estr

o al

rede

dor:

est

arat

ento

s a la

s cos

as q

ue n

ospa

san a

noso

tros

y a l

a gen

tequ

e no

s rod

ea, a

los s

igno

sde

cad

a ép

oca.

- E

star

dis

pues

tos

a de

jarn

osin

terp

elar

por

el te

xto y

por

el m

ensa

je q

ue n

os d

esve

la.

* Le

ctur

a O

rant

e

¿Qué

me

hace

dec

irle

a D

ios?

• • • • • L

a Bib

lia d

ebe s

er le

ída e

n el

espí

ritu

con

el q

ue h

a si

do es

crita

. A tr

avés

de e

lla D

ios

nos

habl

a y

para

escu

char

le te

nem

os q

ue es

tar e

n la

mism

a sin

toní

a. E

sto

signi

fica

que

la le

ctur

a deb

e hac

erse

en u

n cl

ima

de o

raci

ón, l

o cu

al n

os e

xige

:

- A

brir

si

ncer

amen

te

elco

razó

n, p

ara a

coge

r lo q

ueD

ios n

os d

ice a

trav

és d

e su

Pala

bra.

- Res

pond

er a

Dio

s a tr

avés

de

la s

úplic

a, l

a ac

ción

de

grac

ias,

la

alab

anza

…co

mpl

etan

do a

sí e

l diá

logo

que

él m

ism

o co

mie

nza.

Porq

ue e

scuc

ham

os a

Dio

scu

ando

leem

os su

Pal

abra

yle

hab

lam

os c

uand

o le

diri

gim

os n

uest

ra o

raci

ón.

Page 82: San Juan de los Lagos, Jal. Agosto de 2008 Nº 313SEPTIEMBRE: MES DE LA BIBLIA La Palabra de Dios presente en la Biblia es un lugar privilegiado para encontrarnos con Jesucristo. Por

JUEV

ESV

IER

NES

*San

Pab

lo, e

l gra

n pr

edic

ador

.

Pa

blo e

s una

de l

as gr

ande

s fig

uras

del c

rist

iani

smo

prim

itivo

, nac

ido

en e

l sen

o de

una

fam

ilia

hebr

ea y

educ

ado

en l

a rí

gida

tra

dici

ónfa

rise

a.

Su

vid

a ca

mbi

ó de

form

a ra

dica

lcu

ando

expe

rim

entó

un

mist

erio

soen

cuen

tro

con

Jesú

s Res

ucita

do, y

esto

lo

volv

ió u

n ev

ange

lizad

oren

tusi

asta

de

la fe

en

Cri

sto.

Su

s esc

rito

s los

enco

ntra

mos

en la

Bib

lia a

trav

és d

e car

tas,

las c

uale

sdi

rigí

a a

las

com

unid

ades

oin

divi

duos

co

n qu

iene

s se

rela

cion

aba

a tr

avés

del

men

saje

cris

tiano

.

E

l pap

a B

ened

icto

XV

I pro

clam

óen

la

basí

lica

de

San

Pab

loE

xtra

mur

os,

al s

ur d

e R

oma,

el

«Año

Pau

lino»

, de

dica

do a

San

Pabl

o, c

on m

otiv

o de

los

dos

mil

años

del

nac

imie

nto d

el A

póst

ol d

elo

s Gen

tiles

.

El

espe

cial

Año

Pau

lino c

omen

zará

el 2

8 de

jun

io d

e 20

08 y

se

prol

onga

rá h

asta

el 2

9 de

juni

o de

2009

.M

ART

ES

¿Q

ES L

A B

IBLI

A?

Tips

par

a co

noce

r mej

orla

Bib

lia

Para

apr

ende

r, co

noce

r yva

lora

r más

la P

alab

ra d

e D

ios

Trí

ptic

o p

ara

la

pri

mer

aTrí

ptic

o p

ara

la

pri

mer

aTrí

ptic

o p

ara

la

pri

mer

aTrí

ptic

o p

ara

la

pri

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aTrí

ptic

o p

ara

la

pri

mer

a

sem

an

a d

e Se

ptie

mbre

sem

an

a d

e Se

ptie

mbre

sem

an

a d

e Se

ptie

mbre

sem

an

a d

e Se

ptie

mbre

sem

an

a d

e Se

ptie

mbre

Voc

alía

de

Past

oral

Bíb

lica

Dió

cesis

de

San

Juan

de lo

s Lag

os, J

al.

Tel

: 395

-785

-213

3

*La

Bue

na N

ueva

pro

clam

ada

por

los

Evan

gelis

tas.

L

a pa

labr

a E

vang

elio

sig

nific

aBu

ena

Nue

va o

Bue

na N

otic

ia,

setr

ata d

e la g

ran

notic

ia d

e que

Jesú

ses

el H

ijo d

e D

ios.

T

odo l

o que

Él h

izo y

ense

ñó q

uedó

grab

ado

en l

a m

emor

ia d

e su

sap

ósto

les

y di

scíp

ulos

y e

llos

lofu

eron

ense

ñand

o ora

lmen

te, a

esto

se ll

amó

Evan

gelio

Ora

l.

E

stos

rela

tos s

e fue

ron

escr

ibie

ndo,

poco

a p

oco,

has

ta q

ue lo

s cu

atro

Evan

gelis

tas (

Mat

eo, M

arco

s, Lu

cas

y Jua

n) lo

s rec

opila

ron y

escr

ibie

ron

lo m

ás i

mpo

rtan

te e

int

eres

ante

para

las

pri

mer

as c

omun

idad

escr

istia

nas.

Sa

n M

ateo

, San

Mar

cos

y Sa

nLu

cas e

scri

bier

on re

lato

s par

alel

oslla

mad

os «

Sinó

ptic

os»

porq

ue m

áso

men

os r

elat

an la

s mis

mas

cos

as,

cada

uno

a su

est

ilo.

Sa

n Ju

an,

en c

ambi

o pr

efie

rein

sistir

en di

scur

sos m

ás pr

ofun

dos.

VIE

RN

ES

45

Page 83: San Juan de los Lagos, Jal. Agosto de 2008 Nº 313SEPTIEMBRE: MES DE LA BIBLIA La Palabra de Dios presente en la Biblia es un lugar privilegiado para encontrarnos con Jesucristo. Por

¿Qué

es l

a B

iblia

y c

ómo

se c

ompo

ne?

La B

iblia

cont

iene

la co

mun

icac

ión

de D

ios a

los h

ombr

es a

lo la

rgo

dela

His

tori

a.

L

a pa

labr

a B

iblia

vie

ne d

el g

rieg

o«B

iblió

n» q

ue q

uier

e de

cir

libro

s.

Se

usa

par

a des

igna

r el c

onju

nto d

ees

crit

os

cons

ider

ados

co

mo

«Pal

abra

de

Dio

s» p

or la

Igle

sia.

Se

com

pone

de d

os p

arte

s: E

l Ant

i-gu

o T

esta

men

to (

AT

) y

Nue

voT

esta

men

to (N

T).

El A

ntig

uo T

esta

men

to co

ntie

ne 46

libro

s, l

a m

ayor

ía e

scri

tos

enhe

breo

. E

l N

uevo

Tes

tam

ento

cont

iene

27

libro

s esc

rito

s tod

os en

grie

go.

Dio

s se

ha

reve

lado

al h

ombr

e de

muc

has

man

eras

. La B

iblia

cont

iene

por e

scrit

o par

tede

esa

reve

laci

ón. D

ios

se re

veló

con

toda

clar

idad

y d

e un

a m

aner

a de

finiti

va e

n la

Pers

ona d

e Jes

ucris

to su

hijo

hec

ho h

ombr

e.

*La

Bib

lia, e

l Lib

ro d

el P

uebl

o de

Dio

s.

C

ada

vez q

ue se

lee u

na le

ctur

a en

la M

isa s

e ter

min

a dic

iend

o: «E

sta

es P

alab

ra d

e D

ios»

.

L

o an

teri

or s

e de

be a

dos

cos

as:

Prim

ero,

que

Dio

s se

man

ifest

ó a

algu

nos h

ombr

es co

mun

icán

dole

ssu

s des

igni

os co

n ta

l que

los d

iera

na

cono

cer

al r

esto

del

pue

blo.

Segu

ndo,

que

est

as r

evel

acio

nes y

la m

aner

a co

mo

fuer

on a

cogi

das

por

los h

ombr

es, h

an si

do p

uest

aspo

r esc

rito

para

que s

e con

serv

aran

en la

mem

oria

y en

el co

razó

n de

lahu

man

idad

.

L

os a

utor

es d

e lo

s di

fere

ntes

escr

itos

de

la B

ibli

a fu

eron

ilum

inad

os,

y gu

iado

s po

r el

Esp

íritu

de

Dio

s, po

r es

o la

Bib

liaes

un

libro

insp

irad

o po

r D

ios.

L

a Bib

lia ti

ene p

or au

tor p

rinc

ipal

a D

ios,

y po

r au

tor

secu

ndar

io a

les

crito

r sa

grad

o, q

ue m

ovid

o po

rD

ios p

one

por

escr

ito a

quel

lo q

ueÉ

l qui

ere

reve

lar

a su

pue

blo.

¿Cóm

o us

ar la

Bib

lia?

L

os n

ombr

es d

e lo

s lib

ros

de la

Bib

lia se

abr

evia

n: E

jem

plo:

Gén

esis

: Gen

Éxo

do: E

xL

evíti

co: L

ev. E

tc.

Pa

ra c

itar

los t

exto

s se

abre

via

elno

mbr

e del

libr

o y lu

ego s

e esc

ribe

el n

úmer

o de

l cap

ítulo

y d

espu

ésde

una

com

a el

núm

ero

del

vers

ícul

o in

icia

l se

para

do c

ongu

ión

del

vers

ícul

oco

rres

pond

ient

e al

fina

l.

Ej:

Gen

46,

1-8

. E

sto

quie

re d

ecir

capí

tulo

46

del l

ibro

del

Gén

esis

vers

ícul

os d

el 1

al 8

.

Prac

tica

en tu

Bib

lia.

LUN

ESM

AR

TES

MIÉ

RC

OLE

S

12

3

Page 84: San Juan de los Lagos, Jal. Agosto de 2008 Nº 313SEPTIEMBRE: MES DE LA BIBLIA La Palabra de Dios presente en la Biblia es un lugar privilegiado para encontrarnos con Jesucristo. Por

LEC

TIO

S D

IVIN

AS

PAR

A L

A SE

MA

NA

DE

LA B

IBLI

A

Una

lect

io p

ara

cada

día

de

la S

eman

a

Trí

ptic

o p

ara

la

cu

art

aTrí

ptic

o p

ara

la

cu

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aTrí

ptic

o p

ara

la

cu

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aTrí

ptic

o p

ara

la

cu

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aTrí

ptic

o p

ara

la

cu

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a

sem

an

a d

e Se

ptie

mbre

sem

an

a d

e Se

ptie

mbre

sem

an

a d

e Se

ptie

mbre

sem

an

a d

e Se

ptie

mbre

sem

an

a d

e Se

ptie

mbre

Voc

alía

de

Past

oral

Bíb

lica

Dió

cesi

s de

San

Juan

de

los

Lag

os, J

al.

Tel

: 395

-785

-213

3

«PO

R L

A E

UC

AR

IST

ÍA F

OR

MA

MO

SC

OM

UN

IDA

Mt 2

6,26

-28

1r P

aso:

LEC

TUR

A

Dej

emos

que

la P

alab

ra n

os h

able

, nos

pene

tre

y co

nduz

ca. J

esús

nos

ofr

ece

un C

uerp

opa

rtid

o y

una

Sang

re d

erra

mad

a, p

ara

el p

erdó

nde

nue

stro

s pec

ados

.

2 PA

SO: M

EDIT

AC

IÓN

Gra

cias

a la

Euc

aris

tía, d

escu

brim

os a

Dio

s-A

mor

en n

uest

ro co

razó

n y e

n el

del

pró

jimo.

No

lo en

cont

rarí

amos

en lo

s otr

os y

en la

s otr

as, s

ian

tes n

o lo

enco

ntrá

ram

os en

el p

artir

el p

an y

enla

cont

empl

ació

n de

su P

alab

ra. H

emos

com

ido s

ucu

erpo

y b

ebid

o su

sang

re; y

, al h

acer

lo, t

odos

los

que

hem

os c

omid

o de

l mis

mo

pan

y be

bido

de

lam

ism

a co

pa n

os h

emos

con

vert

ido

en u

n so

locu

erpo

. Est

e nue

vo cu

erpo

es u

n cu

erpo

espi

ritu

al,

form

ado

por e

l Esp

íritu

de a

mor

, y se

man

ifies

tade

man

eras

muy

con

cret

as:

en e

l per

dón,

en

lare

conc

iliac

ión,

en

el a

poyo

mut

uo, e

n la

ayu

da a

las p

erso

nas n

eces

itada

s, et

c.

3 PA

SO: O

RA

CIÓ

N

Doy

gra

cias

a D

ios p

or la

Euc

aris

tíaqu

e m

e ha

ce v

ivir

la C

omun

ión,

etc

.

4 PA

SO: C

ON

TEM

PLA

CIÓ

N

El S

eñor

Jes

ús, n

os d

a la

cap

acid

ad d

e vi

vir

enpr

ofun

dida

d el

mis

teri

o de

la

Com

unió

nE

ucar

ístic

a, p

ara

que

seam

os s

iem

pre

y en

toda

circ

unst

anci

a, so

lidar

ios c

on n

uest

ros h

erm

anos

.

5 PA

SO: C

OM

PRO

MIS

O

La

tare

a ev

ange

liza

dora

que

Dio

sen

com

iend

a a

cada

bau

tizad

o y

com

unid

adcr

istia

na se

real

iza

dand

o pa

sos h

acia

el a

mor

. El

amor

ven

ce e

l su

frim

ient

o y

las

limita

cion

es,

rest

aura

ndo

la c

reac

ión,

las

per

sona

s y

las

com

unid

ades

. ¿Q

ué a

ccio

nes

conc

reta

s vo

y a

real

izar

par

a vi

vir

la c

omun

ión?

JUE

VE

SV

IVIR

EN

LA

CO

MU

NID

AD

LA

VID

AD

E C

RIS

TOJu

an 1

0,1-

101r

Pas

o: L

ECTU

RA

Lee d

espa

cio

lo q

ue J

esús

dic

e de s

í mism

o: “

Yo

soy

lapu

erta

, si u

no en

tra

por m

í, es

tará

a sa

lvo.

..” “

Entr

ar”

por

Jesú

s es

ace

rcar

se a

Él,

cono

cerl

e, cr

eer

en É

l, am

arle

,se

guir

le, g

uard

ar su

pal

abra

... V

ivir

des

de d

entr

o de J

esús

.Se

ntir

, pen

sar,

actu

ar, e

legi

r des

de J

esús

. En

Él q

ueda

mos

a sa

lvo

de to

do lo

que

am

enaz

a nu

estr

a vi

da: e

l pec

ado

y la

mue

rte.

Enco

ntra

mos

el a

limen

to: s

u ca

rne,

su sa

ngre

y su

pala

bra.

2 PA

SO: M

EDIT

AC

IÓN

¿De q

ué v

ida

habl

a aq

uí el

Señ

or J

esús

? N

os h

abla

de la

vid

a qu

e vi

ene

de A

quel

que

Él l

lam

a su

Pad

re y

nues

tro

Padr

e: el

cual

es «

la fu

ente

de l

a vi

da»;

el P

adre

que,

«po

r un

a di

spos

ició

n lib

érri

ma

y ar

cana

de

susa

bidu

ría

y bo

ndad

, cr

eó t

odo

el u

nive

rso,

dec

retó

elev

ar a

los

hom

bres

a p

artic

ipar

de

la v

ida

divi

na»

Vid

a qu

e «se

ha

man

ifest

ado»

en

el m

ism

o Se

ñor J

esús

,el

cual

la p

osee

en p

leni

tud

y qui

ere d

arla

en ab

unda

ncia

.V

ida,

que

sigu

e sie

ndo

ofre

cida

a lo

s hom

bres

med

iant

eel

Esp

íritu

San

to p

ara q

ue la

viva

en C

omun

ión.

Es p

ues

la v

ida

del «

Dio

s viv

o, C

omun

idad

Tri

nita

ria»

3 PA

SO: O

RA

CIÓ

NL

eo a

tent

amen

te e

l Sal

mo

234

PASO

: CO

NTE

MPL

AC

IÓN

Por

med

io d

e Je

sús,

que

es e

l úni

co P

asto

r, y

por

med

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e la

com

unió

n co

n él

tod

os (

y to

das

las

com

unid

ades

) est

án ll

amad

as a

conv

ertir

se en

una

gra

nco

mun

idad

. Est

a co

mun

idad

, que

los

hom

bres

nun

capo

drem

os o

bten

er p

or n

osot

ros

mis

mos

(po

r m

ásco

alic

ione

s qu

e ha

gam

os),

será

obr

a su

ya. S

abre

mos

vivi

r en

com

unid

ad cu

ando

teng

amos

la m

irad

a pu

esta

en J

esús

, el ú

nico

Pas

tor.

La

exce

lenc

ia d

e to

do p

asto

res

tá e

n sa

ber

cons

trui

r un

idad

don

dequ

iera

que

est

é, y

no e

n to

rno

a él

sino

a J

esús

.5

PASO

: CO

MPR

OM

ISO

Des

echa

r la

sobe

rbia

de

cree

rnos

los

dueñ

os a

bsol

u-to

s de

nue

stra

vid

a. L

a vi

da te

ha

sido

dad

a. T

ú no

ere

sD

ios.

Tú e

res d

e D

ios.

Rec

haza

el p

ecad

o, to

do lo

que

sig-

nifiq

ue u

n no

a D

ios y

a la

vid

a de l

a Gra

cia,

un

rech

azo

desu

am

or y

de

su p

lan

para

ti d

entro

de

la C

omun

idad

.

VIE

RN

ES

Page 85: San Juan de los Lagos, Jal. Agosto de 2008 Nº 313SEPTIEMBRE: MES DE LA BIBLIA La Palabra de Dios presente en la Biblia es un lugar privilegiado para encontrarnos con Jesucristo. Por

SOM

OS

UN

A C

OM

UN

IDA

D D

EB

IEN

AVE

NT

UR

AD

OS

Mat

eo 5

,1-1

2a

1r P

aso:

LEC

TUR

A

Al

leer

la

bien

aven

tura

nzas

, po

dem

osfij

arno

s, e

n pr

imer

lug

ar,

en c

uále

s so

n su

spr

otag

onist

as. ¿

Qui

énes

está

n pre

sent

es? ¿

Qui

énes

habl

an?

¿Qui

énes

esc

ucha

n?

«Bie

nave

ntur

anza

» sig

nific

a «fe

licid

ad».

Jesú

s, s

egún

Mat

eo,

proc

lam

a fe

lices

a o

cho

cate

gorí

as d

e per

sona

s: lo

s pob

res d

e esp

íritu

, los

man

sos,

los

que

llora

n, lo

s qu

e tie

nen

ham

bre

yse

d de

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icia

, los

mis

eric

ordi

osos

, los

lim

pios

de

cora

zón,

los

que

tra

baja

n po

r la

paz

y l

ospe

rseg

uido

s por

cau

sa d

e la

just

icia

.

2 PA

SO: M

EDIT

AC

IÓN

1. R

efle

xion

a qu

é es

lo q

ue te

hac

e se

ntir

feliz

o sa

tisfe

cho/

a hab

itual

men

te. 2

. ¿Te

lam

enta

s,a

vece

s, po

r ca

rece

r de

cos

as q

ue te

har

ían

sent

irm

ás f

eliz

? 3

. ¿A

qui

énes

de

las

pers

onas

que

cono

ces

cons

ider

as fe

lices

? ¿P

or q

ué?

4. ¿

Tie

neal

go q

ue v

er t

u pr

oyec

to d

e fe

licid

ad c

on e

l de

Jesú

s pro

clam

ado

en la

s bie

nave

ntur

anza

s?

3 PA

SO: O

RA

CIÓ

N

Ora

mos

el S

alm

o 14

5

4 PA

SO: C

ON

TEM

PLA

CIÓ

N

Con

tem

pla

a to

das

las

pers

onas

que

enco

ntra

ron

la fe

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ad a

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ontr

arse

con

Jesú

s(e

l lep

roso

, el p

aral

ítico

, la

hem

orro

isa,

la m

ujer

enco

rvad

a, l

a ca

nane

a, Z

aque

o, l

a pe

cado

rapú

blic

a...)

. ¿T

e ha

pas

ado

a ti

lo m

ism

o? S

i te

hapa

sado

ya,

ent

once

s fo

rmas

par

te d

e es

aco

mun

idad

de

dich

osos

.

5 PA

SO: C

OM

PRO

MIS

O

Me

esfo

rzar

é en

viv

ir e

n m

i com

unid

adla

s bi

enav

entu

ranz

as c

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a es

pera

nza

de u

navi

da e

tern

amen

te fe

liz.

LU

NE

SSO

MO

S U

NA

CO

MU

NID

AD

QU

EA

CO

MPA

ÑA

A JE

SÚS

CO

N L

A C

RU

Z(L

C 9

, 18

- 24)

1r P

aso:

LEC

TUR

A¿C

uále

s so

n lo

s pe

rson

ajes

?, ¿

Qué

espe

ran

de J

esús

?¿Q

ué l

e pi

de J

esús

a s

usdi

scíp

ulos

?. Je

sús n

o qui

ere d

espe

rtar

entu

siasm

osfa

cilo

nes.

Invi

ta a

part

icip

ar a

la co

mun

idad

en su

cruz

par

a re

nace

r a

una

vida

nue

va. A

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es

mom

ento

de

ser

«dis

cípu

los»

... lu

ego,

tras

pas

arpo

r el

esc

ánda

lo d

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z y

verl

e re

suci

tado

,re

cibi

rán

la f

uerz

a de

l E

spír

itu

para

ser

«apó

stol

es».

2 PA

SO: M

EDIT

AC

IÓN

¿No

seré

yo

un s

egui

dor

«de

boqu

illa»

,só

lo t

eóri

co,

sin

abra

zar

su c

ruz?

A v

eces

, lo

reco

nozc

o, e

stoy

pre

ocup

ado

ante

tod

o po

r m

ipr

opio

bie

nest

ar, é

xito

, seg

urid

ad...

com

o si

me

pudi

era s

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r a m

i mis

mo,

ence

rrad

o en

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orre

de m

arfil

.

¿Qué

sen

sibi

lidad

ten

go p

ara

los

sufr

imie

ntos

ajen

os, p

ara l

as in

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icia

s del

mun

do,

para

los

prob

lem

as d

el h

ambr

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opr

esió

n, la

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enci

a, p

ara

com

prom

eter

me

a fa

vor

de u

nm

undo

más

con

form

e al

des

igni

o de

Dio

s?

3 PA

SO: O

RA

CIÓ

NR

epito

var

ias

vece

s: S

eñor

¡yo

qui

ero

segu

irte

! Y

viv

ir a

sí c

ontig

o si

empr

e. H

asta

la

cruz

. Has

ta la

Vid

a.

4 PA

SO: C

ON

TEM

PLA

CIÓ

N

Con

tem

plo

la cr

uz d

e Cri

sto.

Me a

braz

oa e

lla y

ofre

zco m

is su

frim

ient

os p

ara e

l per

dón

delo

s pec

ados

.

5 PA

SO: C

OM

PRO

MIS

O

¿Est

oy d

ispu

esto

a c

ompr

atir

con

Jesú

s el

sufr

imie

nto,

la e

nfer

med

ad, l

a cr

uz c

omo

med

io d

esa

lvac

ión?

Com

o m

iem

bro

de u

na co

mun

idad

de h

er-

man

os, ¿

me

com

prom

eto

a ca

rgar

con

mi c

ruz,

a d

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rme

ayud

ar c

on m

i car

ga y

a a

yuda

r a lo

s de

más

con

la su

ya?

MA

RTE

SU

NA

CO

MU

NID

AD

QU

E O

RA

AL

PAD

RE

Y C

ON

FÍA

EN

ÉL.

Mat

eo 6

, 7-1

5

1r P

aso:

LEC

TUR

A

El P

adre

nue

stro

es la

orac

ión

de Je

sús,

elH

ijo a

mad

o, q

uien

por

pur

a gr

atui

dad

nos

part

icip

a lo

que

Él e

s, no

s hac

e igu

ales

, hijo

s en

ély

com

o él

has

ta e

l pun

to q

ue p

odam

os d

irig

irno

sal

Pad

re co

n su

mis

mo

espí

ritu

: “¡A

bbá,

Pad

re!”

(Rom

anos

8,1

5).

2 PA

SO: M

EDIT

AC

IÓN

“¡Pa

dre!

”. Je

sús n

o le d

ecía

a D

ios P

adre

,si

no “A

bbá”

que

es u

na ex

pres

ión

de fa

mili

arid

adpr

opia

del

niñ

o en

la r

elac

ión

con

su p

apá”

. En

espa

ñol p

odrí

amos

dec

ir “

Papa

íto, p

apito

lind

o”.

Est

o, n

os d

eja

ente

nder

que

Jes

ús tr

ató

siem

pre a

Dio

s con

la c

onfia

nza

de u

n ni

ño a

su p

apá,

y a

síqu

iere

que

hag

amos

tam

bién

nos

otro

s. La

Pal

abra

“Nue

stro

” no

s ha

ce r

econ

ocer

que

es

en l

apa

tern

idad

de D

ios d

onde

se fu

ndam

enta

nue

stra

frat

erni

dad,

som

os h

erm

anos

, po

rque

hij

osam

ados

del

Pad

re, ¡

todo

s ve

nim

os d

e la

mis

ma

Fuen

te! E

n la

s sie

te p

etic

ione

s del

Pad

re n

uest

ro,

Jesú

s nos

ense

ña a

ped

ir a

l Pad

re lo

que

Él m

ism

oqu

iere

dar

nos.

3 PA

SO: O

RA

CIÓ

N

Rez

o el

Pad

re N

uest

ro c

on d

evoc

ión.

4 PA

SO: C

ON

TEM

PLA

CIÓ

N

1. ¿

Qué

com

part

e co

n no

sotr

os J

esús

al

ense

ñarn

os el

Pad

re N

uest

ro?

2. D

e las

pet

icio

nes

del P

adre

Nue

stro

, ¿C

uál e

s aq

uella

con

la c

ual

más

me

iden

tific

o y

por

qué?

3. ¿

En

qué

hago

cons

istir

conc

reta

men

te m

i rel

ació

n co

n el

Pad

re?

¿Soy

cons

cien

te d

e que

soy

herm

ano

porq

ue D

ios

es m

i Pad

re?

5 PA

SO: C

OM

PRO

MIS

O

Me c

ompr

omet

o a

orar

siem

pre a

l Pad

resi

ntié

ndom

e co

mun

idad

de

herm

anos

, po

r es

osi

empr

e di

ré P

adre

nue

stro

y n

o Pa

dre

mío

.

MIÉ

RC

OL

ES

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ORACIONL = Lector T = Todos

L: ¡Bendito sea el Señor!

T: ahora y por todos los siglos.

L: Venid, adoremos a Cristo, nuestro Rey.

T: Te adoramos, Cristo resucitadoy presente en medio de nosotros.

L: Venid, postrémonos ante el Señor Jesús,nuestro Rey y nuestro Dios.

T: Gloria por siempre al Rey de reyes y Señor de señores.

L: Señor Jesús, Tú eres el cordero, el siervo del Señor.

T: Con tu sangre derramada quitas el pecado del mundo.

L: Señor Jesús, Tú eres el cordero de Dios.

T: Fuiste inmolado desde la creación del mundo.

L: Señor, Jesús, Tú eres el Cordero pascual.

T: De tu costado atravesado salió sangre y agua.

L: Señor Jesús, Tú eres el Cordero que está de piesobre el trono.

T: Tú abres los sellos del libro de la primera alianza.

L: Señor Jesús, Tú eres el Cordero de la nueva Jerusalén.

T: Tú eres su lámpara y su nuevo sol, Tú resplandeceseternamente.

L: Señor Jesús, Tú eres el comienzo y el fin, el Señor de la vida.

T: Tú moriste, pero ahora reinas sobre la muerte y estás vivoy presente por siempre.

ORACIONL = Lector T = Todos

L: ¡Bendito sea el Señor!

T: ahora y por todos los siglos.

L: Venid, adoremos a Cristo, nuestro Rey.

T: Te adoramos, Cristo resucitadoy presente en medio de nosotros.

L: Venid, postrémonos ante el Señor Jesús,nuestro Rey y nuestro Dios.

T: Gloria por siempre al Rey de reyes y Señor de señores.

L: Señor Jesús, Tú eres el cordero, el siervo del Señor.

T: Con tu sangre derramada quitas el pecado del mundo.

L: Señor Jesús, Tú eres el cordero de Dios.

T: Fuiste inmolado desde la creación del mundo.

L: Señor, Jesús, Tú eres el Cordero pascual.

T: De tu costado atravesado salió sangre y agua.

L: Señor Jesús, Tú eres el Cordero que está de piesobre el trono.

T: Tú abres los sellos del libro de la primera alianza.

L: Señor Jesús, Tú eres el Cordero de la nueva Jerusalén.

T: Tú eres su lámpara y su nuevo sol, Tú resplandeceseternamente.

L: Señor Jesús, Tú eres el comienzo y el fin, el Señor de la vida.

T: Tú moriste, pero ahora reinas sobre la muerte y estás vivoy presente por siempre.